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El aenigma de Lucio Cornelio Sila: un ´ ultimo programa legislativo conservador en la crisis de la Rep´ ublica Romana (88-79 a.e.v.) Oscar Gonz´ alez Cama˜ no Noviembre, 2004

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El 'aenigma' de Lucio Cornelio Sila: un útimo programa legislativo conservador en la crisis de la República Romana (88-79 a.e.v.).

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El aenigma de Lucio Cornelio Sila: un ultimo programalegislativo conservador en la crisis de la Republica

Romana (88-79 a.e.v.)

Oscar Gonzalez Camano

Noviembre, 2004

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Agradecimientos

Desde que empece a meterme poco a poco en el mundo romano ha llovido ya mucho.Desde aquel Yo Claudio que me recomendo la bibliotecaria de mi barrio a los quince anos, laobra de Mommsen que me presto mi profesor de Latın en 3o de BUP y las iniciales incursionesen la novela historica, han pasado muchos anos, y para aquellas personas fueron con el tiempomis primeros agradecimientos. Hoy en dıa, pasado ya tanto tiempo, y cada vez mas curtido(pero nunca lo suficiente) en temas de Republica Romana, los agradecimientos son cada vezmas numerosos. Vaya por delante mi reconocimiento a tanta gente que me ha ayudado, guiado,sugerido, comentado, etc, a lo largo de este viaje.

Y ya centrandome en este trabajo, y esperando no dejarme a nadie, quiero agrade-cerle a Marina Picazo, en primer lugar, que aceptara ser mi tutora en este estudio sobre LucioCornelio Sila. A Francisco Pina, por los comentarios compartidos, y sobre todo por las crıticasy los animos que he recibido desde que recibio en sus manos estas paginas. A Josep MariaSalrach, por sus sugerencias y comentarios, no solo con este trabajo, sino durante todo el cursode doctorado; es un placer escucharle y conversar dentro y fuera de clase. A mis companerosde doctorado, becarios y estudiantes, que me han visto en el ultimo ano delante del ordenador,a veces preguntandose si realmente estaba haciendo algo de provecho o perdiendo el tiempo eninternet; a ellos, por las tazas de cafe en el bar, las discusiones sobre historia y polıtica, sobreel problema de la investigacion actual, sobre la universidad en la actualidad, etc.; una mencionespecial para Mames Cisneros y Eduard Martı, que han seguido mas de cerca la elaboracion deeste trabajo, y en los que siempre he encontrado un apoyo, dentro y fuera de la universidad.A los amigos de toda la vida, que en ocasiones me han visto poco, y que aunque no sabenrealmente quien diablos era Lucio Cornelio Sila me han dado su apoyo y carino. A Jordi Mo-rell y Sergi Roses, de la Biblioteca de la Universitat Pompeu Fabra, que me han ayudado enmultiples ocasiones a localizar bibliografıa. A Jaume Torras, director del Institut Universitarid’Historia Jaume Vicens Vives, por sus comentarios y puntualizaciones. A Montse, Mertxe,Blanca y Jose Luis, companeros trivialeros y amigos en la vida real, por las largas discusionesy conversaciones en comunidades ciberneticas, por telefono y a la vera de una buena mesa yuna copa de vino. Y a mi familia, que no sabiendo realmente que hago en esto de la Historia,siempre me han apoyado en todo.

A todos, y a muchas mas personas que sin duda me dejo, gracias, muchas gracias.A todos vosotros esta dedicado este trabajo.

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Capıtulo 1

Prologo: planteamiento de un aenigma

La historia antigua, como toda la historia, es historia contemporanea.

Colleen McCullough escribio en los anos 90’s del siglo XX una de las mejores seriesliterarias sobre la Roma tardorrepublicana. Abarcando el perıodo 110–42 a.e.v., la serie Mastersof Rome1 ofrecio un panorama amplısimo acerca de los ultimos anos de la Republica Romana.Mario, Sila, Livio Druso, Pompeyo, Craso, Cesar, Antonio, un joven Octavio,... retrataban, enmiles de paginas, las grandezas y miserias de la Republica. Historia novelada, mas que novelahistorica, la autora se toma ciertas licencias que pueden sorprender a mas de un especialista,pero que, tratandose de literatura, son casi necesarias para hacer creıble un relato que, enningun momento, resulta novelesco. En los tres primeros volumenes destaca la figura de LucioCornelio Sila.

El Sila de McCullough es tenebroso, poseedor de un lado oscuro que le hace ser elcontrapunto idealizado de Mario. En el segundo volumen, Sila y Mario pugnan por el poder:muere Mario al final del libro y en la primera mitad del tercero triunfa Sila. En este tercervolumen, Sila perdona a un joven Cesar, que ha osado desafiarle (al no divorciarse de su esposa,hija de Cinna, enemigo de Sila) y argumenta su decision diciendo: Mario te ato, yo te libero;Mario perdio, yo gano. He ahı el triunfo de un hombre sobre su enemigo, mas alla de la muerte.

Mi intencion aquı no es comentar unas novelas historicas que, aunque excelentes, nodejan de ser literatura. El historiador debe ir mas alla del novelista, y aunque ambos compartenuna misma arma, la escritura, debe analizar lo que observa/lee/escucha, y no reducirse a unamera valoracion, generalmente moral, sobre buenos y malos. Creo que la labor del historiadores intentar encontrar la verdad que se esconde tras las paginas de algunas fuentes ya antiguas.Pero no debe obsesionarse con buscar la verdad absoluta: vano esfuerzo, no existe una verdadabsoluta, sino tantas como se nos quiera ofrecer. La curiosidad, inherente a todo futuro histo-riador, debe ser el elemento principal del que se haga valer. Curiosidad por la verdad, por elpor que, sı; pero tambien curiosidad por el como, el donde, el como, el quien y, sobre todo, elque. ¿De que estamos hablando cuando escribimos sobre historia?

Tras la sombra de Lucio Cornelio Sila se esconde la verdad que el mismo forjo, o seinvento, hace mas de dos mil anos. Inutil serıa por mi parte intentar descubrirla, proclamarlacomo la verdad definitiva, como la unica. Sila ya se encargo de ocultarla en sus memorias,dejo por escrito sus vivencias, sus actos, que sin duda intento justificar en su vejez. Estas

1The first man in Rome (1990), The grass crown (1992), Fortune’s favourites (1993), Caesar’s women (1996),Caesar: let the dice fly (1998) y The October Horse (2002).

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CAPITULO 1. PROLOGO: PLANTEAMIENTO DE UN AENIGMA

memorias pasaron a una generacion posterior, que reinventaron su imagen desde un principio,en ocasiones por intereses particulares, y ası perpetuaron un cliche a lo largo de los siglos. Silael proscriptor, Sila el Dictador, Sila el afortunado. Muchas etiquetas, muchas imagenes, muchosepıtetos.

1.1. Sila inventado

Oderint, dum metuant. Este verso de Accio puesto en boca de Calıgula bien podrıaresumir, de una manera muy simplificada, lo que podıa significar Lucio Cornelio Sila. Sinembargo, esta frase, como tantas otras, no fue pronunciada por este personaje. Su vida, comotantas otras, fue vista desde diversos puntos de vista. Su pensamiento, su ideologıa, sus proyectosy ambiciones, sus actos en fin, pasaron a ser conceptualizados por obra y gracia de la plumadel cronista de una historia oficial u oficiosa de este personaje. Aunque Sila, como tal, siguepermaneciendo como un aenigma. Y lo es, fundamentalmente, porque no conservamos sobre elmas que fuentes secundarias, faltando el material mas valioso: sus memorias.

El aenigma de Lucio Cornelio Sila: ası he titulado este trabajo. Aenigma porqueconocemos poco del personaje, aun contando con las fuentes que tenemos a nuestro alcance:Ciceron y, en menor medida, Salustio entre los que vivieron bajo su egida; Plutarco, Apiano,el Epitomator de Livio, Veleyo Paterculo, Floro, Valerio Maximo,... aun siendo las principalesfuentes nos dan una imagen parcial de la figura de Sila. Aenigma porque a lo largo de los siglosSila ha intrigado a profesionales y aficionados por sus actos: su emergente carrera, surgiendo caside la nada (aun siendo un patricio de rancio abolengo), que fluctuo hasta su primer consulado;la marcha sobre Roma, que sorprendio a propios y extranos ya en su epoca, pues era la primeravez que un ejercito romano entraba en el sagrado recinto del pomerium; su proconsulado enOriente, luchando contra Mitrıdates del Ponto; su retorno, su triunfo final, el episodio de lasproscripciones, que tanto ha aterrado desde entonces, y que marco un precedente; los entresi-jos de su poderosa dictadura (¿una monarchie manquee como decıa Jerome Carcopino? ¿unamagistratura republicana?); su legislacion, una vuelta a la esencia de el mos maiorum republi-cana; y, especialmente, las razones de su retiro del poder, cuando habıa alcanzado la cuspidedel poder. Muchos Silas y demasiados enigmas por resolver. ¿Con cual nos quedamos? ¿Con elambicioso legado de Mario en las guerras de Yugurta y cımbrica? ¿Con el militar victorioso delBellum Italicum? ¿El consul del 88 a.C. que da un golpe de fuerza? ¿El victorioso proconsul quese convierte en casi un soberano absoluto? ¿El hombre que, como the last republican, una vezacabada su faena se retira del poder y rinde cuentas? ¿Cuantos Lucio Cornelio Sila podemosentrever?

Sobre el personaje y la construccion de su mito versa el primer bloque de estamonografıa (caps. 2–3). Desde los primeros momentos, y empezando por el propio protagonistade su vida, se crea una imagen de Lucio Cornelio Sila, un cliche sobre su repercusion en lavida polıtica romana, que autores de la Republica Tardıa (Ciceron y Salustio especialmente)tipifican y que, a lo largo del perıodo imperial, va in crescendo hasta dar lugar a la imagenque sobre Sila permanece en la retina del lector actual. Una imagen que la ciencia historica delos ultimos ciento cincuenta anos, desde Theodor Mommsen quiza, ha debatido, produciendoseun debate (tal vez esteril) entre los que ven en Sila a un personaje cuasi-monarquico y los queobservan en el a uno de los ultimos representantes de un sistema, el republicano, que se va apique. Mas alla de juicios morales, es necesario poner a Lucio Cornelio Sila en su lugar, y espor ello que tomo la tarea de ofrecer un panorama de la fabricacion de su mito, de su imagen,de su prototipo. Y, en consecuencia, creo que hay que hablar de una invencion de Sila por

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parte de Sila, a traves de la imagen que de sı mismo ofrecio en sus Commentarii ; y de unareinvencion de Sila por parte de los autores antiguos: en primer lugar por aquellos que vivieronbajo su Dictadura, como Ciceron, o analizaron sus consecuencias, como Salustio; y por otra,por parte de aquellos que bebieron de sus Memorias y construyeron el cliche que posteriormenteha sobrevivido.

¿Que tipo de fuentes tenemos? ¿Como hay que valorarlas? ¿Que tipo de informacionnos ofrecen? Es importante realizar una crıtica de las fuentes sobre Sila, pues ellas nos indicanla informacion que, posteriormente, los historiadores modernos han utilizado para elaborarsus tesis sobre Sila. De entrada, hemos de recordar, la fuente primaria (y al mismo tiempodistorsionada) de Sila son sus propios Commentarii, sus memorias, cuyos escasos fragmentos endiversos autores indican un afan justificatorio (logico) por parte de su autor. Unas memorias delas que bebieron autores del calibre de Salustio, Livio, Plutarco y Apiano. Tampoco han llegadohasta nosotros los relatos de genero autobiografico de algunos personajes que convivieron conSila esos convulsos anos: los tres libros de recuerdos de Marco Emilio Escauro, la obra Deconsulatu et de rebus gestis de Q. Lutacio Catulo (colega consular de Mario en el 102 a.e.v.)o las memorias de P. Rutilio Rufo (que sobrevivio en un exilio dorado a la mayor parte de loscoetaneos de Sila) que, por referencias en otros autores, sabemos que retrataban de una maneraacida a los polıticos contemporaneos del Dictador.

Sin estas fuentes primarias, solo nos queda Ciceron como autor contemporaneo alos hechos (al tampoco poder contar con la obra historica de otro coetaneo, Lucio CornelioSisenna, casi toda perdida, a excepcion de unos 150 fragmentos dispersos), que aun justificandola legitimidad del Estado nacido el 1 de noviembre del 82 a.e.v., no duda en criticar acerbamentea Sila Dictador en diversos pasajes de sus discursos, obras filosoficas y cartas. Posterior a Cicerones Salustio, crecido en la epoca posterior a Sila, y cuyas obras (Bellum Iugurthinum, ConiuratioCatilinae y los fragmentos conservados de sus Historiae) nos dan una imagen de Sila que partede la dicotomıa entre el militar republicano intachable y el cruel dictador tiranico. Un toposliterario recurrante en diversos autores imperiales. De inicios de la epoca del Imperio tenemosa Tito Livio, cuya obra del perıodo a tratar tampoco se conserva, quedandonos solamente unasPeriochae muy escuetas. Del siglo II d.e.v. tenemos a Apiano y a Plutarco. El autor alejandrinonos ofrece el mejor mosaico conservado sobre la epoca anterior y posterior a Sila, sus BellaCivilia, si bien la imagen de Sila queda difuminada tras el relato militar, las incongruenciasde la narracion de las instituciones romanas y la sospecha de haber usado en demasıa fuentespro-silanas. Tambien Plutarco nos ofrece una amplia biografıa sobre Sila, si bien tan tenidade juicios morales, de valoraciones ideologicas y en determinados momentos tan dependientede los Commentarii silanos que apenas nos sirve desde un punto de vista historico. Otrosautores, de epoca mas tardıa, nos ofrecen relatos sobre Sila, si bien en exceso dependientes defuentes livianas: Floro, Granio Liciniano,Eutropio, Orosio y Festo. Y algunas menciones puedenencontrarse en otros autores como Seneca, Lucano o Petronio.

Ante este panorama fragmentario, conviene insistir, es necesaria una crıtica de fuen-tes, intentando discernir que se nos intenta decir. Y es entonces cuando se observara como seha fabricado un mito en la persona y la obra de Lucio Cornelio Sila. Una fabricacion iniciadaen epoca romana y que ha saltado en el tiempo hasta llegar a los siglos XIX–XX, cuando se harecuperado con enorme interes el tema de la dictadura silana. Es entonces, primera mitad delsiglo XX, cuando la investigacion historica ha tendido (erroneamente, en mi opinion) a dividirseentre los que ven en Sila a un defensor de la Republica y los que le achacan el estigma de mo-narca frustrado o de inclinaciones monarquicas. A partir de los anos 60, y gracias a un artıculorenovador de Ernst Badian2, la investigacion historica ha superado esta dicotomıa antitetica

2BADIAN (1962).

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CAPITULO 1. PROLOGO: PLANTEAMIENTO DE UN AENIGMA

y se han publicado diversas obras que inciden en otros aspectos de la obra silana, intentandoentender que significo esta obra en la fase final de la Republica romana.

Hoy en dıa Sila ya no ejerce en los profesionales de la Historia un interes tan visce-ralmente partidista. Se sigue publicando sobre Lucio Cornelio Sila, y el que esto escribe aspiraa que se siga debatiendo, escribiendo y editando sobre este personaje. Recientes estudios sededican a analizar aspectos determinados de la obra de Sila, y este trabajo intentara recogeralgunas de las opiniones mas relevantes.

1.2. El Sila historico

Guerras civiles entre las facciones de poder, conflictos externos, franca guerra civilen Italia con los socii ; todo ello afecta a las instituciones romanas, aunque la ineficacia delsistema institucional no es novedosa: desde unas pocas decadas atras el sistema de ciudad-Estado de Roma resultaba inapropiado para regir los destinos de un imperio mediterraneo.El restablecimiento de una constitucion oligarquica, basada en el respeto al mos maiorum,la supremacıa de la auctoritas del Senado y el predominio de una nobilitas patricio-plebeya,ya no era factible en los tiempos de Sila. Y de ahı su fracaso: un reformismo conservadorque bebe de Livio Druso e incluso (aunque inversamente) de los Gracos. Un reformismo designo negativo, que de hecho no innova nada y desde una optica exterior se reduce a mutilarel tribunado de la plebe (autentica piedra de toque del reformismo popular) y a reprimir lasansias de poder del ordo equester. Pero, ¿realmente parece esto? Algo nuevo debio imponerSila: centrandonos en su caso eprsonal, las interpretaciones al respecto varıan, y mientras unosdicen que intento proclamarse rey (Carcopino), otros citan a Sila como the last Republican(Keaveney). Pero, respecto al Estado romano, ¿que huella dejo Sila? ¿Que falta en su legislacion?¿Que sobra?

El segundo bloque de este trabajo se centra ya en el contexto socio-polıtico quevivio Sila y en su auge al poder. En el mismo hemos incluido una resena de los inicios de lacarrera polıtica y militar de Sila hasta su consulado del 88. Es importante dilucidar sus iniciospolıticos y militares, marcan un antes y un despues. Como tantos nobiles de su epoca, Silasigue los pasos de todo polıtico que quiere labrarse un camino en el escenario publico romano.Aunque descendiente de una familia patricia de rancio abolengo, los oscuros orıgenes de Sila lomarginan de la arena polıtica casi hasta su consulado. El joven Sila empieza tarde su andadurapublica: su carrera militar empieza cuando ya muchos jovenes pertenecientes a la oligarquıaestan ya curtidos en ella. La cuestura que desempena bajo el mando de Cayo Mario en laguerra de Yugurta llega a su edad, pero tarde en el aspecto de que es el primer oficio publicoque sepamos que ostente: no conocemos su formacion juvenil, sus deberes en el ejercito y laactividad forense. Sila debera ascender poco a poco, mediante hazanas militares en dos guerras(en Numidia y frente a la invasion germana), para darse a conocer, aun siendo un Corneliopatricio. La pretura le llega, tras algun(os) fracaso(s), cuando muchos otros polıticos romanoshan alcanzado ya el consulado. Un gobierno provincial en Oriente le da cierto renombre (es elprimer romano en establecer un tratado con los partos, futuro enemigo), pero luego su estelase difumina. Ubi est? Hasta el Bellum Italicum Sila desaparece de la escena publica, y por unanota de Apiano sabemos que en el 90 esta luchando en uno de los frentes de esta autenticaguerra civil no declarada. Frente los muros de Pompeya, Sila se gana los laureles y su nombrepasa a ser conocido entre los votantes. Las hazanas militares le aupan al consulado del 88 a.e.v.¿Pero solo la carrera militar es lo que esta detras del auge hacia el poder de Lucio CornelioSila?

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Veamos el caso de P. Sulpicio Rufo (tr. pl. 88): un prometedor joven optimate yun brillante orador, discıpulo de Antonio y Craso Orator, ıntimo amigo de Q. Pompeyo Rufo(colega de consulado de Sila) C. Cotta y M. Livio Druso (polıticos conservadores), que empezo sucarrera polıtica adscrito a las filas de la nobilitas. Sin embargo, Sulpicio, a lo largo de sutribunado, abandono a sus viejos amigos y aliados polıticos, y mediante metodos ciertamenteviolentos provoco el estallido de una guerra civil. ¿Que ocurrio para que un hombre comoSulpicio abandonara sus alianzas polıticas y acabara apoyando a Mario, el lıder de los populares,un hombre ya anciano y que buscaba un mando militar a toda costa? Tal vez el caso de Sulpicionos pueda servir para relativizar un poco el concepto de factio como elemento polıtico parallegar al poder

Los capıtulos siguientes tratan, en primer lugar, el primer programa legislativo deSila (5), promulgado durante su consulado, apenas un esbozo de las leyes de su Dictadura, yde efımera existencia. La guerra entre las facciones de poder ha estallado y apenas llegan atener vigencia las leyes de Sila. Y sin embargo, analizando estas leyes, observamos que partende un orıgen (¿la influencia reformista de Marco Livio Druso? ¿la contrarreforma frente a unahistoria reciente marcada por el tribunado de los hermanos Graco? ¿Son ambas concepcionescompatibles?).

El siguiente capıtulo (6) se aparta momentaneamente de la figura de Sila y se centra,brevemente, en la legislacion de Lucio Cornelio Cinna (¿una contra-legislacion?), que intento,desde una postura popular, poner solucion a los problemas que atravesaba el Estado romano.

La Dictadura Silana (cuyos fundamentos intentare analizar), iniciada bajo el signode las proscripciones (hablaremos de las mismas), y de un golpe de Estado legal que le per-mite a Sila establecer un autentico programa legislativo de profundas repercusiones, centra elcapıtulo 7. Una dictadura nueva nace con Sila, alejada de la vieja concepcion republicana deun poder excepcional y limitado en el tiempo. Discutiremos sobre el tema. Por otra parte, unprograma legislativo que sin pretender cambiar nada pone las bases para la destruccion de unsistema que, ironicamente, se pretendıa salvaguardar. He decidido dejar aparte el tema de lasleyes de Sila referentes a la provincia de Asia, un tema que se aleja momentaneamente delprograma legislativo en la capital, aunque soy conscientes de sus repercusiones, por ejemplo,en la formacion del llamado primer triunvirato.

Por ultimo, en un epılogo incompleto (8), se trata la destruccion de la constitucionsilana e intento hacer un balance de la misma: ¿que queda del mito de Sila? ¿Como el historiadordel siglo XXI debe posicionarse ante una figura como la tratada? ¿En que lugar queda LucioCornelio Sila en la historia del final de la Republica romana? ¿Que permanece de su obraconstituyente y legislativa?

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CAPITULO 1. PROLOGO: PLANTEAMIENTO DE UN AENIGMA

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Capıtulo 2

Un esbozo historiografico

Durante el pasado siglo XX el estudio de la figura de Lucio Cornelio Sila y de su epocaha sufrido lo que yo llamarıa un efecto boomerang : ahora viene, ahora va. Se ha investigado sufigura a golpes de inspiracion, en ocasiones en funcion de ciertos contextos historicos. Ası comoRonald Syme escribio su magistral The Roman Revolution (1939) en vısperas de la II GuerraMundial, y recalcando en “su” Augusto aspectos que observaba en el auge de las dictadurastotalitarias de Hiter y Stalin, tambien la figura de Sila pudo ser visto por algunos especialistascomo un espejo donde podıan reflejar aspectos de su epoca. Por otra parte, Sila no puede serestudiado aislado del momento y el escenario en los que se mueve: el estudio de este personajenecesita obligatoriamente una mirada al estudio de la Republica Romana en estas decadas 90-80a.e.v.

Un vistazo exhaustivo al panorama de la investigacion actual demuestra que losestudios polıticos sobre la Republica Romana siguen en boga. La Forschungsbericht de esteperıodo es rica en matices e interpretaciones. El auge del fenomeno de la biografıa, ası como laeclosion de la llamada “literatura o novela historica”, junto con la pervivencia y la tradicion depublicaciones periodicas de prestigio, han permitido que el tema siga en danza. Varios artıcu-los de conjunto sobre el panorama historiografico1 han permitido en momentos determinadosrealizar una recopilacion historiografica sobre los estudios de la Republica romana tardıa. Eldebate en congresos, reuniones y simposios, a menudo plasmado en publicaciones, ha mantenidovivo el interes por este perıodo. Y la publicacion de recensiones y comentarios de monografıaspublicadas da aun mas alas a un debate que no parece que vaya a cesar.

2.1. La sombra alargada de Ronald Syme

From Mommsen to Syme, ası podrıamos definir el perıodo posterior a Ranke, ricoen monografıas, y epoca de formacion de numerosas y prestigiosas publicaciones periodicas. SiTheodor Mommsen y su Romische Geschichte (publicada desde 1851 en aleman, la primeratraduccion al castellano es de 1883) es sin duda un inicio, un glorioso inicio, al estudio porme-norizado de la epoca tardorrepublicana, la obra de Syme se situa en el cenit de este perıodo.The Roman Revolution, publicada en 1939, es sin duda alguna un clasico, ya desde su primeraedicion. Una obra de referencia en la investigacion prosopografica2, una interpretacion general

1BADIAN (1962), GABBA (1972), GOMEZ-PANTOJA (1991).2MOMIGLIANO (1940), 75.

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CAPITULO 2. UN ESBOZO HISTORIOGRAFICO

del Principado de Augusto, una obra propagandıstica, el libro de Syme marca un antes y undespues en el estudio de la Roma tardorrepublicana.

Para Syme, the Roman revolution fue la transformacion de la elite y la creacionde un nuevo Estado: el Principado. Una elite que se nutre de la clase ecuestre, vencedora ala postre de la particular batalla contra el orden senatorial; de los italicos ya romanizados yde los restos mortales de la vieja oligarquıa senatorial, autodestruida tras casi dos decadasde guerras civiles contınuas (49–30 a.e.v.). Una elite, no obstante, que hunde sus raıces en elperıodo silano: los vencedores de Porta Collina toman ahora el timon del nuevo estado fundadopor Octavio Augusto. Sin las nefastas consecuencias del Bellum Italicum y de las primerasguerras civiles (91–82 a.e.v.) no se entenderıa a la elite del Principado de Augusto3. Italia acabavenciendo definitivamente a Roma4, una victoria postuma tras su debacle militar en tiemposde Sila. A diferencia de los imperatores tardorrepublicanos, Augusto no ejercio su poder desdelas provincias, sino que dirigio Italia como base de su influencia, y desde ahı enrolo a toda unanacion, tota Italia, frente el amenazante peligro del Egipto oriental.

El libro de Syme explica el cambio del modelo de gobierno en Roma, es decir, eltransito de Republica a Imperio; grosso modo, entre los anos 60 a.e.v. y 14 d.e.v. El protagonis-ta absoluto es Cayo Julio Cesar Octaviano, que en el ano 27 asumira el tıtulo de Augusto. ElAugusto de Syme es intrigante, ambicioso,peligroso, maquiavelico, traicionero, pero al mismo-tiempo el forjador de un Imperio, sabio, astuto, un buen planificador. Syme, que vive en GranBretana el ascenso de Hitler en Alemania y la polıtica expansiva de los nazis por Europa, nopuede dejar de ver en su Augusto a un emulo del lıder nazi (saltando las numerosısimas diferen-cias). Como Hitler, Octavio, desde sus inicios como heredero polıtico de Cesar (distincion quetambien le disputa Marco Antonio), trata de crear un partido (mas propiamente, una factio),que se convertira en los anos en un partido unico, que saldra vencedor en una guerra civil yque sera el partido del poder. El transito de Octavio en la trıada Triunvir-Dux-Princeps es laevolucion de Roma, Italia y todo el Estado romano hacia el Imperio.

El libro de Syme se divide en dos partes esenciales. La primera narra la evolucion deOctavio, desde que se convierte en el heredero de Cesar, hasta su triunfo en Actium. La segunda,una vez el Dux se convierte en el Princeps, analiza los entresijos del poder, las alianzas polıticas,los poderes de Augusto, la caıda de la oligarquıa senatorial (y de la oposicion al regimen deeste nucleo), el nacimiento de una nueva clase social, la ecuestre, de la cual surje la nuevaburocracia imperial, etc. Ambas partes se basan en un profundo estudio prosopografico: losgrandes nombres de la aristocracia senatorial y ecuestre pasan por estas paginas; sus familias,sus alianzas y rivalidades polıticas; su alianza o su rivalidad con el joven Octavio y el maduroAugusto. Para Syme, el periodo augustal marca el fin de la nobleza senatorial y el inicio deuna nueva era. Octavio seduce, soborna, liquida u olvida a los grandes personajes polıticos a lamuerte de Cesar. Ciceron, Munacio Planco, Estatilio Tauro, Asinio Polion, etc son nombres quese veran marcados por el estigma del joven Octavio. Al convertirse en Augusto, ¿a quien vemosen el redidivo? ¿A Cesar Dictador o a Pompeyo Magno? De ambos heredo Octavio grandescualidades, y es un debate sobre si Octavio es un Cesar prudente o un Pompeyo vencedor, ... oun Sila completo.

Sin Lucio Cornelio Sila, no tendrıamos a Cayo Julio Cesar, y sin este, el jovenOctavio no se habrıa convertido en Augusto. Sila puede ser definido como el fundador de la

3Para complementar el estudio de Syme sobre la nobilitas augustea, un libro imprescindible, del mismo autor,es The Augustan aristocracy, Oxford, Clarendon Press, 1986.

4SYME (1989), 453.

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monarquıa5, pero el que la forja y la ejecuta es Octavio Augusto, llamense como se quiera suspoderes y tıtulos. ¿Que nos dice Syme de este Sila?:

Sila fue el primer romano en mandar un ejercito contra Roma. No por eleccion pro-pia; sus enemigos habıan empunado las riendas del gobierno y lo habıan despojado del mandocontra Mitrıdates. Por tanto, cuando el desembarco en Italia, tras una ausencia de cinco anos,la fuerza era vsu unica defensa contra el partido que habıa atacado a un proconsul que estabahaciendo las guerras de la Republica en Oriente. Sila tenıa toda la ambicion de un noble ro-mano, pero no era su ambicion aduenarse del poder por medio de la gierra civil y conservarlotodopoderoso y en solitario. Realizada su obra, el Dictador abdico6. Sera cuestion de analizar lafigura de Sila para intentar dilucidar el enigma que le rodea.

The Roman Revolution puede ser considerado el pistoletazo de salida para un estudioprosopografico de la elite del Principado, y nos ofrece un panorama tan completo y rico de lasultimas decadas de la Republica Tardıa que, en ciertos aspectos, sigue siendo tan vigente hoy endıa. Pero el estudio de este perıodo tardorrepublicano no culmina con Syme: en estas primeraspaginas de este trabajo intentare esbozar algunas ideas y comentarios acerca de la bibliografıafundamental de los ultimos sesenta anos. From Syme to Millar podrıa ser el epıgrafe. Vaya pordelante la adevertencia (y la disculpa obligada) de que no se trata de un “estado de la cuestion”al uso, sino de algunas pinceladas, en cierto modo a pincel suelto, sobre ciertas monografıas yciertas obras de conjunto que, en mi opinion, “revolucionaron” el panorama historiografico yque tienen mucho que ver, directa o indirectamente, con el protagonista de este trabajo, LucioCornelio Sila.

2.2. Los grandes temas generales.

2.2.1. Manuales colectivos

De entre los grandes manuales sobre la Roma tardorrepublicana, destaca una obracolectiva que, bajo la pluma de excelentes especialistas britanicos, nos muestra una imagencompleta del perıodo. Me refiero a la Cambridge Ancient History, editada en dos ocasiones,1932 y 1994. Ambas ediciones, en dos momentos muy distintos de la investigacion historica,son un punto final en su momento y un punto de partida desde entonces. No se puede concebirel estudio de este perıodo sin una lectura pormenorizada de esta obra. El volumen IX deambas ediciones se circunscribe al siglo postrero de la Republica romana, iniciandose con losGracos (¿por que no la toma de Cartago, se podrıa arguir, final de la sempiterna lucha en elMediterraneo central entre dos grandes potencias?), y finalizando con la muerte de Cesar (en elcaso de la edicion de 1932, ¿el final de la Republica posible?) y la de Ciceron (para la de 1994,¿el fin de la res publica oligarquica?). Voluminosos volumenes los dos, soberbios, majestuosos,con voluntad no manifiesta de ser referente en la historiografıa romanista, con una bibliografıacasi inabarcable (en especial el volumen de 1994), llenan un vacıo en la edicion de obras deconjunto7.

Una obra semejante a la CAH, contemporanea a la edicion de 1932, fue el manualde G. Bloch y J. Carcopino, La Republique romaine de de 133 avant J.-C. a la mort de Cesar,

5CARCOPINO (1947), passim.6SYME (1989), 73.7Para un estudio de la CAH, vease RHODES (1999).

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CAPITULO 2. UN ESBOZO HISTORIOGRAFICO

segundo tomo de una voluminosa Histoire romaine, escrita en un estilo diferente a la obracolkectiva britanica de 1932. Aunque la obra surge casi enteramente de la pluma de Carcopino(y de hecho incide en muchas de las ideas originales de obras anteriores suyas, como por ejemplo,Sylla ou la monarchie manquee), el resultado es realmente interesante y muy sugestivo, a pesarde que muchas de las tesis del profesor frances fueron refutadas y superadas con posterioridad.

2.2.2. L.R. Taylor

No sucede lo mismo, en mi opinion, con la excelente monografıa de L.R. Taylor,Party politics in the age of Caesar(1949). Contrariamente a lo que se podrıa esperar del tıtulo,el libro de taylor apunta ideas que desde entonces han servido para estimular la publicacionde monografıas y artıculos sobre el tema8. Aun sin hablar de “partidos” polıticos en el sentidomoderno de la palabra, Taylor incide en los elementos constitutivos de toda factio: la amicitiaentre iguales, el patronazgo sobre los clientes, las alianzas matrimoniales,... en una idea queposteriormente ha sido puesta en duda9. Por otra parte, frente a la figura de Cesar comoaglutinador de toda una ideologıa, Taylor prefiere mostrar the ideal of the republic which becameassociated with Cato’s name, the conflict between that ideal and Caesarism, and the manner inwhich Augustus resolved that conflict by laying claim to the republicanism of Cato10. Pero, apesar de las crıticas y los avances del ultimo medio siglo, el libro de Taylor permanecera comouno de los mejores estudios que hay sobre la vida polıtica de la Roma tardorrepublicana.

2.2.3. Ch. Wirszubski

Un ano mas tarde, en 1950, el profesor Ch. Wirszubski publico su monografıa sobre elconcepto de libertas en el perıodo de la Republica Tardıa y los inicios del Principado11. ¿Que esla libertas? ¿Un concepto mencionado por algunos polıticos e ideologos (Ciceron, por ejemplo)durante este perıodo de pugna entre facciones optimates y facciones populares, y reivindicadopor y para el populus romano como el epıtome de los derechos del ciudadano? ¿O es tal vez unapalabra vaga y de nulo significado que escondıa los intereses egoıstas de una determinada elitesocial? A este elemento se le contraponıa la dominatio, el regnum. El autor elabora un discursoacerca del estudio del vocablo libertas, un dardo propagandıstico a menudo vacıo de contenido,para llegar a la conclusion de que libertas y derechos del cives romano estan por encima delas luchas partidistas del perıodo. Y sin embargo, uno se pregunta... ¿a que libertas se refiereSila cuando escribe al Senado en el 84 a.e.v. y reitera su su intencion de regresar y salvar laRepublica de la tiranıa de unos pocos? ¿A la del estado romano o a la suya propia, despues dehaber sido declarado enemigo publico, sus biens confiscados, su casa demolida y sus parientesy amigos perseguidos? O, por otro lado, ¿a que libertas apela Cesar en el ano 49 para acudiren defensa de los derechos inviolables de los tribunos de la plebe, violentados por la accion deuna factio paucorum? ¿A la de la plebe y sus representantes o a la de su dignitas herida porsus rivales polıticos? Sin duda, como todo elemento polıtico susceptible de ser utilizado comoarma propagandıstica, la libertas se contempla segun el prisma con que se mire.

8Por ejemplo, GRUEN (1968), SEAGER (1972), NICOLET (1982), BRUNT (1989), MILLAR (1999), porcitar algunos.

9BADIAN (1957), Idem (1969), BRUNT (1988), DEVELIN (1985), GRUEN (1966), MILLAR (1984b),NORTH (1990b), PINA (1994), ROLDAN (1984), etc.

10TAYLOR (1949), 16211Libertas as a political idea at Rome during the Late Republic and Early Principate. Cambridge, 1951.

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2.2.4. T.R.S. Broughton

El profesor T.R.S. Broughton publico en 1951–1952 el Who is who? de la Romarepublicana: The magistrates of the Roman Republic, un listado anual (en dos volumenes) delos magistrados y cargos militares, incluyendo sacerdocios, legados (aquellos socios que losproconsules llevaban en su companıa a las provincias como asesores y consejeros) y embajadas,durante el perıodo republicano (509–31 a.e.v.), siguiendo los principios de los Fasti Romani(un tercer volumen III es un addenda et corrigenda de los dos volumenes anteriores, ordenadoalfabeticamente por el nombre del magistrado)12. De cada magistrado se recogen los testimoniosde las fuentes y en un apendice final el cursus honorum de los magistrados citados por estasfuntes. Una obra imprescindible para todo investigador del perıodo.

2.2.5. E. Gabba

Emilio Gabba escribio un pequeno libro sobre los orıgenes del Bellum Italicum13,un tema en el que ha investigado profusamente14. En Le origini della guerra sociale e la vitapolitica romana dopo l’89 a.C., el autor analiza las relaciones de Roma con los aliados italicosdesde el perıodo de los Gracos (133–121 a.e.v.) hasta la muerte de Sertorio (72 a.e.v.), inci-diendo en diversos aspectos, todos ellos muy interesantes ... y discutibles (vease por ejemplo loscomentarios de A.N. Sherwin–White en su recension de la obra15). Por resumir, la tesis centralde Gabba es que en los italicos (de hecho sus clases dirigentes) ambicionaban la ciudadanıaromana para disfrutar de los beneficios del imperialismo romano, al mismo tiempo que influiren el control de la polıtica exterior romana. No obstante el atractivo de las hipotesis de Gabba,el autor no explica por que la resistencia italica continuo hasta la dictadura silana, si bien laguerra termino formalmente hacia el 89 a.C., con las leyes que concedıan la ciudadanıa romanaa los insurgentes, quedando solo los samnitas y lucanos como excepcion de la norma. Todos lospueblos italicos recibieron la ciudadanıa romana y los nuevos ciudadanos fueron incluidos en lastribus romanas (primero las cuatro tribus urbanas, posteriormente en la totalidad), e inclusolos rebeldes samnitas y lucanos recibieron el mismo trato... y sin embargo siguieron mantenien-do una actitud belica al volver Sila de Oriente (83 a.e.v.), lucharon contra el y provocaron labatalla final en Porta Collina (82 a.e.v.). ¿Por que? ¿Hubo mas motivos para mantenerse enarmas que el deseo de participar en el pastel imperialista romano? De hecho hay que tener encuenta que no es hasta la decada de los 70 a.e.v. que Italia no se romaniza definitivamente:los italicos siguieron manteniendo sus estructuras polıticas propias y no aceptaron el sistemamunicipal romano hasta estos momentos.

2.2.6. Ch. Meier

¿Cuando se produce la decadencia de la Republica romana? ¿Hay un momentoclave por determinar? ¿O se trata de un proceso lento pero continuado? ¿Una “revolucion” enpalabras de Ronald Syme? En 1966, Christian Meier publico un estudio al respecto16 en el que

12Para la estructura del ano consular y la tradicion historica romana, vesae el artıculo on-line de RICH (1997)13He leıdo la version publicada en Athenaeum, vid. GABBA (1954).14Como corolario del mismo vease el artıculo del autor en CAH en GABBA (1994).15SHERWIN-WHITE (1955), por citar algun ejemplo.16Res publica amissa, eine studie zu Verfassung und Geschichte der spaten Romishen Republik, Wiesbaden,

1966.

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CAPITULO 2. UN ESBOZO HISTORIOGRAFICO

parte de la idea de que res publica significa “estado” no “republica” al estilo moderno17. Sulibro trata de la caıda de la Republica, en el sentido de que el “orden republicano” fue el unicotipo de sistema polıtico que los romanos (republicanos) contemplaron. El estado romano fueesencialmente imperialista, y en este imperialismo participaban todos los sectores de la sociedadromana: senadores y caballeros explotaban sus recursos, lso veteranos militares disfrutaban delos botines (ya en tierra, ya en riquezas), la plebe urbana se nutrıa de los repartos de grano de lasprovincias. Si todo era tan perfecto, ¿que fallo? En pocas palabras, la tesis de Meier incide en lamagnitud del imperio romano y la incongruencia de mantener este imperio con unas estructuraspropias de una ciudad-estado18. La tesis es atractiva (hoy en dıa ya no es novedosa), pero pococoncluyente. Situemonos en la epoca de Sila: senadores y caballeros batallan continuamenteen el Foro por el control de la explotacion economica de las provincias, por los tribunales dejusticia, etc.; la plebe se subleva no solo en epocas de hambrunas, sino que su voz es utilizadapor algunos polıticos populares para pedir mayores cotas de representatividad; el campesinado,ese elemento a veces demasiado ignorado, sufre las consecuencias de una polıtica imperialista(Italia se arruina), y los veteranos no solo trasfieren su lealtad a algunos imperatores militarespor unas tierras con las que subsistir una vez se retiren, tambien ansıan botines de guerra.No obstante esta crıtica (que P.A. Brunt lleva por otra parte a aspectos polıticos propios delsistema “republicano”19), Meier escribio unas paginas muy sugestivas.

2.2.7. E. Badian

Y a colacion de este imperialismo romano20, Ernst Badian ofrecio en Roman impe-rialism in the Late Republic una imagen del imperialismo romano de esta epoca. En opinion deBadian se puede hablar de dos formas de imperialismo: una forma en la que el Senado romanose muestra reacio a anexionarse nuevos territorios, el que se lleva a cabo en el Oriente helenısti-co, donde la creacion de nuevas provincias es mas tardıa que en Occidente, donde se realizauna segunda forma de imperialismo, mas agresivo con el mundo barbaro. Razones culturales,polıticas y economicas se aducen para explicar este imperialismo del siglo II a.e.v. ¿Que sucedeen el siglo I? Por contra observamos un imperialismo desaforado, exacerbado por las ambiciones(polıticas) de los imperatores militares del momento (Sila, Pompeyo, Cesar), que buscan crearen las provincias areas de influencia desde la que catapultarse a la cima del poder en Roma.De hecho, Badian mismo critica la actitud de estos hombres, en especial Pompeyo y Cesar, yconcluye que hasta Augusto y la definitiva pax romana no se llega a un momento de estabilidaden Roma y las provincias del nuevo imperio.

2.2.8. E.S. Gruen

Erich S. Gruen escribio dos obras llenas de sugestivos comentarios. En Roman po-litics and the criminal courts, 149–78 B.C (1968), Gruen ofrece un panorama de este perıodoen funcion de una serie de hilos que crean la trama port el tratada: factional contests, thebroadening of the political base, the impact of foreign wars, struggle over the courts, the role ofcriminal trials and the evolution of criminal law 21, de los cuales destacan con mayor relevancialos puntos primero (luchas de facciones) y quinto (los procesos penales), sobre los que el autor

17MEIER (1966), 1.18Ibidem, 154.19BRUNT (1968), 231-232.20Vease tambien una obra de conjunto en castellano, ROLDAN (1994)21GRUEN (1968), 287.

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diserta ampliamente. T.P. Wiseman observa como una crıtica que Gruen se concentra tal vezdemasiado en lo que entiende por factio: it leads him, I think, to overestimate the importanceof political prosecutions in the pre-Gracchan period, mientras que, por otro lado, subestimael estudio de como se ensancha la base polıtica a tenor de la mayor participacion de nuevossectores sociales (equites, campesinado, plebe urbana)22. ¿Y cual es el concepto de factio enGruen? Convenient and expedient terms to denote an assemblage of individuals and familiesco-operating for mutual political advantage23. Es posible que las factiones tardorrepublicanasno fueran grupos homogeneos, interesados en una polıtica comun (polıtica que de hecho no ibamas alla de asegurarse el consulado para sus miembros relevantes); sin embargo, el procederde momentos puntuales del perıodo tratado (la epoca gracana, los anos cinnanos) y posterior(la supervivencia de los Sullani y, muy especialmente, los anos del ”Primer Triunvirato”) nospermiten sugerir que es posible que facciones en el poder pudieran efectuar una polıtica mascontınua, en funcion de ”programas”polıticos en cierto modo estables, pugnando por contro-lar las altas magistraturas y los gobiernos provinciales, y con medidas de tipo social (leyesfrumerntarias, por ejemplo) de cara a la plebe urbana.

Su segunda obra, The last generation of Roman Republic (1974), aun cuando tratael perıodo posterior a Sila (a destacar el primer capıtulo, de muy sugestivo epıgrafe, “Theaftermath of Sulla”, pp. 6–46) es, en mi opinion, una de las grandes monografıas sobre laRoma tardorrepublicana24. El segundo capıtulo, “Political alliances and alignments” (pp. 47–82)escudrina, por un lado, la nobilitas Sullana (con tensiones internas a causa de la herencia silanay con nuevos lıderes, entre ellos un joven Caton), y, por otro, los tres elementos ascendentesen la decada de los 60s: Pompeyo (que evoluciona desde sus tiempos de adulescentelus carnifexhasta que assumed the traditional posture of the aristocrat)25, Craso (en ocasiones ignorado porla historiografıa actual, a excepcion de los trabajos de Ward y Marshall26) y Cesar (herederode la “reinventada” tradicion mariana). Este capıtulo es un antecedente de la descripcion de la“alianza triunviral” y su reaccion por parte de la nobilitas senatorial27. Los siguientes capıtulosdiseccionan los ejes constitutivos de la Republica Tardıa (Senado, elecciones consulares y laactividad legislativa), para centrarse despues, como en el libro anterior, en los procesos penalesde este perıodo (78–50 a.e.v.). Posteriormente, Gruen analiza el papel desestructurador delejercito (otra herencia de Sila) en la sociedad romana28 y el cambio de mentalidad de la elite29.Finalmente estallo un nuevo conflicto civil, en parte por las deficiencias intrınsecas al sistema

22WISEMAN (1969), 212.23GRUEN (1968), 5.24Para una vision no tan optimista como la mıa, CRAWFORD (1976), especialmente 214–215.; el tıtulo da

lugar a la perplejidad: “Hamlet without the prince”.25Gruen (1974), 62.26B.A. Marshall, Crassus, a political biograph, Amsterdam, 1976; A.M. Ward, Marcus Crassus and the Late

Roman Republic, Columbia, 1977.27Replica y contrarreplica: Pompeius Magnus overreached himself, not by threatening the system but to trying

to make his own. When he endeavored to extend his alliances to absorb the principal clans, a reaction set in.Jealously independent nobiles broke away to form new groupings. That process was symptomatic: overextensionof political alliances brought friction within the ranks of a group and resulted in splintering, rather than cohe-siveness. The effective propaganda and posturing of the Catonians separated Pompey’s old partisans decisivelyfrom their chief. By the mid-50s the general’s supporters were reduced to new men, personal friends and adfineswho were in no position to manipulate senatorial politics. The system resisted overextension. Pompey discoveredthat, to his cost. So, in a different way, did Cato Uticensis. Cato pressed for a clear division, which could isolatethe “revolutionaries” and unite the defenders of the ’res publica’ under his own leadership; GRUEN (1974), 119.

28A destacar el cambio de actitud de los ejercitos: en el 88 a.e.v. Sila marcho contra Roma sin el apoyo,excepto uno, de sus oficiales (Luculo); en el 49, Cesar repitio la operacion, con el apoyo de todos sus oficiales,menos uno (Labieno). Algo habıa cambiado en cuarenta anos.

29Cito el ejemplo ofrecido por CRAWFORD (1976), 216: en el 183 a.e.v., Escipion Africano intento alcanzaruna cierta preeminencia en la Republica, fracaso, sufriendo una afrenta a su dignitas y se retiro; en el 49, Cesarapelo a la defensa de su dignitas como uno de los motivos para invadir Italia.

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republicano, y en parte por la negativa de una elite a entender la necesidad de un cambio, laperdida de poder y la (obligada) busqueda consensuada de soluciones con el resto de elementosde la sociedad.

2.2.9. C. Nicolet

En 1977, dentro de la prestigiosa coleccion Nouvelle Clio, Claude Nicolet publico suRome et la conquete du monde mediterraneen (264–27 av. J.-C.30. Nos interesa especialmenteel primer volumen, donde el autor realiza una interpretacion unitaria de la lenta unificacionpolıtica y cultural de Italia en el mismo perıodo en que por medio de las armas, la diplomaciay tambien la emigracion, se apoderaba de casi la totalidad del mundo conocido31. Una historiatotal de este perıodo, si se prefiere, en el que la geografıa, la demografıa, la economıa, laagricultura, la industria y el comercio y el estudio de la sociedad se da la mano con cuestionespolıticas, militares e institucionales. Un manual al uso, ciertamente, pero con un enfoque tanpersonal, tan lleno de sugestivos datos (el analisis de la cuestion italica es magistral), quesupera, en mi opinion, a muchos libros monograficos del perıodo.

Para Nicolet, los factores de poder de la Roma tardorrepublicana se situaron en tresambitos32: el control de las magistraturas, con el consulado como elemento fundamental paradetentar poder (a pesar del protagonismo creciente de los tribunos de la plebe); el control sobrelos tribunales de justicia, autentica piedra de toque desde Cayo Graco y hasta el consuladode Pompeyo y Craso en el 70, y motivo de violentas pugnas entre senadores y equites ; y, porultimo, el poder fiscal de los publicani y las sociedades de arrendatarios publicos, que, quierodestacarlo, sin duda impulsaron el imperialismo en Oriente en el ultimo siglo republicano.

2.2.10. P.A. Brunt

Una decada y media despues, en 1988, P.A. Brunt, uno de los grandes especialistasen Republica romana, publico una coleccion de artıculos, algunos ya editados anteriormenteen publicaciones periodicas, otros reescritos y actualizados para la ocasion, bajo el tıtulo Thefall of the Roman Republic and related essays. Tres de los artıculos “Italian aims”, “The armyand the land” y “Amicitia in the Roman Republic” vuelven a salir a la palestra, con unabibliografıa remozada y actualizada, mientras “The equites in the Late Republic” se divide entres capıtulos. Todos ellos, en palabras de John North, tienen como objetivo the type of exegesisof Roman politics [...] that sees the system as completely oligarquic and its apparent democracyas purely nominal, at least from quite early date33. Algunos ejes se pueden obervar en todo elconjunto: la libertas, como eslogan polıtico, solo tiene significado en la elite; la nocion de amicitiaimplica simplemente una asociacion polıtica (sin mayores trascendencias internas y externas);los nobiles se apoyaron en autenticos ejercitos de clientes que, a cambio de su voto tendrıan unpatronazgo activo en otras esferas de su vida; las familias de la nobilitas estaban divididas yenfrentadas entre sı a causa de la existencia de facciones (probablemente no mas alla de tres ocuatro para cada perıodo, pues la base de las obligaciones inherentes a sus miembros no solıa

30Edicion en castellano de 1982, Roma y la conquista del mundo mediterraneo (264–27 a.C.): 1) Las estruc-turas de la Italia romana. 2) La genesis de un imperio.

31NICOLET (1982), I, vii.32ID., I, 334–341.33NORTH (1989), 151.

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perdurar en el tiempo)34.

La conclusion de Brunt al respecto es clara: in the post-Sullan era we do not find largegroups of politicians, bound together by ties of kinship or friendship, or by fidelity to a leader,who act together consistently for any considerable time. Individual make personal decisionsof their own selfish advantage or of the public goof. For all these varied purposes they amyenter into short-lived combinations. What evidence there is for the period between the Gracchiand Sulla suggests that politicians then tended to behave in the same way. It is much harder,as the evidence is so meagre, to determine how they had conducted themselves in still earliertimes.35. Estoy de acuerdo con el autor en que, a lo largo del siglo II a.e.v., no hay sıntomasevidentes de la formacion de factiones estables entre los miembros de la nobilitas romana: no enepoca del primer Escipion, ni tampoco entre el cırculo del Africano Numantino. Sin embargo,desde los Gracos en adelante se perciben en las fuentes senales de la existencia de grupos depresion, aglutinados por un personaje determinado (principal, como alguno de los Metelli, osecundario pero al mismo tiempo decisivo, como un Marco Livio Druso). Pero en momentosmuy puntuales se forman autenticas partes, con el objetivo claro y determinante de acapararcotas de poder: en este caso pienso en los Sullani, durante y despues de la Dictadura silana(con el leitmotif de mantener una estructura oligarquica de la sociedad y de poner en manosde la nobilitas senatorial el control de las magistraturas); y especialmente pienso en la factioPompeiana, el grupo forjado por y para las ambiciones polıticas de Pompeyo Magno, de dilatadaexistencia en el tiempo (desde las postrimerıas de Sila hasta el estallido de la guerra civil del 49a.e.v.), con diferentes etapas y estrategias. Tambien es cierto que hubo hombres determinantes,polıticos que individualmente actuaron en algunos perıodos, exclusivamente por y para suspropias ambiciones: Mario, por ejemplo, cuyo fracaso a la hora de formar una factio establefue determinante para impedir su entrada en la nobilitas presilana; Clodio, cuyo “programa”popular (y populista) no escondıa sus ansias de poder; y, por ultimo, en Cesar, que no dudo enunirse a otros polıticos del momento cuando fue necesario (Craso, Pompeyo) pero sin perderde vista su propia carrera publica y militar.

2.2.11. F. Millar

La investigacion ha seguido planteando dudas, resolviendo incognitas y perfilandonuevos caminos en el estudio de la Roma tardorrepublicana. De entre la masa bibliograficapublicada en los ultimos anos, en mi opinion destaca un nombre: Fergus Millar. Dos artıculosde los anos 8036 plantearon problematicas acerca del siglo II a.e.v., dejando el terreno preparadopara centrarnos en la epoca silana y sus consecuencias. Y fue su libro de 1998, The crowd inthe Late Republic, el que abrio la puerta y permitio la entrada en la escena publica de eseactor a veces ninguneado: el pueblo, el populus, la multitud a veces silenciosa, otras clamorosapor la defensa de sus derechos. Este libro (organizado, como tantas monografıas de autoresanglosajones, en torno a disertaciones en reuniones y simposios, que una vez reunidas dan lugara una monografıa sobre el tema) recoge, como el ensayo de Gruen de 1974, tres decadas dela Roma tardorrepublicana: el perıodo comprendido entre el retiro de Sila y el estallido de laguerra civil del 49 a.e.v. El punto de partida es la demanda (popular), recogida por algunosdisidentes de la nobilitas, de la recuperar la soberanıa popular (el derecho de los tribunos de la

34Para una exposicion mas completa, los artıculos “Amicitia in the Roman Republic” (pp. 351–381), “Clien-tela” (pp. 382–442) y “Factions” (pp. 443–502), especialmente este ultimo, donde Brunt pone en duda muchasde las hipotesis de Taylor (1949) y GRUEN (1974).

35BRUNT (1989), 502.36“The political character of the classical Roman Republic, 200–151 B.C.” (1984b) y “Politics, persuasion

and the people before the Social War” (1986), ambos en JRS.

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CAPITULO 2. UN ESBOZO HISTORIOGRAFICO

plebe de proponer leyes al pueblo sin previa aprobacion del Senado), arrebatada por Sila, y larestauracion de la potestad tribunicia. A partir de entonces, Millar nos ofrece un panorama enel que factiones, amicitia, clientelas, mandos extraordinarios,... o bien ceden la voz al clamorpopular, o bien reconducen estos elementos en clave popular. Una soberanıa popular ganada afinales de la decada de los anos 70 a.e.v. y ejercida, a pesar de una creciente violencia, durantelas dos decadas siguientes.

Y aunque no debemos entender la epoca final de la Republica romana en clavedemocratica, Millar abre la discusion afirmando: I reiterate, however, that in this system, publicoffice could be gained only by direct election in which all (adult male) citizens, including freedslave, had the right to vote, and all legislation was by definition the subject of direct popularvoting. That being so, it is difficult to see why the Roman Republic should not deserve seriousconsideration, not just as one type of ancient city–state, but as one of a relatively small groupof historical examples of political systems that might deserve the label “democracy”37. La crıticaa este argumento podrıa ser: ¿en que momento el populus tuvo la iniciativa de determinar laagenda polıtica de estos anos? ¿Las leges Gabinia et Manilia (67 y 66 a.e.v.) dejan en manosdel pueblo, instrumentalizado por agentes pompeyanos, la direccion de la polıtica exterior enOriente? ¿La lex Vatinia del 59 a.e.v. y la lex Trebonia del 55, que otorgan y renuevan elmando de Cesar en las Galias, y al mismo tiempo conceden jugosos gobiernos provinciales paraPompeyo y Craso en Hispania y Siria, respectivamente, son el reflejo de una polıtica exteriordictada por el pueblo para Occidente? ¿Y el veto de Curion en el 50 , impidiendo que Cesarsea destituido de su imperium proconsular, significa una defensa de los designios popularessancionados por anteriores leyes? Nos podrıamos preguntar si la voluntad popular es tan activa,a raız del control ejercido por los “triunviros”, por ejemplo, en el acceso al consulado. Como lalibertas, el populus era susceptible de ser encauzado, o incluso manipulado, para los interesesde algunos miembros de la nobilitas.

2.3. Un primer balance

Quien leyera por primera vez este capıtulo achacarıa una cierta arrogancia al autorde la monografıa. Y es posible que me haya dejado llevar por un cierto entusiasmo. Cualquierade los autores anteriormente citados rebatirıa mis afirmaciones sin pensarselo demasiado.

La Roma tardorrepublicana es uno de los ambitos que despiertan mayor controversiaentre los investigadores. Desde los anos 40 del pasado siglo XX, punto de inicio de este pequenoy particular “estado de la cuestion”, hasta hoy dıa, se ha debatido ampliamente sobre el tema.Los portales especializados de internet, las listas de correo, los catalogos de libros on–line, etc.,vuelven una y otra vez a este perıodo de la Historia, intentando encontrar una explicacion alpor que de la decadencia de la Republica romana, a las causas a corto y medio plazo de su crisisy a una descripcion del transito de un modelo republicano a un modelo imperial y unipersonal.

Antes de Syme otros autores iniciaron el estudio de esta cuestion (Mommsen, Munt-zer, Meyer, Gelzer, Ferrero, Tenney Frank... de hecho, la escuela alemana practicamente mono-poliza el panorama historiografico en la primera mitad del siglo XX.). Syme recoge el testigo ymarca un punto final y un principio. Los estudios de Syme, partiendo de una metodologıa pro-sopografica, en cierto modo revolucionaron el panortama historiografico38, abriendo la puerta

37MILLAR (1998), 11.38Una muestra de la influencia del autor neozelandes en los estudios sobre la Roma tardorrepublicana puede

obervarse a traves de dos recopilaciones de artıculos: Between republic and empire interpretations of Augustus

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a nuevas perspectivas en el estudio de este perıodo. No quiere decir ello que los autores citadoshayan sido influidos por la “alargada sombra” de Ronald Syme, sino que en cierto modo siguie-ron la senda marcada por sus estudios, muchos de cuyos razonamientos han sido refutados ysuperados con el tiempo, como es logico.

La cuestion agraria, la guerra italica, el sistema electoral republicano, la pugna desenadores y equites por el control de los tribunales de justicia, los mandos militares y provin-ciales extraordinarios, los repartos de grano subvencionado, la creacion de factiones polıticasno permanentes,... jalonan este perıodo estudiado, agudizandose algunos de ellos en la fasefinal de la Republica. Los autores citados los han tratado con profundidad, la masa bibliografi-ca al respecto es amplısima, y lo seguira siendo. Un somero estudio de estos aspectos en elpanorama historiografico actual darıa para muchos capıtulos. He intentado ofrecer algunas pin-celadas, posiblemente superficiales. Muchos aspectos seran corregidos, y desde luego lo seran,con una minuciosa lectura y una particular atencion a las nuevas aportaciones publicadas, yasean artıculos o monografıas.

and his principate , edited by Kurt A. Raaflaub and Mark Toher with contributions by G.W. Bowersock ...[et al.]. Berkeley, University of California Press, 1995; y La revolution romaine apres Ronald Syme: bilans etperspectives: sept exposes suivis de discussions, Vandoeuvres-Geneve, 6-10 septembre 1999, par Fergus Millar... [et al.] ; conclusion de Fergus Millar; entretiens prepares et presides par Adalberto Giovannini, avec laparticipation de Philippe Borgeaud et Greg Rowe. Ginebra, Fondation Hardt, 2000.

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Capıtulo 3

La fabricacion de Lucio Cornelio Sila

Con estas palabras quiero referirme, tal vez no tan ampliamente como se hubieraquerido, al debate que, desde los antiguos hasta los ultimos anos, se ha desatado acerca de lacompleja – y controvertida – figura de Lucio Cornelio Sila. Es sobre todo un debate acerca dela imagen de Sila en la historia. ¿En que espejo podemos ver reflejada la imagen de Sila?

La imagen de Sila entre los antiguos no fue bien valorada: los crıticos ganan porgoleada a los pocos admiradores/defensores de su figura y su obra. Observo dos tipos de fuentes:por un lado, Ciceron y Salustio, contemporaneos al Dictador, en especial el de Arpinum, y quefueron reinventando la figura de Sila desde un primer momento, en la epoca final de la Republica;y por otro lado, una serie de autores que, basandose en los Commentarii del propio Sila engran parte, construyeron, desde la distancia que otorga el paso del tiempo, un nuevo Sila, entiempos menos convulsos (es la epoca imperial): Apiano y Plutarco, especialmente (los autoressobre los que se conserva mayor cantidad de datos), y los fragmentos o referencias de autorescuya obra se ha perdido en gran parte (Livio, Dion Casio, Floro, Granio Liciniano, Eutropio,Orosio) o las sentencias de Valerio Maximo. Pero antes de ello, existe la imagen del Sila que seinventa a sı mismo, y cuyo remate final son sus Commentarii1.

3.1. Invencion: Lucio Cornelio Sila en primera persona

Tras abandonar el poder, Lucio Cornelio Sila se retiro a su villa de Misenum, enla Campania, y escribio sus memorias, compuestas por al menos 22 libros2. Estas memoriasrecogıan toda la vida de Sila, y fueron leıdas por varios escritores e historiadores de epoca im-perial3. Ciceron tambien pudo haberlas leıdo, al menos se extrae esa conclusion por alguna citasuya4. Inacabadas por el propio autor, un liberto suyo, L. Cornelio Epicado, pudo terminarlas,tal vez por orden de Luculo, fiel lugarteniente del Dictador5. En sus memorias Sila denigrael papel de Mario, mientras enaltece el suyo, hasta el punto de ofrecer ya desde un principiouna imagen desvirtuada de estos convulsos anos a la posteridad; imagen distorsionada que losautores posteriores recogeran, con lo cual nunca sabremos a ciencia cierta la realidad de este

1Vid. VALGIGLIO (1974), esp. 251–256; PASCUCCI (1975), passim.2Plut., Sull., 37, 8. Sila murio dos dias despues de escribir el vigesimosegundo libro de sus memorias.3Aulo Gelio, I, 12, 16.; Plinio, N.H., XXII, 12; Tacito, Ann., IV, 56.4Cic., De Divin., I, 33, 72.5Ası lo entiende J. Carcopino, citando a Suetonio, De gramm. et rhet., 12; CARCOPINO (1947), 231-232,

nota 2 de la p. 232.

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CAPITULO 3. LA FABRICACION DE LUCIO CORNELIO SILA

perıodo. Los datos que nos pueden aportar Apiano (sobre todo) y Plutarco, fuentes principalesde epoca imperial, han de tomarse con la debida prudencia. No obstante ello, he tomado aApiano, que ofrece el relato mas coherente y contınuo de estos anos, como fuente principalpara entender la invencion silana de Sila. Plutarco, de quien ya hablare mas adelante, ofreceun panorama demasiado poblado de juicios morales, como para poder ser usado como fuentehistorica.

Desde un principio, Sila se invento a sı mismo. Las fuentes en general nos aportanpocos datos del Sila anterior a su primer consulado del ano 88 a.e.v.: se tiene la sensacion deque aparece de la nada en el Bellum Italicum, ya con cincuenta anos; y es en este conflicto,verdadera guerra civil, donde Sila triunfa, entra por la puerta grande en la escena publica,consigue un ventajoso matrimonio con una Caecilia Metella, con cuya familia mantiene unasolida amicitia polıtica. El ano 88 marca un antes y un despues en la carrera de Sila. Elegidoconsul para ese ano y formando pareja con Q. Pompeyo Rufo (un nobilis de reciente alcurnia, ycon quien establece una seria amicitia personal, afianzada con el matrimonio de su hija Corneliocon su hijo, el joven Pompeyo Rufo), Sila se sienta en la cima de su carrera. La inminente guerracon Mitrıdates del Ponto en Asia ofrece mayores posibilidades de medrar, con un seguro mandomilitar (y una provechosa campana) en el bolsillo. Todo cambia con el tribunado de P. SulpicioRufo y la rentree de Mario en la escena publica. La marcha de Sila sobre Roma despierta alos romanos de un sueno dorado: por primera vez un ejercito entra armado en la ciudad. Elpeor momento para ser consul : rompiendo uno de los preceptos de la mos maiorum, legislandocontra sus enemigos, ganandose el recelo de sus aliados, huyendo de la ciudad para evitar serprocesado... todo se rompe en el peor momento posible. Sila marcha a Oriente dejando unstatus quo provisional en Roma y de poca vigencia. Los Cinnani derogan las leyes de Sila yPompeyo (por otra parte, un aliado que desaparece pronto, asesinado por las tropas que debıacomandar en Italia), se declara hostis publicus al consul del 88, sus propiedades son confiscadas,sus familiares y allegados son perseguidos, se envıa un contra-ejercito romano contra Mitrıdates(al margen de Sila),... todo se conjura contra Sila. Pero el permanece en Oriente, derrota a losejercitos ponticos en dos batallas en Grecia, firma un tratado de paz (provisional y no ratificadopor el Senado romano, en interes personal de los dos firmantes), se asegura la lealtad de sustropas, y entonces vuelve sus ojos a Roma. Y hace saber su opinion sobre el gobierno de Roma,–un gobierno que podrıamos considerar legal, a pesar de su fragil base social y de la manipulacioninteresada de la mos maiorum –, y se postula a sı mismo como su salvador. Envıa una carta6

al Senado en el ano 85, y en ella dice:

en tono arrogante, [...] enumerando cuantos hechos habıa realizado, en Africa, cuan-do todavıa era cuestor, frente al numida Yugurta; como legado, en la guerra de los cimbrios,como gobernador, en Cilicia; en la Guerra Social, y como consul. Destaco, en especial, la re-ciente guerra contra Mitrıdates, y les nombro los numerosos pueblos que, estando en poder deMitrıdates, habıa recuperado para los romanos, y en nada puso mayor enfasis que en haberacogido en su desvalimiento y haberles aliviado en su afliccion a los que, expulsados de Romapor Cinna, habıan buscado refugio a su lado. Por estos motivos, dijo que sus adversarios lehabıan declarado enemigo publico, habıan devastado hasta los cimientos de su casa, habıan ase-sinado a sus amigos y, a duras penas, su mujer y sus hijos habıan logrado escapar junto a el.Sin embargo, vendrıa de inmediato como vengador7 de todos estos y de la ciudad entera, contralos culpables; al resto de los ciudadanos y a aquellos nuevos les anticipo que no les harıa enabsoluto ningun reproche.

6App., B.C., I, 77.7Como en el ano 88, cuando marchando sobre Roma, aseguro que actuaba de este modo para salvar la

Republica de los tiranos (rem publicam in libertatem vindicare); App., B.C., I, 57.

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Aquı observamos tres elementos de propaganda polıtica: 1) un breve repaso de losmeritos y las hazanas de su carrera polıtica y militar, algo ya tıpico en todo romano que quisieramedrar en su particular cursus honorum; 2) su posicionamiento como defensor de la Republica,frente a aquellos que la estaban destruyendo y actuando no solo contra sı mismo, sino contrasu familia y sus amigos; y 3) su determinacion a regresar y a castigar a los culpables de lasituacion actual8. Sila explicita y justifica su papel actual en Oriente, su regreso y el castigo desus enemigos (que son englobados como enemigos de Roma). Se produce una primera invencionde su figura, de su pasado (obvia el papel de Mario, consul, en la guerra yugurtina, y sepresenta como el vencedor de la misma al capturar al rey numida, siendo apenas un cuestor) ydel presente (negando la legitimidad del gobierno cinnano y presentandose a sı mismo como elunico capaz de poner orden).

Tras la muerte de Cinna, en el 84 a.e.v., el gobierno de Roma quedo en manos deun solo consul, Carbon. Se envıa una legacion a Sila, con una actitud pacıfica. Sila responde9:les respondio que jamas serıa el amigo de unos hombres que habıan cometido tales crımenes[Carbon y los Cinanni ], pero que no se opondrıa si la ciudad les concedıa la salvacion; encuanto a su seguridad, dijo que, mas bien, se la podrıa ofrecer para siempre el a ellos y a losque se habıan refugiado a su lado, puesto que tenıa un ejercito adicto a su persona, con locual, precisamente, quedo de todo punto claro, en esta sola frase, que no disolverıa el ejercito,sino que ya pensaba en el poder absoluto. Ademas, les exigio que su dignidad anterior, supatrimonio, atributos sacerdotales y cualquier otro cargo que ostentara les fueran devueltos todosıntegramente, y envio en companıa de embajadores a algunos de los suyos para que presentaranestas demandas. Sila asume un papel conciliador, siempre que se le restituya todo lo arrebatadoen anos anteriores: su dignidad de hombre consular, sus bienes, seguramente un augurado. Nohubo acuerdo (difıcilmente con Carbon como consul en el 84, y L. Escipion y C. Norbano –enemigos de Sila declarados10 –, consules del 83, y de nuevo Carbon en el 82, junto con el hijode Mario).

En el ano 82 a.e.v., en el ultimo ano de guerra civil, Sila acudio a Roma, tras elasesinato en la ciudad de algunos hombres neutrales11, entro en la ciudad y convoco al puebloen una asamblea12: se lamento de la necesidad de las actuales desgracias y les exhorto a teneranimos, en la seguridad de que habrıan de cesar de inmediato y de que el gobierno tomarıael rumbo que debıa13. El nuevo rumbo debıa ser el suyo, desde luego, una vez expurgados loselementos malignos de la sociedad romana. Y ası sucedio tras el triunfo final de Porta Collina(1 de noviembre del ano 82). Tras la victoria, Sila, vencedor absoluto, habiendo convocado enasamblea a los romanos, dijo muchas cosas en tono grandilocuente sobre sı mismo, profirio otrasen son de amenaza para atemorizarlos y termino diciendo que llevarıa al pueblo a un cambioprovechoso, si le obedecıan, pero que no librarıa a ninguno de sus enemigos del peor castigo14.Se iniciaron las proscripciones (de las que ya hablaremos mas adelante), se ratificaron las leyesde Sila durante su consulado y su proconsulado en Oriente y Sila asumio los tıtulos de Felix

8Sobre la propaganda silana de estos momentos, vid. DOWLING (2000), FRIER (1971), RAMAGE (1991).9App., B.C., I, 79.

10ID., 8211Publio Antistio, suegro de Pompeyo; G. Papirio Carbon Arvina; L. Domicio Ahenobarbo, cos. 94; y sobre

todo Q. Mucio Escevola, cos. 95 y pontıfice maximo, suegro de Mario el Joven. el asesinato de estos hombres, nonecesariamente pro-silanos, se explicarıa por el temor a que la ciudad Roma se pasara al bando de Sila, una vezCarbon fue derrotado en la Galia Cisalpina, Norbano se hubiera exiliado a Rodas y el joven Mario quedo aisladoen Preneste.

12De manera ilegal, primero por entrar como proconsul con imperium en Roma; segundo, porque aun eraoficialmente hostis publicus, y tercero porque no tenıa en esos momentos competencias para convocar al pueblo.

13App., B.C., I, 89.14ID., 95.

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CAPITULO 3. LA FABRICACION DE LUCIO CORNELIO SILA

y el de Epaphroditos para el Oriente15. Ratificados los acta de Sila, se borraba el perıodocinnano. La damnatio memoriae del perıodo cinnano llegarıa con la nueva Dictadura, pero deello hablaremos mas adelante.

3.2. Reinvencion primera: los autores antiguos, ¿que ima-

gen nos muestran?

3.2.1. Marco Tulio Ciceron

Marco Tulio Ciceron (106–43 a.e.v.), nacido en Arpino y en el seno de una familiaacaudalada de origen plebeyo, fue un ciudadano romano destacado, tanto por sus dotes ora-torias, actividad por la que mas se le recuerda, como por su contribucion al sistema judicial,siendo celebre su exitosa intervencion en procesos de envergadura, tales como, por ejemplo,la defensa de Sexto Roscio Amerino acusado falsamente de haber cometido un crimen o suintervencion en el juicio de Verres.

Su intervencion polıtica, tanto en el terreno practico como literario, es mas prolija.Su deseo de llegar a formar parte de la nobilitas se hizo realidad tras ser elegido consul en el ano63, cima de la carrera de todo romano y motivo de alegrıa para un homo novus como el. Tomadiferentes posiciones polıticas dependiendo del momento concreto, ahora con los populares,ahora con Pompeyo, habitualmente en las filas de los optimates. Tras la derrota de Pompeyoen Farsalia y la consiguiente perdida de apoyo polıtico, se acoge al perdon de Cesar perose mantiene alejado de la polıtica activa, hasta la muerte de Cesar, volviendo a salir a lapalestra publica en favor de los cesaricidas y siendo asesinado por ello. El discurso polıtico deCiceron no tiene otra finalidad que la legitimacion del Estado romano existente, al que consideraen su forma republicana como ideal, tanto desde el punto de vista historico (compendio delos aciertos de otros pueblos y de sus particularidades propias) como social (expresion de lajusticia), recurriendo a un conjunto de categorıas ideologicas y morales (ley, justicia, virtud)que fundamentan la teorıa del bien comun.

Testimonio del perıodo que tratamos, Ciceron vivio bajo la Dictadura silana y ob-servo los cambios sufridos por Roma en estos anos: el Bellum Italicum (en el que participo,como miembro del staff de Gn. Pompeyo Estrabon, padre del futuro Pompeyo Magno), el ano88 a.e.v. (con los disturbios de Sulpicio y la marcha de Sila sobre la capital), el tempus Cin-nanum (aprendio en estos momentos los resortes de la abogacıa), la guerra civil en Italia y laDictadura silana. Durante la misma, Ciceron, a sus 26 anos, se hizo notar defendiendo a S.Roscio Amerino, implicado en el tema de las proscripciones. Ciceron se movio entre aguas muyturbulentas: alabando a Sila, critico a su servidor Crisogono, culpable de haberse enriquecidocon las matanzas legalizadas. Supo salir airoso, pero desde entonces el ejemplo de Sila estuvopresente en la vida polıtica romana: al estallar la guerra civil del 49 a.e.v., en una carta a Atico,Ciceron dira de Pompeyo mirandum enim in modum Gnaeus noster Sullani regni similitudi-nem concupivit16. El propio Pompeyo, pensando en un triunfo posterior, no le hizo ascos a laproscipcion: para la ocasion, Ciceron invento una palabra nueva, pues Pompeyo ita sullaturitanimus eius et proscripturit iam diu17.

15Para un estudio de estos tıtulos vease BALSDON (1951), CARCOPINO (1947), HINARD (1984), LANZANI(1936), MAZZOLI (1967).

16Cic.,Ad Att., 9.7.317Cic., Ad Att., 9.10.6

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Ciceron demostro a lo largo de su vida un rechazo por la figura de Sila, y algunosde sus discursos son buena prueba de ello. Ası, por ejemplo, en el Pro Cluentio ataca a unode los que se aprovecharon del terror de los primeros meses de la dictadura silana, Opianico,que instauro un reinado particular de terror en Larinum. En la serie de discursos contra lasleyes agrarias de P. Servilio Rulo, Ciceron atata el sistema de expropiaciones de tierras llevadoa cabo por Sila para conceder parcelas a sus veteranos.

Empecemos con el discurso Pro Sexto Roscio Amerino, donde, aunando invectiva conadulacion, Ciceron critica el sistema de las proscripciones. Ataca a Crisogono, el lugartenientede Sila, acusandolo de beneficiarse ilıcitamente de las proscripciones. ¿Para todo esto la tanansiada nobleza recobro con armas y con sangre la republica, para que unos libertos y unospobres esclavos de los nobles pudiesen atropellar, segun su capricho, nuestros bienes, nuestrashaciendas y nuestros altares? 18. Ciceron no cita aquı la figura de Sila si no es para adularle;el autor es joven, es su primer caso de importancia, y no se atreve a criticar abiertamente laDictadura. Lo que hace es criticar un aspecto que a todos repugna, las proscripciones y el maluso que de ellas se hizo, algo que el propio Sila parece desconocer, en palabras del orador. Ysin embargo detras del ataque contra Crisogono hay una velada crıtica a Sila y su Dictadura19.Los tiempos y las costumbres (o tempora, o mores! ) han cambiado y un halito de corrupcionha caıdo encima del Estado romano; hay que procurar evitarlo: conviene que vosotros, hombressabios, pongais un remedio especial a estos males que tan agudamente afectan a la republica. Nohay nadie de vosotros que no vea que el pueblo romano, que desde antiguo fue considerado comoextremadamente benigno para con sus enemigos, ahora esta sufriendo la crueldad dentro de supropia casa. Hacedla desaparecer de la ciudad, jueces; no permitais que anide por mas tiempoen esta republica; ella no solo es la responsable de haber eliminado, entre atroces tormentos, atantos y tantos ciudadanos sino que tambien les arranco a los hombres mas benevolos, a fuerzade desgracias, la virtud de la compasion20. Oratoria desaforada, otra muestra mas del estiloasiatico que permite a Ciceron convertirse en el rey de los pleitos, desbancando el pomposoestilo asianico de Hortensio.

A lo largo de su vida, Ciceron volvera a usar a Sila como sımil estilıstico de sus dis-cursos forenses. Pero con una dicotomıa clara: la defensa a ultranza del status quo creado porSila durante su Dictadura (preponderancia del Senado, sobre todo) y la crıtica acerba de unode los fundamentos de esa misma Dictadura, las proscripciones. Nacido en Arpino, municipioromano con apenas un siglo de antiguedad, en plena Italia – esa misma Italia devastada, repre-saliada y mutilada por los libertos Corneliani y los veteranos silanos –, Ciceron no puede dejarde estremecerse ante una represion tan feroz ejercida por el Dictador. En estos momentos tanduros, el Sila proscriptor, el causante de las matanzas (epi thanatoi prographai, dice Apiano21),tiene dos caras en el imaginario ciceroniano: as the author of the proscriptions, was linked tothe sectores. As the restorer of the Republic, Sulla was the leader of the conservative nobility22.Posteriormente, ya tras la muerte de Sila, la percepcion de Sila en Ciceron apenas cambia,pero se modera y se reinventa: a finales de los anos 60 a.e.v., el proscriptor se convierte en eldictator legal, con un objetivo “republicano”, y Ciceron define aquı una tiranıa legalizada, quede hecho no difiere demasiado del tıtulo dictator rei publicae constituendae23: Omnium leguminiquissimanque legis esse arbitror eam quam L. Flaccus interrex de Sulla tulit, ut omnia quae-cumque ille fecisset essent rata. Nam cum ceteris in civitatibus tyrannis institutis leges omnes

18Cic., Pro Rosc. Am., 141.19Aunque la vision positiva de la legislacion silana se repite en varias ocasiones: Pro Rosc. Am., 22, 131, 139.20Pro Rosc. am., 154.21B.C., I.102.22DESROSIERS (1969), 65.23Cic Agr., 3.5

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estinguantur atque tollantur, hic rei publicae tyrannum lege constituit. Est invidiosa lex,sicuti dixi, verum tamen habet excusationem; non enim videtur hominis lex esse, sed temporis..Puede parecer una contradiccion con la negativa opinion de la lex Valeria y las proscripciones,que Ciceron condena como una violacion de los derechos de los ciudadanos24. Pero ahora lareinvencion ciceroniana convierte a Sila Dictador en un magistrado legıtimo25.

El lavado de imagen institucional persiste: en el De domo sua, un discurso del ano 57a.e.v., Ciceron hace un paralelismo entre su propio exilio y las proscripciones de Sila. Pero, lejosde comparar a Clodio, el instigador de su exilio, con Sila, Ciceron le da una vuelta de tuercaa la cuestion, salvando la imagen que le interesa favorecer de la Dictadura silana: proscrip-tionis miserrum nomen illud et omnis acerbitas Sullani temporis quid habet quod maxime sitinsigne ad memoriam crudelitatis? Opinor, poenam in cives Romanos nominatim sine iudicioconstitutam26. En las proscripciones subyacıa la acerbitas Sullani temporis ; ahora el peso de laresponsabilidad ya no recae en la dictadura sino en las circunstancias de su gobierno, en losdifıciles momentos en que acaecen27.

En resumen, Ciceron hace la distincion (interesada) entre las legıtimas prerrogativasde Sila y la ilegalidad que intento perpetrar (y de hecho consiguio). Ahora se le llama dictatory victor, y como resultado de sus esfuerzos, la Republica fue restaurada28. ¿El fin justifica losmedios?

3.2.2. Cayo Salustio Crispo

Salustio (87-35 a.e.v.) nacio en Amiternum, municipio romano en la Sabina. Deorigen plebeyo, aunque de familia acomodada, intento hacer carrera polıtica, aun siendo unhomo novus, en la estela de Mario y Ciceron: proximo a los populares, cuestor y tribuno dela plebe, obtiene un puesto en el Senado del que es expulsado (50), bajo el pretexto de llevaruna vida inmoral. Al estallar la guerra civil toma partido por Cesar y desempena en su ejercitocargos importantes; tras la victoria de Cesar en Farsalia, rehabilitado, vuelve al Senado y unano despues (46) recibe el mando de la provincia de Africa, en calidad de proconsul, cargo queaprovecha para estudiar la historia y geografıa de Numidia. Con la muerte del dictador y a faltade su apoyo, llega tambien el final de la carrera polıtica de Salustio.

Todas las obras historicas de Salustio se escribieron despues de la muerte de Cesar.Su relato historico es como un epılogo sobre los decenios que habıa presenciado: intenta serel interprete de la Republica, del progresivo deterioro de las instituciones y del surgir sobresus ruinas de un nuevo estado. La historiografia es un arte para Salustio y va a esforzarsepor asemejarse a Tucıdides. Sus discursos, cartas y digresiones no tienen la funcion de unadorno, sino que pretenden proporcionar una interpretacion de las historias. Pero a diferencia

24Cic., Agr., 2.56.25DESROSIERS (1969), 87–88: By making Sulla dictator, the ’lex Valeria’ had created an unrepublican ma-

gistracy with absolute power. This law, howevwe, had to be accepted as legitimate because the times requiredsuch an autocracy. As dictator, Sulla had passed many laws which were constitutional in themselves. Ciceronever questions the legality of such Cornelian statutes as those which established the ’quaestiones perpetuae’or regulated the memebership of the Senate. As for the proscriptions, they could not ’per se’ be regarded asconstitutional by Cicero, since they violated the basic rights of citizens. Yet Cicero in practice had to recognizethe legitimacy of these constitutional statues since their violation or repeal would have resulted in revolution,civil war, or some other threat to the Republic.

26Cic., Dom., 43–44.27DESROSIERS (1969), 132.28Ibidem

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de Tucıdides, Salustio se acerca a los hechos con un espıritu dogmatizador, con una filosofıa dela historia preconcebida, elaborada con anterioridad a base de sus experiencias y sus lecturas.Los hechos le interesan no porque puedan revelar el sentido de la historia mediante su analisis,sino porque le sirven de confirmacion de sus ideas. Salustio pretende conseguir la maximaobjetividad (un empeno mejor logrado que el sine ira et studio de Tacito). Raras veces sepuede demostrar en el una falsificacion a sabiendas de la historia. No trata de favorecer ni alos de su partido ni a sus adversarios.

La Coniuratio Catilinae (sobre la conjura que preparo Catilina contra la Republicaen el periodo consular de Ciceron) y el Bellum Iugurthinum (narra la guerra de Roma contraYugurta, rey de Numidia en los anos 111–104 a.e.v.) son monografıas centradas en un unicoepisodio tratado exhaustivamente desde sus comienzos hasta su conclusion. Salustio eligio lamonografıa sobre temas recientes, porque esta permite prolongar la polıtica, extrayendo lec-ciones de los acontecimientos. Estas dos obras menores sirvieron de marco para encuadrar loque fue su gran obra (reducida desgraciadamente a fragmentos), las Historiae29, en la que secimento su prestigio en la antiguedad. Constaba de 5 libros y abarcaba un perıodo breve (78–67a.e.v.) en donde se narraba la guerra de Sertorio, la guerra de los esclavos y una parte de laguerra contra Mitrıdates. De esta obra solo se conservan 4 discursos y dos cartas, ademas dealgunos fragmentos.

En el primer libro el importante prologo (1–18) era seguido por una mirada retros-pectiva a los cincuenta anos precedentes (19–53): una llamada arqueologıa. La accion principalse abrıa con un discurso del consul del 78 a.C., Lepido, contra Sila y por la restauracion de lalibertad (55). Motivada con toda probabilidad por la muerte de Sila seguıa una caracterizaciondel tirano (58–61), despues la sublevacion de Lepido (62-83) con el discurso de Marcio Filipo enel Senado (77), por fin la guerra contra Sertorio (84-126). Los acontecimientos desde el ano 76hasta comienzos del 74 a.e.v. ocupaban el segundo libro: la muerte de Lepido en Cerdena (conun excurso sobre esta isla: 1-11) y el mando supremo de Pompeyo en Hispania (1–22). Teatrosde la accion son Roma, Hispania, Macedonia (23-41). En el ano siguiente (75 a.e.v.) se situanel discurso de Copta ante el pueblo (47), la continuacion de la guerra contra Sartorio (53-70),los precedentes de la guerra mitridatica (71–79), la guerra dardanica (80) e isaurica (81–87)con un parentesis geografico (82–87) y los acontecimientos en Hispania (88–89) con la carta dePompeyo (98). El tercer libro contenıa los combates de Antonio contra los piratas, su ataquea Creta (1–16) con una descripcion de la isla (10-15), los comienzos de la guerra mitridatica(17-42), acontecimientos posteriores de los anos 74 y 73 a.e.v. (43–51) con el discurso del tri-buno de la plebe Macro (48), la guerra mitridatica (52–60), el celebre excurso sobre el MarNegro (61–80), el final de la guerra contra Sertorio (81–89) y la guerra de Espartaco (90–106).El libro cuarto abarcaba los hechos de los anos 72–70 a.e.v. en Asia (1–19), el final de la guerracontra los esclavos (20–41) con una descripcion de la Italia meridional y de Sicilia (23-29), losacontecimientos en Roma (42–55) y por fin la guerra armenia (56–80) con la celebre carta deMitrıdates (69). El quinto libro (otono del 68 - finales del 67 a.C.) narraba el final de la guerrallevada por Luculo (1–16) y la guerra contra los piratas (17–27)30. Obra soberbia si se hubieraconservado por entero.

En el analisis de Salustio de la historia romana de su epoca, el responsable de ladecadencia final es Sila. Asignacion de culpas no implica antipatıa hacia Sila: it is often saidthat Sallust hated Sulla. It is difficult to support this freom the texts in which the author speaks

29Vid. SANTOS (1998), para la historicidad de las Historiae.30Michael von Albrecht , Historia de la literatura romana: desde Andronico hasta Boecio, vol.1, Herder,

Barcelona, 1997.

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in his own person31. En el relato de la guerra yugurtina, Sila hace aparicion por primera vezde mano de la pluma de Salustio: enviado por Mario para negociar la entrega de Yugurta porparte del rey Boco de Mauretania, Salustio pinta a Sila como un soldado capaz y un expertodiplomatico32. Por contra, en el Coniuratio Catilinae se forja la imagen negativa de Sila, similar(y antecedente) a Catilina. Y el mal que Sila y Catilina representan surge de la decadencia moralque se ha cernido sobre Roma desde el final de las Guerras Punicas33. Y surgen los vicios: en elcaso de Sila, la ambitio y la avaritia: sed primo magis ambitio quam avaritia animos hominumexercebat, quod tamen vitium propius virtutem erat. Nam gloriam honorem imperium honuset ignavos aeque sibi exoptant; sed ille vera via nititu, huic quia bonae artes desunt, dolisatque fallaciis contendit34. Los vicios de Sila lo envilecen y le convierten en un hombre cruel,decadente. Se crea el topos literario de Sila buen militar y polıtico, defensor de la Republica,por un lado, y Sila cruel dictador, asesino y autocrata, por el otro. Con su ejemplo, Sila reflejael proceso de degeneracion que se abate sobre el estado romano. Su ambicion insaciable depoder le conducen a un punto sin retorno: sed postquam L. Sulla armis recepta re publica bonisinitiis malos eventus habuit, repere omnes, trahere, domum alius, alius agros cupere, nequenodum neque modestiam victores habere, foeda crudeliaque in cives facinora facere35. Y trasla victoria final en Porta Collina, Sila, que anteriormente fue un reflejo de las virtudes de unglorioso pasado36, se convierte en dictador, y de ahı, el monstruo. Como afirma Desrosiers37, secrea eltopos de Sila como Jano, el bifronte, el de dos caras: el joven Sila, cuyo caracter reflejalos valores de los primeros tiempos de la Republica, y el triunfante Sila, cuya dictadura es unanticipo de la corrupcion final de la sociedad romana.

3.2.3. Lucio Cornelio Sisenna

Lucio Cornelio Sisenna38 pudo representar la voz de aquellos que, habiendo per-manecido en Roma durante el gobierno de los Cinnani, se pasaron al bando de Sila cuandovencio en Porta Collina (82 a.e.v.)39. Y pudo mostrar una vision favorable a Sila, o al menos notan negativa. Contemporaneo de los hechos que narra (vivio aproximadamente entre el 120 y el67 a.e.v.), y siendo un hombre polıtico proximo a los optimates y un partidario convencido deSila, sus Historiae (escritas despues del ano 78 y de la que apenas de conservan 150 fragmentos)tratan el perıodo comprendido entre el Bellum Italicum y la muerte de Sila. Esta obra pudoservir de fuente para Tito Livio y Apiano40.

Sisenna en sus Historiae daba una valoracion positiva de la Dictadura silana, pre-sentandola como sufragada por el consenso de multi populi et plurimae contionis. Tambien lapropaganda no habıa dejado de exaltar a Sila: varios panfletos prosilanos debıan circular en laRoma de su epoca, y en ellos se ennoblecerıa y legitimarıa el ordenamiento silano del Estadorecreando sus precedentes en la constitucion de Romulo, que venıa naturalmente modelada so-bre el esquema mismo de la Dictadura Silana. La comparacion Romulo–Sila no dejarıa de servir

31EARL (1961), 79, nota 1. Hay que destacar, por otra parte, que al parecer Salustio fue amante de la hijade Sila, Fausta, casada con Milon, asesino de Clodio; vid. Gell. N.A., 17.18.

32Sall, B.J.., 102.33EARL (1961),34Sall., Cat.,11.1–2.35Sall., Cat., 11.4.36Sall, Cat., 7.3, Iug., 95.3.37DESROSIERS (1969), 113.38Sobre este personaje, vid. CANDILORO (1963), 212–226.39BADIAN (1962), 47–61; ID. (1964), 422–431.40ID. (1964), 232, nota 69.

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como acicate propagandıstico41. Con todo, esta tradicion prosilana, iniciada ya por el propioDictador con la publicacion de sus Memoriae, no nos ha dejado mas que escasas huellas.

3.2.4. Apiano de Alejandrıa

Nacido alrededor del ano 95 d.e.v., Apiano alcanzo una posicion elevada desem-penando altos cargos administrativos en Alejandrıa, despues actuo como abogado en la corteimperial (tal vez como advocatus fisci, cargo creado por Adriano) y finalmente como procuratorAugustorum (durante el perıodo de Marco Aurelio y Lucio Vero, 161–169 d.e.v.). Alrededordel ano 160 d.C., escribio una historia de Roma, Romaika, en 24 libros, que abarca desde sufundacion y (de forma no contınua) hasta las campanas de Trajano en Dacia y Partia42, des-de un punto de vista etnografico, usando fuentes literarias griegas y romanas y posiblementedocumentos oficiales en registros y archivos, a los que pudo tener acceso en su calidad de fun-cionario imperial. Algunas de sus fuentes fueron: Polibio (especialmente para el relato de laGuerra Anibalica en sus diversos frentes), Paulo Clodio, Jeronimo de Cardia, Cesar, las ResGestae de Augusto, Asinio Polion (su relato perdido de las guerras civiles), Plutarco, Diodoro,Posidonio, Livio, Salustio (especialmente sus casi perdidas hoy dıa Historiae, Celio Antipatro,Valerio Antias y Sempronio Aselion, entre otros.

De estos 24 libros de que constaba la obra, solo se nos han transmitido, casi ınte-gramente, 11, entre ellos el primer libro de las Guerras Civiles43 y el libro Mithridatike, que esdonde se mencionan relevantes datos acerca de Sila44. Su vision, claramente pro romana, resultainteresante y explicativa de los efectos que genero sobre la sociedad conquistadora el haberseextendido y llegado a controlar la mayor parte del “mundo conocido de la epoca”. Interesado enasuntos militares, Apiano se muestra poco fiable en cuestiones instituciones romanas (no parececonocer a fondo la institucion de la dictadura, por ejemplo, una magistratura extraordinariasin apenas parangon en el mundo griego). A lo largo de todo el relato de las guerras civiles seobserva un fin moralizador, que el propio autor no parece querer esconder,

El ideal de Apiano era la concordia y la paz emanadas de un gobierno unipersonal45,aunque no por ello se mucho menos crıtico con Sila. Tirano por naturaleza – el autor juega conlas palabras monarquıa, tiranıa y realeza al referirse a Sila –, ası es como lo define: me parece amı que Sila, que era un hombre vehemente y capaz a un tiempo en todo, deseo convertirse en untirano desde su condicion de ciudadano privado, y en esto ultimo desde su posicion de ciudadanopublico46 . Aunque el autor cree que procuro esconder esta ambicion de poder absoluto bajouna mascara de respeto a la constitucion vigente: pues hizo simular su eleccion al cargo dedictador bajo una imagen externa de libertad, gracias a su nombramiento por un interrex 47.De este modo, bajo esta apariencia de legalidad y ficcion de un gobierno democratico48, Silaostento el poder de manera permanente.

41Vease LAFFI (2000/1967), 273–274.42“Despues de tres libros de historia italica, que comienzan con Eneas, siguen los acontecimientos segun

el orden en que los romanos fueron enfrentando y sojuzgando a los diversos pueblos: celtas, sıculos, ıberos,cartagineses, hasta las campanas de Trajano contra arabes y dacios”.; R. Cantarella, La literatura griega de laepoca helenista e imperial, Vol. 2, 207).

43Vease la edicion crıtica de GABBA (1967), passim.44B.C., I, 40, 50–51, 55–59, 62–64, 68, 70, 73, 75–77, 79–82, 84–108, 121; Num., IV–V; Mithr., 22–23, 30–43,

45–51, 53–61, 63–6845APIANO, B.C., I, 3.46B.C., I, 104.47B.C., I, 99.48B.C., I, 103.

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Respecto a su retiro, Apiano se extrana, pues no habıa nadie que le apremiara aello, ni sintio miedo a que se le juzgara por sus excesos49. El autor de Alejandrıa opina que Sila,harto de guerras, del ejercicio del poder y de la misma Roma, deseo retirarse a una vida en elcampo, alejado de la polıtica50.

3.2.5. Plutarco de Queronea

Miembro de una familia acomodada, Plutarco (ca. 46–120) se formo ampliamenteen historia, filosofıa, literatura y ciencia. Viajo por Egipto y Grecia y vivio temporalmente enRoma. Escribio unas Moralia donde mezcla polıtica, historia, astronomıa, musica, medicina,etc. Pero su obra mas famosa son las Vidas paralelas, en las que enfrenta las biografıas de griegosilustres con quien el consideraba que eran sus equivalentes romanos. La intencion de Plutarcoera moralizante, su interes son los hombres y sus acciones y, aunque carece de un conocimientoprofundo del contexto historico de sus sujetos, sus libros estan llenos de informaciones de interes,cuyo valor historico depende estrictamente de las fuentes empleadas en cada caso (fuentesanalısticas romanas, por un lado; memorias y autobiografıas, por otro, con el riesgo de resultarel relato plutarqueo demasiado dependiente de este tipo de fuentes, excesivamente justifiativasde las acciones de sus protagonistas). Las Vidas de Plutarco estan trufadas constantementede anecdotas, dichos, banalidades e incursiones psicologicas que tienden a presentar personajesvivos, que actuan buscando fines definidos y cuyas acciones tienen siempre un correlato moral.

En el caso de Sila, cuya biografıa se conserva (ademas de las de Mario, Craso,Pompeyo, Caton Uticense y Cesar), Plutarco se nutre en gran medida de los Commentarii,las memorias escritas por el propio Sila en su retiro en la Campania (hoy perdidas)51. Aunquepor una parte y a causa de ello, resulta una fuente inestimable sobre la personalidad de estepersonaje, por otra parte, es dudosa su fiabilidad: la imagen de Mario y Sulpicio, por ejemplo,es excesivamente pro–silana. La dependencia de las memorias de Sila en Plutarco es elevada: delas 25 veces que el de Queronea cita a Sila, en 11 ocasiones se indican las memorias. El modo enque se citan las memorias silanas da a pensar que pudieron estar escritas en griego ademas dellatın52. Parece probado el uso de la fuente silana para el relato de la guerra yugurtina en la Vidade Mario, mas incluso que el uso del Bellum Iugurthinum de Salustio53, e incluso se consideraque el relato de Mario es inutil como fuente historica al estar mancillado por la version silanaque se deduce del mismo54. Se podrıa decir que para los pasajes narrativos Plutarco sigue lafuente silana, fuente principal, pero no se descartarıa el uso de otras fuentes, aun no citadas55.

Acerca de su caracter, Plutarco nos muestra a un Sila amante de la burla, afableen la mesa y buen companero de bebida y juergas de sus amigos56. Un caracter amable que,sin embargo, dejaba entrever una ambicion excesiva57 y un temperamento cruel y vengativopara con sus enemigos, que ocultaba cuando le convenıa58. Esta doble naturaleza, desigualy contradictoria, no ocultaba que Sila aspiraba al poder absoluto, a la tiranıa, como el de

49B.C., I, 103.50B.C., I, 104.51Para un estudio de los Commentarii silanos, PASCUCCI (1975); para su pervivencia en las Historiae de L.

Cornelio Sisenna, CANDILORO (1963), 223–22452VALGIGLIO (1974), 253.53Ibidem, 25954GOMEZ PANTOJA (1991), 67.55VALGIGLIO (1974), 277–278.56Plut., Sull., 2, 3–5.57Sull., 3, 8.58Sull., 6, 15.

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Queronea repite en varias ocasiones59. El temor de Sila hacia la idea de que otros hombrespudieran destacar por encima suyo -por ejemplo, Lucrecio Ofela, al que manda asesinar en plenoForo - y los celos hacia estrellas en alza - como el joven Pompeyo -, hacen ver a Plutarco uncaracter cruel y resentido, aunque el biografo pone en duda que fuera malvado por naturaleza60.

Respecto al aenigma sobre el retiro de Sila, Plutarco hace constar que el propio Silaestaba convencido de la bondad de sus acciones61 y que, una vez cumplida su labor reforma-dora, juzgo conveniente retirarse del poder, prefiriendo no inmiscuirse en el funcionamiento delEstado. Por ultimo, Plutarco reconoce que Sila ponıa el interes publico por delante de objetivospersonales, y que no estarıa mal concederle el premio de la moderacion y la templanza62, a pesarde sus excesos.

3.2.6. Tito Livio y los epitomizadores

Tito Livio nacio en Patavium (Padua) el ano 59 a.e.v., donde se formo en retoricay manifesto su interes por la filosofıa. Hacia el 30 marcho a Roma, donde se dedico por enteroa las letras, especialmente a lo que se puede calificar como la obra de su vida: una historiade Roma desde sus orıgenes (de ahı el tıtulo Ab urbe condita CXLII Libri) hasta la muertede Druso, el ano 9 a.e.v., una inmensa historia en 142 libros de los que solo se conservan los10 primeros, del 21 al 45 y los resumenes (Periochae) de los restantes. Para la epoca de Silanos quedan los sumarios de los libros 66–90, apenas un magro consuelo para el historiador,y de ellos apenas el libro 88 se centra en la dictadura silana. Livio hace constar que despuesde restablecer el Estado Sila mancillo la mas hermosa de las victorias con una crueldad sinprecedentes en hombre alguno63; y despues de mencionar brevemente el programa legislativo deSila64 apernas dice nada mas relevante.

Lucio Anneo Floro nace en la Tarraconense en el siglo II y es considerado comodescendiente de la familia de los Senecas. Se le considera el epitomizador principal de Livio.Pero mientras que Livio es un historiador orador, Floro es, segun parece, el claro ejemplo dehistoriador retorico y preciosista en su estilo.

Granio Liciniano, autor del siglo II a.e.v., escribio una Historia de Roma, de la quesobreviven algunos fragmentos. Los fragmentos conservados cubren el perıodo entre el 163 y el78 a.e.v.

Eutropio, autor de un Breviarium, y Julio Exuperancio, que escribio una obra histori-ca basada en Salustio, pertenecen al siglo IV.

Del siglo V tenemos a Paulo Orosio. Sacerdote y escritor hispanorromano, Orosionacio probablemente en Bracara, en la Gallaecia. Discıpulo de San Agustın, combatio a losseguidores de Prisciliano, Orıgenes y Pelagio, y fue autor de varias obras entre las que destacasu Historiae adversum paganos (ca. 409), un texto de historia universal muy divulgado durantela Edad Media, y basado en la Historia de Livio.

Orosio menciona que Sila fue nombrado dictador para armar y ocultar el deseo de

59Sull., 30, 5; 39, 7; 40, 11; 41, 1.60Sull., 30, 6.61Sull., 30, 6.62Sull., 43, 4–6.63Liv, Per. 88, 164Liv, Per., 89, 4.

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dominio y de crueldad con la venerabilidad de un tıtulo honesto e importante65. Afirma que unavez que alcanzo el poder supremo y en contra de todo derecho y de la palabra dada66, Sila sededico a asesinar a enemigos desarmados y a imponer en Roma un clima de terror, hasta talpunto que incluso los que pertenecıan a su faccion eran asesinados, llegando Quinto Catulo adecir ¿con quien vamos a vencer al final, si matamos durante la guerra a los que tienen armasy durante la paz a los que no las tienen? 67. Y termina Orosio diciendo que el retiro de Siladel poder significo el final de dos funestas guerras, aquella contra los italicos y la civil, quedurante diez anos acabaron con la vida de mas de 150.000 romanos. ¡Que desastre!, dice elautor, comparando las guerras civiles de su epoca (siglo V) con las guerras de Sila; al menos ensu epoca, arguye, la religion cristiana sale vencedora, mientras que en epoca de Sila murieronenemigos a manos de enemigos, por no decir ciudadanos a manos de ciudadanos68, de unamanera horrenda y vil.

3.2.7. Valerio Maximo

Escritor romano del cambio de era, Valerio Maximo tiene como obra capital susHechos y dichos memorables, dedicada al emperador Tiberio, compuesta por nueve libros, en losque filosofos y retoricos extraıan anecdotas morales contenidas en las obras de los historiadoreslatinos y griegos, una obra sin crıtica alguna y con un estilo muy estudiado y exagerado.

Valerio Maximo, autor de una obra de exempla, afirma que en Sila habıa dos hom-bres: un vergonzante joven - que molesto a Mario por su afeminamiento - y un hombre al quellamarıa valeroso, si no hubiese preferido el nombre de Felix 69. Esto trae a colacion la anecdotaplutarquiana70 acerca de Sila y Carbon, uno de sus rivales por el poder: Carbon dijo que delzorro y el leon, sımiles de la astucia y el valor, que anidaban en Sila, el temıa mas al zorro.Valerio habla tambien del ansia de gloria de Sila71 y de que, a los ojos del pueblo, fue a la vez unEscipion en alcanzar victorias y un Anıbal en el ejercicio de las venganzas, pero que sus cruel-dades anegaron Roma e Italia de sangre, haciendole indigno del sobrenombre de Afortunado72.Se repite, pues, esa doble y contradictoria naturaleza que Plutarco ya habıa senalado.

3.2.8. Dion Casio

Dion Casio, oriundo de Nicea (Bitinia), vivio entre los anos 170 y 235 y llego a serinvestido dos veces consul. Escribio una Historia romana que va desde Eneas al 229 (ano desu segundo consulado), pero que se ha conservado parcialmente y muy fragmentada y por esemotivo se suele recurrir a Iohannes Zonaras, jefe de la cancillerıa bizantina, despues monje ycompuso alrededor del 1150 un “Compendio de la Historia” (Epitome Historion), cuyos librosVII-IX (desde Eneas hasta el fin de Cartago) son un compendio de Dion Casio. Sobre la epocaque tratamos, apenas nos han llegado algunos fragmentos.

Dion senala el sueno de Sila por alcanzar el poder absoluto, una vez en el cual

65Orosio, Hist., V, 21.12.66ID., V, 21.167ID., V, 21.2.68ID., V, 22, 5–15.69Valerio Maximo, VI, 9, 6.70Plut., Sull., 28, 5.71Val. Max., VIII, 14, 4.72ID., IX, 2, 1.

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no dudo en confiar en hombres viles e infames73, porque vio que estos hombres no dudarıanen apoyarle, mientras que partidarios mas antiguos (y honorables) no se prestarıan a ello. Elelemento virtuoso, en una mano, no pudo sostenerse frente a la maldad, en la otra74. Dion opinaque en Sila se produjo un cambio a peor, a pesar de que en un principio tuvo a la Fortuna comoaliada y de que en el se habıan aunado la humanidad y la piedad75. ¿Por que este cambio? Dionintuye que fue el acceso de Sila al poder supremo el causante de que se entregara a la crueldad,excediendo en ella a Mario y a Cinna76.

3.3. Reinvencion segunda: los autores modernos, ¿que ima-

gen siguen transmitiendo?

Despues de situarme en el contexto de la Republica tardorrepublicana y de analizarlas fuentes (como ya he senalado antes), me dispuse a rastrear el estudio monografico de LucioCornelio Sila en el panorama historico. Existen multiples monografıas y obras de conjunto sobreSila, en ingles, frances, aleman e italiano (no contamos todavıa, en los inicios del siglo XXI, conuna obra de conjunto en castellano sobre el personaje). He elegido diversas monografıas, de lascuales Mommsen va mas alla de Sila pero, escribiendo a mediados del siglo XIX, fue un muybuen punto de partida.

A excepcion de Keaveney e Hinard, la mayorıa de biografıas y obras de conjuntosobre Sila obvian el perıodo anterior a su consulado, centrandose sobre todo en el perıodode la Dictadura. Es cierto que existen pocos datos de su vida hasta el ano 88 a.e.v., comoya comentamos anteriormente. La Dictadura, sus fundamentos, su programa legislativo y suabdicacion, centran especialmente los intereses de la comunidad cientıfica. Sila parece aquı masenigmatico que nunca.

No existe unanimidad entre los autores modernos sobre la figura de Lucio CornelioSila. Disparidad de opiniones sobre si intento establecer una monarquıa, sobre los fundamentosjurıdicos de su Dictadura, sobre su trasfondo personal y, por ultimo, sobre su enigmatica retira-da/abdicacion del poder. ¿Que habıa tras la sombra de un personaje como Sila? ¿Odio y ansiasde venganza, como aventura Badian? ¿Amargura y desesperacion, tal y como apunta Keave-ney? ¿Por que un hombre como Sila, una vez en el poder, lo abandona? ¿Acaso fue obligadoa ello por sus partidarios, al ver que intentaba erigirse en rey, tal y como dice Carcopino? ¿Essu Dictadura un momento de transicion en la evolucion de la historia de Roma, como afirmaValgiglio, y por ello Sila, aun no rey pero con poderes monarquicos, deja el poder? ¿O, comodice Badian, era Sila consciente de que aun no habıa llegado el momento de la monarquıa? ¿Yrealmente es lo que dice Keaveney, que Sila era un arquetipo del perfecto polıtico republicanopara quien la monarquıa era un anatema? Muchas preguntas, tal vez no las mas adecuadas.

3.3.1. Th. Mommsen

En su Romische Geschichte, Mommsen habla del conflicto entre populares y opti-mates en el marco de la revolucion iniciada por los Gracos y que Sila culmina con su dictadura.

73Dion Casio, XXX–XXXV, fr. 108.2.74ID., fr. 108.275ID., fr. 109.176ID., fr. 109.3–4.

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Sila, campeon de la oligarquıa senatorial, alcanza el poder supremo y se dedica a imponer la res-tauracion del Estado oligarquico. Para realizar esa tarea necesita poderes absolutos e ilimitados,poderes extraordinarios en [los] que vinieran a concentrarse, lo mas solidamente posible, todoslos atributos inherentes a las formas constitucionales77. El resultado es la dictadura silana, unnuevo cargo para este autor, que la diferencia claramente de la vieja dictadura republicana y laasimila al decenvirato de los tiempos de la Ley de las Doce Tablas78. Mas aun, la dictadura deSila, con el aparato de sus poderes absolutos, conferidos por el voto popular indivisamente y sintermino fijo, solo tenıa su tipo en la antigua monarquıa, fundada tambien en el consentimientovoluntario del pueblo, que prometıa obediencia al ciudadano que este habıa elegido79. Mommsense sorprende del cambio de la nomenclatura: ahora la dictadura no es mas que la monarquıapero con todos sus poderes80, y en este sentido Sila llegaba al mismo punto que Cayo Graco,aunque a la inversa: el protector de la constitucion oligarquica se convertıa en tirano para alejarla tiranıa que amenazaba constantemente81.

Respecto al lado mas odioso de la dictadura silana, las proscripciones, Mommsen lollama un terrorismo frıo y abstracto. Ası como Mario, dice, simplemente habıa saciado su sedde venganza con la sangre de sus rivales, Sila, en cambio, consideraba el terrorismo oligarquicocomo la condicion necesaria del nuevo poder fundado sobre tantas ruinas, indiferente y sinpasion; pero aunque procedente de un partido conservador y no portandose con la sana cruelde Mario, sus crueldades fueron mucho mas espantosas que las de este82. Este terror blanco sehizo insoportable, y asfixiante para sus contemporaneos.

Para Mommsen, el fin supremo de la constitucion de Sila fue ajustar el regimen deexcepcion al molde de la ley antigua regenerada83, y por ello el dictador considero que, una vezlogrado el objetivo, debıa abdicar de sus poderes. Pero tal vez influyo en ello – aunque esteautor lo cita sin relacionarlo con el retiro de Sila – la oposicion que estallo entre los oficialesde su ejercito a su programa reorganizador, que consideraban intolerable, pues ahora ellos eranreducidos a la obediencia al Senado, ellos cuya espada habıa levantado los destruidos asientossenatoriales84. Mommsen menciona dos casos de estas rebeliones internas: el caso del jovenPompeyo que, volviendo de Sicilia y Africa de cumplir una mision encomendada por Sila85, senego a obedecer al Dictador y exigio (ilegıtimamente) un triunfo, que finalmente logro; y elcaso de Lucrecio Ofela que, sin haber sido pretor, exigio un consulado como recompensa porsu fidelidad. Al primero lo perdono86, pero al segundo le hizo ver que el no era hombre que sedejase imponer “condiciones por sus subalternos”, y como este se obstinase en su candidaturaanticonstitucional, le hizo asesinar en pleno Foro87.

77MOMMSEN (1983), VI, 110.78Id., 112.79Ibidem.80ID., 112–113.81ID., 113.82ID., 113.83ID., 154.84ID., p. 153.85Sin un imperium legıtimo, pues por entonces, en medio de la guerra civil de los anos 83-82, Sila era un

proconsul y no un dictador, y no podıa conceder imperia sin una aprobacion del Senado y las asambleas.86Es famosa la frase de Pompeyo son mas los que saludan al sol naciente que al poniente; Plut., Pomp., 14,

3.87ID., 154,

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3.3.2. G.P. Baker

En su biografıa sobre Sila de los anos 20 del siglo XX, Baker le considera a verymodern man88. Para este autor, Sila encaro los problemas del mismo modo que un estadistamoderno. Baker escribe esta biografıa durante los anos del auge del bolchevismo, la segundarevolucion industrial y el poder de las grandes finanzas internacionales, tras el trauma de la GranGuerra de 1914-1918. Para Baker, por ello, Sila was familiar with the decay of religious faith, thefailure of aristocracy89. Segun este autor, Sila no invento the policy of dictatorship, pero underthe Roman constitution the dictatorship in times of emergency was a legal and constitutionaloffice [...] He was the first stateman who applied the idea systematically, intelligently, and on ascale sufficiently large to be instructive to us90. La tesis de Baker fue novedosa para su tiempo,pero es en su intento por hacernos ver la cercanıa de la figura de Sila donde reside su fallo.Veinte siglos separan a Sila de Baker. Intentando hacer un paralelismo entre ambas epocas,Baker no logra mas que un relato de las andanzas y aventuras de Sila.

Respecto al retiro de Sila, Baker afirma que el no concibio la idea de perpetuarseen el poder mediante una monarquıa: he had little personal sympathy with monrchy. To him,as the most Romans, it seemed at the best a barbarous expedient for saving idle citizens fromthe trouble of exercising their own brains and shouldering their own responsabilities91. Perotermina este autor diciendo que, a pesar de todo, su programa reformista no pudo escapar a laimagen ominosa de la dictadura, las proscripciones: the proscriptions lists hung round Sulla’sneck. No one could distincly see anything else. No one could see, or hear, or feel, or touch, ortaste, anything about Sulla, except that he was the author of Great Proscription92.

3.3.3. J. Carcopino

Jerome Carcopino es el autor de una obra, Sylla ou la monarchie manquee (1931),en la que afirma que Sila intento crear una monarquıa en su persona, pero fracaso. Carcopinoconsidera que la dictadura silana no es mas que un golpe de Estado legitimado por la lexValeria del ano 82 a.C., y constituye un paso hacia la instauracion de una monarquıa en lapersona de Sila. Las proscripciones son una consecuencia inmediata de este golpe de fuerza:Sulla pour ordonner ces meurtres et ces spoliations, n’ovait point invoque de raisons: le glaivedont il etait arme le dispensait. D’emblee, dans ce carnage, il apparaissat comme le maıtre, qui,par la terreur, dispose des fortunes et des existences.

Para Carcopino, realiste feroce, Sylla, dont chaque etape avait recule l’horizon, avoulu fonder a son profit la monarchie militaire a laquelle son intelligence destinait l’avenir; etsi, finalement, il y a renonce, ce fut malgre lui, parce que les temps n’etaient pas murs, et quemieux velait, par un feint desaveu, se degager fierement d’un dessein encore aventureux, que serepetisser dans l’evidence d’un echac ou se briser contr l’irrealisable93. Para ello, Sila se hizorodear de miembros de la nobilitas, los Metelli sobre todo, que sin embargo en la hora postrerase volvieron contra el y le hicieron renunciar a sus propositos monarquicos94.

88BAKER (1924/1967), 7.89Ibidem.90ID., 7–8.91ID., 278.92ID., 280.93CARCOPINO (1947), 18.94Ibidem, 36.

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El libro de Carcopino es muy atrativo en sus planteamientos, pero falla en la de-mostracion de sus tesis. No hay datos que permitan avalar la tesis de un Sila monarquico. Lainterpretacion de las fuentes por parte del autor es muy parcial, y no resuelven los planteamien-tos formulados por el autor. Interesado en demostrar que la Dictadura silana fue de hecho unamonarquıa de nombre, el autor no consigue convencernos de la fiabilidad de sus argumentacio-nes. Afirma que Sila il avait scelle d’un simulacre de legalite un systeme d’arbitraire integral,et, dans le nom de sa dictature, le monde latin entendit retentir pour la premiere fois le sonterrible que repercuter plus tard le glaive de ses empereurs; celui d’un aboslutisme sans frein95.¿Y en que se basa? En dos citas de Plutarco y Apiano96, en las que se asimila la dictadurasilana con la tiranıa griega... cuando no parece muy claro que entendıan ambos autores griegospor dictadura, una magistratura que no conocieron. Para Carcopino, Sila pretendio estableceruna monarquıa de estilo helenıstico, a raız de sus contactos con el mundo oriental durante laguerra contra Mitrıdates97. Gracias a estos contactos, Sila fue divinizado en Sila, creandose unculto propio98, con los tıtulos Felix (afortunado) en Roma y Epafroditos (favorito de Afrodita)en el Oriente helenıstico, con los cuales Sila pretenderıa participar de la divinidad de la quegozaban las dinastıas de los Lagidas o los Seleucidas en sus propios reinos. Esta actitud causo eldisgusto de la nobilitas romana mas conservadora, a la que habıa intentado domesticar sin exi-to. El affaire Roscius destapo la oposicion de los Metelli99, que aliados con un militar en alza,Pompeyo100, forzaron a Sila a renunciar al poder.

He ahı la explicacion del epıgrafe monarchie manquee del tıtulo: ante tantos sectoresaliados contra natura en contra suya, Sila no pudo conseguir su proposito y se vio obligado arenunciar al poder. Al mismo tiempo, su constitucion habrıa sido desacreditada por el escandalode Crisogono y el mal uso del sistema de las proscripciones (denunciado por Ciceron en el ProRoscio Amerino), tal vez con la connivencia del propio Sila101.

95Ibidem, 42.96Plut., Comp. Lys. et Sull., I, 6; Apiano, B.C., I, 9997Ibidedm, 43.98Ibidem, 94–11999Ibdidem, 147–160.

100Ibidem, 186–205101BLOCH–CARCOPINO, 493-497. Los motivos que aduce Carcopino para la caıda de Sila se asemejan a

numerosos casos de escandalos polıticos de la actualidad (por ejemplo, el Watergate y Nixon en USA o losescandalos de trafico de influencias de la epoca socialista en Espana). Resulta tentador aducir un escandalo ala caıda de un gobierno, y mas aun si, como en el caso de Sila, este gobierno pretende monarquizarse. Pero laRepublica romana no era un sistema democratico al uso actual; los consules se suceden ano tras ano, es difıcilque una faccion pueda perpetuarse en el poder, a menos que consigan colocar a sus miembros en el consuladoano tras ano, y eso sucede en contadas ocasiones.

Obviamente, el gobierno de Sila tenıa opositores y su programa legislativo numerosas carencias. El temade las proscripciones afecto a unos pocos corruptos (ejemplificados en Crisogono), pero no hay motivos parasospechar que Sila se aprovechara personalmente para enriquecerse. La alianza con el clan de los Metelli perduro;se convirtieron, a la muerte de Sila, en defensores a ultranza de la constitucion silana, hasta el consulado dePompeyo y Craso del ano 70 a.C. Es mas, a la muerte de su tercera esposa, Cecilia Metela, de la familia Metelli,Sila se caso con Valeria, hermana de Marco Valerio Mesala, otro miembro de la faccion optimate afın a losMetelli. Sila decidio abdicar del poder cuando lo creyo oportuno, una vez sus numerosas leyes estuvieron envigor y no habıa peligro de que fueran derogadas. Pero su alejamiento de la escena polıtica saco a la palestra lasambiciones de las diversas facciones en lucha, incluso dentro de los optimates. Lepido, hombre de heterodoxafiliacion, abandono las filas de los Sullani y se lanzo en brazos de los populares, que volvıan a alzar la cabeza trasla muerte del Dictador. Los Metelli permanecieron a la expectativa, defendiendo la constitucion silana, pero sinel fanatismo de hombres como Quinto Catulo o Quinto Hortensio. Pompeyo, retirado a la vida privada desde sutriunfo del ano 81 a.C., volvio a la escena publica, a la caza de nuevos poderes militares. Otros hombres, comoCraso, Catilina o Verres tenıan proyectos personales para alcanzar el poder. La heterodoxa faccion silana sedesintegro a causa de las diferencias internas y debido a las ambiciones personales de cada un o de sus miembros.No hubo una abdicacion forzada de Sila, como pretende Carcopino; renuncio al poder cuando quiso y en lascircunstancias que considero oportunas.

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3.3.4. C. Lanzani

En 1936 Carolina Lanzani escribio una continuacion de su Mario e Silla: storiainterna di Roma negli anni 87–82 a.C. (1914). En el prefacio, escribıa: collocato nel suo verfoclima storico, L. Cornelio Silla Dittatore non e affatto un enigma, e non e un enigma nemmenola sua abdicazione dalla dittatura. Ne fu vana, come a taluni apparve, l’opera sua di costruttore,che si collega a quella di Cesare e di augusto e si perpetua cosi nell’Impero102.

Escrita en unos momentos de triunfo del fascismo en Italia (que reverdecera suslaureles con la conquista ese ano de Abisinia, fruto del imperialismo de Mussolini por Africa,palida emulacion de las conquistas del Imperio Romano), la monografıa de Lanzani escudrinacon amenidad y rigor el perıodo inemdiatamente posterior a la victoria de Sila en Porta Collina(noviembre del 82 a.e.v.), para analizar a continuacion la obra legislativa silana en el perıodode su Dictadura. El uso, por parte de la autora, de la palabra rivoluzione se refiere a lasproscripciones: giornate di terrore e di sangue, non diverse da quelle che erano seguıte quattroanni prima alla vittoria dei Mariani ed avevano preceduta l’instaurazione del governo dellademocrazia. Questa che abbiamo chiamata “rivoluzione Sillana” precede la dittatura con laquale viene tavolta confusa103.

En opinion de la autora, la victoria de Sila y el establecimiento de su Dictadura (yde la legislacion de la misma), se fundamentaba per il diritto della sua vittoria, per la forza delsuo esercito prode che stava, obbediente ai suoi ordini, alle porte di Roma104.Este derecho deconquista le otorga a Sila la facultad de restaurar un Estado maltrecho por casi una decadade guerras civiles. Para Lanzani las leyes silanas son un autentico programa legislativo yadeterminado: es mas, la dittatura ci dimostra la convinzione di aver compiunta l’opera sua, ilche presuppone naturalmente un programma prestabilito105, una de cuyas primeras disposicionesfueron las proscripciones.

La conclusion de Lanzani sobre Sila y su perıodo es positiva: rinunziando, con laspontanea deposizione della dittatura, a perpetuare, non pure nella sua persona, ma nella suafamiglia, ma nella sua casta il governo di Roma, Silla ha voluto render impersonale l’opera sua,ed e qui la sua indiscutibile ed comparabile grandezza che solo parzialmente si rispecchia neiparagoni che furono fatti dagli storici moderni con Cromwell e con Washington106. A pesar dela fragiliadad y la corta vigencia de su legislacion, la autora ve en el edificio construido por Silaun precedente del imperio forjado por Cesar y por Augusto.

3.3.5. E. Badian

Las tesis de Carcopino han sido rechazadas por historiadores mas recientes. Sinembargo, la vision negativa de Sila permanecio y ası la recogio Ernst Badian, quien lo llama adeadly reformer en un ensayo suyo al respecto107. Para Badian, Sila no era mas que un ruthlessadventurer and sinister tyrant, transformed by success into a reverd statesman, with (perhaps)uneasy doubts coming to gnow at the faithful after his death108. Palabras como the rebel who

102LANZANI (1936), x.103Ibidem, 9–10.104Ibidem, 11.105Ibidem, 93.106Ibidem, 343.107BADIAN (1970), passim.108ID., 36.

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had led a private army of proletarians against Rome and had occupied it109 ; como the Romancommander who had sold the forces of the Senate and People to their greatest enemy and themurderer of thousand of Italians110, o como the man who had seemed dedicated to war andpersonal ambition, ruthless and treacherous at home and in the field; who had spent his leisurein luxury, affecting the company of actors and prostitutes - that man now saw himself as thenew Romulus, refounding the city that he had brought to the verge of destruction111, son unejemplo de la poca simpatıa que la figura de Sila le inspira.

Respecto al enigma de su retiro, Badian sostiene que en la persona de Sila aun nohabıa llegado el momento de la monarquıa militar (a diferencia de la opinion de Carcopino),momento que llegarıa con Cesar – a very different man, in a very different situation, dice elautor112 –. Ademas, Sila ya habıa alcanzado la cima del poder y que nada mas le quedaba porhacer, al mismo tiempo que had reached the summit of felicitas113.

3.3.6. E. Valgiglio

Ernesto Valgiglio considera una ironıa de la historia que Sila, strenuo paladino dellacostituzione vigente, rigido oppositore alla corrente democratica e ad agni corrente non impron-ta ad una severa ortodoxia aristocratica-repubblicana, se convirtiera en uno strumento valido alservizio dell’evoluzione verso la forma monarchica, quindi della ribellione all’autorita constitui-ta, che egli rappresentava114, cuyos posteriores representantes serıan Cesar y Octavio Augusto.Respecto a la dictadura silana, Valgiglio la considera un eslabon transitorio, un anello inter-medio di quel processo storico, la cui conclusione fu apunta la ditadura cesariana, un sempliceepisodio di quella reazione aristocratica che confronti di Tiberio Graco [...], quella di Cesare ful’epilogo del movimiento democratico-revoluzionario, che, facendo perno sul nuovo tipo di es-sercito nato dalla riforma mariana, va dai Gracchi a Catilina, attaverso Sulpicio Rufo, Mario,Carbone, Lepido115.

¿Y por que la abdicacion? Para el autor, el poder dictatorial no era ilimitado en eltiempo, sino transitorio, tomado en defensa de los intereses de una casta polıtica, y subordinadoa las exigencias del momento y no a la consecucion del fin por el cual habıa tenido lugaresta dictadura116. Al mismo tiempo, Valgiglio afirma que, valiendose del poder ilimitado de ladictadura, Sila habrıa podido lanzarse en pos de ambiciones mas altas. ¿Por que no lo hizo?La respuesta es escueta al respecto: perche questo non era il suo sogno117 y al mismo tiempoavrebbe significato violare lo spirito delle sue leggi e frantumare la sua construzione118.

Por otro lado, Valgiglio aporta otra vision sobre Sila: la de una persona que sedebatıa entre a admiracion por el movimiento cultural helenıstico y el respeto por la austeridaddel mos maiorum tradicional119. La doble naturaleza de Sila continua, pues, en este aspecto: unSila fascinado por el arte y la literatura helenısticas, a la par que latinas – Salustio habla de el

109ID., 52.110Id., 53.111Ibidem.112ID., 59.113Id., 60.114VALGIGLIO (1969), 18.115ID., 74.116ID., 67.117ID., 203.118ID., 205.119ID., 209–223.

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como de un litteris Graecis et Latinis iuxta atque doctissime eruditus120–; un Sila enamorado dela filosofıa helenıstica, en especial el epicureismo; un Sila poeta y prosista. Un Sila, en definitiva,que se debatıa entre el furor helenıstico y la sobriedad y el respeto por la tradicion romana121.

3.3.7. A. Keaveney

En los anos 80 del pasado siglo XX, Arthur Keaveney escribio sobre Sila desde unpunto de vista favorable al Dictador. En el prefacio de su Sulla, the last republican (1982)afirma: I have little sympathy with that type of biography of an ancient which, however goodits scholarship, portrays its subject as a bloodless ghost or (worse) reduces it to dullness. Nor[...] can I share the view, currently fashionable in some places, that ancient history should notbe written through the medium of a biography. Whether for good or ill, great personalities dostamp their impression on the age in which they lived and it is, therefore, legitimate for us toenquire into the nature of the impact Sulla made on his times122.

A diferencia de Badian, Keaveney se muestra benigno con Sila. Respecto a la marchasobre Roma del ano 88 a.C., Keaveney no cree que fuese un acto premeditado o a sangre frıa,sino que constituyo el acto de un hombre asustado que habıa sido arrinconado y llevado a ladesesperacion por sus enemigos123. Es mas, he made the test with circumspection, fearful ofcommitting himself openly lest they proved unwilling and he be branded as a traitor 124. O, porotra parte, el tema de las proscripciones: Keaveney parece asimilarlas a un derecho de conquistapor parte de los vencedores en una guerra civil: since the Sullans, taking their cue from theirleader, saw themselves as the defenders of the integrity of the state, they naturally regardedtheir opponents as public enemies who it was legitimate to make away with on the spot125.¿Y el papel de Sila en las matanzas? Keaveney considera que Sila siempre se habıa mostradodispuesto a reconciliarse con sus enemigos, pero que despues de Porta Collina creyo que eltiempo de la conciliacion ya habıa pasado: era el momento del castigo126. No en balde pusoSila en su epitafio la frase el mejor de los amigos, el peor enemigo. Mas aun: Keaveney, en susimpatıa por el personaje, llega a decir que si Sila alcanzo tal grado de sadismo y crueldad fue

120SALUSTIO, Bell. Iug., 95.3.121No resulta difıcil imaginar, en funcion de esta dicotomıa, lo fascinante que le resultaba a Sila el Oriente

helenıstico, no solo su cultura, sino tambien su manera de entender la polıtica y el gobierno de un territorio.Sila visito el Oriente en dos ocasiones: durante un gobierno provincial antes del estallido del Bellum Italicum ydurante su proconsulado en los anos 87-83. El contacto con los reinos de Bitinia, Capadocia y, en especial, delPonto, pudo influirle sobre como reconstruir el Estado romano. Las formas de tipo absolutista de los monarcashelenısticos le debieron resultar sin duda atractivas, y no cuesta mucho aventurar una posible influencia enla formulacion de sus poderes dictatoriales de los anos 82-79. Obviamente, Roma no es Oriente, y de ello sepercibio enseguida un tradicionalista como Sila. Pero no por ello dejo de percibir el desfase de la constituciontradicional republicana, si bien se dedico a afianzarla con energıa. ¿Tal vez en su intento de restaurar la legiti-midad republicana habıa un reconocimiento de que el modelo republicano, mas propio de una ciudad–Estadoque de un imperio mediterraneo, estaba superado, y que lo unico que se podıa hacer era intentar mantenerlo, apesar de su ineficacia? Sila debıa estar al tanto de que una aventura como la suya, un intento de tomar el poderpor la fuerza, podıa repetirse. Por ello, cuando analicemos el programa legislativo de la Dictadura, observamosque varias de sus leyes de hecho estan concebidas para que nadie siga sus propios pasos. Se trata de mantenerlas formas de un edificio que se hunde. Cesar, mas perspicaz polıticamente que Sila, sabıa que tal tarea erainutil, y que habıa que apostar por una nueva formulacion del modelo de Estado, que no necesariamente tenıaque pasar por el establecimiento de una monarquıa. Augusto, mas astuto si cabe que Cesar (y mas prudente),mantuvo las formas de la Republica pero impuso un nuevo contenido, claramente unipersonal.

122KEAVENEY (1982a), 1.123ID., 62–63.124ID., 63.125ID., 149.126ID., 157.

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a causa de las humillaciones y bajezas que sufrio estando en Oriente127.

¿Y que decir de la dictadura? Keaveney sostiene que Sila no se veıa a sı mismo comoun monarca, sino como el modelo de hombre de Estado tıpicamente romano, que lleva a cabosu cursus honorum con dignidad y que al final de su carrera ha conseguido alcanzar una granautoridad moral. En este sentido, segun el autor, Sila es un arquetipo de republicano y porello, a tenor de lo sucedido en su epoca, es the last republican128. Por ultimo, respecto a suenigmatico retiro de la vida publica, Keaveney es claro y conciso: Sila decide apartarse de laescena publica para no perjudicar el funcionamiento de la restaurada Republica129.

3.3.8. F. Hinard

Francois Hinard ya nos advierte en su biografıa de Sila (una edicion sin notas acom-panada al final de un sucinto aparato bibliografico) que su intencion es escribir una monografıaimparcial130. El trabajo de Hinard tiene voluntad de ser una biografıa, y en ella el aspecto dela Dictadura apenas ocupa un capıtulo mas (precedido por otro sobre las proscripciones, tematrabajado en extension por Hinard en una soberbia monografıa131. Para Hinard, la dictadura fueuna magistratura mas, con un caracter ahora constituyente, debido a la necesidad de restaurarel Estado tal y como especificaba el tıtulo exacto de la dictadura concedida a Sila (dictator reipublicae constituendae et scribundis legibus). No parece tratarse, en su opinion, de una rupturadel mos maiorum132, sino de un momento excepcional, para cuyo caso existıa una magistraturaexcepcional, la dictadura.

3.3.9. F. Hurlet

Frederic Hurlet no escribio una biografıa al uso, sino un estudio especıfico de lanaturaleza jurıdica de la Dictadura silana, intentando llenar un vacıo al respecto en el panoramahistoriografico. Y ası, su La dictature de Sylla: monarchie ou magistrature republicaine: essaid’histoire constitutionnelle (1993) nos acerca de lleno a los fundamentos de la Dictadura deSila. Intentando no caer en la tradicional dicotomıa historiografica (entre los que ven un Sila“republicano” y un Sila “monarquico”), Hurlet se centra en la legalidad de la nominacion de Silacomo dictador (a la cual dedica un capıtulo importante dentro del trabajo) y en su duracion. Ensu opinion, Sila fue un tradicionalista, tanto en la formalizacion de su Dictadura, como en lasleyes aprobadas durante la misma. El respeto por la tradicion es lo que marca la vida de Sila,en todos sus aspectos: il gravit dans l’ordre, et son respectatnt les intervalles, tous les echelonsdu ’cursus honorum’; son premier consulat de 88 fut marque par sa volonte de reformer l’Etatdans un sens traditionaliste; pendant son proconsulat en Orient, il ne cessa d’affiermer qu’iletait le proconsul legitime de l’Etat romain, investi legalement de sa promagistrature. De meme,

127ID., 158–159.128ID., 164.129ID., 209–210.130La presente biographie n’est donc ni un requisitoire contre Sylla ni un pladoyer en sa faveur. poiurtant, meme

si l’on sait qu’un livre, quelle que soit l’ampleur de son information et quelqu’independant qu’ait su se montrerson auteur, n’influera pas sur l’imaginaire collectif, nous sommes convaicu que nous apportons des lumieresnouvelles sur la vie d’un grand homme d’Etat au moment precis ou le vieux mythe du dictateur sanguinaire quevehiculait notre culture a perdu (pour des raisons qu’il conviendrait aussi d’analyser) l’essentiel de sa force, aun moment donc ou l’historien peut, sereinement, se demander “qualis fuerit Sulla”.; HINARD (1985a), 10.

131Les proscriptions de la Rome republicaine, Paris, 1985.132HINARD (1985a), 227.

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en prenant la dictature, Sylla se rattachait a une tradition prestigieuse et suivait l’exemple desglorieux dictateurs romains (L. Quinctius Cincinnatus, L. Papirius Cursor, Q. Fabius Maximus,M. Fabius Buteo,...133.

La diseccion de la Dictadura silana es muy sugestiva. Tal vez demasiado apegada aun componente jurıdico, y aun recordando al lector la necesidad de tener en cuenta que Romano tenıa una constitucion escrita al uso moderno, la argumentacion de Hurlet es solida. Sinembargo, creo que todo el proceso que rodea a la investidura de Sila134, complejo y no del todoclaro, no esconde la posibilidad de un golpe de fuerza por parte de Sila. Sobre ello volveremosmas adelante.

3.3.10. F. Wulff Alonso

El profesor Wulff Alonso se ha centrado en dos obras135 en el estudio de Italia y Romaen el perıdo entre la II Guerra Punica y el retiro de Sila. No ha escrito estrictamente un estudiosobre Sila, pero algunas interesantısimas aportaciones al respecto nos llevan a reflexionar sobreel perıodo. Dos aspectos destacan: el enfasis sobre la represion silana en Roma y, especialmente,en la Italia post-Bellum Italicum, una represion sistematica136, y la reestructuracion, en claveoptimate del Estado tras una decada de conflictos civiles137.

Wulff considera a Sila un fruto de la oligarquıa radicalizada tras una serie de guerrasciviles contınuas: si Sila es un monstruo, es un monstruo fruto de la razon de una republicaoligarquica y cargada de agresividad 138. La violencia de este perıodo, exacerbada por la luchade ordines, mas que de clases, produce la victoria de un bando y la destruccion del contrario.Una violencia endemica en el sistema republicano: es el sistema oligarquico el que dificulta lasolucion de los conflictos y el que produce violencia al asumir en su interior posiciones contra-puestas correspondientes a diferentes intereses sociales o polıticos, reforzando ası los propioscomponentes de competencia [...]. La violencia interoligarquica llega con esto a su nivel masalto, pero, como ya sabemos, dista mucho de haber nacido ahı. En buena parte la obra silanano hara otra cosa que abrir nuevos caminos para esa acumulacion de violencia y agresiones enel contexto de la explotacion de un lucrativo imperio139.

133HURLET (1993), 171.134Ibidem, 36–50.135WULFF (1991, WULFF (2002).136Las reflexiones de Wulff nos llevan a ver el triunfo de Sila como la victoria de un bando sobre otro, lo

cual conlleva una polıtica represiva sobre los vencidos, el desmantelamiento de Italia como ente diferenciado deRoma y su asimilacion dentro del colectivo romano, un ambiente de terror cotidiano y un ambiente de desolacion,especialmente durante el perıodo mas duro de la proscripcion.

137Vease el capıtulo III de WULFF (2002), 67–112, especialmente las paginas 94–112.138Ibidem, 109.139Ibidem, 110.

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CAPITULO 3. LA FABRICACION DE LUCIO CORNELIO SILA

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Capıtulo 4

La Republica romana en tiempos deLucio Cornelio Sila

4.1. Contexto historico: de los Gracos al Bellum Sociale

sive Italicum.

Cuando Lucio Cornelio Sila nace, hacia el 140 a.e.v. aproximadamente, Roma esla potencia del mundo mediterraneo. Cartago desaparecio en el 146, destruida por Roma; enGrecia, ese mismo ano, era arrasada Corinto, tambien por Roma, y todo afan de independenciadel mundo helenico de las garras de Roma desaparecio. El ano en que nace Sila, en la lejanaHispania, Viriato, un pastor lusitano y autentico terror de las legiones romanas durante casi unadecada, es asesinado por partidarios suyos sobornados por representantes de Roma en la region.El ano 133 es crucial y marca el inicio del ultimo siglo de la libera res publica: primero, caeNumancia, ultimo gran crisol de la resistencia indıgena en Hispania a la dominacion romana;segundo, el rey Atalo III de Pergamo lega su reino al pueblo romano, iniciando una moda queseguiran en el siguiente siglo Ptolomeo de Cirene y Nicodemo IV de Bitinia; y por ultimo, es elano del tribunado de Tiberio Sempronio Graco, inicio de la lucha faccional violenta entre dosgrandes grupos o factiones de poder, populares y optimates o boni.

La bibliografıa al respecto de estos anos, del 133 al 88, es abundantısima, y a ellame remito para una vision lo mas amplia posible1.

El final de la II Guerra Punica en el 201 a.e.v. marca de hecho la mayorıa de edaddel Estado romano en el tema del imperialismo por el Mediterraneo occidental y oriental. Unimperialismo que podrıa ser calificado de defensivo en Oriente (frente a las amenazas de Mace-donia y Siria), mientras que para Occidente (Hispania, esencialmente), se le podrıa denominarofensivo casi desde el principio2. Tras una azarosa guerra en casa, Roma sale fortalecida no solointeriormente sino tambien desde el punto de vista exterior.

Empezando a la inversa, en el exterior Roma es considerada una potencia (emer-gente, para macedonios y sirios) en el ambito de la oikumene helenıstica, en un principio

1ROLDAN (1981), ID. (1995); BADIAN (1962), SCULLARD (1973), MARSH (1971), The Cambridge An-cient History, vol. IX: The last age of the Roman Republic (1994), NICOLET (1982), GRIMAL (1990), PINA(1999), ARBIZU (2000), PINA (2003), etc., solo por citar algunos ejemplos.

2Para mas detalles sobre la primera mitad del siglo II a.e.v., vease BADIAN (1971), ROLDAN (1994).

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CAPITULO 4. LA REPUBLICA ROMANA EN TIEMPOS DE LUCIO CORNELIO SILA

subestimada. Las victorias en Cinoscefalos (197 a.e.v.) y Magnesia (190), culminadas en elclamoroso triunfo en Pydna (167), permitieron a Roma cimentarse un prestigio en el Medi-terraneo ocidental, incontestable desde mediados del siglo II a.e.v. La destruccion de Cartagoy Corinto en el 146 marcan un antes y un despues: Roma, potencia rectora del Mediterraneo,se convierte en garante de la estabilidad, la paz interior y la solidez institucional. En Hispaniala conquista se eterniza, con clamorosos fracasos (imputables, ciertamente, al ansia de rapinay saqueo de las riquezas de esta zona por parte de los imperatores romanos. La toma de Nu-mancia en el 133 a.e.v. abrira un perıodo de estabilidad en la Penınsula Iberica y un receso enla labor conquistadora y romanizadora, quedando tan solo la parte septentrional de Hispaniapor anexionar.

En el interior, el triunfo romano sobre Cartago supone, al mismo tiempo, el triunfodel Senado, a quien se puede considerar como el causante en ultima instancia de la victoriaromana. El Senado, a lo largo de toda la guerra, dirigio las operaciones militares, colocando enlos diversos frentes y promoviendo la eleccion como consules de los militares mas capacitados.Tras tres anos de titubeos iniciales y desastres catastroficos (ejemplarizados en la derrota deCannae en el 216), el Senado supo actuar con prudencia, constancia y teson. Aglutino alrededorde la curia senatorial la soberanıa de la Republica, quedando las diversas asambleas popularesy las magistraturas3 subordinadas a su auctoritas patrum. La exitosa direccion de la guerra porparte del Senado le garantiza, a la postre, colocarse a la cabeza de las instituciones romanas,tomando una preponderancia decisionistas absoluta (cuando, hasta entonces, su peso en lapolıtica romana era, teoricamente, deliberativo).

Tras el 200 a.e.v., se produce lo que se podrıa llamar una ofensiva del Senado pormonopolizar los resortes de poder en Roma. Esta ofensiva se baso, por un lado, en un robuste-cimiento de la camara senatorial (mediante su teorica auctoritas patrum), que se convierte enelemento rector de la polıtica interior y exterior de la Republica, y por el otro, en un debilita-miento de las asambleas populares (comitia). El robustecimiento del Senado fue posible por lapropia composicion de la camara, una oligarquıa patricio-plebeya fundada en una serie de fa-milias que monopolizaron los poderes civiles y militares cum imperium, es decir, el consulado4.Por otra parte, las asambleas populares, de enorme vigencia polıtica antes del estallido de la IIGuerra Punica, fueron debilitadas, en especial los comitia tributa (en los que las tribus rusticaspodıan imponer algunas cuestiones de fondo), mientras se potencio la asamblea centuriada, decomposicion timocratica, controladas por el emergente ordo equester y las dos primeras clasescensitarias. Al mismo tiempo, el tribunado de la plebe, una figura reivindicativa del papel de laplebs (y del populus en ultima instancia), fue absorbido por el Senado e instrumentalizado paravetar propuestas contrarias a los designios de la camara senatorial. A lo largo de la primera mi-tad del siglo II a.e.v. se produce este control de la polıtica romana por parte del Senado. Frentea esta ofensiva senatorial, a partir de los anos 140 a.e.v. se producen tımidas reacciones (la lexCalpurnia de ambitu del 149, un intento de reforma agraria con Cayo Lelio, etc) que trataronde rebajar el tono marcadamente senatorial de la polıtica de estos anos. Pero habra que esperara los Gracos, en los anos 133 y 123–121 a.e.v. para constatar un contra-programa reformistadentro de lso parametros polıticos de la epoca y desde el interior de esta nobilitas senatorial.Un programa polıtico (con todas las cursivas que hagan falta) que, partiendo del problema del

3Dos de los ejes del Estado romano, junto con el Senado mismo, actuando los tres en un fragil equilibrio,siguiendo en cierto modo el modelo de Polibio del libro VI de sus Historias.

4De hecho, entre el 233 y el 133 a.e.v, los doscientos consulados disponibles fueron ocupados por solo 58familias de esta nobilitas senatorial; mas de la mitad de ellos, 113 exactamente, lo fueron unicamente por 13de estas familias; y de estas 13 familias, cinco coparon 62, casi un tercio del total. Familias como los Cornelii,Aemilii, Fulvii, Claudii y Fabii practicamente monopolizaron los consulados en este largo siglo; vease al respectoROLDAN (1981), 344 y ss.

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reclutamiento militar y de la espinosa y candente cuestion del reparto de las tierras del agerpublicus, trato de revitalizar el papel de las asambleas populares y de la figura del tribunode la plebe (¿defensor de los derechos de la plebs o instrumento al servicio de la oligarquıasenatorial?). De hecho, el tribunado de Tiberio Graco, entre la apostasıa y la tradicion5, fue unintento, desde el interior de la nobilitas, de reducir el monopolio del Senado en los poderes delEstado romano.

El tribunado de Tiberio (133) y Cayo Sempronio Graco (123-121) se carac-terizo, pues, por este reformismo progresista de gran alcance, en especial las leyes de CayoGraco. Sin embargo, sus leyes provocaron las iras y la violencia del viejo orden senatorial. Unareforma agraria – tema de candente actualidad a lo largo de este ultimo siglo de la Republica–, la fundacion de colonias de ciudadanos romanos en Italia y Africa, el traspaso del controlde los tribunales de justicia del orden senatorial al ecuestre (iniciandose una dura pugna entrelos dos ordines, que no tendra una solucion satisfactoria para ambas partes hasta el consuladoconjunto de Pompeyo y Craso del 70), leges frumentariae y de control del gasto publico, unintento de conceder la ciudadanıa romana a los socii italicos que poseıan el ius Latii, etc., soncuestiones que intentaron plantear ambos hermanos, en especial Cayo, hombre de gran visionpolıtica6. Ambos hermanos caeran ante la furibunda reaccion senatorial, y sus leyes seran desi-gualmente desbaratadas a lo largo del tiempo. La cuestion de una lex agraria (que comportabauna distribucion equitativa del ager publicus, hasta entonces explotado extraoficialmente porla nobilitas senatorial) sera olvidada momentaneamente (si bien la comision creada al efectopor ambos hermanos Graco funcionara unos anos mas despues de su muerte). Pero los equitesseguiran controlando los tribunales de justicia, creandose grandes enfrentamientos con el ordensenatorial, y los publicani ecuestres, gracias a una ley de Cayo Graco, continuaran explotandola recaudacion de tributos en la provincia de Asia.

En la ultima decada del siglo II a.e.v. se produce una crisis de la nobleza senatorialque habıa destruido a la factio popularis de los Gracos. La guerra contra el rey Yugurta deNumidia destapa la incapacidad polıtica de la elite senatorial y toda una serie de escandalosde corrupcion. Y se produce el auge de Cayo Mario (157-86)7, un homo novus del municipiode Arpinum (patria chica tambien de Ciceron, y que habıa alcanzado la ciudadanıa romanaapenas un siglo atras). Antiguo cliente de la poderosa familia de los Metelli, Mario, vir militarisy ambicioso polıtico, vinculado por familia e intereses al cırculo ecuestre, intentara medrar acosta de la elite senatorial. La celebre frase de Yugurta, ¡Ciudad venal y pronta a perdertesi encontrases un comprador! 8, es un boton de muestra del grado de corrupcion que habıaalcanzado la elite senatorial. Una nobilitas que se muestra incapaz de hacer frente al conflictocon Yugurta, nieto bastardo del rey Masinisa de Numidia, que habıa hecho asesinar a sus primosAderbal y Hiempsal, desafiando la voluntad y el mandato de Roma, garante del testamento delrey Micipsa, y que habıa provocado la guerra.

La guerra se desencadeno en el 110, mientras en Roma el tribuno Cayo Mamilio creauna comision que juzga a los polıticos romanos acusados de haber sido sobornados por Yugurta.Inicialmente el mando romano en el conflicto lo asume el nobilis Q. Cecilio Metelo (109-107),que apenas realiza nada durante su mandato, hasta que Cayo Mario, consul por primera vez enel 107, le arrebata el mando gracias a una ley aprobada por los comicios. Pero mientras Mariova barriendo Numidia en persecucion de Yugurta, un nuevo peligro se cierne desde el Norte

5Siguiendo el tıtulo de BERNSTEIN (1978).6Para una vision de la legislacion gracana, STOCKTON (2002), PENALVER (1980), PERELLI (1981),

BERNSTEIN (1978), EARL (1963), TIPPS (1979), Tiberius (1970), SHOCHAT (1980)7Sobre Mario, PASSERINI (1934), CARNEY (1970), GABBA (1972), OOTEGHEM (1964), EVANS (1994)8Sall., B. J., 25.

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contra Roma: los germanos. Derrotados en tres ocasiones (113, 109 y 105), la ultima de lascuales (en Arausio, la actual Orange) de forma catastrofica, los romanos ven como Italia quedadesguarnecida y abierta a una posible invasion de las tribus de los cimbrios y los teutones. Nadamas acabar con la guerra de Africa, Mario, elegido consul in absentia en el 104, recibe el mandode la guerra contra los germanos.

El mando extraordinario que recibe Mario va ligado a su eleccion ininterrumpidacomo consul en los anos 104-100, en dos ocasiones in absentia, un hecho totalmente inaudi-to, y que ni siquiera se habıa producido durante los momentos mas oscuros de la Guerra deAnıbal, un siglo atras. Mario, apoyado por los equites, se erige en baluarte populista (mas quepopularis) frente a la tradicion y el conservadurismo de la elite senatorial, representada porMetelo el Numıdico (que no le perdona a Mario, antiguo cliente de su familia, su traicion yque le arrebatara el mando africano) y Marco Emilio Escauro, princeps Senatus. Las reformasmilitares de Mario provocaron cambios en la sociedad, cambios que la elite nobiliaria no dejo depercibir.

Tradicionalmente las legiones romanas se nutrıan de los ciudadanos que formabanparte de las cinco clases censitarias. Hasta el estallido de las Guerras Punicas, los soldadosalistados en el ejercito luchaban en Italia durante campanas de poca duracion. Al extenderseel teatro de guerra a otros territorios (Sicilia, Africa, Hispania, Grecia), las campanas se alar-garon en el tiempo, mas aun al crearse las provinciae, que necesitaban del establecimiento detropas permanentes. La gran mayorıa de los soldados romanos eran agricultores, pequenos ymedianos propietarios, que vieron destruidas sus fincas durante la Guerra de Anıbal, y que nopudieron hacer frente a este peligro al estar enrolados en el ejercito y acantonados en territoriosextranjeros. Al acabar la Guerra de Anıbal, muchos de estos soldados agricultores perdieronsus fincas, proceso que se alargo durante la primera mitad del siglo II a.C., proceso paralelo alimperialismo romano en Oriente. Al mismo tiempo, la extension de los latifundia (en sentidoestricto, la acumulacion de diversas villae) de grandes propietarios por la Italia meridional,basados esencialmente en una explotacion esclavista, arruino estas pequenas y medianas pro-piedades, que fueron vendidas a estos grandes propietarios, marchando sus antiguos duenos aRoma, ciudad que inicio un proceso de superpoblacion.

Los crecientes desastres en Numidia y en el Norte de Italia disminuyeron el numerode ciudadanos susceptibles de ser alistados, que sin embargo siguieron siendo enrolados (enocasiones a la fuerza) por los comandantes militares de la nobilitas senatorial. Mario introdujoun cambio importante al reclutar a los capite censi, la poblacion romana que no estaba incluidaen las cinco tribus censitarias, que no podıan pagarse los pertrechos y las armas (como sı hacıanlos ciudadanos enrolados de entre las cinco tribus censitarias). Estos proletarii (que unicamentecontribuıan al Estado con el nacimiento de sus hijos, de ahı su nombre) fueron la base de laslegiones que Mario recluto, ante la oposicion senatorial, para la guerra en Africa. Su exitoen esta campana y en la posterior guerra contra los germanos, animo a muchos comandantesmilitares a reclutar a soldados de entre los capite censi. Estos soldados, que en la capital notenıan un futuro claro, pudieron iniciar una carrera militar, y ascender hasta conseguir el gradode centurion y entrar, poco a poco, en el orden ecuestre. No obstante, estos ejercitos de soldadosproletarios empezaron a cambiar su lealtad a Roma por una lealtad a su general, y a lo largodel siglo I a.C. aparecieron autenticos ejercitos personales al servicio de una serie de polıticos(Mario, Sila, Pompeyo, Cesar, Antonio), que los utilizaron para conseguir mayores cotas depoder. A cambio de su lealtad, el general se preocupara de recompensar con tierras a estossoldado profesionales, una vez acabado su servicio en el ejercito. Mario iniciara una moda delegislar proyectos de repartos de tierras, que muchos posteriores militares imitaran.

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Otra de las reformas de Mario, estrictamente militar, fue reestructurar la legion,eliminando a los antiguos manıpulos, poco operativos, y dando mayor importancia a la cohorte,formada por diez centurias. Mario perfecciono el pilum, creo el aguila como estandarte de lalegion, al cuidado de un signifer, y se preocupo mucho del adiestramiento de los soldados antesde entrar en accion9.

En Roma, Mario establece una amicitia polıtica con algunos elementos populares,en concreto Lucio Apuleyo Saturnino y Cayo Servilio Glaucia. El objetivo de esta alianza eraconseguir tierras para sus veteranos, para lo cual necesitaba echar mano de una lex agraria,promulgada por un tribuno de la plebe (en este caso Saturnino) en la asamblea popular (loscomitia tributa).

El peligro germano finalmente fue conjurado en dos batallas (Aquae Sextiae en el102, juntamente con el su colega consular Lutacio Catulo, y Vercelli en el 101). A su regreso aRoma, Mario fue elegido consul por sexta vez y quinta de forma consecutiva (100); el peligroque hizo posible esta inaudita correlacion de consulados habıa cesado y Mario hubo de preocu-parse de licenciar a sus veteranos y darles tierras. Pero choco con la oposicion del Senado y almismo tiempo se estrello de frente con la lucha entre populares y optimates. Aliado natural deestos ultimos, pero deseoso de ser bien recibido en las filas de los primeros, Mario se vio incapazde frenar los desmanes de Saturnino y Glaucia, que entran en la senda de un populismo cadavez mas radical. Saturnino, un autentico demagogo, provoco una situacion tan extrema que elSenado voto un decreto de excepcion (senatus consultum de republica defendenda, tambien co-nocido como senatus consultum ultimum) y encargo a Mario, como consul, reprimir la sedicion.Mario sofoco las tentativas revolucionarias de Saturnino y Glaucia (que muerieron lapidados enla curia del Senado), pero quedo desacreditado polıticamente, retirandose de la escena polıticadurante unos anos. La nobilitas senatorial recupera de nuevo el control perdido en la ultimadecada, pero el final sangriento del siglo II a.C. no puede anunciar mas que discordias para lasiguiente centuria, como ası fue, al no quedar resueltas las reivindicaciones, por ejemplo, de lossocii italicos (alcanzar la ciudadanıa romana) o de la plebe (repartos de grano subvencionado)10.

La decada de los anos 90 a.e.v. marca el inicio hacia el enfrentamiento civil y laaparicion de un poder unipersonal. Entre la muerte de Saturnino y el asesinato de Livio Druso,esta decada se nos aparece poco (y mal) documentada en las fuentes. Incluso podrıa conside-rarse como un perıodo de calma y relativa armonıa. Pero gracias a algunos trabajos11 se hapodido observar con una optica mas nıtida la trascendencia de estos anos, preludio de los acon-tecimientos de la siguiente decada. Mientras las provincias permanecen relativamente pacıficas,la escena domestica empieza a envenenarse, primero con una serie de procesos judiciales contraalgunos polıticos, y en segundo lugar con la cuestion de los aliados o socii italicos, empantanadadesde Cayo Graco y que vuelve a resurgir con una fuerza inusitada.

Los aliados italicos aspiraban a formar parte de la ciudadanıa romana y a participarde los privilegios que ello conllevaba tanto en Roma como en las provincias. A mediados dela decada de los 90’s una masiva inscripcion de italicos en el censo de los ciudadanos romanosprovoco la creacion de una comision de investigacion especial, mediante la lex Licinia Muciade los consules del ano 95 a.e.v. Esta comision descubrio que muchos italicos se habıan ins-crito ilegalmente en las listas del censo, y establecio unos castigos inusitadamente represivos,

9Vease al respecto, GABBA, Emilio (1973), Essercito e societa nella tarda Repubblica romana, Milan; ID.(1976), Republican Rome. The Army and the Allied, Oxford.

10Una vision muy completa de estos anos en Roma la ofrece ARBIZU (2000), 100-125, que analiza muy bienla polıtica de la faccion popularis.

11Para una reconstruccion de estos anos, vease al respecto,BADIAN (1957), passim; GRUEN (1968); ID.(1966); ARBIZU (2000), 126-139.

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concitando la oposicion y el encono de los pueblos italicos, que empezaron a plantearse unaemancipacion de Roma por la fuerza, si sus aspiraciones de conseguir la ciudadanıa romana noeran alcanzadas.

Al mismo tiempo, en Roma, la pugna entre senadores y equites por el control de lostribunales de justicia y la recaudacion tributaria en Asia llego a cotas no sospechadas pocosanos atras. El consular Publio Rutilio Rufo, un hombre de intachable honestidad, fue acusadode extorsion y condenado en un tribunal formado por equites; los autenticos motivos estabandetras de la reforma de la tributacion en Asia, llevada a cabo por Rutilio como legado delconsul y gobernador de la provincia Mucio Escevola, y que atacaba los intereses de los publicaniecuestres. Rutilio se exilio a Esmirna, justamente entre los mismos provinciales que se decıaque habıa extorsionado. Este caso de injusticia escandalizo la opinion publica y una serie deprocesos contra otros polıticos (Escauro, por ejemplo) enrarecio el ambiente. Si bien la condenade Rutilio ha de ser enmarcada en las pugnas entre el Senado y los equites, es probable queincluso este proceso polıtico tuviera conexiones con los enfrentamientos entre diversas factionessenatoriales: Rutilio, afın a la factio de los Metelli, pudo ser el chivo expiatorio de las irasde Mario y su faccion (como es probable tambien que Mario, aliado con los equites, prefirieraque Rutilio, y no su consuegro Mucio Escevola, perteneciente a la elite senatorial, pagara losplatos rotos... en fin, una trama compleja de intereses, traiciones y alianzas polıticas). Rutiliofue condenado y exiliado, la escena publica se enrarecio y a finales del 92 a.C. no parecıa quela situacion polıtica se estabilizara.

Un ultimo intento conciliador lo llevo a cabo el tribuno de la plebe Marco LivioDruso12, hijo de un tribuno que se opuso tenazmente a Cayo Graco treinta anos atras. LivioDruso, perteneciente a una familia conservadora, era consciente de la necesidad de una reformade la constitucion romana y de establecer un consenso entre senadores y equites, y por ello sepresento y fue elegido tribuno de la plebe para el ano 91 a.C.13

El programa de Marco Livio Druso, que podrıamos definir como un reformismoconservador, buscaba un consenso entre el orden senatorial y el orden ecuestre (aunque masfavorable al primero). Livio Druso, durante su tribunado, promulgo una ley de distribucion detrigo, que se asemejaba a la lex Sempronia frumentaria de Cayo Graco; elaboro un proyecto defundacion de colonias de ciudadanos; propuso que los tribunales de justicias fuesen repartidosequitativamente entre senadores y caballeros, para lo cual tambien propuso el nombramientode 300 equites para aumentar el numero de senadores a 600; promulgo una ley que devaluabalevemente la moneda, lo cual no gusto a ciertos sectores financieros del orden ecuestre; y final-mente, ante la irresoluble cuestion de los aliados italicos, elaboro una propuesta de ley que lesconcedıa la plena ciudadanıa romana. Este proyecto de ley le hizo perder muchos apoyos enel Senado, e incluso algunos miembros de su faccion empezaron a distanciarse de el. Uno delos consules del 91, Lucio Marcio Filipo, aglutino en torno a sı a los sectores mas reaccionariosdel Senado, que eran mayorıa, y consiguio las leyes promulgadas por Livio Druso en el Senadofueran abrogadas. Decepcionado y cada vez mas aislado, Livio Druso intento llevar su propuesta

12GABBA (1964), HANDS (1972), LABASTIE (1972), WEINRIB (1970), WULFF ALONSO (1991).13ARBIZU (2000), 135, es de la opinion que detras de Livio Druso estaban los miembros mas aperturistas de

la elite nobiliaria romana, en especial la familia de los Metelli, que incluıa a Marco Emilio Escauro, princepsSenatus, a los consulares Lucio Licinio Craso, Quinto Mucio Escevola y Marco Antonio. Frente a el, se le oponıanlos miembros mas reaccionarios de la nobleza senatorial, encabezados por Quinto Servilio Cepion, y que tenıancontactos con algunos sectores ecuestres. Hay que tener en cuenta que Livio Druso era sobrino de Rutilio Rufo,condenado por un tribunal ecuestre por extorsion, y ello pudo inducir en su polıtica. Tal vez Mario, alejado dela polıtica en anos precedentes pero de nuevo en escena en la epoca del tribunado de Livio Druso y durante laGuerra Italica, estuviera cerca de los postulados reformistas conservadores de este tribuno, pero podıan pesarmas sus contactos con el orden ecuestre.

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de ley de concesion de la ciudadanıa a los aliados italicos a la asamblea popular, pero unos dıasantes de la votacion fue asesinado.

La muerte de Livio Druso significo el fin de las esperanzas de llegar a una solucionpacıfica, y los pueblos italicos, formando una confederacion de 12 pueblos diferentes, se reunieronen Corfinium para proclamar la emancipacion de Roma, el nacimiento de una nueva nacion,Italia, y declararon por ello la guerra a Roma. Se nombraron dos consules y ocho pretores, alestilo romano, y se acunaron monedas propias con la efigie del toro italico corneando el aguilaromana. La insurreccion de la ciudad de Ausculum Picentum (donde la poblacion masacro a unpretor y a todos los habitantes romanos) fue la chispa que hizo estallar el conflicto; un conflictoque Diodoro Sıculo considera mas grande que ninguna otra guerra en el pasado14.

Esta guerra, Bellum Sociale, Bellum Italicum sive Bellum Marsicum15, como quierallamarse, de hecho una guerra civil, sumio a Roma en la incertidumbre durante dos anos (90-89), con desastres iniciales por parte de los romanos, hasta que finalmente, Roma se hizo conel triunfo final. Una victoria pırrica, no obstante, pues Italia quedo devastada. Mario volvio alescenario belico, mientras que surgıa un nuevo heroe militar: Lucio Cornelio Sila. En el ınterin, seprodujeron una serie de procesos judiciales, dirigidos por el tribuno de la plebe Quinto Vario.Mediante la creacion de una comision judicial, formada exclusivamente por jueces y juradosecuestres, Vario se propuso procesar y condenar a todos aquellos sospechosos de simpatizar conla causa de los italicos. Esta lex Varia de maiestate, asimismo, estaba destinada a perseguir alos partidarios del difunto Livio Druso. De este modo, miembros relevantes de la elite senatorialfueron procesados (Escauro, el joven Lucio Aurelio Cota); posteriormente, el propio Vario serıaprocesado en otra comision y condenado, suicidandose finalmente.

Por otra parte, surgio entre los senadores la cuestion de las deudas. Muchos senado-res, para sufragar su estilo de vida y puesto que no podıan participar en operaciones financierasde tipo comercial, se endeudaron pidiendo dinero prestado a usureros ecuestres, que les cobra-ban unos intereses abusivos. Un pretor, Aulo Sempronio Aselion, intento solucionar el problemacon unas medidas contra los abusos de la usura, pero fue asesinado a manos de una enfurecidaturba de sicarios pagados por sectores ecuestre16. A esta situacion, se anadio una devaluacionde la moneda, que reducıa a la mitad el peso del aes, sin paliar no obstante la situacion de crisisinterna.

En la guerra contra los italicos, rapidamente se vio que una solucion polıtica alrespecto deberıa ser encauzada juntamente con las operaciones militares. Lucio Julio Cesar,consul en el ano 90, convino, mediante una lex Iulia de civitate, en ofrecer la ciudadanıa romanaa todos aquellos italicos que aun no se hubieran levantado en armas. El ano siguiente, una lexPlautia Papiria acordo al concesion de la ciudadanıa a todos aquellos italicos, con domiciliopermanente en Italia, que la solicitaran ante el pretor urbano en un plazo de 60 dıas. Finalmente,el consul Pompeyo Estrabon (padre del futuro Pompeyo Magno), mediante la lex Pompeia decivitate del ano 89, otorgaba el ius Latii a las comunidades de la Galia Cisalpina. Estas leyes,junto a los exitos progresivos de las armas romanas, abrieron las puertas a un final del conflicto;los pueblos italicos poco a poco convinieron en deponer las armas y aceptar los terminos deestas leyes, a excepcion de los samnitas, que siguieron luchando en el Sur de Italia contra Romahasta el 82 a.C. Fue por entonces, cuando a finales del 89 a.C., Lucio Cornelio Sila, legado enel frente samnita de la guerra, fue elegido consul; mientras, en Asia Menor, el rey MitrıdatesVI del Ponto, aprovechando el momento de guerra en Italia, masacra a los romanos e italicos

14Diod., Hist. Rom., XXXVII, 2.1.15Vid. BRUNT (1965), GABBA (1954), ID. (1994), WULFF ALONSO (1991), Id. (2002).16App., B. C., 54.

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de la provincia de Asia y se prepara para invadir Grecia.

4.2. El auge de Lucio Cornelio Sila

La figura de Lucio Cornelio Sila no empieza a destacar hasta su consulado del 88a.e.v., y no pocos autores modernos han desdenado, por decirlo de alguna manera, la carrerapolıtica de este personaje polıtico en los anos 90’s. Sabemos que Sila fue cuestor con Mario enNumidia (107-105) y legado, primero de Mario y despues de Lutacio Catulo, en la guerra contralos germanos (104-101). Pero despues del intento de revuelta de Saturnino, su figura se desdibujahasta el estallido del Bellum Sociale y el trascendental ano 88. ¿Que sabemos de Sila en esteintermezzo? ¿Realmente conviene presentarlo como el extremely ambitious aristocrat anxious torise as fast as posible to the top of Roman society? 17. ¿O tal vez cabrıa ver su carrera polıticacomo la peripateia of the self-made-man? 18 ¿O, en ultimo lugar, era Sila the ambitious juniorpolitician striving to revive the former glories of his family in his own person? 19

En cualquier caso la carrera de Sila hacia el poder no alcanza una cierta relevanciahasta el Bellum Sociale. Tal importancia tuvo el conflicto italico que, en opinion de Cagniart,cuando Sila consigue sus laureles en el campo de batalla italico, changed dramatically Sulla’sprivate and public standing20, marcando un antes y un despues.

Sila era un Cornelio patricio, en cierto sentido marginado del resto de la nobilitas21,pero un hombre con el que se habıa de contar. Habiendo empezado tarde en la escena polıtica,Sila no aprendio desde pequeno cual era el camino de un Cornelio patricio en la carrera publica,es un hombre que ha tenido que hacerse, en un sentido amplio, a sı mismo, salvando las dis-tancias con los homines novi de la Republica Tardıa. Pretor a los 45 anos, aproximadamente,y consul a los 50, cuando ya para muchos se ha llegado a lo mas alto (un consulado a los 43,un buen gobierno provincial, una censura, tal vez un segundo consulado pasados unos anos oalguna comision en el extranjero es lo maximo que puede esperar a un consularis), Sila llego alpoder de una manera espectacular. Ayudaron los exitos militares22, pero tambien las alianzaspolıticas y matrimoniales que todo nobilis romano debe establecer con el resto de miembros dela creme de la creme aristocratica.

Como Cornelio, Sila entro en contacto con las principales familias nobiliarias roma-nas del momento, en especial con el poderoso clan de los Metelli, liderado por Marco EmilioEscauro. Sabemos que la tercera esposa de Sila fue una Caecilia Metella, la hija del pontıfi-ce maximo Lucio Cecilio Metelo Dalmatico y viuda del citado Escauro, princeps Senatus23,y asimismo sobrina de Quinto Cecilio Metelo Numıdico (rival de Mario). El primo de CeciliaMetela fue el hijo de Numıdico, Quinto Cecilio Metelo Pıo, futuro colega consular de Sila enel 80, y fiel partidario suyo. El matrimonio pudo celebrarse durante el consulado de Sila del88, pues sabemos que Escauro fallecio durante el Bellum Italicum24. Los contactos de Sila conlos Metelli no se circunscribieron unicamente a su matrimonio. Sila fue partidario del tribunode la plebe Marco Livio Druso, que emprendio una serie de reformas desde un punto de vista

17CAGNIART (1991), 285.18BADIAN (1970), 38.19KEAVENEY (1982), 35.20CAGNIART (1991), 302.21Sall., B.J., 95. Para una nota sobre sus ancestros, KATZ (1982), 148–149.22La base de su carrera polıtica, en palabras de Plutarco, fue la carrera militar; Plut., Sull., 5, 1.23Plut., Sull., 6, 18; Liv.,Perioch., 77;24Liv., 77.

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pro-senatorial, y es posible que formara parte de su faccion, protegida por el clan de los Metelliy favorecida por estos. Junto a Escauro y hombres como Lucio Craso Orator, Quinto MucioEscevola y Marco Antonio Orator, miembros de esta faccion, Sila pudo situarse en la orbitasenatorial de la polıtica romana. ¿En que momento? ¿Bajo que circunstancias?

Sabemos que los inicios de Sila en la arena polıtica y militar fueron junto a CayoMario, durante la guerra de Yugurta25, en la que se gano los laureles por su buen hacer conla caballerıa y, en especial, por haber capturado a Yugurta26. Posteriormente, en el conflictogermano, Sila fue destinado a servir con el consul Quinto Lutacio Catulo, hombre optimate yenemigo polıtico de Mario (¿necesariamente?)27. Mas tarde, tras la revuelta de Saturnino sepudieron afianzar los contactos de Sila con Escauro y Metelo Numıdico, y es posible que losprimeros fracasos de Sila para alcanzar la pretura se debieran a una reaccion de Mario y lospopulares. En estos momentos es cuando las carreras de Mario y Sila, unidas por dos guerras,se separan, no sin ciertos resquemores entre ambos, que acabarıan por convertirse en francaenemistad personal28. Convendrıa decir que en Numıdia ambos parecieron llevarse bien29, y quetal vez en la guerra contra los germanos fue cuando empezaron a distanciarse, hasta el puntode que Sila acabarıa uniendose al ejercito de Catulo.

En muchos aspectos la carrera polıtica y militar de Sila es parecida a la de Mario.Ambos, en cierto sentido, fueron unos outsiders del establishment polıtico imperante, aunquedesde un punto de vista totalmente divergente el uno del otro. Mario inicio sus pasos bajo elpatrocinio de los Metelli para luego romper con ellos violentamente; se llego incluso al caso deque Mario, un antiguo cliente de los Metelli le arrebato a un miembro de esta poderosa familiaun mando militar (la guerra de Yugurta). A pesar de este desafıo a la clase polıtica dirigente,Mario supo salir adelante en su carrera militar y polıtica: no solo salio airoso del conflicto enNumidia, sino que ademas vencio clamorosamente la amenaza de los germanos sobre Roma; yen clave polıtica, fue el unico romano de la Republica que ostento el consulado seis veces en ochoanos (107, 104-100). Sila, como hemos visto, afianzo sus lazos con los Metelli como base parallegar al poder polıtico, aunando su pericia militar a esta alianza, que mantuvo durante sus anosde Dictadura casi absoluta. Aun siendo un novato en polıtica, Sila llego a la cumbre. Mario,en cambio, no supo capitalizar el apoyo de diversos sectores populares ni la alianza eventualcon destacadas personalidades polıticas (Saturnino y Glaucia, Antonio Orator, Sulpicio Rufo)y fracaso en su pretension de introducirse en la creme de la creme nobiliaria romana. Fue unoutsider en los anos 110’s y siguio siendo un outsider en la decada de los 90’s. Sus ultimosanos son un intento desesperado por volver a la primera lınea polıtica. Sila, por contra, casiparafraseando a Cesar, llego, vio y vencio.

¿Como pudo sobrevivir un advenedizo polıtico como Sila, a pesar de su orıgen ycondicion de patricio, en la polıtica de facciones de los anos 90? ¿Que motivaciones podıa teneren esos momentos? Es difıcil, ni siquiera posible (vano esfuerzo...), imaginar que podıa pasar porla mente de un hombre como Sila en esa epoca. Pero, tomando los testimonios contemporaneosy las fuentes posteriores, ¿es posible realizar un retrato psicologico de este personaje? ¿Podemosmınimamente elucubrar que hay detras de su comportamiento, que subyace en sus acciones?En ocasiones no es tanto lo que vemos de un protagonista de la Historia, sono lo que queremos

25Plut., Sull., 3.1, 3.5–7; Sall., B.J., 95; App., Num., fr. 4–5; Liv., 6626Sall., B.J., 96–113.27Plut., Sull., 3.1, 4.3; Mar., 36. Sobre una posible alianza entre Mario y Catulo, consules del ano 102, vid.

BADIAN (1957), passim.28Vid. CAGNIART (1989), 139–147., para un comentario de las relaciones entre Mario y Sila durante la

guerra contra los germanos. El autor apunta a la exageracion por parte de de Sila de su triunfo diplomatica enla captura de Yugurta, basandose en Plut., Sull., 3.6–9.

29Vease, mas detenidamente, KEAVENEY (1982), 30-33 y BADIAN (1970), 39-43.

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ver en el, lo que nos transmite, aquello que pensamos de el a traves de un analisis de sus actos.

Al acabar la guerra germana, Sila tenıa ya casi cuarenta anos y sobre sus espaldassolo habıa cargado una cuestura. Legalmente, podıa presentarse a las elecciones para pretor, yası lo hizo en el 99, para la pretura del 98. Ha habido, sin embargo, cierta controversia entrelos autores modernos acerca de si Sila pudo o no pudo haber accedido primero a la edilidad.Ciertamente, este no era un peldano obligatorio en la carrera polıtica de un individuo, y porlo que parece Sila podrıa haberlo obviado30. ¿Por que? La edilidad constituıa una magnıficaoportunidad para darse a conocer entre el electorado, mediante el reparto de trigo barato y lacelebracion de grandes juegos publicos. Pero Sila aspiraba al poder supremo, al consulado, almando de un ejercito o al gobierno de una provincia, y no al favor del pueblo, y es por ello quehabrıa declinado la edilidad, a pesar de su caracter propagandıstico31.

De cualquier manera, Sila se presento a las elecciones para la pretura del 98 a.e.v.,apelando a los logros de su carrera militar en Numidia32. Este primer intento, sin embargo, sesaldo con un fracaso33. Sila volvio a intentarlo al ano siguiente34, con mas exito, y esta vez fueelegido para la pretura del 9735. Al acabar su ano en el cargo, consiguio el gobierno de la nuevaprovincia de Cilicia. Aquı restablecio al rey Ariobarzanes en el trono de Capadocia, por hizoretroceder a Mitrıdates del Ponto y a Tigranes de Armenia (futuros y enconados enemigos deRoma) de este reino, y firmo un tratado diplomatico con el reino de los partos, siendo el primerromano que establecıa relaciones con esta nacion36.

A su regreso de Cilicia, hacia los anos 95-94, la carrera de Sila se estanca y oscureceal ser acusado de recibir ilegalmente dinero de un rey oriental (¿tal vez Mitrıdates del Ponto,futuro enemigo?). Aunque su acusador, C. Marcio Censorino, retiro la demanda, el nombre yla reputacion de Sila quedaron manchados37. Cagniart cree que este episodio debe ser contex-tualizado en el marco de una lucha faccional: Censorino, un agente de Mario y de sus amigosecuestres, estarıa tratando de desacreditar a Sila, miembro de la faccion senatorial, centradaalrededor de la familia de los Metelli38. De cualquier manera, Sila quedo en cierto modo to-cado polıticamente y su aspiracion de acceder rapidamente al consulado, al que tenıa derecholegalmente por edad, fue postergada39.

Hasta el ano 90 no volvemos a tener noticias de Sila. Esta vez lo encontramos

30Plut., Sull., 5.2–3.31CAGNIART (1991), 290.32KEAVENEY (1982), 35.33Plut., Sull., 5.1–2; Val. Max, 7, 5, 5.34Plutarco cita la acusacion de repetundis que Sila sufrio en estos momentos por parte de Cesar Estrabon;

Sull., 4.5.35Existe un debate al respecto sobre si realmente fue la pretura en el 97. Theodor Reinach, basandose en

Veleyo Paterculo (II, 15, 3), situa esta pretura en el ano 94 a.C., con lo que su posterior gobierno provincial fueen los anos 93-92. Sherwin–White, por su parte, situa a Sila como pretor en el ano 95. La fecha del 97, en laque coinciden Badian, Cagniart y Keaveney, es tal vez la mas ajustada. Vease al respecto, GOMEZ PANTOJA(1991), 83-85. Por su parte, G.V. Sumner hace la siguiente hipotesis sobre la carrera de Sila en estos anos: enel 99, candidato a pretor, derrotado; serıa elegido edil curul; 98, edil; 96, elegido pretor; 95, praetor urbanus;94, proconsul en Cilicia; SUMNER (1978), 396. Sherwin–White propone la fecha del 94 para el proconsulado deSila en Cilicia, tras una pretura en el 95; SHERWIN–WHITE (1977), 182. Mas recientemente, Corey Brennanapunta a Sila como pretor en el 96, sin una edilidad previa, siguiendo los preceptos de la lex Villia annalis;COREY (1992), 135.

36Plut., Sull., 5.7–8; App., Mithr., 10, 31; Liv, 70; KEAVENEY (1982), 38-39.37Plut., Sull., 5.12.38CAGNIART (1991), 291.39Para una interpretacion de este episodio, vid. BADIAN (1957), passim; COREY (1992), 154–155

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sirviendo como legado del consul Lucio Julio Cesar en el frente sur del Bellum Sociale40. Susexitos en este escenario de guerra, contra los samnitas, primero bajo el mando de Lucio Cesary luego como legado del consul Lucio Porcio Caton (89 a.e.v), y despues, a la muerte de esteultimo, como comandante en jefe de las tropas de este frente, convirtieron a Sila en el heroemilitar del momento, superando los logros de Mario en el frente norte41. Gracias a estos exitosmilitares, Sila fue elegido consul para el ano 88 a.e.v.42, a la edad de cincuenta anos. Una edadrealmente avanzada para ser consul, una edad en que la mayorıa de hombres que han ejercidoesta magistratura han alcanzado el cenit de su carrera y tan solo les queda su autoridad comoconsulares y la posibilidad de ser elegidos censores, un cargo honorıfico y de escasa entidadpolıtica. Al mismo tiempo, Sila, por medio de su matrimonio con Cecilia Metela, entroncabacon el poderoso cırculo de los Metelli, bastion de los optimates, que no dudarıan en apoyarle alo largo de su consulado, si no antes43.

¿Es posible imaginar el auge de Sila sin el Bellum Italicum? En esta guerra Silano solo regreso a la escena principal, sino que en ella forjo la base de su poder. Sin sus exitosen el frente italico, es posible que Sila no hubiera alcanzado el consulado del 88, y lo queello conlleva. Las alianzas polıticas y matrimoniales que establecio en estos anos jalonaron susenda hacia el poder... un poder que, visto desde fuera y con una cierta y lejana perspectiva,se podrıa arguir que estaba predestinado a ser asumido por Sila. No es ası: exitos militares,alianzas polıticas preesxistentes pero ahora fortalecidas y aseguradas mediante un matrimonioventajoso... ahı reside la base del poder de Sila. En este sentido, Lucio Cornelio Sila actuacomo tantos polıticos romanos anteriores y posteriores a el. Nihil novum sub sole. El padre dePompeyo, Gneo Pompeyo Estrabon, forjo su poder en el Piceno no solo por su patrimonio ysus clientelas, sino tambien por sus exitos en esta guerra: su hijo heredo unos recursos que leallanaron el camino en muchos aspectos. La Guerra Italica marca un antes y un despues en lahistoria del ultimo siglo republicano. Gracias a los estudios de Emilio Gabba, entre otros, elestudio de este conflicto y de sus consecuencias nos permite entender muchos elementos de ladictadura silana. De la misma manera que sin los Gracos no se entienden las leyes de MarcoLivio Druso, sin el Bellum Italicum no se comprende a Sila.

Sin embargo, creo que las victorias militares de Sila no fueron las unicas causas quele acercaron al consulado. Sila, miembro de la prestigiosa familia de los Cornelii, emparentadolejanamente con los Escipiones, entro pronto en contacto con la faccion optimate. Su traspasodel ejercito de Mario al de Lutacio Catulo en la guerra germana es un ejemplo; sus contactoscon Marco Emilio Escauro y Metelo el Numıdico a principios de la decada de los 90’s no lepermitieron tal vez acceder a la pretura del 98, ante una revancha de la faccion popularis(aunque Mario estaba alejado de Roma por entonces), pero sı le consiguieron esa pretura al anosiguiente. La acusacion de soborno pudo detener momentaneamente su carrera, pero de nuevoaparece en escena como legado de Lucio Cesar, tal vez no un optimate convencido, pero desdeluego no un popularis (era hermanastro por adopcion de Lutacio Catulo). Las hazanas de Silaen el frente samnita en el Bellum Sociale, en especial su victoria a las puertas de Pompeya, ledieron a conocer al electorado, al haber ganado una corona de hierba. Pero creo que son suscontactos, ya lejanos en el tiempo, con los Metelli lo que le aupan al consulado. El matrimonio

40App, B. C., I, 40; Plut., Sull., 6.3–4; KEAVENEY (1982), 48-50; BADIAN (1970), 45.41App., B.C., 50–51.42Ibidem, 51.43Cagniart es de la opinion de que fueron sus victorias en el frente italico las que le consiguieron a Sila el

consulado, y no una alianza previa con los Metelli. La amicitia fue a consecuencia de su matrimonio con CeciliaMetela, un matrimonio que se celebro cuando ya era consul y se habıa divorciado de sus tercera esposa, Cloelia oElia (alegando esterilidad por parte de ella); vid. CAGNIART (1991), 301-302. KEAVENEY (1982), 56, afirmaque este matrimonio itself caused stirrings and excitement in the city

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CAPITULO 4. LA REPUBLICA ROMANA EN TIEMPOS DE LUCIO CORNELIO SILA

con Cecilia Metela es un reconocimiento publico de la existencia de una amicitia con estapoderosa familia de la nobilitas romana.

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Capıtulo 5

El primer programa legislativo de Sila(88 a.e.v.)

5.1. El ano 88 a.e.v.: la marcha sobre Roma

Al empezar el ano 88, Roma se enfrentaba a serios problemas en el interior y enel exterior. En lo domestico, las operaciones militares del Bellum Italicum aun continuabanen el sur de Italia contra samnitas y lucanos, que se negaban a negociar con los romanos,mientras que el resto de pueblos italicos insurgentes se habıan sometido y habıan alcanzado laciudadanıa romana. La principal preocupacion ahora era como integrar a los nuevos ciudadanosde origen italico en la masa de los romanos. Para empezar, se decidio inscribirlos en ocho nuevastribus, diferentes de las 35 tribus de ciudadanos antiguos. De este modo, desde el punto de vistapolıtico, se pretendıa desvirtuar su influencia en cuestiones electorales, ası como en la votacionde futuras leyes. De esta manera, la solucion pacıfica surgida a traves de la lex Iulia de civitate(ano 90), y continuada con la lex Plautia Papiria (89) nacıa torcida desde un principio1. Y aeste problema interno se le anadıa la cuestion de las deudas, no resuelta tras el asesinato delpretor Sempronio Aselion.

En el exterior, el creciente (y amenazante) poder del rey Mitrıdates del Ponto cho-caba, esta vez, con la intransigencia provocadora de una comision despachada por Roma aAnatolia; una comision encabezada por el consular Manio Aquilio, con instrucciones de restau-rar en su trono (otra vez) a Ariobarzanes de Capadocia, y tambien al anciano rey NicomedesIII de Bitinia, ambos expulsados por el rey del Ponto2. Este rey habıa aprovechado que Romaestaba inmersa de lleno en el Bellum Italicum para invadir ambos reinos, expulsar a ambosreyes (aliados de Roma) y colocar en su lugar a dos reyes–tıtere. La comision enviada por Ro-ma provoco al rey Mitrıdates, cuyo reino fue invadido desde Bitinia (los comisionados habıanrestaurado en su trono al anciano Nicomedes III para exigirle inmediatamente que invadiera elPonto), probablemente por motivos economicos (asegurarse un botın de las arcas de Mitrıda-tes). El monarca pontino reacciono con contundencia: invadio los reinos de Bitinia y Capadocia,entro en las provincias de Cilicia y Asia y masacro a los romanos e italicos allı residentes: entotal, entre libres y esclavos, mas de 150.000 vıctimas, se dice, fueron asesinados en un dıa;posteriormente, una vez aniquilados los romanos de Anatolia, Mitrıdates ordeno la invasion de

1App., B. C., i, 49, 53.2App., Mithr., 11.

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CAPITULO 5. EL PRIMER PROGRAMA LEGISLATIVO DE SILA (88 A.E.V.)

la Grecia continental3.

Al llegar las noticias a Roma, el Senado encomendo a uno de los consules del ano88: por sorteo, Sila obtuvo el mando de un ejercito contra Mitrıdates4, que habıa conseguido ladefeccion de Atenas. Pero antes habıa que solucionar las rencillas internas.

Junto con Sila era consul Quinto Pompeyo Rufo5. Ambos hombres habıan entabladouna amicitia polıtica, que rubricaron con una alianza matrimonial: la hija de Sila, Cornelia, secaso con el hijo de Pompeyo Rufo. Aliado de Pompeyo Rufo era el tribuno de la plebe PublioSulpicio Rufo6, antiguo partidario del malogrado Livio Druso y miembro de su cırculo deamici, del cual tambien formaron parte inicialmente ambos consules. De ideologıa conservadoray afın a la elite senatorial, Sulpicio habıa destacado en los inicios del 88 a.C. por dos cuestiones:su oposicion al retorno de los exiliados de la Comision Variana del ano 90. y su veto al intentodel abogado Cayo Julio Cesar Estrabon de acceder al consulado sin haber sido pretor anterior-mente7. Ambas medidas, de cariz optimate, fueron realizadas de acuerdo con los deseos de Silay Pompeyo Rufo, que no deseaban un triunfo electoral de Cesar Estrabon (como ası sucedio),sobre todo en el momento en que se vislumbraban problemas en Oriente y se preveıa el envıode un ejercito bajo el mando de uno de los dos consules (Sila, lo mas probable)8.

Sin embargo, la situacion polıtica, hasta entonces de una relativa calma, dio ungiro espectacular: Sulpicio, hasta entonces leal al Senado, se opuso repentinamente a que Silaobtuviera el mando mitridatico (como ası podemos llamarlo). Ademas, exigio que los ciudadanosde origen italico fueran distribuidos entre las 35 tribus antiguas9. ¿A que se debio esta volte–face de Sulpicio? Se cree que Sulpicio fue sobornado por Mario y sus aliados del orden ecuestre,deseoso el primero de obtener un nuevo mando militar con el que reverdecer sus laureles (contabacasi 70 anos y habıa sufrido varios infartos, pero se negaba a desaparecer de la escena publicay dejar el triunfo a Sila)10, y ansiosos los segundos de obtener satisfacciones respecto a lasdeudas11. Keaveney, por su parte, afirma que Sulpicio, ansioso por regularizar la situacion delos nuevos ciudadanos, habrıa apelado a los consules Sila y Pompeyo Rufo, hasta entoncessus aliados, esperando ser recompensado por el veto a las pretensiones de Cesar Estrabon,pero que ambos le negaron ese apoyo; por ello Sulpicio se habrıa dirigido a Mario, el viejogeneral simpatizante de la causa italica (no en balde sus antepasados no muy lejanos eranitalicos), y polıticamente (por sus contactos con la clase ecuestre) muy influyente12. Valgiglio,en cambio, habla de una verdadera amicitia de Mario y Sulpicio desde el principio, con elonjetivo primordial de conseguir para el primero el mando mitridatico, de cuyos frutos enforma de botın de guerra tambien se beneficiarıa Sulpicio13.

3Ibidem, 18–23.4App., B.C.,I, 555Vel., II, 17, 3; Diod., 37, 25.6Sobre este personaje, vid. KEAVENEY (1983a), LEWIS (1998), LINTOTT (1971), MITCHELL (1975),

POWELL (1990).7MITCHELL (1975), 198–200.8Para entender las pugnas polıticas por el mando mitridatico en estos momentos, vease KEAVENEY (1979),

passim. AMELA (2003), 32, nota 13, no considera pausible, como aventuran otros historiadores, que PompeyoEstrabon aspirara a este mando.

9App., B. C., I, 55–56; Diod., 37, 29; Plut, Mar., 34–35; Sull, 8, 2; Liv., Per., 77.10LUCE (1970), 164–168, apunta al viaje de Mario a Oriente en el ano 98, citado ya por Plut., Mar., 30,

como la prima facie del anhelo de Mario del mando mitridatico en el 88.11BLOCH/CARCOPINO (1952), 405; MITCHELL (1975), 202–204; KEAVENEY (1983a), 53–54; BADIAN

(1958), 486–487; LINTOTT (1971), 442 y ss.12KEAVENEY (1982), 58.13VALGIGLIO (1969), 7.

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En cualquier caso, Sulpicio cambio sus objetivos polıticos subitamente y promulgo unaserie de leyes que alteraban la situacion de estabilidad que los consules pretendıan:

1. Una ley que repartıa a los nuevos ciudadanos y a los libertos (medida mas radical si cabe)entre las 35 tribus existentes.

2. Una ley que permitıa el retorno de los exiliados, especialmente los condenados por lacomision variana (aquı Sulpicio revertıa el veto por el ejercido a principios de ano).

3. Una ley por la cual todos aquellos senadores que tuviesen una deuda superior a 2.000sestercios eran expulsados del orden senatorial y de la Curia (lo cual suponıa, en casode aplicarse, la practica abolicion de esta camara, pues eran pocos los senadores que nodebıan como mınimo esa suma).

4. Finalmente, una ley que transferıa el mando de la guerra contra el rey Mitrıdates delPonto de Sila a Mario14.

Estas leges Sulpiciae suponıan un desafıo al poder de la elite senatorial que ambosconsules representaban y defendıan. La cuarta ley, sobre todo, era una afrenta hacia Sila, almismo tiempo que era totalmente inconstitucional para el Senado, pues solo esta camara seencargaba de designar los mandos militares y las provincias15.

Sulpicio apelo a la violencia para hacer valer sus leyes, mientras que Sila y Pom-peyo, con la constitucion en la mano, contraatacaron decretando un iustitium, por el cual seprohibıa toda reunion de las asambleas populares por motivos religiosos, lo cual permitıa aambos consules declarar invalidadas las leyes que Sulpicio promulgara durante ese perıodo16.Sulpicio se nego a reconocer la validez del iustitium y siguio con sus contiones en el Foro17. Seprodujeron altercados violentos entre matones a sueldo pagados por Sulpicio (y Mario) y ungrupo de jovenes nobiles de la faccion senatorial. En uno de estos enfrentamientos murio el hijode Pompeyo Rufo y yerno de Sila. Pompeyo huyo y al parecer el propio Sila tuvo que refugiarseen casa de Mario18. Finalmente, ante el ambiente de violencia generalizada en las calles deRoma, Sila depuso el iustitium y abandono la ciudad y se reunio con sus tropas, acuarteladas

14App, B. C., I, 55; Plut, Sull., 8.2; Liv, Per., 77; VALGIGLIO (1969), 8; KEAVENEY (1982), 59; BLOCH–CARCOPINO (1952), 406-407; SEAGER (1994), 167-168.

15Una vez mas Mario le arrebata el mando a un consul: en el 107 a.C. le habıa arrancado a Metelo elNumıdico el mando de la guerra contra Yugurta. Desde entonces, y en posteriores ocasiones, la asambleapopular usurpara prerrogativas del Senado en polıtica exterior: por ejemplo, en el 67 a.C., la lex Gabinia, antela amenaza de los piratas en todo el Mediterraneo, concedıa a Pompeyo un imperium extra ordinem, sobretodo el Mediterraneo y hasta 50 millas tierra adentro, con cientos de naves y unos recursos a su disposicionhasta entonces nunca visto; al ano siguiente, la lex Manilia arrebataba a Luculo el mando de la guerra contraMitrıdates y Tigranes y se lo encomendaba a Pompeyo; en el 59 a.C. la lex Vatinia concedıa a Cesar el gobiernode las provincias de Ilıria y la Galia Cisalpina, a las que posteriormente se unirıa la Galia Transalpina, conun ejercito inicial de cuatro legiones, permitiendose a Cesar reclutar cuantas legiones quisiera o necesitara;en el 55 a.C., la lex Trebonia concedıa a Pompeyo y Craso el gobierno provincial de las Hispanias y Siria,respectivamente, por un perıodo de cinco anos, al mismo tiempo que prorrogaba otros tantos mas el gobiernode Cesar en las Galias. Se trata de toda una serie de leyes promulgadas por tribunos de la plebe en la asambleapopular y que contradecıan disposiciones del Senado.

16App, B. C., I.55. Algo parecido a la obnuntiatio que Bıbulo, como augur, decreto siendo consul en el 59a.C., para ası poder invalidar, por motivos religiosos, las leyes que el otro consul, Cesar, promulgo ese ano conla oposicion de la faccion de los optimates; de poco le valio a Bıbulo, pues Cesar, pontifex maximus desde el 63a.C., reunio al colegio de los quindecemviri sacris faciundis, que dictaminaron que Bıbulo se habıa excedido ensus funciones como augur.

17App., B. C., 56.18App, B. C., I.56; PLUTARCO, Mar., 35, 4; Sull., 8, 7.

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CAPITULO 5. EL PRIMER PROGRAMA LEGISLATIVO DE SILA (88 A.E.V.)

a las afueras de Capua. Las reunio, las arengo y las formo en orden de marcha19. Una marchahacia Roma20.

Este hecho constituyo un acto de suprema importancia: por primera vez en la historiade Roma, un ejercito romano marchaba contra la capital y trataba de ocuparla. Anteriormentese habıan producido disturbios serios, pero jamas un ejercito oso penetrar en la Urbs con lasespadas desenvainadas21.

Apiano afirma que cuando Sila se entero de que Sulpicio le habıa arrebatado elmando mitridatico para darselo a Mario decidio que el asunto debıa resolverse por medio dela guerra y convoco al ejercito en una asamblea22. Livio afirma que fue la violencia de Sulpiciocontra los consules lo que hizo que Sila se presentara en Roma con su ejercito23. Como ya semenciono anteriormente, Keaveney no considera la marcha de Sila sobre Roma como un actopremeditado y realizada a sangre frıa, sino que cree que el propio Sila dudo en iniciar el avance,replicando despues que venıa a liberar la ciudad de los tiranos (lease Mario y Sulpicio)24. Esmas, en un discurso posterior ante el pueblo, Sila se justificarıa: lo que habıa hecho, lo hizo pornecesidad, al caer Roma en manos de unos demagogos; el no se presentaba como un privatusresolviendo asuntos particulares (situacion a la que de hecho le condeno Sulpicio al despojarledel mando), sino como magistrado legalmente elegido que se dispone a castigar a enemigospublicos25.

Valgiglio, por su parte, considera que el acto de Sila constituıa una accion revolu-cionaria obligada por otra accion revolucionaria (realizada por Mario y Sulpicio)26. Badian,en cambio, culpa de la marcha de Roma a Mario y sus reformas militares: al introducir a loscapite censi como soldados profesionales, Mario habıa iniciado la creacion de ejercitos lealesa un general y no a Roma, idea en la que Sila vio nuevas implicaciones, convenciendo a sustropas de que debıan seguirle, pues de lo contrario no podrıan disfrutar del botın que la guerraen Oriente les proporcionarıa; pues si Mario era enviado a Oriente, serıan sus tropas las queconseguirıan ese botın27.

No fue difıcil para las tropas de Sila entrar en Roma y rechazar a los partidarios deMario y Sulpicio. Estos huyeron, dejando el campo libre a los consules. A la manana siguiente desu entrada en la capital, Sila empezo a promulgar una serie de leyes que derogaban la legislacionsulpiciana, restauraban la influencia del Senado en los asuntos polıticos y le permitıan a elmarcharse a Oriente con un poco de tranquilidad. Son las primeras leges Corneliae.

19App., B. C., 56; Plut., Sull., 8, 8; 9, 1–11; Plutarco incluso menciona que Sulpicio depuso a Pompeyo Rufode su consulado (Sull., 8, 8), aspecto que KEAVENEY (1983a), 61–62, niega.

20Vease LEVICK (1982b), 503–508.21La decision de Sila de marchar sobre Roma no fue secundada, no obstante, por su estado mayor militar. Es

significativo que cuando tomo la decision de marchar con las legiones sobre Roma, la oficialidad al completo,con la excepcion de su cuestor, Luculo, rehusara seguirle (App, B. C., I, 57). No sabemos bien hasta que puntola nobilitas apoyo a Sila: en numerosas ocasiones, Sila, en su camino a Roma, recibio unos mensajeros de laciudad (probablemente enviados por el Senado), pidiendole que se detuviera. Dice Plutarco (Sull., 10, 4.) queel asesinato de Sulpicio afiligio al Senado, y provoco la animosidad y la indignacion del pueblo. Al partir paraOriente, Cinna supo atraerse durante su dominatio a muchos exponentes de la nobilitas que permanecio enRoma; tan solo el extremismo de la faccion de Carbon y la noticia del desembarco de Sila en Italia lograron quela nobilitas se reagrupara una vez mas bajo las armas de Sila.

22App., B. C., I.57.23Liv., Per., 77.24KEAVENEY (1982), 64–65.25ID., 66-67, a partir de App., B. C., I.59.26VALGIGLIO (1969), 15.27BADIAN (1970), 48.

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5.2. Las primeras leges Corneliae

En una contio convocada a la manana siguiente de tomar Roma, segun Apiano28,Sila promulgo una lex Cornelia de exilio Marianorum29, ratificada por un senadoconsulto30. Pormedio de esta ley se declaraba hostes rei publicae, enemigos publicos, a Mario, su hijo (adoptivo,segun las fuentes), Sulpicio (obviando que legalmente aun era tribuno de la plebe y, como tal,inviolable), dos hermanos Granio, Cornelio Cetego, M. Junio Bruto (abuelo del cesaricida),P. Albinovano, M. Letorio, Q. Rubrio Varron y dos mas. Si esta es la factio Marianorum,no podemos negar, por los nombres, que sus miembros pertenecen al orden ecuestre; tal vezCornelio Cetego, un nombre que aparecera posteriormente relacionado con la conjura de Catilina(¿es el padre de uno de los implicados en esta conjura?), sea un senador. La declaracion comoenemigos de la Republica implicaba su condena a muerte (segun la perduellio) y la consiguienteconfiscacion de sus bienes. Mario, un hombre rico, fue despojado de sus numerosos bienes, ypuede ser que el interes de Sila en condenarles perduellionis fuera confiscar estos bienes parallenar las arcas de su campana en Oriente. De hecho, solo se llevo a cabo una ejecucion: la deSulpicio, apresado y muerto, gracias a la delacion de un esclavo; su cabeza fue remitida a Sila,que la clavo en una pica y mando instalara en el Foro.

Las reformas de Sila y Pompeyo Rufo, llevadas a cabo en los ultimos meses desu consulado, atanıan, en gran medida, a la mos maiorum31, y aunque tuvieron una efımeravigencia, ciertamente son un preludio al gran programa legislativo que Sila promulgo durante suDictadura. Hasta tal punto, que incluso se ha considerado que las fuentes antiguas confundieronambas legislaciones y se limitaron simplemente a trasladar el programa de la Dictadura a unafecha anterior, al ano 88 a.C.32 En cualquier caso, la legislacion silana de los anos de la Dictadura(82-79 a.C.) destacaba por el hecho de que ya unos anos antes habıa sido intuida acertadamente,por lo cual en la Dictadura simplemente se fijarıa de una forma mas permanente33.

Como programa de reforma, la legislacion silano–pompeyana se basaba en una seriede medidas legislativas de gran calado:

1. A la par que se proscribıa a Mario, Sulpicio y a sus seguidores, se anulaba las legesSulpiciae, basandose en el hecho de que habıan sido aprobadas per vim, mediante el usode la violencia.

2. Por medio de una lex Cornelia Pompeia de comitiis centuariatis e de tribunicia potestate,se decretaba:

Que ningun asunto publico deberıa ser llevado a la asamblea centuriada sin habersido ratificado previamente por el Senado.

Se restablecıa el sistema serviano de los comitia centuriata, que tendrıan preferenciasobre los comitia tributa (utilizados por los tribunos de la plebe para promulgarleyes) en la votacion de cualquier ley.

28App., B. C., I.59.29ROTONDI (1966), 344; tambien en Liv., Per., 77; Diod., 37, 29.3; App., B. C., I.60; Plut., Sull., 10, 1.30BAUMAN (1973), especialmente 277–285; KEAVENEY (1983a), 70.31Segun App, B. C., I.59.32KEAVENEY (1982), 69.33The Cambridge Ancient History, v. XIII: The Roman Republic, 133-44 BC ; edited by S.A. COOK [et alii ],

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Se limitaba la capacidad de los tribunos de la plebe para vetar una ley emanada delSenado34.

De este modo, con el traspaso de la actividad legislativa a los comitia centuriata, Silaperseguıa un predominio de la primera clase censitaria, que se nutrıa de los propietariosmas responsables (y afines al Senado), aquellos que podıan conseguir la mayorıa absolutaen las votaciones en estos comicios35.

3. A favor del Senado, Sila propuso una lectio Senatus, por la cual se aumentaba el numerode senadores de 300 a 600 miembros, una medida que Livio Druso ya habıa propuesto enel 91 a.C. Los nuevos senadores serıan escogidos de entre los equites de la primera clasey de entre aquellos que tuvieran un mayor censo36.

4. Por otro lado, y tambien recordando otra de las propuestas de Livio Druso, Sila declaro suintencion de fundar doce colonias de ciudadanos, aunque no hay ninguna evidencia de quelograra realizarlo entonces37.

5. Por medio de una lex Cornelia Pompeia unciaria, parecer ser que ambos consules inten-taron paliar en algo la difıcil cuestion de las deudas, fijando la usura en un 10% comomaximo38.

En este programa legislativo destaca, en primer lugar, un interes por el predominiodel Senado y de la primera clase censitaria en la vida publica romana. Sila estaba decididoa restaurar la Roma de sus ancestros y a imponer un ambiente en la escena polıtica39. Esteprograma, segun Keaveney, tenıa como objetivo acabar con la interminable violencia domesticay la agitacion que se desarrollaban en Roma desde los tiempos de los Gracos. La unica manera,

34ROTONDI (1966), 343-344; LIVIO, Per., 77; App., B. C., I.59; VALGIGLIO (1969), 20-21; KEAVENEY(1982a), 68; BLOCH–CARCOPINO (1952), 409.

35LAFFI (2000/1967), 270, n.102, no esta muy de acuerdo con la tradicional interpretacion de que Sila quisierarestablecer los comicios centuriados en la estructura anterior a la reforma del siglo III a.C. En su opinion, lo queSila se propuso cambiar el sistema de votacion segun las tribus por un sistema en el que tuvieran mayor pesolas centurias; este matiz lo toma a partir de una reinterpretacion de APIANO, Bell. Civ., I.59: propusieron [Silay Pompeyo Rufo] que nos e llevara nada ante el pueblo que no hubiera sido antes considerado por el Senado,una costumbre antigua perro abandonada desde mucho tiempo atras, y que las votaciones se hicieran nopor tribus sino por centurias.

36App., B. C., I, 59; LIVIO, Per., 77; KEAVENEY (1982a), 68; VALGIGLIO (1969), 21-22; WILLEMS(1885/1968), I, 402-403.

37Liv., Per., 77; KEAVENEY (1982a), 68-69.38ROTONDI (1966), 344.39¿Realmente quiso Sila establecer en este ano 88 a.C. el espıritu de la res publica oligarquica que consi-

guio imponer en los anos de la Dictadura? Es posible que las leyes de este ano 88 a.C. fueran mas bien productode la difıcil situacion polıtica del momento. Un clima de pre–guerra civil se ha establecido en Roma. Un ejercitoha tomado la capital y ha expulsado por la fuerza a una faccion, proscribiendola posteriormente y llegando aasesinar a un tribuno de la plebe (que, tras los asesinatos de Tiberio y Cayo Graco, de Saturnino y de Livio, yano es novedad). ¿Es posible que ya Sila en este ano 88 hubiera impuesto ya su idea de una Republica oligarquicaal servicio del Senado? No me parece muy probable. El programa de la Dictadura, debido a su alcance global,fue pensado y definido durante el perıodo en que Sila estuvo en Oriente; Sila cayo enfermo en Grecia y paso unaconvalecencia en Delfos, ¿es posible que durante este tiempo de reposo elaborara mentalmente todo un programade gobierno? No obstante, en el ano 88 a.C., Sila no tuvo apenas tiempo para reflexionar sobre lo que se debıahacer; apenas unas horas despues de la expulsion de Mario y Sulpicio, Sila y Pompeyo Rufo promulgan unaserie de leyes de cariz conservador, pero ¿para cuanto tiempo? Sila pronto se marcha a Oriente y Pompeyo Rufose encarga de liquidar el conflicto italico y mantener el control en Italia. ¿Quien les asegura que estas leyes seanmantenidas en vigor? De ahı el juramento que Sila obliga a hacer a Cinna, consul del 87 a.C: no esta nadaseguro del mantenimiento de sus leyes. Lo cual llevarıa a preguntarnos que alcance habıa calculado Sila quetendrıan sus leyes, y si era consciente de que el caracter conservador de las mismas provocarıa, a corto plazo,su derogacion.

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dice, de estabilizar la situacion era dejar el gobirno en manos del orden senatorial, que velarıapor su buen hacer40. Por otra parte, Carcopino cree que el programa legislativo de Sila no tenıaotro objeto que legitimar su coup d’Etat, marcando el camino que otros imperatores militaresseguirıan41.

Por otra parte, observamos en esta legislacion unas reminiscencias del programa deLivio Druso: el aumento de los senadores, la fundacion de nuevas colonias de ciudadanos. Noes extrano, pues tanto Pompeyo Rufo como el propio Sila habıan formado parte del cırculo deLivio Druso, un grupo de senadores afines a las ideas del malogrado tribuno. El propio Druso,lejos de imitar a los Gracos o a Saturnino, perseguıa una legislacion que respetase la situacionde predominio del orden senatorial, si bien con una mano tendida al orden ecuestre. Por ellohay que destacar que la primera legislacion silana no ataca el monopolio de los equites en lostribunales de justicia, ni tampoco discutiera su polıtica tributaria en Asia. Sila no ha decididoen este momento atacar a los equites.

El ano 88 a.e.v. estaba a punto de finalizar, ası como el consulado de Sila y PompeyoRufo. Habıa que convocar nuevas elecciones de magistrados. Sila era consciente de que, estandoen Asia, su programa legislativo podıa tener las horas contadas: la oposicion se mantenıa ala espera, latente. Esperaba la eleccion de hombres ligados a su persona tanto personal comopolıticamente. Si ası, lo creıa, pronto se desengano. Sus candidatos, P. Servilio Vatia y Q. Nonio(su propio sobrino) fueron derrotados y, en cambio, fueron elegidos Cn. Octavio Ruso y LucioCornelio Cinna. El primero era un oficial del estado mayor de Cn. Pompeyo Estrabon, consul del89 a. C.; un optimate no demasiado cercano a Sila. Del segundo, Cinna, se sabıa que congeniabacon Mario y los populares (incluso se rumoreaba que habıa sido comprado por Mario). Plutarcoafirma que la eleccion de ambos consules fue una manifestacion del desagrado popular ante elcomportamiento de Sila y su marcha sobre Roma42. Temeroso de que Cinna derogara sus leyesdurante su ausencia, Sila le obligo a que respetara su legislacion. Pero al parecer, Cinna, se lasingenio para hacer ver que juraba, mientras ya planeaba la anulacion de las leyes silanas a laprimera oportunidad43.

Dispuesto para partir a Oriente, a Sila solo le quedaba un asunto por resolver:regularizar la situacion de su colega consular, Pompeyo Rufo. Decidio que permaneciera enItalia, al mando de las tropas que el proconsul Pompeyo Estrabon mantenıa en el Piceno. Porello, mediante una lex de provincia Gallia Q. Pompeio Rufo danda, de finales de ano, se leprorrogaba a Pompeyo Rufo su imperium y se le concedıa el gobierno de la Galia Cisalpina,relevando a Estrabon del mando de sus tropas44. La intencion de Sila era que Rufo velase porel mantenimiento de sus leyes, controlando Italia desde el Norte de Italia. Estrabon le cedio elmando a Rufo, pero este al cabo de unos dıas fue asesinado por soldados de Estrabon, de quiense sospecho que estaba implicado en el asesinato45. Muerto Rufo, Sila, decepcionado en susplanes, accedio a prorrogar el mando de Estrabon, que ahora ocupo el lugar de Rufo en esosplanes, si bien Sila no confiaba plenamente en el. Para Keaveney, este incidente muestra queSila no llego a comprender del todo las implicaciones de su marcha sobre Roma: el asesinatode Rufo, dice, demostro que la lealtad de un ejercito a su general (en la marcha a Roma en elcaso de Sila, en la lealtad de los soldados a Estrabon, y de ahı el asesinato de Rufo) era masfuerte que la lealtad al Estado46. Sila, marchando sobre Roma, hizo saber las pretensiones de

40KEAVENEY (1982), 69.41BLOCH–CARCOPINO (1952), 410.42Plut., Sull., 10, 4–5.43ID., 10, 6–7.44App, B. C., I, 63; ROTONDI (1966), 345; KEAVENEY (1982), 74-75.45App., Bell. Civ., I, 63; LIVIO, Per., 77; Plut. , Pomp., 1; KEAVENEY (1982a), 74.46KEAVENEY (1982a), 75.

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CAPITULO 5. EL PRIMER PROGRAMA LEGISLATIVO DE SILA (88 A.E.V.)

su ejercito; las tropas de Estrabon, asesinando a Rufo, proclaman su lealtad a Estrabon y sudeseo de no servir a otro general que no fuera este.

En la primavera del 87 a.C., Sila se reunio con su ejercito en Capua y partio haciaGrecia. Apiano dice que el asesinato de Rufo hizo temer a Sila por su vida y que, por ello, sehizo rodear de amigos, dıa y noche, hasta su partida final47. Por otro lado, Cinna instigo a untribuno de la plebe, un tal Virgilio o Verginio, para que procesase a Sila. Intentando procesara Sila, Cinna hacıa saber que pensaba derogar sus leyes, de la misma manera que Sila habıaderogado las de Sulpicio, por haber sido aprobadas per vim, es decir, usando la violencia, yque el mejor modo de lograrlo era proceder contra su autor (Sila) ante un tribunal de justiciaen el que Sila no podrıa ejercer su imperium proconsular, ante un tribuno de la plebe48. Porello, Sila partio rapidamente hacia Capua, reunio a sus tropas y marcho hacia Oriente49. Nadamas partir, Cinna y Octavio rineron y el primero inicio los contactos con Mario para lograrsu retorno y el del resto de los exiliados. La primera (y efımera) dominatio Sullae iba a sersustituida por el retorno de un resentido Mario y por una prolongada dominatio Cinnae.

47App., B. C., I, 64.48KEAVENEY (1982a), 75.49App, B. C., I.64; Plut, Sull., 10.8; Dion Casio, fr. 102.1.

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Capıtulo 6

Cinnanum Tempus (87-83 a.e.v.)

Cinna1 asumio el consulado el 1 de enero del 87 a.C. y no lo abandono hasta sumuerte en la primavera del 84. El ano 87 compartio el cargo con Cn. Octavio Ruso, asesinadotras la toma de la ciudad por los Mariani a finales de ano; en el 86, con Mario, que murio alos pocos dıas, y con L.Valerio Flaco, consul suffectus, asesinado posteriormente en Asia; en losanos 85 y 84, con Cn. Papirio Carbon. Como Mario a finales del siglo II a.C., Cinna ostenta elconsulado consecutivamente; es la piedra angular de su poder, gracias a el puede llevar a cabouna serie de reformas que el Estado necesita.

La epoca de Cinna apenas queda reflejada en las fuentes: Apiano, la fuente principaldel perıodo, apenas menciona algun elemento, mas interesado en narrar las negociaciones conSila y los preparativos militares para una nueva guerra civil. Es por ello que debemos apelar afuentes menores: Ciceron, algunas biografıas de Plutarco (Pompeyo y Craso, fundamentalmente)y las escasas menciones de las Periochae de Livio. Para Lovano, este fragmentario panoramaes la consecuencia de la influencia de Sila (y sus Commentarii) en la historia de estos anos yen la posterior narracion por parte de los autores antiguos2.

Protagonista de estos anos, Cinna es un personaje obviado por los historiadores, queapenas le dan unas lıneas para narrar su gobierno. Y sin embargo, sin Cinna no se entenderıanmuchas cuestiones de la Dictadura silana. Con el se llega a un punto final en la espinosa cuestiondel Bellum Italicum3 (exceptuando los samnitas y lucanos que, aun gozando de la ciudadanıaromana, continuaron su lucha particular contra Roma), se pone coto a la crisis financiera yse llega a una situacion de estabilidad en el interior. Iniciado el perıodo con las matanzasperpetradas por los bardyei de Mario y algunos de sus colaboradores (Fimbria, por ejemplo),una situacion no analoga a las proscripciones de Sila, la paz interna llega a Roma tras cuatroanos de conflictos civiles4. La acumulacion de consulados de Cinna y Carbon (cuatro y tres,respectivamente) a menudo se ha visto como el elemento clave para definir el perıodo comouna dominatio de los populares. Sin embargo, Cinna no rompe con la mos maiorum. No es unpopularis radical y de hecho su dominatio es extrana: no se producen leyes agrarias, ni cambiosen los mecanismos de las asmbleas, ni nuevas leges frumentariae, ni practicamente nada de loque se suele considerar popularis, ni siquiera se plantea devoler los tribunales a los equites. Si se

1Una reciente aportacion sobre Cinna la realiza LOVANO (2002), The age of Cinna: crucible of late Repu-blican Rome. Stuttgart, Franz Steiner Verlag.

2LOVANO (2002), 53.3SALMON (1964), 60 y ss., no cree apropiado hablar de una continuidad de este conflicto y la guerra civil

hasta Sila, sino que la Guerra Italica finaliza en el 89 a.e.v., con algunos coletazos en el sur en el 88 y 87.4Ciceron llama a este perıodo, hasta la llegada de Sila, un triennium sine armis; Cic., Brut., 308.

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CAPITULO 6. CINNANUM TEMPUS (87-83 A.E.V.)

deja de pensar en clave faccional, opina el profesor Wulff Alonso, y se desmonta la construccion(en buena parte silana) de la dominatio Cinnae, entonces se puede entender a Cinna como unmiembro destacado de la oligarquıa senatorial, un hombre prudente que entiende la necesidadde determinados cambios y que lleva adelante su propia polıtica en esta direccion sin grandesalteraciones en la ’res publica’.5.

El ano 87 estuvo marcado por el signo de la guerra civil. Octavio se opuso violen-tamente a la propuesta de Cinna de conceder el suffragium pleno a los nuevos ciudadanos deorigen italico. Provoco su huida de Roma y le declaro hostis rei publicae6, al tiempo que ledespojaba de su consulado, nombrando como sustituto al flamen Dialis Lucio Cornelio Merula.Cinna busco refugio en el ejercito de Apio Claudio Pulcher, legado de Sila en Italia y encargadodel asedio a Nola (una de las ultimas ciudades italicas que aun no se habıan sometido a Roma),lo atrajo a su causa y, junto con Mario, que habıa desembarcado en Etruria, se dirigio contraRoma. Se produjo una segunda marcha sobre Roma, que fue puesta bajo asedio. En socorro deOctavio y de la elite senatorial acudio Pompeyo Estrabon, que acampo en Porta Collina; peroal cabo de unas semanas, enfermo de peste y murio, desbandandose su ejercito.

Cinna y Mario entraron en una Roma exhausta por dos marchas de ejercitos sobreella en un ano, y empezo el desquite. Octavio fue el primero de una larga serie de asesinadosy masacrados: entre los mas conocidos, Q. Lutacio Catulo, P. Licinio Craso y dos de sus hijos;Antonio Orator, el flamen Dialis L. Cornelio Merula, L. Julio Cesar, su hermano Cesar Es-trabon, P. Cornelio Lentulo, G. Atilio Serrano, M. Bebio, G. Nemetorio, M. Cecilio Cornuto,Q. Ancario,...7 El joven Marco Craso huyo a Hispania; Q. Metelo Pıo, fiel legado de Sila ypariente suyo, a Africa. Italia quedo en manos de Cinna y Mario. Sila fue declarado hostis reipublicae, sus pertenencias confiscadas y su casa demolida. Mario, saciada su sed de venganza,murio a los pocos dıas de iniciar su septimo consulado (86).

Cinna se dedico a gobernar Roma e Italia, y a solucionar los cabos sueltos de lalegislacion de Sila. Las medidas de Cinna fueron:

1. Concesion de la plena ciudadanıa a los italicos emancipados, y sus distribucion entre las35 tribus8. Se nombro a dos censores, L. Marcio Filipo (el mismo que se habıa opuestovehementemente a la propuesta de Livio Druso a conceder la ciudadanıa a los italicos)y M. Perperna, que se encargaron de distribuir a los nuevos ciudadanos en el censo, quealbergaba ahora a 436.000 ciudadanos romanos.

2. Promulgacion de una serie de medidas economicas, con las que se reducıa en tres cuartaspartes las deudas pendientes, al tiempo que se establecıa una tasa fija de cambio entre elaes y el denario9.

3. Nombramiento de L. Valerio Flaco como comandante en jefe de las tropas romanas en laguerra contra Mitrıdates del Ponto, al tiempo que se despojaba a Sila de su proconsula-do10. Sin embargo, Flaco no supo estar a la altura del cargo y fue asesinado por su legadoC. Flavio Fimbria, que asumio el mando. Fimbria logro algunos exitos, pero, ignoradopor Sila y abandonado por sus hombres, se suicido11.

5WULFF ALONSO (2002), 84.6App., B. C., I.64-66; Plut., Mar., 41.7App., B. C., I.67–74.8Liv, Per., 80; BULST (1964), 325.9Vel., II, 23, 2; Sall., Cat., 33, 1–2; BULST (1964), 334; BARLOW (1980), 214–215; GOMEZ PANTOJA

(1991), 103; LOVANO (2002); 70–76.10App., Mithr., 51; Liv., Per., 82.11App., Mithr., 56–58; Plut., Sull., 24, 1–5.

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El principal problema del gobierno de Cinna fue la presencia de Sila en Asia comoproconsul. Las relaciones entre Roma y Sila pueden verse en este perıodo desde dos puntos devista:

1. El de aquellos que aceptan, de acuerdo con las fuentes, que Cinna se opuso con todas susfuerzas y medios a Sila, desde declararlo enemigo publico hasta a preparar un ejercitopara enfrentarsele a su retorno12.

2. El de quienes opinan que, a pesar de declarar a Sila enemigo publico, el Senado no volvio atomar ninguna decision seria contra el, y que Cinna intento una polıtica de conciliacioncon su rival, aunque no dudo en comenzar los preparativos militares para luchar contrael a su vuelta13.

Sin embargo, Cinna murio antes de poder enfrentarse a Sila, asesinado por unossoldados en Ancona. Con la muerte de Cinna se inicio el final del regimen popularis, y salierona la luz publica los errores y la incompetencia de los Cinnani. Bulst destaca la ausencia deuna oposicion energica al gobierno de Cinna y Carbon, y solo el brillo de las victorias de Silaen Oriente y el caos de los consules del 83 a.C. (L. Cornelio Escipion Asiageno y C. Norbano)como causas del cambio gradual de muchos Cinnani a las filas de Sila14. Badian, en cambio,sostiene que ninguno de los familiares de las vıctimas de Mario y de los supervivientes de lanobilitas apelaron o se unieron a Sila hasta la muerte de Cinna y el retorno del proconsul deAsia15. Es mas, dice, el gobierno legıtimo de Roma era el regimen cinnano16.

Tambien existe un debate sobre quienes fueron los Sullani en esta epoca. Mientraspara Badian los Sullani eran ruffians and intriguers, procedentes en su mayorıa de los oficialesdel ejercito de Sila17, Keaveney sostiene que se trataba de una coalicion formada por los masvariopintos elementos: oficiales de su ejercito (Luculo, Lucrecio Ofela), senadores que perma-necieron en Roma durante el regimen cinnano (Mam. Emilio Lepido Liviano, L. Marcio Filipo,Q. Lutacio Catulo, L. Valerio Flaco,...) y Cinnani desertores que se pasaron al bando de Sila(M. Emilio Lepido, P. Cetego, M. Junio Bruto, el joven Cn. Pompeyo, L. Sergio Catilina, C.Verres)18.

Sea como fuere, y a pesar de la vision de Keaveney de un Sila ofreciendo conciliaciony de un Carbon decidido a no llegar a ningun compromiso con el19, nada mas desembarcar Silaen Italia en la primavera del 83 a.C., se reanudaron las hostilidades. El resultado serıa una guerracivil que tenıa a Italia como escenario y que acabo en las puertas de Roma, en noviembre del82 a.C. El proconsul de Asia conquistaba Roma y se hacıa con el poder: empezaba el RegnumSullanum.

12KEAVENEY (1982a), 117-127; BULST (1964), 329-330.13Por ejemplo, BADIAN (1962), 57-58.14BULST (1964), 324.15BADIAN (1962), 54 y 59.16BADIAN (1970), 51. Aunque no menciona que Cinna se habıa hecho elegir consul en el perıodo 86–84 a.C.

de forma inusual respecto a lo marcado por la tradicion.17BADIAN (1962), 60, en especial las p. 54–60.18KEAVENEY (1984), 138–143.19KEAVENEY (1982a), 117–124.

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CAPITULO 6. CINNANUM TEMPUS (87-83 A.E.V.)

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Capıtulo 7

Regnum Sullanum : la Dictadura Silana(82–80/79)

7.1. Sila Dictador

Cuando Sila convoca una reunion del Senado en el Templo de Bellona, escasos dıasdespues de la batalla de Porta Collina (noviembre del 82), sus poderes se limitan al mando delas tropas que ha traıdo de Asia y Grecia y al tıtulo de proconsul. Desde un punto de vistaformal, el gobierno legıtimo de Roma recaıa en los consules del presente ano; pero de los dos,uno, Carbon, habıa huido a Africa y el otro, el joven Mario, se habıa suicidado, asediado enPraeneste. Ası pues, no habıa consules y Roma cadeva sotto il goberno di un proconsole, checonservava il titolo di imperator e l’imperium militiae1; un proconsul que, no lo olvidemos,habıa sido declarado anos antes hostis rei publicae, y que al tomar Roma formalmente, a faltade una derogacion, seguıa siendolo. Nadie dudaba que Sila era el nuevo amo de Roma, pero¿bajo que poderes iba a sostenerse?

Las fuentes antiguas califican de tiranıa o poder real el tıtulo bajo el que se susten-taba el regimen silano2. Y entre los autores modernos (como ya hemos visto anteriormente) Silaera o bien un fallido monarca3; o bien un proconsul rebelde que habıa tomado el poder despuesde una guerra civil4; o bien un hombre que ostento un poder ilimitado durante un perıodo detiempo indeterminado y aprobado constitucionalmente por el senado y los comicios5; o bien,por ultimo, un magistrado romano legalmente elegido que ejerce sus poderes de acuerdo conlas contenciones (bien pocas, por cierto) que su oficio le dispensaba6.

A falta de consules, el senado, siguiendo la tradicion, nombro un interrex, que ten-drıa que convocar y presidir una elecciones de nuevos magistrados. Sin embargo, el interrexnombrado, el princeps Senatus L. Valerio Flaco, recibio una carta de Sila, en la que este lesugerıa que, dada la situacion presente, serıa util para la ciudad la magistratura que llamabandictadura, por un plazo de tiempo no determinado pero tan largo como fuera necesario, para

1VALGIGLIO (1969), 54.2App., B. C., I, 98; Plut., Sull., 30, 5; Val. Max., 9, 15, 5; Dion Casio, fr. 108, 2; Orosio, V, 21.12.3CARCOPINO (1947), passim.4BADIAN (1970), 52-53.5VALGIGLIO (1969), 62-63.6KEAVENEY (1982a), 195.

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CAPITULO 7. REGNUM SULLANUM : LA DICTADURA SILANA (82–80/79)

restaurar ası el gobierno que la guerra civil habıa destruido7. En esta carta, Sila se nombrabaa sı mismo como el mejor hombre para el puesto y declaraba estar dispuesto para ser elegido.Flaco propuso al pueblo, en con secuencia, por medio de una lex Valeria de Sulla dictatore8,nombrar a Sila dictador legibus scribundis et rei publicae constituendae, es decir, dicta-dor para la promulgacion de leyes y para la organizacion del Estado. Los comicios centuriadoslo aprobaron, el Senado lo ratifico y de este modo Sila restauro en su persona una magistraturano ejercida en Roma desde hacıa 120 anos9.

7.1.1. ¿Un golpe de Estado?

¿Era este el proceso adecuado? ¿Dio Sila un golpe de Estado? Analicemos la cuestion.Sila entra en Roma tras vencer en la guerra civil siendo un proconsul proscrito10, legalmente notiene un poder para convocar el Senado o las asambleas, o para promulgar leyes. Lo primero quehace nada mas entrar en la ciudad es irreprochable: devolver las fasces de los consules al Senado,con lo cual jurıdicamente el poder vuelve al Senado. Otra cosa es que ambos consules murieranpor orden del propio Sila (uno, Mario, se suicido en Praeneste para evitar una ejecucion; elotro, Carbon, es procesado en un juicio sumarısimo por Pompeyo y ejecutado en Africa).

No hay consules, no hay poder ejecutivo, y hay que recordar que para la nominacionde un dictador es necesario que se halle al frente del Estado al menos uno de los dos consules11.Ante ello, solo queda aplicar lo que la tradicion manda: nombrar un interrex, un consular yademas el patricio mas antiguo de la Curia; estos eran los requisitos necesarios12. L. ValerioFlaco, consul del 100 (junto con Mario, en su sexto consulado), censor en el 97 y princepsSenatus desde el 86, es el elegido13. La funcion tradicional del primer interrex era llenar elvacıo de poder durante un plazo de cinco dıas; un segundo interrex, nombrado por cooptacionen este caso entre el resto de senadores, se encargaba de convocar elecciones para consul; alfinalizar su plazo de cinco dıas, si no eran elegidos consules, un tercer, cuarto o sucesivosinterreges asumıan el poder hasta que legalmente hubiera una pareja de consules al frente delgobierno14.

Sin embargo, Sila se anticipa a este caso. Envıa una carta a Flaco desde las afuerasde Roma (como proconsul aun tiene imperium, y no puede entrar con el mismo en la ciudad)e indica la necesidad de nombrar un dictador. Dice Apiano: Sila ordeno a Flaco, por medio deuna carta, que hiciera llegar al pueblo que serıa util para la ciudad, en la situacion presente,la magistratura que llamaban dictadura [...] y aconsejo, ademas, que el elegido detentara elcargo no por un tiempo fijado [los seis meses que marcaba la tradicion], sino hasta que hubiesenquedado consolidados en su totalidad la ciudad, Italia y el gobierno, zarandeados, a la sazon,por luchas intestinas y por guerras15.

Lo que Sila propone va manifiestamente en contra de lo que dicta la tradicion.

7App., B. C., I, 98.8ROTONDI (1966), 348-3499Plut., Sull., 33, 1.

10A pesar de pedir dos anos atras la devolucion de sus derechos cıvicos; App., B.C., 79.11DE MARTINO (1972), I, 375–376.12Ciceron, Leg., 3, 3; 3, 9: ast quando consules magisterve populi nec erunt, reliqui magistratus ne sunto,

auspicia patrum sunto, ollique ex se produnto qui comitiatu creare consules rite possit ; Rep., 2, 23–24; Liv., V,31, 52 y 61

13Liv., Per., 83; App., B. C., I, 98.14DE MARTINO (1972), I, 215–217.15App., B. C., I, 98

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Nombrar un dictador en la situacion de inexistencia de consules, no es ilegal ni novedoso;ya habıa sucedido antes: en el 217 tras la muerte del consul Flaminio en la batalla del lagoTrasimeno, se nombra dictador a Q. Fabio Maximo; al ano siguiente, tras Cannae y la muertedel consul L. Emilio Paulo, a M. Junio Pera. La situacion de emergencia nacional lo exige.Pero ahora, por medio de una lex rogata, la lex Valeria de dictatore creando16, enviada a lascenturias, Flaco propone que se nombre a Sila dictador17; la situacion actual tambien lo exige,pero cambia el metodo.

El dictador lo nombra el Senado y lo designan los consules. No hay consules vivosa finales del 82, cierto; pero es el interrex quien debe en este caso nombrar consules, para queestos elijan al dictador. Sila pretende cambiar el sistema. El ha ordenado matar los consulesde ese ano. No hay legalmente quienes puedan elegirle dictador. Flaco, como interrex, es quiendeberıa convocar elecciones, y si no el, al menos su sucesor al mando de ese interregnum. Yademas, el dictador lo nombra, como hemos dicho antes, el Senado. Sila, mediante Flaco y sulex rogata, pretende que sean las centurias quienes avalen su nombramiento, un autentico golpede Estado. Y lo es porque pasa por encima de lo que la ley marca y lo que la tradicion manda18.

Y dice Apiano: estas eran las propuestas de la carta de Sila. Y los romanos, contrasu voluntad, pero no pudiendo celebrar ya una eleccion conforme a la ley y aljuzgar que el asunto no dependıa de ellos, recibieron con alegrıa, en medio de la totalpenuria, el simulacro de eleccion a modo de una imagen externa de libertad, y eligieron a Siladictador por el tiempo que querıa19. Apiano no conoce los entresijos legales de la Dictadura yasimila a la tiranıa griega el poder otorgado a (o conquistado por) Sila: Ya entonces, el poderde los dictadores era un poder absoluto, pero limitado a un corto espacio de tiempo; en cambioentonces, pro primera vez, al llegar a ser ilimitado en su duracion devino en autentica tiranıa20.

Conocemos las consecuencias del golpe de Estado de Sila: las centurias votaron esaley que nombraba a Sila dictador con plenos poderes para legislar y reformar la constitucion(dictator legibus scribundis et rei publicae constituendae) sin lımite de tiempo. Los seis mesesque la tradicion imponıa como duracion maxima se convertıan en un plazo indefinido (que novitalicio). La lex Valeria legitimaba los actos de Sila21, al menos hasta el ano 82, si bien se pudopensar que tambien podıa actuar a posteriori22.

Sin duda, con su golpe de fuerza, Sila habrıa creado una forma nueva de dictadura.Flaco, por su labor, fue recompensado con el cargo de lugarteniente del dictador, magisterequitum. La constitucion que Sila pretendıa reformar se habıa roto una vez mas: el primer actode Sila en Roma nada mas vencer due degollar a sus enemigos en la Villa Publica e iniciar elproceso de la proscripcion; el segundo, asumir un poder cuasi-monarquico, la nueva dictadura.

16Reconstruida por Th. Mommsen, MOMMSEN (1983), IV, 10, 141, version que recoge CARCOPINO (1947),40–41

17HURLET (1993), 32–33, opina que la lex Valeria proponıa la nominacion de un dictador, pero no especificabaa Sila como la persona designada; se basa en Sisenna, fr.132: multi populi plurimae contionis dictaturam omnibusanimis et studiis suffragaverunt.

18HINARD (1988), 95, es de la opinion, que el nombramiento de Sila fue correcto, aun obviando al Senadocomo fuente de la designacion, pues las circunstancias excepcionales exigıan que Flaco acudiera a la fuente desoberanıa de la Republica, los comitia centuriata, y por ello afirma: on ne saurait douter qu’il a dans l’oppositiondu Senat une des raisons qui ont determine Sylla a voir recours a une dictature de type populaire.

19B. C., I, 9920Ibidem.21Plut., Sull., 33, 2.22Cic., Agr., III, 5: Omnium legum iniquissimam dissimillimamque legis esse arbitror eam quam L. Flaccus

interrex de Sulla tulit, ut omnia quaecumque ille fecisset essent rata.

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Frederic Hurlet avala la legalidad del proceso de designacion de Sila como dictador.En su opinion, la designacion de Sila, gracias a una ley aprobada por la asamblea centuriada,era una consecuencia de la progresiva importancia de la soberanıa del populus, de quien emanaesa soberanıa, y no del Senado. Tras una serie de decadas de luchas entre Senado y comitiapor la soberanıa, en el ano 82, en opinion del autor frances, serıa inadmisible que un podercomo la dictadura no fuera conferido sin la intervencion de lso comitia, que entonces serıanpercibidos (incluso por Sila) como la unica fuente real (y legıtima) de poder para la designacionde las magistraturas, entre las cuales se incluirıa, a pesar de todo, la dictadura23. Una soberanıapopular que ya Ciceron alababa... si bien para sus intereses particulares24.

En mi opinion, Sila da un golpe de fuerza, imponiendo un nuevo procedimiento, ladesignacion de un dictador por un interrex y su ratificacion por la asamblea centuriada. A Silale interesa que sean los comitia centuriata los que avalen su designacion, y no el Senado. No leinteresa que el interrex convoque elecciones (en todo caso un segundo interrex, no Flaco, queda la sensacion de ser el primero y unico25), pues los consules elegidos no necesariamente lehabrıan designado dictador. Necesita agilizar un proceso de por sı laborioso y dilatado en eltiempo26. Su fuerza son las legiones apostadas en las afueras de Roma.

Y sin embargo, admito las limitaciones de mi argumentacion. El mos maiorum eramuy laxa al respecto. No existıa una normativa al respecto, y ni siquiera el procedimiento parala designacion de un dictador, antes apuntado, era fijo. Hurlet menciona la designacion de undictador a instancias del populus, en el 217 a.e.v. (Q. Fabio Maximo, cuyo magister equitumle fue impuesto por unos comitia presididos por un pretor), o de tribunos de la plebe, en el210 (eleccion de Q. Fulvio Flaco por unos comitia presididos por un pretor y por orden delos tribunos)27. No existıa una normativa fija, ası pues, como tampoco existıa una ley escritaque vetara los consulados consecutivos de Mario a finales del siglo II a.e.v., o la iteracionde tribunados de la plebe por Cayo Graco en el 123–122. Ahora bien, vayamos a las fuentesantiguas. Ciceron, por ejemplo: en una carta a Atico28, confirma que la designacion de Silacomo dictador por parte de un interrex era un acto ilegal: Caesar (...) volet enim, credo,senatus consultum facere, volet augurum decretum, (...), vel ut consules roget praetor vel utdictatorem dicat, quorum neutrum ius est. Etsi, si Sulla potuit efficere ab interrege ut dictatordiceretur (et magister equitum), cur hic non possit?. Livio afirma que solo los consules tenıanlos auspicia necesarios para designar un dictador: et cum ibi quoque religio obstaret, ne nonposset nihi ab consule dici dictator, augures consulti eam religionem exemere29.

Pero Ciceron es el mismo que no duda en ejecutar a ciudadanos romanos sin un juicioprevio, y Livio se refiere a los primeros tiempos de la Republica. Y, ciertamente, los tiemposcambian, las leyes tambien, y tratandose de una constitucion no escrita sino consuetudinaria,en realidad Sila pudo ser dictador de manera legal o ilegal dependiendo del prisma con que semire.

23HURLET (1993), 40.24Cic., Pro Rab. perduell., 5: deinde vos, Quirites, quorum potestas proxime ad deorum immortalium numen

accedit....25HURLET (1993), 43–47, aventura la posibilidad de que Flaco fuera un segundo interrex, y no el primero,

pues si tenıa capacidad para promulgar una ley ante los comicios ello se deberıa a que poseıa los auspiciosnecesarios para hacerlo, cosa que no sucederıa en el caso de tratarse de un primer interrex.

26Una ley necesitaba de un plazo de tiempo de tres nundinae, segun una ley del 98 a.e.v., para ser promulgada.No parece que aquı se de el caso.

27Ibidem, 37–38.28Cic., Att., IX, 15, 2.29Liv., IV, 31, 4.

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7.1.2. Antigua y nueva dictadura

Con todo, la dictadura de Sila se diferenciaba de la vieja dictadura republicana (porllamarla de alguna manera). De hecho, el tıtulo de Sila era un potere illimitato, concesso perun periodo di tempo indeterminato30, y formalmente era una monarquıa sin corona.

Habıa enormes diferencias entre la dictadura silana y la dictadura republicana. Ante-riormente, el dictator era nombrado para hacer frente a una situacion de emergencia (la ultimavez fue durante la Guerra de Anıbal), por un perıodo de tiempo no superior a seis meses ycon poderes tanto civiles como militares; el resto de magistraturas quedaban subordinadas ala dictadura y ni siquiera los tribunos de la plebe podıan ejercer su derecho al veto en contrade las disposiciones del dictator. Todas sus decisiones tenıan caracter de ley y al finalizar sumandato se retiraba y no tenıa que rendir cuentas de sus actos. Asumıa el poder ejecutivo,por encima de los consules del ano, y nombraba un lugarteniente, el magister equitum, quesolamente rendıa cuentas ante el. Como muestra de su imperium extraordinario, el dictadorpodıa llevar 24 lictores en sus apariciones publicas (los consules llevaban 12 lictores cada uno).

Es evidente por que Sila sugerıa para sı la figura de la dictadura. Se trataba deun poder absoluto e ilimitado durante un perıodo de tiempo determinado, inmune al enojosoveto tribunicio y con un imperium domi militaeque superior al de los consules del ano. Silaera consciente de que habıa que restaurar un maltrecho Estado tras una decada de guerras ydisturbios civiles, con una Italia devastada y una economıa en quiebra – de hecho, este era suobjetivo31 –, pero esta tarea no se podıa realizar en el plazo lımite de seis meses que le conferıael cargo. Obviamente, se le podıa prorrogar el mandato, debido a la situacion presente, aunqueno era lo normal y acostumbrado segun la constitucion; ademas, Sila no querıa pasarse granparte de los seis meses de la dictadura tradicional intentando convencer a Senado y asambleade los motivos por los que se le debıa prorrogar el mandato; habıa demasiadas cosas por hacer.

La nueva dictadura abarcaba diversos campos: sus competencias se extendıan sobrela de los consules del ano; tenıa poder de vida o muerte sobre todos los ciudadanos (como sevio con las proscripciones), con facultad de construir o destruir ciudades, de fundar colonias,y de conceder o despojar la realeza a monarcas orientales32. Respecto a la duracion temporal,Sila mantendrıa el poder hasta que la situacion polıtica lo exigiese33; es decir, indefinidamente.

Los poderes de esta nueva dictadura estan, de este modo, definidos, pero las interpre-taciones al respecto varıan. Para Apiano, la nueva dictadura intentaba mantener la aparienciade la constitucion patria nombrando magistrados, pero de hecho encubrıa el deseo de Sila degozar de un poder absoluto34. Para Plutarco, el proposito de Sila era el de un tirano, sin masambages35. En palabras de Dion Casio, Sila tenıa suenos de un poder absoluto36, y dice Orosioque Sila fue nombrado dictador para ocultar su deseo de dominio con la venerabilidad de untıtulo importante37.

Entre los autores modernos, Carcopino ya sugirio la idea de Sila como monarcafracasado y la equiparacion de la dictadura silana a un autentico golpe de Estado. La ilegalidad

30VALGIGLIO (1969), 63.31KEAVENEY (1982a), 162-163.32Plut., Sull., 33.2; VALGIGLIO (1969), 65; KEAVENEY (1982a), 162.33App, B.C., I, 99; VALGIGLIO (1969), 65; KEAVENEY (1982a), 162.34App., B.C., I.98–100.35Plut., Comp. Lys. et Sull., 3.136Dion Casio, fr. 108.2.37Orosio, V, 21.12.

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del nombramiento de dictador es clara y manifiesta para este autor: a falta de consules, es cierto,era necesaria la figura de un interrex, es el procedimiento a seguir, pero lo es para la convocatoriade elecciones a consul. La lex Valeria, en su opinion, habıa introducido una realidad nueva y degran trascendencia, al dar al dictador un tiempo ilimitado, la soberanıa de hecho sobre Roma ylas provincias, todos los poderes (constituyente, legislativo, ejecutivo y judicial), con derecho devida o muerte sobre la ciudadanıa, e incluso potestades religiosas, como el derecho de consagrardiversos lugares como templa o la facultad de desplazar a su voluntad los sagrados lımites delpomerium38. De hecho, concluye el autor, la dictadura amenageait pour lui una monarchie dontl’absolutisme evoque celui des royautes hellenistiques39.

Valgiglio califica de farsa la lex Valeria. Es cierto, afirma, Flaco promulga una ley quenombra a Sila dictador, pero esta dictadura non si tratava della forma di dittadura consentidadalla costituzione repubblicana40. La legalidad no fue respetada: el concepto de tiempo ilimitadorompıa los esquemas de la constitucionalidad. Desde el punto de vista jurıdico-formal, la lexValeria se presentaba votada por el pueblo; pero el dictador no lo nombra el pueblo, sino elSenado. Desde el punto de vista constitucional, esta ley crea una magistratura nueva, pues ladictadura silana no es ya el viejo cargo republicano: mas bien es la senal que marca el final dela Republica y el inicio de la dominacion de Cesar y de Augusto41. Ası pues, segun el autor,anticostituzionale l’elezione, anticostituzionale fu pure l’esercizio del potere attributo42. El nuevocargo nacıa viciado y manchado por la ilegalidad de su nombramiento43.

Keaveney, en cambio, trata de asimilar la dictadura silana a la vieja dictadura re-publicana, en su afan por justificar a Sila. Hay similitudes, dice: Sila, en una situacion deemergencia como no habıa conocido Roma, ha sido elegido dictador; ha nombrado un magisterequitum (Valerio Flaco, casualmente), como marca la costumbre; lleva el numero normal delictores y fasces (24, aunque dice Apiano que en numero igual al de los antiguos reyes44, yafirmando Livio que tal cosa jamas se habıa visto45); permite que haya otros magistrados yde hecho nombra nuevos consules, M. Tulio Decula y Cn. Cornelio Dolabela para el 8146. Esmas, incluso los aspectos innovadores de la nueva dictadura apoyan la tesis de que Sila se veıa

38CARCOPINO (1947), 37–40.39BLOCH–CARCOPINO (1952), 463.40VALGIGLIO (1969, 63.41ID., 74-75.42ID., 71.43Valgiglio remarca la inconstitucionalidad del nombramiento de Sila. Vayamos a otros caso parecido: una

guerra civil terminada, un hombre victorioso que ha vencido a sus enemigos en Oriente y esta al frente de unenorme ejercito que hay que licenciar, el Estado necesita de paz y de reformas. Hablamos de Octavio Augusto,y si bien las circunstancias son diferentes a las de Sila. Examinemos las circunstancias: como Sila, Octavio notiene un tıtulo sobre el que aferrarse (su cargo triunviral ceso a finales del 33; tan solo ostenta, simbolicamente,el pomposo tıtulo de dux totae Italiae). Cierto, Octavio estaba respaldado por la mayor parte del Senado y todaItalia se habıa conjurado a su favor; pero Marco Antonio tambien habıa recibido antes de Actium el apoyo de200 senadores. Cierto, el Estado romano no estaba al borde la ruina como en el 82, pero tras casi casi quinceanos desde la muerte de Cesar, ni Roma ni Italia han gozado de los frutos de la paz. De pronto, en el 27, Octavio,imperator, elegido consul ano tras ano desde el 30, renuncia a sus poderes y el Senado le concede el gobiernode una amplısima provincia (las Galias, Hispania, Iliria, Siria) con un imperium maius, un poder superior alde los gobernadores provinciales, por un perıodo de diez anos. ¿Es anticonstitucional este nombramiento? ¿Fueanticonstitucional el nombramiento de Sila como dictador? Las formas republicanas se han visto alteradas.¿Que podrıamos decir? Que la constitucion romana se altera en funcion de las circunstancias; ¿y que queda delrespeto a la mos maiorum? Tambien en la Guerra de Anıbal el joven Escipion fue elegido consul con apenastreinta anos y sin haber seguido a rajatabla el cursus honorum. ¿Acaso no se adapto la constitucion a unasituacion de emergencia nacional, como era la guerra? La inconstitucionalidad es un aspecto subjetivo.

44App., B.C., I, 100.45Liv., 89.46KEAVENEY (1983b), 193-194.

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a sı mismo como un magistrado de la Republica que habıa asumido la tarea de restaurar elEstado47.

Es cierto, dice el autor, his method of election was different, no exact time limitwas set on his period of office and his powers were more sweeping48; pero esto era necesariopara restaurar el Estado. En su carta a Flaco, habıa escrito que el restaurarıa el gobierno, laciudad e Italia, los cuales habıan sido gravemente vejados por la guerra y las disputas, y que notenıa ninguna duda considerarse a sı mismo como el hombre mas capacitado para llevar a caboestas medidas49. Por ello, afirma Keaveney, the dictatorship legibus faciundis et rei publicaeconstituendae was the outcome of Sulla’s long held belief that the Roman constitution needed tobe reformed and that he himself was the best person fitted for the task 50. De esta manera, parael autor se justificarıa ası la innovacion de la dictadura silana: Sulla assumed a dictatorshipwhich resembled in many ways the dictatorship of old but which was suitably modified to meeta great crisis in the Roman state51.

La explicacion de Keaveney parece logica, pero hay algo que oscurece el panoramay nos hace pensar acerca de que hay detras de la nueva dictadura: las proscripciones.

7.2. Las proscripciones

7.2.1. Una represion institucionalizada

Si existe un elemento que oscurece todo lo que rodea a Sila, perpetuando su “leyendanegra”, ese elemento son las proscripciones. Sulla potuit, ego non potero? 52, afirma Pompeyodurante la guerra civil del ano 49. Ciceron percibe el fantasma de Sila rodeando a Pompeyoe incluso crea un neologismo para referirse a sus intenciones: ita sullaturit animus eius etproscripturit iam diu53. Juvenal, a finales del siglo I d.e.v., recuerda a aquellos Sullae ... discipulitres54, aquellos tres discıpulos del maestro Sila, que en el 43 a.e.v. decidieron legalizar, porsegunda vez en menos de 40 anos, el asesinato selectivo de algunos ciudadanos enemigos. YDion Casio, en el siglo III d.e.v., aun remmemora el eco de las matanzas de la Dictadurasilana55.

Fernando Wulff Alonso se refiere a las proscripciones silanas comom una parte masde esa represion institucionalizada que, incluso antes de Porta Collina, Sila ejecuto sistemati-camente una vez decidio que ya no era el momento de negociar con los enemigos56. Para esteautor, la Pax Sullana posterior a Porta Collina es el reino de las muertes indiscriminadas pri-mero y, despues, de las listas de proscritos que abarcan a senadores, magistrados y caballeros,y que se publican en toda Italia, con su corolario de asesinatos, exilios y confiscaciones, queson el pretexto para el enriquecimiento masivo de partidarios de Sila a partir de la venta de laspropiedades confiscadas; a esto hay que anadir las que afectan a quienes les ayuden (...). Todo

47ID., 194.48Ibidem.49App., B.C., I, 98.50KEAVENEY (1983b), 195.51ID., 194.52Cic., Att., 9. 10. 2.53Cic., Att., 9. 10. 6.54Juv., 2. 28.55Dion Casio, 47. 3. 1, 2.56WULFF ALONSO (2002), 91–94.

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se desarrolla ciudad por ciudad, buscando responsables con ayudas de los sectores prosilanos alprincipio, despues, y tal como nuestras fuentes aseguran casi unanimamente, la posicion polıticaacaba resultando una cuestion banal al lado de la avidez economica o de, (...), la envidia antealguien que es mas rico. mas noble o sencillamente mejor 57. Cuando leo estas frases, a vecesno se a ciencia cierta si se refieren a la Roma de hace veintiun siglos o a la Espana de haceapenas dos generaciones.

7.2.2. Un procedimiento de depuracion social y polıtica

Dice Apiano: Sila en persona, habiendo convocado en asamblea a los romanos, dijomuchas cosas en tono grandilocuente sobre sı mismo, profirio otras en son de amenaza paraatemorizarlos y termino diciendo que llevarıa al pueblo a un cambio provechoso, si le obedecıan,pero que no librarıa a ninguno de sus enemigos del peor castigo [...] Nada mas haber pronunciadoestas palabras proscribio con la pena de muerte a cuarenta senadores y a unos mil setecientoscaballeros58.

La lex Cornelia de proscriptione59 fue promulgada por Sila y dio lugar a un climade terror indescriptible durante los primeros meses de la Dictadura Silana60. Mediante esta leyde legitimaba el asesinato impune de todos aquellos sospechosos de haber colaborado con elregimen cinnano, cuyos nombres se publicarıan en unas listas publicas en el Foro. Los bienesde los proscritos eran confiscados y vendidos en publica subasta – Livio afirma que con estaventa el Tesoro publico lleno sus arcas con 350 millones de sestercios61 –, se recompensaba condos talentos a todo aquel que trajera la cabeza de un proscrito (que era clavada en una pica ycolocada en el Foro) y se prohibıa el acceso a cualquier cargo publico a los descendientes de losproscritos, que ademas perdıan la ciudadanıa romana62.

¿Quienes fueron las vıctimas? Obviamente, la gente de la calle, los desposeıdos, losproletarii, no tenıan nada que temer (soy consciente del cariz populista que tiene esta frase).Sila apuntaba, en primer lugar, al orden ecuestre, el poder economico de Roma, contra quienespublico toda una serie de leyes. Murieron tambien miembros del orden senatorial, unos 40 enpalabras de Apiano: empezando por los consules del 82 a.C., el joven Mario y Carbon, seguidosdel pretor M. Mario Gratidiano (sobrino polıtico de Mario, asesinado por su cunado Catilina),P. Letorio, un tal Venuleyo, el pretor A. Carrinas, el cuestor Cn. Domicio Ahenobarbo,... yası hasta 40 nombres63. Tambien se incluıan los nombres de los consules del ano anterior,Norbano y Escipion Asiageno, ademas de Q. Sertorio, que logro huir a Africa e Hispania.Pero la parte del leon de las listas de proscritos la formaban equites, muchos de los cualeshabıan apoyado el regimen de Cinna y Carbon (por citar algunos nombres, Sex. Alfeno y Cn.Titinio, por ejemplo)64. Por otra parte, esta lex de proscriptione tenıa caracter retroactivo: seconsideraba hostes publici y proscriti a todos aquellos que hubieran estado en el bando de losCinanni con posterioridad a la ruptura de la tregua entre Sila y el consul L. Escipion Asiageno(y al asunto de Sertorio en Suessa Aurunca), en el verano del ano 83 a.e.v.

57Ibidem, 93.58App., B.C., I, 95.59Un estudio en profundidad, el mas completo hasta hoy dıa, lo ofrece HINARD (1985b), 17–143, con un

catalogo de los proscritos de los anos 82–81 (p. 327–419).60ROTONDI (1962), 349; Plut., Sull., 31.7; Liv., Per., 89; Dion Casio, fr. 109.61Liv., Per., 89.5.62App., B.C., I, 91; Plut., Sull., 31.7; Dion Casio, fr.109; VALGIGLIO (1969), 58-60; KEAVENEY (1982a),

150-155.63Orosio, V, 21, 3–14.64KEAVENEY (1982a), 150.

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La proscripcion no afecto solo a la ciudad de Roma: los italicos que apoyaron alos ejercitos cinnanos fueron brutalmente reprimidos y castigados. Las tierras de los samnitas,irreductibles enemigos, fueron devastadas; ciudades etruscas que habıan apoyado a Carbon,como Volaterrae, Arretium y Faesulae, perdieron sus tierras, que fueron repartidos entre losveteranos de Sila, fundandose colonias militares65.

Un ambiente de terror blanco se cernio sobre toda Italia: tambien hubo mucha ma-tanza, destierros y confiscaciones entre los italicos que habıan obedecido a Carbon, a Norbano,a Mario o a sus lugartenientes. Se celebraron juicios rigurosos contra todos ellos por toda Ita-lia, y sufrieron cargos de muy diverso tipo por haber ejercido el mando, por haber servido enel ejercito, o simplemente por dar consejos contra Sila. Fueron tambien motivo de acusacionla hospitalidad, la amistad privada y el prestamo de dinero, tanto para el que lo recibıa comopara el que lo daba, y alguno incluso fue apresado por algun acto de cortesıa, o tan solo porhaber sido companero de viaje66. Pero tambien hubo casos de italicos, ahora ciudadanos roma-nos, que fueron recompensados por Sila (como el padre de Sexto Roscio de Ameria) o que seaprovecharon de la situacion para saldar viejas cuentas (Opianico en Larinum). Pero son masconocidas las escenas de matanzas y de crımenes cometidos por secuaces de Sila, como Catilinay Verres67. Incluso el joven Cesar, perseguido por Sila, fue asaltado por un Cornelius, un talFagites, uno de los esclavos liberados por Sila68.

Las proscripciones tenıan para Sila un significado polıtico y personal. Como proconsul,y por tanto poseedor de un imperium militiae, Sila aplicaba las proscripciones en virtud delderecho de conquista69. Su victoria y la de su faccion eran al mismo tiempo la victoria de unconcepto optimate de la polıtica sobre un concepto popularis de la misma. En una guerra civil,la victoria de un bando significaba el castigo del otro. Un castigo que Sila ya habıa anunciadoestando en Oriente, mediante una carta que envio al Senado en el 86 a.C.70, aduciendo que suquerella era contra los Cinnani y que el resto de ciudadanos no tenıan nada que temer.

Por otra parte, Sila se vengaba de afrentas sufridas en su propia persona: desde elataque a su dignitas por intentar arrebatarle el mando mitridatico, hasta la quema de su casa,la confiscacion de sus bienes, la persecucion de su esposa e hijos y el asesinato de sus amigosoptimates71. Sila se vengaba con crımenes horrendos de los mismos crımenes horrendos queel, su familia y sus amigos habıan sufrido. En palabras de Keaveney, pues, se comprenderıa elmodo en que trato a sus enemigos personales, su peculiar salvajismo, como result of a deepseatedgrievance at the personal injuries he had suffered at their hands72.

La brutal represion que Sila impuso sobre sus enemigos, polıticos y personales (aun-que en su caso se mezclan ambas clases), no es mas que el principio de una larga serie de medidasdestinadas a reformar el Estado73. De hecho, el caracter negativo con el que Sila siempre ha sidovisto se debe a las proscripciones y sus repercusiones, mas que al alcance o significacion de suprograma legislativo. La imagen de Sila quedo irremediablemente danada por el fantasma de lasmatanzas y asesinatos. Analicemos ahora este programa legislativo, amplısimo y de profundo

65KEAVENEY (1982a), 155, 182–186; VALGIGLIO (1969), 60–61.66App., B.C., I, 96.67Diod., XXXVIII-XXXIX, 19; Orosio, V, 21.1; Val. Max., IX, 2.1; Cic., Pro Rosc. Amer., 15–22; De domo,

79; Pro Caec., 97.68Suet., Div. Caes., 3.69VALGIGLIO (1969), 62.70App., B.C., I, 77.71KEAVENEY (1982a), 158-159.72ID., 159.73Totalmente extrana en Roma, en el Oriente helenıstico esta solucion final fue bastante comun, como cita

NICOLET (1982), I, 354–355, citando a Diodoro y Polibio.

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significado.

7.3. El segundo programa legislativo de Sila

Despues de ocuparse de las proscripciones y de llevar a cabo todo un programade colonizacion de las tierras confiscadas a los italicos (cuestion que no voy a tratar aquı),Sila se dispuso a emprender las reformas que una decada de guerras civiles y en el exteriorhabıa postergado, y cuyo objetivo era intentar un aumento y fortalecimiento de la constituciontradicional. De hecho se trataba de toda una legislacion que, aunque carente de originalidad74

– pues de hecho restauraba un estado de cosas preexistente y, al mismo tiempo, caduco –, noserıa superada hasta la dictadura de Cesar.

La pieza basica de la legislacion silana era el fortalecimiento del Senado. Enconexion con este postulado inicial estaba, por un lado, una reforma de las magistratu-ras y, por otro, un debilitamiento (cuando no mutilacion) del tribunado de la plebe,autentica arma de choque del movimiento popularis. No menos importante era una legislacionprovincial (para evitar una nueva marcha sobre Roma por parte de otro imperator militar),incluida una lex de maiestate y una legislacion judicial que arrebataba al orden ecuestreel monopolio sobre los tribunales de justicia concedido por Cayo Graco cuarenta anos atras.Reformas menores eran unas leyes suntuarias, una ley que suprimıa las frumentationes o re-partos de trigo subvencionado (y que demuestra el caracter reaccionario y conservador de lalegislacion silana) y unas medidas financieras.

7.3.1. ¿Invencion del Senado?

Sila efectuo una lectio Senatus75 en el ano 81: elevando el numero de senadores delos 300 habituales a 60076. Livio afirma que completo el Senado a base de miembros proceden-tes del orden ecuestre77, afirmacion que tambien toma Claude Nicolet, aunque puntualizandoque estos miembros ecuestres pertenecıan a familias nobles ou des files de senateurs qui n’ontpas encore exerce les honneurs78; es decir, que se puede hablar de una pertenencia al ordenecuestre de aquellos hijos o familiares de senadores que aun no habıan iniciado la carrera de lasmagistraturas (estos individuos, por tanto, estarıan incluidos en las centurias de equites cumequo publico). Las bajas senatoriales en la decada 91-82 fueron cuantiosas: segun Willems, entorno a 24 consulares, 60 praetorii, 7 aedilicii y unos 200 senadores de rango inferior o pedariimurieron en este perıodo, en total 291 bajas79. Las lectii Senatus de los anos 89 y 86 a.C.,aunque revisaron las listas senatoriales, resultaron insuficientes por las numerosas ejecucionesde senadores por partes de Mario, Cinna, el joven Mario80 y el propio Sila, que hara matar a90 senadores y 15 consulares81.

74GOMEZ–PANTOJA (1991), 107.75Sobre el Senado de Sila, vid. EVANS (1983), GABBA (1956), HARDY (1916), HILL (1932), WULFF

ALONSO (2002).76App., Bell. Civ., I, 100; WILLEMS (1885/1968) I, 401-404; KEAVENEY (1982a), 174.77Liv., Per., 89.4.78NICOLET (1974), I, 576-577.79WILLEMS (1885/1968), I, 403.80Entre sus vıctimas estan Q. Mucio Escevola, pontifex maximus, y M. Junio Bruto, abuelo del cesaricida.81App., B.C., I, 103.

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La lista senatorial fue completada con algunos oficiales del ejercito de Sila en Oriente(Luculo, por ejemplo; Pompeyo, en cambio, rehuso el honor de formar parte de los adlecti),y se aumento el numero anualmente: los 20 cuestores entraban a formar parte del Senado,renovandose de este modo las bajas producidas por muerte natural que se irıan produciendosepaulatinamente82. En palabras muy sugestivas del profesor Wulff Alonso, de hecho, el Senadofue inventado, reestructurado a base de matanzas y de los nuevos miembros que el mismo elige(..). En este sentido, esta invencion sera clave tambien para la imagen de proyectara la nuevaclase dirigente, que reclamara su obra polıtico–constitucional (no sus matanzas) con todos losmatices que se quiera: la idea de un senado optimate por definicion, identico a sı mismo, quetransita a lo largo de los anos tratando de mantener el buen orden y que vendrıa a corporeizarseen el silano83.

Por otra parte, el Dictador devolvio al ordo senatorius el control exclusivo de lostribunales de justicia, que desde Cayo Graco eran monopolio de los equites y constituıan uncampo constante de enfrentamientos entre senadores y caballeros. Esta lex Cornelia iudiciaria84,previa a la reforma del aparato judicial, ratificaba la posicion de predominio del Senado yarrebataba todo poder polıtico a los equites. Al mismo tiempo, ponıa en manos de juradossenatoriales la tarea de juzgar delitos de colegas senadores (especialmente en las provincias),con lo que la corrupcion y venalidad, presentes anteriormente, se perpetuaron ahora en manosdel otro orden en estas quaestiones o cortes de justicia. Keaveney sostiene, de acuerdo conWillems, que para compensar a los equites por la perdida de esta competencia, Sila rellenarıalas filas del Senado con miembros del ordo equester en su lectio del 81 a.C.85

7.3.2. Mutilacion del tribunado de la plebe

Por medio de una lex Cornelia de tribunicia potestate86, Sila pretendıa recuperaruna ley suya del 88 a.C., se reafirmaba lo siguiente:

1. Se prohibıa a los tribunos de la plebe presentar propuestas de ley a la asamblea plebeya,o en su defecto se exigıa una autorizacion previa del Senado87. De un plumazo, Sila lesarrancaba toda capacidad legislativa.

82KEAVENEY (1982a), 175.83WULFF ALONSO (2002), 96. Palabras no solo sugestivas, sino llenas de un simbolismo conceptual que

como mınimo llaman la atencion del lector. No puedo evitar seguir citando al profesor Wulff Alonso, cuandoafirma tambien, en esta misma pagina: de esta misma forma, se construye un espejismo que busca ocultar lacomplejidad de las posiciones senatoriales, la variacion de estas y las diferencias sobre los diferentes temas a lolargo del tiempo o incluso en momentos especıficos, como los mas recientes (con su evidente y peligrosa posicioncontra el general Sila), y que busca imaginarlo como un baluarte unificado defensor de una misma lınea, ydemonizar a los que se define como sus oponentes a lo largo del tiempo. Sin duda los senadores aceptan estaidea facilmente, en especial aquellos supervivientes que abriguen los mas mınimos temores a que se les recuerdesu papel. Y el propio Sila ve ası legitimada su obra y olvidada su verdadera posicion del ano 87 en adelante. Lademonizacion de Mario es el otro lado del juego. Yo lo que observo, una vez mas, es la invencio y reinvencionde Sila por parte de Sila.

84ROTONDI (1962), 351; VALGIGLIO (1969), 101–104; KEAVENEY (1982a), 175.85KEAVENEY (1982), 175; WILLEMS (1885/1968), II, 101-106. ¿Compensaciones despues de la masacre de

caballeros al iniciar su Dictadura? No tiene mucho sentido: Sila demostro en muchas ocasiones una aversion porel ordo equester, no parece logico que quisiera recompensarlos despues de haberse cebado con ellos.

86ROTONDI (1962), 350.87App., B.C., I, 100. Es la llamada auctoritas patrum, es decir, el permiso del Senado para presentar leyes en

las asambleas. Laffi (2000/1967), 268-269; afirma que esta prevencion se aplicaba tambien a que cualquier leypresentada en las asambleas populares, ya fuera en los comitia tributa o en los comicios centuriados, necesitabade una autorizacion preventiva (auctoritas patrum), a la que se reconocıa una eficacia vinculante.

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2. Se excluıa a los tribunos del acceso a cualquiera magistratura del cursus honorum88. Deeste modo, impidiendo que los tribunos puedan realizar una carrera publica, Sila pretendıadespojar de todo interes el cargo de tribuno, pues todo aquel que lo revistiera verıaestancada su carrera publica. Al mismo tiempo, se prohibıa que un tribuno de la plebepudiera ser reelegido al finalizar su mandato. Se acabaron las veleidades de personajescomo los Gracos, Saturnino o Sulpicio.

3. Se abolıa el derecho de veto (ius intercessionis) para los tribunos. Unicamente se lespermitıa el ius auxilii, es decir, la facultad de proteger a un plebeyo contra los actos deun magistrado cum imperium89.

Con esta lex Cornelia el tribunado de la plebe quedaba reducido a su primitiva for-ma; podrıamos ir mas lejos: mutilado de su facultad de presentar leyes y de vetar propuestas deotros magistrados, el tribunado dejaba practicamente de existir; se convertıa en un cargo pocoatractivo, cuyas funciones se limitaban exclusivamente a proteger a ciudadanos plebeyos de laarbitrariedad de un magistrado superior. Sila pretendıa que los tribunos dejaran de legislar,que la facultad de promulgar leyes volviera a los consules90 (como habıa sido en el principiode la Republica); que los tribunos ya no pudieran vetar leyes de maxima importancia para elSenado, que interfirieran en la polıtica interior y exterior, que nombraran comandantes milita-res, distribuyeran provincias o arrebataran mandos militares a magistrados nombrados por elSenado.

7.3.3. Control de las magistraturas

Mediante una lex Cornelia de magistratibus91 , Sila precisaba el orden de las magis-traturas del cursus honorum, la edad mınima para acceder a ellas y el intervalo temporal entreun cargo y el siguiente92.

El orden de las magistraturas era el siguiente: cuestor, edil (optativo) o tribuno dela plebe (y aquı acababa la carrera publica de estos), pretor y consul. Habıan de pasar dos anosentre pretura y consulado. Por medio de una nueva aplicacion de la lex Villia annalis93 del ano180 a.e.v., se estipulaba ahora la edad mınima legal para cada una de las magistraturas: 30 anospara la cuestura, 36 para la edilidad, 40 para la pretura y 43 para el consulado. La edilidad,entre la cuestura y la pretura, serıa accesible a partir de los 36 anos. Habrıa, como mınimo, unintervalo de cinco anos entre cuestura y edilidad, diez anos entre la cuestura y la pretura y dosanos entre la pretura y el consulado. Del mismo modo se restauraba el viejo principio de unintervalo mınimo de diez anos para volver a presentarse candidato al consulado, y se prohibıa

88App., B.C., I.100.89VALGIGLIO (1969), 81; KEAVENEY (1982), 169-170; ROTONDI (1962), 350.90De hecho, Sila fue uno de los pocos consules que promulgo leyes durante el ultimo siglo de la Republica,

hasta las leyes de Cesar durante su consulado del 59 a.e.v. y su Dictadura. Uno de los sıntomas del fracasodel sistema de la Republica oligarquica fue, justamente, el traspaso a los tribunos de la plebe (en especial, losGracos, Saturnino, Livio Druso y Sulpicio) de la facultad legislativa. A lo largo de los cuatro decadas anterioresa Sila, el Senado, a traves de los consules, se vio incapaz de legislar: solo Q. Servilio Cepion, consul del 106 a.e.v.pudo promulgar un pequeno programa legislativo, que por su caracter negativo eliminaba los ultimos resquiciosde las leges Semproniae; vease ARBIZU (2000), 106–108. Sila quiso romper con esta tendencia y por ello lamutilacion del tribunado de la plebe era necesaria en su legislacion, para poder volver a los anos dorados de laRepublica oligarquica.

91ROTONDI (1962), 35192App., B.C., I, 100; Liv., Per., 89.4; VALGIGLIO (1969), 87–93; KEAVENEY (1982a), 170-171.93Para un panorama de las magistraturas antes de la reforma de Sila, vid. ASTIN (1957–1958).

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repetir el consulado dos veces. Se acabaron experiencias como las de Cayo Mario, consul sieteveces, cinco de ellas de forma consecutiva y tres in absentia. A partir de ahora, todo candidatodebıa estar presente en Roma a la hora de formalizar su candidatura.

Al mismo tiempo, y dadas las exigencias del servicio publico en Roma y en lasprovincias, se aumentaba el numero de cuestores a veinte (lex Cornelia de quaestoribus XXcreandis)94, y el colegio de pretores pasaba de seis a ocho miembros (lex Cornelia de praetoribusVIII creandis)95.

La censura, despues de la lectio Senatus que hizo Sila en el 81 (vid. infra) no fueformalmente abolida, pero ciertamente y en la practica fue innecesaria. Sin embargo, se dudasobre si Sila abolio el cargo mediante una lex Cornelia de supplendo senatu e de censura96.

7.3.4. Acerca de los tribunales de justicia

Despues de devolver al Senado los tribunales, Sila se encargo de definir las causasque tratarıan97. Por medio de un conjunto de leyes, Sila definio al menos siete tribunales dejusticia permanentes y especıficos:

1. Quaestio de sicariis et veneficiis98, que juzgarıa delitos de asesinato y envenenamiento.Anteriormente, ambos crımenes se habıan juzgado en tribunales diferentes por medio desus respectivas quaestiones extraordinarias; ahora ambos delitos se unificaban en una solacorte, que tambien tratarıa delitos de robo a mano armada, incendio premeditado y unnuevo delito llamado asesinato judicial. La pena era la acqua atuqe ignis interdictio, esdecir, el destierro de por vida.

2. Quaestio de falsis (testammentaria/nummaria)99, creada enteramente por Sila. Anterior-mente se habıa encargado de ello una quaestio extraordinaria, que trataba los delitos defalsificacion de moneda y de pesos. En este nuevo tribunal, ademas, se juzgarıan los delitosde falsificacion o trafico de documentos legales. La pena era tambien el exilio.

3. Quaestio de ambitu100, que juzgarıa los delitos de soborno electoral. La pena serıa prohibiral condenado acceder a un cargo polıtico durante un plazo de diez anos.

94ROTONDI (1962), 353-354.95ID., 354.96ID., 362; VALGIGLIO (1969), 94.De hecho, la censura, un cargo honorıfico (se elegıa a consulares como censores y no tenıan imperium),

perdio ya con Sila prestigio y continuidad. Elegidos originalmente cada cinco anos para la confeccion del censo(con una duracion del cargo de 18 meses), despues de Sila fueron elegidos censores en contadas ocasiones,sıntoma de la decadencia del sistema republicanos: en el 70 a.C., en el 65 y en el 51. Cesar asumio sus funcionesy la magistratura como tal dejo de existir.

Laffi (2000/1967), 267-268, no cree sin embargo que haya que hablar de una abolicion de la censura por partede Sila. El hecho de que hasta el 70 a.C. no se eligieran nuevos censores se deberıa a que la Dictadura Silana yacontemplaba en sı misma poderes censoriales, por lo cual se hizo innecesaria durante un tiempo de la eleccionde nuevos censores; si bien, dice el autor, el retraso en esta eleccion se deberıa a un obstruccionismo por partede la oligarquıa senatorial, tendiente a impedir el registro de novi cives en el temor de que ellos pudiesen alteraren su perjuicio la composicion del cuerpo electoral (p. 268).

97Dice SUAREZ PINEIRO (2000), 265, que no podemos hablar con certeza de una lex Cornelia iudiciariade caracter general, pero sabemos que Sila constituira o consolidara quaestiones permanentes, que no habıanfuncionado con anterioridad mas que de forma esporadica.

98ROTONDI (1962), 357-358; KEAVENEY (1982a), 176; VALGIGLIO (1969), 107.99ROTONDI (1962), 356; KEAVENEY (1982a), 176; VALGIGLIO (1969), 109.

100KEAVENEY (1982a), 176; VALGIGLIO (1969), 109-110.

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4. Quaestio de peculatu101, que tratarıa delitos de apropiacion indebida de fondos publicos.Parece que ya existio antes de Sila una quaestio al respecto.

5. Quaestio de maiestate102, tratarıa de los delitos de traicion – mas adelante hablaremosde la maiestas en relacion con las provincias –. Sila perfecciono los tribunales creados alrespecto por Saturnino y Glaucia a finales del siglo II a.C. (lex Appuleia de maiestate)103,definiendo la maiestas, que se diferencia de la perduellio, en relacion con un gobiernoprovincial. La pena era el exilio y la perdida de la ciudadanıa.

6. Quaestio de iniuriis104, que juzgarıa los delitos de injuria personal y que hasta entonceshabıa sido un asunto civil que se resolvıa con una compensacion monetaria para el in-juriado. Sila dejo el procedimiento inalterable, introduciendo ahora los delitos de asaltogravado y registro violento. Estos delitos, debido a su poca relevancia, se juzgarıan enuna quaestio extraordinaria y no en un tribunal permanente.

7. Quaestio de repetundis105, una corte permamente, ya existente anteriormente, que tratarıalos delitos de concusion por parte de un magistrado en activo. Sila simplemente se limito areafirmar el exilio como pena, ademas de una indemnizacion monetaria que deberıa serdos veces y media la cantidad robada.

Estos tribunales deberıan ser presididos por magistrados con poder pretoriano; sino pretores (pues muchos de ellos estarıan gobernando una provincia), al menos por ediles conrango pretoriano.

7.3.5. Las provincias: no mas Sullae

Por medio de una lex Cornelia de provinciis ordinandis106, Sila intento proteger elregimen senatorial de la formacion de facciones de poder duraderas en las provincias y de laamenaza de ejercitos provinciales (tal y como habıa hecho el mismo). Roma tenıa ahora diezprovincias: Sicilia, Corcega y Cerdena, Galia Cisalpina, Hispania Citerior, Hispania Ulterior,Iliria, Galia Transalpina, Macedonia, Acaya y Asia (ademas de la semi–provincia de Cilicia,no constituida formalmente hasta el 63 por Pompeyo); estas provincias serıan gobernadas, alfinal de sus mandatos en Roma, por los dos consules y los ocho pretores. Durante el ano de sucargo, estos magistrados deberıan permanecer en Roma e Italia, desempenando aquı sus tareas.La correspondencia de diez magistrados con las diez provincias existentes harıa innecesaria,entonces, una prorroga del imperium proconsularis de los gobernadores provinciales, con lo cualserıa imposible (o casi) para estos crear estructuras de poder y de clientela en estos ambitos yal margen de Roma.

Al mismo tiempo, Sila define la traicion, maiestas, por medio de una lex de maiesta-te107, en relacion con el gobierno de las provincias. Se considerarıa como delito de maiestate el

101KEAVENEY (1982a), 176-177; VALGIGLIO (1969), 109-110; ROTONDI (1962), 360, lo pone en duda.102ROTONDI (1962), 360; KEAVENEY (1982a), 177; VALGIGLIO (1969), 106-107.103App., B.C., I, 28; VALGIGLIO (1969), 106.104ROTONDI (1962), 359; KEAVENEY (1982a), 177.105ROTONDI (1962), 360; KEAVENEY (1982a), 177.106ROTONDI (1962), 353.107ROTONDI (1962), 360. ARBIZU (2000), 171, afirma que esta ley tenıa muchos puntos comunes con una ley

similar de Saturnino, aunque dandole un caracter completamente nuevo, pues en lugar de la maiestas del puebloromano y de los tribunos de la plebe, la nueva ley protegıa precisamente la maiestas de todos los magistradosromanos y del Senado.

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reclutamiento ilegal de tropas, el inicio de hostilidades sin autorizacion del Senado, la entradade un magistrado proconsular con sus tropas en Italia (se determina el cauce de los rıos Arno yRubicon como frontera de Italia), la invasion de una provincia con tropas de otra provincia, elabandono del gobierno provincial antes de la llegad de un nuevo gobernador, o la entrada contropas en un reino aliado108. El gobernador acusado de maiestate podıa ser condenado con laperdida de ciudadanıa y un exilio permanente.

7.3.6. Acerca de los cargos sacerdotales

Mediante una lex Cornelia de sacerdotiis, Sila derogaba la lex Domitia del ano 104,que establecıa la eleccion en los comicios centuriados del pontifex maximus, y restauraba elantiguo sistema de la cooptacion interna de los colegios de pontıfices, augures y decemvirisacris faciundis. Se acabaron las elecciones de pontıfice maximo, que estaban muy en bogacon la polıtica del momento; nombro por ello a Q. Cecilio Metelo Pıo como nuevo pontifexmaximus (en lugar de Q. Mucio Escevola, asesinado por orden del joven Mario, yerno suyo),que ostento el cargo hasta su muerte en el 63 a.C.109

Al mismo tiempo, Sila incremento el numero de pontıfices y augures a quince miem-bros; igualmente aumento el de los decemviri sacris faciundis, encargados de cuidar los librossibilinos110, que pasaron a ser quince (quindecemviri).

7.3.7. Otras leyes

Sila tambien redacto algunas leyes sobre aspectos menores de la constitucion romana:

1. Una lex Cornelia de adulteriis et pudecitia111, contra la inmoralidad y a favor de la purezadel matrimonio112.

108KEAVENEY (1982a), 171-172.109Metelo Pıo no tuvo tiempo para dirigir el colegio de sacerdotes y de las vestales, al ser enviado casi inmedia-

tamente por Sila a Hispania, para hacer frente a Sertorio; a su regreso en el 70 se mantuvo alejado de la escenapublica, aun siendo uno de los partidarios mas leales a Sila y su legislacion. A su muerte en el 63 a.C. el tribunoLabieno (en connivencia con un Cesar en auge) aprobo una ley que de nuevo establecıa un proceso electoral parael nombramiento del pontifex maximus. Gracias a esta ley, Cesar, que gozaba de enormes apoyos en la asambleacenturiada, pudo ganar las elecciones al cargo, frente a destacados Sullani como Q. Lutacio Catulo y P. ServilioVatia Isaurico. Una consecuencia mas de la destruccion del sistema silano, que veremos mas adelante.

110Podrıamos hablar de un programa de restauracion religiosa dentro de la legislacion silana, salvando lasdistancias, tras un perıodo de guerras civiles contınuas. Sila, el mismo pontıfice y augur, se propuso, a la parque restauraba el Estado, devolver Roma a un estado religioso preexistente. Los dioses se han enfurecido conRoma, hay que apaciguarlos. No solo se trata de reformar los diversos colegios sacerdotales, sino tambien deapaciguar a las deidades. El templo de Jupiter Optimo Maximo se incendio en el 82, y las riquezas que contenıa,incluido parte de los libros sibilinos, se perdieron. Sila encargo a Lutacio Catulo la restauracion de este templo,que se alargo durante unos veinte anos. Construyo un templo a Venus en Praeneste, que pago con parte delbotın de la campana contra Mitrıdates del Ponto. Dice Plutarco que consagro una decima parte de sus bienesa Hercules, ofreciendo un festın publico suntuosısimo (Plut., Sull., 35, 1). Un festın para dar gracias a Herculespor sus victorias y que, aparte de un afan religioso, seguramente tendrıa connotaciones populistas. Sin embargo,hasta tal punto Sila se tomaba en serio el respeto por la religion que, habiendo enfermado de muerte su esposaCecilia Metela y agonizando, los sacerdotes le prohibieron verla o acercarse a ella; conducida a un templo,Cecilia Metela murio, no sin que antes Sila le enviara un acta de divorcio (Sull., 35, 2): como sacerdote y comomagistrado, Sila no podıa tener contactos con personas consideradas nefas, impuras, y se dio el caso que Metelafue considerada, por su enfermedad, nefas.

111ROTONDI (1962), 359-360.112En este sentido, Sila se adelanta a Augusto y sus leyes acerca del matrimonio, que castigaba la solterıa de

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2. Una lex Cornelia sumptuaria113, que, a imitacion de otras leyes anteriores, intentabaponer un lımite al lujo de los banquetes y funerales publicos114.

3. Una lex frumentaria115, que de hecho abolıa los repartos de trigo subvencionado por elEstado, un gasto muy oneroso para el aerarium publico116.

4. Una lex Cornelia de novorum civium et libertinorum suffragiis117, que no derogaba lasmedidas tomadas por Cinna acerca de los nuevos ciudadanos de origen italico, ni era in-tencion de Sila despojarles de su ciudadanıa. De hecho, esta ley se limitaba a manumitira 10.000 esclavos, que adoptaron el nombre Cornelio, y a repartirlas entre las 35 tribus,concediendoles la plena ciudadanıa. Como ya hemos mencionado antes, Carcopino com-para a estos nuevos ciudadanos con una guardia pretoriana al servicio del Dictador, otrosigno mas de la intencion de Sila de acceder a un poder monarquico118.

7.4. Significacion de la legislacion silana

A semejanza del programa legislativo del ano 88, la legislacion de la Dictadura silanamuestra un origen en el pensamiento reformista conservador de M. Livio Druso, aunque conuna actualizacion tras una decada de guerras civiles y en el exterior. La fundacion de coloniasde ciudadanos, la extension de la ciudadanıa romana a los italicos, el aumento del numerode senadores, una ley judicial,... todo ello muestra una especial influencia de Livio Druso enla legislacion silana119. Obviamente, habıa diferencias: a Livio Druso jamas se le paso por lacabeza una brutal represion del orden ecuestre, sino que creıa en un pacto con los equites ;sin embargo, Sila apunto a la clase ecuestre como un enemigo a batir: mato a muchos de susmiembros, confisco sus propiedades para sanear las arcas del erario publico, les arrebato todo

los ordenes dominantes, permitiendo el matrimonio de equites con libertas, castigando duramente el adulterio(para muestra el destierro a perpetuidad de su hija Julia y su nieta del mismo nombre), y premiando en cambioa las familias numerosas.

113ROTONDI (1962), 354; VALGIGLIO (1969), 117; KEAVENEY (1982), 179.114Ley que, no obstante, el propio Sila vulnero con el funeral de su esposa Metela y diariamente en sus banquetes

privados, donde reinaban el lujo y la molicie; PLUTARCO, Sylla, 35.4.115Puesta en duda por ROTONDI (1962),354.116Creo que aspectos como este demuestran el cariz ultraconservador de la legislacion silana. Los repartos

de trigo subvencionado se iniciaron con una ley de Cayo Graco del 123 y trataban de paliar las dificultadeseconomicas de esa poblacion proletaria que se habıa establecido en Roma en las ultimas decadas y daban lugara una superpoblacion de la capital. Cayo Graco instituyo una lista de beneficiarios de 80.000 personas, querecibıan cinco modii (un modius equivalıa a 16 sextarii, una medida de capacidad equivalente a 7,333 litros) detrigo, que suponıan unos 36,6 litros mensuales; aproximadamente lo justo para hacer un quilo de pan diario.Realmente no es mucho, teniendo en cuenta que esa racion era suficiente para dos personas, pero no paraalimentar a una familia. Total, 4.800.000 modii anuales de trigo, procedente de Sicilia, Cerdena y Africa, y todoeso lo paga el Estado de su bolsillo, vendiendolo posteriormente a estos beneficiarios a un sestercio el modius.

Es mucho dinero el que gasta el Estado, de ahı la negativa del Senado a la lex frumentaria de Cayo Graco.Sin embargo, alimentar a la poblacion tambien es polıtica, y por ello la legislacion frumentaria de Cayo Gracose mantuvo, suponıa votos. Las posteriores disposiciones de Saturnino y Livio Druso mantenıan inalterable estesistema. Tan solo Sila se atrevio a abolir este sistema, seguramente por motivos economicos (importar casi cincomillones de modius de grano, unas 36.000 toneladas, era excesivo para un Estado practicamente arruinado traslas guerras civiles), pero tambien por conviccion polıtica: el Estado no debe hacerse cargo de las necesidades deuna poblacion que puede sufragar sus necesidades, no debe hacerse polıtica de este aspecto, el reparto de trigono debe ser una cuestion de populismo.

117VALGIGLIO (1969), 123–124.118BLOCH–CARCOPINO (1952), 465.119BADIAN (1962a), 232-233; ID. (1970), 56.

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poder polıtico y judicial120 y solamente les dejo su poder economico121.

¿Que tenıa de original, pues, la legislacion silana? Si bebıa de Livio Druso, ¿que partele toca a Sila en su concepcion? ¿Como podemos definir en general toda la legislacion silana?¿Se trata de un programa reformista?

Una mirada crıtica al programa silano permite ver algunas cuestiones en particular.Para empezar, una huella profundamente conservadora122, con el objetivo de fortaleceral Senado y desmoronar el poder de los tribunos de la plebe y de los equites en las ultimasdecadas. Retornar al antiguo esplendor de la nobilitas, con el Senado a la cabeza de la misma,parecıa ser el proposito de Sila al respecto. Sin embargo, los tiempos han cambiado: la Roma deSila no es la del siglo IV a.C. Roma es ahora un imperio mediterraneo, un Estado en constanteexpansion pero bajo unas formas arcaicas y desfasadas. No bastaba restaurar un mundo yapasado y restablecer antiguas leyes y tradiciones: es una ilusion, no una realidad. Sila potevafar rinascere la nobilta con tutti i suoi privilegi, ma non con aquello spirito e con aquella gloria,poiche mancava l’afflato animatore, da cui gli uomini traessero luce e forza nel compito altısimoche loro veniva dalle prerrogative godute123.

Dice Arbizu: si bien es verdad que Sila dio forma, modernizo y mejoro esencial-mente la capacidad funcional de la administracion estatal romana de caracter aristocratico, ladictadura impuesta por el fue un intento de represion total y no constituye un punto de in-flexion decisivo en la historia de la Republica Romana Tardıa124. Cierto, la legislacion de Silaproporciono a la aristocracia senatorial un tremendo poder, pero ¿sirvieron para solucionar losproblemas del Estado romano? Dice este autor que, si acaso, las leyes de Sila merecen nuestrointeres sobre todo porque muestran como concebıa un optimate la solucion de la crisis125. Perode hecho, el fortalecimiento del Senado, dice, no resolvio los conflictos sociales, tan solo diotodo el poder a una parte privilegiada de la sociedad.

Al mismo tiempo, se ha pretendido hablar, por parte de algunos especialistas, de quelas leyes silanas constituıan una legislacion reaccionaria y arcaica (por ejemplo, en el intentode mutilar el tribunado de la plebe), mientras, en la otra cara de la moneda, se tratarıa de unprograma legislativo innovador en aspectos como la definicion mas precisa de la maiestaso el incremento del numero de senadores126. ¿Cual es el adjetivo correcto? Tal vez ninguno delos dos y ambos al mismo tiempo. El Sila que mutila el tribunado de la plebe, un cargo polıticoen perfecta consonancia con la mos maiorum, que deroga los repartos de trigo subvencionado,o que devuelve la asamblea centuriada a la epoca anterior al siglo III a.C., podrıa representaral primero. Pero el Sila que establece una reforma a fondo de los tribunales de justicia, creandocortes permanentes y especıficas para crımenes y delitos determinados, o definiendo la traicionen relacion con las provincias, podrıa representar el segundo. Afirma el profesor Wulff Alonso: noes necesario insistir en que sobre estas reglas (y sobre esa reestructuracion de la clase dominantey del grupo dirigente que acabamos de ver) se juegan y se jugaran las claves de la integracionde las elites ex–italicas. Como no podıa ser de otra manera, la idea central es la de manteneruna estructura oligarquica y reducir los riesgos de la monarquıa y de la democracia (...), unhombre como Sila no tiene para elegir muchas opciones diferentes a esta, que, por otra parte,

120LAFFI (2000/1967) no opina igual, como veremos en las conclusiones. Afirma que hubo una cierta alianzaentre los equites y el Dictador.

121BADIAN (1970), 57.122VALGIGLIO (1969), 144.123VALGIGLIO (1969), 146.124ARBIZU (2000), 173.125Ibidem.126KEAVENEY (1982), 179.

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es la que le piden sus seguidores de los grupos altos127.

Centrandonos en la ley judicial, Sila perfecciono el proceso penal, compilo un autenti-co codigo jurıdico y puso las bases para las posteriores legislaciones de Cesar y Augusto128. Pero,por otra parte, tenemos al Sila que no duda en abolir las distribuciones de trigo subvencionadoy perfila leyes a favor de la moralidad: vuelve el polıtico ultraconservador. Pero la balanza sevuelve a desequilibrar a favor de Sila: distribuyendo tierra a sus 120.000 veteranos o fundandonuevas colonias de ciudadanos, Sila podrıa ser considerado el continuador de la polıtica agrariade los Gracos (si no fuera porque esta tierra es arrebatada a numerosas comunidades italicascomo castigo por su apoyo a la causa popularis), o el continuador de Mario en la reglamen-tacion tecnico-militar del ejercito129. Incluso se le podrıa considerar el primer unificador deItalia, al considerar Italia un ente diferenciado de las provincias – es elocuente al respecto queItalia deje de ser gobernada por ningun magistrado con imperium proconsular, sino que searesponsabilidad de los consules de cada ano; al fin y al cabo, ahora Italia es tambien Roma130.

Badian cree que se equivocan los que tachan de mero reaccionario a Sila; es absurdo,dice, no hay reaccion sino concordia. Ciertamente, mutilo el poder de los tribunos de la plebe,pero tambien admitio a italicos en el Senado; los demagogos y ambiciosos generales (como elmismo) fueron neutralizados; la cuestion de los italicos se resolvio finalmente y las diferenciasentre los dos principales ordenes de la sociedad romana se redujeron (aunque fuera por lafuerza). Habrıa que hablar, dice, de concordia, de ley antes que tradicion131. A fin de cuentas,concluye, the myth of Sulla’s championship of the nobility at the expense of the equites is oneinvented and propagated by interested ancient courses (Cicero bears a large part of the blame),and it is reassuring that we can now penetrate behind it132.

Para Keaveney, Sila pretendıa poner estabilidad donde no la habıa, tras una decadaen la que el Estado y al sociedad romana se habıan vistos sacudidos por la guerra y la discordiacivil. ¿Y como lo hizo? Evitando que un individuo destacara por encima de sus iguales. ¿Conque medios? Con una legislacion provincial, una lex de maiestate, la practica destruccion deltribunado de la plebe como plataforma de lanzamiento de demagogos y militares ansiosos depoder. Para conseguirlo, Sila doto de enormes poderes al Senado, que se constituıa ası enlegıtimo y verdadero cuerpo polıtico del Estado133.

La obra de Sila abarco muchos campos y enraizo en ese reformismo conservadordel cırculo de M. Livio Druso134. Pero su establecimiento por medio de violentas purgas, sudiscriminacion sistematica de los vencidos y el hecho de colocar al Senado, una vez mas, a lacabeza del Estado, provocaron una sorda oposicion que, sin duda, saldrıa a la luz a la muertedel Dictador. En realidad, basto que Sila se retirara del poder para que la discordia volviese arenacer.

127WULFF ALONSO (2002), 101.128VALGIGLIO (1969), 110-111.129ID., 147-148.130ID., 149; BLOCH–CARCOPINO (1952), 490–491.131BADIAN (1970), 58–59; ID. (1962), 231–233.132ID. (1962), p. 232–233.133KEAVENEY (1982a), 180134BADIAN (1962a), 233, incluye a Sila dentro de esta factio, un grupo liderado, como hemos visto antes,

por M. Emilio Escauro, princeps Senatus, y protagonista indiscutible del clan de los Metelli ; el matrimonio deSila con Metela, sobrina de Q. Metelo Numıdico y viuda de Escauro, lo incluıan de lleno en esta faccion, queno solo le protegio sino que le ayudo a alcanzar el consulado del ano 88. Es mas, Badian afirma que Sila wasnot remarkable for original politic ideas, por ello se vinculo al programa polıtico de M. Livio Druso, tambienprotegido por Escauro y los Metelli.

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La guerra civil llevo a los vencedores al poder, como todos los vencedores, y estosson los que escriben la historia. Y la historia que Sila escribio no pasa por el entendimientocon los vencidos. Las proscripciones, tal vez el episodio mas conocido de la Dictadura Silanay seguramente el que ayudo a cargar las tintas contra el Dictador, son tan solo el primercapıtulo del libro que iban a escribir los vencedores. Y no se iba a escribir una historia conideas de los vencidos. Por ello, la legislacion silana hunde sus raıces en un programa legislativoque se opone sistematicamente a los vencidos. El reforzamiento de la posicion del Senado eraineludible si se querıa conservar los frutos de la guerra civil y mantener el predominio de lanobilitas. Evitar que otros hombres sigan el ejemplo de Sila se convierte, al mismo tiempo,en otro de los objetivos. La destruccion del tribunado de la plebe se situa, ası, como mediopara conseguir ambos fines. Control de las magistraturas y de los gobiernos provinciales, unamanera de evitar que surjan nuevos Silas. Cesar, por supuesto, fue la excepcion y la figuraque rompio este sistema. Ciertamente, Sila veıa en el muchos Marios135; tal vez no previno quetambien habıa nuevos Silas en su interior.

Al mismo tiempo que vemos este componente negativo, de oposicion a una manera deentender la polıtica (la popularis), la legislacion silana tambien tiene un cariz positivo. Las leyesjudiciales que Sila promulga, haciendo permanente de hecho un estado de cosas que antes sesolucionaba con tribunales extraordinarios, son un paso adelante, si bien se realizan amputandoel poder hasta entonces ejercido por los equites. Aunque, siguiendo a Laffi, ello no significa unataque sobre el orden ecuestre, que tambien pudo gozar de los frutos del triunfo. Tal vez unode los mayores logros de Sila fuese la concordia entre senadores y caballeros, una concordiadifıcil de entender a tenor de los resultados de las proscripciones, donde muchos equites fueronvıctimas destacadas. La inclusion de 300 equites e italicos (sus clases dirigentes, entendemos)en el Senado puede interpretarse como un caramelo tras el palo de las proscripciones o de laexclusion de los caballeros de los tribunales de justicia. Resulta difıcil entender esta extranadicotomıa de la actitud de Sila hacia el orden ecuestre; no puedo evitar seguir la tradicionque ve a Sila como el perseguidor de la clase ecuestre. Pero esta concordia, forjada en el usoindiscriminado de la violencia, tras el retiro del Dictador, se autodestruirıa, saliendo a la palestralos enfrentamientos entre senadores y caballeros. Esta interpretacion es muy tentadora, y esoque la avalan especialistas de la talla de Badian, Gabba o Laffi. El que esto escribe tiene susdudas al respecto.

El retiro de Sila del poder, como hemos dicho, hace sacar a la palestra a esa sordaoposicion que se escondio tras el triunfo del Dictador; incluso algunos de sus partidarios, comoLepido, no dudan en rebelarse contra los planteamientos del sistema silano. La destruccion dela constitucion silana es la consecuencia de esta oposicion.

135PLUTARCO, Ces., 1.

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Capıtulo 8

¿Epılogo?: la destruccion de laconstitucion silana

8.1. La derogacion de la constitucion silana

En el ano 81, Sila celebro su triunfo sobre el rey Mitrıdates. Este triunfo tuvo unagran trascendencia polıtica. Con el general triunfante desfilaron los exiliados por el regimenanterior – aunque Sila les eximio de desfilar con el gorro frigio de los libertos, sımbolo de suliberacion de una situacion servil, metafora de su perdida de libertad con los Cinnani –. Deeste modo, el triunfo, en el que desfilaron como cautivos algunos de los italicos y marianistas,fue un sımbolo de que Sila era el hombre que traıa la paz y la estabilidad al mundo romano1.Al mismo tiempo. Sila proclamo el nacimiento de una nueva era de prosperidad y tranquilidad,una era que ponıa fin a la etapa anterior, llena de discordias y guerras civiles2.

El ano de su muerte (78), retirado del poder en Cumas, los consules Q. LutacioCatulo y M. Emilio Lepido renıan; al ano siguiente, habrıa otra guerra civil en suelo italiano,aunque a pequena escala. Este enfrentamiento civil demostraba la fragilidad del regimen silano;la paz que Sila habıa proclamado tan fastuosamente duro poco. Lepido, un antiguo Cinnanusno fanatico, que en el ultimo momento se habıa pasado a la causa de Sila, acaudillo ahora lacausa de los desposeıdos por la expropiacion de tierras en Etruria. Los descontentos del regimenlevantaron la cabeza: los proscritos y sus familiares; los equites, indignados por la perdida delmonopolio judicial, esperaban el momento de la revancha; y los veteranos, desencantados de sunueva situacion como agricultores, esperaban una nueva guerra para volver a su antiguos estilode vida y volver a conseguir botines3.

Incluso en las filas de los Sullani habıa contradicciones y enfrentamientos internos.Aunque todos ellos recibieron su recompensa por la fidelidad prestada al Dictador – y dehecho en los diez anos posteriores a la muerte de Sila, las grandes figuras de la factio Sullanaealcanzaron el consulado 4.

En la siguiente lista de consules, los nombres en negrita pertenecen a miembrosde la factio Sullana, mientras que los nombres en cursiva pertenecen o bien a miembros no

1Plut., Sull., 34, 2; KEAVENEY (1983), 188; ID. (1982a), 191-192.2Plut., Sull., 7, 7; KEAVENEY (1982a), 194.3Sall., Cat., 16, 4; 28, 4; 38, 3; VALGIGLIO (1969), 153.4KEAVENEY (1984), 145.

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fanaticos de este grupo o bien a personas que, habiendo iniciado su carrera en las filas silanas,se habıan decantado por mantenerse, tras la muerte del Dictador, al margen del grupo de losSullani :

80 a.e.v. LUCIUS CORNELIUS SULLA II & Quintus Caecilius Metellus Pius

79 Appius Claudius Pulcher & Publius Servilius Vatia

78 Marcus Aemilius Lepidus & Quintus Lutatius Catulus

77 Mamercus Aemilius Lepidus Livianus & Decimus Junius Brutus

76 Gnaeus Octavius & Gaius Scribonius Curio

75 Gaius Aurelius Cotta & Lucius Octavius

74 Marcus Aurelius Cotta & Lucius Licinius Lucullus

73 Gaius Cassius Longinus & Marcus Terentius Varro Lucullus

72 Gnaeus Cornelius Lentulus Clodianus & Lucius Gellius Publicola

71 Publius Cornelius Lentulus Sura & Gnaeus Aufidius Orestes

70 Marcus Licinius Crassus I & Gnaeus Pompeius Magnus I

69 Quintus Caecilius Metellus Creticus & Quintus Hortensius

Habıa fricciones internas que se convertieron finalmente en enfrentamientos arma-dos. Catulo, hijo del malogrado consul del 102, representante el mismo del sector duro de lafaccion silana (y fiel a las disposiciones de Sila), y Lepido, representante de un sector masabierto (y partidario de un acuerdo con los desfavorecidos por el regimen silano, entraron enguerra5. Lepido acaudillaba la causa de las ciudades etruscas desposeıdas de sus tierras por lasconfiscaciones de tierra para los veteranos de Sila; a estos mismos veteranos, por paradojico quepueda parecer, pues ansiaban un retorno a la accion y a un antiguo estilo de vida; a los familia-res de los proscritos, que clamaban por sus derechos civiles. Hubo guerra, aunque duro poco yfue mucho menos cruenta que las anteriores: Lepido, un incompetente en el campo de batalla,fue derrotado a las primeras de cambio, huyo a Cerdena y murio6.

La coalicion de los Sullani se rompio: unidos por el deseo de acabar con el gobiernode los Cinnani, esta coalicion no se basaba en una autentica amicitia con Sila. Su heterogenei-dad dificultaba un autentico proceso de unidad7. Las querellas internas, tanto polıticas comopersonales, habıan sido olvidadas en el momento de unirse por el interes general; pro tras la

5App., B.C., I.105; Liv., Per., 90.6Liv., Per., 90. Para una vision de la situacion tras la muerte de Sila, vease GRUEN (1974), 6 y ss, el capıtulo

”The aftermath of Sulla”.7La factio Sullana incluıa a baluartes de la nobilitas senatorial, como Q. Cecilio Metelo Pıo, colega consular

de Sila en el 80 y nombrado pontifex maximus por este, y Q. Lutacio Catulo; al antiguo Cinnanus Lepido; asenadores neutrales como los Cottae, parientes de Cesar y que se incluıan dentro de lo que Badian llama la factiomedia; a transfugas como L. Marcio Filipo, furibundo oligarca que se habıa enfrentado a Livio Druso, extranocensor nombrado por Cinna y por tanto afın a la factio popularis, y posteriormente desertor de este grupo paraunirse, en un nuevo giro polıtico, a la causa de Sila; a personajes como Verres y Catilina, incalificables en estemomento desde el punto de vista de la adscripcion a un grupo u otro; y a jovenes promesas como M. LicinioCraso y Cn. Pompeyo Magno. Una vision de los Sullani la aporta KEAVENEY (1983b), passim.

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victoria de Sila, resucitaron los intereses particulares de cada uno de ellos en su carrera hacia elpoder8. Al retirarse el Dictador, que en cierto sentido actuo como correa de transmision, estasdiferencias se hicieron mucho mas patentes; muchos de los Sullani no se sintieron obligados aseguir leales al programa de Sila, surgiendo rebeldes como Lepido. Otros, como el joven Pom-peyo, se pusieron momentaneamente a las ordenes de la oligarquıa silana, a la espera de unaoportunidad para medrar; y ası fue: en el 77, Pompeyo obtuvo un mando propretoriano paracomandar las fuerzas del regimen y sofocar la rebelion de Lepido; al finalizar esta campana sele encomendo la guerra contra Sertorio (el ultimo de los Mariani que resistıa en Hispania), conrango non pro consule sed proconsulibus9, a la edad de 29 anos. Las disposiciones de Sila respec-to las magistraturas y los mandos extraordinarios, ademas de la lex annalis, fueron ignoradas:un privatus, que ni siquiera tenıa la edad mınima legal para ser cuestor, recibıa del Senado – eseSenado nombrado a dedo por Sila – un mando extraordinario con rango proconsular. ¿Que sehabıa hecho de la legislacion que evitaba que la experiencia de Sila fuera imitada?

Sin embargo, el regimen poco a poco fue destruido por aquellos que habıan juradomantenerlo. En el ano 75, el consul C. Aurelio Cota derogo la disposicion que prohibıa a lostribunos de la plebe acceder a otras magistraturas10. Fue el primer paso hacia la restitucionplena de la potestas tribunicia, fundamentalmente en lo que respecta a la capacidad legislativade los tribunos11. Los tribunos de la plebe L. Quincio y Cn. Sicinio iniciaron una campanapara la restitucion del derecho de veto (ius intercessionis) al tribunado, autentica piedra detoque que demostrarıa el pleno restablecimiento de esta magistratura; sin embargo, la nobilitassenatorial, con Lutacio Catulo a la cabeza (ya que Metelo Pıo estaba en Hispania luchandocontra Sertorio junto con Pompeyo), se opuso ferozmente. Pero los restos de la factio popularis,o al menos las nuevas generaciones de la misma (con un joven Cesar en auge y un M. Crasoque se habıa unido a ellos) se hicieron cargo de esta causa, apoyados por el pueblo. En el 74,L. Quinctio, en el 73 Licinio Macer y en el 71 M. Lolio Palicano defendieron la restitucion delos poderes tribunicios, para finalmente llegar Pompeyo, en su campana al consulado del 70, yanunciar su plena disposicion al restablecimiento de estos poderes en caso de ser elegido, comoası fue. La lex Pompeia Licinia de tribunicia potestate, una ley conjunta de los nuevos consulesPompeyo y Craso, restablecıa el tribunado en la situacion anterior a la Dictadura Silana12.

El paso siguiente fue una lex iudiuciaria que pusiera fin a una situacion de enfren-tamientos polıticos. El traspaso al orden senatorial del control de los tribunales de justicia noelimino la corrupcion en los juicios polıticos, pues ahora eran los jurados formados por senado-res los que provocaron autenticos escandalos; un ejemplo fue el caso de Opianico en el 74 a.C.en el que se demostro la corrupcion del juez C. Junio y, posteriormente, del tambien juez C.Fidiculanio Falcula13. El caso Verres en el 70, contra quien habıa sido pretor en Roma y Siciliaen los anos 73–71, puso de manifiesto la necesidad de una reforma de la lex Cornelia iudicia-ria. Este juicio puso claramente de manifiesto el vınculo existente entre los magistrados queexpoliaban las provincias y los polıticos influyentes en Roma, que defendıan la liberacion delacusado porque participaban de sus ingresos, y que manipulaban la constitucion silana acercade la justicia para manipular los tribunales de justicia (en manos de los senadores). Este escan-daloso caso creo la atmosfera adecuada para una propuesta de ley del pretor L. Aurelio Cota(hermano del consul del 75), la lex Aurelia iudiciaria, que eliminaba la situacion de monopolio

8KEAVENEY (1982a), 206-207.9Liv., Per., 92.

10ROTONDI (1962), 365.11ARBIZU (2000), 184.12Sall., Cat., 38; APIANO, B.C., I.121; PLUTARCO, Pomp., 22.2; Cic., Leg., III, 9, 22, 11.26; ROTONDI

(1962), 369.13Cic., Pro Cluent., 77, 78, 93, 95, 103, 108, 112.

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CAPITULO 8. ¿EPILOGO?: LA DESTRUCCION DE LA CONSTITUCION SILANA

senatorial en los tribunales. Por medio de esta ley, se solucionaba de forma neutral un conflictoque ya duraba cincuenta anos: en el futuro, la composicion de los tribunales de justicia serıa deun tercio de senadores, otro tercio de equites y un ultimo tercio formado por los tribuni aerarii(que tenıan un censo equivalente a los caballeros en el orden, pero carecıan de sus privilegios devoto en la asamblea centuriada)14. Aunque el Senado perdio el monopolio, mantuvo el controlde un tercio de los jurados, que era mejor que nada, mientras que podrıamos decir que el ordoequester mantenıa una mayorıa. A pesar de todo, la guerra entre senadores y caballeros acercade esta cuestion se solucionaba con un armisticio.

Dos de los pilares de la constitucion silana, la mutilacion del tribunado de la plebe yel control senatorial de la justicia, habıan caıdo. ¿Podemos decir que habıa caıdo la constitucionsilana? ¿Se destruyo el legado de Sila? ¿Se desplomaba todo un regimen?

Laffi cree que la situacion es mas compleja de lo que generalmente se ha planteado.Ciertamente, cayeron dos de los principales pilares de la constitucion silana, pero no es menoscierto que su legislacion acerca de las magistraturas, de la composicion del Senado, de los cargossacerdotales, de la administracion de las provincias e incluso del ordenamiento judicial con lasquaestiones perpetuae se mantuvo apenas inalterable hasta Cesar e incluso hasta Augusto15.No solo se mantuvieron las principales reformas polıtico–constitucionales, sino que incluso laorientacion polıtica de la clase dirigente que sucedio a Sila respeto el ideario oligarquico delDictador. Un boton de muestra: la clausula de la lex Cornelia de proscriptione, que quitabaa los descendientes de los proscritos el ius honorum (el derecho de presentarse a los cargospublicos) e incluso que les privaba de la ciudadanıa romana, no fue abolida por Cesar hasta el4916. Por mas de treinta anos los proscritos y sus descendientes permanecieron al margen de lavida polıtica donde los habıa relegado el Dictador17; los vencedores siguieron gozando del botınde los vencidos, no se trocaron las consecuencias de las proscripciones18.

La conclusion de Laffi es que, si bien la constitucion silana habıa sido en cierto modoamputada con las leyes acerca de la plena restitucion del tribunado y la composicion de lostribunales de justicia, en general en el 70 se habıa producido una reorganizacion, mas que unaabolicion. La elite del poder mantiene practicamente intacta la estructura y se llega a una ciertaconcordia entre senadores y caballeros. La constitucion silana, mas amplia en sus fundamentosque los dos pilares que hemos mencionado, mantuvo su vigencia mas alla del 70. La sanciondel derrumbe del edificio silano vino de la mano de Cesar. Muchas de las reformas de Cesar,es verdad, y el organo mismo sobre el cual habıa fundado su autocracia, la dictadura de porvida [...] cayeron con Cesar en los Idus de Marzo. Pero su reforma del Senado no pudo serabolida: y haber reformado el Senado significo haber reformado la clase dirigente. Es indicativo:en el renovado Senado Cesar habıa introducido tambien a aquellos que habıan sido proscritospor Sila y habıan sido tenidos en la misma condicion por los herederos de Sila, aquellos quetambien a continuacion se habıan levantado contra el orden constituido [el regimen cinnano] yhabıan ido tambien ellos a acrecentar la muchedumbre de los “desterrados”19.

Badian, por su parte, cree que el sistema silano cayo porque la misma oligarquıa quelo sustentaba permitio que cayera. Fueron dos Sullani, Craso y Pompeyo, quienes lo fomentarony permitieron. En su opinion, Sulla had left a legacy of guilt, from which the better elements

14Cic., Verr., II, 71, 174; V, 69, 177; Vel., II, 32, 3; ROTONDI (1962), 371; SUAREZ PINEIRO (2000),266–268; ARBIZU (2000), 193–194; LAFFI (2000/1967), 258–261.

15LAFFI (2000/1967), 253 y ss.16Ces., B.C., III, 1; App., B.C., II, 41 y 48.17Ibidem.18Sobre la situacıon de los descendientes de los proscritos, vid. VEDALDI (1981), passim.19LAFFI (2000/1967), 272.

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among his successors found no escape. The Sullan oligarchy had a fatal flow: it governed witha guilty conscience20. De hecho, el esquema de reformas de Sila no pudo evitar un hecho queestaba en la mente de muchos romanos, la caıda de la Republica, aunque los treinta anosposteriores a la muerte del Dictador fueran un intento por reanimarla. The Republic had beginto putrefy a generation before it died 21.

En virtud de estas ultimas palabras, ¿convendrıa entonces considerar a Sila un fra-casado? Keaveney lo afirma, a pesar de su gran talento y del esfuerzo con el que se dedico aapuntalar el Estado romano: nobody will dispute his own claim to have possessed felicitas in anabundant measure [...] From poverty and obscurity, he rose to have a magnificent public career,adorned with honours and memorable exploits, which culminated in his tenure of supreme po-wer. And at its close, with all of his enemies chastised he died, inmensely rich, in his own bed– a rare achievement in the violent age he lived. But, as he himself would probably agree, thesethings were surely nought when he set against the fact that the last republican, who had both thewill and means, could not, for all his striving, save the Roman Republic22.

Tal vez no habrıa que ser tan lapidario como Keaveney y coincidir, mas bien, conValgiglio, que afirma: Silla non trovo (ne lo poteva, poiche la situazione polıtica era troppo fluida,in via di evoluzione), il segreto chiave della crisi della constituzione romana. Non interpretole forze vive ed efficienti dello stato; del quale non fu il capo, limitandosi a dirigere le sorti diun partito, a cui volle ridari gli antichi privilegi, illudendosi di restuirgli la forza di dominiocorrispondente23.

8.2. A modo de conclusion

¿Cual es el balance despues de estas paginas? Creo que el aenigma sigue siendoeso, un enigma, y esto puede provocar una cierta desazon en el lector de este trabajo. Lahistoriografıa de los ultimos anos no ha sido tan intensa como hace tres o cuatro decadas, ysin embargo aun se publican obras sobre Lucio Cornelio Sila. Se ha dejado de lado el debateantitetico y hoy en dıa el estudio de Sila y su contexto no pretenden suscitar controversias. Elpersonaje sigue siendo enigmatico, al menos para mı, que tras tantas lecturas puedo hacermeuna idea bien fudamentada sobre su persona, sus motivaciones, sus filias y fobias, sus proyectos.Pero aun flota sobre Sila una nube de humo que apenas nos permite dilucidar realmente, desdeel tiempo y la distancia, lo que le rodeo como estadista, como militar y como persona.

Como con tantos investigadores que se centran en un aspecto determinado de laHistoria, no he podido evitar caer en un cierto sındrome de Estocolmo respecto Sila. Su ejemplopara la Historia es reprensible. Y aunque no quiero caer en un estudio moralista sobre elpersonaje, cierta simpatıa por el mismo subyace en las precedentes paginas. En ocasiones esinevitable. Pero no por ello mi imagen de Sila es menos completa, menos objetiva.

Lucio Cornelio Sila fue un personaje excepcional en su momento. Dejo huella: laultima generacion de la Republica (78-43 a.e.v.) vivio bajo su recuerdo y su legado. Perduro sulegislacion en muchos sentidos: la restauracion plena del tribunado de la plebe, el control delos tribunales de justicia y la hegemonıa senatorial en cierto modo son cortinas de humo. La

20BADIAN (1970), 63.21ID., 65.22KEAVENEY (1982a), 227.23VALGIGLIO (1969), 153.

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represion silana siguio en un aspecto fundamental: la perdida de la ciudadanıa de los proscritosy sus descendientes, incluidos sus bienes y el nombre, ademas de la prohibicion de los hijos delos proscritos de acceder a los cargos publicos. Esta represion institucional permanecio hastaCesar y su primera dictadura en el 49. Apenas nadie, en los treinta anos posteriores a la muertede Sila, hablo en su favor: ni Ciceron siquiera, que paso siempre de puntillas sobre el tema,interesado en la defensa del status quo de dominio senatorial. Cesar, en cierto sentido herederode Sila, revoco esta ultima disposicion que aun permanecıa de la legislacion silana. La crudelitassilana fue sustituida por la clementia cesariana, no solo una actitud ante la vida y los horroresde la guerra, sino toda una ideologıa polıtica que, sin embargo, le costo la vida a Cesar. Pompeyoen cambio, podrıa haber resucitar la sullanitas si hubiera triunfado, si tenemos en cuenta eltestimonio de Ciceron.

El ejemplo de Sila, con su marcha sobre Roma, la dictadura, las proscripciones, susleyes, su retiro del poder... influyo en el discurso polıtico-ideologico de los contendientes del 49,y en sus herederos (Octaviano y Antonio). Cesar cruzo el Rubicon dando paso a una guerracivil y para rescatar la Republica de la tiranıa de unos pocos: los boni, que buscaban su ruinay el mantenimiento de la constitucion silana en su esencia conservadora; como la marcha deSila sobre Roma, Cesar apelo a la defensa de la libertas frente la dominatio insidiosa de susenemigos. Por su parte, Pompeyo y los boni enarbolaron la bandera de la libertas de la Republicafrente a un proconsul que desafiaba las disposiciones polıticas del regimen y pretendıa erigirseen dominus. Frente a esta dicotomıa antitetica, Cesar jugo la carta de la clementia frente a susenemigos, intentando desterrar el exemplum de Sila. Por contra, Pompeyo y los elementos masradicales de los boni, no dudaron, paradojicamente con lo anteriormente dicho, en amenazar conla proscriptio a todos aquellos que apoyaran a Cesar o permanecieran atras en Italia. Pompeyosullaturit, se sintio tentado de tomar el ejemplo de Sila, segun Ciceron, y este mismo no pudoevitar comparar, con cierta renuencia, el modelo de Pompeyo con el que estaba implantandoCesar: el perdon para los que se rendıan y deponıan las armas, el deseo de una concordia yel respeto escrupuloso por la constitucion. En pocas palabras, el lema de Pompeyo podrıa serquien no esta conmigo esta contra mı, quien esta contra mı esta contra la Republica, mientrasque Cesar podıa decir quien no esta contra mı, quien es neutral, esta a favor mıo24.

Aun habiendo en su cargo dos consules, establecidos en Grecia, y aun habiendoselesunidos gran parte de los senadores, Cesar comprendio que la legalidad del gobierno permanecıaen Roma. Y por ello, cumpliendo los requisitos que el mos maiorum establecıa, se hizo nombrardictador en el otono del 49 a.e.v.25. El temor de la crudelitas silana resurgio con la nueva(y primera) dictadura de Cesar, y sin embargo rapidamente supo encauzar Cesar la opinionpublica, haciendo que los comitia eligieran a dos consules para el 48 a.e.v. (uno de ellos, elmismo, haciendo realidad su aspiracion de acceder a un segundo consulado, tal y como marcabala ley). Con el nombramiento de nuevos magistrados, la Republica volvıa a la normalidadinstitucional, mientras Pompeyo, los consules del ano anterior y los senadores que los apoyaban,se convertıan en una anormalidad: el gobierno legıtimo residıa en Roma y la estrategia dePompeyo, no permitir que Italia fuera un campo de batalla, se volvio en su contra desde elpunto de vista polıtico. Deponiendo la dictadura y siendo consul, Cesar desterro el fantasmade los excesos de la dictadura silana, y logro ganar la batalla ideologica frente a sus enemigos.La caesaritas, si se me permite decirlo, vencio a la sullanitas26.

24Suet., Div. Iul., 75.25Con todo, su eleccion como dictador pudo estar viciada, visto desde un punto de vista legalista, por el hecho

de no ser elegido por un consul o un consular, sino por un pretor, M. Emilio Lepido; vease HURLET (1993),33–35.

26Si bien este matiz entra en contradiccion con la afirmacion del propio Cesar, recogida por Suetonio, Div. Iul.,77, nihil esse rem publicam, appellationem modo sine corpore ac specie. Sullam nescisse litteras, qui dictaturam

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deposuerit (la Republica no es nada, es solo un nombre sin cuerpo ni figura. Sila, al renunciar la dictadura,demostro que no sabıa nada)

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Abreviaturas y bibliografıa

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Indice general

1. Prologo: planteamiento de un aenigma 5

1.1. Sila inventado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6

1.2. El Sila historico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8

2. Un esbozo historiografico 11

2.1. La sombra alargada de Ronald Syme . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11

2.2. Los grandes temas generales. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13

2.2.1. Manuales colectivos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13

2.2.2. L.R. Taylor . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 14

2.2.3. Ch. Wirszubski . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 14

2.2.4. T.R.S. Broughton . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15

2.2.5. E. Gabba . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15

2.2.6. Ch. Meier . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15

2.2.7. E. Badian . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 16

2.2.8. E.S. Gruen . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 16

2.2.9. C. Nicolet . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 18

2.2.10. P.A. Brunt . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 18

2.2.11. F. Millar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19

2.3. Un primer balance . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 20

3. La fabricacion de Lucio Cornelio Sila 23

3.1. Invencion: Lucio Cornelio Sila en primera persona . . . . . . . . . . . . . . . . . 23

3.2. Reinvencion primera: los autores antiguos, ¿que imagen nos muestran? . . . . . 26

3.2.1. Marco Tulio Ciceron . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 26

113

Page 114: Sila

INDICE GENERAL

3.2.2. Cayo Salustio Crispo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 28

3.2.3. Lucio Cornelio Sisenna . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 30

3.2.4. Apiano de Alejandrıa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31

3.2.5. Plutarco de Queronea . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 32

3.2.6. Tito Livio y los epitomizadores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33

3.2.7. Valerio Maximo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 34

3.2.8. Dion Casio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 34

3.3. Reinvencion segunda: los autores modernos, ¿que imagen siguen transmitiendo? 35

3.3.1. Th. Mommsen . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 35

3.3.2. G.P. Baker . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37

3.3.3. J. Carcopino . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37

3.3.4. C. Lanzani . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39

3.3.5. E. Badian . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39

3.3.6. E. Valgiglio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 40

3.3.7. A. Keaveney . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 41

3.3.8. F. Hinard . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 42

3.3.9. F. Hurlet . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 42

3.3.10. F. Wulff Alonso . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 43

4. La Republica romana en tiempos de Lucio Cornelio Sila 45

4.1. Contexto historico: de los Gracos al Bellum Sociale sive Italicum. . . . . . . . . 45

4.2. El auge de Lucio Cornelio Sila . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 52

5. El primer programa legislativo de Sila (88 a.e.v.) 57

5.1. El ano 88 a.e.v.: la marcha sobre Roma . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 57

5.2. Las primeras leges Corneliae . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 61

6. Cinnanum Tempus (87-83 a.e.v.) 65

7. Regnum Sullanum : la Dictadura Silana (82–80/79) 69

7.1. Sila Dictador . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 69

7.1.1. ¿Un golpe de Estado? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 70

114

Page 115: Sila

Oscar Gonzalez Camano.

7.1.2. Antigua y nueva dictadura . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73

7.2. Las proscripciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 75

7.2.1. Una represion institucionalizada . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 75

7.2.2. Un procedimiento de depuracion social y polıtica . . . . . . . . . . . . . 76

7.3. El segundo programa legislativo de Sila . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 78

7.3.1. ¿Invencion del Senado? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 78

7.3.2. Mutilacion del tribunado de la plebe . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 79

7.3.3. Control de las magistraturas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 80

7.3.4. Acerca de los tribunales de justicia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 81

7.3.5. Las provincias: no mas Sullae . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 82

7.3.6. Acerca de los cargos sacerdotales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 83

7.3.7. Otras leyes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 83

7.4. Significacion de la legislacion silana . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 84

8. ¿Epılogo?: la destruccion de la constitucion silana 89

8.1. La derogacion de la constitucion silana . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 89

8.2. A modo de conclusion . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 93

9. Abreviaturas y bibliografıa 97

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