SEGUNDA SESION - ANTROPOLOGÍA

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RED PARA EL DESARROLLO DE LAS CIENCIAS SOCIALES EN EL PERÚ MÓDULOS VIRTUALES DE ACTUALIZACIÓN EN CIENCIAS SOCIALES CURSO: ESTUDIOS CULTURALES DOCENTE ENCARGADO: GONZALO PORTOCARRERO SESIÓN N°2 Escuchando a los sin voz Gonzalo Portocarrero El diálogo es difícil pues implica trascender los prejuicios que nos hacen ver en el otro una cosa predecible. Es decir un "algo" u "objeto", que es el resto, sin vida propia, de un alguien a quien nuestra prisa o desinterés ha descalificado como un yo-otro, como un sujeto insondable y sorprendente con quien sería posible realmente dialogar. A contrapelo de las inercias más instaladas en nuestros hábitos, la comunicación supone un esfuerzo mutuo por volver propia la palabra ajena. Poder entendernos el uno al otro, desde nuestras diferencias, exige un esfuerzo de "traducción", una disponibilidad para ir y venir entre distintos mundos. Trasladarnos a lo ajeno para captar su sentido y volcar ese sentido en un lenguaje que nos sea accesible. Pero la recompensa a este esfuerzo es grande: entenderse a sí mismo como una voz entre otras, tomar conciencia de la (relativa) validez de los diferentes puntos de vista, ubicarse en la polifonía del espacio social. Ser más efectivo en comunicar lo que decimos y enriquecernos con las razones de los otros. Finalmente: comunicarse, salir de la insularidad para incrementar nuestro goce de existir. Estas reflexiones me sirven de premisa para tratar de comprender las ideas que gente de "buena voluntad" expresó en un evento reciente sobre la Comisión de la Verdad y Reconciliación. En una reunión celebrada en el Cusco el día 21 de noviembre de este año 1. Participábamos como panelistas Carlos Iván Degregori y quien escribe. A los organizadores, a diferencia de lo que sucede en otros conversatorios, se les ocurrió crear un espacio intermedio donde el público asistente pudiera dividirse en comisiones a fin de conversar y opinar sobre las ponencias respectivas. Entonces, después de una media hora, un relator de cada grupo resumió las conclusiones a las que se había llegado. Aunque sospecho que las síntesis reflejaban sobre todo la perspectiva del relator creo que, de todas maneras, sus palabras resultaron significativas de la gente que no suele tener voz en los espacio públicos. Seguí las intervenciones de los relatores. Traté de tomar nota de ellas. A continuación transcribo esas notas y elaboro luego un comentario que pretende "traducir" sus intervenciones a mi propio lenguaje. Se trata de comprender al otro desde mi propia perspectiva. Primera Comisión Hay que recuperar nuestra identidad cultural pues en el Perú hemos vivido una pérdida acelerada de valores que tiene que ver con la movilidad social, con el descuido de la agricultura, que es la base de nuestra economía. Es necesario cambiar nuestra estructura social desde abajo, no sentirnos excluidos sino mejorar, obteniendo becas, por ejemplo. Cambiar nosotros y enseñar a nuestros hijos que estamos en el Perú Comentario: Esta intervención se enuncia desde una perspectiva adulta y nostálgica que fija en la agricultura y en la tradición lo mejor de nuestra historia. En contraste a esta "idealización" del pasado, el presente es leído como decadente y disgregado. En cualquier forma, sin embargo, no se plantea volver al campo sino progresar mediante una educación que incluya a todos 1 La reunión fue convocada por COINCIDE, por Inés Fernández Baca, y fue moderada por Antonio Pérez. Dejo constancia de mi agradecimiento por su generosa invitación. Asistieron unas 80 personas, hombres y mujeres de diferentes edades y condiciones sociales. Lo que acaso tenían en común es una "buena voluntad", un preocuparse por lo que está más allá de sus intereses inmediatos, por el futuro de nuestra colectividad.

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gracias a un amplio sistema de becas. La mejora educativa permitiría superar la exclusión y darnos cuenta de quienes somos realmente. En síntesis, un duelo que no termina por el mundo perdido de la comunidad y una esperanza en la educación como el camino del progreso y del reencuentro con nuestra historia. Segunda comisión Soy nieta de un peruano campesino que luchó contra Chile, mis padres me han alimentado de habas y maíz. El problema del Perú es de siglos atrás. Los pobres indígenas, ignorantes y analfabetos, son relegados. Es necesaria una campaña de seguridad ciudadana contando con los mejores avances tecnológicos. Sendero está sentado con nosotros como el diablo. El Sendero puso coche bomba. La seguridad debe ser como un circuito cerrado, también se le debe dar oportunidad a la seguridad médica Comentario: La señora se inscribe orgullosamente en la tradición indígena que es, sin embargo, ya otra para ella. Se presenta como expuesta a grandes peligros. Percibe el mundo como amenazante, y reivindica seguridad para protegerse de la delincuencia, la enfermedad y la violencia política. El deseo de una seguridad que sea como un "circuito cerrado" pone en evidencia lo vasto e intenso de su necesidad. Reivindica un mundo donde, gracias a la tecnología, nadie sea victimizado. Tercera Comisión

Las causas de la violencia son de orden cultural y social. Es necesario que los pueblos se unan para reclamar sus derechos culturales. No se ha debido poner punto final a la Comisión de la Verdad, la Comisión debe ser permanente. El Estado debe proteger a las minorías. La religión ha creado temor en nuestros pueblos. Comentario: En la intervención hay un nosotros implícito que se define en contraste a un ellos (pueblos indígenas) diferente. Este nosotros no indígena debe proteger al ellos indígena. Este ellos indígena es concebido como temeroso, asustado por la influencia de la religión. Cuarta Comisión No basta el auto-reconocimiento de cada uno, es necesario el soporte del Estado. El problema es cómo forjar una identidad en la diversidad, dado que no se han cerrado las brechas sociales. La propuesta de la modernidad sigue siendo la misma. Comentario: La idea de un progreso integrador que respete las diferencias sólo podría ser materializada con la decisiva ayuda del Estado, puesto que la conciencia de los individuos no es suficiente para hacer realidad la promesa moderna, el progreso. La opinión se elabora desde la perspectiva de un testigo que no termina de reconocerse como parte de la situación y que reclama la acción estatal. Quinta Comisión La discriminación y la exclusión cultural funcionan de acuerdo a la raza, a la educación, a la cultura y a los niveles sociales. Es necesario fomentar el desarrollo de valores sostenibles. Algunos somos profesionales, pero todos somos iguales. Yo me pongo al nivel del campesino. No necesito despreciar porque tengo autoestima, tengo cultura. Comentario: El nosotros implícito es el de profesionales ilustrados y de buena voluntad que hacen de la lucha contra la exclusión el principio de su (auto)reconocimiento. El desprecio al campesino es

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presentado como resultado de la ignorancia y la inseguridad. Sería posible una integración en torno a un credo igualitario. Para ello fuera necesario fomentar valores "sostenibles". Sexta Comisión Desde la época Wari ha habido exclusión. Todos los que estamos aquí representamos a la sociedad dominante. En Camisea está ocurriendo un etnocidio. Si tanto creemos en el valor de lo multicultural, entonces por qué no nos acomodamos a las creencias de los pueblos amazónicos sobre la ecología y la comunidad. Comentario: Se trata de un discurso universitario que denuncia la dominación y que apela a la consecuencia y la integridad. Entonces habría que aculturarse al mundo que tiene las creencias más valiosas. Sétima Comisión Un señor invidente dice: la gente cuestiona a Cipriani. La religión fue positiva y negativa al mismo tiempo. La migración puede ser buena. Comentario: Este señor sí ve las cosas. Aunque entrecortado, su discurso deja ver una veta de crítica al esencialismo y una apertura pragmática a la experiencia. Octava Comisión La discriminación se debe a la falta de educación. La educación rural es pésima. En los pueblos los profesores están sólo de martes a jueves. Es necesario dinero y tecnología. Ahora la tecnología está de adorno, pues no hay especialistas que la puedan hacer funcionar. Comentario: Estamos ante la perspectiva del educador que siente que la frustración del progreso obedece a la falta de compromiso de los propios educadores. También a los bajos sueldos y a la falta de seriedad en la innovación tecnológica. Novena Comisión En el archivo del Vaticano, consta la idea de que los indígenas no somos humanos si no nos cristianizamos. Comentario: Desde la posición de indígena-víctima se exterioriza una creencia a la que subyace un sentimiento de indignación y una actitud de denuncia. Los indígenas no tendrían porque ser considerados animales aún cuando no fueran cristianos. Querer determinar la humanidad de la gente es una pretensión abusiva del Vaticano. En todo caso el archivo es el lugar de donde consta una conspiración escandalosa y que no deja de ser efectiva. De todas las comisiones esta es la única donde se enuncia desde un nosotros indígena. No obstante, parece una creencia propia de otro tiempo histórico. Conclusiones: Se habla desde una diversidad de posiciones sociales: estudiantes, profesionales, descendientes de indígenas, indígenas, habitantes urbanos, hombres y mujeres. Pero (casi) todas estas voces comparten una misma apuesta: un progreso integrador que respete las diferencias y que repare la injusticia sobre la que se edifica la sociedad peruana. Básicamente: la relegación de lo indígena. La educación es el instrumento principal y el Estado debe ser el protagonista. Pero tan importante como lo que se dijo es lo que no se dijo. No se habló de la política y el estado de derecho como el marco para cumplir estas tareas. No asomó una propuesta de cómo así podrían lograrse estas metas anheladas. Este vacío es harto significativo. La gente parece sentirse totalmente alejada de la política y los partidos. Tampoco se comentó

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directamente las ponencias. Carlos Iván Degregori sintetizó los hallazgos de la Comisión de la Verdad y, por mi parte, complementé su exposición refiriéndome a las razones de la indiferencia que ha rodeado la recepción del informe. Me parece que si nuestras ponencias no fueron comentadas es porque la audiencia estaba básicamente de acuerdo con lo que habíamos dicho. Entonces, antes de hacer eco de lo que ya se sabe, prefirieron afirmar sus propios puntos de vista. En este panorama de acuerdos básicos habría que identificar diferencias. Me impresionó la precariedad de la relatora de la segunda comisión. Su insistencia en la seguridad implicaba una demanda mucho más profunda que el deseo de progreso e igualdad. La vulnerabilidad y el miedo apuntan al deseo de sobrevivir, a un sentirse vitalmente amenazado. Sobre este temple se comprende la reivindicación de un "circuito cerrado", de un control total. La tecnología al servicio de la seguridad. También me llamó la atención el duelo por la comunidad perdida. Algo así como la vivencia de estar en el peor de los mundos. La tradición se va perdiendo pero no se gana la modernidad. Me impactó igualmente, el demandante resentimiento contra la Iglesia. Atribuirle un gran poder que se piensa que es usado en forma arbitraria. Dejo para el final la vehemencia del joven de la sexta comisión. Su enrostrarnos el ser todos parte de la sociedad dominante, su desafío a nuestra consecuencia. Simpaticé con su posición pues plantea que la denuncia y la solidaridad verbal puede ser formas de mantener una buena conciencia sin que medien compromisos reales y efectivos. Creo que los panelistas compartimos las certezas y las incertidumbres de nuestra audiencia. Quizá fuéramos un poco más ordenados y sistemáticos pero de hecho disponíamos cada uno de veinte minutos en vez de los tres minutos que tocaba a cada relator. Finalmente me queda la idea de que la gente de "buena voluntad" piensa más y mejor de lo que presumía. Pero, a decir verdad, sólo me he dado cuenta de ello revisando mis notas y traduciendo a mi forma de expresarme la palabra ajena. Pero si pudiera cifrar en pocas palabras lo original de mi contribución tendría que decir que me empeñé en rechazar el discurso de la victimización, que traté de apelar a la responsabilidad de cada uno de mis interlocutores, relativizando la esperanza de que la solución venga desde el Estado, tratando de revalorar lo molecular, lo que cada uno de nosotros es capaz de hacer en su entorno inmediato. Es decir, un llamado a la consecuencia en vez de delegar la responsabilidad. Como bien señala Patricia Zárate en nuestro país existe el terrible hábito de delegar los problemas. La denuncia se acompaña siempre del reclamo para que otro, generalmente el Estado, actúe. Tendemos a no hacemos cargo de nuestros problemas. Creo que es necesario situar este evento en las coordenadas del Perú de hoy. Hace veinte años un diálogo así hubiera estado protagonizado por jóvenes universitarios desde una ideología marxista, cargada de sentimientos de odio, potencia y esperanza. Ahora, en cambio, es visible la influencia de las nuevas ideologías neo-liberales y culturalistas. En vez de lucha de clases se habló de reivindicación étnica. En lugar de la revolución y el cambio radical, la expectativa es de progreso individual e integración pacífica. En todo caso es visible la fatiga de la imaginación radical. Aquella que pretende ver más lejos e insistir más en la afirmación de la vida. Es como si en el Perú estuviéramos de regreso de todo. De la apuesta por el socialismo y la violencia, de la expectativa de una homogenización criolla, de la búsqueda de hombres providenciales. Progreso, educación, protagonismo del Estado parecen ser los consensos, los "mitos" que han sobrevivido el desgaste de la experiencia. En este contexto "la integración en la diversidad" es la última apuesta. En todo caso se trata de "mitos" casi fracasados, ya incapaces de producir el entusiasmo que alguna vez suscitaran. Parece que los mantuviéramos solo por la misma necesidad de tener algo que decir frente al futuro.