Semanario Pintoresco Español

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  • SEMANARIO PINTORESCO. 119

    , r . i i . j

    ARQUITECTURA CHURRIGUERESCA,

    Bajo este nombre es conocido en nuestra Espaa aquel des-graciado periodo de la historia del arte en que abandonado el buen gusto y las reglas eternas de la razn , cedie-ron su puesto un ostra vio fantstico y delirante que noreconoca mas lmites que los que puede alcanzar el ca-pricho de imaginaciones dbiles enfermas ; periodo quecon mas menos estension tuvieron que sufrir hacia fi-nes del siglo XVII todas las naciones de Europa , y quedomin principalmente en Italia, autorizado por el des-graciadamente clebre arquitecto Francisco liorroniiii.El ejemplo de este y las lecciones adquiridas en su escue-la por D. Sebastian de Herrera Batnuevo y D. Josa Ji-mnez Donoso, determinaron i estos importar en nues-tra Espaa aquella manera tortuosa y aquel tlujo de or-natos tan distantes de la simplicidad, que es la base dela belleza. De aqu naci la delirante secta Borroninescaque difundida inmediatamente en Espaa, logr aun nia-yer squito que en el pais donde tuvo su origen.

    "En esta edad decoirupcion ((ice Jovcllanos), aban-donados otra vez los principios del arle le eiiicar, vol-T adoptar el capricho de los :ir~|t>iL.~ctos todas nS e.s-rtrayagancias que haba inventado el de los escultores ypintores. Aquellos convertidos en tallistas para servir enlos templos una supersticin tan vana y lat guomnteeoino ellos, alteraron lodos los .mdulos, trastrocaron to-dos los miembros, de seguraron todos los lipos del ornatoarquitectonco, y produgeron una. muchedumbre de nue-Yas formas si muy distantes de !a soncilkz y magostad

    TUMO II. 5. Trimestre.

    de las antiguas, mucho mas todava de la decencia y delbuen gusto Vimdo aplaudir desde la corte hasta lamas humilde aldea, los mon.-,truos que engendraba el malgusto y que abollaba la ignorancia, quien podia sepa-rarlos de una. senda que conduca tan seguramente lariqueza y l aplauso i Cedieron por fin ;

  • , M . 1 2 O SEMANARIO PINTORESCO.

    I-I

    los nuevos heresiarcas vinieron a. las manos obras quepara rubor nuestro se hacen notables uuas por su mag-nitud , otras por su situacin, y otras por la riqueza desus materiales. "Figrese (dice el seor Llaguno), unmucliaeLo que dobla uo-papel, le recorta con mil vuel-tas, le esTende y Talla una cosa al parecer bonita, por-

    Tqu elt^Tad corresponde al otro, pues esta os la ar-!^qnitctura-de Tos que al fin del siglo XVII tenian fama,|-y entrado efXVHI eran Ja admiracin de lodos.1 "-" i)esc~ollaba entre ellos el clebre D. Jos de Ckur-

    rgnerar, natural de Salamanca, y muy celebrado all de''"Sus paisanos y de los doctores y'catedrticos de aquelr' universidad, dunde reinaba la mxima de que el-ingenioi tanto mas se perfecciona,"cuanto Illas se sutiliza en para-' logismos, conceptos, equvodo's, retrucanos y juego de' palabras. Vino Madrid y fue nmBrado ayudante de tra-zador mayor, llamando desde luego la atencin por el fa-moso tmulo que erigi en la iglesia de la Encarnacinpara las exequias de la reina Doa Mara Luisa de Bor-bon, primera mujer de Garlos I I , cuya estampa puedeTerse en el libro titulado Noticias historiales de la en:-fermedad, muerte- y^ exequias de la referida reina, por Den>Juan de Vera Tasis: y da conocer la extravagancia fun-damental de Churriguera. ' "' - '

    Acreditado sin embargo con esta traza , le encarga-ron obras de mayor consideracin. Construy la por-tada (1) de la iglesia de San Sebastian de Madrid, yla casa que ahora ocupa la Real academia de Sao Fer-nando, antes aduana y estanco de tabaco, con la horren-da portada que se pic para pbner la noble y sencilla queahora tiene. Empez la iglesia de San Cayetano y siguidesde el basamento basta los arranques de los arcos, lacapilla mayor de la de Santo Tomas. Falleci el ao de1725 y dej dos hijos, D. Gernimo y D. Nicols, he rederos y propagadores de la doctrina y gusto del padre;y sin duda esta prolongacin de su existencia nrttica,ha debido el singular honor de imprimir su apellido a ladicha escuda ; aunque si hubiera de" concederse al i'ilU-mo grado de la estravagancia y la multitud importan-cia de las obras construidas bajo estos principios, ningunopodra disputar tal preferencia D. Pedro Ribera, maes-tro mayor de Madrid, y autor de las portadas del los.-picio , cuartel de Guardias de Corps, Seminario de Nobles,teatro de la Cruz, fuentes de Antn Martin, Puerta del.Sol, calle de San Juan, antigua de la Red de San Luis yotras muchas obras en que supo sobrepujar en extrava-gancia al mismo Churriguera. '

    Estas fueron las ltimas boqueadas de aquel espiran-te estilo, que pudo decirse que concluy con Ribera, liavenida Madrid de los arquitectos Jubarra, Sachetti y,otros que acreditaron su buen gusto con la obra del Pa-Jacio Real y otras muchas importantes, dio principio a' larestauracin dolarte, y desarroll los eminentes genios deD. Ventura Rodrguez, D. Juande Killanueva, D- Fran-cisco Sabatini y otros muchos que hasta nuestros dias hanprocurado seguir la acertada senda de la razn y del buengusto, apartndose de los extravos que quedan indicados.

    Sin embargo, cerno documentos histricos del arte,somos de opinin de que deben conservarse en pie las obrasde aqullos corruptores, que annhan resistido al trans-curso del tiempo y la restauracin del arte, fin deque los jvenes tenindolas la vista, aprendan evitaraquellos errores, viendo prcticamente donde conduceel delirio de la imaginacin cuando no Va dirigida por elestudio y por la filosofa; 'y esta razn tambin nos haguiado escribir el presente artculo, acompandolecon ]as vislas.de las dos obras.mas estravagantes en este

    (i) Esta portada fue destruida, hace algonos-aos como un oprobio4el arte, pero por desgracia se la sustituy por otra que acaso co . elya o zaga. ' ' .' i . .

    gnero ; la portada del Hospicio, y lt Juent de lazuela de manan JUgrlin.

    UN ROMNTICO MAS....

    Adeelante, seor D. Maleo. Ola, vecino, qu novedad tenemos?.... y a mu-

    jer?.... y el angelito?.... -*-=-- Mi Calisto, mrele V. por donde asoma, tan fres-

    co y tan gordo: y la Plcida est a' la compra, pero notiene novedad p*ara servir V. Quien est malo es unhusped que nos ha llegado ayer tarde, y por cierto quese halla estas fechas roncando, y no quiero dispertar-le, porqu es la primera vez que ronca en mi casa: pe-ro si su rierced no tiene grandes quehaceres, puede senlarse n esta silla, y le contar cosas' que le darn gus-to , quedando por ellas al corriente fela enfermedad quep a d e c e m i c u a d o . " " - s . * * - - - i

    Bieii, liombre; ya me siento, que,todava no es ho-ra d hacer visitas.' ' ' ' " 1 ' ''*' ' " '

    Las cosas con orden.-Yo, seor D. Mateo, nacen un pueblo cerca'de Alcal, y otra hermana y yo que-damos hace bastantes aos sin paVlr, sin madre, y ape-nas con nias'hberek'que' la ropa qu*e nos cubra. Yo vi-ne .' Madrid', y al cabo de mil trabajos y algunos aos,hace dos que me honr la Villa con la plaza de polica ut-bana que V. sabe: cseme, y vivo con mi mujer y mi pimpo-llo en est cacho de buhardilla, como Dios es servidoayudarme. Mi hermana entr servir en el mismo pue-blo un my>razgo, que tenia un solo hijo; y este,muerto su padre, se enamoric de mi hermaHU, que esancha, redunda y Ljela, ni mas u menos (pie como V.me ve vmf. Casronse y. supcoy. con no poco conten-to , porque el tal mayorazgo es hombre hacendado: tie-ne prados, tierras, casas y hasta vias; su trabajo no esotro que comer, beber, pasear y dormir: y en fin nohay mas que decir, sino que todos en el pueblo le llamanD. Panfilo; y el don uo le conceden mas que l y alcura. Sabe ademas escribir , y es sobre todo un gran lee-dor. Desde que se ras no ha cesado de decirme porcuantos vienen del'pueblo, que le compre libros1, loscuales me ha vendido hasta.ahora ese librero de la esqui-na, que dice los tiene muy buenos para leer, y se los fieenviado mi cuado; moneda corriente por supuesto yademas un tanto por tanto de gratificacin, aunque estolo he quedado su voluntad. No ha muchos dias que pa-sando por el; puesto del librero, le pregunt si teniabuenos libros; y respondime, que tenia de los mas fa-mosos y. excelentes libros que se haban hecho en todoel mundo; y diciendo y haciendo me ense una banas-ta mas que regular llena de ellos. Yo, Seor mi, mal-dito amen si entiendo un jota ni de libros, ni de escri-bir, ni de leer, ni de nada; pero lo que puedo asegu-rar en honor de la verdad y de los tales libros es, quetenian muy buena cara: su forro era de papel amarillo,limpio y pintorreteado por las orillas: todos'iguales ytan nuevos nuevos, que parecan acababan de nacer caaquel momento. Dige al librero, que si los vfindia por li-bras le comprarla un par de ell&s; pero me contest, qiwno los daba sino por docenas, y que uno por uno valan seis cuartos. Jams me pareci haber visto cosa masbarata..Tom media docena de los mas gordos, y conten,tsimo con tan ventajosa compra, los envi a mi herma-no enteritos sin faltarles ni un dedo de papel, esperan-do recibir un triple de gratificacin por su baratura ; pe-ro en vez de esto me manda decir muy enfadada mihermana, que sin falta ninguna me ponga en camino pa-

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  • SEMANARIO PINTORESCO. .: t

    ra el pueblo, porque.su Pa'ofilo andaba malo, y segn ,la opinin de las gentes, yo le haba metido los diabloseo los libros amarillos. Juro, seor cirujano, fe de Ta-deo Melanias, que no vi en los lates libros el mas pe-queo diablo ni seal alguna. Pero como lia de ser!la culpa del amo chase d la albarda, arde verde por se-co y pagan justos por pecadores. Lo cierto es, que mevi precisado pedir licencia mi gefe, el cual, sin quepor,ello me descontara ni un maraved de mis ganancias,rae la concedi para tres dias.

    ILSigui contando el seor Tadeo Melanias, que me-

    diante la licencia de su gefo al otro da de concedida seplaul de una tirada en su pueblo; y muy lejos de serrecibido y acatado cual deba esperarse, despus de cin-co aos que na vea & su hermana, esta le salud contales motes y en ademan tan irregular, que el desconso-lado viagero estuvo para dar media vuelta y doblar sucamino: pero se detuvo, y disculpado de los injustos pe-cados que le achacaban, hizo que su hermana hablase enrazn. Despus de varias preguntas y contestaciones queno nos importan, vinieron al asunto principal; y la tris-te lugarea empez por contar punto por punto las va-rias escunas que hablan dado lugar los libros amarillos.Y dijo que al otro dia de recibidos, comenz D. Panfilosu lectura que no le fue interrumpida hasta las doce delda , hora en que el maestro soltaba sus discpulos; y tanembelesado estaba el tal D. l'infilo en su leyenda , queno hizo reparo en que un Ir jo suyo entraba besarle lamano como lo tenia de costumbre: el desconocido padrelevaut de re-pente la diestra, que le haba tomado suhijo para besrsela, y clav todas sus uas en la cabezadel muchacho, que extraando tan inmoderados carios,se vio en el aprieto de dar tan fuertes gritos como lopermita su garganta; i los cu.ilcs acudi compasiva tumadre, pero ya en tiempo que no la necesitaba: es desaber que el extasiado leyente no apai taba al hacer todoesto la vista de su libro. La mujer le vio de tan espan-table catadura, que llena de miedo so sali con .su hijodel cuarto, el cual cerr como por maquina D. Panfilocon buena llave, y prosigui su lectura.

    Llega la hora de comer, y el Periquillo (asi se lla-maba el hijo), fue por orden de su madre decir a' DonPanfilo que estaba sazonada la comida , y que era ya ho-ra de sentarse la mesa : pero el chico se desgaiiit lla-mando su padre, sin que este se dignase contestarle.Pasebase ya con mas velocidad, ya con mas lentitud,daba tremendas patadas, se paraba, levantaba el brazoen ademan amenazador, y doblaba la rodilla como supli-cando ; volva los ojos, arqueaba las cejas, se sonrea etc.Toda al parecer, segn los movimientos interiores queduba lagar la leyenda: tambin apretaba los dientes y sele oyeron tres cuatro espantosos mugidos. TSi porquela mujer le llamase Panfilo mi, Panfilo de mi alma, niporque su nia llorase, ni porque el hijo tocase seguidi-llas con los platos y las cucharas.... nada! de modoque toda la familia se sent comer eu la persuasin deque el amo de la casa estaba enteramente loco endia-blado. Acabada la comida fue Periquillo asomarse alaligero du la cerradura de la puerta, encontrando supiJre en el misino estado; y como fuese algo ducho enartimaas muchachiles, parecile haber encontrado uumedia .siisuro de tornar i su padre de- aquel letargo. To-ii)i>_ una litigada y larga vara, que hall.a mauo, meli-d i j>or el agugero de la cerradura , hizo su puntera, ytuvo tan acertado tino , que si arroja la varu con uu po-to fmas'i!c fuerza, do cierto queda tuerto su padre,pero, cuan aletargado estaba, el buen seor!.... resobiun poco, su ojo.... y adelante. Su mujer afligida y deses-pera Ja d JO 'encontrar remedio, fue contar todo elcasa al ief.or cura.

    Era el seor cura ntimo amigo del D. Panfilo, deaquellos amigos que ilaman con razn de taza devino.Su cuerpo , de tres pies yinedio de altura, lnea mas menos, parecia embutido en un aceitoso lebiton, con ,apuntes de sotana, de color indefinible, y tan largo, crue;.apenas daba lugar dos burdas zapatillas que cubran^ ^sus abultados pies, principio de. dos piernas arqueadas' ^en que cargaba su enorme y redondo vientre: asomabanpor encima del cuello del referido lebita dos rellenos yencarnados carrillos, en que se zambullan su nariz ar-remangada y sus ojos alegrones; un alzacuello regado debabas y de vino, y un sucio sombreron maragato por de-recha y de teja por izquierda, completaba el ropnge deaquella pigmea figura. Por lo dems, un santo varn: ibatodas casi todas las tardes pasar un rato con el talamigo; era muy de broma y un tantico picado de gracio-' ,so, y con sus chanzonetas y repletas jarras de buen mandiego base el tiempo, quedando los dos casi siempreachispados, y algunas veces hasta se amodorraban.

    Lleg aquella tarde el seor cura un poco antes, y yadesde la calle empez dar voces D. Panfilo , las cua-les tal impresin le hicieron, que se asom corriendo la ventana, y tan pronto como yi al cura, abre la puer-^.la , toma un palo, baja corrienejp la escalera, y sin mas ^ceremonia sacude tales garrotazos al inapercibido sacer- ' *dote, que dio con l en el suelo: y quiso su buena suer-te, que el palo se hizo aicos pocos golpes, que deotra manera dos mas y dos dedos mas arriba , segn di-cen, no volviera regar sus barbas con el licor de Baj-eo. Algunas caritativas y honradas gentes , que por ven-tura vieron el suceso, acudieron librar a' su prroco

  • 122 SEMANARIO PINTORESCO.bajo sin decir all va, todo fue en un tris, y cuando yoacord ya volva l con un atado de papeluchos que me-ti en las alforjas. Yo me acost antes de anochecerpara dispertar i la hora de m obligacin , y mi cua-do, segn lie sabido despus, se entretuvo en ojear lospapeles que haba comprado. Levnteme a n hora , ydespus de avisar V., march incorporarme con miscompaeros para comenzar nuestro trabajo. A las oncepunto menos salimos anoche, y estos das da la casuali-dad de tocarnos por estas calles, como V. tal vez habrnotado.

    Si por cierto; antes de anoche toc qui en casa, yje tanto el hedor, que tem haber hecho la ltima cura.

    Pues oiga: esta maana, romo a' las tres, estandotrabajando en la calle del frente , un hombre que vimosen la esquina arremete furioso lia'cia nosotros: este hom-bre era mi cuado, y tan de vera? arremeti, que estuboen bien poco el que dos tres cayesen de cabeza en elpozo. Uno de mis compaeros le dio cuatro bien senta-dos lapos con la soga del cubo, y si yo que conoc al ar-remetedor no me interpongo, le hubieran puesto i sogi-zos como un nazareno; bien es que no debieron saberlemuy bien los cuatro que recibi, puesto que le hicieronsentarse: por ltimo, entre otro y yo le metimos en ca-s i , y despus en la cama, en donde se llalla durmiendoy roncandj.

    IV.Habiendo concluido e1 ilustre trabajador de polica noc-

    turna su relacin, se encamin con el cirujano al cuarto delenfermo, quien hallaron durmiendo profundamente, ysoando en tales voces, que pudieron escuchar claramen-te lo que sigue.

    "Al tiempo que el sueo protegido del silencio dis-curra en pacfico dominio la mitad de la tierra, impeli-do yo de aquella laudable curiosidad que hace nacer euel filsofo el espectculo de la naturaleza, cuya contem-placin prefiere a' las dulzuras que tnns embriagan el res-to de los humanos, abandon mi lecho; y orgulloso devivir mientra el mundo mucre " No me acordabadecir V., **>r D. Mateo, dijo este tiempo el depolica , que, .segn me asegur mi hermana, lodas lasnoches se levantaba la mejor hora de dormir este micuado, y se marchaba correr por c\ campo. Estohizo que se perdiesen algunas palabras en qoe prosiguiel delirante ; pero el cirujano impuso silencio al intqrrup-tor, y volvieron j escuchar.

    "....una mirada en derredor.... desmoronados casti-llos, desgnales torreones, cuyas alturas parecen nivelarcon las estrellas n ceniciento montn de gruesas yespantosas nubes arrastran el suelo, barriendo la men-guada claridad de los nocturnos astros: toda la luz de lasmas brillantes estrellas se ahoga en su espesura. Eolo es-condido yace tambin en el sueo, parece gozarse enla noche mas tenebrosa.... romntica noche!!! Todoes ya calma, todo es obscuridad, todo silencio! Elplaneta de los hijos de Adn parece descansar para siem-pre en una tumba!!!Un imperceptible relmpa-go no muy lejano burla la densidad de las tinieblas: mencerco, y la luz bastante notable ya, veo levantarseun bulto parece un homhron arrebujado en un lar-go gabn; su enorme cabeza se esconde en un ancho capuz, que le cae sobre los hombros. Recostado en el es-quinazo del paredn de un castillo, descansa la vez euun tremendo lanzon, de cuyo reluciente acero penda labenfica linterna, protectora de mi curiosidad: pareceuna estatua colosal!

    Que...! sera el sereno. Calle, vecino, que le va a' dispertar.

    "Una ruidosa campana rompe el silencio; cuatro ve-ces son: otra aun mas triste le contesta con tres. Elarropado arrimn enderen su cuerpo, levanta el capuz,

    y vomita un estupendo gargajo....Una voz ronca,spera, espantosa, prolongada por algunos minutos, atrue-na mis inapercibidas orejas, n dejndome entender loque pronunciara. Otras mil voces repetidas en diferen-tes direcciones y i diversas distancia!, parecen contei-tar al gigante plantn , que vuelve a tomar Su primiti-va postura.Yo me turbo! qu ser esto, cielos!....alguna horrenda conspiracin!.... casi al mismo tiempoescuch un ruido estrepitoso y continu, cual si arrastra-sen infernales cadenas.... qu horror!!! ia tierra enterase estremece, y los gigantescos torreones chocando unoscon otros se estrellan y desgajan la fuerza del tem-blor!.... El espanto se apodera de mi.... se herizanmis cabellos, se doblan mis piernas, vacila mi cabeza, yme precisa caer contra un paredn.... un sudor fro ycasi mortal hua todo mi cuerpo. Cesa el estruendo, yen el mismo punto un ronco y confuso murmullo le su-cede. Diviso por medio de una luz un grupo de desigua-le bultos.... Qu asombro!!! uno de aquellos bultos sesume en la tierra, veloz y con la misma facilidad que lamas delgada aguja cala por el mas ancho agujero de unacriba. Un ftido infernal hedor hiere mis narices, hacin-dome conocer que ya sopla algn viento. La luna aso-ma la deseada luz, desaparecen las nubes, y distingo losobgetos que me rodean. Veo n ancho y sucio carretn,al que estaba uncido un disforme bruto; y detrs de lse mueven unos pocos hombres de malsima traza. Sigueentre ellos el murmullo, y un hediondo cubo , que porintervalos entra y sale en la tierra, es descargado en elcarretn. Bien pronto me persuad que era una tropa demalvados, y sin hacer reparo en el nmero, los acome-t con impetuosa y noble resolucin.

    Ah, ah, ah, jqudisparatesi y tal fue la carcaja-da que te escap al digno pocero, que i su ruido dis-pert el delirante D. Panfilo.

    M. R. de Q.

    EL HECHIZO.

    Esuba aun en vigor en casi toda Europa en el si'glo XII esta tan absurda como criminal supersticin deque se encuentran vestigios en los siglos paganos. Cuandose queria ur.o deshacer de su enemigo sin arriesgarse sele hechizaba, lo cual sola verificarse del modo siguiente: seformaba una figura de cera de barro procurando quese pareciese en lo posible la persona quien se deseabamatar, y se bautizaba aquella figura llamada rolo, deseocon todas las ceremonias que prescribe la Iglesia con elnombre del enemigo hechizado; se le vestia con otros ves-tidos iguales los que aquel usaba, y nada se omitapara la mas perfecta conformidad. Satisfechas estas for-malidades , pronunciaban los astrlogos sobre la imagenciertas frmulas de conjuro, y veces hubo eu que losmismos sacerdotes prestaran su ministerio tan odiosasupersticin. Cuando se haba cumplido exactamente contodo el ceremonial, se ere a que la p-Tsona hechizada es-perimeiitaba y padeca todos los daos que se hiciesen isu imagen. Si esta se sacaba un ojo se le quebrabauna pierna se le atrabesaba el pecho, se crea que eloriginal se ponia cojo tuerto, que debia morir pron-tamente. Con semejante proporcin de saborearse secre-tamente en la venganza, los que abrigaban odios violen-tos se entretenan en atormentar sus enemigos, hacin-dales morir lentamente y con todos los martirios que po-dian imaginar, y la estatua punzada y hecha pedazos q-daba casi sin figura. Era no obstante preciso conducir congran circunspecion y esconder el voto de la vista de to*dos, porque las leyes de aquel tiempo castigaban la in-tencin de daar jr matar Us personas como si se h-

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  • SEMANARIO PINTORESCO. 123liiese con.oum.ido el crimen, condenando i las llamas 4los votos y los que operaban con ellos.

    Lo absurdo de semejaute prctica lo manifestaba lamisma esperiencia, aun prescindiendo de las luces de larazn ; pero sin embargo subsisti tanto tiempo, que aunse hechizaba en el reinado de Felipe III y la creencia ensu eficacia no decay hasta el siglo XVIII. Se usaba deella para satisfacer i las pasiones particulares y basta laspasiones polticas , y se construyeron votos contra reyesy prncipes. Henrique III de Francia fue sobre todos quien se hechiz con mas rabia. Todo celoso partidariode la Liga tenia una efigie de aquel principe contra la queno 50 economizaban las cuchilladas. En el delirio deaquel furor religioso llegaron ponerse basta en los al-tares algunos de dichos votos, y se les daba solemne-mente de pualadas durante los oficios divinos. Los hechizadores fanticos ereian en la eficacia del sortilegio,como te haba credo casi tres siglos antes bajo Luis Hu-tin, cuando en Ja causa de Enguerrand de Mrigny secitaron acusaciones de hechizo.

    "Los votos, (de que se acusaba 4 1 mujer y la"hermana de Enguerrand) estaban hechos de tal suerte,"dicen las crnica* de aquel tiempo, que 6 hubiesen du-"rado mas , dichos reyes y condes se hubieran do en-flaqueciendo y gastando da por da basta secarse y rao."rir de mala muerte.

    ltimamente bien sabida es entre nosotros la largahistoria de los hechizos del ltimo monarca de la dinastaAustraca D. Carlos I I , historia que a' fines del siglo XVIIpor espacio de muchos aos, dio tanto

  • 124 SEMANARIO PINTORESCO.que hace, dice, cuando tiene miedo, arrojando al mis-mo tiempo su tinta.

    Esta tinta es en general una sustancia espesa y deUn negro muy fuerte que los cephalpodos secretan yreservan en una vejiguilla interior'; la arrojan de ungolpe para teir lo lejos y repentinamente el aguadel mar, y en la obscuridad que con esto prpducen seocultan y se lanzan contra su presa. Los chinos son losprimeros que han sacado partido de este licor para lasartes dando con ella 1 la tinta de china aquel color azu-lado fuliginoso, cuya aguada es tan hermosa, y sobre to-do aquella suavidad con que se desvanecen insensible-mente con el auxilio de un pincel gercitado en la de-gradacin de tintas.

    Parece que los pulpos se alimentan principalmentede crustceos, y que no solo los destruye, sino que espan-ta los que no pueden pillar, obligndolos abandonarlos parages en que vivan, siendo comn la queja de lospescadores por el dao que le; ocasionan estos animalesvoraces. Se alimenta tambin de moluscos de concha, concuyo motivo habla Plinio de la destreza (que tambin seatribuye los monos) con que colocan una piedrecilla en-tre las dos vlvulas de las ostras, de que son muy golo-sos, impidiendo de esta manera el que se cierren paraextraer la ostra. Pero pesar de la autoridad de Pliniopuede dudarse de un hecho como el que refiere de la sin-gular porpiedad que tienen los brazos del pulpo de re-producir cuando impelido de la hambre se los roe. Lahabitacin del pulpo se conoce desde luego por los frag-mentos de conchas y de peces cuya carne ha devorado.

    No se ha observado completamente el modo con queestos animales se aparean ; pero parece que una de suscircunstancias es la firme adherencia de ambos individuos,pues en la costa de Toln se hace una pesca muy parti-cular de pulpos y de xibias alando la eslremid.id de uncordel una hembra que se deja marchar y la que se ad-hiere el macho sacando de este modo los dos. Bista repe-tir esta operacin para pescar todos los machos de cier-to distrito. Los huevos de la hembra forman una solamasa considerable, mucho mayor que la parte del cuer-po de douda sale: infirindose de esto que asi como losde otros muchos animales acuticos que se hincian es-traordinariamente despus de puestos , la hembra los po-ne comunmente en las quebraduras de las rocas. Arist-teles , que ya habla observado esto, aade que los cobi-ja , es decir, que se pone veces sobre ellos, y que semantiene veces la entrada del agujero en que los hapuesto colocando sus brazos en disposicin de cubrirlos.Durante todo este tiempo se enflaquece porque no come. Alcabo de cincuenta dias, segn dice el filsofo griego salendel huevo los pulpillos.

    Se ignora punto fijo cuanto viven estos animales,los escritores antiguos dicen que es de corta vida ; sinembargo se advierte que su vitalidad es muy fuerte, puesresiste heridas muy graves, y puede atravesai seles re-petidas veces sin que mueran.

    Se ignora tambin el tamao que llegan fijamente.Las relaciones de algunos viajeros y naturalistas asegu-ran que hay pulpos de desmesurada grandeza, en tr-minos de parecer una isla cuando suben flor de agua yser capeces de echar pique los mayores buques si seabarran de sus jarcias; pero todo esto 110 es sino una eraeracion de lo que dijeron los antiguos de ciertos pulposde dimensin gigantesca; exageracin que ha producidolas maravillas que se cuentan del fabuloso Kraken.

    Demis de Monfort, naturalista quien una imagina-cin desarreglada arrastraba frecuentemente, ha exage-rado tambin la inteligencia de los pulpos, refiriendo co-sas increbles de sus hbitos y costumbres, pintndoloscapaces de toda la ternura del amor asi como de todossus furores; arrojados en el combate, valientes y provo-cadores y tan atrevidos que atacau ailiombra misino cuan-

    do este se sumerge en el agua. Aun aade que entrelaza su enemigo con mil ligaduras de sus largos brazos quele oprime y le ahoga, metiendo despus en el cuerpo dasu victima su terrible pico de buitre y devora'ndola aunviva. Estos son otros tantos cuentos inadmisibles en unaobra seria, no ser para dar conocer lo absurdo de el les.Los pulpos no dejan por eso de ser veces daosos, ylos individuos grandes de la especie mas comn de ellos,que es la que se representa en el grabado, pueden coger los nadadores y ahogarlos. Respecto lo dems, el mo-do con que estos animales envuelven y ensorligan uncuerpo con sus ocho brazos prolongados, flexibles, delga-dos hacia su estremidad, fuertes y que cien como lo ha-rlan unas serpientes y armados de vasillos ventosos conque se adhieren invenciblemente al objeto de que se apo-deran, basta para justificar la especie de horror que es-perimenta el hombre que se siente asi enlazado en me-dio de las aguas.

    En muchos pases se comen ciertas especies de pulpos,y los antiguos los buscaban con empeo, y aun en el diahacen mucho consumo de ellos los habitantes de las islasgriegas y de las costas del Mediterrneo; pero su carnonecesita enternecerse mucho y aun apalearse para qui-tarla su durezi y ser menos indigesta, Esto es lo que ha-cen los marineros griegos una hora antes de cocer elpulpo.

    El pulpo es comn en todas las partes del mundo,y especialmente en los mares d los pases calidos'; pe-ro el pulpo comn existe hasta en los mares de Groelan-dia , aunque es :

  • SEMANARIO PINTORESCO. 125es. Solo el Estado de Nueva York cuenta boy mas deochocientas sociedades de templanza ; se castiga la em-briague/, con cinco das de crcel 400 rs. de mulla, yla asamblea legislativa dio una ley que privaba al acreedordel derecho de demandar en justicia un deudor el pagode una deuda contratada por una corta cantidud de lico-res espirituosos. La embriaguez atacada con tanta deci-siou disminuy con la mayor rapidez, y las- sociedadesle quitaron hasta sus partidarios mas celosos, cuales eranlos jornaleros, marineros, y soldados; y la poblacinde 400,000 ebrios de profesin que encerraba la Amricadel Norte, qued reducida cxtraordinaiiamente. Losmaestros pudieron suprimir en los obradores la distribu-cin de licores fuertes que la costumbre haba consagra-do en cierto modo ; los buques ya no llevaban barricas deaguardiente, ni otros licores de provisin sino sacos decaf, y los licores fuertes no entraron ya como artculo in-dispensable en la racin de los soldados. Las averiguacio-nes estadsticas acerca del nmero de crmenes y delitoscometidos anualmente en los Estados unidos han mani-festado evidentemente la feliz influencia moral de estngran revolucin, que puede considerarse tambin comoel origen de resultados materiales del mayor inters. Co-mo el no haber materias espirituosas bordo de las em-barcaciones minoraba las ocasiones de incendios, y comola sobriedad de los marineros contraidos al uso del cafhacia menos temibles los naufragios, las compaas deseguros martimos han bajado un 5 por 100 en favor delos buques que no llevan licores fuertes su bordo. Elpoco favor declarado las bebidas proscriptas ha dado los dems ramos de industria casi cuarenta millones dereales, que la poblacin americana pagaba en impuestos la embriaguez.

    Toda Europa fij su atencin en los resultados conse-guidos por las sociedades de templanza. El gobierno in-gls y muchos particulares han examinado cual era el es-tado de la embriaguez en las islas britnicas, v este exa-men ha manifestado lo urgente que es adoptar el niiinoremedio que en Amrica. Una de las casas principalesde Londres que en 1833 arm un navio para el comerciode la China , no admiti en el rol de su tripulacin MIJO, los marineros que previamente prestaron juramento detemplanza. La Succi.i y Noruega , aun mas contaminadasque las islas britnicas de la embriaguez , han aplicado pa-ra curar su poblacin el medio descubierto en los Esta-dos unidos;.y en Stokolmo se han formado sociedades detemplanza presididas por el prncipe real, fundando parala propagacin de sns doctrinas un peridico titulado elheraldo de la. templanza. Este impulso dado por Amricano ha operado tan solo en los pueblos civilizados de Euro-pa, sino que ha llegado hasta las naciones salvages quehabitan en las orillas del rio Chat, el extremo 'meridionaldel frica, habindose establecido all una sociedad de

    - templanza con circunstancias muy particulares. Domina-ba furiosamente la embriaguez entre los cafres y IQS ho-tentotes, y afligidos de los males que tan fatal pasincausaba en su raza, y noticiosas de los madios que s lia,bian empleado en Amrica para destruirla, resolvieronlos principales de entre ellos fundar una sociedad seme-jante. Convocaron pues en 1852 una asamblea de la na-cin, y tomando cada uno la palabra a su vez, refiri lasdesgracias de que la embriaguez le habia hecho vctima ylas acciones culpables qu le habia hecho cometer 'y des-pus invitaron los oradores sus hermanos a libertarse deun tirano tan terrible, y a' que jurasen solemnementerenunciar al uso del aguardiente. Mas de quinientos in-dividuos entraron inmediatamente en lu sociedad, quedesde entonces ha progresado asombrosamente, y cuyosesfuerzos han recompensado los resultados mas satisfactoras..

    UNA AUDIENCIA DEL BAJADE EGIPTO.

    espues de habernos presentado S. A. se nos sirvicaf, pero sin pipas, siendo sir Hudson Lowe uno delos l limos quienes se ha concedido el honor de teneruna en presencia del baj. El canciller, que estaba cer-ca de m me advirti repetidas veces que no me sentaseenteramente en el divn, sino que me pusiese totalmen-te en el borde, como lo hacan los otros francos " p o r -que cuando sir Hudson Lowe, anadia, vino visitar S. A. se sent de un modo tan respetuoso que apenastocaba al asiento, como lo not S, A. despus que hubosalido, aadiendo que no haba visto otro ingls de ma-yor mrito. " Aquella fue la vez primera que supe queel punto de mrito podia estar en el hueso sacro; y co-mo yo pensaba en suplantar al ex-gobernador de SantaElena en el concepto del musulmn me sent como to-do ingls de distincin pudiera hacerlo en presencia denn soldado turco. La conversacin rod al principio so-bre el sitio de Bhurtpore, y el baj pregunt si eracierto que los ingleses haban tomado la plaza y pasado cuchillo la guarnicin. Mr. Salt, nuestro cnsul contestque en efecto habia sido tomada, y que como la guarni-cin no quiso capitular , habia muerto mucha gente. Elbaj se ech rer: " E n verdad que sois muy hbileslos ingleses, aadi: llevis la guerra la india, asesi-nis guarniciones, os conducs como se os antoja convuestros prisioneros, y nadie habla una palabra contravosotros ni llama la atencin sobre vuestras espadas te-idas en sangre; pero si mis soldados matan algunosgiaours en Missolonghi, inmediatamente todos gritan ase-sinato y todas los cristianos apellidan mi hijo Ibrahimperro r-ubioso. Mr. Salt tuvo la cortesana de decir quenunca, habia oido apellidar de aquella manera Ibrahim,y acot con mi testimonio, y seguramente que era muynatural que no hubiese yo oido una cosa que el cnsul demi nacin no hubiese oido. El baj, sin embargo, no cre-y ninguno de los dos y sigui hablando por mas de unallora de Bhurtpore y de Missolongh en el mismo sentido.

    Repar yo al lado del baj una gaceta francesa , quesin duda acababa de traducrsela uno de sus intrpretes,pues no sabe otro idioma mas que el turco , ni aun el ra-be ,. y hace muy poco tiempo que ha aprendido escribirsu nombre. En dicha gaceta deba hablarse del papa,porque habiendo pedido Mr. Salt una audiencia particu-lar al baj cuando acabbamos nosotros de salir, en vezde atender el baj al negocio de que le hablaba empez hacerle preguntas acerca de S. S. dicindole: "Con quees cierto que se le besa el dedo pulgar del pie? Si al-guna rez fuese yo Boma Se me obligara tambin besar el pulgar? Mr. Salt le asegur que podia ir cuan-do gustase sin temar de que se le obligase tal ceremo-nia) ; aadiendo que los ingleses tenan tambin su mufti, lo menos un gefe de sa iglesia quien nunca se besabalos pies., Se muy bien, prosigui Mehemet-Al que vo-sotros no dependis del mufl de Boma; pero co tenisen alguna, parte fuera de Londres nna mitad de vuestranacin que depende de l? No por cierto, respondiMr. Salt, y recel que los francos que estn aqu no en-gaen V. A. en lo que le cuentan de Inglaterra.Perono tenis, repuso el baj, algunos de vuestros rayasque son de diferente creencia que la vuestra ? no los tra-tis como esclavos? no se lian revuelto, y los habis castigado con la espada? El Sultn no se meti en esto: erausin embargo vuestros rayas y los habis tratado como qui-sisteis, y jams se os ha tomado cuenta de haber pisado estos perros de giaour. Decidme ahora con que derecho,enviis dinero y armas nuestros rayas, para que se re-

    elen contra su seor? porque pedis al Sultn su-,emancipacin? t> Semejantes preguntas uo dejaban d-

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  • 126 SEMANARIO PINTORESCO.embarazar Mr. Salt, que me asegur que se haba vistoy deseado para contestar ellas. En re de procurar es-cusar el proceder de la Inglaterra, hubo de estenderse so-

    r Lie 1 desinters de nuestra poltica y l tolerancia de., ) nuestras leyes. El baj le haba escuchado con mucha eal- -. - "V Y gravedad como si creyese cuanto le decia, porque. los. turcas son muy corteses en una discusin, y prefieren, . el aparentar que estn convencidos, al cansancio de espo-l: er otra TCZ los motivos porque disienten.

    Mebemet-Al puede tener sesenta y tres sesenta y, cuatro aos: es un anciano de buena presencia y de ro-, basta salud, y sus ojos TITOS y penetrantes realzan un po-, co la espresion vulgar de su fisonoma. . ,i ;. . . . - . - . ( Madden ' Travels).

    EL PESCADOR.'' ' La noehe tendi su manto;- .i todo es quietud y silencio,

    , qge entre I suejio y el reposod q e d 1 U i e s

    . mq ymido qued 1 Unirerso.

    La blanca lina brillandoen-el flto irnwTnento,su liTida faz retrataen los mares uritrus.

    Por ellos, trist* y sin gniiinaregm el msero Anselmo ;manias la