Ser Transexual Un Orgullo

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“Ser transexual: Un orgullo” Muchas veces se viene utilizando el término transexual en un sentido de tránsito de un género a otro. Por Josefa Suarez/Miembra de ATA-. Algun@s piensan que se pone fin a la etapa transexual, cuando termina el proceso legal, y ya hay un reconocimiento jurídico, laboral…del género sentido. Otras veces se habla que el “tránsito transexual” acaba cuando la persona adecua su imagen corporal con el género deseado. Incluso hay quienes sostienen que “se deja de ser transexual” cuando hay una reasignación genital. En definitiva, y sin entrar en valorar cada argumento, se sostiene en los tres casos que se deja de ser transexual para pasar a ser definitivamente una mujer o un hombre según los casos. El ser transexual, sin embargo, es una condición innata de las personas que lo somos. El género no se adquiere después de iniciar la transición. Ya está presente previamente en nuestra conciencia. La transición no es ni más ni menos que un proceso de cambios físicos y psíquicos que se acentúan en un período más o menos amplio según los casos. Pero nunca dejaremos de transicionar, porque la transexualidad no sólo es un proceso físico para adecuar el cuerpo con la mente, sino y sobre todo es psicológico. Es un camino abierto, que nunca termina. El género lo construimos primero con una conciencia de pertenencia al mismo, después aprendiendo y asumiendo los roles que servirán para identificarnos con el género deseado, y todo ello se realiza desde cada conciencia individual. Por lo que no se puede hablar de que exista una única manera de sentirse hombre o mujer. Cada persona construye su género de una manera particular y diferente. Pero indudablemente nunca dejaremos de ser personas transexuales porque no somos únicamente el fruto de un presente inmediato sino de un pasado del que nos debemos sentir orgull@s y de un futuro imprevisible. Tenemos que reivindicar el hecho de ser hombres o mujeres transexuales con la satisfacción de haber adecuado nuestro cuerpo y nuestra mente con dificultades mayores que los hombres y mujeres no transexuales. En muchas culturas no judeo-cristianas el ser transexual adquiría socialmente un estatus reconocido. Y, ahora después de siglos luchando por el derecho a manifestarnos con el género querido, no tenemos porqué ocultar nuestra condición transexual, por muy invisibles que seamos por nuestra apariencia física. Eso sí, reivindicando el derecho a ser hombres y mujeres transexuales en igualdad de condiciones con el resto de personas. Josefa Suárez

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“Ser transexual: Un orgullo”

Muchas veces se viene utilizando el término transex ual en un sentido de tránsito de un género a otro.

Por Josefa Suarez/Miembra de ATA-. Algun@s piensan que se pone fin a la etapa transexual, cuando termina el proceso legal, y ya hay un reconocimiento jurídico, laboral…del género sentido.

Otras veces se habla que el “tránsito transexual” acaba cuando la persona adecua su imagen corporal con el género deseado.

Incluso hay quienes sostienen que “se deja de ser transexual” cuando hay una reasignación genital.

En definitiva, y sin entrar en valorar cada argumento, se sostiene en los tres casos que se deja de ser transexual para pasar a ser definitivamente una mujer o un hombre según los casos.

El ser transexual, sin embargo, es una condición innata de las personas que lo somos.

El género no se adquiere después de iniciar la transición. Ya está presente previamente en nuestra conciencia.

La transición no es ni más ni menos que un proceso de cambios físicos y psíquicos que se acentúan en un período más o menos amplio según los casos.

Pero nunca dejaremos de transicionar, porque la transexualidad no sólo es un proceso físico para adecuar el cuerpo con la mente, sino y sobre todo es psicológico. Es un camino abierto, que nunca termina.

El género lo construimos primero con una conciencia de pertenencia al mismo, después aprendiendo y asumiendo los roles que servirán para identificarnos con el género deseado, y todo ello se realiza desde cada conciencia individual.

Por lo que no se puede hablar de que exista una única manera de sentirse hombre o mujer. Cada persona construye su género de una manera particular y diferente.

Pero indudablemente nunca dejaremos de ser personas transexuales porque no somos únicamente el fruto de un presente inmediato sino de un pasado del que nos debemos sentir orgull@s y de un futuro imprevisible.

Tenemos que reivindicar el hecho de ser hombres o mujeres transexuales con la satisfacción de haber adecuado nuestro cuerpo y nuestra mente con dificultades mayores que los hombres y mujeres no transexuales.

En muchas culturas no judeo-cristianas el ser transexual adquiría socialmente un estatus reconocido.

Y, ahora después de siglos luchando por el derecho a manifestarnos con el género querido, no tenemos porqué ocultar nuestra condición transexual, por muy invisibles que seamos por nuestra apariencia física.

Eso sí, reivindicando el derecho a ser hombres y mujeres transexuales en igualdad de condiciones con el resto de personas.

Josefa Suárez