Revista Insurrección N.354

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Edición No.354 Enero/07/2013

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Edición N.354, del 07 al 13 de Enero de 2013. Revista Realizada por el Comando Central del Ejército de Liberación Nacional - ELN.

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EDITORIAL 3A 48 años de Simacota

Balance 2012, Parte VSe Pincho la Aplanadora 7Autor: Pablo Beltrán

Balance 2012, Parte VIPaz, Paz... Bum 11Autor: Pablo Beltrán

Nubarrones en el Horizonte Económico 18Autor: Revista Insurrección

Persiste la Decadencia Norteamericana 23Autor: Frente Internacional Milton Hernández

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Hoy hace 48 años, con la incursión armada al poblado de SIMA-COTA en Santander, Colombia conoció que

un grupo de jóvenes revolucio-narios agrupados en el Ejército de Liberación Nacional, anun-ciaba, que echaba su suerte junto a los pobres, en una lucha revolucionaria y levantados en armas.

No hemos Parado desde Entonces

Las banderas enarboladas en-tonces, siguen hondeando por su validez, porque desde enton-ces estaban claras sus causas, el objetivo, el sujeto del cambio y las formas de lucha, por ello dijimos en EL MANIFIESTO DE SIMACOTA:

“La violencia reaccionaria des-atada por los gobiernos oligar-cas ha sido una poderosa arma de dominación.

“La educación se encuentra en manos de negociantes que se enriquecen con la ignorancia en que mantienen a nuestro pueblo; la tierra es explotada por campesinos que no tienen dónde caer muertos y que aca-ban sus energías y las de sus familias en beneficio de las oli-garquías que viven en las ciu-dades como reyes; los obreros trabajan por jornales de ham-bre, sometidos a la miseria y a la humillación de los grandes empresarios extranjeros y na-cionales; los profesionales y los intelectuales jóvenes demó-cratas, se ven cercados y están en el dilema de entregarse a la

EDITORIAL

A 48 años de

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clase dominante o perecer; los pequeños y medianos produc-tores, tanto del campo como de la ciudad, ven arruinadas sus economías ante la cruel com-petencia y acaparamiento por parte del capital extranjero y de sus sectores vende patria; las riquezas de todo el pueblo colombiano son saqueadas por los imperialistas norteamerica-nos”

“Nuestro pueblo, que ha senti-do sobre sus espaldas el látigo de la explotación, de la mise-ria, de la violencia, se levanta y está en pie de lucha. La lucha revolucionaria es el único cami-no de todo el pueblo”

“Nosotros, que agrupamos el Ejército de Liberación Nacional, nos encontramos luchando por la liberación de Colombia. El pueblo liberal y el pueblo con-servador harán frente juntos para derrotar a la oligarquía de ambos partidos”

¡Viva la unidad de los campesi-nos, los obreros, los estudian-tes, los profesionales y las gen-tes honradas que desean hacer de Colombia una patria digna para los colombianos hones-tos!”

Es verdad que Colombia ha cambiado tanto como ha cam-biado el mundo en los últimos

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50 años, sin embargo, las cau-sas para proseguir la lucha son tan válidas como hace medio siglo.

El que hoy exista una insurgen-cia fuerte que no ha sido de-rrotada por la más poderosa y moderna maquinaria militar y política del imperialismo y la oli-garquía colombiana, demuestra el profundo arraigo dentro de su pueblo y ello está determi-nado por la justeza de su lucha y su conducta revolucionaria.

A casi medio siglo de existencia y comenzando el año 2013, el ELN reitera, como lo ha hecho desde hace más de 20 años,

su disposición a recorrer los ca-minos de la paz a los que nos ha convocado el presidente Santos, porque estamos en el entendido que tal convocatoria es la disposición a garantizar la plena participación y garantías de la oposición política de la que hacemos parte los insurgentes, en la vida política del país y que motivaron nuestro alzamiento en armas.

En ese entendido, bienveni-dos los caminos de la paz y así como en este medio siglo, he-mos estado junto a los humil-des de Colombia enfrentando la guerra declarada desde arriba, con mucha más razón estare-

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mos del lado de todas y todos los amantes de la paz, en un horizonte claro por alcanzar una salida política al conflicto que signifique avanzar con ahínco hacia la justicia y equidad so-cial, la democracia y la sobera-nía, para que sea ese proceso el avance verdadero en la paz de Colombia.

Tenemos claro que el proceso de paz es lento y difícil por el tamaño de las contradicciones entre las partes enfrentadas luego de casi 50 años de gue-rra, que ahora buscan un ca-

mino de diálogo para colocarle fin al conflicto, con visiones dife-rentes en cómo se entiende ese conflicto y cómo resolverlo.

Como entendemos que la paz es un asunto de alto interés para toda la sociedad colombia-na y en particular para las ma-yorías marginadas del poder y la vida política de Colombia, es esa sociedad quien debe trazar los derroteros de la paz. Dentro de esta manera de ver la paz, reafirmamos de nuevo nuestro inquebrantable compromiso con ella.

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La crisis nacional que com-pleta medio siglo, no cesa de ir al fondo, por lo que crece el debate sobre ¿qué hacer? Que

divide a las clases dominantes, entre unos que prefieren se-guir con la receta de los 8 años de gobierno de Álvaro Uribe y otros que desarrollan una ver-sión en tercera dimensión de tal receta, encabezada por el pre-sidente actual.

Este debate no tomó el camino de la ingobernabilidad y este 2012, demostró que las dos po-siciones enfrentadas pactaron medidas de emergencia para sostener al sistema, además de absorber, disolver o triturar a las distintas fuerzas políticas que se les oponen. Con lo que el país queda amenazado con

la resurrección de la momia del bipartidismo, criada durante el Frente Nacional (1958-1974).

Este año le quedan dos grandes fracturas al sistema. La primera afecta a la institucionalidad del Estado, por el hundimiento de la corrupta reforma a la justicia en junio y la segunda hirió al mo-delo económico en noviembre, con la quiebra de Interbolsa, el más grande especulador finan-ciero que operaba en la Bolsa de Colombia.

En las dos semanas de junio, comprendidas entre la aproba-ción de la reforma a la justicia y su hundimiento, el país vivió un momento de máxima crisis, que los periodistas llamaron “el quiebre del estado” y “el pinchazo de la aplanadora del régimen”.

Autor: Pablo Beltrán

Balance 2012, Parte V

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Con el hundimiento de la re-forma, quedó desprestigiada la maquinaria clientelista, que armó este gobierno con la de-nominada Mesa de Unidad Na-cional, por sus fines y medios anti democráticos y corruptos, como lo expresó el Consejo de Estado, “cayó la prepotencia de los que quieren silenciar a sus críticos”.

Otros flancos del quiebre insti-tucional ocurrieron en marzo con la destitución de la Fiscal Gene-ral Vivian Morales, en noviem-bre con la reelección del ultra-conservador Procurador y con el plan para eliminar el cargo de vicepresidente, en manos de Angelino Garzón.

La ya conocida corrupción de los partidos políticos y de los con-tratistas, se agrandó este 2012, con el escándalo de corrupción de los especuladores finan-cieros. Piedrahita, de los más famosos, debió pagar en no-viembre una fianza de 50 millo-nes de dólares a un tribunal de Estados Unidos, por ser agen-te de la súper estafa Madox. A Maldonado y a otros, se les estalló en la mano Interbolsa, una trama de defraudadores que mezcló dineros de 40 mil inversionistas del estrato 6 ha-cia arriba, con acciones de los 6 dueños de la textilera Fabricato, arropada con la vista gorda de la Superintendencia bancaria, en la que escondían blanqueo de narco dinero del cartel del Loco Barrera. Y para completar el retrato del régimen, Ortiz, un socio de Maldonado en la re-

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cepción de dineros del corrupto Agro Ingreso Seguro, terminó siendo el tesorero de la pasada campaña presidencial de Arias, el favorito de Álvaro Uribe.

Por la pinchada de la aplanado-ra bipartidista en la reforma a la justicia, el puntaje del presiden-te en las encuestas de opinión cayó 16 puntos, hasta el 48 por ciento, y por la otra pinchada en la quiebra de Interbolsa, la imagen internacional del país se derrumbó otro tanto.

Otros escándalos de corrupción del régimen, no tan menores, lo enlodaron este año. Por admi-nistrar dinero de la mafia, fue llamada a juicio, D F Toro, ex presidenta del Congreso, con lo que se completan 12 ex presi-dentes enjuiciados por corrup-ción, de los 13 últimos políticos que han ejercido este cargo. El ministro Vargas Lleras sigue in-vestigado por su asociación con las bandas paramilitares de los

llanos orientales. El directorio del Partido Conservador quedó al desnudo en sus tratos con los para-políticos presos en cárce-les de Bogotá. Condenaron a 14 años de cárcel a los contra-tistas Nule por robarse 210 mi-llones de dólares, pero quedó sin juzgar el asesor presidencial Char que era su socio.

La parte aprestigiada de esta administración, sus relaciones internacionales, también quedó al finalizar el año con algunas grietas. La principal es el fallo internacional, que concedió en noviembre una parte de mar a Nicaragua y que llevó al ré-gimen a salirse del acuerdo de 1948, sobre la Corte Internacio-nal de Justicia.

Mientras Santos trata de me-jorar relaciones con Ecuador

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y denunció la época en que desde Bogotá “se insultaba y amenazaba con guerra a los vecinos”, en medios masivos de comunicación, propiedad de in-versionistas españoles, se tildó al presidente Correa de “dicta-dorzuelo”. Por su parte la Comi-sión de acusaciones –léase de absoluciones- de la Cámara de representantes, no entregó nin-gún resultado en la investiga-ción iniciada en agosto, contra Álvaro Uribe, por su agresión contra Ecuador del 1 de marzo de 2008.

El pedido de extradición de M.P. Hurtado a Panamá, para que responda por delitos cometidos cuando era jefa de la inteligen-cia estatal (DAS), fue negado a causa de los vínculos existentes entre Álvaro Uribe y el gobier-no de este país, Paraíso fiscal refugio de parte de la economía subterrá-nea de Colombia. Ta m b i é n en Nor-teamérica se refugió L C Restrepo el asesor de Uribe, prófugo de la justicia colombiana, en j u i c i ado

por corrupción en supuestas desmovilizaciones de paramili-tares y guerrilleros.

En mayo un diario de Bogotá analizó la pugna entre Uribe y Santos, como “una puja en las elites dirigentes, entre quie-nes insisten en soluciones mi-litares al conflicto interno y los que quieren intentar un diálo-go para la paz”. Verdad a me-dias, porque pactaron acuer-dos gruesos para mantener el sistema, en medio de algunos desacuerdos sobre relaciones internacionales; además de guardar identidad en reducir el trato al conflicto interno, a un asunto apenas de alzamiento armado, en el que primero hay que derrotar a la guerrilla, para después negociar con ella.

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El debate sobre la gue-rra y la paz trajo en 2012, una brisa fresca de esperanza para la gran mayoría de los

colombianos, la que hay que comparar con la viabilidad que tiene una solución política del conflicto, en las actuales condi-ciones del país.

Un indicador del conflicto inter-no resulta de comparar el nú-mero de homicidios que ocurren en el país, especificando cuán-tos de ellos, se originan por en-frentamiento entre las fuerzas armadas del gobierno y la in-surgencia.

El promedio mensual de homi-cidios en Colombia se mantie-ne en 1.200, de los que 20 son las bajas hechas por militares y policías, a ambas guerrillas. Lo

Autor: Pablo Beltrán

que significa que al menos el 96 por ciento de los homicidios los produce la delincuencia común.

Realidad que centró el debate en la máquina de guerra contra insurgente, que apenas se ocu-pa del 4 por ciento de los fac-tores de inseguridad del país, localizados en las zonas rurales.

El director de una revista sema-nal de amplia circulación nacio-nal, retrató en julio esta contra-dicción del régimen, diciendo, que “la principal inseguridad es urbana, la incertidumbre está en que coincidan la inseguridad y un proceso de paz”.

Este año se conoció del desgas-te de la política de Seguridad democrática, heredada de la era Uribe. Se supo que desde 2009 se agotó esta política,

Balance 2012, Parte VI

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tanto por su inefectividad, como porque se fueron corrompiendo los medios comprometidos en ella. Por lo que el régimen redi-señó su estrategia militar y de seguridad, de la que hace parte su oferta de diálogo a la gue-rrilla.

A finales de agosto, el presi-dente confirmó la existencia de diálogos con las FARC, anuncio que le devolvió puntaje en las encuestas de imagen y lo po-sicionó para hacerse reelegir para el periodo 2014-2018. La distancia entre este anuncio y concretar una ruta de paz, sin embargo enfrenta serios obs-táculos.

La doctrina militar del régimen incorpora el paramilitarismo como arma de guerra, pero en su discurso político no aparece el reconocimiento de tal estra-

tegia, con lo que deja abierta la puerta para reincidir en ella. La andanada de leyes que expidió este año la coalición gobiernis-ta, están encaminadas a auto perdonarse y a echar un man-to de olvido sobre esta horrible noche de la historia nacional.

La ley Marco para la paz la aprobaron en agosto, luego de garantizarle a Uribe, que no daba cabida a amnistía a la guerrilla y que se aliviarían las penas a los militares condena-dos por crímenes de guerra. En octubre aprobaron la reforma a la ley de Justicia y paz, con la que terminaron de indultar a 35 mil paramilitares, aplicando la tesis de Uribe de considerarlos como “sediciosos” al servicio del Estado. Este diciembre aproba-ron la reforma al Fuero penal militar, con el que las fuerzas

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militares recuperaron la facul-tad para ellas mismas juzgarse.

El paramilitarismo como arma para criminalizar la crítica al sistema y como mecanismo de despojo sigue en marcha, sos-tenido en la justificación de las elites dominantes, de no ser ellas sus gestoras sino sus víc-timas.

Las bandas que hasta ayer eran aliadas declaradas en la contra insurgencia, ahora tratan de presentarlas como enemigas del sistema y generadoras de la mayor parte de la criminalidad. La realidad es que ellas siguen siendo el principal mecanismo de gobernabilidad en muchas regiones y en las grandes ciu-dades. El comandante de la Fuerza aérea en agosto, expli-có que “no podemos atacarlas, porque las bandas se mantie-

nen adentro y en las periferias de las poblaciones”, situación que demuestra la continuidad de la alianza, ahora encubierta, entre bandas, soldados y poli-cías.

Hay que recordar que la alian-za con las mafias paramilitares surge como parte de la estra-tegia para obtener “un país sin guerrilla”, que desemboca en la degradación de la sociedad colombiana y en la descompo-sición de las fuerzas militares y policiales del régimen. Otra vez se demuestra peor el remedio que la enfermedad.

La corrupción parte desde la alta oficialidad, como el narco general Santoyo jefe de la se-guridad de la presidencia, el general Suárez cerebro de la falsa desmovilización con que robaron 560 mil dólares, el

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Ni un paso atras...Liberacion o muerte

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Ni un paso atras...Liberacion o muerte

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general Montoya brazo dere-cho de alias don Berna, el co-ronel JE Plazas planificador del asesinato de Jaime Garzón, el mayor García capo del expen-dio de drogas dentro del ejér-cito, a lo que debe agregarse los mil uniformados asociados con bandas enjuiciados por la ley de Justicia y paz, los 3 mil implicados en Falsos positivos, más la banda de militares que asaltó la caja fuerte del cuartel de Valledupar para robarse 260 mil dólares, el sueldo de todo el batallón, etc.

El Tribunal superior de Bogotá en enero, ratificó la condena de 30 años de prisión al coronel Plazas Vega por los desapare-

cidos en el Palacio de justicia, exigió al Ejército pedir perdón a las víctimas y añadió que el pre-sidente debe ser llevado ante la Corte Penal Internacional. De inmediato Santos, rechazó esta sentencia y precisó que los mi-litares no deben pedir perdón. Mal precedente para una ruta de paz para Colombia.

El precio que paga el régimen para intentar subirles la moral a sus tropas, al darles seguridad jurídica, es otro remedio peor que la enfermedad, porque a cambio les otorga impunidad por sus crímenes, con la garan-tía que al reincidir, de nuevo se-rían indultados.

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La Corte Penal Internacional en noviembre le señaló al gobierno que las ejecuciones extrajudi-ciales, son crímenes de guerra -llamadas aquí como Falsos po-sitivos- fueron producto de una política de estado y como tal deben ser tratados. También la ONU, advirtió sobre la carga de impunidad que conlleva la apro-bación del nuevo Fuero penal militar. El presidente del Sena-do, replicó diciendo, que “aquí somos soberanos para decidir las políticas”.

Las políticas de esta administra-ción para terminar el conflicto son simples. La reparación con-siste en dar algún dinero y un poco de tierra a las víctimas, a cambio de no reclamar justicia; en cuanto a la verdad, hicie-ron aprobar en julio, la ley de Información e Inteligencia, que impone un secreto de 35 años para los asuntos que el régimen clasifique como de seguridad nacional.

El presidente en marzo reafirmó la doctrina militar, terminó el re-diseño de su estrategia, trazó el plan Espada de honor y declaró iniciada la fase final de la gue-rra para vencer a la insurgencia, bajo el lema de “Fe en la cau-sa”. Discurso que es insuficiente para contener el desmorone de

sus tropas, como las Fuerzas es-peciales quienes en masa pidie-ron la baja, para irse como mer-cenarios a los Emiratos árabes, en donde les pagan 2.500 dó-lares, tres veces el sueldo men-sual que Santos les pagaba.

El presupuesto nacional de 2013 mantiene la gran taja-da de siempre para militares y policías, parte del cual lo van a destinar, como siempre, a com-prar material de guerra usado, lo que explica por qué se les cae tanta chatarra volante, que este año se les estrelló en mu-chas partes del país, como en Jambaló Cauca, Sabana Gran-de Atlántico, Carepa Antioquia y en las islas de San Andrés.

El gobierno enfrenta un gran enredo, porque sueña con ha-cer subir en 8 por ciento el PIB del país con el anuncio de los diálogos de paz, pero sólo colo-ca asuntos menores en la mesa de negociación, mientras que sus armas de guerra sufren gra-ves fisuras.

Santos debería ponerle más cuidado a la declaración hecha por el cardenal Salazar, duran-te la Conferencia de obispos católicos de julio: “la guerra de guerrillas no tiene una solución militar, el camino es el diálogo”.

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Finalizando diciembre, el DANE publica el compor-tamiento de la economía colombiana en el tercer trimestre del 2012. Para

sorpresa de todos, el PIB sólo crece el 2,1 por ciento, cuando en el mismo periodo del 2011 había crecido 7,5 por ciento.

Esta evidente desaceleración económica, echa por tierra las cuentas alegres que tenían los funcionarios gubernamentales, quienes al comienzo del año ha-bían pronosticado un crecimien-to superior al 5,5 por ciento. En octubre, el Congreso aprobó el presupuesto para el 2013 sobre la base de un crecimiento eco-nómico del 4,8 por ciento. Pero ahora se lamenta por estar por debajo del 4 por ciento y se dan contentillo por estar por encima

Autor: Revista Insurrección

Nubarrones en el Horizonte

de los países quebrados de Eu-ropa y EEUU: “Mal de muchos, consuelo de tontos”

Se paran las Locomotoras

Los sectores que venían jalonan-do el crecimiento colombiano han sufrido un grave estanca-miento: la construcción presenta un crecimiento de menos 12,3 por ciento, la industria de me-nos 0,1 por ciento y la minería de 0,5 por ciento. Los sectores que crecen, lo hacen a un menor ritmo del que traían, como el de servicios sociales, el financiero y el comercio.

Debido al estancamiento de los países altamente industrializa-dos, en el 2013 habrá una me-nor demanda de combustibles y minerales, con la excepción

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del oro; los precios del petró-leo caerán cerca de un 20 por ciento. Por ejemplo, el petróleo de referencia para Colombia es el WTI y el presupuesto nacio-nal se hizo considerando que el precio promedio sería de 103 dólares el barril, sin embargo ya está en 85 dólares el barril.

El carbón representa el 68 por ciento del PIB minero, pero en el 2012 la producción cayó un 9 por ciento. Hace dos años el precio de carbón era de 150 dólares la tonelada, pero ahora está en 60 dólares la tonelada y la tendencia es a seguir dismi-nuyendo, pues esta demanda viene siendo remplazada por el gas de Esquisto.

Colombia viene implementando los Tratados de Libre Comercio –TLC- con varios países, desta-cándose los de EE.UU., la Unión Europea, Corea del Sur y Japón. Estos tratados representan una desventaja comercial, puesto que la industria de esos países tiene abismales distancias tec-nológicas, de infraestructura y servicios productivos. En 1975, la industria representaba el 23,2 por ciento del PIB y en el 2012 será de 12,4 por ciento y con los TLC la desindustrializa-ción del país se acelerará. El TLC con EE.UU. entró en vigencia en mayo del 2012 y con los otros se espera terminar los trámites este año, para desgracia de la producción nacional.

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Gracias a las políticas neolibera-les y aperturistas, hoy estamos importando 10 millones de to-neladas de alimentos que antes producíamos y el colmo es que también estamos importando el 65 por ciento del café que con-sumimos y la cosecha nacional ni siquiera es capaz de cubrir los viejos compromisos interna-cionales. Pero, como los países con los que estamos firmando los TLC tienen programas de subsidios para los productores agropecuarios, se establece una competencia desleal que acabará de arruinar a los cam-pesinos colombianos.

Las Falacias del Empleo

Ante estos nubarrones rece-sivos que se ciernen sobre el país, es fácil deducir que se au-mentará el desempleo, aunque

el gobierno manipula las cifras con las personas que viven del rebusque en las calles y a las que se cansaron de buscar tra-bajo, las contabilizan como em-pleadas.

Es una farsa el llamado del go-bierno a la concertación entre empresarios y obreros para que concilien el aumento del sa-lario mínimo y siempre los pa-tronos terminan imponiendo el favorecimiento de sus intereses. Es ofensivo el aumento por de-creto del 4, 02 por ciento para el 2013 y obliga a que el mo-vimiento sindical realice demos-traciones de descontento. Hace muchos años que el aumento del salario mínimo no compensa el aumento del costo de vida y la verdad es que el salario real sigue perdiendo capacidad ad-quisitiva.

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Para aumentar la tragedia po-pular, el 1 de enero de 2013 en-tro en vigencia la recientemente aprobada Reforma Fiscal, que le aumenta los impuestos a los trabajadores y a la clase me-dia, mientras se los rebajan a los capitalistas. A las empresas le quitan los parafiscales, que alimentaban al SENA, al Bienes-tar Familiar y a la salud, con el cínico argumento que con esos recursos que ahorran los capi-talistas, ellos los van a invertir para generar un millón de nue-vos empleos.

Los parlamentarios que apro-baron esta regresiva Reforma Fiscal, saben de sobra que los capitalistas sólo invierten en aquellas empresas que les ga-ranticen una aceptable tasa de ganancia, pero en medio de una situación recesiva mundial

y nacional, es estúpido pensar que van a crear el millón de em-pleos.

Nubarrones: tempestades para el pueblo

Cuando a la economía le va bien, al pueblo le va mal; pero cuando a la economía le va mal, al pueblo le va peor. Siempre el capital y el Estado descargan sobre el pueblo, el peso de sus crisis. Por eso, ante estas fa-ses recesivas de la economía, se aumenta el desempleo, se bajan los salarios y las presta-ciones sociales, se eliminan los subsidios sociales, se aumentan las cotizaciones y el tiempo para las jubilaciones, al igual que las tarifas de los servicios públicos y los impuestos.

Pero como los diferentes sec-tores sociales se resisten a so-

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brevivir en la miseria, entonces el Estado fortifica sus aparatos represivos. Ya los gastos para guerra interna se acercan al 25 por ciento del presupuesto na-cional, mientras se siguen dismi-nuyendo los gastos sociales.

Colombia sigue ostentando los vergonzosos títulos de ser el se-gundo país en el mundo con el desplazamiento forzado interno y es el campeón mundial en el asesinato de sindicalistas y de defensores de los Derechos Hu-manos. El paramilitarismo no se ha desmovilizado, sino que Ál-varo Uribe le cambió el nombre por las Bacrim (bandas crimina-

les), quienes siguen ejecutan-do el terrorismo de Estado por campos y ciudades.

Ahora el parlamento aprueba el Fuero Militar, para garantizarle la impunidad a los crímenes de guerra que cometen las fuerzas armadas y de policía.

Pero el aguerrido pueblo co-lombiano no se amilana ante la barbarie que desarrolla la cla-se dominante y en el 2013 se apresta para dar nuevas peleas reivindicativas y nuevas batallas por la dignidad, la soberanía y la paz.

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Una vez más el dolor de familias norteame-ricanas trascendió las fronteras de ese país para tocar la sensi-

bilidad de la humanidad. Las armas entran en escena para dejar una estela de indignación por los hechos acaecidos, en un país, donde la tenencia de ellas es constitucionalmente legal y hacer la guerra fuera de sus fronteras es la política esencial para mantener su sistema de dominación a nivel mundial.

La masacre del 14 de diciembre de 2012, en la que son asesina-dos 20 niños de entre seis y sie-te años de edad, seis mujeres que intentaron protegerlos en la Escuela Primaria Sandy Hook, en Newton, más la madre del agresor y el suicidio del mismo,

es un hecho que nos traslada a la dura realidad que ha tenido que vivir el pueblo norteameri-cano, que para no ir muy lejos en nuestros recuerdos, en el transcurso del mandato de Ba-rack Obama se han sucedido más de 4 masacres, y el pre-sidente ha tenido que asistir a ceremonias para rendir tributo a víctimas inocentes y acompa-ñar a familias doloridas e indig-nadas y donde ha instado en sus discursos a la nación a sa-nar y cambiar, pero no a dejar atrás el armamentismo que si-gue siendo la locomotora de la sociedad.

En lo inmediato se sabe que el gobierno estadounidense está evaluando medidas y que algu-nos congresistas demócratas, en especial la senadora Dian-

Autor: Frente Internacional Milton Hernández

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ne Feinstein, han pedido que de nuevo se prohíba la venta de fusiles de asalto, gracias a una ley que en 1994 promovi-da por ella, logro que por diez años se retiraran de circulación las armas de asalto; sin embar-go el nudo gordiano que tiene esta sana, aunque no suficien-te iniciativa, serán los intereses económicos y el apoyo político de los fabricantes y vendedores de armas que son demasiado poderosos, donde entre otros, la Asociación Nacional del Rifle (NRA) en Estados Unidos, cuen-ta con más de cuatro millones de afiliados y jugosos aportes de los fabricantes y vendedores de armas, quienes jugaran un papel fundamental en sabotear esta iniciativa, pues son exper-

tos en cabildeo, y serán segu-ros opositores.

Lo más grave del asunto radi-ca en que el derecho a adquirir y portar armas está protegido por la constitución. Además, por más que se apliquen cier-tas medidas a nivel nacional, prevalece la legislación de cada Estado.

El primer ministro Australiano, John Howard, del Partido Libe-ral, de centro-derecha, quien jugo papel importante en su país para adoptar medidas contun-dentes sobre el uso de armas , luego de la masacre de Aurora, Colorado, Howard publicó una reflexión respecto de la legisla-ción sobre armas de fuego. En su texto, titulado “Compañeros

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de armas, sí, pero Estados Uni-dos tiene que deshacerse de sus armas”, nos comparte su reflexión, realizada en la Biblio-teca Presidencial George H.W. Bush en 2008: “Cuando expre-sé que estaba orgulloso de lo que se había hecho en Austra-lia para restringir el uso de ar-mas de fuego, se escucharon expresiones de sorpresa. Ello me recordó claramente que, pese a tantas cosas que nues-tros amigos estadounidenses y nosotros compartimos, existe una enorme brecha cultural en lo que respecta al libre acceso a las armas de fuego”

En estas expresiones de sor-presa de las que nos habla Howard, está la esencia del

problema de la bárbara situa-ción que enfrenta la sociedad norteamericana y que va más allá del uso libre de las armas y que ha impregnado la mente y el corazón de la juventud de esta nación.

Qué cultura dirige la vida coti-diana de la juventud?, sobre qué valores se ha construido la vida de la sociedad norteame-ricana sino sobre la base de la acumulación de capital y expan-sión territorial que se ha visto signada históricamente por las guerras contra los pueblos del mundo y por la destrucción del planeta, donde la industria ar-mamentística es el pilar de la riqueza de unos pocos, sobre la cultura consumista de su mismo

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48 años después......Seguimos en NUPALOM7

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pueblo, donde la individualidad prima sobre el avasallamiento al bien colectivo, donde las vic-torias las define la superioridad de las armas sobre el aniquila-miento de la vida de la huma-nidad.

Toda esta construcción cultural se fija y remarca en la mente de sus niños y jóvenes, a través de los juegos virtuales, de la in-dustria cinematográfica de Ho-llywod, de un sistema noticioso radial y televisivo que solo es-cupe dardos informativos sobre vencedores y vencidos, donde la magia la tienen las armas, y donde su mejoramiento, en precisión, sofisticación y exten-sión, ocupa las preocupaciones de las grandes corporaciones por encima del bienestar de la mayoría de su sociedad.

La Esperanza de Cambio por la Dignidad

Las leyes son necesarias, pero decisivo será el protagonismo del pueblo norteamericano, en sus comunidades de la diversi-dad excluidas, obligando con sus luchas a cambiar el sistema y con él la concepción del mun-

do de quienes dirijan el destino de su país.

Los sujetos históricamente oprimidos, entre ellos, la clase obrera estadounidense, está llamada a ocupar el lugar que la historia le reclama en su apor-te para la emancipación de la humanidad. En esta óptica es esperanzadora la existencia del Movimiento Ocupar Wall Street (OWS), que ha venido desa-rrollando propuestas contra la dictadura financiera, contra el intervencionismo y el militaris-mo, por la protección social y la ecología, estamos seguros/as que avanzaran en su organi-zación y defensa de la humani-dad y de la naturaleza porque esta lucha es parte también de la sobrevivencia de sus futuras generaciones.

En estos momentos acompaña-mos el dolor e indignación de este pueblo hermano y siempre estará nuestra decisión para acompañar sus luchas por el otro mundo que sí es posible, donde la solidaridad, la equi-dad y la soberanía sean la brú-jula que marque el destino de la humanidad.

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Revista Insurrección

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