Sergio Aguilar Lobato La despoblación Ciudadanos, ahora o ... · consecuencias la broma infinita...

1
Miércoles 1 de febrero de 2017 l Heraldo de Aragón 24 l TRIBUNA E ste 4 de febrero, arroje y tramoyistas unirán sus es- fuerzos para alzar el telón de la IV Asamblea General de Ciu- dadanos. Una cita clave en el sen- dero del partido naranja, pálido en el actual relato parlamentario. Han pasado apenas dos invier- nos desde aquel inicial frenesí en el que Albert Rivera y los suyos ponían rumbo hacia la expansión nacional. Las elecciones autonó- micas y las encuestas confirma- ban la marca C’s como una verda- dera alternativa de poder y no so- lo como una efímera moda. Pero el globo se pinchó cuando 2015 es- cribía su epílogo, legando un hu- racanado 2016. Tras esta brevísi- ma ‘belle époque’, las bulliciosas tertulias de domingo, acompaña- das de sirope de fresa y ambicio- sos propósitos, pronto dieron lu- gar a los amargos sinsabores de quien malogra sus anhelos. ¿Qué falló? Probablemente fue el propio punto de partida, testigo de excepción de la precoz falta de química con sus camaradas ma- gentas, propietarios estos últimos de un más asentado acervo. O el escaso filtro al conceder carnés de afiliado, desatino que trajo consi- go un linaje de cuestionable lustre y las consiguientes tandas de ex- pulsiones. Tampoco fue acertada la renuncia a las ilusionantes re- Ciudadanos, ahora o nunca Ciudadanos, que celebrará su congreso el próximo fin de semana, se enfrenta al reto de recuperar sus valores y propuestas fundacionales para definir un espacio propio formas económico-administrati- vas que habían germinado en di- versos foros constitucionalistas y que esta formación parecía haber interiorizado, prometiendo su im- plantación. Por el contrario, aban- donándose el ADN fundacional, se enarboló una actitud ungida de ambivalencia y, consecuentemen- te, el partido fue tildado de ser ideológicamente ambidiestro, cuando no centrista, según el pa- recer de cada observador. ¡Cuán ambiguo tuvo que percibirse para recibir tan antitéticos apellidos! Aunque si algo había contribui- do a diferenciar a esta hornada ha- bía sido su pretendido espíritu re- generacionista, invocado como un incansable partisano llamado a lu- char contra las iniquidades de la corrupción. Pero, solo cuatro me- ses después, el ‘Manual de las 100 medidas’ con el que dieron su plá- cet a la investidura popular mues- tra síntomas de agotamiento, amén de unos indisimulables re- miendos revisionistas, mucho más indulgentes con el infractor. Quizá estas circunstancias ha- yan socavado la credibilidad ini- cial de esta aspiración política. Lo cierto es que, ante este preludio de decadencia, es necesario un pro- yecto que propenda ineludible- mente hacia esos orígenes que in- compresiblemente se ha tratado de edulcorar desde dentro, adap- tándolos a la política de salón. También será urgente enfrentar, a la tan habitual concesión unilate- ral a cambio de cero, la dialéctica de la pedagogía respecto a unas propuestas que, por inéditas, la ciudadanía no acaba de asimilar. Por lo pronto, en este cónclave el partido deberá decidir qué quie- re ser de mayor. Muy fino habrá de hilar la actual ejecutiva. Y es que, cuando el margen de error es tan estrecho, las manos tiemblan al pilotar cualquier viraje. Máxi- me cuando, en esta España del ¡virgencita, que me quede como estoy!, el centro reformista solo le- vanta fervorosos simpatizantes al calor del barómetro, mutando en alergia generalizada en tiempo de urnas. Como en ‘Los puentes de Madison’, en aquella escena final salpicada por lluvia fina y envuel- ta de suspicacia, donde se impone el rutinario continuismo frente a la sugestiva incertidumbre de lo desconocido. Cuando pierde Ro- bert. Pero también Francesca. Ahora o nunca, Albert. El trampantojo E l tema de la despobla- ción crea inquietud en- tre los que lo padecen más directamente y, también, en la España más urbana y po- blada, que empieza a percibir- lo como una seria amenaza. Como consecuencia de las nuevas formas de gobernar que parecen imperar, el tema de la despoblación tuvo un pa- pel importante en la última Conferencia de Presidentes Autonómicos. Su fruto más in- mediato fue el nombramiento de un comisionado, que coor- dinará la lucha de administra- ciones contra la despoblación. Se trata de Edelmira Barreira, comisionada del Gobierno an- te el reto demográfico. Su mi- sión será coordinar todo lo que pueden hacer Gobierno cen- tral, gobiernos autonómicos, diputaciones y ayuntamientos. El problema de despobla- ción, sobre todo en la España del interior, es muy grave. En diez comunidades, entre ellas la nuestra, se produjeron más fallecimientos que nacimien- tos en el último año. Según los datos aportados del Instituto Nacional de Estadística, ocho de cada diez municipios arago- neses han perdido población en los últimos diez años. De los 731 municipios, en solo 58 se ha producido crecimiento. En el resto, el declive poblacional es imparable: 187 pueblos tienen menos de cien habitantes. Ade- más, el envejecimiento condi- ciona las posibilidades futuras de crecer, teniendo en cuenta que los municipios más peque- ños son los que registran una estructura más envejecida. A esa inquietud responde también el II Congreso sobre Despoblación, que se desarro- llará en Huesca el próximo mes de junio. Lo organizará la Diputación oscense junto con la comisión de despoblación de la Federación Española de Municipios y Provincias, co- misión que da voz a los más de 4.700 municipios españoles que están en riesgo de desapa- recer, pueblos envejecidos y prácticamente sin relevo ge- neracional. Mientras llegan nuevas po- líticas y estrategias adecuadas, hay que seguir aplicando en el día a día medidas concretas de apoyo a los núcleos más nece- sitados. Como, por ejemplo, la reciente decisión de la Comar- ca del Jiloca de mantener el único autobús que da servicio a 40 núcleos y hace posible que se puedan desplazar a las dos cabeceras comarcales, Ca- lamocha y Monreal del Cam- po. Como decía el presidente de la Comarca, «no podemos dejar sin autobús a la gente; eso sería matar a los pueblos». EL MERIDIANO Carlos Sauras La despoblación «Es necesario un proyecto que propenda hacia esos orígenes que incomprensi- blemente se ha tratado de edulcorar desde dentro» I ncreíble, pero cierto: segui- mos en Aragón sin Presu- puesto de la Comunidad, se prorrogan los anteriores. El Pre- supuesto, que es en el sector pú- blico y en el privado el documen- to clave de síntesis económico- financiera de lo que se va a hacer, el documento e instrumento cla- ve de la política económica, es en Aragón parte de los deberes que no se hicieron el pasado año 2016. Recuerdo que en mis tiempos co- mo analista y supervisor de Fi- nanzas en General Motors Espa- ña, el director financiero H. Kla- ges ya nos decía: «Si nosotros hi- ciéramos los Presupuestos como la DGA, no haríamos coches». Pues sí, amigos lectores, ni el más mínimo atisbo de que este atasco en la elaboración del Presu- puesto se pueda resolver en los próximos días y semanas, aunque el Presupuesto del Ayuntamiento de Zaragoza por fin sí que ha sali- do adelante, si bien no en el mar- co de un deseable pacto de estabi- lidad. Algo bueno puede tener que no tengamos Presupuesto a nivel de Aragón, bueno pues que no van a subirnos los impuestos que de- penden de la Comunidad autóno- ma. Y hablando de impuestos de las comunidades autónomas, hay una impresionante flexibilidad y disparidad en su tratamiento, no hay unidad de mercado en dicho sentido. Y para el caso de Aragón, lo que resulta es que tenemos ma- yor presión fiscal que en muchas otras comunidades autónomas, lo cual podría tener ciertos efectos perversos para determinados in- versores y consumidores. Concretamente, con respecto al impuesto de sucesiones y do- naciones, como consecuencia de la Ley 10/2015, de 28 de diciem- bre, de Mantenimiento de los Servicios Públicos, los aragone- ses tenemos mayor presión fiscal que en otras comunidades y nos hemos puesto a la cabeza de su- bidas fiscales, junto con Baleares y Navarra. En otras autonomías –las comparaciones son odiosas, se nos dice, pero son necesarias para realizar buenos análisis y to- ma de decisiones–, lo que están impulsando en cambio va en la lí- nea de eliminar el impuesto de sucesiones. Puestos a hablar de diferencias y agravios entre co- munidades autónomas, pues aquí tenemos uno bien claro. En sucesiones y donaciones, específicamente para el sector inmobiliario y para las explota- ciones agropecuarias, se dan di- ferencias de cierta importancia con respecto a otras autonomías que no son precisamente ele- mentos dinamizadores en el con- texto del mundo de la empresa, la inversión y el empleo. Bueno, y sí que hay algún im- puesto autonómico que sube o que en algunos municipios está apareciendo. Me refiero al ICA, que grava la contaminación de las aguas para los habitantes de Za- ragoza, ya que se reduce la boni- ficación que estaba vigente en 2016, y para los municipios que carecen de depuradora. Luis Ferruz Agudo es catedrático de Finanzas y director del Grupo de Inves- tigación en Economía financiera de la Universidad de Zaragoza (Giecofin) E stados Unidos es un país fracturado. Ya tenemos al bra- vucón de Trump empeñado en demostrar que puede cumplir con creces, a un ritmo agotador, las peores pro- mesas de la campaña. Está dispuesto a llevar hasta las últimas consecuencias la broma infinita que sus votantes le gastaron a la democracia. El mandato de Obama debió de ser tan anodino que millones de patriotas, para disipar el sopor, decidieron in- yectarse en vena una sobredosis de testosterona. No se ha vis- to una actuación igual desde los tiempos de John Wayne en el Oeste. La parodia es un género ambiguo que puede volverse contra quien la practica. Meter a un bromista de esta enverga- dura en la Casa Blanca es un juego muy peligroso. En el Kremlin se frotan las manos creyendo que han infiltra- do en Washington a un agente triple a quien activar cuando les convenga a fuerza de chantajes. En Moscú nunca entendieron el humor negro americano ni pillaron sus chistes vulgares. Por eso, entre otras cosas, perdieron la Guerra Fría. Estos rusos in- genuos siguen sin aprender. Cuando una marioneta cobra vida suele reclamar su parte del pastel. Y la marioneta Trump no es un juguete en manos de sus enemigos, sino un títere de su pro- pia voluntad de poder y no le gusta nada que otros le tiren de los hilos. Prefiere salirse siempre con la suya. No conviene olvidar que Trump ha pagado un precio muy al- to por estar donde está. Antes de meterse en política, era ese mag- nate omnipotente que vivía en la cúspide de una torre neoyor- quina desde la que contemplaba la gran ciudad tendida a sus pies como a una esclava. Pero para realizar su fantasía ha debido re- bajarse a vivir más cerca del suelo, en una mansión decimonóni- ca repleta de gente ocupada y preocupada por los hábitos del nuevo inquilino. Y la pesadilla promete ser interminable. Cuan- do los americanos despierten, el trampantojo de Trump todavía estará allí para recordarles lo caros que se pagan los antojos. Aragón y sus Presupuestos EL FOCO Juan Francisco Ferré LA TRIBUNA I Sergio Aguilar Lobato LA TRIBUNA I Luis Ferruz Agudo

Transcript of Sergio Aguilar Lobato La despoblación Ciudadanos, ahora o ... · consecuencias la broma infinita...

Miércoles 1 de febrero de 2017 l Heraldo de Aragón 24 l TRIBUNA

E ste 4 de febrero, arroje y tramoyistas unirán sus es-fuerzos para alzar el telón

de la IV Asamblea General de Ciu-dadanos. Una cita clave en el sen-dero del partido naranja, pálido en el actual relato parlamentario.

Han pasado apenas dos invier-nos desde aquel inicial frenesí en el que Albert Rivera y los suyos ponían rumbo hacia la expansión nacional. Las elecciones autonó-micas y las encuestas confirma-ban la marca C’s como una verda-dera alternativa de poder y no so-lo como una efímera moda. Pero el globo se pinchó cuando 2015 es-cribía su epílogo, legando un hu-racanado 2016. Tras esta brevísi-ma ‘belle époque’, las bulliciosas tertulias de domingo, acompaña-das de sirope de fresa y ambicio-sos propósitos, pronto dieron lu-gar a los amargos sinsabores de quien malogra sus anhelos.

¿Qué falló? Probablemente fue el propio punto de partida, testigo de excepción de la precoz falta de química con sus camaradas ma-gentas, propietarios estos últimos de un más asentado acervo. O el escaso filtro al conceder carnés de afiliado, desatino que trajo consi-go un linaje de cuestionable lustre y las consiguientes tandas de ex-pulsiones. Tampoco fue acertada la renuncia a las ilusionantes re-

Ciudadanos, ahora o nuncaCiudadanos, que celebrará su congreso el próximo fin de semana, se enfrenta al reto de recuperar sus valores y propuestas fundacionales para definir un espacio propio

formas económico-administrati-vas que habían germinado en di-versos foros constitucionalistas y que esta formación parecía haber interiorizado, prometiendo su im-plantación. Por el contrario, aban-donándose el ADN fundacional, se enarboló una actitud ungida de ambivalencia y, consecuentemen-te, el partido fue tildado de ser ideológicamente ambidiestro, cuando no centrista, según el pa-recer de cada observador. ¡Cuán ambiguo tuvo que percibirse para recibir tan antitéticos apellidos!

Aunque si algo había contribui-do a diferenciar a esta hornada ha-bía sido su pretendido espíritu re-generacionista, invocado como un incansable partisano llamado a lu-char contra las iniquidades de la corrupción. Pero, solo cuatro me-ses después, el ‘Manual de las 100 medidas’ con el que dieron su plá-cet a la investidura popular mues-tra síntomas de agotamiento, amén de unos indisimulables re-miendos revisionistas, mucho más indulgentes con el infractor.

Quizá estas circunstancias ha-

yan socavado la credibilidad ini-cial de esta aspiración política. Lo cierto es que, ante este preludio de decadencia, es necesario un pro-yecto que propenda ineludible-mente hacia esos orígenes que in-compresiblemente se ha tratado de edulcorar desde dentro, adap-tándolos a la política de salón. También será urgente enfrentar, a la tan habitual concesión unilate-ral a cambio de cero, la dialéctica de la pedagogía respecto a unas propuestas que, por inéditas, la ciudadanía no acaba de asimilar.

Por lo pronto, en este cónclave el partido deberá decidir qué quie-re ser de mayor. Muy fino habrá de hilar la actual ejecutiva. Y es que, cuando el margen de error es tan estrecho, las manos tiemblan al pilotar cualquier viraje. Máxi-me cuando, en esta España del ¡virgencita, que me quede como estoy!, el centro reformista solo le-vanta fervorosos simpatizantes al calor del barómetro, mutando en alergia generalizada en tiempo de urnas. Como en ‘Los puentes de Madison’, en aquella escena final salpicada por lluvia fina y envuel-ta de suspicacia, donde se impone el rutinario continuismo frente a la sugestiva incertidumbre de lo desconocido. Cuando pierde Ro-bert. Pero también Francesca. Ahora o nunca, Albert.

El trampantojo

E l tema de la despobla-ción crea inquietud en-tre los que lo padecen

más directamente y, también, en la España más urbana y po-blada, que empieza a percibir-lo como una seria amenaza. Como consecuencia de las nuevas formas de gobernar que parecen imperar, el tema de la despoblación tuvo un pa-pel importante en la última Conferencia de Presidentes Autonómicos. Su fruto más in-mediato fue el nombramiento de un comisionado, que coor-dinará la lucha de administra-ciones contra la despoblación. Se trata de Edelmira Barreira, comisionada del Gobierno an-te el reto demográfico. Su mi-sión será coordinar todo lo que pueden hacer Gobierno cen-tral, gobiernos autonómicos, diputaciones y ayuntamientos.

El problema de despobla-ción, sobre todo en la España del interior, es muy grave. En diez comunidades, entre ellas la nuestra, se produjeron más fallecimientos que nacimien-tos en el último año. Según los datos aportados del Instituto Nacional de Estadística, ocho de cada diez municipios arago-neses han perdido población en los últimos diez años. De los 731 municipios, en solo 58 se ha producido crecimiento. En el resto, el declive poblacional es

imparable: 187 pueblos tienen menos de cien habitantes. Ade-más, el envejecimiento condi-ciona las posibilidades futuras de crecer, teniendo en cuenta que los municipios más peque-ños son los que registran una estructura más envejecida.

A esa inquietud responde también el II Congreso sobre Despoblación, que se desarro-llará en Huesca el próximo mes de junio. Lo organizará la Diputación oscense junto con la comisión de despoblación de la Federación Española de Municipios y Provincias, co-misión que da voz a los más de 4.700 municipios españoles que están en riesgo de desapa-recer, pueblos envejecidos y prácticamente sin relevo ge-neracional.

Mientras llegan nuevas po-líticas y estrategias adecuadas, hay que seguir aplicando en el día a día medidas concretas de apoyo a los núcleos más nece-sitados. Como, por ejemplo, la reciente decisión de la Comar-ca del Jiloca de mantener el único autobús que da servicio a 40 núcleos y hace posible que se puedan desplazar a las dos cabeceras comarcales, Ca-lamocha y Monreal del Cam-po. Como decía el presidente de la Comarca, «no podemos dejar sin autobús a la gente; eso sería matar a los pueblos».

EL MERIDIANO Carlos Sauras

La despoblación

«Es necesario un proyecto que propenda hacia esos orígenes que incomprensi-blemente se ha tratado de edulcorar desde dentro»

I ncreíble, pero cierto: segui-mos en Aragón sin Presu-puesto de la Comunidad, se

prorrogan los anteriores. El Pre-supuesto, que es en el sector pú-blico y en el privado el documen-to clave de síntesis económico-financiera de lo que se va a hacer, el documento e instrumento cla-ve de la política económica, es en Aragón parte de los deberes que no se hicieron el pasado año 2016. Recuerdo que en mis tiempos co-mo analista y supervisor de Fi-nanzas en General Motors Espa-ña, el director financiero H. Kla-ges ya nos decía: «Si nosotros hi-ciéramos los Presupuestos como la DGA, no haríamos coches».

Pues sí, amigos lectores, ni el más mínimo atisbo de que este atasco en la elaboración del Presu-puesto se pueda resolver en los próximos días y semanas, aunque el Presupuesto del Ayuntamiento de Zaragoza por fin sí que ha sali-do adelante, si bien no en el mar-co de un deseable pacto de estabi-lidad. Algo bueno puede tener que no tengamos Presupuesto a nivel

de Aragón, bueno pues que no van a subirnos los impuestos que de-penden de la Comunidad autóno-ma. Y hablando de impuestos de las comunidades autónomas, hay una impresionante flexibilidad y disparidad en su tratamiento, no hay unidad de mercado en dicho sentido. Y para el caso de Aragón, lo que resulta es que tenemos ma-yor presión fiscal que en muchas otras comunidades autónomas, lo cual podría tener ciertos efectos perversos para determinados in-versores y consumidores.

Concretamente, con respecto al impuesto de sucesiones y do-naciones, como consecuencia de la Ley 10/2015, de 28 de diciem-bre, de Mantenimiento de los Servicios Públicos, los aragone-ses tenemos mayor presión fiscal que en otras comunidades y nos hemos puesto a la cabeza de su-bidas fiscales, junto con Baleares y Navarra. En otras autonomías –las comparaciones son odiosas, se nos dice, pero son necesarias para realizar buenos análisis y to-ma de decisiones–, lo que están

impulsando en cambio va en la lí-nea de eliminar el impuesto de sucesiones. Puestos a hablar de diferencias y agravios entre co-munidades autónomas, pues aquí tenemos uno bien claro.

En sucesiones y donaciones, específicamente para el sector inmobiliario y para las explota-ciones agropecuarias, se dan di-ferencias de cierta importancia con respecto a otras autonomías que no son precisamente ele-mentos dinamizadores en el con-texto del mundo de la empresa, la inversión y el empleo.

Bueno, y sí que hay algún im-puesto autonómico que sube o que en algunos municipios está apareciendo. Me refiero al ICA, que grava la contaminación de las aguas para los habitantes de Za-ragoza, ya que se reduce la boni-ficación que estaba vigente en 2016, y para los municipios que carecen de depuradora.

Luis Ferruz Agudo es catedrático de Finanzas y director del Grupo de Inves-

tigación en Economía financiera de la Universidad de Zaragoza (Giecofin)

E stados Unidos es un país fracturado. Ya tenemos al bra-vucón de Trump empeñado en demostrar que puede cumplir con creces, a un ritmo agotador, las peores pro-

mesas de la campaña. Está dispuesto a llevar hasta las últimas consecuencias la broma infinita que sus votantes le gastaron a la democracia. El mandato de Obama debió de ser tan anodino que millones de patriotas, para disipar el sopor, decidieron in-yectarse en vena una sobredosis de testosterona. No se ha vis-to una actuación igual desde los tiempos de John Wayne en el Oeste. La parodia es un género ambiguo que puede volverse contra quien la practica. Meter a un bromista de esta enverga-dura en la Casa Blanca es un juego muy peligroso.

En el Kremlin se frotan las manos creyendo que han infiltra-do en Washington a un agente triple a quien activar cuando les convenga a fuerza de chantajes. En Moscú nunca entendieron el humor negro americano ni pillaron sus chistes vulgares. Por eso, entre otras cosas, perdieron la Guerra Fría. Estos rusos in-genuos siguen sin aprender. Cuando una marioneta cobra vida suele reclamar su parte del pastel. Y la marioneta Trump no es un juguete en manos de sus enemigos, sino un títere de su pro-pia voluntad de poder y no le gusta nada que otros le tiren de los hilos. Prefiere salirse siempre con la suya.

No conviene olvidar que Trump ha pagado un precio muy al-to por estar donde está. Antes de meterse en política, era ese mag-nate omnipotente que vivía en la cúspide de una torre neoyor-quina desde la que contemplaba la gran ciudad tendida a sus pies como a una esclava. Pero para realizar su fantasía ha debido re-bajarse a vivir más cerca del suelo, en una mansión decimonóni-ca repleta de gente ocupada y preocupada por los hábitos del nuevo inquilino. Y la pesadilla promete ser interminable. Cuan-do los americanos despierten, el trampantojo de Trump todavía estará allí para recordarles lo caros que se pagan los antojos.

Aragón y sus Presupuestos

EL FOCO Juan Francisco Ferré

LA TRIBUNA I Sergio Aguilar Lobato

LA TRIBUNA I Luis Ferruz Agudo