SCHUMPETER, J. Historia del Análisis Económico, Fondo de Cultura Económica, México, trad. de...

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AN"Á,LrSrS EQUILTBRiO DEL ApÉNnrc¡ al cerÍruLo 7 Nota sobre la teoría de la utilicladEN nsr¡. nota exploraiemos, en el espacio más l]reve posible, todo el clesalrollo de la teoría del valor basada en la utilidad, tanto las prinreras lasesde su desarrollo, que ya conocemos, corho ias fasesposterioreshasta su metamorlosis en nuestra pt'opia época. No pertlamos de vista en tringún molrlento que aunque ahola nos ocuparemosde la tdoría de la utilidad (y de las que le suceclieron) como una teor'íade

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AN"Á,LrSrS DEL EQUILTBRiO

ApÉNnrc¡ al cerÍruLo 7

Nota sobre la teoría de la uti l iclad

EN nsr¡. nota exploraiemos, en el espacio más l]reve posible, todo el clesalrollode la teoría del valor basada en la utilidad, tanto las prinreras lases de su des-arrollo, que ya conocemos, corho ias fases posteriores hasta su metamorlosis ennuestra pt'opia época. No pertlamos de vista en tringún molrlento que aunqueahola nos ocuparemos de la tdoría de la utilidad (y de las que le suceclieron)como una teor'ía de la conducla de Ios consumidoles, su importancia se extieudemucho más allá de este carüpo para penet¡ar en los campos formativos de laproducción y del consumo como se ha hecho notar en ei capítulo anterior.

L [Les rRTMERAs rAsEs DDL nrsannollo]

Y¿ sabemos que, teniendo sus raíces en la doctrina de Aristóteles, esta teoríala desarrollaron ios doctores escolásticos, cuyo anáiisis del valor 1' del plecioexpresado en términos de "utiliclad v escasez" no carecJa de nacla salvo delupututo marginai. Sabemos tambiéu que, palalelarnente a ia doctt'ina cle los es-colásticos y, probablemente, no en absoluto ajena a su inlluencia, la teor'ía delvalor basada en la utilidad ernpezó a ser enseñada por los profanos --J)avauzaties nuestro ejernplo sobresaiiente- y que siguió desarrollirndose en fot'ma abso'lutamente nornral hasta la época de A, Smitli; la obra de Galiani replesentbla realización cumbre de la época, aunque el nombre de Genovesi no debe de-jarse de citar.2ar Incluso la "paladoja del valor" -según la cual los diamatttes,relativamente "car-entes de utilidad'', son valorados más que el agua "rltil"- iia

sido planteada y resuelta en forma explicita por muchos autores, por ejemplo,

John Law. Y aunque acloptando una posición lateral, Daniel Bernoulli acuñóia expresión para la utilidad marginal del ingreso (Parte II, cap. 6, sección 3b)"Pero. entonces este proceso de desarrolio quedó en punto muerto: aunque mu'chos economistas, especialmente €n el Continente y de modo particular en Fran-

cia v en Italia, se refiriero4 al eiemento de la utilidad como algo natural -yuunqu. Bentham establecid explÍcitamente 1o que había de ser conocido como

las leyes de Gossen- no lbgraron explotallas en forma alguna. Aigunos que

trataron de hacerlo 1o hicieron en forma sumamente desafortunada pala des'

acreditar más que para extendel su uso. Condillac, por ejemplo, que puede con'

sideralse como el defensor más importante del riltimo cttarto del siglo xvttr,

explicó Ia utíIidad del aire y del agua en función del esfuerzo representado por

la respíración en el prirner caso y por Ia bebida eu el otro' A. Smith y, después

de éi, prácticamente todos los "clásicos" ingleses cou excepción de Senior,2{s no

se dieron cuenta, sin duda, de las posibilidades del planteamieuto, basado en la

utilidad, del fenórneno del valor económico y se contentaron con desviarse del

"valor de uso" con una referencia a la paradoja del valor que no debía iraber

continuado siendo paradoja. Repitamos que es un Sran elror explicar esta ac'

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l:i0 [CO\O]\li.\ C;[N[.I{AI,: SU CAR.'ICT]:P. \ CO\TI}i]DO

iitud, especi l l l "nente en el caso de l l icaldo, diciendo que, viendo todo cuantoIrev r lue vel en la ut i l idad, Do se preocuparon de elaborar un aspecto de lascosas tan obYio; es absolutameute claro -1' respecto a l{icardo puecie demos-trarse corl su plopia co1'r'espondencia- que no siguiet'on la orientación de lautilidacl por(lue no encontraron el camino para hacel uso de eila de maneraeféciiva. i'ei'o el tratamiento de Senior no cónstitu.,e ur1 paso pleciso adelante.

In Irrancia 1'en Italia Ia vieja tladición partidaria del planteárniento basado enla utilidad no murió totalmente. Pet'o tampoco dio frutos. J. B. Say, que hizo:r lgúl l intento en este sentido, perdió la oportunidad que se le preseniaba porla forma en que rnanejó el asunto, más tosca que superficialmente y que nocondujo a uinguna patte.

En esa época apareció un cierto número de "precursores','; sin ernbargo, ningu-no de ellos fue reconocido entonces como tal. Los dos qudlalcanzaron rnás famacle'spués de muet'tos han sido mencionados )a; se trat; d. H. fi. Gossen 1, J.Itupuit. Hubo otros, pelo bastará rnencionar nes: \\/airas, el padre de Léon;I-loyd, que publicó su obla res años más tarde; i' Jennings,r{g Las tres obrasson cle carácter muy parecirlo y los resultados sor-r también similares. En par-iicular', el concepto de la utilidad malginal (rareté, de \\¡ahas, y utilidad espe-cial, cle Lloyd):;o se adviertc de modo notol io en los tres autores en los que sehrc.en preseutcs también aquellos razonamientos generales lespecto a cómo las

. ltecesiriades r la utilidad se ielacionan con cl valor', que tan familiales liegaroná sel medio siglo después.

2. [Los pRtNcrpros DEL DESARRoLLo NToDERNo]

'Lóon \\¡ah'as nos clice que partió de la doctrina de su padre. Pero Jevons yIlenger reclescubriel'on de uuevo, indudablemente, l:r- teoría. Al hacer.lo así, lostles la rlejoraron y ampliarun, pero su obra histórica consiste en la estructurateór'ica que ellos montaron soble la misma 1, no en estas mejoras. Como ya hemosvisto, todos ellos reformularon las Leyes de Gossen, o de Beutham o de Bernoul-lil al hacerlo así, toclos €llos trataron el concepto de utilidacl (o satisfacción deuecesidades) conro hecho psicológico que conocemos por intloSpección y como la"causa" t lel valor ' . Sint ielon pocos escrúpulos o acaso ninguno rcspecto a surnensurabilidad;:rt y todos ellos hicieron depender la utilidad de cada producro¡rara el poseeclor del mismo, de la cantidad de aquel producto exclusivamente.2sa

La obra i:osterior, en parre inducida por una crítica, hostil, rransforrnó estateoría "psicológica", o "subjet iva", o "moderna" del{ i 'alor sin tardar muchotiglrpo. Pala descr-ibil los aspectos fundamentales de una historia que no puedeleferirse en foi'ma satisfactoria en el espacio de que disponemos, nos limitalemosa nu mlnimo de nombres y lo reduciremos a una secuencia de pasos lógicosque, en lealiclacl. Iue una sucesión de cont¡ovetsias, a I'eces tan mor.daces comocafentes de senticl0.

La nl irnei 'a tai"ea a t lr te se enl i-et l t í1l 'ol l los deieusoles cle la 'nl tela" teoría del

valá. I¡e delenclel le iontl '¿ toclas l l rs incomprensior:es -algunas cie el las sume-

mentc pueliles- a que ia tlrislna hal¡ja dado htgat'.:¡l l)e eilo resttltaron Le-

formuláciones cacla lez más ailplias -alirnentadas Pol' aplicaciones a casos Par-t icuiales que no caleciei-ot1 cle valol 'aunque fr. teron l istas despectivamente como

casuíst ica-r 'ann- que hicie¡or-r algo pala clejar" l ibre el terreno Para Ploglesosposteriores. Por ejemplo, los austl'iacos, qlle se enhentaloll a los adlersarios ale-

manes de gustos marc;damente anti-utilitarios, se ciiel'ou cuellta nruy rápidamente

cle la necÁidad de deiar libres cle heclonismo sus contorllos, La alianza históri-

ca de la teoría cle la uiiiidacl con Ia filosofía utilitaria era evidente. No podemos

censurar a los hot"nbres que no erau teóricos pol ll sospecha de que hubiese

también una alianza de oiden lógico. Además, algullos de los nrlis notot'ios ex-

ponentes de Ia utilidacl mal'ginal eran t'ealmente utilitaristas conlencidos: Gos-

ien lo fue, como lo fuer.on tarnbién Jevons y Edgeworth. Ellos, aparte de otlos,

itabían empleado una teruriuología susceptible de ploducil Ia implesión -de

que

la teor' ía cle la ut i l idad malginal dependía cle prernisas ut i l i tal ias o hedonistr,s

-Benthum pensaba siu clr lr i i asi-. r lue podi:r ser atac;rcla colt i : : i i t i ' i l . l í ic:rr, ' :

éstas. Jeloni tue el pi ' inci1,:r l culpable: incluso l legri a t ler-ron'r i l - t i ¡ l : t tcc; ír , i t .L' '

nómici ,,cálculo de placer t de dolor" -Verri lo había irecho así antrs- )' plL,-

\,ocó ei reproche de l,{ai-shtLlj de mezclar la eco'omía con el "heclonisno".

uno de los nruciros méi.itos del en{oqr-re de la utilidacl, por triarshall, es que

este anror deploró )' denurrció la aiianza con el utilitaf ismo (véase especialmente

su nota de pie cle página, Pp. 77'78 ile sus P|drlciplo,i, Libro I, cap. 5) . Pero et.r

ull aspecto iiguió I jer,ons en la enseñanza de una doctrinL que nrocecie m:is

l tatul ' ;huente de una doct¡ ina ut i l i tal ia aunque, Pof otra palte, la l 'c i l tción es

una relación de asocjaciórr más bien que r le carácter lógico. Desde el pui l to de

vista cle un cálculo de placer' 1' de clolor', "las desutilidades -el tér'miuo es clc

Ievons- cleben introducit'se realmente al rnisrro nilel que las utilidades". E-sto

es 1o que hizo jevolrs. \\ralt'as no lo hizo así \, ios austliacos, en especial P'iiiuri-

Barr,e*, se opnsieron f igcrt'osartteltte ¿r hacerlo así. Pel'o lfarsh¿ill 1' Pigolt :e

atuviei'or-r al punto cle lista cle Jevons. \Iarshall 1o desarl'olló en su cloctrina ciel

costo real (eifuer.zos v sacr' i f ic i ,os) , que, en cierta fot 'ma, f tre l l raml de ol i ' , 'o

¡rtesentacla a sLts preclecesoles "cl; isicos"' J ' B. Clelk 1', en \¡ ieua, Aus¡l i tz .1Li.bat-t 1o aceptaron también. Flacemos notar que este pt lntq de l ista, cnalqtr ier ' :r

que sea el gráclo i le indepdnclencia alcanzaclo, cstÍ en la l ínea de la l ieia u'at l i"

.ión i.ompátese, pot eiernpio, lo qr,re se ha dicho arriba soble la teor"ír del

valor, de Galiani) ; y q*, fuera de la tladición de la teoria de la utilitlatl, contó

con el apoYo rle A. Smith (r, cle uruchos filósofos del de|echo natural) . Etr lil-

gir,tel-r:a,-Cairnes 1o defenclió. pelo \,\'icksteed r', en IoLlil:t rnás efectii'a. Iii,\'ncs,

ieirruiciel'on al misrno. La irnpoltancia anaiítica del pl'oi:lema ::adica en strs

ployeccioues sobt'e el concepto de 1a oferta cie ti'abajo r', si adoptar-itos tina teolia

iiel inter"és basa.da en la altstinencia, erl sus pt'olecciotles sobre el coucepto cle

capitai. Ln toclos los clemás aspectos ha1' poci diferencia elltl:e qr-te tonenrog la

..\N..il15lS rlLL [.QUI r,lDRlO

3. lLe nli-.lcrtr:- cos ll- ur-lLt:r.rnls:'tol

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238 ECO¡iOlIiA GINER.{L: SU C.{kiCTER Y CONTENIDO

calltidad dispouible cle mauo de obra colno {actor dado o que iuset'temos en

nuestio sistena olra ecuación (ut i l idad marginal de los salal ios reales - a des'

utilidad rnarginal de Ia nrano de obla) Para determinarla'

I{ealnre[re no es difícil demostr-al que la teoría de] r'alor basada en la utili-

dacl es enteramente independiente de cualesquiera postulados o filosofias hedo-

nistas. Porque no establece ni impiica nada sobre Ia uaturaleza de las uecesida'

des o deseos de que Parte,2ó{

4. [Le Psicor.oci.4' Y LA TEoRiA DE t.l uttt-toaol

Una vez que reconocemos el carácter Puramente folnral del concePto de.utilidad

según los teóricos, se nos prese¡tta el problema de Ias i'elaciotles entle la teoría

del valor basada en la utitidad y la psicología. Algunos de los prirneros austria'

cos parecen haber c¡eido que su teoría estaba enraizada en la psicología e in-

cluso que estaban desatrollando Io que fundarnentaimente efa tlna rama cle la

"psicología aplicada".

Esta creencia lx lomentaron algunos psicólogos austliacos tales como \/on lleinongy Von.El.rrenfels, que sostenian que Afenger había hecho un¿L valiosa a¡rortación a la

psicología susceptible de aplicaciones más generales. Detelmi¡radas aplicacioues, por

ejemplo a la psicología de la leligión, se hicieron desde un punto de vista realista,

lo que es imposible hacer ¡rot l r s in uua sonr isa, aunque est t t r ietan mur ' le. los de sel '

un disparate. Así, Von Eh¡enfels habió efectivamenté de piedrd marginrl ,v de indi-iiduos piadosos desde el punto de vista marginal. Pero muchos economistas ¡lo aus-

triacos, clue sirnpatizaron con ia teo¡ia allstriaca, pensaban también (e incluso piensan)mucho en ia importancia de sus aspectos psicológicos. Sobre esta materia compárese:l\'Iaurice Roclre-Agussol, La Psycologie éconontique chez les Anglo-Atnáricahs (1918) ,y Étude bibl iog'aphiqu.e t les sources de la ps1'cologie cconomique (1919), \ ¡éase tam-bién "Psyclrologische ókonomie in l-rankreich", del mismo autor, en Zeitschrit't fürNatiotnlóhononrie, ma'¡o i929 y enero 1930.

Hagamos ¡rotar de pasada una cuesdón lateral que nuuca lra sido objeto de la aten-

ción que ¡nerece. Si la psicologia ha de prestar una ayuda eficjente a la economia

propiaurente dicha, los economistas no deben, pot 'suPuesto, menospleciar la psicología

expeiimental v especialmente la obra que gira en torno a la n¡edida ile las sensaciones.

Es un hecho curioso, en el mejor de los casos, que una de las primeril hazairas que se

regisuan en este campo, la realizada por E, H. Weber, ha conducirlo a un resultado

que fue ampliado por G. T, Fechner (r'éase más arriba, cap, 3, sección 3) en la "ley

fundamental de la psicofísica", que es idéntica, desde el punto de lista formal, a la

hipótesis de Ber¡roulli-La Place sobre Ia utilidad marginal del ingreso. Postula que, si

1 luese la intensidad de la sensación, ¡ el estimulo externo fisicamente rnensurable, y ll

una constante individual, tend¡lamos dy = h d'xlx.

Esto fue realnente adve¡tido por algunos economistas. Pero prescindieron de ello

los austriacos preenrinentes, pol ejemplo \Vieser, declarand,o (Theurie rler Gesellschtf'

tlichen lVü'tschalf, i) que esta ley no tenia nada que ler con las le1'es de Gossen. Pero

sea lo que sea de esto, los esfuerzos que hicieron los psicólogos pala medir hs cantida-

des psíquicas no es una cuestión baladí para ios economistas que lto cal'ecen totalmente

de iinaginación cientifica. Como ejemplos de progresos logrados en lo que se ¡efiere a l¡

medida de la sensación, véase especiaimente del profesor S. S. Stei'ens, "A Scale for the

A*-ALISIS DEL I,QUILIBRIO t39

r\Ieasri¡e¡neur of.a Psicological trfagnitude: Loudness", pr¡cological Rcuiew, septiembre.19i6, r,el rr:rbajo t lel ¡nisno autor en colaboración con I. Volkmann, , ,The Reladoncrf Pitch ro Irr-ccueucy", Americun Journal of pslcaiog,

¡uiio tO+0.

Pelo tanto los austl"iacos corno ot'os no tai'daron en dar-se cue¡rta de oue su"psicología" era Lul el'ror': la teoría del valor basada en la utitidacl tiene muchonrás delecho a ser deuominada iógica que psicología de ios valo¡es. Los aclver.salios, sin embargo, no vierop esto al

-pliricipio, lomo rampoco lo vieron sus

paltidarios. como consecuencia, los defensor-es de ]a "teoría psicológica dei va-ior" tu'ie'o' que hacer freuti,a dos acusaciones adicionales: én pririer lugar, ala de.que estaba' explorandld'dere¡minados aspecros psicorógicoi del valór deuso sin trascendencia alguna para los hechos objetivos del proceso económico;en segundo lugar, se les acusaba de que su psicología era mala. La primeraacusación no renía orla base que la incompiensión- de la importanciá de iateoria.:ó5 La segunda se¡ía toralmente válida, si en Ia teoría dil valor, basadaen la utiiidad y considerada conto teoría del equilibrio econónrico, estuvieseirnplícita alguna noción de psicología. si preguniamos cómo llegan los consu-midores a co'ducirse como 6e conducen en todos aquelios probrémas má6 am-plios de la conducta humana respecto a los cuales las proposiciones psicológicasen particular liegan a ser intrascendentes, debemos reai.mente apelar a .todocuunto la moderna psicología prolesional -en rodas sus valieclaáes, del h'eu.clismo al ltehaviorismo- puede tener que darnos.

_ Por regla genelal, sin embalgo, ia necesidad de cada apelación no surge,enel cempo de la economía técnica; pol. supuesto que sucecle algo distinto en lasociologia económica. La rnayor palte de nosotros encontraríamos dificultad, oal menos nos resultaría sumamellte inconvenien¡e evitar eu absoluto toda refe-Iencia a _Drotivos, expectati\¡as, estimaciones comparativas cle satisfacciones ple-sentes \,futuras, r,otlos f¿ctords análogos, pot mucho que sea el fervor con quopodanos confiar en una teoría económica que no usase otl.a cosa que hechosobsen,ables desde el lrunto de visra estadístico. Pe¡o tal empleo de lis obsena-ciones psíquicas no áebe confundirse con el empleo de métodos o resultadostornados en il'éstamo cle ia psicología profesional. Como todos ios demás in-\:est,igadoles, cualquiera (.lue sea el carapo en que cada uno de ellos trabaje,nosotros tomalnos 10s hecl-ros donde los encontl'amos, sin tener en cuenta si sonheciros de los que se ocufan tarnbién otras ciencias. Nc¡ nos convertimos elrdiletantes de la física cuaripo empleamos los hechos físicos implicitos en la leyclásica de los ¡endimientos decrecientes en la aglicultura. Tampoco nos conver-timos en diletantes de la psicología -o tomamos prestado de ia psicolog{a pro-fesioual- cuando habiarnos de motivos o, para nuestros efectos, de necesidadeso satisfacciones. Pero aunque esta práctica no presenta problemas referentes ala relación entle la ecoriomia y la psicología, presenta un problema de otrocar'áctel'. Los p'imelos teór'icos de la utilidad hablalon de los hechos psiquicoscon extlaoldinaria confianza. Los cornprendielon en el acervo de exper.ienciacomún, aquella fuente de conocimiento clel desarrollo de la vida diaria, nin-guno de cuyos elernentos puede poner en duda un hombre razonable. pero.enla medida en que conocemos estos hechos psíquicos exclusivamente en función

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:I.t.\

210 ECO),OIÍI.\ GINI:RAL: SL: CAR-ICTIR r CONTENIDO

cle la observación cle lo que penetra ell ¡tlrestlas psiques intlilitluaies -por

'¡ti'ospeccitir-t- su leputació1r deia sin duda algo que cleseal, inclusc tiLiil cuarl-

tio la-r¡aiol pat'te de ellos, tales cottlo ia satisfacción que exPeririentamos al

apagaf ia se(i, son tan sencillos y tan poco Problemáticos que quielles essi'inlen

aigucias en torno cle ellos pue(len fácilmente conPt'ometel'se ante honlbres de

concrcncia metodológica menos delicada. En todo caso ¡adie ncgará qüe es ple-

fei-ible obtener ulta serie dada de Ploposiciolles Partiendo de llecL,os ol;set'r'ables"objetir'ámente" o desde el Punto cle lista exterllo, si es que tal p¡etle ];.tcet'sc,

a obreltef la misma serie cle proposicioues Pal'tiendo de premisxs es¡ii,lecidas

por intlospección. f, como en seguida leremos, esto i)uede hacerse efectii'amel,te

en ei caso de la teoría del valor basacla en la utilidad, al:lnenos ntientras no

exijamos cle ella más que proporcionar los suPuestos o "resuiccioues" que nece-

sitirnos dentro de la teoría de los valores y de los precios, {asada en el equiiibrio.Éste es el Lei.t-¡ttotir de los progresos ulteriores.'56 f

5. Urluo¡o cARDTNAL

Permítaseme repetil' una '.'ez más que, en plincipio, la utiliclad, tairto totalcomo marginal, era consideracia corno re¡rlidacl psiquica, un sentimienio elidcn-te por intlospección, iDde¡,endiente de toda observaciór'r e]:teIna -po: 1o tan-to, repitarnos esto también. rro ha cle infelirse de aquellos hechos cle conductaen el lnercaclo, observables descle el punto cle vista éxterno que habían Ce ex-pi icarse en función del mismo.- 1'r.ura cantidad cltrectanten,ie rtensurtblc.r i : Yocreo Que ésta ela la opinión de \Ienger 1' de Bóhrn-Barverk. I\'Iarshall, ali.rquehabló audazrnente de utiiidad colno cantidacl mensurable, perfeccrr:nó esta idea,cou el rrgumento notablemente elallol'ado de las seccion.i i-0, .op. 5, clel Li-bro i C: sus Pl incif ios, al adoptal el supuesto lnris clébi l segi in el cna). aunquer:o poclentos medit'la utilidad, o "trotivo" o Ia calidad de agladar:le o rlesagra-clable c'e las sensaciones en lornta dü'ecta, podemos medir estos coiicept,ls irtrli-i'ectamente por sus efectos susceptibles de obserr,ación; un placer', poi' ejemplo,puede medirse pol la sruna cle dinei'o que un llombre está disiruesto a Lenunciaralltes o-ne pasarse sin ese ¡rlacer'.:58 Éste fue sin dncla un páso acleialte. I,elo,Dof lo mismo, fundiremos ambas teorías de la medida de la ut i l idad en urr

' .on..pto que llamaremos (la teoiía de) la Utilidacl Carclinal. Ambas presentancl i l icultacles ),son objetables, pero nitrgr-tna de el las es tan sólo .rr cl ispai"ate.

Sin ernbargo, en este nivel, \ ' apal ' te cle la sirn¡r le defensa j ' elaboiación, hablarnuclro que hacer' . Pala i lustrai 'esta idea, r irencionaré,,t les a¡tortacic'res c1e g'aniraportancia. En plinel luaar, ningirno rle los pachis fundaclorcs, ni sir¡uier-a\ 'Vah'as, dedicó atención adecuada a Ias cuestiol- les futrt lament-i les.: ' t I-a teoríanecesitaba con apremic u¡ra reformrrlación liguros,. 'It'.o re I'rgr'ó. pol Anto.lrel l izc0 en folnra que se arl t ici l , l a l .¡ i rel ' la ir :r ire r le h rr l l ; r 1:rstcl ior ' .

rn sequndoluuar' , Edgertolr l 'el imil ió el sul 'r i r :sto r ' le oue la ut i l ic lacl di cedt l ;r 'oclncro esuna {ünciCrn exclusi i ' r cle la cantidad cie esie ploir.rcto, ),con.ielre-la uri l ic laddisfrutada pol 'ul t i r-rdivicluo en una función t le todos los ploclucios q.re ertraneu su presuPuesto. tr ' Iarshal l lecibió f i ' jamente esta medlida (Darr, e:: t ; iesar. lo

I)

A\. íLISIS rr t :L I (¿I- ' ILIBRIO l . ] l

sLt l i leLrtente) , ta l l lz pol 'que pettsó en ias compi ic ic ioncs matem¿it ices inrpl ie i r ; rsen el c: i jcuk¡ c ie las ecuaciones de la teoi ' ía pat 'c ia l de l : - ut i l ic l lc l eu lLr¡ar l r le l ; r - ,ecuaciones cl i lerencialcs ' r t i i t ra l ias. Como telcer ejernplo " leqiruos ¿: l inrenlo r lel f¿rshal l pat 'a hlcer )peiante la mecl ida de la ut i l i4ar i por niecl io ( le l Loncel l r )c le la i {ente c ie l f lonsunt i t lor .

l : l té i rn ino l :x iede:- . te o i i .c . - ra c le l consumidor.es t le rr larshal l , per,r ia i ,1. , , r , . , , , , , -c, : r l - r ro c ldr r r ' r ' dc s ' , rs d.r i r l les- cs r le Du¡: ' : i t . s i e- r r reesr: io, a l laa,o, c l t i t . t . r r . -c¡ i su i l ¡c ' r ' ,o l j ; l a(ud;elr( lo a l . ts Pr:nr ip ios, L ibr .o I l I , c : r ¡ ; , 6, c le raj mr)do (¡ i ¡e €sl iespacio pl : ' - t ia <lr tet t r r Leser lado para con'rental ios. - {1 i í no rel tc io¡a t r lar .s i ia l i a l r rnnr-bre de Dupuit, I' estr ot¡isión se suplc solamente con enmienclas inaclec¡:idas c¡ frr¡-c ión de ui la.al i lmación que apar€ce en otro lugar.mnv distante (Libro \ r , cap. l?,nota de pie de_ págiua final) , a saber, que "el metoclo gt-áfi.o r. ha aplicaclo .,., io,",rr"algo similar a la adoptada en el presente capíturo por óupuit en lg4i e, irclepe.r<lien-temente, por"FleemingJenkin en 1871". La idea de "medir la ut i l ic lacl total r ¡ue r ,b-t iene ul t indir iduo consumiel t , lo una cant idad r leterminada dc un Dlo, ' lnct( d-r t r ' : : r : -ttado por la suma cle dine¡o re¡xesentada por la i'tegral definicia, úer.ada de.cl r.ercra la cantidlrd dada de su funcjón de la der¡anda indlviduai (eI exceclente del rcns¡-midor es, en tal caso. la di ferencia enue Fj ta i r :egr.al y el pr .ecio realmenre u:- , : r , , . . icniuitiplicado po' la ca'tidad

_romprada) a p;.inicra 'istr

estri^ expuesra ¡ r.ara.i ui-,.i.-c iones que re:r lmcnte fuercn folmulaclas, peio h ma1.or.parte c le las cu. , lc¡ de.¡ : i i rs: : ¡en incompresioi les c le l l s igni l rcaci , l r le la do.tr . inrr de l la l .s i la l l . La c:r i : . r . i ' : . . , .1r ' ¡ iot c le ja he¡rarnirara se c : l l fc : ' , i : i mcjoi ' que cn , i t . lga- i r r c l1.rr r . ; : . ; r : . . . r ; : , . r . , . . , rrecolrocimie¡ l to f la l rco c le l ¡s rr ' : i l l . : icncs resi)c"cro a lo g.e. i r r l ¡ ( ; : ¡o¡ ie: , r , i r . . r . :lación o ' ig inai rnarshal i i t ¡ i : r . dr i re c. i tenderse que es c l tem:. rn pr i l rcr nr . r i : . r . r , ls igni f ical q l rc se t rata sustal lc ia imente c le una i rerrarnienra t le anzi l i i is parcia): . : . : , . , .lamcnte se hace'a ' i r r ¡ c l precio de r in plocluct ' , en tanto aiue todos los c iem:lu i , ; r i losPermanecen col ' ] r t ; r ¡ ) tes. En segrrndo lugar, in luso clentro c ie estos . l jn l i tes. c l c. , : , , : . r . , r , ,t le renta r ic l co' suir id,r ' complenrr : u i r nétoci , . ; de aproxrnaci i r r {^r*c j r i : l , l r r ,

j : r

er i : rcto en di lc.¡r . l i l r . ,c ios c i lsos). pr , r .qr ie r l misnto sup ,r le qi , : l ¡ ut i l rc i ¡ r , l r r . , . : : i : ,i rgreso l lo c:r¡¡bie s i e l indiv idt lo. l .abiendo adquir ic lo r , ¡ r l l pf i ¡ r ie l .a uni i l ; , r l i l ¡ , l ' : , , , -to c l r cucst i / I r por ' . d ivamos. 10() dólares, una seguncl pol . . r : ¡s.^n1o: i g: 'c iór . r ; . , . r ¡ ¡ r : ;te l ' .€ la ' I -o l d igarnos 90 dólares, s igue gastan4o m:is y nrás diner lo en unid¡r lcs ai l rc i , r -n tles a medida que se les ofrecen a precios caria vez meuores. I:¡ sen:irjo estricio esroes:nacimisible Pero s i este gasto no es s ino una r ,equeña par,c c lc. sus gasros totales-de tal modo.que sr¡s delnás gasros no r . , ' .n p"r . . .p, ibrenrente afecraclJs por.éstc-podemos presci'dir', como de ura magnituri de segundo o:.dcn, c{e r.rs r,ariaciónes de }aLrt i l idad marginal del ingreso qüe, realmente r . ptódu.. , , . p^r supuesro que esto i imi tase.eramente el método: no puede apl icarse a cosas tales como'al imel.üs en gereraio habi taciones domést icas o p*ede apl icarse solanrente a un Pequei lo n:arge;r t lJ 'ar ia-cioncs en los precios de éstas, v'tr,Iarshall sabía por qué usalia ér ré conJele,npl,r cle-urost iat i ¡0. Pero dentro de estos l Ímites el métór lo. io es incorrec,o ni ca: ; inte ' t le. , ; , -lor . Inciuso la ¡un¡a de la renta c le todos los consu¡r ic iores r i i . f r r¿¡c¿l l ¡ , fot Lu: indi i , i t iur t-concepto qrre pa.er i l r aLsrrrdo a : r l ¡Junos crí i ieo¡- y l : . srrma de las ¡enr; ls dl tor i . ,los consumidores disfrutrrc ias por todos los indivíc luos orr( cci l ipt .at , ut i dr lerr¡ i i ¡ t , ¡ , : ,f toduc(0, acl l t ¡ iercr . l s igni l ic ; ,c ió:r por medio de sr. ,puestoi u j ter io i .s c l l ¡e nr) so¡r i jcr) . i iq ' re otros que estableccutcs hal t i t t ¡a lmente. Sin en,bargo, 11. renta r ié l consuni i r ló1. f r :c .mal ¡ecjbida r lesde el ¡ : r i r rer momerrto. y el profrsor pigou que desrrr .o l lo ias dccrr i ¡ : r ;tle l\Iarshall tan fielmente en otros aspectos, no arrojó el peso de su autoriciacl en elpiat i l io dc la balanza dc las mismas, pe'o poster ior .mente él profeso¡ Hicks, impresio-

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212 LCoNOlrli¡\ GENERJL: SU CARACTIR Y CONTI]NIDO

naclo por su utiliclacl en la econo¡uia clel bienestat' (véase.más "U']-".1 ̂t:::l"lt-r?)

' t"

resucitó _o hizo utgo pur...ño . .llo- ¿.t limbo de las cuesrio¡res n]r.rertirs y le inftrndió

aleo parecido a una halito de rida' Véase su nota aI capitulo 2 de .I/alor

y capital

;'ilr"ililr:,ijr. i.^r,lli,"rion of consumers, surplus"- (Reuieu ol Econontic stu'

l,,rr, f- lü-ig+i¡ , ,,C""rrr".rr; 'surpfur.una Index Ñumbeis" (ibid,' Sur:rmer l9{2) ;

'v "The Four Consumert-i¡tpr"tlf (ibid' Winter 1943); (véase tanlbiin R' L'

i,u,"o),¿;;rñ;!;iir* oi'a Carctinat Urilit.v", Qtortírty Journol ol Lcononies,

rn:ryo l91i).

6. Urr¡.ro¡o oRDINAL

Por supuesto, si Ia mensurabilidad fuese el único obstáculo qtte se Presenta en

el camino que conduce u i" u..p,,u.ion de la .reo].ía

cle la utilidad marginal, los

críticos poclían contentarse con una refot'mulación que I'eri;rt:^tl-::-:1::ll" U'

rtilirlacl o salisfacciÓn, Pero clue hace del mis19 yna cantidad no meusurable'261

i';;q;;, en iealiclad, * rr"f ne{esidacl ineluclible de insistil en la mensulabí-

lidad en ranto estemos inteiesados solamente en un ptoblema de nráx.irno: hay

l t rcr l iosdedecirs iestanosonocnlacumbredettnacoi l t lestnlnedl l laele.llción clei lugar en que nos encontl'amos' Y puesto que Ia objeción,que.se hace

,¡ l:r 're'sur.ibiliciacl'iue

la más seria cle Iás objeciones lofmtilaclas descle el

oriruer morrrenLo por los adlersat'ios matenráticos de los expouentes 1Io. ll1xte-'il;,i-,

á. i" ,.oii" de ta utiiidacl mai:ginal, algunos de éstos, especia¡neute

\,\¡ieser, ¡to rardarorl en clescnbrir qu. poáí.n ir.tmitits. ceder en el 1:uilo262 al

nlellos con r.especto al total, .ofno olgo clistinto de la utilidad incremental' Pat'e'

,". q.* despuds de haber aceptado eri principio la teoría de la ,tilidad ma'ginal

e,, Ii for.mi rvaliasiana cle li misr¡ra, ie volvió contra ella alrededor cle 1900,'?63

planLeri también {undanentalmente esta objeción que entollces no.ela llLleva, a

iabel., "¡ruést¡ame gna ¡tilidad o satisfacción que sea, por ejenrplo, tles leces

rDa)'ol que otl 'a". Pero nacl ie puso en duda la cal lrcidrd de. ia gettte,p:t la conr'

1r^tnr lor sal isfacciones q"g t. esPefan.oirtener coLr-la posesióu t lc difeteutes se-

ries de trrercaircÍas sln medit.}as, es clecil, la capaciclad de la gerrte para ol.detlar

rales ser-ies ell una "escala cle preferencia" única. Esto es lo que entendernos

por Uti l idad Ordinal.

Solamerrtepodemosh:tcel . l tnareferenciamuYbl.eveaunacueÑiónsobr.elaquelosecot lomistasnohansj t iocapacesdel legaraunacuerdol iastalroy.Podenrosorde-,,"., .onro acabamos de establÉcer, series ñipotéticas o¡ciinales de mercancías. s'pon-

fo.*o, qr. un indivicluo nos dice que prefieie una serie de mercancías (B) a una serie

de mercatlcías (A) y unr se¡ie de mercancías (C) a la serie de rne¡cancias (I1) ; por lo

tanto el irdiYicluo en cuestióu prefiere (q ; '(A)

(transitividad) ' ¿PeIo poclemos ir'

más allá y supone¡ que el au,,iento de iaiisfacción que' sobre la base de exhibición

dei experinento. debi sentir cuanclo, habiénciosele prometido (A) ' se Ie--R¡^o-1ete des-

pués (B), puecie ser nrtl)'or o nlenol' que, :-'.iguol. i' el aumetlto de satisiaccrÓtt cittc

!*p,ri*i,tt1,rl. si, irabiériclosele Prome tido (B) , se ]e

'roI'ete

tiepLres (C) ? Lste crtes'

t ión no es ociosa, ni mucho *.no,, po'qut aigunos havatr af irmado ! ottos negado

r¡ue le admisib;U¿"4 ¿. erte ,upu.r io'abri una uiu accesoria a la nrensutrbi l idad ( in'

clu.sa, attnqtrc Po1' tí ,nttnla tto sea sttficiente !)ara asegurarll¡) ' No podernos clltral' en

' cst:r cuestión v clebenos contenr"arnos cot' una re lereucia a los ties articu]os m;is im'

A\.-tLrSrs Df,L I,QUILIBRIO 2{3

pol't¡lltes relatilos a la nlisma. Son los siguieutes: O. Lange, "The Deteuninatenessói tlre Utility Funct.ion" (Reaiew ol Econontic Srl¿di¿s, junio I934) ; P. A. Samuelson,"f lie Numerical Representation of O¡dered Classifications and the Concept of Utility"

iiüid., cctubre 1938) ; y especialmente F' Alt, "Über die I\'Iessbalkeit des Nutzens"(.Zeitschrift lür Natiolnalohonontie, junio 1936), Pa¡a los lectores que sean caPacescle intelesa¡se lo suficiente en problemas de esta especie, agregaré io siguiente: El mé'rito cle haber uisto la inrportancia de este supuesto corresponde a Lange. Pero este

i.io que.realment. era necirurio, pero no suficiente, para demostrar la posibilidad de

l,r miclicla, El ¡azonamie¡rto de Samuelson señala correctamente esto, El ¡azonamientocie Alt, sjn embargo, que Do coqocíó Samuelson, es lógicamerrte adecuado y l'educeel problema satisfactoriamente a fpn problema de ver.ificación empir.ica de los siete,upu.r,o, implicitos (lo que cie.rmln.ni. no habia sido i¡rtentado hasta ahora) .

I,areto siguió desarrollando la idea de la utilidad ordinal y finalmente elaboró

io oue en iusticia debe considerarse el iundamento de la teoría moderna del

,,"ioi'.:er No fue absolutamente consecuente l'especto a ello y ca)Ió una y oüa vez

en los hábitos cle pensarniento que había adquilido en sus años folmativos' Sin

embargo, Johnson-y Slutsky hicieron más plogresos aunque hasta l-934 la.tarea

la hiciáron completamente Allen y Hicks.ge¡ Surgierou Problemas adicionales en

ei proceso, alguiros cle ellos en folmas distintas, Pe1'o el resultacio farniiiar puede'

iclrlularse en estos tétminos:266 ia utilidad calclinal había sido concebida como

uua lunción t-eal singulalmente detct'nrinada2oi de las cantidades de pl'oductos

ipor. ¡:eliocio estableciclo de tienrpo) a disposición de cada Palticular o de cada

fanilia, La utilidad orclinal tlo Puede concebirse en esta fornra. Pero es Posibietoclar'ía describir su conclucta pgI medio de cualquier función real de las mismas

cantir.llic'res que aitmeutan siempre que Pl'ocedernos Paltiendo de alguna serie'

claci:L de pt'oductos, coDtinuando hasta otl'a que el Particular prefiele, que dis-

minu,ve siempre que procedemos clesde aiguna serie dada de Productos a otra

mellos aceptable pali el pat.ticulat', )¡ asullle valores collstaffes 01o cambia)

siernpr.e que ploceclernos desde alguul ser"ie de productos dada a una que es

ieuaimenie aieptable al particular', lo misrno que en el caso de ios dos haces

cie hierba para ti burro de Burirán. Tal función repl'esentará la "escala_ de pre-

ferencia" individual mencionada ar.riba pero, a diferencia de la función qtte

r.epreseltta la udlidad cat'dinal, no sucedel-á lo mismo er"l una forrna singular'

ménte detenninada, porque todo está concebido Para decirnos si hay auntento,

clescenso o igualdacl rle utiliHades. Tocla otra cosa l'esPecto a ella, cualesquiera

aspectos algebraicos y numéticos que pueda poner de manifiesto, resulta entera'

mente arbiilaria _v realmenre no tien¿ significación econórnica. Por lo tanto, si

q i 'el) lesentase t: t l tuució1r,266 curlquier función que, aum(tnta en forma monó-

fona; de cp, llarnémosla f (cp) , hará precisamente lo mismo, Pareto denominó

tal lrrrnción Ínchce (fumzio,te-.indice). Ellas habían de jugar el mismo papel en la

teor-ia del lalor q,"re opera cor.r la utilidacl ordinal, que hal)ía jugado la función

cle 1¡r utilidacl eii la teorju clel lelol qlle opelaba con el collcePto de utilidacl

caxlinai: cie hecho poclenlos llalnatl¡Ls futtcjcnes cle utiiidacl que evitan la obje-

ción contra la mensui'abilídad.Coruo cuestión de hecho, siu ernbal'go, no fue la furrción ínclice como ta], sino

otla constnlcción teórica que tlegó a ser caractet'ística de etta etaPa de la teor'ía

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911 ECONOIÍf.\ GENER.\L: SU C:\RACTLR Y CONTI:\IDo

t le l l .e lor ,asa]]ef , lassrrperf ic iescleint l i ferer lc iao,encicasodelosciosPfU.rlucros, las cun.as rle inciiferencia (cun'as cie la elección igual, c-un'te tli scelti

t lgual i) . Es muy in,.r=r* udvert ir .que, hisróricamente, éstas fuerou "desctr-

;i.t;;;' ina.p.íai.n,.*.n*, pu'u tines que 'o

tienen nada que ver cou la

uLiliclacl oi.ditial, por Ecigervor.tir,run qle aceptó sin reservas ld doctrina de la rtti-

lirlatl car'dinalrnente t-"e"nsurable' Vth'amos Por' lln momento a esta doctrina'

. Limitá'rlonos ul ..so-Je ios dos pt'ocluctos, pbdetoos rePresentar las,ca'ticlacl'r:s

cle esros pt.oclucros ,"frr. á"r áe ii, .oo.denadas cte un áiagtania tridimensi¡'al

\ ,¡ .epl.esenrar por rrr.Jio J. lu,.r. .ru coordenada las cantidades Íal iables t ic la

. . ;¿i iñ";; i"r 'Jirr,uo¿"-q.r. .orr.rponde a toclas las combinaciones posi i , ' res

. cle los dos procluctos. El reiultado es una superficie cle utilidad clue surge desde

' ;i ;;ig.t ; medida que las catrtidades de los dos plodpctos auDrerlrall' y qlre

ltosiblemente se aplaua posteriormente, plesentando'una'{o|hra no distinta de la

i;;;;;^ i';;";;;i;;; (i"';i" rá crenominó ta cqttine du Plaisir¡ ' üna

sucesión cle planos itoti'ittiort" -esto es cle planos P^t"]-:i-:.t^^^1^ plarro de las

coorclenadas a. aor'^ito,f*rár-.ottoti cle eita hogáza cu^'as a.lo l^r'go de

Iascualeslaut i l idac] totalseacot lstante,r ,a l iatrdo]ascant idadesdeproductos.ii rt*" tal que .f uurn.nto de una cle ellas compense

"1 tttlt)']9:"^:: cuestiór.l

c le lc iescensocor.respondientecie]aot la.Estascun'as,cuvdtotals igrr i f icaciót , tpai'ece clescauror. .n .i ,ttput"o .dt .:1ut

la. utiliclaci es mensurable' son io qrte

Erigerror.th cle'ominii .,.,r,10, ,1. inclilele'cia. Si ias ploye^ctntl.or ,olrl. el platro

ñ.i.rlrr"¿"i"r, ";.;;;;; ei "ma¡ra cle indifereniia" familiai, Eclgervortli 1o

utilizó.en foLma ulLrv elegante en sri teor'ía clcl cambio, especialureute pala dc-

limitar. la se¡ie rle posiblls tén'iuos ¿e tr^ueq.e o cle posil l)es l 'azolles cie caur-

l ¡ io.:?oPelotálrPro]r toconropt.ol ,ectarnos. lasl inelLsciei l rd i fer .enciasobt.eelplrno

cle pr.ocluctoi, la tlirnensióti dé utiiidacl clesalra'ece del cuarJt'o, de tal mocio qttr.

, . str sigr.r i l icació' ro J.p.nA. t le ui 'gtrrta lr ipr i tesis de rne'sulabi i idad' F' l las no', ,or. i ' i . .n

mirs: l ; q, iá l l inAi. ' iauo" consiclcra determinadas corrbinaciones de

los dos procluctos cámo igualmente elegibles' 1' 2) que prefieie combiuacir-rtres

ñ*"'.il;;;;; tt"'" lulva de indif"erencia. (m.áialta) It:]i:tf^i..^':Tll]1l:. i l , , .r r .¡rrar. ir t l t l , , t pot l lgurra "más baja"' El pt ' imero

-que r io Ias ttnpttcacto-

,es cle toclo .r,o fu.' ¡.vir{ Fisher.z;r 6i 11e tenia obieción alguna .que iracer

a la rnensnrabiticiad. por El colrtlalio, trató de haceria oPelante (r'éase tnás

ufrojo f. nota clel .Ji,or. .r",rr. las secciones Z y g). Pero al liacerlo asf, eucontt'ó

detel.minadas dificrrltacles cuanclo, err la segr'ncln parte cle srt obta, descar.tó.el

r; ; ; ; i" ;"rtenible r le que.la ut i l i r iacl de catla nielcancía 9.: i : l* solantente

c1e su pr-opia canticlacl.espáci l ica (" 'rer-car"rcias indeffndienrcs")-2t2 En este

'uu'to tenia' que sul'g' cl'cias no soiattre,-tte sobre la rnensul'al¡ilidacl, sino iuclnso

soltr.e su ,nirn.,a aiirta,.,cia. Cousecuenteruellte. Iishet plesentó un análisis corr-

pletamente exento cie los supuestos cle la. ut i l idad que- operal lan solamente con

. 'ir-,npas de inclilelericia en ei senticlo nlo<1erl.lo. Pala é1 -colllrJ más tat'cle p:rt'a

Al ler l l , i . I icks- iascrtr l 'ascleint l i ie lcrrc iarePlesel l l f , lonlotpir t r tos.depar- t idaclel anál isis; éstas no fue'o' ol: tett ir las part ié'do cle urxt s. 'e' f ic ie cie la utr '

liclad, como en el caso cle Edgerror:th'

Sin embareo, las cur'as cle la incl i{ereucia sorr parte de las f.nciones irr¿ices

A\ALIS]S D[L EQUILIBRIO

v pu*len tanlbiéit clei i l l . rse de ést¿rs. Lsto es lo qne hizo Pal ' tro. Peto ei jas sol

ian inclependientes de la función íncl ice palt icuhl elegicia corlo de la forma

particulai' cle la función cle la utilitlacl cal'dinal, estando sir,gularmente deteuri-

nacils por la escala cle ptefetencias. Esto sugiere la idea de operai también srn

funciones indices, especialn,ente portue dan lugar a dif icrJtades -similal 'es a las

oue'el pr-oiesor Fisir ir encontró eu el casr' de las funcio: ies de ut i l idad.:: l lelo

l iasta 1934 no se lograrotl ios efectos totalts de este sr. l i luestor ui hasta elr lc: l lces

se clesa,.r.ol ló una teoría que l1o es ot la cosa q,;3 una lógica r le la el¿cción: le

teofia cie Allen l tle llicks que se publicó etr ltt r'rel l'lio frie' i;ct lo l.,"te r.') tt

la pi.inei-a qne sc independizt-r totalmente cle. ll existencia tle ltt.i:i lttiictln

ilCice y que ie liberó en forrna iguahuente totll, rle cualesquiera sotnbl'as reza-

gacias áe'la utiliclacl ntargirtal incluso, Ia cua.l rs r:emplazaclu..n. t.t sistenia

ior la tasa rnar"ginal cle iustitución.2;{ En consecuencia, Ias elasticidacles tle

iustitución y compl¡mentariedad se definen er,clusivamente paltiendo de las

escalas cle preferencia v del mismo modo dilorciaclas de la utilidad. .\paite cle

esto no podemos decir más. Debe bastar tnencirnar el tr ,ás irnportaute t le los

probleuris que toclavla lto están resueltos en los lllnites de esta teolía de 13

etccción: haita ahora, las ctlt'r'as de la indifelencia están satísfac:olilmer-.1: de'

f iniclas solamente l 'esPecto a famil ias en Pal ' t icuiar ' sigue en pie !-r cn: '- ión ciel

signif icado que irata de asignarse a las cutras de la i¡cl l lerencir . 'ol l i r i . ' l r -r ;c ' l

ejemplo 1.s lurvas cle indiferencia de un pir i \- qr.re se lu¡ en1-, lc1rlo :r, ¡ l ' rr : : . :

de las cbt 'as tc, l t ic : r i iu l 's i r l ' i l l r , l l ies c le nucs: ' : i úpc, ; , . t '

[T rs prir¡.r rs sr is s.:rr i¡ l tes dc ] l noia soble l :r tr .r¡ i :r le la Lrt i l id:rr: ; , : , i , i : , l r

susrenciximeltte conrple t: .das 1 mecatrograi iadas. Los sigt: ientes p: ir t , , f ' , . s( : naol i ! l : : i r i l

nlat lnsct" i tos, i t icompletos v col¡ notas tacluigl ' l i f icas i - ' l r ra i i ld i ' -ar e l t r t l , ; ¡ to l ' l t : l r l ' r ' t i

c ' l : ' -

s i t lera¡ ión, \ 'éase i : notr Cel ecl tot e l f inel c le csta seccir i : i ' ]

7. l : tos ' ¡ t l - - . r , ) , ) DE L. , coNsts-tE\( i tA

Corno el i , ' . ' .c i lal)c, el aoál is.s cle la curla c]c la indiferettcia se hl col lvrt t i t lo

ai f i tr eu parte de la r loct l i tra vigent:. Los proiesionaies se han ha¡i iuaclo a sri

uso, e inclnso Ia controvet 'sia rela¡i la a . :r aclaptabi i idad pala t l .) cl¡ lso elcnlel l 'tal ha lnu,rrto. Pero deberÍn ser claro desde ei Pl'imer lnulilellto que las cosas

no se detienen en las varieclades de la indiferencia y qtre el las quedan después

de todo, a rnedio carnino. Son m:is elegantes 1'metodcld;¡- i .ral l ler l te tr i ls scguxs

que el viejo anál isis de ia nt i l idad, Pero nc nos han arrr iado ir obte;re; 'r ' :s ' .¡ i -tados que el últ iu-ro t io l toclt ía haber logrrt i t . I el los l lo l ' , i l l l c ietnostt 'ado qlte

el resultado del últ imo cs ir lemisiblemerlte erróneo. \-, si "suponeu ureuos" de lo.¡re supone el ¡.nál isis de la ut i l idad, tr-rdar,ía suPor)eit nlás de 1o qrre. pat 'a lo'

efectos cle Ia teor' ía del equi l i 'br io, es necesat ' io l convert iet l te supor' lcr. i 's i :r . ,ut i l izan n.Lrla qr.e no s"a ol,rselvable el l pr incipio. ut i l izal l las ol 'servacic., : l ' : , '"potenciales" que l iasta ahora naci ie ha sido capaz de hacet 'efe:t i lal l lc i t te: clescle

lü punro de r.'ista práctico no nos \¡a rnucho mejor cuancio tl'a?artos cr¡Lt'as cle'

indiferencia puramente imaginarias, que cuando liablanios de fur.rciones de la

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216 ECONOIÍfA GE¡*ERAL: SU C.{R{CTII| Y CO\TE\lllO

udliclad puranente i¡raginaria.:?6 coi¡secuentemenle, se ha hecho llotal, )a en

1902, poi Boninsegr.ri, y utros cuantos años desPués Por Bal'one,"t que. Para los

efeitoi de las ecualiones de la teoría del equiliblio no necesitamos ni unas ni

otras.2?s ¿Qué necesitamos, entonces, pa1'a este fiu si plescindimos de toda otr-a

coruider.ación? Un poco de rellexión nos demuestt'a que incluso Ia plimitiva teo-

ria del valor basadá en la utiliclad nunca usó realtnente nirgún otlo postulado

más que éste: enfre¡taclo con una serie dada c1e ¡:i'ecios y con un "ingreso".clado,

toclo ei mundo elige compl'ar (o lender') eu fornra singulatmente deterntitlada'

Toclo lo demás es lojaraica inúril y se jusriÍica, en ei mejor de los casos,_.por el

interés que se Ie puede otolgar clesde el punto de vista de otlos fines. llarone

irabía viito esto, péro no logró la fo¡muiación de este postulado en forma exacta

ni consiguió demóstrar su suficiencia, Esto lo h¿ irecho Samuelsoltz?e que formuió

el postulado cte la consistencia: si

r1r f t t (P, , . . . , P, , , 1) ( , :2, - . . t t ) '

,Er,l,P. - / - 0

,v pr.obó bti l lantemeute que esio cia toclas las ¡estt- icciones quc l le(esttrrntcs Paranuestro lrosrulat lo

,T T'

,L P, drl', - 0 1' !, di.,¿ dr¡, q 0 ¡ro todo drpr = 0) "o

fNota c le l edi to¡ . L l ¡ : lanr para el t .esto del Apénüce al cap. 7 -(nota^sobre

la. tcorí¿

¿e la ut i l idacl) no es complet imenre claro. No hal duda cle que J. A. S. i t r tentó hacer

t le i cnloque cie la economía clel b ienestar una Parte de este . - \pérr t l icc, que ie. desc| i l ;c

como cl igresión o nota sobre la ut i i idad (r 'éase el pr imer p; inalo de ja seccióu.5 c le

este capiiulo, La Teoria c]e la Planificación y de la [conomíir Socialista) 1' ltav alguDrt

pruebi de que iba a formar la subsección I (sección 8). La sección sobre Ia economir

del bienestar que apalece a continuaciól) era ttn estudio preliminar escrito probable-

mcnre en tg+O o tb+2. Las primeras seis secciones de la nota sobre la teoria c1e l¡

ut i l idad fucron aparentemel l te escl i tas a f inaies de 19L8. Este mate¡ ia l i rabía s ic lo

mecanografiado y ieido por J. A. S, Poco tiempo después esbozó iarsección 7 (Ll Pos-

tulado áe la consistencii) y redactó notas PaIa una sección I ([l cadár'er dr seña]es

rie Vida), Puede concebi¡se que la economía del bienestar podia haberse discuti<io

rcluí. ,'Ei Cadár'er" es tan fragmentario, sin embargo, que simplemente se. ha pt'eseucrtlo

c,i los clos pát'rafos siguientes corno palte de esta nota y se ha hecho de la ecollor¡i.'.

clcl bicnestar, la sección 8 del Apénclice al cap' 7.],,g. El ccdtiuer da señ.ales tte vitLa. Henos explorado lo qr.re a Pesar cle cier-tos ret¡o-

cesos y desvircioues parece una ií¡rea perfectarnente definida cle clesarrollo hacia uli:l

* . , " qu. i rarece haber s ido alcanzacl : r i lef iL l i t ivarnente por Samuelsot: . Sin enbat 'go, c)

cuad.o quer iar ía i ¡completo s i dejrmos de mel lc ionar un cierto l lúmero t ic s i l l tomls

qu. pora.arl clesentonar con aquella línea ,v apuntar en otra dirección. si estos síntomas

iudi.ren interptetarse corno stiperviveDcias de viejos puntos de vista, no Íaldría la pena

mencionarlos, Es naturai que un concepto como la utiiiclad, tan profitndamente arrai-

gado tanto en una tradición secular como en los hábitos mentales y en la conversación

ANALISrS DEL IQUTLTBRTo 2+i

de la vida diaria, no desaparezcan fácilnente. Pero hay algo más. Ils cierro que hacuedado probado e¡i fo¡nra conlincente que el concepto de la urilidad cs superfluoe¡.¡ la teoria de los valores de equilibrio, lo que de iiecho no sólo es un argume¡¡tomis vigoroso, sino el único necesario contra é1. Pero no se ha probado -), no puedeprobarse teniendo en cnenta la naturaleza de ias cosas- que el concepto janrás puedaser útil para cualquier otro fin. Cualquiela que sea nuestra idea respecto al misnro,no pcdenros negar el se¡r'icio heu¡istico que ha prestado en el pasado -históricamenreIue el descubrimiento de la misma teoría que ahora puede operar sin éi- y r:o scpr-iede decir si su Íecundidad eetá agorada definitivamente. En esre aspecto es intere-sa¡ite r¡otar que algw'ros argumfntos co¡rtLa el mismo carecen de valor. y que otros hanitio demasiado lejos. Es posiblp incluso que ios algunentos conüa la mensurabilidadtelgan esta últi¡na caracteristicá, Por supuesto, en lo que a esto afecta, si liegásernosllguna vcz a ideal mé¡odos de medidr, no sería la vieja realidad psíquica: no exisreposibiiidad de que podamos desear un poter-rcial; incluso existe la posibiliilad de quepodamos nredir sin realidad subjetiva (notas taquigráIicas),

"Y en este aspecto (notas taquigráficas) cualesquiera objeciones confia ellos (notastaquigráficas) ."

[J. A. S. anotó después las siguientes referencias, que sin duda t¡ataba de examina.r']."/) Irving Ftsher, A[athematicúI Inuestigatíons in the Theory of Talue and Pricvs

(1925), su resis cle docto¡ se publicó por primer vez en las Tr.ansactions oÍ the Con-ncct icut Acodenzl : of Arts and ScÍenccs, 1892."

2) t lupet i t [no c ie l to, escr i tura i iegible] .J) Ir-r'ing Fisher, "A Statistical Nfethod fol i\feasuring 'trialginal Utility' anrl festing

tlre Justice oÍ a Piogressive Incor¡e f'ax", in Lcot't'o¡nic Lsseys Cotth'ibtt'ted, út' Honor ol) otLng Bttes ClarA (192i)

l) Ilagrar Frisch, "Sul ur¡ Prol¡léure d éconorn¡e pure", Nclsi !Iutentatisk ForeningsSlt¡ í t ten.1926.

5) Ragrrar frisch, ñciLr ]Icthotls ol llc(srríttg Iúarginal Utílity (1532), .ó) Paul .{. Samuelson, ""{. Nore o:r tricasurement of Utility", Rniew ol Econotitic

Sf¿¿dics, febrero 1937.. . .No es une r,erdaclera ecoupnri l clel bienestur [notas taquigráf icas] parhmetro de

co¡rsístencia [notas ta.quigráficasl, aspectos [notas taquigráficas].Potencial [notas taquigráf icas], cunas de Lngel."

8. Ecoxovi.l DrL BIEN.ESTAR:8I

El lectol está probablem$rte farniiiit-izado con Ia clistinción qne hace la cioc-rlina r,ie;elte entre econoriría "positila" ,v del "bienestaf". Poco Puede aducirse,aparte de las conleniencias de ixposicitin, en favor cle esta distinción etr ia me'clicla en que ella no signiÍic:r otri cosa que lo que la economía positiva ha deexplicar y io que la ecoilomía del bieirestar ha de prescribir. Porque todas laspfoposiciones de la econo¡nía ciei bienestar pueden formularse en el modo indi-cati\¡o en ia misma folma que cu¿iiescuiela proposiciones de economía Positivapuecler:, inediante la iiisr:lción tle los post-.rlad.os axiológicos adecttacios, col]'\:el"-tilse elr ul1 imperativo. Sin enbalg;o, colno quiera que ia rnodel'na economixclel bienestar ha de hecho aclquiriclo un slclus propio específico, es convenienteiufolmar por separado cle su des¿rrollo. Tenemos también un moti\¡o adicionalpara hacer'lo de este rnodo, puesio que ei tema tiene una reiación evidenie

l ,

I

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1I

)

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. :i3 l.(lo-\Clij.'\ G[,\]llvil-: SU Cr\Ii-!'Cl-L'lt Y CO\TI\iDO

cí)¡ ei de lu conlpaleción interl ln5cl ir l cie las !: :r i isfaccioltes (¡ iü l iL¡ lLel los r l lot ' -

r l ' rr io todavia., j Copoce¡¡os lzL antigüeclacl lcneixhle de la ecoilomía del bienestal: ul'la g)'a¡

l)r i te cie la obr.a de Car:L{a r , ie sus sucasol! is, a, i cún}o la obr¡ de los r ioctolrs

c;r:c]írst icos v clre sus sucesol 'cs hte l : i ccou:l i i i rr i lel l r ienesinf ' : lalre'ncs talnbiéu

.u¡j el Duut; de vis' ;a sobre ei Li:nesral era lrLicho r¡ i is i totcl io ¡ i1 r¡ l ¡ igl6 xi l t t

. l qu., l ,r I tal ia, la trase fel ici : t i pubbiica ay?re:ió cori mucha ft 'ecuer' : ia eu ias

iuúi. . t . t cle i ibros. Para Benthain \,Dal3 lcs' ,r t i i i ' .ar" istas iugieses esie i)unto de

l isi¡- fue gel-Icl¿i lmell te, pol 'suPuesto, t l l : eleneti to esenci l l i le si t clecio' Oe l i l t t i

qu., ^o pér' clel espíriiu

'ositiro

de ia eco;rornía ricarciiaua, 1o encoiiLremos

ü,rirri¿.i en los "clásicos" ingleses, especialmente en Jr S. I\Iill. Er 1o que a esto

se 1'e{iet'e, los tnodel'nos econonistas de la teoría del bienestal sini¡lemente

reviveu la tradición benthamista. I'L:, r.ictoria ternpoi'al de la teoria de la utilidad propo|cio:ró un tluevo im-

pulso. Poclemos ve1' esto I'a etl los Preculsoles, taies como Dupuit,r' Gossetl' Pero

il, obru coniente lelatila a la eionomía del bienest-ar c1'cca la cloctt"illa de

I'Iar.sirall, tal como fue clesarroilada por Pigou, y el'oca también a Edgelroltli "'

a pal.e[o.. ]{arshall hizo clos aportaciones, además de ofir:cer muclias cle estlts

consi( let 'acioltes Eenerales que ian bien cuadraban col l sr ' l 'endencia a la preci i-

. cucióit. En prime.r tér'mino, como ¡rl"l'iba hemos heciro uota,'. cescul;l'ió de nltelo'ei excecienti o rcl l ta cle ios consrtnidol 'es' cle Dup:i t ' r ' l ts i t ' ' t -ei: i ' i r t la economi:r

ciel bienester un instt ' ¡mental analít ico que es, o Ql 'r re 1;etr: lba. qrie el:a, espc-

cir lnrente adecuado pala la apl icación en este carnpo. En seguudo iugar' , iorn-r lr i i i

r . :rr ias prol 'rosiciones típicas de la economía rnodert la del biet iestar. La rnás i : t-

nrou* r l- .a, i . . desc¡i ta e¡ la nota de pie de pi igina más al:aio.!s2 Su i tnportauctrt

<:onsisié no taltto en la pronosición iomo til, sitlo en que ireptesentó ull nuevo

¡rrr lrro de rrrrt icla: las virtudes r le la situaciór 'r de equil i r-r ig .n r l t t 'é- l i r len ( le

ionrlr.rerl . io perfecta - io qu,: l larshal l clenominti \a doctt ' i ' :a de Ia sal isfaició t

,¡1, niáximo-'habían sido, en verclad, Puestas en Crrcla mucilas leces Part ienclo ( ie

clive¡ios puntos cle vista; pero ésta era la primera vez que se hacía esto dentrr-¡

de los límites cle la teoríi pura de aquella situaciórl; ia primela ,'ez que en -el

l . t luno teót ' i t t ' t se tomaba erlcuenta la posibi l ic larl r le cct i i 'ei : t i t ' las acciones indi-

iictrrales en canales más aclecuados al bienestai'getrelal que Ios c.lel lnissez'faire.

r l\f ¡chas de las aportaciones de Edgervorth resultan, tal I'ez, mejor ejemplarizaclas

por.aquella parie de su reoría de la imposición que se 1'e-f iere a. la. just ici l . El

enfoqrie se ielaciona con el espír i tu de su l iea, and ald xlethotls of Etl ' t ícs(1877), esto es, inspiránclose en el hedonisn.ro o ut i l i tal isn'to. Las cuestioues

rrr i¡cipales se ref iel 'en a la cl ist inción entr¡e, \ ' a la, ldefinición ) ' cuanti l icaciórr

i igurosas de, los conceptos de sacri l ic io igual. propiorcional 1'mfnino, aPare'

cienclo en el momento opol ' tuno la ingl i : :rci t in i3ual i tai ia de !a idea últ ir i . ia '

:nente rnencionada.2ss Funclamentalmenrr:, Ios esf,.reilos cle lclgervorth se tlirigie'

¡¡'l colttla lgs errores populares de razon;rmie,rto inplícitos, por ejeniplc. en 1:.

creeltcia rnuy extendida cle que la rrtilidad marginxl decleciente clel ing'eso es

'c,.ranto se necesita suDoner irara hacer que la cal idad progresi la i tel impuesto

'resu!te del postulado del sacri f icio igual.:ar

Toclo esto no es más que benthamismo redivivo -o ¡nás bien, bentharnisrnol

i

, \ : i - - iL iSlS DLL l : ( l l ' i r IBRIO 2l ! )

en lu r, l l : rr iuirr clc una técnica mejor- e inrpi ica, no solamenr-e una conccpcióncuxnti tat i ' , 'a t le Ia r i t i l idacl, o s¿t ' i isfacción, o bienestar, sino, aclcmás, la idea cieque i:,.s satis[acciones de gentes disrintas son srrsccptibies Ce compar.ación 1,, eupaft icuiar-, r 'esurnidas en el Bienestar Gencral cle ra socied:rd en su conjutrto, lajr lea cle "compat'abi l idad irrterpersonai cle ia ut i i ic lad". Esta icien ,- i i ic pi, . .)s eco-I l ,r t l . l i : tas se l ; ieocupari in po| defendet' en la actual ida(' , lst i r , . : i i í rue . i l r : ,- l . . er. i l -¡rleen :ileurnelrtos que ia presuponen, [u\¡o una carrela rr1[i)' accit'er¡iada. ÍIasit ic lc- i : , ,1: l clsi r lesrle el ¡ l l i rnel rnouleuto, pol ciernplo, ¡ror ' . fcr.oirs 1 cie. i . lue.,i l l la 1' ot1'Í l , ,cz talt to poi xuioteq Que l lo ruviel-ou dif icuitad en admit ir ia men-sru'abiliilaci clrariro iror otros que sí la tuvielon. Pero siguió interfir.iéndt se porla razón fundamental, por supuesto, de q.e parecía tan útil a la economía delbienestar. El misr¡o trIarshal l nc ia objetó, evidentemente,rso 1'\ t / ickel l l legóeiectivamentc a clecil que ias discusiones pariamentarias sobre cuestiories de gra.laulen l iscal cn'ecEían cle sentido si fuera inposible col lparar las ut i l idadescle di lersas i)eLsonas.:8r Esto es ir lejos, pero, por orra pai. te es ir más lejosestablecer, eu loima condicional, que ia comparación inter-personal de la ut i l i -daclrss carece de significación desde todos los puntos de vista v para tocios lose I ecr os.

Sin embr: 'go, descle r l punto de' ista C: los e:or;cnr isuis (¡ue : : o¡ :orren l iqrrl 'osi ir i leuie tnnto a l l , c,] l lpa'acir i [ intelpcrsouai como a ja niedida de ]: .s ut i l i .r l : r t les i : :d i l id l ra i r r cuak¡ i r ie l intcr¡r , . r r i , ,e se i luq,r e!r , .u lo c en ot l . , seu: ic loitc;, :s algo tt tejot". r , , I si l ;) l reslLr t l , le ca¡r inat. e¡¡e ¡ulr. , :r . : in cmbarg6, i t¡r t) : i l -síL) 'orr en al- i lndoua: i¡L rcunoirría del i- l ienesurr, Ls aq,,r donde vuelve a en!t;rr.lu,e\ i r ;ne: i l . Pl l 'ero i r ; l l ¡ s¡ l t l ; : ia s i t r i rc io i r . : r l men¡s en pafte. f l v despLrÉi deél l lalorre. I i r i t : ion notar q,¡e la oir jeció¡ a la comparación intetpersonal (oa J:, r 'nei l i , ' , i r ; i l . , . i ichd) nc, i¡ t lal i t l ; , ;rr luel las ptoposícione,, de 1a ecoltomÍa t lelbiencst¡ l ' i t t t - ) t 1 'ef .et r , : , " i ' . . -^ , ' ' . . .^ i - . i . . . .^" ^: ' - i^nel i r iarr r r r r r . ,^ i r r ¡ l i ¡ : , : , : , r,rc,s,,ri(:, .,;,,,i. i:, .".,, '.,,i i,i',f;liilii::,i:"til:,,Ti:::l:T:,:,il'i'Jli. , :'.:]:',"l tc \ l )3; , r : ' , ' i lanr l t i i :1. . : ; t l l l r .cnt i ( lo restr . ingido. h:rbl : i l .c le ql le lut l rcr j : t i ; ( : -mienl.o es :ené{ico cles¡le el punto de vista social" cuando perjudica a algunasPelsol las (cuando'pierden a.lgo), pelo cuando o,uienes pierden algo reciben unainrlernr.iiz¡ción conipleta (cle tal modo que dejen de preferir su vieja situacióna la- lrr iel i) : l c";r)ensi is t ie quienes halr sido beneficiados r 'cuando, después r lehecho e-. io, los últ imos estén meior que antes.reo

La obr^¿ clisica cle la que surge la nueva economía del bienestar l;:glo.ameri-carra, la Econo¡'nia del bicnestar, clel profesor Pigou (1910, S? ed. rcvisada,192!t¡ . tr t aul lque torrn eu cuenta e' cierto modo, el punto de vista a que nosac¡.]¡anros r ie relei ' i r . r 'a mucho m:is al lá de los l ímites que marcx la su-gestiónt)areri i l l la, especialnente resi)ecro a tt .ansfercncias de r iqurza desde el rélat iva-m('nte l ico r l relat ivamente ¡roble. Pero lo-¡ l l ,eva economía anglo.americana clell¡ ienestar trrta cle l 'espetal aquellos 1írnites, aunque todavía es frecuente le inr.a-srr ' ; :r cn terrenc prohibir lr , . Es clecir, t l 'ata de l imir,ane, poi. iazón de prin: i¡ ; i ,r : .:r l rr o¡:osiciones qLre l tucclen establecel-se sin ia ayuda de la compar.aci, .¡ rrr_tet 'Personal o cle la uredida de ]a . .¡ i l idad. Esta autol imitación puede Dal.ecersot"¡-.rendente tenienclo en cuenta quc su principal resuitado es pr.ivar- de sus{rrnrl lulei¡ros cienríf icos o seudo-cien,íf icoi a mirchos ar.t ículos de fe l lumani-

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CepÍru¡,o

llnh"oducción, y planl

. t . .

|. PurN DE EsrA PARrE

UN¿ vrz más cambiamos ti¡terttas normas de procedimienqo. La expioración

presentada en las cuatro ptrtes precedentes están ciertamente muy lejos de

ier completas. Pero aunque incompletas, aspiraban..¡ preeentar un cuadro ca'

balmente comprensivo. En lo que se refiere a la economla cientifica, en el sen'tido en que úsualmente se entiende este concepto, ningun autor u'obra de

importancia, ni movimiento alguno de cierta significación, dejaron de ser exa'

minados -al menos no dejaron de serlo deliberadamel¡fs:t €r? lo que podlahacer en este volumen para tocar las cuestiones de estructura y de lítnitesmás importantes. En esta parte uo seguirernos el misrno plan. En cierto ¡en-tido nnestra investigacipn termina en las faldas de las montañas de la cordille'la Marshall-\4/icksell, con el últirno desteilo de Ia situación clásica alrededordel año 1900, Si seguiruos adelante, en todo caso, es con una finaiidad dife'rente y muciro más lestlingida. Parecía conveniente, en primer lugar-, potter'de relieve la suelte que corrió la obra de aquel periodo en nuestra propiaépoca;l en segundo ldgar, indicar algunos caminos que estaban alejándose deella y rebasándola; y, tercer lugar, tratar de diagnostir:ar y pronosticar los es-fuerzos contemporáneos. En el mejor de los casos esto nos propotcionará unaojeada de pájaro de algunos grandes contornos dejando fuera todos los detallesy las zonas fronterizas. Y más aún, este punto de vista tendlá que ser notoria¡mente selectivo.

No puedo ni siquiera enulnet'ar aquello de que voy a prescindir. Pero por'vía de ilusnación mencionaré dos nombres: Gottl y lipann. EI mensaje biendistinto de estos autores, como resulta evidente partiendo del importante cuerpode obras litelarias producidas por sus partidarios, han servido para la forma-ción de muchas mentalidades. En este sentido son, tal vez, más importantesque cualesquiera otros rlqp técnicos de primera fila en el campo de la teorfa eco-nómica. Peio esto no dede impoltancii para nosotros. ,\ nosotl'os nos intelesanlos técnicos. Quien escrib'e, pol ejemplo, una historia de la tecuología agrfcola,no demuestra, con ello, estar convencido de que la materia de que se ocupaes más importante que la historia de la religión. Solameote en la medida en queaquellos autores -o crralquiera otro del mismo tipo-- trataron efectivamentede realizar trn tlabajo analítico en el sentido en qrr.e éste ha sído adoptado paralos fínes de este libro, nuestra imposibilidad de ocuparnos de ellos ileva con-sigo irnplicaciones a ias que ellos o sus partidarios podían objetar. ¿Se com'

Prende perlectamente esto?

[J' A. S, no terminó jarnás esta introducción a la Conc]usirin, ni se ocupó de algunosde'los temas que él se proponía incluir. En lugar de la introducción quá podia-haberescrito aparece en la sección siguiente un resumen de cinco conferencias, que tueron

30t

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' .3(]2 CONCLUSIÓ\

esbczarlas al misno tiempo que planeabe ia Parte V y los últimos dos o t¡es capitulosde ia I'arte I\¡ v que personalmente resume Jo que J. A. S., consideraba ias lineasfrrrrdlrnentales del r iesarrol lo del pel iodc rccierr te.

Lo qrre realmente t rató de abarcar e¡ la Conclusión (además de los caps. 2,3,4 1, 5que sisue) sóio puede suponeise por conjeturas part iendo de dos páginas cle ias not¡sabreli¡das (la rnayor parte escritas en aquella taquigrafia enloquecedora¡, q,,re se re-producen en el i\péndice. Eritre las "cosas que laltaban roialmente en la (Pate) \I"enumeró:

J) I iorgenstern y \ /on Nev, 'mann, Tlrcor1' o l Garne' tnd Econant ic Bcha"- ior (19111..?) Leontief's Linear Progrmtming.i) Análisis del lngreso-Contabilidad Social.4) . . .Chenery ( funciones mecánicas de Ia proJucción). . , Fr isclr .

. I) (Diversas líneas de notas taquigráficas). II

Pa¡tiendo del segundo párrafo de la sección 3 (de este capirtrio), es evidente que

J. .4. S., raró también de cornenrar la "riqueza sin precedente de hechos estadisticos"y la economeria, "la nueva relación entre la teoría económica y los métodos esta-díst icos". ]

. 2. Et pRoGREso DE LA TloRíA rcoNórrrcA DURA.I.TE Los úLTTrros lb ¡ños:

, tr) Corifetencia tntroductorta sol¡re cl alca¡tce deI crr¡o. La prinrcre Guellu Iiundirlprorocó un cambio total en la pol í t ica económica de todas hs, l raciones que ha per-sistido constantemente desrle e¡ttorlces. Este cambio se debió, en prirner término, a quetodas los naciones tu't'ieron que enfrentarse a nueros problemas taciclos de situacionespoliticas y económicas en las que ninguna se había encontl'ado antes. Per.o, en segl¡nclolugar', este cambio de política se debió también a que la guel.re habí¡ trrnstol-narlocompletamente la correlación anterior de las fuerzas políticas. Asi, no solamente obsel.-vanos nuevos problemas ) 'nuevas si tu:rc ioues. s ino también nuevas act ; tudes hacia el los.

Ecottomía I política eco¡tónica, Los economistas evolucionarori con los tiempos y er.rsus pu[tos de vista sob¡e las cuestiones prácticas. A la suma total de aquellos punrosde vista juntó con el esquema de los valores sociales que inspiran, ia denomina¡emosEconomla Polltica. consecuenremente, decimos que sureió una lconomia polltica nue-va después de 1918. Pelo, po' interesanre que séa descr ib i ¡ esta nner.a Economír pol í -tica e investigar sus ¡aíces so:iológicas, no es nuestra tarea en este curso, Los nuevospuntos de lista sobre política económica se¡án tomados en conside¡ación solamenteen cuanto son importantes para el desarrollo de la economía pblitic;r científica.

Por economía pol í t ica anal í t ica o c ient í f ica, en conüasre con' lo econo.ía pol i t icasim¡>lemente, entendemos el conjunto de hechos v nrétodoq¡ {ue los ecouomistas reúnencon la f inal idad. de expl icar los fenómenos de la l ida eco'nómica. La di fe¡enci : r enrreesta- ecoDomía política analítica y la economía pclitica sirhplemente, puede ilustrarseen función de la analogía que esta diferencia ofrece con la dife¡encia entre las cues-tiones que se enseñan en una facultad de medicina. Ta1 facultad tiene profesor-es cJecirugía, de medicina interna, etc., que enseñan el arte práctico de t¡arar i los pacien-tes.

-Pero hay también profesores cle quimica, fisiología, biologia, que enseDarr los

fundamentos cientÍficos de aquei arte; pero no aquel arte mismo. ños interesan eneste momento solamente Ias analoglas mencionadas en último luga¡.

fuonomia política y teorio econóntíc¿. Limitaremos nuesrro teáa toclavia más. TaI

INTRODUCCIÓN ), PLA¡. 303

vez el prcgreso nás intpoltantc que se ha registlado en el crmpo de la economia

política cientiii.e es el llotable aulneuto tle nuestro dominio de los hechos' Todos los

i i .os r le infor.nrción telal i r .os l r los i lecl los he;r c¡ecido más al lá de ios audaces suei tos

;ffi;;;;;;on., p"ruau,, Pero nuestla época se ha ca¡acterizado especialmente por

,rn.oni.nro de ]a iniormacióln tstatlistica qúe no fue suficiente para abrir franca¡nente

i^'.r'i^ , nue'ras posibilicludes de investigación cientifica' A tono con este aumento del',r¡,

¡eriol estliístico, se ha producido r]n ciesarrollo impoltante de los mifod¿s esta-

i;rii.or. p.- plescindiremás tle todo esto, y concenttitemos nuestra atención en el

desarrollo de aquel canrpo restringido que se conoce con el not¡bre de Teoria Eco-'

nómica.Tantasincompretrs iotrespter lonr i r la l r tor lar . iaslbreelcarácter. , r rsoyl imitaciones

de ia Teoría Económica, q.t'e e' netesario explicar nuestra c-ncePción sobre la misma'

Hu¡o "nu

época en que ia teoria económici significaba precisamente lo que nosotros

hemos denominado Economía I'olítica más arribl: habia una teo¡ía "liberal" o "socia-

iiriu;-o ,,-.r.unrilista'l

), todas aquellas teolias. significaban más o menos doctrinas

nolíticas, o al menos recomendacioncs prácticas' É'ste no es el punto de vista,moderno'

i1í ' . . ""r-1"" ' ,oo¿.rno co's idcra la téoría s implemerte como instrumento de invest i

go.iJn. nr* calacter insnw¡zer¡tal de la teoria econó1|1a ry911 .*:::"1:3tj:::t:

Elemptot que expiicarían tamt'ién la ¡elación que existe entre la teoria economrca y

la po) i r ica ecol lómica. -- ._. ._^_¿^ i^ ; ,

ireciruro.r.tte porque la teoria económica es solamente un instrumento de investi-

sación. no puecle producir ¡esultados conct'etos si prescinde de los hechos que ProPor-

:;;;;;; i;Jri.¿t*iiu o I" ,lesrr.ipción no esradisti,:a. Esro se habia aclve¡tido )x pur

]( . i eco])ol l l is tas espar io les de lcs.s ig]os x\ : I v x\ . I I . Pero ]a al ianza ent le ¡x csraJist ic: i

f i.u.i,, ..ononlica no fue corr¡rletJ hasta la aprrición de la Econometria n'':'4erna'

' Lo lir,ro f urtdurncntal de a''imcc erL el canpo de la teoria econóntica' La fonma rn!;

no,-;r .r., ctue se manifjesta el pl.ogreso de ias ciencias está cal'acterizada por la ap:i-

rición tie jtucl)as pilntos a'e pariíaai esto es, Por el descubrimiento -de

meros hechos'

o ^,.,o,

u,paa,o, de !iejos hecl]os, o ¡ue\'ai relaciones entre hechos. Presentarenos

.i.,rrpfo, tcmaclos de la liistoria cle la fisica y de 1a economi:r' Pero ha1' ot¡a {onr¡¡'

C.,.r,.ln erupieautr.'s ios conceptos r teoremas que.hemos heredaclo de nuestrrs plecle-

re,lolcs, esios concePlos y t.or.roit -a los qúe liamamos aparato analítíco de ul¡'¡

cieucia- car¡bian.n rruart.ur manos' Aqui agl'egamos l correg:mos allá y asi este-aPr-

rato se tl'ansforma lentamente en un tp"t^io diferente' Nuest¡a primera tarea se¡á

J.r.tr¡i. córno aproximadamerite entre lo' años 1890 y 1914-se. consolidó un sistema de

teoría económica ) cÓmo este sistema formó la base del trabajo ulterior' que se inició

.n ior primeror nñor,le la clécada cle los veintes y lo transforrnó.siu ploponérselo

1errr. ü. cap. 2 de esta Hí.storia). Después veremos cómo se desarrolló un nuqvo apa-

raro anaiítico conocido como diuámica económica (Parte \/, cap. 4 de es-ta Historia) '

Ot¡onuevoput l todePart ic la, funclamentalmenteasociadoconelnombredeLordKe1,¡1. , , . r ' &aninado á cont inuación (Parte \ ¡ , cap' ,5) , y ' f inalmente' resumirernos

lc qre ,e ha loelado y lo que puecle esperarse en eI luturo inmediato '

bj f/ ,ut.,,,oi lorsltall-lll icksitl y su dese.rrollo. f.a economía cientifica encuentra su

fornra sisteniática en ei siglo xvui (tseccaria, A' Smith' Turgot y' después-de dii'e¡sas

"revolrrcio¡res" en los Ptincipíos tle cconomia politica, ae J' l ' I\4ill) ' .Este.

sistentr

er l re. i iuentoJ a sLl vez, r t ,o t l ' -nsfor-ación relohlc ionar ia por la introducción del ¡ ' r ' i t l -

cipic de la utilidad rnarginal (Jevons, Ifenger', Walras) ' Pero.tulo lugar.otro proceso

de consolidacióu entre Iás anoi 1890 y 1914, y apareció un sistema teó¡ico comPüerl-

diclo en las obras clásicas de A' I{alsirall y K' I'Vickseil' Dedica¡emos unos cuantos

minutos a clescribir las características salientes cle este sistema y la medida en que'fue

F

IrI

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30.1 CO¡'CLUSIóN

aceptado por los teóricos profesionales de todos los paises (Parte IV de la Hi.rfolr.rz) .Después procederenos a examinar las lineas fundamentales del progreso qr¡e partieronde' este sistema.

La,teoría de las entpresas priuadas t de Ia competencia monopolistica, Ni }farshallni Wicksell habian prescindido de la tarea de analizar la conducta de las empresasen particular; pero sus teoremas, excepto en el caso del monopolio, se referíanen su mayoria, a todo un grupo de empresas (industria) o incluso al organismo deja economi¿ social en su conjunto. Apenas se die¡on cuenta de la necesidad deinvestigar más de cerca ia conducta de las unidades en particular, que se combinanpala producir los fenómenos sociales de una industria o de economia social. AI ana-lizar esta conducta los teóricos no tardaron en descubrir que ei caso de la competenciaperfecta o pura era una excepción rara nrás que la regla general, y que el organismoeconómico, especialmente en casos de costo promedio decreciente no funciona comobajo la competencia perfecta o pura. De esto surgió un nuevo cuerpo de teoremas, lateoria de la competencia imperfecta (Robinson) , o monopolística (Chamberlir)) , cuyasplincipales caracteristicas plesentaremos en forma sumaria (Parte V, cap. 2 de laHistoria\.

Variedades de Ia itt.diferencda. A pesar de las protestas de Pa¡eto y de otros, los teó-ricos de la generación Marshail-Wicksell emplearor: indiscriminadamente el conceptode utilidad nrarginal. Durante los años de 1920 a 1930 este concepto quedó rápida-¡nente desca¡tado y su lugar lo ocupó ei planteamiento de la "curva de indiferencia".Las tazones que explican este cambio y las ventajas del enfoque cle la curva de indi-Ierencia se¡án examinados en fo¡ma ¡esumida (véase Hicks, Valor y aapitnl) [Parte IV,cap. 7, sección 8 y Apéndices y Parte V, cap. 2]. Las consecuencias del caráctel tran-sitorio que tuvo la teoria de la utilidad marginal para la Econornia del Bienestar sola-mente podemos examina¡las en forma superficial (Parte IV, cap. 7, Apéndice: NotaSobre la Teoría de la Ut i l idad),

Otras mejoras d.el aparato A[,arshall-Wichsell, Con e1 aumento del rigol cientÍiico yespeciahnente con el uso cada vez mayor de las matemáticas en el campo Ce la teo¡iaeconómica, los teóricos han podido clesarrollar, en los últimos 25 aíros, muchas de lasdoctlin¿s enseñadas por trfarshall y Wicksell y corregir otras. Ejemplo de esros des-arrollos es la teolia de la srxtitución, que crcó el concepto de elasticidad de susti-tució¡. Esta concepción es útii para exponer en unas cuantas lineas mucltos problemasque.llenaron páginas e incluso volúmenes en el pasado (por ejernplo el problemade la influencia de las máquinas sobre los intereses dei trabajo). Las correcciones que sehan aplicaclo fundamentalmente a la vieja teoría de la producción, lo han sido por

medio de un análisis más riguroso de las características de sus funciones (Parte IV,cáp. 7, sección 8). ¡

c) Dindmica ecor¡ómica. Decimos que una relación es estatica si conecta las canti-dades económicas que se refieren al mismo momento de tiempo. Asi, si la cantidadde un producto demandado en un momento de tiempo (ü) se considera dependiente delprecio de este producto en el mismo momento de tiempo (t) , ésta es una ¡elación es-tática. Decimos que u¡ra relación es tlinantica si conecta las cantidades económicas quese refieren a dilelentes momentos de tiernpo. Asi, si la cantidad de un producto que seof-r'ece en r¡r1 moÍrento cle tiempo (l) se considera depencliente del precio que pre-dominó en el mornento de t ienpo (ú - 1) ésta es una proposic ión c l i ¡ támica. Istasdcfiniciones de los ténninos "estática" y "dinámica" deben distinguirse cuidadosanrentede otras que se han empleado también y que a veces se usan todalia. Ll sistemaItfa¡shall-Wicksell era esencialmente estático,

La importoncío de una leorío dinamica. La necesidad de desarrollar una teoriaa

I \TRODITCCIó¡- r PLAN 305

t l inár¡r ica c iescansa en tres hechos: - l ) es evic lente que la malor pal tc r le las cal l t i t laclcs

clemiiuclaclis y oflecida.s, tanto cle pt-oductos terminatlos como de {actores de produc'

ción, así como dc precíos e ingresos se relacionan e¡ realidad cou otl'as cantidades

económicas que no pertenecen al mismo momento, sino al pasado o al futuro en pers-

peciiva, Es especialmente obvio que los monopolistas deseau elevar al nráximo las

ganancias, no sólo de momento, sino durante algún tiempo' 2) No es tan obvio, Pero

err todo caso es cierto que esto determina notable dilerencia en los resultados. Si pt'es-

cinclimcs de la hipótesis según la cuai cada elemento cle la econo¡nia depende sola-

mcnte de los demis elen¡entos ta1 como ellos se Plesenta¡ en el misr¡o ¡¡lornento de

tieurpc, apalecel'ál resultados .completrmente distintos y fenórnetros co;r:pletametrte

nu.ür, pór ejempio, el fenóm{,no d.e las fluctracionzs enr)éget't.as. i) Finahnente, la

tarea de desairolilr u¡ra teori+ Ii¿1¡1¿ttt1.. es muy dilicii y no Puede lograrse simple-

mente agregando ci¡cunstancias cualificativas dinámicas a la teoría estática. Elia re-

quiere ni er;s técnicas y plantea problemas fundamenrales especificos. Ejemplo de las

nuevas técnicar reqr.ridir es la teoria de las ecuaciones diferenciales. Ejempio de

los nuevos problem;s fundamentales es el equilibfio económico que, si se co¡rsiclera

clesde un puuto de vista clinámico, aParece a la luz de un nuevo pt'isma.

Ltna ilush.aciót'¡: eI pr.oblenta d,e Ia tele tLe ataña. cuando ios granjelos obselvan los

precios cor.rientes, por ejemplo, de los cerdos y de los forrajes, se decidirán a Producir*ár o

-enor cerclos segúr"r que la cria de cerdos sea o lio lucrativa en esta leiación

corrienre enue los precios dél cerdo y clel forraje. Pero esta decisió¡r no ¡:uéde -teperefecto antes de quc-transcuna un determinaclo periodo de tiempo, La oferta rtsultqute

cle cerdos llegará entonces al mercaclo y c¡mbialá la relación Preexistentc entle los

Drecios del ce;do v dcl for.raie. Esto plovocal'á una nueva decisión cle los granjeros y

asi sucesivamerrre. Este "ptoüle*" de la te la t le araña" o "c ic io del ce¡do" sct ' i i e¡ant i -

naclo, sobre la base cie supuestos simplificaclores, Pol' nedio cle un sencillo diagrama.

Un probiema similar es el denominado ciclo de coustrucción de barcos estucliado por

Tinúergen (lVeltwittschaltliches archiv, 1931) . (Todos los problemas esbozados.en esta

confelencia sobre Dinámica Económica se estudian en la PaIte V, cap. 4, de la lJlstot'ja.¡

cI) Analisis del íngreso, Tenemos un grall interés científico ett reducjr el nilnrero clc

hs lat'íables económicas con las que tellemos quc r'érnoslas. Si tratamos cle folmulal la

ecuación que dete¡'min¡ e1 equiiibrio esthtico de nrillo¡les de empresas comerciales y

de familias, jamás loglar'íamos realizar la tarea, Especialmente jamás podremos-IeI¡¡ril

las estadísticis que seiiun el complemenro necesario de tal sistema. Esto sugiere la iclea

cle reducir el nún.rero de va¡iables a unos cuantos agregados sociales. La idea es mu1'

antigua. Descle el primer momento los ecoltomistas han tratado Cle razonar sObre el

ingréso nacional, sobre la suma total de los salarios en escala nacio¡ral y sobre supues-.

tos análogos. Pero hasta el ¡iitimo cuarto del siglo no se desanolló sistenráticamente esta

iciea. Es il.ro que estariam$s en una posición nrucho mejor para aplicar' la teoria a la

estadíst ica y la istadist ica nl ' lu teoríai ; , prro todos o pala alguuos de nuestros f ines'

nos lirnitamos a variables trles como Ingréso Nacional, Consulno Nacio'al e Inl'ersión,

Cantidad de Nlonecla, Empteo y Tasas cle Inte¡és. El'a¡rálisis que t¡ata de.hacer esto

se <lenomina trIacroattdlisíi (R. Frisch) . Como quiera que ¿1 Ingreso Nacional es la

variable ceutral en la clue estarnos esPecialmente interesados, es también denomírlado

.in¿i/¿sis dcl Ingrcso.La teoria ke1,n¿5¡urrn. Ll sistem¿ teórico que tul'o rnás éxtto eutre todos los qile 5e

han inspiraclo én este cleseo de simplificar la estluctula de la teoría económica es el sls-

tema estático asociaclo con el lrombre de John \{aynard Kelnes. Irluchos otros se han

construido también, por, ejemplo, por AmJroso, F'isch, Kalecki, Pigou, Tinbergen' Vin-

ci. Lord Keynes utilizó solamente cuatro variables en forrna expiícita: cantidad de

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306 CO\CLUSIÓN I\TRODUCCIÓN \ PL.AN 307

ciatnos sobfe el valor cle ias rnismas, Una cosa debe tenerse en cuenta' sin embargo. La

teoría económica ,le nuestra época y de toclas las épocas {uturas jamás 'r'olverá a ejercer

fescinación en e' gran publico como la que ejerció cuando ela comprensible para toda

perso,ra culta, v cuando parecía estalrlecer directamente "leyes eternas" y reglas Prá¿-'-icas, ir'do el mundo puecie comprender a A. Smith. Solamente los esPeciaiistas Pue-dcn ccmpt'ender el cálculo matriz y las ecuaciones funcionales. Todo ei nun¿o eslá

inte¡esado en el librecambio o en el proteccionismo. Sólo los especialistas están int€-

re.aCos en los problemas de la cleterminabilidad y d, la estabilidad.Ll I,rogrcso d.e la técnicu. Lo único que puede afirrnal'se con segulidad resPecto a la

obla dei peliodo que estatlos expiorando es que le rcoría de 1945 es notablemente

superior a ia teoría de 1900 respecto a la técnica. Los resultados son nrás responsables,.

las prucbas son más rignrosas, Esto significa también, en sí mismo, m¿js ¡esultados

y lesuitados más ¿s\ecialtzado.r que se ajustan mejor a ia variedad infinita de las con'

figr:raciones de la realidad económica. Al mismo tiempo debe admitirse que ideas fun-

damentalmente nuevg han laltado casi en absoluto. Son muchas más las ideas que

hemos l.reredado del periodo ¡.nterior y generalmente las presentamos desde un nuevo

punto de vista, pero hemos agregado poco de nuestra propia cuenta, Como ejemplo

sobresaliente, examinaremos en fonna ¡esumida la teorla de los Ciclos Económicos, para

demostrar que toclas las ideas esenciales habían sido desa¡rolladas antes de 1914 (Pat"

te \ / , cap. 4).La tcoría económica al ser¡icio de la política econónica. La teoría moderna ya nc

trata de clemcstrar que el liblecambio es la política justa eu todo tiemPo )' lugar. Pero

pone- de rnanifiesto ,nucho mejor que pudir'ron hrcello Smith o N'fill, cuáles seráu losefec¡os de rrna determinada medida proteccionista sobre :os intereses de todas las clasesde la sociedad. La teoria modeina ya no trata de probar que !a competencia perfectaes un ideal. Pero puede poner de relieve cuáles serán los efectos de determinadas des-

liaciones de la competencia. La teO¡ía moderna va no recomienda el ahorro en todas

ias circunstancias. Pero da a la p,,1ít!c¿ económica una <lescripción completa dci pro-

ceso r'lej ahorlo y de los efectos que diferenres clases de ahorro producirán e:r I:r srLr;,,-

c ión económic:r de r ,n pais Podr iamos ci tar muchos otros ejempros Par l ( l i , : i i { ' : i ' : . :

que los teór icos modeLr ' ¡os están desa¡rolhndo un aparato que, c ier 'arnelr t . .1:¡ lo ( \

tan sencilio, pero que al fin prestará a la polirica económica el tüisnlo senicio quc l.física teó¡ica presra a la ingenierí:r

Planificación y socialinno. Lo que acabamos tie decir puede aPlicarse a cuilqtriercli,se de planificación económica. La teoria económica está desarrollando ientamentelos instrwnentos mentalcs necesarios para "racionalizar" la plani{icación y para decira los planificadores lo que deben hacer y lo que no deben hacer para lograr determi-nados fines. Si una sociedad socialista se define como ia sociedad.perfectamente Plani-ficada, podemos decir adcnás que la teoria.moderna está constrüvendo los cimientosde un verdade¡o sociaiismo "cientifico". (Parte I\I, cap. 7, seccir5n 5.) Decir que la

teoría pura no tiene interés en la práctica es tan poco razonable como decir que la rne-

cánica pura carece de interés para ia fabricación de las rnáquinas que necesitamos. Losfines en si mismos, es decir, el tipo de sociedad o cuitura que deseamos, debernos ele-

girlo nosotros mismos. Ninguna ciencia puede hacer ot¡a cosa más que indicar los ¡re-dios de alcanzar lo que apetecernos.

13. Tnesroroo Y PATRoNEs]3

En líneas generales, los principios de 1o que a mi juicio es un nuevo peliodo

' :' i'a

moneda (depósitos), consumo, i¡r'ersión y tasas de interés. utilizó tambié¡ er ingreso.pero este es simpiernente idéntico ar consur¡o más ia in'ersión, ¡r il;u.l J. -p...io,

queda elinrinado en función der uso de ",nidades de salario,, u horas de *aba.iá en erque se expresan todas r¡r ca¡tidades. rl empleo queda sordado al ;rrgr.* .;''i"n.iondel supuesto de que el mismo es esüictamenre pioporcional al ingrü .rpr.odo .nunidades de salarios. Las variabres se asocian o,iaiu'n,a tres ¡elaciones: ra función depreferencia^de liquidez, la función. de consumo (que implica el famoso .,mul;.iplica-dor"),,v Ia función de inversión, todo lo cual e*plille*o, b¡evbmenr:.' Discusíón de Ia teoría hc1,n¿t¡oro, Ke¡,ne, p.esentó su teoria comc un sisrema r¡¿-cr.oes,t(iuco'. Pero puede con'er¡iLse e' u., sisrÉma macrodir,ámico ,in *"yo, áiiLurrua,l\Iucho más se¡io es el hecho. tl9 que Ke¡r,es supuso no sólo que los métodos deprodr'rcción perrnanecen inmutablés, ,ino tuÁ¡ién qire la cantidd.d t. .qr1po iJuurirrno varia' Esto.restringe su ahálisis a periodos de tiámpc muy coftos (3-t0 meses). Ade-nrás, cor¡o quiera que er cambio recnológico es la esencia

Sr p-*i" ."i'i,rriri" y r,luente de donde su'gen la rnayor parte di sus problemas, este supuesto excruye las ca-racrel'isticas salientes de la realidad capitalista.La novedad de ia teoria de Keynes iobre el ahorro consiste simplemente en esto: an-tbr de Keynes, los economistas icosturnbr"bun u Ju¡

.1":,h:rrái';;: l'"r.,i." j" qu e. ahorra n. r."n.,,r p,lroot *lJll'f.rÍl t;#f

ilf T:1.:,::1..i':t:l_.:i-precisa de rn\¡ertrr y que, una vez que han lho.r¡d'o, fr.á.í-á..tit. ,"¡n'errir', srno conservar sus ahorros en fo¡ma cle áine¡o ('reorio geieral de Ia ocupa-:::,r:.:l-.:i:t:n^'l!t

dírtc1o, t936, pp. t6b-66) . Las caracterísricas peculiares cte su teorjaoer lntel'És descansa' soramente en esto. per.o el ahor¡o sín in..,érsión se da sola¡nenreen épocas dc depresión nrofunda. es decir. . , eño cacr¡ cr iez como p;";; ; J. 'p.. io-dos largos.. Fl cóncepto t. :lt:i:,]:t" -.r!ir.i

a.i ..pi,rr ," ;;;l ._tr_"-qrJi,

,i.,".p'od'ctividad marginal del .apitar, pero ese,ncialmente expresa los mismos hechos.T.a teorlade Keyres sobre los salaiios es inte¡esanteexplicación á.r a.l.'ai."'pr¡manente como argo di,,if:"'q;,.., AlHr!::tnil::'#;no solamenté-por medio der supuesto de queias tasas.le ros salarios en dine¡<¡ sonri'¡idr' ! rrrclie ha rregado jrmás que e) deienpleo puerl:r persistir rn¿.t;ni¿on'.rrr. en

lll éxito de ra teoria heynesiano, ya hemos f i:to que, iundamenrrlmente, Kel,nesacepta el aparato marshalliano de Ia teoría económica y que solrrhente hizo un reaJusreen algnnas cuestiones. pero estas cuestiores fueron muy import.lntes para la exprica-ción de la depresión del añ' 1930 y..sigu.ient., i,, p"i ío t.,nto, no páJiun-,o.*, a.at¡ae¡ la atención' Además, -¡u.-senclllo"sist.rno ijuá roma en consideración solamenreünos cuantos agregados, e¡aJácil ae ao*ina. f-al ,'gu;r,o.nr. fácil manipulación. par-

tiendo de estos erementos de éxito centifico'debeios distinguir un elemenro muchomás importanter de éxito porltico..K..yn-.r prr.fir-pt.r.nrar er argumenro cle que ela.orro' la gran virtud que ra mayorla de ros economistas br-;gueses a partir de A. smithin adelante habían elógiacio siempre, eLa ¡ealmenre un ryicio en el que radicaba laca.sa no de la formación der-capitál sino clel desempreo y $e la destrucción del capital.Tl,?

n"u]o, a, mu1*ra. gente que, por otros motivos, dejaron de creer en los r.alores(¡c ra socleoad capltal lsta, l ,asi hicieron de ta doctr ina-kel lnesiana _no con una IógicaPertecta- Ia bandera del ¡adicarismo económico. (Tocros los prnto, ,urient..-i. .r,uconferencia sobre er Análisis de I'g'eso ,. .n.oniror.¿u desa*ollados en la pa¡te v.cap'5, . ,Keynesylatr4acroeconomliPol í t icaJt loderna' , ' )e) sunario del curso. Es imposibre pre'er lo qre penJurán ras futuras generacionesde la obra hecha en el campo á. lu ,.Jri, ..o"¿ii.^i.r¿. 1920 a r94b. podemos ex-plorar las cuesriones que la posteridad tendrá qu. *¡ui.i.., pero no podemos pronun-

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308 CO¡-CLUSIóNiNTRODUCCIÓN I PLAN 309

de le histolia clel análisis econórnico, datan de la prirner-a Guerr.a l{unclial.Pero._esto fue una coincidencia. Desde el punto de' isra causal aquella guer.r-amundial t'\¡o poco que ver con las nuevas tendencias, eue, de heiho, erirpeza-ron a manifestarse anres de lgl l . Ei públ ico, por rupueiro, estaba bajo l i i in-pr"esión, corno siempre sucede en toda época de acontecimientos tr.asienclenta-les, de que los fenórnenos económicos que obser'aba eran con'ipietamente origi-nales, inauditos, y de tal natuialeza que trastornaban totahlenté los esquemas cleia ecanr.rr lr ia lnalír ica. \ ' pala cielta gcnre lesultó ulra nue\.a exper. icncie clcj .rr-de ser rico

' conr,'el'tirse en pobre en tanto que otros sarían de li pobr.eza irar-a

coll\¡eltirse en ricos; algunos vieron cómo los politicos se hacían cimpeonei clela delensr de slrs iuteteses en tan[o que hasta ei l tonces aquellos intereses I labienperrnanecido completamente ignorados; otros vielon cómo sus intereses sufi.ianlos ernbates de los ataques que lanzaban los políticos en contraste con la situa-cióq anterior en que los políticos solían defenderlos, pero ningúu hecho o pr-o-ceso económico susceptible de observación durante la guerra y sus consecuenciasen la fase que sigr-rió a la paz tenía nada que enseñai al economista científico.Los procesos in{lacionarios_ en parricular se ajustaban bellamente ai más viejode todos los esquemas. No hay que extrañarse de esto en absoluto, La economíaes una cidrcia sulnamente insatisfactoria. pero podría ser mucho nrás insatisfac-tor-ia de lo qr.re es si acontecimientos tales .ornó una guen-a, a pesar- cle su am.plitud y ca¡:icter- destt'uctor, bastase par-a trastornar sus enseñanias.

La inclependencia fundamenral dé ias infiuencias de la guerr-a respecro a losplosl'esos que produjeron un nuevo periodo del análisis económico, puede es-tablecerse cou facilidad, enumerando aquellos plogl'esos. [,n primer iugar, lariqueza sin pr-ecedente de hechos estadísticos. Lr.r segundo lugir-, se regisrr.aronnuelos resukados producidos por ei funcionamiento del viejo aparato. Etr t.r..tlugar', el desan'ollo de la dinámica. En cuarro rugar, la nuéva ielación entre lateoría_ económica i' el r¡étoclo estadístico (Econometría) . Estos cuatro aspectos-e'idenremente interdependientes- de la obra contempoi-ánea serán &ami-nados en ios capítulos siguientes. r,l resto de este capituló será dedicado al es-tudio dé un problema de "ambiente".

Nuestra época es una época de transición, no sólo en el sentido de que cual-quier época es necesarianenre de transición, sino también en el sentidó espec!fico.definido por la rapidez, y por la percepción universal dE expectativai decambios sociales e{ectivos v en p1'oceso, de Carácter básico. po-cos negarán esto.será con'enien[e formu]ar en seguida las dos fornras en qu. uqr_r.I hecho sep1'o)'ecta. en la obra científica de nuestro campo.

l o pl'llltero que se nos ocuü'e a la mayor palte de rlosotros son los nuevospatron€s y los nuevos problemas. Pero en lo que a esto se refiere, es más impor.tante da'se cuenta de la medida en que ellos no son más que viejos amigos conuna nr-reva \¡esridura sociológica que ha de poner de manifiÁro la medidain quenosotros nos enfientamos realmente a llue\¡os problemas científicos, por prilici-pio de cuenras, pode.rnos repetir respecto a la reciente histor.ia económica I'o qr,reolJlmos lrace un mornento respecto a Ia historia económica de la primela Gue-rra | Iundial. T,os pnrr-oues sociales, la pol i t ica económica 1'de otr.ó r ipo, las si-tuaciones económicas, son todos aspectos completamente clistintos, paro arto no

irnpl ica en sí mismo que los nuevos pl iucipios económicos se:rn suSeridos por

ellás o necesar.ios par.i cornprenclerlor. De iounett que la polirica..extra.'jet'e,

ro,rto eco,rón ica ómo de óua Índole, que hie'e al viejo y bue' liberal cuai

llue'as hetejías, y que pat'a los observaclores más eutusiasras resultan glancles des'

c.br.imie'rós, pireceríin, como hemos dicho, sumame'te familiares a t\'falynes y

a \,Iisselden. Ei contrato cle u'abajo ha dejado de ser' "lible", Pero no solamente

]u*ar io ha sido, salvo clurante intervaios-relativamente coltos en el curso de la

irirtoria, sino que tampoco eSto significa un problema nuevo Pal'a el análisis;

iááo ro'qu. tieire que iracer es acioltar un moclelo dife¡'ente extraído de su caja

¿e her.rainien,"r. iu, dáclivad, políiicas -pagos ¿e fo'dos públicos a detet'nri-

nados grupos que no aorr.rpóná.r, a ser.vicios especificos- son una caractet'ística

sobresu-liente cle ia sociedacl moderna; pero no eran menos importantes en la so-

ciedad de Luis XV: el hecho cle que Iós receptores tuviesen diferentes connota'

ciones de clase es, para los efectos de un análisis pulamente econÓmlco, menos

importante de 1o que parecería a- pt'imera vista' -{migos ,v enemigos del N ew Deal

estuvieron de acuirdó en considérarlo como algo nuevo. Y er¿ uuevo, en e[ec-

io, an *¿, cle un sentido. pero no en eI senticlo en qu€ rloso$os Io entende-

*ol ptalti.omente toda medida comPrendida en aquella ton'1sYt lllllt.'ktoobser-v"cla y perfectamente analizacla antes. Pero no es esto todo. Existen acon-

tecinrieutos posibles que poch'ian crear situaciones históricamente nuevas' La

completa estructura socialiita (no bolchevique) adoptada por ia rnoderna socie-

clacl|iclustr.ial, es u' ejemplo, Pelo para el ecottomista no preselltaria-un nlre\to

oroblenra. La teoría cté ,iia e.ononiíu socialista está )'x elabor';rcla, ¡:leuanrente

;l.br;; *-p"ri. pot los economistas burgueses ert una época en que rio había

esPe|anzaop.t ig 'oclequelaslucubracionescleiateor. íapura. jarnástu ' l ieranaplicación pü.tño. En este aspecto, los economistas eran süperiores a su rePu'

tación.Sinenrbargo,existenpat ionesyproblemas-quesonanal i t icantentenuevos'¡ ' t l '

tre ior .¡ern"plos, podíi haber mencionaclo 'ei abanclo'o del patrón oro", ia

J*uiuu.i¿",'ra áeireciación, el control de cambios )'otlos.aspectos de manipu'

laciones monetarias .o*o ."ro, cle arclides tlaclicionales; sólo que -estos

aldides

,- ,o, i . ,npr l .eran..honrados' 'yc leaquíquese]esconociesencondiversosnom-b;J p;" halagüeños. p.io .rto ,eríi coirecto sólo en Io fu'damental,

'o total'

mente. Por nuestra partq¡ observamos otl'os aspectos de los mismos que no se

habian observodo ut-trar,-{,hernos aprendiclo o 'o'onut

sobre ellos en formas di

Ie¡entes. Además, lo tao',!" tiende -en Parte intencionalmente' pet'o. muchas

más veces inconscientemente- a especializai-se cuando por un convenio tácito.

los teór.icos buscan clurante mucho tiernpo los mismos Pati'ol]es .soclales y €co'

nómicos. Sus características se dan entonies por sllPuesta.s' ;-. mr'rchas ¡toP::ttlo

nes se estructulan Parir aiustal incluso i :rs lnenos persisterttes gt^:: t^ui ' , : t ' t t

bencos centrates son práciicamente deparlame'tos clel tesol'o: sl otlos Dancos

lian perclido casi toda {unció' salvo lis fn'ciones bt¡t'oct'áticas cle checlnes en

.i.l,iuo 1, cle cornpra defono, gubernamentales; si la tasa de inter'és en el tner'

caclo no significa gran cosa 1' 'i el

-mec"nismo,clel mercldo cle clinero J' de I'a-

lores se paraiiza sustancialmánie; si el móvil cle iucro rle la familia indtrstrial

se desvanece ,.apiaunte*ie;-tit,,,pft"a* a sueldo aclminist'an las ernpresas más

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310 CONCLUSIÓN

impoltantes; si la economía y la inversión privada han dejado de funcionar ysi la generación del ingreso en función de los gastos gubehnamentales se con-sidet'a como eiemento normai del proceso económico, en el que el gra'r'amenfiscai absolbe los ingresos más altos, etcétera; en tales casos, la impoltancia re-lativa de las diversas piezas del mecanismo capitalista se ve afectada de tal modo(muchas de las piezas no funcionan fealmente, mienras que offas de las quecon razón podía prescindirse antes asumen un papel predOr¡inante) que todoslos campos "aplicados" adquirirán na:uralmente una esffucttrra completamentediferente. Y los teóricos leajustarán Ios acentcs puestos pdr eilos en sus les-pectivos modeios y elaborarán algunos de ellos en forma más completa, en rantoque prescindirán de oüos. Pero es importante darse cuenta de que esto es todov'que, desde el punto de vista de la técnica analítica, sigrljfica mucho menos delo que el profano tiende a creer, il

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Ceríruro :

LírLcas c|c clesarrolio que surgen del aparato l\'Í'a¡shall'\4iicltsell

11. L,r rEonle MoDERNA DE LA co|lDucrA DE Los coNSL\rIDoREsy tA "NUEI'I" TEoP.ÍA DE la rnoouccróNl

Le rtonÍ¿ modelna cle la conducta cle los consumidores se desai'rolla casi iL¡tai'

mente cl¡r'aute ei último cuáIto de siglo en lo que se refiele a la doctriua quc

actualmente usa _\' ,.tns!ña el sector de los profesionales cle ia economía qUe se

interesan fur-rciamentSlmente pol la teorla en tal sentido. Pero lo que se desarro-

lió y está desarroli¡.ndo consiste en métodos v resuitados, asociados fundamen'

talme¡te con la ob¡a de Tisher, Pare:.o, Barone, Johnson \', si r:.' tetremos in-

conveniente en aglegar un artículo que Pelrnaneció prácticarnente desconocido

dur.ante una década o nrás después de su publicación, con Slutsk,v, Esto significe

que las ideas fundamentales estaban preselltes antes de terminal la plimttl (iue'

na Xlundial, no en lorma de sugestiones e¡ embrió¡ solameute, sino bir. ' : : l : '

bolaclas, fundamerttalmente por autores de i : ,ma inteUracional. en iLl"rr-3' i l . i ' . -

sibles, tendríamos que creel, Pal 'a todos los teóricos Pfolesionales. - i i ' . , l l l : ' leteníau o,ue sumel'girse en el proceso.-ser aclaladas, arrrpl iadaS, apl ic: ir l r : ; ' i i "cl¡-

tualmerrie endet'ezadas. Pet'o había Poto que agr'igar a las mismas c¡ -.1 :''urliera

considerarse fundamentalmente nuevo. La situación era. mu): p:recida a ::t sirlta-

ción cle la industria automovilística: a pesar de todas ias mei'.-,r^as l de nuelos

disnosit i tos que puedart int ioducirse elt ut l auio de motor l ' )c. iert ' { t . éste el¡ : i

s iC- te s icrdo el ¡ l is l ; lo catro de motor de l { )14.1 L: iactam¿n',e l ' , ¡ r isnio ¡alc : : , : : l

io que todal i :r puede i lamat'se ia t tuei 'a teoría de i l , pi ' ' - idr ' : i ,"n l el co-lcc' ' l ' r

cle elast icidad de susti tución es bien i lustrat i tn, uo solarne't te t .e ln qrte se r ' ;r

hecho. sino taurbiún dc lo que podia l iacerse ett este camPo el l c,ctc:mit l ld: ls

circunstanci a s.:LIn histo¡iador inspirado pol las obset'r'aciones relativas a acontecimientos si-

milares del .¡as:rdo, podía habel esperado que Walras hubiese peldido el barco,

esto es, que s r obl'a, en uüa época capaz de comprenderle al fin, tendría que

haber sido lanzada al limbo donde yacen las obras gue, no apreciaclas debida-

menre en su propia época, fueron condenadas por rnotilos de imperfección téc-

nica de su apalato cuando les llegó reahriente su momento. Tal no sucedió, sin'

embargo. La- obra relati.r'a a la conducta de los consumidores y a ia. pl'oducción

que pueCe ajrrstarse en su sistema y que, er. ¡:r'te. fue ajus"ada por Pareto, en

lugar de impedirle ocupar su verdadero Puesto, p:'odujo más bie¡ un sistema

rt j l lasiano modet'nizado. Este pioceso se extiende desde 1924, cuatlclo l Íot l tantat-

ical GratLnt,ittorlt ol Econontics, del prolesor Borvlc,r', hizo del sistetila cie equiii:

blio de \{¡alras algo intelnacionaimente accesible -modernizándolo va en mu-

clros aspectos- hasta 1939 cuando Ilalor 1' capítal, clel profesor Hicks o las dos

pr.imerás Partes de esta obra, completaron la iarea., En cielta medida este liblo

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3i: CO\CLUSIÓ], i

r l l \ . , . l l é: l i ro bien <lcf ini t lo ar deserrterra' ros pr-oblerrras rr.alr. l r : iarros del queel luisllo \\/alras lo se había clado cueuta. \., eler i)afre iucle'clienternerre, se puso e' libe¡taci iliT;:: ffit'ir,:t::t:;*::;rres de la t¡ue sirnplerne'ie,'leár.é por su nornbr.,i",

"Urrr-¿.'f".iS.,-"ü.,r,.r,Iíosak y -iólo el últittto..,tun .ránclolos por olcieu alfabérico- Sariruelsor. Gr.a'pa're,o..la l[a)'or pa'te cie.esta obra gira e' to.no a las cuestiones rle ]a deter-:i::',:lllt1"1 .y

a, tas cultllnes de esiabilidacr y asi constituy. .r gl,,.,J a. ruoDra de nuestra época en el campo cle la teor'ía funclarne¡rtal o incluso Gru¡t.c[..a.ge ttlorscltun g..

[2. TEonÍe DE LA Er*REsA 'NDIVIDUAL

y DE LA coNrpETENcIA [,Io\*opóLrcA]

Es igualmente impor.tante, sin embargo, y mucho más importante respecto a iaaplicabitidad ciireira a cuestiones- ptáil;, ;;-;;; lo ra*o, a ros cor-rocimienroseco'órnicos en su coniunro, otra rínea de desairorlo qu. orr3.trr",o*i."r".g. o.Nlars'all, la Teoria de ra Empres"_r"oi"ia""r-y e'relación con eira ra reo¡íaclé la Competencia x{onopóliá o Imperf..tJ 'ro¿o ;f ;;;"d"'r.0. ;; ""

,ue'a arn'a del rnecanisrno anarítico di los economlstas ra agfegal.on, e' form¡.sdifere'tes, los autores norteamericanos e irgleses que trabajaron co. ]iberracr,p.Lreba 'rotoria

de ra necesidaci interectuar, irar-q.,. pr:ácrica, de esre tipo cle¡rol ia. e i lust¡ ación no r l renos noror i ¡ . to h"" , . ^ , . : - : . . : . , : ' ; : : ' , : ' " ' , ' ' , " f .cióncientirica;;;;J;üil::l'trü,hH.;,ff ,'.I"1T.,':,.i:1i.i,:;,;'J,J;:

senrejantes de desar'oilo.¡ E' ros nstados unidos surgió za teorra ie lil compe-tctr(ia n"Lonopólrca, súbitamente, debida ul p;;¡;r E. H. crramberrin, en r933 61'alca'zó ur éxito correrativo que se debió tanto a ra fuerza 1, brila'tez de s.exposición como a ra madurez iientífica, La obra prete'clía reco'struir er con-jLrrrto cle la reoría del varor mezclando "

r""¿]."¿,i ro, ,."ri"r-á.Jr""""rii" ,de.la competencia hasta entonces separadas. y no {l¡e esto toclo. pr.ete¡rdia ta:'-lrié* enseña' una rue\¡a ,t;ertanschiuung ..*iii.u clescle cuyo puuro de visrapr'ácticamente todos 1os p.oblemas a.otZ*i.o, uparecen a ra ruz cre un nue\,ol.rLisrna' En todo caso, ra-aportación original *ártiroporturrte cre la obra _crn_tenida fundamenrarmente en los caps. i-l ro¡t.-a;t.-r.r.i^.i¿r"¿. ;;;;", .,costos de

'enta- encont.aro' escaras disidencias. en ro furyiameniot, oun"quácieltamente encontraron algunas. p.ro ,o¿u

"rl-iestas apot'taciones siguió sus pasos. rtela$ra que amplió y aplicó

En Irrglaterra, Econorn,ics^of.j:.!::.trr, Competítion, de ia señora Joan Rob-inso'' tarnbién en rg33, encontró unos profesioirares rnás preparaclos ), por unas'

otl'as razones, su éxito fue menos espectacular. Como va sabemos, pie¡o Sraffa,en 1926, había lanzado ta jdea. de que.la. up.iu.lOn u iu ,loriu-¿.i *""áo"Uoera el remedio para hacer frente a lis dificuitades sobrp situación de ec¡'ilibrioque.habían surgido e' ¡eración con ros ,en¿i*iáro, .r..i."i.""ar"r;.;li; ^r,habia suge'ido ;'a q'e las condicior:es reales de Ia industria en ge'erar radrcanen la zona i'termeáia entr-e el monopolio y i" iornp.r.rrcia y que, puesro queera la teo'ia de ra competencia ra que pledorninaba e' er calrpo, era eutoncesruecesa'io "r'orverse rracia ei rnonopirio;.- ¡i'irri."o" que er moropolio así r!

LINI,AS I,N DES.\RROLLO \I.\RSH..\LL.\VICKS]:LL 313

belaclo "cle su jaula incórnoda" lRobinson, ob¡a citada, p. 4) en que liabía

estado, aislado clel cuerpo i¡tndaneutal del análisis económico, la señora Robin-

son propuso leconstruir Ia teoria del valor dejando que el rnonopolio -"se

tra'

gase-el ináiisis de la competencia", siendo cada etnPl'esa un rnonopoiio,. esto

ás, un Yendeclor único cle su pr.opio producto v apareciendo la competencia en

pequeiras porciones hasta que ilegamos al caso limite en que ll gran número

áe erto, r,éncledoles únicos de productos perfeclameute sustituibies venden en

un mercaclo pelfecto, y la demanda de la proilucción de cada uno de ellos resultr

perlectarnente elástica, que q ei caso usualmente descrito como representación

de la competencia pe|fecta (pbra citada, p. 5) .' Debe hacerse notar que. este

concepro del rnonopolio ito re'i el tradicioná]. De hecho, el concepto tradicionalpuedé definirse en ior*u satisfactoria solanrente en función del criterio que ad-

mite la aplicación de ia teoría del monopolio, de Cournot-Marshall. Pero_ esta

teoría, a ir, r'ez, presupone ia existencia de una curva de la demanda deter-

rninada inclependientenente e inmune a las influencias de otras empresas sobre

la condncta de Ia emplesa tonrada en consideración. De aquí que la teoria tra-

clicional del monopoiio sea constitucionalmente incapaz de "tragarse" ningún

caso erl qrie estas influencias no pueden menospieciarse, y cle aquí que el cou-

cepto tradicional del monoitolio resulte inaplicable.

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CONCLUSIÓN

Esbozo áet tJesanollo cn nuestra ¿bocaI

r ' Capítulo 1

[No quedó terminado; muchas notas taquigráficas y a continuación un periodo que em-pezaba: "La otra forma en la que la percepción del cambio efectivo y en perspectila influyeen la obra c ientí f ica. . . ]

r [En gran parte, J. .{. S. ya habia hecho esto en la Parte IV. Se ¡ecordará que al esbozarel plan del libro en la parte I, escribió: "La parte IV presentará una exposición de la suerteque corrió la economía analítica o cientlfica desde el final del perlodo "clásico" hasta laPrimera Guerra lr{undial, aunque la historia de algunos tenas (por razoncs de convenien-cia) se prolongará hasta nuest¡os dlas... La pa¡te V no es más que un esbozo del progresomoderno, aliviando en parte de su carga con la anticipación hech¿ en la parte IV a la quenos acabamos de ¡efe¡ir, y no tiene otras pretensiones que ayudar al lector a comprenderla fo¡ma en que la obra moderna enlaza con la obra del pasado",]

: g. A. S, dio un curso de cinco confe¡encias en enero de 1948 en la Iscuela de EconomÍa dela Universidad de lt{éxico, sobre esta materia, que coincide en llneas generaies con lo queintentamos en la parte V (anticipado p¡rcialnente en la parte IV). Lo que sigue es urrbrele ¡esumen de aquellas conferencias, escritas de antemano para su traduccíón al españolv presentadas aquf en lugar de la Introducción y Plan, que nunca quedaron termin¡dos. Elresumen está impreso in €xt€nso a pesar de algunas repeticiones. Las referencias que sehac€n entre paréntesis cuad¡ados demuestran los lugares en que se examinau. los tenas enla Historia. Estas conferencias se planearon, por supuesto, para un auditorio heterogéneoy necesariamente debían tene¡ un carácter más bien general y elemental.]

3 lAparentem€nte J. A. S, intentó hacer aqul muy breveúente lo que hizo para el periodoprecedente en la Parte IV, cap, 2.].

Capítulo 2

1 Aunque c¡eo necesario d.qátac¡r este hecho porque es completamente €sencial ¡"r" aoIn.prender la situación presenfe, no deseo que se interprete mal. Jal incomprensión irlaimplicita, por ejemplo, en óiialquier impresión que el lector pudiese concebir, de que elénfasis en e¡te hecho implica descrédito, ya sea dc la ob¡a de ¡¡ue¡tra época o del glentoque la produjo: un fisico que hubiese escrito en 1730, hubiera podido ser de la talla men'tal de Newton; pero em "objetivamente" imposible que produjese una obra como los Brin-cipia Mathematica (168?). Habría tenido que inclina¡se ante tareas "objetiva" y, "relati'vamente" de menos importancia. En forma simila¡ no es un b¿¡ldón para las elabo¡acionesde Frisch o Samuelson que sean continuación de ot¡as ob¡as, Por el contrario, aobas obrasilustran perfectamente la clase de originalidad que resultaron posibles en el campo de lateoria de la conducta de los consumidores en la época que aquellos autores escribieron:ambas obras contenían novedades, pero novedades parecidas al ootor de auto'propulsión,no parecidas al motor de Otto.

2 Para una exploración general del carácter y usos de la elasticidad total y parcial de lasnbstitución, véase nuevamente Allen, Mathematical Analysis, pp, 341-5, 312, 504, y 512. Elconcepto introducido primeramente en su forma más sencila pol Hicks (Theory ol lilages)

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478 NOTIAS

1932) , ) por Joan Robinson (liconomics oÍ Inperf¿ct competit;a1l, ,1933) , fue inmediara.mente aplicado por ambos auto¡er para la formulación de proposiciories que asl adquierenuna deliciosa sencillez (por ejemplo, véase también J, R. Hi¿ks,-,,Dist¡ibution and r,conomicPlogress; A Revised \/ersion", Reaíeu of [.conomics Studies, octubre, 1936) . Durante a]súnt icnrpo cl .concepto-se hizo por )o mismo mcrecidamente poprr l r r , p.ro.r t" popular idad-rrotardó en resulfar disminuida por los.'hechos relacionados-có'él;isdb de qui esta popu-laridad pierde .una parte de iu sencillez tan pronto como se toman en consideración más

I de dos mercancias o factores y que trabaja con dificultad cuando se aplica a daros estadís-ticos. (Lamento no poder explotar los resultados de la literarura teórlla a que el conceproha dado lugar. véase la discusión recogida en Rnieu o! Economics stzdies, febrero, l!)34y febrero, 1936). otro ejemplo rle esto tipo de recurso es la medida de la capacidad de losmonopolios de A. P. Lerner "The concept of.Monopoly and the Mebsurement of Mono.poly Power", Reuiea ol Economic Súzdies, junio 1g34. jr

3 Incluso en aquellas dos. pa¡res, Hicks hizo mucho más que ilodernizar a rvalras. r,nlo que se refiere a Ia simple modernización, mode¡nizó también a IMarthall, v no enrra enmi¡ cálculos sugerir que la "modernización" describe aquellas dos parteb d.e l:alor t cabitalen forüa adecuada. ?or otra parte, el estudio de Hicks es demasüdo ¡esumido p"." lócra,la modernización de walras y Marshall compl¿tamenre; debe decirse mfu bien que apórrolos materiales fundamentales pala llevarla a cabo.

+ Todavla más que en ot¡os casos, me interesa en este quitar el ecento que pongo enuna filiación histó¡ica de todo cuanto puede parecer subestimación. Esre énfasii paiece'obli-gado por dos diferentes se¡ies de. hechos. En prime¡ lugar, Ir{arshall, no obstante el usofrccuente del concepto de la (pequeña) industria individüal, a la que se refiere csDccifica-mette el) Ia mayor parte de sus diagramas, l re s ido acusado a'eccs de habcr menos-preciado la economla de la empresa individual. pero como hemos visrb, v como el anilisisde su lazonamiento (y de concePtos tales como me¡cado especial o economias inter¡as dclas empresas) puede probar, prcstó, por el contrario una atención extraord.ina¡ia a los pro-blemas de la empresa en particula¡ e hizo sugestiones que, en verdad, exigfa¡ ser desarrólla.das pero que. nos obligan, precigamente po¡ esto, a considera¡ la obra

-posterior, especial.

mente la hecha por -los

marxhallianos, como ¡enovación de su obra. Et1 iegundo lugár, losconceptos de Manhall y el tratamiento de que fue obieto Ia industri¿ en particulai v losrendimientos decrecieiltes por el mismo autor, invitabán a la crjtica: sus mismo. deíectosresulta¡ou fecundos; hablaban con tal seguridad, que la tarea constrtrctil.a de la criticaresu.ltó hecha a la medida para é1.

5 Esto juntamente con el hecho de que en este aspecto tenemos que r'érnosias con unampiio movimiento en el que participan muchas gentes, aunque son müy pocas las que danen los blancos decisivos que Ia historia registra, déstaca todavia con mfs, ciaridad si tenemostambién en cuenta la literatura relacionada con ello sobre patrones oligopolistas. Entoncespercibimos un movimiento simil¿r en los palses nórdicos (véase cspeciilmente r.. Zeuthen"Mellem. Nfonopol og konkurrence", Natíónarohonomisk ridsskriJ; lszg, y probrems oJM,nopory.and E-conomic WarÍare, 1930) y en Alemania (véase von Stackelbery, Itlarch.tlormund Gleichgewichr, l-934, üue mencionó y'anarizó la mayor parte de l[,

"po.?á.ior.i t"nto

alemanas comó no alemanas).e El cap. 8 (sobre Ia distribución) cuyo contenido fue expuesro por primera vez en un

trabajo leldo ante Ia Asociación Económica Americana (en ü ,r¿unión áe Filadelfia, 1933)y qrre. fue después publicado in extenso en Exploration in Ecdhomics,, en hono¡ de F. rv.Taussig, 1936, se agregó. a la segunda ediclón del übro (193?), Et op.-? -_segundo ,o¡r" loscostos de

]gT.b. -q-lgdó suprimido en la .resis para doctor en fi\osofia ontr"g"'d" en Harvard

el lp de.abiil de 1927 para acogerse al tiempo llmite, aunque para ertonc.¡ ya estaba total-mente elaborada. La tesis no difiere en nada esencial de la Iá ed, del lib¡o'y, puesto quela misma estaba en su fase de ¡evisión final varios meses antes, no debe nada al lrtfculo desraffa ("The Laws of Returns unde¡ competitive condition") que apareció en The Econo-mic Jóurnal, diciembre 1926. El autor propuso el tema para una tesis de doctor en filoso.fía ya en 1921, cuando era estudiante d.e- la universidad de lr{ichigan (comunicación delautor)-, A pesar de las influencias subsconcientes que puedan procedár de su primitiva for-fación' marshalliana' tenemos aqur un ."ro notabl. áe originaridad objetiva y subjetiva,

NOTAS 479

v de originalidad de un ,t ipo puramente teórico que no debia nada a la "reunión de laprueba empirica directa", aunque un ' iprincipio-guía" había sido si¡ duda el de produciruna teorja que se adaptase a los hcchos mejor que lo que Chamberlin concebía como teoriade la competencia corriente entonces (comunicación del autor). Parecía que valiese la penaabandonar en este caso el principio esquemático que rige nuestra exposición, especialmenteen esta parte, no sólo por la impormncia del l ibro que -conjuntamente con la Teoríageneral, d.e Keynes 1' con l,'alor ), cap;tü\, de Hick, ry con la aportación de Hayeck-debe sin duda considera¡se como uno de los l ibros que alcanzaron más éxi¡o en la economia

teórica entre todos cuantos se produjeron en el periodo que empieza en l9l8; pero tambiénporque st¡ autor no está como la.ma,vor parte de los autores mencionados en este l ibrO,fuera del alcance de l¿ entrevista i:ersonal. Y eI contacto personal, ¿unque es sólo uno delos diversos métodos para estudiar las formas de la mente..humana y especialmentE laforma en que Ia obra original surge y produce sus efectos, es importante y particularmenteutil para se¡vir dc contrapeso a ios otros métodos. Tres elementos de la obra científicaresultan particularmente qlvios en este caso: la madurez de la situaclón cientif ica; lacapacidad de captrr una idea impoltante con vigor v entusiasmo; y la capacidad de adhe-rirse a ella y de aish.rse de los efectos perturbadores de otras ideas o aspectos científ icos.

í [n su Prólogo e Introducción, ]a señora Robiruon no solo reconoció la deuda conI\fa$hall y Pigou, sino que concedió un gran matgen de crédito a Sraffa, a cuyos trabajos

-tanto la aportación inglesa como la italiana mencionadas en la Parte IV, cap. 7, sección8d- es por lo tanto, necesario acudir en todas las cuestiones que se refieren a su propósitoauelít ico fundamental, Esto resulta más difíci l porque Sraffa (r 'éase el periodo siguientecr1 nuestro terto) rro cmpleó la ¡ralabra monopolio en sentido robinsoniano, sino en elsentido trsual. Pcro leconociri tamllién su dcrrda, o una cspecie de asociación espiritual.con un l lúmero de orros cconomist¡s de los cualcs especialmente debemos mencionrr a,¡res. .\ l i i cstaba Harrod, cula panicipación en cl análisis de los patrones de la compc-tencia impura o imperfecta deben .r 'aluarse más que sus trabajos (incluvendo sus .,Doctrines

of Inrperlect Competit ion", Quarterly Jovnal ol Economics, mayo 1934; "Imperfect Com-petition and the Trade Cycle", Reuiew ol Econotnic Statktics, mayo 1936; y .,price andCost in [ntrepreneurs' Policy", Oxlord Economic Papers, mayo lg3g), como de más calidadque lo que sus trabajos indicarlan por si mismos, especialmente teniendo en cuenta laslechas de su publicación. Y estaban también Shove y Kahn cuyos nombres tal vez, en algrin .Iutulo plóximo, deban Ia mayor pa¡'te de su fama al tributo generoso de la señora Robin-son. Este tributo fue rotalmente merecido (como fue merecido el tributo de Ke1'nes a.Kahn,l 'éase adelante, cap. 5). ¡\mbos son iutelectuales de un tipo que Cambrldge produce másgenuinamcnte que otros centros de la economla cientif ica, o más bien de la ciencia en gene-ral. Lllos pusieron sus ideas eD comrln. trfedianle sugestiones positivas y de orden crlt icocontribuycn a dar forma definida a las ideas de otras gentes. Y ejercen una influencia anó-nima

-influencia como lídercs- que soprepasa a todo lo que puede atribuírseles en fomaprecisa partiendo de sus publicaciones. Aprovecho esta oportunidad para mencionar unacuestión en la que la señora Robinson pone gran énfasis en su prefacio 4 incluso en todosu libro, la "curva de la ¡enta marginal", Esta autora atribuye el nérito, ltanto de la ma-teri l en si como de la exposición, a varios de sus contehporáneos, especialmente a Harrodv a los profesores Yntema y \riner. Is natu¡al que el uso de este instrumental úti l se sugi.riese a s1 mismo en aqrrella época a muchos autores (incluyendo a Cliamberlin), especial-mente a quienes antes habían luchirdo con las curvas totales marshall ianas más toscas. Sinembargo, no debemos olvidar que la herramienta fue primeramente empleada por CournotI que ningún autor de la década de los veinte o de los treinta pueden tener ningunaprctensión objetiva a que se les couside¡e con derecho a la misma.

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Carirulo 4

La d"indmica y la inuestigación del ciclo económico

Pr,nuÍr¡snte record.ar una vez rpás que aquí, como en todo este libro, Dinámicasignifica exclusivamente análisiq que asocia cantidades pertenecientes a dife¡en'tei mo*etttos de tiempo teóric,g -en ei sentido que reiteradas veces hemósexplicado ya- y no la teorÍa rd'é los procesos evolucionistas que se desarrollanen ei tiempo histórico: es prácticamente coextensivo con el anáiisis de las socuencias y comprende el análisis de los periodos como caso especial, Pero nocoextensiva con la teoría del desarrollo o crecimiento o "Progreso"l económico.Así definida la dinámica representa genuinamente un nuevo punto de partida.En diversos momentos de nuestro estudio, en especial al estudiar el caso deSismondi, hemos visto que ias consideraciones de orden dinámico, tal como nos'otr.os las entendemos, fueron introducidas en el análisis económico en cantidadesinnumerables, principaimente por implicación, pero también en forma explícita.Pero la substancia genuina de la economía era, sin embargo, estática y se creyóque constituía un cuerpo integral de docuina, que además comprendía todos ocasi todos ios puntos de vista fundamentaies. Esto es evidente en el caso de\\¡ah'as, pelo sé aplica también a i\{arshall.'z Agregó sin duda muchas conside'raciones extraestáticas, Iundamentalmente relativas al crecílniento, PeIo tambiéna secuencias, en tal medida que puede decirse que en realidad planteó Ia tareade la futura teoría dinárqica (véase, por ejemplo, fuinciple¡ p. 519)

' del mismo

modo que planteó la ta¡ea de la futura EconometrÍa; Pero aunque Presentó ma'te¡iales, puntos de vista, y desiderata, no cruzó el Rubicón. Por lo demás, yahemos informado de las índicaciones subjetivas de Pantaieoni y de Pareto, perono se registró progreso alguno hacia la meta a que ellas apuntaban.

Con la frase "cruzar el Rubicón", quiero expresar lo siguiente: por imPor'tantes que puedan haber sido aquellas excursiones eventuales en el análisis deIas secuencias dejaron eJ cuerpo fundamental de la teorla económica en lamargen-esrárica-dél rio; lO que hay que hacer no es suplementar la teorla estática

con el botÍn logrado en aq$ellas excursiones, sino reemplazarla por un sistemade dinámica ecónómica gen[rd en la que Ia estática entrírla como caso especial.

El clarse cuenta de que lficluso una teorla estática no puede desarrollarse ple-

namente sin un esquema dinámico explicito (Sanruelson) ,1 que antes hemos

hecho notar, es un primer paso, en esta direccit5n, y si el espacio nos lo permitiese, podríamos mencionar-algunos otros.{ Sin embargo, ningrtn ataque en tcdo

el frente de la teoría walrasiana se ha lanzado hasta ahora y la analogía con un

edificio en construcción resulta todavía lastimosamente justa: un número cada

vez mayor de especiaiistás se dan cuenta de la nueva meta; Pero por ahOra estoes todo prácticamente, puesto que el esfuerzo de H. L. Moore no va sustancihl'mente más allá de ia eitática c-omparativa. Un éxito más positivo es el que lo'

graron los esfuerzos realizados par'á "dinamizar" la teoría de los agregados.3t9

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3!0 CC]\CLUSIÓ\

. [1.. TronÍ.t Dr.i LA DlN.\]rrz¿cróx o¡ ¡\cREcADos: u,rcnonrxirrrc..r,l

Esto es cohprensible. ^Por

una oarre, la teo:ía de Ios agregados q,-re red¡ce or.denaciones realmente innr:me'a.rc: r ie' ,ari lLres a media dóce'a o r.oro,o.no.,e\ idel l temente puede ccnstruirse r. iucho rnejor que un srstenr rr.alr.asial^c coDres comprrcacrones inseparables incluso del esquema dinámico más senci l lo. comol. iustracron, consldercmos ul l l -eculso de r l in¡miz.rción ta:r senci l lo corno la in-t¡oducción de rezagos. Pro'isioralmerte ) hasra que se descubra' métoclos máseficientes que los disponibles.en.ra acnráridad, poco es lo que podemos i-,ace.ruando asigrranros diferentes irtdices de tiempo a todas las .u,r,idud., que er_tran en el sisten:a warrasiano, sal'o que er mismo, en t4les t.r*inor, t=riJi" ¿.difícil mr-nejo. Pero esto deja de ser rsi con sólo que lrl

-;.,lu;l;r';;;;;;;"ro,tomar en consideración sean el .,consumo',, la ,,inversiónlt,

y un ingr.'ero rlrcior_r"lQue res'::lte igual al consumo corriente mi- ia inversión .átrientel sú;;;;*",que postulamos en forma.arbiraria que el consumo (C,) de atgn pe'rioO% p¡

Ti t8"il

-1^::", pl:p.rción.constan,.. (:) clel ingresó del p"erioáo (f _ r),er' - r; y que ra rn'ersión (1) en er periodo f sea iguar rr la-pr.opor.ción cons-

tante p de la diferencia entre consumo colTiente y er consumo dei per-ioclo an-terior p (C, - Cr-J.o 0 ("I,-., - ol ',*r). Recor.dando que I,, i C, * 1,,::lr:]T:

ccmo, sohre la base de las matemáticas de la escuela g¡amarical, es fá.cl t vef :3

) '¿ = c ( t +13) l i_, _ o 0). ,_,

Esta es una ecuació'homogénea de dife'elrcias de segu'do o¡creu co' coefi-ciertes constantes, de solucióIl' :.nlamente fácil en funció' de u¡ra técr:iclr ere.mental sumar.rente accesible )' que da cier-tos resurtados idteresantes crescle clpunto de 'ista

económico. I¿ tintación de 'arerse

de una ,i,"p[ii.uJá,i ,untremenda es casi i*esistible e impe'meabre a las objeciortes q* p".á.,, r".-mularse por motivos teóricos.e No puecte extrañar, entonces, que Ios primerosaños de Ia década de ros treinta .arlrr"r.n fecundos en esquemas de aereeacloscle esta clase mac'odinámica de R. Frisch.? No todos .1r", .rl, *^"r.i¿ii?r,i.r,.exactos, naturalmente; una exploración más amplia habrla teniao lu. .en.ro-na' otros *arios importantes que presentaron l'os economistas no áateuláticosrar como er protesor Von Hayeck. Debe obse'r'al 'se c.idadosameute que esra orien-tación hácia Ia ma*odinámi.o .o,no tut .ro .r, u¡roluto inddpencriente cle todo1:-r.::9.,"""

alialza.más estrecha de la teoría econpfnica.i,, iu, .llro,.rtu_clrsrrcas: ra nacrodinámica habr'ía hecho valr,r s'r nr.opi.rs tftulos a.ngue las ac_titudes de los teóricos respecro a ja estatica no nuúi.ri,, ;r,"bi;;;;;;'il.;;. ."c:mpalación con el periodo anteliol", \', co'no c.estión cle hecho, r.arios autoresque ro manifestaro¡r sí,rtomrs cle es.e cembi:' de actitucl cleseaban ,,.,, ..i,lonr.n-

:.^:":_.]:].squiera otr.os aseg'rar. las

'er:tajas res.lrantes cle Ia simplificaciónoe ag1 egados.

LA DINATIICA Y LA INVESTIGACIÓN DEL CICLO ICONÓ¡IICO

12, It. corrrlt¡mNTo rstapÍsnco: rcoNorrErnie]

Pelo pol otra parte, el inipulso iguahnente vigoroso ilacia ,lna ec¡nomía tttt'

rnérice, una economia que resultase operativa desde ei punto cle list¿ esta.,ísticc,,es tarnbién un factor dominante de nuestra situación cieutíflca. Y estc ilctor',aunque independiente del deseo de simpli f icación de ios paffones dc l¡ .reol i¡ecolómica como tal, favorece también los métodos macroclinátrlr;os. loro.,'' ¡ou

pocas excepciones, las variables de agregados -especialrret.te sl aunrentase suruúmero en función de los niveies de precios y lasas de inter'és- puederridentilicarse fácilmente con nuestras. series de tiempo más importantes. Comoejempio soblesaliente, que pone de manifiesto ambas tendencias estreciramenteunidas y que constituyen un elemento tan impoltante de ia investigación eco-nómica de nuestra época, que no puede omitilse cn ningún esbozo que se hagade la misma, por breve que sea, apal'ece ia obra de Tinberge,r.s Sus lur¡e-i'osos esquemas de agregados, ia mayor parte de ios cuale: emplean nruiiras má.variables iniciales que las que emplean otros autores, se tijan en el primer casosobre la base de cbnsideralicnes puramente teóricas exüaordinarianente se'Ii-ci l las, hasta tai punto que acaso lesuita más cla¡o hablar de considetrcior: ' , ,Cc sentido común: corr.prenden, en ' .n sistema de ecuaciones l inerle-. (casi : , .-- .-pr, co:r roel.cieutes co¡lstantcs) i : .s definiciones de aqlegados e. ' idertten, : l i r . : :-por",anres (ecr.rac-l ies definicionales) ; ias relacior.es que el senticio col l) .u:^ :- i 'giele deben susti tr . i t"se entre el las (ecuaciones de saldos); 1' las t 'elaciones q'. i i i¿s:rpone describen la conducta de las diferentes ciases de famiiias ] €o1pr€sr,!, c(;-¡ lr- tciales (ecuaciones de conducta o "de decisión").n Esto implica ei pr '- rr i ; . ' ,fundar:ental r ie que la constlucción dei montaje teórico r lebe preceder l l l l , ' r . : ,estadíst ica: las leiaciones conic ta,: : uo las sugit lerr i :r ' oi 'c 'r 'aciones cst; ' t i i : . 'casi san postulados ) 'no resultaics.r0 i ,as ci{¡as estadís¡icl ts irr i l de "expl icar" ;o.valores numéricos de algr"lrras variables en función de lllores numéricos ciado:de otras por el método de la correlación mrlltiple, proceso qL:e eiirnina tambiénaquellas vari:Lbies "explicativas" cuyos coeficientes de regresiún parcial indicanla insignificancia de su in{iuencia. El sistema resulta en¡onc:.. mediante el pro-ceso de sustituciones sucesivas, reducido a ecua,:iones "t:nales" que lalen parapresental el cuadlo del mecanismo económico.ll En si mismo, cala paso que .eda en este procedimiento está expuesto a críticas se¡ias, de lai c'ue no puededecirse otra cosa sino que no deben cerrar los ojos ante la grandeza de esteesfuerzo de pioneros. Como ctuiera que la mavor parte de Lsias críticas son decarácter estadístico, Ja obra est¡dlstica de Frisch -en parte tomada en cuenrlpor' 'Iinbe.gen- - ,y su grupo deben citarse aquí de :,uevo, espe:i:.ir.rente la ol..'l'ade Haavelino, que en sLr breve permanencia en lirs Lstaclos Unidos, sin disilr¡tar de ninguna posición docente, ejerció una i^rf luencia tal que acl 'editarj : t l ; robra de ¡oda uua l ida de cualquier profesor' .r '? In todo caso, sin embalgc, eleconomista que acepta la macrodinámica tal como ella se presenta, con o si.r sncomplementó estadistico, puede hablar de conquistas 1'a lbgradas y no sólo delanzar un ataque y de asegurar claramente su éxito, que es todo lo que podemosregistrar en el problema de dinamizar el sistema paretiano y rvalrasiano.

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CONCLUSIÓN

13. L,r rr-rr,tacctóN DE LAs INvEsrIGAcIo^"Es \fAcRoDlNAlrIcAs

Y DEL clcr,o EooNóIvIIco]

Dei mismo ruoclo que ii macrodinámica ha sido aplicada y lo está siendo espe-

cíficamente por el-impulso econométrico -1a

tendencia a razonar en términos

cle cifras esúdísticas--, tanto ios componentes teóIicos como tiuméricos de la

ob¡a mact'odinámica ha sido propugnaáa por las preocupaciones.que insPiran los

problemas relacionados con éi ciclo económico. Esta preocupación, conro ya he'

mos vrsto, es una calacterística peculiar de nuestra época. Partiendo del análisis

pl.ecede¡lte cie los factores que produjeron.la maoodinámica y, e¡,particular, Ia

iuacrodinámica esradística, podémos inferir que .este Progreso se habría _produ-cido incluso aunque no se hubiesen producido aqueilos tipos esPeciales de fluc-

tuaciones q.re corilúnro.nte se definen como ciclos económicos. De lo que se ha

dicho ¿intes'en esta Parte y en la Pal'te IV podemos deducir que la PreocuPaciónpor los fenónrenos de ios cicios económicos.habría aumentaclo, en relación con

ia époc" antet:ior a 1914, incluso si no hubiese a.parecido Ia moderna macrod!

nárnica. Pero es evidente que ambas líneas de desarrollo tendian-a refo¡zarse

enrre sí y que, por ur¡a parie los métodos, materiales y resultados de Ia investi-

g-ación del ciclo e.onómi.o abarcaban uDa extensión cada vez rnayol' de la eco-

iiomíu gener,al y, ¡ror ou-a parte, los métodos, matériales y resr.rlttdos .de la

,r'raclodirámica inodelna evolucionaron fundamentalmente hacia el objetivo de

servir a la investigacitin del ciclo econóiuico'3 basta tai Punto que la re.ferencia

a los ciclos económicos se itltrodttce inciuso en ios títulos de muchas publicacio-

nes rnacrodinár:ricas r1e lnucho luás amplio alcance.'a'Ahora es fácil fol'mulat'

en tétminos nrás precisos el carácter y resultados de esta interacción.

Hemos visro .ri lu Pu.t. I\¡, cap. 8, que todas las ideas fundamentales reia'

tivas a los ciclo's económicos estaban presentes antes de 191'1 r5 Lo que se,agl'egó

en.el periodo que estamos examinando, además del desarrollo crítico de estas

ideas iue, en ei priner caso, el nuevo cúmulo de datos y los nuevos métodos

estadísticos para'manejarlos. Incluso el plograma econométrico, con excepción

de jas'matemáticas "superiores" ha sido desarroilado por autores ran notables

como Juglar, Mirchell y spiethoff.tu Pero incompalablemente mayoles posibili-

rlades ha¡r ofi'ecido ios misnos desde 1919. Aigunos autores st contental'on con

hacer uso de cualesquiet-a cifras que las almas de su aParato ánaiítico pudiesen

captar. Un ejempio iobresaliente és el profesor Pigou-, cuya o.bra Industtial.Fluc'

. t,Lúons (Ia ed.; 192?), aunque sigue siendo una obra "teórica", sin embargo,

ciebiclo a io. r,u."o, 'raterialis,

difiere notablemente clel tipo de obra que un

economista del mismd tipo habría ploducido antes de t9l4. Otros levelalon una

tendencia a sumilse directamente én el material estadístico y a clestluir el aPa'

reto existente y las hipótesis explicativas del mismo tnoclo existentes. Podemos

ilustrar esta tenclencia mediante clos ejemplos que en otros asPectos tienen mu1'

poco que ver uno con orr.o, a saber, la obra del cpmite de Harvard 0v. II.

Persons) y la obra de \'fitchell.

.El Comité de la Unii.crsidad de Han,ard para la investigacion económica, presidido

LA DINAT{ICA Y LA INVESTIG.{CIÓN D[,L CICLO ICONÓN{ICO

por Charles J. Bullock y dirigido principalmente por Warren N'I. Persons y W. L.Crum, emprendió amplias investigaciones histórico-e$tadísticas y desarrolló importantesseries de tiempo, pero debe su fama internacional -sus métodos han sido discutidos,copiados y desarrollados en casi todas partes, especiaim€nte Por el Instituto de Berlin,dJ E. Wagemann- al "ba¡ómetro de las tres culvas", una versión revisada del cualencue¡rtra el lector descrita en forma autorizada en el núme¡o correspondiente a abrilde 1927 de \a Review of Economic Statístics ("The Consauction and Interpretationof the Harva¡d Index of Business Conditions"). No es posible hacer aquí un anáIisisde ese método. Debemos limita¡nos a indicar el principio fundamental y a agregar tresobservaciones que rogamos al lectór tenga €n cuenta. El principio consiste en correlacio-nar se¡.ies de tiempo que ei senqiflo común indica que son especialmente importantes,después de habe¡ "elimi¡lado" laslvariaciones estacionales y la "tendencia secular" en tallorma que ios ciclos resulten como residuo (para detalle, véase W, M. Persons, "Correla-tion of Times Series" Hondbook ol M,athetnoticol Statktic, 1924, cap. 10, de Rietl)..

Las observaciones que deseo agregar son las siguientes: .l) los métodos estadisticosempleados por el Comité de Harvard están, a Ia iuz del desarrollo posterior, e inciusocontemporáneo de las estadfsticas "superioresl', expuestos a serias objeciones. Pero estorro nos debe inducir a pasar por alto el impulso que ¡anto de ulterio¡es compilacionesde cif¡as estadisticas como el desa¡¡ollo del método estadistico derivaron de aquellaaventura de pionero; o pasar por alto ei hecho de que en aquellos métodos había unsentido común ¡udimentario que contribuiria en cierta medida a justificar sus resul-tados aproximados, si alguien se interesaba.en emprender tal tarea.

2) Si la crítica be equivocó al no conceder la importancia debida a la significación his-tórica de aquella aventura, se equivocó todavía más en aquella parte de la misma queiba dirigida contra el valor previsto del ba¡ómetro, El hecho es que las curvas delba¡ómeno indicaron Ia proximidad del crack de t929 con bastante claridad; la dificultadradicaba en que los intérpretes de la curva, o no podían creer en sus propios métodoso que, en otro caso no podían asumir la que ellos consideraban como una seiia respon-sabilidad en el vaticinio de la depresión.

:') Los constructores del Ba¡ómetro de Harva¡d exage¡aron en beneficio de sus lec-tores, creyendo al mismo tiempo que no estaban haciendo uso de ninguna de aquellasdesac¡ediradas y monstruosas teorÍas económicas que adenrás lesionaban el buen nombrede quienes las utilizaban.

El profesor Persons tenía una tendencia muy marcada a replicar a las objecionesteóricas señaiando los center¡ares de coeficientes de cor¡eiación que se habian calculadobajo su dirección. De hecho, sin embargo, utiiizaron uqa teo¡ia sumamente .peiigrosaporque era subconsciente: utilizaron lo que puede denominarse teoría marshalliana dela evolución, es decir (si sub$timamos li corrección importante, pero en este aspectosecundaria de las variaciones ilsracionales, una de sus aportacioles más duraderas), su-pusieron que la estructura de la economia se desarrolla en forrna firme o fluida, quepuede representarse (exce$to a cambios eventuales de pen<iiente, "rupturas") portendencias lineales y gue los ciclos son desviaciones ascendeutes o descendentes detales tendencias y constituyen un fenómeno separado y separable. Esto es un error quetendl'enos que mencionar de nuevo en seguida. Pelo aunque erróneo, este punto delista constitule una teoria, o la espina dorsai de una teoria, l,a pequeña controversiametodológica sob¡e ei tema de "la investigació¡r del ciclo eco¡lómico sin teoría", quetrradia algún desre"llo ocasiorralmente, e¡a de carácter similar al rlue surgió en torno a laob¡a de trIitchell y la Oficina Nacional de Investigación Económica y, por lo tanto, seestudiará juntamente con esta úitima.

La importancia de la obra de Wesley Clair lvfitchell y de la Olicina Naciónal {e

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CONCLUSIÓN

Investignción Económica que él mismo dirigió e inspiró, ha sldo 1a puesta de relieve.Del mismo modo que el profesor I. Wagemann dijo en alguna parte que las publicacio-

. nes de su Institut für Konjunkturforschung eran simplemente el segundo volumen desLt Algemeine Geldlehre (1923) , Mitchell podia haber dicho que (la mayor parre de las)publicaciones de la Oficina Nacional, reunidas todas formaban un segundo volumencontinuación del primero que habia publicado en 1913. Y su lolumen de 1927, Business

. Cycles: the Problem and its Setting, era, como Konjunhturlehr¿ de 1928, de Wagemann,una exploración organizada de problemas, puntos de vista y materiales de una obraque él habia de desarrollar, si no de modo exhaustivo, por lo menos parcialmenre en sumonumental obra (en compañia de A. F. Burns) .lfea.ruring Business C1clas (1946) . No

' podemos entrar a examinat lo que se conoce como método de presentar los ciclos desdeel punto de vista estadlstíco, de la Oficina Nacional. No podemos hacer más que seña-lar que este esfuerzo de e"qtablecer y de acumular una grarl cahtidad de material (fun-damentalmente) estadístico, continúa esencialmente el plfrr que en forma parcial ,sedesarrolló en el libro de l9l3 y no debe nada a la teot'ia de la mac¡odinámica, aunqueeventualrnente puede resolver problemas y proporcionar contrapesos importantes a lamisma: la obra de Mitchell y su grupo aspira básicamente a poher de manifiesto qué eslo que tenemos que explicar y, además, sugiere puntos de vista para explicarlo.

Aprovecho esta oportunidad para hacer un breve comentario sobre la pequeñacontroversia respecto a la metodología de que hemos dado cuenta más arriba.Ilitchell podia haber hecho algo para impedirlo, si hubicse distinguido con máscla:idad enre teoría en el sentido de hipóresis explicativa v en cuanto a apararo

. an;tlítico. La malor parte de nosotros estarjamos de acuel'do con él si él hubiesecreldo que la formuiacitjn de hipótesis explicativas deblh esperar a la adquisi-ción de un dominio más amplio de los hechos y que las hipótesis explicativas,hasta ahora ofi'ecidas, tanto viejas como nuevas, carecíarl de justificacíón ade-cuada y no podian sostelrelse a la luz de ios hechos que él mismo estaba acumu-lando. Incluso así, reveló una hostilidad activa a las muchas "teorlas" de losciclos económicos que enurneró en su libro de I927 con absoluta precisión. Peroademás se preocupó poco de los ¡efinamientos récnicos de la "teoría" en el sen-

. tido instrumental del término, del mismo modo que se cuidó poco de los mo-de¡nos refinamiento del método estadístico. Sus primerás asociaciones con lastendencias veblenistas hicieron lo demás para presentarlo a la vista de los auto.res especializados como algo más anti-reórico de lo que éra; y más aún a ios

. ojos de los partida¡ios de ia macrodinámica para quienes la teoría económicay ei modelo matemático tienden a ser sinónimos. Pero realmente tanto en laintención como en la realidad esraba poniendo las bases de una ',teoría',, una

' "teorla" del ciclo económico tanto coÁo una teoriar seneral del proceso econ6' .' mico, pero en todo caso una teorla diferente. Oe lmóao similar, el Comité de

. Harvai¿ al afirmar que trabajaba sin una teo¡la, réalmente no quiso decir sinoque no se proponfa orientarse en su obra reiacionada con Ia realidad por hipó-tesis explicativas preconcebidas.

Pero la investigación del ciclo económico es una investigación de las secuen-cias de las condiciones económicas que son también el tema básico de la ma-crodinámica. La cooperación erltre las dos investigaciones aparecla asi notoria-mente indicada. Todos los interesados en el estudio del ciclo económico, sobl:equienes no pesaban las limitaciones del desconocimiento de las matemáticas, cle-

324LA DINAIíICA Y L.{ I¡'VISTIGACIÓN DEL CICLO ECONÓ\ÍICO 325

berian habe¡ leconocido esto desde el primer Donento. La lógica lormal dc los

rezagos, tasas de cambio, acumuiaciones, )' de las oscilaciones qr-re puedan pro-

ducit'representan una a)irtda necesaria para la interpretación de la conducta

obse¡r'ada del material de las series de tiempo. La maclodinámica no debe ser

menos vaiiosa en cualquier intento que se haga de dar al matel-ial teórico la

existente una forma grás eficaz, por ejemplo, decidir cuestiones de deturminabi'

lidaci y fot'mular las condictones de enhiamiento o explosividad y o:ras análo'

gas. Los problemas dei mecanismo en función dei cual los impulsos se ProPaganá tlavés del sistem¿ económico pr,eden esciarecelse Por métodos macrodinámi'

cos que, por lo tanto, pueden contribuir sustancialmente, eltl'e otras cof:rs, a

nueri.a cómplensión de las encrucijada: de los ciclos.l? El ejemplo más notáble

mediante el cual puede demostrarse la utilidad de aquellos métodos es la teoría

de los osciiadores, esto es, de factores que originan fluctuaciones del sistema,aunque ellos mismgs son ¡erfectamente firmes, exentos de fluctuaciones.ls Losestudiantes "literatos" de los ciclos económicos no verán corr facilidad esta posi-bilidad. Ellos tenderán a argüir que ningún factor puede contribuir a las fluc-tuaciones cíclicas a menos que su propia serie de tiempo spa oscilatoria. Y asípuede esperarse que pongan de manifiesto cierta gratitud a la macródinámicapor arnpliarles sus horizontes, como harían en otros casos por haber afinado v

corregido sus razonamientos. Si no siempre lo hiciercr- así, eilo sr: debe funti:,'mentalmente a la: l imitacione\ de st ls conrcimiertos e:. matemátici i . Pe¡o i-1. 'también otra razrin que es importante h¡cer not-.r.

Se ha dicho más arliba qr¡e ia macrodi:rámica ltos alttda a comprend:r -.mecanismos de la pr 'opagación. Tal vez avude al icctot 'si éste consi, ie:1, , : .

sistem?, económico como una especie de caja de resonancia, que reacciona l'::i.el impacto de acontecimientos perturbadores o "i,titantes" en forma clerc:n:i'nada en parte por su estructuta fisica. Piénsese, por ejemPlo, en un lioji;r ¡,u':"reacciona" en una forma determinada cuando sc "lrota", a meclir,: r:r.^: trviolinista aplica el arco. La comprens.ón de las "ie,res" de esta rr'accrótr co:r:.;-buve a una "explicación" comple:a dei fenórneno que co'lo:rerios como co:j'cierto de violín. Pero evidentemente esta aportación, inclusc. relorzada :ror ja

aportación del neurofisiólogo, no explica todo el problemai ap,arte de la valo'ració¡r estética y factores análogos, hay un espacio de terrenó puramente cienti'fico que ni la acristica ni la fisiología pueden cubrir pc'r razón de la propianaturaleza de estas discipllnas. En forma similar la macrodinámica, atrnquesumamente esencial como explicación de los fenómenos clclicos, es vlctina delimitaciones definidas: le sus modelos cíclicos son lo que los modelos acústicosde cajas de ¡esonancia son r'€specto a los conciertos de violln. Pero sus pa1'ddariosno verán asl las cosas, Ellos construyen modelos macr'.rdinámicos capaces de

explicar todo cuanto hay que explicar, que interese a los cconoutislas, er-, eifenómento cíclico. El intento mismo de hacerlo a.sí irnplica diversos efrores Pre'cisos de hecho,2o Y las déhiles estructuras basarias e,l los suF,uestos rrbitrrriosse "áplican" y pl'esentan inmediatamente como guías nollticas, prácli6¿ que, na-

turalmente, completa la lista de razones que explican la irritació:r eil el camPoopuesto. A veceí se tiene la impresión de que sólo hay dos grupos de economis'tas: los que no comprenden una ecuación de diferencias; y Ios que no comPren'

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326 CONCLUSiÓN

den ninguna otra cosa. Es, por io tanto, una esperanza, más que un pronósticoque ha de lograrse en seguida, lo que estoy expresando si me atrevo a decir queesta barrera absolutamente innecesaria -pero que no representa una novedaden nuestla ciencia- que impide una interacción fecund¿ se desvanecerá en vir-tud de la lógica misma de las cosas.

Tengo todavía que dar cuenta de una rama prornetedora de la dinámica queno es ciertamente la microeconomía, porque no alcanza a los agentes específicosdecisivos, pero tampoco lo es la macroeconomía, porque sus modelos no compre¡r-den el conjunto de la economía: es análoga al análisis parcial marshalliano r,,"en su mayor palte", está interesada en las industrias en particular, Li famosociclo de trigo-cerdos es el ejemplo mejor conocido: si los granjeros, bajo Ia in-fluencia de una relación favorable entre el precio de ios.cerdos y el costo de suengorda (precio del grano) deciden todos aproximadamente al mismo tiempoaumentar su producción de cerdos y si, como sucederá en este caso, todos apa-recen aproximadanrente también al mismo tiempo aumentando el número deceldos ofrecidos en ei mercado, pueden producirin ral forma,una brusca caídadel precio del cerdo (así como un aumento del precio del grano) que puedeprovocar la,situación en que una mayoría de ellos contraiga su producción, loque produciría de nuevo condiciones favorables que, a su vez, conducirían aotra expansión de la producción de celdos. Ei ciclo lesultante puede ser, porsupuesto, contraído, aurnentado o estacionario, y puede establecerse un modelogeneral muy simple para describir este mecanismo e¡r verdad susceptible de ob-servación, no sólo en el mercado de cerdos sino en gr¿n número de casos,zl Otroejemplo famoso, que pone de maniliesto el fenómeno en relacióü con mercan-cías durabies, es el cicio de consuucción de barcos, del profesor Tinbergen.rzPor una parte es razonable suponer que no puede confiarse, en forma alguna, enlos r'esultados que ¡ales esquemas arlojen -en forma más aparente que real-y que es indispensable tener un cuidado extlaordinario al aplicarlos, si es que¡ealmente! son apiicables a algunos casos palciales. Así, ios lectores dei trabajodei'profesor Tinbergen notarán con preocupación la lista formidable de supues-tos conrarios a la realidad que se les pide que acepten. Pero incluso si losaceptan todos, encontra¡án difícil,poder reconciliarse con inobservancia com-pleta de todas ]as iniluencias qu. ot.us indusrrias y las condiciones generales delos negocios han de ejercer necesariamente en la construcci{p de barcos; y pue-den vel en la gráfica fundamental (obra citada, p. 154) más huellas del cicloecohórnico que del mecanismo que aísia el esquema, Por otra parte, sin embar-go, los esquemas de esta clase representan los primeros pasos hacia una teoríadinámica más perfecta y por 1o tanto deben catalogarse como aventuras de pio-nero de primera importancia: ei mismo lector que se impresiona con sus imper-fecciones -como se impresionaría al leer una descripción del barco insignia deCoión- debe impresionarse también con el hecho de que un elemenro del meca-nismo que ellos describen aparece en casi todos ios casos prácticos ,v, además, conia nujtitud de tai'eas bien definidas que sugieren para un trabajo ulterior lea-lizado de acuerdo con las mismas directrices. Este trabajo no puede en la actua-lidad pretender ser algo más que un trabajo exploratorio. Pelo explor-a el terre-no en el que algún día se levantará un nuevo edificio.

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9i\ l \ ECONOll i . \ GE¡-ER.\L: Sl ' CAR{LTIR Y CO\TL\ lDC)

tal ia a los que la mayor palte cle los economistas tnodernos estál emccional-nente adhe¡idos. Pelo no se necerira demasiaia aurol imitación, pol-que se hadescubierto un recurso que pefrnite a los economistas dei bienestar. eludir urque-llas restricciones. Se denomina Valuación Social y consiste en sustituir ia con-cepción clel bienestar social definicio como la suma de satislacciones indiliclualespor el ciictado de algún agenre que decide el peso relarivo que ha de concedersea los deseos (que no pueden meclir"se) de los l¡ierobros de h sociedad.rsl Queesre agerlte no es otla cosa que la uolc¡nté générale clel siglo xvur debe sel. algoque.esté completamente clafo; dei mismo modo que debe estar clar.o el pel igro(le que este: lgente quede conlelt ido exclusivamente el1 u¡r nornbre 1ra-ra losintereses e ideales del individuo que hace ei análisis.

En es¿as circunstancias, surge la cuestión ulta vez más respecto a la formaen que la moderna economia del bienestai- difiere de la de los "ciásicos" insle-ses.2er Difiere de ella, en primel término, pol. una técnica superior.. En segundolugar, en parte, porque esra técnica superior arroja mejores resultados, peromucho más porque las preconcepciones 1' filiaciones del radical moderno di-

' fieren de 1as preconcepciones y íiliaciones del radicai liejo, di{iere tanbién por.su actitud hacia los negocios y hacia el laíssez-faite. Pero, en tercer iugar., di-{ iel 'e.también, por una,circuustancia que no hav que acreditar a ei la. Las ¡ro-posiciones clásicas sobre el bienestar -inclui'e¡¡ls las de Jeremias Beiirharu-

. t 'evelan una comprensión notable de las ci lcu¡rsrauci is cual i i icari ' ,as r-e: i ;ccio:rlas cuales las considet 'aciones del máxi ino bienestar de cada mornento se sorircrel ltalt pl'o¡]to como tolnalnos en cuellla el futut'o. Y no es nenos no¡ai]le qj-ie ¡alesconside¡aciones están casi totalmente ausentes cle las obras cle los ecoiromistasmoclelnos qr.re escliben sobre la libertacl. Pr'ácticamente su tema excll¡sir,o es Iaadministración de los meclios ofrecidos por la estructura inclusnini el istente.Esto.no rePrescnta una objeciórr mientlai las ploposiciones <lel l .¡ ienesLar' sigí i¡rejelciéndose cono teolia pura v clescritas irancameure éorno teles. sc cor-r.ie.-ten en una objeción fatal tan pl'onto corlo los econoniistas clue esciibe¡ sob¡eel bienestar', r'epitienclo ul erloi metociolúgico exploraclo ciui:ante mucho ticml:o,proceden a "prescribir". La objeción lundamental a los más populares cie :oiios

.los preceptos del bienestar -igualdrcl de ingresos- no es que no te'ga f.ncla-mentos rigurosamente cleÍettdibles; la objeción i:rincipal cousiste en que, inciuscren Ia medida en que iruede sostenerse, catece conrpleiamente de inteiés e¡ col lr-

. paración con las cuestiones cie sus efectos sobie ia evolución cultu¡al r. eco-nomlca, f

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452 NOTAS

c¿les. Adem¿is, para su comodidad, siempre disponen d.el elemento monopolio, <lel cual pue.den echar mano.

¿36 rstos dos casos no siempre permanecen distintos. Asi, la señora Robinson, Economicsol Imperlect competition, 1933, deline estos excede¡rres en el primer sentido en la p. 102,1' en el segundo sentido, en la p. 103. pero debe hacerse notai que la distinción qui hu..la autora entre curvas del costo que comprenden tares excedentes y ras que no lo ámp.en.den (cap. l0) representaron un progreso importante, A todos estoi exceder¡tes ella los deno.minó Rentas. Ya hemos hecho notar- que. este concepto d.e ra renta (anticipada, como yasalg_ntgs, por Senior, J. s. IvIilr y por Marshall), rincle una cierta utilidü pari argunos fines.

23t La dificultad para €star cle acue¡do en Lales casos aumenta notable-mente -porque

losautores que hacen esta acusación, desde trfarshalll hasta Samuelsou, se han absrenidá inva.¡iablemente de dar referencias. por supuesto que pueden existir mulritud de libros d.e texromalos.

138 E6to no es totalmente correcto, por supuesto. pero ello servirá para nuest¡os fines enfste momento.

23e La luz de esta verdad del¡e haber iluminado el pensamiento de A. súith cuando esteescribía que la empresa y los costos promedios más bajos de la industria son los que esta.blecen el precio del producto. Esto no contndice, como Marshall cteía (princípler, p. +a+¡,las afirmaciones en sentido contrario hechas por Rica¡do: smith pensiba

"n un'procero

.evolucionista y Ricardo pensaba en un proceso estacionario; y de hécho existe una iend.en_

cia predominante de los cos(os uás b¿jos en el primer caio y una tendencia d.e costosmás altos en el segundo.

2{0 Digo "aparentemente" para destacar que esta interpretación es injusta y no solamentepor su retractación posterior. Ot¡as condiciones son establecidas en pa¡te expresamente v erlparte en forma implicita.

:{1 p¡sfls¡ existir, por supuesto, muchas otras restricciones. Lntre ellas una muy impor.¡ante desde el punto de vista de cualqrrier empresa en particular y que no ha ¡ecibidó laatención que metece, a saber, los londos a disposición de la empresa en cuestión.

'2a3 Deseo nuevamente mencionar algunos ejemplos. porque con las formas vagas de ex.presión que utili¿an los economistas, me ¡esulta sumamente diflcil hacer una lisra de indivi.dualrjlades cuyas afirmaciones sean susceptibles de interpretaciones más favorables.

ea3 [s especialmente importante tener en cuenta que, con un maneio conecto de Iaimputación, los costos subjetivos imputados de la actividad de gerencia rá no son rroneraspara la circularidad ni tautologias que entr€n en el proceso. por el contrario, la objeción es panquien comete estos pecados si sólo se refiere con vaguedad a posibilidades no especificadas deganancias igualmenre no especificadas.

NOTAS 459

cristo (este tftulo admirable que puede considerarse el único adecuado para un uniyersita.rro.conesponde en la actualidad a lr{r. Harrod) y profesor de [conoÁia politica en'launiversidad de oxford, "A Lecrure on rhe Notion of value...,,dictada en la u¡iiversldadde Oxfo¡d en 1833 (1834), Is extraño que un profesor de economla, de Oxford, haya nece-sitado ser descubierto de nuer.o. Sin embargo, tal fue el caso, El métito de habe¡ rescatadodel ohido el nombre de Lloyd pertenece al finado profesor seligman (,,on some Negrec.ted British Economists", en .Ersays in Etonomi*, pp. s7 y ss. a cuyá obra nos heuos ¡eferidoya reiteradas v€ces). Nuestro-_rexto, revela, sin imbargá, que ei profesor seligman estabaequivocado cuando asignó a Lloyd la_"posición orgulloia di haber'sido el prim'er peruadorde no importa qué país que se anticipé a lo que hoy se conoce como t€oria marsinal d€rtrlgil y_1 explicar la dependencia del ralo¡ r'especro a la utilidad marginal" (obá ciada,p: 9.5): U. .4,. S._

-no completó esta Lnota. Sobre Richard Jennings, Naturál Elemints ol poli.

ticol Economy,1855, véase el artfiülo en palgraue's Diciionary-, y Theory o¡ políticit Eco.nomy (2t ed. cap. 3), de Jevons.l

250 como todo el mundo sabe, León walras retuvo el término r¿r¿r¿. Gossen habia ha-blado de "utilidad del último áto-mo"; Jevons introdujo el concepto de utilidad final y elgrado final de utilidad; la frase utitidad marginal (Grenznutzcn) esde von wiese¡; wicksieedsugirió la frase utilidad fraccional; J. B. clark la de urilidad especffica, pareto ophélímité¿l¿rnentaire.

251 l\.r¿l¡¿s se convenció finalmente por sí mismo, o fue convencido por J, Henri poin- .caré, el gran matemático, de que la utilidad, aunque es una cantidad,- no -podía

medirse,Pero esto rro le indujo a eliminar, del texto de sus ,Él¿m¿n¡s, formulaciones eiplíciras e im-plícitas en contrario. véase, por ejemplo, p. I03 de la edición delinitiua (1926j en la quedefine su rarefi (utilidad marginal) como derivativo de la utilidad rotal respecto a canr!dad posefda, tomando prestada la analogfa que su padre encontró con la velócidad, deriva.tivo de desplazaEiento respecto a tiempo.

252 Pero a diferencia de Gossen, no posrularon la linearidad de la función de la utilidadmargi[a-I. Que este no es un detalle inofe¡rsivo e int¡¿scendente puede ponerse d.e mani.fiesto planteándonos cuestiones tales como la relativa a la forma en que una inflación mo.de¡ada afecn a la utilidad marginal del ingreso en dine¡o para aquellas gentes cuyo ingresoen dinero sigue siendo constante en el proceso, Las soluciónes difieren áe acueráo con lafonna de la función, y puesto que la forma en lÍnea recta carece sin duda de reaiismo (ex.cepto para inte¡valos infinitesimales), la solución derivada de la misma, en la p¡áctica,puede tenerse la seguridad de que es equivocada. \¡éase R. Frish, N¿¡ir Methods ol M?asuringllarginal Utility (1932)

¿¡s [] protagonista del grupo austriaco que hizo la mayor parte de esta obra, fue Brihm.Bawerk. Solamente mencionaré su contrcversia con Dietzel en el Jahrbüchar lür National-iikono¡nie 1890-92, y el texro de la tercera edición de este gran tratado sobre el capital ocl interés y Ios .A.péndices al mismo (Kapítal und Kapitalzins). Urn exploración brillante ycompacta de los argumentos y contra-argumentos ha sido presentada por P. N. Rosenstein.Rodan en el articulo "G¡enznutzen" á la Enciclopeclia Alemarra

'(Handwiirteúuch dct.. ,,,

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244 La explicación del número y dimensiones de las empresas no ohece realmente difi.cultades, incluso en el caso de la homogeneidad de primer orden. Nfenciono esto aquf unavez más para llamar la atención sobre el hecho sorpr.endente de que en lo que se refiere ala teo¡ía general y siempre con excepción de ]rfanhall, estos problemas de evidente interés hansido casi completamenre subestimados o considerados insoiubles, Izes [] ssp¿cie nos impide entml' en el examen de estos problemis que han atraído enparte la atención en nuestro propio periodo. una simple reierencia será suficienete: G. J,Stigler, "Note on Discontinuous Cost Curves", Amer;can-Economic Reuiew, diciembre de 1940.

zlo lifl¿ll6g¡¡6 Puede encontrarse justificación de esta teoría en la formulación del pro.feso¡ samuelson, que apa¡'ece en Ia página 83 de sus roundations; como tampoco púedeiustificarse su afirmación contenida en la página g7 de que el ,,ingreso neto" '_-_si

ei que

egotismo en la conducta humafra y que no es especialminte "indlvidualista". Sin embargo,es interesante advcrtir, en prímer iérmino qué dificil es que la gente se dé cuenta del'Q..$9esto cuyo pensamiento en su coujunto se cxpresa en términos filosóficos ,y,:g-u9.fundamentalmente interesados en las posibjes imolicaciones filosóficas, Y que €staaumenta considerablemente por la presencia de casos en que la defensa de,,lees-to. significa "beneficios puros"- no tiende a ser cero incluso en el

-caso de (perfecto equ! bina efectivamente con la filosofia- individualista o hedonista, o ron. l¡

2{? (Btos hombres y su obra son objeto de estr¡dio en la parte II.)

ru|sutssencnalren, *e eo., vol\lm€n lv, lgzl)254 Hemos visto má¡ arriba {ue la reorfa no implica hipótesis al3una relativa al papel delotismo en la conducta humaha v oue no es e¡nerialmenre "individualista". Sin e4barso,

otra clase o en que, a falta de tales preferencias filosóficas y pollticar, .el,llangauto¡ jnvita a una jnterrJretación de sentido hedonista o individuaüstlr'.!q.ell

Staatswissenchaften, 41 ed,,, volqmen IV, lgZT).

puede resultar casi impósible desebbarazarse de asocjaciones no ?Peteci9lf:i.g

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248 Malthus no debe considerarse, a mi juicio, como otra excepciór, allnqrre su crítica dela teoría del valor, de Ricardo, apunta en la dirección de una teoria de la utilidad.

24e A. A. 'lvalras, D¿ Ia Nature de ra richesse et de I'origine de Ia aareur (lg3r), suThéorie de Ia richesse sociale (r84g) no agrega nada a la t.o-rru del varor, por lo qué u.o,pero contiene va¡ios. otros puntos que son interesantes, por ejemplo, la definición deí capitalcomo toda mercancía que sirve más de una vez. w. F. Lloy"d ,,estudiante', de la Iglesiá de

las palabras empleadas, Esto exDlica los mrlltiDles intentos que se ltan lila palabra utilidad, qu. p.r.á exprtsar algo nrás del hecho de sleiefectivamente, por otros tJrpinos til.r como deseabilidad (Fisher) : q¡

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454^-oTAS

hó Fue lormulada por murh:s mat.sisras,_por ejemplo, por Karl .Iiaurskl en .(u pl.efacjoa Theorien íiber den Llehrue:.t, tle tria¡x. f'a reoiia pslcoiOgi., .¡1ion" lo qr" pi.nr.n lo,individuos sobre er proceso de valoración que, deteráinaoü por tuerzas sociares hiper..indi.viduales, siguen su curso prescindiendo d"

"rior's"niiai.r,o, .*.armenre en la forma en queun accidente fenovíario ie produce prescindiendo ;;-,; qrt los pasajerns pienserr respecroal misfio' El lector debe disri'guir iuidacrosamente :,'rr.e er error que hav en esto _queconsiste rn.pasir por aito ei éxito con que la teoria icgrc explicti precisamente aqueilosrnismos hechos ot'jetivos que segun esta tesis quer.an Iuera <te !u !lcinc._ v el pr-incipioperfectamenre sólico de que los rrechos de un proceso srcial nurr(r ;;;;n c;"f;;d:;. conlas imágenes de los misnros e¡ las psiques individuale¡. lerc rnu:has g"ntes no'marxistas

sotuvieron raiibiin qur, .nediante sus pruebas experimrrriales .n et .o',npo- al- t.-',,p,ic... logía" clel valor de uso, le :loria de ra utilicrad n. aporró nada para n.lstra comprensiónde los procesos económicos.,Como.ejemplo r,éase el artículo {,,Crenznutzenl'-p".-ifi I-"rir,en la !4 ed,, d.e HanC"udrterbtclz dei: StáatswissenchaÍten.\

?ó6 An,es de seguir adelante deseo lramar ra arención sobre_ un tipo de pseu.o.psicologiaque no "'

orra cosa que un.abuso, La bien conocida ley psicoló$.a úe Keynes sobr'e la ten-clencia a consumir es un ejempro sobresaliente. nn éí Je ,.".t[ o;; i"li" "1",

i^rai"i¿r",como las sociedades, si obtiinen r¡n aumento de su ingreso, noráalmente sumentan sus gas.tos de consumo aunque en carrtidad menor que el auminto del ingreeo. y" ,a" ",io-ari

o nn,es r¡na afirmación de un hecho obse¡rabre desde_el punto de vista estadistico quu-xa1'.,elevó al

-rango de supuesto. No se gana nada, salvo una dignidad esprl:ea, denominándo)o

l:t' ,tiril9_qt.". Nuestra experiencia iespecto a tares "reyes de- ra natuirezaltr."n" , ¿.r¿.el stgto x'rr en adetanre, no es ciertamente estimulante. ?ero incluso Jevons no pudo openrsin ellas (ThaorT ol political Economy, p. 59).

?s7 La (igllificac'ón de la mensu¡abilidad rli¡ecta se presenra como biempio m:is instruc¡iroen., la ¡n ' :d ida de. la lorgi tud. puede clef in i rse como la asr,c: :c ion, con toda sensación deutilidad dc un número real, singular sarvo por lo que se refie¡: : ra elección de u.a unl-dad qur -)ra

de interpretarse como sensación de unidad. Iladl. s<,s,.uvo qr. -pJn-^trr..r,.

ésto tan fácilmente como en er.caso-de la rongitud. pero argunos uu,or.r'ror,ini.,i lr" noiba impllcita en elra ninguna dificultad de principio. La presencia de una dificurtad prác-rrcx -que podla reducir las medidas de la utílidad a ,,estimaciones,'

en b¡uto_ fu. relono-cid.a p-or Bóhm-3awe¡k (.Kapital und. Rapitalzins, 3a ed., Apéndice) .?58 Protegió cuidadosamente esro cortra ra circuraridad. La defirición exacta de Ia mer.surabilidad en este sentido se expresa en estos tél.minos: puede aso::iarse, con toda sensa.ción de utílidad, un número real, rinico saho por ro que se ¡cfierc a r¡ eleccióu de una

:ll:1i:-::.3,-9_"^'lTlo::lrse como cantidad áe unidades d.e un i¡centivo ,ur..p,iur" a.orsen'aflon externa que produce una reacción susceptible también de i,bservación. exte¡na,una analogfa ilustmtiva, que, sin embargo, no

".,íliu totrlmente s¡tisfactoria, la propor.ciona el procedimiento de rnedir el calo"r con un te¡mómeno.

?5e rsto acaso sorprenda a ros lectores que recuerden ros comentarios prolijos de rosáust¡iacos. Pero desiués 'lvies¿r v Bóhm-Barserk ,. ,li.ion fatarme:,te obsiacuiizados porlla falta de bagaj: matemático necesa¡io.260 C. B. .{ntonelli, Sulld tcoria matematica dello econo¡tia pclitirrt (lgg6).201 una canridad o magnitud (dei griego BdleBcE) se define como. argo susceptibre de ser

Tayor.omás pequeño que alguna otrr cosa. Esta propiedrd implica sblámente iransitividad,simetrla, 'y aliorelatividad (esie. rlltimr, termino .ilniiica que,r hinguna orra cosa puede setmavor o meno' que ella misma)_. Comprende tamñién la ielátiOnie ¡gu"ld*J,r,,á,-; .r.'l ltso, :1 simétrica y-refrexiva (este úitimo ,¿rri".l"rigniri.arro contr-ario ¿. ,ii"r.lrt¡""1.Ahora bien, la cantidad en este :Jismo s.ntido g"ner"i" io ipprica mensurabilidad, lo querequiero cumplimiento de dos_ condiciones n¿s, ri q.e

-p,rede'áefinirse un" ,niJ"áj ,) q,,.puede difinirse la adición o4:erathtamentc, es decír.

'.n ior-" tal que pueda realneute des.arrollarse.

., ,1, E:lo..o,_ supongo, lo que Wieser quiso decir cuanrio dijo que la utilidad no renía"extensión", sino soramente "intensidad". si .i i"t.rp..irción fuese correcta, este giro defrase ¡esultarla sin duda notoriamente inforn¡n.¿do.---'--t^

--'289 Las publicaciones de pareto du¡ante ros años g0, el cours, en particular, contienen

NOTAS 455

substanciai:nente la teoria prístina de la utilidatl (o, como él la denominó, teor.ia cle la oteii-nitabilidad) . )'o creo que este cambio de actitud se reveló por primera lez en las conferenciasque dio en 1900 ¿n la EsnLeIa de Altos Estudios, Je parfs. l.a primera publicación que siguelas nuevas directrices, entre las que yo conozco, es sr¡ "sr¡nto dl alcuni iapitoli d! ull .ruo\¡)trattato 11i economja ¡rura", ros Drimeics corlcspo:rdierrt"s a mal zo y ¡unfo'aet Gí,\ ¡ ql. de g,iLconotni ' ta, 19A0.

?64 \/f25¿ el .{pctldice a :.t }lantteI en su totalidaC. fcro cl xrtículo p(}sterior inserro e¡ laedición fi.ar,cesa dt le incirk,perlia de cicncias matemátic¿." lEttcyclolétlie tles sciences mtt-thématiquet pill 'es Lt acpliq'¡r:s.,, lgll) c.ntiene diversas urcjoias (el artículo de fech¡anteliol inserro c.l l¡ edició1. Lremana ial.ece de importa^lcia) .

lcr \ \ ' . L ' . ju lu on. Thc Pr¡re Theor. l of Ur i l i tv 'Curves", Econot¡ t ic Jc:rrn" l , d ic iembrcde 1913, Iste in^Dortarrte alticulo contiene diversos resultados que débían ga¡antizar a snautor un lugar en cualquier historia de nuestra ciencia. f:ro, Ilabi..ndose e;rito sin duCiignorando la obra de Pareto, provocó un reseniimiento lógico por parte de los economistasitalianos como consecuencia de haber reconocido la prioridad á pareto de la mayor partede las cuestiones esenciaies. El economista y estadísiico ruso Eugen slutsky, prófaoi rlela Universidad de Khrko¡v, publicó en el Giornale degli Econúnistf, 5uüó ae 1915, unartlculo titulado "sr¡lla Teoria del Bilancio del consumatoie", cul,a tota). sübestimació¡ fuerade ltalia acaso pueda excusarsE teniendo en cuenta las condiciones preclominantes en aquelaño- Esto se ajusta a la idea de que la utilidad es una cantidad, aunque una cantidad queno puede medirse; Plantea determinados supuestos sobre sus caraci.Jristicas; y d.espués desarro.lla la teoría de la conduc¡a del consrtmidor en la que pueden encontrarse apinas clelcctosen lanto se acerrte aquel punto de vista de la utilidad. Henry Schultz presenió importa¡rts:'rmiendl¡ a aquella subestimación ("Interrela-ions ol Dcmand, price. and Income", Jourlnlof Polilícr.l llrcnomt, agosto de l9f i) ; tarnLién R. G. D. .A,llen presentó enmie¡u:r (,.pr.oir:.sor slr'.rk-r"s Theorv of consuúers'choice", R,vieu ol Ecotti,'tL;- studies, febrcro, lgiitl:y Jo- mismo hizo .j. R. Hicks, qire en l'alo¡ \, capítal dio el nombre de slutskv a la ccr¡rcirrrfundamental de Ia reori,. moderna dei valor. un éxamen de¡enido del arilculo del uro.fesor.{llen, qrre es ejempio brillante dc lo que en este libro consideramos coñducte correcraelr el caso del desct¡brimiento inesperado de los predecesores, enseñará a los lecto¡cs ¡of¡miliarizados con el italiano todo cuanto hav que saber sobre la obra de slutsky. colr:.:o en,¡''e Iro ser:i necesario comentario alguno scbre el far¡oso tl'abajo "RÉconsiderário¡r rf :it,rThcorv of \¡alue' por Allen r Hicks (Eco:;i,,¡::ca, ieb¡ero v maro de 193.1) , qur: m¡r.: i. ¡progreso sl¡bstanciltl más allá de Slutskv.

266 \o puedó llacel otra cosa que índjcar I'x jrlune: aás importantes tl: la rura principel.l\fuchas otras cosas d:belr lanzarsc por la bolda. pcr ejerrplo, parte del desa;rollo qu".rroutratando de describir en el textó se produjo paralelanente al desarrollo del pensamienráde los austriacos posteriores, aunque, debido a ia ineficiencia de su método ,,o'rrtaantrao,tro pudieron ir muy lejos, Sobre estas lineas de desar¡ollo de los vieneses, ¡éase A. R. sweezv."Tne lnterpreration of Subjetivq Value Theory in the lvritings cf lhe Ar-strian Econó-misrs". Reui¿¿ ol tlte Etononic $tudies, junio, 1934.

267 [sto debe cualificarse, por supuesto] en dos direcciones: siempre tenemos libertad paraelegir rrrra unidad v prra elegi' fluestro punto cero. r.n estos dos aspectos, la utilicad car-dinal es tambié' arbitraria, pero no Io es nás que cualquier otrc métoclo de medicla.

268 pe¡ ¡226¡s5 técnicas, sin embargo, exigimos déte¡minadas otras caracter.lsticas comocor¡tinuidad y diferenciabilidad.

'60 .'\parecieron en su tr'fethematical psychics (ls8t) y, por ll tanto, es de fecha an¡erio¡

¿.1 análisis d: la utilidad ordinal del tipo de pareto en unos !0 años.

'?0 En ¡'farshall produjo una impresión bastante fucrre esta brillante vbra hasta el

punto de que reprodujo la substancia dc Ia misma en L^ra nota contenida en el _.\¡:,.jndicca sus Princi¡iios. Pero esto es cuanto hizo con las curvas de la indiferencia. No es corl.ccrodeci 'que se ant ic ipó a la idea por medio t ie l aparato de las cur 'as que ut i l izó en sr¡ p¿r¿Tircorlt ol Foreign Trade,

271, Ilathe,nat;cal Inaestigations (véase arriba, cap, 5, sección ?b) . No se ha recqnocirlosutlcrentemente que, en parte en forma expllcita, y en su parte impllcita, este lib¡o anti_cipó la ma)or parte de la moderna reorla del valór.

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. 456 NOTAS

2t3 n carácier de estas dificultades aparecerá indicado en la siguiente ¡rora. Suporgo _ycreo no establecer un supuesto aventu¡ado- que estas dificultades fueron las que motilaroil laadhesión de l\Iarshali a la idea de mercancías iudependientes.

2?3 Aunque podemos siempre proceder partiendo de funciones indices determinadas hastacurvas de indiierencia, uo siempre procedemos de curyas dadas de indiferencia hasta fun.ciones indices. Para que esto últioo sea posible, a saber, para que "exista" una funciónittdice, es ¡recesaLio que la ecuación diferencial de las curvas de indiferencia sea integra.ble, In el caso de sólo dos variables (dos productos) hay siempre un facror inlegrante; enel caso de tres(ú más no es necesario que exista uno. Esta cuestión de la integrabilidad erasumamente importante en el planteamiento de Pa¡eto. Las lineas de desarrollo posteriorhan privado a la misma de su importancia.

27a Puede resultar sumamente oportuno hacer notar en forma explícita que esto suponedescartar las leles de Gossen.

2?5 Véase, por ejemplo, el artícu]o del prolcor l¡ontief sobre "The Use of IndifferenceCnrves in the Analysis of Foreign Trade", Quarterly Journal ol Economics, mayo de 1933,

2?6 Sobre las posibilidades de "The Empirical Derivation of Indifference functions", véaseel artículo que lleva este tltulo, de W. Allen Wallis and Milton F¡iedman, en l,a-nge ct al,editorcs, Súudíe¡ in trI¿thematical Economics and, Econornet¡ics, 1942 (Henry Schultz, volu.men de homenaje conmenorativo), aunque una vez más debemos ¡ecordar que nunca de-bemos desiartar definitivar¡ente una idea; véase, por ejemplo, gl importante arriculo delprofesor Wald, "The Apprpximate Determination of Indifference Surfeces by Means of EngelCu¡ves", Econometrica, abrrl de 1940. Po¡ supuesto que esto no debe osculecer la diferencialógica: la diferencia existe ya sea que una deterninada construcción tenga, o no, para em.plear la frase de tr'Ianuel Kant, una "relación con la experiencia posible" (Rclation aultrtógliche Erlahrung). Además, puede por supuesto poneue de manifiesto del mismo ¡nodoque en el caso del análisis de la utilidad, que el análisis de la va¡iedad.indiferencia no essusceptible de acusación por razón de la ci¡cularidad o v¿ciedad.

2i7 P. Boninsegni, "l lohdamenti dell' economia plfa", Cíornale degli Econonisli, febte.ro, 1902; 1' E. Barone, "Il lUinistro delle produzione", ibid, septiembre y octubre 1908 (véasemás arriba, sección 5).

2i8 Ellos se dieron cuenta, naturalmente, de la necesidad de los supuestos restricti|os res.pecto a la conducta del consumidor de la que resultarían las caracterlsticas de las ftrncio-nes de la demanda. Esto distiDgue sus puntos de vista de los puntos de vista de G, Cassel,que simplemente defendió la pulverización de todo cuanto hay detrás de las fr¡nciones dela demanda para hacer dc éstas el dato definitivo. Véase su "Grundriss eine¡ elementarenIleislehre", Zeítscltrilt lür clie gesantte Staatuíssenchalt (1899), que es digno de menciónporque fue el primer ataque radical intransigente contra la estructura de conjunto de la

. teorla del valor basada en la utilidad, lanzado por un economista dotado con una formaciónmatemática. En su Theorl ol Social Economy, Cassel repitió substancialmente el argumento,

,,r0 [n su "A Note of the Pure Theory of Consumer's Behavior", Economica, fcb¡ero, 1938;véase umbién "The Empirical lmplication of Utility Analysis", Economehica, oc¡ubre,1938. Cotéjese N. Georgescu-Rocgen, "The Pure Theory of Consumer's $havior", Quarterly

. Journal ol Econom;cs, agosto, 1936.e,80 LJ. A. S. no terminó esta sección ni llcnó los simbolos matemáticos para el postulado

de Samuelson; la formulación matemática mencionarla arriba la proporcioná R. [f. C.]?81 [FIabía dos planteamientos de ,la economía política del bienestrr (uno mecanogra-

fiado y otro manuscrito) que lenían muchos pr¡ntos comunes. La versión manusaita es laque presentamos aqui. Ambos estudios eran preliminares y fueron cscl'itos antes que lcssecciones anteriores de este Apéndice a la Teo¡Ia de la Urilidad.]

rsz }'{¡¡5}¡¿ll (Principles, pp. 533 ss.) afirmó que la suma toral de sarisfacción en unasociedad prrede aumentar más allá del máximo que puede alcanzarse en cl sistema del laissez-faire cn un estado de equilibrio perfecto en competencia perfecta, gravando la producciónde productos sometidos a rendimientos decrecientes y utilizando €l producto del gravamenPara subvencionar la producción de artfculos sometidos a rendimientos crecientes, [sta pro.posición, que no podemos *nalizar en este lugar, ha sido sumam¡nte ampliada por el pro-

. faor Pigou y especialmente por el señor R. F. Kahn, que es la principal autoridad sobre

NOTAS 457

la materia. Véase el articulo de este último, "Some Notes on ldeal Output", Economic Jour.tnl, marzo de 1935.

:ss l¿ p¡qp65l6ión decisiva fue aquella segrin la cual, para ¡educir al mínimo el sacri-ficio total implÍcito en la reunión de una suma dada, el gravamen fiscal debe, respecto aIa cantidad requerida, absorber totalmente, en primer lugar, el excedente tlel ingreso másalto sob¡e el segundo ingreso más alto, después el €xcedente de estos dos sobre el terceromás alto. v asÍ sucesivamente,'

28{ Bte error puede enconFarse, como testiEonio de nuestros hábitos de Pe¡rsamiento noruuy dados a la precisión, en las obras de economistas muy famosos, aunque debe ser no'torio que, dada la intención de arrgbatar a los contribuy€nteE "cantidades" iguales dé satis-facción, nada se sigue de la "ley" 11é la utilidad marginal decreci€nte del ingreso, salYo quélos ingresos más altos deben pagar lsumas absolutas más elevadas que los ingresos más pC'queños: el que un impuesto ideadQi. para convertir en realidad aquella intención Eea Pro-gresivo, proporcional o regresivo dbpende de la forma particular que ailoptemos Pa¡a aque.lla ley de los rendimientos deoecientes.

2s5 Véase L. Robbins "Interpersonal Comparison of Utility", Economic Joumal, diciem'bre. 1938. .

256 Es cierto que él escribió (Principles, Libro [, cap. 5, p. ?6): "no podemos compaür

directamente los placeres que obtienen dos personaS con €l vi6io de fumar ni incluso

los que obtienen las mismas Personas en momentos distintos". Pero se carga el acento enla palabra "directamente": y la frase no siSnifica otra cosa sino que, del mismo modoque la medida de los deseos de determinada Persona es siempre una medida indirecta enel sentido indicado arriba, la compalación interpersonal debe hace¡ uso de Eétodos indi.

rectos. El razonamiento de Marshall implica, de hecho, ¡eit€radas veces, ¡a posibilidad decstablece¡ una comparación interpersonal'

28? Véase, por ejemplo, su articulo sobre el sistema de Cassel, publicado de nuelo comoApéndice ü a la edición inglesa de lzs Lectures, volumen I, p. 221.

,ss Tal vez debería explicar, co¡no he explicado antes respecto a mensurabilidad e inte'grabilidad, que esto no equivale sino a decir que puede formulane una hipótesis ¡elativa ala relación entre la significación de un dólar para el homb¡e pobre (A) y la significación de un

dólar para el hombre rico (B), a uinguno de los cuales le produce nás que ¡esultados razo'rrables.

,8s ¡sto sionifica, por supuesto, que tales acontecimientos, reordenaciones, o medidaspueden considerarse "benéficos", o "dañinos", independientemente de toda comparación inter'personal y de la cuestión rel¿tiva a la medida en que los beneficiarios o víctimas ¡esultan

beneficiados o perjudicados. X,l caso en que lodos los individuos resultan beneficiados o

pe¡'judicados queda comprendido evidentemente en nuestra fo¡mulación.2eo El lector se dará cuenla a poco que reflexione que esto es algo ¡Dás de lo que parecc

ser a primera vista, a saber, una definición sumamente artificial de lo que se entiendepor haier que a una "sociedad" le vaya mejor,

:91 oliginalmente llealth and \lellare (1912) 'roz &¡e p¡sds ilustrarse medlante, las discusiones parlamentarias sobre cuestiones de gra'

vamen fiscal idearlas por wick+U. Segrln los puntos de vist¿ modernos, ni los Parlamentosni ninguna otra entidad puedeii comparar las utilidades de las personas que han de pagarlos impuestos 1'las utilidades de las personas que han de ¡ecibir el Ploducto de los mismos

o bencficiarse cn otra forma de los gastos públicos correspondientet. Pero esto no impo¡tar.calmente: La mayoría parlamentaria como tal establece siniplemente un valor comParativo(o¡dinal) sobre los saoificios y beneficios impllcitos. Y, en forma similal, el lector asignará

cl valor que le convenga a los ¡ne¡itos comparativos y absoiutos de los dos Procedimientos'?e3 Como es inrposible que entremos en los métodos y resultadJs de la economia mo'

derna del bienestai, los lectores tal vez conside¡en oportunas algunas leferencias: A. purk

(Bergson), "4 Refo¡mulation ol Certain Aspects of \4telfa¡e Economics", Quarterly Journalol E-ionotnía, febrero, 1938; IL Hotelling, "The General Wellare in Relation to Problems

of Taxation and of Railwqy and Utility Rates", Econometrica, iulio, 1938; N' Kaldor,'

''\4¡elfare Propositions in [cotromics and Interpersonal ComParisons of Utility", .konoqiclournal, septieübre 1939; J, R. Hicks, "The foundation óf Weltut. Economics", &o¿o'

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mic ]ournal, diciemble, 1939; T. de Scitovsk_r', "A Note on Welfafe Proposirio¡u in Lcono.mics", R'eview ol Economic Sftdíes, nolieml¡re, l{)41; O. Lange, "The Fóundations of \\'elfare lconomics", Econornetríca, julio-octubr:, 1942; G. Tintner, "A Note on \\/elfa¡e j:co-nomics", Econometrica, enero, 1946, El artículo del profesor Hotelllng es de particular inte,res porque contiene la que acaso es la proposición "práctica" mág famosa de la economíaEoderna del bienestar, a saber, aquella segun la cual la maximización del bienestat gene-ral (en un sentido parlicuhr) requiere que todas las mercancias v servicios sean ¡rrodu-cidas y consumidas en cantidades tales que igualen los costos )' pfecios marginales inclusoen los casos en que, debido a la presencia de costos promedios decrecientes, esto implicaPerdidas en la industria de la producción, proposición de gran intetés teór.ico. ono ejemploexcelente relatil 'o a la "economía moderna del bienesta¡ ,en acción", es "\\'elfare lconomjcand Intefnational Tlade", del profesor Samuelson, aparecitlo en Aftrerican Econontc Rauteu,,junio, 1938, suplementado con "Gains from International Trarle" Canadinn lournal ól Eco-nontics and Political Science, ma1'o, 1939, y Found,ations (194?), cap. 8.

Cuando se escribió originalmente, la úhima ¡eferencia. hecha cn esra sección lo fue alartlculo de Tintner publicado en Econometr;ca, enero, 1946.il.a referencia a Foundations,. -_-__r ñ^.rari^rmente a láDiz. $

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. l rrro.se ,.pi," .qut norou" .u.norto^Or]lrl"'*o

r^rurrros

identific¿n ra.crinámica con raj:":ii,o" rrecim.iento. Las_principales auroddades respecto a nuestra terminologra son FrischL^::ltl -.Ej:mp,os.

preeminentes .d€ otra teminología son Ha¡ro.l (véase especialmente

touords a Dynatnic Econom.ics (I9a8) y Stigler. Muchos sostienen una posición inte¡me.1i1:_p:l

ejemplo Charles F. Roos (Dyna'mic bcoromics, 1934) . Repito t"riién qu. .i in.srstencia en esra distinción se debe, no a deseo de discutlr en rorno de palabrasf sino sim.plemente al deseo de evitar confusiones.

: y_:r" n9 respecro a Bóbm-Bawetk, r,éase más arriba cap. 6 sección 5.' 3.Véase Foundations, Parte-.II, especialmente cap. II. Aprovecho l;r oportunidad para su-q..i;t :u.

allí v en el Apéndice_D 'y

además en ;Dynemii process ;\naiysis,,, ,o up'o.,".iOn:^!,_::,:?

ol .

Contemporarl, Economics (H. S. Eilis, ediror) , eI proi.ro, Samrielson haI::]:T::-,.y""

tarea pedagógic,r ext¡aordin¡riamente mer.iroria; no pücde clarse una mejorlntroduccron a la sígnificación y técnicas de Ia dinámica moderna.

-a Apremiantqs consideraciones de espacio no son las únicas razones t¡ue me lo impiden: por

una parte, no quiero obscurec¡rr los contornos básicos mcdiante los detalles; por ór.r p"it",no quiero que este esbozo cregenere en una bibliograffa. No hay sino acridir a los nú.meros de Econontetrica para enconhar los hilos.

5 fste es (el meollo de) la ecuación Hansen-samnelson. \¡éase ?. A. samuelson, .,In.teractions between rhe i\{ultiplier Analysis and the principle of Acceleration,,, Rajeu o7

,Eco.nomic statistics. mayo 1939, reimpreso en Readings in'Business cycle Theort, (seleccio-nado por un comité de Ia Asociación Económica Ame¡icana, de ia q,e es'piesidenteG, von Haberler, lg44).

6 Es conveniente diferir el examen de estas objeciones y de una circunstancia cualifica"tíva importante qrre debe asregarse a las mismai. pero notemos en seguida que nuestroejemplo sirre rambién <le ilustración al hecho de que los economistas iienden-a ceder ala tentación ulterio¡ de meiorar la situación introducienclo simplificaciones adicion¿les: ennuestro ejemPlo no es sólo la reducción del número de I'ariables- Io que simplifica las cosas,sino también el postulado de que los coeficientes son consrantes; si no lo iieran, la ecua-ción no podrla manejarse fácilmcnte.

7 Nfencionanos aqul solamente un ejemplo, a saber, el propio esquema del profesor frisch.presentado en su v.igoroso artlculo, "propagation problems and Impulse pr.áblems in Dy-namic Economics", Economic Essays in Hánour al Gustau cassel (lgi3). El lector encontra.¡á'muchos otros en el artículo exploratorio de Tinbergen publicad. en la siguiente notade pie de página.

. t El la Iarga lista de las publicaciones del profesor J. Ti'bergen, la que tal vez es másconveniente pal'a presentarla como íntroducción pa.a loi lecto¡ei americanos e ingleses, desus métodos teóricos y estaclisticos, es su Jf¿fuüiil resting ol Busíness.cycle Ttiories: l,'A.'Meth,od,and, Its Application to rnaestment Actirity; y Ir,-Business cycres in u. s. Igjg-32(Liga de Naciones, 193(l). Todevla Eás útil como eiploración de Io que puedc considerarsela obra más antigxa en er campo cle la dinámica, es' sr¡ artícuro "suggestions on euantita.tivc Business cycle Thcon'", Econometrica, julio 1935. Anbos tírur,is- resulran injustifica.da¡lrcrite pretenciosos. !l lector debe ignorar'ahora la referencia específica a Ia inYesrisa.

NOTAS 48tción der cicro económico -la razón de lo cual ser'á explicada en seguirla- y aceptar erprrmero como un t¡arado y el rllrimo colno una exploraiión a. U ¿ir,lmica ieneral.,-i

ftl" :j.-pt?'-t vé¿se tá obra cirada en r" not" á.-pi. d.;d;.-;;;;."o.i. ,..or-

io;;;: ou. las pubticaciones de ¿ste ripo, de Tinberg.n, ..p.roron (por lo que yo sé) en

10 Esta es la diferencia fundamental entre los métodos de Tinbergen y tos ae W C,Ntit-cl9lt, cuyos nétodos serán examinado, .¿" "i"i".'-11 trle .'eo en el deber de ofrecer *ir .*.ur", ii'profesor Tinbeigen por esta clase deinfo¡me' Pero confío que ..nro él comor.r ü.*;;.iitá. i'cruso estas frases inocuas a rareferencia escueta a sus obl12 nr srueso o. *, u".oil'",'il: ;:"ü'ilJ,.::í,'#'.:ll,*,"Iilfii.r:l1Li:: :T,H:.ttomelríca, l iero véase especialmente

,trygu'. l"r". l,ro, ,,The p¡obabil ity Approach ín

,T",ffT:"'', suplemento a r'oro^"l,iri,ol,"1ir;';; i'üi (cowle,s comission pupirr, ,,u.ou,

rs un¿ forma sencilla para que el lector se dé cuenta tle esto coruiste en echar una ojeaaaal profesor H' M' somen en 'crassified Bibriography oi Artictes on Business cycres Theory,,,Apéndice al votumen ae n"aa;ng ;n ius;;;;;'¿;i;;l "rhrory,

^t que se ha hecho refere4ciaya' o a algunas de las demás bibiiograflas

-.r.ú;;;;r-;if g. aaa) , especialoente la debidaal profesor R, A, Gordon.

¡z:/ ) sPcq¿rus¡rrc ¡a14 &ta es la razón Dor la cual, hablando de ra macrodinámica como tal y sin propo-nerse hablar especificañente de la investigaci¿" 1"1* .i.r", económicos, tuuu, 'rin--".u"rgo,que citar en una nora de pie de pegini anterior, Jo, a., hs. ob¡.as J"- iinu.ig."l *y". .titulos tienen esta connoraci¿n, la rlzó"n p".i"."rrl"iemás de q'e podfa parece¡ pedan-tería innecesa'ia, insisto en este. punro_ simpremente porqu. e,o

"i .rÉn.iri [oiu-r,ol. undiagnóstico corrienre cle la modei¡u ,i,rr.i¿rr .i.rifíá'r5 Esto se aplica también a la teorla del profesor uon H.u..t, si se Ia puede asociar con radel profesor von lIises. Si no se puedc, pido excusas por. ello.

"^::.,1 p]::s:nració:r, preiiminar, por Spiethoff, cle su análisis del cicio económico en suconJunto no apareció, es cierto, ant€s de rg23, y su extensa obra, asr como sus traduccio-nes en inglés, se espemn todavía. I)ero esta dilación ha sido y

"rti -o¡uJ" i- .i-ir"raheroico de dominar crandes cantidades de roateriare" rin oyua" de nadie, n,ip..to

" rrrit-chell, Ia referencia hácha aniba se tur.."rp..to-"-su iilro ¿e lgfC.17 LIn ejemplo instn¡ctivo de este tipo es la cliscusión sostenida entre Ios profesores R,Frisch y J' lvf. clark respecto a l¿ rálación entre los-püntos y parte del consumo y laproducción de bienes cre cipital.en

-el cicro ("The t,.i".r.lutio, ú.w.." c"pi"r irlJu.,ionand Consumer-Takine", ,,Iieply,', ..Rejoincler),

y :.a fi",fr* .*ord", toiríil ' i i la¡r¡"tEconomy, l93l-2.

r8 un modelo mccánico ilustrard este fenómeno, coloquemos un reroj eléctrico en unamesa algo deteriorada. La co¡rienre.eléctrica que p..-it" zun.ionar er reloj., p.rta.,u.mente . constante. Pero puede proflucir un movimiento oscilatorio d.e la mesa,.

",-11,^L-tt^Tii cojea. naruratmente, corlo todos los similes. y asl cojea t¿,mbién ta sugesriónsrguiente que no es un slmil. Los cic$s se desarrollan en la evolución hi:tórica de la econo.mia capitalista.' Incluso prescindienaollde torla la sociología económica q'e debe, por lotanto, entrar inevitablemente en su explicación, no podemos menos de feconocer que suteoria o' para evitar este vocabro,-su_.ariálisis, debe .ri gr"n p"rt., nccesariamente vincr¡rarsecon la teoria o análisis de ra evolución más'que.oo-ri-din".i.", que es ra teoría o aná.lisis de las secuencias que no ilev;r .o*igo niugon; iare d" fechas históricas. sin dudaexisten deterninados mecanisen re2e, v .,,o, "*."ni,-ffi#","Í:,,:'":;":Jf,.o"j:tJ:ffi::l'l]:i: n,.'j:l"."*:diante esquemas macroriinámicos aplicables ."r

- ."r¿.ia, m¿ls o Denos ¡Jene ral, del misroomodo que debe tomarse en cuenta en un nivel técnico más bajo la teorfa ordina¡ia dela oferta y de la demanda. pero-no son más que herramientas que por sr solas no basran,aun cuando se of¡ezcan con toda.s ras series

'aa ti.rp" Ímaginables para reconstruir er*lÍ1::

"j^ 1":i:'1" y, por supuesto, todavia *.oor'ru, resuttados de largo arcance.

-^- ^t.1:",-oe estos

.errores. pueden servir de ilustración. Ar mismo tiempJ rremostraránPo¡ que las respectivas objeciones no ¡epresentan nada cor¡tra los mo.ielós mismos, sino

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NOTAS

solamente contra la pretensión aludida. .l) I¡s modelos maoodinámicos, presentados mnaquella pretensión llevan consigo implicitos la proposición segrln la cual las "causas" delos ciclos económicos deben encontrarse entre la interacción de los mismos agregados socia.les, en tanto que puede demostralse que los ciclos econónicos sutgen de pcrturbaciónesseccionales, 2) En las mismas condiciones, los modelos macrodinámicos ller.an en sí laimplicación de que los cambios estructurales que transforman la economia no tienen nadaqr¡e v€r, desde el punto de vísta histó¡ico con los ciclos económicos, teniendo en cuentaque pttede demostrarse que los ciclos son la forma que adoptan los cambios estructurales3) La construcción de modelos macrodinámicos, aspira casi siempte a explicar tocias las'fases de los ciclos (y los puntos y aparre) en función de una sola ecuaciSn "final',. Eston-o

"t.:.n. r'erdad imposible. Peto representa un error suponer que tlebe ser posible vincular

el análisis a esta exigencia.21 Remirimos al lector a I\f. fzekiel "The cobrveb rheorem", euarterl"¡ lournal ol Eco-

nornics, febrero, 1938 (reimpreso en el volumen Reading in Busíness (,!t¡l¿ ?helry), dond,eencontrará todo Io necesario e incluso casi toda la literatu¡a que lnteresa.

2, J. Tinberyen, "Ein Schiffbauzyklls"?, Weltwittschaltliches Arifl¡iu, lulio de Ig3l. El modetoes sumamente interesante, fl tónelaje corriente disponible de barcdf dé carga está representadosol¡re uri eje de tiempo. Llamemosle f (¡) y supónganos, como priúera aproximáción, quevarla solamente a consecuencia del nuevo tonelaje ploducido, lo que podemos, por lo tanto,'expresar por l(ú). Postula que las tarifas de carga serán altas (baias) cuando el tonelaje esb¿jo (alto) en relación con su tendencia que estimulará (desestimulará) los pedidos de nuevotonelaje, cuya ejecución desestimulará (estiúula¡á) nuelos pedidos y asl sucesivamente. Elaumento cle tonelaje en cualquier punto de tiempo dependerá asl de la escasez o abundanciarelativa de tonelaie durante algrln tiempo (digamos S año$ f(t)-*al(ú_0) donde u eslllla constante que representa la intensidad de reacción. tsta es una diferencia mixta v unaecuación diferencial, la primera de su clase que entra en la teoría económica. su soiucióndescribirá el desarrollo en el ticmpo del tonelaje (teóricamente siempre a partir ile entcnces),

_ si €ste desarlollo se produce en un intervalo inicial. segrin un método ionocido muy utili-.' zado por los flsicos obtenemos la solución por medio dela sustitución (tentativa),1¡tj iguat' eo.t I B, Desde el punto de vista matemáiico los lectores cultos advertiián qr. ..tá solución

será periódica si hacemos de ¡ un nrlmero lmaginario (relaciCn de Eule¡: ¿jqi igrral coseno c¿úmás i seno ct). F¡éase J. A. S. Busínass Cycle, p. Sl3.l

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