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Ana Serrano Capitalismo gore: narcomáquina y performance de género Sayak Valencia Triana | UCM Resumen: Proponemos el término capitalismo gore como una herramienta de análisis del paisaje económico, sociopolítico, simbólico y cultural mexicano afectado y re-escrito por el narcotráfico, entendido como un engranaje económico y simbólico que produce otros códigos, gramáticas, narrativas e interacciones sociales. Capitalismo Gore forma parte de una taxonomía discursiva que busca visibilizar la complejidad del entramado criminal en el contexto mexicano, y sus conexiones con el neoliberalismo exacerbado, la globalización, la construcción binaria del género como performance política y la creación de subjetividades capitalísticas, recolonizadas por la economía y representadas por los criminales y narcotraficantes mexicanos, que dentro de nuestra taxonomía reciben el nombre de sujetos endriagos. www.hemisphericinstitute.org | www.emisferica.org Phoca PDF

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  • Ana Serrano

    Capitalismo gore: narcomquina y performance de gneroSayak Valencia Triana | UCM

    Resumen: Proponemos el trmino capitalismo gore como una herramienta de anlisis delpaisaje econmico, sociopoltico, simblico y cultural mexicano afectado y re-escrito por elnarcotrfico, entendido como un engranaje econmico y simblico que produce otros cdigos,gramticas, narrativas e interacciones sociales. Capitalismo Gore forma parte de unataxonoma discursiva que busca visibilizar la complejidad del entramado criminal en el contextomexicano, y sus conexiones con el neoliberalismo exacerbado, la globalizacin, la construccinbinaria del gnero como performance poltica y la creacin de subjetividades capitalsticas,recolonizadas por la economa y representadas por los criminales y narcotraficantesmexicanos, que dentro de nuestra taxonoma reciben el nombre de sujetos endriagos.

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  • I'm amazed at how difficult it is for men to criticise masculinity. As if they couldnt change anything about it. []Men are so passive about whats imposed upon them in the name of virility.Virginie Despentes, Femmes of power

    El narcotrfico ha reconfigurado poltica, social, econmica y culturalmente,aquellos territorios en los que se inscribe. En la actualidad Mxico se erigecomo eptome de dicha reconfiguracin. En este ensayo nos proponemosanalizar el papel de la performace de gnero (enfocndonos especialmenteen la masculinidad) y sus conexiones con la configuracin del Estadomexicano, la nocin de narcomquina1 y el capitalismo gore.

    Entendemos como performance de gnero masculino a la obediencia acrtica de losvarones al desempear (performar) las normas de gnero dictadas por la masculinidadhegemnica, la cual tiene entre sus postulados ms arraigados: la respetabilidadeconmica, la indiferencia ante el peligro, el menosprecio de las virtudes femeninas yla afirmacin de la autoridad en cualquier nivel(Monsivis 1981, 9). Es decir, para serun varn legitimo en el contexto mexicano, que (re)produzca y reafirme su identidad degnero, ste debe asumir y cumplir las coreografas (movimientos, comportamientosrelacionales) construidas desde la hegemona sociocultural para la masculinidad. Dichocumplimiento de las demandas masculinistas hegemnicas se hace de forma repetidahasta naturalizarlas artificialmente y ponderarlas como la esencia masculina.

    Ahora bien, cul es la relacin entre la representacin (repeticin) acrtica delas coreografas de la masculinidad con el Estado mexicano y con la narcomquina? Elnexo se da de la siguiente manera: el trmino macho est altamente implicado en laconstruccin estatal de la identidad mexicana, dicho trmino se expande en Mxicodespus de las luchas revolucionarias como signo de identidad nacional. Duranteese perodo el trmino machismo se asociaba a las clases campesina y trabajadora, yaque en la incipiente configuracin de la nacin mexicana, el macho vino a ser unasuperlativacin del concepto de hombre que ms tarde se naturalizara artificialmentecomo una herencia social nacional y que ya no se circunscribira slo a la clases subalternas.Las construcciones de gnero en el contexto mexicano estn ntimamente relacionadas con laconstruccin del Estado. Por ello, ante la coyuntura contextual del Mxico actual desmembramiento del tejido social y desmoronamiento estatal es necesario visibilizar lasconexiones entre el estado y la clase criminal, en tanto que ambos detentan un mantenimientode una masculinidad violenta emparentada a la construccin de lo nacional. Esto tieneimplicaciones polticas, econmicas y sociales que estn cobrando en la actualidad un altonmero de vidas humanas dada la lgica masculinista del desafo y de la lucha por el poder yque, de mantenerse, legitimar a la clase criminal como sujetos de pleno derecho en la

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  • ejecucin de la violencia como una de las principales consignas a cumplir bajo las demandasde la masculinidad hegemnica, el machismo nacional, el capitalismo gore y elheteropatriarcado.

    A la vinculacin entre la performance de gnero y la construccin del estado mexicano, comoun estado machista, debemos agregar las demandas econmicas del capitalismo contemporneo que exige a todos los individuos ser hiperconsumidores para considerarleslegtimos y pertinentes dentro del entramado capitalista g-local. Adems tambin debemosconsiderar el colonialismo que subyace en la idiosincrasia mexicana, donde hay un deseo deblanquearse a travs del empoderamiento econmico. Todos estos elementos fabrican uncctel molotov para la construccin de subjetividades capitalsticas, que en este ensayodenominamos sujetos endriagos, en quienes cristalizan los factores antes enunciados yquienes a su vez conforman las filas del capitalismo gore.

    Proponemos el trmino capitalismo gore como la reinterpretacin dada a la economahegemnica y global en los espacios (geogrficamente) fronterizos y/o precarizadoseconmicamente. Tomamos el trmino gore de un gnerocinematogrfico que hace referencia a la violencia extrema y tajante.Entonces, con capitalismo gore nos referimos al derramamiento desangre explcito e injustificado (como precio a pagar por el TercerMundo que se aferra a seguir las lgicas del capitalismo, cada vez msexigentes), al altsimo porcentaje de vsceras y desmembramientos,frecuentemente mezclados con el crimen organizado, la divisin binariadel gnero y los usos predatorios de los cuerpos, todo esto por mediode la violencia ms explcita como herramienta de necroempoderamiento.2

    Al hablar de capitalismo gore nos referimos a una transvaloracin de valores y deprcticas que se llevan a cabo (de forma ms visible) en los territorios fronterizos,donde es pertinente hacerse la siguiente pregunta: Qu formas convergentes deestrategia estn desarrollando los subalternos marginalizados [] bajo las fuerzastransnacionalizadoras del Primer Mundo? (Sandoval 2004, 81).Desafortunadamente, muchas de las estrategias para hacer frente al Primer Mundo oacercase a l, son formas ultraviolentas para hacerse de capital: prcticas gore.3

    Una forma de explicitar a lo que este trmino se refiere sera la siguiente: mientras que Marxhabla, en el libro 1 de El Capital, sobre la riqueza y dice: [l]a riqueza, en las sociedades dondedomina el modo de produccin capitalista, se presenta como una inmensa acumulacin demercancas (Marx 2000). En el capitalismo gore se subvierte este proceso y la destruccin delcuerpo se convierte en s mismo en el producto, en la mercanca, y la acumulacin ahora esslo posible contabilizando el nmero de muertos, ya que la muerte se ha convertido en elnegocio ms rentable. El capitalismo gore es el capitalismo del narcotrfico, de larentabilizacin de la muerte y de la construccin sexista del gnero.

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  • Los conceptos tradicionales sobre el trabajo resultan insuficientes para teorizar las prcticasgore de la economa contempornea, que se dan ya en todos los confines del planeta,mostrando que nuevas teorizaciones son necesarias en un mundo donde no hay espaciosfuera del alcance del capitalismo (Jameson 1995). El hecho de obviar estas prcticasno las elimina, sino que las invisibiliza, o bien las teoriza desde trminos ms cercanosa la doble moral que a la conceptualizacin; trminos como mercado negro o prcticaseconmicas propias del Tercer Mundo, por considerrselas ilegales. El problema delnarcotrfico no es exclusivo de Mxico, sino que se da en muchos confines del planeta que anno han sido espectacularizados por los medios de informacin y/o usados por los gobiernospara justificar grandes presupuestos en la lucha antidrogas, que a su vez recorta recursos en elsistema de salud, educacin, cultura, etc., contribuyendo as a un mayor desgaste del tejidosocial y alimentando la espiral de pobreza-violencia-consumo-violencia.

    Nos interesa proponer un discurso con poder explicativo que nos ayude a traducir larealidad producida por el capitalismo gore, basada en la violencia, el narcotrfico y elnecropoder. Mostrando algunas de las distopas4 de la globalizacin y su imposicin. Nosinteresamos tambin por seguir los mltiples hilos que desembocan en prcticas capitalistasque se sustentan en la violencia sobregirada y la crueldad ultra-especializada, que seimplantan como formas de vida cotidiana en ciertas localizaciones geopolticas a fin de obteneruna forma de subsistencia que acarrear reconocimiento y legitimidad econmica.

    Frente a este orden de cosas es preciso preguntarse: qu tipo de sujetos surgen de estareinterpretacin y aceptacin del neoliberalismo extremo devenido en capitalismo gore?

    A manera de respuesta, formulamos el trmino endriago, para hablar de estas subjetividadescapitalsticas que surgen en el contexto del capitalismo gore. Lo hacemos as, pensando enla pertinencia de la tesis de Mary Louise Pratt, quien afirma que el mundo contemporneoest gobernado por el retorno de los monstruos (Pratt 2002, 1).

    El endriago es un personaje literario, un monstruo, cruce de hombre, hidra y dragn. Secaracteriza por su condicin bestial. Es uno de los enemigos a los que se tiene que enfrentarAmads de Gaula.5 En este libro se le describe como un ser dotado de elementos defensivos yofensivos suficientes para provocar el temor en cualquier adversario. Su fiereza es tal que lansula que habita se presenta como un paraje deshabitado, una especie de infierno terrenal alque slo podrn acceder caballeros cuya heroicidad rondara los lmites de la locura y cuyadescripcin se asemeja a los territorios fronterizos contemporneos.6

    Proponemos esta analoga entre el endriago (como personaje literario que pertenece a losOtros, a lo no aceptable, al enemigo) y las subjetividades capitalsticas y violentasrepresentadas por los criminales mexicanos. Lo hacemos as porque consideramosfundamental tomar en cuenta que la construccin del endriago se bas en una pticacolonialista que sigue presente en muchos territorios del planeta considerados como

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  • ex-colonias y que recae sobre las subjetividades capitalisticas tercermundistas por medio deuna recolonizacin econmica que se afianza a travs de demandas de produccin ehiperconsumo globales, creando nuevos sujetos ultra violentos y demoledores que conformanlas filas del capitalismo gore y del narcotrfico como uno de sus principales dispositivos.

    Ahora bien, aparte de las caractersticas adjudicadas al personaje literario, y compartidas porlos sujetos endriagos, estos tienen otra serie de caractersticas y contextos que enunciaremosa continuacin.

    Los sujetos endriagos surgen en un contexto especfico: el postfordismo. steevidencia y traza una genealoga somera para explicar la vinculacin entre pobrezay violencia, entre nacimiento de sujetos endriagos y capitalismo gore. El contextocotidiano de estos sujetos es [] la yuxtaposicin muy real de proliferacin demercancas y exclusin del consumo; [son] contemporneo[s] de la combinacin deun nmero creciente de necesidades con la creciente falta de recursos casi bsicosde una parte importante de la poblacin (Lipovetsky 2007, 181).

    Este confinamiento al subconsumo hace que los sujetos endriagos decidan hacer uso dela violencia como herramienta de empoderamiento y adquisicin de capital. Debido amltiples factores, de los cuales enunciaremos algunos ejemplos, trataremos deevidenciar que el uso de la violencia frontal se populariza cada vez ms entre laspoblaciones desvalidas y es tomada en muchos casos, como una respuesta al miedo a ladesvirilizacin que pende sobre muchos varones dada la creciente precarizacin laboral y suconsiguiente incapacidad para erigirse, de modo legitimo, en su papel de macho proveedor.

    Por un lado, est el hecho de que los pobres ya no pertenecen a una sola clase social, ya notienen una categora o condicin que los englobe. La pobreza y la indefensin de masas quehay en nuestras sociedades se manifiestan con rasgos espectralizados. Una situacin que traeconsigo rasgos de negacin y desrealizacin del individuo. Un tipo de anulacin discursiva querige todo sentido y posibilidad de pertenencia.

    Por otro lado, nos encontramos con que se tiende a justificar la pequeadelincuencia, el robo y los apaos como recursos fciles para obtener dinero yparticipar en los modos de vida dominantes con que nos bombardean los medios (Lipovetsky,2007: 184) Esto crea un giro epistemolgico en la concepcin de la violencia, pues se lapercibe como una herramienta de autoafirmacin personal, al mismo tiempo que como unmodo de subsistencia.

    A los dos factores anteriores se une el hecho de que los marginados tambin quieren (deben)ser consumidores, ya que buscan una forma de socializacin/competicin a travs del consumopues ste constituye una gran parte de la identidad contempornea y es reforzadopositivamente por la sociedad.

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  • Es necesario aclarar que no slo el uso de la violencia se populariza sino tambin suconsumo. De esta manera la violencia se convertir no nicamente en herramientasino en mercanca que se dirigir a distintos nichos de mercado; por ejemplo, el que vadirigido a las clases medias y privilegiadas, a travs de la violencia decorativa.7 Estefenmeno hace que ningn sector o nicho de mercado escape a la violencia, sea el casode que sta se le presente como mercanca proveedora de valor simblico o comoherramienta de empoderamiento distpico. En el segundo caso, son los sujetosendriagos quienes muestran la contracara del consumo de la violencia; estrechando losmrgenes entre el poder de consumo y el nivel adquisitivo conseguido a travs del usode sta como herramienta de trabajo. Ya que todo se unifica a travs del consumo, stese interpreta como la constatacin de la identidad, consagracin a travs de la compra yla reafirmacin de un status, ya no social sino individual. El consumo como mediador de laverdadera vida dentro de la lgica feroz del neoliberalismo.

    Lo anterior marca el origen de la contradiccin que lleva a lo gore y que se ve reforzado por elhecho de que los jvenes, especialmente, se ven expuestos al bombardeo publicitario yasimilan masivamente las normas y valores consumistas que contrastan, en muchos casos,con su realidad econmica circundante, provocando frustracin y posibilitandocomportamientos delictivos como va de empoderamiento rpido.

    De las caractersticas identitarias del sujeto endriago, se puede contar el hechode que es anmalo y transgresor, combina lgica de la carencia (pobreza,fracaso, insatisfaccin) y lgica del exceso, lgica de la frustracin y lgica de la heroificacin,pulsin de odio y estrategia utilitaria. La subjetividad endriaga:

    [] no coincide evidentemente con el individualismo de los triunfadores que disponen de losrecursos de la independencia, pero tampoco se reduce ya al individualismo negativo osoportado. Este ultimo se muestra como victima, mientras que el individualismo salvaje [delsujeto endriago] busca modos de accin ilegitima y de autoafirmacin para exorcizar la imageny la condicin de vctima. Uno apela a la compasin o a la solidaridad, el otro generademandas de orden y represin. Incluso en las zonas de invalidacin social hay ciertacompetencia individualista, hecha de activismo brutal, de desafo, de puesta en peligro querebasa la posicin del individuo por defecto. (Lipovetsky 2007, 189)

    Los sujetos endriagos hacen de la violencia extrema una forma de vida, de trabajo, desocializacin y de cultura. Reconvirtiendo la cultura del trabajo en una especie deprotestantismo distpico, donde el trabajo y la vida forman una sola unidad. Sinembargo, la reinterpretacin de los endriagos hacia la nocin de trabajo y de suprctica, sustituye a la deidad del protestantismo por el dinero. Rompen tambin con lalgica del mundo del trabajo que es esencialmente prohibitivo y racional,catapultndonos a un nuevo estadio donde ste es equiparable a la violencia,mostrndonos un exceso que se pone de manifiesto all donde la violencia supera a

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  • la razn (Bataille 2002, 45).

    Entendemos a los sujetos endriagos como un conjunto de individuos que circunscriben unasubjetividad capitalstica, pasada por el filtro de las condiciones econmicas globalmenteprecarizadas, junto a un agenciamiento subjetivo desde prcticas ultraviolentas que incorporande forma limtrofe y autoreferencial los sistemas de conexin directa entre las grandesmquinas productivas, las grandes mquinas de control social y las instancias psquicas quedefinen la manera de percibir el mundo (Guattari y Rolnik 2006, 41), as como el cumplimientode las demandas de gnero prescritas por la masculinidad hegemnica.

    Las subjetividades endriagas nos muestran, adems, que los cuerpos insertos enprocesos sociales como la circulacin de capital variable nunca deben considerarsedciles o pasivos (Harvey 2000, 141). Esto resulta fundamental para analizar el papel de lanarcomquina mexicana y sus conexiones con el capitalismo gore.

    La crudeza en el ejercicio de la violencia obedece a una lgica y unas derivas concebidasdesde estructuras o procesos planeados en el ncleo mismo del neoliberalismo, laglobalizacin y la poltica. Hablamos de prcticas que resultan transgresoras, nicamenteporque su contundencia demuestra la vulnerabilidad del cuerpo humano, su mutilacin y sudesacralizacin y, con ello, hacen crticas feroces a la sociedad del hiperconsumo, al mismotiempo que participan de ste y del engranaje capitalista ya que:

    En muchas naciones el crimen organizado se ha convertido en un actor poltico clave, un grupode inters, un jugador que debe ser tomado en consideracin por el sistema poltico legtimo.Este elemento criminal con frecuencia proporciona la necesitada divisa extranjera, el empleo yel bienestar econmico necesario para la estabilidad nacional, as como el enriquecimiento delos que detentan, el a veces corrupto, poder poltico, especialmente en los pases pobres [](Curbet 2007, 63)

    Dichas prcticas se han radicalizado con el advenimiento de la globalizacin dado que stase funda en lgicas predatorias, que junto a la espectralizacin y la especulacin en losmercados financieros, se desarrollan y ejecutan prcticas de violencia radical. Violencia radicalejercida por sujetos endriagos que constituyen el proletariado gore.

    As, el narcotrfico en Mxico y la creacin de un proletariado gore pueden leerse comoproducto de las demandas neoliberales hacia una sociedad cuya economa poltica esdisfuncional, que tiene como escenario expandido al contexto socioeconmico actual, dondereina la precarizacin econmica (que deviene en precariedad existencial) y que derrumba demanera tajante los mitos de progreso que el discurso del iluminismo y el humanismo habanvenido proponiendo como vas vlidas para acceder a la modernidad. El narcotrfico comodispositivo de control nos muestra tambin la lgica inexorable con la que se han venidojustificando los corruptos (burcratas, gobierno, policas) que se basa en igualar y servir,

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  • mientras detenten el poder, a los que ganan dinero, sean empresarios, delincuentes o ambos.Sabemos que corromperse no es una decisin difcil cuando el panorama que se avizora esslo prdida, rezago econmico. Lo que resulta difcil en estos casos es resistirse a la tentacinconsumista. La estructura de la distopa es compleja, por eso, la guerra contra el narcotrficoque est emprendiendo el estado mexicano, nos dice:

    Las soluciones basadas en el mayor despliegue policial y militar, delata una rotunda renuncia ala responsabilidad poltica por parte de su autor. Son obra de polticos desprovistos deimaginacin que carecen de la visin o del inters necesario para abordar las enormesinjusticias estructurales de la economa mundial de las que se alimentan el crimen y lainestabilidad. (Glenny 2008, 475)

    Los discursos oficialistas que defienden esta guerra no dicen que en Mxico loscrteles de droga no podrn ser erradicados eficazmente mientras no se erradiquenlas desigualdades estructurales entre la poblacin, mientras la ausencia de trabajopersista y nos ponga de frente con la imposibilidad de encontrar otra salida que nosea la migracin, mientras no se deconstruyan los conceptos de modernidad y de progreso ydejen de utilizarse como directrices del discurso poltico y ste integre las posibilidades realesde una poltica geogrficamente pertinente, mientras no se escape a la espectacularizacin dela violencia y la celebracin del hiperconsumismo, mientras no se cuestione la estructura delestado mexicano basado en la supremaca masculina que necesita del despliegue de violenciacomo elemento de autoafirmacin viril y, sobre todo, mientras no se cuente con una estabilidadeconmica sostenible que funcione a mediano y largo plazo.

    La narcomquina en Mxico representa la instauracin de un sujeto a nivel nacional, unsujeto soberano y extrajurdico, violento y centrado en s mismo; sus acciones constituyen laconstruccin de un sujeto que busca restaurar y mantener su dominio por medio de ladestruccin sistemtica[] (Butler 2006, 68), as como la gestin de la violencia extremacomo principal va para la ocupacin/conservacin de un territorio, y la libre circulacin yobtencin de un producto (drogas) para hacerse con un mercado que le otorga y garantizaun crecimiento exponencial de sus ganancias, reportando mayor poder econmico ylegitimando, de este modo, su pertinencia y supremaca en las lgicas del mercado, elpatriarcado8 y el capitalismo internacional.

    En las economas globales lo ilegal trabaja de la mano con lo legal y este hecho no esexclusivo de las economas tercermundistas. Existe un apego en los mercados hacia el uso deestrategias que lindan con lo ilegal como forma directa para el ejercicio del poder sinrestricciones y con reporte de beneficios individuales.

    Las distintas estructuras de la ilegalidad funcionan por demanda de la legalidad-Citaremos aqu un ejemplo: Misha Glenny afirma en su libro McMafia, que los EstadosUnidos ofrecieron un generossimo respaldo financiero y poltico a los pases de Europa del

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  • Este tras la cada del comunismo, apoyo orientado a la creacin y sustento deorganizaciones ilegales quienes derivaron en la creacin de industrias que se dedicaran a laproduccin de drogas, armas y tecnologa de punta, productos con los cuales despustraficaran por todo el mundo (Glenny 2008, 11). Este ejemplo deja claro que las fronterasentre economa lcita e ilcita son difusas. Tambin, nos informa que el mundo delictivoest ms cerca de lo que creemos de las actividades bancarias y del comercio deproductos (Glenny 2008, XVIII).

    Por eso, no es de extraar que con las demandas econmicas del nuevo orden mundial, elcrimen organizado haya globalizado sus propias actividades y ahora exista un entramado deconexiones casi indiscernibles entre la economa legal y la ilegal. Puesto que:

    Las organizaciones de crimen organizado de los cinco continentes se han apropiado delespritu de cooperacin mundial y participan como socios en la conquista de nuevosmercados. Invirtiendo en negocios legales, no slo para blanquear dinero sino para adquirir elcapital necesario para invertir en negocios ilegales. Sus sectores preferidos para estasinversiones: el Estado altamente rentable, el ocio, los medios de comunicacin y labanca. (Subcomandante Marcos 1997)9

    El crimen organizado ha penetrado profundamente en la poltica y la economa de muchosestados-nacin y se ha encumbrado como una forma de economa moderna. Por tanto, estericamente comprensible que las lgicas de lo ilegal (los crteles de droga, la mafia) seequiparen con las lgicas del estado mexicano (neoliberal conservador) ya que las estructurasde la mafia reproducen las estructuras del poder.

    Dicho estado hace uso y demanda constante (y oculta) de la distribucin de productos yservicios ilegales (Glenny 2008, 07), bajo el mandato de cumplir con las lgicas que losadscriban a la carrera capitalista. As, el narcotrfico como pilar econmico y los sujetosendriagos transforman en mercancas y servicios un sinfn de elementos que antes no podrantomarse bajo ese ttulo: drogas, armas, personas, asesinato a sueldo, secuestro, etc.,resultando en una descarnada operacin de mercadotecnia encaminada a presentar con unnuevo envoltorio y amparados por las leyes de la oferta y la demanda un conjunto derelaciones que, marcadas por la impronta del capitalismo en sus versiones ms radicales,tenan hasta hace muy poco, por lgica, una imagen negativa a los ojos de la mayora de loshabitantes del planeta.

    Esto nos lleva a preguntarnos por las estrategias a trazar cuando la violencia seconvierte en la ley de los mercados, invirtiendo el parangn de ste, pues, elmercado era lo que hasta el momento determinaba las leyes para la gestin de laviolencia. Con el advenimiento, aceptacin y normalizacin del capitalismo gore,seguirn siendo vlidas las categoras de legitimidad e ilegitimidad para describir la aplicacinde la violencia?, qu convertir a la violencia en algo legitimo?, el precio que se nos cobre

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  • por ejercerla? El monopolio de la violencia ya no es propiedad exclusiva del Estado-Nacin sinodel Mercado-Nacin. El monopolio de la violencia se ha puesto a subasta y la puja ms alta enMxico la est haciendo el crimen organizado.

    Ante el escenario de destruccin y desmebramiento del tejido social mexicano consideramosimportante preguntarnos: cmo pueden los feminismos, entendidos tanto como herramientasepistemolgicas, as como teoras y movimientos sociales, redireccionar y proponer otrosmodelos para la creacin de sujetos que no estn emparentados con la distopa gore, ni con elhiperconsumismo neoliberal, ni con la obediencia acrtica de gnero encarnadas por los sujetosendriagos?

    Como posible respuesta propondremos al transfeminismo como prctica poltica ycategora epistemolgica que produce algunos ejes de resistencia que buscanredireccionar/subvertir la subjetividad endriaga del capitalismo gore anclada enuna masculinidad marginalizada (Connell 1999), detentada por aquellos hombres queforman parte de las clases sociales subordinadas o de grupos tnicos [] quecontribuyen tambin al sostn del poder de la masculinidad hegemonial, porqueinteriorizan los elementos estructurales de sus prcticas" (Zapata 2001, 233). Dichamasculinidad se basa en la obediencia y defensa de la masculinidad hegemnica, capitalista yheteropatriarcal, con lo cual pretende legitimarse y alcanzar el peldao de lo hegemonial, yentiende la disidencia de manera distpica y violenta, incapacitndola para cuestionar lospresupuestos del sistema que se le imponen en nombre del poder, la economa y lasupremaca masculinista dentro del binomio masculino/femenino.

    Ante la coyuntura del capitalismo gore y los sujetos endriagos, se erige amanera de contraofensiva el transfeminismo, entendido como una articulacin tanto delpensamiento como de resistencia social. ste es capaz de conservar como necesarios ciertossupuestos de la lucha feminista para la obtencin de derechos en ciertos espaciosgeopolticamente diversos, y al mismo tiempo integra el elemento de la movilidad entregneros, corporalidades y sexualidades para la creacin de estrategias que sean aplicables insitu y se identifiquen con la idea deleuziana de minoras, multiplicidades ysingularidades que conformen una organizacin reticular capaz de unareapropiacin e intervencin irreductibles a los slogans de defensa de la mujer, laidentidad, la libertad, o la igualdad, es decir, poner en comn revolucionesvivas (Preciado 2009).

    El transfeminismo busca la creacin de anudaciones epistemolgicas que tenganimplicaciones a nivel micropoltico, entendindolo como una micropoltica procesualde agenciamientos mediante la cual el tejido social pueda recontruirse. Creando unacontraofesiva a las fuerzas sociales que hoy administran el capitalismo [que] hanentendido que la produccin de subjetividad tal vez sea ms importante que cualquierotro tipo de produccin, ms esencial que el petrleo y que las energas (Guattari y

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  • Rolnik 2006, 40). Los sujetos del transfeminismo pueden entenderse como unasuerte de multitudes queer que a travs de la materializacin performativa lograndesarrollar agenciamientos g-locales. La tarea de estas multitudes queer es la de seguirdesarrollando categoras y ejecutando prcticas que logren un agenciamiento noestandarizado, como verdad absoluta ni como acciones infalibles (a diferencia de lamasculinidad hegemnica que pretende ser un universal), que puedan ser aplicadas endistintos contextos de forma micropoltica. Estos sujetos queer juegan un papel fundamental,dadas sus condiciones de interseccionalidad, en la confrontacin de las maneras con las quehoy se fabrica la subjetividad a escala planetaria (Guattari y Rolnik 2006, 43).

    El transfeminismo, propone nuevas teorizaciones sobre la realidad y la condicin de lasmujeres dentro de sta pero no slo de las mujeres sino de las distintas corporalidades ydisidencias, que marchen a la misma velocidad y ritmo que los tiempos actuales y que tomenen cuenta las circunstancias econmicas especficas de los sujetos dentro del precariadolaboral (y existencial) internacional que nos equiparan a tod@s porque nos hacen devenirmujeres, es decir distribuyen los antiprivilegios y la violencia tanto econmica como fsica ysimblica a todos los cuerpos, ya no slo a los biolgicamente femeninos.

    Ahora bien, bajo las condiciones anteriormente enunciadas llama la atencin que los esfuerzospor hacer redes poltico-sociales en Mxico no hayan crecido, que las alianzas entre losgneros no estn en auge, enfrentndose ante el sistema aplastante del capitalismohiperconsumista y gore. Sin embargo, hay una causa especfica para este hecho: el miedo quetiene lo patriarcal a la prdida de privilegios, a la prdida de poder, o lo que se llama de formaeufemstica, el miedo a la desvirilizacin de la sociedad. Es necesario que las anudaciones yagenciamientos de los sujetos que buscan ofrecer una crtica y una resistencia ante el sistemadominante pasen por la conciencia del devenir mujer, devenir negr@, de devenir indi@, devenirmigrante, devenir precari@ en lugar de reificar su pertenencia a un nico gnero o a un gruposocial para demarcarse dentro de una lucha sectorial. Debemos trabajar la resistencia como unproceso que se interrelaciona con otros procesos minoritarios porque la resistencia:

    No puede darse aisladamente haciendo abstraccin del resto de injusticias sociales y dediscriminaciones, sino que la lucha [] slo es posible y realmente eficaz dentro de unaconstelacin de luchas conjuntas solidarias en contra de cualquier forma de opresin,marginacin, persecucin y discriminacin. (Vidarte 2007, 169)

    Puede superarse a travs de un proceso que evidencie que las caractersticas que lo integranno pertenecen en exclusiva a los sujetos varones sino que son susceptibles de ser tomados porcualquier sujeto, sin importar su gnero ni orientacin sexual, y que evidencie adems que losprivilegios que se ofrecen por detentar una obediencia ilimitada hacia la masculinidadhegemnica y el neoliberalismo es una inversin voltil que cobra grandes intereses y exigecomo pago, en el plano de lo real, ser objeto de una destruccin depredadora que recaersobre nuestros propios cuerpos, no slo sobre el cuerpo de l@s Otr@s.

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  • Por eso, en nuestros prototipos comunes como en nuestras disimetras, consideramos que esnecesario el descentramiento de la categora de masculinidad,10 entendida como unapropiedad intrnseca y exclusiva del cuerpo de los varones. Este descentramiento llevara a unareconstruccin discursiva, no abyecta, que cuente con capacidad de multiplicar lasposibilidades en el abanico de la construccin de nuevas subjetividades tanto para las mujerescomo para los varones incluyndose en estas nuevas categorizaciones tanto a las bio-mujeres,bio-hombres as como a las tecno-mujeres, tecno-hombres y a tod@s aquell@s que sedesincriben crticamente de las dicotomas del gnero creando un marco que ensanchenuestras posibilidades de accin y reconocimiento para la reconstruccin del tejido social deforma pacfica.

    Sabemos que la desjerarquizacin de la masculinidad es posible puesto que es un procesoperformativo modificable por parte de los varones. Adems esta modificacin es inminenteahora que el mundo capitalista se encarniza, se vuelve radicalmente salvaje y exige que elplusvalor del producto se d a travs del derramamiento de sangre.

    En este contexto es necesario hacer una revisin y una reformulacin de lasdemandas de la masculinidad hegemnica transmitidas por los sistemas dedominacin que, en nuestro caso, emparentamos con el capitalismo gore. No esposible fraguar una resistencia efectiva ante el sistema econmico en el quevivimos, que basa su poder en la violencia exacerbada, sin cuestionar la Masculinidad. Puestoque dicha Masculinidad se transforma tambin en violencia real sobre el cuerpo de los varones.

    Finalmente, la cuestin de la creacin de nuevos sujetos polticos construidos desde eltransfeminismo abre de nuevo el debate sobre la necesidad, la vigencia y el reto que suponeque los sujetos masculinos se planteen otras configuraciones y condiciones bajo las cualesconstruir sus masculinidades, que sean capaces no slo de ejecutarlas sino de crear undiscurso de resistencia a travs de ellas.11

    Dicha construccin terico-prctica debe tomar en cuenta la perspectiva de gnero y eltrabajo de deconstruccin, as como las herramientas conceptuales que han creado losfeminismos, para replantear al sujeto femenino y para descentrarlo a travs de undesplazamiento hacia lo no hegemnico, que no basa sus premisas en remanentescorporales y biolgicos. As como no nacemos mujeres, sino que devenimos en ello, es hora depasar la pregunta, una vez ms, hacia el campo de la masculinidad para descentrarla y hacerconstrucciones de sta ms aterrizadas en la realidad y en la encarnacin de masculinidadesindividuales que comprueben que tampoco se nace hombre sino que se puede devenir en elloa travs de un proceso en todo momento modificable.

    Se sabe que alguien con poder y legitimidad difcilmente renunciar a ello. Sinembargo, el confort silente bajo el que se desarrolla la masculinidad cmplice debe sercuestionado. A este respecto, es necesario aclarar que existen muchos sujetos masculinos que

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  • quieren/buscan/necesitan deslindarse de esos patrones arcaicos y opresores, los cuales nosinforman que esta desvinculacin o desobediencia de gnero no es una tarea fcil, ya quecomo afirma Luis Bonino:

    Son un freno los temores y desconfianzas frente a lo nuevo que tienen algunos varones, la faltade modelos de masculinidad no tradicional y el aislamiento silencioso de los varones aliados alas mujeres, que muchas veces se avergenzan de hacerlo pblico: la censura al trasgresor delmodelo tradicional es muy efectiva con los varones, para quienes el juicio de sus iguales esfundamental. (Bonino 2003, 68)

    Pese a los costes que implica desmarcarse de la masculinidad tradicional, sto es un retoapremiante en Mxico para que los jvenes no sigan engrosando las filas del proletariado gore,ni detentando una subjetividad endriaga que terminar con sus propias vidas y alimentar elengranaje heteropatriarcal, sexista, capitalista y gore que nos llevar a transitar por los mismoscaminos y a obtener los mismos resultados: un paisaje de devastacin econmica, emocional ysocial.

    Si logramos visibilizar que uno de los problemas estructurales en Mxico contemporneoes seguir ensalzando la figura del macho (como performance de gnero incuestionable),podremos intentar una planeacin de alianzas que produzcan otras formas de disidenciaante a la narcomquina, el capitalismo gore y la tirana vetusta de la masculinidadhegemnica que exigen obediencia ilimitada a los varones y producen efectos materialesen sus cuerpos, tales como la destruccin espectacularizada en la que stos sonexhibidos y rentabilizados por los medios y sus lgicas feroces que tambin siguen avant lalettre los mandatos del neoliberalismo. Una de las muchas estrategias para crear vas dereconstruccin del tejido social vendr de una educacin no sexista y de un cuestionamientoradical a nuestros (anti)privilegios de gnero, para poder acceder a un agenciamiento que noslegitimar desde lugares diferentes al poder y a la violencia.

    Sayak Valencia Triana es Doctora Europea en Filosofa, Teora y Crtica Feminista porla UCM, poeta, ensayista y exhibicionista performtica. Ha publicado los libros: AdriftsBook (Aristas Martnez, Badajoz, 2011), Capitalismo Gore (Melusina, Barcelona, 2010); Elreverso exacto del texto (Centaurea Nigra Ediciones, Madrid, 2007); Jueves Fausto (Edicionesde la Esquina / Anortecer, Tijuana, 2004). Sus poemas y ensayos han sido publicados endiversas revistas y antologas de Mxico, Espaa, Alemania, Argentina, Brasil, Colombia yEstados Unidos. Es Co-fundadora del Interdisciplinario La Lnea, grupo feminista que, desde elao 2002, hace una exploracin crtica del proceso escritural y artstico en el rea binacionalentre Tijuana (MX)/San Diego (CA) y tambin en Madrid y Nueva York.

    Notas

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  • 1 Nocin que aparece desarrollada en la convocatoria de la revista e-misfrica8.2 La mquina narco (Editora invitada: RossanaReguillo). En la cual dice: Narco le da nombre a laruptura del tejido social como lo conocemos: elcrecimiento del autoritarismo, la erosin de lasociedad civil, el deterioro de los derechoshumanos, la transformacin de ciudades y pueblosen regiones fantasmas o escenarios de guerra y elcrecimiento de la violencia expresivaaquella queno persigue un fin utilitario, sino fundamentalmenteexhibir los smbolos de su poder total. Cfr. en: http://hemi.nyu.edu/hemi/es/e81-participate

    2 Denominamos necroempoderamiento a los procesos que transforman contextos y/osituaciones de vulnerabilidad y/o subalternidad en posibilidad de accin y autopoder, pero quelos reconfigurarn desde prcticas distpicas y autoafirmacin perversa lograda por medio deprcticas violentas.

    3 En esta ocasin entendemos Capital en un sentido cotidiano de acceso a la riqueza, a

    la acumulacin de dinero que permitir que estos sujetos accedan a una cierta movilidadsocial, a un cambio de status, a una legitimidad otorgada por su capacidad monetaria deengrosar las filas del mercado de hiperconsumidores.

    4 Perteneciente al trmino Distopa, el cual fue acuado, segn datos del Oxford EnglishDictionary, a finales del siglo XIX por John Stuart Mill quien lo cre como antnimo ala Utopa de Thomas Moro y con el cual busc designar una utopanegativa donde la realidad transcurre en trminos antitticos a los de unasociedad ideal. Cfr. http://www.oed.com

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  • 5 Amads de Gaula es una obra maestra de la literatura medieval fantstica en castellano y el

    ms famoso de los llamados libros de caballeras del siglo XVI de la pennsula Ibrica. Amadsrepresentara al caballero y sus valores heredados de la cultura occidental. Amads como ellsujeto occidental por antonomasia, el no monstruo, el no Otro, es decir, el sujeto universal y sinfisuras que posteriormente ser defendido por las lgicas del iluminismo y del humanismo.

    6 Con territorios fronterizos nos referimos a las fronteras en general, pero hacemos hincapi enlas fronteras del norte de Mxico que lindan con los Estados Unidos y especialmente a CiudadJurez que se ajusta perfectamente a lo descrito, por ser una ciudad copada desde hacedcadas por los crteles de droga, los traficantes de personas, la prostitucin y las distintasfuerzas represivas del Estado, creando as un campo de batalla, un territorio en estado deexcepcin que muestra claramente los entramados entre el Estado y el crimen organizado enMxico.

    7 Denominamos violencia decorativa a un fenmeno que consiste en ofertar armas y otrosdispositivos, utilizados en el despliegue de violencia, transformados en objetos de decoracincomo AK-47 convertido en lmparas, granadas de manos reconvertidas en adornos navideos,tanques de guerra comercializados como vehculos civiles, por ejemplo los populares Hummer,etc.

    8 El capitalismo se sustenta en un sistema patriarcal que fomenta la competencia y

    pone en todo momento a prueba la hombra, entendida como elemento delegitimacin fundamental, de sus actores. Cfr. Bordieu, Pierre (2000). La dominacinMasculina. Anagrama. Barcelona.

    9 Texto original en ingls: The criminal organizations of five continents have appropriatedthe spirit of world cooperation and participate as partners in the conquest of new markets.

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  • They invest in legal businesses not only to launder dirty money but also to acquire thecapital required for their illegal businesses. Their preferred sectors: high-rent real estate, leisure,the media, and . . . banking (La traduccin de la cita es nuestra).

    10 Cfr: Halberstam, Judith (2008). Masculinidad Femenina. Egales, Madrid.

    11 Ponemos de relieve que nos referimos especialmente a la revisin de Masculinidadincorporada en las realidades latinoamericanas y, sobre todo, no obviamos el hecho de queexisten ya algunas formas de confrontacin de esta Masculinidad en esos espacios que nocomparten ni obedecen los dictados del poder capitalista y masculinista y han logradodesanudarse, en la medida de lo posible, de forma crtica de la identidad dominante. Sinembargo, dichas des-anudaciones no estn suficientemente visibilizadas.

    Obras citadasBataille, Georges. 2002. El erotismo. Barcelona: Tusquets Editores.

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