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6
1. Mariano Ignacio Millán
La Revolución Militar
Norteamericana (1861-
1865)
ABSTRACT
En el presente artículo intentamos
conceptualizar la Guerra Civil en los
EEUU (1861 - 1865) desde el punto de
vista político-militar. Primeramente
ubicamos el conflicto en el contexto de
varias encrucijadas norteamericanas del
siglo XIX: las diferencias entre el Norte y
el Sur, la expansión (hacia el oeste y
otras direcciones), las disputas dentro
del sistema político, la esclavitud y la
constitución del Estado Nación. A partir
de allí nos abocaremos a los obstáculos
para conceptualizar la Guerra Civil.
Retomaremos críticamente el planteo
corriente en la historiografía actual, que
califica a esta contienda como una
guerra total. Mostramos que existen
cuestiones conceptuales que limitan tal
caracterización y, frente a ello,
proponemos considerar a la Guerra Civil
como una revolución militar, donde
tuvieron lugar cambios sustanciales en Jefe de Trabajos Prácticos del Seminario “Las Guerras
contemporáneas” y docente de “Sociología de la
Guerra”, Carrera de Sociología, Facultad de Ciencias
Sociales, Universidad de Buenos Aires (UBA).
Investigador Asistente CONICET- Instituto de Historia
Argentina y Americana Dr. Emilio Ravignani (FFyL,
UBA). E-mail: [email protected]
el tamaño de las fuerzas armadas, en la
táctica, en la estrategia y en el impacto
de los fenómenos bélicos sobre la
sociedad.
Palabras claves: Guerra civil
norteamericana – Revolución militar –
Guerra total – Guerra de Maniobra – Guerra
de aniquilación.
***
In the present article we attempt to
conceptualize the North American Civil
War (1861-1865) from a political-
military perspective. First we locate the
conflict in the context of several American
political crossroads of the nineteenth
century: the differences between north
and south, the expansion (westward and
toward other directions), disputes within
the political system, slavery and the
constitution of the nation-state.
Subsequently, we review the
characteristics of this peculiarly
destructive and intense conflagration,
which has similarities with the world
wars of the twentieth century. Thereafter
we will focus on the obstacles to
conceptualize the Civil War. We will
retake critically the current pose in
present historiography, which describes
civil strife as a total war. We will show
that there are conceptual issues that
restrict such characterization, and to
address this, we propose to consider the
Civil War as a military revolution where
substantial changes occurred in the size
of the armed forces, tactics, strategy and
the impact of war phenomena on society.
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7
Key Words American civil war – Military
revolution – Total war – Maneuver war –
Aniquilation war.
***
Introducción
La Guerra Civil norteamericana o Guerra de
Secesión, de 1861 a 1865, fue uno de los
enfrentamientos bélicos más sanguinarios
del Mundo Atlántico en varios siglos y, sin
lugar a dudas, una de las guerras más
importantes del siglo XIX posterior a la era
napoleónica. Se calcula que en la Guerra Civil
fueron movilizados casi cuatro millones de
soldados y murieron aproximadamente
650.000 seres humanos. Al mismo tiempo,
McPherson estima que el Sur perdió
alrededor del 4% de su población (un 25%
de su población masculina blanca en edad
militar) y cerca de dos tercios de sus
riquezas. Este autor también señala que la
proporción de bajas respecto de la población
es mayor que en ambas guerras mundiales
del siglo XX, con excepción del frente oriental
entre 1941 y 1945.6 Por otra parte, existe un
amplio y heterogéneo consenso que
reconoce el impacto de este proceso para las
estructuras sociales de los Estados Unidos y
también sobre el comercio mundial.
Observamos, asimismo, que las huellas de
esta enorme guerra aún pueden verse en
numerosos elementos de la cultura popular y
masiva y en la industria cultural de los EEUU.
La experiencia americana cautivó la atención
y el cálculo estratégico para el futuro
inmediato del país y de las principales
6 James McPherson. Drawm with the sword. Reflections
on the American Civil War; New York, Oxford, 1996,
página 66.
potencias europeas. Entre otros asuntos, en
la disputa estaban implicados problemas
tales como la esclavitud y su abolición, el
sostenimiento del statu quo en el Sur, la
consolidación de una idea de Nación
moderna, la cuestión de la democracia y la
libertad, el desarrollo del capitalismo
industrial, la conquista del oeste y también la
expansión colonial de los Estados más
poderosos del planeta. Por estos motivos,
varios personajes relevantes de la política
mundial posaron mucho más que sus ojos en
Norteamérica: desde la Reina Victoria de
Gran Bretaña hasta Carlos Marx y Federico
Engels, pasando por el emperador francés
Luis Bonaparte, Giuseppe Garibaldi o
Giuseppe Mazzini, entre otros.
El presente artículo constituye un ensayo de
conceptualización de las dimensiones
militares más salientes de la Guerra Civil,
donde analizamos esta conflagración en el
siglo XIX norteamericano, exploramos sus
características y los problemas que existen
para su conceptualización y finalmente
proponemos un marco de categorías para
comprender este conflicto.
La producción sobre la Guerra Civil
a) La Guerra Civil en el siglo XIX
norteamericano
Thomas Bender explica, siguiendo a David
Blight, que la historia oficial acerca de la
Guerra Civil en los Estados Unidos estuvo
colonizada durante mucho tiempo, y aún
está, por el nacionalismo y el “espíritu de la
reconciliación” que prevaleció durante la era
de la Reconstrucción, el cual “… desplazó la
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8
significación emancipadora de la guerra, así
como la verdad evidente de que uno de los
bandos había luchado en nombre de la
libertad y el otro por mantener la esclavitud.
Fueron todos valerosos, todos pelearon por
lo que creían. Todos los viejos soldados eran
héroes.”7 Allende lo exagerado de sostener
que uno de los contendientes combatía
solamente “en nombre de la libertad”,
compartimos la necesidad de localizar esta
disputa como un conflicto político, donde se
enfrentaron por las armas dos fuerzas de las
cuales una, la Confederación, era
notoriamente conservadora.
Cuando examinamos la literatura de distintas
disciplinas y ramas del conocimiento
humano acerca de la Guerra Civil en los
EEUU, encontramos que durante las últimas
décadas este tema fue ganando terreno en
los estudios históricos norteamericanos.8 Un
análisis exhaustivo de la historiografía sobre
este conflicto excede los objetivos de este
artículo, sin embargo, y siendo conscientes
de la cantidad de temas que están excluidos
(como por ejemplo la cuestión moral de la
esclavitud y su impacto en los análisis de esta
conflagración), proponemos comenzar
7 Thomas Bender. “La libertad en los tiempos de
organización de la nación”, en Historia de Estados
Unidos. Una nación entre naciones; Buenos Aires,
Siglo XXI, 2011, 129 – 193, página 191. 8 Al comenzar con el estudio de esta guerra, como de
cualquier otra, es muy probable que uno se encuentre
con literatura técnico-militar, tanto aquella escrita por
expertos con fines formativos para los combatientes del
presente, como aquella producida para la venta en
fascículos o pequeños volúmenes. En ese conjunto
bastante errático de publicaciones se destaca, sin lugar a
dudas, la colección Osprey, que abarca numerosos
aspectos de este y otros hechos bélicos. Puede visitarse
el sitio https://ospreypublishing.com/, consultado 20 de
enero de 2015. Sin embargo aquí nos interesa
conceptualizar junto a las ciencias humanas el
desarrollo de la Guerra Civil.
nuestro recorrido en una tradición crítica,
cuyo exponente más importante era el
mismo Charles Beard, que sostenía tesis
económicas, y no tanto morales, sobre el
origen y desarrollo de la Guerra Civil, así
como también del período de la
Reconstrucción.9
Asimismo, también son destacables las
páginas de Barrington Moore para
conceptualizar este fenómeno, al cual
denominó la “última revolución capitalista”.10
Señala que en 1861 se enfrentaron dos
alianzas de clases para resolver la expansión
de los EEUU: de un lado se encontraba la
aristocracia de los plantadores del Sur y sus
grupos subalternos, básicamente blancos
propietarios y no propietarios, que defendían
su status social ante al avance del Norte y la
emancipación de los esclavos negros. Frente
a ellos se encontraban los capitalistas
industriales de las ciudades del nordeste, los
colonos del oeste y una parte significativa de
la clase obrera (donde había amplios
contingentes de inmigrantes) que pugnaban
por la expansión occidental basada en el
modelo del granjero. Este peculiar encuentro
de intereses permitió darle a la crisis política
un rumbo progresivo durante algunos años,
hasta que al final de la guerra y durante la
reconstrucción llegaron a un acuerdo los
capitalistas de las dos latitudes de los EEUU.
Esta postura tiene puntos de contacto con la
de Thomas Bender, quien encuentra en la
Guerra Civil un momento decisivo en el
9 Charles Beard y Marie Beard. History of the United
States; New Yor, McMillan, 1921. 10
Barrington Moore. “La Guerra Civil Americana: la
última revolución capitalista” en Los orígenes sociales
de la dictadura y la democracia. El señor y el
campesino en la formación del mundo moderno;
Barcelona, Península, 2002, 197 – 235.
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9
pasaje de la crisis del federalismo, de
mediados del siglo XIX, y la construcción de
una Nación moderna, con homogeneidad
interna y un Estado centralizado.11
Podríamos decir que abarcan aspectos
diferentes, siendo la primera de corte
económico y la segunda centrada más bien
en los aspectos político-ideológicos.
Harold Faulkner, desde la economía, analiza
la formación de distintas estructuras
económicas durante la primera mitad del
siglo XIX: el capitalismo industrial en el Norte
frente al Sur capitalista agroexportador y
esclavista.12 Gracias a esta diferenciación
logra mostrar las recurrentes divergencias
Norte - Sur en lo que atañe a política
económica (impuestos al comercio
internacional, protección a la industria) y la
expansión del país en el oeste, hacia México,
Centroamérica y el Caribe.
En los Estados meridionales, con
posterioridad a la guerra con Inglaterra de
1812-1814, la clase dirigente de los
plantadores impulsaba distintos proyectos
para solucionar dos grandes problemas: la
tendencia al agotamiento de la mano de obra
esclava y la necesidad de la expansión de su
frontera agrícola. Puesto que la importación
de esclavos estaba prohibida desde
principios del siglo, además de incorporar
nuevos territorios más allá del Mississippi y
conquistar parte de México, también se
interesaban en apoderarse de Cuba y otras
islas cercanas de donde proveerse
regularmente de los trabajadores negros que
11
Thomas Bender. “La libertad en los tiempos…”, op.
cit. 12
Harold Faulkner. Historia económica de los Estados
Unidos; Buenos Aires, Nova, 1956.
conseguían mediante el tráfico ilegal y, por
tanto, a elevados costes.13
Los Estados del norte también pensaban en
la expansión, y si bien durante buena parte
del siglo XIX no hubo un choque virulento,
pronto surgieron las disputas con el sur.
Desde las más altas latitudes comenzó a
verse en el oeste y en buena parte de México
un espacio donde ampliar las relaciones de
producción capitalistas, crear un mercado de
bienes primarios y también de fuerza de
trabajo. Así fue que el fenómeno de la
frontera fue creciendo en importancia
política. Como bien explica Daniel Headrick,
las guerras indias representaban
importantes desafíos al gobierno
norteamericano.14
13
Inclusive llegaron a presentarse argumentos de un
“humanismo esclavista” en pos de la conquista de Cuba:
“En 1850, R.E. Caffrey, un plantador de la Parroquia de
St. Mary, Louisiana, volvió de Cuba con un entreverado
informe, que mostraba a los esclavos “en general
tratados de manera bárbara” y “los mantenían en
sujeción por medio de latigazos y sabuesos”. El político
Thomas Caute Reynolds de Missouri sugirió que la
anexión americana de Cuba garantizaría la aplicación de
leyes para proteger a los esclavos de los tratos
inhumanos y de las pasmosas pérdidas de vidas.”
[Traducción propia de "In 1850, R. E. Caffrey, a planter
in St. Mary’s Parish, Louisiana, returned from Cuba
with a mixed report that had the slaves as “generally
barbarously treated” and “kept in subjection by the lash
and bloodhounds.” The politician Thomas Caute
Reynolds of Missouri suggested that American
annexation of Cuba would guarantee the enforcement of
laws to protect slaves against inhumane treatment and a
staggering loss of life."] Elizabeth Fox–Genovese y
Eugene Genovese. Slavery in White and Black: Class
and Race in the Southern Slaveholders’ New World
Order; New York, Cambridge University Press, 2008,
páginas 239/40. 14
“La historia de la colonización europea de
Norteamérica se parece mucho a la de la pampa
argentina. […] Hasta bien entrado el siglo XIX la mayor
parte del continente permanecía en manos de los indios.
[…]
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10
La relación entre la colonización del oeste y
los dos bloques políticos fue cambiante.
Originalmente, y hasta fines de la década del
‘40, los pioneros tenían una importante
distancia con los ricos capitalistas del
nordeste. Estos últimos pugnaban por
retener la mano de obra en las ciudades,
mientras que muchos trabajadores, entre
ellos numerosos inmigrantes europeos,
buscaban la forma de acceder a la tierra. De
este modo, con especial profundidad durante
la “democracia jacksoniana” de los ’30, el
oeste agrícola se asemejaba más al sur que al
norte. Sin embargo, la creciente importancia
de las nuevas tierras occidentales y de la
llegada de fuerza de trabajo al norte, sumado
al aumento de las disputas entre Norte y Sur,
permitieron que la clase capitalista
nordestina proyectara una expansión hacia el
oeste más organizadamente, incorporando a
los granjeros, pero también trazando
caminos, trenes, canales e implantando la
industria. Hacia fines de los ’40, cuando se
produjo la guerra con México y se reactualizó
el problema las formas de la expansión
estadounidense, el oeste ya era mucho más
Lo que mantuvo a los europeos alejados de las grandes
planicies que se extienden desde los Apalaches hasta las
Montañas Rocosas eran los indios a caballo.” Daniel
Headrick. El poder y el Imperio; Barcelona, Crítica,
2011, páginas 121/2. Luego el mismo señala “Durante
un siglo y medio, desde principios del siglo XVIII hasta
mediados del XIX, los indios de las praderas fueron los
jinetes más habilidosos y peligrosos desde los
mongoles. Contra sus armas y tácticas, las empleadas
por los norteamericanos hasta la década de 1840 era
débiles e ineficaces. Las espadas y lanzas eran casi
inútiles contra guerreros que se mantenían a distancia.
Cargar un mosquete o un rifle llevaba un minuto, lo
bastante como para que un indio lanzara veinte flechas.
Las pistolas de avancarga sólo podían disparar una bala;
después de dos o tres disparos, un rostro pálido tenía
que desmontar para recargar, mientras el guerrero indio
se alejaba.” Ídem, página 123.
similar al Norte y sus posiciones políticas se
iban acercando.
Las diferencias y conflictos entre los estados
septentrionales y meridionales condujeron a
numerosos compromisos durante el siglo
XIX, que están presentes en la bibliografía de
historia general de los EEUU.15 El primero de
ellos lo constituía el equilibrio entre Estados
esclavistas y Estados libres, que permitía la
primacía sureña en el Senado a cambio de la
inevitable preeminencia norteña en la
cámara baja, donde hacía valer su
crecimiento demográfico mucho más
acelerado.
En esta línea, son conocidos los pactos que
permitieron el ingreso de Missouri a la Unión
en 1820. Se incorporaba el nuevo Estado
esclavista a cambio de la separación de
Maine como nuevo Estado libre y la
prohibición de la esclavitud en todo nuevo
territorio al norte de los 36º 30’ de latitud
norte.
Durante la década siguiente, marcada por la
democracia jacksoniana, las disputas sobre
impuestos habían suscitado agrios debates y
amenazas secesionistas de algunos estados
del Sur, quienes terminaron imponiendo su
criterio.
Como decíamos anteriormente, la guerra con
México y la colonización de California hacia
fines de la década de 1840 volvieron a poner
sobre el tapete el problema de la
organización de los nuevos territorios. Se
produjo así el Compromiso 1850: Utah, 15
En este sentido puede leerse Allan Nevins; Henry
Commanger y Jeffrey Morris. Breve historia de los
Estados Unidos; México, Fondo de Cultura Económica,
1996 y también Aurora Bosch. Historia de Estados
Unidos 1776 – 1945; Barcelona, Crítica, 2005.
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11
Nuevo México y Texas ingresaban como
territorios y ellos podrían decidir sobre la
esclavitud; California era un nuevo Estado
libre, rompiéndose la paridad en el Senado.
Una endurecida Ley de Esclavos Fugitivos
sancionaba la ayuda a los esclavos que
habían huido y obligaba a las autoridades
federales a capturarlos y devolverlos a sus
propietarios.
Como podemos ver, el margen para eludir un
conflicto se iba achicando. El Compromiso
1850 violaba lo acordado en 1820. Al mismo
tiempo, como explica Aurora Bosch: “… el
compromiso no era realmente tal en el
sentido de que ambas partes habían cedido
algo para llegar a un acuerdo, sino una serie
de medidas separadas, cada una de las cuales
fue aprobada por su mayoría territorial
contra la mayoría territorial de otros.”16
Por otra parte, la vigencia de esta
conciliación pronto se reveló como un
problema de gran envergadura. Entró en
crisis el sistema de partidos. Se hundieron los
Whigs, los demócratas comenzaron un
proceso de escisión Norte – Sur y emergieron
al menos dos nuevos partidos: los
Americanos o Know Nothing, de corta
existencia; y los Republicanos, una fracción
de ex whigs fuertes en los estados más
septentrionales y en el Oeste.
Al mismo tiempo, en pocos años comenzaron
a producirse incidentes cada vez más
violentos. Se presentaron repetidos casos de
grupos de habitantes del Norte que
ayudaban a escapar a los trabajadores
forzados del Sur y se enfrentaban a las
autoridades federales que trataban de
16
Aurora Bosch. Historia de…, op. cit., página 158.
atraparlos. Como contrapartida, numerosos
activistas esclavistas sureños cruzaban hacia
los estados libres para realizar capturas de
personas de piel negra, así como acciones de
sabotaje hacia periódicos abolicionistas del
norte, sobre los cuales reclamaban a las
autoridades federales para que los
clausuraran.
Finalmente, la incorporación de algunos
territorios nuevos, como Kansas y Nebraska,
trajo a colación por enésima vez el problema
del carácter de las relaciones sociales que allí
se reproducirían y, naturalmente, la cuestión
de la esclavitud. En 1854 los demócratas
propusieron, e impusieron, un acuerdo
basado en la “soberanía popular” de las
asambleas de aquellos territorios, convenio
que sostenían “respetaba la libertad”.
Oponiéndose a la iniciativa de los
demócratas, Abraham Lincoln germinó como
figura política nacional. Para el futuro
presidente, como para muchos otros
dirigentes del norte, no se debía permitir la
expansión de la esclavitud a nuevos
territorios, puesto que con ello se iría
agotando y extinguiendo. Esta idea
contrastaba con el abolicionismo,
ciertamente minoritario pero activo; y con el
esclavismo de los plantadores del sur.
La crisis de Kansas – Nebraska devino en una
disputa muy intensa en el primero de estos
territorios, donde se asentaron abolicionistas
y esclavistas. Primero intentaron ganar
espacios en las instituciones y muy pronto
llevaron adelante enfrentamientos armados
de creciente importancia. Esto produjo una
pequeña guerra civil local durante la segunda
mitad de la década de 1850, la cual persistió
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12
durante la mismísima Guerra Civil
comenzada en 1861.
b) Los escritos sobre la Guerra Civil
En cuanto a los textos dedicados a la Guerra
Civil como proceso bélico, en español
reconocemos por una parte los escritos que
Carlos Marx y Federico Engels redactaron
por aquellos años; el clásico estudio de
Jacques Néré; el menos divulgado trabajo de
Giampiero Carocci; y el consagradísimo (por
buenas razones) libro de John Keegan.17
Todos los observadores avezados que
construyeron obras globales sobre este
conflicto no dejan de presentarnos una serie
de factores fundamentales.
En primer lugar la enorme extensión del
terreno en el que se libró el conflicto. Luego,
la gran magnitud de las fuerzas desplegadas,
tanto desde la cantidad de seres humanos
movilizados, como desde el punto de vista de
los recursos materiales utilizados, nunca
vistos hasta aquel entonces. A continuación,
suele señalarse la intensidad de las pasiones
despertadas en la población de ambos
bandos, pasiones que se volcaban, en buena
17
Carlos Marx y Federico Engels. La guerra civil en los
EEUU; Buenos Aires, La Rosa Blindada, 1973; Jacques
Néré. La Guerra de Secesión; Buenos Aires, EUDEBA,
1965; Giampiero Carocci. Historia de la guerra civil
norteamericana; Bogotá, Norma, 2000; John Keegan.
Secesión. La guerra civil americana; Madrid, Turner,
2009. Existe también el trabajo de Gabriel Koffman que
comenta los análisis de Marx y Engels desde la
perspectiva de Clausewitz: Gabriel Koffman. “Análisis
de la Guerra Civil Norteamericana desde la crítica de
Marx y Engels y la teoría militar de Clausewitz”;
Cuadernos de Marte, mayo 2014 (IIGG), nº 6, 11 – 30 y
la compilación de correspondencia Abraham Lincoln y
Carlos Marx. Guerra y Emancipación; Madrid, Capital
Swing, 2013.
medida, en los campos de batalla.
Posteriormente, también es corriente hallar
sendas periodizaciones de la guerra: algunas,
como la de Néré, ubican el viraje en las
relaciones de fuerzas y las formas de
combate después de Antietam (en
septiembre de 1862); mientras que otras,
como Carocci, después de
Gettysburg/Vicksburg (en julio de 1863).18
Al mismo tiempo, autores como Keegan
resaltan la inédita tendencia a la producción
de batallas:
“Algunas autoridades cuentan hasta
diez mil batallas libradas entre 1861 y
1865. Es fácil calcular entre
doscientas y trescientas batallas con
nombres que resultan familiares al
común de los lectores. Semejante
número, contenido en cuatro años de
contienda, revela una extraordinaria
intensidad, en comparación, digamos,
con la experiencia del Ejército de
Wellington en Portugal y España
entre 1808 y 1814, cuando la norma
era más bien ganar una batalla por
año. Los ejércitos de la Guerra de
Secesión parecieran haber estado
combatiendo todo el tiempo […] Es la
frecuencia de las batallas lo que
distingue a la Guerra de Secesión. No
hubo una intensificación gradual. La
primera batalla de Bull Run fue tan
encarnizada como […] Gettysburg.”19
18
"Las victorias de mediados del verano de 1863, en
Gettysburg y Vicksburg, cambiaron la suerte de la
Unión." John Keegan. Secesión..., op. cit., página 297. 19
John Keegan. Secesión..., op. cit., página 441.
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13
Por su parte, Williamsom Murray destaca
que:
“La Guerra Civil Norteamericana se
considera el conflicto más importante
del siglo XIX, pues fue la primera vez
que unos gobiernos enfrentados
asociaron el entusiasmo popular de la
Revolución Francesa a la tecnología
industrial que se estaba apoderando
de Occidente.”20
Tal es así, que esta combinación produjo una
serie de novedades tácticas, como la
preeminencia de la fusilería, el hecho de que
“…el asalto con bayonetas rara vez se
practicó.”21 y el habitual uso de las
trincheras, que:
“… en el transcurso de la guerra,
cuando la lista de bajas de las grandes
batallas ascendió a un treinta por
ciento de muertos y heridos, los
soldados comenzaron a cavar con o
sin instrucción de sus generales.
Cavaban para protegerse cuando se
les ordenaba defender una posición.
Cavaban cuando comenzaban a
percibir el fuego enemigo […]
Después de 1863 las excavaciones
fueron un rasgo distintivo de todos
los campos de batalla, y en aquellos en
los que el defensor había sido
advertido de la inminencia del
combate, los atrincheramientos del
20
Murray Williamson. “La industrialización de la
guerra” en Geoffrey Parker (ed.). Historia de la guerra;
Madrid, Akal, 2010, 225 – 252, página 229. 21
John Keegan. Secesión..., op. cit., página 447.
campo de batalla se volvían muy
complicados.”22
Por otra parte, el uso intensivo de la
tecnología en varios ámbitos de la guerra es
otro de los rasgos centrales de esta
confrontación. En primer lugar la amplia
utilización del telégrafo y de la fotografía,
revolucionando las comunicaciones por la
velocidad y la precisión de las informaciones
transmitidas.23 También varios autores
resaltan la amplia utilización de globos
aerostáticos para la observación de líneas
enemigas. Al mismo tiempo, suele mostrarse
la importancia de los ferrocarriles para el
transporte y abastecimiento de las tropas. En
cuanto a los rubros de la logística más
profundamente implicados en la batalla,
corrientemente se destaca el desarrollo de
los fusiles de retrocarga y de ánima rayada;
la fabricación en serie de munición y
armamento (que permitía reemplazar
partes); la aparición de barcos “acorazados”
(el Monitor y el Virginia, que estaban
blindados y equipados con artillería) y los
primeros y elementales submarinos. Estos
factores produjeron una guerra mucho más
sangrienta, máxime el retraso relativo que
tenía el desarrollo de la medicina militar
comparada con las otras técnicas bélicas. Así,
según Giampiero Carocci: “… de los 360.000
unionistas solamente 110.000 murieron en
combate, de los 260.000 –o más–
confederados sólo 94.000 habían muerto en
combate.”24
22
Ídem, páginas 450/1. 23
Respecto del uso de la fotografía durante esta
conflagración puede leerse: Marco Rodríguez Porcel.
“La fotografía durante la Guerra de Secesión (1861-
1865)” en Clío 35, 2009. 24
Giampiero Carocci. Historia de la…, op. cit., página
72.
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14
En un orden de cosas diferente, casi todos los
observadores hicieron notar que, conforme
avanzaba la guerra, los límites entre los
combatientes y la población civil perdían
nitidez. En algunas ciudades las luchas
intestinas constituían una verdadera una
guerra civil dentro de la Guerra Civil, como es
el caso de Knoxville, Tennessee.25 En otras
zonas, como los Estados de frontera, las
guerrillas sudistas conducidas por bandidos
emboscaban a las tropas federales.26
Asimismo, el enrolamiento de contingentes
de la población que habitualmente no
hubiesen formado parte de la guerra, como la
población negra y las mujeres, también
contribuyeron a difuminar el límite entre lo
civil y lo militar.27 Finalmente, el paso
arrollador de las tropas unionistas por
Alabama, Georgia y Columbia, donde varias
ciudades y plantaciones fueron atacadas con
la artillería y quemadas, fueron otras de las
prácticas que colocaron a los civiles en el
centro de la escena bélica.28 En numerosos
documentos de la época los autores
25
Sobre el caso de Knoxville recomendamos la lectura
de Robert McKenzie. Lincolnites and Rebels. A Divided
Town in the American Civil War; New York, Oxford,
2006. 26
James McPherson. Drawm with the sword..., op. cit. 27
Respecto de los soldados negros en la Guerra Civil
puede leerse: Mark Lardas y Peter Dennis. African
American soldier in the Civil War USCT 1862 – 66;
New York, Osprey, 2006. Inclusive la Confederación
abrigó el proyecto de armar a sus esclavos negros.
Sobre el particular véase: Bruce Levine. Confederate
Emancipation: Southern Plans to Free and Arm Slaves
during the Civil War; New York, Oxford, 2006. En
cuanto al papel de las mujeres como combatientes
sugerimos: Huguet Montserrat. “El derecho a defender
la patria: mujeres soldado estadounidenses en la Guerra
de Secesión”; ponencia presentada en Congreso de la
Asociación de Historia Contemporánea, Granada, 15-16
septiembre de 2012. 28
Al respecto puede ver por ejemplo: Neely, Mark. The
Civil War and the limits of destruction; Massachusets,
Harvard, 2007.
encuentran afirmaciones de generales que
señalan la necesidad de infligir sufrimiento a
los civiles.29 Sin embargo, diferentes
especialistas como McPherson destacaron
que rara vez los altos mandos ordenasen y
planeasen matar deliberadamente a grandes
números de civiles.30
Como podemos notar, esta conflagración
presenta numerosos rasgos que la asemejan
a las dos guerras mundiales del siglo XX (uso
intensivo de la tecnología y la industria,
grandes daños a la población civil, pasiones
populares, etc.), pero casi cinco décadas
antes, lo que plantea una serie de problemas
a la hora de su conceptualización. La
intelección de estas continuidades habilitó
las excelentes investigaciones de las últimas
tres décadas.
c) La Guerra Civil como Guerra Total
Desde principios de la década de 1990 se
vienen desarrollando estudios sobre varios
elementos de esta gran guerra, tales como las
ideologías, la vida cotidiana en cada uno de
los bandos, la espiral de violencia, los
conflictos más pequeños que fueron
subsumidos en la Guerra Civil, etc. Estos
29
Por ejemplo Sherman señaló que: “No estamos
peleando sólo contra ejércitos hostiles, sino contra un
pueblo hostil, y tenemos que hacer que viejos y jóvenes,
ricos y pobres, experimenten el rigor de la guerra tanto
como los ejércitos organizados.” John Keegan.
Secesión…, op. cit., página 436. Mientras que
Williamson Murray señala que: “Grant le ordenó
convertir el valle de Shenandoah en «un yermo estéril…
para que las multitudes que lo atraviesen en su huida en
lo que queda de la estación se vean obligadas a llevar
consigo sus provisiones»”, en “La industrialización…”,
op. cit., página 242. 30
James McPherson. Drawm with the sword…, op. cit.,
página 68.
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trabajos permiten comprender mucho mejor
la dinámica del conflicto en distintos frentes,
en las partes de la sociedad que lo vivieron y
llevaron a cabo; así como contribuyen a
terminar con el oligopolio del conocimiento
sobre la Guerra Civil que comparten las
instituciones estatales (y su memoria de la
reconciliación nacional) y los eruditos de los
aspectos técnicos, que suelen enfocarse en
cuestiones que, desde las ciencias humanas,
consideramos más cerca de lo accesorio que
de lo principal.31
Hace más de dos décadas que está
desarrollándose una verdadera historia
social de la guerra civil que coloca sus
aspectos militares en primer plano. En este
sentido pueden ser leídos los estudios de
James McPherson, Bruce Levin, Robert
McKenzie, Mark Neely o Scott Nelson.32
Correctamente, estos autores suelen
subrayar que en la Guerra Civil se
produjeron fenómenos bélicos comparables
con los de las guerras mundiales. Por ese
motivo, se orientaron a la construcción de
categorías que dieran cuenta de la magnitud,
intensidad y profundidad de esta guerra, de
cualidades absolutamente diferentes
respecto de la Guerra de Independencia, la
Guerra de 1812 con Inglaterra, el
enfrentamiento con México y las luchas
contra las tribus indígenas en las fronteras.
En cierto sentido, también la Guerra Civil fue 31
La memoria colectiva acerca de la Guerra Civil es un
tema cuyo desarrollo excede los objetivos del presente
artículo. A quién le interese recomendamos la lectura de
David Blight. Race and reunion: the Civil War in
American memory; Boston, Harvard University Press,
2001. 32
De éste último puede leerse: Nelson, Scott y Sheriff,
Carol. A people at war. Civilians and soldiers in
America’s Civil War, 1854 – 1877; New York, Oxford,
2008. Respecto de los otros autores véase en las notas
anteriores.
cualitativamente más destructiva e intensa
que las Guerras Napoleónicas.
El recurso conceptual para dar cuenta de este
fenómeno bélico, tan peculiar en su contexto,
fue el de la guerra total. Inclusive, autores
como Jeremy Black llegaron a caracterizar el
período que va de 1860 a 1945 como la era
de la guerra total.33 Esta formulación resulta
certera para observar ciertas continuidades
en el fenómeno bélico, pero también opaca
determinadas diferencias centrales.
La mayoría de estos autores trabajan con una
lectura de De la guerra, de Clausewitz,
influida por la decodificación realizada por el
capitán británico Basil Liddell Hart, quien
consideraba que el autor prusiano era un
teórico de la guerra total, relacionándolo en
cierto modo con la Alemania de la primera
mitad del siglo XX.34 En este sentido
McPherson, por ejemplo, señala que entiende
a la guerra total como “…en palabras de
Clausewitz, guerra absoluta”.35
Consideramos que allí se localiza un
problema conceptual, puesto que la guerra
absoluta es una noción preliminar, no llega a
ser una categoría analítica de las guerras
reales. Para Clausewitz, la guerra absoluta
supondría:
“1) Que la guerra fuera un acto
totalmente aislado; que surgiera
33
Jeremy Black. The age of total war, 1860 – 1945;
Westport, Praeger Security International, 2006. 34
Véase Basil Liddell Hart. La estrategia de la
aproximación indirecta; Barcelona, Iberia-Joaquín Gil,
1941, página 295. 35
James McPherson. Drawm with the sword…, op. cit.,
página 67. [Traducción propia. En el original dice:
“…in the words of Carl von Clausewitz, "absolute
war"].
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súbitamente, sin conexión con el
curso previo de los acontecimientos;
2) Que consistiera en una decisión
única o en varias decisiones
simultáneas;
3) Que su decisión fuera definitiva y
que la consiguiente situación política
no fuera tenida en cuenta ni influyera
sobre ella.”36
Para este autor las guerras son procesos en
los cuales la lucha política se lleva a cabo
centralmente por la violencia. Por tanto, la
noción de guerra absoluta no se ocupa de las
guerras reales, sino que es un paso para
constituir una categoría donde existe la
violencia, que luego sí, en un segundo
momento conceptual, es mediatizada y
conducida políticamente.
Clausewitz considera a los fines políticos
como rectores de la guerra. La naturaleza de
esta última se desprende de la magnitud de
los primeros. Si el objetivo político supone
una lucha por la supervivencia de la entidad
política, entonces los medios militares serán
ilimitados. Por el contrario, cuando nos
encontramos frente a objetivos menores, las
guerras son limitadas. Esta clasificación de
guerras reales en limitadas e ilimitadas
también es tomada en el presente por los
autores norteamericanos que mencionamos
anteriormente. Ellos señalan el carácter
ilimitado de la Guerra Civil y ciertamente que
estamos de acuerdo, puesto que estaba en
juego la supervivencia política de la Unión y
también la de la Confederación. Pero, como
venimos explicando, en la teoría militar
36
Karl Clausewitz. De la guerra; Buenos Aires, Solar,
1983, página 13.
ilimitado no es sinónimo de absoluto y
tampoco, como veremos, de total.
Al mismo tiempo, Mark Neely, por ejemplo,
cuestiona esta cierta identidad entre la
Guerra Civil y las guerras mundiales desde
un costado empírico, remarcando que no
existe la misma documentación para afirmar
que los estrategas de los EEUU del siglo XIX
tuvieran en mente y desarrollaran las
mismas formas de guerra y de ataque a los
civiles que sí podemos probar en la centuria
siguiente.37 No es un mal punto, inclusive es
recogido por McPherson, quien responde
que:
“… estas frases, aunque precisas, no
transmiten la verdadera dimensión de
la devastación de la Guerra Civil.
Todas las guerras son duras y
destructivas en cierto grado ¿qué es lo
37
“En otras palabras, nosotros simplemente no sabemos
cuáles eran las grandes estrategias de la Guerra Civil.
Nosotros debemos inferirlo a partir de eventos y de
observaciones al pasar dejadas aquí y allá en los
registros militares y políticos tanto oficiales como
extraoficiales. La ausencia de clara evidencia en un
punto tan importante es, obviamente, uno de los
principales factores que alimentan la continua
controversia sobre la historia militar de la guerra. Y es
importante mantener una actitud humilde y darse cuenta
de que las políticas no están claras y nunca lo estarán.
Debemos mantenernos abiertos a puntos de vista
alternativos y no estar comprometidos con una sola
narrativa.” [traducción propia de: “In other words, we
simply do not know what the grand strategies of the
Civil War were. We must infer them from events and
from passing remarks left us here and there in the
military and political record, official and unofficial. The
absence of clear evidence on so important a point is
obviously one of the major factors fueling the
continuing controversy over the military history of the
war. And it is important to maintain a humble attitude
and realize that the policies are not clear and never will
be. We should remain open to alternative viewpoints
and not be committed to a single narrative.”] Mark
Neely Mark. The Civil War and the limits of
destruction; Massachusets, Harvard, 2007, páginas
202/3.
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que hizo a la Guerra Civil distintiva en
la experiencia norteamericana? Fue el
abrumador involucramiento de toda
la población, la escandalosa pérdida
de vidas, la absoluta devastación y las
transformaciones políticas y sociales
radicales que trajo. En la experiencia
de los norteamericanos,
especialmente de los sureños, esto se
acercó a la totalidad; parecía total.
Consecuentemente, el concepto y la
etiqueta de guerra total sigue siendo
útil.”38
Como podemos notar, existe una voz de
alerta sobre las diferencias entre la Guerra
Civil y las guerras mundiales, aunque la
profundidad de la discusión sea sobre la
solidez empírica de los argumentos, que son
contestados apelando a la experiencia vital
de la época.
Para superar estas dificultades es necesario
avanzar hacia la cuestión conceptual. La
noción de guerra total surgió con
posterioridad a la Primera Guerra Mundial.
Uno de sus primeros y más conspicuos
representantes fue el general alemán Erick
Ludendorff.39 Para este autor, después de
1918 cambiaron las formas de la guerra. La
38
James McPherson. Drawm with the sword…, op. cit.,
página 70. [destacado en el original] [traducción propia
de: But these phrases, though accurate, do not convey
the true dimensions of devastation in the Civil War. All
wars are hard and destructive in some degree; what
made the Civil War distinctive in the American
experience? It was that overwhelming involvement of
the whole population, the shocking loss of life, the
wholesale devastation and radical social and political
transformations that it wrought. In the experience of
Americans, especially Southerners, this approached
totality; it seemed total. Thus the concept, and label, of
total war remains a useful one.”] 39
Erick Ludendorff. La guerra total; Buenos Aires,
Pleamar, 1964.
magnitud de los choques hacía que estuviese
en juego la existencia de las comunidades
nacionales enfrentadas. Por ello, la guerra
total exigía una política estatal de
centralización administrativa, planificación
económica y cohesión anímica del pueblo en
función de la disposición de toda la sociedad
para el esfuerzo de guerra. Como se entiende,
esto sólo es posible en los Estados con un
alto grado de concentración del poder y
capacidad de una intervención profunda en
la vida cotidiana de la sociedad y en el
gobierno de la población, algo bastante difícil
de sostener en los EEUU de 1860.40 Por ello,
autores como Carl Schmitt y Hannah Arendt
relacionaron estrechamente la era de la
guerra total con el surgimiento del
totalitarismo o del Estado Total.41
Si seguimos los planteos de Thomas Bender,
lo que puede observarse en los EEUU de
mediados del siglo XIX es una situación de
crisis en el proceso de constitución del
Estado Nación tal cual se lo pensaba por
aquel entonces.42 La Guerra Civil permitió
superar muchas resistencias de los Estados
40
Para la noción de gobierno de la población véase:
Michel Foucault. Seguridad, territorio, población;
Buenos Aires, FCE, 2006. Darío De Benedetti relaciona
la teoría de la guerra total de Ludendorf con la
biopolítica, veáse: Darío de Benedetti. “Ludendorff. La
teoría militar entre la Kriegsideologie y el Modernismo
Reaccionario”; Cuadernos de Marte, mayo 2010
(IIGG), nº 0, 145 – 175. 41
“La esencia de cada cosa […] es la guerra. La
naturaleza de la guerra […] determina la naturaleza de
la forma […] del Estado en su totalidad.” Carl Schmitt:
“Totaler Feind, totaler Krieg, totaler Staat”, citado por
Enzo Traverso. El totalitarismo. Historia de un debate,
Buenos Aires, Eudeba, 2013, página 40. Véase: Carl
Schmidt. Concepto de los político; Buenos Aires,
Struhart, 2006, página 140. También el clásico de
Hannah Arendt. Los orígenes del totalitarismo; Madrid,
Taurus, 1998. 42
Thomas Bender. “La libertad en los tiempos…”, op.
cit.
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hacia el proceso de centralización. De hecho,
la misma idea de Secesión de los Estados
particulares nos permite mensurar la
distancia, respecto del proceso de
consolidación de la estructura estatal, que
separa la situación analizada y la de Europa
durante las guerras mundiales.
Por otra parte, también es importante
destacar que nos encontramos en diferentes
períodos de la historia mundial y de madurez
en la formación del sistema capitalista. Según
Giovanni Arrighi, las guerras mundiales
fueron un enfrentamiento entre Alemania y
los EEUU por relevar a Gran Bretaña de la
conducción del sistema-mundo capitalista.43
Esta lucha contó con la participación de
todos los grandes Estados del planeta en los
campos de batalla, donde muchos de ellos
pusieron en juego su misma existencia o
altísimos objetivos políticos.
Decimos entonces que, a pesar de presentar
numerosas similitudes, la Guerra Civil
norteamericana no es una guerra total
porque no existía en los EEUU un Estado
Total, ni antes ni después de la conflagración
y, al mismo tiempo, porque es una guerra
localizada, sin la intervención militar de otra
gran potencia. ¿Esto significa que la Guerra
Civil fue simplemente otra de las guerras del
siglo XIX? Debido a su escala e intensidad es
otro tipo de guerra, que está más cerca de las
guerras mundiales, pero aún presenta
diferencias cualitativas con aquellas. Por
estas razones necesitamos otro enfoque
conceptual, que permita localizar este
fenómeno bélico en el marco de un gran
cambio respecto del pasado, sin por ello
43
Giovanni Arrighi. El largo siglo XX; Madrid, Akal,
1999.
suponer la identidad con el futuro. En ese
sentido nos inclinamos por la categoría de
revolución militar.
Nuestra lectura: la hipótesis de la
Revolución Militar
El historiador británico Geoffrey Parker
consideró los cambios en las formas de la
guerra en Europa entre los siglos XVI y XVIII
como una revolución militar. En su definición
conceptual señalaba que:
“Se identificaron como críticas cuatro
modificaciones en el arte de la guerra
[…] La primera fue la «revolución
táctica», la sustitución de la lanza y la
pica por la flecha y el mosquete […]
Junto con esta innovación hubo un
marcado aumento del tamaño de los
ejércitos […] y aparecieron estrategias
más ambiciosas y complicadas para
poner en acción a estos ejércitos
mayores. En cuarto y último lugar, la
revolución militar […] acentuó
enormemente la repercusión de la
guerra en la sociedad: los mayores
costos, los mayores daños infligidos y
las mayores dificultades
administrativas causadas por los
acrecentados ejércitos hicieron que la
guerra se convirtiese en una carga
mayor y en un problema más difícil
que antes, tanto para las poblaciones
civiles como para sus gobernantes.”44
44
Geoffrey Parker. La revolución militar: innovación
militar y apogeo de Occidente, 1500 – 1800; Madrid,
Alianza, 2002, páginas 17/8.
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Siguiendo estos planteos, entonces, para
hablar de revolución militar se tienen que
conjugar cuatro elementos: cambios en la
táctica, en el tamaño de los ejércitos, en la
estrategia y un aumento en la intensidad del
impacto de la guerra sobre el conjunto social.
En tal sentido, sopesar esos cambios exige
que nos localicemos en las tradiciones
militares norteamericanas previas a la
Guerra Civil, para de ese modo ver cómo fue
que este proceso modificó los hábitos
castrenses en los EEUU.
a) La tradición militar en los EEUU antes
de la Guerra de Secesión
Antes de la guerra, Estados Unidos era un
país relativamente desarmado donde no
existía una gran tradición militar. No
obstante, había vencido al Imperio Británico
en las guerras de la Independencia y de 1812,
y también había derrotado a México a
mediados de siglo XIX. Sus principales
esfuerzos, en este terreno, se desarrollaban
en la lucha contra los indígenas en lo que se
conoce como “guerra de fronteras”. Antes del
comienzo de la Guerra Civil “… en 1861
contaba sólo con dieciséis mil hombres,
desplegados mayormente en postas
fortificadas en territorio indio, al oeste del
Mississippi, o en las grandes fortalezas
federales que custodiaban las costas de la
nación, desde el puerto de Boston hasta la
Bahía de San Francisco.”45 Los EEUU
confiaban el resto de las tareas para la
defensa nacional a un cuerpo de ciudadanos
organizados local o estatalmente, que se
reunían y armaban periódicamente y en
45
John Keegan. Secesión..., op. cit., página 68.
casos de emergencia: la milicia. Sin embargo,
esta formación venía perdiendo importancia
militar desde la Independencia, siendo
tendencialmente una estructura cada vez
más nominal.
La formación de los oficiales se llevaba a cabo
en una única institución: la Academia de
West Point. Como señala John Keegan:
“La ortodoxia de West Point provenía
de las enseñanzas del teórico
napoleónico suizo Henri de Jomini.
Jomini enseñaba, entre otras cosas, la
necesidad de obedecer ciertas leyes
geométricas, especialmente que la
línea de operaciones debe estar en
ángulo recto con la base desde donde
se sustenta. En este sentido la guerra
en el norte de Virginia fue
estrictamente jominiana”46
Los especialistas en teoría de la guerra
consideran a Jomini, y sobre todo a Büllow,
como autores clásicos de la doctrina de la
“Guerra de Maniobra”, una forma de
conducción que se propone vencer sin
necesidad de llevar a cabo batallas de gran
envergadura.47 Si revisamos en plan inicial
de Winfield Scott, llamado “Anaconda”,
podemos hallar los rastros conceptuales de la
guerra de maniobra.48 El máximo dirigente
46
John Keegan. Secesión..., op. cit., página 141. 47
Sobre la teoría de Büllow recomendamos la lectura de
Richard Palmer “Capítulo III: Federico el Grande,
Gilbert, Büllow: de la Guerra de Dinastías a la Guerra
Nacional” y sobre las elaboraciones de Jomini
aconsejamos trabajar con Crane Brinton; Gordon Craig
y Félix Gilbert. “Capítulo IV: Jomini” ambos en
Edward Mead Earle. Creadores de la estrategia
moderna; Buenos Aires, Círculo Militar, 1968, páginas
121 – 174 y 177 – 211 respectivamente. 48
Winfield Scott nació en Virginia en 1786 y falleció en
Nueva York en 1866. Prestó servicio en la Guerra
Anglo – estadounidense de 1812; en las Guerras
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militar de la Unión sostenía que bastaba con
bloquear el comercio exterior de la
Confederación y tomar sus vías fluviales. De
esa manera llegaría el colapso económico y,
tras ello, la rendición sudista. Estas
iniciativas traducían a términos técnico
militares largas décadas de maniobras
políticas sobre la cuestión de las diferencias
entre las estructuras sociales del Norte y el
Sur, expresadas en los numerosos acuerdos
que posponían el choque frontal.
Aunque este plan nunca se llevó adelante y
Scott fue reemplazado, las ideas jominianas
seguían presentes. El nuevo jefe de la Unión,
George McClellan, también privilegiaba la
maniobra por sobre la batalla, dejando de
lado numerosas oportunidades de enfrentar
a las tropas de Lee por suponer, según los
estudiosos, que su ejército no se encontraba
en posiciones favorables.49
Seminolas, la Guerra de Black Hawk, en la primera
intervención estadounidense en México y en la Guerra
de Secesión. Fue General casi por 50 años y durante
alrededor de dos décadas fue el máximo dirigente
militar de su país. Se destacó también por su interés en
la formación de los cadetes de West Point, para lo cual
tradujo algunos tratados militares europeos y escribió su
propio manual. 49
George McClellan nació en Filadelfia en 1825 y
falleció en Nueva Jersey en 1885. Fue un oficial
formado en West Point, que prestó servicio en la guerra
con México y en la Guerra de Secesión, siendo el
máximo dirigente militar de la Unión. No suele tener un
gran reconocimiento como comandante en el campo de
batalla, no obstante es el vencedor de Antietam. Sus
desavenencias con Lincoln durante el conflicto con el
Sur fueron notorias, llegando a postularse como
candidato a presidente por el Partido Demócrata en
1864.
Robert Lee nació en 1807 y falleció en 1870 en el
Estado de Virginia. Estudió en West Point y sirvió en la
guerra con México y en la Guerra de Secesión. Pese no
defender la institución de la esclavitud, decidió
quedarse en su Estado natal con su familia y tomar
partido por la Confederación, más por razones locales
que de convicción política. Usualmente es considerado
Esta organización conceptual de la guerra era
la predominante en la Europa absolutista y
entró en una larga crisis a partir de las
guerras del período de la Revolución
Francesa, cuando las tropas galas luchaban
proponiendo las batallas y llevaban adelante
una nueva lógica en los conflictos bélicos, la
“Guerra de Aniquilamiento”. Con el ascenso
de la burguesía al lugar de clase dominante y
la creación de la ciudadanía y el nacionalismo
moderno, las formas de la guerra cobraron
enormes transformaciones que, según
Clausewitz, pusieron en el centro de los
asuntos militares la cuestión de la fuerza
moral (voluntad y capacidad de lucha) y, con
ello, de los nuevos ordenamientos sociales,
dejando obsoleta la centralidad de la
geometría para el análisis de la guerra. Dicho
de una manera más sencilla: a partir de la
modernidad no es tan importante la posición
en el plano como el talento y el valor de la
tropa en el combate.
Como podemos ver, cuando comenzó la
Guerra de Secesión los altos mandos de
Norteamérica estaban munidos de
concepciones que atrasaban casi un siglo
respecto del desarrollo de la historia social
general y también de lo bélico. Una guerra
moderna, con entusiasmo popular y un grado
de utilización industrial del poder de fuego
nunca antes visto, era leída por el Norte con
el lente de las guerras torneo del
absolutismo.
A estas dificultades se le agrega otro
elemento. Las tropas bisoñas de 1861 no
tenían suficiente entrenamiento como para
desarrollar, con el orden necesario, las
uno de los mandos militares más dotados del conflicto
norteamericano de los ’60.
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21
complejas maniobras propuestas por sus
comandantes. Esta “doctrina” de West Point
poco tenía que ver con las tradiciones de la
“Guerra Americana”:
“…los europeos habían identificado
[…] un estilo de lucha que ellos
llamaban guerra “americana” o
“indiana” en la cual los ejércitos no se
concentraban en formaciones
organizadas como lo hacían en las
batallas campales del Viejo Mundo,
sino que efectuaban escaramuzas al
amparo de los árboles y procuraban
tomar por sorpresa al enemigo. La
guerra “americana” era individualista,
no ordenada, y en esas condiciones el
combate solía tomar la forma de la
emboscada o el ataque sorpresa […]
Los ejércitos de 1861, reconociendo
que con guerra “americana” no se
podía ganar aquel conflicto, tuvieron
que aprender, valiéndose de los
manuales de instrucción disponibles,
a organizarse para combatir a la
manera del Viejo Mundo.”50
Finalmente, una última cuestión de
importancia: hasta la Guerra Civil, el
trastorno de los hechos bélicos era
relativamente menor en el conjunto de los
EEUU. Es cierto que en los “territorios indios”
no había distinciones de civiles y militares, y
que la violencia estaba muy extendida. Sin
embargo, el desarrollo puntual de cada uno
de estos conflictos no producía grandes
modificaciones en la estructura de las
relaciones sociales, económicas y políticas de
todo el país. El impacto de estas
confrontaciones se notaba cuando se las
50
John Keegan. Secesión..., op. cit. página. 445.
juntaba en un proceso de expansión a largo
plazo, que sí modificó la realidad social de los
EEUU. Sin embargo, la Guerra Civil fue un
fenómeno diferente: potenció enormemente
la industrialización y el enriquecimiento del
Norte; dejó en bancarrota la economía del
Sur; incorporó a las mujeres al mundo del
trabajo y la enorme movilización masculina
dotó al género femenino de un protagonismo
social creciente; al mismo tiempo produjo
una importante sangría de población en los
Estados secesionistas.
Según Clausewitz, la primera tarea de quien
conduce una guerra consiste en descifrar sus
características. Para ello deberá entender el
carácter social de los contendientes, sus
objetivos políticos y, a partir de allí, sacar
conclusiones acerca de cómo es posible que
cada uno de los bandos beligerantes lleve
adelante el esfuerzo bélico. En este conflicto
observaremos que la carencia de adecuación
de las categorías por parte de importantes
dirigentes de las fuerzas contendientes,
principalmente de la Unión, tuvo
consecuencias trascendentes para el
desarrollo de la conflagración.
b) El viraje de Gettysburg y el ascenso de
Grant y de Sherman
Mientras se prefiguraba el conflicto, y
también en los primeros meses del mismo,
numerosos políticos, militares y personajes
públicos del Norte se negaban a considerar a
las fuerzas del Sur como un enemigo. La
sangrienta batalla de Bull Run, con la victoria
sudista, fue una primera y enorme
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22
advertencia.51 Enfrente había una fuerza
moderna, que agitaba las pasiones del pueblo
(hablamos de los ciudadanos blancos libres,
naturalmente) y buscaba las batallas donde
batir al Norte. El general Robert Lee, al
mando de las tropas de la Confederación, leía
la guerra con más acierto que los altos
mandos del Norte. Había que combatir. El
objetivo de la secesión sólo podía lograrse si
los sudistas vencían a las tropas federales.52
Es, si se quiere, una paradoja, el hecho de que
el Sur agrícola y más atrasado peleara de una
manera más moderna y similar a los ejércitos
napoleónicos (buscando el combate) que el
Norte industrializado y avanzado, quien
intentaba vencer mediante la maniobra,
como las fuerzas absolutistas. Este hecho
también constituye un observable de la
necesidad de pensar la guerra como un
campo de la actividad social que depende del
conjunto de la organización social, pero por
unas relaciones complejas en las que no
existe una determinación mecánica.
Con algunas excepciones, se podría decir que
hasta Antietam, durante septiembre de 1862,
la iniciativa pertenecía a los Confederados.53
51
Nos referimos a la primera Batalla de Bull Run (o
Manassas) que tuvo lugar el 21 de julio de 1861 en
Manassas, en el norte de Virginia, a pocos kilómetros
de Washington D. C. 52
En este sentido puede leerse: Jorge Cárdenas
Nannetti. “Lincoln y la guerra civil” en Nueva Historia
de los Estados Unidos; Nueva York: Editora Moderna,
1970, 220-244. 53
La batalla de Antietam se produjo el 17 de septiembre
de 1862, cerca de Sharpsburg, en el Estado unionista de
Maryland. A nivel táctico su resultado es controvertido,
pero en el horizonte estratégico suele considerarse que
fue una costosa victoria para la Unión, cuyas tropas
estaban al mando de McClellan. El general norteño no
persiguió a las fuerzas confederadas que se batían en
retirada luego de la batalla, provocando la ira de
Lincoln, quién relegó al militar de su posición como
máximo comandante de la Unión. Meses después se
En casi todos los teatros de operaciones se
presentaban las batallas donde los sudistas
preferían. La única salvedad era el frente
naval, donde habían sido derrotados en
Nueva Orleans y los efectos del bloqueo
marítimo se iban haciendo sentir lenta pero
persistentemente.
El tiempo, variable central de la estrategia,
corría en contra del Sur. Si miramos sus
acciones, podemos notar que Lee
comprendía perfectamente esta cuestión. La
Unión, hasta Gettysburg (durante el verano
de 1863) no parecía comprenderlo tan
claramente. Abandonado el plan “Anaconda”,
la Unión intentó conquistar posiciones
inexpugnables con las cuales desarrollar un
combate en el cual venciera. No fue sencillo.
Tras muchas presiones McClellan enfrentó a
Lee en Antietam, resultando de ello una
victoria muy discutible para el norte, pero
que decantó en la Proclama de la
Emancipación de los Esclavos, por parte del
presidente Lincoln; y en una ofensiva del Sur
en territorios norteños, buscando una
victoria que permitiera la capitulación de la
Unión. Nada de esto ocurrió. La idea de una
victoria rápida, como bien dice Jacques Néré,
quedó enterrada en Antietam.54
La fragilidad del comando de la Unión se
volvió evidente en los meses siguientes,
cuando ni McClellan, ni su reemplazante
Burnside, fueron capaces de ofrecer grandes
victorias. Sin embargo, en el frente del Oeste,
específicamente en Missouri, destacaba un
comandante de la Unión que estaba
conoció la Proclama de la Emancipación emitida por el
presidente norteamericano. 54
Jacques Néré. La Guerra de…, op. cit., cap. IV
“Inútiles esfuerzos por obtener un rápido desenlace”, 40
– 50.
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observando una guerra muy distinta de la
que aparecía en los manuales jominianos:
nos referimos a Ulysses Grant. Como explica
Aurora Bosch:
“En Missouri, Estado de frontera
incorporado a la Unión, pero con
lealtades divididas desde la secesión,
estaba teniendo lugar una guerra civil
dentro de la guerra civil, agravada por
un conflicto armado en la frontera con
Kansas, que había comenzado en el
año 1854. En toda esa zona que
bordeaba Kansas, guerrillas
confederales, lideradas por asesinos
patológicos como William Clarke
Quentill o «Bloody Bill» Anderson, y
famosos bandidos como los hermanos
James y Young, asesinaron a
unionistas, destruyeron sus
propiedades e inmovilizaron con sus
incursiones y emboscadas a miles de
tropas de la Unión.”55
La expedición de Lee a Pensilvania, territorio
unionista, tuvo su final con la batalla que
cambió el curso de la guerra civil:
Gettysburg.56 Allí, durante los tres primeros
días de julio chocaron más de 150.000
hombres, con un saldo de más de 50.000
bajas. Esta victoria de la Unión llegó junto a
otra, también de primera importancia: la
caída de Vicksburg a manos de las tropas
federales comandadas por Ulysses Grant.57
55
Aurora Bosch. Historia de…, op. cit., página 182. 56
Gettysburg fue una de las batallas más importantes de
la Guerra de Secesión y el mayor combate que haya
tenido lugar en territorio norteamericano. Tuvo lugar
entre el 1 y el 3 de julio de 1863 en Gettysburg,
Pensilvania. 57
Vicksburg, Tennessee, era una ciudad costera del
Mississippi que tenía una fortaleza confederada. Fue
Desde este verano el Sur no volvería a
atravesar sus fronteras y ahora la
Confederación quedaba partida en dos,
puesto que el Norte ya controlaba todo el
Mississippi. En los meses siguientes el
general Grant marcharía por Tennessee,
aplastando a los confederados en
Chattanooga. En el invierno entre el ‘63 y el
‘64 Lincoln confió a este militar el comando
de todas las tropas de la Unión.
El Norte había cambiado la forma de
combatir. No se buscaba una decisión rápida,
tampoco una estrategia basada en la
maniobra y, menos que menos, dirigirse
directa y únicamente hacia Richmond, capital
de la Confederación. Grant y sus más
cercanos subordinados, William Sherman y
Philip Sheridan, desarrollaron un plan de
guerra basado en el aniquilamiento de las
fuerzas sudistas y buscando la batalla. Esta
estrategia tenía un costo humano mucho
mayor a la realizada por McClellan, pero era
la apropiada para una fuerza superior en
recursos humanos y materiales. Luego de
tomar el río Mississippi, avanzaron por
Georgia hacia Atlanta, para capturarla y
marchar hacia el océano, terminando por
fracturar al menos en tres partes a la
Confederación.58 Tal iniciativa, naturalmente,
suponía el uso bélico intensivo de la industria
y el ferrocarril, lo que potenciaba el poder de
fuego de la Unión.
Las campañas de Grant y Sherman, tales
como Vicksburg y Atlanta, se caracterizaban
sitiada entre el 25 de mayo y el 4 de julio de 1863 por
tropas norteñas. 58
Esta también era la idea que tenían Marx y Engels de
como vencer al Sur. Véase: Carlos Marx y Federico
Engels. La guerra civil en los EEUU; Buenos Aires, La
Rosa Blindada, 1973.
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por combates que se extendieron durante
varias jornadas, muchos de los cuales
decantaban en luchas de trincheras, y
contando con miles de bajas para ambos
bandos. Al mismo tiempo, las marchas solían
hacer uso de la política de tierra arrasada,
con gravísimas consecuencias para la
población civil. Grant y Sherman
desarrollaron una estrategia de larga
duración, atendiendo al problema de la
destrucción de las fuerzas enemigas y no a su
condicionamiento mediante maniobras o a
su disuasión en una batalla decisiva.59 El plan
de guerra no parecía contemplar una batalla
decisiva, sino varios enfrentamientos que
desangraran al sur. Podemos ver, entonces,
que los cambios en los parámetros militares
eran enormes, mostrando la distancia que
separaba a la Guerra Civil de las
conflagraciones precedentes.
Palabras finales
Como venimos desarrollando, existen varios
aspectos en los cuales la Guerra Civil se
asemeja a las guerras de la primera mitad del
siglo pasado, aunque también, por las
características de las estructuras estatales y
por la importancia acotada para el sistema
mundial de los objetivos políticos en disputa,
podemos decir que no existe una
equivalencia entre este conflicto y las guerras
mundiales. Sin embargo, esto no debe opacar
lo señalado: la Guerra Civil fue muchísimo
59
En la línea de cuestionar Gettysburg como una batalla
decisiva puede leerse Thomas Goss. “La ‘batalla
decisiva’ de Gettysburg”; Military Review (ed.
Hispanoamericana), Septiembre-Octubre de 2004
(Centro de Armas Combinadas del Ejército de los
EEUU), 81 – 87.
más dura y profunda que la mayoría de las
conflagraciones del siglo XIX.
¿Cómo entender esta guerra? Nosotros
proponemos, a la luz de este desarrollo,
considerar que en cuatro años de conflicto
los EEUU atravesaron una revolución militar.
A pesar de la enorme diferencia en la
capacidad productiva y de los recursos
humanos, hemos visto como los manuales y
teorías de conducción militar no permitían al
Norte vencer en una guerra que presentaba
características inéditas. Durante la Guerra
Civil aumentaron drásticamente el tamaño
de las tropas. También se produjeron
numerosas innovaciones tácticas con la
incorporación de nuevas tecnologías y
formas de organización, las cuales volvieron
más sangrientas las batallas y reclamaron un
mayor sacrificio de parte de los soldados. Por
otro lado, las estrategias privilegiaron el
combate, la aniquilación y, en ciertas
circunstancias, la violencia contra los civiles,
cosa reservada hasta el momento a las
acciones punitivas y limitadas contra las
tribus indígenas. Finalmente, el impacto de
esta guerra en la estructura social fue
decisivo para la configuración de los EEUU
como potencia industrial de primer orden, la
posterior conquista del oeste y constitución
del Estado Nación más poderoso del planeta
durante el siguiente siglo. Estamos
convencidos que esta idea de la revolución
militar, entonces, permite explicar esa
ruptura con el pasado y la constitución de
formas bélicas que prefiguran, pero no son
todavía, las de las guerras mundiales.
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