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Revista Electrónica Medicina, Salud y Sociedad ISSN 2007-2007 2012 1 LA SOLEDAD ¿UN MAL DE NUESTRO TIEMPO? Vol.3 No.1 septiembre-diciembre 2012 DIVULGACIÓN CIENTÍFICA LA SOLEDAD ¿UN MAL DE NUESTRO TIEMPO? Loneliness: evil of our time? Irma Aída Torres Fermán 1 , Francisco Javier Beltrán Guzmán 2 , Atenógenes H. Saldívar González 1 , Dolores Lin Ochoa 1 , Ma. Del Carmen Barrientos Gómez 1 y Daniela Monje Reyna 3 . No soy poeta por ambición es mi manera de estar solo. Fernando Pessoa RESUMEN En este trabajo se pretende examinar y resumir algunas de las cuestiones relacionadas con la soledad y la salud, especialmente en el grupo de población denominado adultos mayores, enfatizando la soledad como un sentimiento que va acompañado de una serie de emociones negativas o positivas que pueden afectar la salud física y/o emocional de las personas de la tercera edad. El propósito de esta investigación es que se promuevan programas de atención al adulto mayor, que tomen en cuenta su salud psicológica y emocional, dada la importancia que ésta reviste como factor coadyuvante en una mejora a su calidad de vida. Palabras clave: Soledad, Salud, Vejez, Sentimientos y Emociones Fecha de recepción: 30 de julio de 2012; Fecha de aceptación: 16 de agosto de 2012. 1 Profesores e investigadores de la Facultad de Medicina Humana “Alberto Romo Caballero” del CUTM de la UAT. Dra. Irma A. Torres Fermán. Correo electrónico: [email protected]; Dr. Atenógenes H. Saldívar. Correo electrónico: [email protected]; Dra. Dolores Lin Ochoa. Correo electrónico: [email protected]; Dra. Ma. Del C. Barrientos Gómez. Correo electrónico: [email protected] . 2 Vocal del comité de Investigación de la Universidad Autónoma de Tamaulipas. Facultad de Medicina de Tampico "Dr. Alberto Romo Caballero" del CUTM de la UAT. Correo electrónico: [email protected] 3 Maestra. En Cognición Musical. Correo electrónico: [email protected]

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DIVULGACIÓN CIENTÍFICA

LA SOLEDAD ¿UN MAL DE NUESTRO TIEMPO? Loneliness: evil of our time?

Irma Aída Torres Fermán

1, Francisco Javier Beltrán Guzmán

2, Atenógenes H. Saldívar

González1, Dolores Lin Ochoa

1, Ma. Del Carmen Barrientos Gómez

1 y Daniela Monje Reyna

3.

No soy poeta por ambición

es mi manera de estar solo.

Fernando Pessoa

RESUMEN

En este trabajo se pretende examinar y resumir algunas de las cuestiones

relacionadas con la soledad y la salud, especialmente en el grupo de población

denominado adultos mayores, enfatizando la soledad como un sentimiento que va

acompañado de una serie de emociones negativas o positivas que pueden afectar la

salud física y/o emocional de las personas de la tercera edad. El propósito de esta

investigación es que se promuevan programas de atención al adulto mayor, que tomen

en cuenta su salud psicológica y emocional, dada la importancia que ésta reviste como

factor coadyuvante en una mejora a su calidad de vida.

Palabras clave: Soledad, Salud, Vejez, Sentimientos y Emociones

Fecha de recepción: 30 de julio de 2012; Fecha de aceptación: 16 de agosto de 2012. 1 Profesores e investigadores de la Facultad de Medicina Humana “Alberto Romo Caballero” del CUTM de

la UAT. Dra. Irma A. Torres Fermán. Correo electrónico: [email protected]; Dr. Atenógenes H. Saldívar. Correo electrónico: [email protected]; Dra. Dolores Lin Ochoa.

Correo electrónico:

[email protected]; Dra. Ma. Del C. Barrientos Gómez. Correo electrónico: [email protected] .

2 Vocal del comité de Investigación de la Universidad Autónoma de Tamaulipas. Facultad de Medicina de

Tampico "Dr. Alberto Romo Caballero" del CUTM de la UAT. Correo electrónico: [email protected] 3 Maestra. En Cognición Musical. Correo electrónico: [email protected]

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ABSTRACT

This work explores and summarizes some issues related to loneliness and health,

particularly in the elderly, in order to point out that this stressing feeling, usually

accompanied by negatives or positives emotions, might harm their physical and

emotional health. The aim of this paper is to promote programs for the elderly, where

psychological and emotional health is taken into account, considering the importance of

this factor to their quality of life.

Key words: Loneliness, Feelings, Health, Old Age and emotions

INTRODUCCIÓN

Cuando se habla de soledad, la principal imagen que se presenta es de vacío,

de carencia, de ausencia, de aislamiento, de ansiedad, de necesidad de algo,

de falta de algo o de alguien que haga compañía. Pero ¿cómo se concibe la

soledad? podría decirse que es un sentimiento, que es la experiencia difícil de

que algo falta, de que alguien no está. La soledad podría también entenderse

de dos formas: física, cuando una persona aprecia que le falta compañía, aun

cuando puede darse el caso de alguien que estando solo, no se juzgue

abandonado. O bien, soledad emocional, cuando un individuo a pesar de estar

acompañado o rodeado de otras personas se percibe solo, sin tener con quién

compartir los sucesos de su vida.

¿Qué es la soledad?

La palabra soledad procede del latín solitas y hace referencia a la carencia de

compañía, que puede ser deliberada (cuando la persona determina estar sola)

o natural (cuando el individuo se encuentra solo por múltiples circunstancias de

la vida). Soledad, por lo tanto, comprende la falta de contacto con otras

personas y se concibe entonces como un sentimiento o estado subjetivo, que

se produce en diferentes niveles o matices, percibidos de diversas formas

según la persona.

De acuerdo al Diccionario de la Lengua Española y al Diccionario de

Sinónimos y Antónimos de la Universidad de Oviedo1, la palabra soledad tiene

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tres acepciones: 1) carencia de compañía, 2) lugar desierto o tierra no habitada

y 3) pesar y melancolía que se sienten por la ausencia, muerte o pérdida de

alguna persona o cosa.

Además, existen seis sinónimos para la palabra soledad: a) abandono:

acción y efecto de abandonar o abandonarse, b) aislamiento: separación de

una persona, una población o una cosa, dejándolas solas o incomunicadas,

falta de comunicación, desamparo, acción y efecto de aislar o aislarse, c)

alejamiento de un lugar: acción y efecto de alejar o alejarse, d) melancolía:

tristeza vaga, profunda, sosegada y permanente, monomanía en que dominan

las afecciones morales tristes, e) pena: castigo de una falta o delito, cuidado,

aflicción grande, dolor, tormento corporal y dificultad, trabajo, f) pesar:

sentimiento o dolor interior, dicho o hecho que causa disgusto, arrepentimiento

de algo que no debió hacerse o decirse1.

Emoción, sentimiento, soledad ¿Cómo se definen y de qué manera se han

estudiado?

Desde finales del siglo pasado los estudiosos de la psicología han definido la

emoción como un estado de excitación, acompañado de cambios viscerales y

glandulares, que se manifiestan en forma de patrones complejos de

comportamiento y pueden estar o no orientados hacia la consecución de

metas.2 De igual manera, la emoción es considerada un estado complejo del

organismo donde existen percepciones intensificadas, amplios cambios

corporales, un sentimiento de atracción o repulsión y una conducta organizada

hacia la aproximación o retirada. Desde este enfoque, las emociones son

consideradas fenómenos multidimensionales y estados afectivos subjetivos que

se reflejan en respuestas biológicas y reacciones fisiológicas que preparan al

cuerpo para una acción adaptativa. Son también acontecimientos sociales que

producen expresiones faciales y corporales características que comunican

nuestras experiencias internas a los demás.3

Otras acepciones que se han dado de las emociones indican que están

relacionadas con estados internos, caracterizados por pensamientos,

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sensaciones, reacciones fisiológicas y conductas expresivas específicas, que

surgen de modo repentino y que son difíciles de controlar 4. En tanto que otros

autores explican la conducta emocional como una variedad de la conducta,

caracterizada por una mayor intensidad o por una perturbación de la

arquitectura temporal, que se manifiesta con componentes viscerales y

orgánicos acompañados de componentes subjetivos, rotulados como placer o

displacer 5. En suma, podría decirse que las emociones, como tal, son

reacciones compuestas por elementos fisiológicos y comportamentales que

poseen propiedades adaptativas, que pueden ser placenteras o insatisfactorias.

Éstas buscan organizar el comportamiento del individuo, mediadas por factores

externos (ambiente macro y micro) e internos y subjetivos (factores

cognoscitivos del propio sujeto y tipo de aprendizaje social al que ha estado

expuesto).

En otras palabras, la emoción es un estado afectivo primitivo tanto por

su aparición desde los primeros años de vida como por su vaguedad y breve

duración6. Con la presencia de las emociones se da una ruptura en el equilibrio

interno del sujeto conduciéndolo a la pérdida del dominio, con lo que se verá

transfigurado, conmocionado, impedido de producir pensamientos lógicos e

inhabilitado momentáneamente para ejercer su capacidad de juicio.

Por otro lado, con respecto al sustrato anatómico de las emociones7, se

sabe que en 1937 James Paper sugirió que éste se encontraba en el circuito

establecido dentro del lóbulo límbico, postulando la existencia de influencias

recíprocas entre las zonas corticales, límbicas y de los cuerpos. A propuesta de

Mc Leay en el año de 1952, el término lóbulo límbico fue substituido por el de

sistema límbico.

Resumiendo, las emociones son estados internos que no pueden ser

percibidos o evaluados de forma directa. En la medida en que los individuos

responden a las experiencias, las emociones emergen de forma inesperada,

por lo que el aprendizaje social y el medio en el que se desarrollan las

personas intervienen en el comportamiento que muestran. De igual manera,

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puede señalarse que las emociones están constituidas por componentes

subjetivos, conductuales y psicológicos.

A) Componentes subjetivos: hacen referencia a los sentimientos y

pensamientos que parecen estar entrelazados y a la vez bifurcados en dos

dimensiones: agradable-desagradable, atención- rechazo, intenso o moderado.

B) Componentes conductuales: el comportamiento o la conducta en las

respuestas emocionales comprenden las expresiones faciales, gestos y

posturas corporales.

C) Componentes psicológicos: son reacciones psíquicas como estar

tembloroso, sonrojarse, ponerse pálido, sudoroso, respirar de forma agitada,

sentirse mareado, manifestaciones que dan a las emociones un sentido de

urgencia y de poder4.

En otro sentido, se puede hablar de que las emociones, además de

tener la posibilidad de facilitar la adaptación del individuo a su entorno, también

preparan a la persona a un ajuste con su medio social.

Algunas de las funciones sociales que se han reconocido a las

emociones son: 1) facilitar la comunicación de los estados afectivos a través de

las verbalizaciones, los comentarios y las expresiones de las personas sobre

sus sentimientos ante las diversas situaciones que enfrentan cotidianamente.

2) Regular la manera en que los otros nos responden: la expresión

emocional comunica al mundo social señales indicadoras de cómo podría

presentarse la conducta futura.

3. Favorecer las interacciones sociales, que a menudo están motivadas

por factores sociales y no por elementos emocionales; por ejemplo, la sonrisa

es más una forma convencional de bienvenida que una respuesta emocional.

4. Promueven la conducta generosa, bajo la influencia del efecto

positivo, así las personas tienen más posibilidades de ser sociables,

cooperativas y de ayudar a los demás; reduciendo los comportamientos

intolerantes.

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Tipos de emociones y/o sentimientos

Las emociones o sentimientos identificados en la literatura especializada son

principalmente: alegría, risa, enojo, miedo, sorpresa y tristeza4. Otros

sentimientos reconocidos son: la vergüenza, el desprecio y la culpa y todos

ellos pueden ser considerados como sentimientos universales.

Para su conceptualización, dichos sentimientos han sido categorizados

en positivos y negativos. Positivos son aquellos que impulsan a las personas

hacia las metas, cosas o personas (amor, deseo, esperanza, etc.) y negativos

los que, o bien nos alejan de las personas, situaciones o cosas o nos hacen

enfrentarnos a ellas (como el miedo, enojo, odio y antipatía)9.

Las emociones o sentimientos positivos ha sido descritos en detalle

gracias a estudios sobre la motivación humana realizados desde mitad del siglo

pasado8, de la siguiente manera: sorpresa: es la más breve de las emociones

que activa un aumento repentino en la tasa de descarga neuronal. Alegría: su

significado funcional es doble porque es una sensación positiva derivada de la

satisfacción o triunfo que facilita la voluntad de las personas a participar en

actividades sociales. Interés: esta emoción es una de las más presentes en el

funcionamiento diario de las personas, puesto que en la conciencia siempre

hay algún nivel de interés. Éste motiva las conductas de exploración y subyace

al deseo de ser creativos, aprender y desarrollar habilidades.

En el estudio de las emociones negativas se destacan entre otras, el

miedo: emoción activada por la percepción de daño o peligro físico o

psicológico. La rabia: a esta emoción se le considera como la más exacerbada

o pasional y puede ser activada de diferentes formas. Por cuanto hace al asco:

se trata de una emoción compleja que implica una respuesta de huida o

repudio ante un objeto. El significado funcional del asco es el rechazo,

haciendo que la persona elimine o aparte objetos indeseables o poco

higiénicos y cambie costumbres y hábitos personales. La anticipación del asco

inhibe el deterioro físico y psicológico. La angustia: es la emoción más

negativa y aversiva cuyos activadores principales son la separación, el fracaso

y el dolor. A nivel neurológico, ésta supone una tasa sostenida,

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moderadamente alta, de descarga neuronal y se distingue de la ansiedad por

su intensidad. La angustia motiva a la persona a realizar cualquier conducta

que le ayude a aliviar las circunstancias que la provocaron, es decir, impulsa a

la persona a tratar de que su ambiente vuelva al estado en que estaba antes de

presentarse esta emoción.

En síntesis, puede decirse que las emociones influyen en la memoria de

las personas, en su percepción, juicio y pensamientos así como en sus

comportamientos, de tal manera, que existe una relación entre emociones o

sentimientos y pensamientos o cogniciones. En todos los casos, las emociones

o sentimientos tienen un componente neurofisiológico.

Por tanto, estos sentimientos de los que se ha hablado aquí, incluido el

de soledad, podrán ser recordados mejor por las personas en la medida en que

su estado de ánimo sea congruente con las situaciones o circunstancias vividas

o experimentadas con anterioridad.

Las investigaciones sobre la soledad. Descubrimientos y componentes

que la subyacen.

Los estudios sobre la soledad como un problema psicosocial la relacionan con

un sinnúmero de temáticas que van desde las reacciones emocionales de un

ser humano que se enfrenta a un duelo, hasta la soledad en relación con

fenómenos sociales como la pérdida del trabajo, la jubilación, la vejez, el

divorcio, la separación de la pareja, la dependencia emocional y/o económica y

la pérdida de salud, entre otros.

Hoy en día se piensa que la soledad es un proceso dinámico y complejo

que abarca tanto el ámbito privado como el público; por ello, la investigación

sobre este tema tiene una gran relevancia psicosocial.

Por tal razón, resulta importante y necesario conocer con mayor

precisión los elementos que integran la soledad y los hallazgos más relevantes

en torno a ella. En este trabajo se revisan algunos de las principales teorías

sobre esta emoción, consideradas así por sus aportaciones en la búsqueda de

solución a este problema psicosocial.

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La percepción de la soledad

En primer término se hallan los estudios que desde una perspectiva cognitiva

social tratan de explicar cómo percibe la sociedad a las personas que se

sienten solas y las características que se les atribuyen.

Esta rama de la psicología contribuye al mejoramiento del

funcionamiento de la vida en sociedad, ya que permite conocer y entender la

base sobre la que se estructura la percepción, los valores y las costumbres

sociales y culturales. Desde la perspectiva de la Psicología Social se han

estudiado los factores que intervienen en la formación de vínculos sociales

como la atracción, el enamoramiento, etc. Sin embargo, no han sido muy

investigadas las consecuencias que puede tener para una persona romper sus

lazos sociales íntimos, o la incapacidad que muestre para conseguir dichos

vínculos.

La literatura especializada sobre el tema de la soledad refiere que en el

contexto de las relaciones sociales las personas solitarias son evaluadas

negativamente y que además, dichas valoraciones se generalizan a otras áreas

que no tienen que ver con el ámbito relacional.

Varios estudios han establecido que la mera rotulación de una persona

como sola no es suficiente para explicar el comportamiento de quienes le

rodean, sino que se trata de un proceso más complejo que varía de acuerdo

con las explicaciones que se den de dicha soledad. Así por ejemplo, si una

persona cree que la soledad se debe a causas internas de quien la padece,

como ser tímida o poco atractiva, tendrá un comportamiento diferente al que

mostrará frente a una persona considerada sola por haberse cambiado a otra

ciudad o por haber enviudado10.

El objetivo de esas investigaciones fue explorar la visión que la gente

tenía de las personas que sienten la soledad, así como las características y

atributos que las definen. En esos trabajos se considera la soledad como

ausencia de compañía, aunque algunos autores utilizan el término para

referirse a una experiencia subjetiva compleja que se origina por la forma en la

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que el individuo percibe la calidad de sus relaciones. Ésta puede ser

considerada como “soledad emocional” que es “un estado emocional que

sobreviene cuando la persona no ha logrado las relaciones interpersonales

íntimas o estrechas que desea” 10

El resultado más importante del estudio es el descubrimiento de dos

dimensiones para representar a este tipo de personas. Una se refiere a

cuestiones caracterológicas, vinculadas a la importancia que tienen las

experiencias del individuo, sus actitudes y características de su personalidad

en relación con el desarrollo de la soledad. A la segunda dimensión se le

denomina relacional o histórica y comprende causas ligadas a los contactos

íntimos infructuosos, a la separación y desplazamientos, así como a la

marginalidad social.

Otro aspecto significativo del estudio indica que acorde a como sea

percibida la situación de soledad, ya sea como “voluntaria” o “impuesta”, se

distinguen los efectos positivos o negativos de la misma. Para algunas

personas, la soledad es positiva, aun cuando fuese impuesta, si la considera

como un momento de reflexión e inspiración. En cambio, cuando es una

situación impuesta no satisfactoria, desagradable y de la que no se puede

escapar, la soledad se percibe como un conflicto.

Respecto de la experiencia o imagen negativa que existe de las

personas que se sienten solas, ésta puede comprenderse mejor si se considera

la existencia de estereotipos culturales que estigmatizan a las personas

solitarias como perdedoras sociales.

Finalmente, en los estudios sobre la apreciación de personas, se señala

que cuando se percibe a los demás, se emplean con frecuencia categorías

basadas en el atractivo físico y en el estatus socioeconómico. Se suele concluir

que quienes son atractivos físicamente tienen también otras cualidades

positivas11. Sin embargo, los resultados de esta investigación muestran que las

personas a pesar de ser atractivas físicamente o de tener un estatus

socioeconómico elevado, pueden experimentar la soledad o sentirse solas.

Depresión y Soledad

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Desde otra perspectiva teórica, la soledad y la depresión son consideradas

como estados desagradables que se encuentran superpuestos, pero pueden

ser diferenciados cuando se reconoce la soledad por la forma en que se

sienten las personas respecto de sus lazos sociales y la depresión, por cómo

se sienten de manera general12.

Algunos autores consideran que se deben tomar en cuenta variables

tales como el sexo, el nivel educativo, la etnia, los diagnósticos psiquiátricos, el

uso de medicamentos antidepresivos y el funcionamiento físico para el estudio

de la soledad y de la depresión. Otros estudios ponen de manifiesto que la

soledad y los síntomas depresivos están asociados a características

individuales incluidas el aislamiento social, la negatividad, el estrés y el bajo

soporte social12.

Desde este enfoque teórico, la sensación de soledad es una condición

psicológica desgastante que se caracteriza por un profundo sentimiento de

vacío, inutilidad, falta de control y amenaza personal. Los autores refieren que

investigaciones realizadas con gemelos han demostrado que la soledad se

debe a causas ambientales temporales, así como a causas hereditarias. Entre

otros factores, están el tener un bajo estatus socioeconómico, una pobre

relación marital, contacto poco frecuente con amigos y familiares, escasos roles

sociales, falta de participación en organizaciones voluntarias, limitaciones

físicas y síntomas físicos en la salud.

Es una verdad de Perogrullo, que los ancianos al enfrentarse a factores

tales como: la pérdida de sus relaciones sociales, la jubilación, la disminución

de su salud; buscan una mayor dependencia hacia la familia, anhelando afecto,

aceptación y compañía. Pero para no constituirse como una carga para sus

familiares, quienes muchas veces rehúyen la responsabilidad de cuidarlos, los

viejos terminan por vivir solos. De tal manera que se convierte así en extraños

para su propia familia.

La investigación realizada, de tipo longitudinal y con una duración de 5

años, tuvo como objetivo encontrar asociaciones entre la soledad y los

síntomas depresivos en una población de 229 hombres y mujeres, cuyas

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edades oscilaban entre los 50 y 68 años. Se evaluaron los posibles efectos del

género, etnicidad, educación, funcionamiento físico, medicaciones, tamaño de

redes sociales, eventos vitales estresantes, estrés percibido y apoyo social en

relación con la percepción de soledad y la presencia de síntomas depresivos.

El análisis indicó que la soledad predice cambios subsecuentes en la

sintomatología de la depresión pero no inversamente, es decir, la

sintomatología depresiva no permite predecir cambios en la soledad. Asimismo,

se encontró que esta asociación no era atribuible a variables demográficas,

estrés, apoyo social, disposición negativa, o aislamiento objetivo12.

Dicho estudio demuestra que la soledad predice y promueve un

incremento en la sintomatología de la depresión sin importar la edad, género o

grupo étnico; no obstante, se observa también que la soledad disminuye en la

edad media (45-55 años) y en una edad más avanzada (65-75años) debido a la

presencia de un incremento en el acercamiento emocional de las personas.

Se concluye en el estudio que la soledad es un factor de riesgo para la

salud, especialmente en el aspecto psicológico. Además, los autores señalan

que ha sido asociada al incremento de resistencia vascular 13, a la presión

arterial elevada14, al aumento de actividad hipotalámica pituitaria

adrenocortical16, a los malestares del sueño17,18, al alcoholismo19, a la

evolución de la enfermedad de Alzheimer20, a la obesidad ,21 y a la pobre salud

física22,23. También se ha asociado a condiciones psiquiátricas como

desordenes de personalidad 24,25, hipocondriasis26, esquizofrenia27, 28, ideación

y comportamiento suicida 29,30 y depresión.31

Soledad y Vejez.

El fenómeno de la soledad para su estudio ha estado también vinculado con el

desarrollo de las personas. Para ello, se ha planteado que el desarrollo de los

individuos está determinado por un conjunto de factores y un serie de

mecanismos que interactúan entre sí. La pregunta que surge de dicha

aseveración es ¿cuáles son éstos factores y mecanismos que actúan

conjuntamente en las explicaciones sobre el desarrollo? y ¿cómo operan en la

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etapa de la vejez? Se afirma que “Entre los determinantes de base hay que

incluir el entorno y la herencia que actúan a menudo en interacción” 32.

Asimismo, es imperativo distinguir entre las influencias que condicionan los

procesos de desarrollo de las que provienen de las expectativas normativas de

la edad, reglas y normas sociales de las instituciones, así como del contexto

histórico en el que se desenvuelvan las personas, lo mismo que de las

influencias accidentales que se estén viviendo. Todas ellas pueden intervenir

en un tiempo específico y todas interactúan entre sí. De igual manera, puede

decirse que influyen tanto en las condiciones biológicas de las personas que

las padecen como en sus procesos de socialización y en los aspectos

psicológicos que experimentan.

En el caso de las personas adultas mayores o viejas, puede decirse que

el envejecimiento impacta todas sus circunstancias sociales. “Envejecer

consiste primero en aprender nuevos roles y hacer frente a nuevas

situaciones sociales” 32. En esta etapa de la vida, tanto los hombres como las

mujeres pueden enfrentar cambios en sus roles sociales y pasar a ser viudos,

divorciados, jubilados, perder la salud, sufrir algún tipo de invalidez,

experimentar el “nido vacío”, entre otros aspectos. Todo esto tendrá sin duda

repercusiones en el terreno personal, muy especialmente en el ámbito

profesional y familiar y por ende, en la salud en general, en vista de que el

adulto mayor tendrá que tomar conciencia de que el tipo de vida que escogió

traza en esta etapa la muerte y final próximo al que se enfrenta.

En el aspecto psicológico, el eminente psicoanalista alemán Erik Erikson

planteaba que durante el envejecimiento el individuo experimenta la crisis de

integración vs desesperanza. Ésta se caracteriza por una recapitulación de

las experiencias vividas por el sujeto, quién puede actuar con aceptación y

sabiduría ante los cambios que enfrenta por la edad o bien, puede comportarse

con angustia, desesperación y problemas de adaptación ante las variantes

exigencias que le imponen las normas y reglas sociales33.

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La conceptualización de la soledad es importante para poder estudiar

dicho fenómeno subjetivo de forma más cercana a la realidad, así como para

poder comprender los diferentes elementos que la conforman.

En este sentido, algunos autores definen la soledad como un estado

subjetivo que implica un desequilibrio marcado por un déficit relacional, como

respuesta frente a la falta de una relación particular. Los autores presentan

algunos esquemas conceptuales vinculados al estudio de la soledad

clasificándolos como 34:

1. Fenomenológicos. Se refieren a las características cualitativas de la

experiencia solitaria como pueden ser su intensidad, interpretación

subjetiva, etc.

2. Cognoscitivos. Relacionados con los procesos de percepción social e

interpersonal.

Otros autores 35 proponen una tipología de la soledad, donde se pueden

observar algunos aspectos fundamentales como son:

A. Las características emocionales de la soledad que muestran ausencia

de emociones positivas como la felicidad o el afecto y más negativas,

como el miedo o la incertidumbre.

B. Tipo de privación referente a las relaciones ausentes que la persona

considera significativas.

C. Perspectiva del tiempo pudiendo ser momentánea, situacional, crónica,

permanente, etc.

Estos expertos también identifican tres características de la soledad:

1. Como resultado de una deficiencia en las relaciones interpersonales.

2. Una experiencia subjetiva que contrasta con la evidencia física del

aislamiento social.

3. Una vivencia estresante y displacentera.

Las características anteriormente mencionadas implican que existen

carencias afectivas y cognoscitivas. Con base en dichos fundamentos

proponen la siguiente definición de soledad: “fenómeno multidimensional,

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psicológico y potencialmente estresante, resultado de carencias afectivas,

sociales y/o físicas, reales o percibidas que tiene un impacto diferencial sobre

el funcionamiento de la salud física y psicológica del sujeto” 35.

Soledad, Vejez, Duelo, Jubilación y Daños a la Salud

Al respecto de la soledad y su relación con la salud, se plantea que con la

edad avanzada los problemas de salud aumentan incidiendo en ellos variables

como el estado civil y la ocupación. En un estudio realizado en la última

década se empleó una muestra de 412 personas que tenían una edad de 64

años o más; uno de los hallazgos más significativos fue la existencia de una

relación directa entre ocupación y salud, al demostrarse que las categorías

ocupacionales de mayor cualificación y las personas que tienen o tenían su

propio negocio, así como aquéllas con recursos económicos más elevados, son

las que percibían más favorablemente su salud36.

Por otra parte y con relación al estado civil de las personas, fueron los

varones solteros quienes se mostraron como los menos enfermos; sin

embargo, en cuanto a la percepción de las consecuencias negativas de sus

problemas de salud, los hombres solteros percibían su situación más

negativamente que los casados. Los viudos se mantuvieron en una posición

intermedia. Esto se explica como una falta de apoyo social íntimo que el

matrimonio puede proveer, aunque sea de forma parcial. 36

Para el caso de las mujeres, el estado civil no marcó influencia sobre la

salud percibida; adicionalmente, se encontró que ellas se sentían peor con la

edad, sin reportar mejoría con el paso de los años.

Otros de los resultados trascendentes revelaron la existencia de una

relación entre soledad y salud, más que entre salud y género, descubriendo

que tanto hombres como mujeres se declaran en mejor estado de salud

cuando no se sienten solos. No obstante, la relación soledad- salud se mostró

más marcada en mujeres y en las personas más ancianas, aunque estas

diferencias no fueron significativas en términos estadísticos36.

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Por su parte y de acuerdo con investigaciones realizadas en la

Universidad de Arizona y publicadas en la revista Health Communication, se

encontró que la soledad potencia el efecto del estrés y la adquisición de hábitos

nocivos para la salud como cuidarse menos, dormir peor e incrementar la

tendencia a consumir medicamentos. Así mismo, en la encuesta de este

estudio realizada a 256 adultos entre 19 y 85 años, los individuos detectados

como más solitarios se mostraron como menos capaces de lidiar con factores

estresantes en la vida diaria, lo cual ejerce una influencia sobre la salud,

empobreciendo la calidad de vida37.

De acuerdo a esta indagación, también se encontró que los individuos ya

expuestos a los efectos dañinos de la soledad pueden verse agudizados

debido a que las redes sociales de Internet, como Facebook o Twitter,

favorecen relaciones superficiales que pueden aumentar el sentimiento de

aislamiento y de soledad. No obstante, se reconoce que hacer uso de estas

redes sociales no es negativo si el individuo mantiene relaciones cercanas y

significativas con otras personas.

En otro orden de ideas, con respecto a la soledad y sus efectos sobre la

salud, en México se han encontrado datos epidemiológicos que demuestran

una asociación significativa entre soledad y consumo de alcohol en mujeres 38,

angustia y depresión en adultos 39 y en menor proporción, en el inicio de la vida

sexual en adolescentes 40.

Otro daño a la salud asociado a la presencia de soledad en las

personas, es el caso de la hipertensión; tal es el caso de un estudio muy

reciente realizado en Malasia, cuyo objetivo principal fue determinar el impacto

de la soledad sobre la hipertensión en la vida adulta. Se trata de un estudio

transversal cuya muestra fue de 1880 personas, seleccionada entre adultos

mayores. Los resultados revelaron que un tercio de las personas encuestadas

presentaron un alto nivel de soledad y a nivel general, el 39% de ellas sufrían

de hipertensión. Se concluyó entonces que la soledad representa un riesgo

mayor de padecer hipertensión en la vida adulta, por lo que se destaca como

una de las recomendaciones más significativas del trabajo el exhorto a los

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profesionales de la salud a estar atentos a los efectos psicológicos de la

soledad en la vejez. 41

En otro estudio realizado a una población de 229 personas de entre 50-

65 años que duró cuatro años, se evaluó la soledad mediante el uso de la

escala Revisada de Soledad (UCLA-R) que mide de forma general el

sentimiento de soledad y la satisfacción con las redes sociales de las personas.

También se aplicó una escala de síntomas depresivos. Los resultados

revelaron que aquellos individuos que se manifestaron como más solos,

mostraron niveles de presión sanguínea más elevados a través de los años.

Contrariamente, los que vivieron estados de soledad por periodos cortos no

mostraron cambios significativos sobre su presión sanguínea 42. Se enfatiza

también la importancia del impacto de este padecimiento y su relación con la

soledad, especialmente en la calidad de vida de las personas que la padecen.

Los autores señalan que es necesario reflexionar sobre el significado de

la soledad a nivel clínico y de la salud pública, remarcando que el costo

económico de la hipertensión es muy elevado, dado que es una de las

enfermedades con mayor incidencia en los EUA.

Por último, abordaremos dos condiciones o variables de orden

psicológico que parecen estar vinculadas con la soledad: el duelo y la

jubilación.

En el caso del duelo, la pérdida de un familiar es sin duda un hecho

universal causante de gran dolor; en el caso de personas adultas mayores o de

edad avanzada que sufren la pérdida de su pareja, el problema se agudiza.

Dado que la ausencia de la pareja origina en el cónyuge que sobrevive una

serie de consecuencias negativas que impactan tanto su salud física como

psicológica, fundamentalmente la soledad experimentada por el deudo,

repercute física y emocionalmente, acarreado en el sobreviviente una serie de

sucesos tristes y dolorosos originados por su condición física y emocional.

Se conoce por trabajos de investigación realizados en décadas pasadas,

que las personas de la tercera edad tienen una probabilidad más alta de perder

a su pareja 43 y que esto representa para ellas un riesgo más elevado de morir

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antes que otras personas de su misma edad que viven en pareja,

probablemente de 6 a 12 meses después de ocurrida la muerte del(a)

compañero(a). En otros estudios se señala, que las tasas de mortalidad son

superiores entre los viudos y viudas que entre las personas casadas de las

mismas edades 44.

Se han presentado dos tipos de soledad durante el duelo: la primera,

manifestada como aislamiento social y la segunda, como soledad emocional o

aislamiento emocional. El aislamiento social se considera un factor de riesgo

para sufrir depresión. En tanto que la soledad emocional se concibe como

aquella situación afectiva que sólo puede ser aliviada cuando se establece una

relación de compromiso mutuo y otras personas logrando así desarrollar un

sentimiento de seguridad.

De igual manera, se considera que un escaso apoyo social y la soledad

física y emocional son un disparador para que el deudo sufra un duelo

complicado 45.

Las reacciones frente a la pérdida de un ser querido desencadena una

serie de manifestaciones que se ven reflejadas a nivel físico y psicológico, ante

las cuales la persona debe realizar un proceso de ajuste y acomodación 46, 47.

Así, se han distinguido una serie de fases sucesivas para el proceso de

duelo y su duración depende de las condiciones y características de cada

persona: embotamiento de la sensibilidad, fase de anhelo y búsqueda de la

figura perdida, fase de desorganización y fase de reorganización. 47

La evidencia de las investigaciones en personas recientemente viudas

ha mostrado que existe una relación entre los síntomas de duelo y los síntomas

depresivos, presentándose una abundante sintomatología depresiva durante el

periodo de pos-pérdida, como alteración del sueño, dificultad para

concentrarse, llanto, humor deprimido y pérdida de peso. Las reacciones

normales de duelo incluyen muchos síntomas depresivos pero en menor

intensidad, y no se presentan sentimientos de inutilidad, culpa o pensamientos

mórbidos comunes en la depresión clínica. 45

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Por lo anterior, se considera duelo normal cuando la persona muestra

malestar emocional durante el primer año de la pérdida. Y se considera duelo

complicado cuando las manifestaciones de la sintomatología se extienden

excesivamente a lo largo del tiempo. Un factor de riesgo para el duelo

complicado es el sexo, siendo las mujeres las que lo experimentan en mayor

número que los hombres. Otro factor relacionado con el estado de salud es la

movilidad física: quiénes tienen actividad física restringida presentan niveles

más altos de depresión. Por cuanto hace al apoyo social de familiares y amigos

percibido, éste produce alivio de los síntomas a largo plazo. En relación con la

variable de sintomatología depresiva antes y después de la pérdida, si ésta es

elevada inmediatamente después del suceso, se esperan síntomas más

intensos a largo plazo. Por último, en relación a la circunstancia de la muerte

del ser querido, se ha observado que la pérdida repentina no se asocia

necesariamente a mayores complicaciones, en tanto que un duelo anticipatorio

por una muerte lenta y progresiva dificulta el proceso posterior. 45

Se puede concluir que la ausencia de la pareja en la edad adulta mayor

representa un factor disparador de la presencia de soledad emocional y /o

social para los ancianos, que puede derivar en un duelo patológico.

El último factor que se tocará en este trabajo con relación a la soledad,

es el de la jubilación, ya que el paso de ser trabajador a ser jubilado es uno de

los cambios más importantes que se presenta en los últimos años de vida y

que parece subrayar la entrada a la vejez.

La jubilación contemplada desde su lado positivo suele considerarse

como el logro de largos años de esfuerzo y hasta puede llegar a idealizarse; no

obstante, su contraparte negativa es que puede conducir a sentimientos de

pérdida de estatus honorable, de identificación personal, de sentido de la vida e

incluso a alteraciones en la salud física, ya que existe una tendencia a

disminuir el nivel de actividad. Es importante tomar en cuenta que la actividad

laboral, además de significar ingreso económico, se convierte en una fuente de

identidad que contribuye a la autoimagen de ser una persona útil, productiva y

que desarrolla un papel importante en la estructura social.

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Al enmarcar la jubilación en el proceso de envejecimiento, aun cuando

en algunos casos ésta puede suceder durante la edad adulta intermedia, es

conveniente considerar la interacción de diversos elementos, los cuales

otorgan significados diferentes para cada individuo. Entre ellos encontramos la

valoración que da la persona a su trabajo, su expectativa ante la jubilación, sus

relaciones familiares y sociales y su habilidad para desempeñar nuevos roles

en la sociedad, entre otros. Todo ello, da lugar a una nueva categoría social:

los jubilados.

Cuando se consideraba a la familia como una unidad de producción, las

personas mayores continuaban integradas a sus relaciones sociales,

profesionales y familiares, pero actualmente, al hablar de una nueva categoría,

las relaciones sociales tienden a empobrecerse y a reducirse los contactos

interpersonales tanto en cantidad como en intensidad. Se ha observado que

durante la disminución de las relaciones sociales en la vejez, la pérdida de

contacto con personas de otros grupos de edad toma un lugar sobresaliente;

dado que el círculo social se ve reducido, a excepción de la cercanía con los

hijos o nietos. De acuerdo a los estudiosos del tema, se ha advertido que esta

pérdida es más significativa, empobrecedora y destructiva en el sexo

masculino. 48

Otro aspecto a considerar en esta etapa es el cambio en el ritmo de la

vida conyugal, en el que se hace necesario un reajuste. La evidencia muestra

que generalmente este reajuste es positivo y durante el mismo, la mujer toma

un papel protagónico en el liderazgo doméstico y en la imposición de sus

criterios en el espacio familiar. Por su parte, el hombre debe pasar por un

proceso de adaptación a relaciones limitadas al mundo conyugal y familiar.

Tanto en el hombre como en la mujer, la etapa de la jubilación se

encuentra con una fase de la vida en la que convergen diferentes

circunstancias como el deterioro físico, las pérdidas significativas incluyendo la

viudez, la independencia de los hijos, la pérdida de un rol social destacado y

como algunos autores lo manejan, la pérdida de autonomía personal, lo cual

puede generar sentimientos de ser un estorbo o “carga” para los familiares.

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Estos aspectos conducen al individuo a enfrascarse en un sentimiento de

soledad y desarraigo producido por el empobrecimiento de sus relaciones

sociales y la reducción de las experiencias vitales con otras personas.

DISCUSIÓN Y RECOMENDACIONES

El análisis de todos los aspectos que rodean la soledad como fenómeno

psicosocial que puede impactar a las personas, ya sea en su modalidad de

problema emocional o situacional, representa un riesgo de salud,

especialmente en las personas de la tercera edad o en los individuos con baja

autoestima y problemas de adaptación. Es por eso que los hallazgos de

investigación recogidos en este trabajo pueden resultar valiosos en el diseño e

implementación de programas de atención psicológica del adulto mayor o de

personas psicológicamente vulnerables.

Las principales conclusiones derivadas de los trabajos citados en el

presente artículo pueden ser resumidas de la siguiente manera:

Se propone una tipología de la soledad, cuyos aspectos fundamentales

son: 1) ausencia de emociones positivas como felicidad o afecto y mayor

presencia de situaciones negativas como miedo o incertidumbre. 2) relaciones

ausentes que la persona considera significativas 3) el tiempo es percibido de

forma momentánea, situacional, crónica e incambiable, etc. En resumen se

identifican tres características de la soledad: como resultado de una deficiencia

en las relaciones interpersonales, como una experiencia subjetiva que

contrasta con la evidencia física del aislamiento social y como una vivencia

estresante y displacentera.

A. Según la percepción de la persona de su situación de soledad,

ésta puede ser considerada como voluntaria o impuesta y de ello

dependen los efectos positivos o negativos que se desprendan.

B. Es una condición psicológica desgastante que se caracteriza por

un profundo sentimiento de vacío, inutilidad, falta de control, y

amenaza personal.

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C. La alusión de una persona como sola, no es suficiente para

explicar el comportamiento de quienes le rodean. La soledad es

un proceso complejo.

D. En el contexto social, por lo general, las personas solitarias son

evaluadas negativamente y además, dichas valoraciones son

generalizadas a otros planos de su personalidad.

E. Se deben considerar variables tales como el sexo, el nivel

educativo, la etnia, los diagnósticos psiquiátricos, el uso de

medicamentos antidepresivos y el funcionamiento físico para el

estudio de la soledad y de la depresión.

F. La soledad predice cambios subsecuentes en la sintomatología

de la depresión, pero no sucede a la inversa.

G. La soledad es un factor de riesgo para la salud, especialmente en

el aspecto psicológico, asociada a trastornos del sueño,

hipertensión, cambio de hábitos, pobre salud física, alcoholismo,

obesidad, etc.

H. La relación soledad-salud muestra que hombres y mujeres se

perciben mejor cuando no están solos, aunque existe un marcado

acento en la relación soledad- salud en mujeres y en los adultos

mayores.

I. La soledad impacta directamente la calidad de vida de las

personas.

J. El duelo y la jubilación son dos condiciones que vinculadas con la

soledad afectan psicológicamente a quienes la padecen.

K. La muerte de la pareja en la edad adulta mayor constituye un

elemento que promueve la presencia de soledad emocional y /o

social en los ancianos, misma que puede originar un duelo

patológico.

L. Durante la etapa de la vejez, especialmente en los hombres, el

empobrecimiento de las relaciones sociales tiene un efecto

destacado y dañino.

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M. La etapa de la jubilación va acompañada de una serie de factores

físicos, psicológicos, sociales, económicos y culturales que sin

distinción de género pueden suscitar en las personas que la

experimentan, sentimientos de soledad, vacío existencial y por

ende, una disminución de sus relaciones sociales con familiares y

conocidos.

En el tratamiento de los problemas ocasionados por la soledad se debe

tomar en cuenta que en las próximas décadas se incrementará en nuestro país

la población adulta mayor, la que demandará de los sistemas de salud y

bienestar social una oferta de servicios adecuados a sus necesidades físicas y

psicosociales. Por lo que, al considerar que nuestra sociedad está actualmente

caracterizada por el individualismo, la competencia y la falta de solidaridad, lo

que se ha convertido en una promotora de sentimientos de vacío existencial en

las personas, los esquemas curativos o remediales tradicionales deberán ser

abandonados para impulsar programas preventivos y de promoción de la salud

integral de la población.

Por ello, se deben volver los ojos a esa vieja enseñanza bíblica: “Amar a

tu prójimo como a ti mismo” como una forma de volver a ser de verdad seres

humanos y no simples máquinas hacedoras de satisfactores materiales, que

han dejado de lado su espiritualidad. Es necesario convertirse en una

comunidad que busque una convivencia armónica, pacífica, promotora de la

salud integral de sus habitantes, donde la soledad sea sólo una opción de vida

personal y no una categoría de vida impuesta por la sociedad.

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LA SOLEDAD ¿UN MAL DE NUESTRO

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Forma sugerida de citar: Torres Fermán IA, Saldívar González AH, Lin Ochoa D, Barrientos Gómez MC, Monje

Reyna D. La Soledad. ¿Un mal de nuestro tiempo? Revista Electrónica Medicina, Salud y Sociedad. [serie en internet]

2012 septiembre [citado septiembre 2012];3 (1); [aprox. 26p.]. Disponible en: http://www.medicinasaludysociedad.com.