Rusafa en Siria. Una residencia califal de los últimos omeyas en Oriente, Thilo Ulbert.
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CuaderRosdeMadlnatal -Zahrá'
Vol. 5
Córdob a, 2004
CTJADERI{OS DE MADiNAT AL-ZAI]RÁ'
Cuadernos de Madinat a|-ZahraRevista de difusión científica del Conjunto Arqueo.lógico Madrnat al-Zahra
CONSEJO DE REDACCIÓN(Miembros de ia Comisión Técnica de Madinat al-Zahra)
Presidente: D. JESÚS ROMERo BENÍTEZDirectur Genera/ d¿ Biene.¡ Calnrales
Vocales: D." MERCEDES MUDARRA BARRERODe/egada Prorjrcia/ le Ca/ttra rJe Cít'daba
D. ANTONTO VALLEJO TRTANODirrtor del Con.funto Arquealígico Madjrat dl Z¿br¿
D. MANUEL ACIÉN ALMANSAUniru':idad de rtIálaga
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D." JULIA CARABAZA BRAVOUú¡w¡irlad d¿ ,\eúllt
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COMITÉ ASESOR
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D. CHRIST]AN E\rERTIrntituta Arqaeolígico A lenún
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D, M,'ANTONIA ]\4ARTíNEZ NUNEZUniursidal le lIálaga
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O Junta de Andalucía. Consejcría dc Cultura
(c) Los autores
Imprenta San Pablo, S. L. - Córdoba
Sor Ángela de Ia Cruz, 1 2 - Teléfir¡o 951 283 106
ISSN:1119-9996
Depósito Legal: CO. 1.64412004
SUMARIO
. ESTUDIOS
EDUARDO MANZANO MORENOEl círculct de pocler de los califas ornelas cle Córclaha Pág. 9
JEAN-PIERRE VAN STAÉVELPrítoir jzgaler, bátir : droit de la cr¡nslruclian et institarians
judiciairu ) Cordoae rJurant le í'lX' si¿cle Pág. 3L
MOHAMED MEOUAKMadinat al-Zabm' en las fuentes árabu del occidente i¡láttica Pág. 53
BRUNA SORAVIAUne bistaire de la f.rna. Aurariré er lígitirnirí dan:
le tuIutpaltis d'Ibn Hayan Pág. 81
MANIIELA MARÍNA/tos fancionarios para e/ ca/ifa: jueces 1 otras cargos de la
Adntinisnación cle'Al¡d al-Rabntan III Pá9.97
M.' ANTONIA MARTÍNEZ NÚÑEZ.MANUEL ACIÉN ATMANSALa epi¡1rafra de Madinar al-Zabra' Pá9. I07
SOLANGE ORYL' ep i grap b i e umayy ade s ya - pa / e s t i n i enne Pás.159
CARMEN BARCETÓ
El cíJin andalusi de "praaincias" durante el Califato(3a0_403t9j2_10j3) pá9. t73
ANTONTO VALLEJO TRTANO,ALBERTO MONTEJO CÓRDOBA,ANDRÉS GARCÍA CORTÉS
Resa/tados preliminares de /a interaenciín art¡aeo/ígica en /a
"Ca:a de Ya'far" 1 en el ecliJicia cle "Patio cle los Pilaru"de X[adinat al-Zahra' Pá9. I99
PATRICE CRESSIER,
MOURAD RAMMAHS¿bra al-A4ansariya : [Jne autre aille caltfale Pág.241
JUAN F. MURILLO REDONDO,MARÍA TERESA CASAL GARCÍA,ELENA CASTRO DEL RÍOMadinat Qar¡aba. Aproxinaciín al procesa de forntaciín de la
ciudad emiral 1 califal a patir de la información arquealógica Pág. 217
VICENTE SALVATIERRALa instauraciín clel Califato en el AIra Gaadalqaiuir Pá5. 291
PEDRO GURRIARÁN DAZAHacia una canstrucción del poder. Las prácticas edi/icias
en la periferia andalusi duranre el Califaro Pág. 297
ALBERTO CANTO GARCÍAEl dinar en al-Andalas en el sigla X Pás.327
CAROLINA DOMÉNECH BELDALa rnaneda farimí 1 sa relaciín con al-Andalus Pág. 339
PATRICE CRESSIER
Histarias de capiteles: ¿Hubo talleres califales pratincialesi' Pá9. 751
TILO ULBERTResafa en Siria. Una residencia califal de los últimrts onteyas en )riente Pá9. 377
BERNABÉ CABAÑERO SUBIZA,VALERO HERRERA ONTAÑÓNLa tecbu¡nbre de la ampliación de al-Hakan II rJe la mezqaita aljama
d¿ Círdoba. Análisi: tícnico 1 estulio forxul de sa policrarnía Pá9. 391
SABINE NOACK.HALEYLos capireles de la hlezt¡aita de Madinar al-Zaltra' Pág. 4I3
MARIANNE BARRUCANDLe prentier clécor arcltitectural fatimide en Egypte Pág. 445
PIERRE GUICHARDCanc/usions Pág.463
. CRÓNICA DEL CONJUNTO
ANTONIO VALLEJO TRIANO,
JOSÉ ESCUDERO ARANDACrínica del Conlanto, añas 1998-2003 Pág. 47 I
ESTIJDIOS
ACTAS DE LAS IV JORNADAS DE MADINAT AL-ZAHRÁ':Nuevas investigaciones sobre eI Califato de Córdoba
Córdoba, 10-12 Noviembre 2003
RESAFA EI{ SIRIA. UNA RESIDENCIA CALIFALDE Los úrrruos oMEYAS EN oRTENTE
THILO ULBERTEx-Directar de/ lnstitato Arqaeo/ígico Alen¿án
RESUMEN
En los últimos treinta años las excavaciones lle-vadas a cabo en la Rusáfa omeya de Siria por parte
del Instituto Arqr-reológico Alemán bajo la dirección
del autor se han intensifrcado de manera impottan-te. Estas actividades se centran en el palacio real que
el Califa Hiüm (124-1 1) d. C.) mandó construir
fuera de los muros de la ciudad bizantina Ilamada
Resafa/Sergiupolis y que, además de diversos edifi-cios palaciegos, incluye un jardín con un pabellón.
En el marco de una segunda investigación se estudió
la mezquita omeya principal y un Süq anexo y de
la misma época edificados junto a la catedral de la
ciudad bizantina. La Rusáfa de Siria tiene una ciertarelevancia para el estudio de la Rusáfa de al-Anda-lus en Có¡doba, la primera construcción palaciega de
'Abd al-Rahmán I, por que éste pasó gran parte de
su juventud junto a su abuelo Hifam en la Rusáfa
siria. En vista de que se va confrrmando de mane-
ra creciente 1a importancia de esta residencia omeya
por medio de las más recientes investigaciones y ya
que el soberano de al-Andalus tuvo una relación per-
sonal con ella, se plantea la pregunta de si además
de meros recuerdos nostálgicos no hubo influencias
arquitectónicas más concretas en Ia planificación que
hizo 'Abd al-Rahmán de su nuevo palacio y su gran
mezqr-rita de Córdoba.
Palabras clave
Omeyas, Rusáfa/Siria, palacio, mezquita, suq,
'Abd al Rahmán I, Rusáfa/Córdoba.
ABSTRACT
During the last thirty years, the investiga-
tions of the German Archaeological Institute on
the Umayyad Rusáfa in Syria has been very much
intensifred by the author. These activities have con-
centrated on the palace area which the caliph Hiíám(.724-1 43 a. D.) had built outside tl're walls of the
Byzantine city of Resafa/Sergiupoiis and which not
only contained various palace buildings but as wella garden with a garden pavilion. A further mainemphasis has been put on the investigation of the
central mosque built beside the cathedral of thatByzantine city and its corresponding suq of the
same chronoiogical context. Rusáfa in Syria has gotcertain relevance to the Rusáfa in al-Andalus near
Cordoba which had been the first palace foundationof 'Abd al-Rahmán I, who spent the mayor part ofhis youth in Rusáfa in Syria with his grandfather
Hifim. The recent investigations have proved the
importance of the Umayyad residence and, con-
sidering the sovereign's personal implication, one
might think of not only sentimental reasons butalso more concrete architectr-rral ideas that left itsmarks in'Abd al-Rahmán's designing his new palace
and the Great Mosque in Cordoba.
Key words
Umayyads, Rusáfa/Syria, palace, mosque, suq,
'Abd al Rahmán I, Rusáfa/Cordoba
i]1
firas la muerte de su padre Mu'áwiya, 'Abd al-
I Oun-un fue acogido por su abuelo Hiíam b.
'Abd a1 Malik, que fue el califa omeya de Damasco
durante los años 124-143 d. C. Las fi:entes escri-
tas nos dicen que Hi5ám pasó una gran parte de su
reinado en su residencia favorita Rusafat Hi5am1.
Támbién su nieto vivió allí muchos años de su ju-ventud. Con esta residencia se relaciona la primeraconstrucción palaciega de 'Abd al-Rahmán en al-
Andalus, que mandó edifrcar ante Ias pr-rertas de la
capital Córdoba: Qasr al-Rusáfar.
Es razonable preguntarse si fueron únicamente
los recuerdos nostálgicos de su patria siria los que
hicieron que el nuevo soberano de al-Andalus le pu-siera ese nombre o si tras ello no se esconden tam-
bién algunas influencias más concretas. Hasta hoy
la investigación no ha analizado con profundidadesta perspectiva. Así, por ejemplo, Lévi ProvenEal
habla de la Rusapha siria como una ciudad l¡izanti-na situada en algún lugar a las orillas del Eúfrates,
pero identifrca Rusafat-Hi5am equivocadamente
con la ya conocida Qasr al-Hair a5-Sarkir. Hoy han
cambiado mucho las cosas gracias a las investiga-
ciones que desde hace cincuenta años lleva a cabo
el Instituto Arqueológico alemán en Resafa y que
dirige desde hace 28 años el autor de estas líneas.
Con ello se ha conseguido, sobre todo, una nueva
base que ofrece la posibilidad de obtene¡ nuevos co-
nocimientos relativos a Ia época omeya.
EI lugar (Lám. 1), llamado ya Rezef en el An-tiguo Testamento, se integró desde mediados del
siglo I d. C. con el nombre de Rosapha/Rusapha/
Resafa como sede de un casrillo dentro de las for-
tificaciones de| /in¿es oriental del Imperio romano'.
Con el martirio de un alto oficial del ejército orien-
tal romano, Sergio, y Ia creciente veneración por su
tumba, Resafa experimenta un desacostumbrado
desarrollo convirtiéndose en sede episcopal y cam-
biando su nomb¡e por el de Sergiupolis en honor
a slr santo. Desde los siglos V/VI d. C. el antiguocailrafit ofrece un aspecto totalmente nuevo: se con-
vierte en una fc¡rtaleza y se construye un monumen-
tal sistema de muros. Con una muralla de 2 km. de
longitud, 50 torres y cuatro grandes puertas encon-
tramos aquí una de las construcciones tardoantiguas
que mejor se conservan hoy en día. En relación con
la fuerte impronta cristiana de la ciudad se cons-
truyen cuatro grandes basílicas, bien conservadas
378
en parte . El problema del abastecimiento de agua
potable se soluciona con la construcción de enormes
cisternas subterráneas en las que el agua de las llu-vias invernales se almacena gracias a un complicado
sistema l-iidráulico. Era, por tanto, una ciudad muydesarrollada para su época, rica y bien fortificada,
que se financiaba en 1o fi-rndamental con los obse-
qr-rios qr-re hacían los peregrinos a sus iglesias, pero
también se beneficiaba de ser un centro comercial
y artesanal situado en una de las rutas caravaneras
más importantes y recibía además donaciones del
emperador de Bizancio.
Esta es la situación que se encuentra Hiíámcuando decide convertir Rusapha, llamada a partirde entonces Rusáfat Hi5ám, en su residencia favori-
ta. Se sabe que ya siendo príncipe mostró predilec-
ción por esta zona, porque las insignias del califato
se le entregaron en eI año 724 d. C. en su pequeña
propiedad campestre Az-Zaitvna (Lám. 2), en Ias
ce¡canías de la ciudad bizantina. Con el tiempo he
podido identificar Az-Zatttna con extrema proba-
bilidad con las ruinas omeyas qlre se encuentranjunto a Ia íortaleza romana de Halul-Chollet. AIlíprecisamente pudo utilizar importantes instalacio-
nes de aprovisionamiento de agua y de riego que
habían sido abandonadas por las tropas romanas.
Otra razón para situar la nueva residencia califal
en la Resafa bizantina aparece repetidamente en las
fuentes escritas: gozaba de un mejor clima con res-
pecto al de la región del Eúfrares y de una mayor
protección frente a las epidemias de enfermedades,
qlre eran entonces especiaimente virulentas.
En el interior de la ciudad bizantina de Resafa
no había espacio suficiente para la nueva residencia
califal debido alaa]ta densidad de construcciones.
De ahí que se habilitara para su construcción una
extensa superÉcie situada extra lnuros al Sur de
la ciudad. Allí se levantaron diversos pa.lacios con
sus correspondientes edificios administrativos. Se
puede decir que estas labores constructivas se con-
centran exclusivamente en el reinado de Hi5ám, es
decir, que comenzaron poco después del año124 d.
C. Tras la muerte del Califa -que es prácticamente
también el final del dominio omeya sobre Siria- es-
tas construcciones se abandonaron de nuevo. Por
este motivo permiten una datación enormemente
precisa.
En el ámbito de las excavaciones que el Ins-
tituto Arqueológico Alemán ha ilevado a cabo en
Resafa, se comenzó realizando un levantamiento
topográfrco del terreno y de ese modo se pudie-ron identificar los palacios. A partir de ahí se ha
desarrollado Lln proyecto en e1 que con ayuda de
prospecciones geofísicas y electromagnéticas se van
a ir precisando Ias diversas instalaciones, a partir de
estas observaciones se realizarán sondeos puntuales
para clarificar aquellos puntos que presenten pro-blemas". Se ha dedicado hasta ahora una especial
atención a dos zonas palaciegas porque su situación
predominante lleva a pensar que serían con mayor
probabilidad los edihcios del Califa. En todos los
casos los edificios principales presentan una dispo-
sición en cuadrado con torres semicirculares inter-medias y en las esquinas y un patio central, una
tipología característica de Siria. En esta residencia
pudo haber pasado muchos veranos de su juventud
'Abd al-Rahmán con su abuelo y formaba una parte
importante de sus recuerdos en el lejano al-Anda-1us.
El jardín es Llno de los elementos esenciales de
una construcción palaciega en esta época, porclue
era el lugar idóneo de descanso y bienestar en estas
zonas secas de las estepas desérticas sirias. En 1990
realicé el estudio de una superlicie así, qr-re se en-
cuentra junto a los edifrcios palaciegosr. El jardín se
adentraba algo más que el palacio al que pertenecía
en el lejano \7adi qr-re limita con el terreno al Oes-
te de Resafa. Aquí se podía almacenar el agua de
lluvia y utilizarla para el riego. En el interior de un
terreno rodeado por un muro podría haber estado
además al menos una de las varias fuentes que había
en la ciudad y sus alrededores para poder regar en
cualquier momento del año. Todavía hoy se puede
encontrar Élran cantidacl de agr-ra subterránea sulfa-
tadomagnésica que tanto entonces como ahora se
utilizaba para el riego de campos y jardines y para
dar de beber al ganado. En una zona relativamen-
te centrada de esta superflcie sacamos a la Iuz un
pabellón (Lám. 3, Fig. 1) situado sobre un podio
cuadrado y rodeado por Llna cornisa coh-rmnada que
tenía igualmente un espacio central cuadrado cu-
bierto por una cúpula. En el centro de cada uno de
los lados había escaleras que subían hasta ei podio ydesde ellas partían unos paseos amurallados hacia el
parque siguiendo la dirección de los cuatro puntos
cardinales. Es seguro que se trata de un prototiposencillo de un pabellón de jardín, en este caso con-
creto del más antiguo de esce tipo hasta hoy cono-
cido y que haya sido arqueológicamente estudiado
de una manera precisa. Este edificio -como todos
los de la residencia de Hifim estaba edihcado con
ladrillos de adobe enlucidos y su cubierta se com-
ponía de tega/ae como las qr-re habitualme nte se ve-
nían usando desde Ia Antigüedad. Al iguai que en
Ias demás construcciones mandadas edificar por este
Califa en Resafa y sus alrededores se Lrtilizaron ma-
teriales de expolio para los elementos constructivos
aislados: basas, fustes y capiteles provienen de edi-
ficaciones más antiguas. Sin embargo, la decoración
pictórica de las paredes y ei rico estucado (Fig. 2 y
3) característico en todas partes de la época omeya
y abásida son totalmente actuales y de la época. Es
posible que posteriotes excavaciones descubran un
estanque en el jardín. Una fuente escrita mencio-
na que en Lrna ocasión una visita encontró al Califa
Hifim sentado en su residencia junto a su estanque
(birké).
Con esto se han descrito en lo fundamental la
residencia califal y sus ajardinamientos situados en
el exterior de la ciudad en la que pasó largo tiempoel joven'Abd al-Rahmán y que seguramente habrá
formado parte importante de sus recuerdos. Natu-ralmente no sabemos qué influencia tuvieron direc-
tamente estas estrLlctllras en Ia primera residencia
nlleva, qlre se encontraba situada igualmente en las
afr-reras de una gran ciudad (en este caso, Córdoba) y
todo el que se ocupa de este tema llegará a diferen-
tes conclusiones. Es muy probable que sí la tuvierael ajardinamientos dotado qúzá con un pabellón
relativamente simple . "Simple" con respecto a los
complejos edificios construidos 200 años más ta¡de
en ei interior de la residencia omeya de Madinataz-Zahra'. Para el primer Califa de al-Andalus las
plantas, traídas especialmente desde su patria siria,jugaron un importante papel en sus nuevos jardines
palaciegos. Entre ellas tenía una especial preferen-
cia por el granado. Casi con seguridad los habría
en el jardín palaciego de su abuelo Hi5ám. No en
vano aparece representado uno de estos árboles de
una forma muy significativa en un mosaico del sue-
lo del baptisterio de Ia catedral de Resafa, dentro
de una alegoría que quiere representar el paraíso;
un paraíso imaginado como un jardín arbolado en
)79
el que conviven pací6camente los animales salvajes
y los domésticos. Las representaciones del paraíso
siempre han estado muy relacionaclas con los jardi-nes árabes y orientales.
A pesar de la falta de espacio edifrcable Hiíámqr,riso construir su gran mezquitae en las inmedia-tas cercanías cle la catedral cristianar') (Lár;.. 4,Fig.4), que contenía en esta época ia tumba del santcr
patrono de la ciudad y constituía por ello el centrode Resal¿. No es posible imaginarse esta querenciasin presuponer clue haya existido una especial rela-
ción del Califa con el famoso santo. Prol¡ablemenreera devoto del Santo Sergio como ya anres que él
1o fue el príncipe de los Ghassanidas Al-Mundiry el rey de los persas Chosroes junto con muchos
miembros no cristianos de la población nómada de
Siria. Con todo, la construcción de la mezquita no
se llevó a cabo sin perjuicio para las construccioncs
precedentes. En el lado Norte de Ia basílica cris-tiana se eliminaron algunos edificios y se aplanó
la superÉcie incluyendo la escalinata que llevabaal podio elevado sobre el que se levantaba Ia ba-
sílica. EI gran patio con peristilo situado al Nortese redujo alrededor de su pórtico norte, que ahora,
con la const¡ucción del muro de la Quibla, pasaba a
ser la primera nave cubierta de la nueva mezquita.Éstu se extendía hacia el Norte con las tres rraves
de su sala de oración y su gran Riwaq. Este últimcrno se llegó a completar con galerías corridas tal ycomo estaba planeado. Era ésta, por tanto, no sólo
una mezquita respetable, digna de un Califa; lo que
verdaderamente sorprende es su localización, unidaa la antigua iglesia de Sergio, y los dos pasajes pre-vistos junto al muro de la Quibla entre el espacio
de culto cristiano y el islámico. Así, en la ciudad de
Sergio y al menos para la época en Ia que finalizabael dominio de Ios omeyas existió una coexistenci¿
constructiva entre ambas religiones.La mezquita (Lám. 1), que ha investigado D.
Sack dentro del proyecto de excavación de Resafa, ha
sufrido desde su construcción algunos cambios debi-do a diversos temblores de tierra y otras vicisitudes.Datada con total seguridad durante el reinado de
Hiíám gracias, entre otros indicios, a los hallazgos
monetarios es, sin embargo, la primera mezquitaque se utilizó y siguió en uso durante largo tiempo.Con una longitud total de 18 m. tiene una anchura
de 40 m. La sala de oración, dividida en rres navcs.
380
tiene ¡rna amplitr,rd de 20 m. Como marerial se uti-Iizó -aI iguai que en todos los edificios antiguos del
interior de Ia ciudad- la piedra de yeso caracte¡ísti-ca de Resafa. La mayor parte de los sillares pudie ron
haberse cogido de la llamada basílica B, situada en
sr-r vecindad, que poco antes del reinado de Hiíámhabía sido destruida por un terremoto. EI expoliode piedras fue de tal magnitud que enconrraron Lrso
en la nueva mezquita las puertas con slrs paredes y
dinteles tal y como estaban en Ia antigua basílica.
Es fácilmente comprensible qr-re esta consrrucciónsirviera también como destino para orros despojos
como basas, pilares, fr-rstes y capiteles. La mayoríade Ios elementos constructivos menores estaban he-
chos de un material similar al mármol rojo. Puede
que fuera casualidad que esos mismos elementos de
la mezquita levantada en Córdoba unos cincuenra
años más tarde también provinieran de expolios y
fueran en parte del mismo tipo de material y color.Podríamos de nuevo conside¡ar a'Abd al-Rahmáncomo lazo de unión, ya que durante su juventud se
sintió en Ia gran mezqr-rita de Rusáfat-Hi5ám como"en slr propia casa". De forma sorprendente y al
contr¿rrio qlre en las construcciones profanas extra
muros, el estuco no se utilizó como decoración en
esta mezqr-rita.
D. Sack ha dejado claro todo Io qr-re se refiere a
la tipología de esta mezquita. Indirectamente de-
pende, como también la mezquita cordobesa de los
Omeyas, de la gran mezqr,rita de Damasco, que ha-
bía sido mandada construir por el padre de Hifim,al-\flalidrr. En Damasco ya se daba la articulaciónde la sala de o¡ación con su amplio rransepro cen-
tral así como la alternancia de piiares y columnas.
En lo que se refiere a sus dimensiones, la mezquiraresidencial de Rusáfat-Hi5am es naturalmenre más
modesta que la de la mezquita de la capital Damas-
co, tiene la mitad de tamaño. En comparación con
la mezquita principal del reino Omeya en al-Anda-lus es también aproximadamente un tercio menor.
No hay que olvidar que las posibilidades de espa-
cio que existían para consrmir la nueva mezquitade Rusáfat-Hifim eran, como ya se ha dicho, muylimitadas. En Damasco ocurría lo contrario. Ya labasílica de San Jr-ran teodosiana había sido construi-da sobre el tentenas habilitado del templo de Júpi-ter y por ello no existía ningírn tipo de limitaciónespacial. Támbién en Córdobarz los arquitectos de
'Abd al-Rahmán dispusieron de un terreno am-
plio, al construir el nuevo edihcio sobre Ia catedral
cristiana existente entonces. La intención del Cali-fa en Rusáfat-Hifim al constri-rir una mezquita no
excesivamente Élrande, sino más bien discreta, fue
claramente la de no sobrepasar las dimensiones del
complejo catedralicio cristiano en el que se encon-
traba el santuario dedicado a Ser¡¡io. La que más se
parecería a ésta sería la que el propio Hi5ám hizo
construir en Ios años 728129 d. C., pocos años des-
pués, por tanto, en Qasr al-Hair a5-Sarki, a sólo 80
km. de Rusáfatrr. En cualquier caso, la mezquita de
Rusáfát es un exponente típico de las principales
posibilidades que ofrece el arte edilicio omeya tar-
dío en Siria.
Durante la construcción de la nueva mezquita,
al l-racer la nueva entrada por el Oeste, se reformó
taml¡ién Ia extensa plaza occidental de la catedral
de San Sergio. En los lados Norte y Oeste se si-
tuaron locales de tiendas (Lám. 4, Fig. 4) con Lrnas
dimensiones bastante uniformes (12 mr). Se cons-
truyeron con grandes sillares de yeso que -como en
el caso del material utilizado en ia mezquita- pu-dieron habe¡se cogido de la basílica vecina utili-zada como cantera. Los hallazgos monetarios más
antiglros encontrados en los fundamentos de esta
instalación proceden de ia época de Hi5ám e, igr-ral
que Ia cerámica, sirven para datar estas construccio-
nes de una manera muy precisa. Por la distribuciónde espacios y los diversos hallazgos este con,Lrnto
de habitaciones puede identifrcarse como un Suqr'.
Las entradas en cada una de las estancias se encuen-
tran en el lado exterior y sólo se podía acceder por
ellas desde las calles adyacentes. Hacia el interior,en el área del patio de la iglesia, se fueron constru-
yendo igualmente con la técnica de adobe diversas
estancias con ei paso del tiempo. Éstas servían como
talleres, como testimonia, por ejemplo, el hallazgo
de un pequeño horno de forja. Todas las estancias
estuvieron en uso hasta Ia dest¡ucción de la ciudad
por los mongoles en los años l258lt9 d. C. mante-
niendo en lo fundamental su forma originaria. Los
hallazgos monetarios prueban igualmente esta da-
tación final.
Conocemos zonas Süq semejantes de Ia época
omeya en 'Anlar (Líbano)rt y Palmiral", en donde
más tarde se habían construido pequeñas tiendas
aprovechando una parte de las columnatas roma-
nas. Es algo que, igual que ocurre en Resafa, pr-rede
esperarse en relación con toda mezquita construida
en fecha temprana y caracteriza hasta hoy 1a situa-
ción de muchos centros urbanos islámicos. En laciudad de Sergio se han conservado especialmente
bien estas tiendas porque desde Ia entrada de los
Mongoles ningún edificio ha sufrido posteriores re-
construcciones.
En 1o que se rehere a Ia presencia omeya en Ia
ciudad, ésta se centra principalmente en los 20 años
del Califato de Hiíám. En su residencia preferida
ha encontrado también su último reposo. Poco des-
pués de su muerte su tumba fue violada y su cuerpo
profanado durante la confusión que acompañó el fi-nai del dominio omeya sobre Siria y el comienzo del
Califato Abasí. Resafa. como ciudad marcadamente
cristiana, siguió existiendo evidentemente tras el
breve florecimiento omeya. Allá donde excavamos,
nos encontramos con edificios y hallazgos medie-
vales, en parte de una gran calidad. Naturalmente,entre éstos es imposible distinguir si sus dueños
fr-reron cristianos o musulmanes.
Para la investigación de la cerámica de la épo-
ca entre los siglos I y XIII d. C. se ha convertido
Resafa con el paso del tiempo en r-rn importantefactor a tener en cuenta'r. La parte central de la ciu-dad fue la tumba de San Sergio y lo siguió siendo
hasta sr-r frnal. Un destello que permite vislumbrarsu culto aparece en r-rn conjunto de recipientes de
plata dorados con adornos de niel cle la época de
los Cruzados que fue escondido ante la ameflaza
mongola en el patio columnado que está entre la
Catedral y la mezquita.rs Estos costosos recipientes
pueden considerarse como las últimas ofrendas vo-
tivas realizadas ante la tumba de Sergio antes de Ia
destrucción de la ciudad en eI siglo XIII d. C.
Pero volvamos a la época de los Omeyas en la
que se centra esta discusión: inmediatamente tras slr
nombramiento como Califa, por tanto poco después
del año 124 d. C., Hiíám construyó en Rusáfat-
Hi5ám su residencia, que ocupaba un ampiio espa-
cio extra muros. En ella se inch-ría un terreno ajar-
dinado con un pabellón central. Estas instalaciones
califales están todas hechas con ladrillos de adobe
sin excepción. En claro contraste, se utilizaron silla-res para la construcción de Ia gran mezquita omeya
anexa a la catedral cristiana. Como elementos arqui-tectónicos móviles (bastido¡es de las puertas, basas,
381
columnas y capiteles) se utiiizaron excllrsivamenteexpolios de anteriores construcciones. Mientras en
la mezquita no se puede demostrar que existieranmás elementos decorativos, el pabellón estaba ri-camente ornamentado con estlrco. Las formas que
allí aparecen se inspiran en modelos más antiguos,como muestran los numerosos ejemplos de decora-
ción en piedra de los monumentos de la ciudad de
Sergio que han llegado hasta nosotros. Esta deco-
ración causa r-rna impresión marcadamente conser-
vadora en sus detalles. Gracias a la posibilidad de
reahzat una datación exacta podemos hablar en este
caso de adorno omeya, que hay que situar en la épo-
ca de Hi5ám y específicamente de Rusáfat-Hi5ám.Las formas particulares son características de este
lugar y de un breve lapso de tiempo. En todos los
demás monumentos de la época omeya en Siria el
adorno plástico apareció en otro momento y bajo
otras circunstancias (modelos locales más antiguos,diferentes grlrpos artesanales, un factor temporaldistinto).re De todo ello sc sigue que no se puede
hablar en general de "la decoración edilicia ome-ya". Si queremos ser precisos no se puede decir que
exista tal decoración, y cada lugar concreto, con su
repertorio en parte totalmente diverso, sólo puede
verse de forma independiente a los demás. La inves-
tigación se encuentra en los comienzos en 1o que se
refiere a esta época y a su problemática especíÉca.
Por esta tazón no es aconsejable sacar conclusiones
partiendo de elementos decorativos particulares yutilizarlos de forma selectiva para realizar un estu-
dio comparativo con otras regiones del mundo me-diterráneo.
'lu./l;¿n,,: \l PRILTO Vll.A\ ¡.\ladridl
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NOTAS
2
Todas lns firentes tírabes que se ocupan de Rusáiat Hiiámhan sido recopiladas por: KELLNER-HEINKELE, B. en:
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ULBERÍ, T.. Der krutzJ'abrerzdtlich¿ Si/bersch¿tz ¿ts Raafa
Sergiultalis, RESAFA III, Mainz 1990.
Esto es váliclo para lugares con monumentos omeyas como
el propio Damasco pero también se da en Jerusalén ,v en
los llamaclos castillos del desierto Hirbat ¿rl Minya, Qusair
'Anra, Qasr al Harr aé-Sarki, Qasr al-Hair al Garb1, Mshatia,
Hirbat al-Maf!ar etc.
10.
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Lám. 7: Raafa/Rasáfar H).ñn. plano de /a ciudad
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Lárl-n.2: az-Zaituna, plana del conplejo aneya
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Lám. 1: Rtsáfat Hifr.n, área palaciega, pabellón d.e jardin (planta y reconslrucción)
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Fig. l: Rtt:dfat Hiíirn. área ltctlaciega. exccttación del ¡)dbe//ó/t Je jardin
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Fig.2: Ru.rifat Hifr.nt. área falaciegt. pabe/lín de jardin, e.rtucttdo onela
389
Fig. ): Rasifat I{i.frnt. írta lalaciega. pabe//ín Je jardht. est/./tdda anqt./.
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