El pirata TomatínEl pirata Tomatín vivía en su gran barco de

vela. Su bandera era de color verde con un tomate muy rojo en el centro. Buscaba tomates porque le gustaban mucho y para él eran grandes tesoros.Un día navegaba por el mar cargado de tomates que había recogido en las islas. Los llevaba dentro de unos cofres.De repente apareció un barco de corsarios que quería atacarlos y robarles el tesoro, porque ellos creían que había oro.

El pirata Tomatín abrió los cofres y lanzó los tomates a los malos.Los tomates se estallaron en las camisas de los

malos. Ellos las vieron rojas y pensaron que estaban heridos, entonces se tiraron al mar y se ahogaron.El pirata Tomatín pudo llevar su tesoro al rey.

El conejo y la pelota desobedienteHabía una vez un conejo que vivía en una madriguera con forma de pelota porque le gustaba mucho jugar al balón.Un día paseando por el campo se encontró una pelota roja entre los arbustos.

La recogió y dijo:- Voy a jugar con ella.Le dio una patada, pero la pelota salió disparada para el otro lado.

El conejo se quedó con la boca abierta y se le metió una mosca dentro.Recogió la pelota y volvió a dar otra patada hacia arriba, pero la pelota fue para abajo y si le daba a la izquierda se iba a la derecha…Pensó: - Esta pelota debe ser mágica. Iré al

circo y me haré famoso.Fue al circo y el espectáculo fue muy divertido. La gente aplaudió muchísimo, aunque muchos se llevaron unos buenos pelotazos en la cabeza.El conejo se hizo famoso y fue feliz.Jesús, María S., Rocío G., Colombia, Paula y Karima

El duende sin zapatosHabía una vez un duende que no tenía zapatos porque era pobre. Fue a casa de su abuelita para que le enseñara a hacer zapatos:- Necesitas cuero, cordones,

metal para los

agujeros, hilo y aguja, cola… - le dijo su abuela.

Al duende le pareció mucho trabajo, así que llamó a su vecino

Raúl y empezaron a cortar la plantilla.Cuando terminaron se los fue a poner, pero

como le habían quedado muy pequeños se le salieron todos los dedos y los zapatos se rompieron.Entonces fue llorando a casa de su abuela:- Abuelita se me han roto los

zapatos, y ahora no podré salir

de casa porque me pincharé los pies.

La abuela le consoló y el duende se quedó dormido.Cuando se despertó, los zapatos estaban bien arreglados encima de la cama. El duende se los puso y se fue corriendo muy feliz.

La estrella y el fantasma

Había una vez un fantasma que se topó con una estrella.

-¿Qué haces aquí, si tendrías que estar en el cielo? Le preguntó el fantasma.-Es que me he caído y no sé cómo subir-

Contestó la estrella.-Te ayudaría, pero ¿Cómo te voy a coger si soy transparente?El fantasma lo intentó, pero no podía porque la estrella se le escurría.Pensaran y pensaron y a la estrella se le ocurrió una idea.

-Iremos a la gran ciudad y buscaremos una torre donde haya cigüeñas.-¿Para qué? -Preguntó el fantasma.-Para que te metas en su cuerpo y me puedas subir al cielo.-Vale, pero hay que darse prisa. Tenemos que llegar antes de que amanezca porque si no los dos desapareceremos.- Vamos corriendo.Poco después encontraron la torre. El fantasma fue al cuerpo de la cigüeña y consiguieron llevar a la estrella al cielo justo a tiempo.

El fantasma se quedó a vivir con ella en el cielo y cada noche salían a dar las gracias a la cigüeña, formando una estrella fugaz. Fin

Itciar, Fran, Jorge, Natalia, Alejandro

La bruja y las lentejas

Érase una vez una bruja que iba volando en su escoba. De las

casas salía un olor a lentejas calentitas y como la bruja tenía mucha hambre, bajó y

se metió por la ventana de una cocina, pero no supo frenar su escoba y se estrelló con la nevera.

Se hizo mucho daño y le salió un chichón enorme, así que se puso hielo y se fue a la cama a dormir.Estaba soñando con las lentejas, cuando llegaron los dueños y se la encontraron dormida relamiéndose y diciendo en sueños:-¡Qué ricas! ¡Qué ricas!Entonces la despertaron y le dieron una patada en la nariz y la bruja tuvo que salir volando con su escoba.Sonia, Hugo, Alexis, Natalia, Aarón, Marcos Lobo.

El rey martilloHabía una vez un rey que creía que era un martillo y se daba cabezazos contra la pared.

Tenía muchos chichones pero no le importaba. Su castillo estaba lleno de agujeros.Ninguna princesa se enamoraba de él porque cuando le iba a dar un beso le pegaba un martillazo en la

cara y la princesa veía las estrellas.Hasta que un día llegó a su reino la princesa clavo. Fue al castillo, se vieron y se

enamoraron.El día de la boda cuando le dio el beso la clavó en el suelo. Sus hijos fueron cinco tuercas y cinco tornillos.Fueron felices para siempre.