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Saltito 1
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Transcript of Saltito 1
Yo alguna vez fui un espermatozoide
Antes de dormir prometo decirte adiós, cierro fuerte los ojos y
aprieto los dientes y sin dar más vueltas me meto debajo de las colchas
y allí busco un árbol adonde subirme a mirar más allá de vos. Hace
mucho que sólo me quedan ojos para mirarte, en una pared, en los
granitos del viento, en la cola del cine o en el agujerito de una media por
donde se escapa el dedo gordo. Hoy me invade un caos pero cortito así
que quiero ver si hay algo más por eso salto del árbol para escapar de
esos sueños recurrentes, doblando esquinas, hablando con charquitos
de agua. Nadie en la calle, alguien se olvidó una sonrisa en la puerta,
probablemente esté durmiendo con malhumor. Una lamparita no se
convence en mantenerse encendida, quizás por los insectos que la
rodean, y pestañea constantemente para engañar.
Estoy empecinado en caminar sin ninguna referencia, quizás
buscando sin buscar encuentre algún ojo o dedo que no me hable de
vos. Se acaban las veredas y se está un poco mejor lejos de tanto eco
hueco de pasos solitarios. El pasto se come las sombras. Me adhiero al
suelo contemplando los gatos revolver la basura y a las arañas caminar
tranquilas sabiendo que los zapatos están debajo de las camas con
resignación por que no pueden pisar nada. Las estrellas cambian de
lugar por que saben que nadie las mira o casi nadie, algún solitario con
insomnio, un borracho sin bar o un vigilante de una fábrica de tornillos,
ninguno de ellos tiene voz medular para contar su secreto y ser creído.
Llego a una calle de tierra y me entrego al camino viendo como la
luna me sigue y recuerdo cuando jugábamos a escondernos de ella y
corríamos y corríamos pero la luna siempre sabía hacia donde íbamos.
Entonces para hacerla sentir mal nos besábamos toda la noche y nos
reíamos de su soledad. Ahora que también estoy sólo la observo con
vergüenza pero ella no se burla de mí, sigue más allá del cielo como
siempre sin entender que todo es diferente.
Respiro una tristeza que no distingo bien por qué parte del cuerpo
logra meterse y se eterniza bien guardadita en las rodillas. Por eso es
tan difícil caminar cuando hay escasez de voluntad, es mejor moverse
que dejar a las raíces negras crecer y nos sometan hasta el último
segundo pegados a un viejo colchón. Aun tengo tantas dudas a las que
sé que jamás le voy a poder sacar sus capuchas que es mejor dejarlas
flotando hasta que se las coma el viento. Quizás tengamos un alma y es
allí cuando todo es confuso por que se asoman tumultos ilusiones. Y sí
hay almas, debe haber un lugar para aquellas que encontraron una
ventanita en el cuerpo y salieron a explorar cosas nuevas.
La noche se estira hoy que me sobra el silencio, se intenta fugarse
de lo cotidiano, de repetir el mismo sueño que ya me cansé de contar a
mis amigos y a los perros que me mueven la cola mientras les tiro
pedacitos de pan duro en la puerta de casa. Sigo mi marcha
empecinado en encontrar algo que no sé y por momentos se me cae un
pedazo de la cara y un hombro pero me da fiaca agacharme. Después
de unos pasos me resigno y vuelvo a recoger lo que se cayó, no vaya a
ser que me tope con lo que busco y no me reconozca.