SALAS BARBADILLO, ALONSO JERÓNIMO DE - El sagaz Estacio, marido examinado

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    ALONSO JERNIMODESALAS BARBADILLO

    El sagaz Estacio,El sagaz Estacio,marido examinadomarido examinado

    Comedia en prosaComedia en prosa

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    [PRELIMINARES].............................................................................................................................................3PERSONAJES....................................................................................................................................................9ACTO PRIMERO.............................................................................................................................................10ACTO SEGUNDO............................................................................................................................................42ACTO TERCERO............................................................................................................................................66

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    [PRELIMINARES]

    El Sagaz Estacio, marido examinado.A D. AGUSTN FIESCO,

    Caballero nobilsimo de la Repblica Gnoua.AUTORALONSO GERONIMODE SALAS BARBADILLO.

    Ao 1620.Con privilegio en Madrid, por IUANDELA CUESTA.

    Vndese en la calle Mayor, junto a la casadel SEORIUANDE FRAS, Oydor del Real Consejo.

    En Madrid por IUANDELA CUESTAAo MDCXX.

    SUMADEL PRIVILEGIO

    Tiene privilegio Alonso Gernimo de Salas Barbadillo, vecino de la villa deMadrid, para poder imprimir por tiempo de diez aos un libro que compuso intituladoEl Sagaz Estacio, marido examinado, y que durante el dicho tiempo ninguna persona sinsu poder le pueda imprimir, so las penas en l contenidas. Su data en Madrid, a veinte yun das del mes de enero de 1614 aos.

    JORGEDE TOVAR.

    SUMADEL PRIVILEGIODE ARAGN

    Tiene privilegio de su Majestad Alonso Gernimo de Salas Barbadillo, para que enlos reinos de la corona de Aragn ninguna persona sin su poder pueda imprimir un librointitulado El Sagaz Estacio, marido examinado, ni meterle en otros reinos, so las penasen l contenidas. Dado en Ventosilla, a 20 de Octubre de mil y seiscientos y trece.

    D. FRANCISCO GASOL.

    TASA

    Est tasado por los Seores del Real Consejo a cuatro maraveds cada pliego. Su

    data a cuatro del mes de Marzo de 1620 aos, ante m, Hernando de Vallejo, escribanode cmara del Rey nuestro Seor.

    HERNANDODE VALLEJO.

    FEDE ERRATAS

    Vi este libro intitulado El Sagaz Estacio, marido examinado; est bien y fielmenteimpreso con su original. Madrid y Marzo cuatro de 1620.

    El Licenciado MURCIADELA LLANA.

    APROBACIN

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    Por comisin y mandado de los seores del Consejo de su Majestad, he hecho verlos cinco libros contenidos en este memorial no contienen cosa contra la Fe y buenascostumbres, antes son tiles e ingeniosos, y ans le puede dar licencia al Autor para

    poder imprimirse. Fecho en Madrid, a veinte de diciembre de mil y seiscientos y treceaos.

    DOCTORGUTIERREDE CETINA.

    APROBACIN

    Digo yo, el maestro Fr. Manuel de Espinosa de la orden de la Santsima TrinidadRedencin de cautivos, que por comisin de los seores del Consejo Real y, supremo deCastilla, vi y examin cinco libros intitulados: El Caballero Puntual, La ingeniosa Elena,El Sagaz Estacio, Correccin de vicios y Romancero Universal, en los cuales no hallcosa contra el dictamen de nuestra santa madre Iglesia ni que contradiga a las buenascostumbres, antes con ingenio ensea su autor en ellos las agudezas y engaos de losque son hijos de este siglo para que nos sepamos librar de ellos conforme el consejoevanglico, y me parecen tiles y provechosos para gente curiosa y desembarazada deestudios ms graves; y este es mi parecer. En este Convento de la Santsima Trinidad,calle de Atocha de la villa de Madrid, a seis de Enero de mil seiscientos y catorce aos.

    FR. MANUELDE ESPINOSA.

    D. FERNANDO BERMDEZY CALVAJALDCIMA

    Con modo tan peregrinoa vos propio os excedis,

    que bien se ve que tenisun espritu divino.Hoy llenastes el camino,Salas, de nuestra esperanza,que el mundo a gozar no alcanzaobra de ms hermosura,tan ajena de censurani tan digna de alabanza.

    ROMANCEPANEGRICODE ALABANZA

    DE ALONSO GERNIMODE SALAS BARBADILLO,PORD. ANTONIO SNCHEZDE HUERTA.

    Mucho golfo me prometeel mar a que me concedo,

    y recelo temerosoescollos de desaciertos.

    Califique mi intencineste noble atrevimiento,que en fe della a tal empresa

    osadamente me atrevo.

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    Amenazas de invidiososno me certifiquen riesgos,que no han de ser poderosos

    para encubrir mis afectos.

    Los que los milagros veisque obra este Apolo nuevo,que con una pluma sola

    subir procura hasta el cielo;

    Los que miris la destrezacon que dirige su vuelo,a solicitar esfera

    premio slo a sus intentos,

    Si extrais tanto valory conocis tanto nuevo,pagad con admiracionesprodigios tantos de ingenio.

    Qu Orfeo en sonora vozarticul sus acentos,que presuma emulacina la dulce voz del nuestro?

    Quin con tanta suavidadjunt lo dulce y severo,moralizando ingenioso,exhortando a virtud diestro?

    Quin licenciosas costumbresreprehendi con ms acuerdo,

    y en suaves burlas mezcltantos divinos exemplos?

    Y quin tan ciertas verdadesnos dijo, envueltas en juego,haciendo la reprehensinhonesto entretenimiento?

    Su aceptacin lo publicay su opinin da fe dello,

    de nuestra Espaa con gloria,con invidia de otros reinos.

    Honor fiel de nuestra edad,corona de nuestros tiempos,crdito de nuestro siglo,asombro a los venideros,

    lo apellidan todos cuantosreconocen corto premio,lucientes siempre laurelesa tales merecimientos.

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    Qu mucho corto le juzguensi se le asegura eterno,la Patrona de Madridagradecida a su celo,

    restituida, por l,ya que no a decoro nuevo,con industriosa invencina sus excelentes versos?

    Servicio en tan poca edad,que apenas en bozo tiernodaba indicio los aosde maduro entendimiento,

    cuando escribi este Poema,dando con devoto pecho,como de su gran virtud,muestras de su gran talento.

    No se debe menos gloria,no gloria se debe menos,a la hija de Celestinade Ingeniosa Elena enredos.

    El no menos celebradoque Puntual Caballero,en quien se mir excedidoen su inventiva a s mesmo.

    Boca de todas verdadesadonde se vio el empleoque dellas hizo el autor

    para apoyar sus deseos,

    a sus celebradas Rimasen que mir los trofeosde su ingenio, de su estudio,de su erudicin y acuerdo.

    Qu, pues, al famoso librodel Caballero Perfecto,

    dechado de la elocuenciay de Prncipes maestro?

    Dando en Pedro de Urdemalas,noticia en los dos extremos,de lo grave y lo jocoso,con advertidos consejos,

    reservando para ste,en estudiados preceptosdel arte, lo riguroso,

    y de lo agudo lo nuevo.

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    De cuya valiente plumaveremos los triunfos presto,de aquel ngel abrasado,de aquel Serafn de cielo,

    Santa Juana de la Cruz,asombro que fue en el suelode humildad, y digna causadestos divinos efectos.

    Las Comedias Espaolas,donde lo antiguo y modernoadvertiris, observando

    para general provecho.

    Y otros mil felices partosque de su ingenio veremos,en honra de su nacin,

    gozosa deste sujeto.

    Algrate, Manzanares,mustrate afable y risueo,

    pues que mereces ufanover en tus cristales bellos

    Un cisne, que en tus orillasquiere eternizar sus ecos,contra invidias de la fama

    y contra injurias del tiempo.

    A DON AGUSTN FIESCO,CABALLERO NOBILSIMODELA REPBLICADE GNOVA.

    Para la direccin deste libro que a v. m. ofrezca, haba yo elegido la persona delseor Sinibaldo Fiesco, padre de v. m., en cuyas virtudes hoy vive tan verdadero, queellas son poderosas a restituir el robo de la muerte, haciendo presente lo mismo que ellaausent. Sus alabanzas pedan mejor pluma y ms dilatado tiempo. Mas quin no lasdice, quin no las pregona, si en todos los estados, as en el superior como en el nfimo,y en aquel que entre estos dos extremos sirve de medio, dej muchos reconocidos y

    obligados? Porque l, grande en nimo como en entendimiento, saba en un tiemposatisfacer a todos por particular privilegio del cielo, que esto ni lo consigue la industriani lo da la fortuna. Muchas razones me despertaron a este intento y entre ellas dosfortsimas. La primera, la calidad de su virtud y sangre entrambas iguales, y tancompaeras que se conformaban en la perfeccin, la una bien engrandecida e ilustradade las historias, y la otra no menos admirada de los que le conocimos. La segunda, seresta comedia en prosa a imitacin de tantas como hoy corren en Italia, por parecermeque nadie amparara ms bien esto que un caballero de la misma nacin, supuesto queen Castilla no tenemos ms que una, que es La Celestina, bien que sta, aunque nica,es de tanto valor que entre todos los hombres doctos y graves, aunque sean los de msrecatada virtud, se ha hecho lugar, adquiriendo cada da venerable estimacin, porque

    entre aquellas burlas, al parecer livianas, ensea una doctrina moral y catlica,amenazando con el mal fin de los interlocutores a los que les imitaren en los vicios. Esta

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    parte he templado yo por dar la obra ms suave a los lectores, haciendo que se corrijan atiempo y poniendo en su desengao el de los dems que cayeron en sus flaquezas. Elconsuelo de la prdida de tan ilustre protector como me prometa en el seor Sinibaldo,slo le puedo hallar en v. m, pues como heredero de sus virtudes alienta y anima a los

    profesores de las buenas artes, quedndole en igual deuda a todos los virtuosos, porque

    dndoles ejemplos en sus mismas acciones que imitar, los ayuda con los socorros de suliberalidad para que puedan proseguir. Yo, por mi parte, reconozco la obligacin en queestoy, y espero alcanzar ocasiones en que pueda dar mayores prendas de miagradecimiento. Guarde Nuestro Seor a v. m. con toda felicidad.

    De Madrid a 4 de Marzo de 1619.ALONSO GERNIMODE SALAS BARBADILLO.

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    PERSONAJES

    DON PEDRO SALAZAR, caballero.

    SORIA su criado.

    MEDINA, su criado.

    DOA MARCELA, dama.

    SNCHEZ, casamentero.

    ESTACIO, pretendiente de Marcela.

    DOA ISABEL, dama.

    DOA JULIANA, dama.TORRES, escudero.

    DON SANCHO, caballero.

    PAREDES, su criado.

    GARCA, mujer casada.

    COSME LAURENCIO, extranjero.

    Un capitn.

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    ACTO PRIMERO

    Don Pedro De Salazar; Soria y Medina, y Doa Marcela,dama.

    DOA MARCELA.- Aunque no hay acto ms propio de la voluntad que el casamiento,en m es ms fuerza que natural deseo y psame por lo que tiene decruz de recebille con disgusto, porque con esto no acaben denegarme los que me persiguen la poca parte que de cristiana meconceden.

    DON PEDRO.- Luego forzada y no enseada de tu eleccin y gusto tomas estado?Ms cruel eres contigo que los jueces con los que condenan agaleras, pues t a ti propia te sentencias por toda la vida y ellos almayor ladrn por diez aos; ms hay que no lo entiendo, porqueuna vida donde est violentada la voluntad es tan breve que lamisma pena te sacar della.

    DOA MARCELA.- As es, pero ya que al entrar en esta religin spera y estrecha delmatrimonio no se hace por mi parecer, por lo menos quiero que elnovio sea medido con mi corazn; busco yo un maridico, un

    juguete destos de pasa aqu, escndete acull, vete fuera y novuelvas hasta tal hora; al fin, seor, una buena criatura y unhombre hecho de pies a cabeza en el molde de Diego Moreno, deaquellos de la primera impresin, tan parecido en todo, que te

    pueda decir por l: Este es un traslado bien y fielmente sacado ycorregido y concertado con su original, etc.DON PEDRO.- Y no merecer contigo tanto nuestra amistad, seora Marcela, que

    me digas la razn? Sepa yo quin te mete las bodas por las puertastan a disgusto, quiz cuando ms intil juzgas nuestro consejo teadvertir lo que t, aunque sabia, ignoras por apasionada.

    DOA MARCELA.- Hay, seor don Pedro, una persona muy poderosa y a quien todoslos mortales miramos con mucho respeto, y las mujeres

    principalmente: este negro temor de la justicia, cuya sombra, conser tan pequea la que hace una vara, me espanta y causa inquietuden mi corazn flaco. Oh, qu arrastrada vida es esta de andarse

    escondiendo! Hoy como en casa de Juana, ceno en la de Franciscay maana en la de Ins, con ser mis mulos ms conocidos y que segozaran con mi destierro, porque de su mercadera hubiese unatienda menos en el lugar; y aun no me basta toda esa solicitud,

    porque les ponen a mis pies tantas espas, que cuando pienso queestoy enterrada en la noche del olvido, el sol de la justicia medescubre, cuyos rayos me dejan con un gentil dolor de cabeza, yaen la afrenta de la honra, ya en el menoscabo de la bolsa; por esto

    busco yo un esposo que no sea marido entero, sino un leo, unrbol digo, que me defienda con su sombra contra la fuerza destesol, que yo le habilitar para ello ponindole las ramas sobre la

    cabeza.

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    DON PEDRO.- Siempre reverenci la virtud y buenas prendas de tu entendimientodesde el primer da que le trat, pero ahora con ojos de mayoradmiracin le miro. Oh, qu bien has conocido la dificultad! Vesel mal paso y guas por otra senda. Cuando los daos se conocen yse les sabe el remedio, no son tan graves como aquellos que hacen

    desesperar a la medicina y a sus profesores, porque aunque el dolorse padece, la esperanza de la salud vecina lisonjea la herida, concuyo regalo se divierte la pena. Agrdame tu discurso, y es desuerte que quiero ser uno de los obreros deste edificio; vamos alcaso, pongamos las manos en la masa y no se nos vaya el tiempo enslo proponer, porque cuando lo que se propone no tieneaprobacin, es yerro y culpa de la flojedad no acudir luego a laejecucin. Qu te parece de aquel mdico mozo, mi amigo, queahora empieza a delinquir contra nuestra salud? Si te contenta,habla claro, pues estamos a tiempo, que yo me atrevo a efectuallo,

    porque el buen Licenciado no escupir cosa, como entienda que por

    este camino ha de llegar a verse en mejor mula, pues de muy viejaanda cerca de apealle; y ya que es correo de la muerte, ser msafrenta serlo de a pie, dems de que si en su poder muriese diranque a su propia mula no perdon; con tal compaero no pierdes tuscomodidades, pues mientras l acude a sus visitas puedes t hacer yrecebir las tuyas, de las cuales con el tiempo podran salir tantosenfermos, que t sola le dieses bastante ocupacin y fuese para casadoblado el provecho.

    DOA MARCELA.- No das en el clavo, amigo. Por tus ojos, un mdico tan mozo, quvisitas ha de tener, sino tan pocas que lo ms del da ser en casa elmastn de la huerta, y cuando le parezca que no andan los pies alcomps de su son levantar un testimonio a mi pobre salud, yhacindome creer que estoy enferma me recetar la muerte en una

    bebida? Descarto el mdico y mudo mi ropa a otro barrio, ademsde que tiene madre y hermanas; no quiero marido con adiciones desuegra y cuadas.

    DON PEDRO.- Calla y djate obligar de las buenas razones. Suegra y cuadas sonmuy al uso destas que se hacen a la parte y abriendo la manocierran la boca, y creme, que hombre que est enseado a la flemade su mula espaciosa ser un buey, y no te admires, que estosanimales das ha que son compaeros.

    DOA MARCELA.- Oh, seor!, que ese es insufrible tormento, porque seremos todasigualmente a recebir y yo sola al trabajar; entraremos juntas en elcoche, veremos de conformidad la comedia, comeremos elalmuerzo y la merienda de compaa, y al tiempo del agradeceresto al que lo diere, ser yo sola el banco que ha de aceptar laslibranzas; y ltimamente, por el menor enojo, por la ms pequeaniera que entre mujeres, y ms las que somos deste gnero devida, cualquiera ocasin basta, le cantarn a mi marido al odo todala historia, y quedando ellas por inocentes ser yo la vaca de la

    boda; y cuando l sea tan buey y tan manso como t le pintas, nopor eso es ms seguro, que el refrn dice: Del agua mansa me

    libre Dios, y bien puedo yo tomndolo a mi propsito aplicallo albuey, aunque se dijo al agua.

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    DON PEDRO.- Qu te parece del soldado que jugaba conmigo ayer? Promtoteque con los naipes en la mano es cosario de la tierra, y ha entendidoel modo de quitar capas a medioda sin que le puedan hacer causa

    por ello.DOA MARCELA.- Por mi vida, que quieres meterme en el lodo! Basta, que tienes

    donaire! A propsito es el hombre, todo fieros: fiero en el rostro,fiero en las razones y fiero en los ademanes! No tengo yo haciendapara que l juegue una hora, ni cara para la menor puada suya;vengar en mi rostro las ofensas que le hiciere el naipe, y querraventurar mi dinero en juegos tan ilcitos como aquellos en que yole he ganado, y menos seguros; ten advertido para otra vez que loscasamenteros de corretaje jams proponen tahures, porque ya sabenque estn excluidos en los contratos matrimoniales.

    DON PEDRO.- Perdona por Dios, Marcela, y no te enojes, pues yo no te obligo nifuerzo, solamente propongo, y pues no te tiranizo la libertad delelegir, oye y acomdate con aquello que ms te viniere a cuento.

    Aquel mercader de donde ayer sacaste el gorgorn qu te dice? Nole pondrs falta de prdigo; la parte del adquirir tambin laentiende como todos, y la del conservar, mejor; y esta postrera hacea los hombres, porque la primera sin la segunda es como al que ledieron ojos para volver a cegar, triste gnero de desdicha.

    DOA MARCELA.- Ponle en la calle con los dems. No ves que los tales no salen decasa todo el ao por guardar mujer y tienda? Yo, seor, hombre detrato le quisiera y mercader, pero tengo de ser yo sola sumercadera, aunque tal vez suele ser la una achaque para la otra, ydonde hay muchas mercaderas todos compran, y algunos de todas.

    MEDINA.- Estos se presentan por memorial: el primero, un mozo deveinticinco aos, que a los veinte se puso anteojos, presumido en elingenio y avarsimo en la condicin.

    DOA MARCELA.- Todas las partes de ese mozo me contentan: la primera, porque eltraer anteojos dice cortedad de vista, gran calidad para maridoapacible; la segunda, porque todo hombre presumido es ignorante,con que est muy cerca de ser paciente; la tercera, porque el sermiserable, cuanto es gran defecto para ser galn, es muy a

    propsito para marido.MEDINA.- Este es un hombre vano y escrupuloso, sus aos cuarenta y con

    alguna hacienda en vias.

    DOA MARCELA.- Ese memorial fue mal admitido, porque hombre que tiene cuarentaaos y alguna hacienda en vias est en edad de beberse su propiahacienda. El ser escrupuloso aun a las mujeres ms recatadasofende, ved qu sentiremos las libres. Slo el ser vano me haca alcaso, porque cabeza vana peso ha menester, y yo se le pusiera congusto mo y provecho de entrambos.

    MEDINA.- Este es un hombre relojero, digo un hombre que fabrica relojes.DOA MARCELA.- Marido concertado, gran desconcierto, seor Medina, para mi casa,

    aunque slo por una cosa le tuviera con gusto en ella, que es porquelos relojes es gente dadivosa y hasta en ellos me parece y suena

    bien el dar, y ms por ser a todas horas.

    MEDINA.- Este es un hombre que fue a las Indias y perdi en la mar lo quegan en la tierra; quiere ahora embarcarse en las bodas de una

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    mujer que tenga hermosura y condicin al uso, que ya en estostiempos juzga esta navegacin por la menos peligrosa y ms rica.

    DOA MARCELA.- Contntame su persona, que a cualquier cosa se humillar unhombre que de las Indias viene pobre si aun los que vuelven ricosse valen de la mayor bajeza, como sea en defensa de su dinero: no

    obstante que esto del beber chocolate y tomar tabaco me desagrada,aunque lo segundo menos, porque es medicina con que se descargala cabeza, y en esta confianza se la podr yo cargar todo lo quequisiere; venga prevenido de zarza, porque los achaques de nuestrooficio la han menester, advirtiendo que las que somos del jardnVenus necesitamos de estar siempre en semejantes zarzas; traigacontrayerba, contra el veneno de los miserables amantes; agua delro Maran para mi pecho, que la del de la Plata ofrecernaquellos que vinieren ocasionados de estotra; la piedra bezar no mela nombre, porque de piedras slo me agradan las preciosas, comosi dijsemos diamantes, y en esta parte ms me contentan las Indias

    de Portugal que las de Castilla, aunque aquel cerro del Potos metiene muerta de amores, de quien despus que s que est preadode oro he deseado ser partera.

    MEDINA.- Esta es una carta de un ausente, y ella sirve de memorial. Sus partesson: edad en los aos larga, desalio en la persona, recato grandeen la bolsa.

    DOA MARCELA.- Mucho contrapeso; la ltima parte es buena, las dems insufribles,porque una mujer de nuestro trato ha menester marido galn ylimpio con extremo, y l es una de las partes con que ms aficiona alos amantes o los desagrada, porque como cosa tan vecina

    presumen, y bien, que ha de participar de sus virtudes o defectos.Seor Medina, excusada estuviera a esta proposicin, si no es queen sus ojos slo soy buena para echada al muladar, que tal es estenovio, que slo tiene de bueno, siendo tan malo, el hallarse ausente.

    MEDINA.- Advierta vuesa merced que es hombre de grande traza y que piensacon sus arbitrios enriquecer al rey y enmendar al reino.

    DOA MARCELA.- Jess, seor! Ese hombre es loco, y de los ms incurables. Pobrede m! Lo que menos me conviene, porque hombre que seentremete en gobernar a la repblica no tocndole a l este cuidado,qu intentar hacer en su casa, de quien slo ser dueo?

    MEDINA.- Cierto que l da un arbitrio digno de alabanza, y es que se eche un

    tributo en los afeites de las mujeres, por cuya causa los hombres lescontribuyen a ellas, y dice que de cualquier manera ha de ser til,porque si ellas dejaren de gastallos por no pagar tan grandesderechos, nosotros gozaremos mujeres ms limpias, y si

    prosiguieren en su error, el rey aumentar sus rentas.DOA MARCELA.- Lo segundo ser lo cierto, y todo en dao de las bolsas de los

    hombres, porque nosotras las que hacemos este oficio hemos devender nuestras personas con la costa que nos tuvieren y msnuestra ganancia. Adelante.

    MEDINA.- Tambin dice que todos los hombres que entre los de buen gustofueren condenados por enfadosos paguen un tanto, y los que no

    tuvieren para satisfacer la condenacin, sean puestos en la plaza ala vergenza, en el mismo lugar que las regatonas que hacen pesos

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    falsos, para que entonces, hacindose all ridculos, den al pueblootro tanto placer como le han causado pesar.

    DOA MARCELA.- Parceme que l fuera el primero en quien se ejecutara la ley,porque no s yo que entre los hombres de buen gusto nadie sea msenfadoso que un arbitrista.

    DON PEDRO.- Eso es tan cierto, que las repblicas no pueden tener mayor alivioque exonerarse de tan perverso linaje de hombres, que las msveces, sin mirar el bien del Prncipe ni el de la Repblica, por el

    provecho particular, solicitan el dao y perdicin comn. Vamos aotro.

    MEDINA.- Este es un hombre trompeta y que ha servido a Su Majestad en esteoficio en Italia y Flandes.

    DOA MARCELA.- Jess, seor! Con menos ruido se hace la guerra en casa, aunque sicomo ese hombre toca instrumento con la boca de metal, fuera dehueso, le admitiera, porque de lo que le sobrara en la cabeza

    pudiera hacer instrumento para la boca, y la misma msica de la

    boca publicara lo que vena en la cabeza, de modo que el un oficiose diera la mano al otro. Un trompeta, seor, escandalizar el barrioy despertar a los vecinos, habindolos yo menester soolientos y

    poco curiosos; representarseme en su msica el da del juicio, yaunque temerle es camino de tenerlo, yo quiero con mejor llaveabrir puerta a mi conversin.

    MEDINA.- Considere vuestra merced que juega muy bien la negra, y que tieneestimacin entre los diestros del lugar.

    DOA MARCELA.- Diestro, seor? Qu vias me conoce-vuestra merced para que yopueda matar la sed de hombre semejante? Extraa condicin de losvalientes, que entre tantos como matan se queda siempre su sedviva; fuego es que ellos le intentan matar con el vino, y como ltambin lo es, se enciende de nuevo, de modo que aquello que ellosmismos hacen medio para el fin del dao, es su aumento. Con nadaaguar ms mis gustos que con meter en casa tanto vino, que yo

    busco el esposo muy aguado, porque siempre o decir por ltimoencarecimiento: bebe ms agua que un buey.

    MEDINA.- Olvidbaseme otra habilidad, notable por cierto: cura por ensalmoy hace parches para las que tienen mal de madre.

    DOA MARCELA.- Bueno, no me faltara ms sino verle siendo mi marido, perseguidode los mdicos y boticarios porque les usurpaba sus oficios. Si

    como l hace parches para las que tienen mal de madre curara lasque tienen mal de marido, por la novedad se hiciera admirable, ypor la mucha necesidad que hay de semejante medicina,estimadsimo, que esto de mal de marido ya no se usa. Todas son

    buenas y como las quieren las hijas, con que heredndose estacostumbre de las unas a las otras, son las unas muy madres de sushijas y las otras muy hijas de sus madres. Lo del curar por ensalmotiene algunas veces su parte de embuste, y ms cuando cae enhombres de mala vida que quieren hacerse autores de milagros almismo tiempo que se ejercitan en torpes vicios; a m, seor, cuandoDios quiera, Galeno me ha de llevar a la sepultura, porque morir

    consolada de haber seguido lo ms seguro, que es lo que ensea elarte y no lo dudoso que da acaso la fortuna.

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    MEDINA.- Este es un viudo mediano en la edad, grande en la hacienda y quetiene dos hijas hermosas y nias.

    DOA MARCELA.- Mayor es la hacienda de ese hombre de lo que vuestra mercedpiensa.

    MEDINA.- Cmo, seora Marcela?

    DOA MARCELA.- Porque las hijas hermosas y nias a mi lado tambin sernhacienda, y muy grande. El ser nias me agrada, porque cuando yosea el sol que se pone sern ellas el que nace, y si ahora furamosde una edad todas me estuviera mal, porque se dividieran lasganancias y crecieran entre nosotras las competencias. Criranse, sino a mis pechos, con la doctrina de mi pecho, y desde luego tendrcuidado de labralles el nimo con mis costumbres y el rostro conmis afeites; porque para que las tierras den copioso fruto no bastaque de su naturaleza sean buenas si no precede primero el cuidadodel prudente labrador. En qu tiene la hacienda?

    MEDINA.- En casas y en juros.

    DOA MARCELA.- Las situaciones no me contentan, porque en Madrid bajan cada diade precio ms las casas edificadas con las muchas que de nuevo seedifican; los juros, aunque estn bien situados, el cobrallos cuesta

    pasos y reverencias, y muchas veces es menester diligencia mayor;la parte de ser viudo hace a nuestro propsito, porque del procederque tuvo en su primer matrimonio colegir yo lo que me estar bienen este segundo.

    MEDINA.- A m se me olvidaba el memorial de un hombre astrlogo, destosque el vulgo llama adivinos.

    DOA MARCELA.- Bueno! Busco yo un hombre que no entienda lo mismo queestuviere haciendo, y dame uno que alcance aun lo que estuviere

    por hacer?MEDINA.- Eso ha de ser su mayor seguridad de vuestra merced, porque los

    tales las ms veces yerran los juicios, y en su pinin de l nuncaestar ms bien ocupada que cuando mal entretenida, quesatisfecho con su ciencia creer ms lo que por ella soare que loque el amigo ms cuerdo le advirtiere.

    DOA MARCELA.- Y en qu ms se ocupa?MEDINA.- No s yo en qu ms, si la ocupacin de un hombre loco como son

    los semejantes basta a tener entretenidos a muchos.DOA MARCELA.- Al fin, seor, si vuestra merced le confiesa por loco, yo no le busco

    sino cuerdo y que sepa hacer sombra con sagacidad a misflaquezas; mas esccheme, parece que llamaron. Seor Soria, mirequin nos inquieta la puerta; mas si fuese Snchez, elcasamentero?, que slo un hombre deste ocio puede venir con tantoruido; verdaderamente que los gritos que dan estos muidores de

    bodas en sus conciertos son pronsticos de los que despus han detener los casados, con que son en la repblica ms escandalososque los mdicos, porque sus yerros son mayores y no los cubre latierra.

    SORIA.- El mismo, y pide licencia para entrar con un hombre que leacompaa, lnguido de pescuezo, mesurado de pasos, zonzo en los

    ojos, desganado en los odos, que tose y escupe ms por mala

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    costumbre, al parecer, que por necesidad; partes loables y que mehan puesto codicia.

    DOA MARCELA.- Pues silencio y atencin, por caridad, que ste es el que trae para mimarido, a quien pienso examinar por un camino extrao, porqueaunque me lo abona mucho el casamentero, y dice que otra vez ha

    sido casado y entonces dio bastantes prendas de la nobleza de sucondicin, con todo eso quiero yo descubrir tierra en su sufrimientoy ver si su mansedumbre es toda la que yo he menester; para esto esnecesario pedir auxilio al brazo seglar y que todos me socorris, yla traza ser sta: yo dar a entender que no gusto de casarme, y alas primeras razones, aunque caiga en el pecado de descorts, melevantar de la visita y armar con don Pedro toda la conversacin;tal vez le hablar al odo con risueo semblante, tal le dar la manoy tal los brazos; si en medio destos combates y furiosas olas no sealterare, siendo el honrado respeto ladrn del color de sus mejillas,dar muchos pasos en su pretensin el que se dispone para ser mi

    novio. El cargo de acechalle las acciones y afectos doy igualmentea Soria y a Medina, y no me le pierdan de vista, por amor de Dios;y con esto hganles franca la puerta para que entren, porque de latardanza no engendren alguna sospecha. Fiesta hemos de tener detoros en esta sala, y sern toros de particular, como comedia grandede regocijo en sitio pequeo.

    SORIA.- Vuestra merced ha dicho admirablemente; yo quiero esta vezobligallos con hacer el oficio de portero, que el abrir una puerta enocasin granjea amigos; obligar mucho costndome poco, y esacto de prudencia, aunque sea para obligar en poco, no rehusar eltrabajar en mucho.

    MEDINA.- Yo con l legalles las sillas para que hallen puestos los asientoscumplir la segunda parte, y esto ms por hacer lo que debo que

    por obligar a quien no conozco.SNCHEZ.- Beso las manos de vuestra merced mil veces, mi seora doa

    Marcela.DOA MARCELA.- Oh, seor Snchez! Vuestra merced sea muy bien venido, que

    puntual es en verdad, que le agradezco el cuidado, aunque ya corrocon diferente opinin, porque a personas a quien yo deboobediencia y me puedo fiar de su parecer ms que del mo, porquesaben ms que yo y no me quieren menos, les parece que no me

    sujete tan presto, de donde me han nacido tantos escrpulos ydudas, que si despus me resuelvo no habr sido ms que hacermayor el atrevimiento.

    SNCHEZ.- Oh mi seora! Y si conociese vuestra merced bien al seorEstacio, no llamara estas bodas sujecin, sino descanso y libertad!Es insigne varn en la paciencia y el ms verdadero hijo de cuantoshan engendrado el sufrimiento; qu silencio, qu humildad! Entodas partes cabe, para l harta es casa en un rincn, no ha menesterms aposento que una manga o una faltriquera de vuestra merced;temblar del menor grito, y ser su cara de vuestra merced, enojada

    para con l, ms espantosa que la del juez airado para el triste y

    miserable reo; saldrse de casa cuando vuestra merced se loordenare, y no volver a ella hasta que entienda que hace gusto y

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    viene a propsito. Marido es que, hacindose almoneda de l entrelos dems bienes que dej la difunta de su mujer, han llegado a dar

    por su persona diez mil ducados de dote, y en verdad que los dabade contado sobre un bufete una seora toledana que tiene muy buenojo en esto de escoger novios con mansedumbre, porque en las

    rayas de la frente le conocen luego hasta qu cantidad de pesospodrn llevar sobre ella, repartindoles con justicia la parte decarga de que son capaces conforme a su suficiencia.

    DOA MARCELA.- Ahora es tiempo; seor don Pedro, vaya conmigo y no me pierda,que yo, aunque no soy toledana ni me han brindado las musas delTajo, tengo para estas ocasiones mis reveses, que sta es la heridacon que se deajarretan los toros.

    DON PEDRO.- Pienso que ayudar muy bien al entrems con lo que me tocare delpapel; fate de mi voluntad y cuidado, que el inters del buensuceso es comn, a entrambos; mrale bien, que el semblantemelanclico descubre en lo mismo que se encubre profunda

    malicia; grande ceo y frente arrugada, seales son de toro bravo.DOA MARCELA.- Vaya, pues, y digo as: Primo don Pedro, amigo, seor, deme una

    mano, y muy de voluntad, apretada, vehemente, y tanto que aunquelos huesos se quejen, la carne se alegre y el nimo se engra;solemnicen todos mis sentidos el cumplimiento de mis deseos, queel bien que poseo ms le gozo mientras ms le celebro.

    ESTACIO.- Ah, hidalgo! Ah, gentil hombre! Es este caballero primo destaseora?

    SORIA.- S, seor, y primo carnal; planetas son los dos que se han vistomuchas veces en conjuncin.

    ESTACIO.- Dichoso mil veces y solo entre los hombres es bienaventuradoaquel que mereciese ser su marido, porque si con tanto amor yternura de corazn trata a su primo, siendo en comparacin delmarido, que es conjunta persona de la mujer, parte tan distante,qu finezas har con el que fuere su verdadero esposo? Esta es lamujer que yo busco; enseada a querer de otros habr sido suyo eltrabajo y mo el fruto.

    MEDINA.- Bien, por vida ma! El discurso es como ac le habamos menester,y ha hecho mal en drnosle tan de balde. Seor Soria, parcemeque tendremos boda presto, porque con este hombre y un collar se

    puede hacer un tusn, porque l es un cordero y de los ms lindos

    que vi, rico por el peso y curioso por la hechura.DON PEDRO.- Dme vuestra merced licencia, prima, suplcoselo, que me llamanunos negocios que por no ser propios me dan ms cuidado. Lasobligaciones siempre fueron superiores al gusto en los hombres de

    bien; el que aqu pierdo yo le volver a cobrar presto con msdeseos que pasos, porque los primeros harn que los segundos seden tan largos, que aunque la distancia sea mucha ellos sean pocos.

    DOA MARCELA.- Jess, y qu burlas tan pesadas! Es posible que tuvo atrevimientopara decir que quera irse? Muerta soy! Esprese y buscarme elcorazn! Oigan, por mi vida, qu bueno sera esto! No le hallo!Corazn, corazn! A quin digo? Con quin hablo? Pues no me

    responde, no est aqu, ni bueno ni malo; otros tienen mal decorazn, yo al descorazonado! Afljenme por ver si suspiro, saldr

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    el fuego disimulado en el viento, y en el fuego el alma por el ltimodesagravio de mi vida!

    SORIA.- Desmayse con la fuerza del amor. Gran lstima! Quin no secompadece? Ved el estilo deste rey tirano, pues hace papel de uncorazn tierno para escribir sus leyes con pluma de acero, que elige

    instrumento tan duro para labrar materia tan blanda por hacer astan solemnes el martirio del amante y su crueldad.DON PEDRO.- Graciosa prolixidad! Ya esto es mucha pesadilla! No falta, por

    Dios, sino que me echen una cadena o que dentro de una jaula mepongan como a papagayo a la ventana, aunque mal dije que en estacasa las cadenas antes se quitan que se echan.

    MEDINA.- Cierto, seor, que vuestra merced huye de la razn; culpa es la de laingratitud que a los hombres ofende, a los cielos irrita y aun en elinfierno no s cmo generalmente agrada, pues en cualquierrepblica, aunque sea de diablos, conviene que hayacorrespondencia para su conservacin; mas ay!, que en sta su

    mayor gobierno es no tenella.SNCHEZ.- No hay quien pueda sufrir las lgrimas, Por amor de Dios, seor

    don Pedro, que muestre aqu vuestra merced que es hombre noble,y no ponga tanto tiempo en duda su buena naturaleza!

    DON PEDRO.- Es posible? Hay tal desdicha? Todos los cuidados a don Pedro?Qu me queris, seores? Dejadme. Parceos a vosotros quedebo estar sujeto a la voluntad y antojos de mi prima, que maanase casar, y esto es fuerza que, aunque ello es bueno, se condene yrepruebe por malo? Juzgue el seor Estacio y diga lo que leinspirare su corazn, que yo no saldr de lo que su mercedordenare, que me ha parecido la suya una gran cabeza. Qu buenterreno y qu espacioso, si se junta con una mujer plantadora decabrahigos! Parece tan frtil que corresponder a ciento por uno!

    ESTACIO.- Por esta nima pecadora, juro, y as Dios la lleve a reinar con losngeles cuando deste mal mundo vaya, que si yo hubiese de hablartodo lo que siento, que vuestra merced quedara muy ofendido y miseora doa Marcela bien satisfecha, pues un amor tan sencillo,nacido de la verdad y pureza de su trato, se corresponde y paga conuna pedrada, porque una sequedad como sta es el tanto monta! Afe que no le hubiera a vuestra merced sucedido tan bien el juego, ysi su merced fuera mi mujer, y que le haba de amargar el desprecio

    y poca estimacin que de su voluntad hace. Buenos testigos puedenser las vecinas de aquella mal lograda, cuyos huesos son ya plato yentretenimiento de los gusanos, de lo que por mi ocasin laestimaban sus galanes y primos, y con el respeto y puntualidad queacudan a todas las cosas de su entretenimiento y gusto; esto esverdad: ella sola disfrut en el mundo enteramente el deudo de los

    primazgos; ms primos tuvo que un escudern desvanecido;podase hacer una primavera de todos sus galanes, tanto por larazn referida como por ser muy lucidos.

    DON PEDRO.- Suplico a vuestra merced, seor Estacio, pare y repare de ah unnudo para su tiempo, y igame: Es cierto que tena galanes y

    primos la mal lograda de su mujer y que de primos tan galanes, msgalanes que primos, cobraba primicias? Si eso es as, sin duda que

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    ella fue la primera emprimadora, y emprimadora tan primera queganara a este juego ms que al otro.

    ESTACIO.- Jess, Jess, y qu mala habilidad t iene para casado quieto ypacfico! Galanes yprimos tena, y yo si era menester se losbuscaba, y aunque no tuviesen gota de sangre de deudo entre los

    dos, en viendo un hombre liberal y de buen trato le ordenaba deprimo hermano y le despachaba el ttulo con mucha facilidad.Bueno es, por vida ma!, segn se usan ahora las mujeresmelanclicas, recebir con una diez o doce mil ducados en dote yque se muera al segundo ao por falta de entretenimiento, y que yome quede sin mujer y sin hacienda para hacerme tapiz de la horca;

    pues aun con tener la ma tantos gustos y deleites, como todo elmundo sabe, que no eran cosas que se hacan a puerta cerrada yventana clavada, se me qued entre las manos como un pajarito a la

    primer vuelta de cabeza antes de cumplir tres aos de novia, yaunque ha que muri dos, ahora la lloro como el primer da. Venga

    ac, en hora buena hable a su prima tierno, que parece que havuelto ya del parasismo, y srvale de alivio en su dolor. Oh, quflema! Oh, qu flema! Seores, este caballero me ha de matar, ytemo no sea de una lanzada!

    DON PEDRO.- La obediencia es fundamento de todas las virtudes, y quiero bajar elcuello y no replicar. Prima ma, seora ma. Digo bien, seorEstacio? Gueme como los bueyes cabestros a los dems toros, y

    perdone lo mal sonante de la comparacin.ESTACIO.- Ay, qu sequedad! Ay, qu hielo! Es posible que con esa poca

    estimacin se trata a una seora en quien yo he puesto los ojos paramujer propia? Vive Dios, que...!

    DOA MARCELA.- Ensele vuestra merced, seor Estacio, que no sabe ms; hgalealguna sea con la cabeza.

    SNCHEZ.- De otro cualquier miembro se manda mejor, que en se tieneciertos estorbos y embarazos; unos achaques son particulares, noreumas ni corrimientos, porque aunque muchas veces le hansilbado, jams se ha corrido. Seor Estacio, qu hace? Dele buenadoctrina.

    ESTACIO.- S har por cierto; diga vuestra merced as: Prima ma de mi alma,bien mo y todo mi corazn!

    DON PEDRO.- Prima ma de mi alma, bien mo y todo mi corazn! Dije bien?

    ESTACIO.- Ah falt un abrazo. Por Dios!, que est este discpulo muy en losprincipios, y si no se corrige, lo menos que puedo perder aqu es lapaciencia y lo ms cierto ser la vida, y aun habiendo perdido loprimero, la falta de lo segundo antes se podr llamar felicidad quedesdicha.

    DON PEDRO.- Pues ahora lo enmendar, que aun estoy a tiempo. No es necio elEstacio; mas si nos engaase? Aunque no, que por eso haescogido l el oficio ms acomodado de la repblica.

    ESTACIO.- No me descontenta; aprovechando va; eso s es ser persona dignade tener el ttulo de primo y respeto de lo que goza el primado detodos los que lo son.

    DON PEDRO.- El buen maestro es padre que engendra y cra al perfecto discpuloen las entraas de su doctrina. Vngase vuestra merced por ac y

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    repasaremos esta leccin, que no querra que se me olvidase; mirencon qu ojazos me mira; quirome quitar la capa porque, siestuviere enojado, vengue en ella su clera.

    ESTACIO.- Culpa sera de vuestra merced, y muy grande, si leccin de tantogusto y que se aprende con la misma naturaleza, la pusiese a las

    espaldas; en ms buen crdito tengo a su buen gusto, y as, lesuplico, por lo que de voluntad me debe, haga tan buenos oficioscon mi seora doa Marcela que me facilite el paso para que yomerezca el nombre de su dueo, asegurndola que la dispensacinde sus primos se las expedir con mucha facilidad, bien que losderechos sern grandes, porque aunque es verdad que han de salirde sus huesos, a m me han de salir ms huesos.

    SNCHEZ.- Tanta razn tiene que arrastra por esos suelos. Es posible, miseora doa Marcela, que le haya metido a vuestra merced por las

    puertas tan buena mercadera y que me vuelva sin ponella precio,siendo vuestra merced el ingenio ms celebrado de la Corte? Abra

    los ojos y no deje salir el pjaro de la red; considere que desobligaa la fortuna, pues no le agradece el bien que liberalmente laentrega. Yo, seora, su negocio de vuestra merced hago, que es la

    persona a quien confieso ms obligaciones, y por eso la importunopara que despus no llore lgrimas de arrepentimiento cuando elremedio se haya ido a partes desconocidas, pues estado tanmiserable tanto es menos capaz de consuelo cuanto el sujeto es demayor entendimiento.

    DOA MARCELA.- Qu corto cordel arroja el seor Snchez, y con qu prisa que tirapara apretar el lazo! Sin duda quiere gastar de una vez todas lasfuerzas de su elocuencia y vencer nuestros entendimientos, ms con

    palabras hermosas que con razones eficaces. Pase noche sobre estenegocio, que una almohada es grande orculo que se consulta condescanso y espacio, y de sus resoluciones las ms veces se consigueutilidad.

    DON PEDRO.- Por mi vida, prima, que eres poco agradable y dbesele al seorSnchez mejor correspondencia; con tales razones desanimaras sus

    pasos y justamente no quedar obligado a las ltimas diligencias,tiempo en que haba de estallo ms.

    DOA MARCELA.- Pues mi primo muestra gusto en este negocio, yo bajo la cabeza;pero antes ser bien que se reciba esta causa a prueba y que me

    informe de algunas personas de su condicin y costumbres, yprincipalmente de aquellas que le trataron al seor Estacio entiempo de su primera mujer; porque yo tengo ms disculpa desteatrevimiento, que tal nombre doy al casarse, y pienso que todos loscuerdos firmarn conmigo. Bien ser que demos un poco de campoa la consideracin, y aun mucha plaza, habiendo de ser tal el novio.Trigame maana el seor Estacio un par de testigos que digan ensu abono, y vngase aqu con ellos de dos a tres, que yo procurarestar desocupada y har la informacin, y conforme lo que dellaresultare proveer justicia.

    SNCHEZ.- Parceme bien lo que decreta mi seora doa Marcela, seor

    Estacio, y pues vuestra merced, gracias a Dios, es persona tanabonada y conocida en todo su barrio y saben la modestia con que

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    procedi en el tiempo de su primero matrimonio, no le faltarnabonadores, que aunque los vecinos siempre son mulos y estaempresa es de tanta codicia, la verdad adelgaza y no quiebra, y msla de vuestra merced, que es tan gruesa como una maroma.

    ESTACIO.- Yo me contento y voy deseoso de acertar, y tanto que desde luego

    pienso encomendarme a la diligencia curial, que sin escribir aRoma despacha breves. Suplico a vuestra merced, seor don Pedro,que mientras yo faltare de aqu me regale y entretenga mucho a estengel, a esta perla; y mire lo que le digo: gurdese del diablo,

    porque yo no soy hombre que merezco la comida por gracioso, porsi despus que fuere mi mujer, si nos llegremos a ver en eso, noviste de otro color su condicin y me la trata ms amorosamenteque hora, que tengo de... Qudese as! Han visto el primn y quseco es con la prima? El primer primo descarnal es que he visto enmi vida, porque este deudo de primos entre hembra y varn es tan

    pegajoso, que aunque en la sangre sean primos segundos, el amor

    les hace primos carnales, porque para juntallos no faltan primosterceros.

    SNCHEZ.- Ya pas los umbrales. Qu le parece desta bienaventuradacriatura, deste aposento de sol por el mes de marzo, porqueentonces est en el Ariete?

    DON PEDRO.- Que nos conviene; vale para el caso el dinero de cuatro flotas; ellose dispone muy bien, Seor Snchez, vyase vuestra merced conDios, que a su tiempo le prometo agradecer con la bolsa yenmudecer la lengua, que las palabras descansadas en quien lasdice son ms premio para los pasos trabajosos en quien los dio.

    SNCHEZ.- Beso a vuestra merced los pies mil veces, que as lo cre siempre desus manos liberales, robadoras de los corazones con esta accin,que siempre con ella es ms lo que se quita que lo que se da.

    (ntranse y salen DOA ISABEL y DOA JULIANA conTORRES, escudero viejo.)

    DOA ISABEL.- Esta es la puerta de la casa de Marcela, y porque vindosecondenado don Pedro por el tribunal de los ojos no pueda hacermayor su delito negndole, quiero cogello con el hurto, y s queestn dentro y s que ha de salir, porque la aprieta a estas horas unaobligacin precisa, y que el paso por donde ha de pasar es ste.Fuerza es que la verdad quede vencedora, yo desobligada y mifortuna, que ha hecho su inters de mi ofensa, corrida.

    DOA JULIANA.- Cierto que deseo infinito la resolucin en estas bodas, pues a donPedro, mi hermano, como una vez te resuelvas a desengaalle, nole faltar compaa con quien pueda tomar estado, aunque confiesoque en ninguna har tan gruesa gananca que se iguale a la prdidade su persona, y t tambin quedars libre para poder disponer detu vida, porque ahora perdiendo el tiempo en disgustos se pierdedos veces, y tanto que an no slo parece que se pierde, sino que nose vive. Al fin porfas que est dentro?

    DOA ISABEL.- Tngolo por cierto; mis celos le pusieron las espas, las espas me

    trujeron las nuevas, con las nuevas se turb el nimo que ha hechojueces a los ojos para que voten este pleito con determinacin de

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    obedecer lo que ellos sentenciaren; y porque quiero de caminocastigar tambin su incredulidad, para que de hoy ms no abogues

    por la malicia de tu hermano, siendo abono de sus cautelas yescudo de sus traiciones, te truje en mi compaa. Ahora vers queme salen al rostro los errores de mi ignorancia, pues he levantado

    altares a la ingratitud haciendo sacrificio necio de mi vida a undolo vano, a un dios de mentira, y, finalmente, a un hombreidlatra de la torpeza y que ha hecho precio mis lgrimas sus gustosilcitos, pues porque me deja a m llorando le suele recebir Marcelariendo.

    TORRES.- En verdad, seora, que sera mejor que nos fusemos a casa, puesha dado la hora de hacia comer.

    DOA JULIANA.- Qu hora?TORRES.- La de las once, porque la de las doce es la ejecutora de las ollas, la

    que desentapiza los vasares, puebla los bodegos y alegra los gatos;a todo gnero de gatos digo, porque al volver de los ojos de un

    repostero alzan un plato vaco,con que muchos das le tienen lleno.Mi parecer es que nos recojamos a los manteles y all cada uno

    pague a la natuleza la deuda que le pide, pues es cierto que la debe,y no hay quien sea tan entero que se atreva muchas veces a negalla,

    porque hay pena de la vida.DOA ISABEL.- Qu cansadas gracias y qu cosa fuera tan bien excusada que no le

    animrades vos a decir ms con habrselas redo; porque a loscriados que gracejando delante sus dueos se les solemniza lo bienque dicen mal, es dalles una permisin tcita para ser libres.

    DOA JULIANA.- Tambin se peca para con vos en la risa? Qu delicada tenis elalma! Con qu la mantenis, amiga, que ha venido a tantadelgadez?

    DOA ISABEL.- Con pesares, que es el manjar que ms cuesta y el que msenflaquece; y vos sois testigo de muchos al modo deste quetenemos entre manos; y como el ciclo no me dio la condicin tananchurosa como a vos, que segn es de fresca parece toda patios ycorredores, ahgome, porque quien profesa el hbito de losdisgustos viste estrecho y cie muy apretado.

    DOA JULIANA.- Esta dice bien, y aunque ella piensa que no, mi fatiga no esdesigual a la suya, porque s que mi hermano est dentro y que esfuerza salir en dando las doce, porque teme y respeta la dura

    condicin de mi padre y no se atreve a faltar de la mesa a las horasde la cena y la comida, y si esta celosa le averigua la culpa nopadeceremos dificultad menor. Mas qu silla azul es sta queacompaada de un escudero entra en casa de Marcela? Cielos, olibrad mi nimo destos temores o acbese en este golpe un amor!,que teniendo los pesares en posesin penden los gustos de laesperanza que por lo que se dilatan estos segundos, cuando lleguenhan de venir a ser de la misma naturaleza que los primeros.

    TORRES.- Ya el reloj de la Compaa ha dado un cuarto para las doce, yadvierto que estos cuartos de reloj son una moneda con que ya queno el comer se compra la gana. De mi consejo ser acertado que

    mudemos los pies, y vamos a velle la cara al pan, que aunque todas

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    horas la tiene buena porque al fin, como dicen, es la de Dios, a staes ms agradable y hermosa.

    DOA JULIANA.- Bien me ayuda ste con poner fuego a que nos vamos, pero no levale, porque mi seora doa Isabel se da por agradada y quiere

    jugar despacio para ver qu cartas le estar a propsito descartar.

    Qu presto vuelve a salir la silla! Por lo menos, si como breve eldespacho es bueno, feliz el negociante. Aunque Marcela a estashoras debe de dar audiencia como los ministros: en pie yrespondiendo generalidades.

    DOA ISABEL.- Lo que ms confirma mi sospecha es haber sido tan corta estavisita, porque la seora doa Marcela sacudir todas lasocupaciones por habrselas a solas con el seor don Pedro, a quienella con poca vergenza llama primo, aunque la de l es mayorculpa, pues de mujer de semejante trato se deja llamar deudo y da

    permisin, y en un lugar tan ancho como la Corte, donde no todospodemos ser conocidos de todos, pone un hombre en duda lo que se

    pierde con estar dudoso.DOA JULIANA.- Pues quieres t que don Pedro sea tan poderoso que haga mudar el

    estilo y corriente a las semejantes, si todas bautizan sus galanes conel nombre de primos? Qu puede l haber perdido en eso ni ellaganado, pues todos ven la luz de la verdad y se alcanza con pocoscursos de filosofa la razn deste misterio? Por mi vida y por latuya y por aqulla, te conjuro, de quien t haces ms caudal, quearrimes ese gigante de tus celos, pues con esto dars asiento a tuespritu, paz a tu deseos, y a las personas que somos interesadas entu provecho sumo contento y gusto! Yo s que mi hermano tiene

    puestos los ojos en sus obligaciones, y, reconocido y apremiado delos nobles beneficios con que le tienes preso, porque de buenasobras y limpio trato como el tuyo se labra la cadena que cautiva loshombres de bien, desea pagar a toda satisfaccin, excusndose auna las ocasiones que traten sombra de tu ofensa; y creme, queaunque es mi hermano en sangre, t y yo lo somos en amistad, quees ms sagrado parentesco, y que en este negocio, si hubiese de serel juez yo, me podra l recusar por apasionado, pues bien se ve ynadie hay que lo dude que soy ms tuya que suya, aunque por estemodo vengo a ser ms suya, pues l lo es tanto de ti.

    TORRES.- Parceme que me siento en esta piedra mientras vuestras mercedes

    estn en espera de si sale o no la caza; verdad es que estamos apeligro de encontrar con un juez pesquisidor que ha venido ahoradel Parnaso, y si nos halla en ocupacin semejante seremoscomprendidos en su comisin.

    DOA JULIANA.- Contra quin es la pesquisa?TORRES Contra los locos; no aquellos que tiran piedras y que su misma furia los

    denuncia, que ya stos tienen casas en el reino para ser curados,sino los que con el exterior cuerdo obran intil y vanamente.

    DOA JULIANA.- Yo pienso que estamos tan despacio que es dicha hallarse a vuestrolado para entretener en algo el tiempo. Vaya de novela, que yoescuchar atenta; lo que fuere gracioso, celebrar con risa, y lo no

    tal disimular con agrado, que no todas las gracias pueden ser

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    iguales, ni aun las desgracias, que en nuestra opinin siempre es lamayor la vctima.

    TORRES.- Digo, pues, que los primeros locos a quien l echa la mano sonunos que el mundo llama entremetidos, y los estima por cuerdos

    porque cansando negocian; l, pues, desde el da de la publicacin

    de sus edictos los manifiesta por defectuosos, permitindoles queanden libres, aunque vestidos en traje sealado para ser conocidos,privndoles de todo cargo y oficio; solamente les consienten quepuedan ser sacristanes y muidores de cofradas, y declara que enlos enanos y dueas no se tenga este gnero de condicin por vicio,

    porque en ellos est muy en su lugar y conviene, porque asistiendoen palacio sirvan de martirizar a los seores con lo mismo que ellas

    piensan que les entretienen. Tambin ordena que se repartanalgunos destos por Asturias, Navarra y Vizcaya, porque losnaturales destas provincias, viendo destos la confianza y osada tansin fundamento, pierdan alguna parte de su cortedad, y los otros

    aprendan de la moderacin destos templanza, aunque de lo uno y lootro espera poca enmienda, porque donde ha echado tan hondas lasraces naturaleza, intiles son las diligencias del Arte; y por cuantola Corte sin stos quedar muy sorda, manda que por cadaentremetido de los que salieren del lugar se aumenten un par decoches, para que con el ruido de sus ruedas suplan en algo el queellos hacen con sus lenguas.

    DOA JULIANA.- Es menester advertille que lo mismo que l da por remedio se siguemayor inconveniente, porque con el aumento de los coches seacrecienta lo mismo que disminuir procura, siendo como ellos sonlos portadores de muchos a quien esta comodidad los haceentremetidos; de modo que cada coche vale por ocho que dentrolleva, y as el mayor remedio de acabar con aqullos seria quitarstos.

    TORRES.- Vuestra merced es la primera mujer a quien he odo votar contra loscoches, pero es menester que entienda que los verdaderamenteentremetidos no guardan para ir a negociar semejantescomodidades, porque los tales, con el sol, con las aguas, a pie y sies menester descalzos, sin conocer ningn reposo, acuden aquitrsele a todos los dems; esotros son unos negociantes ilcitos,que con solicitud moderada tratan de su aumento, y tal ha de ser su

    nombre.DOA JULIANA.- La declaracin me contenta; vamos a ver otro gnero de personascomprendidos en la comisin del parnasista.

    TORRES.- Quiere que tambin sean declarados por locos todos los mercaderesque en cuanto a los plazos de las pagas que les debieren hicieren sinotro resguardo confianza de la palabra de los seores, y que seancomprendidos debajo del mismo ttulo los seores en cuanto a la

    bondad y precio de las mercaderas se confiaren de la conciencia delos mercaderes, y que en estos dos gneros de personas, siempreque el caso sucediere, se d por verificado el refrn: Todos comolocos, los unos de los otros.

    DOA JULIANA.- Bueno! Hasta en el Parnaso se sabe su descrdito? Sin duda quees verdad, pues ha corrido tantas lenguas, y es cosa sta que ha

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    llegado a tanto extremo, que no la puede haber aumentado la famapor mucho que haya pretendido encarecella.

    TORRES.- La duda es, por Dios, muy buena! Ahora llega a noticia devuestra merced que en el Parnaso y su Corte se murmuran estas

    cosas y otras muchas que para el mundo son de mayor importanciay de que nosotros tenemos menos conocimiento? Pues salga de eseengao y advierta que como aqulla es repblica de varones doctosy sutiles, y principalmente poetas, con el agudo ingenio todo loconocen y con la mala condicin todo lo dicen; sus plumas son

    piedras que descalabran y puales que hieren, para cuya cura no esbastante la medicina del mismo Apolo, su padre.

    DOA JULIANA.- Eso pasa en el Parnaso, seor Torres? Tierra es muy libre; msbien me hallo en sta, donde las pocas verdades que se dicen secastigan con tanto rigor, es mrito la mentira, y muchas ms siviene acompaada de la lisonja. Diga vuestra merced, pues tiene

    tanta correspondencia: qu gala usan ms nueva las damas enaquella Corte? Porque quisiera yo a su imitacin hacer una, con quellevara tras mi los ojos desta.

    TORRES.- Seora, aquella es una repblica tan bien gobernada, que, con serinfinito el nmero de los hombres, no hay en ella ms que nuevemujeres, que son las musas; stas no rompen galas, sino cabezas,con lo que inspiran a los que las invocan, porque las tales son tanhermosas y bien formadas, que no hallaron ms galas para vestirseque desnudarse, con que dan ejemplo a los poetas para sufrir con

    paciencia sus trabajos, pues ellas andan descalzas y desnudas; deaqu nace que las recitantes, en los teatros, muestren con tantogusto al pueblo las piernas, por imitar a tan ilustres seoras; demsde que en el Parnaso no se admiten sastres y mercaderes, sino esque los tales sastres sean poetas, que entonces entran por poetas yno por sastres, y cortan de vestir a las honras y no a los cuerpos.

    DOA JULIANA.- Parece que nos hemos divertido del principal intento. Dgamevuestra merced ms particularidades del pesquisidor parnasista.

    TORRES.- Declara tambin por hombres menguados de seso a los que siendomuy viejos y ricos se casan, dando por causa el deseo de lasucesin cuando estn ms intiles para ella, porque estos tales sonde sus mujeres ayos y no maridos, viven siempre acechando sus

    celos, incapaces de dar gusto y poderosos para quitalle; son comoalgunos secretarios con ttulo y sin ejercicio, y ltimamente,fantasmas de sus mujeres y soadores de fantasmas. Tambinquiere que sean comprendidas en el mismo nmero las mujeresgallardas y mozas que se casan con ellos a ttulo de heredallos,

    porque ellos, por la mayor parte, viven lo que basta para dejallasviejas y con disposicin de dar el mismo martirio que han recibidocasndose de segundo matrimonio con hombres mozos, de modoque toda su vida pasan en eterna pena, o ya siendo la persona quehace o ya la que padece, y siempre la que padece, porque es tal estegnero de desdicha que en el hacer se encierra padecer, y no poco.

    DOA JULIANA.- En esta ltima declaracin me conformo con el juez que hace estapesquisa, y celebro mucho en el seor Torres el verle, aunque es

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    viejo, tan poco apasionado que no se ha ofendido de semejantedecreto.

    TORRES.- Vuestra merced me ha llamado viejo sin dar la causa; aunque ni loignoro ni lo niego, ni yo podr dejar de haber recebido pesadumbreni vuestra merced de parecer descorts.

    DOA JULIANA.- Seor Torres, sabe que he pensado que, pues todos aborrecen quelos llamen viejos, que la vejez debe de ser grande mal?TORRES.- Y cmo si es, seora! Plega a Dios que antes muera vuesaced

    rabiando que llegue a ella!DOA JULIANA.- Oh alevoso, caduco! Pensis que no os entiendo que a ttulo de

    bendicin me echis dos maldiciones? Plega a Dios que ya que envos es imposible cumplirse la una, porque es fuerza ya el morirviejo, que no os falte el ser rabiando, y no har, porque vuestracondicin no es para menos!

    TORRES.- Hagamos paces, que aunque vuestra merced fue el principio, yoquiero ser el fin de la pendencia y parecer ms prudente que

    vengativo, por ser viejo, en las acciones, ya que lo soy en las canas,y no desmentir las unas con las otras; digo, pues...

    DOA JULIANA.- Diga vuestra merced, seor Torres, muy enhorabuena, que ya yosaba que vuestra merced, por no dejar de hablar, se haba de rendira cualquier partido.

    TORRES.- Item, declara nuestro venerable pesquisidor por incapaces de razna todos aquellos que, habindolos Dios hecho bien criados de

    persona, son mal criados de gorra, y, deleitndose en serdescorteses, se consuelan a vivir malquistos, y yo quisiera quefueran tambin en esto comprendidas unas mujercillas que el daque ran en coche prestado desconocen a quien ms las conoce,dndose ms a conocer con esto, y aunque no sea prestado, sino

    propio, le sustentan algunas por tales medios, que aquellas ruedasms las arrastran que las llevan, y ellas, ignorantes, hacenfundamento de su vanidad su deshonor.

    DOA JULIANA.- Parceme que si vuestra merced hace adiciones a los decretos delparnasista de tanta importancia como sta, que le estara muy bienel tomarle por su asesor o darle ttulo de fiscal de su audiencia,oficio que vuestra merced hara liberalmente, sin ms intereses quelos que trae consigo el murmurar. Mas ay, qu divertida y tristeest nuestra amiga! No en vano sentan mis ojos soledad de luz a la

    vista de los rayos del sol, si los tuyos, seora, se han dejado vencerde la tristeza; dejado, digo, porque ella, sin tu voluntad, ni pudieraosallo ni conseguillo, ni aun t lo permitieras, si no fuera porexperimentar los filos de su belleza, que en todos tiempos hieren.

    DOA ISABEL.- Oh hermosas palabras! Oh curioso lenguaje! Buena es la tela quehabis labrado para adornar la mentira! Qu briosa que viene!Pero, aunque vestida en el traje y hbito de persona principal, la heconocido. Seora doa Juliana, no me deis tanto dulce por los odoscuando yo espero beber por los ojos este veneno; haced menosgasto de razones, y pues he remitido este negocio a las armas yestamos en el palenque, esperemos la sentencia de la fortuna; mas

    ya vencieron mis sospechas: aquel que viene es Soria, y quinduda que por su amo? Entrmonos en aquel zagun de enfrente

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    antes que nos conozca, porque estos escrpulos de mi amor o hande condenarme a mayor infierno de celos o, segn fuere eldesengao, ponerme en la gloria de la quietud.

    SORIA.- Muy tarde acordaron vuestras mercedes hacer la retirada; vnganse

    conmigo, que est don Pedro, mi seor, aguardando en casa de miseora doa Isabel, donde le han dado razn del intento destajornada, y pide que vayan luego, porque no puede esperar mucho,en razn de no faltar a su padre. Oh, qu enojado que est el pobrecaballero, y aun ms que contrito de que se sospeche que acude asemejantes visitas! Tanta fue su clera, que con nadie estuvo amayor peligro que consigo propio. Culp a su fortuna, no tanto porlos daos presentes cuanto por la dilacin del que es trmino detodos, mas sosegse diciendo: No es posible que el dar tanto bienest en manos de la que hace a todos mal.

    DOA ISABEL.- No soy tan ciega como os parece. Basta!, que a medio da me

    queris dejar a buenas, mejor dir, a malas noches. Pensis que nose me alcanza tanto como a vosotros del juego? Queris que mude

    puesto para que, no estando a la mira, salga don Pedro; vuestramisma industria os hace ms sospechosos en mi desconfianza; masya ha llegado el tiempo en que mi alma comprobar con los ojosmentiras que vosotros le queris persuadir por los odos.

    SORIA.- No perdamos el da, que son ya once media, y aunque es verdadque su casa de vuestra merced y la de don Pedro, mi seor, estn deaqu tan cerca que no es necesario torcer segunda calle, s yo quese abrasa de clera, y tanto que quiero volverme con l porque noeche juicios vanos, aunque ya su diligencia excusa a la ma.Oh,cunto me alegro, porque en sus pasos viene vuestra reprensin ymi alabanza!

    DON PEDRO.- En verdad, seoras, que pudieran vuestras mercedes, y no hubieranperdido nada en ello, antes medrado mucho en reputacin y crdito,haber excusado el inquietarse e inquietarnos. Oh mujeres, hermosoerror de la naturaleza, necesarias para su aumento y por estoforzosas en nuestro apetito! Feliz aquel que, viviendo para s solo,aun para vosotras muere, porque, errando las ms veces en laselecciones, sois tan fciles a la resolucin que, si acaso acertis losustancial de la materia, erris el modo! Estos pasos dados en mi

    persecucin disfaman vuestro crdito, y aunque la culpa es comn,mi queja en particular a mi hermana se convierte, porque en estaliviandad, como menos apasionada, pec ms advertida queignorante.

    DOA ISABEL.- Satisfacer a las quejas de un loco es acompaalle en su mismodefecto, porque como es imposible convencer con razn al quedella carece, viene a ser porfa y no disputa lo que con l se arma.Este agradecimiento que les das a mis pasos no me cogedesprevenida, porque todo lo que en esta parte te aconsej tuinclinacin profetic yo con mi sospecha. Hcesme culpada, y yo loconfieso, porque intentar componer la disensin de dos amantes

    altivos y mal satisfechos es por la quietud ajena buscar ladesesperacin propia; mas yo te aseguro que aunque el desengao

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    me ha llegado tarde, que yo le abrace con tanto esfuerzo que ni t tealabes de lo que hasta ahora has ganado, ni yo me queje de lo

    perdido. Venos, Soria, y dejmoslos, que los pesares y gustos entrelos que bien se quieren para ellos todos son gustos.

    DON PEDRO.- Norabuena, sea as, que yo dejar en su posada a mi seora doa

    Isabel y luego ser en casa con vuestra merced y templaremos lasiras de su pecho, ms significadas en los ojos que en las palabras.SORIA.- Vamos, seora, y serene vuestra merced el semblante, porque

    encenderse en tanta clera ni para vuestra merced puede sersaludable ni para nosotros apacible.

    DOA JULIANA.- Vamos norabuena, y hacedme tanto gusto que me contis por elcamino el fin deste suceso, porque a m me pareci que don Pedro,mi hermano, estaba dentro de la casa de doa Marcela, porque altiempo de entrar por la calle jurara, si mis ojos nos me mintieron,que le vi puesto a la ventana y le hice seas para que se retirase;

    pues siendo esto as por dnde pudo salir sin que le visemos, no

    teniendo esta casa ms puerta ni ventanas que las que caen a estacalle, y habiendo estado nosotras siempre con los ojos tan clavadosen el umbral que se pudiera tropezar en ellas.

    SORIA.- A la que vuestra merced propone por difcil pregunta satisfar confacilsima respuesta: por esa misma puerta de la calle que vuestrasmercedes estaban acechando, que a la vigilancia de los ms vivosojos del cuerpo humano engaa la industria de un mediano ingenio.

    DOA JULIANA.- Pues decidme el cmo, porque mientras no s el modo es fuerzadudar del hecho.

    SORIA.- Sin ddiva o sin promesa della, que aunque de lo uno a lo otro haytanta distancia, palabras de tales personas como vuestra mercedsiempre fueron buenas prendas, quiere salir de las congojas de unaduda, martirio de entendidos y verdugo de nimos devotos? Demevuestra merced en mi pobreza luz con algunos escudos, porque eloro, como hijo de tal padre, alumbra todo lo que alcanza con susrayos, para que, declarndome yo entonces en lo que vuestramerced pretende, salgamos todos a un mismo tiempo vencedores delas tinieblas.

    DOA JULIANA.- Mirad que el trecho desde aqu a casa es corto, y el cuento noparece breve, y si le llevis por esos rodeos tendr mucho deinfinito.

    SORIA.- Qu presto desespera y qu tarde que ha conocido m nimo tanenemigo de ser tesorero de secretos! Oficio es que mientras ms leejercito ms lo yerro; ms nac para pregonero que para secretario,

    porque tengo buena voz y hago mala letra; de los propios mos soytan comunicable que de all saco disculpa de lo que hiciere con losajenos. Yo, seora, me cri desde nio en las Universidades, yviendo que los maestros, en lo que alegaban, siempre decan: Aslo dijo Fulano, y nunca: As lo call Fulano, desde entonces,con deseo de verme alejado, es ms lo que digo que lo queentiendo, de ms que cada vez que me acuerdo de que en la marestn los lenguados y en la tierra todos los deslenguados, quiero

    que en m se junten entrambas naturalezas y ser un lenguado

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    deslenguado hablando y sintiendo mal de todo, y no traer lanovedad al mundo porque ya en l no anda lo uno sin lo otro.

    DOA JULIANA.- Advertida quedo, Soria, de la buena gracia que tenis en revelarsecretos, y creedme que yo soy tan amiga de presumir bien de todo,que pienso que lo hacis porque aun hasta en eso no queris

    quedaros con lo que es ajeno.SORIA.- Vuestra merced acierta en el discurso y yo ms, en que vamos alcaso, porque me ahoga a m con ms fuerza un secreto en el pechoque a otro una ventosidad en la boca del estmago. Digo, pues, quedon Pedro, mi seor, y yo, que estaba detrs de su merced, vimosdesde la ventana que vuestra merced dice venir a los enemigos; el

    pobre caballero, que es ms bien entendido para sastre que parafilsofo, porque se viste muy bien y discurre muy mal, se hallembarazado de la dificultad, y como los achaques del alma seanms speros de encubrir que los del cuerpo, dio luego noticia lodescolorido de su rostro a mis ojos de su pasin; condolme de su

    mal, y buscndole remedio me ofreci la fortuna lo que el ingeniodificultaba, porque como al mismo tiempo entrase doa ngela devisita, ntima y familiar amiga de doa Marcela, en una silla azul, ynosotros, obedientes a las premticas de la cortesa, bajsemos arecebilla, aun no bien hubo ella sacado su lozano cuerpo de la sillacelosa, cuando hice a mi amo que ocupase su lugar, y sentndomeyo en sus rodillas di orden a aquellos hombres de alquiler,

    pagndolos a toda satisfaccin, que nos sacasen de casa,llevndonos por la otra acera, hurtando el cuerpo al paso dondevuesa merced y consortes asistan; y apenas hubimos torcido laesquina y reconocido la calle siguiente, cuando, desembarcando,tomamos tierra, y yo vine con aquella novela, que por lo menos, sino fue verdadera, estuvo bien compuesta, pues todo el auditorio medio entera fe y crdito; lleg luego mi amo, como vuestra merced

    bien sabe, y dio otro nudo ms al engao, y ese tan ciego que fueraimposible hallarle el principio al ovillo si yo mismo no me hubierainterpretado; as se valen los hombres de ingenio en los peligros.Este es el fin de nuestra historia, y sta la puerta de casa,habindose acabado el cuento y el camino a un mismo tiempo, ytan iguales que parece que deban de ser de una misma estatura.

    DOA JULIANA.- Admirada me deja vuestro ingenio, y no menos que admirada

    recelosa, porque, aunque es verdad que alabo el acto por sutil,mirar siempre con ojos de miedo al actor. Verdad es que en estaocasin la cautela es digna de gloria y alabanza, pues defendi laentrada a muchos pesares que tuvieran su origen en elconocimiento de la verdad.

    SORIA.- En todos tiempos soy de vuestra merced particular devoto, aunquemal dije devoto, teniendo vuestra merced tanto miedo a las rejas yal torno, y andando todo el ao antojadiza de bodas.

    (ntranse y salen Don Pedro y Doa Isabel.)

    DON PEDRO.- An no se haban despedido los manteles de la tabla cuando volv

    por verte, con deseo de que te dejes obligar de mis verdades,

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    porque desmentillas cuando son tan ciertas, ms parece querernegarte a mi obligacin que afinar tu seguridad.

    DOA ISABEL.- Creme que estas inquietudes de mi nimo han tenido ocasin,porque traen su origen de tus mocedades, que, aunque t las llamastiempo pasado, pienso que te pierdes en la cuesta y que nunca fue

    ms presente; si lo haces as y me engaas, al fin del pleito tpagars todas las costas, pues tratando con mujeres que secontentan de tan bajo y torpe ejercicio, ac lo padecer tu saludcuando t te imagines eterno, y all, que esto es lo msconsiderable, aunque de ti lo menos acordado, tendr tu almadificultad en el despacho de tu salvacin; yo te pagara a precio degracias y reconocimientos, que sta es la moneda ms corriente

    para un nimo noble, que acabases de mostrarme el desengao enlimpio de una vez. Hblame por el lenguaje comn y no por figurasy rodeos, pues con esta diligencia saldremos todos de la crcel, yode aquella en que t me pones con tan inquietas sospechas y t de

    la que yo te doy con tan solcitas persecuciones; a todos nos estbien y t te debes a ti mismo, si tratas de hacer amistad con eldescanso y conservar el crdito de hombre de buenos respetos,desembarazarme destas dudas para que a tiempo me retire que meest menos mal, pues bien, es imposible, porque la curiosidadmaliciosa de ms de un celoso ha imaginado que nuestra amistad seatreve a lo ilcito y pasa de la permisin que lo honesto concede, dedonde se sigue que mi opinin va perdiendo lugar, y tanto, que esfuerza que abra los ojos aprisa, porque si me descuido, cuandodespierte me habr puesto en la calle la mala fama, y esto con tantoruido que no suene mayor campana en el lugar que la de mideshonra.

    DON PEDRO.- Siempre que escucho tus quejas y veo que son ahora las que fueron,me admiro de que no te canses de cansarte y cansarme y que deslugar a tantas pasiones y enojos. En qu pequ, que tan ofendida yalterada me buscas? Con qu ocasin mides mis pasos y ponestasa en ma pensamientos y discursos? Aqu me tienes tan hecho atu voluntad y deseoso de acertarte con el gusto, que por agradartehar rostro a los imposibles ms dificultosos. Enmienda t mi viday ponla leyes, si en algo la hallas viciosa y torcida, que yo bajar elcuello a la obediencia. Confieso que fui mozo y que he dado en

    aquella edad el fruto que todos suelen, pero ya estoy lleno de luz ytemo los pasos por donde anduve; slo procuro servirte y deseotanto ver bien logrado el fin de nuestros deseos, que busco todoslos medios. Mi padre, como viejo avaro y codicioso, aunque estsatisfecho de la nobleza de tu sangre y costumbres, como teconsidera pobre da espaldas al negocio; pero sus aos son muchosy sus achaques ms, y los unos y los otros, corriendo a un mismofin, le dan tanta prisa, que ser obra sobrenatural si l escapa de lasmanos deste invierno, y yo te juro por el cielo y por el autor de su

    belleza que aun no habr bien l salido de casa en los pies de AntnMartn cuando los tuyos entren a pisar con desprecio lo que sus

    manos adquirieron con tanta avaricia.

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    DOA ISABEL.- Tus palabras me vencen y tus obras me venden; bien sabes t quevienes seguro a juicio en abrindote yo la puerta de los odos, pasoderecho para el alma y por donde sin dificultad la rindes. Qu deoro gastas en las razones y qu desnudas estn tus obras de todoaquello que es virtud y buena correspondencia! Pero qu puedo

    hacer si estoy jugando y he perdido parte de mi caudal? Picadaquedo, pero vete ahora, porque espero la visita de mi ta doaAntonia, y vulvete a la noche porque juguemos otras dos manos.

    DON PEDRO.- Dmelas ahora de amistad.DOA ISABEL.- Nunca fui ms tuya que ahora, pues el hacer de tu vida y

    costumbres tan solcita inquisicin nace ms de buena voluntad quede mala condicin. Mas ay!, qu te detienes? Vete, que estamosrodeados de centinelas, y no querra que las espas de tu padre tedenunciasen por haberme hecho esta visita.

    DON PEDRO.- Con qu de razones te hallas siempre que quieres despedirme!DOA ISABEL.- Temo tantos fiscales y alguaciles! Adis, adis! (Vase.)

    DON PEDRO.- Amor ciego, aunque ms justamente pudiera llamarte importuno,qu me quieres?; por todas partes me rodeas y prendes. EnMarcela tengo puestos los ojos no ms de en cuanto aquella parteque mira al deleite, pero es tan fuerte sta que me tira y arrastra demodo que no puedo pasarme a otro reino aunque haga unin detodas mis fuerzas y se arme el espritu de tan manifiestosdesengaos para tan peligrosa batalla. Por otra parte, la razn medespierta, representndome que ha dado ya la hora de recoger y queser bien tomar estado, y para l no hallo sujeto tan convenientecomo el de doa Isabel, rico por las virtudes y valiente por lasingular belleza; es cadena de libertades su trato honesto, y ms dela ma, como quien de ms cerca ha participado de los rayos de suluz, pero mi padre, sin considerar los daos que se siguen de nollegar a ejecucin este deseo, aconsejado de su codicia, por verla en

    pobres paos, resiste y defiende el paso, de donde nace dar yotantos en mi inquietud y perdicin. Oh viejo entre todos losmezquinos avarsimo! Suele decirme algunas veces, cuando nosquedamos sobremesa solos despus de la cena y la comida: Hijo,si t tienes buen juicio y no te cebas en golosinas de hermosuras

    pobres y discreciones mendigas, yo te casar de mi mano con cienmil ducados; y luego, lleno de risa, me arroja los brazos al cuello;

    pero yo, ofendido del nuevo lenguaje, huyo dellos por ver que nodice yo te casar con una mujer, de donde infiero que la que lostrujere y l me diere no lo ser en las partes importantes, como sonnobleza en la sangre, virtud en las costumbres, docilidad en lacondicin, belleza en el rostro y gentileza en el cuerpo, sinosolamente en el nombre. Por cierto que pienso, y es sin duda que eneste camino voy alumbrado de la verdad, que fuera lo propiocasarme con una estatua de oro y piedras preciosas que tuviera elmismo valor. Oh padre injusto! Oh tirano de mi salud y sosiego!Oh cielo, perdonadme el grave pecado que cometo cuando hago ami deseo cuchillo para quitalle la vida! Bien sabis vosotros, cmo

    aqullos que tenis tan larga vista que nada os est escondido niretirado, que esta peticin sangrienta con que tantas veces en

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    vuestro tribunal importuno por su muerte, no nace como en otroshijos del ansia de heredallo. Oh mundo loco! En ti est lavergenza despreciada, pues ya en tu opinin es un rico dotedispensacin para suplir todos los defectos que caben en el sujetode una mujer imperfecta, con ser tantos los de la ms perfecta.

    Quiero poner punto en este discurso, porque si fatigo mucho elentendimiento podr ser que el juicio se nos vaya de casa, y tanlejos que con eternas lgrimas paguemos su ausencia.

    (ntrase y salen MEDINAy SALAZAR.)

    SALAZAR.- Bien pienso que con la parte que os toca cumplir muy bien a sutiempo, pero no os pese de que os advierta como hombre que tengodiez aos de antigedad de cortesano. Reconozco muchasobligaciones a doa Marcela, y ninguna mayor que haber fiado suremedio de mi diligencia; la confianza que en m puso es mi mayorespuela; yo velar de modo sobre el negocio que si se perdiese vaya

    ms por cuenta de su desdicha que de mi descuido.MEDINA.- Creed con seguridad que puedo acometer mayores ejrcitos; no es

    la primera vez que me visto de verde para ir a caza, otras muchasocasiones de ms rodeo y dificultad he tocado con las manos; elhierro es duro, pero el fuego y el martillo son su azote y le hacendcil y blando. Bien creo que este Estacio a quien venimos a buscar

    para el efecto entre nosotros tratado es tafetn doble, y que aquelexterior manso y suave es capa que cubre un alma de pedernal;

    pero con el golpe que le daremos esta noche arrojar centellas.Llamad, que sta es la puerta de su casa; pero, por si acaso fuese elhombre como se nos pinta, abridla con el mismo recelo que si lo

    fuera de algn toril.SALAZAR.- Ya la tengo lstima del mal tratamiento que la hago. Cmo no

    responden? Sin duda que aun no se ha recogido, y sospecho que lamisma ocasin porque venimos a buscalle le debe de tener fuera,

    porque l, engredo con estas bodas, desamparando su casa,inquieta las ajenas.

    MEDINA.- No ser temeridad aunque os afirmis en ello, porque aquel queentra por la calle se le parece mucho, y ste es hombre tan singularque no puede haber otro que se le parezca si no es l mismo.

    SALAZAR.- l es; no hay que dificultar, salgmosle al camino; mas despacio,no le alborotemos, que hombres de semejantes costumbres siempreviven sospechosos.

    MEDINA.- Oh, seor Estacio, vuestra merced y los buenos aos!SALAZAR.- Aqu tiene vuestra merced dos servidores amigos.ESTACIO.- Oh, mis buenos seores! Tanta merced y favor al que es indigno

    y desmerecedor del bien? Vuestras mercedes se acuerdan de m?Sus pasos son el primer fruto de mis oraciones, porque al cielo milveces alabo y a vuestras mercedes bendigo!

    MEDINA.- En verdad, seor, que nos debe vuestra merced ms que buenavoluntad, y tanta como lo ver presto, pues por darle un avisoimportante le hemos aguardado ms de dos horas largas, recelando

    de su tardanza algn grave dao en su persona, considerando que

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    no lleva espada, aunque nadie anda ms bien armado, que aquelque, como, vuestra merced, a ninguno tiene ofendido.

    ESTACIO.- Ay, seores, y cunto me pesa de la mala obra que les ha hecho midetencin! Perdnenme por amor de Dios, que el haber yoempezado una novena a la Virgen del Buen Suceso, que es una

    devotsima imagen que est en el Hospital de la Corte, parapublicalla se sirva de alumbrarme en un negocio tan dificultosocomo es casarse un hombre, es la ocasin de haber vuelto areconocer mis paredes tan tarde, y en ver a vuestras mercedes enellas me parece que ya ha empezado a orme, pues son parte, y nola menos principal, del bien que solicito y pretendo.

    SALAZAR.- Seor Estacio, callen ahora los cumplimientos y cortesas y hablenlas obras, que este es el debido lenguaje entre los hombres de bien;

    palabras vanas son entretenimiento del aire; vengamos a losustancial y dejemos razones aparentes, llenas de resplandor ysonido, y faltas de peso, como oro o plata falsa.

    ESTACIO.- Mucho me duele que vengan vuestras mercedes a agraviarme a mipropia casa, pues me infaman de lisonjero y culpan de engaoso;mis palabras valen todo lo que ofrecen, y as pongo el desengaoen la experiencia.

    MEDINA.- Seor mo, vuestra merced no forme agravio de lo que se dice conllaneza, pues nosotros venimos tan lejos de ofendelle cuantoconocer por las razones que le limpiarn el nima de esas dudas yaumentarn nuestro crdito.

    ESTACIO.- Entrmonos, pues, en casa, si hemos de tratar negocios deconsideracin y peso. Vengan vuestras mercedes, suplcoselo, yvern mis aposentos, que para la limitacin con que se vive en lacorte los hallarn alegres y espaciosos, y tan acomodados que hastaen el precio lo son, y es mucho en este lugar poder acomodarse decasa y sin desacomodarse de bolsa.

    SALAZAR.- Por Dios, que goza vuestra merced de aqu una vivienda apacible.Buenas pinturas divinas y humanas! Cmo no est aqu retratadovuestra merced?, aunque ya le veo en aquella de San Marcos.

    ESTACIO.- Ahora sintense vuestras mercedes y vamos a lo p reciso delnegocio. Mas qu sera si viniesen a darme luz en el caso quetraigo entre manos, obligados de su naturaleza noble, ya que no demis servicios? Trenme algunas buenas nuevas de aquella mi

    seora?, de aqulla, digo, que a un mismo tiempo saltea corazonesy quita capas, y tan discreta, que no estimara lo primero si vinieralo segundo.

    SALAZAR.- Antes venimos tan distantes de su imaginacin o cuanto vecinos asu provecho, porque aquello que vuestra merced menos ha pensadoes lo que ms le ha convenido.

    ESTACIO.- Cmo, seores? Llevemos el paso ms largo en este discurso ydmonos prisa, porque deseo llegar a la postrera jornada.

    MEDINA.- Vuestra merced no se altere, sosiguese y procure no dar partedesta nuestra embajada a sus pasiones, porque un hombre puesto yaen querer bien est sin odos para el desengao, y si no se hace

    muchos esfuerzos primero con la prudencia suelen pagarlo su saludy su juicio, que es dao de mayor costa; vamos, pues, al caso.

  • 8/2/2019 SALAS BARBADILLO, ALONSO JERNIMO DE - El sagaz Estacio, marido examinado

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    ESTACIO.- No me diga vuestra merced cosa que me d pena, porque soy muyahogado del espritu y no ser mucho quedarme muerto. Jess,Jess! ms que me desmayo? All lo vern, porque tengo uncorazn tan lleno de ajes y tan amigo de dijes, que pierdo el sentidode la picadura de una pulga, y no vuelvo en m hasta que me ponen

    en su dedo una sortija de diamantes.MEDINA.- Bueno es eso, por vida ma! Muerto, seor Estacio? Es posibleque a semejante razn la consinti paso por su boca y que no lacastig con ahogalla antes que la sacara a luz? Seor, a lo quenosotros venimos es, obligados de nuestras conciencias, y por nofaltar al deber de cristianos y hombres de bien, porque, habiendovisto a vuestra merced esta maana en casa de la seora doaMarcela con intencin descubierta y nimo dispuesto para ser sumarido, y despus ac informndonos de sus buenas partes ycalidad, y que para merecellas la fama y opinin desta seora estmuy baja, acordamos avisarle que ste es negocio que no conviene

    a vuestra merced, y que as, pues se halla tan a tiempo, saque pies,que no le faltar cosa que le est muy a cuento en este lugar, y noes justo que un hombre principal atropelle los inconvenientes y,cerrando los ojos a la razn, reciba con los brazos abiertos a suapetito.

    ESTACIO.- Nunca suelo yo dar tantos odos a plticas de mozuelos, que vivende arrastrar las honras de sus amos y amigos. Ah! Pobre seora, ycmo desta vez quedabais afrentada y ofendida si estas nuevashubieran llegado a otro pecho que no conociera tan bien como yo elestilo y lenguaje de los criados. Qu de casos destos he tocado conlas manos! Seores hidalgos, vuestras mercedes se vayan con Diosy srvanse de no atravesar mis umbrales con semejantesimaginaciones y fbricas, pues conmigo, pobre de m, cuandomenos... Qudese aqu y no perdamos en esto ms palabras, porquesi me dejo vencer de la clera nos perderemos, y aunque la ocasinera muy a propsito para disculpa de cualquiera temeridad, quierodejarle a la razn las manos libres y que este sea su da, mande yordene, pues no tiene hijo de obediencia tan seguro como yo. Puescuando eso fuera as no se doliera del honor de su amo, que era tanhonrado caballero, de quien creo que es tan bueno que no les habrhecho tan grave ofensa que les obligue a tomar tan spera

    venganza?SALAZAR.- Basta, que est sin remedio conocidamente mortal. Seor Estacio,oye que le digo, mreme y abra los ojos. Pobre de m, ya perdi enlas mejillas los colores, en los brazos y sienes los pulsos! Grandelstima le tendra si aqu se nos muriese, y no tan