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LA CAUSA PRIMERA EN LA FILOSOFIA DEL
SIGLO XII
Carlos Iglesias – [email protected]
“Dios es la Inteligencia Suprema, causa primera de todas las cosas.”
- {El Libro de los Espíritus, P. 1}
Sigue abajo un pequeño trecho de un texto bastante interesante,
que se encuentra en una de las principales obras del gran filosofo Cordobés
Maimonides: el "Guía de los Descarriados" (traducción para el español por Fernando
Valera, publicado por la Editora Barath).
El libro, datado del siglo XII, aún presenta al lector de hoy,
principalmente al espirita, temas para reflexión e enseñanzas valiosas.
No hay como dejar de nos quedar admirados con su concepción
de Dios, una concepción que no está muy lejos de la que nos presenta el primer
capitulo de “El Libro de los Espíritus”.
Aquí está por tanto como tema de estudio, o por lo menos como
curiosidad histórica, el modo como un de los mayores pensadores de la edad
media, judío nacido en la España musulmana (Al Andaluz), encaraba la cuestión
de la Causa Primera.
DE LA CAUSA PRIMERA
(De un libro del siglo XII del filósofo Cordobés Maimonides)
Los filósofos, como sabes, llaman a Dios “La Causa Primera", en
hebreo Illa y Sibba; pero los llamados motacálimes evitan aplicarle semejante
nombre, y Le titulan "el Agente". Y la razón de que los filósofos llamen a Dios la
Causa, y no el Agente, no hay que buscarla en la creencia que ellos tienen de
que el Universo es eterno, sino en otros motivos que brevemente te explicaré.
Enseña la física que, salvo la Causa Primera, todo procede de
las cuatro siguientes clases de causas: La sustancia, la forma, el agente y la
causa final o designio.
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Dios es en Sí mismo agente, forma y fin, y por eso le llaman la
Causa, expresando que Dios une en sí mismo estas tres causas del Universo.
No es menester que te conturbes ahora preguntándote si el
Universo ha sido creado por Dios, o si, como pretenden los filósofos, es eterno y
coexistente con Él.
En las páginas de este tratado hallarás asaz información sobre
la materia, pero en este lugar sólo pretendo mostrarte que Dios es la
«Causa» de cuantos acontecimientos ocurren en el mundo, al igual que es el
Creador de todo el Universo, tal como existe. Veamos de qué manera:
Cada cosa hecha ha de tener un agente, el cual tiene también
su agente, y así, de manera sucesiva, hasta remontarse al primero, que es
también el verdadero agente universal que mueve a todos los eslabones
intermediarios de la cadena. En tal sentido se adscribe al Creador cuanto
acaece en el Universo, aun cuando haya sido producido directamente por
una causa próxima. Dios es el Agente, y por tanto, la Causa Ultima de todo.
Vemos también, tras cuidadoso examen, que toda forma
física y perecedera tiene que haber ido precedida de otra forma semejante,
merced a la cual la sustancia se hace apta para recibir la forma inmediata.
Pero la forma anterior ha ido precedida de otra, y así sucesivamente,
remontándonos de una en otra, llegaremos finalmente a aquella forma
necesaria para la existencia de todas las formas intermedias, que son causas
próximas de la forma actual. Dios es aquella Forma a que se remontan y
refieren todas las existencias. Todo cuanto hay en el mundo está dotado de una
forma, desaparecida la cual, la cosa se disgrega y termina. Pues lo mismo puede
decirse de Dios con referencia a todas las causas remotas de todos los seres;
todas las cosas existen merced a la existencia de Dios que las mantiene em su
ser por el proceso que llamamos emanación o influjo, que será explicado en
otro capítulo de la presente obra. Si no existiera Dios, suponiendo que esto fuera
posible, no existiría el Universo, y todas las causas remotas dejarían de ser y no
habría ni efectos finales, ni causas intermedias. Es por razón de esto por lo que a
Dios se le llama en el lenguaje sagrado he ha-olamin, «la vida del Universo».
El mismo argumento es válido respecto de las causas finales
o designios. Si atribuyes cierto propósito a una cosa, has de buscar el propósito
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final, que es ejecutar la voluntad de Dios, el decreto de Su sabiduría. El designio
final de todo ha de ser: «Ha sido decretado por la sabiduría de Dios».
Dios es la aspiración de todo cuanto llega a ser, lo cual anhela,
según sus facultades, asemejarse a Dios, en la perfección. Tal es el sentido de
la frase: «Su voluntad es idéntica a Su esencia». Por eso se llama a Dios el «fin
de todos los fines».
Te he explicado en qué sentido se dice que Dios es el Agente, la
Forma y el Fin. Tal es también la razón de que los filósofos no le llamen solo «el
Creador», sino también «la Causa».
Algunos de los sabios motacálimes, teólogos musulmanes,
llevaron su locura y vanidad hasta el extremo de decir que, si pudiera dejar de
existir el Creador, ello no implicaría necesariamente la inexistencia de Sus
creaciones, es decir del Universo.
Porque la obra no desaparece necesariamente cuando
desaparece el obrero, luego de haberla producido. Estarán en lo justo si Dios
solo fuera Creador del Universo, y si la existencia de este no dependiera
permanentemente de Aquel. El taller no desaparece porque muera el
carpintero, porque este no da permanentemente la existencia a su obra.
Sin embargo, Dios es en Sí mismo la forma del Universo, según
hemos declarado, y es Él quien lo hace continuamente existir y permanecer.
Ahora te percatarás de cuán grande es el error en que han incurrido los que
afirmaron que Dios es sólo Agente, pero no Forma y Designio del Universo.
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