Sacramentos

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- Los Sacramentos, plan de vida en el amor - ESCUELA TABASCO DEPARTAMENTO DE PASTORAL LOS SACRAMENTOS. Los sacramentos, plan de vida en el amor. Por: Fernando Iván Gómez Trejo INTRODUCCIÓN Dios, que "quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad" (1 Tim 2, 4), "habiendo hablado antiguamente en muchas ocasiones de diferentes maneras a nuestros padres por medio de los profetas" (Heb 1, 1), cuando llegó la plenitud de los tiempos envió a su Hijo, el Verbo hecho carne, ungido por el Espíritu Santo, para evangelizar a los pobres y curar a los contritos de corazón, como "médico corporal y espiritual", mediador entre Dios y los hombres. En efecto, su humanidad, unida a la persona del Verbo, fue instrumento de nuestra salvación. Por esto en Cristo se realizó plenamente nuestra reconciliación y se nos dio la plenitud del culto divino. Esta obra de redención humana y de la perfecta glorificación de Dios, preparada por las maravillas que Dios obró en el pueblo de la Antigua Alianza, Cristo la realizó principalmente por el misterio pascual de su bienaventurada pasión. Resurrección de entre los muertos y gloriosa Ascensión. Por este misterio, "con su Muerte destruyó nuestra muerte y con su Resurrección restauró nuestra vida. Pues el costado de Cristo dormido en la cruz nació "el sacramento admirable de la Iglesia entera". (SC #5) Los seres humanos nos comunicamos por medio de signos que evocan o representan una realidad, una experiencia, un pensamiento o una actitud. Lo importante del signo es su significado. Los signos, a veces, van acompañados de símbolos, que son cosas u objetos materiales que sugieren o señalan una realidad inmaterial; por ejemplo, la cruz es la señal de los cristianos. Jesús está presente en la Iglesia y, con él, su salvación. Por tanto, la Iglesia es depositaria de la

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ESCUELA TABASCODEPARTAMENTO DE PASTORAL

LOS SACRAMENTOS.

Los sacramentos, plan de vida en el amor.Por: Fernando Iván Gómez Trejo

INTRODUCCIÓN“Dios, que "quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad" (1 Tim 2, 4), "habiendo hablado antiguamente en muchas ocasiones de diferentes maneras a nuestros padres por medio de los profetas" (Heb 1, 1), cuando llegó la plenitud de los tiempos envió a su Hijo, el Verbo hecho carne, ungido por el Espíritu Santo, para evangelizar a los pobres y curar a los contritos de corazón, como "médico corporal y espiritual", mediador entre Dios y los hombres. En efecto, su humanidad, unida a la persona del Verbo, fue instrumento de nuestra salvación. Por esto en Cristo se realizó plenamente nuestra reconciliación y se nos dio la plenitud del culto divino. Esta obra de redención humana y de la perfecta glorificación de Dios, preparada por las maravillas que Dios obró en el pueblo de la Antigua Alianza, Cristo la realizó principalmente por el misterio pascual de su bienaventurada pasión. Resurrección de entre los muertos y gloriosa Ascensión. Por este misterio, "con su Muerte destruyó nuestra muerte y con su Resurrección restauró nuestra vida. Pues el costado de Cristo dormido en la cruz nació "el sacramento admirable de la Iglesia entera". (SC #5)

Los seres humanos nos comunicamos por medio de signos que evocan o representan una realidad, una experiencia, un pensamiento o una actitud. Lo importante del signo es su significado.

Los signos, a veces, van acompañados de símbolos, que son cosas u objetos materiales que sugieren o señalan una realidad inmaterial; por ejemplo, la cruz es la señal de los cristianos. Jesús está presente en la Iglesia y, con él, su salvación. Por tanto, la Iglesia es depositaria de la salvación de Jesús y, en cuanto tal, la celebra, la actualiza y la comunica por medio de signos.

I. SACRAMENTOS - SIGNOS DE VIDA EN LA IGLESIA […] “La Iglesia celebra el Misterio de su Señor "hasta que él venga" y "Dios sea todo en todos" (1 Co 11,26; 15,28). Desde la era apostólica, la Liturgia es atraída hacia su término por el gemido del Espíritu en la Iglesia: "¡Maranatha!" (1 Co 16,22). La liturgia participa así en el deseo de Jesús: "Con ansia he deseado comer esta Pascua con vosotros... hasta que halle su cumplimiento en el Reino de Dios" (Lc 22,15-16). En los sacramentos de Cristo, la Iglesia recibe ya las arras de su herencia, participa ya en la vida eterna, aunque "aguardando la feliz esperanza y la manifestación de la gloria del Gran Dios y Salvador nuestro Jesucristo" (Tt 2,13). "El Espíritu y la Esposa dicen: ¡Ven!...¡Ven, Señor Jesús!" (Ap 22,17.20).” (CIC 1130.)

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La Iglesia celebra y comunica la salvación en los sacramentos. Éstos son signos sensibles, instituidos por Jesús y confiados a la Iglesia. Son siete y se corresponden con los momentos más importantes de la vida.

La Iglesia celebra sacramentalmente cada uno de los signos, dichos signos tienen ciertas características, que están llenas de signos y símbolos, todos los signos tienen su raíz en la obra de la creación y en la Antigua Alianza que revela en plenitud la persona de Cristo. Ya que los hombres utilizamos los signos y los símbolos para comunicarnos, el mismo signo del Sacramento es ya en sí una comunicación de un don enorme recibido por gracia de Dios. (CIC1145 y 1146)

“Conviene que la celebración de la liturgia tienda a expresarse en la cultura del pueblo en que se encuentra la Iglesia, sin someterse a ella. Por otra parte, la liturgia misma es generadora y formadora de culturas. Las diversas tradiciones litúrgicas, o ritos, legítimamente reconocidas, por significar y comunicar el mismo Misterio de Cristo, manifiestan la catolicidad de la Iglesia. El criterio que asegura la unidad en la pluriformidad de las tradiciones litúrgicas es la fidelidad a la Tradición apostólica, es decir: la comunión en la fe y los sacramentos recibidos de los Apóstoles, comunión que está significada y garantizada por la sucesión apostólica.”(CIC 1207 – 1209)

Ya que los sacramentos transmiten vida, se han de hacer vida según la cultura donde la fe católica ha llegado a poner la semilla y la vivificación de Cristo que ha muerto y resucidato.

II. SACRAMENTOS DE INICIACIÓN CRISTIANAINTRODUCCIÓN. Mediante los sacramentos de la iniciación cristiana, el Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía, se ponen los fundamentos de toda vida cristiana. "La participación en la naturaleza divina que los hombres reciben como don mediante la gracia de Cristo, tiene cierta analogía con el origen, el crecimiento y el sustento de la vida natural. En efecto, los fieles renacidos en el Bautismo se fortalecen con el sacramento de la Confirmación y finalmente, son alimentados en la Eucaristía con el manjar de la vida eterna, y, así por medio de estos sacramentos de la iniciación cristiana, reciben cada vez con más abundancia los tesoros de la vida divina y avanzan hacia la perfección de la caridad" (PabloVI, Const. apost. "Divinae consortium naturae"; Cf. OICA, praen. 1-2). (CIC 1212)

1. BAUTISMOJesús dijo a los apóstoles: «Haced discípulos míos bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo». El bautismo significa nacimiento a la fe, renacer a la vida de Dios e incorporación a la Iglesia. Es administrado por un obispo, un sacerdote o un diácono. El signo más importante del bautismo es el agua.

Este sacramento recibe el nombre de Bautismo en razón del carácter del rito central

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mediante el que se celebra: bautizar (baptizein en griego) significa "sumergir", "introducir”. CIC 2214

“El Bautismo es el más bello y magnífico de los dones de Dios... lo llamamos don, gracia, unción, iluminación, vestidura de incorruptibilidad, baño de regeneración, sello y todo lo más precioso que hay. Don, porque es conferido a los que no aportan nada; gracia, porque, es dado incluso a culpables; bautismo, porque el pecado es sepultado en el agua; unción, porque es sagrado y real (tales son los que son ungidos); iluminación, porque es luz resplandeciente; vestidura, porque cubre nuestra vergüenza; baño, porque lava; sello, porque nos guarda y es el signo de la soberanía de Dios” (S. Gregorio Nacianceno, Or. 40,3-4).

El fruto del Bautismo, o gracia bautismal, es una realidad rica que comprende: el perdón del pecado original y de todos los pecados personales; el nacimiento a la vida nueva, por la cual el hombre es hecho hijo adoptivo del Padre, miembro de Cristo, templo del Espíritu Santo. Por la acción misma del bautismo, el bautizado es incorporado a la Iglesia, Cuerpo de Cristo, y hecho partícipe del sacerdocio de Cristo. (CIC 1279)

2. CONFIRMACIÓNLa confirmación es el sacramento que fortalece la fe que el cristiano recibió en el bautismo. El que se confirma recibe, mediante la imposición de manos del obispo, el don del Espíritu Santo.

Con el Bautismo y la Eucaristía, el sacramento de la Confirmación constituye el conjunto de los "sacramentos de la iniciación cristiana", cuya unidad debe ser salvaguardada. Es preciso, pues, explicar a los fieles que la recepción de este sacramento es necesaria para la plenitud de la gracia bautismal (Cf. OCf, Praenotanda 1). En efecto, a los bautizados "el sacramento de la confirmación los une más íntimamente a la Iglesia y los enriquece con una fortaleza especial del Espíritu Santo. De esta forma se comprometen mucho más, como auténticos testigos de Cristo, a extender y defender la fe con sus palabras y sus obras" (LG 11; Cf. OCf, Praenotanda 2) (CIC 1285)

En el Antiguo Testamento, los profetas anunciaron que el Espíritu del Señor reposaría sobre el Mesías esperado (Cf. Is 11,2) para realizar su misión salvífica (Cf. Lc 4,16-22; Is 61,1). El descenso del Espíritu Santo sobre Jesús en su Bautismo por Juan fue el signo de que él era el que debía venir, el Mesías, el Hijo de Dios (Mt 3,13-17; Jn 1,33- 34). Es por así decirlo un momento de don y entrega donde el cristiano asume para sí la especial compañía del Espíritu Santo, sus consejos y sus dones para salir de sí mismo revestido ya de esta gracia singular y anunciar al mundo la verdad del amor que el hijo de Dios ha comunicado a todos los hombres. Es un sacramento de Envío.

En el rito de este sacramento conviene considerar el signo de la unción y lo que la unción designa e imprime: el sello espiritual. La unción, en el simbolismo bíblico y antiguo, posee numerosas significaciones: el aceite es signo de abundancia (Cf. Dt 11,14,

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etc.) y de alegría (Cf. Sal 23,5; 104,15); purifica (unción antes y después del baño) y da agilidad (la unción de los atletas y de los luchadores); es signo de curación, pues suaviza las contusiones y las heridas (Cf. Is 1, 6; Lc 10, 34) y el ungido irradia belleza, santidad y fuerza.

La liturgia de Antioquía expresa así la epíclesis de la consagración del santo crisma (myron): " (Padre... envía tu Espíritu Santo) sobre nosotros y sobre este aceite que está delante de nosotros y conságralo, de modo que sea para todos los que sean ungidos y marcados con él, myron santo, myron sacerdotal, myron real, unción de alegría, vestidura de la luz, manto de salvación, don espiritual, santificación de las almas y de los cuerpos, dicha imperecedera, sello indeleble, escudo de la fe y casco terrible contra todas las obras del Adversario".

"El sacramento de la confirmación es conferido por la unción del santo crisma en la frente, hecha imponiendo la mano, y con estas palabras: "Recibe por esta señal el don del Espíritu Santo" (Pablo VI, Const. Ap. Divinae consortium naturae). En las Iglesias orientales, la unción del myron se hace después de una oración de epíclesis, sobre las partes más significativas del cuerpo: la frente, los ojos, la nariz, los oídos, los labios, el pecho, la espalda, las manos y los pies, y cada unción va acompañada de la fórmula: "Sello del don que es el Espíritu Santo". (CIC 1300)

3. Eucaristía.La eucaristía es la celebración de la muerte y resurrección de Jesús. Fue instituida por Jesús en la última cena. Es alimento de fe y de vida. Ocupa el lugar central entre los sacramentos de la Iglesia.

Por lo cual a partir del Concilio Vaticano II “Los ritos deben resplandecer con noble sencillez; deben ser breves, claros, evitando las repeticiones inútiles, adaptados a la capacidad de los fieles y, en general, no deben tener necesidad de muchas explicaciones.” (SC 34) Dejando a la Eucaristía como un sacramento de culmen en la vida diaria.

"La Eucaristía significa y realiza la comunión de vida con Dios y la unidad del Pueblo de Dios por las que la Iglesia es ella misma. En ella se encuentra a la vez la cumbre de la acción por la que, en Cristo, Dios santifica al mundo, y del culto que en el Espíritu Santo los hombres dan a Cristo y por él al Padre" (CdR, inst. "Eucharisticum mysterium" 6). (CIC 1325)

Eucaristía porque es acción de gracias a Dios. Las palabras "eucharistein" (Lc 22,19; 1 Co11,24) y "eulogein" (Mt 26,26; Mc 14,22) recuerdan las bendiciones judías que proclaman-sobre todo durante la comida - las obras de Dios: la creación, la redención y la santificación.

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En el corazón de la celebración de la Eucaristía se encuentran el pan y el vino que, por las palabras de Cristo y por la invocación del Espíritu Santo, se convierten en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. (1333)La Iglesia ve en el gesto de Melquisedec, rey y sacerdote, que "ofreció pan y vino"

(Gn 14,18) una prefiguración de su propia ofrenda (Cf. MR, Canon Romano 95).

“Que sólo sea considerada como legítima la eucaristía que se hace bajo la presidencia del obispo o de quien él ha señalado para ello (S. Ignacio de Antioquía, Smyrn. 8,1). Por medio del ministerio de los presbíteros, se realiza a la perfección el sacrificio espiritual de los fieles en unión con el sacrificio de Cristo, único Mediador. Este, en nombre de toda la Iglesia, por manos de los presbíteros, se ofrece incruenta y sacramentalmente en la Eucaristía, hasta que el Señor venga (PO 2).”

La santa madre Iglesia instituyó, además, los sacramentales. Estos son signos sagrados creados según el modelo de los sacramentos, por medio de los cuales se expresan efectos, sobre todo de carácter espiritual, obtenidos por la intercesión de la Iglesia. Por ellos, los hombres se disponen a recibir el efecto principal de los sacramentos y se santifican las diversas circunstancias de la vida.

III. SACRAMENTOS DE CURACIÓN.

INTRODUCCIÓN “Por los sacramentos de la iniciación cristiana, el hombre recibe la vida nueva de Cristo. Ahora bien, esta vida la llevamos en "vasos de barro" (2 Co 4,7). Actualmente está todavía "escondida con Cristo en Dios" (Col 3,3). Nos hallamos aún en "nuestra morada terrena" (2 Co 5,1), sometida al sufrimiento, a la enfermedad y a la muerte. Esta vida nueva de hijo de Dios puede ser debilitada e incluso perdida por el pecado.” (CIC 1420)

4. RECONCILIACIÓN. Jesús perdonó a los pecadores y nos enseñó a perdonar siempre y a todos. Mediante el sacramento de la penitencia, Jesús ofrece a los cristianos una nueva posibilidad de convertirse, recuperando el perdón de Dios y del prójimo y la reconciliación con la comunidad cristiana.

"Los que se acercan al sacramento de la penitencia obtienen de la misericordia de Dios el perdón de los pecados cometidos contra Él y, al mismo tiempo, se reconcilian con la Iglesia, a la que ofendieron con sus pecados. Ella les mueve a conversión con su amor, su ejemplo y sus oraciones" (LG 11). CIC 1422.

5. UNCIÓN DE LOS ENFERMOS."¿Está enfermo alguno entre vosotros? Llame a los presbíteros de la Iglesia, que oren sobre él y le unjan con óleo en el nombre del Señor. Y la oración de la fe salvará al

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enfermo, y el Señor hará que se levante, y si hubiera cometidos pecados, le serán perdonados" (St 5,14-15).

El sacramento de la Unción de los enfermos tiene por fin conferir una gracia especial al cristiano que experimenta las dificultades inherentes al estado de enfermedad grave o de vejez. El tiempo oportuno para recibir la Santa Unción llega ciertamente cuando el fiel comienza a encontrarse en peligro de muerte por causa de enfermedad o de vejez. Cada vez que un cristiano cae gravemente enfermo puede recibir la Santa Unción, y también cuando, después de haberla recibido, la enfermedad se agrava.

Sólo los sacerdotes (presbíteros y obispos) pueden administrar el sacramento de la Unción de los enfermos; para conferirlo emplean óleo bendecido por el Obispo, o, en caso necesario, por el mismo presbítero que celebra. Lo esencial de la celebración de este sacramento consiste en la unción en la frente y las manos del enfermo (en el rito romano) o en otras partes del cuerpo (en Oriente), unción acompañada de la oración litúrgica del sacerdote celebrante que pide la gracia especial de este sacramento. La gracia especial del sacramento de la Unción de los enfermos tiene como efectos: — la unión del enfermo a la Pasión de Cristo, para su bien y el de toda la Iglesia;— el consuelo, la paz y el ánimo para soportar cristianamente los sufrimientos de la enfermedad o de la vejez;— el perdón de los pecados si el enfermo no ha podido obtenerlo por el sacramento de la penitencia;— el restablecimiento de la salud corporal, si conviene a la salud espiritual;— la preparación para el paso a la vida eterna.

IV. SACRAMENTOS DE SERVICIO A LA COMUNIDAD.

INTRODUCCIÓN.En estos sacramentos, los que fueron ya consagrados por el Bautismo y la Confirmación (LG 10) para el sacerdocio común de todos los fieles, pueden recibir consagraciones particulares. Los que reciben el sacramento del orden son consagrados para "en el nombre de Cristo ser los pastores de la Iglesia con la palabra y con la gracia de Dios" (LG 11). Por su parte, "los cónyuges cristianos, son fortificados y como consagrados para los deberes y dignidad de su estado por este sacramento especial" (GS 48,2).

6. ORDEN SACERDOTAL.Instituido para anunciar la palabra de Dios (Cf. Ml 2,7-9) y para restablecer la comunión con Dios mediante los sacrificios y la oración, este sacerdocio de la Antigua Alianza , sin embargo, era incapaz de realizar la salvación, por lo cual tenía necesidad de repetir sin cesar los sacrificios, y no podía alcanzar una santificación definitiva (Cf. Hb 5,3;7,27; 10,1-4), que sólo podría alcanzada por el sacrificio de Cristo.

Todas las prefiguraciones del sacerdocio de la Antigua Alianza encuentran su cumplimiento en Cristo Jesús, "único mediador entre Dios y los hombres" (1 Tm 2,5).

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Melquisedec, "sacerdote del Altísimo" (Gn 14,18), es considerado por la Tradición cristiana como una prefiguración del sacerdocio de Cristo, único "Sumo Sacerdote según el orden de Melquisedec" (Hb 5,10; 6,20), "santo, inocente, inmaculado" (Hb 7,26), que, "mediante una sola oblación ha llevado a la perfección para

siempre a los santificados" (Hb 10,14), es decir, mediante el único sacrificio de su Cruz.

7. MATRIMONIO.

“Celébrese habitualmente el matrimonio dentro de la Misa, después de la lectura delEvangelio y de la homilía, antes de la «oración de los fieles». La oración por la esposa, oportunamente revisada de modo que inculque la igualdad de ambos esposos en la obligación de mutua fidelidad, puede recitarse en lengua vernácula. Si el sacramento del Matrimonio se celebra sin Misa, léanse al principio del rito la epístola y el evangelio de la Misa por los esposos e impártase siempre la bendición nupcial.” (SC 78)

S. Pablo dice: "Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a la Iglesia... Gran misterio es éste, lo digo con respecto a Cristo y la Iglesia" (Ef 5,25.32). La alianza matrimonial, por la que un hombre y una mujer constituyen una íntima comunidad de vida y de amor, fue fundada y dotada de sus leyes propias por el Creador. Por su naturaleza está ordenada al bien de los cónyuges así como a la generación y educación de los hijos. Entre bautizados, el matrimonio ha sido elevado por Cristo Señor a la dignidad de sacramento (Cf. GS 48,1; .? CIC, can. 1055,1).

El sacramento del matrimonio significa la unión de Cristo con la Iglesia. Da a los esposos la gracia de amarse con el amor con que Cristo amó a su Iglesia; la gracia del sacramento perfecciona así el amor humano de los esposos, reafirma su unidad indisoluble y los santifica en el camino de la vida eterna (Cf. Cc. de Trento: DS 1799).

El matrimonio se funda en el consentimiento de los contrayentes, es decir, en la voluntad de darse mutua y definitivamente con el fin de vivir una alianza de amor fiel y fecundo. Dado que el matrimonio establece a los cónyuges en un estado público de vida en la Iglesia, la celebración del mismo se hace ordinariamente de modo público, en el marco de una celebración litúrgica, ante el sacerdote (o el testigo cualificado de la Iglesia), los testigos y la asamblea de los fieles. (CIC 1659 - 1663

Textos recomendados para leer:

a) CONSTITUCIÓN DOGMÁTICA, Sacrosanctum Concilium.b) Catecismo de la Iglesia Católica, siguiendo los números antes inscritos.