Revista Electrónica - Abril 2012

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Dewey Today es una revista electrónica de gran alcance comunicacional que promueve la difusión de contenido, el diálogo cultural, el desarrollo intelectual, el análisis crítico, la investigación y el intercambio de ideas. Este proyecto surge a raíz del compromiso de la Institución hacia la excelencia académica e investigativa con el propósito de que redunde en un intercambio valioso de perspectivas inclusivas a toda la comunidad universitaria. Edición #3 2012

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Nmero 3

Dewey Today / Revista AcadmicaVolumen en conmemoracin a la Semana de la Lengua

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En esta edicin: Berganza y Cipin, herederos de la tradicin islmica y del discurso picaresco El aljamiado: El gran secreto de la literatura espaola Disruptions to Paternalism: A Feminist Reading of Ren Marquss Los soles truncos La mujer como amenaza al paradigma social: presentacin de la primera pcara dentro del gnero Las muertes de Don Quijote: hacia una lectura de los epitafios Debate sobre la identidad cultural en el ensayo puertorriqueo: Antonio S. Pedreira, Ren Marqus y Jos Luis Gonzlez Espaol Preparatorio: 5 aos en retrospectiva La riqueza de la voz femenina: celebracin de la Semana de la Lengua

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EN PORTADAEn esta magnfica representacin de la Prof. Karen Prncipe del Departamento de Artes Grficas del Recinto de Hato Rey, la figura de Don Quijote comienza a salir de la edicin princeps de 1605 y a cobrar vida tal y como el lector lo percibe al comenzar a leer la segunda parte del texto, publicada en 1615, y en la que el caballero se enfrenta de momento con su condicin ontolgica de personaje por acceder a la inquietante noticia de que se han publicado sus aventuras (el texto de 1605 que acabamos de leer). As pues, como si estuviramos contagiados por el estado delirante del hidalgo manchego, nos sumimos en su locura, rodeados por los libros que le hicieron perder el juicio. La pluma que descansa sobre la pgina representa la pola mgica con la que Miguel de Cervantes, a travs de su alter ego, Cide Hamete Benengeli, escribe las hazaas de su caballero andante.

El aljamiado: El gran secreto de la literatura espaola Dra. Mara Teresa Narvez Crdova07 Berganza y Cipin, herederos de la tradicin islmica y del discurso picaresco - Prof. Deyka Otero Lugo 16 Disruptions to Paternalism: A Feminist Reading of Ren Marquss Los soles truncos - Prof. Juan R. Recondo Pietrantoni 25 La mujer como amenaza al paradigma social: presentacin de la primera pcara dentro del gnero - Prof. Ginette Eldredge 33 Las muertes de Don Quijote: hacia una lectura de los epitafios - Dra. Ivette Mart Caloca 44 Debate sobre la identidad cultural en el ensayo puertorriqueo: Antonio S. Pedreira, Ren Marqus y Jos Luis Gonzlez - Prof. Leyda Vzquez Valds 62 Espaol Preparatorio: 5 aos en retrospectiva - Prof. Jorge L. Rodrguez Ruiz 65 La riqueza de la voz femenina: celebracin de la Semana de la Lengua 66 Colaboradores

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Acreditados por el Accrediting Council for Independent Colleges and Schools. Centro de Desarrollo Empresarial. Ofrecimientos varan por centro educativo. Autorizado por el CES.

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Mensaje de la EditoraTradicionalmente, durante el mes de abril, la lengua luce sus mejores galas al ser la protagonista principal de la Fiesta de la Lengua. A travs de esta importante festividad se pretende afianzar el amor por el idioma espaol, que, segn varias fuentes, incluyendo la Real Academia Espaola, es la cuarta lengua ms utilizada en el planeta, una de las seis lenguas oficiales de la Organizacin de las Naciones Unidas (ONU), y la lengua con la que el clebre Miguel de Cervantes escribi el segundo libro ms ledo y traducido en el mundo: El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha. No en balde se conoce al espaol como la lengua de Cervantes, y es precisamente por ello que personas del calibre de Sigmund Freud han deseado fervientemente aprenderla y aprehenderla. Es por ello que hemos preparado una edicin especial exclusivamente en conmemoracin a la lengua y la literatura verncula, an cuando uno de los artculos est escrito en ingls, puesto que trata sobre un texto literario en espaol. En esta ocasin, contamos con un grupo de distinguidos colaboradores de distintas universidades en y fuera de Puerto Rico que en su mayora, y para nuestro orgullo, han sido parte de la familia de John Dewey College. Los artculos que les presentamos tratan sobre textos muy significativos de literatura espaola y puertorriquea. Adems, hemos incluido un ensayo sobre la importancia de la enseanza del espaol en estos tiempos en los que se privilegian las carreras especializadas. Los lectores tendrn la magnfica ocasin de adentrarse en interesantes interpretaciones crticas de textos tanto cannicos, como marginados. La importancia del conocimiento del llamado canon, tan debatida actualmente, supone en s la posibilidad, no solo de explorarlo, sino de debatirlo y rebasarlo. Sin ello sera imposible entender y apreciar las voces marginadas y disidentes que reclaman un espacio justo en las letras y en la historia. Ejemplo de ello lo encontramos en algunos de los artculos que se incluyen en este nmero, especialmente el que trata sobre el fascinante tema de la clandestina literatura aljamiado-morisca. Sin embargo, tambin se analizan textos cervantinos y picarescos del Siglo de Oro, que hoy da constituyen el corpus ms tradicional de la literatura espaola, as como ensayos y obras dramticas puertorriqueas de autores fundamentales: Antonio S. Pedreira y Ren Marqus, quienes forman parte del canon literario y del discurso fundacional de nuestra cultura. En fin, es para nosotros un placer compartir con ustedes el gran deleite que nos suscit preparar esta edicin.

Dra. Ivette Mart Caloca

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Junta AsesoraDr. Carlos A. Quiones Alfonso, Presidente Sr. Miguel A. Rivera, Vice-Presidente Acadmico Dr. William Ubias Taylor, Rector Lcda. Aida Gerena, Directora, Recinto de Manat Prof. Marins Lpez, Directora, Recinto de Carolina

Junta EditorialLcda. Aracelis Lpez, Directora Editorial Dra. Ivette Mart Caloca, Jefa Editorial Prof. Linnette Cubano Garca, Coordinacin y Diseo Editorial Prof. Yosanalis Torres Hernndez, Directora Comunicacin, Diseo y Medios

NOTA AL LECTOR Dewey Today es una revista electrnica de gran alcance comunicacional que promueve la difusin de contenido, el dilogo cultural, el desarrollo intelectual, el anlisis crtico, la investigacin y el intercambio de ideas. Este proyecto surge a raz del compromiso de la Institucin hacia la excelencia acadmica e investigativa con el propsito de que redunde en un intercambio valioso de perspectivas inclusivas a toda la comunidad universitaria. La colaboracin a la revista estar abierta a toda aquella persona que desee contribuir con la difusin del contenido necesario para enriquecer la labor de educar y compartir datos de inters social, cultural, econmico y profesional. Se aceptarn contribuciones en los idiomas espaol e ingls. La circulacin de la revista estar en formato Web y la publicacin de la revista electrnica ser mensual, sin embargo, se aceptarn colaboraciones en todo momento a travs del correo electrnico [email protected] *Dewey Today publicar mediante un proceso riguroso de revisin y admisin. Las colaboraciones estn sujetas a las estipulaciones de la Junta Editorial y no necesariamente sern publicadas. Encuentre ms informacin en www.jdc.edu/deweytoday

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Berganza y Cipin, herederos de la tradicin islmica y del discurso picarescoPor: Prof. Deyka Otero LugoProfesora y Crtica Literaria

Todo texto se construye con un mosaico de citas; todo texto es absorcin y transformacin de otro texto. En lugar de la nocin de intersubjetividad, se coloca la de intertextualidad, y el lenguaje potico se lee, por lo menos, como doble. Julia KristevaLos argumentos de J. Kristeva se pueden sintetizar en una palabra: ambigedad. Ciertamente, el lenguaje potico es ambiguo, y, de ese elemento, se extrae la riqueza de sus posibles interpretaciones. De esta riqueza, los pcaros son herederos. Estos personajes se construyen como verdaderos maestros de la palabra y de la ambigedad. De algn modo, el ltimo que escribe quiere superar al anterior, creando bajo el gnero picaresco, cada uno de ellos, una imagen caleidoscpica. Los narradores se esconden tras el gnero picaresco caleidoscopio para reflejar una realidad imagen aunque vista desde una perspectiva muy particular, la del pcaro. La estructura caleidoscpica es la misma tres espejos lo que cambia es el contenido: los colores, la cercana o la lejana de lo observado. De la misma manera, la estructura de la novela picaresca posee unos rasgos esenciales caractersticos del gnero: narracin autobiogrfica; el narrador le sirve a varios amos; padres viles, linaje ignominioso; estado final de deshonor; episodios en sarta o bien

memorias totales; fortuna pendular (Gonzalo Sobejano 25-41). El arte y el dominio narrativo de estos autores se fundamentan en cmo transforman sus obras a partir del texto que les antecede con el fin de establecer una crtica a la sociedad de su poca. Una vez definido tal panorama, este trabajo trata de explorar las posibles fuentes islmicas en el origen ignominioso de Cipin y Berganza en la novela ejemplar El coloquio de los perros de Miguel de Cervantes. Esta ignominia se presenta como uno de los rasgos esenciales de los personajes del gnero picaresco. Adems, establece cmo el discurso autobiogrfico picaresco adopta el lenguaje ajeno y establece una serie de conexiones en el repertorio de sus experiencias. Es en este contexto que Cervantes decide escribir una novela que pertenece a este gnero utilizando los rasgos caractersticos del mismo; sin embargo, introduce un elemento novedoso: dos perros que sostienen un coloquio, en el que cuentan su vida y realizan reflexiones sobre diferentes temas. A su vez, el coloquio se encuentra inserto en el relato de una experiencia nocturna de un delirante enfermo de fiebres: el alfrez Campuzano. El relato dentroDewey Today 7

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del relato problematiza la realidad mostrndola al receptor como ambigua. Qu debemos creer en estos relatos? De acuerdo a Francisco Mrquez Villanueva, si El casamiento induce a sospechar lo artificiosamente inventado, el Coloquio va a suscitar una duda acerca de su posible realidad (Mrquez Villanueva 622). Es decir, en el dilogo de los dos canes existe cierto escepticismo que provee el espacio para plantear la realidad del mismo; no as en la historia de timos y enredos amorosos del alfrez. No cabe la menor duda que estamos ante un problema que fascina a nuestro autor: la verosimilitud. sta se nos revela como una constante cervantina que trastoca los patrones establecidos y se presenta como problemtica ante el lector. Es por ello que Cervantes nos muestra una perspectiva distinta en ese movimiento ldico entre lo que se observa y quin lo observa. El juego cervantino rebosa en el discurso picaresco. Los perros hablan de s mismos como personajes de ficcin y se sorprenden por tener habla y razn: Cipin.As es verdad, Berganza, y viene a ser mayor este milagro en que no solamente hablamos, sino que hablamos con discurso, como si furamos capaces de razn (El coloquio de los perros , 299). Estos perros son mgicamente dotados de la palabra y, por medio del discurso, ambos reflexionan acerca de esa facultad racional que se les provee. La exposicin realizada por Berganza sobre sus memorias responde al discurso de una vida inmersa en el mundo de la picaresca: el origen ignominioso, la fortuna variable, el servilismo y el ingenio. En cada uno de estos puntos hemos notado ciertas convergencias o puntos de enlace con las obras de la serie picaresca. En primer lugar, tomemos el caso del origen ignominioso del pcaro. Este procede de los bajos fondos y entra como protagonista de8 Dewey Today Abril 2012

la literatura contraponindose al ideal del hroe caballeresco que generalmente procede de las altas esferas de la sociedad. La genealoga de los pcaros remite indudablemente a las castas: Padres perseguidos por la Inquisicin a causa de su antiguo origen; madres hechiceras, abuelas prostitutas (Guzmn); entre otros. Cervantes pcaros imitate their predecessors, their picaresque desires mediated by previous texts (Reed 76). No obstante, Cervantes carga la mano respecto a la procedencia de Berganza. Nuestro autor extrae de la oralidad, del folklore popular, el caso de la Camacha de Montilla; sta era comadre de la madre de Berganza, la hechicera Montiela. No obstante, esta informacin llega a odos de Berganza por la Caizares, compaera de las dos antes mencionadas. De acuerdo a Harry Sieber, las Camachas de Montilla (haba dos) eran brujas famosas a mediados del siglo XVI; al estar Cervantes all en 1592, debi saber sus peregrinas historias (El coloquio de los perros 337, nota 108). De esta manera, Cervantes dota a la historia de una verosimilitud y una coherencia artstica insuperable.

Grabado de Antonio Sancha de la edicin de 1783 de las Novelas ejemplares que ilustra a Cipin y Berganza.

Por otra parte, los vnculos entre la hechicera y las castas manchadas eran muy frecuentes en la Espaa de los siglos XV, XVI y XVII. En este sentido, los estudios de Carroll B. Johnson arrojan luz sobre el trinomio: sexualidad, pecado y demonio: Witches were subversive because of their alliance with the devil, their medical practices, and their sexual activities, imagined or real, especially The Sabbath orgiesWitches as healers, poisoners, aborters, and midwives knew about plants and the body because they had studied them practically (Johnson, 12). Estas alianzas con el demonio llaman la atencin ya que aluden a la inmediatez de la situacin narrativa y ms tarde al ignominioso origen de nuestro narrador: Verdad es que al nimo que tu madre tena de hacer y entrar en un cerco y encerrarse en l con una legin de demonios (nfasis mo El coloquio de los perros, p. 337). [] la Camacha, su maestra, de envidia que la tuvo porque se le iba subiendo a las barbas en saber tanto como ella, o por otra pendenzuela de celos, que nunca pude averiguar, estando tu madre preada, y llegndose la hora del parto; fue su comadre la Camacha, la cual recibi en sus manos lo que tu madre pari, y mostrle que haba parido dos perritos; y as como los vio dijo: Aqu hay maldad, aqu hay bellaquera!. (nfasis mo El coloquio de los perros, 337). Se trata, entonces, de la realizacin de una prctica demonaca mediante la hechicera. Nuevamente, Cervantes juega con las posibles fuentes folclrico-literarias1 de los interlocutores perrunos. Por este motivo, y por el vnculo existente entre casta y hechicera, podramos1 Algunos crticos, entre ellos Monique Joly, han sealado las correspondencias entre la fbula de Esopo que trata sobre el perro y el burro, y el uso cervantino de la misma.

pensar en un sustrato islmico que, como seala la hechicera, este perruno parto de otra parte viene y algn misterio contiene (nfasis mo El coloquio de los perros, 338). En la tradicin islmica, particularmente en el folklore, existen varias versiones sobre unos seres asociados con la maldad llamados los djinn, genii, jinn o genios. Es interesante sealar que esto va ms all del folklore ya que en el propio Corn se hace referencia a estos seres. Mahoma crea sinceramente en la existencia del bien y el mal, y dej registro de la misma en el captulo LXXII del Corn: Say: It hath been revealed to me that a company of JINN listened and said, Verily, we have heard a marvellous discourse (Qurn) (Dictionary of Islam 133). Es interesante sealar que el lector de El coloquio de los perros tambin va a ser partcipe de un discurso maravilloso, de una genialidad cervantina que apunta a tener reminiscencias en la tradicin islmica, y que a su vez se asocia con la magia: The djinn in folk-lore. The transition to this division comes most naturally through the use of the djinn in the magic Djinn appear to men in many forms, most often in the guise of animals, such as; a black cat (without any light markings), a goat (kid, or he-goat), a black dog, a fox, a buffalo, or else in human shape (ordinary size, dwarfs or gigants) (The Encyclopedia of Islam II 547-8) Al igual que en el Coloquio, el discurso es el foco de atraccin. Se capta la atencin del lector y se fascina al mismo por medio de la palabra: Berganza.Todo lo que dices, Cipin, entiendo, y el decirlo t y entenderlo yo me causa nueva admiracin y nueva maravilla. Bien es verdad que en el discurso de mi vida diversas y muchas veces he odo hablar grandes prerrogativas nuestras; tanto, que parece que algunos han querido sentir queAbril 2012 Dewey Today 9

tenemos un natural distintivo, tan vivo y tan agudo en muchas cosas que da indicios y seales de faltar poco para mostrar que tenemos un no s qu de entendimiento capaz de discurso (El coloquio de los perros, 299-300). sta, la palabra, es el arma del pcaro en medio de un mundo marginal. Es por ello que el ingenio va de la mano, tanto en el pcaro como en el djinn o genio, de un discurso que expone toda la genialidad que les ha sido dotada precisamente por encontrarse en la periferia. Una periferia evidenciada por los planos a los que pertenecen: los djinn transitan en un espacio oculto, conocido pero velado; y los pcaros por ocupar uno de los estratos ms bajos en la escala social. A Berganza lo llaman el perro sabio, por la capacidad y las habilidades del mismo. Curiosamente, el ingenio y la agudeza son caractersticas intrnsecas al definir a un demonio2. Es por tal razn que el ingenio de Berganza es comparable al de los djinn o shaitns (demonios) ya que aprende rpidamente. En consecuencia, en este episodio se teje una maraa sobre los conceptos de rareza, ingenio y demonio cuando la gente descubre el estado de arrobamiento de la Caizares, estos arremeten contra Berganza: creyeron los ms que yo deba ser algn demonio Otros decan: No rabia, sino que es demonio en figura de perro!(El coloquio de los perros, 345). En este sentido, el mundo islmico puede arrojar luz respecto al vnculo entre el djinn y el perro endemoniado. En rabe, kalb se deriva de kalba, kilb. Esta palabra viene a significar can o perro: Kalb, the general name for the domestic2 De acuerdo al Diccionario de la Lengua Espaola, Madrid: Real Academia Espaola, 1992, p. 678, stas son las acepciones que tiene la palabra demonio: Diablo. Genio o ser sobrenatural, entre los gentiles. Dar muestras de gran ingenio y agudeza para lo malo, o de gran travesura. Por lo tanto, en este caso, no se implica en el sentido judeocristiano.

dog (canis familiaris) with no distinction of breed. A fundamentally unclean (nadjas) animal and therefore forbidden food according to kurnic law, the dog is generally if not despised, then at least avoided, throughout Islam. For Muslims this reservation is compounded by a superstitious caution arising from the belief that the dog is a demonic emanation belonging to the category of evil spirits (djinn) (nfasis mo The Encyclopedia of Islam CD-ROM) . Esta situacin nos hace reflexionar sobre la rara invectiva de Cervantes, su fascinacin y vasto conocimiento de la tradicin islmica (observado en personajes como: el morisco Ricote, Zoraida, Preciosa, entre otros). En este sentido, nuestro raro inventor establece el ambiente y la atmsfera de El coloquio de los perros conforme al espacio escogido por los djinn: All their activities take place at night and come to end with the first cockcrow or the first morning call to morning prayer (The Encyclopedia of Islam CD-ROM)3. Cipin y Berganza comienzan a hablar en la noche, y mientras va avanzando la misma se preocupan porque el tiempo no los traicione pues al llegar el da no podrn narrar ms: Y con esto pongamos fin a nuestra pltica, que la luz que entra por estos resquicios muestra que es muy entrado el da, y esta noche que viene, si no nos ha dejado este grande beneficio del habla, ser la ma para contarte mi vida (El coloquio de los perros, 359). Esta expectativa en la que nos deja Cipin nos recuerda la ilusin y la curiosidad experimentada por el rey ante los relatos de Sahrazad en las Mil y una noches. Tan temprano como en la tercera noche, Sahrazad narra una historia titulada La mujer bruja en la que se hace referencia al djinn. El genio posee la sangre de un comerciante que es acompaado de una mula. ste realiza un trato3 Palabra clave: djinn.

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con el genio en el que si consigue la admiracin de su poseedor ste le devolver la sangre. El hombre comienza la historia alabando al genio y relata cmo encontr a su esposa con un esclavo negro en su lecho. Su esposa profiri unas palabras y mientras lo haca lo roci y dijo: Abandona tu forma de hombre y revstete en forma de perro (Las mil y una noches 24). En el acto qued transformado en can y lo expuls de la casa. El perro vag por muchos lugares hasta que lleg a una carnicera en la que la hija del carnicero rompi el hechizo. Posteriormente, el comerciante le pidi a la mujer que le mostrara el encanto para as poder vengarse de su esposa. As lo hizo y la convirti en mula, la misma que lo acompaaba. Al terminar su relato; el genio se bamboleaba de emocin, por lo que concedi el resto de la sangre al comerciante. Sahrazad se dio cuenta de que era de madrugada y cort su relato (Las mil y una noches 25). Luego, le dijo a su hermana: Esto no es nada en comparacin con lo que contar la prxima noche (Las mil y una noches 25). No cabe duda que los vnculos establecidos entre El coloquio de los perros y los djinn instalan a Cervantes en la mejor tradicin de la narrativa islmica. Los vnculos entre ambos textos no slo son marcados por sus estrategias narrativas: el relato dentro del relato (tcnica de la caja china); la ambigedad, ya que ambos narradores utilizan el elemento ldico al abordar el tema de la realidad y la fantasa, y la fortuna pendular. No obstante, no deja de llamar la atencin el problema ontolgico. En ambos textos, el dilema del ser es lo que motiva la trama de los correspondientes relatos. En Las mil y una noches, la transformacin se da efmeramente (se encant y se desencant) respondiendo a la brevedad del cuento, a los sustratos que traen consigo la magia y la atmsfera que sta impregna en el relato y al folklore de la cultura islmica. En cambio, en El coloquio de los perros,

aunque la narracin transcurre en una noche, hay una construccin mejor lograda respecto al tiempo, incluso como seal anteriormente los personajes poseen conciencia de esto. Asimismo, el origen de los canes es develado por la Caizares mediante un trasfondo temporal (Berganza cuenta la historia de sus diferentes amos a Cipin y, casi al finalizar la misma, hace alusin a la historia de la Montiela, la Camacha y la Caizares). Es interesante sealar que ese dilema ontolgico en El coloquio de los perros, y, a diferencia de Las mil y una noches, va a ser motivo de un discurso realizado desde la marginacin, y cuyo blanco central es la denuncia al sector de los nobles y privilegiados socialmente. Si bien Berganza nuestro pcaro perruno muestra mediante su discurso los temas predominantes de la serie picaresca: ingenio, honra, dinero, linaje, entre otros, es porque existe un dilogo intertextual. Este proceso dialctico no slo se da entre Berganza y Cipin, sino que se elabora a partir del iniciador del gnero, el Lazarillo de Tormes. El discurso picaresco se construye mediante la modificacin del testimonio del otro. As, el discurso autobiogrfico picaresco adopta el lenguaje ajeno (Cabo Aseguinolaza 75) y establece una serie de conexiones en el repertorio de sus experiencias, remitindose a la vez a las vivencias de otros, no slo para entender el presente, sino tambin para justificar su porvenir. En este sentido, el estilo picaresco funciona a manera de un ciclo vital que se transforma continuamente y, aunque coincidan los rasgos de discursos anteriores, los elementos son particularmente distintivos unos de otros. Se trata, pues, de trazar un dilogo textual que enlace al Lazarillo con El coloquio de los perros, y observar cmo este ltimo acoge y modifica este discurso por medio de la palabra: porque consideren los que heredaron nobles estados cun poco se les debe, pues Fortuna fueAbril 2012 Dewey Today 11

con ellos parcial, y cunto ms hicieron los que sindoles contraria, con fuerza y maa salieron a buen puerto (Lazarillo de Tormes 11). Asimismo, Cipin explica las palabras de la Caizares: Volvern a su forma verdadera cuando vieren con presta diligencia derribar los soberbios levantados y alzar los humildes abatidos por mano poderosa para hacello. Tomndolo en el sentido que he dicho, parceme que quiere decir que cobraremos nuestra forma cuando viremos que los que ayer estaban en la cumbre de la rueda de fortuna, hoy estn hollados y abatidos a los pies de la desgracia y tenidos en poco de aquellos que ms los estimaban (nfasis mo El coloquio de los perros, 346). En los siglos XVI y XVII, las clases sociales eran prcticamente inmutables; as que, en la Picaresca, la pretensin de ascender en la escala jerrquica se ve matizada por el concepto de la subversin del orden natural. Por tal razn, los autores del gnero picaresco contraponen los conceptos de linaje y fortuna contra el afn de medro, el ingenio y la maa, naturales en el pcaro. No obstante, en el momento en que los pcaros tratan de transgredir los espacios de poder, estos son regresados a su lugar de origen por medio de la adversa fortuna, o colocados en un escaln inferior al que se encontraban. Respecto a estos motivos temticos --fortuna, honra y virtud--, en El coloquio de los perros, Cipin tiene presente las palabras del annimo renacentista; no obstante las trastoca con una avasalladora crtica matizada de pesimismo: Digo, pues, que el verdadero sentido es un juego de bolos, donde con presta diligencia derriban los que estn en pie y vuelven a alzar los cados, y esto por la mano de quien lo puede12 Dewey Today Abril 2012

hacer (nfasis mo El coloquio de los perros, 347). No cabe duda que estas palabras hacen referencia a la figura de la fortuna y de aquellas a quienes siempre les favorece: el poderoso, el noble, el limpio de sangre. Cipin crea conciencia respecto a la manera de obrar de la fortuna, y dilucida, mediante la metfora del juego, la arbitrariedad de la misma respecto a cmo se favorece a aquellos que son bajos moralmente y se encuentran en una escala jerrquica privilegiada. La virtud no alcanza mucho en el universo de los grandes. Rebelarse contra la fortuna era una tarea infructuosa. Finalmente, puede observarse difanamente la relacin dialgica y la transformacin que han sufrido las palabras en ambos textos. Por tal razn, en El coloquio de los perros subyace un sentido, no slo de novedad y coherencia artstica, sino adems un enfoque literario-cultural que ha viajado a travs de la historia tomando lo mejor de las distintas tradiciones literarias (en este caso, la islmica y la picaresca). Es al intrprete posterior a quien tocar anudar los hilos de estos heterogneos y fascinantes discursos en los que el tiempo parece suspenderse en cada historia.

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El Aljamiado: El gran secreto de la literatura espaolaPor: Dra. Mara Teresa Narvez Crdova Catedrtica de Literatura y Crtica Literaria

El lector y estudioso de la literatura espaola quizs piense que toda ella est escrita en espaol o, al menos, en una de las otras lenguas romances que se hablan en la Pennsula (cataln o gallego-portugus). Seguramente desconoce que, por siglos, tambin se escribi en espaol pero utilizando el alfabeto rabe. Esta es la llamada literatura aljamiada (del rabe ayama, lo no rabe). Por lo menos desde el siglo XIII sabemos que existen textos escritos mediante este mtodo. Posiblemente era producto de autores bilinges que manejaban tanto el espaol como el rabe. Recordemos que lo que hoy llamamos Espaa y Portugal estuvo habitada por cristianos, moros y judos quienes convivieron durante siglos. Ser a partir del siglo XVI cuando esta literatura aljamiada adquiera un carcter secreto. Por qu? Examinemos el fenmeno del aljamiado y su carcter de literatura de resistencia cultural.

Los Reyes Catlicos comienzan a ordenar el bautizo de la poblacin musulmana (los moros) a partir de 1499. A lo largo de varias dcadas se obliga a esta poblacin a hacerse catlica, abandonar sus hbitos, costumbres y --esto es fundamental-- su lengua rabe. Esta lengua es considerada sagrada para los musulmanes pues, segn sus creencias, en ella fue revelado el Corn, libro sagrado en el Islam. En la lengua rabe es que se reza y se alaba a Dios: por lo tanto, es mucho ms que un idioma; se trata ms bien del vehculo de comunicacin entre el hombre devoto y Al. Por lo tanto, prohibir la religin y el rabe a un musulmn es intentar arrancarle su identidad. En Espaa, esta poblacin bautizada forzosamente, ahora denominada moriscos, continuar aferrada al rabe o al menos a su alfabeto. En secreto, se seguir rezando en rabe y practicando el Islam y se escribir en aljamiado, es decir, utilizando las letras rabes fonticamente, para que, al leerlas, se lean

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palabras en espaol. Todo esto se hace a riesgo de la propia vida: son muchos los casos de moriscos enjuiciados, castigados y quemados vivos por la Inquisicin tan solo por poseer papeles con letras en rabe. Cmo conocemos sobre esta literatura secreta? Muchas de estas obras fueron quemadas, pero otras permanecieron ocultas por siglos en paredes, huecos de escaleras y pisos falsos o dentro de columnas, donde las escondieron sus propietarios. Tras la expulsin de los moriscos decretada en 1609, estos escritos quedaron en sus casas y han ido siendo descubiertos al derribar o restaurar edificios antiguos que no haban sido alterados desde esa poca. De qu nos hablan estos escritos? Prcticamente de todo. Desde cuentas comerciales y anotaciones de eventos familiares (nacimientos, sobre todo) hasta explicaciones sobre cmo realizar el rito musulmn (oracin, ayuno, limosna y peregrinacin a Meca), jurisprudencia (alquileres, herencias), novelas, poemas, recetas mdicas y mgicas, astrologa, adivinacin, interpretacin de sueos, relatos sobre la muerte y el Juicio Final e historias de profetas y figuras religiosas (como Moiss, Abrahm, Salomn, Job, Jess, Mara y Mahoma, entre otros). Y, en ocasiones, ancdotas personales del autor y sus esfuerzos para recopilar y escribir la informacin contenida en la obra en medio del ms estricto secreto. Dado su carcter clandestino, no se conserva el nombre de los autores de estos textos. Sin embargo, existe un autor que utiliz un curioso

pseudnimo para escribir varios textos en aljamiado en donde, entre otras cosas muy interesantes, intenta recopilar el saber de sus correligionarios para la posteridad: el enigmtico Mancebo de Arvalo, a quien he dedicado treinta aos de mi vida como estudiosa. El corpus de literatura aljamiadomorisca se trata, en suma, de un documento histrico de gran importancia por su carcter testimonial. Nos permite asomarnos a las vidas clandestinas de una poblacin que lleva una doble vida: en pblico como catlicos practicantes; en secreto como musulmanes que luchan por no desaparecer como nacin y cultura, aun a riesgo de sus vidas. As de compleja y de rica era Espaa durante los Siglos de Oro. Por ltimo, merece la pena sealar que en Puerto Rico tenemos una de las escuelas de especialistas de literatura aljamiada ms activa y prestigiosa internacionalmente. Se anima el lector a acercarse a este fascinante mundo secreto?

Gustav Dor (1832-1883)

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Disruptions to Paternalism:

A Feminist Reading of Ren Marqus Los soles truncos

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not only reflects a nationalist and paternalistic discourse, but also represents its crisis. In his play, Los soles truncos, Marqus writes about the crisis as evidenced in the downfall of the old hacendado system, which Gelp associates with the aforementioned discourse prevalent in the nineteenth Por: Prof. Juan R. Recondo Pietrantoni century, in the face of the process Profesor y Crtico de teatro y cine of industrialization that took Ren Marquss work reflects an intertwining of the place on the island in the midnationalistic and paternalistic discourse so common twentieth century. In the play, the old paternalistic order will be in the Puerto Rican literary canon during the first half replaced by another one more of the twentieth century. In his book, Literatura y in accordance to the United States, which the three female paternalismo en Puerto Rico, Juan Gelp asserts: characters forcefully reject. Although Gelps reading Acercarse a la literatura ese discurso. En el caso de of the play brings to light puertorriquea a partir Puerto Rico, el nacionalismo Marquss sympathy for a landde una lectura crtica no cultural se puede ver como based patriarchy, I propose a devota del paternalismo una manifestacin de un reading of Los soles truncos that supone distanciarse discurso paternalista ms subverts even the playwrights de las interpretaciones abarcador que se origina ideas. I argue that the three consagradas por la crtica en el siglo XX, muy ligado sisters in the play express in their literaria a partir de los a una clase social la de actions and behavior elements aos treinta. Al estudiar la los hacendados y, en el that I consider to be disruptions literatura puertorriquea, campo letrado, a la figura to paternalism because they los crticos han incorporado de Salvador Brau. (1-2). en gran medida la retrica Gelp points out how Marqus break away from the traditional del nacionalismo cultural que se institucionaliza con la llamada Generacin del 30. Dos escritores de los ltimos cincuenta aos compendian la trayectoria del nacionalismo cultural: Antonio S. Pedreira y Ren Marqus, quienes representan respectivamente la consolidacin y la crisis de

roles women were reduced to follow. My reading takes into consideration the nationalistic spirit of the play. Nevertheless, my interpretation opens up the possibilities for a discussion of gender politics that challenges Marquss own ideas on feminism, which he viewed as a contaminating agent from the U.S., and paternalism. Gelp defines the concept of paternalism in the following way: [El] paternalismo [] supone una relacin jerrquica entre sujetos, uno de los cuales se constituye en superior al relegar al otro o a los otros a la categora de subordinados. [] Es paternalista quien se ve como padre y coloca a otros miembros de la sociedad en una posicin inferior de nios figurados. La retrica del paternalismo a menudo remite a las relaciones familiares, y su metfora fundamental consiste en equiparar a la nacin con una gran familia.(2). In the society of the hacendado, the patriarch --usually a white man with economic power represented by the possession of land--, stands over those he considers to be his subordinate others, men who are not considered to be white or who lack the economic means, and women. In the play, the three sisters, Hortensia, Ins, and Emilia, sacrifice their lives to defend the old paternalistic order. Yet their stance transgresses their submissive role as women. Hortensia, Ins, and Emilia were raised in a world ruled by the patriarch, the father who they dearly love, and so visualize this old order as a nurturing utopia that protects them. According to Emilia, under Pap Burkharts reign el tiempo no haca dao ni Estrasburgo era de Francia. Y el saln era un ascua de luz y Hortensia rea en sus brazos y giraban juntos, el alfrez en uniforme y Hortensia en su traje de raso azul. (37). In an interesting contradiction at the root of their story, the sisters willingly embrace the patriarchal order, yet their resistance to change and their own inner worlds disrupt the paternalistic exercise of power. Their strength reaches new levels in the

plays conclusion when Ins and Emilia take it upon themselves to destroy the final remnants of their agonizing past. The play presents the last day in the life of the two surviving daughters of a nineteenth-century, wealthy hacendado family, the Burkharts. The two sisters resist the passing of time and a new order that has brought a period of industrialization to Puerto Rico. Ins, who is authoritative and apparently ugly, and Emilia, who is childish and psychologically affected by a limp as a result of a childhood accident, have lived isolated from society. Hortensia, the oldest sister already dead of breast cancer, decided to close the doors of their house in Old San Juan as a result of a number of factors: the invasion of the United States on the island; the deaths of their mother, Mam Eugenia, and of the patriarch, Pap Burkhart; and a betrayal by Hortensias lover, a character only referred to as the alfrez or ensign, who impregnated a black vendor of herbs. After many years of isolation, Ins and Emilia, who are now in their sixties and seventies, are about to lose the house to developers who plan to turn it into a hotel. As a final act of resistance against the contamination of the outside world and the passing of time, Ins and Emilia will commit suicide by burning down the house. To understand the transgressive elements present in Hortensia, Ins, and Emilia, I will use three mythical figures from Mexican culture: the Virgin of Guadalupe, who, according to Norma Alarcn, is the emerging Mexican peoples native version of the Virgin Mary;(110) Malinche, the Indian who was offered as a slave to Hernn Corts and became his translator and lover thus acquiring the epithet of traitor among the Mexican people; and Sor Juana Ins de la Cruz, the 17thcentury Mexican poet who renounced society and its conventions to become a nun and pursue her intellectual interests. My intention is not to show how Mexican culture has influenced MarqussAbril 2012 Dewey Today 17

work, but to create a connection between the redefinition of gender roles. The way that Mexican and Chicana artists and critics have reinterpreted these female figures relates to my analysis of Los soles truncos. In her essay, Traddutora, Traditora: A Paradigmatic Figure of Chicana Feminism, Alarcn analyzes how the Virgin of Guadalupe and Malinche are envisioned by a male-oriented history, and how Mexican and Chicana writers have reinterpreted Malinche through a feminist revision of history. In defining both icons and their relation to Mexican culture, Alarcn writes: In such a binary, Manichean system of thought, Guadalupes transcendentalizing power, silence, and maternal self-sacrifice are the positive, constrasting attributes to those of a woman who speaks as a sexual being and independently of her maternal role. To speak independently of her maternal role, as Malintzin did, is viewed in such a society as a sign of catastrophe, for if she is allowed to articulate her needs and desires she must do so as a mother on behalf of her children and not of herself. Because Malintzin the translator is perceived as speaking for herself and not the community, however it defines itself, she is a woman who has betrayed her primary cultural function maternity.(113). Alarcn argues that Guadalupe and Malintzin are perceived as two different sides of the same coin. On one side, Guadalupe would be the paternalistic ideal of femininity since she has all the nurturing qualities of a mother, and on the other side Malintzin, in the critics words, becomes her monstrous double. Thus, Malinches figure becomes a challenge to paternalism through her sexuality and power to speak for herself. Alarcns essay considers sexuality, language, and interpretation as key elements of Malinches betrayal to Mexico. So the scholar joins the ranks of other Mexican and Chicana artists by using18 Dewey Today Abril 2012

these elements to redeem Malintzin. As with Malinche, Sor Juana Ins de la Cruz is another Mexican figure whose rejection of social conventions makes her stand out in a feminist revision of history. In her essay, Once Again Sor Juana, Rosario Castellanos discusses how Sor Juanas action of joining a convent to escape marriage has been judged by a system dominated by male-imposed heterosexual standards. Castellanos asserts: Theres a paragraph written by Sor Juana in her Letter in Reply to Sor Philotea that is a type of autobiography, in which she spoke of the many doubts that assailed her before she took the veil. She knew her own character very well, her preference for solitude, how difficult it would be for her to submit to the discipline of a community life. (224) Sor Juana was not interested in following a community life, but found in her solitude the perfect environment to continue her studies. Like Malinche, her behavior challenges paternalistic conceptions of gender since it is not normal for a physically beautiful woman to live isolated when she could have had a family. Castellanos argues that Sor Juanas behavior has even been studied through psychoanalysis, only to identify a catalog of all the complexes, traumas, and frustrations that can victimize a human being. (225). Castellanos ends her essay with a very interesting question: Wouldnt it be fairer to think that Sor Juana, like any other human being, possessed backbone, that it was her own vocation, and that she chose among all the different kinds available to her, the one she was most able to count on achieving? (225). Hence, Castellanos shows the possibility of intentionality and how it is the best explanation to understand Sor Juanas actions. These two essays analyze how the actions of these Mexican female icons challenge or perpetuate the role of women in a paternalistic order. I will use both articles to examine the

subversive element in the three women from Los soles truncos. The Virgin of Guadalupe , as reappropriated by Chicana and Mexican feminism, will be used as the representation of the traditional nurturing female role in the old hacendado system. Although I associate certain qualities of the characters with Guadalupe, their actions in the play challenge any direct similarities between the three sisters and the Catholic patroness of Mexico. Through the figures of Malinche and Sor Juana, as resemanticized by Mesoamerican feminists, I will analyze subversive elements in the women in Marquss play and how these become a sign of defiance against both the old and the new patriarchal societies. In Los soles truncos, Hortensia, who is the oldest of the sisters, is already dead yet still carries a considerable weight as a character in the minds of the other two sisters. Our vision of this character is problematic since we only witness the incarnation of her memory, which is a reflection of Ins and Emilias minds. Her character will come through to us as an interpretation of her two sisters, so Hortensias image will be tainted with their prejudices and their vision of the past and present reality. In order to understand Hortensia, we not only have to strip away Marquss paternalistic ideas, but her sisters too. Even after her death, her memory haunts Ins, who constantly asks Hortensia for her forgiveness for having destroyed the illusion of her love with the ensign. In Inss visions of her dead sister, she is a selfish, proud, reproachful, and perverse woman. This vision can be summarized in the following lines delivered by Ins: Jams vendis vuestras tierras nias. La consigna de papa Burkhart, qu mal la interpretaste, Hortensia! Tierras que no se trabajan, siempre sern de los brbaros [] Y sin proporcionarme nunca la palabra que hubiese dado sosiego a la horrible incertidumbre. Compartiendo slo a medias

el secreto nuestro. Porque compartirlo todo hubiese herido tu orgullo, demasiado. S, t lo sabas. Yo tambin am a tu alfrez. Lo adivinaste cuando te revel su traicin. Cmo te gozaste en hacerme expiar mi culpa! La culpa de haber destruido, adrede, tu felicidad! Cunto nos odiamos, amndonos! Cuntos aos de expiacin para Ins, la fea! Da a da, ascendiendo mi calvario.(71). All the negative qualities projected onto Hortensia by Ins are the complete opposite of what the Virgin of Guadalupe stands for. Hortensia is also very prejudiced, commenting in one part that the ensign is worthy of her because his family line is of pure blood. Furthermore, she is very materialistic as can be seen from her lines: Las joyas [] son lo nico que dan seguridad a mi vida [] Hay mucha fealdad. (53). Unlike the Virgin of Guadalupe and her symbol of nurturing motherhood, Hortensia accentuates the suffering of her two sisters by not approving of the selling or pawning of her jewelry. Alarcn associates maternal self-sacrifice with Guadalupe, a quality that is the opposite of what Hortensia represents. Nevertheless, the nature of her actions reveals a different picture. Hortensia escapes the world and enters into isolation as a result of the ensigns betrayal. Her illusion was broken, thus taking with itself everything she trusted about that old order whose essence is paternalistic. Like Sor Juana, she decides to leave a conventional, male-dominated society behind and close the doors of the house forever. The price she pays is great. That world of men, represented by the ensign and by Pap Burkhart, promised her economic security. The father had given his approval for the ensign to marry his oldest daughter and so Pap Burkhart accepted him as the future patriarch of the Burkhart family. Yet Hortensia turns her back on all of this and becomes a malinchista, or a traitor to the maledominated order. Alarcn explains that amongAbril 2012 Dewey Today 19

people of Mexican descent, [] anyone who has transgressed the boundaries of perceived group interests and values often has been called a malinche or malinchista. (112). Hortensia is a product of her environment, as we can see in her materialism and racism, yet she makes a powerful decision to turn her back on economic security and on a society whose illusion has been destroyed by the betrayal of the man she loved. The sins that she is condemned for consist of acts of defiance against the paternalistic order. Like Malintzin, she decides to speak for herself and not as part of that old order. Hortensia is usually considered to be Inss opposite, yet the formers supposed sins can also be identified on the latter. Pride is an important aspect of Inss stance. In one part, Emilia excuses herself for not being able to help her in the chores of the house and Ins responds with the following line: No te he pedido ayuda. A nadie le he pedido ayuda. (35). Ins carries the weight of the house and of their decision to live outside of modern society. As a result of her pride and of her selfsacrifice, she will not let anybody help her. While Hortensias pride defies paternalistic views since it leads her to a rejection of and isolation from society, Inss stance in this case responds more to traditional conceptions of femininity since there is a certain amount of pride in her self-sacrifice. In her eyes, this action serves as an expiation of her past sins. Ins views her confession to Hortensia about the ensigns infidelity as a sin. After Ins confesses, Hortensia tells her: Ya cumpliste con tu deber, Ins: asesinaste una ilusin. No s cul ser tu castigo. Pero estoy segura de que ha de ser terrible. (42). Hortensia is angry with Ins because she destroyed the illusion in which she lived. Although Inss intentions are more linked to her love for the ensign, her betrayal leads to a degradation of the old paternalistic social order in the Burkhart family, as with Malintzins supposed betrayal of the Aztec Empire. Ins also20 Dewey Today Abril 2012

sees the reality of the new order, especially in its consideration of mans superiority. In one part of the play, Emilia pleads to Ins to bury Hortensia in their backyard. Ins responds to her with the following warning: All fuera en el mundo hay hombres estpidos que hacen reglamentos y leyes, Emilia. (45). So there is another facet to Inss pride, which evidences that she will not belong to the new invading order that is also ruled by men. Hence, Hortensia and Inss pride are similar because both are at the root of their refusal to belong to a patriarchal society. Different from Hortensia, Inss adherence to the old patriarchy is based more on an idealization of her past. This idealization also resembles Alarcns vision of Malintzin as evidenced in the critics description of the Mexican figure: [] Malintzin initially fell victim to a mistaken identity but subsequently recognized Quetzalcatl in Christ and displaced her devotion onto Corts, onto Christ, and subsequently, onto the child who would represent the new race. (121). Alarcn argues that Malintzins idealization of Corts stems from a philanthropic conviction, in which she visualized the Spanish as the representatives of the Mexican deity. Similarly, Ins idealizes her past society that she considers in opposition to the new one, even though both are essentially paternalistic. Like Sor Juana, Ins is also isolated from both paternalistic orders as a result of her poetic vision of reality. In one part of the play, Emilia accuses Ins of not understanding anything about poetry. Inss answer reflects how her poetic vision is permeated by the reality that surrounds them. Te equivocas. Entiendo mucho de poesa. Entiendo la poesa de los silencios largos, del hambre y la miseria, y el orgullo. Y las frases pueriles, y las frases que hieren. La poesa de la vejez y la penumbra, del sol despiadado, y la mendicidad encubierta. La poesa del cncer de Hortensia, y la multiplicacin monstruosa de las clulas en el pecho querido de

Hortensia, y el dolor hondo que corrompe sin gritos. La poesa horrible del tiempo tambin yo la conozco, Emilia. Tuve que conocerlas todas, para que t conservaras la tuya. Y la suya Hortensia. (67-8). Inss poetry is clearly not lyrical. This contradicts the Puerto Rican literary canon, which, according to Gelp, relegates women to the role of lyrical poets. He writes: [] la literatura digna de pasar el canon es literatura de hombres, de polticos, de constructores de naciones. No es de extraar, entonces, que se les haya asignado un espacio genrico inferior a las escritoras puertorriqueas: el de la poesa lrica. (12). With her poetic vision that finds a certain aesthetic quality in the decadence that surrounds her, Ins challenges the limitations imposed on her by the patriarchy. As with Sor Juana, who, according to Castellanos, aroused curiosity because she was a woman who had an intellectual vocation, Castellanos (224). Inss poetry becomes a stance against the need of the paternalistic order to define her as inferior. At the end of the play, Ins sets fire to the house in what she sees as a final act of purification. The dialogue between Ins and Emilia shows the symbolic importance of her actions: Ins: (Sealando a la gran mancha en el empapelado de la derecha) Ves esa mancha, Emilia? Sabes lo que es? Emilia: (Acercndose a Ins) Es la mancha que dej el temporal de San Felipe. Recuerdas? El viento destech la sala Ins: Es un mapa, Emilia. Un mapa dibujado por el tiempo. Emilia: Es cierto, Ins. Nunca pens en eso. Es un mapa. Ins: (Sealando) Ves? Un mundo arriba: el de ellos. Otro mundo abajo: el nuestro. Y un istmo uniendo los dos mundos. (Iluminada) Es preciso destruir el istmo! (77). In the dialogue, the world that is in a superior position is said to be de ellos or theirs, a possessive

phrase that can refer to women and men, or only to men. Nuestro or ours, which designates the other world, is a possessive pronoun that Ins may be using to refer to the old patriarchy including herself, or only to her sister and herself. I will interpret nuestro as if the isthmus unites the world of men to Emilia and Inss world. The image of the stain establishes a gender hierarchy at the root of the patriarchal order since the male is in the privileged position and the female occupies the bottom or inferior one. In a final act of malinchismo, Ins burns the connection that unites both worlds and awaits her death wearing Pap Burkharts ring. Her defiance in evidenced in her reversal of gender roles since in the end Ins occupies the superior position of the dead patriarch. It can be argued that Ins becomes a surrogate figure for the patriarch thereby affirming the male-dominated order of the past. Yet Inss act of assuming the dominating position defies conventional gender roles and subverts both the old world, represented by Pap Burkhart, and the neocolonial order, represented by the male invaders. Ironically, the old patriarchal order that seems to fuel Inss final act of defiance becomes an impediment to Emilias development. Emilia is the character most affected by the old paternalistic order. She acts like a child as a result of the male-dominated society since the patriarch se ve como padre y coloca a otros miembros de la sociedad en una posicin inferior de nios figurados. (Gelp 2). This infantilization is evident in the stage directions that describe her character: [] pequea, frgil, rostro que an conserva cierta remota belleza espiritual, ademanes y gestos indecisos se le escapan con frecuencia, revelando timidez de nio o de corza asustada. (28). Her inner world and feelings, expressed through her poetry, are kept hidden from the outside world in a wooden chest. This attitude of timidity or silence, of keeping her words hidden, is a characteristic Alarcn links toAbril 2012 Dewey Today 21

the Virgin of Guadalupe. However, Emilias hidden world reflects the subversive quality of female eroticism. Emilias poetry expresses an eroticism that Ins criticizes. Describing her verses, Ins tells Emilia: Hay algo innombrado en ellos. Algo indecoroso, Emilia. (67). Ins identifies a forbidden element in Emilias poetry. Taking as an example one of her verses: Tu pie de fauno sobre una palabra: amor, (50) Emilia assumes the role of the man and looks at herself as the lover or aggressive other. Her fawns foot, a reference to a mythological creature associated with male sexual appetite and at the same time a reference to her injured foot in its comparison to a goats hoof, is a sign of sexual intensity. Furthermore, her position of standing over the word love, which can symbolize the sexual act, gives the impression that she is on a superior level (on top) while the man occupies an inferior one (the bottom). The reader must also keep in mind that these verses were inspired by her love for the ensign, which gives it another twist since the aggressiveness associated with the military is overcome by her sexual power. Gelp discusses the relation between the eroticism in the play and how it collides against the paternalistic discourse: Precisamente por su carcter fronterizo, porque es una obra escrita en el momento crtico del canon, en Los soles truncos emerge una de las grandes supresiones del paternalismo literario: el erotismo. Si a lo largo de los textos cannicos se hace desaparecer la experiencia ertica es precisamente porque la energa sexual representa otra amenaza para ese canon nacionalista que tiende a totalizar y subordinar. El erotismo amenaza en la medida en que es otra forma de dispersin; desde una perspectiva nacionalista, sera un desperdicio que dificultara o impedira el construir una nacin. Por eso hace falta sublimarlo o negarlo. (133).22 Dewey Today Abril 2012

Although the eroticism is in fact suppressed in Emilia since it is kept hidden, it still becomes a disruption to paternalism since the language and the idea are essentially subversive. Discussing Chicanas redefinition of Malinche through literature, Alarcn writes: If literatures intention is, in some sense, the recovery or projection of human experience, as the Mexican writers discussed also suggest, then linguistic representation of it could well imply a betrayal of tradition, of family, of what is ethically viewed as pure and authentic, since it involves a conversion into interpretive language rather than ritualized repetition. (118). In this sense, Emilias writing, which breaks with the paternalistic canon and with her role as submissive female, is an act that defies traditional visions of gender and thus becomes subversive. Emilia is unlike Malinche because she uses the written word instead of the spoken word. However, she is like Malinche because, using Alarcns words in reference to Malintzin, Emilia speaks as a sexual being and independently of her maternal role. (113). At the same time, like Sor Juana, whose intellectual pursuits alienate her from society, Emilia knows that her real self, as seen through her poetry, does not form part of the paternalistic order. As a result, she keeps her writings in a wooden chest, which like the house, protects them from outside contamination. A reading of Los soles truncos that brings out the complex gender politics inadvertently rooted in the play has eluded theatre directors in Puerto Rico. In his book, El teatro puertorriqueo reimaginado, Lowell Fiet analyzes how Los soles truncos acquired a sacred quality in Puerto Rican theatre and how this has worked against other interpretations of the play. He asserts: [] para llegar a una u otra de estas interpretaciones, las producciones de Los soles truncos tendran que representar la obra como si no fuera una pieza de museo congelada en el tiempo y el espacio. Sin

embargo, a juzgar por la popularidad de la produccin de febrero de 2002, parece que el pblico puertorriqueo gusta de la reproduccin de Los soles truncos, como si fuera la de un museo folklrico. Sin embargo, es igualmente posible que este mismo pblico, y tal vez otro ms joven, respondiera a la oportunidad de asistir a una produccin que destapara las latentes complejidades temticas y estticas de la obra. (2004). As Fiet points out, the play has been staged in Puerto Rico without any experimentation and its representations have suffered from being very static. The scholar refers to Roberto Ramos Pereas production of the play, which took place in El Teatro Tapia in 2002. Ramos Pereas innovations with the text, which he discusses in his essay Ante los soles truncos, unfortunately make the characters more superficial and do not take into consideration the gender politics involved in the action. In the essay, the director explains how he tried to eliminate the political discourse from the play by emphasizing what he refers to as a psychological and more social reading. (294). Ramos Perea assures that this type of reading would shed new light on the three sisters humanity, yet his description of the characters limits them to soap-opera stereotypes. The director describes Hortensia as un personaje siniestro, diablico, perverso [] [que] se lleva de por medio la vida de sus dos hermanas sin ninguna consideracin. (295). He visualizes Ins as Hortensias monstrous double as is evident in his description of the character: Ins no es la dura, es la amorosa, no es la rencorosa, es la sacrificada, no es la culposa, es la honesta []. (294). This description conforms to a paternalistic and simplistic reading of the characters that echoes the binary designation of Virgin of Guadalupe/ good woman versus Malinche/bad woman, which Chicana and Mexican artists and critics challenge. Furthermore, Ramos Perea describes Emilia as: la seduccin aplastada por la sinrazn []. [La]

santa mezcla entre poesa y hambre que forma las grandes naciones como la nuestra. (295). His interpretation is problematic given that Emilias poetry affirms her sexual power as a woman, something that contradicts the nationalist discourse associated with paternalism. Her poetry is not a builder of nations, but carries a strong feminist discourse that defies the patriarchy. This type of conventional interpretation of Marquss play would reveal how his ideas have become dated. Yet I believe that his work may not be necessarily so. It is evident that a feminist revision of Los soles truncos is long overdue.

Bibliography Alarcn, Norma. Traddutora, Traditora: A Paradigmatic Figure of Chicana Feminism. In Scattered Hegemonies, edited by Inderpal Grewal and Caren Kaplan, 108-135. Minneapolis: University of Minnesota Press, 1994. Castellanos, Rosario. Once Again Sor Juana. In A Rosario Castellanoss Reader: Contexts, Voices, and Signs, translated and edited by Maureen Ahern, 222-25. Austin: University of Texas Press, 1988. Fiet, Lowell. Los soles truncos. In El teatro puertorriqueo reimaginado: Notas crticas sobre la creacin dramtica y el performance, 190-202. San Juan: Ediciones Callejn, 2004. Gelp, Juan. Literatura y paternalismo en Puerto Rico. San Juan: Editorial de la Universidad de Puerto Rico, 1988. Marqus, Ren. Los soles truncos. San Juan: Editorial Cultural, 1983. Ramos Perea, Roberto. Ante los soles truncos. In Teatro puertorriqueo contemporneo (1982-2003), 293-95. San Juan: Publicaciones Gaviota, 2003.

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La mujer como amenaza al paradigma social:presentacin de la primera pcara dentro del gneroPor: Prof. Ginette Eldredge

Profesora y Crtica Literaria

bedas pcara is all that her male counterparts are, but in her representation of gender and the power of its creative function, she is also a lot more.

Nina Cox Davis

La Pcara Justina, como ha destacado Ileana Cordero Cuevas,1 se puede considerar como la novela picaresca de mayor tono festivo en su gnero. Por qu? Porque sta rompe con el paradigma literario al introducir el autor a una mujer como eje principal de la obra. Justina triunfa y disfruta los frutos de sus romeras. Esta obra ha sido sumamente estudiada como ejemplo literario del barroco espaol por la amplia cantidad de conceptismos, polisemias, gusto por los jeroglficos, por las descripciones y alusiones de tipo burlesco y caricaturesco.2 Asimismo, los crticos han estudiado las influencias religiosas, teolgicas, renacentistas, clsicas e italianas que recoge la narracin, lo cual evidencia, segn Bruno Damiani, que el autor de La Pcara Justina tena amplios conocimientos literarios.3 No podemos olvidar1 Idalia Cordero Cuevas, El episodio de la morisca en La Pcara Justina, o los frutos de la distancia irnica, Moradas de la palabra, Vol. I, Homenaje a Luce y Mercedes Lpez-Baralt, Wiliam Mejas Lpez, ed., Ro Piedras: Editorial U.P.R., 2002. Pgs. 472-481. 2 Antonio Rey Hazas, Introduccin, La Pcara Justina, Madrid: Editorial Nacional, 1977, pg. 15. 3 Bruno Damiani, en su libro Francisco Lpez de beda, Boston: Twayne Publishers, 1977, dedica un estudio completo sobre el autor de La Pcara Justina y las influencias literarias, externas e internas, que contiene la misma.

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Montaje por Prof. Yosanalis Torres

que la obra, publicada al ao siguiente de la segunda parte del Guzmn de Alfarache, se ha identificado como obra contestataria y burlesca a la obra de Mateo Alemn. Sin embargo, respecto a su protagonista y al mundo femenino en la Espaa barroca de principios de siglo XVII, poco se ha escrito. No cabe duda de que el personaje de Justina responda al estereotipo social y picaresco caracterstico del gnero. Hija de padre mesonero, Diego Dez, y madre heredera de la Celestina,4 Justina era sinnimo de libertinaje. Resulta irnico que su nombre, segn Damiani, se pueda trazar a Santa Justina, quien fuera una joven doncella virgen y cristiana.5 Para el lector del XVII, ser hija de mesonero, y, por ende, mesonera, tena el significado dual de prostituta. Como seala Rey Hazas, los espaoles del Siglo de Oro pensaban que mesonera y puta eran sinnimos. Esta dualidad de significados y contrastes caracteriza la obra. Por un lado, la misoginia de Lpez de beda motiva toda la diatriba de la cual es vctima la mujer. Por el otro, Justina se presenta al lector, en todo momento, como una joven virgen, que lucha por su honra4 Declara Justina en La melindrosa escribana, pgs. 182183, que: de va paterna hered el hablar, y, de va materna hered ser loca saltadera, brincadera, bailadera, gaitera, jugar con los hombres, negociar y las artes celestinescas. Obsrvese que Lpez de beda slo le otorga nombre al padre de Justina y no a la madre. Asimismo, la caracterstica ms destacada de un pcaro, la palabra, le llega a Justina por va paterna. Ciertamente, la misoginia del autor eleva al hombre sobre la mujer. Sin embargo, su disfraz literario, con el cual logr reconocimiento en las letras hispnicas, proviene de una mujer. 5 Sobre este punto, Damiani expone en: Francisco Lpez de beda, Boston: Twayne Publishers, 1977, que: the name Justina leads in the direction of a saint who underwent a similar experience: St. Justina, the virgin. According to pious fiction, Justina was a Christian girl who was courted by a sorcerer called Cyprian. She overcame, by the power of prayer and the sign of the cross, all his attempts to win her with the help of the demons. The result was that Cyprian was converted to Christianity; he burned his magical books and subsequently behaved with such edifying piety and humility that he was ordained priest and eventually became bishop of Antioch.

y su libertad. Justina, constantemente, enfatiza sus cualidades de mujer honesta, que aunque en romera, siempre se cuida de no perder su virtud. Sin embargo, cuando se inicia el relato de su vida, su imagen revela que disfrut de los placeres de la carne, y que su historia slo nos devela a medias la magnitud de su libertad. Nuevamente, observamos la dualidad discursiva en el texto, la cual se mueve entre el espacio de la oficialidad y el universo discursivo de la mujer libre del barroco espaol. En este artculo, discutiremos el aspecto celestinesco que destaca beda en su obra, el cual le otorga a su pcara una libertad, aunque ilegitima, digna de ser explorada. Justina y el arte celestinesco: La Pcara Justina se destaca por presentarnos a una mujer que se mueve libre en su propia romera. Recordemos que, en la Introducin de la obra, Justina se declara: adivinadora santiguadera y encantadora, entre otros apelativos. En la sociedad espaola de estos siglos, muchas mujeres forzadas a obtener una economa de subsistencia, o como medio de mantener su autonoma, desempeaban oficios vedados y castigados por la Inquisicin. Entre estos oficios se encontraban las prcticas de magia y hechicera.6 Al acercarnos a los textos inquisitoriales, a las bulas, a los documentos histricos-sociales y a los textos aljamiados, se detecta un repudio y un celo religioso de parte del clero y de la oficialidad en contra de aquellos que practicaban la magia6 Mara Helena Snchez Ortega, en su artculo,Sorcery and Eroticism in Love Magic, Cultural Encounters: The Impact of the Inquisition in Spain and the New World, Mary Elizabeth Perry y Anne J. Cruz, eds., California: University of California Press, 1991, pg. 87, seala que en Castilla y en el resto de Espaa existan cuatro tipos de prcticas supersticiosas: masculine magic, approximating learning magic in most of the cases and generally dedicated to the search for enchanted treasures; feminine magic, which emphasizes the womans connection to evil or to curses (maleficio); the male and female spell-casters (ensalmadores); and the enamored women spoken.

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y la hechicera. Celo que trasciende el aspecto clerical, lo cual revela propsitos ulteriores en la poltica y en la economa. De esta forma, se filtra, toda una asociacin estereotipada de los grupos marginados calificndolos de herejes, practicantes de la nigromancia7 y adoradores del diablo, entre otras caractersticas. Fundamentalmente, se tildaba a las mujeres de las castas juda y mora como agentes principales de estas prcticas. Recordemos que en la obra de Francisco Delicado, La Lozana Andaluza de 1528, entre los oficios de Lozana se encontraban las prcticas celestinescas. Tampoco olvidemos al personaje de la madre de Pablos en El Buscn, de Francisco Quevedo, a quien tambin se la identifica como practicante de la hechicera. Entre las creencias que se les atribuan a las judas conversas, estaba: The profanation of Hosts and the murder of Christian children and the use of their blood or body parts in religious rituals.8 La constante relacin que se establece entre la casta juda y lo oculto nos resulta interesante en nuestro estudio. Bien es conocido que las prcticas de adivinacin, hechicera y magia estn explcitamente condenadas por la ley mosaica. En xodo 22:18, se sentencia tajantemente que a la hechicera no dejars que viva. Lectura idnea para la Inquisicin. En Levtico 20:27, sentencia la ley que: El hombre o la mujer que invocare espritus de muertos o se entregare a la adivinacin,7 nigromancia = prctica supersticiosa que pretende adivinar el futuro invocando a los muertos. 8 Stephen Haliczer, The Jew as Witch: Displaced Aggression and the Myth of the Santo Nio de La Guardia, Cultural Encounters: The Impact of the Inquisition in Spain and the New World, Mary Elizabeth Perry y Anne J. Cruz, eds., California: University of California Press, 1991, pg. 146.

ha de morir; sern apedreados, su sangre ser sobre ellos. Ms an, en Deuteronomio 18:10-13, se advierte al pueblo judo que: Ni quien practique adivinacin, ni agorero, ni sortilegio, ni hechicero, ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte muertos. Porque es abominacin para con Jehov cualquiera que hace estas cosas y por estas abominaciones Jehov tu Dios echa estas naciones delante de ti. Perfecto sers delante de Jehov tu Dios. Resulta interesante encontrar, en distintos libros que componen la Biblia, personajes que reciben mensajes, profecas, visiones y sueos de parte de Yahveh. Abraham recibi la promesa de una nacin grande utilizando las estrellas del cielo como analoga. Jos, hijo de Israel, piedra fundacional de la nacin israelita, interpretaba sueos al igual que el profeta Daniel. Asimismo, Moiss realiz prodigios nombrando o conjurando a YO SOY frente al faran y durante los cuarenta aos del peregrinaje del pueblo judo por el desierto. Siglos despus, los trabajos rabnicos de la Qabbalah (tradicin), la cual recoge los comentarios secretos de textos sagrados, se comenzaron a aplicar como tcnicas de corte esotrico. Entre las palabras cabalsticas de raz hebrea, se encuentran: atah, gabar, leolam y adonai. Curiosamente, adonai es el calificativo para designar la soberana de Dios como Rey. Ms an, cmo olvidar la serie de profetas que, en el nombre de Yahveh, tenan visiones y eran consultados por el pueblo? Ser que, primero, Rojas y, luego, Delicado nos estn presentando una lectura opuesta a la establecida por la ley evocando as el caos y el mundo hostil que los circundan? Podra ser

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sta una respuesta en contra de los estamentos establecidos frente a ese Yahveh que abandon a su pueblo? Estamos ante una lectura o visin subversiva de la ley y de la tradicin judaica? O acaso es un simple sincretismo religioso en un periodo de cambio, conflictos y marginalidad? Yvette Cardaillac expone que la bruja y la hechicera de estos grupos crea, al practicar estos oficios, un mundo femenino a la inversa del mundo social dominado por el hombre.9 Ahora, la bruja y la hechicera rivalizan con este mundo mediante su universo femenino. El universo de la hechicera giraba en torno a las prcticas de adivinacin, de invocacin de espritus, de ritos de purificacin y funerarios. Adems, aqullas eran muy solicitadas para la preparacin de sahumerios, ungentos, pociones y conjuros. Asimismo, empleaban talismanes y amuletos, en los cuales insertaban oraciones o conjuros mgicos. A los talismanes los marcaban con signos cabalsticos para la proteccin de quien los portara. A los amuletos se les atribuan propiedades mgicas, como por ejemplo, proteccin contra el mal de ojo. Entre los amuletos utilizados, se encontraban: la concha de mar, el coral, el colmillo de jabal y la piel de culebra. Para la adivinacin, derretan plomo o cera en el agua para hacer figuras con el propsito de leer el porvenir. En referencia a la invocacin de espritus o del demonio, se servan de hierbas, de palabras adecuadas y de amuletos para destruir las fuerzas adversas. En el manuscrito aljamiado BNM 4936, folio 8,10 se documenta un episodio de invocacin, el cual expone que los judos conjuraban por la Tor; los musulmanes, por el9 Yvette Cardaillac, La magie en Espagne: morisques et vieux chretins aux XVIe et XVIIe sicles, Zaghouan: Fondation Temimi pour la Recherche Scientifique et lInformation, 1996, pg. 231. 10 Yvette Cardaillac, op.cit., pg. 231. * Fernando de Rojas, La Celestina. Comedia o Tragicomedia de Calisto y Melibea. Peter E. Russell, ed. Madrid: Castalia, 1991, pg. 247.

Corn, y los cristianos, por el Evangelio. En lo referente a los conjuros, stos se realizaban marcando un cerco, o crculo, en el suelo. Recordemos cmo Prmeno seala que Celestina: Pintava figuras, [y] deza palabras en tierra.* Celestina acompa su conjuro con un sortilegio a base de aceite de serpiente, animal asociado con las hechiceras por simbolizar al demonio, el sexo y la tentacin. Interesante asociacin ya que la serpiente puede ser una alegora, en la religin cristiana, del pecado y de la cada del hombre del Paraso. Los sefarditas fueron expulsados de su paraso, condenados, nuevamente, en el nombre de Dios. Usualmente, cuando la hechicera conjuraba, se colocaba dentro de un cerco, o crculo, que marcaba en el suelo con carbn, con cabellos o, simplemente, con la mano. En el Antiguo Testamento, el profeta Isaas declara que el Dios de Israel: Est sentado sobre el crculo de la tierra, cuyos moradores son como langostas... (Isaas 40:22). En el Nuevo Testamento, el evangelio de San Juan describe el apstol que Jess, inclinado hacia el suelo, escriba en tierra con el dedo (San Juan 8:7). Estar la hechicera o bruja juda invirtiendo al Yahveh testamentario, y, a la vez, a la religin impuesta en una lectura que refleja ese conflicto existencial de los conversos? Por ejemplo, los pactos con el demonio, seala Yvette Cardaillac, se desarrollaron al margen de las prcticas de brujera como religin inversa. Se invocaba a aqul en noches de truenos, de relmpagos y de tormentas. En particular, las hechiceras moriscas de los siglos XVI y XVII: Tenan una predileccin marcada por el atardecer. Este momento corresponda a la hora de la oracin musulmana. La bruja cristiana prefera la medianoche, momento que segn la tradicin

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cristiana, marca el nacimiento de Cristo.11 La demanda de estos servicios le permita a la mujer libre trasladarse a espacios recnditos, a espacios prohibidos, develando las capas que ocultaban un mundo de apariencia donde el discurso de la mujer, no sujeta ni a hombre ni a sociedad, agrieta los andamios de la oficialidad. Andamios sostenidos por frgiles cimientos, incapaces de frenar o contener la solicitud de clrigos, abades, gobernadores, mozos y doncellas. Irnicamente, los grupos fuera del espacio de la clandestinidad se convierten en clientes clandestinos de lo prohibido. Resulta interesante que un cambio de escenario permita develar, sin autocensura, lo censurado en La Celestina. Como hemos sealado, Francisco Delicado nos advierte, en la portada del texto, que el mismo contiene muchas ms cosas que la Celestina. Ms adelante, aade el autor: El arte de aquella mujer que fue en Salamanca, en tiempo de Celestino segundo: por tanto he diregido este retrato a vuestra seora para que su muy virtuoso semblante me d favor para publicar el retrato de la seora Lozana. * El autor nos declara que su obra y, por ende, su protagonista, siguen la lnea de La Celestina, superando a sta en su arte. Delicado suscribe el oficio celestinesco en la Roma del siglo XVI. Su protagonista se mueve entre conversos de judos, quienes, como seala Jos A. Hernndez, a principios del siglo XVI, formaban buena parte de la poblacin extranjera oriunda de la Pennsula Ibrica. El retrato de la joven cordobesa nos muestra las credenciales que la acreditan como hechicera. En La Pcara Justina, Lpez de beda, tambin, inserta el tema de la hechicera.11 Ibid., pg. 96. * Francisco Delicado, La Lozana Andaluza. Claude Allaigre, ed. Madrid: Editorial Ctedra, 1985 y 2000, pg. 169.

Dato que evidencia una realidad innegable en la Espaa del Siglo del Oro: Spain shared with other countries the stereotypical image of women as being morally and intellectually weaker than men and, as a result, more likely to be vulnerable to the temptations of the Devil [sorcery].12 Lpez de beda narra esta realidad en el segundo Libro de La Pcara Justina, en el episodio de la morisca de Medina de Rioseco.13 En este caso, el autor narra, a travs de la voz de su pcara, un aspecto sumamente interesante en referencia a la manera en que se presenta, en este caso, el personaje de la morisca bruja y hechicera.14 Dicho estilo responde a la construccin prejuiciada en contra de los moros durante los siglos XVI y XVII, segn la cual la mayora de los textos promueven una imagen distorsionada y exagerada de aqullos, particularmente, cuando se elaboraban relatos en referencia a la vida disoluta y a las prcticas esotricas asignadas a las moriscas; tal era el arraigo de estas ideas en la creencia popular al ligarlas con su religin y con el demonio. Ser morisca era, pues, sinnimo de brujera y de hechicera. Irnicamente, esta prctica tan condenada por la iglesia y, por ende, por la Inquisicin, se poda encontrar en todos los estratos sociales: During the sixteenth, seventeeth, and eighteenth centuries -even now in12 Haliczer, op. cit., pg. 146. 13 Medina de Rioseco, segn Marcel Batallion, es la actual capital espaola: Madrid. 14 Bruja persona a la que se le atribuyen poderes mgicos obtenidos del diablo. Hechicera persona que realiza prcticas de magia tradicionales. Segn Julio Caro Baroja en su libro: Vidas mgicas e Inquisicin, I, Madrid: Editorial Taurus, 1967, pg. 102, a la bruja se la consideraba como mujer metida en prcticas diablicas menos utilitarias [que las de la hechicera], cultivadora del mal, asistente a aquelarres y adoradora del macho cabro, smbolo del demonio, o autntica encarnacin del mismo. Por el contrario, segn Caro Baroja, la hechicera confiesa la fabricacin de hechizos para atraer amantes, conciliar voluntades, romperlas, satisfacer apetitos y pasiones.

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some rural areas -- Spain maintained a long and extensive tradition of magic. Men and women of all ages and social conditions passionately practiced some of these rituals that the Church considered superstitions. One large group of magicians of both sexes -although some Inquisition Tribunals prosecuted more women - claimed the power to cure illness, especially when caused by dark forces.15 [nfasis mo] En el captulo de la mora de Rioseco, es en la casta morisca en la cual recae la burla y el escarnio de Lpez de beda. Las labores designadas a las moriscas practicantes de la magia son variadas, ya que abarcaban desde la simple confeccin de pociones, ungentos, brebajes y curacin de enfermos, hasta la adivinacin, el exorcismo y la celebracin de ritos satnicos. Segn la ideologa cristiana, sus poderes los obtenan al realizar un pacto con el diablo, alterando, con estos ritos, el orden moral, el social, el cristiano y el religioso.16 Recordemos que todas estas prcticas se ligaban con su religin, lo cual exacerbaba que la sociedad las considerarse herticas, ya que contradecan las bases del catolicismo. Segn documenta Yvette Cardaillac, las moriscas tenan la habilidad de curar enfermos mediante remedios y sortilegios al mezclar hierbas, especias y frutas. Por ejemplo, empleaban las hierbas junto con amuletos o talismanes para las curaciones. Sobre el empleo de amuletos15 Mara Helena Snchez Ortega, Sorcery and Eroticism in Love Magic, Cultural Encounters: The Impact of the Inquisition in Spain and the New World, Mary Elizabeth Perry y Anne J. Cruz, eds., California: University of California Press, 1991, pg. 58. 16 Consuelo Arias, en su artculo El espacio femenino en tres obras del medioevo espaol: de la reclusin a la transgresin, La Torre 1(1987):365-388, esboza un estudio de cmo la mujer comienza a resquebrajar los espacios establecidos por la sociedad. sta, al transgredir el canon establecido, se convierte en una amenaza al orden social.

o talismanes se documenta, en el Miscelneo de Salomn, que se le dictaba al paciente llevar colgado un talismn como parte del tratamiento en contra de la enfermedad. Incluso muchos de los amuletos tenan inscripciones de los distintos nombres de Al, de Mahoma, de ngeles o de los textos cornicos. Respecto a la magia negra, por ejemplo, se les atribua la preparacin de bolas de cera insertadas con alfileres para provocar la muerte de las ovejas; el desangrar a nios pequeos para que su sangre les provocara un estado de sopor o de ensueo; el utilizar frutas o vegetales envenenados para obtener algn beneficio, entre otros conjuros. Tambin, se les imputaba el efectuar ritos de invocacin de demonios segn la creencia de que las moriscas hechiceras realizaban reuniones nocturnas, durante las cuales adoraban al demonio, volaban en el aire, conjuraban maleficios, e invocaban las muertes de los infantes desangrados. Muchas de estas prcticas de magia se recogen en el texto de Lpez de beda, donde la burla y la complicidad se unen para presentar una identificacin hermanada de dos grupos conversos infamados. El autor comienza presentando a una morisca suprema y maestra en su arte de hechicera. Justina, quien siempre result triunfante en todas sus aventuras y engaos picarescos, tiene que doblar su cerviz ante la superioridad de la mora, la cual era: Hechicera, experta, bisabuela de Celestina...ella era morisca inconquistada, y an tengo por cierto que saba mejor el Alcorn que el Padrenuestro, y viraselo un nio, no slo en la lengua pero en las obras, de las cuales dir algo, no para escandalizar al lector, sino para que fe poco de viejas ruines que parecen rezaderas y ejemplares y no relucen sino al candil del diablo, y para que teAbril 2012 Dewey Today 29

guardes de tales. (II, 652) Ahora bien, aunque la moraza de Rioseco se presenta a tono con el prejuicio imperante en la sociedad, se puede detectar la admiracin de Justina ante la maestra y astucia de su anfitriona. As, la morisca inconquistada slo aparentaba una supuesta conversin al cristianismo. Se ha documentado que muchas moriscas practicantes de la hechicera y la brujera siempre se mantuvieron fieles, en la clandestinidad, a su religin. Sobre este aspecto, Yvette Cardaillac seala que: Bien integrada, a travs de sus actividades, dentro de los grupos cristiano y moro, y aunque marginada del grupo general ya que su religin era condenada por la iglesia, la bruja morisca se mantena, en general, fiel a la religin musulmana, aunque en secreto.17 [nfasis mo] Ms an, la morisca de Rioseco, adems de revelarnos su fidelidad a la religin musulmana, tambin, expresa que para ella no haber marido bueno si no ser morisco. Lpez de beda no olvida destacar la creencia popular de los pactos diablicos realizados por las moriscas. Insiste el autor en destacar el deleite de la morisca cuando haba truenos, y su espanto en los das de procesin, adems de adjudicarle el poder de provocar la lluvia, los truenos y los rayos. Asimismo, Lpez de beda plasma la idea del disfrute morboso de sta en los das de ahorcados y muertos, ya que utilizaban los rganos del cuerpo para conjuros.18 Ms17 Yvette Cardaillac. La sorcellerie morisque daprs ces documentes inquisitoriaux. Actes du Symposium International du C.I.E.M. (1984): 10. 18 Entre los conjuros que realizaban las brujas y hechiceras moriscas o judas con la soga de ahorcados, se encontraban los conjuros de amor. Uno de ellos se recitaba de la siguiente manera: Fulano, Fulano, Fulano (nombre del mozo) por la calle abajo te veo venir una soga de ahorcado traes a la garganta a grandes voces diciendo

adelante, se expone la habitual prctica morisca de preparar brebajes: Era cosa particular el agua que gastaba en lavatorios y cocimientos. Malditas sean personas que tan sin gusto ni honra ni provecho se dejan engaar del diablo. Siempre yo entend della que era bruja, y no me engaaba porque ella haca unos ungentos y unos ensalmos, que no era posible ser otra cosa. (II,655) Considero que muchos autores de los siglos XVI y XVII crearon una caracterizacin extremista para desprestigiar socialmente a los moros, pues no debemos olvidar que ste era un periodo de gran apogeo en los procesos que apoyaban la expulsin, y que, luego, la justificaron. Por esta razn, opino que el autor, por un lado, comparte este tipo de postura literaria; si bien el tono festivo que maneja, al abordar estos temas, es el medio para articular una burla que desemboca en admiracin. Por ltimo, cierra Lpez de beda el episodio de la morisca expresando, a travs de su pcara: no denunci della porque, como ignorante, se me escap la obligacin que yo tena de decirlo a los seores inquisidores, y si la hice bien, fue por la natural obligacin que tiene cada cual a querer bien a quien le hace bien. (II, 658) [nfasis mo] Obligacin de hacerle bien? Es cierto que la morisca acept a Justina en su hogar y le ofreci su arte, pero esta accin no justifica tanta bondad de parte de una pcara bribona. Me parece que el no denunciar a la morisca es un acto de complicidad solidaria. De haber denunciado Justina a la morisca, se habra denunciado aFulana (nombre de la mujer), vleme.

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s misma, ya que comparte con la primera el estigma de conversa, alterando ambas el orden social establecido con sus oficios. Adems, la propia Justina nos revela que eran como madre e hija. En este sent