Revista Plomo 0

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Si tienes peo, abre cancha

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Editorial

Mensaje Eficiente

Jeco “…Nos estaban persiguiendo a los que teníamos una visión humana y comen-zaron a haber muertes selectivas…”

Lourdes Ybarra “…decidimos organizarnos, porque descubrimos que todo el mundo estaba metido en su casa y no se interesaban por lo que ocurría en su entorno…”

El Resuelve

Cine con Piquete

Lo Que suena

Lo que te espera

Ahí te la dejo

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María Angélica campos “Yo aprehendo el mundo a través del teatro, esa es mi actitud ante la vida y mi militancia.”

SeccioneS Gente combatiente

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Las Hordas y Los manosblancas de 1814 El Día de la Juventud honra a los hijos de los ricos, de los blancos, de los poderosos

Simón y la fuga del CuartelSan CarlosAños de trabajo y toneladas de tierra removida para lograr la libertad de los máximos dirigentes del PCV.

La Parroquia y el PueblO¿Hasta cuándo vamos a seguir llamando “parroquias”… no es comunas lo que debemos construiren las ciudades socialistas?

Dos años años de la plaza del combatiente¿Cómo se llama la calle donde usted vive? ¿Y el edificio? ¿Y el barrio o urbanización?

opinión el tema del meS

No Hay Pueblo vencido10

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Titulares de Titulares: “La banca nos engañó vs. tarde piaste, pajarito”

“No hay y va subir”

Participantes y Testigos

Mi 27 lo pasé entre los muertos

Jaurena, el Pueblo de La Vega y los 12 del Patíbulo

Culpables del Caracazo

Editorial6»

Sí va, plomo. Plomo merengue: este es el merengue sin letra, a rin pelao, rin de plomo, ¡dale pues! ¡El plomo me nutre! Gasolina sin plomo, pueblo sin plomo, el plomo del pueblo, la plomada del poder, el centro de la conquista, el centro de Caracas, la plaza de La Concordia con sus monjas blancas como el plomo y los pintores calientes como el plomo y los niños que corren como un plomazo. El plomo en los pulmones del Bravo Pueblo que el yugo lanzó.¿Con qué disparan? ¿Con billete o plomo?

Para la patria sin un plomazo, para el plomo parejo, libre y revolucionario aquí llegamos con P.L.O.M.O revista que se propone pensar una Caracas socialista, comunera revolucionaria de l@s y para l@s jóvenes. Estudiantes, liceís-tas y universitari@s, trabajador@s informales, padres y madres adolescentes, artistas callejer@s, bailarinas y bailarines, grafiter@s, raper@s, musiquines, zanquer@s, patineter@s, roquerit@s y emos, malabaristas de semá-foro, cuentacuentos y bien cuidaos, es decir a toda la prole urbana.

La idea es plantearse el reto desde la siguiente pers-pectiva: en esta sociedad donde el modo de producir condiciona el de vivir, se confrontan valores gringófilos, aculturizantes, portavoces del way of life de la globaliza-ción neoliberal, representados aquí en nuestra Caracas por un grupo de la sociedad civil con pintas de sifrinaje mayamero, conformista y aterrada ante el cambio, que se satisfacen entregándolo todo (nunca lo trabajaron) sin ideales, diluida y con ganas facistoides.

Entonces desde el mismo plomo que llovió en puente Llaguno en el 2002, la gasolina con plomo que ardió desde Guarenas en el 89 y las ganas de no callarse nunca, ni ante una tonelada de plomo, ni ante un sistema de valores que representa también el bandidaje. Los responsables de toda esta mierda histórica que desde siempre busca imponerse por las malas. Veamos ahora con claridad la

configuración del enemigo y el proyecto posible que nos corresponde construir en esta ciudad, en este país, en este momento de la historia.

Expropiemos pues, la historia de manos de unos propietarios calcinados, el proceso necesita de empu-jones definitivos, de mayor participación y grandes definiciones; buscamos hacer de P.L.O.MO una publi-cación de carácter propositivo, popular y múltiple en su realización (y hecha por juventud militante).

Ahora que cumplimos con el bicentenario de nuestro ciclo republicano, de una emancipación secuestrada por los propietarios y comerciantes blancos, doscientos años atrás, la libertad ganada a punta de pluma y espada hombres a caballo sin celular en la mano pero con un mapa en la cabeza, creando la sorpresa de la nada para jugarse el todo por el todo, para liberar un continente completo y devolvérselo a la gente, y aquí doscientos años después, con la moto parada de Dolores a puente Soublette, con ganas de escupirle a las estrellas de sili-cón, preguntando bien arrecho por qué lo que ponen en la pantalla son comiquitas, que dónde está el infiltrado que el pueblo puso en Miraflores, que si creen que esta-mos jugando carritos: ahí con la moto encendida y el casco en el codo, con la bomba en la cabeza, con el plomo en la sangre, te preguntas: cómo se muere eso de la libertad, cómo se vive eso de la libertad. Libertad a todo tren, libertad de volar en un cable sobre la montaña.

Libertad de equivocarse y volver a inventar y volver a errar y volver a liberarse, abajo cadenas, abajo la paja, abajo está la ciudad, y se pierde en su maraña, abajo hay un poco de gente tragándose el plomo, dándose la liber-tad, liberando su pedacito de patria, patria libre o morir.

Este número salió gracias a l@s panas: Ana T. Gómez, Blanca Rey,Cecilio Canelón, Eduardo Cobos, Gustavo Borges, Diego Sequera, José Roberto Duque, Jesús Odreman, Juan Antonio Hernández, Reinaldo Conde, Tamara Lozada, Yanco Verástegui, Alfredo Rajoi, Armando Lahbara, Dayana Díaz, Oriele Benavides.Censura, diseño y diagramación: Ejército Comunicacional de Liberación»www.ecl.com.ve

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Mensaje eficiente8»

Observen el mural. Se encuentra frente a Parque Central, en la avenida Lecuna. Es un mensaje institucional de la Oficina Nacional Antidrogas cuyo mensaje sin palabras dice, por supuesto: “No consumas drogas”. La imagen que vale más que mil palabras es el del muchacho de la derecha.

La recomendación expresa del mural a los padres es: “Habla con tus hijos”. Evidentemente, la señora de la izquierda no habló con ese pobre ser.

Ella habló siempre con el otro niño, el que aparece sonriente en la gráfica y que parece hasta feliz de estar escribiendo, o tratando de hacerlo. El otro “muchacho” no está feliz de escribir ni puede estar feliz por nada que suceda en el mundo. Su aspecto revela que se fregó, que es un proyecto abortado, fracasado, que nada corregirá esa deforma-ción en el pescuezo, esos ojos vaciados de brillo y de fluidos, esas uñas blancas como garras, ese “nosequé” propio de los desamparados. Ese ser consumió droga. Entiende el mensaje: tú no quieres ser como ese… elemento que aparece ahí. No consumas drogas. El autor de este mural puede hacer una pintura realmente desagradable del estado en que quedarás si lo haces.A

ENTIENDE EL MENSAJE: TÚ NO QUIERES SER COMO ÉSE…

José Roberto Duque

La Parroquiay el pueblo

A propósito del 23 de Enero

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Poca gente o nadie sería capaz de poner en duda la verdad histórica impuesta, que cubre de laureles y renombre a dos sujetos (Marcos Pérez Jiménez y Carlos Raúl Villanueva), a quienes nadie se atreve a negarles la condición de “constructores del 23 de Enero”. Pero nadie recuerda el nombre de uno solo de los obreros, albañiles, plomeros o mujeres cocineras, sin cuyo sudor y despedazamiento físico y moral ni el insigne arquitecto ni el altivo militar hubiesen sido capaces de pegar ni un ladrillo o echarles una mano de pintura a los superbloques. Sigue impo-niéndose esa tendencia automática, galvanizada en nuestro inconsciente colectivo, que nos empuja y hace aceptar como cosa natural el que se endiose a indivi-duos y se oculte al creador colectivo. Ya sabemos quién mandó a construir los superbloques, pero ¿quiénes los llenaron de gente? ¿Por qué sigue siendo más importante el paisaje urbanístico o arquitectónico que el paisaje humano?

Es justo que se mencione a los individuos que orde-naron y dirigieron un proyecto y un concepto, pero en alguna parte deberían figurar los nombres del señor que metió el cableado, el obrero que se mató al desprenderse un andamio, la señora que les cocinaba el desayuno cada día a los hombres que frisaron y pintaron el bloque tal o cual, los hombres y mujeres que organizaron la primera Asociación de Vecinos en el Siete Machos, los fundadores de la primera línea de transporte. Estos detalles y personajes anónimos son los que le dan forma a la Historia del Pueblo del 23 de Enero.

José Roberto Duque

¿Por qué sigue siendo más importante el paisaje urbanístico que el paisaje humano?

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En cuanto a llamarse “parroquia”, hay un dato que trasciende al 23 de Enero, que forma parte de la división político territorial, impuesta por el Estado burgués, y que estuvimos a punto de transformar radicalmente cuando tuvimos la oportunidad de aprobar la Reforma Constitucional (2007). A su no aprobación se debe la sobrevivencia del ridículo dato contenido en la denomina-ción “parroquia”: ¿hasta cuándo vamos a seguir llamando “parroquias” a unas construcciones humanas donde conviven santeros, pentecostales, testigos de Jehová, ateos, agnósticos, adventistas y devotos de todas las religiones y sectas imaginables? ¿Por qué resguardar o siquiera respetar la denominación eclesiástica y esa absurda reminiscencia medieval de nuestra toponimia ciudadana? ¿No es comunas lo que debemos y vamos a construir en las ciudades socialistas?

El dato es detestable pero suficientemente poderoso. Tanto, que ha “infiltrado” al habla popular, pues muchos caraqueños, habitantes de la misma zona se llaman entre sí “parroquia”, como tratamiento de afecto y cama-radería. Así que la tarea no es fácil ni el enemigo es poca cosa. Pero es preciso enfrentarlo.A

¿Hasta cuándo vamos a seguir llamando “parroquias”… no es comunas lo que debemos Y vamos a construir en las ciudades socialistas?

Lourdes Ibarra, ejemplo de trabajo voluntario

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El equipo de P.L.O.MO quiso conversar con ella para que nos contara su experiencia de trabajo colectivo y voluntario. A continuación, un testi-monio que deja en evidencia el compromiso de esta revolucionaria ejemplar con su comunidad:

La Candelaria, el terruñoLourdes ha vivido toda su vida en La Candelaria.

Esta parroquia ha sido el “terruño” de su familia desde 1917, la casa donde vive perteneció a su tatarabuelo,y ha venido pasando de una genera-ción a otra, nos comenta.

Con mucha nostalgia, también habla de la relación emotiva que la une con las calles y esquinas de esta parroquia caraqueña:Mi parroquia es el sitio dónde viví cosas agra-

dables, yo pasé mi infancia en la casa de mi

abuelo, en la esquina de Platanal, jugando bajo

los árboles de esa casa. Tengo una relación afec-

tiva con la parroquia, por eso cuando inicié mi

trabajo en la comunidad, siempre pensé que

aquí había condiciones para formar una pobla-

ción, que hiciera un aporte al país que queremos

construir.

Lourdes Ibarra, habitante de la parroquia La Candelaria, tiene toda una vida de acción comunitaria. Hoy en día, entre otras cosas, dirige el periódico comunitario “Notivecinos”, que nació con el fin de apoyar el proceso revolucionario; según nos cuenta con un orgullo difícil de disimular:

Una vida en, con y por su parroquia

Tamara Lozada

13Tanto es el nivel de conexión y compromiso con su

parroquia que puede pasar semanas sin ale-jarse de ella, para muestra, esta anécdota a la que Lourdes hace referencia, sin poder ocultar la sorpresa que sigue produciéndole: En estos días, que fui a casa de unos amigos, des-

cubrí que tenía tiempo que no salía de La Can-

delaria, toda mi vida la hago aquí, porque está

el periódico, las reuniones, todo esta aquí, uno

se moviliza cuando hay una eventualidad, pero

últimamente todo lo hago aquí.

De allí que Lourdes declare sentirse “afectada” por lo que se ha hecho en La Candelaria, al estar tum-bado las casas antiguas, con el fin de construir edificios o establecer negocios que ella considera “raros”, como clubes privados o bingos, los cuales causan muchos problemas a la comunidad.

Al respecto denuncia las acciones que ha venido tomando el Alcalde Mayor de Caracas, quien con una administración arbitraria ha venido tomando decisiones que afectan a la comunidad, sin siquiera pensar en someterlas a consulta con las comunidades que hacen vida en ellas. Ledezma agarró La Candelaria como si fuera

su fundo y lo vendió por completo a los Cohen y

a ciertas familias que construyeron edificios,

incluso sin espacios recreacionales, ni estacio-

namientos, influyendo en el caos que tenemos y

tratamos de solucionar.

Ante esta situación, Lourdes nos cuenta que la comunidad decidió tomar cartas en el asunto y emprender la lucha, que les permita retomar el control del sitio donde viven. Sin embargo, señala que primero hay que activar el interés de todos los miembros de la parroquia.

Decidimos organizarnos, porque descubrimos

que todo el mundo estaba metido en su casa,

viéndose a sí mismos y no se interesaban por lo

que ocurría en su entorno.

Claro que estas decisiones y acciones fueron lle-vándola por distintos caminos, y es que toda lucha requiere asumir tareas y compromisos que a veces no preveíamos. Lourdes nos contó cómo, aunque no deseaba “lanzarse de nada”, cuando tomó la decisión de trabajar por la comu-nidad le tocó asumir, primero, la presidencia de la antigua Asociación de Vecinos, para luego ejercer, durante un año, el cargo de Jefa Civil de la parroquia La Candelaria.

Notivecinos, un medio de comunicación comunitarioSin embargo, su principal herramienta de trabajo

organizativo comunitario es el periódico “Noti-vecinos,” que realiza con la participación de doce entusiastas vecinos colaboradores.Tenemos un tiraje de 2.500 ejemplares, pero

sabemos que es leído por entre 20 a 25 mil per-

sonas, porque la gente se apropia de él. Hemos

sabido de personas que hasta lo coleccionan

porque tiene información que es importante

para la comunidad.

La única manera de conseguir algunos objetivos es sumar fortalezas.

14G

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“Notivecinos” es repartido de forma gratuita a través de los nueve Consejos Comunales que existen en la parroquia. Desde 2008 cuentan con el apoyo de CANTV, organismo que financia la edición.

Para este año el equipo de “Notivecinos” tiene pla-nificado trabajar la parte comunicacional a nivel escolar, es decir, fomentar la creación de perió-dicos escolares a nivel de educación básica y en los liceos, esperamos poder lograrlo dice Lourdes con una sonrisa en los ojos.

¿Por qué dedica su tiempo al trabajo comunitario?Ante esta pregunta, Lourdes responde sin vacilar:

Creo que soy un ser social, no podría vivir sin la

gente. Como vengo de una familia muy religiosa,

mi primer escape fue la acción católica, pero la

misma iglesia nos fue empujando por rebeldes,

entonces terminamos en el movimiento uni-

versitario católico con el padre Gaso, y después

pasamos por completo a la izquierda. Pero

siempre es así, uno solo no logra las cosas, yo sé

que tengo ciertas debilidades, la única manera

de conseguir algunos objetivos es sumar forta-

lezas.

¿Qué le falta a La Candelaria?Esta respuesta tampoco se hace esperar y, entre

un sin número de proyectos, va nombrando todo lo que el colectivo tiene planeado con el fin de sumar la comunidad al trabajo colectivo y lograr una parroquia que le brinde oportunidades de formación y recreación a sus miembros, evi-tando la desviación de estos hacia actividades auto-destructivas:

La primera cosa que hay que hacer es convocar

a los jóvenes, lo más importante es construir un

polideportivo y un centro cultural. Es el desa-

rrollo de la cultura y del deporte lo que va a per-

mitir que erradiquemos el consumo de licor y de

drogas. A veces la gente no tiene nada que hacer,

y en los espacios donde vive tampoco se les pro-

pone nada.

A participarLourdes aprovecha la oportunidad para hacer

un llamado a todos los miembros de la comu-nidad a que se integren en la lucha por mejorar su entorno, al tiempo que hace referencia a la impor-tancia que tiene el crear sentido de pertenencia. El primer llamado es a salir de sus casas, a

empezar a descubrir que tienen vecinos y que

hay un entorno que los necesita, y que es mucho

lo que pueden aportar.A

Discurso en la clausura del seminario “la juventud y la revolución”, organizado por la UJC del Ministerio de Industrias el 9 de mayo de 1964.

¿Y si el pueblo decidiera cómo se llama el lugar donde vive?Cecilio Canelón.

¿Cómo se llama la calle donde usted vive? ¿Y el edificio? ¿Y el barrio o urbanización?

Dos años de la Plaza del Pueblo Combatiente18»

Ocurrió un 23 de Enero en el aniversario número 50 de la parroquia. En un acto organizado que, hasta donde se sabe, no tenía precedentes en el país, una asamblea de ciudadanas y ciudadanos, convocada por 23 colectivos y suscrita por más de 700 habitantes, decidió cambiar el nombre a una plaza. Se dice fácil, pero veamos las tumul-tuosas reflexiones y consecuencias que este simple acto arrastró y sigue arrastrando.

Unos meses atrás, varios habitantes se habían perca-tado de un detalle incómodo, fastidioso, incluso humillante. En la plaza que se encuentra frente al bloque 9 (y frente a un negocio que se ha convertido en referencia del sector, El Rincón del Taxista) languidecía desde hacía años un busto del “conquistador” (bonito título que le da la convención a quienes fueron destructores y asesinos de culturas) Diego de Losada.

La plaza, de hecho, se llamaba oficialmente de esa manera, sólo que casi nadie lo sabía y absolutamente nadie la llamaba así, como lo confirmó una encuesta simple, realizada por grupos promotores de una reivin-dicación simbólica (Misión Boves y Coordinadora Simón Bolívar). Se trataba entonces de un nombre impuesto e inorgánico, sin eco ni afectos en la ciudadanía. Buen punto de partida para la decisión que hubo de tomarse después: una asamblea para que la gente decidiera cómo se llamaba la fulana plaza.

Pero antes… Un acto vandálicoPero como no hay sustitución de símbolos sin derri-

bamiento efectivo –físico– del símbolo preexistente, se atravesaba un dilema, un detalle más o menos inquie-

“Se trataba entonces de un nombre impuesto e inorgánico, sin eco ni afectos en la ciudadanía”

19

tante. El precedente que era preciso recordar y rescatar era tremendo: el año 2004 un grupo de compatriotas había derribado la estatua de Cristóbal Colón en Plaza Venezuela, y varios de los autores de este acto simbó-lico y contracultural de justicia histórica fueron juzga-dos y encarcelados por ello. Así que no se trataba sólo de cambiarle el nombre a una plaza, sino de arrancar el objeto que la iconografía oficial del Estado burgués ha convertido en fetiche: había que repetir el “acto vandá-lico” del año 2004 y proceder a desmontar el busto de Losada, antes de sustituirlo por otro símbolo más cercano a la comunidad. Superado el recelo, producto del natural freno social que representa el estar reali-zando un acto que pudiera ser ilegal, los grupos promo-tores decidieron proceder a derribar el busto, basados en argumentos inobjetables desde el punto de vista de la acción revolucionaria. Decía así el documento que justifi-caba o explicaba a la opinión pública la decisión:

En nuestro carácter de conglomerado representa-tivo de los habitantes de la parroquia 23 de Enero, con facultades para intervenir en asuntos que nos atañen como comunidad, nos atenemos a los dere-chos ciudadanos consagrados en los artículos 52, 53, 62, 67, 70, 98, 99 y 100 de la Constitución de la Repú-blica para realizar, en Asamblea Popular de Ciudada-nas y Ciudadanos con carácter vinculante, un acto de justicia histórica: cambiar el nombre y la iconografía de la mencionada plaza (…) hemos decidido proceder

Encuesta simple para usted, habitante de caracas:

Ahora, como ejercicio, unas cuantas preguntas incómodas. La comunidad del 23 de Enero tomó una decisión. Ejecutó un acto contra algo establecido oficialmente, pero cubierto de legitimidad y legalidad por fuerza de la organización popular y del apego protagónico a la situación de transformación revolucionaria. Preguntémonos entonces, a la luz de ese acto simbólico pero poderoso de intervención de la nomenclatura caraqueña:

¿Cómo se llama la calle donde usted vive?

¿Y el edificio? ¿Y el barrio o urbanización?

¿Por casualidad ese edificio/sector/calle o

avenida lleva el nombre de una persona? ¿Quién es

esa persona y qué significa para usted y los suyos?

¿Esa persona homenajeada

fue rica o pobre en vida?

¿Quién decidió que ese lugar tenía

que llevar ese nombre?

¿Cuántos habitantes de ese edificio/

sector/calle o avenida participaron en

la selección del nombre del sujeto?

¿Cuántas calles, avenidas, edificios, parroquias,

barrios o urbanizaciones conoce usted que

lleven el nombre de amas de casa, mecánicos,

bodegueros, choferes, enfermeros, plomeros,

carpinteros, analfabetas, agricultores?

¿Le parece un asunto importante o

cosmético; le importa o le hace bostezar eso

de que la calle o sector donde usted vive a lo

mejor lleva el nombre de un adeco, asesino,

sicópata, corrupto, sádico o idiota, que no

se merece un homenaje de ese tamaño?

¿Ha pensado usted en la posibilidad de animar a

sus vecinos aunque sea a discutir este interesante

asunto del nombre del lugar donde viven?

¿Lo olvidamos o lo tomamos como ejemplo?

20O

pin

ión

a retirar el busto de Diego de Losada y sustituirlo por un túmulo o estela conmemorativa que rinda honor a los parroquianos muertos o asesinados en la cons-trucción de una sociedad más justa (…) A partir del día 23 de enero de 2008, la plaza hoy llamada “Diego de Losada” pasará a llamarse “Plaza del Comba-tiente Revolucionario y de los Caídos”, en homenaje a Sergio Rodríguez…¿Seguía siendo un acto vandálico lo que hizo la Asam-

blea del 23 de Enero? El acta leída en asamblea encaraba de esta forma esa posibilidad:

En respeto y acatamiento de lo consagrado en la Constitución de la República Bolivariana de Vene-zuela en su el artículo 99, según el cual ‘los bienes que constituyen el patrimonio cultural son inalie-nables, imprescriptibles e inembargables’, el busto de Diego de Losada será entregado con una copia de esta Acta al Instituto del Patrimonio Cultu-ral, ubicado en Caño Amarillo. Y para cerrar: Esta decisión es un Acto de Pueblo y no un Acto de Gobierno, lo cual no lo deslegitima, sino más bien lo engrandece y le da carácter revolucionario.

El busto, efectivamente, fue entregado al IPC, donde les informaron a los voceros de la comunidad que el busto ni siquiera estaba registrado como objeto patrimonial.

Es decir, que además era chatarra…Aquel mismo día, 23 de enero, en la mañana y luego

en la tarde, un personaje pasó por un lado de la plaza. Al entrar y al salir de la parroquia 23 de Enero, miró y saludó en ambas ocasiones a las docenas de ciudadanos que se congregaban allí, seguramente sin saber el acto revolucionario que estaba teniendo lugar. Era el presi-dente Chávez, quien ese día dirigió una alocución al país desde el cuartel Cipriano Castro, un poco más arriba en la misma parroquia.

¿Lo olvidamos o lo tomamos como ejemplo?

Como era de esperarse, hubo reacciones favorables y adversas. Entre las sorpresivas estuvo la del ministro de Cultura, Farruco Sesto:

Esto es parte de la toma de conciencia de los pueblos… ¿Vamos a alabar esa conquista con toda la desgracia que nos trajo, todas las cosas realmente oprobiosas? (…) Es muy injusto que se tenga a Diego de Losada, que es un conquistador, en una zona populosa. La gente se pone molesta y tiene toda la razón. Está tomando conciencia.Interesante ejemplo de representante del Estado,

reconociéndole legitimidad a una acción iconoclasta del pueblo.A

el reSuelve Controla la hipertensión, el azúcar en la sangre, el colesterol y…

…Donde hay auyamano hay hambre

22

Iván me cuenta que su abuela le decía que

ella se cansaba menos que él, porque la habían

criado con auyama, queso de cabra y corrien-

do por el monte, mientras que él se había

llenado la tripa durante años con pan canilla,

cocacola y sentado en un autobús.

La cosa va así: No se trata de entrar en una de

contemplación y añoranza por el pasado y la

vida junto a la naturaleza… esa visión idílica

del campo, en la que todo es verde y hermo-

so, y los pajaritos cantan, y estiras la mano y

agarras un mango y todo es perfecto. Por ese

lado bástenos por entender lo jodida que ha

sido la vida –y que aún es, aunque no lo sepa-

mos y aunque algun@s no quieran verlo– de

nuestr@s campesin@s. Sin embargo, hay

algo que es un hecho capital: en teoría, mejor

le va al chamo que come yuca y lechosa del

conuco, y pescado seco y leche de vaca, que

al que le toca comer pasta con margarina y

tomar tang.

La auyama, con su amarillo –chillón y solea-

do– es una de las verduras que se da con

mayor facilidad en nuestro suelo. Pero uno

de los temas con eso que llamamos la verdu-

ra, es que normalmente (y casi únicamente)

lo asociamos a la sopa… Es decir: verdura=

auyama + ocumo + ñame + variantes (según

la sopa y la cocinera, claro está), se dejan

ver rara vez en nuestra mesa capitalina en

formas distintas a –ya lo dijimos– la sopa.

Y si bien, en serio que el punto de todo esto no

es predicar como el cura en la iglesia, vale la

pena ponerle el ojo a ese tema, porque para

empezar, está bien cerquita de eso a lo que por

allí le dicen Soberanía Alimentaria.

¿Alguna vez has probado dejar las semillas

de la auyama en un pedacito de tierra? Casi

sin cuidado, casi sin atención, a los pocos días

empiezan a salir unos brotes de hoja redon-

deada, y si la suerte los acompaña y no termi-

nan aplastados por los pies de nosotros –cita-

dinos que no tenemos ojos entrenados para

reconocer la planta de la que nacen las horta-

lizas que comemos– las hojas crecerán hasta

el tamaño de platos, y comenzará a desarro-

llarse una enredadera-rastrera (eventual-

mente y según las características del terreno,

pues la dichosa plantita es bastante buena

para abrirse camino hacia donde mejor le

convenga). De allí, queda esperar las flores

amarillas –como la misma auyama– y que

eventualmente nos sea regalado algún fruto.

A una especie vegetal que tiene la capaci-

dad de crecer sin mayores cuidados y –para

colmo– en suelos secos y áridos le tocaría

tener un lugar mucho más protagónico en

nuestra mesa. No suele haber escasez de

auyama en los mercados, porque su produc-

ción es semi-silvestre, y completamente

autóctona… Así que mejor es intentar orien-

tar nuestro consumo de alimentos, privile-

giando aquellos que somos capaces de produ-

cir sobre los que no.

Viene entonces el tema de la sopa: en hervido o

en crema… (la auyama entonces es aburrida,

y por eso no me la como) y si no la torta, pero ni

torta ni sopa son comida para algun@s. Para

solucionar esto hay dos opciones:

La mamá o la abuela, que seguro con algo de

incentivo exprimen la memoria y recuerdan

(o inventan) otras formas de prepararla e

Internet, usado para algo más que “perder

el tiempo miserablemente” –como diría el

amigo Aquiles Silva– obtienes resultados

inmediatos… Para no quedar como una gran

habladora de paja, hice la prueba y coloqué

en el buscador las palabras receta auyama,

y la respuesta llegó como por arte de magia:

Arroz, frituras, flan, guisado, pasta, puré,

galletas –además de la impelable crema y la

respectiva torta–, sólo en las dos primeras

páginas.

Vale la pena meterle el ojo, también, a las

propiedades de esta verdura, que –como

todo lo que viene de la naturaleza– posee la

capacidad de obrar acciones poderosas sobre

nuestro cuerpo: sirve para la hipertensión,

ayuda a controlar los niveles de azúcar en la

sangre, fortalece el sistema inmunológico,

sus semillas poseen grasas insaturadas que

controlan el colesterol y como antioxidante

contribuye a la prevención del cáncer.

No vamos a decir que la auyama sea mágica…

esa explicación le pertenece a los devotos de

algunas religiones de origen africano… pero

comenzar a ver la auyama con otros ojos, nos

permite entender por qué donde hay auyama

no debe haber hambre.A

La Auyama es…Fuente de potasio, contiene vitaminas A,

C, B6, betacaroteno, hidratos de

carbono, proteínas, fibra, calcio,

magnesio, fósforo, ácido fólico. En

menor cantidad vitamina E y B1, B2.

Calorías (entre 12 y 40 según la

variedad). Grasas (entre 0,1 y 0,4), y

87% de agua, además de ser Rica en

fosfatos, por ello es tónico cerebral.

Blanca rey

24»

El artista colombiano Julio Enrique Casés Olmos, Jeco, tiene años residenciado en Caracas. Tuvo que escoger, al igual que cerca de 4 millones de desplazados, entre seguir viviendo en su país o, como han hecho muchos, venirse al nuestro para preservar la seguridad de su familia. Aquí ha podido continuar expresándose y luchando por sus profundas ideas sociales a través del vallenato y la pintura.

Jeco (1941) nació en Pueblo Nuevo, Colombia, pero muy pronto su familia se lo llevaría a Corozal y de allí se residenciarían en la selva pantanosa de Ayapel. Internado en la selva aprendería a ser campesino, lo que marca-ría toda su vida. Siempre me he sentido un campesino. Y estoy agradecido de la nobleza que me quedó impresa en ese periodo, aprendí muchas cosas, por eso amo a los campesinos sin tierra, por eso en mis canciones les canto, afirma Jeco, un poco emocionado.Los constantes desplazamientos lo persuadieron

a adquirir conocimientos para desarrollar sus inquietudes artísticas, lo cual fue combinando con el trabajo de sobrevivencia. De esta manera, se hizo compositor de vallenato y un pintor de grandes aptitudes.

Jeco:“no esperé a que me mataran y me fui de Colombia”Nos estaban persiguiendo… comenzaron a haber muertes selectivas.

Eduardo Cobos

Estoy en esta guerra…

Soy un soldado dentro del pueblo.

25El interés social es claro en tu pintura y en tu

música…Tengo canciones al amor, a la naturaleza y antes

hacía canciones de doble sentido, como se dice,

de mamadera de gallos. Pero hace años sólo

compongo temas sociales, mis canciones y mis

pinturas son de denuncia de lo malo y en cierta

forma exaltar lo bueno. Por ejemplo, los logros

de la Revolución Bolivariana y de otras revo-

luciones del mundo. A través de mis canciones

trato de denunciar lo que pasa en Palestina, en

Afganistán y en América Latina.

En tu vida ha habido desplazamientos voluntarios, pero también otros, obligados…Así es. Salí de mi pueblo huyendo porque for-

mamos un movimiento que cuestionaba la

administración del erario municipal y eso nos

creó enemistades con la policía. La democracia

de Colombia es: “cállese la boca, deje que roben y

deje que los ricos sean más ricos”. Si usted habla

se muere o se desaparece por ahí. Todas estas

cosas las digo cantando en un disco que se llama:

“Jeco y su vallenato revolucionario”.

¿Por eso tuviste que refugiarte en Venezuela?Nos estaban persiguiendo a los que teníamos

una visión humana y comenzaron a haber

muertes selectivas. Vivía del canto, pero en

zozobra por amenazas, persecución y allana-

mientos. No esperé a que me mataran y me fui de

Colombia.

Eso también debe haber afectado a tu familia…A la mamá de mis muchachos se la llevaron

presa en uno de los allanamientos, le adjudi-

caron un poco de delitos y montaron falsos tes-

tigos, como hacen en la mayoría de los casos.

Le tocó pagar una condena de 6 años. Yo estaba

yendo y viniendo de Caracas a Bogotá. Y a finales

del año 1995 ella se vino para acá, porque no le

esperaba otra cosa sino la muerte.

¿Qué te pareció lo que comenzaste a vivir a fines de los años 90 en este país?Desde que llegué se me iluminó la mente en

grabar música, y vi que en esta Revolución tenía

libertad para expresarme. Yo soy un luchador,

soy un revolucionario, que combate con pin-

celes, guitarra y acordeón. Estoy en esta guerra:

soy un soldado dentro del pueblo. Mientras haya

injusticia seré un luchador. Y será hasta el fin de

mi vida, como dicen algunas de mis canciones.

¿Qué impresión tienes de lo que ocurre en Colombia y Venezuela?Venezuela va por buen sendero y el que va bien

termina bien. Aquí hay mucha gente valiosa que

está dispuesta a defender esta revolución, y difí-

cilmente va a ser afectada como al colombiano.

¿En qué sentido?Porque los colombianos están siendo manejados

bajo las directrices de un capitalismo que sólo

piensa en sus bienes. El rico nunca va a generar

cosas que le sirvan al pueblo. El rico piensa en

capacitar a los pobres para que sólo sean buenos

trabajadores.A

Febrero incandescente, febrero lleno de

historia, de alegrías y de sangre. El proceso venezolano

se desdibujaría y quedaría irreconocible si borráramos

este mes de su acumulado histórico. En medio de su

tragedia y de su grandeza destaca, como un monumento,

la rabia de los pueblos y como un recordatorio de la

índole criminal del Estado burgués y del capitalismo, la

fecha 27 de febrero. Un hito doloroso y fundacional:

luego de aquel estallido de pueblo y de aquella masacre

el país quebró su rumbo, aceleró su marcha hacia la

emancipación.

el tema del meS

27

NO HAY PUEBLO VENCIDO

La imagen que acompaña este texto es de un óleo elaborado por un artista plástico en 1990, en el primer aniversario de la rebelión. Fue reproducido por primera vez en un afiche que rezaba la siguiente consigna:

TITULARES DE TITULARES: "LA BANCA NOS ENGAÑÓ" vs "TARDE PIASTE, PAJARITO"

Los días previos

Cecilio Canelón

28»

El 27 de febrero tiene la peculiaridad de que es para muchos venezolanos el día más grandioso y memorable de su vida, el inolvidable, al igual para otros lo es la gesta de abril 2002 o los disturbios de finales de los 80 y entra-dos los 90, cuando el puntofijismo agonizaba.

Pero hay detalles que se escapan de pronto, que nos vuelven a sorprender cuando nos tropezamos con ellos. Algunos incluso nos arrancan una sonrisa amarga, pero sonrisa al fin. Sin embargo, todo lo que nos hace sonreír, amargarnos, o tan sólo recordar detalles perdidos en la memoria, nos ayuda a reconstruir el ambiente previo al soberbio estallido popular.

Como el gran titular, El Nacional, del domingo 26 de febrero de 1989, un día antes del sacudón, publicaba: “La banca nos engañó”, citando las palabras del expresidente Jaime Lusinchi, al referirse al derrumbe de la fantasía que nos hizo creer a los venezolanos y venezolanas pocos años atrás.

Él y sus ministros nos aseguraban que el refinancia-miento de la deuda venezolana, firmado por ellos, era “lo mejor del mundo”, pero de pronto el 26-F dijo que los acreedores internacionales, esos que nos obliga-ron a pagar la mitad de los ingresos del país, no habían cumplido su promesa de “restituir el flujo financiero hacia Venezuela.” ¿Lo mejor? La respuesta del también expre-sidente Luis Herrera Campíns: “Tarde piaste, pajarito.”

El mismo domingo 26, en las primeras páginas de los periódicos aparecieron los nuevos precios de la gasolina, así como las fotografías de las largas colas de autos, poniendo combustible a precio viejo.

Recordar y temer un estallido es fácil, sea lo que sea que estalle. Pero cuando lo que estalla es el mundo a tu alrededor y la gente se convierte en el montón de esquirlas, ya “recordar” es un verbo insuficiente.

En EsO andábamOs…CrEandO O sOpOrtandO las COndiCiOnEs quE nOs hiCiErOn Estallar En OlEadas dE puEblO

29En el suplemento Feriado, Cristina Raffalli firmaba

un reportaje titulado: “Chamo marca tal”, el cual refi-riéndose a la insoportable sifrinería de la clase media venezolana de la época, era un excelente retrato de la sociedad que estaba a punto de llevarse un golpe mortal. Una sociedad en la cual el salario mínimo era de 600 bolívares, pero cuya juventud vestía, según la inves-tigación, “zapatos de goma de 2.000 bolos, bluyines de 1.500, camisas de 1.800.” La frivolidad y el despilfarro en un país tapizado de marginalidad, en el cual los adecos seguían exigiéndole sacrificios a los pobres, mientras le restregaban en la cara sus gastos y bienes ostentosos.Dicen los primeros párrafos de este artículo:

–¡Aaay, Carlitos sí es lindo! ¿Viste cómo vino hoy? Tiene unos “Benetton”, azulitos, que le combinan con los ojos, unos “Reebook” blancos y una “Polo”, pero “Polo” de verdad.–¿Y cómo sabes que no es de las Quintas Leonor?–¡Ay, cualquiera lo sabe, mija, tú estás out! Las Polo-Polo no tienen costuras a los lados, sino que son lisi-tas. Además, Carlitos sería ¡incapaz! de ponerse algo chimbo. Él es tan nice…”

Al lado de ese reportaje, en una columnita de esas que llaman “ligeras”, llamada “Estrellatos y Estrellados”, aparece una cita puesta ahí como al azar. Es el fragmento de una entrevista que le hizo Gustavo Azócar a un cara-melito de nombre Alejandro Peña Esclusa. Pregunta el periodista: “¿Quién financia sus remitidos?” Responde Peña Esclusa: “Contribuciones que nos hace la CIA y algu-nos amigos y colaboradores”.

Una semana antes y un poco más, las noticias de suce-sos más relevantes hablaban de sendos asesinatos: el estudiante de Ingeniería de la UCV, Denis Villasana, muerto durante disturbios en esa universidad (cuando de verdad era una universidad y cuando de verdad había una tiranía y represión por resmas) y el empleado de la Facultad de Medicina, Carlos Yépez. A ambos los fulmina-ron a disparos las huestes de la Metropolitana. A ambos los criminalizó la prensa burguesa de entonces, de ahora y de siempre. No sólo los mataron a balazos, sino que les asesinaron el derecho al honor al llamarlos facinerosos y delincuentes después de muertos. ¡Ay, Goicoechea! Ojalá no veamos nunca a tu familia en esa situación tan espantosa…

“Y sin pensarlo dos veces la pegué a la pared le arranqué el vestido y nos violamos de amor”

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Es30

Recuerdo que el movimiento estudiantil protestó contra el Colegio Nacional de Periodistas por el trata-miento sucio, criminal y desconsiderado en los periódi-cos contra esos panas muertos. La vocera del Colegio, Teresa Ovalles, explicaba entonces que “los periodistas dicen lo que las autoridades policiales les informan”. Pues, de bolas, quienes nos asesinaban nos llamaban delincuentes, y así quedaban libres de culpa ante los ojos de la sociedad. Y la prensa, incapaz de investigar nada, sólo repetía la palabra de los asesinos. Cualquier pare-cido con la realidad actual tiene que ser casualidad; sin duda alguna.

También me encontré, en mi hurgar de la prensa de esos días, una noticia aparecida en todos los periódicos el 18 de febrero. Parece una cosa sin importancia, pero miren que revela mucho, bastante, sobre la naturaleza conservadora, represiva y santurrona de los poderes públicos de entonces. Los titulares decían: “Tribunal citó a Guillermo Dávila, acusado de apología del delito”. La historia es ésta: el cantante tenía pegada en la radio una canción de Rudy La Scala que ofendió el pudor de Jorge León Díaz, diputado del partido ORA, y éste lo mandó a investigar a ver qué pretendía el cantante al gritar esas cosas frente a los jóvenes. La canción decía, en su pasaje más “escabroso” según el diputado:

En tiempos de reggaetón, perreo, sandungueo y sexo explícito por radio y TV, a este diputado debe haberle dado un infarto, si es que sobrevivió hasta estos días.

Por otra parte, el día 27 de febrero, en la primera página de El Nacional, la fotoleyenda principal mostraba cómo los ranchos trepaban sin control por las faldas del Ávila, mientras el periódico titulaba: “Avilancha de ranchos”. El mismo 27, El Nacional destaca, por allá por las páginas de Economía, una noticia cuya resonancia parece conocida: “Cinco horas para comprar dos potes de leche popular”. Y un sumario: “En los mercados no hubo café, azúcar, sal, harina, arroz ni huevos”.

Ese mismo día, y los siguientes, el pueblo salió tras las razones de esa noticia y encontró la respuesta: sí había de esos productos, sólo que las mafias de la distribución, la producción y los expendedores se confabularon para “desaparecerlos”, mientras subían los precios.

Uno mezcla ese montón de ingredientes: sifrinería y frivolidad cara a cara con la pobreza extrema; esca-sez artificial como mecanismo del capital para forta-lecerse; espantosa represión contra la libre creación y difusión de obras; clase política en quiebra luego de 30 años de cultura adeca antipopular; mano negra de la CIA agitando el carato para obtener algún dividendo político. Todo esto en un solo cóctel social, en cuyo fondo desta-can la entrega del país a las hegemonías y el desprecio de las clases dominantes hacia las explotadas.

En eso andábamos los venezolanos de entonces. Creando o soportando las condiciones que nos hicieron estallar en oleadas de pueblo.A

ObstinaciónCom

entario:–¡Coño, cuándo se acabará esta vaina del toque de queda!,] tengo 7 noches durm

iendo con la vieja de m

i esposa.]

Había comenzado el sacudón

"NO HAY, Y VA A SUBIR…"Gustavo Borges

31«

27 de febrero de 1989 .Los Frailes de Catia, Caracas. 6 de la mañana.

Como cosa normal, a esta hora tempranera, ríos de gente, en rápido caminar colectivo, brotaban a través de los cientos de callejones, que dibujan la extraña geografía de este populoso sector del oeste de Cara-cas, al pie del Ávila, para hacer la ruta que los llevaba a desembocar a lo largo de la Calle Real de Los Frailes. Un tumultuoso murmullo mañanero de hombres, mujeres y niños enfrentándose a interminables colas para tomar el transporte público, que los ayudaría a dejar los espacios del barrio, para luego tomar el metro u otro colectivo hacia sus lugares de trabajo o estudios, o sólo abandonar Los Frailes por ese día.

rumas dE alimEntOs, quE supuEstamEntE EsCasEaban aparECían antE nuEstrOs OjOs

Los cientos de negocios, compuestos de panade-rías, pequeños y grandes abastos, ferreterías y super-mercados, que habían estado durante toda la semana negando tener los alimentos básicos, aún no abrían sus santamarías y puertas a la comunidad. Sólo uno más que otro, donde tomarse el guayoyito y comprar cigarrillos o la merienda del chamo que iba a la escuela. En la noche, el regreso; como siempre, un tortuoso y rutinario afán, haciendo las interminables colas por tomar una camio-netica o autobús, y así completar el recorrido de retorno hasta sus hogares.

El paquete de medidas

Mozalbete cargando trem

endo bulto:“Aquí llevo tu paquete, Carlos Andrés”

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Es32

Algunos nos enteramos ya en casa, a otros los sorpren-dió en las calles, y muchos eran protagonistas activos de la arrechera desbordada, que en poco tiempo se haría colectiva, transformándose en una legítima rebelión popular que desataría los diablos del resentimiento social acumulado por tanta injusticia, desaciertos y burla de los gobiernos de turno. Había comenzado el Caracazo o como lo llamamos en el barrio: El Sacudón.

El mismo pueblo de los Frailes, que en la mañana había protagonizado su rutinario éxodo al trabajo, escuela o calle, regresaba ahora hecho masas de incontenible fuerza que arrasaba todo a su paso. Y así en todos los sectores populares. El Pueblo estaba arrecho.

Más que la furia irrefrenable con que mis vecinos embestían contra los negocios de los Frailes, me sorpren-día lo que veía cada vez que uno de estos abastos cedía ante la rabia de la comunidad. Rumas y rumas de

Era como si una mano invisible le señalara a aquel río de gente: “pueblo, allí está tu comida”

alimentos que supuestamente escaseaban o no había por aquellos días, aparecían ante nuestros ojos. Esto enardecía cada vez más a la gente y se repetía en cada abasto o mercado que era saqueado. Aceite, azúcar, leche, café, huevos, sardinas. Todo acaparado. Me vino a la mente cuando, semanas antes, le preguntaba a uno de los dueños de la bodega por el aceite y la leche, y su respuesta:”No hay y va a subir.”

Uno de los aserraderos-carpinterías con grandes galpones resultó ser un depósito de alimentos acapa-rados. Afiches de Carlos Andrés Pérez, presidente para ese entonces, se podían ver en algunas de las paredes. Fue saqueado en su totalidad y quemado. Era como si una mano invisible le señalara a aquel río de gente: “Pueblo, allí está tu comida.”A

Cansados Cansado:-¿Y en esta fila qué venden?Tam

bién cansado, pero ladillado:-Tres coñazos por un bolívar.

33«

Nosotros estábamos organizados en el colectivo Desobediencia Popular, que no tenía una estructura organizativa, pero sí tenía un trabajo político en la Universidad. Quienes vivíamos en Guatire-Guarenas –José Pacheco, Roger Bastardo y mi persona– nos plan-teamos sacar a la calle un periódico, más bien una hoja o volante, que se llamaba “En la Cola”. Lo distribuíamos precisamente en la cola, en este caso, la de los pasajeros que esperaban abordar sus autobuses en el Nuevo Circo.

Ese periódico circuló una sola vez, sólo un número sobrevivió. Pero lo que allí escribimos sobre el momento político, sobre la situación política y social, tuvo carác-ter premonitorio. Entre otras cosas, decíamos que Guarenas era una olla de presión, que estaba a punto de reventar. Días después se produce ese estallido que llamaron Caracazo. Allá los llamamos Guarenazo, ya que, en Guarenas tuvo lugar el epicentro del estallido.

Yo llegué a las 6 de la mañana y me encontré con una tranca, gente que protestaba por el aumento del pasaje. Una situación algo confusa, pero todavía muy tímida, porque no había una acción concreta. De hecho, las camionetas entraban y salían, cobraban el pasaje con el aumento y lo que había era un pequeño foco de protes-tas. Entonces me encuentro con el compañero Pacheco, quien estudiaba Filosofía en la UCV, y decidimos que era preciso instrumentar alguna organización con la gente conocida en ese instante.

Estaban presentes allí grupos vecinales de Guarenas, algunos de los cuales querían insistir en el carácter pací-fico de la protesta. Decían: “Por ahí van a venir los enca-puchados de Caracas, no caigamos en provocaciones”. Finalmente pudimos articular un mínimo de organización

Cerveza contra bombas lacrimógenas: esa era la situación. Poco después empezaron las quemas de vehículos.

PARTICIPANTES Y TESTIGOSReinaldo Conde

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y lanzamos la propuesta de cerrar la autopista, cosa que la gente respaldó, y procedimos. Serían como las 7 de la mañana; descargamos unos camiones de bloques para trancar la vía, se produjeron unos saqueos menores de cavas pequeñas de pollos, pero todavía no de las dimen-siones de lo que venía después.

Caminamos por la autopista hasta un sector que da hacia la Zona Industrial. En este momento ya los secto-res liceístas se estaban incorporando a la protesta. El alcalde de Guarenas se acercó para tratar de mediar y tranquilizar los ánimos. Un estudiante arrojó una piedra al grupo que estaba reunido y entonces comenzó la represión; la policía arremetió contra los manifestan-tes, y poco a poco empezaron los enfrentamientos. Nosotros nos replegamos hacia la Zona Industrial y, a medida que íbamos saliendo de ahí, vimos un nivel de enfrentamiento más fuerte. La gente detuvo un camión de cerveza y comenzó a responder a los tiros de la policía

con botellazos de ese camión. Cerveza contra bombas lacrimógenas: esa era la situación. Poco después empe-zaron las quemas de vehículos.

En la Zona Industrial ya numerosos sectores popu-lares comenzaban a saquear grandes galpones. Luego tuvimos oportunidad de ver el desborde de pueblo en el Centro Comercial Trapichito. A estas alturas se nos habían incorporado Roger Bastardo, Oscar Hernán-dez y el actual ministro de Industrias Básicas y Minería, Rodolfo Sanz*. Entonces nos dimos cuenta de la magnitud de las protestas. Como no teníamos comunicación alguna con Caracas, creíamos que las protestas estaban foca-lizadas sólo ahí. Pero en la tarde tuvimos a través de la televisión noticias de todo el país. Y todos los análisis empezaron a coincidir en que el estallido original fue en Guarenas; ése del cual fuimos participantes y testigos.A

días después se produce ese estallido que llamaron Caracazo. allá los llamamos Guarenazo

CubaEn la fila interm

inablepara comprar

“cualquier cosa” ] alguien cansado afirm

a:-Ahora sí nos com

pusimos, estam

os com

o en Cuba. ] Y otro le contesta.–Sí, pero sin revolución.

*Para la fecha de publicación de esta edición de P.L.O.MO , ex-ministro.

35«

Full de enseresCuesta arriba ya la espalda no daba.U

n conocido que bajaba la empinada, le dice:

–No jo’¡Tú que te la das de fortachón

y estás pariendo! ¿Pesa tanto esa neverita?Y le contestó:–Lo que pesa es lo que lleva adentro.

Quien acá escribe no les va a contar una crónica heroica (creo que nadie, tratándose del 27 de Febrero de 1989, lo debe hacer) que recoge las hazañas de una mujer acostumbrada a “piedra, plomo y candela” de las luchas de aquellos años. El 27 de febrero me sorprendió a mí, como a casi todos los que militábamos en partidos de izquierda o ultra-izquierda (nos llamaban así porque no participábamos en el festín electoral y creíamos en la lucha armada “como único camino para la toma del poder”), trabajando en la UCV, dándole coñazos a una máquina de escribir en un trabajo, que no era mi fuerte, pero que me daba para comer y alimentar a mi hija, la única para esa época.

Al protagonista colectivo de esta toda esta historia llamada Proceso Revolucionario, y no sólo del Sacudón. Y a Yoko (alias Yulimar Reyes), expresión de ese pueblo sin jefe y de esta rabia creadora.

Como a las 10:00 de la mañana me llamó Yulimar, Yoko, emocionada porque iba a salir en TV, diciéndole a Carlos Andrés Pérez lo que opinaba de su paquete de medi-das. Un reportero le había cedido el micrófono, durante unos pocos segundos, y ella aprovechó para hablarle de pueblo y de rabias. Hablamos un rato, nos pusimos de acuerdo para ir en la tarde a ver Mujeres al borde de un ataque de nervios (gratis, porque ella trabajaba en el cine del Ateneo) y colgué sin sospechar que ya desde las 6:00 am había comenzado a desatarse en Guarenas, como fuerza telúrica, lo que después se conocería como El Sacudón, y que cagó a más de uno, porque los cerros

MI 27 LO PASÉ ENTRE LOS MUERTOSLa rebelión fue de los vivos

Ana T. Gómez F. (La Guara)

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Es36

arrechos, en una venganza ancestral contra todo lo que se les había y sigue siendo negado, decidieron hacer mercado gratis y manifestar su descomunal fuerza.

Fue como a las 11 que los rumores (la UCV es una fábrica de ellos) se hicieron más fuertes: que si San Agus-tín bajó y están en la autopista; que si tomaron la PM de Cotiza; que son cientos de miles de personas tomando el centro. Bueno, pues la canalla se fue a la calle, no se cala jefes; no reconoce dirigentes y está haciendo de las suyas. La toma del cielo por asalto de los descamisados.

Los “protagonistas” de las Tres Gracias y Plaza Vene-zuela decidimos salir (imagínense ustedes, toda la vida llamando al pueblo a arrecharse y los muy grandes cara-jos no nos esperaron) a ver qué pasaba. Unos cuantos tombos en las puertas, debieron habernos alertado que otros eran los muchachos de la película, porque la repre-sión a que nos acostumbraron brillaba por su ausen-cia. Una carrerita acá, otra allá. Ellos corrían, nosotros corríamos. A veces se invertían los papeles, y así jugando un buen rato.

Cuando estábamos en esa joda pasó una ambulan-cia por la puerta Tamanaco de la UCV (Plaza Venezuela)

y dicen que mataron a “la amiga de la Negra”. Algunos compas decían: “No vale, La Guara está allá afuera, yo la acabo de ver”. La amiga de la Negra no era otra que la Yoko, primer asesinato del 27F. Cayó en Parque Central, momentos después de declarar a la TV y momentos después de nuestra última conversa. Después diría el Policía Metropolitano que la asesinó, y a quien logramos que encanaran por algún tiempo, que ella estaba cerca de unos tipos que “parecía” que iban a robar no se qué banco.

Tarde, muy tarde, me dicen que tenemos que ir al Clínico. Ya la vaina ardía por los cuatro costados. La tele-visión, otra protagonista de estos sucesos, no paraba de transmitir imágenes, que ayudaron a que la mecha pren-diera en otros estados. Al llegar a la morgue me encuen-tro con el Negro Villa, Roland, Roger Muela y tal vez otros que no recuerdo. Roland estaba cayéndole a coñazos a la pared cuando yo entré, destapé a Yulimar, y le armé un peo por dejarse joder.

Ellos, los compañeros, más rápidos que yo en eso de militar, planificaban qué hacer para que la muerte de Yoko no quedara impune. Hablaban de quemar Mac Donald u otra vaina. Yo me atrincheré en la morgue a cuidar que a mi pana del alma no la lanzaran al suelo en el cerro de cadáveres que comenzaba a formarse. Imagine

37usted, en lugar de acompañar a los vivos como siempre había vociferado en mis consignas, me quedé cuidando que a la muerta no le fueran a quitar la camilla.

Así estuve hasta que me trajeron a mi hija Albania, quien tenía 3 años para entonces, a la propia Morgue. El espectáculo no podía ser peor para una niña, y eso como que me hizo reaccionar y salir.

Llegó el 28, velamos a Yulimar con una corona de trini-tarias y cayenas que construimos con flores de la UCV, y la fuimos a sembrar. Fuimos en autobuses de la misma casa de estudios en la que ella estudiada Letras.

Pasaron los días, hicimos algunas vainitas para acompañar a la gente, nunca para dirigir porque el 27F nos mostró, con brutal realidad, que nadie dirige a nadie y que pueblo arrecho es protagonista y no masa amorfa que puedes llevar a donde quieras.

Poco tiempo después, me doy cuenta de que Albania, quien hasta ese día hablaba perfectamente, de pronto comenzó a tartamudear. Los tiros que no cesaban en El Valle, la imagen de la morgue; muchas cosas más, quizá conspiraron para que la carajita comenzara a imitar una ametralladora al hablar. Descubrimos después que no sólo se le había afectado el habla, sino que al ver un uniforme cualquiera entraba en pánico, lloraba, se escondía y hasta llegó a orinarse un día, estando en

El 27F nOs mOstró quE puEblO arrEChO Es prOtaGOnista y nO masa amOrFa quE puEdEs llEvar a dOndE quiEras.

A volar pollosLa m

uchedumbre se agolpaba en pleno saqueo

en el Centro Comercial Arauco,

con los brazos repletos de pollos.D

e repente estalló un grito: ¡ABRIERO

N SÚPER VO

LUM

EN!! ¡EEH

H!

…y los pollos volaron por los aires…

Letrero Letrero pos saqueo en puerta de rancho: “Se benden a buen precio televisores con eclas para escrivir.”]

Quíbor, cuando mi mamá la cargaba en la procesión de la Virgen de Altagracia, y pasaron cerca de unos policías. Mamá entendió inmediatamente qué pasaba y me llamó a capítulo… “Mira lo que le has hecho a la muchachita por andar metida en peos, irresponsable del carajo”.

Hoy, muchas lunas después, Albania es capaz de recor-dar detalles de esa inacabable noche en que su mamá se quedó metida en una morgue en lugar de salir a acompa-ñar a los que siempre había convocado, en discursos y proclamas, a tomar las calles y hacerlas suyas. Su mamá, como Luis Buñuel, tuvo la oportunidad de ver a las tan mentadas “masas” ser dueñas de su propio destino por tres o cuatro días, y la perdió. Otros que tenían el mismo discurso descubrieron que el pueblo movilizado es una vaina que da mucho miedo y se quedaron en sus casitas siendo protagonistas desde la pantalla del televisor.A

38»

Para los que no vivieron aquellos años es muy difícil imaginar lo duro que era intentar aquello en la etapa final del colapso de la Cuarta República.

Nosotros éramos parte de un grupo que se había separado de Bandera Roja a finales de 1988. Habíamos comenzado a hacer algunas cosas en la UCV y a tratar de articularnos con el movimiento popular. Para los muy jóvenes, para los que no vivieron aquellos años, es muy difícil imaginar lo duro que era intentar aquello en la etapa final del colapso de la IV República.

Cuando hablo en plural, cuando digo “nosotros”, me refiero sólo a un pequeñito grupo que se atrevía, por entonces, a desafiar aquel orden de cosas. De manera particular hablo de gente como Yulimar Reyes, Gonzalo Jaurena y cuatro o cinco más.

En la UCV tratamos de recoger lo que quedaba de las grandes protestas estudiantiles del 87, luego del “Marzo Merideño”. Recuerdo, por ejemplo, cómo organi-zamos una gran protesta violenta cuando lo de la masa-cre de El Amparo (octubre 1988) y a partir de allí la gente empezó a llamarnos “Los 12 del Patíbulo”. Nosotros, por supuesto, teníamos nuestro propio nombre, nuestra

estructura organizativa: Grupos de Resistencia Popular (GRP) y teníamos alguna gente en los liceos, y en La Vega, aparte de los cuatro gatos universitarios que habíamos mandado al carajo, por reformistas, por“pacificados”, a los de Bandera Roja.

Nuestra propuesta era, a finales del 1988, tratar de juntar a los llamados “encapuchados” de la UCV con lo más combativo del movimiento de protesta en los barrios. Así fue como nos contactamos con un grupo de La Vega que estaba haciendo un trabajo muy importante a partir de la teología de la liberación. Cuento todo esto para mostrar, rápidamente, los antecedentes de lo que hicimos el 27 de febrero de 1989.

El 23 de enero de ese año organizamos una toma propagandística de la UCV, con nuestras armas y enca-puchados, traíamos puestos uniformes militares, unas capuchas roji-negras, tejidas por unas amigas, y una bandera roja con la cara del Ché: esa fue nuestra decla-ración de guerra contra el segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez.

lo que vino después fue aún peor: la masacre de todo un pueblo indefenso.

La inocencia no mata el

PuebloCuentan que en Los jardines de El Valleun m

úsico de Lara, vive solo en casa de vecindad.]A las dos de la m

adrugada,

[entre incertidumbres clericales,

lo tentó el diablo y se fue dispuesto a elim

inar su vieja hornilla eléctricadonde cocina sueños de bohem

ia.Entró decidido y tom

ó la primera que vió:

una cuatro hornillas.Am

igable un caraqueño lo abrazó solidario:] –N

o agarres esa, que adentro están las buenas.Cuando entró el depósitoestaba desierto, se devolvió apresurado y ya

la cuatro hornillas[volaba cerro arriba.]U

n vecino que lo observaba le repostó:–Te rolearon, guevón.

JAURENA, EL PUEBLO DE LA VEGA Y LOS 12 DEL PATÍBULOjuan antonio hernández

39En los días previos al 27 de febrero, ocurrieron varias

cosas ligadas a la UCV: La policía asesinó a un estudiante de Ingeniería, Denis Villasana, y lo acusó de delincuente. Se organizó una gran protesta el día 20 de Febrero, nos caímos a plomo limpio, en las entradas de la UCV, con el grupo élite de la policía. Durante esa jornada, ese mismo grupo policial asesinó a Carlos Yépez, un empleado de la Universidad absolutamente indefenso.

Cuando llega el 27, veníamos de todo eso, tratando de mantener, contra viento y marea, la llama de la rebeldía estudiantil del 87. El 27, Jaurena y yo estuvimos en la UCV, con un grupo de estudiantes de Educación Media, sin imaginarnos las dimensiones de lo que estaba comen-zando. Al día siguiente, acordamos volver a encontrar-nos en la Universidad para coordinar acciones. Recuerdo que me vine caminando, desde La Vega, con Iván Martí-nez, nos encontramos con Jaurena en la Universidad y allí nos enteramos del asesinato, por parte de la PM, de quien fue la primera víctima de la represión del “Cara-cazo”, nuestra amiga Yulimar Reyes.

En la Universidad “tomamos prestado” un carro (que luego devolvimos) y nos arrancamos para La Vega. Ya Iván nos había dejado y se había venido con nosotros un inte-grante de nuestro grupo, de cuyo nombre no quiero acor-darme, quien siempre se las daba de bravo, de valiente, de “come candela”. Llegamos a La Vega a través de la cota 905 y vimos, desde el carro, a toda velocidad, la enormi-dad de la protesta y la violencia de los enfrentamientos.

Apenas llegamos a La Vega, donde la gente estaba saqueando el CADA de la India, pudimos ver el desplie-gue de la Guardia Nacional de El Paraíso y de un grupo de miembros de la DISIP, cuerpo que tenía un estacio-namiento en una de las entradas del barrio. Nos incor-

El muerto asustado

Por vía cristiana, murió sin culpa,

Ceferino Camacaro el día lunes

pre-saqueo en el barrio San Andrés. Y los hechos ocurrieron. D

os bandos: piedras y tanques.El m

uerto hinchado bajó el martes,

entre sus más allegados.]

La marcha -sin carros-

pasó a los francos Pero fueron m

enosPasó a las turbas Pero fueron m

enosLlegó a la avenida Intercom

unal M

ilitarizada Y sólo tres cargaban la urna.N

o se sabe cómo llegó al cem

enterio.

poramos al candelero, y el tercero de nosotros, el más bravo de todos, se rajó ante las dimensiones de aquello, nos dio el arma y las municiones que tenía y, como dice la expresión popular, “dejó el pelero”. Se escondió en algún callejón, no sé, no me acuerdo qué fue lo que hizo el pobre diablo ése, aunque recuerdo perfectamente que Jaurena lo quería joder por “desertor”.

Quedamos Jaurena y yo en medio de una masa de gente desarmada, en su gran mayoría, inerme ante la lluvia de plomo que nos cayó encima desde la línea de fuego de la GN y la DISIP. Tratamos de enfrentar aquello con lo poco que teníamos, algunos niples, nuestras pisto-litas, nuestras pocas balas. La desproporción era abru-madora pero los hicimos “comer tierra” en varias opor-tunidades y la gente aplaudía o celebraba cada vez que hacíamos retroceder a aquellos masacradores.

Al final tuvimos que retroceder hacia el interior del barrio. La verdad es que no me explico cómo fue que no nos mataron o hirieron. Cerca de la Escuela “Amanda Schnell” vimos caer asesinada de un tiro en el vientre, justo a nuestro lado, a una señora. Recuerdo que la gente la colocó sobre el capó de un carro para que no quedara tirada en el suelo. Fue uno de los miles de asesinatos por la cual la Disip y la GN no pagaron jamás.

Lo que vino después fue aún peor: la masacre de todo un pueblo indefenso, días y noches de plomo contra las casas y los edificios, mientras Jaurena y yo éramos ayudados por el pueblo. Un pueblo que nos escondió, nos dio abrigo y comida, y nos ayudó a salir del barrio cuando lo peor de la masacre ya había pasado.A

40»

En ese entonces yo pertenecía al Grupo Cultural Hombre Nuevo, en Monte Piedad (23 de Enero, Caracas), y junto con unos compas de la editorial Primera Línea producíamos una publicación llamada Cuadernos para el Debate. Era empleado bancario, y en esos días estaba de vacaciones. Por otra parte, teníamos un periódico llamado El Vocero de Monte Piedad, el cual vendíamos de puerta en puerta, allá en la parroquia. Recuerdo que el último número de ese periódico analizaba el paquete neoliberal de Carlos Andrés Pérez, por supuesto en tono de protesta.

El día 27 estaba, en la Universidad Central de Vene-zuela, protestando junto al movimiento estudiantil, cuando recibimos la noticia de la muerte de Yulimar Reyes; nos tocó ir a la morgue del Hospital Clínico Universitario a verificar esa noticia, y fue el primer golpe anímico fuerte que recibí en los sucesos. Poco después salí de la universidad acompañado por unas profeso-ras amigas, que me sacaron en su carro (ya que no era estudiante y la UCV estaba cercada). En algún momento

La DIM detuvo a los líderes populares y a los curas de parroquia; la DISIP, a los líderes estudiantiles.

fue necesario dejar el carro estacionado y continuar a pie hasta el 23 de Enero, entonces tuve conciencia de la magnitud de la protesta: me tocó pasar por el Nuevo Circo, por el centro de Caracas. Vi autobuses quemados, jeeps de la policía volteados. Me impresionó la imagen de un grupo de gente volteando o tratando de voltear un jeep de la Metropolitana, y los policías huyendo. Aquello era un pueblo enardecido.

Cuando llegué al 23 de Enero, acompañado del compa Daniel, del Grupo Hombre Nuevo, nos encontramos con que las calles estaban llenas de autobuses quemados, unidades del Aseo Urbano, containers, barricadas. Contactamos en seguida a Sergio Rodríguez, quien estaba en la avenida Sucre y venía subiendo a alertar a la gente que disparaba desde arriba. La policía estaba disparando desde abajo, pero los compas al responder podían herir a alguna persona de la que estaba abajo realizando su toma del supermercado. Resulta que la gente del 23 de Enero, de Lídice y de la avenida Sucre había descubierto que en el supermercado Unicasa había leche acaparada, y en esos días no había leche. La gente entró y se tomó por la fuerza lo que le habían negado por meses, y había una situación fuerte en la avenida Sucre.

Recuerdo una anécdota de Sergio: un muchacho venía con un saco de naranjas enorme en el hombro, y el pana lo paró explicándole: “Caballero, vamos a distribuir esas naranjas equitativamente. Una docena para cada uno”. Y así fue, las naranjas se distribuyeron a partes iguales entre la gente que iba pasando. Hubo también episodios como el de una ferretería, propiedad de un señor muy colaborador en la parroquia, que intentaron saquear, y los compas con más conciencia evitaron que fuera saqueada. Un camarada enfrentaba a los que trataban de meterse en el negocio y les decía: “Cuando es malandreo es malandreo, y cuando es la Revolución es la Revolución”.

CULPABLES DEL CARACAZOYanco Verastegui

41

El 28, cuando comenzó la represión, quienes militá-bamos en el Grupo Cultural Hombre Nuevo decidimos irnos de la parroquia. Recibí una llamada para que me fuera a un sitio a esperar a la persona con quien iba a irme. Estuve un rato largo llamando a esa persona y no fue posible comunicarme, así que decidí quedarme en mi casa. La noticia que teníamos era que las fuerzas repre-sivas iban en busca de mercancía saqueada, y en mi casa no había nada. Nosotros nos limitábamos a tratar de organizar a la gente, a protegerla, pero no tomamos nada para nosotros.

Creo que de nuestra parte hubo mucho de inocencia. Éramos ignorantes de la clase de rollo en que estábamos metidos, lo que estaba por venir. Cuando nos detienen, quien allana mi casa es la División de Inteligencia Militar, imagínate la sorpresa. Tiempo después nos enteramos de que la DIM se había encargado de detener a los líderes populares y a los curas de parroquia, y la DISIP se encargó de allanar y detener a los líderes estudiantiles.

Al momento del allanamiento y detención vimos gran cantidad de tanquetas en el edificio y camionetas Caribe 442. En el mismo procedimiento se llevaron, entre muchos otros, a Igor Luengo, Omar Pinto, el Negrito Albornoz, Richard Román, Oswaldo y Ricardo Rodríguez (hermanos de Sergio), mi hermano Juan Carlos Veraste-gui y a mi persona. A todos los sacaron encapuchados, menos a mí, yo iba por todo el trayecto con la cara descu-bierta, nunca entendí por qué. Supe que se trataba de la DIM porque cuando me llevaban detenido, junto con otros panas, vi todo el trayecto, desde el 23 de Enero hasta la sede de la DIM, en Boleíta.

Apenas llegamos nos metieron directo en el cala-bozo, nos desnudaron y comenzaron las torturas. Nos golpeaban, nos metían electricidad, nos tapaban la cabeza con bolsas plásticas. Todo esto sin preguntarnos absolutamente nada. En un momento me sacaron de la celda para la rumba (así llamaba uno a aquellas sesiones criminales), y al finalizar me meten en otra celda; de ahí sacaron a un muchacho muerto. Los compas lo vieron pasar y creyeron que era yo, porque no me regresaron a esa celda. Más tarde nos enteramos de que el muchacho

Juicio a los muertos

En el barrio El Cementerio,

la investigación popular y Radio Bemba

descubrieron un importante contrabando

de artefactos eléctricos y miles de dólares

falsos.]

Penetraron al recinto y se lo llevaron todo.

La policía también se enteró.

Tres fueron las formas de burlar la requisitoria:

Un albañil logró en tiem

po récord

construir una doble pared en media m

añana:

al fondo, decenas de cajas,]

al frente, una estupenda pared de bloques.

Otros, desesperados, apelaron a la vieja idea

egipcia.]

de enterrar objetos en las fosas fúnebres;

sin embargo, fueron descubiertos

y obligados a desenterrarlos.

Un resto, m

ás victorioso,

buscó los árboles más frondosos

y con contrapesos construyeron un hermoso

árbol de navidad con electrodomésticos.

tem

a d

el m

Es42

vivía en La Guaira, que lo agarraron en la calle y lo lleva-ron directo a los calabozos de la DIM. También estaban allá algunos padres jesuitas.

A nosotros nos preguntaban por unas armas, por Carlos Lanz, por relaciones con el ejército; nos pregunta-ban por el Proyecto 92, por el movimiento Desobediencia Popular, por Roland Denis (a quien capturaron después junto con su compañera de entonces, Naty); nos pregun-taban quién financiaba nuestros periódicos. Tenían la fantasía de que nosotros recibíamos financiamiento de alguna potencia extranjera.

Estuvimos dos semanas detenidos en la DIM, luego nos trasladaron al cuartel San Carlos. Nos llevaron a los Tribunales Militares, acusados por rebelión militar. Ni más ni menos, nos responsabilizaban del estallido popular, imagínate tú: los culpables del Caracazo. No nos habían agarrado con armas, no hubo enfrentamiento, no había nada que nos inculpara. El ministro de la Defensa, Italo Del Valle Alliegro, en una reunión con el diputado Aristóbulo Istúriz, le mostró unos ejemplares de nues-tro periodiquito, El Vocero de Monte Piedad, diciendo que eso era evidencia de que estábamos conspirando. Uno de esos periódicos llamaba a no votar, protestaba contra la Masacre de El Amparo, contra el paquete neoliberal. Eso era la prueba

Hay un detalle: éramos ocho detenidos, pero como según el Código de Justicia Militar hacen falta diez perso-nas para que proceda un juicio por rebelión militar debe haber más de diez imputados, completaron la lista. Los detenidos éramos: Omar Pinto, Wilfredo Loyola, Richard Román, Ricardo Rodríguez, Roland Denis, el Negrito Albornoz, un habitante del bloque 6 de apellido Sosa, que

nOs rEspOnsabiliZaban dEl EstallidO pOpular: lOs CulpablEs dEl CaraCaZO.

ni siquiera participaba en actividades políticas, sino que era un vecino muy colaborador, y mi persona. La lista la completaron con Carlos Lanz y Sergio Rodríguez.

La casa de Sergio fue allanada todos los días, durante semanas. Todos sabíamos dónde estaba Sergio, pero nadie reveló su paradero. Yo hubiera querido no saber dónde estaba el pana, porque estar bajo torturas teniendo esa información es una pesadilla. Pero nunca nadie lo dijo. Después supimos que Sergio no se había movido de ese lugar donde todos sabíamos que estaba.

Todos los grupos estudiantiles, los jesuitas y varios sectores de la sociedad se movilizaron por esos días, finalmente salimos en libertad por un sobreseimiento de la causa por parte del Presidente. No había argumentos con qué mantener en la cárcel a ocho tipos a causa de un estallido tan grande y tan espontáneo.

Inmediatamente después de salir en libertad volvi-mos a sacar el periódico, El Vocero de Monte Piedad. Otra vez fuimos de apartamento en apartamento a repar-tirlo. No descansamos ni un minuto.A

43

Ningún mes marca más que febrero a la historia del Pueblo de Venezuela en su etapa republicana.

No confundir con la historia de Venezuela (la oficial, republicana y sus variantes y derivaciones). Esta última es el conjunto de datos, fechas, nombres y acontecimien-tos recopilados, ordenados y narrados de manera inte-resada, por y a favor de quienes han detentado siempre el poder: primero los mantuanos esclavistas (residuo de la sociedad feudal), luego las burguesías agrarias y even-tualmente las burguesías industriales, todos ellos trans-versalizados por cúpulas familiares, militares, partidis-tas, corporativas y empresariales.

La primera (la historia del Pueblo) es una construc-ción por escribirse y/o difundirse, o en proceso de siste-matización. Hay esfuerzos y resultados de historias loca-les e individuales que hablan de fragmentos de nuestra trayectoria y nuestra pulsión como conglomerado opri-mido, sometido a explotación, segregación, vejación y exterminio, para beneficio de los poderosos y arribistas (arribistas: clase media, profesionales, parásitos varios transfigurados en “intelectuales”). Pero en la actitud y en el lenguaje del poder siempre el pueblo desaparece, es desechado, apartado, soslayado; en casos igualmente repulsivos, es mencionado pero para ser utilizado.

De este mes se siguen (seguimos) glorificando hitos como la Batalla de la Victoria (12 de febrero), Zamora y la Federación; a la jornada del 27-F y días siguientes, y a Chávez. De los esfuerzos del Presidente por proponer una periodización distinta (en la cual aparecen el 4 y el 27-F hermanados) hablaremos luego. También habla-remos en otra oportunidad del terrateniente Ezequiel Zamora, ese que mandó a fusilar al revolucionario Martín Espinoza; esto también toca muy duro y desde adentro a

la historia del Pueblo que nos han ocultado. Pero ocupé-monos por hoy de los albores de la Guerra de Indepen-dencia (o más bien de la Guerra Social), y más específica-mente de unos precisos días febrero del año 1814.

El día 3, el ejército patriota sufrió una dolorosa derrota ante las hordas de Boves en La Puerta.Y créanlo: así mismo se les llamaba: HOR-DAS. Así llamaban a aquel hervidero de pueblo rabioso. Si usted es chavista y estaba vivo, despierto y con los oídos alertas en 2002 y 2003, seguramente sentirá y tendrá algo que decir al respecto. Meses más tarde volvieron a enfrentarse en el mismo sitio y la horda sucia y vociferante (y realista y criminal y antibolivariana y fea y malagente: Las HORRRDAS de Boves) volvió a derrotar a Bolívar y al glorioso ejército patriota.

Esas mismas hordas, o al menos una parte de ellas, se dirigieron a La Victoria para intentar tomarla. Herido, el Taita Boves quedó a las órdenes del general español Tomás Morales. La historia oficial ha querido cubrir de gloria a José Félix Ribas y a unos pocos centenares de estudiantes universitarios y seminaristas (“la flor de la juventud caraqueña”, los bautizó Bolívar) por lo que sucedió aquel día, 12 de febrero de 1814. Dice esa histo-ria oficial que, a falta de tropas, José Félix Ribas reclutó en Caracas a un montón de estudiantes de 14 años para arriba, que unas horas antes de entrar en batalla les enseñó a disparar los fusiles; que eran unos 1.000 estu-diantes, y que en total los patriotas que defendieron la plaza fueron unos 1.500, contra la horda de 2.500 tipos. Otras versiones dicen que esos 1.500 héroes enfrenta-ron a 4 mil malvados, y otras más (recogidas de una carta de salutación que envió Simón Bolívar al vencedor) que la relación era de 2 mil (buenos) contra 7 mil (malos).

José Roberto Duque.

En la actitud y en el lenguaje del poder siempre el pueblo desaparece… es mencionado, pero para ser utilizado.

La horda y los “manosblancas” de 1814

El Día de la Juventud honra a los hijos de los ricos, de los blancos, de los poderosos.

44»

Por su parte, la célebre arenga que les echó Ribas a sus combatientes registra estas palabras: “He ahí a Boves. CINCO VECES MAYOR es el ejército que trae a combatirnos; pero aún me parece escaso para dispu-tarnos la victoria”. Es la misma arenga en la que finaliza diciendo: No podemos optar entre vencer o morir: ¡nece-sario es vencer!”. Por supuesto que un general a punto de salir a matar y dejarse matar no está en la obligación de contar con exactitud a los enemigos, pero en fin. Un poquito de coherencia ayudaría con eso de la verosimi-litud.

La batalla en cuestión comenzó a las 7 de la mañana y fue salvaje, brutal y absurda, como toda batalla. Los patriotas repelían a los “realistas” en su intento de entrar a la ciudad. A las cinco de la tarde, con el juego trancado y el glorioso ejército y la repugnante horda diezmados y ensangrentados, llegó por la retaguardia un contingente patriota de 220 soldados de caballería a cargo de Vicente Campo Elías. En presencia de este refuerzo, Morales ordenó la retirada.

Gran victoria militar para la República mantuana, cómo no. Pero funesta derrota para la verdad, para nues-tro derecho a conocer nuestra Historia como Pueblo. Porque en Venezuela no se ha realizado un esfuerzo lo suficientemente serio, gallardo, humilde, honrado y justo para difundir el trasfondo social de ese episo-dio, ese que trasciende la simple y facilita trama cine-matográfica que habla de héroes vencedores y malva-dos vencidos: el 12 de febrero en esta patria burguesa se celebra el Día de la Juventud en honor de aquellos muchachos caraqueños (blancos, de “familias distin-guidas” –esclavistas-, con medios y recursos para ir a la universidad: “la flor de la juventud”), pero nadie se atreve a decir en voz alta que la repugnante horda de

Boves estaba compuesta en su inmensa mayoría por esclavos e hijos de esclavos, a quienes por fin alguien les otorgó el derecho a ser libres y dueños de las riquezas que sus amos les habían robado, o amasado a su costa. Una horda integrada por la servidumbre, por los pardos, por los maldecidos, por los oprimidos de 300 años: por los antepasados nuestros.

En ese entonces, lo mismo que ahora, llamábase “la flor de la juventud” a los niños de papá pudiente: a los manos blancas, a los nalgas blancas, a los sangre azul, a los que podían estudiar. Y tal como ahora, la horda era la horda. ¿Por qué todavía en este tiempo nadie habla de los muchos niños esclavos, sirvientes e hijos de estos, que guerrearon como pueblo, y de ninguna manera por los privilegios de un rey que no les importaba ni sabían qué o quién era? Ellos también fueron empujados a la guerra y también fueron masacrados, pero el Día de la Juventud honra a los hijos de los ricos, de los blancos, de los poderosos. ¿Por qué no nos contaron eso en la escuela? Respuesta: porque, al igual que nosotros, eran HORDA. A

GRAN VICTORIA MILITAR PARA LA REPÚBLICA MANTUANA, CÓMO NO. PERO FUNESTA DERROTA PARA LA VERDAD, PARA NUESTRO DERECHO A CONOCER NUESTRA HISTORIA COMO PUEBLO.

María Angélica Campos, habitante de la parroquia La Candelaria desde hace más de 25 años, ha recorrido casi todos los espacios de nuestro país, haciendo teatro, actividad por la cual obtuvo el Premio Municipal de Teatro de Calle en 1994.

Vivir la pasión por el teatro

LA CALLE ES SU ESCENARIO, LOS NIÑOS SU PÚBLICO

Tamara Lozada

46»

Esta creadora teatral nos recibe en el escenario natural de su actividad: la plaza La Candela-ria, lugar donde –con los niños y padres que asisten– realiza talleres de máscaras, cuenta cuentos y exposiciones.Con mucha emoción, nos comenta cómo los niños de

ayer, adultos hoy en día, todavía recuerdan sus obras. Me he encontrado con mujeres en la venta de

verduras que me cuentan que sus hijos, ahora

jóvenes adultos, me recuerdan por “Margarito”

–especie de iguana-, personaje representado

por mí hace veinte años para contarles cuentos

a los niños aquí en la plaza.

La calle como escenarioMaría Angélica es chilena y vino a Venezuela hace

30 años huyendo de la dictadura de Pinochet y luego de la de Videla, en Argentina, país donde se instaló a su salida de Chile.

Desde su llegada a la parroquia La Candelaria fundó el grupo de teatro “Guarura”, el cual se ha dedicado a la investigación y representación de la “cosmogonía amerindia”. Su escenario es la calle y está dirigido hacia los niños, por lo que trabaja con montajes transportables.

En 1994, ganó el Premio Municipal de Teatro de Calle con la pieza “Majayura, mitos y leyendas Wayúu”.

Así mismo han desarrollado varios trabajos sobre la historia de Caracas, entre ellos se encuentra

47la obra “lo que cuenta el río”, que está basada en recuerdos sobre la ciudad de Caracas contada por la voz del río Guaire, personaje de la obra.

El último trabajo del grupo, presentada reciente-mente en el Festival de Teatro de Los Invisibles de Yave, es Aguaniles: historia de mujeres, obra que trata sobre la diáspora africana, vista a través de la experiencia femenina.

¿Por qué el teatro?Las pasiones humanas son diversas e infinitas, la de

María Campos es el teatro, desde muy joven está dedicada a esta actividad, que además se aleja de las tablas para entregarse a las plazas. Sin esperar que la gente asista a sala, María toma los espacios de la comunidad y expresa las historias y tradiciones locales. Con mucha emoción nos comenta dónde nace esta pasión: Eso viene desde muy joven. Cuando estudiaba

en la universidad en Chile, durante el verano

salíamos a recorrer los sitios de trabajo y

hacíamos representaciones y talleres para

los grupos de trabajo, buscábamos temáticas,

códigos para nutrir nuestro trabajo, de allí nació

ese gusto.

Yo aprehendo el mundo a través del teatro, esa es

mi actitud ante la vida y mi militancia, el teatro y

todo arte tiene un afinque, unas raíces en lo que

es la comunidad, la cosmogonía, la tierra.

Vivir el sentido de pertenenciaAprovechamos también para preguntarle cómo es

la relación que tiene con su parroquia, la cuál no es sólo el sitio donde vive, sino que se ha conver-tido en el sitio donde trabaja. Con mucha emo-ción nos habló sobre algo que a su concepto se ha ido perdiendo o en la actualidad poco existe: el sentido de pertenencia.Para mí, el sentido de pertenencia es local, la

parroquia es como un pueblito y es una exten-

sión de tu casa. Yo reconozco cada hueco de las

calles que recorro camino a mi casa, cuando

regreso del trabajo, apenas entro en La Can-

delaria ya me siento segura, aunque yo viva de

Peligro a Miguelacho, ríe de buena gana María

Angélica Campos.

Cuando nos alejamos de nuestra casa, extra-

ñamos aquello que hemos tenido cerca. Se trata

de reconocer que el entorno de alguna manera

hace mella en ti y forma parte de tu ser esencia.

La parroquiaes una extensión

de tu casa.

48

Yo aprehendo el mundo a través del teatro… es mi militancia.

Constantemente soy llamada por los Consejos

Comunales a las actividades de la parroquia

para contar cómo era La Candelaria. Esta parro-

quia es un sitio lleno de historia, imagínate que

en Candelaria Norte existieron especies de

corrales teatrales donde se representaban auto

sacramentales durante la época de la colonia,

antes de que se construyera la iglesia de San

José. Aquí, en la Plaza de La Candelaria, cuando

Francisco de León se alzó, se hizo una represen-

tación de teatro para protestar contra la Guipuz-

coana, considerada como la primera manifesta-

ción del teatro de calle en Venezuela. Aquí en La

Candelaria se nombraron los primeros Alarifes

de Venezuela, artesanos que trabajaban para los

Concejos Municipales.

Creo que deben implementarse programas

para estimular desde niños el sentido de per-

tenencia, de conocer la historia local, de amar

la parroquia, pensar en el bien para el colec-

tivo, aunque estemos conscientes que a lo

mejor lo que es bueno para el colectivo no lo sea

individualmente.A

Creo, sin embargo, que ese sentido de perte-

nencia falla en los habitantes de la parroquia,

pienso que es culpa de nuestra generación que no

hemos sabido cultivarlo. A pesar del trabajo de

participación que han desarrollado los Consejos

Comunales, todavía necesitamos integrar a los

jóvenes.

Por eso, uno de los proyectos que estamos

impulsando es la creación de un grupo de teatro

infantil, de niños de la parroquia, hemos tratado

de conseguir un espacio ofreciendo a cambio

talleres a los Consejos Comunales, pero todavía

no hemos podido concretar nada.

Conocer para quererEn este sentido, la comunidad recurre a ella cons-

tantemente para contarle a las generaciones más jóvenes, a través de historias y obras de teatro, cómo era antes la parroquia donde habitan, y es que, como dice la sabiduría popular, no puede amarse lo que no se conoce.

49«

Cine con piqueteEl Cine se ve, se observa, pero también se

oye, se lee. Se comenta… el Cine es una de

las expresiones artísticas que el siglo XX

nos regaló, y que hoy en los albores del siglo

XXI, todavía nos sorprende y nos cautiva.

Desde la perspectiva de los que asisten a las

salas de Cine comercial para disfrutar de la

proyección de películas de Ficción realiza-

das por los Directores contratados por los

estudios comerciales, hasta la iniciativas de

los emprendedores, pequeños realizadores

que con una cámara de video muestran al

mundo su punto de vista, y en nuestro país con

el trabajo tenaz de las televisoras culturales

y los medios comunitarios, y la Cinemateca

Nacional o la Villa del Cine, el llamado Sépti-

mo arte ha despertado de un letargo consu-

mista para entrar en la mente del público, en

donde este ya no solo se asume dócilmente

como espectador pasivo, sino como un autor,

como realizador o como un crítico que ve en

el Cine una posibilidad fabulosa para contar

nuestras vidas. Por lo tanto, ni la creación

intelectual, ni la realización de películas,

ni la crítica cinematográfica es hoy en día

propiedad exclusiva de los eruditos o de los

académicos… El Cine es un arte que el pueblo

reclama y defiende porque expresa la cultura

que vivimos.

Es sabido que el Cine es un arte que también

suma todas las artes, los estudiantes de Cine

conocen los comentarios de los investiga-

dores de la obra de uno de los realizadores

pioneros cuyas obras han causado más

impacto en la historia del Cine hasta nues-

tros días: Sergéi Eisenstein, quien desarrolló

la mayor parte de su carrera cinematográfi-

ca e intelectual en la Unión Soviética, y que,

según los teóricos consideraba que la imagen

puede definirse como a medio camino entre el

marxismo y el simbolismo, siendo marxista en

su reconocimiento de la determinación social

del significado, y simbolista en su insisten-

cia en la imagen como vehículo de expresión

artística. (S.M. Eisenstein “Hacia una teoría

del montaje” Vol 1, Paidos Comunicación, p20)

El Cine es un arte pero también es una indus-

tria, es un medio propagandístico que ha sido

utilizado a lo largo de sus 115 años, por los

representantes de las ideologías que lucha-

ron por imponerse a lo largo del siglo XX, y

de las que hoy en día nuestro país muestra

una nueva visión, la mejor y la más digna,

que está implícita en el proceso histórico

que actualmente vivimos en nuestra amada

República Bolivariana de Venezuela. El Cine

no es exclusivo de una clase social, o de un

grupo de poder… por más que así nos lo parez-

ca, al conocer el contexto histórico-social de

nuestros realizadores nacionales, o ante el

bombardeo de publicidad de las grandes pelí-

culas de Hollywood. El Cine también pertene-

ce al pueblo, a las y los jóvenes, que hoy en día

gobiernan la comunicación digital a través de

la Web 2.0, y que de manera natural incorpo-

ran al Cine en su lenguaje cotidiano. Y aunque

podríamos pasarnos la vida observando las

nuevas propuestas cinematográficas que

los canales gratuitos de Video como Youtube,

Vimeo, o Google Video nos traen cada día, el

progreso y la vitalidad del Cine –como el de

las otras artes-, depende de las propuestas de

lenguaje que las nuevas generaciones incor-

poran a este fenómeno Cultural, porque toda

forma de comunicación audiovisual es un

aporte a la historia del Cine.

Nuestra finalidad es dar inicio a una serie

de conversaciones sobre Cine. En este espa-

cio habrá comentarios, habrá entrevistas a

cineastas nacionales y latinoamericanos,

pero también habrá tutoriales, cursos y enla-

ces de información para ayudar a despertar la

curiosidad por el Cine en nuestras y nuestros

lectores… y como pretendemos colaborar con

la difusión del Cine de manera cooperativa,

como es nuestro estilo, aquí les dejamos nues-

tro correo: elper roa nda lu z101@gma i l.

com para que las lectoras y los lectores inte-

resados en el Cine nos envíen sus preguntas

y sus propuestas de lo que consideren que

podemos comentar con “piquete”, sobre

nuestro Cine. A

Jesús odreman

50»

Siempre vieron al pueblo como un

montón de espaldas que corrían

para allá como un campo para dejar

caer con odio los garrotes.

Siempre vieron al pueblo como

el ojo de afinar la puntería

y entre el pueblo y el ojo

la mira de la pistola o el fusil.

(Un día ellos también fueron pueblo

pero con la excusa del hambre

y del desempleo

aceptaron un arma

un garrote y un sueldo mensual

para defender a los hambreados

y a los desempleadores.)

Siempre vieron al pueblo aguantando

sudando

vociferando

levantando carteles

levantando puños

y cuando más diciéndoles:

“Chuchos hijos de puta el

día les va a llegar”.

( Y cada día que pasaba ellos creían

que habían hecho el gran negocio

al traicionar al pueblo del que nacieron :

“El pueblo es un montón de débiles

y pendejos –pensaban–

qué bien hicimos al pasarnos del

lado de los vivos y de los fuertes”).

Y entonces era de apretar el gatillo

y las balas iban de la orilla de

los policías y los guardias

contra la orilla del pueblo

así iban siempre

de allá para acá

y el pueblo caía desangrándose

semana tras semana año tras año

quebrantado de huesos

lloraba por los ojos de las

mujeres y los niños

huía de espanto

dejaba de ser pueblo para

ser tropel en guinda

desaparecía en forma de cada

quién que se salvó para su casa

y luego nada más

soló los bomberos lavaban

la sangre de las calles.

(Los coroneles los acababan

de convencer:

“Eso muchachos –les decían–

duro y a la cabeza con los civiles

fuego con el populacho

ustedes también son pilares

uniformados de la Nación

sacerdotes de primera fila

en el culto a la bandera el escudo

el himno los próceres

la democracia representativa el

partido oficial y el mundo libre

cuyos sacrificios no olvidará la gente

decente de este país aunque

por hoy no les podamos subir el sueldo

como desde luego es nuestro deseo”.)

Siempre vieron al pueblo

crispado en el cuarto de las torturas

colgado

apaleado

fracturado

tumefacto

asfixiado

violado

pinchado con agujas en

los oídos y los ojos

electrificado

ahogado en orines y mierda

escupido

arrastrado

los policias y los Guardias

echando espumitas de humo

sus últimos restos

en el infierno de la cal viva.

(Cuando resultó muerto el décimo

Guardia Nacional. Muerto por el pueblo

y el quinto cuilio bien despeinado

por la guerrilla urbana]

los cuilios y los Guardias Nacionales

comenzaron a pensar]

sobre todo porque los coroneles

ya cambiaron de tono]

y hoy de cada fracaso le echan la culpa

a “los elementos de tropa tan

muelas que tenemos”.]

El hecho es que los policías y los guardias

siempre vieron al pueblo de allá para áca.

que lo piensen mucho

que ellos mismos decidan si

es demasiado tarde]

para buscar la orilla del pueblo

y disparar desde allí

codo a codo junto a nosotros.

Que lo piensen mucho

pero entre tanto

que no se muestren sorprendidos

ni mucho menos pongan

cara de ofendidos]

hoy que ya algunas balas

comienzan a llegarles desde este lado

donde sigue estando el mismo

pueblo de siempre]

sólo que a estas alturas ya viene de pecho

y trae cada vez más fusiles.A

Roque Dalton (El Salvador, 1935-1975)

51

FEbrErO 27: su Gran dEbut

El cuerpo, debido sin duda al doble impulso provocado por la

huida y el impacto del proyectil, había trazado una larga elipse

desde el escalón alfombrado del vestíbulo hasta el límite de

la vidriera destinada a los modelos cocktail, ahora rota.

Vistas desde el estacionamiento, a la distancia, por ejemplo,

del policía de civil que había hecho el disparo, las dos siluetas

femeninas revelan la memoria de dos muchachas besándose,

reposando una sobre la otra, bajo la luz irreal de la luneta de

neón; pero basta avanzar hasta la altura de la marquesina,

donde aún el aviso de la boutique despide haces rielantes

entre el polvo y el humo de los gases, como ahora lo hace el

camarógrafo extranjero, para corregir la imagen: desde abajo,

es un maniquí desmembrado, con falda de lino negro y cota gris,

quien sonríe contra la boa de plástico que se ovilla en el piso.

Sobre él, los negros ojos inmóviles, la muchacha desnuda a

medias, a medias cubierta por el largo traje de encajes blancos,

parece mirar de lado el objetivo de la cámara que se aproxima.

Detrás de la línea móvil que los hombres armados tienden

hacia la entrada del Centro Comercial, el camino quebrado de

cemento y barro, trepa hacia el tanque de agua que remata

el cerro: televisores, envases de Camembert, latas de leche,

radio cassettes, paquetes de harina precocida, envoltorios

de atún, teclados y unidades de diskettes abandonados en

la estampida, amurallan los bordes y cortan el ascenso,

la multitud ha dejado de correr y ahora a pedrea desde arriba.

La cámara abandona el cuerpo exánime de la muchacha, el

seno descubierto por el vestido de encajes blancos

a medio calzar y panea hacia la batalla que prosigue.

La secuencia, sin embargo, está tomada.

Es verdad que, por la censura, ni Perucho, ni Griselda, ni ninguna

de las muchachas del barrio la verán jamás modelando en

televisión, como ella misma les había jurado que un día ocurriría;

pero, en compensación, el satélite y la parabólica la promoverían

en Manhatan, en Kings Road, en Vía Venetto, donde nadie

le negaría la calidad de la audiencia. Lástima que con la

carrera y los disparos no le hubiera alcanzado el tiempo

para terminar de meter el brazo en la manga derecha.A

Carlos noguera (Tinaquillo, Estado cojedes, 1943 -)

52»

Lo que suena

El rap de Canserbero es incómodo. Incómodo

en el sentido que provoca decir “no debería

estar escuchando esto”, y eso por lo perso-

nal e íntimo de las cosas que Tyrone suelta

entre líneas durante sus canciones: confe-

sión, denuncia y desengaño adulterados con

buenos instrumentales.

Canserbero es, a veces, Tyrone González,

rapero de Maracay, que se ha venido ganado

su espacio en la selva rapera venezolana. Vida

es el segundo compacto que realiza, junto a

Kbuto en las instrumentales.

Vida, en mi opinión, es un disco mas sólido que

Guia para la acción. Vida plantea una narra-

ción mas coherente, tanto de cada canción,

como en conjunto. Nos permite, al escuchar

sus canciones, contagiarnos de un pesimis-

mo esperanzador.

Canserbero»vida

Imperdibles:Vida.

Clima Tropical.

Martillos y ruedas.

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myspace.com/elcanserbero

Rebelión, el tercer álbum de los Mc Blade,

Mcklopedia, Ice Odc y Deza mantiene el humor,

desenfado e irreverencia propios de la 7ma,

pero cantados, diría yo, más desde las tripas y

no de la mente. No quiero decir que sean versos

“poco pensados”, sino que parecen salir y fluir

como el agua durante una tormenta.

En el estado actual del hiphop, donde la tirade-

ra entre raperos y la división entre crews está

a la orden del día; escuchar a cuatro rapers

unidos en una propuesta donde nada falta ni

nada sobra es, por lo menos, alentador.

Rebelión cuenta con las colaboraciones inter-

nacionales de Rapsusklei y Los Aldeanos, y es,

hasta la fecha, el mejor disco de la 7ma.

Séptima Raza»Rebelión

Imperdibles:Rebelión.

Con las manos en la tierra.

Somos el caribe.

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myspace.com/7maraza

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Truko no tiene cartas bajo la manga. Te habla

claro. No trata de darle vueltas a la cosa buscan-

do la manera “políticamente correcta” de decir

las vainas. Después de años de militancia en

el hiphop (con graffiti primero y luego con el

rap), lanza este año Truko.s, su primer disco en

solitario.

Truko.s es un álbum explosivo. Está lleno de

crítica y corrosión hacia el poder constituido:

gobierno, iglesia, familia, nadie se salva de su

hojilla; ni él mismo.

Miembro del colectivo HipHopRevolución,

Truko plantea en Truko.s que ser revolucio-

nario no consiste en seguir órdenes y no hacer

preguntas; sino en motivar la destrucción de

todos los elementos que constituyen y mantie-

nen las injusticias propias del estado burgués.

“hermano, no te dejes decir clase baja”

“soy quien bate tu cemento” “religión es la infección del mundo”

Imperdibles:Re-Evolución.

Rebelión.

Cierto.

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myspace.com/trukorandybrown

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Truko»Truko.s_

Zerpector

El rap nacional ha tenido una clara evolución desde los tiempos de “papi dame leche”. Hoy escuchamos en tarima hombres y mujeres capaces de expresar en dos oraciones y

un grito el sentir de un barrio entero, gracias a frases redondas y beats bien acabados. A continuación tres sendos discos del hiphop nacional salidos en 2010 que apuntan, creo,

al futuro: organización, rebeldía, revolución y consciencia. Advertencia: ESTOS no son temas para perrear en la playa.

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Lo que te esperaIván Muñóz

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