Romanos 8.1-6
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PROGRAMA No. 0471
ROMANOS
Cap. 8:1 - 6
Al comenzar hoy el captulo 8 de esta epstola a los Romanos, quisiramos decir algo
que dijimos hace algunos das. Es algo sincero y no queremos aparecer como santurrones.
Cuando llegamos a este octavo captulo de esta epstola nos sentimos verdaderamente
incapaces de tratar con las grandes verdades que aqu se presentan. Usted puede estar
seguro que no las vamos a tratar como ellas se lo merecen realmente, como no lo hemos
podido hacer desde el comienzo de este estudio de la epstola a los Romanos. Esta es una
Epstola tan maravillosa, que no podemos hacer menos que lo que hizo Moiss cuando vio
la zarza encendida all en el monte de Horeb; quitarnos los zapatos y tratar de comprender
la gloria y la maravilla delante de nosotros.
Hemos llegado ahora al final del tema de la santificacin. En este captulo tenemos los
temas de la santificacin, la seguridad, y la no separacin de Dios. Apreciaremos aqu la
poderosa santificacin en contraste con la santificacin sin poder. Y en este captulo 8,
veremos la nueva provisin de Dios para nuestra santificacin. Eso ser en los primeros
versculos que tenemos delante de nosotros. En los primeros cuatro versculos veremos la
nueva ley que es dada, y el Espritu Santo versus la ley.
Tenemos aqu lo que podemos denominar como la cumbre de esta epstola a los
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Romanos y posiblemente de toda la Biblia. El comentarista Spencer hizo el siguiente
comentario: Si la Biblia fuera una anillo, y la Epstola a los Romanos una piedra preciosa;
el captulo 8 sera el punto resplandeciente de la joya. Esa es una hermosa declaracin,
no le parece? Ahora, Goda llam a este pasaje: Ese captulo incomparable. Alguien
agreg: Entramos en este captulo sin ninguna condenacin y lo cerramos sin separacin.
Y en el medio vemos que todas las cosas les ayudan a bien a los que aman a Dios. Amigo
oyente, quisiramos agregar esto. Cmo podramos tener algo mejor que eso?
Encontramos aqu que se le dar al hijo de Dios gozo y paz en esta vida. El debe vivir
para Dios, en la misma presencia del pecado. El pecado no debe regir los programas de su
vida. Ya se le ha demostrado que no hay nada en el pecador justificado, que pueda llegar
a producir esta situacin ideal. Se demostr en el captulo 7 que ni la nueva naturaleza
tena ningn poder, y que la vieja naturaleza no tena nada de bueno. Cmo puede
entonces el hijo de Dios vivir para Dios? Y el apstol Pablo tuvo que pedir ayuda de
afuera. El dijo en el versculo 24 del captulo 7: Miserable de mi! quin me librar de
este cuerpo de muerte? Quin me ayudar a vivir para Dios? Cmo lo puedo hacer?
Alguien se expres de esta manera: Corro, corro y hago lo que manda la ley, pero no
me da ni pies ni manos. Mejores nuevas trae el evangelio, me pide que vuele y me da
alas. Y el apstol Pablo dijo al concluir el captulo 7: Gracias doy a Dios, por Jesucristo
Seor nuestro. As que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la
ley del pecado.
Este es un gran captulo el que comenzamos hoy, amigo oyente. En los primeros tres
captulos de la carta a los Romanos, hemos visto que fue Dios el Padre en la creacin.
Luego, del versculo 21 en el captulo 3 hasta el captulo 7, vemos a Dios el Hijo en
salvacin. En este captulo 8, es Dios, el Espritu Santo y la santificacin. El Espritu
Santo no ha sido mencionado mucho hasta ahora. Slo dos referencias como de paso.
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Pero ahora en este captulo se menciona diecinueve veces.
Aparentemente hemos llegado a un pasaje que es de suma importancia. Quiere decir,
amigo oyente, que si usted y yo queremos hacer en esta vida algo que sea del agrado de
Dios, debemos hacerlo en el poder del Espritu Santo. Como dijo el apstol Pablo en su
carta a los Efesios, captulo 5, versculo 18: No os embriaguis con vino, en lo cual hay
disolucin; antes bien sed llenos del Espritu. La santificacin es la obra del Espritu
Santo en la vida regenerada del creyente, liberndolo del poder del pecado, en la misma
presencia del pecado, y obrando la voluntad de Dios en la vida del creyente. Y somos
llevados a gozar de esta gloriosa relacin.
Los primeros versculos de este captulo 8 de la epstola a los Romanos han sido
llamados por Goda: La victoria del Espritu Santo sobre el pecado y la muerte. Leamos
pues el primer versculo:
Romanos 8:1 . . . conforme a la carne, sino conforme al Espritu.
Estas ltimas palabras: . . . los que no andan conforme a la carne, sino conforme al
Espritu, no pertenecen a este primer versculo, sino que son parte del versculo cuatro,
donde tambin podemos leerlas. Aparentemente fueron agregadas por algn escriba al
copiar las Escrituras. Se nos dice entonces, que no tenemos ninguna condenacin. Es
hermoso notar que a pesar del tremendo fracaso de Pablo en el captulo 7, l no perdi su
salvacin; dice: Ninguna condenacin hay para los que estn en Cristo Jess. Ahora, l
no estaba disfrutando de la vida cristiana. Era un fracaso. El mismo era un fracaso. Y
era un hombre miserable. Pero Dios quera que l tuviera gozo en su vida. Ahora,
Cmo iba l a lograr eso? La respuesta la encontramos aqu en el versculo 2; leamos:
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Romanos 8:2 . . . ha librado de la ley del pecado y de la muerte.
Aqu tenemos una declaracin muy valiosa. En ella notamos una palabra que se repite
quince veces en el captulo, esa palabra es porque. Es el cemento, por as decirlo, que
une todo este pasaje. Y es una palabra que requiere un verdadero esfuerzo mental.
Necesitamos seguir la lgica del apstol Pablo, como ya mencionamos anteriormente. Uno
de los grandes expositores de la carta a los Romanos dijo que si usted no encuentra lgico a
Pablo, entonces, no est siguiendo su razonamiento; porque l hace las cosas muy claras.
. . . la ley del Espritu que se menciona aqu, no slo quiere decir el principio de una ley,
sino tambin la autoridad que ejerce el Espritu. El Espritu de vida quiere decir que el
Espritu Santo trae vida porque esencialmente es vida. El es el Espritu de vida. Y la
expresin en Cristo Jess da a entender que el Espritu Santo est completamente unido
con Cristo Jess, porque el creyente comparte la vida de Cristo. El libera al creyente.
. . . la ley del pecado y de la muerte se refiere a la antigua autoridad que el pecado
tena sobre nuestra antigua naturaleza, culminando en una separacin completa de Dios.
La nueva naturaleza no poda sacudir esas cadenas. Slo la llegada de un nuevo poder
sera capaz de hacerlo, y eso es el Espritu Santo. Y obrando sobre la nueva naturaleza
que ahora est virtualmente unida a la vida de Cristo, el hombre del captulo 7, que estaba
unido al cuerpo de muerte, fue unido tambin al Cristo viviente. Veamos ahora lo que
dicen los versculos 3 y 4:
Romanos 8:3-4 . . . a la carne, sino conforme al Espritu.
Era imposible para la ley, reproducir justicia en el hombre. Ahora, eso no era culpa de
la ley. La culpa la tena el hombre y el pecado que haba en su carne. La ley era
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completamente incapaz de producir algo bueno en el hombre. Por eso el apstol Pablo
pudo decir all en el versculo 18 del captulo 7 de esta epstola a los Romanos: . . . Y yo s
que en m, esto es, en mi carne, no mora el bien; Y eso es lo que la Escritura, la Biblia est
diciendo, amigo oyente. Y eso es verdad. No hay ninguna duda que es la verdad en
cuanto a usted y en cuanto a m tambin. Y esto es porque, el hombre era pecaminoso
totalmente. El hombre es un depravado completo. Esto no se refiere a alguna persona
que vive cerca de su casa o algn vecino. Tampoco se refiere a alguien que est viviendo
abiertamente en pecado. Quiere decir, usted, amigo oyente; quiere decir que yo soy as.
Gracias a Dios que el Espritu Santo puede hacer lo imposible; el Espritu Santo puede
producir una vida santa en esta carne dbil y pecaminosa. Para poder aclarar un poco
esto, quisiramos usar una ilustracin un poco casera, quiz. Se trata de un ama de casa.
Esta seora va al mercado y compra un pedazo de carne para asar en el horno. Despus
del desayuno lo pone en el horno, porque lo necesita para la comida del medioda. Ella se
ocupa de todos los preparativos y lo pone en el horno. En eso, suena el telfono. Ella va a
contestarlo y se encuentra que es una vieja amiga, Juanita que le est llamando. Ahora, a
Juanita le gusta hablar mucho y comienza diciendo: Has odo tal y tal cosa? Bueno,
nuestra ama de casa no ha odo, pero le gustara hacerlo. Por tanto, toma una silla y se
sienta para poder escuchar con ms comodidad. Ella escucha en el telfono ya que
Juanita tiene realmente algo que contar; y habla de esto, y habla de aquello y de lo dems.
Habla por mucho tiempo. Pasan los minutos, una hora; y de pronto nuestra ama de casa
dice: Ay Juanita! Me tengo que ir porque se me quema el asado; cuelga el telfono y
corre hacia la cocina. Y hay humo en la cocina por todas partes porque se est quemando
la carne. La seora abre la puerta del horno y tomando un tenedor trata de levantar la
carne; pero no lo puede hacer. Desesperada ahora, deja el tenedor a un lado y coge una
esptula. Pone la esptula bajo la carne y la puede levantar y sacar del horno. El tenedor
no lo poda hacer porque la carne estaba demasiado cocinada, estaba demasiado dbil para
poder usar ese instrumento. Sin embargo, la esptula s pudo hacer el trabajo. No haba
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nada de malo con el tenedor, era bueno, pero no poda con la carne dbil. Lo malo estaba
en la carne, demasiado cocinada. Es por eso que ella tuvo que usar algo nuevo, una
esptula.
Podemos decir ahora, amigo oyente, que la ley era como ese tenedor. No poda hacer su
tarea porque la carne es dbil. No nos puede levantar. Pero ahora, algo nuevo se
presenta. Un nuevo instrumento, por as decirlo. Y es el Espritu Santo. Y lo que la ley
no poda hacer lo hace el Espritu Santo.
Por ello, amigo oyente, usted y yo podemos vivir la vida cristiana basndonos en este
nuevo principio. No es el principio de tratar de ayudarnos a nosotros mismos, porque eso
nunca dar resultado. Y todas esas proposiciones que hacemos cuando decimos que
vamos a hacer las cosas mejor, nunca dan el resultado esperado. Todos hemos dicho eso
alguna vez, pero, en realidad, ha dado buen resultado? Volvimos a hacer lo mismo de
siempre. Dios puede hacer esto que es nuevo y aparentemente imposible, al enviar a Su
propio Hijo. Su propia naturaleza en semejanza de carne de pecado. Cristo tuvo la
misma carne nuestra, pero sin pecado.
Veamos ahora lo que dice la Palabra de Dios. All en la carta a los Hebreos, captulo
2, versculos 14, 16 y 17, leemos: As que, por cuanto los hijos participaron de carne y
sangre, l tambin particip de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tena el
imperio de la muerte, esto es, al diablo. . . Porque ciertamente no socorri a los ngeles, sino
que socorri a la descendencia de Abraham. Por lo cual deba ser en todo semejante a sus
hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere,
para expiar los pecados del pueblo.
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Tambin leemos en la misma carta a los Hebreos, captulo 7, versculo 26, estas
palabras: Porque tal sumo sacerdote nos convena: santo, inocente, sin mancha, apartado de
los pecadores, y hecho ms sublime que los cielos. Y luego, en el captulo 10 de la misma
carta, versculo 5, leemos: Por lo cual, entrando en el mundo dice: Sacrificio y ofrenda no
quisiste; mas me preparaste cuerpo.
Esta era la forma que Dios utiliz para llegar al fondo del pecado en nuestros cuerpos,
mentes y espritus. El poda venir y ajusticiar la carne pecaminosa en la cruz para que
sta no tuviera ningn derecho sobre los seres humanos. Dios puede as tratar
directamente al pecado. Cristo se identific con nosotros, amigo oyente, no le parece que
esto muestra la condescendencia de El? El pecado ha sido condenado en nuestros cuerpos.
No ha sido retirado; a pesar de la creencia de algunas personas muy sinceras. Estos
cuerpos tienen que ser redimidos, levantados como cuerpos espirituales. Y hoy, el Espritu
Santo es el que libera el cuerpo del pecado.
Hay muchas personas que piensan de esta manera: No sera maravilloso, si el Seor
viniera y nos llevara de este mundo pecaminoso? Y por supuesto que eso sera
maravilloso! Y me gustara que sucediera ahora mismo. Pero, me gustara decir que hay
algo ms maravilloso todava! Y eso es el que usted, amigo oyente, tenga la habilidad de
vivir la vida cristiana en el lugar donde se encuentra ahora mismo: en un mundo de
pecado. Eso es ms maravilloso! Y eso es lo que Dios quiere hacer. Y ahora dice: para
que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros.
Esto fue expresado en voz pasiva para indicar que el Espritu Santo produce una vida
de obediencia que la ley demandaba, pero no poda producir. El Espritu Santo provee el
poder, pero la decisin es nuestra. Porque el pecado, l sugiere aqu, la ofrenda del
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pecado; el pecado no tendr dominio sobre nosotros. Qu cosa ms maravillosa y
gloriosa es sta!
Ahora, notemos que aqu se presenta un nuevo enfrentamiento. No es de nosotros el
entablar una lucha. Es el Espritu Santo contra la carne. Escuche lo que dice aqu en el
versculo 5:
Romanos 8:5 . . . Espritu, en las cosas del Espritu.
Esto lo dijo anteriormente el Seor Jesucristo all en el evangelio segn San Juan,
captulo 3, versculo 6, cuando expres que: Lo que es nacido de la carne, carne es.
Siempre ser carne. Dios no tiene un plan para cambiar eso, la carne. Pero el brinda
algo nuevo. Y la parte final de ese versculo 6, all en el evangelio segn San Juan,
captulo 3, dice: y lo que es nacido del Espritu, espritu es. Eso es algo diferente.
Tenemos ante nosotros ahora, una nueva lucha. Ya no es la nueva naturaleza del
creyente tratando de vencer al pecado en el cuerpo, sino que es el Espritu Santo luchando
contra la vieja naturaleza.
El pequeo regresaba a su hogar del colegio, cuando fue sorprendido por uno de esos
muchachos a quienes les gusta golpear a los que son ms chicos que ellos. Ahora, no haba
nada que el pequeito pudiera hacer, ya que el muchachn lo tena dominado y lo
golpeaba a voluntad. De pronto, pudo ver a su hermano mayor que se acercaba en su
ayuda. Y pronto cambi la situacin, el pequeo haba dejado su incmoda posicin y
poda ahora recuperarse de la paliza recibida.
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Pues, bien, amigo oyente, el creyente tiene a su lado al Espritu Santo para que ste le
defienda de la carne, representado en esta breve historia por el muchachn. Yo no
puedo vencer la carne. Aprend eso hace mucho tiempo. As que, lo debo confiar a
alguien que s puede hacerlo. Y ese alguien, amigo oyente, es el Espritu Santo que reside
dentro del creyente. Y El quiere hacerlo.
Pablo nos est presentando dos maneras de vivir, completamente opuestas. No hay
otras dos que puedan ser ms diferentes que stas. Los que andan conforme a la carne, es
decir el hombre natural. En el segundo captulo de su carta a los Efesios, versculos 1 al 3,
Pablo dice: Y l os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y
pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo,
conforme al prncipe de la potestad del aire, el espritu que ahora opera en los hijos de
desobediencia, entre los cuales tambin todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de
nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y ramos por
naturaleza hijos de ira, lo mismo que los dems.
Esa era nuestra condicin hasta cuando fuimos salvados. Y la carne incluye tambin la
mente. En su carta a los Colosenses, captulo 1, versculo 21, Pablo dice: Y a vosotros
tambin, que erais en otro tiempo extraos y enemigos en vuestra mente, haciendo malas
obras, ahora os ha reconciliado. Esto incluye toda la personalidad que est
completamente alejada de Dios. Y en su primera carta a los Corintios, captulo 2,
versculo 14, nos dice: Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espritu de
Dios, porque para l son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir
espiritualmente.
Esta clase de gente busca, lucha, y hasta ha puesto sus corazones en las cosas de la
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carne. Y esa es su dieta, y las obras de la carne son manifiestas. Usted lo puede leer por
s mismo all en la carta a los Glatas, captulo 5, versculos 19 y 20. Son un grupo feo.
En Colosenses, dice que son: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra
boca. Eso es lo que el Seor Jesucristo dijo tambin all en el captulo 15 del evangelio
segn San Mateo, versculo 19; dijo el Seor: Porque del corazn salen los malos
pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos
testimonios, las blasfemias. Aunque es humillante, debemos reconocer que el hijo de Dios
retiene su naturaleza admica. El vivir para la carne significa derrota y muerte. Ningn
hijo de Dios puede ser feliz viviendo por las cosas de la carne. El hijo prdigo puede
entrar al chiquero, pero nunca ser feliz si permanece all. Est moralmente obligado a
salir e ir a su padre.
La otra clase de gente es la formada por aquellos que segn el Espritu, han nacido de
nuevo, han sido regenerados, llenos del Espritu Santo de Dios, y ellos aman las cosas de
Dios. Y el apstol Pablo dice en su carta a los Colosenses, captulo 3, versculo 1: Si, pues,
habis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde est Cristo sentado a la diestra
de Dios. Y el versculo 2 sigue diciendo: Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de
la tierra. Mas adelante en este mismo captulo 3 de la carta a los Colosenses, versculos 12
y 13, el apstol contina dando ms instrucciones para el creyente; dice: Vestos, pues,
como escogidos de Dios, santos y amados, de entraable misericordia, de benignidad, de
humildad, de mansedumbre, de paciencia; soportndoos unos a otros, y perdonndoos unos
a otros. . . Estas son algunas de las cosas que podemos leer all y cun maravillosas son!
Estas son las cosas que busca el hijo de Dios. Pero, no lo podemos conseguir por medio de
nuestro propio esfuerzo. Lo logramos, solamente, cuando dejamos que el Espritu de Dios
obre en nuestras vidas. Veamos ahora lo que dice Pablo aqu en el versculo 6 de este
captulo 8 de la epstola a los Romanos:
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Romanos 8:6 . . . pero el ocuparse del Espritu es vida y paz.
El pensamiento de la carne es muerte. Y esto quiere decir simplemente que usted
est separado de la comunin con Dios. Y la carne es muerte, en este mismo instante.
El Espritu, sin embargo, mora en el creyente y le trae vida y paz. Usted puede notar que
aqu muerte significa estar separado de Dios y todo lo que ello implica.
El Seor Jesucristo le dijo al apstol Pedro cuando se encontraban en el aposento alto,
all en el captulo 13, del evangelio segn San Juan, versculo 8: Si no te lavare, no tendrs
parte conmigo. Cuando nosotros pecamos, amigo oyente, debemos confesar nuestros
pecados y ser restaurados a la comunin. Ahora, la palabra vida aqu, habla de una
satisfaccin completa. El ejercicio total de las habilidades de uno. Ah!, que pudiramos
vivir esta vida total y plenamente.
Y la palabra paz, quiere decir que usted puede disfrutar de tranquilidad y bienestar
en lo que concierne al presente y al futuro. Amigo oyente, cunto necesitamos nosotros
entrar en esa zona donde podamos disfrutar de paz. Volvamos ahora a los versculos 7 y
8 de este captulo 8 de esta epstola a los Romanos:
Romanos 8:7-8 . . . la carne no pueden agradar a Dios.
Nosotros tenemos una naturaleza antigua y esta naturaleza antigua, es como un ateo
espiritual. Y esto, creemos nosotros, destruye cualquier teora de que el hombre tiene en
s, una chispa divina y que de una manera u otra, tiene una secreta inclinacin hacia Dios.
La verdad, amigo oyente, es que el hombre es el enemigo de Dios.
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Y aqu, vamos a detenernos por hoy, porque nuestro tiempo ha tocado ya a su fin.
Continuaremos, Dios mediante, en nuestro prximo programa. Hasta entonces, que las
bendiciones del Seor reposen sobre usted ahora y siempre!