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“Senderos de oración: Un manual para la formación de cadenas de oración” El recurso, “Senderos de oración” es un estudio bíblico que se puede usar en círculos de oración, altares familiares o grupos de reflexión para escudriñar las Sagradas Escrituras sobre el tema de la oración. Este estudio bíblico gira en torno a la “Parábola del sembrador” (Marcos 4:1-20). El estudio ofrece 7 semanas y un tema para cada día de la semana. El recurso provee una guía para el líder a la parte posterior del libro. Todo este material está contenido en un mismo recurso. A medida que este estudio bíblico se ha promovido en congregaciones latinas de la Iglesia Evangélica Luterana en América (IELA), hemos recibido comentarios y preguntas por parte de nuestros líderes. A continuación le compartimos algunas de estas preguntas principales que nos han hecho: 1. ¿Por qué oramos? 2. ¿Existen otros géneros de oración? 3. ¿Cuál es el propósito de los grupos de oración? Como respuestas a estas preguntas surgió, “Senderos de oración: Un manual para la formación de cadenas de oración”. La intención de este manual es continuar el crecimiento en el área de la oración, pero con la finalidad de desarrollar cadenas de oración para las comunidades de fe latina de la IELA, en sus respectivas, congregaciones, regiones y sínodos. Esperamos que usted y su congregación se pueda unir a esta cadena de oración, pase a la página 8 de este documento para mayor información de cómo organizar este enlace comunitario de una cadena de oración en su área. Sin otro particular, les dejo con la paz del Señor. Rvda. Ivis LaRiviere-Mestre Traductora de la versión en español

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“Senderos de oración: Un manual para la formación de cadenas de oración”

El recurso, “Senderos de oración” es un estudio bíblico que se puede usar en círculos de oración, altares familiares o grupos de reflexión para escudriñar las Sagradas Escrituras sobre el tema de la oración. Este estudio bíblico gira en torno a la “Parábola del sembrador” (Marcos 4:1-20). El estudio ofrece 7 semanas y un tema para cada día de la semana. El recurso provee una guía para el líder a la parte posterior del libro. Todo este material está contenido en un mismo recurso.

A medida que este estudio bíblico se ha promovido en congregaciones latinas de la Iglesia Evangélica Luterana en América (IELA), hemos recibido comentarios y preguntas por parte de nuestros líderes. A continuación le compartimos algunas de estas preguntas principales que nos han hecho:

1. ¿Por qué oramos? 2. ¿Existen otros géneros de oración? 3. ¿Cuál es el propósito de los grupos de oración?

Como respuestas a estas preguntas surgió, “Senderos de oración: Un manual para la formación de cadenas de oración”. La intención de este manual es continuar el crecimiento en el área de la oración, pero con la finalidad de desarrollar cadenas de oración para las comunidades de fe latina de la IELA, en sus respectivas, congregaciones, regiones y sínodos. Esperamos que usted y su congregación se pueda unir a esta cadena de oración, pase a la página 8 de este documento para mayor información de cómo organizar este enlace comunitario de una cadena de oración en su área. Sin otro particular, les dejo con la paz del Señor. Rvda. Ivis LaRiviere-Mestre

Traductora de la versión en español

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I. ¿Por qué oramos?1 El evangelio de San Lucas resalta la importancia de la oración ya que es uno de los legados más valiosos del ministerio de Jesús. Leemos que Jesús oró cada vez que se le presentaron momentos significativos que fueron parte de su acontecer cotidiano. El evangelio de Lucas atestigua que Jesús oró cuando:

† El Espíritu vino sobre él (Lucas 3:21-22). † Él necesitaba orar periódicamente (Lucas 5:16). † Él iba a llamar a sus discípulos (Lucas 6:12-13). † Él iba a escuchar la confesión de Pedro (Lucas 9:18). † La manifestación de la Transfiguración (Lucas 9:28). † Estuvo agonizando en el Jardín del Getsemaní (Lucas 22:40-42). † Lo crucificaron (Lucas 23:34, 46).

Aunque Jesús reconoce que el sendero de la oración es muy distinto para cada criatura de Dios, él escuchó la necesidad de uno de los discípulos cuando le dijo: “Señor, enséñanos a orar” (Lucas 11:1b). El discípulo se había percatado de que la manera como Jesús oraba era diferente. Esta diferencia radicaba primordialmente en la manera como el Espíritu de Dios se manifestaba cada vez que Jesús estaba en comunión con Dios, y a raíz de esta íntima relación, Jesús desarrolló un diálogo sencillo y familiar con Dios. Es en esa intimidad que el Espíritu de Dios ilumina a Jesús para que sea obediente a la voluntad divina. El teólogo luterano Dietrich Bonhoeffer en su libro, “Los salmos: un libro de oración de la Biblia”2 explica que la confesión del discípulo que declaró: “Señor, enséñanos a orar” reconoce que los discípulos no pueden orar a Dios por su cuenta. Bonhoeffer asegura que el peligro, --de que lleguemos a pensar que el corazón puede orar por su cuenta-- está en que el corazón pecador no puede distinguir y, muchas veces, se confunde entre sus propios deseos, esperanzas, anhelos, lamentos y alegrías. Por eso, la oración a Dios no consiste en dejar salir todo lo que guardamos en nuestros corazones, ya sea bueno, malo, amargo o 1 “Senderos de oración: Un manual para la formación de cadenas de oración” fue escrito por la Rda. Ivis LaRiviere-Mestre. Este manual va con el recurso, Senderos de oración. 2 Deitrich Bonhoeffer, “Psalms: the Prayer Book of the Bible” (Augsburg Publishing House, Minneapolis, 1970) p.9-86.

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triste; sino que el corazón del cristiano debe estar abierto a que el Espíritu Santo lo guíe por el sendero de la oración para que lo/la lleve a establecer un diálogo íntimo con Dios. En realidad, no importa si el creyente se siente o no rebosante de alegría o está vacío espiritualmente. El Espíritu Santo, a pesar y por encima de todas nuestras debilidades y pecados, está obrando en el corazón ardiente y fervoroso de las criaturas de Dios. Por consiguiente, ninguna persona por más piadosa o devota que sea puede establecer un diálogo íntimo con Dios, a menos que sea por medio de la fe en Jesucristo. Los discípulos aprendieron a orar, precisamente porque Dios le habló en la persona de Jesucristo. Esa Palabra, santa y viva, en Cristo la conocemos mejor cada vez que por obra del Espíritu Santo, nos congregamos a estudiar, meditar y escudriñar íntimamente en las Sagradas Escrituras. Al Jesús dar ejemplo de su comunión con el Padre celestial, también dejó ver que la oración para él era parte del alimento espiritual. Por la gracia de Dios y mediante la fe en Jesús, podemos acercarnos a Dios a través de la oración. Esta oración cotidiana es el sustento principal de nuestra vida espiritual que sin ella no podemos respirar libremente. Este sostén y apoyo espiritual es necesario para que seamos fortalecidos y amparados en medio de las luchas del diario vivir porque…

Dios conoce el mundo de las tinieblas que nos hostiga. Dios conoce los laberintos de las traiciones humanas. Dios conoce todos nuestros temores y ansiedades personales. Dios conoce que vivimos bajo el yugo de problemas emocionales, asedio de las enfermedades físicas y el acoso de la apatía espiritual. Dios conoce de nuestro naufragio en las aguas turbulentas del rencor, el odio y las injusticias que trata de hundirnos en el mar de la opresión racial, social, económica e internalizada. PERO SOBRETODO Dios conoce todos nuestros anhelos, alegrías, ilusiones, sueños y esperanzas como pueblo de fe.

Por eso, Dios siempre se solidariza con todas nuestras luchas y estragos. La oración es un regalo de Dios. La oración es un instrumento divino que obra por medio del Espíritu Santo en nuestras vidas para fortalecer nuestra fe en Cristo y liberarnos y rescatarnos de todas las cadenas del pecado.

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Por lo tanto, el Espíritu Santo guía, inspira, preserva e ilumina al creyente, para que por medio de nuestra fe en Cristo, la oración sea siempre un instrumento de su amor divino que inspira a los líderes de su pueblo a que lleguen a ser:

Agentes de paz a pesar de nuestras luchas y sufrimientos, Centros de bienestar espiritual en nuestros hogares y Embajadores de la Palabra de Dios a otros que tienen necesidad.

Entonces… ¿por qué oramos? El Reformador, Martín Lutero3 dice que oramos porque…

1. Es un mandato urgente de Dios. 2. Dios nos promete que nos va a escuchar. 3. Es una reflexión de nuestra necesidad que tenemos de Dios, porque

sin Dios vivimos en un mundo de tinieblas y bajo una gran miseria y pobreza espiritual.

4. Estamos lejos de la misericordia de Dios. 5. Es un testimonio de la fe viva que está afianzada en la Palabra de

Dios que habitó y habita entre nosotros en la persona de Jesucristo cada vez que recordamos nuestro bautismo. En las aguas bautismales, todos los días, nos lavamos en la muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo para dar testimonio a otros del Dios que vive en nosotros.

6. No es una opción para los cristianos porque como criaturas bautizadas es parte de nuestro quehacer cotidiano como colaboradores del reino de Dios en medio de nuestras luchas, alegrías, desafíos, esperanzas y sufrimientos.

7. Es un regalo de Dios. 8. La oración nos reúne como polluelos bajo el amparo del Dios de

amor que nos ama, protege y libra de todo peligro. 9. Es grato y maravilloso dar gracias, honor y gloria al Dios Trino. 10. Es un acto de fe, pues sólo mediante nuestra fe en el Cristo, quien

murió por ti y por mí en la cruz, es que nos atrevemos a pedirle al Espíritu Santo que la gracia divina nos ilumine para suplicarle a Dios, el Creador del universo, que tenga misericordia, compasión y caridad de nosotros, pobres pecadores.

3 Ewald M. Plass, “What Luther Says: A Practical In-Home Anthology for the Active Christian” (Concordia Publishing House, St. Louis, Missouri, 1959-10th Edition 1994) p. 1074-1101

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II. Algunos géneros de oración Existen diferentes géneros o estilos de oración que nos invitan a establecer esa necesidad de estar siempre bajo la presencia de Dios. A continuación le presentamos algunos ejemplos de estos géneros para estar en comunión con Dios. 1. La oración individual: Esta clase de oración reconoce la

importancia de buscar diariamente de 5 a 15 minutos para estar en comunión con Dios. Esa comunión se puede desarrollar como parte de un ritual de oraciones o devociones matutinas o vespertinas. Durante estas devociones, el creyente toma tiempo para meditar y reflexionar en la Palabra de Dios mientras que busca discernir, a través de su fe en Jesucristo, claridad de pensamiento para presentar sus necesidades espirituales, inquietudes familiares y comunitarias y cualquier otra situación particular que atesora en su corazón. Al creyente centrarse y anhelar estar ante la presencia de Dios, el Espíritu Santo toma las riendas de ese diálogo divino y humano para fortalecer al creyente en esa relación íntima con su Creador. Asimismo, el creyente utiliza diversos métodos de meditación para el beneficio del relajamiento y el esparcimiento espiritual. Sabemos que los símbolos religiosos, el incienso, los aceites aromáticos son algunos ejemplos que ayudan al creyente a crear ese ambiente de paz, intimidad y solaz con el Señor.

2. La oración de intercesión: Esta oración es usualmente parte del culto de adoración. En la liturgia de la Iglesia cristiana se conoce como: “La oración de la Iglesia”. En esta plegaria se le pide a Dios por los líderes de la Iglesia, los gobernantes, los enfermos, los presos, los que sufren, aquellos que tienen necesidades particulares y por cualquier otra necesidad física, emocional y espiritual que tiene que ver con las necesidades del acontecer cotidiano del pueblo de Dios. Esta es una oración que establece unos vínculos de comunión e intimidad con Dios y la comunidad de fe que se congrega a alabar y glorificar al Dios de vida, justicia y esperanza. La oración intercesora puede ser también parte del círculo de oración que se reúne durante la semana. Los fieles de este grupo usualmente comienzan con una breve confesión de pecados, unas lecturas del Antiguo Testamento, que normalmente incluye los salmos, y del Nuevo

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Testamento seguido por las peticiones de intercesión. El grupo decide si desea terminar con algunos himnos o coritos, el Padrenuestro, El Credo Apostólico y la Bendición.

3. La oración de unción: Esta es una oración que frecuentemente se emplea para consagrar a los líderes en la afirmación de sus dones y el reconocimiento de sus deberes congregacionales. Además, esta oración es parte del Rito de Sanidad para ofrecer consuelo a los que sufren, fortaleza a los que están quebrantados y esperanza a los que se sienten débiles de fe.

4. La oración de angustia, opresión, injusticia y sufrimiento: Esta

es una oración de intersección especial por los fieles que sufre injustamente, los siervos/as que han fallecido, las familias que enfrentan situaciones de crisis o violencia, las congregaciones en tiempos conflictivos y las comunidades donde se realiza ministerio contextual, particularmente por las comunidades de riesgo. Es una súplica que escuchamos de los labios de un líder religioso o comunitario, una madre angustiada, una niña que fue maltratada, un padre desesperado, un joven confundido por las presiones del mundo de violencia en que vivimos. Es una oración que clama a Dios con un grito desgarrador de angustia y aflicción. En medio de las luchas, entre las fuerzas del bien y el mal, los líderes del pueblo de Dios claman al Dios Trino a través de los versos de algunos de los siguientes Salmos 22, 106 y 109. En algunas ocasiones esta clase de oración a menudo se emplea para reprender toda fuerza maligna que no es del agrado de Dios. No obstante, los líderes se preparan y son ungidos ante la presencia del Dios Trino para iniciar la intersección de estas oraciones especiales. Esta plegaria es también un testimonio de fe. Este fue el caso de la plegaria que Ana elevó a Dios cuando sus enemigos se burlaron de ella y la humillaron. Ante el dolor de un sufrimiento injusto, Ana se rindió a la misericordia divina para que Dios la favoreciera con la bendición de ser madre (Lea 1 Samuel 1 y 2). Esta clase de oración se usa como parte de la oración intercesora de la iglesia, de los círculos de oración y de las devociones personales.

5. La oración de la plenitud del Espíritu Santo: Esta plegaria la eleva a Dios los fieles de la comunidad de fe cuando una de las

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criaturas de Dios necesita de la unción, los aceites, el sacramento de la Santa Comunión –si es posible—y la fortaleza del Espíritu Santo para que pronto pueda descansar en un sueño eterno. Esta oración ofrece consuelo y fortaleza a toda la comunidad de fe.

6. La oración de sanidad: Es la oración que se eleva a Dios a nombre

de los enfermos que sufren dolores físicos, emocionales y espirituales. Es una plegaria que los fieles llevan a los hospitales, hogares u otras instituciones a favor de los inocentes que claman a Dios por su poder sanador y liberador para ser liberados de su enfermedad o padecimiento.

7. La oración de los niños y jóvenes: Las oraciones escriben los niños

y jóvenes es parte de la oración de la Iglesia de Cristo. Es bueno establecer un grupo de oración para que los niños puedan expresar sus oraciones mediante dibujos, canciones o a través del ministerio de marionetas. Las oraciones que los jóvenes presentan a la Iglesia es una contribución valiosa al ministerio de oración en la congregación. Es oportuno fomentar círculos de oración de pantomima, de baile litúrgico, de música y arte entre los jóvenes. Estas expresiones de la oración son muy enriquecedoras cuando son compartidas como parte de “La oración de la Iglesia” durante el servicio de adoración o también durante los servicios y cultos que se celebran durante la semana.

8. La oración como modelo: “Padre nuestro”: Esta oración es la que

Jesús le enseñó a los discípulos a decir cuando le oraran a Dios, el Creador del cielo y la tierra. Esta plegaria tiene una introducción, 7 peticiones y una doxología o acción de alabanza a Dios. Esta oración también debe ser parte de los círculos de oración.

Estos son algunos ejemplos de los géneros de oración para ayudar

a los líderes en el desarrollo de las cadenas de oración.

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III. Creando grupos de oración Esta es una oportunidad para explorar con los líderes su congregación la disposición que tengan para establecer grupos de oración. A continuación se describen algunos de los propósitos principales de los grupos de oración:

Grupos de oración con necesidades particulares para fortalecer el ministerio de la iglesia: Estos grupos de oración son creados para el crecimiento espiritual del pueblo de Dios. Por ejemplo, los líderes que trabajan con el ministerio de la Escuela Dominical, el grupo de damas y otros grupos similares pueden unirse para crear círculos de oración. Estos grupos no cerrados o exclusivos, al contrario, sus líderes invitan a los niños, jóvenes, adultos y personas mayores de la congregación a ser parte de ellos.

Grupos de líderes interesados en crear cadenas de oración: Estas cadenas de oración se pueden organizar para orar por los enfermos, los ministerios y los programas de la congregación, los miembros que no están activos en la congregación y por otras situaciones particulares de la iglesia. Estos grupos no necesariamente se tienen que reunir como lo harían otros grupos. Su misión se puede realizar por el teléfono y el correo electrónico. La Iglesia Evangélica Luterana en América (IELA) a través del programa de Alcance Evangélico y Latino está organizando cadenas de oración para fortalecer el ministerio de alcance congregacional, sinodal, regional y nacional que se realiza en las comunidades latinas de la IELA. Para unirse a esta red de oración se puede comunicar con (los Coordinadores Regionales de su área.)

Grupos de oración para crear un equipo activo de evangelismo: Los discípulos no sólo van a visitar, sino que también se reúnen para orar sin cesar por el crecimiento espiritual y físico de la Iglesia de Dios en todas partes del mundo.

Estas son algunas de las razones para organizar grupos de oración y/o cadenas de oración a nivel congregacional, sinodal, regional y nacional. Esperamos que este manual les ayude a discernir su sendero de oración.