Síntesis y reflexión final
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Síntesis y Reflexión Final
Magíster en Educación y Formación Universitaria Universidad San Sebastián
PS. ANAÍS ALUICIO GONZÁLEZ
Esta síntesis pretende concluir y redondear las ideas expuestas en los avances conceptuales
anteriormente publicados en este blog. Para ello, partiré diciendo que la metodología usada en
el módulo fue oportunamente coherente con los preceptos teóricos que quería transmitir a los
que lo cursamos. De esto se habla cuando diversos autores se refieren a “aprender haciendo”
y a “aprendizaje implícito”. Este es un modelo que considero que debiera replicarse en el
desarrollo de competencias a todo nivel. Sin embargo, el éxito del módulo no radicó en la
tecnología en sí, (todos los recursos que abordamos están disponibles en la red, susceptibles
de ser experimentados por cada uno de los estudiantes del Magíster); sino en el uso que se le
dio. A mi parecer, la tecnología, como cualquier otro recurso, puede ser utilizada de forma
constructiva o se puede convertir en un “deber” más en la sala de clases. En este caso, fue
potenciadora del desarrollo de habilidades relacionadas con la educación, a la vez que nos
entrenábamos en el uso de la misma.
Recientemente he estado visitando colegios municipalizados, a los que, por el alto índice de
vulnerabilidad de los estudiantes, se destinan muchísimos recursos que se invierten en
tecnología… muy mal utilizada, lamentablemente. Los profesores tienen muy poca preparación
en el uso de las TIC y cuando las usan, las subutilizan. Los recursos tecnológicos brindan
soluciones a diversas necesidades de información, creación y construcción de conocimientos,
pero la potencialidad no está en el recurso mismo, sino en el uso que se le dé a este. Al
respecto, me gustaría contar una anécdota: la semana pasada, conversando con la directora
de un colegio municipalizado, me comentaba: “los alumnos salen mal en el Simce porque son
flojos, porque ya no quieren escribir si no es en el computador”. Esta lamentable afirmación
refleja, a priori, dos grandes falencias: la subutilización del recurso (TIC), y la desatención al
necesario uso de elemento motivacional y desarrollador de las habilidades de lecto‐escritura
en los alumnos. Un computador puede convertirse en algo plano e inservible si las actividades
que intenciona el profesor en la sala de clases así lo son: la respuesta a una educación
constructiva y desarrolladora no está en los instrumentos tecnológicos que se usen en ella,
sino en los pedagógicos. Una clase puede ser significativa, desarrolladora, y posibilitar la
construcción de conocimientos relevantes sólo con un pedazo de madera y un poco de tierra si
el profesor tiene la habilidad de usar esas herramientas para posibilitar el desarrollo de sus
estudiantes.
La educación no avanzara hasta que no haya un cambio en la mentalidad de los actores que la
protagonizan. Esto requiere un cambio de paradigma que no es fácil de implementar, y que va
más allá de un cambio de gobierno o de colegio. Pensar que los alumnos pueden aprender
activamente requiere confiar en ellos, y para que esto suceda, la relación profesor‐alumno
debe ser mucho más estrecha: hay que acortar las distancias entre profesores y alumnos para
aumentar el desarrollo de habilidades. El cambio de la educación debe surgir desde lo
ideológico de la misma, no desde lo metodológico: la metodología no es más que la expresión
de una intencionalidad, pero si la intencionalidad está torcida, la metodología también lo
estará.
Resulta significativo cómo los aprendices de esta era manejan los aparatos tecnológicos, sin
necesitar una capacitación intencionada y explícita al respecto. Eso me alienta a pensar que si
otras materias u objetivos curriculares los incluimos como algo cotidiano, parte de lo que
usualmente hace o maneja el alumno, facilitaremos su apropiación, y además estaremos
favoreciendo que lo use en la “vida real”, algo que actualmente la escuela no garantiza, ya que
los conocimientos se intentan desarrollar en un ambiente ficticio, recreado, con poco contacto
con la práctica, por lo que es difícil transferirlo a situaciones fuera del contexto escolarizado.
En estas condiciones, resultará difícil que los estudiantes desarrollen las competencias que se
mencionan como “logros indispensables para los estudiantes del sigo XXI”, ya que las escuelas
intencionan este desarrollo deficientemente. El uso de las TIC en sí es lo menos problemático,
al parecer lo realmente difícil y relevante es propiciar el desarrollo de las competencias
cognitivas necesarias para operar adecuadamente con las TIC. Es así que éstas se constituyen
ya no sólo como herramientas para acceder a la información, sino además como un medio de
desarrollo del pensamiento; obviamente, si son bien utilizadas y si es explotado al máximo su
potencial.
Pensando en cómo suelo gestionar la docencia, pienso que considerando la forma en que
planifico las actividades con mis estudiantes, lo crucial es que me propongo que los alumnos
aprendan de forma activa y que para ellos sea grata la actividad cognitiva que implica generar
aprendizaje. Pienso que un alumno que se aburre en clases en un alumno que no aprende, y si
no logra aprendizaje, yo no cumplo mi objetivo. Por eso, me ayudo, para el cumplimiento de
mis propósitos, con actividades prácticas y de aplicación y ejemplos, me valgo del uso de
situaciones humorísticas, explicito vínculos con la vida cotidiana y con su futura profesión, etc.
Para planificar cada clase parto desde el contenido o la habilidad a desarrollar, e intento
transformarla de manera que los estudiantes encuentren la utilidad del conocimiento, que no
sean conceptos vacíos, sino información sistematizada y aplicable. A pesar de que intento
constantemente hacer vínculos con la realidad, reconozco que aún me anclo mucho en la
transmisión de conocimiento, y que debiera enfocarme más en el desarrollo de competencias
específicas.
Suelo intencionar actividades grupales en la sala de clases, y fuera de ésta, a modo de
actividades prácticas evaluadas, y hago clases expositivas, aunque durante el desarrollo de
éstas integro el diálogo con los estudiantes, el análisis de ejemplos, etc. También es común
que programe, al menos una vez al semestre, una actividad que implique el contacto con otras
instituciones educativas o de formación; por ejemplo, en mi curso de Psicología para terapia
Educacional, a propósito del desarrollo de la unidad “Bases biológicas de la conducta y la
cognición”, realizamos una visita al Museo Interactivo Mirador (MIM) y vimos un video acerca
del cerebro, de “Science Channel”, que pude obtener desde www.youtube.com.
Adicionalmente y en la medida en que una gran cantidad de estudiantes en la sala de clases lo
permite, me preocupo por interactuar con todos los alumnos, intentando conocerlos y saber
qué temas les resultas más interesantes o difíciles de comprender. Me nutro de las
experiencias de ellos para ejemplificar en clases y me resulta muy interesante la forma que
tienen de vincular los conocimientos, por eso los animo a participar, y sobre todo a preguntar.
El conocimiento de nuevas TIC podría jugara favor de la independencia de los estudiantes en
su proceso de aprendizaje. En el avance conceptual anterior hice énfasis en la necesidad de
usar creativamente las TIC, y en este momento retomo la idea, porque pienso que el desarrollo
de la metodología de clases no está en integrar o no las herramientas que proporcionan las
TIC, sino en cómo lo hacemos. Al respecto del “cómo” tengo otras reflexiones, desarrolladas
en otro contexto, pero que ayudan en el desarrollo del tema. (Ver “El Día del Cómo” en
http://aaluicio.blogspot.com) Entonces, creo que es relevante diseñar actividades de clases
que incluyan, por ejemplo, la búsqueda activa de información, o la creación de productos
tecnológicos: no precisamente objetos, sino producciones en un formato que incluya la
tecnología, como videos, blogs, podcasts, etc. Reconozco que muchas de esas herramientas no
las integraba a mi quehacer docente por desconocimiento, o por no vincularlas con fines
educativos. Pienso que podría usarlas más, de hecho, ya lo estoy haciendo, y está en mis
planes propiciar que mis alumnos de Psicología creen un blog y publiquen artículos referentes
al ramo, en los que ya han estado trabajando.
Durante la realización de este módulo del Magíster, he logrado desarrollar habilidades en el
uso de las TIC que antes no tenía, y eso me ha hecho reflexionar acerca de cómo poder
integrar este recurso en la sala de clases. Para finalizar esta síntesis, he escogido dos
metodologías para reflexionar sobre ellas:
Metodología del aprendizaje por proyectos (ApP)
En términos generales, la ApP propone que los estudiantes construyan conocimientos en el
camino hacia la consecución de un producto, que será el resultado de la ejecución de un
proyecto. El proyecto debe ser planificado, supervisado y evaluado por el profesor.
En el contexto de programas que buscan el desarrollo de la creatividad he aplicado esta
metodología, obteniendo excelentes resultados. En la Universidad Santo Tomás se han
obtenido productos que posteriormente han sido patentados y hasta financiados por el
MINEDUC para su aplicación en las salas de clases de nivel básico. En la Universidad San
Sebastián actualmente se ejecutan programas que conllevan esta metodología.
Considero que lo más relevante de esta técnica es que pone al estudiante en contacto con un
mundo de conocimientos e interrogantes que él debe solucionar, y para eso debe estudiar,
practicar, pensar, interactuar con sus compañeros, comunicar sus ideas y evaluar su trabajo. Al
final de este proceso se crea un vínculo afectivo muy fuerte con el producto conseguido, en
aquellos casos en los que la metodología funciona… claro, porque no está hecha para todo tipo
de estudiantes: muchas veces tienen tan poco entrenamiento cognitivo y tan poca autonomía
al respecto de su aprendizaje (y reconozco que esto es el resultado del tipo de educación que
han recibido durante toda su vida estudiantil), que al menos en los primeros proyectos va a
constituir un desafío que la metodología funcione: cuesta mucho que los estudiantes avancen
en el proyecto independientemente, ya que mayormente se enfocan en la fecha límite de
entrega, dedicando poco tiempo al desarrollo de su propuesta.
Sin embargo, ayuda ostensiblemente en el entrenamiento en el trabajo en equipos, que es
una competencia muy necesaria en la actualidad, y muy poco desarrollada en algunos
estudiantes. Esto, sobre todo si se intenciona la necesidad de cooperación y ayuda mutua, ya
que si ante la aparición del primer desacuerdo el profesor aprueba la disolución de los
equipos, difícilmente se conseguirá el desarrollo de habilidades de comunicación efectiva,
mediación etc., necesarias para el éxito de un equipo de trabajo.
Por otra parte, puede influir positivamente en el desarrollo de habilidades cognitivas
superiores, y de competencias relacionadas con la planificación y la consecución de metas a
corto, mediano y largo plazo.
Definitivamente es una metodología que integraría a mi accionar docente, aunque no creo que
sea aplicable a cualquier unidad de contenido.
Metodología WebQuest
A grandes rasgos, consiste en el trabajo colaborativo usando recursos ubicados previamente
en la web por el profesor.
A priori, no es evidente una gran diferencia con las guías de trabajo que entregan muchos
profesores, que tienen preguntas que los alumnos deben responder apoyándose en libros de
texto o en bibliografía especificada por el docente. En el caso de los proyectos colaborativos y
cooperativos en internet, se denota una vez más que el papel fundamental no lo tiene la
herramienta, porque sin ella se pueden desarrollar actividades que consigan los mismos
objetivos, ya que la creatividad dedicación y habilidad del docente está en el centro de la
actividad de aprendizaje.
Propone la integración interdisciplinar, lo cual facilita la consecución de los objetivos y es
crucial para la sistematización de los conocimientos; sin embargo, en un contexto en el que la
mayoría de los profesores universitarios carecen de un espacio físico y temporal en que
trabajar en conjunto, por sus condiciones contractuales y por la necesidad de tener múltiples
empleadores (con la dedicación de tiempo en traslados que eso implica), esta propuesta se
aleja de la realidad cotidiana de los docentes universitarios.