Segunda Partes Discurso Del Metodo

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SEGUNDA PARTE DEL “DISCURSO DEL MÉTODO” LAS PRINCIPALES REGLAS DEL MÉTODO Hallábame, por entonces, en Alemania, adonde me llamara la ocasión de unas guerras que aun no han terminado; y volviendo de la coronación del Emperador hacia el ejército, cogióme el comienzo del invierno en un lugar en donde, no encontrando conversación alguna que me divirtiera y no teniendo tampoco, por fortuna, cuidados ni pasiones que perturbaran mi ánimo, permanecía el día entero solo y encerrado, junto a una estufa, con toda la tranquilidad necesaria para entregarme a mis pensamientos. COMENTARIOS Descartes se encontraba en 1619 en Alemania, concretamente en Frackfort asistiendo a la coronación del Emperador Fernando II (las fiestas de coronación fueron del 20 de Julio al 9 de septiembre de 1619) . Las guerras que no habían terminado son la “Guerra de los Treinta Años” que terminaron en 1648, el Discurso del método es de 1637. El cuartel de invierno al que se refiere el texto quizá se encuentre en Neuburg, cerca de Ulm, cuando se alistó en el ejército del elector católico Maximiliano, duque de Baviera , en lucha contra el líder de la Unión Evangélica, Federico V, proclamado rey de Bohemia por los checos. Invierno de 1619- 1620. El episodio de la estufa es famoso, corresponde al 10 de noviembre de 1619, allí Descartes tiene tres sueños, por los que descubre los fundamentos de una ciencia admirable, gracias a esa actitud reflexiva en la que trata de indagar el “buen uso” de la razón en nuestras actos y pensamientos para después poder acceder al saber cierto y seguro. 1 2 Entre los cuales, fue uno de los primeros el ocurrírseme considerar que muchas veces sucede que no hay tanta perfección en las obras compuestas de varios trozos y hechas por las manos de muchos maestros, como en aquellas en que uno solo ha trabajado. COMENTARIOS La tesis central del proyecto cartesiano es la unidad de la ciencia a partir de un único método inspirado en el modelo matemático. Seguidamente propone una serie de ejemplos para ratificar este proyecto 1ª CARACTERÍSTICA DEL MÉTODO ESTABLECER LA UNIDAD SISTEMÁTICA DE LAS CIENCIAS INTRODUCCIÓN ALGUNOS EJEMPLOS Así vemos que los edificios, que un solo arquitecto ha comenzado y rematado, suelen ser más hermosos y mejor ordenados que aquellos otros, que varios han tratado de componer y arreglar, utilizando antiguos muros, construidos para otros fines. Esas viejas ciudades, que no fueron al principio sino aldeas, y que, con el transcurso del tiempo han llegado a ser grandes urbes, están, por lo común, muy mal trazadas y acompasadas, si las comparamos con esas otras plazas regulares que un ingeniero diseña, según su fantasía, en una llanura; y, aunque considerando sus edificios uno por uno encontremos a menudo en ellos tanto o más arte que en los de estas últimas ciudades nuevas, sin embargo, viendo cómo están arreglados, aquí uno grande, allá otro pequeño, y cómo hacen las calles curvas y desiguales, diríase que más bien es la fortuna que la voluntad de unos hombres provistos de razón, la que los ha dispuesto de esa suerte. Y si se considera que, sin embargo, siempre ha habido unos oficiales encargados de cuidar de que los edificios de los particulares sirvan al ornato público, bien se reconocerá cuán difícil es hacer cumplidamente las cosas cuando se trabaja sobre lo hecho por otros. Así también, imaginaba yo que esos pueblos que fueron antaño medio salvajes y han ido civilizándose poco a poco, haciendo sus leyes conforme les iba obligando la incomodidad de los crímenes y peleas, no pueden estar tan bien constituidos como los que, desde que se juntaron, han venido observando las constituciones de algún prudente legislador . Como también es muy cierto, que el estado de la verdadera religión, cuyas ordenanzas Dios solo ha instituido, debe estar incomparablemente mejor arreglado que todos los demás. Y para hablar de las cosas humanas, creo que si Esparta ha sido antaño muy floreciente, no fue por causa de la bondad de cada una de sus leyes en particular, que algunas eran muy extrañas y hasta contrarias a las buenas costumbres, sino porque, habiendo sido inventadas por uno solo, todas tendían al mismo fin. COMENTARIOS Al principio del texto con “ciencias de los libros” se refiere a la física escolástica que carece del rigor y la certeza que poseen las demostraciones matemáticas. En el texto con “nuestros apetitos y nuestros perceptores” nos comenta que han sido la norma de conducta de nuestra infancia y siguen siendo muchas veces nuestra guía; sin embargo, según Descartes, la persistencia de tales convicciones son poco sólidas y la causa de que juzguemos mal. Los adultos desarrollamos la razón y con ella la capacidad de dominar o regular nuestros deseos: no siempre es conveniente u oportuno satisfacer nuestros deseos. En ocasiones es necesario posponer la satisfacción de éstos porque a largo plazo se seguirá un bien mayor o evitaremos un mal mayor con esta renuncia. Tradicionalmente, se ha llamado “prudencia” a este dominio de la razón sobre nuestros deseos atendiendo a sus consecuencias a medio o largo plazo. Por esta razón apunta Descartes que nuestros preceptores (padres, maestros, educadores) y nuestros deseos son contrapuestos unos a otros, pues ellos muchas veces tienen que aconsejarnos, por prudencia, hacer lo contrario de lo que nuestros deseos nos dictan. Lo mejor será, pues, guiarse por “el pleno uso de la razón” que con sus deliberaciones nos permitirá comprender si el logro de un deseo depende o no de nosotros y si es conveniente para nosotros o no. Esta es la principal finalidad de la moral, “...debemos preocuparnos de regular justamente este deseo. En esto es en lo que consiste la principal utilidad de la moral”. 3 APLICACIÓN DE ESTE PRINCIPIO A LAS CIENCIAS Y así pensé yo que las ciencias de los libros , por lo menos aquellas cuyas razones son solo probables y carecen de demostraciones, habiéndose compuesto y aumentado poco a poco con las opiniones de varias personas diferentes, no son tan próximas a la verdad como los simples razonamientos que un hombre de buen sentido puede hacer, naturalmente, acerca de las cosas que se presentan. Y también pensaba yo que, como hemos sido todos nosotros niños antes de ser hombres y hemos tenido que dejarnos regir durante mucho tiempo por nuestros apetitos y nuestros preceptores , que muchas veces eran contrarios unos a otros, y ni unos ni otros nos aconsejaban acaso siempre lo mejor, es casi imposible que sean nuestros juicios tan puros y tan sólidos como lo fueran si, desde el momento de nacer, tuviéramos el uso pleno de nuestra razón y no hubiéramos sido nunca dirigidos más que por ésta. COMENTARIOS Con la alusión “prudente legislador”, Descartes está aludiendo al mítico legislador Licurgo de Esparta, ensalzado por la nobleza espartana del siglo VI a. de C. con el fin de reforzar las costumbres y leyes anónimas de su tradición, Se decía que había dotado a Esparta de los elementos básicos de su constitución. Como por ejemplo la costumbre de abandonar los niños deformes en el monte Taigeto o la de premiar a los jóvenes que robaban alimentos sin dejarse prender.

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SEGUNDA PARTE DEL “DISCURSO DEL MÉTODO”LAS PRINCIPALES REGLAS DEL MÉTODO

Hallábame, por entonces, en Alemania, adonde me llamarala ocasión de unas guerras que aun no han terminado; yvolviendo de la coronación del Emperador hacia el ejército,cogióme el comienzo del invierno en un lugar en donde, noencontrando conversación alguna que me divirtiera y noteniendo tampoco, por fortuna, cuidados ni pasiones queperturbaran mi ánimo, permanecía el día entero solo yencerrado, junto a una estufa, con toda la tranquilidadnecesaria para entregarme a mis pensamientos.

COMENTARIOSDescartes se encontraba en 1619 en Alemania,concretamente en Frackfort asistiendo a la coronación delEmperador Fernando II (las fiestas de coronación fueron del20 de Julio al 9 de septiembre de 1619) . Las guerras que nohabían terminado son la “Guerra de los Treinta Años” queterminaron en 1648, el Discurso del método es de 1637.El cuartel de invierno al que se refiere el texto quizá seencuentre en Neuburg, cerca de Ulm, cuando se alistó en elejército del elector católico Maximiliano, duque de Baviera , enlucha contra el líder de la Unión Evangélica, Federico V,proclamado rey de Bohemia por los checos. Invierno de 1619-1620.El episodio de la estufa es famoso, corresponde al 10 denoviembre de 1619, allí Descartes tiene tres sueños, por losque descubre los fundamentos de una ciencia admirable,gracias a esa actitud reflexiva en la que trata de indagar el“buen uso” de la razón en nuestras actos y pensamientos paradespués poder acceder al saber cierto y seguro.

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2Entre los cuales, fue uno de los primeros el ocurrírsemeconsiderar que muchas veces sucede que no hay tantaperfección en las obras compuestas de varios trozos y hechaspor las manos de muchos maestros, como en aquellas en queuno solo ha trabajado.

COMENTARIOSLa tesis central del proyecto cartesiano es la unidad de laciencia a partir de un único método inspirado en el modelomatemático. Seguidamente propone una serie de ejemplospara ratificar este proyecto

1ª CARACTERÍSTICA DEL MÉTODOESTABLECER LA UNIDAD SISTEMÁTICA DE LAS

CIENCIAS

INTRODUCCIÓN

ALGUNOS EJEMPLOSAsí vemos que los edificios, que un solo arquitecto ha comenzado yrematado, suelen ser más hermosos y mejor ordenados que aquellos otros,que varios han tratado de componer y arreglar, utilizando antiguos muros,construidos para otros fines. Esas viejas ciudades, que no fueron al principiosino aldeas, y que, con el transcurso del tiempo han llegado a ser grandesurbes, están, por lo común, muy mal trazadas y acompasadas, si lascomparamos con esas otras plazas regulares que un ingeniero diseña, segúnsu fantasía, en una llanura; y, aunque considerando sus edificios uno por unoencontremos a menudo en ellos tanto o más arte que en los de estas últimasciudades nuevas, sin embargo, viendo cómo están arreglados, aquí unogrande, allá otro pequeño, y cómo hacen las calles curvas y desiguales,diríase que más bien es la fortuna que la voluntad de unos hombres provistosde razón, la que los ha dispuesto de esa suerte. Y si se considera que, sinembargo, siempre ha habido unos oficiales encargados de cuidar de que losedificios de los particulares sirvan al ornato público, bien se reconocerá cuándifícil es hacer cumplidamente las cosas cuando se trabaja sobre lo hecho porotros. Así también, imaginaba yo que esos pueblos que fueron antaño mediosalvajes y han ido civilizándose poco a poco, haciendo sus leyes conformeles iba obligando la incomodidad de los crímenes y peleas, no pueden estartan bien constituidos como los que, desde que se juntaron, han venidoobservando las constituciones de algún prudente legislador. Como tambiénes muy cierto, que el estado de la verdadera religión, cuyas ordenanzas Diossolo ha instituido, debe estar incomparablemente mejor arreglado que todoslos demás. Y para hablar de las cosas humanas, creo que si Esparta ha sidoantaño muy floreciente, no fue por causa de la bondad de cada una de susleyes en particular, que algunas eran muy extrañas y hasta contrarias a lasbuenas costumbres, sino porque, habiendo sido inventadas por uno solo,todas tendían al mismo fin.

COMENTARIOSAl principio del texto con “ciencias de los libros” se refiere a la físicaescolástica que carece del rigor y la certeza que poseen lasdemostraciones matemáticas.En el texto con “nuestros apetitos y nuestros perceptores” noscomenta que han sido la norma de conducta de nuestra infancia ysiguen siendo muchas veces nuestra guía; sin embargo, segúnDescartes, la persistencia de tales convicciones son poco sólidas yla causa de que juzguemos mal. Los adultos desarrollamos la razóny con ella la capacidad de dominar o regular nuestros deseos: nosiempre es conveniente u oportuno satisfacer nuestros deseos. Enocasiones es necesario posponer la satisfacción de éstos porque alargo plazo se seguirá un bien mayor o evitaremos un mal mayor conesta renuncia.Tradicionalmente, se ha llamado “prudencia” a este dominio de larazón sobre nuestros deseos atendiendo a sus consecuencias amedio o largo plazo. Por esta razón apunta Descartes que nuestrospreceptores (padres, maestros, educadores) y nuestros deseos soncontrapuestos unos a otros, pues ellos muchas veces tienen queaconsejarnos, por prudencia, hacer lo contrario de lo que nuestrosdeseos nos dictan. Lo mejor será, pues, guiarse por “el pleno uso dela razón” que con sus deliberaciones nos permitirá comprender si ellogro de un deseo depende o no de nosotros y si es convenientepara nosotros o no. Esta es la principal finalidad de la moral,“...debemos preocuparnos de regular justamente este deseo. Enesto es en lo que consiste la principal utilidad de la moral”.

3 APLICACIÓN DE ESTE PRINCIPIO A LASCIENCIAS

Y así pensé yo que las ciencias de los libros, por lo menos aquellascuyas razones son solo probables y carecen de demostraciones,habiéndose compuesto y aumentado poco a poco con las opinionesde varias personas diferentes, no son tan próximas a la verdad comolos simples razonamientos que un hombre de buen sentido puedehacer, naturalmente, acerca de las cosas que se presentan. Ytambién pensaba yo que, como hemos sido todos nosotros niñosantes de ser hombres y hemos tenido que dejarnos regir durantemucho tiempo por nuestros apetitos y nuestros preceptores, quemuchas veces eran contrarios unos a otros, y ni unos ni otros nosaconsejaban acaso siempre lo mejor, es casi imposible que seannuestros juicios tan puros y tan sólidos como lo fueran si, desde elmomento de nacer, tuviéramos el uso pleno de nuestra razón y nohubiéramos sido nunca dirigidos más que por ésta.

COMENTARIOSCon la alusión “prudente legislador”, Descartes está aludiendoal mítico legislador Licurgo de Esparta, ensalzado por lanobleza espartana del siglo VI a. de C. con el fin de reforzarlas costumbres y leyes anónimas de su tradición, Se decíaque había dotado a Esparta de los elementos básicos de suconstitución. Como por ejemplo la costumbre de abandonarlos niños deformes en el monte Taigeto o la de premiar a losjóvenes que robaban alimentos sin dejarse prender.

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4 LÍMITES DEL PRINCIPIO

Y yo hubiera sido, sin duda, de esta última especie deingenios, si no hubiese tenido en mi vida más que un solomaestro o no hubiese sabido cuán diferentes han sido, entodo tiempo, las opiniones de los más doctos. Mas,habiendo aprendido en el colegio que no se puedeimaginar nada, por extraño e increíble que sea, que nohaya sido dicho por alguno de los filósofos, y habiendovisto luego, en mis viajes, que no todos los que piensan demodo contrario al nuestro son por ello bárbaros y salvajes,sino que muchos hacen tanto o más uso que nosotros de larazón; y habiendo considerado que un mismo hombre, consu mismo ingenio, si se ha criado desde niño entrefranceses o alemanes, llega a ser muy diferente de lo quesería si hubiese vivido siempre entre chinos o caníbales; yque hasta en las modas de nuestros trajes, lo que nos hagustado hace diez años, y acaso vuelva a gustarnos dentrode otros diez, nos parece hoy extravagante y ridículo, desuerte que más son la costumbre y el ejemplo los que nospersuaden, que un conocimiento cierto; y que, sinembargo, la multitud de votos no es una prueba que valgapara las verdades algo difíciles de descubrir, porque másverosímil es que un hombre solo dé con ellas que no todoun pueblo, no podía yo elegir a una persona, cuyasopiniones me parecieran preferibles a las de las demás, yme vi como obligado a emprender por mí mismo la tareade conducirme.

Primero:No se trata de reformar el Estado, sino sólo las ideas

Ante cuyo ejemplo, llegué a persuadirme de que no sería en verdad sensato que unparticular se propusiera reformar un Estado cambiándolo todo, desde los cimientos, yderribándolo para enderezarlo; ni aun siquiera reformar el cuerpo de las ciencias o elorden establecido en las escuelas para su enseñanza; pero que, por lo que toca a lasopiniones, a que hasta entonces había dado mi crédito, no podía yo hacer nada mejorque emprender de una vez la labor de suprimirlas, para sustituirlas luego por otrasmejores o por las mismas, cuando las hubiere ajustado al nivel de la razón. Y tuvefirmemente por cierto que, por este medio, conseguiría dirigir mi vida mucho mejorque si me contentase con edificar sobre cimientos viejos y me apoyase solamente enlos principios que había aprendido siendo joven, sin haber examinado nunca si eran ono verdaderos. Pues si bien en esta empresa veía varias dificultades, no eran, empero,de las que no tienen remedio; ni pueden compararse con las que hay en la reforma delas menores cosas que atañen a lo público. Estos grandes cuerpos políticos, es muydifícil levantarlos, una vez que han sido derribados, o aun sostenerlos en pie cuandose tambalean, y sus caídas son necesariamente muy duras. Además, en lo tocante asus imperfecciones, si las tienen -y sólo la diversidad que existe entre ellos basta paraasegurar que varios las tienen-, el uso las ha suavizado mucho sin duda, y hasta haevitado o corregido insensiblemente no pocas de entre ellas, que con la prudencia nohubieran podido remediarse tan eficazmente; y por último, son casi siempre mássoportables que lo sería el cambiarlas, como los caminos reales, que serpentean porlas montañas, se hacen poco a poco tan llanos y cómodos, por, el mucho tránsito, quees muy preferible seguirlos, que no meterse en acortar, saltando por encima de lasrocas y bajando hasta el fondo de las simas.

COMENTARIOSDescartes no es partidario de una revolución como medio de cambiar las estructurasconstitucionales y organizativas del Estado. Además, Descartes no desea oponerseabiertamente a la enseñanza oficial, la filosofía escolástica, sólo trata de establecer lapropuesta de una reforma, consecuencia de su reflexión personal. Son los poderespúblicos, quienes han de decidir si tal reforma educativa, analizada desde la razónindividual, ha de hacerse extensiva a toda la sociedad.Con “las hubiere ajustado al nivel de la razón” propone un escepticismo metódico yprovisional. El dudar debe llevar a ajustar nuestras opiniones al estricto dictamen de larazón y extraer los conocimientos y certezas de la misma razón.Los “grandes cuerpos políticos” son para el Estado las ciudades, y en la sociedadesprivadas los jesuitas.Descartes está tomando precauciones para que sus obras no sea prohibidas comopeligrosas. De estas precauciones el Discurso del método está lleno.

Segundo: Desaconsejar la práctica dellibre examen de las ideas

Por todo esto, no puedo en modo alguno aplaudir aesos hombres de carácter inquieto y atropellado que,sin ser llamados ni por su alcurnia ni por su fortuna almanejo de los negocios públicos, no dejan de hacersiempre, en idea, alguna reforma nueva; y si creyeraque hay en este escrito la menor cosa que pudierahacerme sospechoso de semejante insensatez, nohubiera consentido en su publicación. Mis designiosno han sido nunca otros que tratar de reformar mispropios pensamientos y edificar sobre un terreno queme pertenece a mí solo. Si, habiéndome gustadobastante mi obra, os enseño aquí el modelo, nosignifica esto que quiera yo aconsejar a nadie que meimite. Los que hayan recibido de Dios mejores y másabundantes mercedes, tendrán, sin duda, máslevantados propósitos; pero mucho me temo que éstemío no sea ya demasiado audaz para algunaspersonas. Ya la mera resolución de deshacerse detodas las opiniones recibidas anteriormente no es unejemplo que todos deban seguir. Y el mundo secompone casi sólo de dos especies de ingenios, aquienes este ejemplo no conviene, en modo alguno, yson, a saber: de los que, creyéndose más hábiles de loque son, no pueden contener la precipitación de susjuicios ni conservar la bastante paciencia paraconducir ordenadamente todos sus pensamientos; pordonde sucede que, si una vez se hubiesen tomado lalibertad de dudar de los principios que han recibido yde apartarse del camino común, nunca podránmantenerse en la senda que hay que seguir para irmás en derechura, y permanecerán extraviados todasu vida; y de otros que, poseyendo bastante razón omodestia para juzgar que son menos capaces dedistinguir lo verdadero de lo falso que otras personas,de quienes pueden recibir instrucción, deben másbien contentarse con seguir las opiniones de esaspersonas, que buscar por sí mismos otras mejores.

COMENTARIOSPara Descartes las opiniones de los filósofos son a vecescontradictorias y las costumbres de los pueblos nopueden ser un fundamento seguro para la verdad. Nitampoco el “consensus omnium”, el consenso generaltiene valor para el proyecto cartesiano.La conclusión es que la verdadera reforma intelectual sóloes posible a través de la propia reflexión personal.

5SEGUNDA CARACTERÍSTICA: Sólo el

método puede erradicar la duda y otorgarun fundamento consistente

Verdad es que no vemos que se derriben todas las casas de una ciudad con el únicopropósito de reconstruirlas en otra manera y de hacer más hermosas las calles; perovemos que muchos particulares mandan echar abajo sus viviendas para reedificarlasy, muchas veces, son forzados a ello, cuando los edificios están en peligro de caerse,por no ser ya muy firmes los cimientos.

COMENTARIOSPara Descartes el saber en sí mismo no es reformadorni revolucionario. La reforma se realiza desde larazón. El Discurso no es un “tratado” con un modelo aimitar, sino una exposición práctica del método que élha utilizado en la investigación de la verdad de lasciencias. Es la precipitación y la prevención la causade nuestros errores.Es mejor atenerse al saberestablecido (Filosofía escolástica) que intentar elejercicio del libre examen sin poseer un métodoseguro que garantice la búsqueda de la verdad.

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6LAS REGLAS DEL MÉTODO

Pero, del mismo modo que un hombre que anda solo y en tinieblas, resolví ir tandespacio y emplear tanta circunspección en todo, que, a trueque de adelantar poco, meguardaría al menos muy bien de tropezar y caer. E incluso no quise empezar adeshacerme por completo de ninguna de las opiniones que pudieron antaño deslizarseen mi creencia, sin haber sido introducidas por la razón, hasta después de pasar buentiempo dedicado al proyecto de la obra que iba a emprender, buscando el verdaderométodo para llegar al conocimiento de todas las cosas de que mi espíritu fuera capaz.

Había estudiado un poco, cuando era más joven, de las partes de la filosofía, lalógica, y de las matemáticas, el análisis de los geómetras y el álgebra, tres artes ociencias que debían, al parecer, contribuir algo a mi propósito. Pero cuando lasexaminé, hube de notar que, en lo tocante a la lógica, sus silogismos y la mayor partede las demás instrucciones que da, más sirven para explicar a otros las cosas ya sabidaso incluso, como el arte de Lulio, para hablar sin juicio de las ignoradas, que paraaprenderlas. Y si bien contiene, en verdad, muchos, muy buenos y verdaderospreceptos, hay, sin embargo, mezclados con ellos, tantos otros nocivos o superfluos,que separarlos es casi tan difícil como sacar una Diana o una Minerva de un bloque demármol todavía no trabajado. Luego, en lo tocante al análisis de los antiguos y alálgebra de los modernos, aparte de que no se refieren sino a muy abstractas materias,que no parecen ser de ningún uso, el primero está siempre tan constreñido a considerarlas figuras, que no puede ejercitar el entendimiento sin cansar grandemente laimaginación; y en la segunda, tanto se han sujetado sus cultivadores a ciertas reglas y aciertas cifras, que han hecho de ella un arte confuso y oscuro, bueno para enredar elingenio, en lugar de una ciencia que lo cultive. Por todo lo cual, pensé que había quebuscar algún otro método que juntase las ventajas de esos tres, excluyendo susdefectos.

Y como la multitud de leyes sirve muy a menudo de disculpa a los vicios, siendo unEstado mucho mejor regido cuando hay pocas, pero muy estrictamente observadas, asítambién, en lugar del gran número de preceptos que encierra la lógica, creí que mebastarían los cuatro siguientes, supuesto que tomase una firme y constante resoluciónde no dejar de observarlos una vez siquiera:

COMENTARIOSDescartes ante la imposibilidad de elegir como modelo a alguien o algo. Toma la decisión radical dedudar. Sin embargo, no se trata de una decisión que nazca de una serie de decepciones experimentadas alo largo de su vida, sino porque su deseo es el de establecer un saber ordenado según la razón. De estemodo, la duda, que tradicionalmente se asentaba en el “objeto” (opiniones, costumbres), es transportadasahora al “sujeto”; la cuestión no es ya encontrar un criterio que distinga la verdad del error, sino cómo elsujeto es “capaz” de captar la verdad.

COMENTARIOSEn el colegio de La Flèche durante los tres años de filosofía, se realizaba una enseñanza complementariade Lógica y de matemáticas. Se enseñaba durante el primer curso capítulos del libro de Aristóteles“Categorías”, “Primeros analíticos”, “Tópicos” y “Segundos analíticos”. Y durante el segundo curso lageometría clásica y el álgebra de los matemáticos modernos. Para Descartes no es cuestión de entrar enpolémica de si la lógica debe ser considerada arte o ciencia.El silogismo es para Aristóteles la unión de ideas, en la que, al asentar una cosa, se sigue necesariamentela posición de otra distinta. El silogismo, sin embargo, no añade nada nuevo, pues la conclusión ya estáimplícita en las premisas. De ahí la dura crítica de Descartes al silogismo como técnica lógica superflua einútil, e incluso peligrosa y nociva.. El pensamiento, según Descartes cuando establece una verdad, noprocede aplicando las complicadas reglas silogísticas, sino que se esfuerza en conducir toda cuestiónhacia aquello que se puede concebir clara y distintamente.Por “arte de Lulio” se refiere al Ars magna generalis del fraile franciscano mallorquín Ramón Llull(1235-1315), en la que se expone un arte de argumentar basado en la silogística aristotélica; que pormedio de enigmáticos símbolos, dispuestos en forma de círculos y figuras geométricas superponibles ymóviles, se intentaba demostrar los errores del paganismo.En el “álgebra de los antiguos” se refiere a los geómetras griegos como Arquímedes o Apolonio dePérgamo. Su método parte de la solución del problema propuesto y trata de fundamentarlo y justificarlo através de otra proposición del sistema ya demostrada. Lo contrario del análisis es la síntesis, métodoexpositivo que consiste en partir de un principio o verdad de la cual se deduce la solución del problema.El álgebra de los modernos se refiere a los italianos del s. XVI o franceses del s. XVII, como F. Viète olos Trabajos matemáticos de Clavius en los que se representan los razonamientos mediante signosalgebraicos tomados de los árabes.Mientras los geómetras griegos operaban sobre figuras, pues desconocían los signos algebraicos, y teníanque recurrir más a la imaginación que a la razón; sus figuras a veces confusas les resultaba difícilaveriguar de dónde surgía la idea de prolongar tal recta, o trazar una bisectriz o describir un círculo.Descartes establecerá a continuación cuatro reglas o preceptos que definen su método matemático; unproceder con orden basado en las principales operaciones de la mente humana: intuición, deducción einducción lógica.

REGLA DE LA EVIDENCIAFue el primero, no admitir como verdadera cosa alguna, como no supiese con evidencia que lo es; es decir, evitar cuidadosamente la precipitación y laprevención, y no comprender en mis juicios nada más que lo que se presentase tan clara y distintamente a mí espíritu, que no hubiese ninguna ocasión de ponerloen duda.

COMENTARIOSEsta primera regla, abarca dos aspectos: el primero establece el principio de evidencia como único criterio de verdad; el segundo, señala las condicionesnecesarias para la evidencia: claridad y distinción.La evidencia es una intuición intelectual inmediata que se resiste a todo aquello que implique duda: no admite grados, de ahí que se rechace todo lo que esprobable o verosímil. En este precepto se excluye la precipitación, pues conlleva aceptar como evidente algo que tras una primera impresión es oscuro yconfuso. Claridad es aquella idea que se muestra de modo presente y manifiesto a un espíritu atento.

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REGLA DEL ANÁLISIS El segundo, dividir cada una de las dificultades, que examinare, en cuantas partes fuere posible y en cuantas requiriese su mejor solución.

REGLA DE LA SÍNTESIS El tercero, conducir ordenadamente mis pensamientos, empezando por los objetos más simples y más fáciles de conocer, para ir ascendiendo poco a poco,gradualmente, hasta el conocimiento de los más compuestos, e incluso suponiendo un orden entre los que no se preceden naturalmente.

REGLA DE LAENUMERACIÓN COMPLETA Y el último, hacer en todo unos recuentos tan integrales y unas revisiones tan generales, que llegase a estar seguro de no omitir nada.

7APLICACIONES Y CONSECUENCIAS DEL MÉTODO

Aplicación del método al cálculo algebraico y a la geometríaEsas largas series de trabadas razones muy simples y fáciles, que los geómetras acostumbran emplear, para llegar a sus más difíciles demostraciones, habíanme dado ocasión de imaginar que todas las cosas, de que elhombre puede adquirir conocimiento, se siguen unas a otras en igual manera, y que, con sólo abstenerse de admitir como verdadera una que no lo sea y guardar siempre el orden necesario para deducirlas unas de otras,no puede haber ninguna, por lejos que se halle situada o por oculta que esté, que no se llegue a alcanzar y descubrir. Y no me cansé mucho en buscar por cuáles era preciso comenzar, pues ya sabía que por las mássimples y fáciles de conocer; y considerando que, entre todos los que hasta ahora han investigado la verdad en las ciencias, sólo los matemáticos han podido encontrar algunas demostraciones, esto es, algunas razonesciertas y evidentes, no dudaba de que había que empezar por las mismas que ellos han examinado, aun cuando no esperaba sacar de aquí ninguna otra utilidad, sino acostumbrar mi espíritu a saciarse de verdades y a nocontentarse con falsas razones. Mas no por eso concebí el propósito de procurar aprender todas las ciencias particulares denominadas comúnmente matemáticas, y viendo que, aunque sus objetos son diferentes, todas,sin embargo, coinciden en que no consideran sino las varias relaciones o proporciones que se encuentran en los tales objetos, pensé que más valía limitarse a examinar esas proporciones en general, suponiéndolas soloen aquellos asuntos que sirviesen para hacerme más fácil su conocimiento y hasta no sujetándolas a ellos de ninguna manera, para poder después aplicarlas tanto más libremente a todos los demás a que pudieranconvenir. Luego advertí que, para conocerlas, tendría a veces necesidad de considerar cada una de ellas en particular, y otras veces, tan solo retener o comprender varias juntas, y pensé que, para considerarlas mejor enparticular, debía suponerlas en líneas, porque no encontraba nada más simple y que más distintamente pudiera yo representar a mi imaginación y mis sentidos; pero que, para retener o comprender varias juntas, eranecesario que las explicase en algunas cifras, las más cortas que fuera posible; y que, por este medio, tomaba lo mejor que hay en el análisis geométrico y en el álgebra, y corregía así todos los defectos de una por el otro.

Y, efectivamente, me atrevo a decir que la exacta observación de los pocos preceptos por mí elegidos, me dio tanta facilidad para desenmarañar todas las cuestiones de que tratan esas dos ciencias, que en dos o tresmeses que empleé en examinarlas, habiendo comenzado por las más simples y generales, y siendo cada verdad que encontraba una regla que me servía luego para encontrar otras, no sólo conseguí resolver variascuestiones, que antes había considerado como muy difíciles, sino que hasta me pareció también, hacia el final, que, incluso en las que ignoraba, podría determinar por qué medios y hasta dónde era posible resolverlas.En lo cual, acaso no me acusaréis de excesiva vanidad si consideráis que, supuesto que no hay sino una verdad en cada cosa, el que la encuentra sabe todo lo que se puede saber de ella; y que, por ejemplo, un niño quesabe aritmética y hace una suma conforme a las reglas, puede estar seguro de haber hallado, acerca de la suma que examinaba, todo cuanto el humano ingenio pueda hallar; porque al fin y al cabo el método que ensena aseguir el orden verdadero y a recontar exactamente las circunstancias todas de lo que se busca, contiene todo lo que confiere certidumbre a las reglas de la aritmética.Aplicación del método a la filosofía y las demás cienciasPero lo que más contento me daba en este método era que, con él, tenía la seguridad de emplear mi razón en todo, si no perfectamente, por lo menos lo mejor que fuera en mi poder. Sin contar con que, aplicándolo,sentía que mi espíritu se iba acostumbrando poco a poco a concebir los objetos con mayor claridad y distinción y que, no habiéndolo sujetado a ninguna materia particular, prometíame aplicarlo con igual fruto a lasdificultades de las otras ciencias, como lo había hecho a las del álgebra. No por eso me atreví a empezar luego a examinar todas las que se presentaban, pues eso mismo fuera contrario al orden que el método prescribe;pero habiendo advertido que los principios de las ciencias tenían que estar todos tomados de la filosofía, en la que aun no hallaba ninguno que fuera cierto, pensé que ante todo era preciso procurar establecer algunos deesta clase y, siendo esto la cosa más importante del mundo y en la que son más de temer la precipitación y la prevención, creí que no debía acometer la empresa antes de haber llegado a más madura edad que la deveintitrés años, que entonces tenía, y de haber dedicado buen espacio de tiempo a prepararme, desarraigando de mi espíritu todas las malas opiniones a que había dado entrada antes de aquel tiempo, haciendo tambiénacopio de experiencias varias, que fueran después la materia de mis razonamientos y, por último, ejercitándome sin cesar en el método que me había prescrito, para afianzarlo mejor en mi espíritu.

COMENTARIOSEsta segunda regla es denominada por Descartes “Regla del análisis o resolución”, lo cual implica: a) por un lado, el descomponer o dividir una idea compleja,un problema, en sus elementos simples; procedimiento mental análogo al análisis químico que puede realizarse en un cuerpo; b) por otro, un procedimientoriguroso que va de lo desconocido a lo conocido, de las nociones complejas a los principios simples de los cuales depende.

COMENTARIOSLa tercera regla es denominada por Descartes “Regla de la síntesis o de la descomposición”, se complementa con la anterior. La síntesis abarca los siguientesaspectos: 1) Establecer un orden lógico en la deducción, lo cual permitirá el paso de lo simple a lo complejo; 2) partir del conocimiento claro y distinto de estoselementos indivisibles o naturalezas simples; 3) suponer este orden lógico de lo simple a lo complejo incluso aunque no aparezca, pues toda idea deducida habráde estar justificada por el criterio de evidencia.

COMENTARIOSLa cuarta regla es la contraprueba y la justificación de la segunda y tercera: del análisis, pues se trata de efectuar la enumeración completa de todas lascircunstancias que confluyen en una determinada cuestión; de la síntesis, pues las revisiones generales permitirán asegurarnos el no haber omitido nada en elproceso deductivo. Estas revisiones asegurarán que el orden sea total.