Revista Sin Contornos 03
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Sin contornos Espacio de entramado psicoanalítico Sin contornos
Enero 2016 – año 2 – n° 3
ISSN-2451-6465
Todo el contenido está disponible para ser leído, descargado, copiado, distribuido, impreso, o
utilizado para cualquier propósito que sea legal, sin necesidad de solicitar permiso previo al
editor o al autor, siempre que se cite al autor y la fuente. Los diferentes autores participantes
este número de “Sin contornos” son responsables por los textos por ellos firmados, tanto en lo
que respecta a sus opiniones como al respeto a la autoría de aquellos autores a quienes citan o
de quienes se nutren para sus escritos.
Dirección, diseño, edición : Aníbal Damián Repetto Sin Contornos: Año 2, n°3 - Enero 2016 Publicación cuatrimestral de suscripción gratuita y acceso abierto. Domicilio legal: Av. La Plata 303, 6° E, Buenos Aires, Argentina Registro de la Propiedad Intelectual Nro. 5241827 Propietario: Aníbal Damián Repetto ISSN-2451-6465
2
[email protected] www.sincontornos.com
Sin contornos es un espacio para el intercambio, no solo
de ideas, sino de diversos tipos de conocimientos y
sensaciones artísticas, ¿relacionadas? con el psicoanálisis.
El objetivo es encontrarnos en una zona de juego en la
cual las fronteras entre uno y el otro estén totalmente
desdibujadas, de manera tal que no exista lugar para
cualquier tipo de oposiciones binarias estructurantes.
No se trata de evitar la tensiones sino de utilizar la
energía potencial que estas acumulan. Se trata de
permitirse el descentramiento del eje organizador de lo
determinante para abrirse paso a lo indeterminado como
potencia des-organizadora, que fluya sin un centro al
cual atarse, sin un límite ante el cual rendirse, sin un
sistema de pensamiento dominante que nos someta a la
repetición compulsiva. Un llamado a la potencialidad
suplementaria de la diferencia.
3
5 Sin contornos – Enero 2016
06 - Aníbal Repetto : La ¿protección? integral de los derechos
del niño devenido en consumidor
13 - Branko Gerlero Cogo : El problema de la psicopatología
24 – Adriana Santagapita : Mucho más que violencia
“¿de género?”
29 - Lucila Murray : Conviviendo con la agresión y la
intolerancia urbana.
JUGANDO CON LAS LETRAS:
32 – Aníbal Repetto : Tan solo juego
33 – Alicia Manso Ramos : Compartirnos
LEYENDO A :
34 - Silvia Bleichmar : Del autoerotismo al narcisismo
43 - André Green : Identificaciones
52 - Leopoldo Salvarezza : Viejismo
61 - CORTITAS Y AL PIE
62 -TRAZOS Y MIRADAS
64 - LOS AUTORES
66 - CONVOCATORIA
La ¿protección? integral de los derechos
del niño devenido en consumidor
La infancia como categoría social aparece en el siglo
XVII, y siguió un curso que la llevó a pasar del ámbito
privado al ámbito público, siendo así visibilizada y
sujeta al Derecho. En este sentido, Lewkowicz (2003)
señala que la infancia puede ser considerada como el
conjunto de intervenciones institucionales sobre el
niño y la familia, las que van a determinar qué es lo
que se considera normal, regular o adaptado. El
Estado toma intervención y destina a ella instituciones
“socializadoras” como las escuelas y las leyes
reguladoras de la infancia. Amparándose en la
Doctrina de la Situación Irregular, junto a la idea de
“protección” de los derechos del niño, aparece la de
“tutela” de los menores, diferenciándose así al niño,
sujeto de derechos, del menor, peligroso, tutelable,
readaptable (Régimen del Patronato en Argentina
entre 1919 y 2005). La situación de pobreza y los
conflictos familiares complejos fueron considerados
como riesgosos para ¿el niño? De este modo se
constituye, por un lado, una infancia protegida, sujeta
a normas y reglas, y una infancia vigilada, que se
6 Sin contornos – Enero 2016
ANÍBAL REPETTO
“Los chicos de hoy tienen que lidiar contra la
evaporación y no contra la represión institucional"
(Corea, 2003, p. 194)
presenta como peligrosa. Así, las
instituciones legitiman sus prácticas
de educar, controlar, asistir, prevenir,
tutelar, privar de la libertad, etc.;
todo bajo el amparo del Estado.
A fines del siglo XX, la Doctrina de la
Situación Irregular es revisada y el
paradigma cambia hacia el de
Protección Integral de los Derechos
de la Infancia. A partir de allí la
niñez es considerada como una sola,
y al niño como sujeto de Derecho
que debe ser garantizado por el
Estado, tal como lo postula la
Convención Internacional sobre los
Derechos del Niño (ratificada por
Argentina en 1990). Esta tiene 4
principios básicos: a) el interés
superior del niño, b) el derecho a la
vida y al máximo desarrollo, c) el
derecho a no ser discriminado, y d)
el derecho de ser escuchado y que
sus opiniones sean respetadas.
Si bien la CDN determina que el
Estado lleve a cabo políticas públicas
para promover y asegurar los
derechos del niño, la transformación
del Estado-Nación en Estado-
técnico/administrativo (Lewkowicz,
2002, 2004), y el consecuente
desplazamiento el este de sus
funciones políticas a funciones de
mercado, deja a las instituciones sin
justificación política, ni amparo; lo
que las coloca al borde de la
fragmentación. Si bien se supone que
los derechos del niño siguen
sosteniéndose como política, se
produce un cambio en su estatuto, lo
que lo coloca en una situación de
desprotección.
En el Estado-Nación la existencia
transcurre dentro de las instituciones,
dispositivos disciplinarios tales como
la familia, la escuela, la fábrica, etc.
las que se relacionan entre sí de
manera tal que cada una de ellas
opera sobre las marcas subjetivas
dejadas por las otras. Si bien esto
genera un encadenamiento
institucional que refuerza la
operatoria disciplinaria, normalizando
y homogeneizando, el suporte
subjetivo generado por esta, el
ciudadano, se desarrollaba bajo la
previsibilidad del amparo Estatal. Si
bien esto permitía el fácil corrimiento
a la reconducción de los anormales
nuevamente hacia las pautas de la
normalidad, base de la Doctrina de la
7 Sin contornos - Enero 2016
https://www.flickr.com/photos/globalhumanitaria/15701656732
Situación Irregular; la Protección
Integral de los Derechos de la
Infancia vino a solucionarlo.
La subjetividad ciudadana se
organiza en torno a la suposición
básica de igualdad ante la Ley, y el
Estados encarga de ello. Pero al
desfondarse en Estado-Nación y
convertirse, por la hegemonía del
mercado, en Estado-
técnico/administrativo, la ley deja de
ser igual para todos, y el soporte
subjetivo deja de ser el ciudadano,
para pasar a ser el
consumidor. La ley desaparece en su
universalidad, y deja su lugar a la
regla, la que se crea en cada
momento para cada situación
particular.
¿Cómo puede entonces un niño
estar protegido, si la Ley
universal que lo debería proteger
deja su lugar a la regla
particular?
El hecho de que el mercado se
imponga como modelo universal para
la organización social lleva a la
instauración de una lógica mercantil,
en la cual todo se mercantiliza,
incluyendo la cultura, la educación, y
porque no: el niño. Adultos y niños
pasan a definirse como aquellos que
se insertan en las redes del mercado
siendo parte del conjunto de
consumidores; reflejados en una
pantalla, cuyo contenido, mediado
por las redes, atraviesa las paredes
(Sibilia, 2012)
Las instituciones que debían hacer
efectiva la protección al niño, al
perder a la metainstitución Estatal
que las regulaba, se transforman en
fragmentos sin un centro que les
provea sentido y consistencia.
Así la alienación y represión que se
padecían por el carácter normalizador
de las instituciones disciplinarias,
pero que la CDN venía a regular, hoy
se ha transformado en destitución y
fragmentación.
El padecimiento pasó del
autoritarismo a la ausencia de
posibilidades de ordenamiento. El
niño, como consumidor, debe hacerse
cargo de sí mismo. El pasaje de una
institución a la otra, antes
garantizado por la articulación
institucional, carece hoy de un puente
facilitador. Por ejemplo, hoy la
escuela dejó de ser el soporte de la
subjetividad oficial, para convertirse
en una empresa más en el mundo de
las empresas, un servicio más en el
cual cada uno arma su escena, sin
que estén garantizadas las
condiciones de encuentro. Lo que
Ignacio Lewkowicz (2002) llama
escuela Galpón. Ya no hay un
dispositivo panóptico que vigila, sino
que el control ahora proviene de la
amenaza de exclusión sin retorno.
8 Sin contornos - Enero 2016
La coerción (Bauman, 2008) fue
reemplazada por la estimulación, las
conductas obligatorias, por la
seducción, la vigilancia por la
publicidad, y la regulación normativa
por el surgimiento constante de
nuevas necesidades.
A partir de la instauración de una
subjetividad massmediática, las
operaciones básicas ya no son
normativas sino de imagen y opinión
personal; y el niño, como consumidor
está inmerso en ella, desprotegido,
ya que como consumidor es igualado
al adulto.
El nuevo estatuto de consumidor,
iguala al niño con el adulto, ambos
son ahora consumidores, y aquel que
antes debía asegurar su protección,
ahora es un par o un competidor. La
publicidad destinada al niño-
consumidor es generadora de una
subjetividad que lo exhorta a
consumir y rebelarse en caso de que
sus pretensiones no sean satisfechas
por sus padres. Si bien esto iguala al
niño y a sus padres como
consumidores, el niño es el blanco
predilecto del bombardeo
publicitario, ya que, despojado de los
frenos que pueden imponerse los
adultos, se convierte en el
consumidor ideal. Un claro ejemplo
de esto es la modificación de las
pautas publicitarias, que en la
década del 80 mostraban al niño en
relación lúdica con el producto
ofrecido, mientras que hoy aparece el
producto despojado del niño y la
situación lúdica. El niño, devenido en
consumidor, ya maneja los códigos
publicitarios sin necesidad de que le
enseñen como hacerlo. El juguete
dejó de ser tal, para convertirse en
un objeto de consumo.
Ya no existen cosas de grandes y
cosas de niños; ahora solo hay
objetos de consumo, lo que produce
el borramiento de los límites entre los
adultos y los niños.
La institucionalización de la figura del
niño como consumidor implica un uso
abusivo de los derechos del niño, ya
que si bien el niño tiene derecho a
ser oído y que sus opiniones sean
respetadas, no es en referencia al
consumo que ese principio ha sido
implementado. Así, se mantiene la
9 Sin contornos - Enero 2016
letra de la Ley, pero se violenta su
espíritu; mientras los Estados están
ocupados en otras situaciones y
miran para otro lado.
Bauman (2000, 2008) señala que el
consumidor es movido por la
necesidad de convertirse ellos
mismos en un producto de consumo
para sentirse aceptado por el otro.
Los vínculos están mediados por el
mercado, por lo que el sentimiento
de pertenencia implica el uso de
marcas de pertenencia, fácilmente
adquiribles en los comercios.
Sin embargo, permanecer dentro del
grupo de pertenencia implica estar
atento al momento en que los
emblemas en uso son desplazados y
cambiados por otros; ya que el hecho
de no actualizarse implicaría la
exclusión, el rechazo y el abandono.
Esto implica la construcción de un
tiempo compuesto por instantes
episódicos, con mensajes de cambio
que deben ser rápidamente captados
para poder responder pronto, ya que
no hay garantía de pertenencia; esta
debe ser continuamente renovada.
10 Sin contornos - Enero 2016
La cultura consumista ha degradado
la duración jerarquizando la
transitoriedad y la gratificación
inmediata. Si bien el consumo
pareciese colocar a los objetos como
el elemento más buscado, es el
domino del tiempo el hecho más
importante al que el individuo se
dedica, generándose así un estado
de emergencia permanente.
¿Es dable una subjetivación
saludable en este medio de
continuas variaciones
bruscas, y plenas de
incertidumbre; sin puntos de
anclaje firmes que permitan
establecer una constante?
¿Es posible una subjetivación
saludable si la satisfacción tiene
que ser una experiencia
inmediata y transitoria, hasta el
punto de aburrirse ante una
satisfacción duradera que no
permite la insatisfacción?
¿Cómo proteger al niño del
impacto que su concepción de
consumidor genera en su
subjetividad si su familia también
está inmersa en este?
Y por más que así no lo fuese, ya no
es necesario atravesar el campo
familiar, como antaño, para
arribar al afuera.
Hoy la tecnología acerca
prematuramente al niño, a través de
variedades de pantallas disponibles
fácilmente, mandatos
sociales, ideales, preceptos, normas,
modelos identificatorios, etc. Ya no
hay una estructuración subjetiva
previa a la salida al afuera del núcleo
familiar. Hoy, ya desde muy pequeño,
el niño está expuesto a una relación
de acomodación, ensamblaje y
disposición a lo massmediático y sus
influencias. Influencias que pueden
no estar en sintonía con el formato
familiar, lo que coloca al niño en
posición de decidir que “compra”, y
por lo tanto dejándolo solo ante
decisiones para las cuales no está
subjetivamente preparado para
afrontar. Por lo cual, eso no puede
ser considerado dentro del terreno de
lo saludable (Sibilia, 2012).
Frente a esto, Corea y Lewkowicz
(1999) refieren que las Instituciones
responsables de garantizar por la
salud de los niños asumen tres
posturas diferentes:
a) Renegación: No admiten la
existencia del problema, motivo por
el cual no pueden pensar ningún
procedimiento de intervención.
b) Asimilación: El problema es
reconocido, pero los procedimientos
de intervención utilizados son
ineficaces, ya que ponen en práctica
11 Sin contornos - Enero 2016
antiguos procedimientos ya
ensayados; los que pudieron ser
eficaces en otro momento pero no lo
son ahora. Por lo tanto, es una
posición que carece de consecuencias
prácticas renovadoras, y busca
restituir la vieja alianza con el
estado.
c) Producción: Se trata de la posición
activa que admite el problema, y
busca instaurar procedimientos
novedosos que se ajusten a la nueva
realidad.
A lo largo de este artículo me
pregunto varias veces si es posible
una subjetivación saludable en los
términos socio-político-económicos
planteados. Mi respuesta es que sí,
que es posible, siempre y cuando se
tenga como precepto la protección
integral del niño, no como
instrumento mal-utilizado por el
mercado; siendo conscientes en todo
momento de los riesgos de dejar al
niño desamparado frente al avance
de una sociedad de consumo cuyo,
poder dominante solo lo visualiza
como un consumidor más, y su salud
no le preocupa más que para
vendérsela como un bien de consumo
como cualquier otro (quizás algo más
redituable).
Aníbal Repetto
12
Bibliografía:
‒ Bauman, Z. (2002). Modernidad líquida.
Buenos Aires: Fondo de cultura económica
‒Bauman, Z. (2008). Vida de consumo. Buenos
Aires: Fondo de cultura económica
‒Comité Argentino de Seguimiento y Aplicación
de la Convención Internacional Sobre los
Derechos del Niño (CASACIDN), (2008): ¿Qué es
un sistema de protección integral de Derechos
de Niñas, Niños y Adolescentes? Buenos Aires
‒Corea, C., Lewkowicz, I. (1999): ¿Se acabó la
infancia? Ensayo sobre la destitución de la niñez.
Buenos Aires: Lumen - Humanitas.
‒Corea, C. (1999). La destitución mediática de
las etapas de la vida. En Pedagogía del
aburrido: Buenos Aires: Paidós (2004)
‒Corea, C. (2003). ¿Qué hacen los chicos con la
Tele. En Pedagogía del aburrido: Buenos Aires:
Paidós (2004)
‒Lewkowicz, I. (2002). Escuela y ciudadanía. En
Pedagogía del aburrido: Buenos Aires: Paidós
(2004)
‒Lewkowicz, I. (2002). Entre la institución y la
destitución, ¿Qué es la infancia? En Pedagogía
del aburrido: Buenos Aires: Paidós (2004)
‒Lewkowicz, I. (2003). ¿Existe el pensamiento
infantil? En Pedagogía del aburrido: Buenos
Aires: Paidós (2004)
‒Lewkowicz, I. (2004). Pensar sin Estado. La
subjetividad en la era de la fluidez. Buenos
Aires: Paidós
‒Sibilia, P. (2005). El hombre postorgánico.
Cuerpo subjetividad y tecnologías digitales.
México: Fondo de cultura económica
‒Sibilia, P. (2012). Redes o paredes. La escuela
en tiempos de dispersión. Ed. Tinta Fresca
Sin contornos - Enero 2016
El problema de la psicopatología
Nos ocuparemos de uno de los capítulos más
controversiales en el campo de la salud mental,
digamos en un sentido amplio, de todo lo que abarcan
las disciplinas llamadas Psi: el problema de la
psicopatología. La cuestión de las nominaciones y las
clasificaciones plantean controversias que han librado
batallas épicas entre escuelas a lo largo de toda la
modernidad.
Desde el nacimiento mismo de la psiquiatría, el
estatuto que toma el loco frente a la mirada del médico
ha sido objeto de discusión. La fundación del campo
psiquiátrico se produce en el contexto de los
importantes cambios socio-históricos que acompañan a
la revolución francesa. El nacimiento de la psiquiatría
como disciplina dentro de la medicina presenta un
rasgo singular: no surge por diferenciación de
conocimiento o por el progreso de técnicas de
exploración, sino que por el contrario, se encuentra
estrechamente relacionado con un cambio de otro
orden, un cambio que recae sobre la consideración de
la locura, cambio que implica una nueva perspectiva
sobre el loco, que adquirirá el estatuto de enfermo
como alienado mental. Anteriormente a esto, la locura
era campo de jurisdicción a cargo del derecho, y el
13 Sin contornos - Enero 2016
BRANKO GERLERO COGO
fundamentalmente. Si bien el mito
es de orden filantrópico, para
Foucault (Historia de la locura –
enfermedad mental y
personalidad) la creación del
discurso teórico psiquiátrico
iniciado por Pinel solo sistematiza
y justifica una práctica
segregativa de la locura, que
basaba su eficacia en el
aislamiento del loco de su medio
social. “La alienación (dice
Foucault) surge como una noción
abstracta de la integración de las
practicas jurídicas y medicas”.
Intentamos pensar de qué
manera, desde el siglo XVIII hasta
la actualidad, la lógica con la que
se trata a los padecimientos
mentales sigue siendo en sus
14 Sin contornos - Enero 2016
loco, junto con los marginales y
criminales, compartían un mismo
lugar en función de su peligrosidad.
Es Pinel (1793) quien inicia un
movimiento que atiende a separar al
loco de este conjunto a partir de una
consideración medica que privilegia
la dimensión terapéutica, inspirada
en los principios de la ilustración,
que implicaba por otra parte la
creación de una institución especifica
organizada a partir de lo que llevo el
nombre de tratamiento moral,
tomando aquí moral, como
psicológico. Hecho así el pasaje de la
locura del campo del derecho al
campo de la medicina, la locura
quedará sujeta a nuevos mecanismos
de control social. El loco será sujeto
de observación y clasificación
Philippe Pinel à la Salpêtrière (Robert Fleury)
moldean el ser en tanto que lo
instituyen como un trastornado,
más allá de cualquier singularidad
que haga asomar a lo que queda
del sujeto. Superado el
adultomorfismo del siglo XIX, en
donde la psiquiatría intento hacer
encajar a los niños en las
categorías y clasificaciones
nosográficas de las enfermedades
adultas, y pasado de moda el
psicoanálisis de niños clásico –
dígase kleinismo o annafreudismo
– la psicopatología infantil cae en
una clasificación normativa que no
deja lugar alguno a lo pasible de
devenir singularidad, y en donde
la anormalidad se traduce
inmediatamente como patología
(trastorno).
15 Sin contornos - Enero 2016
generalidades una lógica segregativa
y de control social, estableciéndose
de esta manera una subordinación de
la medicina y la psicología al campo
de lo jurídico. Es una posición ética
en psicoanálisis, no quedar (del
todo) entrampado al servicio de
dichos mecanismos de segregación,
estableciendo la diferencia necesaria,
ya para nosotros una diferencia
lógica, que pensó Freud entre salud y
normalidad; así como también
aquella que pensó Winnicott entre
salud y sobre adaptación, o más
precisamente la relación de
acatamiento a las exigencias del
medio.
Más importantes se hacen estas
distinciones a la hora de hablar de
psicopatología en la infancia
temprana, en tanto y en cuanto
serán los discursos de los
profesionales de la salud y de los
pedagogos los que condicionaran en
cierta medida el destino, saludable o
no, de algunos niños. En la
actualidad, las nominaciones
psicopatológicas han devenido logos,
etiquetas de mercado más que
elementos que condensan
descripciones clínicas. Más bien, se
instituyen en tanto categorías que
nominan y definen el ser, que le dan
forma, ya no se sostienen en el
ámbito de la descripción y utilización
por parte de la fina semiología
impartida por el experto, sino que
del medio, de modo tal que un
primer trabajo en la consulta
analítica será limpiar de impurezas,
destituir efectos de nominación que
funcionan las más de las veces como
defensa, y los pacientes se
presentan como enfermos, o
presentan a sus hijos con tal o cual
patología. Es decir, en la actualidad
se hace necesario un doble trabajo
inicial: por un lado un des-
diagnóstico de aquello con lo que lo
nominó el medio –llámese escuela,
familia, pediatra, etc. en conjunto
con el paciente, de modo tal de
despejar identificaciones que
coagulan y aplanan cualquier tipo de
singularidad subjetiva; y por otro lado
un diagnostico en términos amplios, y
no –solamente- clasificatorio en
términos de etiqueta.
Una actitud diagnóstica
psicoanalítica implica
juntamente eso, una apertura a
lo singular de cierto
conglomerado sintomático, y la
ubicación y función de cada
síntoma, determinando el modo
de funcionamiento y constitución
en la economía libidinal de este
sujeto, constituido y habitando
este medio. Semiología entonces
de la presentación sintomática
del paciente, y además,
semiología del medio,
estableciendo sus relaciones
intrínsecas y de inherencia.
16 Sin contornos - Enero 2016
En tanto etiquetas o logos del
mercado, las nominaciones
psicopatológicas devienen mercancía,
a las que por su puesto se le adosa
el psicofármaco correspondiente.
Ante dicha situación, el mercado
fabrica una moda, y la enfermedad
mental funciona como punto de
anclaje identificatorio allí donde no
hay lugar para la angustia. Los
analistas nos encontramos cada vez
más rechazando aspirantes a
pacientes que nos vienen derivados
de jardines de infantes y escuelas,
porque cualquier conducta que no se
ajuste a la norma –una norma ya
desnormatizada, la que puede
funcionar hoy- es tomada hoy en
términos de patología. El mercado se
ha hecho cargo también de
popularizar dichas nominaciones, y
también de alguno de sus rasgos
clínicos patognomónicos. Los legos,
al decir de Freud, se instituyen en
pseudo psicopatólogos, al punto tal
de que cualquiera puede diagnosticar
una bipolaridad, un ataque de
pánico, un trastorno de ansiedad, o
una depresión en el caso de adultos;
o bien un autismo, un ADD o ADHD
en niños, con la sola consulta a una
página de internet, o bien solo
apelando solo al saber popular
Sabemos que nuestra práctica en
tanto psicoanalistas tiene que ver
fundamentalmente con la
metabolización por parte del sujeto
de los enunciados que le vienen
Entonces, para hablar de
psicopatología, retomaremos algo
del espíritu de Jaspers en su
psicopatología general, teniendo
en cuanta que se trata de un
método de búsqueda, de
investigación clínica, de búsqueda
de signos a veces muy poco
evidentes y muy poco asequibles
a la comprensión: en nuestro caso
el método será psicoanalítico. Y
además, la tomaremos como una
tabla de orientación, en donde
existen las clasificaciones, pero
las utilizaremos justamente para
ir desde la práctica – investigación
clínica hacia ella, y no desde ellas
hacia la realidad con pretensiones
de correspondencia biunívoca.
Caso clínico:
Melchor tiene 3 años y 5 meses en
el momento en que hacen la
consulta en el área de salud
mental del hospital de Chivicoy,
derivado desde el CEAT (centro de
estimulación temprana). A este
centro es derivado por el pediatra
a mediados del año 2013 con
diagnóstico de retraso madurativo
leve, sin antecedentes, y parto
normal. Comienza estimulación
temprana casi un año después, a
la edad de 3 años. Allí comienza
tratamiento de fonoaudiología,
toma sesiones con una maestra
17 Sin contornos - Enero 2016
Pero es fundamental el primer punto,
porque de lo contrario caeríamos en
un ambientalismo que supone, como
lo han hecho ciertas modas teóricas,
que el niño no es más que un efecto
del medio en el que vive, no dejando
de su lado nada de la espontaneidad
constitutiva, ni de los modos
singulares de metabolización de lo
que ese medio ofrece. Dirá Silvia
Bleichmar: “lo que busco cuando
hago diagnóstico es –en primera
instancia- de qué manera está
operando el conflicto intrasubjetivo,
vale decir, intersistémico, y también
de qué manera se están jugando
ciertas cuestiones en la relación con
el semejante”. (Bleichmar, S. 2000).
https://pixabay.com/es/beb%C3%A9-madre-beso-kiss-familia-408269/
Los invito a pasar al consultorio y
la mama comenta que Melchor
tiene grandes dificultades para
separarse de ella, y esto ha sido
motivo para que en el jardín le
recomienden que espere un
tiempo más para llevarlo, puesto
que el niño solo tolera quedarse
media hora en la sala, y no para
de llorar durante todo el tiempo
que se encuentra allí. Intento que
la mama salga y quedarme
jugando con él, pero
automáticamente comienza a
hacer una rabieta y a decir No,
acercándose a la puerta para que
la mamá no salga. En el área del
lenguaje presenta Jerga, a todo
responde con un Ticu Ticu rítmico,
que a primera vista no impresiona
ninguna intención comunicativa,
aunque observando un poco más
de cerca puedo pesquisar que lo
dice cuando le pregunto algo o
cuando se encuentra con algún
juguete que le gusta. A lo largo de
las sesiones comienzo a explorar
la utilización que hace el niño del
lenguaje. Presenta palabras
monosilábicas como “No” o “Si”,
y fragmentos de palabras como
“Ma”. Interrogo a la madre acerca
del lenguaje, y me comenta que
ella le entiende, que lo que más
aparece es este ticu ticu, pero que
tiene algunas palabras y que “se
hace en entender todo lo que
quiere”
18 Sin contornos - Enero 2016
estimuladora, y se realiza una
interconsulta con medico
otorrinolaringólogo por sospecha de
sordera congénita, dando por
resultado una evaluación normal.
Según la maestra estimuladora y la
fonoaudióloga, Melchor no registraba
sonidos, con lo cual decidieron
descartar lo auditivo. En el mismo
mes en que comienza estimulación,
solicitan también consulta con
medico neurólogo, evidenciando
resultados de evaluación normal, y la
indicación de que siga con
estimulación del lenguaje. Se
encuentra tranquilo siempre y
cuando la mama está cerca, y si
logran por un momento jugar sin la
mama en presencia, comienza a
hacer berrinches cuando escucha la
palabra “mamá”.
Vive con su mamá (25), su papá
(28), su hermano mayor (10) y su
hermana menor (1,6), en una parte
muy reducida de la casa, porque la
otra parte la subalquilan. La mama el
ama de casa y el papá es obrero de
la construcción. Según cuenta la
mama de Melchor, el papá no
comparte demasiado tiempo con
ninguno de sus hijos y los grita
mucho. Ella hizo el intento de hablar
con los hermanos de su marido,
pero a ellos tampoco les hace caso.
En abril de 2015 realizan la consulta
conmigo en el hospital. Concurre a la
consulta en compañía de su madre y
de su hermanita de un año y medio
de edad.
Allí puedo corroborar no solo que
entiende el significado de las
palabras que le digo, es decir que
conecta concepto con objeto, sino
que además reconoce algunos
colores, cuando le pido que me
alcance alguno de los lápices para
dibujar.
En varias oportunidades, no
hemos podido entrar al
consultorio, y al intento de
interactuar con el presentaba
rabietas y se tenían que volver a
su casa. Esto es posterior a un
intento por parte mía de que, en
sesiones anteriores, se quede
conmigo jugando en el
consultorio, y la madre afuera. Es
decir, luego de eso, el anticipa la
posibilidad de que esto vuelva a
suceder y no quiere volver a
entrar. También comenzaban estas
rabietas cuando había demasiada
19 Sin contornos - Enero 2016
Le pregunto a la mama si alguien de
su familia tuvo antecedentes de
retraso en la adquisición del lenguaje
hablado, y me comenta que su
hermano mayor, que actualmente
tienen diez años, comenzó a hablar
recién a los cuatro años, momento
en que decidió enviarlo al jardín de
infantes, y que sus primos que aún
viven en Bolivia también presentaron
retrasos en la adquisición de la
lengua hablada, comenzando a
hablar uno de ellos recién a los 7
años. Durante las sesiones
utilizamos la caja de juegos, elije los
juguetes con los que quiere jugar y,
si yo lo convoco, podemos jugar
juntos y compartir juguetes. Mientras
juega, suena, yo retomo estos
sonidos y empezamos a compartirlos,
hasta que podemos hacer una
conexión entre el sonido y el juguete
en tanto que los sonidos devienen
onomatopéyicos. Toma un bloque con
ruedas y comienza a hacerlo andar,
le digo “es un tren, como hace el
tren, chu chuuu”. En ese momento
hacen lazo, en un decir soussureano,
significante y significado, y cada vez
que toma el bloque con ruedas y lo
hace andar, le pregunto ¿Cómo hace
el tren? Chu chuu, responde, y
comienza a utilizarlo en el juego.
Por otro lado, es un niño que no
habla, pero que está en el lenguaje;
mantengo una actitud exploratoria, y
comienzo a pedirle que me alcance
cosas de la caja de juegos.
https://pixabay.com/es/ni%C3%B1o-cara-poco-ojazos-joven-165256/
buscar a una niña para jugar, con
su lenguaje escaso. Al otro día,
entra al consultorio sin ningún
problema, jugamos/dibujamos y
noto que logro algunas palabras
más como Hola, Chau, Chocó…
esta última correspondiente a un
juego que comenta la mama, cada
cosa que lleva con fuerza hacia la
pared se acompaña de un “chocó!”
Es interesante pensar este caso a
la luz de una posición teórica
psicopatológica como la que
presentamos al principio, porque
funciona algo así como
representante, como retrato dirá
Ricardo Rodulfo, de muchos
pacientes en donde no se puede
poner una etiqueta nosológica con
total claridad, justamente porque
son sujetos en vías de
estructuración de la tópica
psíquica. Con lo cual, hablar de
una patología con nombre y
apellido no sería más que
cristalizar una observación, un
estado, en una clínica
completamente sincrónica y que
procede por cortes, sin tener en
cuentas los múltiples pronósticos
posibles. Sobre todo, en
psicopatología de corte
psicoanalítico, se nos hace
imposible pensar a Melchor dentro
del esquematismo Neurosis /
psicosis. Diríamos más bien, que
se hace necesario el
establecimiento de otros vectores
20 Sin contornos - Enero 2016
gente en la sala de espera, o alguien
se interponía en el pasillo que lleva
al consultorio; allí volvía para atrás y
terminábamos realizando la sesión
en la sala de espera.
Un paso antes de volver a entrar al
consultorio, es el dibujar con la
secretaria. Al presentarse muy
inquieto, se acerca a la secretaria
y toma un lápiz y un papel, y
comienza a garabatear. Correlativo
de ello, es la construcción de un
pasillo con las puertas (la de la sala
de espera y la de mi consultorio) por
el cual él puede ingresar sin mayores
dificultades. Aquí se presenta una
variación: si la madre permanece
dentro del consultorio, él se apura a
cerrar la puerta, y si la madre se
queda en la sala de espera, dejamos
el “túnel” abierto, y al intento de
cerrar la puerta me lo impide.
Durante todas las sesiones se da la
secuencia de dibujo - juego o Juego
– dibujo. No logra formas, pero
muestra gran placer en el dibujo, que
compartimos ambos en la misma
hoja, y se muestra interesado en
elegir los colores. La madre comenta
que es una actividad que comparte
con el hermano y con ella.
La última sesión transcurrió luego de
dos meses en los que se había ido a
Bolivia con su mama y su hermana
más pequeña. Me lo encuentro en la
sala de espera de niño sano, estaba
muy alegre, jugando entre su mama
y los otros niños que había allí. Iba a
del vínculo de apego; teniendo en
cuenta que, un buen apego
implica necesariamente un buen
desapego.
Si pensamos en cuadros
psicopatológicos, debemos pensar
más que en un autismo, en un
cuadro de psicosis infantil, lo que
Margaret Malher hubiera
conceptualizado como psicosis
simbiótica, presentado
semiológicamente escasa
capacidad de relacionarse con
otros si no cuenta con la presencia
física de la misma. Es decir,
encontramos aquí lo fallido de la
constitución de una superficie de
continuidad que permite el jugar a
solas.
21 Sin contornos - Enero 2016
https://pixabay.com/es/oto%C3%B1o-baby-boy-ni%C3%B1o-lindo-165184/
de lectura clínica, como por ejemplo
la pregunta acerca de si el
conglomerado semiológico que
presenta es del orden del síntoma o
del orden del trastorno. Teniendo en
cuenta el criterio psicopatológico
que planteábamos en la introducción,
resulta de suma importancia pensar
cuales son las características de las
problemáticas que presenta el niño,
tanto como el diagnostico en salud.
Es decir, cuales son los recursos con
que contamos para trabajar y que
grado de permeabilidad reviste a la
hora de las intervenciones.
Teniendo en cuenta que lo envían
para tratamiento con sospecha de
autismo, tendremos en cuenta la
posición de Golse a la hora de hablar
de la plasticidad de los trastornos
autistas. No podemos afirmar en
ninguna medida que este
niño presenta un cuadro de
autismo infantil precoz,
teniendo en cuenta que,
si bien algunos de los otros
devienen peligrosos, su
respuesta, su defensa,
no es el encapsulamiento
autístico, sino más bien la
huida al regazo de la madre.
En este sentido, podemos
pensar en dificultades de la
separación, que nos hacen
pensar también en cuales
fueron las características
distancia intersubjetiva, pero por
otro lado la llena. En casos de
algunos niños autistas ni siquiera
pueden establecer la distancia de
separación, el otro no existe en
absoluto. En el caso de Melchor, la
distancia de separación esta
perturbada, y a medida que el
tratamiento avanza podemos decir
que está en vías de constitución.
Pero aun no organiza “tela de
araña” intersubjetiva, más bien
establece una línea madre – niño,
niño - madre.
Por otro lado, vemos los efectos
del ambiente en la constitución
subjetiva de Melchor. El medio en
el que habita, podríamos decir en
términos de Winnicott que es un
medio que obstruye, es decir que
no facilita los procesos de
maduración, y en tanto tal, no se
constituye en un ambiente
facilitador. El modo en que la
madre se refiere a su pasado con
una nostalgia notable, su angustia
cuando relata su vida en Bolivia y
cuando relata sus problemas con
su marido y el modo en que este
trata a los niños, dejan entrever
una situación de duelo que tiene
que ver con el destierro y con un
bienestar perdido, desde su
cultura y sus relaciones familiares,
hasta sus comodidades
habitacionales. Prueba
de ello es que cuando pasan un
22 Sin contornos - Enero 2016
Diferenciemos entonces; no
encontramos en Melchor una falla o
una fijación a nivel del autoerotismo,
sino más bien en la constitución del
narcisismo, habiendo fallas
importantes en las funciones yoicas
que le permitan un sentir autónomo
y un pensar autónomo, sin peligro de
desintegración subjetiva. Tomando al
mismo autor, diremos que cuando el
bebé nace hay 4 dominios
importantes que se abren, elementos
que avanzan juntos: la
autoconservación, el apego y la
intersubjetividad y el último es el de
la regulación del placer y del
displacer. Al mismo tiempo hay tres
grandes temáticas, la temática de los
envoltorios psíquicos, la temática de
los lazos primitivos y la temática de
las relaciones propiamente dichas.
Con Melchor podemos decir que si
bien no hay una deprivación en lo
que refiere al acceso a la
intersubjetividad, si hay una clara
perturbación de la misma: por un
lado por la dificultad de relación con
otros en ausencia física de la figura
materna, y por otro lado por la
marcada perturbación en el acceso a
la lengua hablada. Es un niño que no
ha podido agarrar y hacer uso del
lenguaje, en tanto objeto y en tanto
elemento de relación/ diferenciación
con otros. El lenguaje consta de dos
movimientos simultáneos en su
función; por un lado señala la
23 Sin contornos - Enero 2016
par de meses en Bolivia, Melchor
vuelve mucho más alegre y más
organizado en su conducta, a punto
tal de que logra el juego de Chocar,
que se acompaña de la palabra
“choco”, prueba de un mínimo indicio
de constitución del espacio, y base
para la constitución de un arrojar
que le permita la distancia necesaria
para un acceso a la intersubjetividad.
Branko Gerlero Cogo
Bibliografía:
‒Bleichmar, S. (1999). Clínica psicoanalítica y neogénesis. Buenos Aires: Amorrortu. ‒Bleichmar, S. Primeras inscripciones, primeras ligazones. En La fundación del inconsciente. Ed. Amorrortu. ‒Golse, B. Conferencia: “Cuerpo y Desarrollo. Simbolización en presencia y en ausencia. La metáfora de la araña”. Asociación Psicoanalítica Argentina ‒B.Golse y S.Eliez. Sobre el autismo y de los trastornos invasores del desarrollo. Del “proceso autistizante” al autismo de Scanner. ‒Golse, B . Sobre lo que no podemos ceder ‒Punta Rodulfo, M. (2009) El psicoanálisis, el educador, el pediatra y el niño sano. Recuperado de http://www.psi.uba.ar/academica/carrerasdegrado/psicologia/informacion_adicional/electivas/102_infanto_juvenil/material/elpsicoanalisis_eleducardor_elpediatra.pdf ‒Punta Rodulfo, M. Desde la salud hacia lo psicopatológico. Recuperado de ‒http://www.psi.uba.ar/academica/carrerasdegrado/psicologia/informacion_adicional/electivas/102_infanto_juvenil/material/salud_h/pdf 5/16 Facultad de psicología, UBA. Fecha: 07/14/14 13:08:25 . ‒Rodulfo, R. (2004). Serie y suplemento. En El psicoanálisis de nuevo: elementos para la deconstrucción del psicoanálisis tradicional. (pp. 21-36). Buenos Aires: Eudeba. ‒Rodulfo, R. (1992). La vivencia de satisfacción y la patología grave temprana. En Estudios Clínicos. (pp.235-246). Buenos Aires: Paidós. ‒Winnicott, D. Naturaleza Humana. Ed. Paidos. ‒Winnicott, D. Los Procesos de maduración y el ambiente Facilitador. Ed. Paidos.
Mucho más que violencia “de género”?
La violencia nombrada “de género” aludiendo al
maltrato de hombres contra mujeres localiza solo un
lado de la cuestión dejando por fuera la oportunidad
de pensarla mas abarcativamente, para revisar
aquello que ocurre entre los seres humanos en
general. ¿Es un hecho de la realidad?. Si. Pero
también ubicar lo que no funciona más allá del
género, como aquello que cae contra el otro con
ensañamiento y agresión, permite abrir el juego.
Los chicos son mundialmente la franja de la población
más impunemente vulnerada y explotada. La mayoría
de los chicos que sufren violencia física y verbal la
reciben de sus padres, en una amplia medida, de sus
madres. Claro, fuera de función materna y paterna.
También la hay de mujeres a hombres, cuando la
palabra lastima y enferma, con lo cual el género
agredido y agresor se mueve del estereotipo. La
violencia siempre atrapa en sus modos de destrato o
maltrato.
Una alternativa posible seria ir hacia la construcción
de nuevas inscripciones para ambos lados de la
escena de violencia. La ley, para obturar y detener al
violento, y la salida de la victimización y posición de
abusado para el violentado. Para cada quien sus
topes. Por eso, en casos de la infancia y adolescencia,
así como de quien no puede poner topes, es menester
24 Sin contornos - Enero 2016
ADRIANA SANTAGAPITA
ocuparse, denunciar, ofrecer salidas
y tomarse de la Ley que permite
entrar en la serie de derechos y
obligaciones para abrir un tercer
lugar, el de las consecuencias.
Hablemos más bien de violencia de
GENERO HUMANO, donde hombres y
mujeres por igual a lo largo de la
historia generan la degradación
del otro, que tendrá que hacer
Un arduo trabajo de
recomposición, para re-nacer
cual crisálida, y escribir una
nueva historia.
Si quedamos obturados por
Leer solo un lado de la cuestión,
oponiendo un género al otro,
claramente la brecha se hará más
grande, y las brechas extremas,
las oposiciones solo sirven como
generadores de más violencia.
En la clínica se trabaja casi
permanentemente con la posibilidad
de desandar caminos y huellas
dolorosas, que tienen que ver con las
variadas versiones de lo violento del
otro, sea padre o madre, mujer o
varón. No es con el género que se
puede explicar lo que hace obstáculo.
Es con lo que no funciona de aquello
que debería entrar como lo
humanizante del lazo.
Freud se ocupo en " El malestar en
la cultura" ampliamente de ubicar lo
agresivo como propio del género
humano, donde es con operaciones
psíquicas de apertura hacia el otro,
lo otro, como lo próximo/prójimo, con
trabajo de cada quien para poder
ir gastándolo, hasta minimizarlo. Y
hablaba de las “pequeñas diferencias”
propias de la singularidad, y de su
complejización para el fluir del lazo
cuando se instalan como enormes
diferencias, en el sentido de lo
irreconciliable.
El rechazo a todo lo que se aparta de
los hijos ideales, la pareja o los hijos
ideales, más allá de lo que para cada
quien es deseable o posible, abre las
puertas muchas veces, y una y otra
vez, a escenas de dolor para quien lo
padece. Por eso, la clínica trae
recuerdos dolorosos de cantidad de
escenas de violencia verbal, gestual,
donde la mirada no es mirada, y las
palabras no son palabras, sino ira
desencadenada.
25 Sin contornos - Enero 2016
Esta naturalizado que a los niños se
les puede pegar, amenazar, desoír,
"domesticar" para que coincidan con
la imagen idealizada de lo que
“debería ser”, a puro forzamiento
para que se acerque a lo tolerable
para los padres. Dentro de esto,
especialmente el género femenino,
las madres fuera de función, son las
que más abiertamente utilizan
castigos y amenazas de todo tipo. Un
tirón de orejas, un zamarreo, un
gesto de enojo, gritos,
lamentablemente están a la orden
del día. Madres que abusan de los
hijos, tanto sexualmente como
arrasando los derechos del niño,
incluidos en los derechos humanos,
parecen estar culturalmente
aceptadas. Pasamos por al lado sin
que sorprenda, o sin intervenir.
El rechazo como consecuencia de la
dificultad para maternar, de recibir la
generación que continua, tanto para
género femenino como masculino,
está encabezando la lista de lo que se
sigue en los abandonos reales (en
instituciones), o solapados, cuando
no hay quien acompañe
amorosamente lo propio de la
infancia. Castigos al alumno que deja
corrido al hijo desde marzo a
diciembre, y con cada fracaso escolar,
una represalia muchas veces
desmedida. Hijos que piden limosna
con madres cerca juntando las
ganancias, padres que abusan de su
fuerza. Siempre en la infancia debe
leerse como abuso de poder, aun en
un "cachetazo a tiempo". El niño no
se puede defender, solo sentirse
infinitamente solo y acallado. Y así,
va tejiéndose la trama de lo que
cercena la libertad individual. Y si no
hay trabajo psíquico, lo que sigue es
la repetición en las generaciones que
siguen, constituyéndose la posición
del abusado, de la que solo se puede
salir por uno mismo con trabajo de
análisis.
Con esto, otro capítulo se abre
respecto de la educación institucional
y los hogares de orfandad, donde
muchos docentes y “cuidadores”, aun
hoy, usan la amenaza o el grito para
acallar lo típicamente infantil. El
fracaso escolar muchas veces tiene
que ver con lo que no funciona de la
26 Sin contornos - Enero 2016
Foto: Inappropriate https://www.flickr.com/photos/otroyoiano/853497592
docencia, cuando en lugar de armar
un escenario placentero, se recarga
de órdenes y reglas morales,
alejadas de la ética.
Los orfanatos, con largas listas de
espera para padres que desean
adoptar y niños que esperan ser
adoptados, cuando la ley no funciona
y los tiempos llevan a una espera
desesperada, donde la soledad y la
tristeza toman la escena, también
haciendo marcas dolorosas. Lo
violento del sistema, obtura y dilata
innecesariamente la salida, y esto es
también violencia.
También pensar en hombres contra
hombres abre el panorama sobre
repensar lo agresivo y segregativo.
Las guerras, el holocausto, los
genocidios no miden si es violencia
de género, sino cualquiera contra
cualquiera en detrimento del lazo,
hacia objetivos de poder que poco
tienen que ver con el cuidado del
otro.
La pedofilia ampliamente instalada en
el mercado y la explotación infantil,
la trata, el comercio de órganos, y la
lista sigue en las aberraciones sobre
la infancia.
Lo violento también cae sobre los
padres mayores, cada vez mas
segregados del núcleo familiar, con
distintos tipos de maltrato, Y no
depende del género de donde se
parta y hacia donde se dirija.
27 Sin contornos - Enero 2016
https://pixabay.com/es/ni%C3%B1o-mu%C3%B1eca-los-zapatos-502969/
Los hombres como parte de la
cuestión a revisar, dejan caer
muchas veces sus imposibilidades y
sus frustraciones sobre mujeres que
no pueden defenderse, generando así
un círculo de padecimiento para
quien no puede salirse de la posición
de víctima. Y también una amplia
franja de violencia se reserva para
hombres sometidos a mujeres que
usan el poder sobre la casa y los
hijos para ir contra el lazo. Mas
solapada, poco nombrada, pero los
juzgados están llenos de
mujeres/madres que usan al hijo
como trofeo de guerra para castigar
al hombre que decide no continuar
una relación de pareja. Claro,
también hay hombres que no pueden
responsabilizarse de los cuidados que
junto a los derechos, hacen a las
obligaciones como pares o padres. Y
esto también es violencia para con
los hijos.
Existen entidades que se ocupan
ampliamente de hacer con las
denuncias sobre violencia. El Consejo
de Niñas, niños y adolescentes, La
Comisaria de la Mujer, Defensorías
de Menores, APADEHI o acercarse a
quien pueda ofrecer ayuda para
transitar los dolorosos pero
necesarios pasos, para encontrar la
salida.
Por eso, me parece que pensar la
violencia como el fracaso del lazo,
abre la discusión y la posibilidad de
pensar para ocuparnos de lo que nos
pasa como comunidad. Mirar lo que
hay que mirar y decir lo que hay que
decir, para ordenar, para que entre la
LEY como función paterna, es lo que
pone tope, para todos, al desborde
violento, hacia el ir contra el otro, sea
quien sea.
Como escuche decir a un paciente de
6 años en tratamiento, "para
deshacer el hechizo, hay que matar a
maléfica", Y escucho Maléfica como
LO MALEFICO que obtura y deshace
lo que debe entrar en el orden del
amor. Y que es justamente, lo que
queda fuera cuando de violencia se
trata.
Adriana Santagapita
28 Sin contornos - Enero 2016
Conviviendo con la agresión y la intolerancia urbana. Apostando a que un cambio es posible.
Hoy nos preguntamos… ¿Porqué está tan agresivo e
intolerante el argentino que vive en la ciudad de
Buenos Aires? ¿Es la ciudad, la sociedad, el encuadre
en el que vivimos, lo que nos llevó a perder el respeto
y la tolerancia?
Hoy salimos a la calle y vemos malestar, frustración y
enojo. La gente no está satisfecha, quiere más o
mejor. Parecería que nada alcanza o que se prolongan
las metas y no se llega a lo que queremos, deseamos
o necesitamos.
Podría decirse que la agresividad que hoy emana de
Buenos Aires es manifestación de frustraciones que
devienen de no poder tener o mantener aquello que
consideramos “calidad de vida”. La queja y el enojo se
hacen visibles por la sensación de darlo todo y aún
así, sentir que poco se crece o simplemente sirve para
mantener lo construido.
Trabajar, estudiar, mantener un hogar, es cada vez
más costoso. Cada vez más horas del día se ocupan
de trabajo y obligaciones, quedando poco tiempo para
el descanso o el ocio. Parecería que hoy decir “estoy
descansando” es mala palabra. Y lamentablemente el
cuerpo, la mente o ambos dicen basta.
No es casualidad que se incremente la concurrencia
de personas en las guardias de hospitales o clínicas
29 Sin contornos - Enero 2016
LUCILA MURRAY
padeciendo picos o cuadros de
ansiedad. Tampoco lo es, el aumento
de consultas por trastornos del
estado de ánimo.
En el individualismo nos hemos
sumergido, se ha perdido la
solidaridad y el compromiso. Todo es
descartable, nadie indispensable.
Convivimos con una gran pérdida de
valores, donde no se discrimina lo
que está bien de lo que no.
La sensación de que si no avanzás
te avanzan y de que si te parás,
la vorágine de la cotidianeidad te
devora, es cada vez más real.
Es triste vernos de este modo, con
apatía, depresivos, ansiosos y
carentes cada vez más de energía ¿Es
posible volver al optimismo?
¿Cómo renovamos nuestros sueños y
esperanzas? Pensar que de cada
dificultad se puede ver una
oportunidad, es volver al optimismo.
Volver a creer en que lo que uno
hace, tiene efectos positivos, es
poner un grano de arena. Saber que
damos todavía el ejemplo, es renovar
la esperanza. Reinventarnos en
nuestros trabajos, estudiar cosas
nuevas, es alimentar el sueño de un
cambio.
30 Sin contornos - Enero 2016
Dejar el atropello o el acelere y dar
lugar a las pausas, nos parece
imposible. Pero sería un gran desafío
desentonar en el día a día con el
resto de los porteños. Marcando
nuestros tiempos, hablándonos con
respeto y comprendiendo al otro en
sus insuficiencias o carencias.
Nos falta volver a humanizarnos, ver
que el otro es un semejante, que
también tiene deseos y necesidades.
Nos fuimos deshumanizando,
dejando a un lado la sensibilidad, la
emoción encapsulada y la razón
olvidada. Precisamos volver a
nuestra escencia solidaria, nuestra
condición de seres sociales, que se
necesitan para crecer y ser mejores.
Si resurgiera el amor y el respeto en
nuestra sociedad, sin lugar a dudas,
volveríamos a crecer y a soñar. Sigo
pensando en que podemos dar lo
mejor de nosotros mismos, sigo
creyendo que el cambio es posible.
Lucila Murray
31 Sin contornos - Enero 2016
Tan solo juego
¿Cuantos decires habrán de acudir a mi encuentro?
Sin adentro y sin afuera,
hay una especie de espacio
en la espesura de la espera.
Entre un horizonte errante, vago y lejano,
y la displicente mentira de la hoja en blanco,
cuyos encriptados garabatos
aún no han sido develados;
juego, tan solo juego.
Aníbal Repetto
32 Sin contornos - Enero 2016
33 Sin contornos - Enero 2016
Compartirnos Mujer que sabe de los rincones sombríos de la ingobernable madre tierra, eterna alma juguetona de acceso particular al otro lado, sonrisa de los cielos, estar a tu lado es un placer, deshaces los conjuros más oscuros y los conviertes en motivación para vivir, me invitas a compartir. Pídele a las aguas que purifiquen tus emociones, ignora lo que no es bueno para ti, persigue sin cesar eso que esta ahí, que lo conoces, que lo vives, y me lo haces sentir. No dejes de lado tus más audaces sueños, el camino se va a despejar en su momento. Me gusta cuando juntos podemos nutrirnos, cuando hablamos y nos paseamos con la alegría de habernos conocido. Me decis que soy tu compañero ideal, encontrás que entre nosotros hay sinergia, que nuestro amor se ama, que nuestros tiempos se convidan, como los mates o los panes que nos unen. Quiero que cumplas tus deseos en la vida, ama tu silenciosa sabiduría, ella te dirá siempre el rumbo, aún cuando yo no esté. Mujer inigualable te amo, gracias por compartirnos. Alicia Manso Ramos
”…no es que el ser humano venga como tábula
rasa, pero lo que trae se altera rápidamente´”
(Bleichmar, S., 2004, p. 43)
Silvia Bleichmar
Del autoerotismo al narcisismo
34 Sin contornos - Enero 2016
Bleichmar,S. (2014) Las teorías sexuales en
psicoanálisis. Que permanece de ellas en la
práctica actual. Buenos Aires: Paidós
Bleichmar señala que la sexualidad, en sentido
amplio, se vincula con un plus de placer que no es
reductible a la autoconservación; motivo por el cuál el
concepto de sexualidad no es reductible al
ordenamiento que implica la sexualidad genital-
reproductiva, así como tampoco a los ordenadores
sociales de género.
La sexualidad tiene que ver con el espectro que se
abre a partir de la sexualidad pregenital, o parcial
(paragenital en Laplanche) en la vida adulta, o sea,
no reductible a la genitalidad; y en los primeros
tiempos de vida como una sexualidad presubjetiva, o
sea, no definida por una posición del sujeto , sino que
captura diferentes modos de las representaciones
deseantes y los investimientos del mundo.
La no reductibilidad a la genitalidad implica salir de la
modalidad asumida por la clínica respecto de los
ordenamientos masculino-femenino, fálico-castrado.
Lo llamado oralidad y analidad,
interceptan permanentemente los
procesos naturales, dándoles un
carácter que en muchos casos es
absolutamente contrario a la
autoconservación.
El problema del ser Humano es
lograr poner a la adaptación
en regulación con el placer, sin
destruirlo al normativizarlo.
La dominancia de las zonas de
autoconservación no implica que la
sexualidad sea un desprendido
directo de los procesos
autoconservativos, los cuales pueden
transformarse en procesos mecánicos
si dichas zonas no son libidinizadas.
Lo autoerótico nunca es integrado a
lo genital, sino que mantiene una vía
paralela. En las representaciones
inconscientes , la sexualidad
paragenital, pregenital, o
presubjetiva, no se caracteriza por la
subjetivación de la pulsión sino por
la ausencia de subjetividad en juego.
Paragenital implica que no es
subsumido en lo genital. El
autoerotismo sigue los carriles de lo
paragenital.
Lo pre y para genital no es
adaptativo. La sexualidad no marcha
por los carriles de la adaptación, sino
que intercepta los procesos de
adaptación.
35 Sin contornos - Enero 2016
no como excitación biológica, sino
como efecto de intercambios y
procesos de sexualización.
La madre tiene que ser pensada
como sexuada, y no solo como
suficientemente buena, o sea, como
capaz de producir excitaciones que
rompan el plano autoconservativo.
Si bien el otro es la condición de la
sexualización precoz de la cría, esta
no inscribe las representaciones ni
los fantasmas, sino que produce
inscripciones metabólicas respecto a
estas. El psiquismo, en su carácter
productivo, transforma lo que recibe,
produciendo algo nuevo. Se abre así,
a partir del material exógeno
recibido, una distancia productiva
entre el psiquismo del niño y el del
adulto que lo constituye.
Los diques que controlan el
autoerotismo están en función de la
conservación del vínculo con el otro.
Una vez instaurada la represión, la
renuncia autoerótica tiene una
vertiente relacionada con la propia
autoestima, y no solamente con la
relación al otro.
Laplanche plantea que en el ser
humano lo innato llega después de lo
adquirido. La sexualidad biológica
debería ser del orden del instinto,
por lo cual estaría definida por la
reproducción de la especie como
finalidad, llevando así a la invariancia
respecto de la elección del objeto. Si
bien Freud hizo un planteo acerca del
instinto reencontrado, lo que se
La dominancia de las zonas de
autoconservación no implica
actividades autoconservativas, sino
puramente autoeróticas, o sea,
regidas por el placer de órgano y no
por su función.
Como plus de placer que no se
reduce a la autoconservación, la
sexualidad genera las primeras
representaciones psíquicas, siendo,
de algún modo, productora de los
inicios de cualquier simbolización
posible. Simbolización que no parte
de la función sino de aquello que la
excede.
Todo lo que se va armando a partir
de los modos representacionales
fantasmáticos, que pueden producir
el pasaje a sistemas simbólicos,
no es del orden de la
autoconservación sino de aquello que
se mete entre la conservación y el
mundo, en el momento en que se
introduce el placer en sistemas
representacionales.
La sexualidad no es desenraizable de
su carácter somático en términos de
excitación. Una cosa es que el placer
de órgano pueda ser producido por
una palabra que rememore una
acción, reinvistiendo una
representación de manera tal que
genere algo que no estaba presente,
y otra diferente e s pensar que el
deseo es algo puramente del logos.
El logos es una forma de regulación
de la energía psíquica vinculada con
la excitación somática concebida,
36 Sin contornos - Enero 2016
La salud sexual en el humano pasa
por su flexibilidad y vicariancia, y no
por su fijeza. La invariancia está del
lado de la enfermedad y no de la
salud; así como la fijeza se mantiene
en las escenas perversas o ante
ciertos traumas vividos en la vida
sexual, en los cuales el sujeto queda
capturado por una escena que se
repite siempre idéntica.
La vida sexual humana se constituye
en el marco de una experiencia en la
que desde el inicio esta implicado el
objeto, aún al hablar de
autoerotismo, en el cual el objeto
está presente en la fantasmatización.
El objeto siempre está implicado,
siendo absurda la idea de
anobjetalidad. En el autoerotismo el
objeto está implicado porque el
autoerotismo es residual de una
experiencia con el otro. Es “auto”
porque vuelve sobre el sujeto, y no
porque sea independiente de la
relación con un objeto. El objeto
excitante exterior que se inscribe
determina las primeras
representaciones , por lo que es
anterior al objeto representacional.
Pero una vez que el objeto
representacional se constituye, es
anterior a todo reencuentro con el
objeto externo; siendo el que articula
las formas deseantes con el objeto
de la realidad. A diferencia del
instinto, que se activa, lo pulsional
se constituye.
reencuentra no tiene nada que ver
con el instinto, en tanto que los
elementos que determinan las
elecciones genitales humanas son
elementos indiciarios vinculados a
representaciones. O sea que, lo que
puede producir la excitación o el
deseo no está simplemente dado por
la tensión hormonal biológica;
apareciendo una ruptura entre los
carriles funcionales, tanto de la
procreación como de los ciclos que la
articulan. El hecho de que alguien
tome un comprimido farmacológico
que le facilite lograr una erección, ya
que su cuerpo no responde a sus
representaciones deseantes, o
porque quiere satisfacer a un objeto
amoroso, indica el estallido de los
ciclos biológicos
37 Sin contornos - Enero 2016
Confundir el amor a sí mismo con
autoerotismo, implica plantear como
del orden del yo algo que es del
orden de la pulsión. Una vez
constituido, el Yo se ofrece como
objeto de amor. Lo que lleva a la
represión pulsional es que el yo toma
a su cargo una representación
propuesta por el otro, en la cual
hacer determinadas cosas lo lleva a
un desmedro de su autoestima, del
amor a sí.
Amarse a sí mismo no es el
equivalente del placer autoerótico.
Se renuncia al placer autoerótico por
narcisismo. La renuncia es la
precondición necesaria de la
represión originaria, y se renuncia
por autoestima yoica.
Lo que atrae al bebé no es el pecho
real, externo, sino el investimiento
de la huella del pecho que entra en
concordancia con el pecho externo.
Esto es posible por la inscripción que
posibilita que se abran líneas de
investimiento sobre la realidad. En
este momento no está aún
constituido el narcisismo ya que no
hay Yo.
La primera experiencia de
satisfacción, y la alucinación
primitiva que de ella deriva, no es ni
pezón, ni pecho, ni madre, sino un
residuo de estos, se trata de un
conglomerado de huellas.
De este modo, la representación, o el
psiquismo, no surge de la falta, sino
que al requerirse de la inscripción de
un objeto exterior excitante, surgen
de un exceso de presencia.
La fuente de la pulsión, señala
Bleichmar, no es por lo tanto una
delegación de lo somático en lo
psíquico, tal lo planteado por Freud;
ni se encuentra en el otro, como lo
postula Laplanche. La inscripción no
representa al mundo, sino que crea
al objeto en un nuevo sistema, y si
bien las condiciones de instalación de
la fuente pulsional se encuentran en
el otro, una vez que esta es inscripta,
lo excitante proviene de esa
inscripción, y no del otro.
Es el amor a sí mismo el que
posibilita el sepultamiento del
autoerotismo, ya que es por
autoestima, por respeto a sí mismo,
que el niño renuncia a las
satisfacciones pulsionales primarias.
El amor al objeto es insuficiente para
renunciar a lo autoerótico.
El amor a sí mismo no es un
equivalente del autoerotismo. El
amor a sí mismo es del orden de la
representación, mientras que el
autoerotismo es del orden del placer
de órgano. Debido a que el
autoerotismo antecede a la
constitución del Yo, el amor a sí
mismo no está aún constituido.
38 Sin contornos - Enero 2016
El amor no se puede inscribir si no es
por medio de la relación. Si un bebé
nunca fue tocado por un adulto,
entonces no va a poder amarlo. Una
vez que esto se constituye, entonces
sí se puede amar a un objeto al que
nunca se toco, y tener fantasías con
este. El Yo tiene dos elementos,
líneas de tensión, que lo constituyen:
la autoconservación y la
autopreservación. La
autoconservación de la imagen y la
identidad, y la autoconservación de
la vida biológica. Los aspectos de
autopreservación están ligados a
formaciones identitarias, y a
modalidades discursivas sobre los
ideales inscriptos: que se es, quien
se es, que se deja de ser a partir de
alguna acción.
En la medida en la que no hay Yo, el
autoerotismo produce una anarquía
en la vida sexual, la cual se
efracciona en diversas líneas de
representación fantasmática, y no
somáticas, en las cuales quedan
inscriptos los objetos. Se trata del Yo
libidinal, efecto del amor del otro, y
que constituye un conjunto de
representaciones. El Yo es un órgano
libidinal; una masa centrípeta que
ordena la libido.
Lo narcisista se relaciona con las
formas en las cuales lo amoroso se
liga. Es del orden de un sexual
desexualizado ya que surge del amor
y la recomposición amorosa con el
otro, o sea, de una relación erógena.
39 Sin contornos - Enero 2016
disparador de su propio deseo de
goce (como sería un fetiche), sino
que sea reconocido como alguien
capaz de responder.
En Lacan, el autoerotismo
desaparece, ya que el niño lacaniano
es un significante de la madre, no un
sujeto que se está constituyendo, de
manera tal que el primer tiempo del
Edipo se define, estructuralmente,
por su posición respecto al deseo del
otro, y por el modo en que es
capturado por este.
No se puede sustituir el concepto del
pulsión por el de deseo, ya que no se
puede renunciar al carácter
Autoconservación y autopreservación
corresponden ambos al narcisismo y
no al autoerotismo; si bien ele
ejercicio pulsional puede atentar
contra ambos.
La genitalidad no es una etapa de
culminación del desarrollo sino una
forma de organización de la vida
amorosa; la cual requiere que el
sujeto haya atravesado el
autoerotismo, el narcisismo, y esté
en condiciones de establecer una
relación con un objeto que no sea
solo un objeto indiciario; o sea, que
este en condiciones de reconocer la
alteridad. Un objeto que no sea solo
40 Sin contornos - Enero 2016
excitatorio de lo somático. Si bien es
verdad que la palabra puede producir
montos de excitación y captura de lo
somático, no puede hacerlo si no hay
una inscripción previa. La palabra
liga, ordena, significa, aquello que es
del orden de la excitación. La pulsión
no se constituye por el lenguaje del
adulto, sino por el infiltramiento que
el lenguaje tiene respecto de la
excitación, debido al inconsciente del
adulto. El significante no puede
producir nada que no haya estado
previamente a nivel erógeno; lo que
puede hacer es crear las condiciones
para el desplazamiento a otra zona.
La comunicación con el bebé siempre
está vinculada a los elementos
primarios erógenos. Las condiciones
del intercambio simbólico se generan
a partir del cuidado erógeno
atravesado por la simbolización del
adulto que lo lleva a cabo.
La pulsión no surge de lo somático,
sino de la presencia de algo que se
introduce al producirse la resolución
de las necesidades. La pulsión oral
no nace del hambre, sino porque hay
alguien, con un inconsciente, que
alimenta. La paradoja es que se
introduce por los puntos relacionados
con la función, pero su tarea es
desfuncionalizar; siendo esta
desfuncionalización, que ejerce la
intromisión de la sexualidad del otro,
la que va a constituir lo humano.
41 Sin contornos - Enero 2016
El autoerotismo, no reductible a la
genitalidad, deviene paragenital en
la vida adulta, o sea, conserva el
placer de órgano y no permite la
fijación a un solo modo de resolución
del goce adulto.
El narcisismo resulta del amor del
otro, o sea, de la sublimación que el
otro hace de su propio erotismo en
relación al niño. Mientras que la
pulsión parcial del inconsciente del
adulto ve lo parcial de la boca o el
ano; su amor, sublimatoriamente, lo
alimenta, lo acaricia, le da
contención, lo reconoce como una
subjetividad. Es de la implantación
sexual del otro, que surge la
sexualidad; siendo la pulsión
contingente de esta implantación.
La primera forma de conflicto
psíquico, y que se conserva en el
resto de la existencia, se da entre
autoerotismo y nacrcisismo. Se trata
de la renuncia del bebé a las heces,
primero por amor a la madre, y
después por represión.
El concepto de sexualidad ampliada
está en relación con el autoerotismo,
y la renuncia está del lado del
narcisismo.
En cierto momento, algo que lograba
la descarga no puede hacerlo porque
esta se ve obstaculizada, por lo que
se vuelve contra el yo y se
transforma en atacante interno. Se
trata de un evento correlativo a los
en el caso de un niño que se
mantiene muy acoplado a la madre
hay una falla narcisista en el corte,
en lugar de pensar que hay una falla
en el narcisismo, y no en el corte. La
presencia del cuerpo materno en
este caso estaría sustituyendo a la
representación.
En tanto residual al amor del objeto,
y constitutivo de un objeto de amor,
el narcisismo primario es objetal; y
esa objetalidad recae sobre el yo,
definiéndose por el ser amado y no
por el amar.
No es cierta la idea de que el niño
pequeño se ama a sí mismo y no
ama al objeto; ya que se ama tanto
a sí mismo como al objeto; siendo el
amarse a sí mismo la condición
misma de su supervivencia psíquica
y representacional. Por lo tanto,
identificación primaria, narcisismo
primario, represión originaria y
objetalidad primaria, son conceptos
que van todos juntos. El Yo se
convierte e reservorio de libido desde
el cual puede investir a los objetos,
por lo que es imposible un amor
objetal que no sea narcisista.
El narcisismo es sublimatorio, por
eso no es autoerótico.
primeros tiempos de la escisión
psíquica, en el momento en que la
pulsión comienza a ser ajena.
En este momento los chicos
comienzan a sufrir pesadillas,
angustias nocturnas, miedos, que
manifiestan algo que se clivó y
retorna contra el Yo, el que queda
pasivizado frente al embate
pulsional. El Yo siempre es pasivo
respecto de la pulsión. No debiendo
confundirse la acción motriz llevada a
cabo por el Yo, con la actividad
pulsional. El Yo es compulsado a
actuar por la pulsión,
lo que no implica que haya voluntad
yoica en el ejercicio de la acción;
más allá que el alivio económico
experimentado al disminuir la
tensión sea narcisísticamente sentido
como placentero o displacentero. El
narcisismo es, en última instancia,
un destino de la libido, destino con el
cual esta puede organizar sobre sí
misma la presencia permanente del
objeto de amor.
En la medida en que el narcisismo
representa tanto al sujeto deseante
como al objeto deseado, no hay
tendencia, intervalo, o anhelo hacia
el objeto; queda centrado en el Yo
como residual de la relación entre el
Yo y el otro. De este modo, el
narcisismo se plantea en términos de
identificación, la cual no es con el
otro, sino efecto de la confluencia
yo-otro, que posibilita evitar el dolor
de la pérdida. Se suele pensar que
42 Sin contornos - Enero 2016
André Green
Identificaciones
43 Sin contornos - Enero 2016
Green, A. (1993). El trabajo de lo negativo.
Cap. 3. Huellas de lo negativo en la obra de
Freud. Buenos Aires: Amorrorrtu(2006)
Green define a la pulsión como aquello que pro-pulsa
a una subjetividad naciente hacia su objeto, siendo la
representación su primer destino obligado cuando no
puede (obligadamente a causa de las necesidades de
la vida) recibir respuesta inmediata a su expectativa.
La pulsión, por lo tanto, efectúa un pasaje como
delegación de una demanda corporal portadora de
imperioso requerimientos de restablecer la paz
interior, al mismo tiempo que como llamada a los
recursos que debe encontrar en el interior de la
estructura psíquica para experimentar esa no
satisfacción.
El movimiento pulsional esta complejizado, señala
Green, por:
- La anticipación de la no inmediatez de la satisfacción
y/o su ausencia: el deseo
- El almacenamiento de las soluciones provisionales
de manera que pueden movilizarse, de manera
preventiva, los parámetros del modo de satisfacción
de los deseos: las huellas mnémicas
El objeto asegurador de la sobrevida,
por lo cual se establece un lazo de
dependencia, es una gente atractivo
o repulsivo, generador de
imprevisibles, amo de las
gratificaciones y frustraciones, fuente
de incertidumbre. Nada asegura su
constancia y no cesa de oscilar entre
el amor loco y el odio más
inexpiable, así como la suprema
indiferencia ante todo lo que de él se
espera (indiferencia devastadora ya
que genera una pérdida de sentido).
La representación del objeto asegura
cierta presencia intrapsíquica
reguladora o desorganizadora.
La angustia es casi siempre una
desorganización con valor de
mensaje, y su agravamiento produce
dolor, enlazado frecuentemente a la
pérdida.
Green dice que hay que distinguir
crisis de dolor. La crisis es la
respuesta a una situación de total
imprevisibilidad del objeto, y entraña
una desorganización por
fragmentación de una estructura
psíquica en descomposición. Mientras
que el dolor, por la desaparición del
objeto, no implica desorganización y
desencadena sus efectos a partir de
la pérdida de sustancia psíquica,
amenaza que moviliza la psique y tal
vez esté destinada a evitar el
hundimiento y la fragmentación.
La angustia afecta tanto a lo que es y
que parece impensable, como a lo
44 Sin contornos - Enero 2016
ue uno podría llegar a ser, haciendo
pesar sobre el futuro el temor al
cambio. Por asociarse a las huellas
mnémicas, el objeto sigue las vías
abiertas por la experiencia anterior,
invitando a la organización psíquica a
elaborarse en torno a una memoria
que permite localizar lo que ha de
ser evitado o buscado, no por
criterios adaptativos sino por
aquellos que oscilan entre placer-
displacer. Al constituirse como
representación, esta organización
proporciona a la psique un objeto de
naturaleza nueva, plataforma de una
elaboración psíquica futura. Sin
embargo, permanece vigente el
peligro de confundir la
representación con la percepción,
siendo este el eslabón más
vulnerable de la ligadura psíquica.
Debido a que el trabajo de la
representación se produce en
ausencia del objeto, faltan las
cualidades sensoriales que aseguren
el establecimiento de una relación
efectiva con este.
Si bien la estrecha proximidad con el
cuerpo materno, así como la afición
al placer que este dispensa, lo
convierten en el objeto primario
altamente investido; existen otros
objetos significativos con los cuales
la relación no procede de un contacto
inmediato, los que no por eso solo
serán anversos o sucedáneos del
objeto primario materno. Existen
otros tipos de investidura que abren
camino a relaciones definidas por
otras modalidades. Por ejemplo, las
muy precoces investiduras del padre.
Green propone que la identificación
aparece como solución ante estas
relaciones objetales peligrosamente
variables.
45 Sin contornos - Enero 2016
Con la identificación, la organización
estructural del aparato psíquico
desplaza su gradiente hacia el lado
del objeto; o sea que, en la pareja
intrapsíquico-intersubjetivo, la
vectorización invierte su trayecto,
que ahora va de intersubjetivo a
intrapsíquico.
En la vectorización que parte de lo
intrapsíquico, la preocupación
esencial, que nunca va a
desaparecer, es la instauración de un
orden relativo del mundo interior. Por
su parte, la vectorización que parte
de lo intersubjetivo permite
interiorizar la fuente exterior, para sí
reforzar la articulación adentro-
afuera y de ese modo estar en
condiciones de prevenir los riesgos
de lo que escapa al control de la
organización interna.
Se asegura así una representación
del afuera frente a la cuál el adentro
va a tener que tomar posición para
enfrentar los problemas no solo
planteados por el afuera, sino
también por aquello que adentro se
anuda inevitablemente al afuera.
Se trata de la puesta en relación de
dos modos de ligazón (intrapsíquico
e intersubjetivo) para prevenir el
peligro de un exceso de desligazón,
tanto externa como interna.
La organización psíquica, frente a la
apetencia irrefrenable del yo
(investido pulsionalmente) respecto
del objeto, y frente a la aptitud
desorganizadora del objeto, se
procura una protección. Como
contrapartida deberá sortear la
tentación de dejarse atrapar por el
señuelo de la representación que
fascina al yo y puede agravar aún
más la seducción del objeto.
Inversamente a esto, debe evitarse
que la perdida del objeto no deje al
yo en un estado de descalabro que lo
lleve a la desesperación.
La identificación es, por lo tanto, la
respuesta de la negatividad a la
alteridad, siendo esta la condición
para que la negatividad se ponga en
movimiento, animada por la ilusión
de su no separación con el objeto, y
la promesa de felicidad resultante de
su posesión.
46 Sin contornos - Enero 2016
Green señala que en Freud la
identidad es primero concebida como
mecanismo; componente de una
estructura que incluye otros rasgos,
a los que la significación de la
identificación se somete en relación
con el contexto: identificación con el
deseo en la histeria, identificación
primaria ligada a la incorporación
canibalística en la melancolía, etc.
solo secundariamente se la reconoce
como proceso fundamental cuya
importancia supera a los contextos
en los que se manifiesta.
Es a parir de Psicología de las masas
que nace un segundo estado del
objeto , hasta ese momento tomado
en cuenta como objeto parcial de la
pulsión; el objeto como otro-
semejante, no nacido del desarrollo
madurativo de la vida pulsional sino
aprehendido como tal. De este modo,
la teoría pone atención en las
relaciones entre el objeto interno del
montaje pulsional y el objeto externo
investido por las pulsiones.
Es en la melancolía, en la cual el yo
reacciona desesperadamente al ver
que pierde sus investiduras por falta
de destinatario y se aliena para
llenar el agujero que deja la pérdida,
donde se observa indirectamente el
grado de participación que tuvo el
objeto en la estructura del yo. Es a
posteriori, en la defección de su
existencia donde se aprecia: a) la
función del objeto, antes de ser
identificado como tal, permitiendo,
sin regularlo, el juego de los objetos
parciales con las zonas erógenas; b)
el papel oculto que el objeto posee
en la diferenciación del yo; c) la
incorporación como mecanismo; d) la
destructividad ocasionada por su
defección.
La identificación aparece como el
reverso de la incorporación, sin
distinguirse enteramente de esta.
No trata al objeto creando una
suerte de disponibilidad de
recurso, como ocurre con la
representación, sino que lo fija
haciéndolo desaparecer
sin que exista consciencia ni de
separación, ni de tenerlo en el
interior; ya que la incorporación
ha hecho desaparecer al objeto.
Cuando Freud plantea que el niño
(varón) manifiesta dos clases de
inclinación diferentes: hacia la madre
como objeto puramente sexual y
hacia el padre como modelo a imitar;
iguala a ambas en importancia,
produciéndose, señala Green, un
cambio de paradigma respecto a la
primitiva oralidad planteada en Tres
ensayos.
La inclinación a la madre como
objeto sexual sigue las investiduras
pulsionales, mientras que respecto
del padre, de lo que se trata es de
llegar a ser como este, hasta el
punto de sustituirlo. Idealización que
deja ver como las defensas contra el
displacer, acarreado por la
47 Sin contornos - Enero 2016
satisfacción pulsional, no son la única
respuesta posible a las presiones
ejercidas por las pulsiones.
A estas hay que agregar una
operación destinada a cambiar el
objeto, alejándolo mediante la
idealización.
La hipótesis de Green es que la
idealización debería ser
considerada como una
investidura pulsional
negativizada.
El ideal se instaura como modo de
satisfacción cuando la pulsión no es
satisfecha, de manera tal que en
ugar de las reacciones habituales de
displacer, frustración, cólera, rabia,
impotencia, etc., se asiste a la a
aparición, por desmentida, de una
suerte de contento, como si la
pulsión hubiese sido colmada de
manera más satisfactoria aún que si
fuese real, por la ruptura de su
dependencia del objeto; ya que el
niño queda excluido de la toma de
posesión le objeto de deseo.
De este modo, la identificación se
comprende como contrapunto del
deseo.
En la etapa de relación oral, apego e
identificación no se distinguen.
Durante el Edipo, la identificación,
única condición para volver aceptable
el abandono del objeto, se
transforma por modificación de su
relación con los objetos vedados. El
objeto de la identificación se hace
obstáculo para la realización del
deseo. La resolución del complejo de
Edipo se cumple mediante la
identificación con el rival: ser como
él a falta de tener lo que él tiene, o
sea, aceptando las limitaciones.
La identificación invierte su sentido
sirviéndose del objeto rival para
reforzar la prohibición del deseo
prohibido, o para perfeccionar su
represión. Con el consuelo de una
realización diferida (cuando sea más
grande) aunque con un objeto
sustituto que evoque al del conflicto
edípico.
Una vez producida la separación del
objeto, la identificación cambia de
rango, pasando a ser la condición por
la cuál un objeto puede
transformarse en parte del yo, pero
en un contexto nuevo y con
resultados diferentes a los de la
fusión inicial. Ambas partes son
distintas y se distribuyen
los efectos de la satisfacción
pulsional y de la idealización,
como base de la identificación.
El paso, no sin displacer,
de lo que era único y requería
una identidad común, a la
existencia separada del objeto,
o sea, al nacimiento de una pareja
yo-objeto, abre las perspectivas
infinitas de la terceridad. De este
modo, el proceso de la separación
está consumado,; ya que ninguna
reunión con el objeto primitivo
podría restablecer la unión
48 Sin contornos - Enero 2016
unicizante, debido a que ahí se
encuentra un segundo objeto que
también reclama investiduras propias
por su lado.
Pero para que le movimiento
dialéctico progrese debe ponerse en
perspectiva el vínculo primitivo que
ponía a yo y objeto en relación; lo
que va a permitir al yo establecer
una relación nueva consigo mismo,
reemplazando el vínculo antiguo que
lo unía al objeto por una nueva
relación donde va a encontrar en él
una relación con sus objetos.
El desasimiento de las imágenes
parentales permite crear nuevas
formas de relación, independientes
de la existencia de objetos concretos
que fueron origen de su
implementación. Proceso de
desasimiento que logra transformar
la idealización, encarnada como
motor de la identificación primaria,
en identificación con el ideal del yo.
De este modo, el ideal del yo pasa a
ser el único amo a quien se confía la
tarea de evaluar al yo, tarea que
antes poseían los objetos primarios,
con su poder de dar o negar amor.
La separación respecto del objeto
hace aparecer no solo a la madre,
sino también al padre, pero sin que
esté en vista aún le vinculo entre
ambos. La investidura idealizada, no
conflictiva, sobre el padre que se
constituye como una modalidad de
investidura distinta más que como
antagonista de la satisfacción
pulsional, conoce un tiempo
intermedio de señuelo.
El padre es tomado entonces como
soporte de una identificación
imaginaria en la cual es imposible
determinar si es resultado del
conocimiento oculto de su condición
de beneficiario de las satisfacciones
dispensadas pro la madre, o como la
proyección de un yo-ideal.
La proyección de un yo ideal
supondría un objeto que nunca haya
sufrido frustraciones ya que sus
deseos serían satisfechos
inmediatamente (característica de la
concepción del yo ideal), o que
nunca tuviese necesidades.
49 Sin contornos - Enero 2016
Se quiebra así la dialéctica anterior
madre-hijo y su vínculo de
identificación mutua; ya que en la
nueva relación con la distancia
paterna el niño quiere llegar a ser
como el padre sin que se establezca
la reciprocidad existente en el lazo
del niño con la madre.
Cuando el niño toma consciencia
del vínculo parental y tropieza
con la función de obstáculo del
padre, la identificación pasa a ser
la solución para deshacerse de
las ataduras del apego edípico.
La reversión respecto a la
identificación con el padre no se
justifica ya por el deseo de
suplantarlo, sino por la obligación de
reconocerle un lugar que no puede
ocuparse. La energía que impulsaba
al niño a ser como el padre es
empleada ahora para negativizar el
deseo de satisfacción sexual,
sacrificio necesario para salvar el
conjunto.
Green propone que podría
entenderse a la desmentida como la
solución inversa de la identificación,
respondiendo a su vez a la misma
doble negativa que esta: ni
represión, ni representación
Mientras que la desmentida se
sostiene fuera de la percepción del
objeto por temor a transformarse y
convertirse en este; la identificación
procede a la asimilación-apropiación
del objeto, introduciéndolo dentro
del yo en una amplia gama que va
desde la fusión total hasta la
separación completa, pero
manteniendo siempre un vínculo
interior con el peligro de alienación.
La desmentida se instala para
prevenir el peligro de perder la
identidad (sexual), mientras que la
identificación se esfuerza en
responder a la amenaza de perdida
del objeto.
De ser una forma de apego que
acompaña a la relación con el objeto,
la identificación pasa a ser el único
50 Sin contornos - Enero 2016
edio capaz de posibilitar el abandono
de una relación de objeto.
La situación de apego primitiva
puede explicarse como una
manifestación de avidez insaciable,
en la cual la afición al objeto se
manifiesta desde el doble ángulo de
la necesidad y el placer, cuya
conjunción crea la completud.
La diferenciación entre ser (el pecho
de la madre) y tener (el pecho de la
madre) se da en el contexto de la
pérdida del tener, durante los
encuentros e interrupciones de la
relación con el objeto. Solo en
entonces el ser-como aparece como
resto de la unidad tener-ser. La
identificación intenta paliar la
pérdida del tener impulsando al ser
con el objeto. ahora identificado
como recuerdo del tiempo en que
tener y ser eran una misma cosa.
En la desmentida se trata de la
ilusión de no haber perdido nada,
entronizando otro tener con
ocultación de la conciencia que
obligaría a reconocer que se tata solo
de un símil del tener.}En la
identificación el tener revierte en el
ser, con reconocimiento de la
perdida.
Es un error, señala Green, considerar
a la identificación como una simple
variante de la imitación-réplica.
Identificación y representación se
oponen. La representación es de
objeto, de lo que se pone ante el
psiquismo para ser tomado en
consideración, en su doble aspecto
de transformación y nueva
presentación. La identificación, por el
contrario, debido a sus raíces con la
incorporación, solo se tiene a ella
misma para ponerse delante de sí al
haber hecho desaparecer al objeto,
convertido en in-yecto (introyecto),
antes de poder plantarse como
sujeto.
Tras absorber al objeto y formar una
misma cosa con este, cesa de tener
su representación y se siente como
él, como que es él.
.
51 Sin contornos - Enero 2016
“Vieja madera para arder, viejo vino para beber,
viejos amigos en quien confiar, y viejos autores
para leer” Francis Bacon
Leopoldo Salvarezza
Viejismo
52 Sin contornos - Enero 2016
Salvarezza, L. (2002) Psicogeriatría. Teoría y
clínica . Buenos Aires: Paidós
Salvarezza aborda el tema de la vejez, señalando que
se trata de un tema conflictivo, tanto para el que la
vive, como para aquellos que aún no son viejos. El
grado de conflicto, así como las conductas defensivas
empleadas para evitarlo, están determinados por la
historia personal, la cual a partir de experiencias,
fantasías y represiones, va formando una ideología
acerca de la vejez, sus consecuencias, y el modo de
comportarse frente a ella. Ideología no consciente que
se evidencia a través de la conducta cotidiana
empleada en el trato con los viejos. Ideología que no
deja de estar presente en el trato profesional,
situación en la cual es imprescindible concientizar
para evitar que una determinada actitud terapéutica
se transforme en iatrogenia. Refiere la existencia de
dos teorías principales que condensan las dos
maneras prevalentes, y contrapuestas, de enfocar el
tema de la vejez: la teoría del desapego, y la teoría
del apego.
Teoría del desapego: Plantea que a
medida que el sujeto envejece se
produce una reducción en su interés
vital por las actividades y objetos
que lo rodean, generándose así un
sistemático alejamiento de la
interacción social. De este modo,
según esta teoría, los viejos estarían
cada vez menos comprometidos
emocionalmente con los problemas
ajenos, y cada vez más concentrados
en los propios. Situación que no solo
sería parte de un desarrollo natural,
sino que se trataría de algo deseado
y buscado por el individuo ; quien,
debido a un lógico declinar de sus
capacidades sensoriomotrices,
necesitaría generar una
redistribución de sus mermadas
energías hacia una menor cantidad,
53 Sin contornos - Enero 2016
de objetos, eligiendo de este modo
hacerlo sobre aquellos que le son
más significativos. Al mismo tiempo
esta actitud le evitaría confrontar con
situaciones cuya resolución le sería
difícil y que, por lo tanto, le
acarrearía angustia al enfrentar (por
ej. situaciones eróticas, competencia
laboral con jóvenes, etc.)
Recogiendo hechos observables y
estructurándolos de un modo
conveniente y convincente, esta
teoría, que induce a estimular el
apartamiento progresivo de los
viejos de sus actividades, como un
paso previo necesario de preparación
para la muerte, buscó dar solución a
las necesidades de la sociedad de
producción capitalista imperante en
el momento de su producción.
Foto: Aníbal Repetto
Teoría del apego: No se trata de una
teoría estructurada como tal, sino de
diversos planteos que han salido al
cruce de la teoría del desapego. La
crítica a la teoría del desapego
pueden dividirse en prácticas,
teóricas y empíricas. La crítica
práctica se basa en que esta teoría
lleva a la segregación e indiferencia
hacia los viejos; así como una visión
negativa sobre la vejez, la que
incluye, por ejemplo, el evitar utilizar
la palabra viejo, por considerarla
sinónimo de decadencia,
enfermedad, imposibilidad, muerte,
etc., y en su lugar utilizar palabras
tales como tercera edad, adultos
mayores, abuelos , etc. La crítica
teórica se basa en el hecho de que
no se trata de una teoría con bases
científicas sino solo en un postulado
en base a ciertas conductas
observables y conclusiones sacadas
de ello. La crítica empírica sostiene
que la evidencia utilizada no es
cierta.
Los puntos centrales de la teoría del
apego son:
- El desapego es solo una de las
formas posibles de vivir la vejez.
Forma estimulada por la sociedad
capitalista de consumo.
-En un entorno positivo los viejos
prefieren la actividad y el contacto
social; siendo el desapego el
resultado de las condiciones
adversas del entorno.
54 Sin contornos - Enero 2016
- Lo saludable para los viejos es
permanecer activos cuanto sea
posible, buscándose sustituir
aquellas actividades que no pueden
ser llevadas a cabo por otras que si
puedan serlo.
La teoría del desapego al invocar la
disminución de las capacidades
sensoriomotrices de los viejos, lo
hace estableciendo una comparación
con los jóvenes. Esto genera el
sostenimiento de un estado de
competitividad con el recuerdo de sí
mismo en la juventud, lo que va a
derivar en insatisfacción y angustia.
El objetivo de un buen envejecer es
lograr obtener el máximo de
satisfacción con el máximo de las
fuerzas de las que se disponga en
cada momento.
Actualmente la juventud es
propulsada como el modelo ideal, por
lo cual la vejez se convierte en algo a
evitar. El viejo no encuentra en los
medios de comunicación un modelo
que esté acorde con edad, por lo
que dicha marginación convierte a la
vejez en algo poco atractivo;
llevando a los viejo a querer imitar el
modelo juvenil, o bien a refugiarse
en el pasado sin sentirse parte del
presente (en mis tiempos….)
Se trata de lograr que los viejos se
mantengan apegados a sus objetos y
actividades la mayor cantidad de
tiempo posible, y cuando esto no
pueda ser llevado a cabo, buscar
sustitutos derivativos.
La mayor queja que manifiestan los
viejos es la pérdida de roles sociales,
y la dolencia más extendida es la
presencia de duelos reiterados, ya
sea por pérdidas reales o
fantaseadas, de objetos considerados
necesarios para satisfacer un deseo.
Salvarezza señala que Buttler acuñó
el término viejismo para señalar el
prejuicio de los jóvenes hacia los
viejos. Se trata del conjunto de
prejuicios, estereotipos y
discriminaciones que se aplican a los
viejos simplemente en función de su
edad; basado en el miedo a
envejecer, que lleva a tratar de
distanciarse de aquellas personas
que nos enfrentan un retrato de
nosotros mismos en el futuro. De
este modo, el viejismo afecta tanto a
los viejos como a aquellos que los
rodean; ya que disminuye las
posibilidades de interacción
intergeneracional, y por lo tanto la
riqueza y crecimiento mutuo que ello
depara.
El viejismo, construido en base a la
estereotipia, implica una conducta
social compleja, con dimensiones
históricas, sociales, culturales,
psicológicas e ideológicas, que busca
devaluar el estatus social de los
viejos a partir de la instauración de
prejuicios.
La infelicidad que puede sufrir un
viejo por su condición de tal es
atribuida, por el prejuicio
sociocultural, a su propia terquedad
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o rigidez derivada de su condición de
viejo. De este modo se lo culpabiliza
de los efectos que sobre él ejerce
una sociedad prejuiciosa que lo
considera poco útil.
Los prejuicios respecto de la vejez se
adquieren durante la infancia a partir
de identificaciones con las conductas
llevadas a cabo por adultos
significativos; por lo que se trata de
una respuesta emocional directa ante
un determinado estímulo. La
naturalización de esta respuesta hace
que se torne difícil reconocer el
impacto que genera sobre la
conducta y el pensamiento,
promoviendo acciones
Foto: Aníbal Repetto
discriminatorias que no son
reconocidas como tales, sino
consideradas como algo natural. El
único camino para poder dejar de
lado estas creencias naturalizadas,
es lograr evidenciarlas para
observarlas como tales.
El rechazo al envejecimiento
lleva a rechazar a las personas
que lo atraviesan.
El temor es la base de la
hostilidad, y la ignorancia la
prolonga.
Lo habitual es tratar de negar
nuestro envejecimiento, adjudicando
la vejez al viejo que tenemos delante
nuestro.
Estos sentimientos irracionales,
estructurados en conductas
prejuiciosas, son especialmente
peligrosos cuando los poseedores de
ellos son quienes tienen a su cargo la
salud mental de los viejos. Esto,
basado en la teoría del desapego,
puede llevar en muchos casos a
desestimar el tratamiento
psicoterapéutico o analítico por
considerar que los viejos no tienen
posibilidad de mejorar sus conflictos.
En 1971, el Group for the
Advancement of psychiatry enumeró
algunas de las razones en las que se
56 Sin contornos - Enero 2016
apoyan las actitudes negativas de los
trabajadores de la salud mental hacia
los viejos:
- Los viejos inspiran temores sobre la
propia vejez.
- Reactualizan en los terapeutas
conflictos reprimidos con las figuras
parentales.
- Los problemas de los viejos son
considerados únicamente como de
etiología orgánica.
- Consideran que no vale la pena
esforzarse, debido a que los viejos
están próximos a la muerte.
- El ocuparse de los viejos no es
reconocido por los colegas.
La ansiedad que genera el
enfrentamiento con la enfermedad
lleva a instrumentar conductas
defensivas, como distanciarse del
enfermo colocándose del “lado sano”
del escritorio. Sin embargo, al
trabajar con los viejos la negación
fracasa, ya que nadie, en el mejor de
los casos, escapa a la vejez. Un viejo
frente a nosotros actúa a modo de
espejo del tiempo; provocando
angustia ante la inevitable
posibilidad de ocupar ese lugar que
la sociedad rechaza y aísla. Nos
negamos a reconocernos en el viejo
que seremos, dijo S. De Beauvoire.
El prejuicio más extendido es el de
considerar a los viejos como
enfermos o discapacitados,
estableciéndose la sinonimia
viejo=enfermo, generándose así una
profecía autopredictiva que termina
internalizándose en los propios
viejos, y en aquellos que habrán de
serlo. La víctima pasa así a
convertirse en su propio victimario.
57 Sin contornos - Enero 2016
Salvarezza refiere que uno de los
mayores problemas en el estudio de
la vejez es la universalización y le
estereotipización, cuando en realidad
hay una mayor disparidad de
conductas entre los mayores de 70
años que entre los recién nacidos o
los infantes, por lo cual la
generalización no tiene
razón de ser.
Un error común, apoyado
en la equivalencia
viejo=enfermo, es tomar
las muestras de estudio
en los lugares de
atención sanitaria, lo que
implica que los elementos
muestrales son sujetos
“enfermos” cuyos
resultados luego son
extrapolados hacia el
resto de la población.
La mediana edad, si bien
puede ser la época de la
autorrealización y la
gratificación, es también
el momento que marca el
inexorable paso hacia la
vejez. En este momento
hay dos temas
predominantes, que
prestan una especie de
telón de fondo sobre cuál
esta se desarrolla: el
envejecimiento, y la
percepción del
acercamiento de la
muerte (a partir de la Foto: Aníbal Repetto
evidencia que señala el crecimiento
de los hijos y la muerte de los
padres). Defensivamente, y signado
por el prejuicio hacia la vejez, se
produce un movimiento desde el
mundo externo, en el cual
disminuyen las catexias emocionales
sobre objetos y personas, hacia el
mundo interno, con un mayor énfasis
en la introspección y la
autoevaluación. Proceso que pueda
adoptar características de e
reminiscencia, consiguiendo la
integridad del sujeto, o de nostalgia,
transformándose en desesperación.
El registro del paso del tiempo se
lleva a cabo a partir de la mirada
desde y hacia el otro; y comienza a
ser pensado no ya en función de lo
transcurrido, sino en función de lo
que resta por vivir. Esto también
lleva a la toma de consciencia de la
finitud del tiempo; estableciéndose
una carrera contra el tiempo en el
intento por permanecer jóvenes, tal
el ideal sociocultural imperante. En
esta época, y en consonancia con
esto, comienzan a sentirse en carne
propia los primeros signos de
segregación hacia el viejo. El
viejismo antes ejercido comienza a
ser padecido. El ser que envejece
hace entonces un doble esfuerzo, ya
que debe adaptarse tanto al medio
como a su propia vejez; pudiendo
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generarse una reacción de rechazo
ante la no aceptación del
envejecimiento de las capacidades
intelectuales, físicas, sexuales, etc.
Esto puede convertirse
reactivamente en la adopción de
rasgos de épocas previas que buscan
detener el paso del tiempo.
Respecto del ejercicio de la
sexualidad Salvarezza señala que, el
imaginario social piensa a los viejos
en extremos opuestos, o son
asexuados, o son perversos y
asquerosos. Si bien con la vejez se
producen cambios fisiológicos, esto
no implica que la función sexual sea
afectada negativamente; sino que
debe ser pensada desde otra
perspectiva. Se tata de pasar del
modelo de sexualidad basado en el
joven, donde el ejercicio de la
sexualidad está equiparado al coito;
a un modelo más amplio en relación
a la obtención de placer sexual,
basado en el coito, los abrazos, los
besos, el sexo oral, la masturbación,
etc. Erección, coito y orgasmo, si
bien son hechos deseables, no son
los únicos necesarios para la
obtención de placer. Una de las
necesidades básicas del ser humano
es la del afecto y cuidado desde y
hacia la otra persona. En aquel que
deja de tocar y ser tocado, el afecto
y la confianza en la conexión humana
se deterioran, generándose una
muerte emocional.
La visión puritana de la sociedad
despliega sus aspectos moralistas en
conceptos tales como la nos
sexualidad en la vejez. Así, no solo
se niega la sexualidad sino que su
presencia escandaliza. Lo que los
demás esperan de uno se convierte
en algo de capital importancia para
el equilibrio narcisista,
principalmente a una edad en la cual
el individuo está afectado, real o
fantasmáticamente, por la sensación
de pérdida de sus relaciones
objetales, y el temor a dejar de ser
deseado; por lo que el viejo debe
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enfrentarse a la disyuntiva de
abandonar su sexualidad, o
mantenerla pero al precio de ser
desplazado por ser considerado
enfermo (viejo verde, vieja
atorranta)
No solo se trata de la inducción de
conductas en la actividad sexual,
sino que también se prohíbe la
verbalización de esta problemática,
lo que lleva a la dificultad en la
búsqueda de ayuda.
La conflictiva edípica no deja de
tener un importante papel en el
rechazo a la sexualidad de los viejos,
ya que aceptarla implica aceptar la
sexualidad de los propios padres.
Los medios de comunicación fueron
un arma clave en el desplazamiento
de la idea de sexualidad en la vejez,
ya que establecieron la idea de que
la sexualidad es solo para jóvenes de
cuerpos atléticos, por lo que
inmediatamente niega todo tipo de
satisfacción sexual a los viejos.
Al negarse a reconocer a sexualidad
de los viejos, los jóvenes y adultos
se niegan a reconocerse a sí mismos
en los viejos que serán, lo que de no
modificarse va a acarrearles
consecuencias importantes al no
tener herramientas para lidiar con la
vejez cuando esta llegue.
60 Sin contornos - Enero 2016
Cortitas y al pie
61 Sin contornos - Septiembre 2015
“¿Es la identificación con Freud la solución? Probablemente no. Falta
saber si los cultos que le sucedieron son restablecimientos del Becerro
de Oro o consagran las virtudes de los herederos de su filiación más
legítima. La solución verdadera, pero sabemos cuan difícil, azarosa,
precaria, y altamente adulterable, sería la identificación con la
búsqueda de la verdad que animaba a Freud. Pero ¿Quién pretende no
estar enrolado en ella? ¿Y con que derecho excluiríamos la posibilidad
de que esta actitud nos conduzca fuera de los caminos freudianos e
incluso a su opuesto? Ese es el riesgo de toda desidealización” Green,
A. (1993). El trabajo de lo negativo, p.116.Buenos Aires: Amorrortu (2006)
"...la antropología revela que aquello que consideramos ´natural´,
fundado en el orden de las cosas, se reduce a limitaciones y hábitos
mentales propios de nuestra cultura. De tal modo, nos ayuda a quitarnos
las anteojeras, a comprender como y porque otras sociedades pueden
tener por simples y obvios usos que a nosotros nos parecen inconcebibles
e incluso escandalosos“ Lévi-Strauss, C. (1986). La antropología frente a los
problemas del mundo moderno, p. 97. Bs.As.: Del Zorzal (2012).
“Con demasiada frecuencia, lo que el psicoanálisis clásico llamaba
´latencia´ no se presenta como latencia de la vida sexual, sino como
detención de la vida imaginativa, de aquella que se cuenta entre lo
más específico de nuestra especie y sin la cual no podríamos hablar de
experiencia cultural” Rodulfo, R. (2012). Padres e hijos. En tiempos de la
retirada de las oposiciones, p.202. Buenos Aires: Amorrortu
“…ni el lenguaje es la condición del inconsciente, ni el inconsciente es
la condición del lenguaje. Se trata de poner en relación ambos
sistemas en su constitución originaria y de reubicar la metáfora
constitutiva del inconsciente, la represión originaria, en el movimiento
fundador de ambos sistemas” Bleichmar, S. (1984). En los orígenes del
sujeto psíquico. Del mito a la historia, p.49. Buenos Aires: Amorrortu
62 Sin contornos - Enero 2016
Trazos y miradas
Varón - 4 años - “Mi casa, Papá y Yo. Papá es spiderman”
Lic. Jorgelina Albanese
63 Sin contornos - Enero 2016
https://www.flickr.com/photos/anibalrepetto/6610860805//
Damas y caballeros (2011) – Aníbal Repetto
Los autores
Aníbal Repetto
Lic. en Piscología / Profesor Universitario / Lic. Kinesiólogo Fisiatra /
Docente Cátedras Introducción a la Psicología, Psicología del Desarrollo,
e Integración de Psicoterapias: Lic. en Psicología, U. Maimónides /
Prof. Psicología: Lic. en Educación Física y Deporte, U. Maimónides /
Director y editor revista Sin Contornos / Músico
64 Sin contornos - Enero 2016
Branko Gerlero Cogo
Lic. En Psicología / Coordinador académico Facultad de psicología UNLP /
Profesor Instituto superior de formación docente N° 6
Adriana Santagapita
Psicoanalista / Miembro Consejo directivo Fundacion Campos del Psicoanalisis /
Miembro Comision Organizadora Jornadas de Dis-capacidad Fundacion Campos
del Psicoanálisis.
65 Sin contornos - Enero 2016
María Lucila Murray
Psicóloga / Miembro de la Asociación Argentina de Terapeutas Cognitivos /
Docente Cátedra Integración de Psicoterapias: Lic. en Psicología, U.
Maimónides / Docente Cátedra Estrategias Motivacionales: Tecnicatura
Superior en Consultoría Psicológica, U. Maimónides
Alicia Manso Ramos
Lic. en Psicología / Docente / Poeta
Jorgelina Albanese
Lic. en Psicología / Lic. en Pastelería
Sin contornos - Enero 2016 66
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Sin contornos - Enero 2016 67
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