Ser escritor

Jorge A. Garrido

Ser escritor © 2013Registrado en Safe CreativeNº de registro: 1211212712998Corrección, maquetación, diseño y montaje por Jorge A. GarridoCualquier reproducción, total o parcial, de esta obra, así como su divulgación por cualquier medio o la creación de obras derivadas, necesita de la expresa autorización por escrito del autor.Todos los derechos de esta obra quedan reservados a Jorge A. Garrido

3.5 Ilustraciones

¿Has escrito un libro de cocina? Pon fotos de los platos terminados o de los pasos a seguir. ¿Es de astrología? Ayuda al lector a seguir el universo de forma más cómoda con imágenes de los planetas y sus formaciones. Es aplicable a casi cualquier temática, siendo menos habitual verlas en las novelas que no atienden al género de la fantasía o de la ciencia ficción, pues todas las escenas, objetos, lugares o personajes responden a lo cotidiano. Aún así, como apoyo a tus descripciones o para que quienes te lean se hagan una mejor idea de lo que intentas hacerles ver, las ilustraciones son una muy buena solución.

Si, en particular, quieres insertar un mapa, tienes dos claras opciones: O tienes alguien que te los haga o te encargas tú mismo de su realización. Los ilustradores suelen tener esta clase de encargos, recibiendo las principales directrices para la extensión, forma perimetral y ubicación de los lugares más importantes, además del estilo artístico del mismo. Ellos se encargarán de que todo cuadre, rellenando los huecos con el resto de los elementos de una ciudad, barrio o lo que sea. Suele hacerse el

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dibujo a mano, para, posteriormente, recibir un acabado digital, aunque hay quien directamente lo realiza con programas de diseño profesional.

Por supuesto, tú mismo podrías ponerte a ello, si tienes paciencia, imaginación y tiempo. De hecho, si buscas por internet, verás que hay una buena variedad de programas que te ayudarán a hacer un mapa con bastante facilidad. Si te decides a probar suerte, te sugiero que te olvides de complicados mapas con miles de detalles que vayan a liar aún más al lector. Recuerda que dicha ilustración tiene por propósito ayudar a ubicarse al que te lee, siendo un útil añadido a la narrativa que debe ser claro y eliminar las posibles dudas que se haya creado el lector.

Lo último en lo que tendrías que pensar es si lo quieres a color o en blanco y negro. Eso sí, te adelanto que, en la imprenta, poner imágenes en color encarece bastante más el producto.

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3.6 Prólogo o preámbulo

Como ya dije anteriormente, va escrito antes de la tripa y entre sus cometidos tiene el servir como acomodación del lector a lo que va a encontrarse en tu libro.

Por un lado, puede ser una útil herramienta como introducción, para que el que se acerque a tu obra sepa desde el primer momento, por ejemplo, si se encuentra ante el mundo real o uno de ficción, además de la época en la que transcurre.

Por otro lado, puede que sea una tercera persona quien lo escriba, detallando tu biografía, cuáles son tus influencias y tu manera de escribir. Debería ser una persona que te conociera muy bien, así como tu currículum literario.

Como apunte final, el prólogo suele escribirse una vez finalizada la obra y en un mismo libro pueden encontrarse varios prólogos, como, por ejemplo, tras varias ediciones de un libro, en la que cada nuevo prólogo puede ensalzar el éxito cosechado por la obra o la evolución de su autor.

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3.7 Maquetación

La maquetación es el hecho de dar un correcto formato visual al libro, ya que, cuando vas a presentarlo a otras personas, hay que cuidar el estado en el que van a encontrárselo. Tranquilo, no es muy complicado y para ello existen varios programas informáticos, unos más sencillos y otros más profesionales, de pago y gratuitos. Aquí, cada persona tiene su preferencia, normalmente porque ya ha trabajado anteriormente con algún procesador de textos y se defiende bastante bien con él. Si no es tu caso, deberías buscar por internet a ver cuál se adapta mejor a ti, atendiendo a alguno de los miles de tutoriales que se encuentran en la red, aunque también es posible descargarse plantillas para estos programas ya preparadas para que sólo te dediques a completar cada apartado del libro.

Básicamente, en la maquetación tendremos que:

• Darle la separación correcta a los márgenes de cada página, tanto a izquierda y derecha, como abajo y arriba. Debes tener muy en cuenta el margen interior, donde las hojas van cosidas o pegadas al libro, al cual habrá

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que darle, por lo menos, un centímetro más que al exterior, no vaya a ser que se pierda el texto por la curvatura. También hay que tener cuidado con arrimar demasiado el texto a los bordes. Habría que respetar el espacio para los dedos, que el lector no tenga que ir levantándolos para poder leer lo que haya debajo. Por otro lado, tener letras hasta el mismo borde del libro va a resultarle muy poco atractivo.

• Numerar las páginas (lo que nos vendrá genial a la hora de usar el índice). Sin embargo, no en todas ellas aparecerá el número impreso. Las páginas de cortesía no deberían llevarlo, así como tampoco la de título y autor, créditos ni agradecimientos. Las contaremos, claro está, comenzando a aparecer en el índice, prólogo o ya en el primer capítulo (podríamos decir que la primera hoja numerada no comenzará con el 1, sino ya en un 6, 7 u 8). Podemos ponerle la fuente y tamaño que más nos agrade, aunque no estaría mal que fuera a juego con el resto del libro. También debemos elegir si lo queremos centrado o que, en cada página, se sitúe a los lados o

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cerca del centro. Entre arriba y abajo, habitualmente van en la parte inferior, pero en la superior y en los extremos tampoco se vería mal.

• Buscar que los textos se encuentren justificados. Esto logra que los párrafos se encuentren alineados en sus extremos, pareciendo bloques uniformes de arriba a abajo.

• Respetar la sangría (adelantar la primera letra del párrafo un poco hacia la derecha).

• Un tamaño y tipo de fuente para las letras legible y cómodo. Un tamaño demasiado pequeño hará la lectura más complicada y una enorme no quedará bien. Tamaños entre 10 y 14 son los más usados, siendo cierto que de un tipo de fuente a otra cambian las proporciones. El tipo de letra es también muy importante ya que una demasiado pictórica puede ser complicada de leer o, incluso, llevar a confusiones.

• El tamaño del papel. Depende de lo que escribas, será mejor uno u otro, ya que no es lo mismo un cuento para niños que una novela. Pero es tan sencillo como buscar un

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ejemplo de lo que queremos en casa o en una tienda, y medir su ancho y largo. Para libros más serios, hay dos formatos muy habituales y cómodos; el conocido como libro de bolsillo, pequeño y algo menor que la palma de una mano, y otro un poco más grande, quedando sus medidas en un DinA5

A parte de todo esto, podrían colocarse detalles como notas al pie de página (incluso explicaciones que pueden ser guiadas con números exponenciales desde las palabras de la tripa que nos lleve a ellas), cabeceras (las cuales se reflejan en la parte superior y suelen ser una reiteración por página del título de la obra o del capítulo en el que se encuentran), etc,.

Como vemos, la maquetación va a definir la personalidad del libro y es sumamente importante que las reglas que tomemos para ella se cumplan estrictamente durante toda la obra, buscando un acabado profesional y armónico. No te voy a mentir, vas a tener que echarle mucho tiempo a esto, sobretodo a la hora de aprender el funcionamiento del programa de maquetación elegido. Sin embargo, un consejo o truco que te doy es que vayas maquetando directamente mientras escribes. Realiza una primera plantilla con sus hojas de cortesía, título de la obra, créditos, agradecimientos, índice y

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la primera de las páginas de la tripa, con todas las reglas ya impuestas. A partir de esta plantilla podrás ir añadiendo o quitando elementos según te parezca, así como en el momento de ir empezando un nuevo capítulo deberías aplicar directamente las normas del primero. Esto te permitirá, además, hacerte una mejor idea de la longitud de cada episodio e incluso del tamaño que va adquiriendo la obra, y tu trabajo se verá muy reducido. Y es que, una vez que termines el desarrollo de la historia, deberás releerla varias veces para corregirla (encontrar errores de escritura, de sintaxis, contradicciones, nombres mal escritos, puntos, comas y tildes mal colocadas...). Imagina que, encima, una de esas varias lecturas sea para maquetar el texto; para arreglar la sangría, separar correctamente los párrafos, regular el índice, cuidar los saltos de página, ajuste de huérfanas y viudas, etc. Si puedes escribir tu libro dentro de las normas ya marcadas, te ahorrarás tener que hacerlo más tarde. Seguramente, ahora lo veas como una chorrada, incluso te parecerá que se trata del mismo trabajo, pero no lo es. Te lo digo mientras escribo mi tercera novela y con el fallo de no haberlo hecho con la primera: Te ahorrarás mucho tiempo. Aparte, también te aseguro que a la tercera o cuarta vez que te leas entera tu obra (una para comprobar que la

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historia es coherente, que están ordenados los sucesos, que no hay contradicciones... y dos o tres más para correcciones ortográficas) se te hará muy, muy pesado seguir haciéndolo y, entonces, se te pasarán muchos de los errores que debías subsanar. Por eso es tan importante que te aferres a esto y maquetes a la par que desarrollas la historia.

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