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ENCYCLICAS O CARTAS CIRCULARES DEL P. FRAY ANTONIO COMAJUNCOSA (1794-1801) (e historiación del régimen reduccional franciscano, 1755-1825, según fuentes del Archivo Franciscano de Tarija) Lorenzo Calzavarini ofm. 1

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ENCYCLICAS O CARTAS CIRCULARES DEL P. FRAY ANTONIO COMAJUNCOSA (1794-1801)

(e historiación del régimen reduccional franciscano, 1755-1825, según fuentes del Archivo Franciscano de Tarija)

Lorenzo Calzavarini ofm.

Tarija, mayo de 2007

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Prólogo

I.- LA CONGREGACIÓN DE PROPAGANDA FIDE Y LOS FRANCISCANOSLos colegios de Propaganda FideCreación de los Colegios de Propaganda Fide en TarijaRenovación del carisma evangelizador franciscanoMás allá de las incertidumbres iniciales

II.- LOS FRANCISCANOS EN LA FRONTERA DE CHUQUISACA Y CORDILLERARazones en “contra” para el inicio de “Pueblos-reducciones” en PilipiliFray Francisco del Pilar, el que fue “tomado por brujo”Comienzos y reacciones en la constelación regional franciscana

III.- LA ETAPA DE LAS DEFINICIONESLa “tercera vía”Desde la “portentosa misión”, salida de la Coruña el 18 de junio de 1778Para otra regionalización reduccional: Fray Francisco del Pilar siempre entre dos realidadesPasión y resistencia en las regionalizaciones este y sur

IV.- PERSONALIDAD DEL P. ANTONIO COMAJUNCOSARasgos biográficosContenidos mínimos de sus escritos (y otros documentos)

V.- LAS ENCYCLICAS O CARTAS CIRCULARES DEL P. ANTONIO COMAJUNCOSAAutoridad y pedagogía misionalEl franciscano: de misionero a conversorTiempos de resabios de conflictos antiguos

VI.- DOS DESTINOS GUARANÍES: DIVERGENCIAS ENTRE FRANCISCANOS DE TARIJA Y DON FRANCISCO VIEDMARetorno de los “profetas”La gran contienda: Comajuncosa y Viedma

VII.- LA DISPERSIÓN DE LOS TIEMPOS ANTIGUOSDecisiones contrastantes Norte y Sur reduccional1813-1825: “tiempo de padecer”

Conclusiones: más oclusiones para la “tercera vía”

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Prólogo

Muy distinguida Señora Presidenta, Dra. Laura Escobari de Querejazu; Distinguidos miembros de la Academia Boliviana de Historia; Damas y Caballeros.Estoy ante ustedes para ilustrar una realidad que ha sido parte de nuestra historia; y lo fue en forma intermitente. Un morir y un nacer, que cierran y abren épocas de grandes trasformaciones en la nación boliviana. Es una honor para quien les habla estar entre ustedes para dialogar sobre las “Reducciones franciscanas” que en su momento colonial van desde los años 1755 a 1825. Es una imagen compleja. Opiniones divergentes se acorralan a su favor o en contra con motivo de incluirlas o no en una visión de patria insertada en su pasado, comprensiva de su presente y proyectada hacia su futuro. Nosotros aceptamos su presencia como factor positivo según una ideología de “nación”; y menos de “patria”, en los aconteceres políticos de Bolivia.Hacemos referencia explícita al escrito: Encyclicas o Cartas circulares, que en tiempo de su oficio expidió a los Reverendos Padres Conversores de las Conversiones, o Reducciones de su cargo el P. Antonio Comajuncosa. Las cartas son, sobre todo, indispensables para captar el espíritu y voluntad que animaron a los franciscanos. Fueron denominadas Encyclicas, en cuanto estuvieron escritas por una autoridad constituida, que era el Prefecto de Misiones. Asimismo, no encontraremos en ellas la extensión y postura en cuanto a la conocida “contienda” entre el P. Antonio Comajuncosa y Don Francisco Viedma. Las discusiones vertieron sobre aquel tanto de legitimidad que justificaba el modelo reduccional. La defensa del modelo correspondió al P. Prefecto, y la introducción de tal tema, en declaraciones formales con los Padres Conversores, equivalía a poner en duda el sistema de acción que era del Colegio de propaganda Fide. Por tanto, lo que el P. Antonio escribió era de completa sintonía con los frailes; y él, consciente de su ministerio, no descartó sacrificios por defender el legado de presunción de bien a favor de los pueblos originarios. En su obligación de custodiar al régimen reduccional no reparó en consideraciones de amistad y fue claro en sus señalamientos con las autoridades involucradas en el asunto.Su certeza era tan fuerte, que todos sus escritos fueron para sustentar la validez del obrado de los Padres Franciscanos. Los escritos: Estatutos Municipales, El Prefecto de Misiones…, El manual de misioneros para el uso uniforme de los Padres del Colegio de Propaganda Fide…de Tarija, las Biografías de los Padres, inscritos al Colegio; y más el Manifiesto… son gritos frente a la historia de la justeza del entender y obrar en aquel momento histórico. Los acontecimientos posteriores fueron de negación de las realidades defendidas por el P. Antonio Comajuncosa. Aceptamos que eran parte de un mismo proceso en el que se inscribieron “vencidos y vencedores” y asumir “palabra” en el asunto fue de gran mérito. Esta nuestra proposición pretende ser invitación a la conservación y conocimiento de nuestros archivos. En el caso del P. Antonio Comajuncosa, impulsamos la publicación de todas sus obras en edición crítica.Las Encyclicas fueron excluidas de la obra: Presencia franciscana y formación intercultural en el sudeste de Bolivia, según documentos del archivo franciscano de Tarija 1606-19361, en razón de ser un documento completo en sí, donde el todo habría ocupado muchas páginas y el poco habría sido contradicción de selección. Por su género y sentido dado al escrito por su autor, nos ha obligado a exponer sobre el tema: Encyclicas o Cartas circulares del P. Antonio Comajuncosa, 1794-1801 (e historiación del régimen reduccional franciscano, 1755-1825, según fuentes del Archivo Franciscano de Tarija), que nos ha empujado a recurrir a más escritos para dar contexto a decisiones y acciones, que han sido tiempo de nuestra historia. A ustedes por la alta distinción, que me han otorgado, muchas gracias.Tarija, 3 de mayo de 2007.

Dr. Giuseppe (P. Lorenzo) Calzavarini ofm

1 Editor Lorenzo Calzavarini, Santa Cruz, 2005-2006.

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I.- LA CONGREGACIÓN DE PROPAGANDA FIDE Y LOS FRANCISCANOS

Con la Constitución Inescrutabili divinae2 del 22 de junio de 1622, el Papa Gregorio XV creaba en Roma la Congregación de Propaganda Fide. Su organización y atributos fueron especificados en la Constitución sucesiva de julio del mismo año, que es la Romanum decet Pontificem. Se nucleaba un cuerpo de Cardenales y funcionarios con el objetivo de tratar asuntos concernientes a la propagación de la Fe en todo el mundo, con atención prioritaria al universo extra-europeo. La postura papal, muy manifiesta en los dos documentos, era acentuar características espirituales y eclesiales en la acción de los misioneros. De hecho, españoles y lusitanos habían ampliado la Iglesia Católica y, por decisión directa de la Santa Sede, la evangelización se había extendido a China, Japón, África, India, manteniendo siempre una presencia muy consolidada en el Oriente próximo. Se hacían necesarios, por tanto, mecanismos y lazos de comunión que salvaguardaran la unidad de las creencias y prácticas religiosas. La misma diversidad de las culturas imponía no tan sólo una acción de supervisión sino también espacios de preparación intelectual y teológica para los misioneros.

Los Colegios de Propaganda Fide

En aquellos “tiempos de calamidades”3 , la presencia evangelizadora más amplia correspondía a los franciscanos de la familia de la Observancia. La realidad de la Congregación de Propaganda Fide interesaba sobre todo a ellos; y colaboraron para la realización de sus propósitos. Así tenemos que en la reunión de 1628, fuera estudiada la propuesta del P. Antonio Bolívar, franciscano de la provincia de los Doce Apóstoles del Perú, que, en 1631, con otros dos compañeros murió flechado por los guaraníes de la Frontera de Chuquisaca. Proponía que cada obispado debía disponer de un colegio con personal dedicado a la predicación entre los infieles y pueblos cristianos. Especificaba también que la tercera parte de los sacerdotes fuera con destino a los pueblos de indios, que vivían sin presencia cristiana; asimismo, que tal labor fuera condición sine qua non para recibir algún beneficio. Pregonaba incluso que en cada provincia franciscana se destinara uno o dos conventos de frailes misioneros, para el aprendizaje de las lenguas nativas, y que en cada capítulo provincial (de tres en tres años) se destinara no menos de 20 religiosos para las “conversiones vivas, y más que ninguna provisión de curatos y prelacías fueran concedidas sin haber tenido una experiencia previa en el camino indicado”4. A la sombra de Propaganda Fide, los franciscanos crearon una nueva institucionalidad en el interior de la orden seráfica, empezando un proceso de evangelización acorde con lo expresado por el P. Gregorio Bolívar. Su iniciador fue el P. Antonio Llinás. Él había nacido en Mallorca en 1635; en 1660 se ordenó como sacerdote franciscano y, en 1664, se embarcó para México. Inició su vida misionera en Querétaro como profesor de arte; y en 1679, fue nombrado “custodio” de la Provincia de Michoacán con la obligación de asistir al futuro capítulo general de Toledo de 1682. Allí, encontró al iluminado ministro general de la orden que era el P. Joseph Ximénez Samaniego, embebido de los propósitos de la Congregación de Propaganda Fide. En respuesta a las peticiones del P. Llinás de más misioneros, le dio la idea de formar colegios; y esto para la preparación, continuidad y recambio de los misioneros mismos. Por esta razón, le encargó consultar al Rey y Consejo de Indias para el aval civil y político del proyecto.

La propuesta fue aceptada y posteriormente presentada al Papa Inocencio XI, que la aprobó con la Constitución de Eclesiae Catholicae del año de 1686. En el documento se mencionan al P. Buenaventura Díaz, procurador en la curia romana de asuntos españoles y al P. Antonio Llinás, Prefecto de Misiones (de Querétaro) y al P. Martín de Soriano, ministro general y sucesor del P. Joseph Ximénez de Samaniego, entonces obispo de Plasencia, hasta su muerte en 1492.Los puntos principales de Ecclesiae Catholicae eran:2 Providenciae arcano.3 Innocentius Papa XI: “Ecclesiae Catholicae” en Mágnum Bullarium Romanum, Tomus Undecimus, Luxemburgi, MDCCXXXIX.4 Saiz F., Los Colegios de Propaganda Fide en Latinoamérica, Lima, 1992, pág. 45.

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- Los Colegios se erigen en España, Filipinas, México, Perú y otras indias occidentales. Los Colegio de España deben servir para la preparación de no menos de dos años para los candidatos a la evangelización en las Américas: la conversión de los infieles y la salud espiritual de los fieles.

- Ya se han enviado 24 religiosos, con el permiso del Romano Pontífice y a expensas del Rey Católico. El convento de la Santa Cruz de Querétaro será el primer Colegio que se regirá según las Constituciones Generales de los Franciscanos Observantes y los Estatutos Particulares del Colegio.

- El Colegio, si bien relacionado con la provincia religiosa, tendrá legislación autónoma, con régimen de autoridades que une el Comisario General de las Indias en Madrid, el Comisario en Latinoamérica, el P. Guardián y Prefecto de Misiones; éstos dos últimos, autoridades del Colegio mismo.

- El Colegio tendrá vida estrictamente religiosa-franciscana: tiempos de oración y estudio comunitarios, cuidado de la biblioteca y reducidas relaciones de los frailes con el universo externo al convento.

- Se mantendrán complementarios dos espacios de trabajo: el propiamente conventual, y el de evangelización. El conventual puede recibir hasta novicios, y por tanto ser casa de recepción de candidatos a la orden y de preparación al sacerdocio, con escolaridad en humanidades, filosofía y teología.

Debemos entender que, bajo la Congregación de Propaganda Fide en Roma, también las iglesias latinoamericanas asumieron características de mayor universalidad y, al mismo tiempo, el poder desligarse de los condicionamientos propios de la situación colonial. Con la insistencia en la acción espiritual y eclesial, la Santa Sede insertaba una relación nueva respecto al Patronato Regio. La complementación jurídica papal suavizó intromisiones directas y propuso un dialogo, que, si bien entre lejanos, era terreno de mutuas conversaciones.

Creación del Colegio de Propaganda Fide en Tarija: novedades y contradicciones

Si bien la constitución Ecclesiae Catholicae anotaba a todo el territorio colonial hispano para posibles fundaciones de Colegios de Propaganda Fide, su realización fue relativamente tardía en el continente Sur. El primero, creado con todas las formalidades (P. Mingo de la Concepción), fue el de Tarija; si bien en medio de dificultades para su realización. Como hemos indicado, los seminarios latinoamericanos tenían su complementariedad con los de España5. El mismo P. Antonio Llinás fundó: Escornalbou en 1688 (Cataluña); Nuestra Señora de la Oliva, 1689 (Castilla); San Antonio de Arcos de la Frontera, 1698 (Andalucía); San Roque de Calamocha en 1690 (Aragón); San Esteban de Cehegín en 1690 (Cartagena), Santo Espíritu del Monte en 1690 (Valencia). Con iniciativas de otros franciscanos nacieron: San Juan de Villaviciosa (Asturias) en 1692; San Antonio de Herbón (Asturias) en 1702; Nuestra Señora de los Ángeles de la Moheda (Extremadura) en 1727; Colegio de Olite (Navarra) en 1745; San Juan Bautista de Zarauz (Cantabria) 1746; y San Buenaventura de Baeza (Granada) en 1809.En los mismos años surgieron en Latinoamérica los Colegios de Querétaro (1682) reconfirmado en 1688; Cristo Crucificado de Guatemala (1692); Nuestra Señora de Guadalupe de Zacatecas (1704); San Fernando de México (1732); San Francisco de Pachuca, ligado a la familia franciscana de los Descalzos, en 1732 y reconfirmado en 1771; San José de la Gracia de Orizaba (Puebla-México) en 1799; Nuestra Señora de las Gracias de Popayán en 1753 y reconfirmado en 1755; San Joaquín de Cali en 1756; Purísima Concepción del Píritu (Venezuela); San Francisco de Panamá. 1785; Santa Rosa de Ocopa, fundado en 1726 y confirmado en 1758; Nuestra Señora de los Ángeles de Tarija en 1755; San Ildefonso de Chillán en 1756; Nuestra Señora del Mayor Dolor de Moquegua 1795 (Perú); San José de Tarata en 1792; San Carlos de San Lorenzo (Argentina) en 1784; Nuestra Señora de Zapopán (Guadalajara-México) en 1812.El convento de Santa María de los Ángeles de Tarija era parte de la Provincia de San Antonio de los Charcas, que tenía su central en el Cuzco. Su gobierno, ministro provincial y su consejo, habían aprobado la cesión de los conventos de Ocopa o de Urubamba para la fundación de un Colegio de Propaganda Fide; pero,

5 Saiz F., Los Colegios de Propaganda Fide en Latinoamérica…, op. cit., págs. 32-33; 63-72.

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al momento de la entrega, ni el uno ni el otro fueron cedidos. La situación se hacía insostenible para el Comisario General de Lima, el P. Francisco Soto y Marne, que había invitado a los franciscanos para la realización del proyecto. De hecho en 1751 desde España se habían puesto de viaje dos numerosos grupos de misioneros: uno de 35 hacia Lima y otro de 54 hacia Buenos Aires. Detenidos en Ocopa, éstos reclamaron que su venida era con propósitos de ir a misiones y no integrarse en una provincia. La expresión marcaba la diferencia entre dos opciones: el concepto de misionero, ligado a un convento; y el otro, de misionero de Colegio de Propaganda Fide, en el cual todo el universo legislativo estaba canalizado hacia una acción entre fieles y los pueblos originarios todavía no cristianos. El P. Mingo de la Concepción, presente en Ocopa, hace alusión a los comportamientos de los padres responsables y en situación de disputa entre sí. Anota que el P. Comisario General se fue “enfadado” hacia Lima y que el Ministro Provincial “se retiró al convento de Arequipa, donde (sin más comentarios) se dice que murió. Las decisiones para Tarija se movieron entre contradicciones y se presentaron como resolución inesperada. La erección del Colegio de Propaganda Fide se dio el 3 de abril de 1753 en Lima6. firmada por el Comisario General Fray Francisco Soto y Marne. Él debió imponer toda su autoridad si consideramos la respuesta, que otorgaba la cesión del convento de Tarija de parte de la provincia de San Antonio de los Charcas el 28 de Julio de 1755 7. El primer documento mostraba la siguiente lógica:

- El gran número de misioneros, después de haber “sacrificado al Señor sus patrias y sus provincias en aras de tantos peligros, trabajos, navegaciones, caminos y fatigas, padece hoy el doloroso desconsuelo de ver frustrado el santo fin de sus apostólicos fervores; y no se puede tolerar una situación de supernumerarios en Ocopa.

- Las provincias tienen la obligación de erigir Colegios-Seminarios según el mandato de la bula de Papa Inocencio XI.

- El convento de Tarija se trasformará en Colegio para las “reducciones y conversiones vivas” que se fundarán en las montañas confinantes y las comunidades cristianas ya establecidas.

- Se nombra a los hermanos con destino a Tarija, que corresponden a las necesidades de comenzar la construcción del Colegio mismo, la dedicación a la predicación entre fieles y ensayar caminos de evangelización entre los pueblos originarios.

- Se prohíbe el regreso a España de los frailes y se condena a quienes “provocan desconsuelo en los que se sienten defraudados de aquel ejercicio fervoroso que se les facilitaba en la España”.

La carta de cesión (el segundo documento) del convento de Santa María de los Ángeles de Tarija se mantiene en el mismo tono de defensa de su propia autoridad. Ante todo sorprende que este documento sea posterior al otro; además, se insinúa una aceptación de parte de la Provincia por “obediencia” (que no implicaba una voluntad positiva en el asunto), se entrega el convento pero se conservan ciertos derechos acumulados; haciendo referencia a la Bula de Inocencio XI se reclaman privilegios, que resultan onerosos a la situación de necesidad de iniciar la actividad del Colegio; se reclama el permiso del ministro provincial en el caso de que religiosos de San Antonio de los Charcas pidan integrarse al Colegio por las siguientes razones: el fraile puede ser necesario o bien pueda ser alguno que quiera “huir” de la corrección de los prelados; y por último, que los misioneros que se enviaran a Apolobamba debían quedar bajo la jurisdicción del ministro provincial y no del Colegio de Propaganda Fide de Tarija.La dureza de las dos posturas calificaba el momento en el cual se concluía un proceso histórico y se abría otro. Por ley de Fernando VI del año de 1751, los franciscanos debían dejar las doctrinas para entregarlas al clero secular. Éstas eran parroquias de indios, organizadas en términos de regiones, donde “los religiosos mantenían un culto espléndido, mayor número de ministros, escuelas de música y primeras letras, colegios y bibliotecas, que no puede sostener un clérigo secular que preside una parroquia; ellos defendían con más valor y constancia a la clase indígena de las vejaciones de los encomenderos y de la tiranía de los encargados

6 “Patente i licencia para la erección del Convento en Colegio de Misioneros, y la aceptación de la Provincia y de los misioneros”, T.A.F. EP-11.a, en Presencia franciscana y formación intercultural en el sudeste de Bolivia según documentos del Archivo Franciscano de Tarija, 1606-1936, Ed. L. Calzavarini, Santa Cruz, 2004, Tomo II, págs. 423-430.7 “Carta de cesión del Convento de San Francisco de parte de la Provincia de San Antonio de los Charcas”, T.A.F. RR-17.a, en Presencia Franciscana y formación intercultural…, op. cit., págs. 431-434.

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del poder político; ellos gastaban sumas inmensas en la construcción y reparación de templos; y ellos evangelizaban con desinterés a mayor número de feligreses: yo no puedo dejar de tributarles este homenaje debido a la justicia y a la verdad”8.Por lo que tocaba a la provincia de San Antonio de los Charcas, por la ley nombrada, era alejada del conjunto de doctrinas del valle del Colca, que se extendía entre Arequipa y Cuzco.

Renovación del carisma evangelizador franciscano en/desde Tarija

Como mostraremos después, la institución de los Colegios de Propaganda Fide recogía el momento carismático de la historia franciscana en el continente latinoamericano. Los frailes ubicaban sus casas fuera de los límites de la plaza mayor, que podía también definirse territorio de extra muros. Sin responsabilidades parroquiales en las ciudades, su propósito de vida era testimoniar un mensaje evangélico y franciscano, que correspondía al vivir “sin nada de propio”. El sustento diario era la huerta y el andar limosneando. Por tales necesidades, el convento era conjunción entre estamentos de indios e hispanos. La predicación, además, obligaba aprender las lenguas autóctonas; y, siempre por tal ministerio, se fomentaban universos de comunión en las creencias católicas y de participación en las mismas prácticas simbólicas.Mientras en el espacio ciudadano, el convento mantenía intercomunicación entre estamentos sociales diferenciados, en el mundo rural el indio era la presencia más uniforme. Los conflictos diversificaron las presencia franciscana si bien siempre dentro la misma organización de la orden: la una conventual, otra de reducciones, y la última, la de las doctrinas. Los nombres más representativos de las tres opciones fueron: Francisco Solano (Andalucía, 1549 y Lima, 1610), Luis Bolaños (Marchena, 1539 y Buenos Aires, 1629) y Luis Jerónimo de Oré (Ayacucho, 1554 y La Imperial Concepción de Chile, 1630). La justificación para la creación del Colegio de Propaganda Fide en Tarija era principalmente la de las “reducciones y conversiones vivas”. Seguramente el acentuar sobre tal calificación conllevaba a que la orden franciscana, por la secularización de las doctrinas, quedará encerrada a la sola distribución de los conventos (juntos formaban una provincia), que correspondía al territorio del Estado colonial consolidado. La unidad provincial, sin embargo, llevaba diferencias por las características de los conventos en sí. Los grandes correspondían a la sede del ministro provincial, las casas de estudio con obligatoria acción escolar y de introducción a la vida franciscana y las otras de compromisos sociales (doctrinas, escolaridad, caridad). Existían también conventos, dedicados a una institucionalidad más rígida y de compromisos espirituales.Por estar sin propósitos de acción y sin actividades externas, las Recoletas no interferían en asuntos de gobierno provincial. Al contrario de éstas, los objetivos e institucionalidad de los Colegios de Propaganda Fide introducían elementos de separación jurídica, autonomía de decisiones y la definición de un territorio de trabajos, bien preciso, si bien, ubicado en la periferia colonial. Todos estos elementos, sí recuperaban el carisma inicial franciscano; al mismo tiempo, eran espacios de innovación que no podía asumir una provincia por estar cargada de tradiciones. Lo preciso era pensar en una complementariedad de vida franciscana, que unía lo antiguo y lo nuevo. Las preeminencias de los colegios residían en su misma actividad interna y externa. Por la primera, los Colegios de Propaganda Fide podían considerarse como grupo más selecto con escolaridad permanente, con más capacidad de recambio entre los religiosos, que pasaban de la vida conventual a la de las misiones “vivas” por simple decisión del prefecto y guardián, por el flujo permanente de religiosos y su continua conexión de actividades con Madrid y por una mayor dedicación a la predicación; por todos esos aspectos la biblioteca era maxima oficina totius conventi. Esa movilidad era indicada precisamente por el verbo “huir” y “vagabundos” (ausencia de permanente control directo) que los frailes de la provincia atribuían de vez en cuando a los hermanos de los Colegios de Propaganda Fide.La sumatoria de las divergencias se mostró en la fundación del Colegio de Tarija. La provincia de San Antonio de los Charcas entregó el convento en destrucción, incapaz de cobijar cuatro frailes, y con el templo en situación de abandono. Superada la incertidumbre de hacerse cargo de tan poca cosa y casa, el 14 de octubre de 1755 iniciaron su vida bajo régimen de Propaganda Fide. Hasta el año de 1767 se dedicaron a lo

8 “Testimonio de un canónigo mexicano” en Gómez Canedo L., Evangelización y conquista: una experiencia franciscana, México, 1977, pág. 50.

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más necesario para la construcción del “cuartel general” de los franciscanos en el sudeste de Bolivia. Se empezó con la construcción del claustro central, contiguo al templo con una línea de celdas, que formaban con el comedor y biblioteca (piso superior) un claustro abierto. Se terminó con la construcción de la enfermería y de las oficinas. De los cuatro frailes, llegados el 24 de septiembre del año siguiente, de forma escalonada, llegaron a Tarija, 11 sacerdotes, 6 hermanos legos y tres donados.Según refiere el P. Mingo de la Concepción, “fiados en la divina misericordia y en la esperanza de que los piadosos señores vecinos de Tarija y de su comarca, concurrirían y ayudarían con sus limosnas comenzamos, desde luego, a experimentar que nada nos faltaba para pasarlo bien y con decencia. Y aunque es cierto que en el mes inmediato de noviembre del mismo año estábamos ya de comunidad veinte sujetos, a saber once sacerdotes, seis hermanos legos y tres donados, no solamente teníamos el sustento diario necesario sino que sobraba comida diaria para los pobres de la portería”9.La construcción del convento fue con promesa de arreglar cuentas en tiempos posteriores con don José Hurtado de Saracho (fabriquero también de la iglesia matriz), quien, junto al P. Antonio Oliver, fue también su arquitecto. El complejo conventual quedó definitivamente completado en el año de 1793 cuando doña Agustina de Echalar donó el terreno contiguo a la huerta, donde funcionó la escuelita de San Francisco.

Más allá de las incertidumbres iniciales

Hemos relatado las circunstancias desfavorables para viabilizar, desde la realidad del convento de Santa María de los Ángeles de Tarija, el Colegio de Propaganda Fide. En realidad, el proyecto misionero exigía una residencia multisectorial, por lo cual se la indicaba también como “seminario”. Se trataba de una perspectiva de trabajo, que correspondía a un modelo de acción socio-religiosa, que complementaba elementos prácticos (de residencia central, templo, biblioteca, oficinas, medios de movilización, enfermería, procuradurías) con actividades de estudio, predicación, liturgia y condiciones de vida religiosa. Esto determinaba para trasformar la “ermita” franciscana en centro de comunicación en la diversidad cultural del Sur de Bolivia, de mutuas interrelaciones económicas, de comunión entre ciudad y campo y de decisiones compartidas entre el Colegio y los territorios misionales.La estrechez y la falta de lo necesario no desanimaron a los frailes de Tarija. Su primer cronista y uno de los fundadores, P. Mingo de la Concepción, nos dice que en la misma fecha de entrega del convento de Santa María de los Ángeles se empezó a vivir según las normas de los Colegios de Propaganda Fide. El citado religioso escribió: “Desde el 14 de octubre de 1755 en el que tomamos la posesión de la tal cual habitación que hallamos en lo que era convento y pasó a ser erecto en Colegio de Propaganda Fide, comenzamos a practicar con tesón los ejercicios indispensables del coro, confesionario, púlpito y demás actos de comunidad bien arreglada; como asimismo, la solicitud de hacer misiones entre fieles y de adquirir conversiones entre infieles”.10 Según esas indicaciones, la nueva comunidad franciscana quedó comprometida en dos actividades: la conventual, dedicada a la construcción del Colegio de Propaganda Fide; y la misionera, con compromisos de viajes y residencias extra conventuales. Esas últimas disminuyeron el número de frailes y permitieron la unidad del proyecto global. Ante todo, se preocuparon de las predicaciones entre fieles. Se trataba de estadías prolongadas en los pueblos ya cristianos. Desde 1756 a 1773 se enumeran los siguientes lugares: 1756 y 1757: Bermejo y cercanías de la ciudad de Tarija; 1758: Tomina, La Plata, Palcha, Tarabuco, Tocopaya, Tomina, Laguna, Villar, Sopachui; 1759: Villa de Potosí, Libilibi, Tupiza, Suipacha; 1759: Cochabamba, Arque, Oruro, Sicasica; 1762: La Paz, Chucuyto, Puno; 1764: Ciudad de Santiago del Estero y Jujuy; 1765-1766: Valle de Cinti y sus doce parroquias; 1772: Tupiza y valle de Cinti; 1773: Tomina y Pomabamba; y 1774: Valle de Tarija11.

9 Mingo de la Concepción M., Historia de las misiones franciscanas de Tarija entre chiriguanos, Ed. Bernardino del Pace, Tarija, 1996, págs. 55-56.10 Mingo de la Concepción M., Historia de las misiones franciscanas de Tarija…, op. cit., pág. 85.11 Comajuncosa A., Manifiesto histórico, geográfico, topográfico, apostólico y político de los que han trabajado, entre fieles e infieles los misioneros franciscanos de Tarija, 1754-1810, Ed. P. Gerardo Maldini, Tarija, 1993, pág. 66.

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El P. Antonio Comajuncosa prosigue12: “Pero el ánimo ha sido siempre reformar las costumbres de todos los fieles de ese continente. Era corto este ámbito para desfogar su espíritu y por esto, en el año de 1774, fueron enviados tres misioneros a la Costa del Mar del Sur, e hicieron misiones desde Pica hasta Arequipa. Luego, el año siguiente de 1775 resonaron esas trompetas evangélicas, ya en la ciudad de La Paz, ya en la de La Plata y Villa de Potosí con fervorosas misiones; y en el inmediato de 1776 pasaron a la diócesis de Santa Cruz de la Sierra y las hicieron, en la ciudad de Jesús del Vallegrande, en Samaypata, Chillón, Totora, Tintín, Ayquile, Misque, Homereque, y su viceparroquia Chingurí; en Tarata, Punata y Arani; y entrando en el arzobispado, siguieron la misma tarea en la Villa de Oropeza de Cochabamba y en los curatos de Quillacollo y Sipesipe, perseverando constantes en la Villa de la Laguna el año siguiente de 1778.” Lo que sorprende no es tanto la abundancia de las informaciones de lugares, sino más bien, la diversidad de los mismos, lo cual demuestra que el nivel cultural y teológico del convento franciscano de Tarija era muy alto. Pronto a las actividades de predicaciones, se inició el proceso de evangelización entre infieles, que, en 1778, era una realidad bien consolidada en la región de la Frontera de Chuquisaca y parte de la Cordillera. Nos interesa al momento subrayar cómo las incertidumbres de los primeros tiempos no humillaron el espíritu de los frailes. Simultáneamente con las predicaciones y la construcción del convento se inició también la actividad entre los infieles en la región de la Villa de Tarija. El relator fue siempre el P. Mingo de la Concepción, que intentaba recobrar una tradición misionera franciscana. De hecho, desde el convento de Tarija, fundado en el año de 1606, no tenemos informaciones de presencia entre los pueblos originarios. Ésta, parece más bien haber sido originada desde los franciscanos de Sucre y de Potosí hacia las misiones de Tambabera y Tayaguasu, sitas en las cercanías de Salinas. No se dieron resultados, excepto de un universo de representaciones cristianas tal como se las indicaba en el acontecimiento del descubrimiento de una cruz, cuidada por un anciano, que dijo a los guaraníes que desde tiempos antiguos los estaba esperando. La cruz fue trasladada al convento de Tarija. El acontecimiento se daba en la población de Torres en 1616 13. En los años posteriores, los padres jesuitas y dominicos se ubicaron en Salinas, Tariquea y Chiquiacá. Los dominicos fueron martirizados en el año de 1728 y el jesuita, P. Julián Lizardi, en 1735. La sublevación fue guiada por el cacique Aruma14.El abandono de la presencia cristiana, impulsó al P. Manuel Mingo a introducirse en Tariquía, el 27 de enero de 1757. No hubo éxitos significativos, al contrario, se apresuró la decisión de la Audiencia de programar para los jesuitas la parte Sur, desde Tarija hacia Yacuiba; y para los franciscanos, la Frontera de Chuquisaca. A razón de tal división, aún, se propuso a los franciscanos La Recoleta de La Plata como implantación del Colegio. El Rey aceptó, en 175915, la propuesta de los franciscanos de quedarse en Tarija. La legitimación oficial fue que donde “hay muchos honores también se presentan muchas obligaciones”16. Más profundamente, esa voluntad estaba en función de una nueva metodología franciscana. La actividad misionera era espacio separado y no estrechamente ligado al convento, si bien, como Colegio de Propaganda Fide, estaba unido al plan general de evangelización. Él era sólo “seminario” o espacio de preparación, que no debía condicionar el desarrollo de las iniciativas locales entre los pueblos originarios. La división del campo de trabajo con los padres jesuitas y la aceptación de los franciscanos de dedicarse a los chanés de la Frontera de Chuquisaca era implantar un principio de autonomía en aquellas regiones. El propósito, manifestado por el P. Antonio Comajuncosa, era que ellas debían diferenciarse del camino de las “antiguas provincias”17 en una política territorial y cultural, donde ninguna nación debía ser dividida ni por obispado ni por gobernación.

12 Comajuncosa A., Manifiesto…, op. cit., pág. 67.13 Mendoza D. de, Crónica de la Provincia de San Antonio de los Charcas, -1666-, La Paz, 1976, págs. 119-124.14 Calzavarini L., Nación chiriguana: grandeza y ocaso, Cochabamba, 1980, pág. 150.15 “Copia de lo que escribió el Rey Nuestro Señor a la Real Audiencia de La Plata, denegándose a la intentada traslación de los Misioneros de Tarija a la Recoleta de aquella ciudad”, T.A.F. RR-1, en Presencia Franciscana y formación intercultural en el sudeste de Bolivia…, op. cit., pág. 607.16 Mingo de la Concepción M., Historia de las misiones franciscanas…, op. cit., pág. 76.17 Comajuncosa A., Manifiesto…, op. cit., pág. 79.

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II.-LOS FRANCISCANOS EN LA FRONTERA DE CHUQUISACA Y CORDILLERA

Las expresiones mencionadas del P. Antonio Comajuncosa fueron escritas en los años de 1811. Ellas, más que indicaciones de voluntad, son interpretaciones de lo que fue el evangelizar franciscano. Nos permitimos otorgarles una significación histórica, acorde y desacorde con la política colonial del momento. El “ir” entre los pueblos originarios, después de dos siglos, era también programación geopolítica colonial. El régimen colonial del Virrey Francisco de Toledo consistía en realizar en el continente un modelo de sociedad urbana: un régimen de comunicación territorial encubierto por un mismo sistema social, similar infraestructura económica y configuración de relaciones entre estamentos sociales diferentes. Fue precisamente esa configuración global, la que facilitó el mestizaje, donde lo étnico, cultural, biológico y prácticas de supervivencia se contraponían y, a la vez, se integraban. El conjunto, sustentado por el capital agrícola y de minerales, empujó a la concentración de personas en una ciudad capital, que se prolongaba en los centros rurales. Desde la misma estructura de comunicación global, se imponía un Estado centralizador en dimensión imperial. Quedaba implícita una situación monolítica que condicionaba las “diversidades” y mal soportaba las divisiones. De allí, según la probabilidad de inclusión en “cortos tiempos” o “largos tiempos”, se originó la división política en “indios amigos” e “indios enemigos”.El espacio de “periferización” correspondía a los últimos. Sin embargo, la misma geopolítica colonial se cuidó bien de introducir agentes inseguros en su seno. La cartografía colonial describía esa situación con la división entre “bárbaros” y “civilizados”. Los segundos eran territorios de presencia colonial directa, y los otros de presencia indirecta. El concepto de periferia indicaba que los “bárbaros” eran agentes secundarios del sistema global colonial. Las relaciones con la “madre patria” era la consolidación de intercambio desigual en todo el continente, que si aseguraba mercados, al mismo tiempo, los condicionaba. La periferia, por tanto, era territorio de exclusión. En ese concepto se debe aceptar la programación del colegio de Propaganda Fide de Tarija: superar los condicionamientos de las “antiguas provincias” e interpretar la calificación de “bárbaros” como personas en pobreza, en muchos casos se atestigua que el acercase de los capitanes a los padres conversores era determinado por las situaciones de necesidad material.

Razones en contra para el inicio de “pueblos-reducciones” guaraníes en Pilipili.

El P. Mingo de la Concepción es el que relata el inicio del “ir” hacia la Frontera de Chuquisaca. Las fundaciones franciscanas las indica con los términos de “misiones”, “conversiones”, y más tardíamente con “pueblos-reducciones”. Pensamos que ese último concepto no sea atribuible a su forma de pensar la acción entre los pueblos originarios. De hecho, su crónica se conecta con las de los grandes autores del siglo XVI (México) y XVII (Perú), que si bien retranscribían procesos históricos de “reducciones” y “doctrinas”, su motivación de trabajo era atenerse a la metodología de los Hechos de los Apóstoles. Fray Diego Córdoba18 define la santidad del P. Francisco Solano, afirmando que él tuvo “Las cuatro cosas propias a los apóstoles y varones apostólicos, que son: peregrinaciones, trabajos, conversiones y milagros”. Diego de Mendoza, por su parte, contextualiza en lo mismo el ser franciscano misionero: “ Poco importaría a la Provincia de San Antonio de los Charcas ser fértil rama del tronco ilustre de la Religión Seráfica, plantado en el Paraíso de la Iglesia, cuyos renuevos se han dilatado por todos partes del mundo: si no atendiese a estar siempre radicada en el Apostólico árbol de su Evangélico origen; fructificando en este nuevo orbe, regulares observancias de pobreza evangélica, en que tiene vinculado todo el mayorazgo Apostólico nuestra Seráfica Familia. El más seguro caudal de nuestra Católica Iglesia es éste, con que adelanta por todo el mundo las tremolantes banderas de la Fe y de los Católicos Reyes de Castilla, firmísima áncora, que en medio de las turbaciones de estas nuevas conquistas, les asegura la fidelidad más firme, que cupo en pecho del más leal vasallo”19.Por tanto, se trataba de repetir los orígenes franciscanos en el continente latinoamericano. Ahora, por decisión real y de la Iglesia, “conversiones” y “misiones” habían sido sustituidas con presencia de clero

18 Córdoba D., Crónica franciscana de las provincias de Perú-1651, Ed. P. Lino Canedo, Washington D.C., 1975, pág.541.19 Mendoza D., Crónica de la provincia de San Antonio de los Charcas, -1663-, La Paz, 1976, págs.13-14.

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secular, y por tanto habían pasado al régimen parroquial. En 1755, sólo los padres jesuitas seguían manteniendo el régimen reduccional en Moxos y Chiquitos. Más que los éxitos, el P. Mingo quiere repetir los acontecimientos iníciales de cristianización, clasificando a los pueblos originarios tan sólo en su universo de gentilidad. Así, su escritura, más que procesos de cambios social y cultural, retranscribe el avance de la cristianización en la frontera de Chuquisaca y Cordillera.Sin embargo, la situación de los pueblos originarios de la frontera de Chuquisaca y Cordillera había experimentado profundas mutaciones, que se reflejaban en la crisis de autoridad de los caciques. La grande sublevación de 1728-1735, conducida por Aruma, manifiesta la reacción unitaria de la acción que era espejo del malestar de la nación guaraní, históricamente indicada como chiriguana en la literatura boliviana. Todos los autores modernos rechazan la interpretación negativa ofrecida por Garcilaso de la Vega. El nombre primitivo sería de chiriguanaes, de origen guaraní, y no quechua. La evolución del nombre, según documentos del archivo, sería una adaptación a la fonética de la lengua española. La “nación” guaraní se habría aproximado al espacio de la Audiencia de Charcas por migraciones en la búsqueda mitológica de la “tierra sin mal”. Se atribuye su primera llegada, en 1515, al séquito de Alejo García, soldado portugués, que desde las tierras de Brasil se internó en las regiones de Santa Cruz. Otra migración vino de los territorios del actual Paraguay. La residente población chané fue conquistada y sometida por procesos de aculturación guerrera. Rápidamente los guaraníes ocuparon la faja de las tierras bajas, extendiéndose hasta las regiones de los valles de Cochabamba, Chuquisaca y Tarija. La presión que ejercieron fue tan fuerte que los autores coloniales (y entre ellos los franciscanos) justificaron el termino de “Frontera de Tarija” como punto de defensa contra ellos. Según nosotros el concepto de “frontera” sería ligado al nombre antiguo de Tarixa o Taqrexa, palabra aymara, que significa “límites” y de allí el nombre dado a la ciudad de San Bernardo de la Frontera.El Virrey Francisco de Toledo quiso incluir a los guaraníes en los “tiempos cortos” y libró contra ellos una campaña militar (1580) para encontrar un camino de aguas desde el Pilcomayo hasta Buenos Aires 20. Lo que no pudieron las armas lo logró la cercanía. Los contactos con los territorios coloniales se dieron a raíz de un pacto silencioso con los ganaderos que se aproximaban a los territorios guaraníes. Los guaraníes apreciaban las novedades alimenticias referentes al ganado. Esos contactos, sin embargo, rompían su geopolítica de relaciones entre los centros de decisiones y la periferia, que se volvía zona insegura. En tales situaciones la figura del profeta adquiría más poder respecto a los caciques. Éstos correspondían a un poder territorial local, a su vez, unido por un gran capitán establecido en términos de regiones. Conocemos las capitanías de Cuevo, Macharetí, Huacaya y del Ingre. Cuando el poder de los caciques (capitanes) no lograba mantener la unidad psico-social, política y religiosa, intervenía el profeta, personaje no ligado a restricciones de residencia. Manejando el universo religioso, se movía en las diferentes reparticiones de la “nación”. Su estatus era de persona formalmente célibe, que tenía poderes de curación, que vivía en pobreza y proclamaba las palabras míticas en las reuniones. Sin embargo, su rol de animación guerrera consolidaba la unidad de la nación guaraní en las sublevaciones, que evidentemente estaban incitadas y proclamadas por él. Así los ataques, realizados en las periferias, eran guiados desde las zonas centrales por los profetas.Cuando los franciscanos aparecieron en 1758 en la Frontera de Chuquisaca, se encontraron con una crisis más profunda. La presión colonial había roto las relaciones inter-étnicas entre mataguayos, bejoses en el sur y tobas en las zonas más próximas al Pilcomayo. La situación ahora provocaba también una angustia intra-étnica, que se manifestaba en las diferentes actuaciones entre guaraníes y chanés.Los franciscanos organizaron su camino hacia los guaraníes, desde La Laguna, donde construyeron un hospicio, todavía en nuestros días indicado como la “Misión”. De allí, en acuerdo con la Audiencia y las autoridades religiosas del lugar, se fueron hacia el pueblo de Pilipili. Éste era de reciente formación, de gente chané, que se había escapado de los guaraníes de Saipurú, Porongo o de otras cercanías de Santa Cruz. La audiencia los ayudó para asentarse allí. Desde La Laguna algunos sacerdotes habían tenido contactos con ellos pero sin mayores éxitos. El sacerdote don Andrés Zabala, persona con hacienda en Sopachuy, se había acercado a ellos, realizando algunos bautizos de niños e imponiendo nombres cristianos a adultos. Para el P. Mingo esto era suficiente para definir una “conversión”21. Sucesivamente a dicho clérigo, se hizo presente en 1752, desde La Laguna, un fraile mercedario, acompañado por militares. Éstos “empadronaron” a los indios

20 Calzavarini L., Nación chiriguana: grandeza y ocaso, Cochabamba, 1980, págs. 106-114.

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y pidieron al religioso construir una capilla con la ayuda de los indios que se pusieron a la obra. El éxito parecía estar cercano con la actuación de un chantaje: si no se hacían cristianos se adoptaría la decisión de alejarlos de Pilipili. Con este imaginario de imposición y coacción, al mes también, el sacerdote se alejó. En tales circunstancias, se tomó la decisión para los franciscanos de Tarija de ir hacia la Frontera de Chuquisaca con la insinuación de trasladar el Colegio a la Recoleta de Chuquisaca.El escenario ahora se complicaba. Los franciscanos llegaron a La Laguna el 26 de junio de 1758. De acuerdo con las autoridades locales, se envió un lenguaraz a Pilipili, para invitar a los guaraníes a hacerse presentes en La Laguna. Llegaron tan sólo cuatro capitanes (sobre ocho) y entre ellos al capitán Chindica. Las respuestas fueron que querían “ser amigos de los cristianos, pero no cristianos”. Nuevamente con violencia de palabras y acciones se pedía su conversión. Se envió otro lenguaraz desde Sauces, indicando que esta vez se trataba de la llegada de franciscanos que los habrían defendido. El cuadro de los proyectos se cerraba con el consejo del segundo lenguaraz: antes de la ida de los franciscanos, él habría visitado los pueblos guaraníes del interior para insinuar a los capitanes que no permitieran la integración de personas de Pilipili en sus comunidades. Finalmente, la decisión del P. Mingo fue la de aproximarse a Pilipili, acompañado por el lenguaraz Sebastián Torres (el del aviso a los capitanes) y el “capitán Rivera y su criado solamente”. Llegaron el día 18 de agosto, recibidos por un cacique, que fue sobrepasado por el poder de Chindica. Éste guió la discusión del día después, afirmando que el P. Mingo mentía acerca de la vida después de la muerte y que no querían “pagar tasas o tributos”. En el 1760, desde Tarija se envió otro sacerdote, que tampoco recogió resultados diferentes. De tanto diálogo quedó sólo el miedo que los de Pilipili asaltaran a La Laguna.

Fray Francisco del Pilar, el que fue “tomado por brujo”

En 1761 se retomaron las iniciativas para Pilipili, con otros tres personajes: P. Matías de San Diego, P. Tomás Anaya y el hermano lego Fray Francisco del Pilar. No pasaron por La Laguna (hoy, Padilla) sino por Sauces (San Antonio de los Sauces, hoy Monteagudo). La enfermedad hizo que los frailes se retiraran a Tarija. Mientras tanto se fortaleció el Colegio con más franciscanos llegados de España. Así fue que Fray Pilar, Tomás Anaya y otro sacerdote llegaron en agosto de 1765 a La Laguna. En septiembre, el hermano Francisco se presentó solo en Pilipili que, por sufridas inundaciones, se había dividido en dos parcialidades: Pilipili y Acero. “No tenía allí el citado religioso, en muchos días, para su alimentación más que un poco de maíz y para su vivienda no tuvo por algún tiempo más que una mala ramada ajena, en la que sufrió y aguantó muchos aguaceros y otras inclemencias del tiempo, de todo lo cual resultó el que enfermase de tercianas fuertes que lo debilitaron mucho. Pero, así enfermo y muchas veces mojado, no cesaba de ir y venir desde su ramada a las dispersas casas de los indios, a los cuales se ofrecía a servirlos a fin de ganarles sus voluntades para abrazasen el cristianismo. Unas veces les traía agua a sus casas y otras (que eran muy frecuentes) curaba a los enfermos párvulos y también a algunos adultos, siendo preciso, para estas continuas visitas, pasar y cruzar vados del río, por estar distantes y dispersas las casas. Y con todas estas obras que cedía a favor de los indios, ellos como ingratos le miraban mal, le intimaban que se fuese de Pilipili y aun le amenazaban.” “Así perseveró con paciencia hasta que en uno de los dichos meses consiguió, por el interés de unas gualdas, esto es, por algunas sartas de abalorios o de chaquiras, un triste rancho destechado y desamparado por haber habido en él algunos enfermos, los cuales murieron en él y en él los enterraron, como acostumbran. Luego le sobrevinieron otros trabajos, porque, saliendo con frecuencia de su rancho al empleo que había tomado de curar a los enfermos y visitar a todos los indios aunque estuviesen sanos, experimentaba que de éstos unos le amenazaban. Otros le mandaban con imperio y mofa que les trajese agua o leña, lo cual hacía de buena gana, y aun alguno o algunos le pedían segunda vez la paga de aquel mal rancho que había pagado con gualcas y chaquiras22”.

21 Mingo de la Concepción M., Historia de las misiones franciscanas, Ed. P. Bernardino del Pace, Tarija 1996, Tomos I y II, pág. 126.22 Mingo de la Concepción M., Historia de las misiones franciscanas de Tarija entre chiriguanos, Ed. P. Bernardino del Pace, Tomos I y II, Tarija 1996, págs. 136-137.

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Con permiso de algunos caciques, Fray Francisco empezó la construcción de una capilla. Nuevamente la oposición de los caciques que lo invitaban a salirse de Pilipili y también de destruir el trabajo hecho. Con ayuda de las autoridades de La Laguna se terminó una capilla (“de pajareque o de embarrado”) y sin ningún concurso de guaraníes se inauguró la reducción de Pilipili, en el mes de septiembre23 de 1766. Pasó, también, un hecho imprevisto. El indio Romi, injustamente acusado de que “habría querido meterse con una mujer” casada, el marido de ésta, flechó al inocente. “El herido, hallándose un día muy afligido y enfermo en sus hamaca, vio como en sueños a un religioso franciscano cuyo semblante era el de Fray Pilar, que le dijo estas palabras: sanarás, cree en Jesucristo”24. A pesar de la incredulidad de los familiares, Romi les decía que debían invitar a Fray Pilar a arrimarse a su hamaca. El día después, nuevamente le apareció el religioso que “le tocó la herida” y lo sanó. El año después de 176725 Romi fue bautizado. Fue también confirmado por la Audiencia en su cargo de capitán; y más personas lo siguieron. Por lo cual, en 1774, se construyó otra capilla y se pusieron los cimientos de convivencia cristiana, bajo la autoridad de los franciscanos. Las prácticas religiosas eran: oración cotidiana y procesión en los domingos; las de gobierno político: el P. Conversor y los capitanes tradicionales guaraníes; el gobierno espiritual: escolaridad de los jóvenes; el régimen económico: (con una ayuda de una bienhechora desde España) el Colegio de Propaganda Fide pudo ofrecer cien reses vacunas y se mantenían las costumbres agrícolas, agrícolas sea de caza y pesca.Pilipili se consolidaba en Acero. El aluvión de Pilipili de 1762, y más el poco respeto hacia la autoridad de los caciques, hizo que algunas personas construyeran sus casas en Azero. Cacique de esta parcialidad era Chemboyere, que manifestó al P. Tomás Anaya su deseo de hacerse cristiano. El dialogo con el P. Tomás Anaya enfureció a los de su parcialidad. Fray Pilar fue a Azero y se repitieron las reacciones iniciales de Pilipili. El hermano se puso a la obra para la construcción de la capilla, pero “fueron de noche algunos indios a quitar los palos o palcas de la principiada casa, las arrancaron y las arrojaron al río.” Como cabeza de la reacción parece otro capitán, Guaricaya, que repitió las hazañas de Chindica. Con refuerzos de Pilipili se inauguraba la capilla en Azero, el 12 de noviembre de 176726. Los resultados fueron coronados con una visita de Romi y compañeros al Colegio, pidiendo más sacerdotes. En 1768 en Azero se enfermaba Chindica que en el final de sus días recibió el bautismo. Si la confrontación era antes entre los guaraníes y los padres franciscanos, desde la fundación de Azero, se enraizaba entre los guaraníes mismos: Romi y Guaricaya. Sin embargo, en la organización franciscana se anotaba una acción unitaria en las dos entidades, indicando como presidente de ambas al P. Mariano de la Concepción. Esto permitía más eficaz contratación con las autoridades coloniales. Con la ayuda de la Audiencia (“costeada por el Rey”) se edificó otra capilla de adobes en 1775. Otro título, el de “comisario”, se reconocía al P. Manuel Gil, que en 30 de noviembre de 1771 empezó la misión en Abapó. Otra necesidad se presentó en 1767 por el alejamiento de los padres jesuitas de Salinas (y continente latinoamericano). Las autoridades de Tarija impulsaron a los franciscanos a hacerse cargo de la reducción. Era difícil oponerse a la invitación por la residencia del Colegio en la villa de Tarija, y, al mismo tiempo, no se podía interrumpir el circulo de iniciativas iniciado en la Cordillera, donde la personalidad de Francisco del Pilar era punto central de la corriente cristiana, insertada entre los guaraníes.Luis Necker en su libro: Indios guaraníes y chamanes franciscanos27 desarrolló una hipótesis interesante sobre la labor de los franciscanos en la cual incluimos al Hermano Francisco del Pilar. Éste habría sido asumido por el universo cultural guaraní en la categoría de “profeta”. Su situación en Pilipili correspondía precisamente a tal rol. Era célibe, vivía apartado, ejercía la medicina, hablaba en sueño, tenía su santuario; su poder era superior a los de los caciques y era objeto de actitudes contradictorias de oprobio y de exaltación. Fray Francisco del Pilar fue formalmente indicado como brujo (categoría shamánica) otorgándole el poder de dominio de los agentes atmosféricos en situación de necesitad de lluvia. Otra apreciación de la calificación de “profeta” podría encontrarse en las relaciones con los grandes capitanes opositores que, por el libre tránsito entre las parcialidades, podrían ser considerados ellos mismos “profetas”. El poder de Fray Francisco

23 Op. cit., pág. 140.24 Op. cit., pág. 139.25 Op. cit., pág. 140.26 Op. cit., pág. 160.27 Ed. Universidad católica, Asunción, 1990.

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del Pilar habría sido un poder de contraposición, asumido por la corriente guaraní favorable al cristianismo. También la fundación de Abapó se debió a la acción del hermano. Fue invitado, todavía estando entre los cristianos de Pilipili. Se dio a la construcción de la capilla sin oposición de nadie. Procedió asimismo a la inauguración de la misión con el consentimiento de los capitanes, aún no cristianos. En 1772 se retiraron de Salinas 1.000 cabezas de ganado para Abapó. Según las informaciones del P. Manuel Mingo de la Concepción, inmediatamente se inició lo que era el gobierno político, económico y religioso de la parcialidad guaraní, reinando en todo una “paz octaviana”.

Comienzos y reacciones en la constelación regional franciscana

La política territorial guaraní se componía de varias regiones colindantes entre sí. Se trataba de armonizar lo local con lo regional. Siguiendo la sucesión de los acontecimientos generados alrededor de la acción del Hermano Fray Francisco del Pilar, resultaban las grandes capitanías establecidas en la frontera de Chuquisaca, del río Guapay (Río Grande) y del río Parapetí. A observarse también que la parcialidad donde se iniciaba “el pueblo-reduccional” correspondía siempre a la zona con más recursos de agua y que ocupaba el centro de la región. En ella residía el Tubicha-rubicha (capitán de capitanes). Podía subsistir una concepción de dispersión de autoridad respecto a la realidad geográfica. En estos espacios de separación se imponía la acción de los “profetas”. Otra distorsión se impuso con la presión de la institucionalidad colonial. Las zonas centrales gozaban de más seguridad mientras que las de contactos próximos se trasformaron en precarias. Por tanto, se imponía a los guaraníes otra concepción geopolítica. La zonas seguras se ubicaron como “centro” y las precarias como “periferia”. Éstas últimas eran campos de contratación, que sumaban ventajas y desventajas en un concepto de territorialidad, que incluía la corriente cristiana, la no cristiana de la “reducción” y la “del monte”, que resultaba ser la más tradicional. Evidentemente los profetas tenían su fuerza en los del “monte”, que eran lugares de más gentilidad.La “reducción” de Abapó podía formar una fácil regionalización con las débiles realidades cristianas existentes. Piray era realidad cristiana, guiada por los padres jesuitas, en 1728. Con la insurrección de Aruma (que nombramos ya en relación con las muertes de los padres dominicos, 1728, y del P. Julián Lizardi, 1735, en la región de Salinas) tuvieron que retirarse a Santa Cruz. Sólo en 1768 el clérigo don Lorenzo Ortiz, inició un proyecto de “pueblo-reducción”. Con erogaciones personales siguió perfeccionando aquella realidad (“aunque le costase vender la propia vajilla”28, también otorgándole una cantidad de ganado. Murió a los cuatro años. En 1772, el obispo de Santa Cruz invitaba a los padres franciscanos para que se hicieran cargo de la situación de Piray. Por decisión del Obispo de Santa Cruz, don Francisco Ramón de Herboso y Figueroa, el presbítero don José Melchor Mariscal construyó una capilla en Cabezas en 1769. El sacerdote logró con donaciones reponer una estancia, pero a los dos años se enfermó y pasó a Chuquisaca. Como en Piray, los franciscanos se hicieron cargo de Cabezas el 25 diciembre de 1772, enfrentados siempre a las mismas necesidades. “Entraron dichos padres misioneros (Fray Manuel Gil, Fray Francisco León de Caballero y Fray José Tadeo de Caballero) en el trabajo de adelanto en lo temporal y espiritual sin más socorros que los de la Providencia porque ellos no tuvieron sínodo hasta el año de 1774; la hacienda apenas alcanzaba para mantenerse a sí y a los enfermos; el Rey les dio por unos pocos años 50 pesos para las escuelitas, y algunas partidas de dinero de Temporalidades, pero con cargo de Misas” 29. A pesar de las dificultades, se hizo otra capilla en lugar de la existente, si bien de “pajaraque o embarrado”, construyeron la casa para los conversores, reunieron los indios dispersos, organizaron la plaza con casas alrededor, las escuelas y las estancias para el ganado; y otras estancias para la producción agrícola.Los “pueblos-reducciones” habían fragmentado las regionalizaciones indígenas de la Frontera y del Guapay. Se hacía necesaria la recomposición de la “nación” guaraní. Así en 1778 apareció en Abapó un “dios fingido”. Los padres franciscanos inmediatamente se dieron cuenta de la dimensión profética de la insurrección. El P. Antonio Comajuncosa la equiparó a la de Aruma, que, además de Salinas con la muerte de los padres dominicos y del P. Julián Lizardi en los años de 1728 y 1735, atacó también la misión jesuítica

28 Comajuncosa A., Manifiesto…, op. cit., pág. 145.29 Op.cit., págs. 154-155. En aquellos tiempos, la ofrenda para una Santa Misa era de dos pesos, que correspondían a un jornal por trabajos extracomunitarios.

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de Santa Rosa (Piray) y polémicamente redactó los acontecimientos: “La causa o motivo de esta sublevación, no fue el haber querido dichos Padres impedir a dichos Indios el comercio con los cruceños, como escribió inconsiderablemente un Gobernador Intendente de Cochabamba por sus fines particulares contra los misioneros”, sino una acción de “firme credulidad que siempre dan a los dichos e interpretaciones de su brujos”30.El mismo autor describió: “Fue el caso que en el día 4 de noviembre de 1778, apareció en el pueblo, entonces bárbaro, de Mazavi, un hombre desconocido acompañado de gente sagaz y de su perversa condición y de una chusma innumerable de Bárbaros Chiriguanos, que lo respetaban como si fuera su Dios. Este hombre perverso, usurpando al verdadero Dios las fuerzas de su poder y los respetos de su divinidad, pasaba gran parte de la noche predicando a aquel gentío que él tenía poder para hacer llover fuego del cielo para convertir los hombres en piedra, para arruinar pueblos, destruir ganados y acabar con todos los que no se conformasen con su doctrina. Con esto los tenía a todos atolondrados y ellos temerosos de lo que les amenazaba, le doblaban las rodillas, le hospedaron en un rancho bien aseado y blanqueado, le regalaban con cuanto apetecía y le concedían cuanto pedía, aunque fuese el sacrificio más abominable de Venus. Por desgracia se halló presente un capitán de esta Misión de Abapó con algunos Indios Catecúmenos y otros Neófitos; éstos lo comunicaron secretamente a los suyos y, de repente, sin decir cosa alguna al único Padre Conversor que tenían, Fray Cristóbal Luengo, ni a Fray Francisco del Pilar, se marcharon cosa de 800 personas a Mazavi abandonando todos sus ajuares y haciendas y sólo quedaron en el pueblo cosa de 180 Almas, no por su voluntad, sino porque habiéndose descubierto esta fuga y el motivo de ella, anduvieron los Padres Conversores muy solícitos en atacar a los que retardaron su marcha y en repudiar con vivas exhortaciones a los que ya habían pasado el río. Con esto pudieron conseguir que se revolvieran como 120 que, juntos con los que habían quedado en el pueblo, serían 300. Pero todos estaban muy disgustados y no dejaban manifestar los deseos que tenían de pasar a Mazavi y sujetarse al dios fingido, para evadir sus amenazas”31. De Piray llegaron 200 indios bien armados, y asimismo, un piquete de soldados desde Santa Cruz. El dios fingido se retiró más adentro y los indios de Abapó volvieron a sus pueblos. Sin embargo volvió el 3 de junio del año inmediato 1779. “Llegó con toda su chusma cerca la opuesta ribera del río (Guapay) e intentó vadearlo; pero los neófitos y catecúmenos de aquel pueblo, que todavía estaban arrepentidos y avergonzados de haber dado crédito a sus embustes, se armaron de valor y flechas, y capitaneados del Hermano Fray Francisco del Pilar, embistieron y rechazaron a los enemigos obligándolos a tomar la retirada para sus tierras y dejarles en paz”32.La regionalización del Sur, definida a veces como Misiones de Tarija, era aquella que tenía su centro en Salinas, de la cual hemos hablado en relación con los padres jesuitas.

30 Op. cit., pág. 144.31 Op. cit., pág. 134.32 Mingo de la Concepción M., Historia de las misiones franciscanas…, op. cit., pág. 211.

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III.- LA ETAPA DE LAS DEFINICIONES

El P. Antonio Comajuncosa pasó los últimos años de su vida entre los muros conventuales, intercalando, el escribir con las predicaciones. Desde 1804 a 1811 estuvo ocupado en su obra el “Comisarios Prefecto de Misiones instruido en sus facultades, cargos y obligaciones y en varios puntos concernientes al régimen temporal y espiritual, político y económico de los Padres Conversores, e indios de su cargo; y desde 1807 a 1811 concluyó la historia misionera, que tituló: Manifiesto histórico, geográfico, topográfico apostólico y político de lo que han trabajado, entre fieles e infieles los misioneros franciscanos de Tarija 1754-1810 33. El título mismo sugiere una razón apologética: mostrar los éxitos franciscanos a favor del indio como modelo de acción global, apropiado a la circunstancias del momento. Lo apologético no era tanto presentar la dimensión religiosa contra lo político, como lo formulan algunos estudiosos, sino especificar la política de los franciscanos como diferente de la política de las autoridades coloniales, que tenían poder sobre las realidades de la Frontera y Cordillera. La cuestión se volcaba sobre la visión del régimen reduccional, defendida por Viedma (el Gobernador Intendente de Cochabamba) como momento provisorio de introducción a los cánones de la ciudadanía colonial y por los franciscanos como régimen estable y apropiado a la situación guaraní. ¿Hasta cuándo? Si la cuestión era someterlos a impuestos y tasaciones esto podía ser aprendido al interior y con ventajas de la reducción misma, que ya percibía la colaboración al trabajo colectivo para su sustento general.

La “tercera vía”

El P. P Antonio Comajuncosa en el capítulo IV del Manifiesto… escribe: “Miraron (los misioneros, llegados a Tarija) por todas partes y fuera de Occidente, en que los cristianos antiguos guardaban las espaldas, vieron que todo el horizonte estaba cubierto de infidelidad y barbarismo”34. Los términos del P. Comajuncosa se referían a la distribución del poder colonial que incluía también la dimensión eclesial, insertada en la parte consolidada de la colonia y despreocupada de su dimensión evangelizadora. “Infidelidad” y “barbarismo”, más que calificativos humanísticos eran identidad de periferia respecto a un centro. El régimen reduccional, romperá esa lógica. Las reducciones, ya desde su núcleo inicial (Pilipili, Acero, Abapó, Salinas, Piray y Cabezas), mostraban la capacidad de sustentarse por sí mismas. Según la documentación encontrada en las diferentes reducciones y descrita por el P. Antonio Comajuncosa, se percibe que había sido rota la dimensión de periferia. Cada una de ellas tenía capacidad de representatividad ante las autoridades civiles y eclesiásticas. El no requisito religioso para asentarse en la reducción, rompía en sí mismo las diferenciaciones internas a la “nación” guaraní. “Los del monte” eran, en cierta manera integrados en la reducción por la parte no cristiana de la misma. Y la solución de su recomposición debía ser asumida como posibilidad para subsanar lo que se había roto (ruptura intra-étnica).Otro punto de divergencia con las autoridades coloniales era que la reducción no constituía tan sólo un punto del territorio sino que cada una de ellas era parte de un todo regional. Por eso el P. Mingo hace entender que la misión de Salinas fue aceptada por ruegos de las autoridades de Tarija35, y que sucesivamente los frailes quisieron abandonarla, a razón de no poder organizarla como reducción, y persistieron hasta conseguirlo. Otro caso a favor del régimen reduccional se dio en la población de Florida, en la región del Guapay. En los años de 1779, a raíz de los desórdenes provocados por el “dios-fingido”, a Florida llegaron los indios de Mazavi, Igmiri y Tucurú (personas no cristianas) que se esparcieron en las reducciones de Piray, Abapó, y Cabezas “donde tenían muchos parientes de consanguinidad y afinidad”36. Por tal dispersión, el “piquete” militar de Abapó quiso llevarlos a las cercanías de Santa Cruz con la promesa de construir allí su pueblo. “Esa pretensión era violenta y sin embargo que los indios se resistían a ella por imaginarse que los querían meter en una esclavitud, él efectivamente se llevó hasta seis leguas de aquella

33 Ed. P. Gerardo Maldini, Tarija,1993.34 Comajuncosa A., Manifiesto…,op. cit., pág. 83.35 Mingo de la Concepción M., Historia de las misiones franciscanas…, op. cit., pág. 167.36 Comajuncosa A., Manifiesto…, op.cit., pág. 159.

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ciudad a los 63 primeros indios que habían salido”37. El P. Manuel Gil “hizo recurso a la superioridad para estorbar aquella violenta transportación y el Señor Regente Presidente de la Real Audiencia de La Plata, don. Jerónimo Manuel Ruedas, con fecha 11 de enero de 1781 expidió providencias… para que no se impidiese la libre elección de dichos Indios Chiriguanos” (Ib., pág. 160). Por la actividad de Fray Francisco del Pilar, que se encontraba en La Plata se pudo conseguir un poco de ayuda y la misión empezó en Florida el 12 de noviembre de 1781. La conclusión fue la observación del P. Mingo: “Tienen (los misioneros de Cabezas) a las nueve leguas desde Cabezas la conversión y pueblo de la Florida, y a la diez (todas llanas) la conversión del Pueblo de Piray. De modo que no hay dificultad de poderse comunicar y asistir mutuamente los de las cuatro conversiones o misiones de este lado, y son: Abapó, Cabezas, la Florida y Piray”38.Las observaciones, que venimos presentando y desarrollando, quieren formular la hipótesis de una “tercera vía” respecto a la conformación de la nacionalidad (nacionalidades) boliviana. El implante de la cuestión normalmente se pone en la oposición entre bárbaros y civilizados, entendiendo a los últimos unidos en la institucionalidad hispana y criolla, y a los primeros la identificación de una exclusión cultural y de organización, en la cual los insertó la presión colonial. La postura franciscana supera estas oposiciones procurando contemplar sólo condiciones de pobreza y de periferización de los guaraníes. Siempre Fray Francisco del Pilar imponía la atención de sus hermanos hacia “aquellos pobres indios”. Él no se ponía problemas de orden cultural si bien siempre el comienzo misional era la implantación de una cruz y de la capilla. Éstas, sin embargo, parecían ser más una señal de necesidad de defensa y, sin importar el número, se procedía a la constitución de la reducción sin imposiciones religiosas.La situación de necesidad explica el acercamiento de los caciques locales a Fray Pilar y la contribución a la creación de la reducción. Quedaban imperativos la donación de los terrenos, el trabajo comunitario, la economía colectiva, la asistencia de los cristianos a la capilla y la escolaridad. La distribución, que se implantará sobre todo en la republica, de la doble plaza, remarca el referente tradicional guaraní persistente en la reducción. El esquema territorial respetaba la geografía y la productividad de los terrenos. La simplicidad del esquema de gobierno se fundamentaba en la autonomía e interdependencia regional. En sí, se podría pensar que se trataba de repeticiones de “pueblos-reducciones” con una misma forma de gobierno interno y, más allá de esto, la dimensión regional representada por los frailes.Lo más interesante es observar el desencadenamiento de un proceso social de cambios socioculturales y psicológicos de los cuales los actores principales eran los guaraníes. Se puede pensar también en una autoctonía del mismo en la secuencia construida a través de las relaciones familiares y de consaguinidad. Seguramente el factor esencial fue la escolaridad de los niños y las relaciones económicas que, dentro de la configuración colectiva, admitían la iniciativa individual. Mingo habla de “chacras individuales o particulares”39. Indudablemente la consolidación de la reducción se dio por haber logrado ella un equilibrio entre lo personal y lo colectivo en dimensión religiosa (ser cristiano o no), temporal y política. No secundario era la coordinación de novedades que se insertaron en el universo cultural: el arte de los templos, la introducción del canto y de los instrumentos musicales, el rol de las artesanías, la producción agrícola intensiva y las manifestaciones colectivas en las fiestas religiosas y tradicionales guaraníes.

Desde la “portentosa misión”, salida de la Coruña el 18 de junio de 1778.

Quien cualifica de “portentosa misión”, de 15 frailes, salida de la Coruña el 18 de junio de 1778, ha sido el P. Comajuncosa40. El P. Mingo41, por su parte, nos ha hecho conocer la de 1771 con la llegada de veintiún religiosos. Si ésta inició el núcleo central de las acciones del Colegio de Propaganda Fide en vida

37 Op. cit., pág. 160.38 Mingo de la Concepción M., Historia de las misiones franciscanas …, op.cit., pág. 255.39 Op. cit., pág. 251.40 Comajuncosa A., Manifiesto…, op. cit., pág. 68.41 Mingo de la Concepción M., Historia de las misiones franciscanas…, op. cit., pág.410.

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conventual, reducciones y predicaciones entre fieles; la otra, de 1778, marcó la consolidación definitiva de todas aquellas iniciativas.

Asunción de los conflictos. Para subrayar el espíritu emprendedor de tal misión, el P. Comajuncosa escribió que ya en el barco de travesía, los franciscanos se dieron a la predicación y formación cristiana para los marineros. Y mientras el grupo se disponía para el viaje desde Buenos Aires hacia Tarija, tres fueron invitados a trabajo apostólico en Montevideo y otros cuatro, por insinuación del Virrey, a la expedición hacia la costa patagónica. En 1780, desde Tarija emprendieron viaje para Potosí y La Plata. La noticia de la insurrección de Tupac Amaru, les impulsó a hacerse presentes en los lugares de conflicto donde “…juntábanse los indios a millares y formaban formidables ejércitos; la ciudad de la Paz se vio cercada de los enemigos; la villa de Oruro regada con la sangre de la más brillante nobleza; el partido de Chichas, alzado, y haciendo muertes violentas; Potosí consternado y la ciudad de la Plata acometida por todas partes para ser presa de los insurgentes”42, se fueron a las ciudades predicando la paz y la sujeción al rey”. Documentó la actividad de predicación hasta el año de 1789, que incluía las villas y pueblos más conocidos de Charcas. En 1791, tres frailes, incluido el P. Antonio, fueron a Moquegua para implantar un hospicio franciscano, que en 1795 fue elevado a Colegio de Propaganda Fide.

Terminación de las obras conventuales. Entre la misión se encontraba también Fray Francisco Miguel Marí. Los documentos del convento lo presentaban como “gran carpintero” a raíz de haber construido el retablo, facistol y seis altares a lo romano; sin embargo se hace mención de obras públicas de arquitectura. Se señala la procuraduría, enfermería, biblioteca, media naranja en San Francisco de Salta, iglesia y claustro de San Felipe Neri de La Plata. Más tarde, en 1803, los carpinteros del convento fueron a Salinas para fabricar el retablo (encabezados seguramente por Fray Francisco Miguel Marí).El complejo conventual iba completándose más. En 1773, se instalaron las oficinas de carpintería, herrería y otras en relación con el cultivo de la huerta. A partir de 1780 también la enfermería aumentó su servicio no tan sólo para los religiosos, sino también para la ciudad. Según los inventarios de aquello años los corredores conventuales, lugares de comunidad y templo eran recubiertos de cuadros de devoción popular, pero siempre de grandes escuelas: manierismo italiano, flamenco, del Collao, popular, de potosina y cuzqueña. Además, una secuencia de crucifijos que hace pensar en la presencia de un taller de carpintería bastante surtido y de amplia actividad. El P. Gerardo Maldini lanzó la hipótesis de una escuela, conducida por Fray Francisco Miguel Marí. La biblioteca de 200 libro llegó a 2.30043.

La predicación entre fieles. Otro escrito del P. Antonio Comajuncosa es: El manual de misioneros: para el uso uniforme del Colegio de propaganda Fide de Nuestra Señora de los Ángeles de Tarija, terminado en el año de 1803. Se trata de la predicación entre fieles. Presenta la doctrina católica, redactada en verso. Indica además las varias liturgias que se desenvuelven en los diferentes días con indicaciones temáticas. Entre las páginas más interesantes está la trascripción de música y canto. Más que a un solo autor, hay que apelar al conjunto de los franciscanos dedicados a ese apostolado. En el Archivo conventual existen 21 libritos de abundantes páginas, que son presentación de sermones.

Estructuración reduccional. Pero la actividad más visible se dio en las reducciones. Hasta ahora lo que definimos reducción, de hecho, llenaba un conjunto de elementos puestos en marcha por necesidad y utilidad del conjunto poblacional, que se iba formando. La definición de reducción incluye no una sumatoria de casas, sino un modelo de vida personal y colectiva. La descripción que nos da el P. Comajuncosa de la reducción de Abapó nos parece integrar varios aspectos44.

[Arquitectura]. “En efecto, el P. Sendero hizo una casa de bastante capacidad y el P. Santiago fabricó una iglesia famosa con dos torres de campanas y después puso en la otra el reloj de fierro, que él

42 Comajuncosa A., Manifiesto…, op. cit., pág.70.43 Mingo de la Concepción M., Historia de las misiones franciscanas…, op.cit., pág. 79.44 Comajuncosa A., Manifiesto…, op. cit., págs.137-141.

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mismo trabajó con sus Indios45: “Tiene la dicha iglesia, de largo, 44 varas; y de ancho 14 y media o quince. Es de tres naves y tiene ocho columnas. Tiene coro alto y, en la parte de afuera, encima de la puerta principal, tiene un balcón con su sobradillo capaz, para evitar los aguaceros y el sol. Tiene, dicha iglesia, tres buenas y grandes puertas, dos sacristías y dos grandes y bellas torres, en las cuales se pusieron seis buenas campanas, aunque al presente ya falta una, por haberse quebrado. Su interior está muy adornado, no solamente con tres lúcidos altares, sobresaliendo el altar mayor en el que hay un lienzo bellísimo de la Santísima Trinidad, sino con los muchos y buenos ornamentos con que se dice misa y luce grandemente dicha iglesia y habiéndose pegado fuego en el pueblo, inmediatamente [P. Sendero] lo plantó de nuevo con un orden y disposición admirable; y como Dios lo dotó de todas las habilidades para enseñar y aprovechar a aquellos Indios, no hubo oficio que no aprendiesen; así dejó en aquel pueblo una porción de tejedores, sastres, zapateros, carpinteros, herreros, albañiles, lomilleros y otros oficios mecánicos que sirven de gran utilidad para todos.” [Economía.] “Él (P. Pedro León de Santiago) y sucesores, después de haber socorrido a sus neófitos en los muchos años que hubo hambre, de viruela y de otras epidemias, procuraron conservar y adelantar las estancias de ganado, como que en el día tiene aquella Misión, de ganado vacuno 2.870; de caballar, 192; de mular, 21 y 3 burros hechotes, de ovejuno y cabrino 160. Asimismo, tiene buenas chacras de caña dulce, de maíz y de varias legumbres, un buen algodonal y una huerta con un parral excelente. Con esto proveen los Padres Confesores las necesidades de su pueblo. Aunque los Indios tienen sus chacras de maíz, yucas, zapallos, camotes y algunos algodonales, muchas veces por los varios acontecimientos de seca, de langosta, de avenidas de ríos y también de desidia, se pierden y padecen grandes miserias; y en tales ocurrencias, cuidan los misioneros de darles el socorro necesario. A más que, en todo tiempo, dan raciones de carne y las medicinas que tienen a mano a todos los enfermos, visten a todos los muchachos y muchachas que asisten a la escuela, proveen a la Iglesia de ornamentos, cera y demás cosas que sirven al Culto Divino y no hay necesidad que no se remedie.”[Escolaridad.] “En lo espiritual no es menos su trabajo. Ellos tienen dos escuelas muy capaces para la instrucción de los muchachos que, desde la edad de cinco años hasta que toman estado asisten a ellas, menos aquellos que sirven y ayudan a sus padres en algún trabajo. Allí los muchachos aprenden a rezar perfectamente la doctrina y oraciones cristianas en los dos idiomas castellano y chiriguano, a leer y escribir, a tocar la música y cantar, así en las Misas y entierros, Rosario y otras divinas alabanzas y también a tejer y algún otro oficio. Las muchachas igualmente aprenden el rezo, a hilar, tejer cintas, coser y otras labores de su sexo; con la precaución que, cuando los muchachos salen de su escuela. Las muchachas entran a la suya y así lo observan todos los días, mañana y tarde, bajo la dirección de sus Maestro y Maestra y la vigilancia continua de los Padres Conversores que, tal cual vez, asisten en ellas para probarlos y excitarlos a su aprovechamiento. Ésta es la porción más ilustre de la Misión, la que quita todos los pesares a los Padres Misioneros y los llena de gozo y consuelo, la que los acompaña en todas las cosas sagradas y divinas y solemniza los actos de religión con edificación de todos los forasteros que los ven y admiran, porque estas inocentes criaturas (que llegarán a doscientas en cada Escuela), salen de ella respectivamente en dos filas y cantando las divinas alabanzas, se encaminan al anochecer a la iglesia para rezar la Doctrina Cristiana y el santísimo Rosario de Nuestra Señora y después, habiendo cantado algunas alabanzas, se vuelven con el mismo orden a su escuela, se pasa revista de ellos y se les dan aquellas amonestaciones que conviene. Y ésta función de todos los días del mismo modo asisten todas las mañanas al Santo Sacrificio poniéndose siempre los muchachos separados de las muchachas; todos los sábados hacen procesión por la plaza (que es muy espaciosa) cantando el Rosario de la Santísima Virgen y cuando hay algún entierro, ellos asisten cantando los salmos correspondientes, así se portan en todas la funciones de Iglesia y con esto no sólo aprenden a ser devotos y buenos cristianos sino que también se acostumbran a la sujeción y a ocupar el tiempo con utilidad y edificación.”[Prácticas religiosas.] “Los adultos ya casados, o viudos, no se sujetan con tanta facilidad a estas funciones espirituales, no por sus legitimas ocupaciones, sino por su holgazanería, este vicio que les es natural proviene en gran parte de los excesos de sus bebidas y de la indiferencia con que miran

45 Mingo de la Concepción M., Historia de las misiones franciscanas…, op. cit., pág. 214.

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todavía las cosas de la Religión. Sin embargo los Padres misioneros se valen de varios medios para instruirlos y salvarlos. Todos los días de fiesta cuidan que asistan todos al Santo Sacrificio y en todos los domingos se les predica con tanta claridad sobre algún misterio o artículo de Fe, u otro punto doctrinal, que después que se acabó la Misa, uno de los Alcaldes, deteniendo a toda la gente en la parte exterior de la puerta de la Iglesia, les repite con mucha viveza lo que el Padre les predicó y les exhorta con eficacia a que se aprovechen de sus santas amonestaciones. Estas pláticas son más frecuentes en la Cuaresma después del Rosario, a que se les manda asistir para que instruyan mejor en las circunstancias necesarias para hacer una buena confesión. Para que esto se logre, desde la Septuagésima los encaminan todos a la Doctrina Cristiana y luego por sus turnos les confiesan y comulgan y si algunos son negligentes se toman todas las medidas para que cumplan con estos preceptos. En sus enfermedades los visitan todos los días, les administran los Santos Sacramentos y en el último lance de su vida los exhortan y auxilian hasta entregar su espíritu en manos de su Creador y después los entierran con la posible solemnidad sin hacer en esto diferencia alguna y con arreglo al Ritual Romano.”[Infraestructura social y política: autoridades según la tradición guaraní y de la reducción .] “En unos pueblos, y entre unas gentes donde jamás entró la policía, es preciso que los Padres Conversores lo suplan todo e instruyan prácticamente y como por ensayo a sus Indios el método de gobernar sus Pueblos así en lo civil como en lo criminal, para guardar la paz y tranquilidad entre sus vecinos. Con este objeto (a más de los capitanes, que entre los Indios del Perú suelen llamarse caciques) todos los años acostumbran los padres Misioneros hacer nombramientos de Gobernador, Teniente, Alcaldes, Fiscales y otros oficios concejiles para que velen y cuiden de conservar la quietud del pueblo, de evitar los desórdenes, de castigar a los delincuentes, de repuntar a la gente a la Misa y Doctrina y para el trabajo de comunidad, de celar sobre los forasteros cuando son sospechosos y impedir los comercios de cosas prohibidas por el Superior Gobierno y cosas semejantes. Para esto nada saben aquellos neófitos y por esto no hacen más que averiguar y avisar lo que pasa al Padre Misionero principal y este los instruye y ordena lo que deben hacer y ellos lo ejecutan bien conforme su talento que, para estas cosas es demasiado escaso. Así van aprendiendo no sólo a gobernar el Pueblo, sino también a hacerse responsables y a cobrar alguna afección al honor y vida civil. Con este intento el Padre Conversor en su nombramiento les entrega bastón y les tiene escaño separado donde toman su asiento en la funciones de la Iglesia, los junta frecuentemente para tomarles consejo de lo que se deberá hacer o para ordenarles lo que deberán practicar.También nombra sepultureros, sacristanes, enfermeros y otros oficios para tenerlo todo con orden sin que se faltase a la cosa más pequeña. Y como después que concluyen sus oficios, si se portan bien, les regala el Padre algunas cosas de su estimación, ponen particular empeño en cumplir bien sus oficios. Son innumerables las utilidades que se consiguen con este modo de instruirles en el Gobierno. Con esto el Pueblo está con quietud; se evitan los escándalos, se estorban los desordenes en las bebidas, se conservan las familias en paz, la Iglesia está muy aseada y bien servida, las funciones sagradas van con gravedad y edificación, los caminos están siempre despejados anchos y limpios y todos viven ocupados en sus oficios, labranzas y otros quehaceres con grande aprovechamiento así espiritual como temporal de estos Indios. Con esta prosperidad anda en el día esta Misión; pero todavía no podemos contar con su perfecta seguridad porque es mucha su inconstancia y todavía les son agradables los aires de la vecina barbaridad.” [Presencia de organización originaria guaraní.] “En el día se compone este Pueblo de sus capitanes y cada uno tiene sus soldados, aunque es muy poca la sujeción que les tienen.Aunque los más son cristianos non dejan de agregarse siempre algunos Gentiles, que vienen del Barbarismo y éstos son catequizados y a su tiempo reciben el Santo Bautismo.”

Para otra regionalización reduccional: Fray Francisco del Pilar siempre entre las dos realidades

La regionalización del Guapay estaba completada con la fundación de Florida. Por pasar a la del Parapetí, se necesitaba un corredor de pueblos, que se mostraba bastante peligroso. En una de sus parcialidades (Mazavi)

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había nacido el movimiento del “dios fingido”. Un camino se abrió desde la recomposición de los poblados, que había disperso. Los fugitivos se habían cobijado en las reducciones de Cabezas, Piray, Abapó y Florida. Con el retorno de éstos a su antigua parcialidad, Fray Pilar pensó reunir a los ya cristianos en Igmiri. Para ese proyecto, existía también la invitación del capitán Tembero. En 1786 el franciscano estaba ya en La Plata para pedir ayuda a la Audiencia. A su vuelta, la sorpresa fue que dicho personaje había cambiado de opinión. Los PP. Mingo y Comajuncosa adelantaron la sospecha de una influencia de Guaricaya, el que fue el gran opositor en Iti. Entre esas contradicciones, que testimoniaban la división interna de los guaraníes, sobrevino la invitación del capitán Gurapadilla de Tacurú. La voluntad contraria de allí se mostró por el capitán subalterno Chaque (“llegaron los soldados indios de éste, a coger las flechas contra del capitán Gurapadilla”46. Lo esencial de la reducción, en Tacurú, empezó con la bendición de la capilla el 21 de septiembre de 1786. La osadía de Fray Pilar se mostró en la determinación de fundar misión en Igmiri, apoyándose en la presencia de residentes neófitos. La reacción de Tembero se dio antes del término de la capilla “pegando él con los suyos fuego a sus casas y parcelas de maíz”47. Fray Pilar no desmayó y con lo poco que había quedado reconstruyó lo destruido y con la recomposición de la parcialidad terminó la capilla, iniciando la reducción de Igmiri, el 18 de septiembre de 1787.La fundación de la reducciones de Zaipurú y Masavi, fundadas respectivamente el 21 de abril y 24 de junio de 1788, tuvieron tintes de reacción anticolonial, debido a la presión avasallasadora del Gobernador Intendente de Cochabamba, don Francisco Viedma. Por los disturbios, creados por el “dios fingido” de 1778, llegaron, en un primer momento, los militares cruceños en 1779 y en 1787 el mismo gobernador. La contraposición estaba guiada por el capitán Maruama. Éste recibió a la autoridad colonial en disposición de guerra “con flechas en las manos”. El P. Comajuncosa escribió48 que tal comportamiento era “propio de esta Nación guerrera, y en esto les parece que le hacen un grande obsequio”. Sin embargo, existían antecedentes para tanto recelo. En 1779, el sucesor señor Lezo, incursionó para castigar a los rebeldes. En tal situación, Maruama “habiendo venido al pueblo de Abapó trayendo unos esclavos cristianos a petición de los españoles, éstos lo pusieron en la cárcel y en el cepo a él y a otros indios suyos; a todos los cuales querían llevar amarrados a la ciudad de Santa Cruz, a la que no llegó más que uno, porque los demás se escaparon como pudieron”49. A raíz de esas acciones, el Gobernador receló alguna dificultad, por lo cual el contingente español se trasladó de Saypurú a Tacurú. En el trayecto hacia Igmiri, encontró a un tal Canderugua, gentil, al que Viedma dio el bastón de capitán para Zaipurú. Con la finalidad de apoyar el proyecto, se fundó un fortín. Inmediatamente la reacción de Maruama: puso fuego a las casas y se retiró en las tierras inaccesibles del Parapetí Grande. Con refuerzo de militares y de guaraníes de otras reducciones se pasó a la construcción de la capilla de Zaipurú, el 21 abril de 1788. Maruama volvió a los tres años integrado a la reducción, sin aceptación del cristianismo, si bien permitió el bautismo de sus hijos. Murió en defensa de las reducciones en la insurrección de 1799. Las circunstancias de las vindicación de parte de su hijo fueron así redactadas por A.G.N, Intendencia de Cochabamba 1797-1803 IX 5-8-6, oficio de Viedma a Avilés del 4-VI-1800 en Mariluz Urquijo J.M., El Virreinato del Río de la Plata en época del Marqués de Avilés. 1799-180150: “Cuando ya había comenzado el retorno de los indios a las misiones incendiadas, el caudillo Sacuarao intentó sorprender el puesto [militar] de Parapiti, consiguió que los indios de Obaig volvieran a sus trincheras y probablemente hubiera soliviantado a todos los demás, si no hubiera sido aprehendido por los españoles. Viedma lo sometió a un sumarísimo juicio en el que toda la prueba se redujo a dos oficios de un capitán español y al hecho de que Sacuarao hubiera callado al ser acusado. El 22 de mayo de 1800 el gobernador, invocando dos artículos de la Ordenanza de Ejército, sentenció a Sacuarao a ser ahorcado después de bautizado. La ejecución, realizada en Saypurú, revistió características comunes: el reo fue entregado al jefezuelo chiriguano Santiago Cuñamboy, que lo había reclamado como a uno de los cómplices

46 Op. cit., pág. 271.47 Op. cit., pág. 281.48 Comajuncosa A., Manifiesto…, op. cit., pág. 186.49 Mingo de la Concepción M., Historia de la misiones franciscanas…, op. cit., pág. 298.50 Buenos Aires, 1987, pág. 469.

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de la muerte de su Padre el capitán Maruama, y después de muerto, descolgado, traspasado a flechazos por todos los indios del pueblo, niños y viejos; y por último, quemado, hasta quedar el cuerpo reducido cenizas”.

La ocupación geográfica reduccional, si bien discontinua, ya permitía contactos desde diferentes puntos con la totalidad del territorio guaraní. A esto se debe agregar la dispersión poblacional y la situación de incertidumbre, que generaban abandono de su propia parcialidad y la incierta sobrevivencia económica. La furia de la insurrección de 1778 había dejado resabios más allá de lo que podemos definir como acción violenta en sí. En tal clima, nuevamente Fray Pilar fue indicado como “grande brujo embaucador” por el capitán Caburey de Masavi. A pesar de esto, el franciscano se puso en el juego de una común persona guaraní y con los mismos capitanes; se fue caminando para pedir la reducción a los Padres conversores de Tacurú y Igmiri, ya en año de 1782. En 24 de junio de 1788 se inauguró la capilla de Mazavi. Una resistencia, que vislumbraba la virulencia de los años futuros y la distorsión que se multiplicaría en las zonas rurales, nació in Iti, donde los límites entre situación colonial y guaraní estaban confundidos. Allí vivían cristianos renegados, gentiles guaraníes, que provenían de otras reducciones, siervos vaqueros que cuidaban para los estancieros residentes en La Laguna. Era zona de pobreza, que se hacía más pesada para los guaraníes. Ellos, fuera de la reducción, estaban sin ganado. El obispo de La Plata, Antonio de San Alberto y la Audiencia, cada cual por diferente motivaciones, pidieron a Fray Pilar consolidar la presencia cristiana en Iti. Contra los proyectos violentos, el franciscano propuso “métodos suaves”. Así se presentó solo y con los ayudantes para la construcción de la capilla. Guaricaya desencadenó la reacción como en los tiempos de 1768 en Pilipili y Azero. Fray Pilar presentó el poder otorgado por la Audiencia y la decisión del obispo. Al avanzar la construcción de la capilla, Guaricaya reaccionó destruyendo lo hecho e imponiendo que la reducción debía trasladarse a otro lugar. Sin embargo, él y los de su parcialidad se mudaron a la otra orilla del río. Pero el Conversor, P. Tomás Anaya, llegaba a Iti con milicianos y con el aviso a Guaricaya de presentarse en Sauces. Él se presentó acompañado por nueve personas bien armadas. Guaricaya resultó preso en la cárcel de La Laguna donde estuvo por nueve meses. Volvió a su antigua parcialidad, permitiendo los trabajos para la reducción de Iti, que se iniciaron el 30 de abril de 1789. La recomposición comunitaria se dio como conclusión de otro hecho violento. Un hermano de Guaricaya asedió la capilla con gente armada de flechas, amenazando victimar a los religiosos. Fray Pilar logró calmarlos; y los mismos indios decidieron ubicar sus casas en los alrededores de la capilla, que era su antigua residencia. La fundación de Tayarenda, población cercana a Iti, se dio en los meses de la ausencia de Guaricaya. La Capilla se inauguró el 8 de mayo de 1790.

Pasión y resistencia en las regionalizaciones este y sur

Las reducciones de Igüirapucuti, Taquaremboti, Pirití, Obaig, Tapuitá y Tapera conformaban (excepto Tapera, que era parte de la regionalización de Iti y Acero) una secuencia directa de pueblos que liga el Río Grande con el Parapetí. Ya estábamos en los años de 1790, que fueron años de carestía. Las necesidades empujaron a los guaraníes hacia los territorios de más adentro. Las situaciones reduccionales mostraban que disponían de más capacidad para enfrentar las calamidades agrícolas; lo que persuadió a los caciques a pedir a Fray Francisco del Pilar, que ya actuaba de manera autónoma respecto a los sacerdotes: él iniciaba los contactos, construía la capilla, y después de su inauguración iniciaba su campaña de ayuda, que además de la Audiencia contaba con bienhechores particulares. Para Igüirapucuti la iniciativa para la reducción nació de su capitán Guirabaca, y se estrenó el 19 de octubre de 1790. En las mismas circunstancias, se realizó la de Tacuaremboti, inaugurada el 29 de noviembre de 1791. Poco tiempo después, Fray Francisco del Pilar fue invitado por el capitán Zacuarao a Pirití. La capilla y casa de Pirití fueron terminadas con la ayuda de los indios, pero su inauguración se postergó al 3 de mayo de 1792 por la espera del sacerdote. Para Obaig se presentó una situación más dramática que las precedentes realizaciones. Por el hambre, solo 12 personas se habían quedado en el pueblo “andando los demás por los montes en busca de raíces para atajar la muerte” 51. En el tiempo que estuvo allí Fray Francisco del Pilar se juntaron 400 individuos; “pero en su ausencia

51 Comajuncosa A., Manifiesto…, op. cit., pág. 226.

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murieron cosa de 300, unos de viruela, otros de hambre y apenas quedaron 100”52. Tales situaciones de muerte provocaron la presencia anticipada de los sacerdotes. Sólo el día 31 de marzo de 1793 se bendijo la capilla de Obaig. Los capitanes de Parapití, Báyra y Ñanderai, ya habían invitado al hermano a la parcialidad, donde vivían. A pesar de las mismas situaciones de hambre, en Parapití mismo se le opusieron los capitanes Ñaguajai y Chome. El primero, hizo revivir todas las actuaciones de Guaricaya; y más, intentó matar al hermano53, una primera vez esperándolo en un recodo del camino con otros indios para que “le robasen todo lo que trajese y acabasen con él”. Pero los otros no le obedecieron. En una segunda vez, Ñaguajai quiso hacerlo personalmente, en la forma más espectacular; pero “alborotose la yegua, lo arrojó al suelo, lo arrastró y lo maltrató, de tal forma que estuvo enfermo más de dos meses”54. La cosa terminó de la siguiente manera: Fray Francisco del Pilar visitaba al enfermo y con la promesa de no más oposición, “Diole el religioso una porción de tabaco y bayeta para hacerse un poncho y con esto quedaron amigos” 55. En 1793 ya estaba concluida la capilla, pero la primera misa, en Parapití, se celebró el 6 de enero de 1795. La reducción de Tapuitá empezó en circunstancias de paz y se bendijo la capilla el 6 de diciembre de 1795. Se pasó después a Tapera, que era parte de la triangulación de Iti, Acero y Tayarenda. Ya definimos esa región como territorio de límites. Se dio el caso que en esa parcialidad viviese un español, “pobre cristiano llamado Viri, quien, en su mocedad fue cautivado de los infieles y vivió muchos años entre ellos casado con una bárbara infiel a la que nunca quiso dejar. Pero al fin, aunque ya anciana, pudo aprender lo más preciso para cristianizarse y con esto recibió el Santo Bautismo y se compuso aquel matrimonio. Instado el Apostólico Pilar de este cristiano bárbaro, se resolvió fundar la misión en aquel lugar, con el fin de reunir a todos los Indios…”56. Enemigos de la fundación fueron esta vez los cristianos del lugar, pero “más pudo el celo que la malicia” y la capilla de Tapera fue bendecida el 28 de mayo de 1798.Otra realidad iba emergiendo en el mes de 28 febrero de 1796. Desde Piriti, Obaíg, Igüarapucuti y Taquaremboti comenzó un movimiento insurreccional, que se extendió en marzo y abril del mismo año a Parapití y Tapuitá. A la desolación siguieron los años de reconstrucción, instada por Fray Francisco del Pilar. Estos sucesos formaron parte de la contienda entre el Gobernador Viedma y los franciscanos de Tarija, de la cual hablaremos en la IV PARTE del presente escrito. Nos interesa ahora indicar las circunstancias de la muerte de Fray Francisco del Pilar. “Aún después de pacificado, los indios, no intentábamos restaurar esta Misión (Tapuitá), ya por su mal sitio, ya por la inconstancia de sus naturales; y más bien, deseábamos que así como se fuesen juntando, se agreguen a otras Misiones. Pero como el señor Gobernador Intendente de Cochabamba, don Francisco de Viedma, se empeñase a que también se había de restaurar como las otras cinco reducciones, tomó Fray Francisco del Pilar este nuevo trabajo, luego que concluyó la precedente obra del Parapití. Sus afanes excedían a sus fuerzas; él se hallaba ya muy viejo, achacoso y debilitado, a lo cual se añadían las aflicciones de ver perdido en un momento, lo que costó tantos años de trabajo y tantos afanes en restaurarlos, la suma miseria en el cual se hallaba y la imposibilidad de poder salir a buscar algún socorro, las muy reñidas contiendas que hubo entre los padres Conversores y soldados del destacamento de Saypurú y las fatales consecuencias que tuvieron, todo lo cual abrevió sus días, y apenas concluyó su casa y capilla, entregó su alma a Dios con mucha paz (asistido del Padre Misionero Fray Julián Canseco, quien le administró los Santos Sacramentos), y fue a recibir el premio de tantos trabajos el día 19 de marzo de 1803”57. Otra regionalización franciscana estaba formada por las reducciones del Sur, indicadas también como “Misiones de Tarija”. Después de los intentos en los años de 1758, ahora la presencia franciscana se dio, en parte, en sustitución de los padres jesuitas en Salinas. La composición de la misión incluía mataguayos y guaraníes. Sin embargo los problemas llegaron de otro lado. La misión disponía de haciendas y ganado, que fueron confiados a administradores locales, hasta 1769, fecha en la que se encargaron los mismos

52 Ib., pág. 226.53 Ib., pág. 231.54 Ib., op.cit., pág. 231.55 Ib., pág. 232.56 Op.. cit., pág. 237.57 Op. cit., pág. 236.

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franciscanos. La codicia de los vecinos criollos indujo a los padres conversores a renunciar, en 1772, a la administración de los bienes misionales. La Audiencia no aceptó tal decisión; pero en el año de 1783, los padres repitieron el pedido. La respuesta fue nuevamente negativa de parte de las autoridades coloniales, lo que reforzó la decisión de hacerse cargo directamente de la economía de Salinas, referente a los guaraníes y mataguayos. Escribió el P. Comajuncosa: “En lo temporal no es poco lo que se ha adelantado. Desde su fundación hasta los años de 1794 y 1795 habían vivido en unos ranchos tristes, mal formados y sin orden alguno, pero en el día tienen un pueblo bien formado con plaza y calles tiradas a cordel y con casas bien embarradas. Todo el ámbito que comprende la iglesia, casa de la habitación de los padres conversores, huerta y corrales, está cerrado de adobe y forma un fuerte respetable, con seis cubos en buena proporción, muy capaz y bien definido. La casa nueva, espaciosa y con bastantes oficinas; la capilla, aunque no es muy grande, pero está muy aseada, limpia y de pocos años a esta parte, se le hizo coro alto, se enladrilló toda, se le hizo un hermoso retablo, por los religiosos carpinteros de este colegio, el que se pintó y doró perfectamente. Y también se le hizo púlpito. La sacristía está proveída de todos los ornamentos, con mucha decencia y tiene una custodia capaz de plata para exponer al Santísimo, dos o tres cálices de plata y todas las demás cosas necesarias para el Sacrificio y demás funciones sagradas. Las estancias están pobladas de ganado vacuno, caballar, mular, burral y lanar y la sirven dos capataces y trece peones por su salario. El número de ganado que actualmente tiene, es el siguiente: de ganado vacuno tiene 2030; de caballar, 328; de mular, 42; de burral, 42; de ovejuno, 190”58. La reducción de Itau, fue la conclusión de una distribución poblacional respecto a Salinas. Los conflictos inter-étnicos entre tobas, chanees, guaraníes y mataguayos eran frecuentes. Los mismos indios, presumiblemente guaraníes, instaban a los padres la misión. Con la ayuda de militares tarijeños se construyó lo esencial, que incluía también un fuerte. La primera Misa se celebró el 21 de septiembre de 1791. Los tobas causaron muertes en Caiza y amenazaban, juntamente con los chanés, dar muerte al capitán Amerai y a los religiosos. Los padres se retiraron a Salinas. Allí recibieron la invitación del capitán Tubichamini de trasladar la Misión, que se realizó en el 29 de junio de 1792. Se hicieron las construcciones necesarias y en el año de 1793, los chanees de Sanandita mataron y desolaron la misión. Nuevamente se reconstruyó el pueblo y se bendijo la capilla el 29 de septiembre de 1793. Vicisitudes más tristes se sucedieron: “Chanees, formidables enemigos de los Chiriguanos, quemaron parte del pueblo, mataron a cinco Indios, cautivaron a 62 Almas entre mujeres y muchachos, saquearon todas las casas de los españoles que se habían avecindado en aquel Valle y los Padres Conversores estuvieron muy expuestos a perder la vida por defender y amparar a sus neófitos y catecúmenos”. Así fue que Misión y Fuerte se reforzaron en una unidad de fortaleza común. Los indios de Cuyambuyo (que se trasladaron después a Tariquea) se acercaron a los padres de Tarija. Con ellos se internaron a Cuyambuyo, donde se celebró la primera Misa el día 8 de julio de 1804. Por el clima húmedo, casi siempre con epidemias de viruelas, se trasladó la misión a Tariquea, una llanura más sana y más cercana a Salinas; allí se celebró la primera Misa el 12 de agosto de 1810. Incertidumbres y final tragedia marcaron la reducción de Centa (Argentina), constituida por mataguayos y bejoses. Las autoridades de Salta y Jujuy invitaron a los franciscanos, ya desde el año de 1778, con el deseo que se construyeran realidades reduccionales como las de Piray y Abapó. Así fue que en el mes se septiembre ya se celebró la primera Misa el 21 de septiembre de 1779. Otra capilla más sólida se terminó en el año de 1785; y en 1795, se construyeron también casas alrededor de la plaza. Pero en 1794 se fundó la ciudad de Nueva-Orán. La proximidad creó incertidumbre para los mataguayos y bejoses, que buscaron un lugar más seguro. Primeramente en Zaldúa (1779), que fue inundada en 1800; y después, en Río-Seco, en 1806. Nuevamente se reunieron en la antigua misión de Centa. Al 1810, P. Antonio Comajuncosa acusaba a las autoridades de Nueva-Orán de haber confiscado todas las tierras de los indios, por lo cual “…el estado de la Misión de Nuestra Señora de las Angustias de Centa después de 31 años de fundación y si no se toman otras providencias sólo servirá para ejercitar la paciencia de los Padres Misioneros y hacerles perder el tiempo en pleitos, recursos y quejas de que no sacarán fruto alguno los Indios que tienen a su cargo”59.

58 Op. cit., págs. 121 y 122.59 Op. cit., pág. 175.

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IV.- LA PERSONALIDAD DEL P. ANTONIO COMAJUNCOSA

En la última fatiga de su vida, que fue escribir “Memoria de los religiosos de este Colegio de Nuestra Señora de los Ángeles de la Villa de Tarija: sus títulos, empleos y méritos adquiridos desde su agregación hasta su fallecimiento, o desafiliación; empieza por los que actualmente existen en este mes de junio del año del Señor de 1803”, Fray Antonio Comajuncosa redactó, juntamente con la de otros 109 frailes, su propia biografía. Se trataba de un documento interno a la organización conventual y de obligación del escritor del Colegio de Santa María de los Ángeles. La última anotación fue por el P. Martín Romero, en septiembre de 1814, y Fray Antonio Comajuncosa moría el 2 de octubre del mismo año. Otra pluma cerró sus días con el siguiente comentario: “…murió en este Colegio, dando fin a sus apostólicas tareas”. En el libro “De los muertos” (con más 29 religiosos, no anotados en las biografías), que era el libro donde el P. Guardián describía las defunciones de los religiosos, el P. Esteban Primo atestiguaba: “…Fue Comisario Prefecto de Misiones 7 años; fue escritor de este seminario muchos años; fue varón verdaderamente apostólico, incansable en el púlpito y confesionario; y finalmente, muy sabio, virtuoso y ejemplar”.

Rasgos biográficos

P. Antonio Comajuncosa nació en Altafulla el 13 de junio de 1749. Su padre era médico, por lo cual se puede justificar su preparación escolar y educativa bastante precoz y severa. Así se explica la continuidad en sus estudios y la decisión de canalizarlos sin incertidumbre. El 9 de abril de 1767 profesó en la orden franciscana; y, completada su preparación filosófica y teológica, recibió la ordenación sacerdotal el 18 de septiembre de 1773. Enseñó filosofía a jóvenes franciscanos e abandonó esa labor “prefiriendo el oficio de misionero apostólico, a la carrera de las cátedras”. En 1775 se trasladó a Escornalbou, que era convento de actividad religiosa-popular en las tierras de Cataluña. De allí salió para Tarija, aceptado por el Comisario Colectador, Fray Miguel Mingo de la Concepción, el 11 de noviembre de 1777 y desde la Coruña, el 18 de junio de 1778, con otros 13 religiosos, llegó a Montevideo el 28 agosto, y a Buenos Aires, el primero de octubre. Por orden del Virrey volvió a Montevideo de donde zarpó el 14 de diciembre de 1778 para el Sur de la Patagonia, llegando a Bahía sin fondo (hoy, ciudad de Viedma) el 7 enero de 1779. Con los marinos supervivientes (28 murieron de escorbuto) retornó a Montevideo el 25 de julio, llegando el día 14 de agosto. Desde Buenos Aires empezó el viaje hacia Tarija el 19 de noviembre 1779, para estar en el Colegio el 9 de febrero de 1780.A partir del 8 de agosto empezó sus predicaciones, tocando los siguientes lugares (según su testimonio):

- 1780: Potosí, La Plata.- 1781: Oruro, Cochabamba, Quillacollo, Punata, Arani, Mizque, Camargo.- 1782: Tarija.- 1784: Camargo, Camataquí (Villa Abecia).- 1785: La Plata.- 1786-1787: Conversor en Salinas.- 1788: La Plata, Llallaguas, Cochabamba.- 1790: Cochabamba, Punata, Arani, Arque.- 1791-1794: Fraile conventual en el Hospicio de Moquegua (hoy Perú), que será Colegio de

Propaganda Fide en el año de 1795.- 1794-1801: Es Comisario Prefecto de las Misiones del Colegio de Tarija. Esa actividad se subdivide

en estos tiempos: (relación de actividades, relatadas por él mismo en tercera persona) “1795….emprendió su visita general de todas la misiones desde la de Centa a la del Piray. En 1796 fue a Santa Cruz de la Sierra, volvió a la misiones hasta Saypurú por motivo de la revolución de los indios; pasó a Cochabamba por asuntos de misiones, y por noviembre estuvo otra vez en la reducciones. En 1797 visitó nuevamente las misiones desde el Piray hasta Centa y regresó al Colegio, donde se demoró por causa del próximo capítulo guardianal. En 1799, visitó por tercera vez todas las misiones (excepto Centa), pasando por entre los bárbaros. En 1800 …pasó a la ciudad de La Plata por varios asuntos de misiones; y el 18 de junio llegó otra vez a la misión de Abapó, entró a

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Saypurú en ocasión que estaba allí el señor Gobernador Intendente de Cochabamba, don Francisco de Viedma, con toda la expedición que regresó de los bárbaros, a quien acompañó hasta el mismo Abapó. Ocupose en la restauración de los seis pueblos destruidos y en reunir a los indios dispersos… En 1801, a 7 de abril, emprendió la cuarta visita general pasando por ellas, excepto por Centa”60.

- 1802: Predicaciones en Tarija.- 1803: Predicaciones en La Plata, Tarija.- 1804: Inició su actividad de escritor.- 1805: Predicaciones en Tucumán, Salta, San Carlos de Calchaquí, Jujuy.- 1806: Predicaciones en Potosí.- 1807: Predicaciones en Potosí.- 1808: Predicaciones en Potosí, La Plata.- 1809: Predicaciones en La Plata.- 1810: Predicaciones en La Plata.- 1811: Predicaciones en Tarija, - 1812: Predicaciones en Tarija y terminó todas sus obras escritas.- 1813: nombrado discreto del Colegio de Propaganda Fide de Tarija.- 1814: siguió escribiendo las biografías de los frailes de Tarija.- 1814: el 2 de octubre de 1814 murió en Tarija.

Contenidos mínimos de sus escritos (y otros documentos)

Los escritos del P. Antonio Comajuncosa suman 3348 páginas manuscritas. Si a éstas juntamos los resúmenes de fuentes, llegamos a 3513. Su lectura no es dificultosa. La letra es pulcra y siempre muy homogénea, la escritura llana, su organización textual lógica y su lenguaje simple. Se trata de la documentación de un hombre de acción, que al terminar sus días volcó sus experiencias en un “laboratorio” de reflexión. Por eso cada título de sus obras mantiene una relación directa con un campo de su trabajo, diversificado, pero siempre entendido como parte del modelo de vida de misionero del Colegio de Propaganda Fide de Tarija.Fue escritor de su tiempo, que refleja las grandes trasformaciones sociales, políticas y culturales. Él observó el todo sin apego a formalismos, pero siempre ligado a la tradición franciscana y eclesial. Lo que refulge es su saber e intelectualidad, basados en una profunda preparación filosófica y teológica. En el relato de su biografía afirma que “prefirió el oficio de misionero apostólico a la carrera de las cátedras”. Sin embargo, siempre mantuvo su preocupación por el estudio. Prueba de esto son sus fuentes de pensamiento. La Sagrada escritura, los santos padres, los autores medievales y los autores contemporáneos, europeos y latinoamericanos. La Biblioteca de San Francisco de Tarija es testimonio de tanta riqueza. Un personaje, que le fue muy próximo, fue el arzobispo de La Plata, Antonio de San Alberto.Importante fue la visión teológica de Antonio Comajuncosa, formada sobre la escuela franciscana y renovada de San Francisco de Sales. Se trató de una comprensión de la fe a partir de la experiencia y de la vida interior. Los escritos jurídicos tienen el propósito de fundamentar prácticas e institucionalidad, referentes a la dimensión religiosa en sí, a la institucionalidad y accionar del Colegio de Propaganda Fide. Los escritos históricos se atienen a un concepto de “defensa” de lo obrado por los franciscanos y de allí su carácter apologético. Central es la demostración de la validez del sistema reduccional en su organización interna, en su sistema educativo y en su dimensión de regionalización. Estas características se manifestaron en las divergencias con don Francisco Viedma; pero también en la comprensión que el P. Antonio tuvo del caminar de su tiempo. Viedma, si bien de actitudes religiosas católicas, era parte de un espacio político, que se encerraba en un centralismo y homogeneidad estatal; y concomitante con él también el pensamiento secularizante, que no ponía atención a la diversidad de las situaciones humanísticas. El desafío que

60 “Memoria de los religiosos…:Padre Antonio Comajuncosa”, 1749-1814” en Presencia franciscana y formación intercultural en el sudeste de Bolivia según documentos del Archivo Franciscano de Tarija, Ed. Lorenzo Calzavarini, Tomo III, Santa Cruz 2004-2006, págs. 1419-1420.

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asumieron los franciscanos hacia los pueblos originarios se volvió desafío para los que obraron diversamente. Fueron las contradicciones que convivieron en la proclamación de la independencia latinoamericana.

Escritos teológicos

Método práctico para vivir una vida perfectamente cristiana: reglas muy provechosas para conservarse en gracia de Dios, Nuestro Señor, dadas a las señoras Recogidas de la Ciudad de La Plata, 1781, 12 x 10, págs. 24 (T.A.F.). Se trata de un curso de ejercicios espirituales a las “señoras recogidas”. Con esa denominación se indicaban a las Hermanas Clarisas. El contexto es conventual y de vida contemplativa. El P. Antonio desarrolla la teología espiritual y ascética de San Francisco de Sales. Liturgia, quehaceres conventuales, acciones de vida cotidiana que deben ser marcados por una relación entre corazón, pensamientos y disciplina mental. El ejercicio de la perfección humana y espiritual, como camino de santidad.

Los sermones, Tomos I y II, 14 x 21, págs. 664 (T.A.F.). Son dos manuscritos, organizados en libro después de la muerte del P. Antonio Comajuncosa. La secuencia de encuadernación no respeta las fechas de su composición, que va desde 1779 a 1809. El poder verlos encuadernados, va al respeto que se tenía a su memoria. De hecho, sus escritos son bellamente empastados con forro de cuero. Todas sus obras lucen de la misma forma. Los sermones, al contrario, se observan con diferente empaste, sin forro de cuero y sin el título general.El tomo primero, con cuero negro, recoge los sermones teológicos; el otro, de cartón blanco, los de carácter moral, catequístico; y parenéticos, de vida de santos.

Los sermones teológicos son en realidad tratados sobre los misterios de la Fe. Su estructura es la presentación del tema, normalmente apoyada en un texto de la Sagrada Escritura, sigue la exposición con ilustraciones de los doctores de la Iglesia; y luego, una aplicación parenética.

Los sermones de orden moral y catequístico hacen siempre referencia a la dimensión espiritual Los sermones de la vida de los santos son panegíricos presentados como forma de vida ejemplar.

Manual de misioneros: para el uso uniforme del Colegio de Propaganda Fide de nuestra Señora de los Ángeles de la Villa de San Bernardo de Tarija, 1803, 16 x 19, págs. 149 (T.A.F.). Es una guía para las misiones entre los “fieles”. Las misiones duraban por un tiempo de dos semanas, ocupando por lo menos dos predicadores y, normalmente, tres. Son predicaciones al pueblos (en la tradición de San Leonardo de Puerto Mauricio), que se implementaron, sobre todo, en Italia y España. El P. Antonio Comajuncosa había vivido la misma experiencia en Escornalbou (Cataluña). El trascurrir de la misión era rigurosamente establecido, cuidando aspectos pedagógicos, doctrinales y litúrgicos. Se trascriben tradiciones franciscanas de devociones populares (letanías de la Pasión), y los cantos (con la respectiva música) que las intercalaban. El Manual del misionero fue vigente en la historia del Colegio de Propaganda Fide de Tarija hasta el año de 1919.

La primera parte es una descripción de las normas a seguirse antes, durante y después de la predicación.

La segunda parte vislumbra los contenidos doctrinales, sacramentales y preceptos de la Iglesia, expresados por el P. Antonio Comajuncosa en forma de poesía para facilitar su memorización.

La tercera parte se refiere a la prácticas devocionales y a guías de contenidos de los sermones para incentivarlas.

Escritos jurídicos

Estatutos municipales, 1805. 21 x 31, págs. 30 (A.F.T). Los denominación de “Estatutos municipales” tiene su origen en la expresión latina de munus capere, que significa “asumir obligación o empleo”, que era la actividad misionera. Por tanto, los Estatutos municipales de los Colegios de Propaganda Fide incluían una reglamentación interna y externa: la una bajo la dirección del Padre Guardián, y la otra, bajo las directivas

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del P. Prefecto de Misiones. Se trataba de una legislación especial de los misioneros franciscanos, que complementaba la vida en común con las exigencias de la presencia en las reducciones. Los Colegios resultaban ser:

Grandes conventos (como residencia central), numerosos frailes, escolaridad diaria de lenguas, horas de estudio en común, adquisición de conocimientos prácticos en agricultura y medicina;

Obediencia directa de los frailes al Guardián local, (Prefecto de Misiones en las Reducciones) sin supervisiones de los Ministros Provinciales. El P. Guardián y Prefecto de Misiones obedecían directamente al Ministro general de la Orden y a la Congregación de Propaganda Fide en Roma. Los Padres Conversores estaban obligados a vivir en la reducción asignada. Y nadie podía ocupar oficios de autoridad conventual sin haber concluido una experiencia misionera.

Trámites directos del Prefecto de Misiones con las autoridades civiles, en lo que concernía al gobierno reduccional y vivencias entre los pueblos originarios. La vida interna de los Colegios de Propaganda Fide correspondía a la tradición espiritual de las Recoletas, que a la vez dieron su inspiración en los conventos de retiro. La Parte misionera tenía su legislación propia tal como la expone el P. Antonio Comajuncosa en su manuscrito: El Comisario-Prefecto instruido.

El Comisario Prefecto de Misiones instruido, en sus facultades, cargos y obligaciones, y en varios puntos concernientes el régimen temporal y espiritual, político y económico de los Padres Conversores e Indios a cargo, 1804-1811, 15 x 21, págs. 1509 (A. F. La Recoleta, Sucre). Se trata de una obra dividida en dos tomos. La encuadernación es similar a las otras del Archivo Franciscano de Tarija, en el empaste y forro de cuero. El P. Antonio Comajuncosa tenía conciencia que sus escritos eran definitivos y que los dejaba para el servicio de los hermanos. De hecho, había percibido que el mundo colonial habría pasado y que otros tiempos estaban en el horizonte de la historia del Colegio de Propaganda Fide de Tarija. Así, su preocupación fue la de certificar las iniciativas franciscanas en su obrado entre los “fieles” y acción hacia los “infieles”. De aquí ciertos rasgos polémicos, también expresados en el “Expediente”, contra los que criticaban y pensaban ser mejores operarios. Los dos tomos siguen la numeración continua, totalizando 1509. El índice general de la obra está escrito en el Tomo primero (pág. IX-XXIX). Las indicaciones precisas de las páginas en el mismo indican que fue confeccionado al terminar el trabajo. Los envíos internos del texto son indicados no por páginas, sino por número de párrafo (lo que podía caer en cualquier punto del escrito). La introducción es una historiación de los Colegios de Propaganda Fide, presentados como institución misionera específica de los franciscanos; y el Comisario-Prefecto como resultado del nuevo actuar de los mismos. La obra está dividida en tres Títulos, que incluyen Cuestiones, Artículos, Párrafos y Números:

Título I: De las facultades, cargos y obligaciones del Comisario-Prefecto de Misiones. Título II: De lo concerniente a las nuevas conquistas, al manejo de los PP. Conversores y a la

educación de los indios. Título III: Del gobierno espiritual de los misioneros de los Indios.

Es importante señalar que el P. Antonio afirma haber extendido los Estatutos municipales del Colegio al año de 1805. Los franciscanos de Tarija, hasta 1919 (clausura del Colegio de Propaganda Fide de Tarija) mantuvieron la vigencia de tal legislación. Los mismos se introdujeron en el año 1871. Concluimos, diciendo que la fatiga del P. Antonio Comajuncosa guió por un siglo y más el caminar de los franciscanos de Tarija y de los demás Colegios de Propaganda Fide de Bolivia: San José de Tarata, San Antonio de Potosí y San José de La Paz.

Tratado de los juegos, escrito y ordenado por el P. Antonio Comajuncosa, Predicador Apostólico, Ex Comisario-Prefecto de Misiones y Escritor del Colegio de Propaganda Fide de Nuestra Señora de los Ángeles de Tarija, 1812, 15 x 51, págs. 246 (T.A.F.). Es la segunda parte del manuscrito que empieza con el Tratado de los testamentos y últimas voluntades, ordenado y sacado de los autores más graves que tratan de este asunto, conforme a las Leyes de Castilla y de las Indias por el P. Alejandro Forcadell de 1780. Las dos partes están escritas, siempre como perfecto calígrafo, por el P. Antonio Comajuncosa. El P. Forcadell murió en Tarija en 1797. El P. Comajuncosa escribió el Tratado de los juegos en 1812. También la

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encuadernación del manuscrito está en sí completa y, por tanto, realizada en aquel año. Nuestra opinión es que el nombre del P. Alejandro es más de reconocimiento por haber vislumbrado u organizado algunos apuntes sobre el tema que autor del Tratado, que atribuimos al P. Antonio Comajuncosa en su totalidad.

Escritos históricos

Encyclicas ó cartas circulares, que en tiempo de su Oficio expidió a los RR. PP. Conversores de las Conversiones, ó Reducciones de su cargo el R. P. Fr. Antonio Comajuncosa, 1794-1801, 15 x 21, págs. 96 (T.A.F.). P. Antonio Comajuncosa escribió 23 cartas circulares en los seis años de su oficio de Prefecto de Misiones (1794-1801). Son cartas escritas a los conversores dando indicaciones de gobierno para las reducciones. Importante es la animación y normas de comportamiento con atención específica a los guaraníes. Las cartas se hacen más frecuentes desde los años de 1796, en época de la reforma borbónica (1767), que provocó sublevaciones; y los padres fueron acusados de fomentarlas. Otros temas enfrentados son rasgos de inculturación del mensaje evangélico como practica del uso de la lengua guaraní en las escuelas y catecismo. El resultado fue el Diccionario chiriguane del P. León de Santiago y algunos catecismos (también, en lengua mataguaya del P. La Cuadra para las reducciones de Centa (Orán, Argentina) y Tariquía. Se adjuntan: Carta o exhortación a los frailes de la Provincia franciscana de Charcas, para que se agreguen al ministerio apostólico del Colegio de Propaganda Fide; Carta a los frailes recién llegados de España y destinados a las misiones: trata de consejos de vida religiosa en el nuevo contexto, relaciones con los demás hermanos y virtudes personales para el trato con los indios; y Carta patente para la institución del Vice-Comisario (escogido por consenso entre los conversores).

Expediente formado en defensa del colegio, las misiones y los misioneros contra la persecución del señor Francisco de Viedma, gobernador de Cochabamba ante el excelentísimo señor virrey de Buenos Aires , 1803, págs. 328 (T.A.F.). Fue la conclusión del debate de los franciscanos de Tarija contra Francisco Viedma. La aplicación de la reforma borbónica (1767) en las regiones orientales preveía la trasformación de las reducciones más avanzadas de Cordillera en parroquias (Florida, Mazavi, Cabezas, Abapó), bajo el gobierno del Colegio de Propaganda Fide de Tarata. La propuesta creó malestar entre los guaraníes, que desde 1796 empezaron acciones de disturbios contra los fortines militares y las reducciones. Viedma acusó a los franciscanos de Tarija de ser los ocultos instigadores de los sublevados.El expediente relata los acontecimientos a favor de los franciscanos de Tarija con documentación de todos los conversores. El P. Comajuncosa presenta su documentación como Prefecto, poniendo “Introducciones” o “síntesis” a los varios temas. Refuta en sus datos y metodología, el informe de Viedma. El escrito es importantísimo para conocer el proceso de formación de la regionalización de la reducciones en el Chaco; y, sobre todo, para entender la ideología y política indigenista de los franciscanos de Tarija: el sentido profundo era que ninguna “nación” podía se separada ni por gobernación ni por obispado.

El manifiesto histórico, geográfico, topográfico, apostólico y político del colegio seminario de Propaganda Fide de nuestra Señora de los Ángeles de la villa de Tarija: de su situación, origen y progresos materiales en beneficio de la religión y del estado así entre fieles como entre infieles , 1811, 16 x 21, págs. 128 (T.A.F.). El manuscrito lleva como fecha de conclusión el 26 de octubre de 1810. El Discretorio conventual encargó en 1807 al P. Antonio Comajuncosa escribir la historia del Colegio de Propaganda Fide de Tarija. En la misma reunión rechazaba la historia del mismo, escrita por el P. Manuel Mingo de la Concepción, que trataba de su publicación desde el año de 1795. El Discretorio dio precedencia al P. Antonio afirmando que la tenía ya iniciada. Evidentemente en el Expediente al virrey (1803), Comajuncosa había insertado descripciones completas sobre el nacimiento y progreso de las reducciones chaqueñas. No se trataba tanto de avance de un libro, sino de ser conocedor del tema. Fue piadosa mentira para justificar la decisión respecto a la crónica del P. Mingo de la Concepción.Podemos pensar que la mentalidad de los franciscanos que llegaron después de 1779, era bien diferente de sus predecesores. Los segundos fueron más de actividad social, organizadores y de menor atención a los

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procedimientos coloniales. La reforma borbónica, que expulsó a los PP. Jesuitas en 1767 del Continente latinoamericano, fue precursora del enciclopedismo francés en sus propuestas del secularismo de Estado. El anticlericalismo sumó muchos prejuicios y tergiversaciones sobre las actuaciones de los religiosos. El manifiesto fue su respuesta del P. Antonio. El discretorio conventual prefirió esa postura respecto al escrito del P. Mingo de la Concepción, que insistía en una trayectoria de avance de espíritu apostólico con la consiguiente cristianización del universo guaraní. El manifiesto es la historiación del progreso. Los éxitos se atribuyen al espíritu franciscano (a sus sacrificios) y a la eficiencia del método reduccional. Las autoridades coloniales pusieron tan sólo problemas y rebuscados vacíos.

Memoria de los religiosos de este Colegio de nuestra Señora de los Ángeles de la villa de Tarija: sus títulos, empleos y méritos adquiridos desde su agregación hasta su fallecimiento o desfiliación; empieza por lo que actualmente existen en este mes de junio del año del señor de 1803, terminó de escribir en 1814, 320 x 28, págs. 180 (T.A.F.). Se trata de las biografías de los Padres presentes en el Colegio de Propaganda Fide de la Villa de Tarija. Por su oficio de “escritor”, el P. Antonio Comajuncosa inició esa documentación biográfica. Anteriormente existía tan sólo el libro De los muertos, que era un corto relato de la situación de muerte del religioso. Las dos prácticas siguieron: la primera escrita por el cronista o escritor conventual y la segunda por el P. Guardián. La separación entre las dos escrituras siguió hasta 1936, cuando se unieron en un solo resumen biográfico post mortem, escrito por los ministros provinciales. Por las dos fuentes tenemos documentación de presencia de todos los frailes, que vivieron en Tarija, a partir del año de 1755. Las biografías se especializaron en la primera época republicana (alguna vez escritas a dos y tres manos); y perfeccionadas, luego, por el cronista conventual que fue el P. Manuel Lauroua.

Otros documentos

Breve apostólico de [Papa] Pio Sexto: estatutos generales para la erección para las custodias de misioneros franciscos observantes de propaganda fide en las provincias internas de nueva España, Madrid 1581. 1781. 15 x 20, págs. 44 (T.A.F.).

El lunario perpetuo, 1782, 11 x 12.50, 1782, págs. 24 (A. F. T). No es librito de astrología, sino método para establecer el calendario de las fiestas religiosas, que, como sabemos, se mueve sobre la fecha móvil de la Santa Pascua. El P. Antonio Comajuncosa afirma haberlo sacado del Compendio de la arte de navegación, que escribió don Pedro Manuel Cedillo, impreso en Sevilla en el año de 1717.

Apostolicae, quaedam perutilisque constitutiones, situ máxime dignae cum admonicionibus quamplurimis, praesertim ad constitutionem Pauli PP. III, cuius initium est: Altitudo, Datam kalendis jinii, Anno 1537, 15 x 21, págs. 106 (T.A.F.). Una larga preparación de 7 años de trabajos destinados a la redacción del Comisario-prefecto instruido. El manuscrito trascribe en latín los documentos del Papa (uno del Rey) sobre legislación misionera en Perú, que incluye las leyes antes y después de la constitución de los Colegios de Propaganda Fide. Seguramente el documento estaba encuadernado, pero sin el forro de cuero. De hecho, se trataba de una colección de textos legislativos de uso personal. Organizado en Tarija, sin posibilidad de consultar más archivos y bibliotecas, quedaba siempre un espacio para la duda. Existe también una colección de algunos documentos sueltos, traducidos del latín y otros de apuntes para una redacción final. Se infiere, por tanto, que el método del P. Antonio Comajuncosa era muy acucioso en el estudio de las fuentes y disciplinado en los conceptos. La secuencia de los documentos papales no sigue el orden histórico sino la organización expositiva del libro. La conclusión es que el autor escribía currenti calamo después de haber asegurado fuentes, plan general y partes de la obra. Las fuentes resultan citadas en el texto.

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V.- LAS ENCYCLICAS O CARTAS CIRCULARES DEL P. ANTONIO COMAJUNCOSA

El Papa Pío VI, con Breve de 13 de marzo de 1792, a petición del P. Comisario General de Indias, Fray Manuel María Trujillo61, instituía la figura del Comisario Prefecto de Misiones. En ese tiempo la coordinación misional estaba cubierta con la denominación de “Presidente” o “Comisario”. Era más un cargo de necesidad que un oficio, contemplado en el derecho eclesial. Escribiendo en 1794, el P. Comajuncosa se expresaba a nivel de autoridad del Prefecto de Misiones, por lo cual define su correspondencia con los misioneros con el término de Encyclicas o Cartas circulares, que generaba una obligación canónica no más ligada a la sola obediencia al P. Guardián del Colegio de Propaganda Fide sino también, al Comisario Prefecto. Por tanto, la lectura de las cartas debe entenderse como parte de otro momento del régimen reduccional. Podemos pensar que la institucionalidad de tal cargo correspondía a una redefinición conclusiva del régimen reduccional, concebido como accionar autónomo en las regiones donde se daba su presencia. Las Encyclicas son en sí, un documento muy importante en cuanto nos ofrecen una comprensión del momento franciscano entre los pueblos originarios, no como reflexión posterior sino en la inmediatez de la toma de decisiones, que muestran, a la vez, la interiorización de parte de todo el grupo misionero de los propósitos que se explicitan en cada una de ellas.El P. Antonio, en la escritura de las mismas, se nos muestra como hombre de autoridad. En tal sentido hace presente su asunción al cargo y la hermenéutica de sus decisiones que tocan al campo de la vida espiritual como misioneros, de la organización reduccional y del caminar de ella en las situaciones políticas del momento. El nombramiento de Prefecto de las reducciones de la Frontera de Chuquisaca, de la Cordillera y del Sur, el 23 agosto de 1794, fue posible por estar afiliado al Colegio de Tarija. Desde La Plata escribió su primera carta el 16 de diciembre de 1794 y en enero de 1795 llegó a Tarija.

Autoridad y pedagogía misional

La primera carta es, en su brevedad, una obra maestra de relaciones entre la autoridad y los Padres conversores: presentación de las ideas guías del Prefecto de Misiones, actitud hacia los padres conversores y circularidad de compromisos entre gobierno y responsables de las reducciones. Anunciando la visita a todas las reducciones, les hace presente el haber ya hablado con el Presidente de la Audiencia de Charcas. Las noticias son de críticas hacia ellos. El problema está anunciado no como verdad sino como puntos a dialogarse y examinarse juntos. Anticipa la gravedad de la situación económica de las nuevas reducciones: no son otorgados los subsidios sinodales o al caso reducidos a 100 pesos de los 200 anteriores. Avisa también sobre las repercusiones de las denuncias de los Padres Conversores en los ambientes de autoridad: “sonaron muy mal en los oydos de los que tal vez ignoran la fuerza violenta de una necesidad extremada, la cual llegando a los términos de la desconfianza, perturba, altera, y hace que el que la padece se olvide de la prudencia, y moderación, de la paciencia, y aun de la bella crianza en que fue educado. Pero yo, que no ignoro lo que se padece en las reducciones, donde los padres conversores se ven precisados a abrir las manos para dar, y tenerlas siempre cerradas por no haber cosa que recibir, porque todos les piden, y nadie da, no puedo dexar de excusar los excesos, que se notaron en sus violentas producciones” 62. Insiste en que hay que hacer “de la necesidad virtud”, y que se debe siempre diagramar paz con caridad.Pasamos a la encíclica segunda, escrita en Tarija el 4 de junio de 1795. Los lineamientos de su pensamiento se refieren a cómo deben comportarse los misioneros para favorecer la conversión de los infieles, fortalecer a los catecúmenos y llevar a la perfección cristiana a los que ya son radicados en la fe. Según los objetivos indicados, la carta está dividida en tres partes, que se mueven según los puntos que siguen. Recoge el testimonio del Apóstol San Pablo, por el cual la aceptación de la fe tiene un camino práctico que desde los oídos entra al corazón63. La metodología debe siempre mantener una continuidad con los apóstoles que, por el don del Espíritu Santo, inmediatamente pudieron ser entendidos por diferentes lenguas. Este privilegio no ha sido concedido a nosotros pero queda la obligación de ponernos en sintonía lingüística con los oyentes, de 61 Comajuncosa A., Encyclicas o cartas circulares…, T.A.F., pág. 10.62 Ib., pág. 7.63 Ib., pág. 11.

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otro modo “ellos serán bárbaros para nosotros y nosotros bárbaros para ellos” 64. El buen ejemplo debe revestirse de modales amables como testimonio del “vivir cristianamente”. Por la distancia intelectiva del paso de las tinieblas a la luz, la presentación de contenidos doctrinales debe atenerse a explicaciones simples y graduales en su posibilidad de comprensión y aceptación. En ese sentido, no se deben ofrecer súbitas representaciones que chocarían contra la imaginación del oyente: presentación del crucificado, para hacer entender que no son seguidores de un hombre “que fue digno de tan riguroso suplicio” 65. La propuesta pedagógica es proceder de lo visible a lo invisible para llegar a la comprensión de un Dios, que no castiga sino que es amor. Una vez que éstas “espantosas noticias” son entendidas, el corazón puede asumir los misterios escondidos; y ”suficientemente instruidos en los misterios de la fe, y obligaciones cristianas; ya no resta más que administrar el Bautismo, y agregarlos a la congregación de los fieles como verdaderos cristianos, discípulos de Jesús Cristo e hijos de la Iglesia”66.Para fomentar y conservar la fe en los neófitos es necesario comportarse como la madre que da leche buena a sus hijos. La vida es momento de decisiones: “precaver todos los peligros de la seducción… mantener la buena doctrina…, alejarse de las fábulas inútiles…asumir prácticas de penitencia (según lo previsto por la iglesia) y de caridad “y también pagasen ahora alguna cosa, la que debería distribuirse entre los más necesitados”67. Tendrán cuidado en la comunicación con los malos cristianos y también con los que persisten en la gentilidad. La madurez en la fe se manifiesta en las relaciones del régimen reduccional, y éstos cristianos deben ser “honrados con los oficios públicos”68: “reprender y castigar a los delincuentes, usando la “justicia con misericordia”. También deberán ser solícitos en las prácticas religiosas, en la vida sacramental y devocional. El saludo final de la carta está antecedido con el aviso de que no tengan los frailes dudas sobre “derechos y facultades” de “visitar corregir y gobernar esas reducciones sin dependencia alguna de este reverendo Padre Guardián y Venerable Discretorio”69, que competen al P. Prefecto de Misiones según las Bulas Inocencianas; y les indica preparar a los fieles para recibir la confirmación.La Encíclica sexta, escrita el 16 de enero de 1797, es la concreción de los propósitos para el conocimiento de la lengua guaraní. Entrega oficialmente a la padres conversores el diccionario y catecismo, escritos por el P. León de Santiago, que deberán copiar singularmente.

El franciscano: de misionero a conversor

La encíclica tercera, escrita el 9 de marzo de 1796 en Piray, es fundamental para la comprensión e interpretación del actuar franciscano entre los pueblos originarios y además en considerar aspectos de gobierno del régimen reduccional. La relación entre misionero y conversor se basa ante todo en la espiritualidad y el segundo en la responsabilidad de gobierno. La carta indicada es, asimismo, presentación de las conclusiones de la primera visita a todas las reducciones. Ante todo, la sorpresa: “Más con toda esta bondad (“buena conducta y buen ejemplo de los religiosos”) [Ib., pág. 27] hemos visto frustrados nuestros deseos: porque deseando administrar el Sacramento de la Confirmación a las catorce mil, doscientas, y veinte Almas, que pueblan las veinte Reducciones, hemos encontrado que ni la mitad eran cristianos, y cuánto nos hubiera servido de algún consuelo el haber confirmado a esta mitad, hemos sentido el dolor de ver que se quedaban de dos mil cuatrocientas sin recibir este Sacramento; lo que denota estar las misiones muy atrasadas, y no ser sus Ministros tan buenos como se nos ha asegurado” 70. De aquí las razones de los contenidos de la carta.Ante todo, el misionero de Propaganda Fide, que está constituido para mantenerse “con espíritu y fervor en la edificación de los Fieles, en la conversión de los Bárbaros, en la salud de todas las Almas, y en la

64 Ib., pág. 12.65 Ib., pág. 14.66 Ib., pág. 17.67 Ib., pág. 20.68 Ib., pág. 23.69 Ib., pág. 26.70 Ib., pág. 27.

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dilatación de la Santa, y universal Iglesia Romana;…así es que en todas las cosas nos manifestemos siempre como misioneros de Dios, como unos seguidores de los Apóstoles del Señor, como unos Profesores distinguidos de la más pura Observancia, como unos verdaderos Imitadores de los Santos de nuestra Orden, y como unos legítimos Hijos del espíritu y ardor de Nuestro Seráfico Patriarca” 71. Eso se adquiere con las obligaciones adquiridas en el sacerdocio, que nos hace discípulos del Señor. Como franciscanos seguirán en el régimen de pobreza y austeridad, asumiendo el sentir y el obrar, indicados en la Regla y las Constituciones de la Orden. El cultivar ese camino obliga a una perenne lectura de la vida de los Santos y de las crónicas misioneras. Tales rasgos de espiritualidad eran inculcados en los Colegios de España, que eran espacios de preparación para llegar al continente.La segunda parte se refiere al “conversor”. El conversor es hombre de gobierno pero no será tal sin mantener la espiritualidad misionera. Por eso deberá vivir también un horario de oraciones y meditaciones y de prácticas devocionales, según el calendario vigente en el Colegio de Tarija. Mortificación y fuga del ocio permitirán ocupar los tiempos libres en conversaciones con los indios, leer o usar una honesta recreación. La comunicación con los seglares se hará en un ambiente establecido. La obligación es que nunca el Conversor debe abandonar la reducción y, si por necesidad debe ausentarse, deberá tener el permiso del Prefecto de Misiones. Otro aspecto de la forma de vida franciscana es la prohibición de “ir a caballo”. Al tiempo de San Francisco, andar a pie o a caballo era distinción de estamento entre pobre y rico (lo señorial). En el caso de los conversores, la obligación era asumir la condición de la mayoría de las personas de la reducción. El uso estaba restringido al solo caso de necesidad por las distancias u otras causas. También se debía mantener austeridad en el vestir ateniéndose a usar tejido de “sayal, o de otra ropa pobre conforme al estado” 72. Acerca del manejo de la pecunia, a falta de un síndico fiel (un laico, delegado por tal oficio), los conversores podían “recurrir a la pecunia, retenerla, manejarla, y gastarla para el socorro” 73 de las misiones; en tal sentido, aun los sínodos no se reciben en forma de “pago” sino de limosna. Por la austeridad de vida se entiende también en el tipo de convivencia que los conversores deben tener entre sí y con el conjunto reduccional. Entre ellos, se indica la asunción de los oficios administrativos y religiosos de forma alternada. Ambos mantendrán relaciones amistosas con los principales, buen trato con todos.Deberán estar siempre atentos a “que los indios se dediquen al trabajo, para que tengan de comer, y cómo vestir; no les permitan estar ociosos, pues tanto importa a su vida, salud, y conservación: hagan que siembren una chacra competente de maíz, y de lo que diere la tierra para el socorro de la Misión. Las estancias de ganado serán protegidas por capataces y vaqueros y habrá distribución de carne para los Padres, para los que trabajan en ellas y para los enfermos.”74. La organización reduccional tenía sus autoridades en los fiscales, alcaldes y regidores con obligaciones de control del orden en general y de administración de la justicia. Las horas del día eran guiadas por las prácticas religiosas. La prohibición de dejar entrar españoles, mestizos y negros, se complementaba con que también las personas de la reducción no debían alejarse de la misma. La norma era mantener la identidad reduccional, la unidad económica y la fuerza del conjunto sociocultural. El uso lingüístico guiaba hacia un doble esquema de referencia: el guaraní y castellano. La escuela era el motor de todos los cambios culturales y sociales. En ellos se insertó una nueva concepción del tiempo, ahora marcado por las estaciones agrícolas; y más, por las fiestas religiosas. El concepto de administración incluía una rendición de cuentas en todos los aspectos: “ el libro de Cuentas, a más de estar con el mismo aseo, y curiosidad, se dividía en seis ramos distintos: en el primero se apuntará por años el Ganado Bacuno, Caballar, y Mular, que quedó del año antecedente, y el que hubiese entrado en aquel año; en el segundo, se apuntará en la misma conformidad el ganado lanar, y otro menor; en el tercero, se apuntará también por años, la entrada de frutos que dieron las chacras, como maíz, cumandas, arroz, algodón, y semejantes; e los efectos producidos de la industria, como cera labrada, azúcar, miel aguardiente, liencería, y otros que hubiere; en el cuarto se apuntará todo lo que ganaron los Padres Conversores como limosna de Misa, de Responsos, de Entierros de algunos forasteros, y lo que les entrare de limosna del Rey, ú otros Bienhechores;

71 Ib., pág. 28.72 Ib., pág. 42.73 Ib., pág.44.74 Ib., pág. 49.

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en el quinto, se apuntará los conchabos de capataces, peones, o otros que hubiese; y en el sexto, se apuntarán las deudas, a favor y en contra de la Misión, con separación”75. Asimismo se cuidaba los libros de inventarios: uno para la casa e iglesia, y otro, para la hacienda. Las estadísticas poblacionales señalaban el estado civil, la edad, preparación en la doctrina cristiana, participación en los actos litúrgicos y a los sacramentos.

Tiempos de resabios entre conflictos más antiguos

Siete Encyclicas, que van desde el año de 1796 al de 1801, son comunicaciones a los padres conversores sobre correspondencia que el P. Prefecto ha recibido de alguna autoridad civil. Las anotamos con los subtítulos del mismo P. Antonio Comujoncosa:

1. Encíclica cuarta: Dirigida a los Padres confesores de Cabezas, Piray, Florida y Abapó, para que, exortando a sus Indios, les apronten de lo necesario para entrar a las Misiones de adentro, y contener a aquellos Indios que se alzaron. Abapó, 24 de Marzo de 1796.

2. Encíclica quinta: Dirigida a los Padres de las Reducciones que se mencionan, para que administren el Sacramento de la Penitencia a los Soldados del Fuerte de San Carlos sito en Saypurú. Abapó, 21 de agosto de 1796.

3. Encíclica quartadécima: Dirigida a todos los conversores, a quienes se previene la moderación, que deben guardar en el castigo de los indios, a cuyo efecto se les da noticia de la Real Provisión expedida a este intento, cuyo Auto se inserta. Tarija. 10 de septiembre de 1799.

4. Encíclica dieciséis: Dirigida a todos los Padres Conversores, a quienes se buelve a prevenir la lenidad en el Castigo de los indios, por otro encargo de la Real Audiencia, y se manda observar siete Puntos. Abapó, 9 de agosto de 1801.

5. Encíclica diez y ocho: Dirigida a los Padres Conversores de las Misiones sitas en el Gobierno de Santa Cruz, para que reconozcan, reciban, y traten con honor el nuevo Comandante de San Carlos de Zaypurú, y guarden con él la mejor armonía. Abapó, 13 de enero de 1801.

6. Encíclica vigésima: Sobre la extracción de Ganado de las Misiones de Piray, Florida, Cabezas, y Abapó para el socorro de las restauradas de Tacuaremboti, Ibuirapucuti, Pirití, y Parapetí. Zaypurú 13 de mayo de 1801.

7. Encíclica veinte y dos: En que se notifica a todos los Padres Conversores, que por decisión del Discretorio debe invertirse en las Misiones, en que ellos viven. Azero 31 de mayo de 1801

Las noticias que se pueden colegir cubren el espacio de cinco años. En ellos sobrevinieron acontecimientos de insurrección, empezados en el año de 1796, desarrollados más dramáticamente en 1799, y terminados, el 5 de julio de 1.800. La fecha de 1801 es de la reconstrucción de las reducciones de Parapití, Obaíg, Pirití Igüirapucuti, Taquaremboti y Tapuitá. La primera carta nos informa que el comandante del fuerte de San Carlos, sito en Saypurú, pide y se le envíen indios flecheros de las misiones más al Norte para controlar la insurrección en las del Sur. La quinta es indicación de las discordias entre los padres conversores y los soldados de Saypurú. La cuartadécima es del año de 1799, cuando con más violencia sigue la sublevación, y se invita a los franciscanos a no imponer castigos a los indios. La carta dieciséis, está fechada al año de 1801, que es tiempo de aseveración de responsabilidades. En ella, los franciscanos son indicados culpables, directa e indirectamente, de la sublevación. La acusación está ligada al nombre de la india Tambora y sus hijos, de la reducción de Cabezas. El P. Antonio Comajuncosa pone siete puntos de obligación a los frailes: 1) Ningún religioso castigue por sí mismo. 2) No se impondrá ningún castigo sin la “expresa orden” del Padre Conversor principal. 3) El castigo se podrá dar cuando el acusado haya recibido tres avisos y no quiera enmendarse. 4) En el acto del castigo ningún religioso mostrará hazaña, más bien operará para que la pena sea suave. 5) No se castigará a ningún “Bárbaro de la Infidelidad” y, en caso de daño recibido, se recurrirá al Comandante del Fuerte o al Prefecto de Misiones. 6) No se ejecutará públicamente el castigo de corte de cabello u

75 Ib., pág. 57.

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otros, a mujeres; al caso, el castigo se realizará en la escuela de las muchachas, con intervención de la maestra u otra mujer. 7) Ningún religioso llevará armas; y en caso de necesitarlas, serán llevadas por el seglar que lo acompañare. Las otras cartas que hemos señalado, insisten en el respeto al comandante del fuerte y del traslado de ganado desde las reducciones del norte a las reconstruidas; en otra más se indica que lo sobrante de los sínodos debe ser revertido a la misión. Los acontecimientos vislumbrados en las cartas, tienen una más amplia explicación en el libro Manifiesto… del P. Antonio Comajuncosa. Para tiempos de rendición de cuentas, queda desproporcionada la relación entre “castigo” y “sublevación”, ostentada por las autoridades coloniales. No se trata, evidentemente, de no buscar culpables, sino construir una argumentación para hacer entender otra; y la otra tiene el trasfondo de la polémica entre franciscanos y el Intendente y Gobernador Francisco de Viedma y demás autoridades, estacionadas en Santa Cruz de la Sierra. Las cartas del P. Antonio sobre el argumento se limitan a trasmitir “comunicaciones”, exhortando a los religiosos a mantener siempre un ideal de virtudes como misioneros y conversores. ¿Un nivel de prudencia frente a enemigo inconmensurablemente grande y escondido? La verdad de los hechos la redactará en el Manifiesto y en otra documentación, que enviará a las autoridades del Colegio y hasta el Virrey de Buenos Aires. Su explicación de los acontecimientos tiene la siguiente lógica. Las reducciones, mayormente involucradas en la sublevación, son las de más reciente fundación, por la cual es posible encontrar debilidad de asunción de responsabilidades reduccionales; y además una verdad anterior. “… su fin principal, y tal vez único, que tuvieron para solicitar a admitir Misión, no fue otro que la seguridad de sus personas en el tiempo de guerra y las comodidades temporales que se disfrutan bajo la dirección de ministros caritativos”;… pidieron se le fundase misión, no para dar vida a sus Almas sino para matar el hambre que tenían en sus cuerpos”. Queda siempre, sin embargo, la fuerza de una cultura ancestral, muy presente en la reducción, por lo cual “la cabra siempre tira al monte”76.La reacción empieza en la reducción de Pirití, el 28 de febrero 1796. Los propósitos declarados son que “querían matar a los Padres y a los soldados de Zaypurú”. El Conversor, P. Rodríguez Carro, para silenciar a los opositores proclama que vendrían “los españoles, que precisamente los sujetarían y castigarían, si no se mantenían quietos”. El resultado es lo contrario: multiplican sus fuerzas y rápidamente en los meses se sublevan las reducciones de Obaíg, Igüirapucuti, Tacuaremboiti y después de Parapití, Tapuitá, Iti y Tayerenda, amenazando atacar también los pueblos de españoles de Sauces y La Laguna. La primera tentativa del P. Antonio Comajuncosa es la de enviar a Fray Francisco del Pilar. “Obedeció prontamente exponiendo su vida para el bien de la paz; pasó por todas ellas, exhortó a los Indios, los amonestó, los acarició, los regaló, pero después de todo esto escribió a dicho superior que los indios estaban muy malos, que no querían aplacarse y que no era libre de salir de la Misión de Pirití, porque sospechaban que les quería hacer traición. Frustrada esta diligencia no se presentaron otros recursos que pedir más tropas para resistir y castigar a los rebeldes”77. Pero la sucesión más dramática de los acontecimientos se realiza en el año de 1799. Las misiones cercanas a la orilla del Parapetí, que permiten una fácil coordinación con los guaraníes del “monte” del lado de Charagua y Ingre, son atacadas por los sublevados. Se recurre a dos expediciones militares desde Santa Cruz, con flecheros, y nuevamente a los militares y por último aparece don Francisco Viedma con 2000 soldados. Con el castigo dado a algunos capitanes, los rebeldes se aquietan e inicia la campaña de la reconstrucción, muy solicitada por Viedma. A los Padres, encargados “no les dieron más que cuatro reses flaquísimas y un pan de sal a cada uno, los Indios que no habían sembrado no tenían un grano de maíz; aquel año no se les dio el sínodo acostumbrado ni otro socorro, hasta que saliendo de la expedición, les repartieron algunas reses y cuatro chucherías, de lo que participó también el dicho hermano Pilar; y con esto, lo dejaron en manos de la Providencia y de sus industrias”78.Ayudó sólo la caridad de los bienhechores y el ir de limosna en Potosí. “…el Comisario Prefecto de Misiones, que en esta revolución se hallaba haciendo misiones en las ciudades de Salta y Jujuy, al tener esta lamentable noticia caminando para Potosí, resolvióse a quedarse en esta Villa Imperial para predicar

76 Comajuncosa A., Manifiesto…, op. cit., págs. 242-243.77 Op. cit., pág. 243.78 Op. cit., pág. 250.

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las ferias de la iglesia, que fue de los Padres de la Compañía de Jesús, y después de ellas, ir de puerta en puerta pidiendo limosna para las restauración de estas seis Misiones; y en estas diligencias, recogió 679 pesos y 2 reales, que juntos con el legado pío del dicho Señor Maestre Escuela (Dr. don Carlos de San Martín), ascendieron a 3.029 pesos 6 reales”79.

79 Op. cit., pág. 250.

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VI.- DOS DESTINOS: DIVERGENCIAS ENTRE FRANCISCANOS DE TARIJA Y DON FRANCISCO VIEDMA

En páginas anteriores hemos afirmado que las divergencias entre los franciscanos de Tarija y Viedma eran de orden político. Lo que quiere decir que era diferente la proyección de las decisiones de los frailes respecto a las del Intendente de Cochabamba y Gobernador de Santa Cruz de la Sierra. De parte de los religiosos se insistía siempre en “aquellos pobres indios”, actitud, que fue ampliada a la “identidad y cultura de nación” de los guaraníes de la Frontera de Chuquisaca, región del Guapay y del Parapetí. El todo se organizaba en el espacio de la “reducción”, implantado por los franciscanos como modelo de un proceso de cambio, que salvaguardara unidad, identidad y proyecciones de futuro desde la herencia colonial. Por tanto, la prefiguración última era un sistema de interculturalidad entre las tantas naciones de la composición charqueña. La definición del sistema reduccional, dada por el P. Antonio Comajuncosa, incluía su dimensión organizativa y propósitos. La escribió en el año de 1800 y la repitió textualmente en el año de 1811. Esa repetición no era una reproducción de palabras antiguas sino del marco que guió las decisiones de los franciscanos. Y tal definición estaba anotada, precisamente, en la especificación de “Gobierno político” de las reducciones. En nuestro escrito hemos venido delineando los aspectos generales del modelo reduccional, que fueron relacionados entre sí por el P. Antonio Comajuncosa. “Siendo las misiones unas escuelas, en que los Padres Misioneros enseñan a sus Indios, no sólo los artículos y preceptos de la Religión, y las reglas prácticas de una buena economía, sino también el método de un gobierno político, para la perfecta morigeración, paz y quietud de sus pueblos; es preciso que desde los principios le vayan entablando una vida civil, que poco a poco los connaturalice con la sujeción y dependencia; reconociendo en los que gobiernan el pueblo una autoridad que sea capaz de reconciliarles respeto, veneración y obedecimiento. Procuran primeramente, inspirarles un conocimiento de la potestad regia, para que se reconozcan vasallos fieles de nuestro soberano, y obedezcan las sabias disposiciones de sus ministros. Para lograr esto, es menester combatir largos años con las densas tinieblas de su ignorancia y expugnar con mil ardides aquella brutal libertad, con que están connaturalizados. Los capitanes que los indios tenían en su gentilidad, conservan siempre su título y mando sobre sus soldados, y para más distinguirlos se les da bastón con puño de plata, y tienen en la Iglesia escaño distinguido. Este honor es hereditario, y faltando sucesión se congregan sus soldados delante del Padre Conversor, y a pluralidad de votos, se elige capitán, cuando alguno fallece”80.

Retorno de los “profetas”

En carta al Virrey Marqués de Avilés, el P. Antonio Comajuncosa refutó las acusaciones de don Francisco Viedma de que la sublevación hubiera sido provocada por los castigos o régimen de violencia contra los indios. La respuesta del Prefecto de Misiones fue que el origen del malestar vino, no de las reducciones, sino de los pueblos “bárbaros”. Otras causas más sobrevinieron. El obispo de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, en 1773, condenaba una situación de intercambio desigual y de esclavitud de los guaraníes:

- “…como estos bárbaros no formaban pueblos y vivían esparcidos en familias, buscándolos, los cruceños, con tasajo, algunas cuñas, costales y varias bagatelas de poco precio, conseguían el algodón y alguna cera puerca y sin beneficio; y según estoy informado, no había precio regulado, porque la necesidad del indio, su inclinación a lo que veía y la posesión de los efectos, porque eran reconvertidos, facilitaba el contrato; y como gente que vivía desnuda, sin más anhelo que remediar la necesidad presente, las más veces se concluyan los ajustes con brevedad”81.

- “El segundo punto coincide con el detestable abuso que hay en Santa Cruz, de esclavizar a los indios, venderlos y donarlos; asunto que en parte se ha contenido en fuerza de lo que he reclamado

80 “Informe general de todas nuestras misiones ante el Virrey de Buenos Aires”, T.A.F. M-52, en Presencia franciscana y formación intercultural en el sudeste de Bolivia…, op. cit., págs.773 y 287.81 “Copia del informe del Obispo de Santa Cruz sobre los abusos de los cruceños contra los chiriguanos, y de las provisiones tomadas para evitarlos” en Presencia franciscana y formación intercultural en el sudeste de Bolivia…, op.cit., págs. 805-806.

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contra él, y de la sagacidad y justificación del actual Gobernador [Viedma] …De esa inicua costumbre ha tenido origen de los indios de la Cordillera, que en la mayor parte la han ocasionado ellos mismos porque en la barbaridad, si tenían guerras entre sí, vendían a los cruceños lo que tomaban de sus enemigos, por tasajo o otra cosa de poco valor; y aun en los años de carestía solían dar sus parientes, y aun sus hijos, en cambio de comestibles, hurtándose, en ocasiones, unos a otros, los párvulos, al mismo efecto”82.“Luego que se empezó a fundar la Misión del Piray, se movieron con más eficacia los indios, a solicitar se restituyesen a sus parientes a su origen”83 .

Los Padres Pablo Joven y Fray Magín Matas contra los militares de Pirití y Zaypurú:- Todo es posta y cañones al fuerte de Piriti: cañonazos y más cañonazos por una parte, fusilazos por

otra. Al parecer que va a arruinar o matar a todo el mundo, gastando la pólvora y balas…Considere Vuestra Paternidad, qué bravatas, qué mentiras y qué enredos levanta este dicho señor, cuando de la Cordillera o barbaridad no se oye decir nada y las Misiones están pacíficas…”84.

- “El pobre miserable Capitán (Cuyamboyu) respondía con mucha humildad, que cuidase de los Padres que eran compañeros de Dios y que no tuviese miedo a nadie, sino de los mismos Padres; y a estas respuestas del pobre miserable Capitán, el mencionado Comandante, como otro Caifás, le correspondía con la culata del fusil en la cabeza y cuerpo; otra vez con los pies y mano de cachetes o puñetes, en ojos y narices diciéndole… Ese fraile de mierda, Fray Francisco del Pilar, tiene la culpa de que nosotros estemos acá, por haber fundado Misión”85.

El P. Antonio Comajuncosa contra los estancieros:- En el mes de mayo del año inmediato (año de 1799) el Comisario Prefecto de Misiones después de

haberlas visitado, y hallado sin novedad, pasó por entre los mismos bárbaros y éstos se le quejaron de que los cristianos estancieros, que tenían sus ganados en las inmediaciones de sus pueblos, les hacían mucho daño en sus chacras; y que habiéndose quejado de ello en Sauces, no quisieron hacerles caso, ni pusieron remedio alguno. Los mismos bárbaros le informaron de que entre ellos vivían dos cristianos antiguos, llamados Esteban y José, que les aseguraban que dentro de poco tiempo había de entrar un ejército de españoles que los había de sujetar, y obligar a todos a que vivieran en reducciones, bajo la esclavitud de los Padres Misioneros, que los hacían trabajar a fuerza de rigor y que los animaban a que se resistieran, por cuyo motivo (según la averiguación que hizo en todos los pueblos del tránsito) estaban ya convenidos, luego que esto se verificase, a matar a los religiosos, pegar fuego a las capillas y entrarse a vivir en los bosques. A todo esto se agregó últimamente que un vaquero de los cristianos inmediatos se llevó furtivamente una india bárbara y uno de aquellos estancieros cargó con un hijo que tenía en otra”86.

A estas situaciones se deben agregar incertidumbres de cosechas y enfermedades. El malestar propiciaba la acción de los profetas. En la relación de los sucesos, el P. Antonio Comajuncosa, nos da a conocer los nombres del Capitán Guarey en el Parapetí, Tambora y sus hijos (el hijo Hermenegildo) en el Guapay, y Mandicuyo en la Frontera. La acción de guerra iniciaba siempre con “convites” nocturnos, con robos de ganado, con infundir miedo y elaborar una situación de revancha “mesiánica”. No debe extrañar la presencia de la mujer Tambora. Ya en 1778, describiendo al “dios fingido”, anotaba también la compañía de la mujer María Chesu “de la cual afirmaba que era la verdadera Virgen María y persuadía frecuentemente a los oyentes indios que las imágenes de María, que veneran los cristianos eran estatuas solamente de madera sin que digan respecto alguno a otro original, por no haber otra persona que la dicha María Chesu. Además de esta adjunta persona, acompañaba también…otro individuo igualmente desconocido, el cual decía a los

82 Ib., pág. 807.83 Ib., pág. 807.84 Carta a Fray Bernardino Durán, sobre los atropellos del comandante a los misioneros” en Presencia franciscana y formación intercultural en el sudeste de Bolivia…, op. cit., págs.905-907.85 Ib., pág. 907.86 “Informe sobre el motivo de la sublevación de los Chiriguanos” en Presencia franciscana y formación intercultural en el sudeste de Bolivia…, op. cit., pág.883.

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bárbaros que era hermano del rey Inga y que por haber degollado a éste los españoles, venía él a recuperar sus caudales para enriquecer con ellos a los que se les sujetasen”87.Todos ellos fueron definidos como “grandes brujos”, “brujos poderosos” y “brujos famosos, que entre ellos son respetados, creídos y tenidos como dioses…”88. El atributo de “dioses” resultaba como manifestación del movimiento mesiánico. El retorno a la situación originaria, implicaba la acción de destrucción de las novedades reduccionales: “pues siendo éstos siempre contrarios o positivamente opuestos a la religión incesantemente predican a los pueblos que no hagan caso lo que dicen los Padres, retrayéndolos con sus embustes y amenazas de admitir reducción, y si ya viven en ella, de recibir el santo Bautismo, de asistir a la doctrina, de sujetarse los niños a la escuela, con otras maldades mayores. Finalmente, para que los religiosos Conversores obren con aquella libertad, expedición, gusto y empeño que el Apostólico Ministerio requiere en aquellas soledades, y entre unas gentes, cuyas importunidades, molestias y rusticidades son capaces de incomodar, aburrir y hacer desmayar al más fervoroso, es preciso que Vuestra excelencia (Marqués de Avilés, Virrey en Buenos Aires) comprima la furiosa porfía, con que el Gobernador Intendente de Cochabamba, don Francisco de Viedma, persiste en desacreditar la conducta de los Padres Misioneros para con todos los tribunales…”89.

La gran contienda: Comajuncosa y Viedma

El dicho que todo es política es negación de todo sentido común. Don Francisco de Viedma justificaba esa postura con el nombre de “nuevo plan de gobierno”. Lo que se define “reforma borbónica”, en realidad, era un conjunto de decisiones, implantado por el Rey Carlos III, que instaba cambios económicos, eclesiales, y de organización de nuevos tejidos sociales en la composición del Estado. En ellas se incluyó también el alejamiento de todo el continente de los Padres Jesuitas, en el año de 1767. La sustancia de lo que llegó a Bolivia era un proyecto de una nueva estructuración del territorio, según cánones de productividad, rentabilidad y posibilidad de impuestos. También se impuso otra administración del Estado, basada en las Intendencias, que por su peso local oscurecieron el rol de la Audiencia de Charcas otorgándole una situación tan sólo de instancias jurídicas. El Intendente de Cochabamba y Gobernador de Santa Cruz, nombrado en el año de 1784, fue don Francisco de Viedma. Cumplió inmediatamente con un análisis económico, impositivo y administrativo, cuyo resultado fue su informe: Descripción geográfica y estadística de la Provincia de Santa Cruz de la Sierra de 188690. Fue una sucesión continua de anotaciones desde la ciudad de Cochabamba y sus “partidos”, llegó a Santa Cruz y sus “partidos” y terminando en las reducciones guaraníes del Parapetí.El todo resultaba anotado en positivo o negativo como un quebrado afín a entradas y gastos; el primero conformado por el régimen de impuestos, en el cual incluía siempre tasaciones de los indios como aporte al “ramo de tributos”. Cuando llegó a Cordillera de los chiriguanos, vislumbró bienestares y malestares imaginarios, exagerando calidades de los terrenos, viendo abundancia de agua, y experimentando precariedad en las relaciones con los indios; el todo, para denunciar presencia de riquezas en las reducciones del Norte; de extremada pobreza, en las del Sur, y de vida dispendiosa del vivir de los franciscanos. El P. Antonio Comajuncosa atacará la mayoría de los apartados de esa relación, que globalizará en la expresión: “Todo es exageración y falsedad”91. La exageración tenía un doble sentido: todo al positivo por los resultados económicos y de organización de las reducciones del Guapay (Cabezas, Piray, Abapó y Florida); y todo al negativo, por las otras reducciones (incluso su régimen de autoridad de los franciscanos). La contradicción patente, manifestada también por el P. Comajuncosa, era su exaltación a favor de esos cuatro pueblos y los desastres anotados por los restantes, que vivían bajo el mismo sistema reduccional. El 87 Calzavarini L., Nación chiriguana…, op.cit., págs. 41-50; 176-179.88 “Sublevaciones guaraníes: el caso de María Tambora” en Presencia franciscana y formación intercultural en el sudeste de Bolivia…, op.cit., pág. 890.89 Ib., pág. 890.90 Cochabamba, 1969.91 “Reflexiones sobre el informe de Viedma por el P. Antonio Comajuncosa” en Presencia franciscana y formación intercultural en el sudeste de Bolivia…, op. cit., pág. 830.

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propósito manifiesto era el querer trasformarlos en parroquias (lo que permitía la tasación de los indios), separándolos del conjunto regional reduccional para integrarlos al obispado de Santa Cruz de la Sierra.Seguramente tal proyecto era sustentado también por el obispo Alejandro Josef Ochoa. La confusión nacía de la propuesta del mismo intendente de construir una unidad administrativa (intendencia) entre Chapare, Moxos y Chiquitos. Se daba también la perspectiva de la creación de un obispado en Cochabamba, consolidándolo con parte de las parroquias cruceñas, valle alto y provincia de Mizque y compensando la substracción de éstas con las que iban a ser proclamadas como tales (las reducciones de Piray, Cabezas, Florida y Abapó). Asimismo, la cuestión de límites con Chuquisaca, que era de conformidad con los Franciscanos y contraria a la decisión de Viedma. Esa impulsión generó el no pago de los sínodos a los franciscanos de Tarija, la actitud fiscalizadora hacia éstos y la generosidad proclamada para futuros administradores y clérigos. Concluía, además, desconociendo la realidad jurídica, civil y eclesiástica, de los Colegios de Propaganda Fide. La reacción de los frailes contra el plan Viedma remarcaba también una visión de futuro de los pueblos originarios: “…la repartición de tierras de infieles es más natural y más conveniente que se haga por Naciones que por Obispado”92. Lo que resultaba ser menos un proceso de integración de los pueblos originarios y más una anexión de ellos a las “provincias antiguas”. No pudiendo desconocer razones, don Francisco de Viedma pasó a la denigración (a lado: el perfil psicológico del Intendente y Gobernador de Santa Cruz de la Sierra por el P. Antonio Comajuncosa):

92 “Al mismo Señor Don Joaquín del Pino, ya Mariscal de Campo de los Reales Ejércitos y Presidente de la Real Audiencia de La Plata, carta adjunta a la antecedente sobre la paz conseguida y el asunto precedente” en Presencia franciscana y formación intercultural en el sudeste de Bolivia…, op. cit., pág. 857.

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Don Francisco Viedma en Descripción geográfica y estadística de la provincia de Santa Cruz de la Sierra 178893: “En los conventos religiosos que tiene esta ciudad, a excepción de mi padre San Francisco, no se guarda clausura ni vida común. Las mujeres entran a las horas que les parece en los claustros y celdas; cada religioso come en la suya o fuera del convento, lo que puede según su manejo de medios; por lo regular algunos viven fuera de ellos y otros casi apóstatas. Desde el prelado abajo, se recogen a la hora que les parece. Aunque están obligados a auxiliar a la iglesia con su predicación y socorros espirituales a los fieles, solamente en el convento de San Francisco se predica los viernes de cuaresma, y en el de la Merced en idioma quichua de tres años a esta parte, que se ha dedicado un religioso, llamado Fray Francisco Paz de Buenavida; faltando éste, seguirá como antes. Para con los otros conventos todo el tiempo es igual. En ninguno se socorre al prójimo en el estado de su último fin, ayudándole a bien morir; en esto hay el mayor abandono, así en los eclesiásticos seculares, como regulares. En administrándoles el cura o ayudante los últimos sacramentos, los dejan en manos de su familia o asistentes, si los tiene, y expiran sin que tengan quienes invoquen el dulcísimo nombre de Jesús…” “… el clero estaría con distinta sujeción y arreglo en la relajación de algunos, y la religión cristiana florecería sin los escandalosos excesos que se notan, mayormente si las religiones se sujetasen a los ordinarios en estas Américas, con total independencia de su general, suprimiendo los provinciales, y dejando en libertad a los religiosos, para que elijan prelados en sus respectivos conventos a su satisfacción. ¡Cuantos simonías, cuantos escándalos, y tal vez homicidios, no se encausarían con tan santa providencia, a más de la sujeción que tendría en la vida monástica¡”

P. Antonio Comajuncosa en Carta al Virrey Don Joaquín del Pino del 10 de febrero de 1802, en Presencia franciscana y formación intercultural en el sudeste de Bolivia…94 “La experiencia nos ha enseñado que este caballero se esmera en perseguir a todos los que se oponen a sus ideas; en acusar prontamente sus faltas, abultándolas con exageraciones, y aun acompañándolas de otras que él se imagina, dando a las oposiciones que se le hacen, unas interpretaciones muy ajenas al intento de los autores y aseverando los motivos que éstos tuvieron en oponérsele, cuando ni lo imaginaron; en fundar sus escritos con testimonios de poca fe, por ser de unos sujetos a lo menos tímidos, que no se atreven a disgustarles por no ser perseguidos de él; en aparentar amistad y rectas intenciones escribiendo y tratando con los que persigue, y dar las heridas a las espaldas; en ejecutar puntualmente las órdenes y providencias que vienen contra sus opositores favorables, y en retardar cuanto puede las que vienen favorables; en excusar y disminuir las faltas de los que siguen sus ideas, entorpeciendo las providencias que vienen contra ellos o disimulando sus transgresiones; en sostener, finalmente, sus proyectos, aunque la razón, la ley y la autoridad se opongan a ellos.De aquí nace la persecución que nos hace, la aversión que tiene a la Real Audiencia de Charcas, la omisión de fundar sus recursos en ella, o en los superiores de los religiosos; la facilidad con que acusa nuestros defectos a los tribunales superiores, la prontitud con que ejecuta las providencias que vienen contra nosotros; la oposición que hace a las órdenes superiores para que entregue los sínodos y a otras que nos son favorables; la indiferencia con que mira los encargos que se le hacen para contener, corregir y castigar los desordenes de los soldados de aquellos destacamentos [Zaypurú-Pirití], calificando de política, prudencia y moderación lo que es ciertamente efecto de un ánimo apasionado. En una palabra,

93 Cochabamba, pág. 176-177.94 Op. cit., pág. 865.

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al que no sigue su rumbo, lo persigue como a su enemigo.”

La descripción de la vida de los religiosos es altamente dramática pero por muchos aspectos no creíbles por la misma propuesta de Viedma de abolir el sistema de autoridad, al cual correspondía el control del ordenamiento interno de los conventos. Las palabras del P. Antonio Comajuncosa han dado con el perfil psicológico que justificaría toda palabra por demás. Aún debemos dar una cierta explicación de la actitud mental de Viedma contra los religiosos. Siempre en su escrito: Descripción geográfica y estadística… alaba a los expulsados Padres Jesuitas por su educación y prosperidad, logradas en Moxos y Chiquitos, para condenarlos después por su espíritu de “independencia”95. Para las franciscanos afirma: “En una palabra, estos religiosos son absolutos en el mando temporal, con desprecio de la autoridad regia” 96. Por lo que se refiere a la anulación de las órdenes religiosas, poniendo los frailes bajo la obediencia de los obispos es adecuación a otras decisiones reales, como fue la tomada contra los jesuitas. Fue el caso de las doctrinas, a las cuales se dedicaron los franciscanos desde el inicio colonial (recordar el afectuoso elogio a su favor de Guamán Poma de Ayala), que a partir de los años de 1751 (siempre por la reforma borbónica) tuvieron que ser entregadas a sacerdotes seculares (Las del valle de Colca, en la región de Arequipa pertenecían a la provincia de San Antonio de los Charcas). Ésas fueron el antecedente más próximo a las reducciones. La síntesis de su organización así la describió el P. Julián Heras en su libro, Aporte de los franciscanos a la evangelización del Perú97: “Constituidos, pues, los pueblos de indios alrededor de la iglesia y del convento, nacía la doctrina; es decir, la parroquia de naturales. Se legisló sobre todo cuando las doctrinas estaban a cargo de las órdenes religiosas. Se procuró que los religiosos destinados a las doctrinas no vivieran solos, sino que residieran varios juntos en vicarías o cabeceras de parroquias y de ahí salieran a doctrinar a los indios. Estas vicarías estaban situadas estratégicamente a cierta distancia unas de otras, para que los religiosos doctrineros pudieran vivir en comunidad…El doctrinero debía ser examinado en la lengua de sus indios…”.“Las iglesias de estas doctrinas las podemos ver aún, llenas de hermosos retablos, valiosos lienzos y obras de platería. Al lado del convento no faltaba una escuela, dirigida por los mismos religiosos, donde se enseñaba a los naturales a leer, escribir y a cantar”.“En cada doctrina existía un taller artesanal, donde los más hábiles se estrenaban y ejercitaban las obras necesarias a la doctrina y para las capillas de la parroquia. No faltaban el orfebre, el grabador, el imaginero, el dorador, el pintor, el bordador y otros mil oficios más. Como el trabajo era comunitario, no importaba la firma o el nombre del artesano: el arte misionero fue un arte eminentemente anónimo.”

95 Viedma F. de, Descripción geográfica y estadística…, op. cit., pág. 192.96 Ib., pág. 241.97 Lima, 1992, pág. 113.

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VII.- DISPERSIÓN DE LOS TIEMPOS ANTIGUOS

El concepto de dispersión lo empleamos para indicar el proceso de disolución del régimen colonial en América Latina. El debilitamiento de la legitimidad del poder de España reforzó el poder de las élites criollas, que vencieron tanto por las armas cuanto por la nueva configuración del Estado. Las revoluciones de Estados Unidos y de Francia ofrecieron un bagaje intelectual y político que, presentes en la Madre Patria, más pudieron en el continente. Sin embargo, la relación entre Estado y sociedad civil quedó débil. El voto electivo no fue universal y quedó restringido a los estamentos señoriales. Difícilmente, en tal mentalidad, podía subsistir una armonía entre territorios centrales y territorios de periferia, donde subsistía el régimen reduccional. Posiblemente la raíz de la contienda entre Viedma y los franciscanos de Tarija esté en la negación de ese futuro de nación para los guaraníes. La Descripción geográfica y estadística de la Provincia de Santa Cruz de la Sierra de don Francisco de Viedma estaba llena de referencias a favor de un Estado centralista (si bien desde lo reducido de la Intendencia de Cochabamba y Gobernación de Santa Cruz de la Sierra), con composición uniforme de su sustento político. Su discurso lo reconocemos en las ambigüedades de los comienzos del Estado republicano. Por su mal pensar contra los sacerdotes, José María Mariluz Urquijo lo indica hombre de “fantasía andaluza”98; la falta de reconocimiento de las realizaciones de los mismos y las indicaciones de organización para subsanar sus defectos, han sido tan perjudiciales para la Iglesia cuanto su fama de adicto a la prácticas religiosas era reconocida. El P. Antonio Comajuncosa escribirá al Virrey, el 10 febrero de 1802: “Él bien podrá hacer ejercicios espirituales, aparentar celo de la Religión, manifestar deseos de adelantar a los indios y verter en sus escritos todo el espíritu de un San Pablo, pero mientras persevere en manchar nuestro honor, en el invertir el orden de sus recursos y en mantener con falsas calumnias los informes y representaciones que tiene hechas contra los Misioneros de este Colegio, siempre creeremos ser cierto el odio que nos tiene y esperaremos muy poco en su salvación”99.

Decisiones contrastantes entre Norte y Sur reduccional

¿El desaliento psicológico podría causar la falta de austeridad de vida y de fortaleza espiritual, la que fue definida “tibieza”? La última Encíclica (número veinte y tres del 31 de julio de 1801) del P. Antonio Comajuncosa trataba directamente de esa situación, centrándola directamente en las connotaciones (a lo menos formales) de la vida religiosa. Él mismo las relacionó con la Encíclica Tercera (9 de marzo de 1796), donde habló de la relación entre el ser misionero y el ser conversor. Su lógica se movía en que la primera era sustento de la segunda; y ésta, resultado más inmediato de aquélla. Citando un escrito de San Bernardo, fundamentaba el espacio de la “tibieza” en el hecho de que la vida del fraile estaba más cerca de actitudes de vida mundana y más alejada de los propósitos de los votos religiosos, que había asumido. En conclusión decía: “…sabemos que a éstos tales se les miraba como Religiosos en el nombre, sin serlo en la realidad” 100; “...y así no cuidando de hacer lo que conocidamente es bueno, se les hace lícito cuanto les parece no ser ciertamente malo; y para ello aman, y buscan las doctrinas más laxas, o se forman ellos mismos las opiniones, que mejor les acomodan, y se sirven de ellas sin remordimiento de conciencia, lisonjeándose frecuentemente no ser culpa lo que realmente es pecado.”El desfase que se observaba era entre el deseo de lograr la santidad y las formas de vida cotidiana, y éstas contempladas bajo un concepto de perfección humana y espiritual. En los manuales de moral católica, el concepto de perfección ha incluido siempre la perseverancia en conseguir la virtud, que conlleva a aproximarse y formarse en la ejemplaridad de la persona de Jesús de Nazaret; y en nuestro caso, según el camino trazado por San Francisco de Asís. Más particularmente, la “tibieza”, según el Apocalipsis, es la situación de aquel que “no es frío, ni caliente” y por tal motivo, Dios dijo al Obispo de Laodicea: “te

98 Mariluz Urquijo J.M., El virreinato del Río de la Plata en la época del Marqués de Avilés, 1799-1801, Buenos Aires, 1988, pág. 447.99 “Carta al Excelentísimo Señor Joaquín del Pino…” en Presencia franciscana y formación intercultural en el Sudeste de Bolivia…, op. cit. pág. 865.100 Comajuncosa A., “Encyclicas o Cartas circulares…”, T.A.F., pág. 150.

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vomitaré de mi boca”101. El P. Antonio la identificaba con las siguientes actitudes: “menosprecio de las cosas pequeñas (“el silencio, la compostura religiosa, la mortificación de la vista, el recogimiento”102; “el entendimiento de noticias mundanas, y nos hallarnos muy perezosos en el cumplimiento de nuestras obligaciones; la ociosidad porque “no hallando bastante campo en el lugar donde vive, [el conversor] anda frecuentemente de un pueblo a otro para hablar, infamar, y averiguar vidas ajenas; los libros son sus enemigos, la caza su diversión, el sueño su holganza, el paseo su recreación, la Iglesia lo asombra, a las escuelas tiene aversión, y por no dejar de obrar mal se entrega al juego donde pierde quizás lo que no es suyo, en cantidades muy crecidas, en descrédito del Santo hábito, con escándalo de los seglares, cuyo trato y comunicación es su diversión y ocupación continua.” Y “Por esto, aunque oyésemos, que usando del lenguaje del siglo; dijese este caballo es mío, esta mula es mía, esta escopeta es mía, no nos debemos admirar; y aunque como ellos tratase, contratase, vendiese, comprase, y comerciase, apropiándose de las ganancias, y disponiendo de ellas a su arbitrio, tampoco deberíamos hacer admiración; porque es común adagio: dime con quien andas, y te diré quien eres”103.Juzgamos las amonestaciones del P. Antonio Comajuncosa, ante todo, como actitud de una autoridad, que debe siempre incentivar y mantener viva la conciencia de las obligaciones del estado religioso. Optamos también, por una interpretación de las situaciones de vida, que tocaban directamente los aspectos psicológicos de los Padres Conversores. En otra carta al Virrey del 10 de febrero de 1802, el P. Antonio hacía referencia al desaliento de los religiosos en los siguientes términos: “¿Será posible que puedan aguantar más tanta persecución? Este Colegio se va a despoblar de misioneros útiles, por no poder sufrir tanto vejamen. Sé que muchos religiosos no esperan sino la llegada de otros para retirarse a sus Provincias. Me consta que los que residen en las Misiones trabajan con mucho menos fervor que antes por verse tan sumamente atribulados”104. Y en la carta a Don Joaquín del Pino afirma:”… mi oficio se hace insoportable…por ver a los Religiosos sumamente inquietos y disgustados, al ver injustamente ultrajada su buena conducta, y denigrado su honor”105.A la decidida postura de los franciscanos de Tarija, se contraponía la incertidumbre de las autoridades del Virrey, de la Audiencia de Charcas, de la Intendencia de Potosí y del Obispo de Santa Cruz de la Sierra. La realización del “Plan nuevo del gobierno”, fue suspendida por la Audiencia en el año de 1792, pero “una orden real del 30 de noviembre de 1797 dispuso que la audiencia de Charcas aplicara de inmediato el plan de no existir algún grave reparo que lo impidiera”106. El P. Esteban Primo de Ayala en cartas a la Real Audiencia (marzo de 1803) y a don Francisco de Viedma (26 de abril de 1803) solicitaba el retiro de todos los padres de las catorce reducciones chaqueñas, “protestando en todo caso la inocencia de sus Religiosos, por lo que se les atribuye una positiva, aunque calumniosa influencia en los neófitos, para que no admitan el Plan nuevo de gobierno, y aún aduciendo las irreverentes “acusaciones contra los misioneros de haber fomentado la rebelión”107. La carta a Viedma fue más directa108. Era respuesta al mandato del Gobernador de remover de sus puestos y cargos al “P. Vice Prefecto y otros, haciéndolos motores de la presente rebelión”.

101Op. cit., pág. 15.102 Ib., pág. 156.103 Ib., pág. 159.104 Comajuncosa A., “Carta al Excelentísimo Señor Don Joaquín del Pino, Mariscal de los Reales ejércitos de Su Majestad y Capitán general de las Provincias de La Plata, y Presidente de la Real Audiencia Pretorial de Buenos Aires. Sobre la remoción de los Padres y atropellamientos del Señor Viedma” en Presencia Franciscana y formación intercultural en el sudeste de Bolivia.., op. cit., pág. 866.105 “Al muy ilustre Señor don Joaquín del Pino, Presidente de la Real Cancillería de la Plata” en Presencia franciscana y formación intercultural en el sudeste de Bolivia…, op. cit., pág. 861.106 Mariluz Urquijo J.M., El Virreinato del Río de la Plata en la época del Marqués de Avilés (1799-1801, Buenos Aires, págs. 444-445.107 “Borrador del oficio a la Real Audiencia y de otro al Gobernador Viedma, solicitando el retiro de los misioneros que ejercen su ministerio en catorce pueblos sujetos a la jurisdicción de éste”, T.A.F. M.150, en Presencia franciscana y formación intercultural en el sudeste de Bolivia…, op. cit., pág. 961.108 Ib., pág. 962.

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El 5 de enero de 1808109, el Colegio de Propaganda Fide de Tarija decidió la entrega de las solas reducciones del Piray, Cabezas, Florida y Abapó al Obispo de Santa Cruz, aclarando:

1. “Para de este modo pasar a fundar otras misiones de la misma nación en el río Parapetí por pedirlo así con instancia sus naturales”;

2. La entrega se debe hacer “después que el Obispo y el Gobernador de aquellas provincias conozcan que los referidos pueblos están en estado de recibirlos;

3. Y última, que “no se pase a nueva fundación de Misión alguna, hasta que de España vengan religiosos con quienes se pueda entrar a tan grande obra”.

El 13 de octubre de 1813, nuevamente el discretorio del Colegio de Propaganda Fide de Tarija renovaba la entrega de la reducciones de Piray, Cabezas, Florida y Abapó al Obispo de Santa Cruz, aduciendo tan sólo razones de falta de personal y de las tantas otras responsabilidades misionales. El 28 de junio de 1809, moría en Cochabamba don Francisco de Viedma. La entrega de las cuatro reducciones fue firmada también, por el P. Antonio Comajuncosa, que se alejaba de su vida terrenal el 2 de octubre de 1814. La diferencia entre las reducciones de Tarija y las del norte era que éstas gozaban de una grande opinión favorable y los franciscanos eran consultados en las decisiones más determinantes. Así fue que en el año de 1801, el Gobernador de Potosí, Francisco de Paula Sanz, pedía su opinión sobre si las reducciones de Itau y Caraparí debían permanecer bajo el gobierno de la Villa de Tarija o ser integradas a Orán. La respuesta, fue atestiguada por el P. Antonio Comajuncosa en su escrito del Manifiesto…110,: las situaciones geográficas y la distribución de los pueblos no permitían una conexión con Orán.Otra propuesta, contraria a la de don Francisco Viedma, era la de Juan del Pino Manrique. Su visión incluía la consolidación del territorio del Sur de Charcas, favoreciendo una relación de gobierno unitario entre Tarija, Chichas, Lípez y Cinti. Su organización debía iniciarse sobre la base de un refuerzo militar en Tarija (elemento persuasivo para mantener la paz con los pueblos fronterizos y contra las incursiones portuguesas) y sobre la creación de un obispado, para pasar después también a la institucionalidad de “Intendencia”. Y la propuesta de obispado se basaba en la confianza de la presencia franciscana en Tarija por su actividad reduccional y por sus andanzas en las comunidades de la campiña para las predicaciones entre fieles. La imagen positiva de la presencia del Colegio de Propaganda Fide se la puede entrever en el pedido de varias autoridades a fin de que se permitiera traer de España unos 70 frailes. El 6 de abril de 1803, desde el arzobispado de La Plata; el 12 de abril de 1803 desde la Audiencia de Charcas; el 29 de abril de 1803 desde la gobernación de Salta; el 1 de mayo de 1803 desde el obispado de Santa Cruz de la Sierra; el 17 de julio de 1803 desde el obispado de Tucumán. A estos pedidos se conectan también las prohibiciones de permitir que los frailes de Tarija vuelvan a España o se integren en otras provincias americanas. Esa indicación fue enviada al Virrey, por el Intendente de Potosí, que la confirmó en 1805. En septiembre de 1811, la junta de Tarija, permite el regreso de un conversor a Tarija; y el 18 de mayo de 1813, el General Belgrano mandó que el P. Manuel Mosquera volviera al convento de Tarija. El aprecio hacia los frailes se dio tanto por los realistas, como por los libertadores.

1813-1825: “Tiempo de padecer”

Un caso emblemático se anotaba el 14 de septiembre de 1810, entre los documentos del archivo del convento de San Francisco. Se trataba de una denuncia de los indios de Cuyambuyo que recurrieron al Protector de los naturales de la Audiencia de Salta, don Mariano Boero, que acusó a los franciscanos, revertiendo el universo antropológico reduccional en términos de leyes, por lo cual resultaba que los franciscanos robaban los hijos a los padres (escuela), las mujeres a los maridos (prohibición de la poligamia), y pedían impuestos parroquiales (generalizando la situación de parroquias, que no venía al caso). La redacción de las acusaciones correspondía al mismo protector y no era difícil encontrar en ellas evocaciones de la teoría de Juan Jacobo Rousseau. Asimismo, se deberán sopesar las acusaciones de Tadeo Haenke111 y más la 109 Providencia del discretorio ordenando que fuesen entregadas al Ordinario la misiones de Piray, Florida, Cabezas y Abapó”, T.A.F. M-79.110 Op. cit., pág. 261.111 Haenke T., Su obra en los Andes y la selva boliviana, Cochabamba, 1974.

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denigración hecha por Cañete y Domínguez112 sobre que Fray Francisco del Pilar y los otros religiosos no se expresaban correctamente en guaraní. Y eran los años de la escritura del diccionario Castellano-chiriguane y chiriguane-castellano y del catecismo guaraní del P. León de Santiago (1791-1796). Por la expansión de ese iluminismo y naturalismo “político” vale recordar la expresión del P. Antonio Comajuncosa, cuando se refería al grupo de “seglares que tengan [tenían] espíritu de Viedma”; en contrapartida, con suma ironía, comentaba en la carta al P. Guardián y discretorio del Colegio de Propaganda Fide de Tarija: “…ya ven Vuestras Reverencias que [Viedma] en la primera cláusula nos hace del partido y secta de los Marates, Robespierres y demás conspiradores de la libertad e independencia, que en los últimos años ha causado tantas guerras en toda Europa”113.Además de los cambios latinoamericanos se daba la situación de España, invadida por el Imperador Napoleón. Así que, el 14 de septiembre de 1810, el convento de Tarija decidió ayudar en los gastos al Colectador del Colegio, P. Fray Fernando Cano, itinerante en la península, y asimismo “en caso necesario, costease como pudiere, la conducción de algunos religiosos, que de dicha península vinieren al mencionado Colegio, colectados”114. Todo quedó, sin embargo, improbable irrealizable porque, en 14 de enero de 1814, un intercambio de cartas con el Colegio de Propaganda Fide de Moquegua, hablaba de un esfuerzo de mutua ayuda en el mismo sentido.Mientras los franciscanos de Tarija buscaban soluciones para el cuidado de las reducciones, más obscuros nubarrones se hicieron presentes. El relato de ello nos lo ha dado el P. Alejandro Corrado, que en 1877 visitaba todo el territorio del norte chaqueño, teniendo también la oportunidad de hablar con testigos oculares de los hechos de destrucción. La expresión “tiempo de padecer” fue del P. Benito Izquierdo del 2 de octubre de 1819, escrita al Comisario General de Indias en Madrid. El todo empezó precisamente con la reducción de Cuyambuyo, abandonada en 1811. A su vez, la de Centa sufrió los embates de los propietarios de tierras, residentes en la ciudad de Orán, que la despojaron hasta de las oficinas. Con la entrada del ejercito victorioso de las provincias del Río de La Plata (21 de febrero de 1813) en Salta, “se trasformaba la cosa pública, se interceptaban los caminos, se cortaban las comunicaciones”115. En 1814 terminaron las catorce reducciones del Norte: “...el gobernador de la patria de esta ciudad [Santa Cruz de la Sierra] don Ignacio Warnes, no tanto en venganza, sino para condescender con las instancias de algunos, que bajo la capa de ardiente patriotismo, encubrían el hambre que los devoraba de los bienes de las Misiones (como nos ha asegurado quien podía saberlo), envió unas partidas a la indicadas misiones para prender a los catorce Padres, que las servían y a su Prefecto. De este modo, a mediados del referido mes [febrero], los numerosos neófitos de aquellas misiones quedaban huérfanos de sus Padres, los cuales eran llevados presos a Santa Cruz, y detenidos en Chanés y en otros puntos de aquella campaña”116. Las notas 3 y 4 esclarecieron el texto del P. Alejandro Corrado con más precisión. Las retranscribimos: Nota 3: Algunos que presenciaron la captura de los misioneros, nos han asegurado, que ella conmovió profundamente a todos los indígenas. Al salir presos de sus misiones, los padres eran acompañados por el lúgubre clamoreo de las campanas, por los alaridos de las cuñas y por las lágrimas de todo el pueblo que los seguía a larga distancia”. Nota 4: El incendio de la mayor parte de las iglesias y casas sucedió cuando el general realista Aguilera, persiguiendo al valiente patriota coronel Mercado entró a Cordillera. Principal autor de esta destrucción fue Pedro Guariyu, neófito o mejor, apóstata de la misión de Mazavi, enemigo acérrimo de los misioneros, a cuya captura había voluntariamente cooperado, asociándose a los satélites de Warnes. Muchos años después, este infeliz, enviado por los cruceños a parlamentar con los chiriguanos de Cuevo, que trataban de insurreccionarse; éstos

112 Cañete y Domínguez P., Guía histórica, geográfica, física, política, civil y legal del gobierno e intendencia de la provincia de Potosí, La Paz, 1952.113 “Carta al Padre Guardián y Venerable Discretorio de Tarija”, T.A.F.M-152.22, pág. 935 y Calzavarini L., “Introducción” en Presencia Franciscana y formación intercultural en el sudeste de Bolivia…, op. cit., págs. 79-88.114 “Se pide ayuda para traer Padres colectados en España”, T.A.F. H-9, en Presencia franciscana y formación intercultural en el sudeste de Bolivia…, op. cit., 987.115 Corrado A., El colegio franciscano de Tarija y sus misiones, Ed. P. Maldini G., Tomo I y II, Tarija, 1990, 285.116 Ib., pág. 289.

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lo mataron a flechazos en Timboirenda; y reservado como trofeo el pellejo del casco, quemaron su cadáver”117.Lo mismo pasó en las reducciones de la Frontera de Chuquisaca y en las de Tarija (Itau y Salinas) con iguales vejámenes y exilios. La reflexión del P. Corrado es: “En sólo dos años,¡qué triste cambio había sucedido en este (Colegio de Propaganda Fide) de Tarija! De sus misioneros, veinte y dos estaban presos; ocho emigrados; cuatro obligados a servir de capellanes en el ejército. En el convento, apenas quedaban tres sacerdotes; dos de ellos ultra septuagenarios; el tercero ciego”118. El drama más profundo lo vivieron las poblaciones guaraníes. Los datos del P. Antonio Comajuncosa de 1810 han definido el apogeo reduccional:

Catálogo de las misiones del Colegio de Tarija: sus titulares y estado que tiene cada una en el presente año de 1810119.

MISIONES, Y SUS TITULARES

Padres Convers

ores

CRISTIANOS GENTILES Matrimonios por

la Iglesia

Total de Almas

Adultos Párvulos

Adultos Párvulos

1. Salinas. N. Sra. Del Rosario. 2 302 157 47 - 92 5062. Acero. N. P. S. Francisco. 2 362 110 4 5 128 4813. Pirai. Asunción de N. Sra. 2 1,010 660 - - 300 1,6704. Cabezas. N Sra. del Cármen. 2 1,146 653 2 - 382 1,8015. Abapó. La Santísima Trinidad.

2 1,441 605 6 - 409 2,052

6. Centa. N. Sra. de las Angustias.

2 58 12 124 27 - 221

7. Florida. N. Sra. del Pilar. 2 418 152 - - 127 5708. Tacurú. Patrocinio de S. José.

1 249 430 30 6 95 715

9. Igmirí. N. Sra. de Guadalupe.

1 250 370 368 93 86 1,081

10. Zaypurú. S. Antonio de Papua.

2 340 605 373 - 85 1,318

11. Mazavi. S. Rafael arcángel. 2 944 576 194 7 304 1,72112. Iti. N. Sra. de la Candelaria.

1 497 386 405 91 59 1,379

13. Tayarenda. S. Pedro de Alcántara.

1 211 183 212 - 62 606

14. Igüirapucuti. S. Francisco Solano.

1 449 300 430 - 80 1,179

15. Tacuaremboti. S. Buenaventura.

2 460 400 600 100 60 1,560

16. Itau. S. Miguel arcángel 2 58 119 252 67 16 49617. Pirití. S. Jerónimo. 2 394 343 331 14 123 1,08218. Obaig. S. Diego de Alcalá. 1 90 490 486 160 36 1,22619. Parapití. La Concepción de N. Sra.

2 214 392 1,713 892 33 3,211

20. Tapuitá. N. P. Santo Domingo.

1 155 188 306 18 52 667

117 Ib., pág. 290.118 Ib., pág. 294.119 Ib., pág. 275.

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21. Tapera. S. Pablo apóstol. 1 100 54 56 - 25 21022. Tariquea. S. Pedro Regalado.

2 49 43 92 - 6 184

Suma total de este estado general

36 9,179 7,228 6,031 1,480 2,562 23,936

Y siempre el P. Corrado nos ha dado en las estadísticas lo que había sido la regionalización chaqueña del Norte, de 1813 comparándola con la de 1883. La destrucción no fue tan sólo de inmuebles, sino de composiciones sociales y antropológicas, que no fueron restablecidas en su originalidad tampoco en el futuro de la vida republicana.

Cuadro comparativo de la población de las misiones de Cordillera [Ib. 292]

EN 1813 HABÍA

En la Misión de:

Pirai .................. almas 266Florida .............. “ 570Cabezas ............ “ 1831Abapó ............... “ 2106Mazavi .............. “ 1651Igmiri ................ “ 1302Tacurú .............. “ 720Zaypurú ............ “ 1051Tapuitá ............. “ 746Tacuaremboti ... “ 1577Igüirapucuti ...... “ 898Pirití ................. “ 1039Obaig ............... “ 1055

Total de almas 14.812

EN 1883 HABÍA

En la Misión de:

Pirai ....................... almas 6Florida .................... “ 80Cabezas ................... “ 190Abapó ...................... “ 125Mazavi .................... “ 829Igmiri ...................... “ 266Tacurú ..................... “ 271Zaypurú ................... “ 183Tapuitá .................... “ 63Tacuaremboti .......... “ 235Igüirapucuti ............ “ 188Pirití ........................ “ 763Obaig ...................... “ 100

Total de almas 3.299

La situación conventual de San Francisco de Tarija se mantuvo en su espíritu de Colegio de Propaganda Fide, inclusive en las pruebas más desalentadoras. Por las leyes del Mariscal José de Sucre, Presidente de Bolivia, de 1826, el convento debía ser secularizado; sólo el afecto del pueblo tarijeño alejó lo irrecuperable. El encargado para su humillación había sido el general don Francisco Burdett O’ Connor, que resultó ser su salvador. El escribió: “Estando yo en Tarija, me llegó una orden muy reservada de cerrar los conventos de San Francisco, Santo Domingo y San Agustín, y de apoderarme en un solo día de todos los archivos, con objeto de imponerse el gobierno de los censos fundados a favor de dichos conventos, para destinarlos al ramo de beneficencia y de vender en pública subasta las fincas que estuviesen en el caso de ser enajenados. Cumplí con la orden, respecto de los conventos de Santo Domingo y de San Agustín; pero aventuré una observación, relativa al de San Francisco, en el cual había tres religiosos, a quienes toda la población y la campiña miraban hasta con veneración y mi observación tuvo el efecto de que hasta ahora subsiste el convento de San Francisco, en mucho mayor estado que antes; y hoy día, si no me equivoco, tiene cerca de treinta religiosos de una conducta ejemplar, y que son muy meritorios y altamente útiles al país”. (El General O’Connor terminó su escrito en el año de 1871120.

120 Burdett O’Connor F., Recuerdos, Tarija, 1895, págs. 176-177.

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Conclusiones: más oclusiones para la “tercera vía”

Las Encyclicas o Cartas circulares del P. Antonio Comajuncosa son comunicaciones de una autoridad, espiritual y franciscana, cuyo objetivo era, ante todo, guiar hacia una dimensión de “perfección” y de “santidad”, en sintonía con los votos religiosos profesados. El contexto reduccional correspondía a los deberes, que históricamente los franciscanos de Tarija habían asumido con las naciones de los pueblos originarios de la Frontera de Chuquisaca, de la Cordillera y en la región sureña. Estas obligaciones eran expresadas siempre en términos de “gobierno espiritual”, “temporal” y “político” Las tres estaban, correlacionadas con la definición, que de las reducciones dio el P. Antonio Comajuncosa: eran “escuelas generales”. El principio general interno debía corresponder a la construcción del “Bien común” en cuanto “nación guaraní” (sin distinción en la reducción entre cristianos o no), lo que debía repercutir también en las relaciones externas, en el sentido que los guaraníes debían a su vez, navegar en la dimensión de “Bien común”, que era obligación de la sociedad más grande. Las dificultades se ponían en la asimetría de relaciones, que determinaban un estatuto diferenciado: unos eran “bárbaros” (no integrados en el gobierno general); y otros, civilizados (que usufructuaban de un régimen ya implantado). La distinción habría podido desaparecer con la anulación de los términos colectivos para disolver toda ambigüedad a nivel de las personas. Era a partir de esta situación donde más aparecía la tragedia y la pobreza: ruptura de solidaridades intra-étnicas y solidaridades inter-étnicas. La dimensión de “escuela” era ponerse en espacios de diferentes opciones.Las divergencias con don Francisco de Viedma estaban en la presunción de un progreso mecánico, obtenido con el comercio e infraestructura de comunicación. Esto permitiría una rápida integración (¿anexión o consumación al sistema social más grande?) a la sociedad colonial. Según Viedma: “Por el comercio se ha conseguido descubrir los pueblos de bárbaros que median hasta el Parapetí y sus frutos hacerlos provechosos a nuestros intereses; y por el comercio puede con el tiempo descubrir o proporcionarse un camino utilísimo a todo el reino de Perú, desde el mismo río Parapetí, hasta la ciudad de Jujuy, de que trata don José Buseta en su informe, sin las serranías y penalidades del que usamos. …Todos aquellos terrenos manifiestan ser llanos, por lo que se reconoce en las 90 leguas que hay de camino, desde la ciudad de Santa Cruz hasta el expresado río Parapetí, donde se puede abrir carriles apacibles y cómodos para el trajín de la carretera” 121. Su propuesta de nuevo plan de gobierno con base de otra infraestructura de autoridad civil y de parroquias, habría tenido su fin en que: “basta civilizar a los indios, hasta ponerlos en estado de que puedan depender de sí como los demás pueblos de indios reales de este reino del Perú, y pagar su tributo, en cuyo caso, pueden ser gobernados con las mismas reglas de ésos y salir del pupilaje que les ha de ser penoso”122.Las Encyclicas del P. Antonio Comajuncosa no hablaban de las dificultades que se relataron en el Manifiesto…. Si bien eran actos de gobierno, ellas debían ser circunstanciadas a la vida de los frailes, en cuanto pertenecientes al Colegio de Propaganda Fide. Y como autoridad, el P. Antonio Comajuncosa asumió las divergencias con Viedma acudiendo a las autoridades superiores correspondientes e informando a los responsable conventuales. Él asumió lo que como Prefecto le tocaba defender, agilizando y no confundiendo la acción de los conversores en cuanto tales. De otra parte, las reformas no eran amenaza para los franciscanos, sino más propiamente contra la organización reduccional. Así es que la similitud más próxima a las Encyclicas era el texto del Comisario Prefecto instruido…que reglamentaba el ser misionero y conversor según los privilegios eclesiales y civiles, otorgados por el Rey y por el Papa. La dificultada máxima resultaba estar en el concepto de autonomía de los Colegios de Propaganda Fide; autonomía que mal combinaba con el dominio del territorio global, exigido por Don Francisco de Viedma (y eclesiásticamente: obispos y Padres Provinciales), así como los militares libertadores. Interesante subrayar, en ese sentido, la actitud de P. Guardián del convento de Potosí (convento integrado a la Provincia de San Antonio de los Charcas), que, en el momento dramático de la dispersión, renunció al pedido de ayuda y hospitalidad de los franciscanos de Tarija. Conocemos la respuesta a través de la carta del hermano Arizmendi, escrita a la Audiencia el 12 de julio de 1818. Después de haber descrito los sufrimientos de los frailes en su exilio en Argentina, seguía: “Digo pues, que los misioneros no pueden ir a los lugares de 121 Viedma F. de, Descripción geográfica y estadística de la provincia de Santa Cruz de la Sierra, op. cit., pág. 262.122 Ib., pág. 268.

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las misiones por hallarse éstas ocupadas, y poseídas por los insurgentes, como es público y notorio y Vuestra Excelencia no lo ignora, pues desde Santa Cruz hasta La Laguna, todo está perdido, y allí fueron presos los misioneros y despojados aun del breviario por los insurgentes, y es lo primero. Segundo, que si los misioneros son escandalosos, porque no moran en el convento, el P. Guardián de Potosí tiene la culpa de todo, pues negándose a la Religión, y hasta a la humanidad, nos negó hospicio en nuestro propio convento a unos pobres religiosos, peregrinos por amor del rey y a su causa, como por defender nuestra Religión. Tercero: que si los misioneros fomentan la insurrección por no ir a Tarija, y que se hallan detenidos en Potosí por justos motivos que para ello tienen, que son los más, comprometidos con los insurgentes por haber predicado con toda energía y libertad, contra su sistema y a favor de la Real Dominación, que si por desgracia caen en manos de los insurgentes, serían víctimas destinadas a la muerte”123. Otros testimonios fueron en contra de las tropas realistas. El P. Guardián Benito Izquierdo, en carta del 2 de octubre de 1819, denunciaba: ”No me explayo en referirle algunas persecuciones que hemos sufrido, y particularmente yo, de las tropas de nuestro amado Soberano”; además en la carta al General La Serna del 12 de julio de 1818, denunciaba los atropellos del Coronel Vigil contra el P. Ruiz y defendía al religioso de haber recibido “algunas cartas de los caudillos enemigos, escritas a dicho Padre, que manifiestan alguna satisfacción; como me consta que nunca la han tenido con él, presumo sean algunos papeles en que pedirían alguna cosa de corta entidad…”124.Las tantas “oclusiones” del régimen reduccional se originaban en que los religiosos no usufructuaban de un poder contractual con el Estado. Y los adversarios del sistema reduccional fueron las configuraciones políticas, que quisieron adoptar al indígena por conceptos de ciudadanía (ciudadanos útiles al comercio) o destruirlos en sus realidades económicas a razón de las tierras.

Tarija, 18 de mayo de 2007

P. Lorenzo Calzavarini

123 “Escrito a la Real Audiencia vindicando el honor de nuestros Misioneros y exigiendo el pago de un préstamo al Ejercito Real”. T.A.F. AE-14, en Presencia franciscana y formación intercultural en el sudeste de Bolivia…, op. cit., pág. 1051.124 “Exposición del Guardián ante el General La Serna sobre los atropellos del Coronel Vigil contra las Misiones de Itau y Salinas y sus Conversores”, T.A.F., M-80” en Presencia franciscana y formación intercultural del sudeste de Bolivia…, op. cit., pág. 1034.

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