Sera Justicia-oscar Barbery

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SERÁ JUSTICIA-OSCAR BARBERY FILOSOFIA JURÍDICA Aquí, doctor, sucede que soy víctima de una gran injusticia. A usted van y le dicen: es ese calvo degenerado. Y usted, muy panchamente, sin más ni más, comienza a agarrarme rabia. ¡Así la cosa es fácil, cómo no! Pero dése una vueltita por San Javier y pregunte a la gente del lugar por mi persona. Tómese, le pido, esa molestia y averigüe en ese pueblo, donde me han visto crecer, quién soy yo. Y si no quiere ir tan lejos, asómese por la aduana, aquí nomás, en Santa Cruz, que ahí también me conocen, desde el jefe al último pinche, y pregunte. O hable con los comerciantes del tren que va a Corumbá. Por último, si nada de eso le satisface, pregúntele a la madre de la chica. Sí, pregúntele, pero cuando no esté presente su marido; capaz que se anime a contarle la verdad de las milanesas. Porque la vieja esa sólo miente cuando está el viejo de su marido; pero si usted, doctor, la agarra a solas, , ya va a ver, ya va a ver, que le contará todo tal como pasó, sin quitarle ni aumentarle nada. A usted, doctorcito, nadie va a engañarlo con cuatro huevadas. Usted es todo un profesional y yo, mal que mal, soy bachiller. Y hubiera sido abogado como usted, si es que por esas cosas de la vida no me hubiera dedicado a los negocios. Yo comprendo que usted desconfíe de mí. Comprendo, porque no me conoce bien, pero ya se dará cuenta de quién dice aquí la verdad. Dígame sinceramente, con la mano en el corazón: ¿Cree usted que yo hubiera necesitado hacer todo lo que ese viejo afirma que hice sólo para culearme a una cunumi de catorce años? ¡Hágame el favor, doctor, en qué mundo estamos! Si lo que sobran son mujeres. No seré un Alan Delón y cualquiera sabe que en estos tiempos el amor ya no entra por los oídos. ¡Por la panza, doctorcito! Con una vaquillona para toda la familia, no hay quien le haga reproches. Y, claro, cómo no; después del atracón la gente queda agradecida y es lo menos que se puede hacer. Que

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Cuento boliviano sobre la justicia

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SER JUSTICIA-OSCAR BARBERYFILOSOFIA JURDICA

Aqu, doctor, sucede que soy vctima de una gran injusticia. A usted van y le dicen: es ese calvo degenerado. Y usted, muy panchamente, sin ms ni ms, comienza a agarrarme rabia. As la cosa es fcil, cmo no! Pero dse una vueltita por San Javier y pregunte a la gente del lugar por mi persona. Tmese, le pido, esa molestia y averige en ese pueblo, donde me han visto crecer, quin soy yo. Y si no quiere ir tan lejos, asmese por la aduana, aqu noms, en Santa Cruz, que ah tambin me conocen, desde el jefe al ltimo pinche, y pregunte. O hable con los comerciantes del tren que va a Corumb. Por ltimo, si nada de eso le satisface, pregntele a la madre de la chica. S, pregntele, pero cuando no est presente su marido; capaz que se anime a contarle la verdad de las milanesas. Porque la vieja esa slo miente cuando est el viejo de su marido; pero si usted, doctor, la agarra a solas, , ya va a ver, ya va a ver, que le contar todo tal como pas, sin quitarle ni aumentarle nada.A usted, doctorcito, nadie va a engaarlo con cuatro huevadas. Usted es todo un profesional y yo, mal que mal, soy bachiller. Y hubiera sido abogado como usted, si es que por esas cosas de la vida no me hubiera dedicado a los negocios. Yo comprendo que usted desconfe de m. Comprendo, porque no me conoce bien, pero ya se dar cuenta de quin dice aqu la verdad. Dgame sinceramente, con la mano en el corazn: Cree usted que yo hubiera necesitado hacer todo lo que ese viejo afirma que hice slo para culearme a una cunumi de catorce aos? Hgame el favor, doctor, en qu mundo estamos! Si lo que sobran son mujeres. No ser un Alan Deln y cualquiera sabe que en estos tiempos el amor ya no entra por los odos. Por la panza, doctorcito! Con una vaquillona para toda la familia, no hay quien le haga reproches. Y, claro, cmo no; despus del atracn la gente queda agradecida y es lo menos que se puede hacer. Que el viejo diga ahora que yo me viol a su hija son huevadas; porque la hija era bastante alegrona y me andaba jocheando: que don Ramn por aqu, que don Ramn por all, que srvase un cafecito don Ramn: La hubiera visto a la tal Yuyi, bien instruida por su madre, corriendo a servirme! Doctor, doctor, uno que anda dedicado a sus negocios, uno que es honrado, uno que se mata trabajando, cree que todo el mundo es igual y no se convence de que haya gente que se las pasa craneando la forma de fregar al prjimo, sobre todo cuando ese prjimo, tras mucho esfuerzo, ha logrado levantar, un poquingo, la cabeza. No, aqu el delito ms grande es destacarse y no ser como los otros. Al fin de cuentas, todos tenemos las mismas oportunidades. Y el que se qued atrs, ah noms se qued, por su culpa. Usted, por ejemplo, no permitira que nadie le robe el ttulo y se ponga a firmar con su nombre, porque ese ttulo se lo gan el la universidad estudiando, slo Dios sabe con qu sacrificios. Eso es lo que ms duele de la gente que a uno lo conoce. De esa gente que creci con uno, jugando en los potreros, y que uno, claro est, le tiene cario. Cmo no va a querer uno a la gente de su mismo pueblo? Que un extrao nos calumnie, vaya y pase. Pero que su gente, la gente que uno cree que es suya, lo ande difamando, es algo que duele. Ese domingo, doctor, yo no invit a nadie de esa familia. Estaba en mi estancia, como lo hago todos los fines de semana, poniendo en orden mis cuentas, cuando se me aparecieron. No, seor, eso no fue casual! Porque, fjese usted, quines vinieron: El viejo, la vieja, la dichosa Yuyi y sus dos hermanas, que para el caso ni cuentan porque estn ms feas y paridas que vaca de pobre. Ese detalle debera darle a usted pauta de que las cosas no sucedieron como ellos dicen. Ahora, claro est, ya no se acuerdan del churrasco que se comieron en mi estancia ni de los tres fardos de cerveza que hice traer del pueblo. Menos que menos se van a acordar de la plata que me pidi la vieja y que nunca ms ol! De eso no se acuerdan; pero vinieron a contarle a usted que yo la llev a la tal Yuyi a conocer la estancia y que me negu, oiga usted, que me negu a que la acompaaran sus hermanas. Cmo se iban a acordar de nada si estaban pasadas de cerveza! Si lo que ellos queran, doctor, es que sucediera precisamente lo que sucedi, para despus estar en stas, tratando de sacarme, con abogado y todo, mis cuatro pesos locos. Y bueno, me llev a la tal Yuyi y pas lo que pas. Qu hay de malo en eso? Cuntas veces habr hecho usted lo mismo y nadie nunca le he venido a pedir cuenta de lo que hizo! Y ahora que no me vengan a decir que la chic era virgen. Doctor, doctor, dnde estamos? Cierto que yo me hice la ilusin, pero la tal nia, como la llama usted, ya era bastante corridita. Esa ya le haba dado con Sancho, Pedro y Martn y seguro que tena algn machito fijo en la zona. Por ah es donde debe empezar la pesquisa, buscando a ese machito que la embaraz sin problemas, porque ah estaba el opa de don Ramn para pagar el pato. Y mire usted lo bruto que es uno: cuando vino la tal Yuyi a contarme lo del embarazo, a m ni siquiera se me ocurri preguntarle desde cundo estaba as. Me dio lstima verla en mi oficina, como un animalito asustado, gimoteando y llorando a moco tendido. Y uno, qu se le va hacer, uno es as, sobre todo con la gente que es de su propio lugar. Me ofrec a ayudarla de todo corazn. Si a usted le dio lstima escuchar a ese par de campesinos cuando le vinieron a contar el asunto, cmo no me iba a dar lstima a m, que soy su paisano. Nadie mejor que yo para saber cmo viven! Las cosas que tienen que hacer para comer y para vestirse! No pude hacer otra cosa que ayudar a esa pobre chica; que ya andaba por mal camino mucho antes de conocerme, se lo aseguro. Ahora resulta que, segn usted, yo soy culpable del embarazo de la tal Yuyi. Qu me dice! Y no slo del embarazo, tambin de haberla violado y Doctor! Doctor! Qu le pasa? Cmo puede hacerme esa acusacin? Vlgame el cielo! Pongamos, doctorcito, los puntos sobre las es. Ya le dije que s, que reconozco que estuve con la chica, pero fue slo una vez. No hubo tal violacin, se lo ruego, La prueba de mi inocencia est en la plata que le di para ayudarla. No para que busque un curandero y se haga un raspaje. Yo, de sentirme culpable, habra buscado un buen mdico, no un carnicero. No voy a estar mezquinando unos pesos, que si los pierdo hoy los gano maana, para resolver un problema as. Pero sucede que la tal Yuyi, pelada burra, agarr esa plata que le di para ayudarla y pas, Dios tenga piedad de ella, lo que pas. As las cosas, sin conocer los detalles, resultan fciles de entender. Quin es el culpable? Don Ramn. Quin tiene que pagar los daos y perjuicios a ese para de viejos? Don Ramn. No hay derecho! Y, encima, ese viejo loco del padre anda diciendo por calles y plazas que me va a pelar a machetazos Y esa, doctor, esa s que es una amenaza de muerte. Un delito. O no? No es que yo me asuste de esas bravatas, pero hable usted con el viejo y hgale entender las cosas. Dgale que no sea opa, que no ande diciendo al troche y moche que me va a matar, porque por ah me tropiezo y muero, o me pasa cualquier cosa, el principal sospechoso ser l. Adems, dgale usted que tengo varios hermanos que me vengaran., si algo me pasa. Dgaselo. Dgaselo. A usted lo van a escuchar. Al fin de cuentas, qu es lo que quiere ese viejo? Quiere mandarme a la crcel y que le pague el favor que me hace? Si ser bruto el viejo. Y a m, quin me paga por los daos y perjuicios que este asunto me est acarreando? El viejo viene y le reclama a usted. Y yo, a quin voy a reclamar? Lo nico que se va a ganar ese tipo es que me salga de mis casillas y arregle el asunto por mis propios medios, pelo a pelo. Y eso s, se lo aseguro, que no le va a gustar. Linda est la cosa! Yo tengo que trabajar, doctor. Lo que necesita este pas es gente que trabaje bien, gente que lo haga progresar como es debido. Y no se puede trabajar cuando se tiene en la cabeza un problemita como ste. Hace cinco das que llegu de Puerto Surez y hasta ahora no he podido salir de mi casa para vender el Santana que me traje del Brasil; porque, usted sabe, si uno no se ayuda para comprar semilla, quin lo va a ayudar? Ahora que los bancos han cortado los crditos, uno tiene que rebuscrselas como pueda. La tal Yuyi! Mire, doctorcito, lo he pensado bien. No quiero complicarme ms la existencia, qudese con el auto. Ya se lo he dicho, es un Santana ltimo modelo. Vndalo si quiere y dles unos pesos a esos campesinos; que paguen las deudas que, dizqu, les ha quedado del entierro de su hija. Y que le hagan celebrar una misa con el obispo! O si quiere, doctorcito, reglele el auto a su mujer, porque es blanco y ese color les chifla a las mujeres. En resumen, el auto es suyo, pero arrgleme ese problema definitivamente, para que le firme los papeles. Y hgalo, doctorcito, lo ms rpido que pueda, pues yo soy el principal interesado en que se haga justicia.