Sociedad Hispano Romana

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  • COLECCIN GUAS DE CLASES N 22

    HISTORIA DEL DERECHO ITomo II

    HISTORIA DEL DERECHO ESPAOL:LA SOCIEDAD HISPANO-ROMANA

    por

    PROF. ERIC EDUARDO PALMA GONZLEZ

    S A N T I A G OUNIVERSIDAD CENTRAL DE CHILEFacultad de Ciencias Jurdicas y Sociales

    2005

  • Edita:Facultad de Ciencias Jurdicas y SocialesDireccin de Investigacin, Extensin y Publicaciones Comisin de PublicacionesUniversidad Central de ChileLord Cochrane 417Santiago-Chile582 63 04

    Registro de propiedad intelectual N 125.380Eric Eduardo Palma Gonzlez

    Ninguna parte de esta publicacin, incluido el diseo de la cubierta, puede ser reprodu-cida, almacenada o transmitida en manera alguna ni por ningn medio, ya sea elctrico,qumico, mecnico, ptico, de grabacin o de fotocopia, sin permiso previo del autor

    Segunda reimpresin de la primera edicin, 2005

    Comisin de Publicaciones:Nelly Cornejo MenesesJos Luis SotomayorFelipe Vicencio Eyzaguirre

    Responsable de esta edicin:Nelly Cornejo [email protected]

    Diagramacin, www.entremedios.cl

    Serie: Coleccin Guas de Clases N 22

    Impresin:Impreso en los sistemas de impresin digital Danka.Universidad Central de Chile, Lord Cochrane 417, Santiago.

  • PRLOGO

    Con la edicin de publicaciones como la que Ud. tiene en sus manos la Facultad deCiencias Jurdicas y Sociales de la Universidad Central de Chile pretende cumplir una de susfunciones ms importantes, cual es la de difundir y extender el trabajo docente de sus acadmi-cos, al mismo tiempo que entregar a los alumnos la estructura bsica de los contenidos de lasrespectivas asignaturas.

    En este sentido, fundamentalmente, tres clases de publicaciones permiten cubrir las ne-cesidades de la labor que se espera desarrollar: una, la Coleccin Guas de Clases, referida ala edicin de cuerpos de materias, correspondientes ms o menos a la integridad del curso queimparte un determinado catedrtico; otra, la Coleccin Temas, relativa a publicaciones detemas especficos o particulares de una asignatura o especialidad; y, finalmente una ltima, quedice relacin con materiales de estudio, apoyo o separatas, complementarios de los respectivosestudios y recomendados por los seores profesores.

    Lo anterior, sin perjuicio de otras publicaciones, de distinta naturaleza o finalidad, comomonografas, memorias de licenciados, tesis, cuadernos y boletines jurdicos, contenidos deseminarios y, en general, obras de autores y catedrticos que puedan ser editadas con el auspi-cio de la Facultad.

    Esta iniciativa sin duda contar con la colaboracin de los seores acadmicos y con suexpresa contribucin, para hacer posible cada una de las ediciones que digan relacin con lasmaterias de los cursos que impartan y los estudios jurdicos. Ms an si la idea que se quierematerializar a futuro es la publicacin de textos que, conteniendo los conceptos fundamentalesen torno a los cuales desarrollan sus ctedras, puedan ser sistematizados y ordenados en ma-nuales o en otras obras mayores.

    Las publicaciones de la Facultad no tienen por finalidad la preparacin superficial y elaprendizaje de memoria de las materias. Tampoco podrn servir para suplir la docencia directay la participacin activa de los alumnos; ms bien debieran contribuir a incentivar esto ltimo.

    Generalmente ellas no cubrirn la totalidad de los contenidos y, por lo tanto, nicamenteconstituyen la base para el estudio completo de la asignatura. En consecuencia, debe tenersepresente que su solo conocimiento no obsta al rigor acadmico que caracteriza a los estudiosde la Carrera de Derecho de nuestra Universidad. Del mismo modo, de manera alguna signifi-ca petrificar las materias, que debern siempre desarrollarse conforme a la evolucin de losrequerimientos que impone el devenir y el acontecer constantes, y siempre de acuerdo al princi-pio universitario de libertad de ctedra que, por cierto, impera plenamente en nuestra Facul-tad.

    VCTOR SERGIO MENA VERGARADecano

    Facultad de Ciencias Jurdicas y SocialesUniversidad Central de Chile

  • PRESENTACIN

    El uso que mis estudiantes dieron el ao pasado al primer cuaderno docente delcurso de Historia del Derecho I me ha motivado para escribir otro texto, con elmismo formato, dedicado esta vez a la sociedad hispano-romana.El cuaderno docente es un recurso didctico que facilita el desarrollo de una claseactiva. Su diseo satisface la necesidad de desarrollar cabalmente el programa delcurso durante el perodo acadmico as como invertir tiempo en el anlisis y de-bate de las materias. Permite que el profesor asuma como funcin principal la dedar explicaciones y no la de informar.Los espacios en blanco que presenta el libro tienen por objeto que el alumno tomenota de los datos nuevos que el profesor aporta en la clase; registre la informacinproporcionada en los artculos o libros que conforman la bibliografa comple-mentaria; escriba sus reflexiones personales sobre las materias tratadas; elaboreesquemas o resmenes para efectos de la preparacin de pruebas.El cuaderno docente no tiene por propsito facilitar la preparacin de exmenes a lti-ma hora ni sustituye la actividad desarrollada en la sala de clases. No buscamos hacerinnecesario el trabajo en el aula sino enriquecerlo: no se trata de una obra acabada sinode un texto en construccin.

  • Agradezco a mis ex - alumnas Paula Verdugo y Carla Fortes, de la Universidad Centralde Chile y de la Universidad de Chile respectivamente, por su ayuda para la publica-cin de este texto, as como a mi ayudante doa Mara Francisca Elgueta, profesora deestado en Historia y Geografa, Doctora ( c ) en Educacin por sus comentarios.

    Santiago, abril del ao 2002

    Eric Eduardo Palma GonzlezAbogado, Doctor en Derecho. Magster en Historia.Profesor de Historia del Derecho.

  • HISTORIA DEL DERECHO I

    HISTORIA DEL DERECHO ESPAOL: LA SOCIEDAD HISPANO-ROMANA

  • C O N T E N I D O S

    La Sociedad Espaola Romanizada (226 a. C. - 507 d.C.)1. De la va diplomtica a la va militar: la anexin de Espaa al Im-

    perio Romano.13

    1.1. Las relaciones entre cartagineses y romanos 131.2. Los primeros contactos entre Roma y la pennsula Ibrica 161.3. La anexin de Espaa por Roma: un caso de imperialismo 20

    1.3.1 La conquista militar de la pennsula Ibrica por Roma 221.3.2. La resistencia indgena a la conquista 28

    2. La organizacin poltico-administrativa de Hispania 342.1. La organizacin poltico-administrativa en la Repblica 342.2. La organizacin poltico-administrativa en el Alto Imperio 44

    2.2.1. El Papel de los espaoles en el periodo del Alto Imperio 472.3. La organizacin poltico-administrativa del Bajo Imperio 49

    2.3.1. El ingreso de pueblos germanos en Espaa 503.- Estructura social y econmica de Espaa entre el 218 a. de C. y el

    507 d. C.53

    4.- La Romanizacin de Hispania 594.1. La Cristianizacin de Espaa y el Imperio 63

    5.- La aplicacin del Derecho romano en Hispania 715.1. La romanizacin jurdica 715.2. Aplicacin del Derecho pblico y privado romano en Hispania 725.3. El sistema jurdico hispanorromano 73

    5.3.1. Peregrinos, latinos y ciudadanos en la formacin del sistemajurdico hispanorromano

    75

    5.3.2. Administracin de justicia y aplicacin del Derecho romano 785.3.3. rdenes Jurdicos que se manifiestan en la aplicacin del

    Derecho romano 81

    5.3.4. La vulgarizacin del Derecho Romano 90Bibliografa Bsica 93

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    La Sociedad Espaola Romanizada (226 a. de C. - 507 d. de C.)

    1. De la va diplomtica a la va militar: la anexin de Espaa al Impe-rio Romano

    Hay que entender el contacto entre la poblacin peninsular ibrica y los romanosdentro del conjunto de las relaciones que tenan lugar en el siglo III a. de C. entre grie-gos, romanos, etruscos y cartagineses.

    1.1. Las relaciones entre cartagineses y romanosLa conquista romana de la pennsula ibrica debe ser comprendida a partir de la po-

    ltica internacional de Roma con respecto al mar Mediterrneo. El fenmeno hay quesituarlo en el contexto general de las guerras pnicas. En ellas Roma y Cartago se dis-putaron el control del intercambio comercial por va martima. Protagonizaron uno delos muchos enfrentamientos que han tenido lugar en la historia entre potencias militaresexpansionistas.

    La historia de Cartago se remonta, segn la leyenda, al ao 814 a. de C. poca en lacual fenicios y chipriotas fundaron este enclave en territorio africano.

    A la cada de Tiro en manos de Nabucodonosor II (605-562) el ao 573 a. de C.,Qart Hadasht (Cartago), se alz como la metrpoli fenicia ms importante del Medite-rrneo.

    La arqueologa ha permitido conocer la vida en la ciudad de Cartago en tiempos delas guerras pnicas: dice Storch de Gracia (2000) que tena un trazado influenciadofuertemente por la ciudad helena; calles paralelas y manzanas con casas de hasta 6 pisos.Las residencias estaban estucadas convenientemente. Dotadas de servicio de agua, pozonegro y jardn en su interior, proporcionaban a las familias acomodadas una vida pla-centera.

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    La herencia fenicia hizo de Cartago una potencia martima fundada en el comercio.Desarroll un tipo de nave mercante, as como navos de guerra (el trirreme y el quin-querreme), que le permiti recorrer no slo el mediterrneo sino tambin el Atlntico,tanto sur como norte. Seala la historiografa que Hann el Navegante lleg bordeandolas costas africanas hasta el Golfo de Guinea con alrededor de 30.000 hombres, 60 na-ves; y que Himilcn naveg hacia el norte en busca de estao.

    A partir del siglo VII. A de C. pasaron a ejercer un protectorado sobre los emporiosfenicios de la pennsula Ibrica y fundaron una colonia en Ibiza el ao 654 a. de C.(IslasBaleares).

    En el comercio que desarrollaban ofrecan bienes como cermica, telas, joyas, piezasde marfil, huevos de avestruz usados como recipientes; por los cuales obtenan metalesas como productos agrcolas y pesqueros.

    Sus conocimientos agrcolas, de los cuales es expresin la obra de Magn, un trata-do sobre agricultura compuesto por 28 libros y escrito alrededor del siglo IV a. de C., lespermitieron cultivar con gran xito el olivo, la vid y los cereales.

    Su inters por el mar se lig a partir del siglo VI a. de C. con el afn de conquistarterritorio en el norte de frica.

    Como consecuencia de su expansin por el Mediterrneo combatieron en el ao 480a. de C. con los griegos de Siracusa por el control de Sicilia siendo derrotados los pni-cos. En el 409 se tomaron la revancha y en el 405 los griegos aceptaron el dominio car-tagins sobre un sector de la Sicilia Occidental.

    Roma tan slo aparece en el horizonte de la historia segn el relato mtico en el ao753 a. de C. Sus primeros siglos de existencia estn vinculados al pueblo de los etruscos,civilizacin que alcanz su apogeo entre los siglos VII a . de C. y el siglo V. La historio-grafa destaca que entre los aos 615 al 509 a. de C., tres reyes etruscos, los Tarquinos,ejercieron el poder en Roma.

    Etruscos de la zona de Caete entraron en una exitosa alianza alrededor del ao 535 a.de C. con los cartagineses para combatir a los griegos de Focea. Aos ms tarde ambos

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    pueblos fueron derrotados por los griegos de Siracusa los que asolaron todo el territoriode la Etruria (12 ciudades entre Campania por el sur y la llanura del Po por el norte).

    Una amenaza mayor la constituyeron los galos (poblacin de origen celta) que asola-ron Etruria y tambin Roma en el siglo IV: invadieron el ao 390 a. de C. la llanura delPo que pas a llamarse Galia Cisalpina, as como la Italia central, donde saquearon Ro-ma.

    Roma inicia a mediados del siglo IV su poltica de expansin. El ao 340 avanza ha-cia la zona de Campania. Entre esta fecha y el ao 295 a. de C. los romanos combatierona los samnitas, a quienes vencen finalmente, lo que les permiti extender sus dominiosen la pennsula itlica.

    El ao 265 a. de C. cay en manos de Roma la ltima ciudad etrusca, Volsini, que-dando en manos de los romanos la ruta de la sal as como la ruta del trigo.

    La presencia de Cartago en la zona de influencia de los etruscos as como sus con-flictos con los griegos pusieron tempranamente a romanos y cartagineses en contacto. Elprimer tratado entre estas comunidades que involucr a la pennsula Ibrica tuvo lugaren el ao 508 a.C.,(Tovar y Blzquez, 1982, pg. 11) es decir, cuando Roma careca detoda relevancia en el concierto de las potencias europeas: privaba a los aliados de Roma,entre los que destacaban los marselleses, del derecho a navegar hacia el oeste del caboBello, frente a Cartagena, pero permita la fundacin de colonias romanas o de sus alia-dos en la costa este de la pennsula. Un nuevo tratado se suscribi en el ao 348 a.de C.,por el cual se estableci como lmite para la fundacin de colonias por Roma o sus alia-dos la localidad de Mastia, de los tartesios, hacia Cartagena. Las costas del sur de lapennsula ibrica quedaron reservadas para los cartagineses y las del este podan serutilizadas por los aliados de Roma, especialmente por los griegos de Marsella.

    Un nuevo tratado se celebr en el ao 306 a. de C., e incluso en el ao 280 ambospueblos combatieron en contra de Pirro de piro.

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    En esta primera poca los romanos resolvieron el problema de sus relaciones con loscartaginenses mediante la diplomacia en virtud a una premeditada poltica internacionaldiseada por el senado romano.

    El primer conflicto militar entre Roma y Cartago tuvo lugar como consecuencia delapoyo de ambos a sus respectivos aliados en Sicilia. Los mamertinos, poblacin merce-naria de Campania, atacaron en el ao 283 a. de C. la ciudad de Messina en Sicilia. Loscartagineses en apoyo del rey de Siracusa llegaron a combatir a los mamertinos quienesa su vez pidieron apoyo a los romanos. La presencia de ambos pueblos en el territorioimplic el inicio en el ao 265 de la llamada primera guerra pnica (los romanos llama-ban pnicos poeni a los cartagineses) que finaliz el 241 a de C.

    La guerra tuvo lugar tanto en el mar como en tierra. Los romanos llegaron incluso africa donde 15.000 soldados fueron vencidos por las tropas cartaginesas. El resultadofinal de la guerra fue favorable a Roma quien obtuvo como botn tierras fuera de la pe-nnsula itlica: Sicilia, con excepcin de la ciudad de Siracusa, se convirti en la primeraprovincia romana.

    Por decisin del senado romano la derrotada Cartago fue obligada a pagar indemni-zaciones a Roma.

    1.2. Los primeros contactos entre Roma y la pennsula IbricaTradicionalmente la historiografa seala como hito que marca el inicio de la roma-

    nizacin de Espaa el desembarco de tropas romanas en Ampurias, el ao 218 a. de C.,en el marco de la segunda guerra pnica (v.g. Barrientos, 1994, pg. 21). Este hechopuede ser relevante para marcar el inicio del proceso de anexin de Espaa a Roma, y envirtud del cual poblaciones de la pennsula ibrica pierden su autonoma, pero no meparece que lo sea para efectos de datar el proceso de la romanizacin, en el cual ciudadesde la pennsula ibrica transforman su vida material y espiritual influenciadas por lacultura greco-romana.

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    Hemos planteado (Palma, Andrs, 1998) que antes del ao 218 a. de C. la polticaromana consider a la pennsula Ibrica como una posible zona de influencia. En aten-cin a este antecedente parece pertinente cuestionar el hito que se ha fijado como iniciode la romanizacin.

    Los conflictos entre romanos y cartagineses llevaron a stos a poner especial aten-cin en los territorios ibricos a partir del ao 239 a. de C. Dice Polibio a este respectoque los cartagineses, tan pronto como ordenaron sus asuntos en Libia...reclutaron fuer-zas y al punto enviaron a Amlcar a los territorios de Iberia.

    Amlcar Barca desembarc en Espaa en la ciudad fenicia de Gadir con el propsitode conquistar en suelo ibrico nuevos territorios. Domin a los beros turdetanos ascomo las zonas mineras de Andaluca y Gadir por lo que accedi a las minas de plata deesta zona. Ms tarde, dice Gonzlez Wagner (1999), avanz haca la Andalucia oriental,el Sureste y el Levante donde fund Akra Leuke. Desde aqu procur anexar los territo-rios de Cartagena, Cstulo, Murcia, Mlaga y Almera, ricos en plata, hierro y cobre.

    En el ao 231 a. de C. una embajada romana se present ante Amlcar Barca y reci-bi explicaciones de ste acerca de sus conquistas: los cartagineses se provean de fon-dos para pagar a los romanos la indemnizacin por la primera guerra pnica.

    En el ao 229 a. de C. el pnico Asdrbal levant una ciudad en la pennsula Ibricaa la que denomin del mismo modo que la metrpolis, Qart Hadasht, y a la que los ro-manos llamaron Cartago Nova. La ciudad portuaria tuvo una poblacin aproximada de40.000 habitantes y permiti el control de las zonas mineras. Adems controlaba la pro-duccin de sal, materia muy relevante en la poca para la preservacin de carne de pes-cado, de bovino y ovino.

    Dice Polibio respecto de la fundacin de Nueva Cartago: proporcion a Cartago unapoyo no escaso, sino muy importante, en cuanto a su poltica, principalmente debido asu ventajosa posicin respecto a sus intereses tanto en Iberia como en Libia...Ms losromanos, tras advertir que Asdrbal se haba alzado ya con un poder demasiado grandey peligroso, se apresuraron a intervenir en los asuntos de Iberia.

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    En el 226 a. de C. Asdrbal debi recibir una nueva embajada romana en Cartago No-va. De esta reunin entre romanos y cartagineses surgi el llamado tratado del Ebro que fijlas zonas de influencia de Cartago en Iberia. Los romanos prohibieron a los cartaginesescruzar en actitud blica el ro Ebro. El tratado implic el reconocimiento de la expansinpnica hasta el cabo de la Nao as como el abandono por parte de los romanos de sus aliadosgriegos de Hemerescopio y Alonis.

    Los romanos no se mantuvieron pasivos ante la renovada accin cartaginesa en la pen-snsula ibrica. Los pasajes citados de la obra de Polibio, ms los datos que nos aporta laarqueologa, nos permiten afirmar que desde el ao 226 a. de C., o an antes, Roma empeza considerar a la pennsula como una de sus posibles zonas de influencia para lo cual entren contacto con la ciudad indgena de Sagunto, as como con la comunidad de los burgusios(la historiografa actual menciona a la comunidad de los bargusios situndola en el norte ycercana a la comunidad edetana de Sagunto).

    Polibio seala que los saguntinos calificaban sus relaciones con el pueblo peninsularitlico como una alianza: era tambin notorio que los saguntinos ya se haban aliado conlos romanos muy anteriormente a la poca de Anbal. He aqu la mxima prueba de elloreconocida por los mismos cartagineses: cuando los saguntinos se pelearon entre ellos, nose dirigieron a los cartagineses, a pesar de que los tenan muy cerca y disponan ya de losasuntos de Espaa, sino a los romanos, y gracias a ellos enderezaron su situacin poltica.

    Los romanos utilizaron, dice William Harris, a la ciudad edetana de Sagunto como unestado tapn, esto es, un estado llamado a impedir el avance de los cartaginenses hacia lazona de exclusin fijada en el tratado del Ebro.

    Anbal Barca, heredero de Asdrbal, electo como general por las tropas y ratificado porCartago como tal, continu con la poltica de expansin de su padre. Combati a la pobla-cin de los olcades que habitaban entre el Tajo y el Guadiana; a los vacceos; as como a lapoblacin de la localidad de Arbcala. Sus victorias le permitieron controlar la ruta tartsicaque una el suroeste con el noroeste de la pennsula (zona rica en oro y estao), as como elvalle del Duero (donde domin a Salamanca, Ledesma y Arbocala), y le proporcionaron

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    acceso a la riqueza minera, a tributos, mano de obra esclava para el trabajo en las minas, asicomo para el ejrcito.

    A pesar de que Sagunto tena plena conciencia de los movimientos militares de Anbalsu poblacin hostigaba a los aliados de Cartago Nova. Gonzlez Wagner (1999) seala aeste respecto: Ante el cariz que iban tomando las cosas, una embajada romana visit a An-bal en Cartago Nova exigindole que respetara a Sagunto. El jefe poltico reproch a loslegados la mala fe de los romanos, que poco antes haban utilizado el conflicto entre lossaguntinos para eliminar a algunos ciudadanos notables amigos de los cartagineses; y tam-bin les record que Sagunto haba aprovechado su amistad con Roma para maltratar apueblos amigos de los cartagineses.

    En el ao 219 a. de C. Anbal puso sitio a la ciudad y tras largos ocho meses de asediosucumbi Sagunto ante las tropas africanas pasando a convertirse en una colonia pnicams. Cuando vieron los saguntinos que su resistencia se agotaba decidieron quemar en laplaza sus tesoros y bienes. Tovar y Blzquez (1982, 15) cuentan que los saguntinos quema-ron sus casas con sus familias dentro y murieron defendindolas. Los supervivientes fueronpresa de los soldados y reducidos a esclavitud.

    Roma enterada de los sucesos se dirigi a la misma Cartago para exigir castigo paraAnbal puesto que los romanos entendieron se haba violado con el sitio a Sagunto el tratadocelebrado entre pnicos y romanos el ao 241 a. de C., y por el cual se comprometan a res-petar a sus aliados respectivos. La respuesta africana no satisfizo a los romanos dndoseinicio a la segunda guerra pnica.

    Esta vez el escenario de la guerra se traslad a la pennsula Ibrica, lugar en el cual de-sembarcaron los romanos en el ao 218 a. de C. Este hecho militar ha servido hasta ahorapara marcar el inicio de la romanizacin. A la luz de los antecedentes vistos hasta ahora es alo menos cuestionable que se seale este hito. Ms todava cuando los contactos entre ro-manos y saguntinos, anteriores en varios aos a esta fecha, se caracterizan por conformarlazos estrechos: hay vestigios arqueolgicos que indican que los romanos llevaron cermicade Campania a la pennsula ibrica en una fecha anterior al 218 a. de C.; los saguntinos sir-

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    vieron como espas a los romanos para conocer los movimientos de los cartaginenses; apropsito de sus propios problemas internos poblacin saguntina visit Roma entrando encontacto con la vida material y cultural de la urbe itlica; los romanos actuaron como rbi-tros para resolver problemas polticos internos de Sagunto. Todo lo cual nos mueve a plan-tear que la romanizacin de Espaa empez con los contactos entre Roma y Sagunto, ascomo con los contactos entre romanos y burgusios. Por lo tanto, el inicio de la romanizacines anterior al ao 218, pudiendo sealarse como fecha ms cierta el ao 226 a. de C., nofaltando autores que proponen como poca de celebracin de la alianza romano-saguntina elao 231 a. de C.

    A mayor abundamiento cabe sealar que no se ha puesto atencin a las relaciones deRoma con sus aliados griegos instalados en la pennsula ibrica, las que tiene lugar antes delao 218. Tovar y Blzquez sealan en relacin con estos vnculos (1982, 13): Hallazgos demonedas romanas en un puerto cataln, como Ilduro (Matar), por ejemplo, acreditan rela-ciones comerciales antes del desembarco en Ampurias, y si no la presencia de barcos roma-nos, al menos la difusin del patrn monetal de la Urbe y su prestigio en la zona de influen-cia griega.

    1.3. La anexin de Espaa por Roma: un caso de imperialismoLos historiadores discuten si hubo o no un tratado formal entre la poblacin edetana

    (Sagunto) y los romanos, ello porque su existencia o inexistencia permitira entender la con-ducta de Roma ante la destruccin de la ciudad por los cartagineses: reaccion tardamente.Para efectos de nuestro planteamiento sobre el hito que marcara el inicio de la romanizacineste debate es poco relevante.

    En lo relativo a aquel fenmeno importa sobre todo saber si antes del 218 hubo actua-ciones romanas en la pennsula y las caractersticas de stas. La respuesta es que hubo con-tacto entre romanos y saguntinos, entre romanos y burgusios, que implicaron intercambiocomercial y actuaciones polticas significativas de lo cual resulta que an antes del 218 a. de

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    C., se manifiestan fenmenos calificados hoy por hoy por los historiadores como factoresque favorecen la romanizacin.

    Sin embargo, desde el punto de vista historiogrfico el cambio de hito del inicio de laromanizacin no interesa slo por los aspectos cronolgicos, cuestin poco significativadado los problemas que presentan las fuentes, sino principalmente porque el cambio permiteuna mejor comprensin, una interpretacin histrica ms didctica, acerca de la expansinromana por el mundo entonces conocido.

    El contacto entre los pueblos de la antigedad se dio bsicamente bajo dos formas: 1.De manera pacfica a travs del establecimiento de lazos comerciales en los cuales se dabaun intercambio ms o menos equitativo de bienes, lo cual no excluye situaciones de con-flicto armado, siendo en todo caso de menor envergadura. Un ejemplo de esta modalidad deexpansin se encuentra en el comercio fenicio y griego en la propia pennsula Ibrica. 2. Demanera violenta a travs de la conquista militar lo que implicaba la sujecin de una pobla-cin a los intereses polticos y econmicos del vencedor. No haba intercambio de bienessino saqueo, botn, dominacin.

    Roma tuvo a propsito de la pensnsula Ibrica la posibilidad de recurrir a estas dos vasy creemos que as ocurri. Su primera relacin con la poblacin ibrica fue del tipo pacfico.Sus lazos con Sagunto se caracterizaron por el intercambio de bienes: la frmula do ut despuede caracterizar estos vnculos.

    A partir del desembarco romano en Ampurias la va pacfica dio paso a la va armada, aluso de la violencia, al saqueo.

    Cabe preguntarse por qu el senado romano optaba por uno u otro tipo de relacin. Larespuesta a mi juicio hay que buscarla en el inters que hay detrs de la organizacin de laempresa martima y militar romana. El Estado de Roma necesita comerciar, es decir, mante-ner abiertos los circuitos comerciales que permiten satisfacer las necesidades de aquellaparte de su poblacin que puede pagar por el consumo de ciertos bienes, pero, al mismotiempo, requiere satisfacer los intereses de las fuerzas socioeconmicas que controlan elsenado romano, las que estn particularmente interesadas en la adquisicin de tierras; boti-

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    nes; mano de obra; el control de las zonas productoras de sal; el control de las zonas mine-ras, de las zonas agrcolas; as como de las rutas mercantiles que permiten el comercio deestos productos. Para lograr este control serva ms la victoria militar que la diplomacia.

    La conquista militar tena una relacin costo/beneficio que se mostraba altamente con-veniente desde el punto de vista econmico respecto de la va diplomtica, entre otras cosas,porque garantizaba el acceso gratuito a mano de obra esclava, principal factor productivo enla economa romana.

    1.3.1. La conquista militar de la pennsula Ibrica por RomaLa decisin del senado de llevar la segunda guerra pnica a territorio peninsular ib-

    rico se comprende perfectamente dentro de la coyuntura poltica de la poca. La aperturadel frente hispnico tuvo lugar inmediatamente despus de terminada la guerra contralos piratas ilirios (226-219 a. de C.). A propsito de la segunda guerra pnica las accio-nes militares se extendieron a frica e incluso hasta Macedonia (217-205 a. de C) comoconsecuencia de la alianza entre Anbal y Filipo V contra Roma.

    La mantencin de varios frentes de guerra implic la participacin de miles de sol-dados, alrededor de 40.000 en el siglo II, y requiri una organizacin capaz de movilizary mantener tropas a uno y otro lado del Mediterrneo.

    Al desembarcar las tropas romanos en el ao 218 a. de C. en territorio peninsularibrico Roma no slo hizo frente a los pnicos sino tambin dio inicio a la conquista dela pennsula Ibrica.

    No es posible distinguir claramente etapas en la conquista militar por la diversidadde pueblos y unidades polticas que se rebelaron contra Roma de modo continuo desdeel ao 218 a. de C, sin embargo, suelen sealarse como grandes hitos las guerras contrala cultura ibrica, acaecidas principalmente en los primeros aos de la conquista (218 206 a. de C); las guerras lusitanas (154 137 a. de C); celtbericas (157 133 de C.);cntabro astur (29 19 a. de C).

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    Para los romanos su victoria en la segunda guerra pnica signific la neutralizacinde un poderosos enemigo y adems, por aadidura, la conquista de las poblaciones ind-genas prerromanas que habitaban la zona del levante y del sur de la pennsula Ibrica. Labatalla de Ilipa, ocurrida el ao 206 a. de C., dej a los romanos como dueos absolutosdel territorio mejor explotado desde el punto de vista de las riquezas mineras y agrcolas,por lo tanto, pasaron a consolidar su podero en la zona sur y costa del Mediterrneo.

    Tovar y Blzquez sealan (1982, 32) que an antes de la batalla de Ilipa hay instruc-ciones del senado romano de poner orden en los asuntos de Espaa. Luego del 206 debipensarse por el gobierno romano en una provincia nueva.

    Las primeras victorias romanas (Gneo Escipin) implicaron el control itlico de losterritorios al norte del ro Ebro. Naves apoyadas por los griegos masaliotas derrotaronuna escuadra cartaginesa de 40 navos de guerra. El temprano dominio del mar por losromanos les permiti apoyar desde la costa sus operaciones en tierra.

    El ao 216 Roma (a travs de Publio Escipin y Gneo Escipin), apoyada por algu-nas comunidades indgenas, intenta compensar en Hispania la derrota en la batalla deCannas. Los cartagineses al mando de Asdrbal Barca debieron enfrentar rebeliones delas tribus indgenas que ante la presencia romana reniegan de sus lazos con los pnicos.

    En el ao 212 Roma conquista la ciudad de Sagunto, que haba sido reconstruida porlos cartagineses, y aos ms tarde la entrega a los saguntinos sobrevivientes.

    El ao 211 mueren los Escipiones combatiendo contra los cartagineses y sus aliados,dentro de los cuales la historiografa destaca a un jefe nmida, Masinisa, y a un lderindgena el ilergete Indbil.

    El ao 210 Roma ordena desembarcar en Ampurias (da el mando a un joven de tanslo 24 aos de edad, Publio Cornelio Escipin, hijo del extinto Publio) un contingentede diez mil soldados y mil jinetes que se sumaron a los miles de soldados asentadosformando un ejrcito de alrededor de treinta y cinco mil hombres.

    El joven estratega tom nota de la divisin del ejrcito cartagins en tres frentes ydecidi atacar el ncleo del podero pnico en Hispania, Cartago (Nueva Cartago o

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    Cartagena). La ciudad estaba custodiada tan slo por mil soldados pnicos por lo que nofue capaz de resistir el ataque romano.

    Conquistada Cartago Publio Cornelio Escipin se preocup especialmente de liberara los rehenes de las tribus indgenas con el propsito de ganarse la buena voluntad de lapoblacin. Dicen Polibio y Dion Casio que este gesto le granje la amistad de ilergetes,celtberos y edetanos con quienes entr en alianza.

    No obstante los peligros que deba enfrentar en Hispania el brcida Asdrbal marcha Italia para apoyar a Anbal dejando tan slo la zona sur en manos cartaginesas.

    Escipin avanz hacia el sur amenazando a la misma ciudad de Cdiz.El ao 206 en la batalla de Ilipa (hoy Alcal del Ro) las tropas romanas propinaron

    una decisiva derrota a los pnicos quedando toda la zona del valle inferior del Guadal-quivir bajo su control.

    Las tierras situadas al sur del Guadalquivir, zona en la que destacaba la ciudad deAstapa, fueron conquistadas por Marcio.

    La ciudad de Cdiz pact con Roma su entrega a cambio de ser tratada como ciudadlibre y exenta.

    La lucha continu con victorias para los conquistadores sobre edetanos, lacetanos,ausetanos e ilergetes.

    En el ao 197 el territorio espaol es dividido formalmente por Roma en dos provin-cias (Hispania Citerior e Hispania Ulterior) al frente de cada una de las cuales se nombra un pretor.

    Desde el ao 193 a. de C. y hasta el ao 184 se enfrentan con los lusitanos. stos,junto a los celtberos, atacaban de manera regular a las zonas ya conquistadas por lo quese transformaron en un peligro a eliminar.

    Desde el ao 192 al 180 a. de C. se combati a los celtberos lo que llev a las tropasromanas a la zona del Duero y del Tajo. La llegada de Tiberio Graco supuso un durorevs para los indgenas los que vencidos debieron pagar tributo a Roma. Celebr algu-nos tratados en virtud a los cuales los celtberos se obligaban a tributar as como a pro-

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    porcionar soldados a Roma: los arvacos pasaron a ser considerados amigos de los con-quistadores.

    La lentitud del proceso de expansin romano en Hispania puede entenderse a partirde la necesidad de consolidar el dominio en los territorios conquistados, as como por laexistencia de otros frentes de lucha: entre los aos de 197-168 a. de C., los romanos si-guieron combatiendo de manera espordica a los macednicos. Su victoria final implicla aparicin de varias repblicas autnomas en territorio ilirio y macednico con algunasde las cuales Roma concert alianzas estratgicas.

    Blzquez (2000) afirma que puede considerarse el ao 197 a. de C. como el de iniciode la helenizacin de Roma que vino a modificar su comprensin del arte, la filosofa, sumodo de vida, etc.

    Es importante, a mi juicio, no perder de vista este fenmeno de la coetnea heleniza-cin de la vida romana con el de la romanizacin de la vida ibrica: hay un flujo de rec-procas influencias en que una cultura compleja, como la griega, debilitada sin embargomilitarmente, a pesar de su derrota fue considerada un modelo a imitar.

    Entre los aos 147-139 a. de C. la Lusitania se transform en el principal problemamilitar. Los lusitanos, dirigidos por Viriato, causaron miles de bajas a las legiones roma-nas y lograron comprometer a todos los grupos celtbericos en un gran levantamiento encontra de Roma, que en ese momento vena de combatir en la tercera guerra pnica ascomo con los ejrcitos macednicos.

    La paralizacin de los lusitanos debido a la muerte de Viriato, que muri asesinadopor tres de sus principales colaboradores, los que fueron sobornados por Roma para co-meter el crimen, dej abierta la zona del noroeste.

    En esta misma fecha los romanos iniciaron las llamadas guerras celtibricas. El con-flicto involucr tambin a los vacceos que apoyaron a los celtberos. Ha pasado a lahistoria la resistencia particular que puso la ciudad de Numancia ante el sitio de que fueobjeto.

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    Luego en el ao 123 a. de C. ocuparon militarmente las islas Baleares. Tres mil sol-dados romanos fundaron las colonias de Palma y de Pollensa.

    Hay una segunda revuelta entre los celtberos entre el ao 114 y 97 a.C., la quetambin fue sofocada militarmente. En estos mismoa aos an hay resistencia lusitanaasi como de los arvacos.

    En el ao 93 a. de C. hay noticias de una nueva sublevacin celtberica.Hispania fue tambin escenario de las guerras civiles romanas que involucraron a

    Mario y Sila, a Csar y Pompeyo respectivamente.En Espaa se destaca el romano Sertorio, seguidor de Mario, quien para enfrentar a

    Sila organiz a los indgenas y llev adelante una guerra de guerrilla que cost a Romamiles de hombres (82 al 74 a. de C). En aquellas zonas que logr dominar organiz losterritorios siguiendo el modelo poltico-administrativo romano. Muri traicionado por sulugarteniente, el romano Perpenna, durante un festn.

    Cayo Julio Csar naci el 13 de julio del ao 100 a. de C., contemporneo entreotros de Pompeyo y Cicern, le toc vivir la guerra civil destada por la cuestin agrariaas como el golpe de Estado de Lucio Sila (87 a. de C.). Como mucho de los romanospertenecientes a la aristocracia romana, de su familia se decia que emparentaba con lamisma diosa Venus, no vio con simpata el rgimen oligrquico impuesto por Sila y en elque el senado jugaba un papel relevante.

    Su carrera militar estuvo coronada por grandes triunfos militares entre los que desta-ca, en sus primeros aos de vida pblica, la derrota de los lusitanos en el ao 61 a. de C.Con esta victoria su actuacin como propretor de la Hispania Ulterior aument no slosu prestigio como militar sino su fortuna y sus relaciones personales en el mundo de lapoltica.

    Interesado en acceder a la magistratura del consulado se encontr con la oposicinoligrquica del senado, fenmeno que afectaba tambin a Pompeyo y a Craso, militaresde gran fortuna e influencia poltica. Esta comn situacin los llev a reunirse en el lla-mado primer triunvirato.

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    Csar accedi finalmente al consulado en el ao 59 a. de C. Ejerciendo el cargo semostr cercano a las ideas de los llamados populares (Tiberio y Cayo Graco, Mario,Saturnino, Livio, Druso, Sulpicio Rufo) quienes aos antes haban promovido solucionarel problema agrario a travs del reparto de tierra; as como el debilitamiento del poderdel senado. Csar promovi, dice Roldan Hervs, el reparto de tierra en Campania para20.000 ciudadanos con ms de tres hijos.

    El prestigio de Csar se vio fortalecido luego de la campaa de las Galias (58-51 a.de C) donde sus soldados obtuvieron para l un formidable botn as como medio millnde kilmetros cuadrados de territorio para Roma. Se calcula que los galos (ms de 800poblados federados dirigidos por Vercingetrix) pagaron alrededor de cuarenta millonesde sextercios a los romanos.

    El formidable poder econmico acumulado, y sobre todo el militar, permiti a Csary sus partidarios hacer frente a la poltica senatorial que se inclinaba por apoyar a Pom-peyo en detrimento del vencedor de las Galias. Dicha poltica implicaba acabar con supodero militar al privarlo del control de la provincia gala. El 1 de enero del ao 49 elsenado orden a Csar licenciar su ejrcito privndole como consecuencia de su condi-cin de procnsul. El apoyo popular con que contaba le permiti obtener el veto de losdos tribunos a la orden del senado pero ste el da 7 de enero dio poderes especiales aPompeyo para la proteccin del Estado.

    Csar interpret que el senado haba violado la ley al pasar por sobre el veto de lostribunos de la plebe, y por lo tanto, que haba atentado tambin en contra del pueblo, porlo que decidi actuar para reponer el orden legal. Se dirigi el 10 de enero del ao 49con sus tropas a Roma, medida prohibida, desencadenando la guerra civil.

    Uno de los frentes de esta guerra civil se desarroll en la pennsula Ibrica donde lossoldados de Csar combatieron no slo a Pompeyo (campaa de Lrida, 49 a. de C.)sino tambin a sus descendientes (campaa de Munda, 45 a. de C.). Su primer contactocon la pennsula ibrica haba tenido lugar muchos aos antes, el 68 a. de C., en queacompa como cuestor al pretor Antistius Vetus.

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    A partir del apoyo social y militar de parte de la poblacin romana obtuvo el ao 49a. de C. el cargo de dictador; el 48 el de cnsul; el 47 obtuvo nuevamente la dictadura;el 46 el consulado; el 45 se declar dictador perpetuus; ostent tambin el ttulo de Li-berador y Padre de la Patria; obtuvo la inmunidad religiosa (sacrosanctitas), al igual quelos tribunos de la plebe; obtuvo el derecho a presentar candidatos a las magistraturas; lossenadores fueron obligados a jurar que respetaran la vida de Csar; finalmente el 15 demarzo del ao 44 a. de C., fue asesinado por un grupo de republicanos que experimenta-ban repulsin por sus poderes absolutos en perjuicio de la institucionalidad romana.

    Entre los aos 29 y 19 a.C. los romanos conquistaron la zona de la cornisa Cantbri-ca lo que les llev a dominar a los cntabros, astures, vascones,vrdulos. Esta guerra sellev a cabo con la intervencin directa de Augusto que permaneci en la pennsulahasta el ao 25 a. de C.

    La conquista militar de la totalidad de la pennsula llev a los romanos prctica-mente doscientos aos.

    1.3.2 La resistencia indgena a la conquistaEs posible identificar un conjunto de causas que permiten entender lo dilatado de las

    campaas militares as como lo difcil que result para Roma declarar pacificado el te-rritorio peninsular ibrico.

    En primer trmino hay que considerar un fenmeno anterior a la llegada de los ro-manos, las bandas: Agrupaciones humanas formadas en los montes a partir de gente quehua de su comunidad de origen y que viva del asalto a poblaciones distintas a la suya.

    La circunstancia de que Roma conquistara primero las costas del Levante y parte delsur implic que las poblaciones del norte y del noreste desde las cuales emergan lasbandas (lusitanos, galaicos, cntabros, celtberos; lacetanos, ilergetes y bergistanos) con-tinuaran con su antigua prctica, aunque ello implicara asaltar a ciudades aliadas de Ro-ma, conquistadas por los romanos o bien fundadas por stos.

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    Tovar y Blzquez (1982, 33-34) relatan el caso de Astapa, una ciudad que viva delsaqueo de las tierras de sus vecinos y de ataques a comerciantes, soldados y vivanderosromanos.

    Garca Bellido seala que la respuesta itlica al bandidaje signific que se diera a losmiembros de las bandas el trato de ladrones y que se atacaran las tribus de origen, en lasque ya no vivan los dedicados al pillaje, con lo cual se agudiz el problema en vez deresolverlo: el ataque romano vino a empobrecer an ms a las comunidades, y comoconsecuencia, los habitantes de estas tribus continuaron con el bandidaje.

    Como segunda causa de la resistencia indgena se seala la falta de voluntad de Ro-ma para resolver el problema econmico que estaba en la base de la formacin de lasbandas. Los romanos tuvieron plena conciencia de que se formaban por el difcil accesoa la propiedad de la tierra e hicieron muy poco para solucionar la cuestin.

    La historiografa (Conflictos y estructuras sociales en la Hispania Antigua) citaalgunos casos que demuestran claramente que los romanos comprendan el problema dela propiedad. El gobernador romano Galba ofreci la paz a los lusitanos en los aos de151- 150 a. de C. a cambio de tierras; En plena guerra (147-146 a. de C) Vitelio recibiuna delegacin de lusitanos que le pidieron tierras a cambio de mantenerse fieles a losromanos; Recin en el ao 139 a. de C, segn relato de Apiano, consta la cesin porparte de los romanos de un cierto nmero de tierras a los lusitanos para que la necesidadno les impulsase a robar.

    Garca Bellido seala una tercera causa de tipo sicolgica: ciertas crueldades de losromanos en contra de los habitantes de las ciudades indgenas. De la obra de Tovar yBlzquez se pueden extraer algunos ejemplos.

    Lculo lleg a la pennsula Ibrica cuando su antecesor, Marcelo, haba logrado pa-cificar la zona celtibrica. Dice Apiano -siguiendo en este punto a Polibio- que su deseode renombre militar y de enriquecerse lo empujaron a atacar a los vacceos sin que hu-biese existido por parte de ellos provocacin alguna. Lculo siti la ciudad de Coca porlo que sus habitantes ofrecieron pagar a los romanos 2216 kilos de plata a cambio de que

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    se pusiera trmino al sitio. Lculo acept la paz y pidi que se permitiera el ingreso detropas romanas a la ciudad para recibir las armas de sus habitantes. Una vez en su inte-rior el militar romano orden atacar a la poblacin indefensa lo que provoc la muertede todos los habitantes de Coca en estado de cargar armas.

    Un segundo caso es el del gobernador Galba que ofreci a los lusitanos la paz a cambiode tierras, siendo aceptada su proposicin por un grupo de ellos. Se les orden entoncesdividirse en tres grupos para poder hacer un mejor reparto de las propiedades. Una vez divi-didas las tropas atacaron los romanos a cada uno de los grupos sin que pudieran auxiliarsemutuamente. Los lusitanos que no murieron fueron vendidos como esclavos.

    Didio, que estuvo en la pennsula Ibrica entre los aos 98 y 94 a. de C, puso sitio ala ciudad de Kalenda, de la poblacin de los arvacos, a quienes convenci de celebrarun tratado de paz a cambio de tierras. Los indgenas se separaron en grupo de hombres ymujeres para organizar el reparto tras lo cual los romanos asesinaron a todos los hom-bres y vendieron a las mujeres y nios como esclavos.

    Se ha sealado como otro factor que explicara la resistencia indgena el rompi-miento de las alianzas. Los historiadores creen que la falta de persistencia de los indge-nas en sus tratados tiene que ver con el concepto de lealtad personal que manejaban: noconceban un vnculo con Roma sino uno personal con el jefe militar. El regreso de stea Italia implicaba a ojos de los hispanos el trmino del pacto.

    La poblacin prerromana pasaba de uno a otro bando segn su conveniencia, tene-mos por ejemplo el caso de Cstulo y sus soldados que se aliaban con los cartagineses ocon los romanos segn el curso que iba tomando la guerra. Tambin el del grupo deAbilux, indgenas que servan a los cartagineses en la custodia de la reconstruida Sa-gunto y que entregaron a los romanos los rehenes que aquellos tenan all como garantade la lealtad comprometida. Roma llev a los rehenes a sus ciudades de origen y se ganla confianza de las ciudades. Cabe sealar tambin el caso del rey Culchas que combatial lado de Escipin en la batalla de Ilipa y que se sublev ms tarde en Andaluca. O elde los vacceos que en la lucha de los romanos contra los arvacos y los numantinos

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    aport caballera al ejrcito romano, al que lo abandon luego dejndolo a merced deuna emboscada de los celtberos.

    Por su parte los romanos no siempre cumplan con la palabra empeada: Cdiz pactcon las tropas romanas su rendicin a cambio de mantener su libertad, sin embargo, aosms tarde, el 199, Roma design un praefectus con facultades de gobernador para laciudad.

    En el caso de Segeda, una ciudad indgena con la que Tiberio Graco celebr un tra-tado por el cual se le prohiba construir nuevas ciudades amuralladas, el senado romanointerpret la ampliacin de las murallas preexistentes de Segeda como un caso de viola-cin del tratado y la commin a cumplirlo, as como a pagar los tributos acordados conGraco. La ciudad se resisti a cumplir la orden y pidi ayuda a los arvacos inicindosela guerra en el ao 153 a. de C.

    En quinto lugar podemos mencionar los abusos cometidos en la fijacin y en el co-bro de impuestos. Dicen a este respecto Tovar y Blzquez (1982, 32) que una vez quefueron vencidos los caratagineses se pens en sustituirlos. Inmediatamente comenzaronbrutales exigencias econmicas, como se prueba por la inmediata imposicin en lasciudades indgenas de los patrones monetales romanos.

    Tovar y Blzquez (1982, 41) creen que fue la expedicin del cnsul Catn, que de-sembarco en el ao 195 a. de C., la que se dedic especialmente a evaluar las posibilida-des econmicas de Hispania: Catn estudiaba el pas y haca sus clculos: le admirabanlas minas de plata y de hierro, examinaba la montaa de sal de Cardona...y se dabacuenta de la significacin de estas riquezas para la economa de Roma...-sus- movi-mientos son ms bien un reconocimiento general de la provincia que una conquista.Eran un estudio de las posibilidades econmicas de Hispania y de lo que representabanpara Roma.

    Cabe sealar tambin los saqueos. En la conquista de Cartagena el botn comprendi276 platos de oro, 18.300 libras de plata en lingotes as como gran nmero de vasos;40.000 modios de trigo y 270.000 de cebada; 63 barcos con su respectiva carga, etc. etc.

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    En el ao 200 Lntulo regres a Roma con un botn, que engros el erario romano, decuarenta y tres mil libras de plata y dos mil cuatrocientos cincuenta de oro. AgreganTovar y Blzquez (1982, 37) que: En los aos 190 y 198 (sic) consta que los procnsulesCn. Cornelio Blasin y L. Estertinio, nombrados por plebiscito, llevaron a Roma enor-mes cantidades de plata y oro, lo cual puede hacer comprender el por qu de las suble-vaciones indgenas del ao siguiente.

    En el ao 177 a. de C. se llevaron desde Hispania a Roma sesenta mil libras de plata.Son muy numerosos los casos de cnsules, procnsules, pretores o propretores que

    regresaron a Roma cargados de metales preciosos y riquezas. Catn entreg al erario milcuatrocientas libras de oro, cinco mil de plata no acuada, quinientos cuarenta mil dena-rios de tipo ibrico y ciento veintitrs mil de tipo romano: la Pennsula hubo de pagar aduro precio la codicia insaciable de los gobernadores que sucesivamente enviaba larepblica.

    Los saqueos tuvieron lugar en las zonas de los enemigos de Roma aunque tambinse saquearon tribus pacificadas. stas se dirigieron a Roma y denunciaron ante el senadolos abusos de que eran objeto por parte de los romanos. Tovar y Blzquez sealan (1982,489): La codicia y arrogancia de los gobernadores romanos llevaba a la desesperacina los hispanos, que en 171 acuden en embajada al senado y se quejan de rodillas de queellos, los aliados de Roma, son peor tratados que los enemigos. El senado concedi alos embajadores que en los pueblos aliados y sometidos nombrasen patronos que enRoma los apoyaran. Fueron nombrados patronos gobernadores que haban tenido con-ducta honrada y justa. Entre otros, Catn y Emilio Paulo.

    Furio y Matieno, dos expretores, fueron acusados por sus abusos ante el senado quelos desterr a corta distancia de Roma. El pretor que deba conocer de estas causas, Ca-nuleyo, se march a Hispania, evitando as tener que acusar a otros. Galba tambin fuecuestionado en Roma por su conducta pero mediante sobornos (volvi de Hispania comoun hombre muy rico y poderoso) consigui que el tribunal no le castigara.

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    Tan importante como la aparicin de la figura del patrono de las tribus aliadas va aser la dictacin de las llamadas leges repetundarum, la primera de las cuales es la LeyCalpurnia del ao 149 a. de C, que inspirada en la conducta de Lculo tuvo por objeto,dice Escudero (1995, pg. 130) amparar a los sbditos de los abusos y exacciones arbi-trarias (quaestiones de repetundi).

    Las prcticas de saqueo por parte de las tropas de la pennsula Itlica eran comunes.La helenizacin de Roma se explica entre otros factores por el saqueo de obras de arte.

    Puede encontrarse otra causa de la prolongacin de la lucha en los ataques por partede las tribus indgenas no pacificadas a las tribus aliadas de Roma. Entre los aos 185 y157 a. de C., los lusitanos devastaron los campos andaluces de las tribus aliadas de Ro-ma. Lo mismo hicieron los celtiberos con relacin a otros aliados.

    Finalmente cabe considerar la actividad mercenaria. Durante la segunda guerra p-nica ciertas ciudades indgenas se aliaron con Roma para combatir a los cartagineses,pero, algunos de sus habitantes que servan como mercenarios no abandonaron a lospnicos. Por otra parte en el ao 195 la sublevacin de los turdetanos se hizo contandocon mercenarios celtberos.

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    2.- La organizacin poltico-administrativa de Hispania

    La anexin de la pennsula Ibrica implic la organizacin del territorio espaol porparte de los romanos. Es posible distinguir diferentes etapas en esta organizacin segniba variando el rgimen poltico de Roma.

    2.1. La organizacin poltico-administrativa en la RepblicaEl ao 509 a. de C. constituye la fecha mtica de la fundacin de la Repblica en

    Roma.A partir de la cada del ltimo rey etrusco, Tarquino el Soberbio (Lucio Tarquino II),

    la poltica romana pas a ser dirigida por familias aristocrticas, el patriciado. La plebepresion a la aristocracia para obtener una participacin poltica e igualdad de derechosoriginndose una pugna que dur varios siglos.

    Se ha asignado a la dictacin de la Ley de las Doce Tablas, el ao 450 a. de C., elmrito de ser la partida de nacimiento de la legalidad republicana. Se la ha visto tam-bin como una conquista de la plebe que con la publicacin de las leyes termin con elsecretismo que beneficiaba las arbitrariedades del patriciado, a quienes correspondasealar el Derecho vigente.

    Es relevante considerar el estado social de Roma en el momento en que se inici laexpansin fuera de la pennsula Itlica: Las luchas entre patricios y plebeyos habanalcanzado su mximo grado de violencia y llegado a su fin antes del siglo III a. de C.

    La Roma republicana, como consecuencia de las guerras que la ciudad debi librar,tuvo una organizacin en la cual el ejrcito jugaba un papel fundamental. Dice Diakov(1966) que el rgano ms relevante de la Repblica eran los comicios centuriados: reu-nin de todo el ejrcito dividido en centurias.

    Junto al patriciado, organizado fundamentalmente en clanes o gentilitas, y en oposi-cin a los intereses de este grupo empez a adquirir relevancia lo que Diakov (1966,pg. 78) llama una capa urbana de plebeyos acomodados. Las ricas familias plebeyas

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    (gentes Licinia, Minucia y Sempronia entre otras) empezaron a reivindicar con crecienteinsistencia la igualdad de derechos polticos con el patriciado, la autorizacin de con-traer matrimonio entre plebeyos y patricios y el acceso a las magistraturas...La cuestinesencial, sobre todo para la capa de los plebeyos, era la de la tierra, es decir, la deldisfrute del ager publicus y de la ocupacin de las tierras vacantes en igualdad de dere-chos con los patricios. La plebe, que atribua, naturalmente, todos sus males al gobiernode los patriciados, hallbase por esta razn muy dispuesta a sostener las reivindicacio-nes polticas de su grupo dirigente.

    Mediante la amenaza de la secesin la plebe obtuvo que el patriciado admitiera laexistencia de un conjunto de instituciones llamadas a amparar los intereses plebeyos, sinque ello implicara, por cierto, una claudicacin por parte del patriciado. As surgi en elao 494 a. de C. el tribuno de la plebe, autoridad a la cual se facult para ejercer el vetoen contra de las decisiones adoptadas por autoridades pblicas y que fueran en contra desus intereses. Careca el tribuno en todo caso de mando militar y su autoridad slo podaser ejercida en la ciudad; surgi tambin la concilia plebis o asamblea popular a la quese facult para adoptar decisiones, plebiscita, que eran obligatorias para todos los plebe-yos. Seala la tradicin que en el ao 449 a. de C. los cnsules L. Valerio y M. Horacioaceptaron que las decisiones de la plebe obligaran a todos los romanos.

    En el ao 445 a. de C. se dict la ley Canuleya por la cual se acept el matrimonioentre patricios y plebeyos.

    En el ao 444 a. de C. se les dio a los tribunos poderes militares, los mismos de losconsules, pero no se les permiti acceder al senado.

    El ao 443 a. de C. se constituy la institucin de los censores (2) a los cuales se en-carg la confeccin del censo que atendiendo a la riqueza y a las costumbres de los indi-viduos sealaba a los que podan integrar el senado.

    El ao 367 a. de C. obtuvieron los tribunos Licinio Calvo Estoln y L. Sextio Late-rano la aprobacin de la llamada ley Licinia Sextia por la cual se termin con el mono-polio que ejerca el patriciado sobre el goce de las tierras pblicas, el ager publicum; se

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    dispuso por otra parte la abolicin del tribunado militar y se admiti a cambio la elec-cin de dos consules uno de los cuales deba ser plebeyo; se instituy la figura del pretorcomo ente judicial dejando el cargo exclusivamente en manos de los patricios; se cretambin el cargo de los ediles curules, servido slo por patricios, a quienes se hizo res-ponsable de la organizacin de las fiestas y juegos pblicos as como de la mantencindel orden en la ciudad.

    En el ao 365 a. de C. consiguieron los plebeyos el derecho de acceder a todos loscargos de la magistratura.

    En el ao 326 a. de C. por la ley Poetelia se aboli la esclavitud por deuda y se libe-r a los ciudadanos romanos que eran esclavos por dicho concepto.

    La ley Ogulnia, dictada alrededor del ao 300 a. de C., autoriz a los plebeyos paraintegrar el colegio de los pontfices y de los augures.

    Evaluando este conjunto de medidas dice Diakov (1966, pg. 85) el resultado deesta larga lucha fue la liquidacin de la mayora de las supervivencias de la antiguasociedad de clanes; patricios y plebeyos no formaron ya, en lo sucesivo, ms que unasola clase dominante, la clase de los libres ciudadanos romanos (cives romani).

    En este nuevo orden la distincin entre las personas no se hizo por el origen sino apartir de la fortuna. Se identific entonces a los sectores ms pobres de la ciudad de Ro-ma como plebs urbana y a los ms pudientes como nobles y tambin como optimates,es decir, ilustres o mejores.

    En el plano de la poltica internacional antes de la expansin por Hispania Roma yahaba conquistado la totalidad de la pennsula Itlica combatiendo a los samnitas y aPirro, rey de Epiro. En la pennsula no se constituy un nico Estado sino una federacinde ciudades o tribus unidas a Roma por foedus o pactos, siendo diferentes las ventajasque se reconocan a las mismas dependiendo de su mayor o menor grado de belicosidadcon los romanos.

    Roma asegur a los comerciantes romanos el monopolio mercantil en el Imperio alprohibir a los federados el comercio entre s el que fue controlado por cives. La consoli-

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    dacin de comerciantes e industriales como grupo de presin signific que sus intereseschocaran con los de los terratenientes. La guerra fue promovida por el grupo mercantilen la medida que le aseguraba el control de nuevos mercados y de las rutas comerciales,pero, tambin favoreci a los latifundistas contar con mano de obra esclava.

    Con ocasin de la expansin hacia Sicilia y Cerdea Roma ensay por primera vezla organizacin de un territorio fuera de la pennsula Itlica. El ao 227 a. de C. se dictpor el jefe militar de la provincia y por una comisin de 10 senadores (decemviros) laLex Rupilia destinada a organizar el territorio siciliano.

    Surgi entonces la llamada lex provinciae, cuyo nombre deriva de la voz pro vince-re, facultad otorgada a un jefe militar para la conquista de un territorio. La ley vino aestablecer el rgimen poltico administrativo que Roma iba a imponer al territorio con-quistado. Regulaba las facultades del gobernador provincial; el tributo que deba recau-darse; el estatuto de las ciudades y distritos rurales que se encontraban en la provincia.

    La provincia era entendida (Escudero, 1986, pg. 141) como una demarcacin te-rritorial sometida a la autoridad de Roma y explotada en su provecho, cuyo suelo seconsideraba dominio del pueblo romano (praedi populi Romani) y no poda ser, porconsiguiente, objeto de propiedad privada sino slo de posesin y usufructo, sujeta alpago del impuesto provincial (stipendium) y gobernada por el poder absoluto de unmagistrado romano.

    Roma consideraba al territorio conquistado propiedad pblica y a sus habitantes in-dgenas como peregrinos.

    En los aos inmediatamente anteriores a la expansin militar por Hispania un nuevocambio social se gestaba en Roma: el ascenso de las clases medias al poder a travs de lareforma de los comicios centuriados. Para controlar la votacin ya no bastaba con contarcon 98 centurias, como ocurra en el pasado (98-95), pues las dems clases componanen total 285 centurias y en ellas estaban representadas las clases menos adineradas.

    Estos nuevos grupos que entraron en contacto con el poder poltico presionaron porel acceso a la tierra. Seala Diakov que en el ao 223 a. de C., el cnsul Flaminio con-

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    quist un sector de las Galias, que dio origen a la provincia romana de la Galia Cisalpi-na, y siguiendo los planes poltico-econmicos del partido popular procedi a asentarcolonos romanos de los sectores populares (clases medias) en dicho territorio.

    En el ao 218 a. de C., se vot la ley Claudia por la cual se prohibi a los senadoresadquirir barcos mercantes y dedicarse al comercio.

    Respecto de la organizacin de Hispania (Espaa) ya en el ao 206 a. de C. surgi lanecesidad de nombrar dos jefes militares para que actuaran en la pennsula (los procn-sules Lentulo y Manlio) uno a cargo de la costa del Mediterrneo y el otro del valle delGuadalquivir.

    En el ao 197 a. de C. Hispania aparece dividida precisamente en dos provincias cla-ramente delimitadas: Citerior (ms cerca de Roma y conformada por los territorios delvalle del Ebro y la costa del Levante) y Ulterior (ms alejada de Roma y conformadapor la zona de la actual Andaluca).

    Ms tarde, el ao 133 a. de C., una comisin de 10 senadores (decem viri) dict lalex provinciae para Espaa. Hay historiadores del Derecho que sostienen que no se tratde una ley sino de dos, una para cada provincia (Escudero, 1995, pg. 127). Veremosms adelante, a propsito de la romanizacin jurdica, la relevancia que puede tener estaidea para la comprensin del fenmeno jurdico de la difusin del Derecho romano porHispania.

    El gobierno de la provincia recaa por regla general en un pretor los que a veces de-pendan de un cnsul. Bajo el gobierno dictatorial de Sila (82-79 a. de C) se resolvienviar a las provincias a exmagistrados que actuaban como procnsules o propretoresrespectivamente (Lex Cornelia provinciae). Respecto de las facultades del gobernadorprovincial se reconocen las siguientes (Garca de Valdeavellano, 1986, pgs. 146): 1.-Imperium: esto es el poder de mando sobre la provincia y que implicaba el mando mili-tar. 2. Ius edicendi: facultad de dictar edictos 3.- Iurisdictio: facultad de juzgar en causasciviles y criminales. 4.- Coercitio: facultad de conocer y resolver la aplicacin de san-

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    ciones de carcter disciplinario. 5. Facultad de modificar la lex provinciae si existenrazones de carcter extraordinario que justifiquen la modificacin.

    Al interior de la provincia hay multiplicidad de unidades polticas administrativasmenores: tribus y ciudades, distinguindose entre stas las de tipo indgena y las de tiporomano.

    Aquellas ciudades que resistieron militarmente a Roma y fueron vencidas (civitatesvi captae) se les consider como dediticias y quedaron sujetas a la voluntad arbitrariadel senado romano. Dicen Montanos y Snchez-Arcilla (1991, pg. 34) que su territoriose converta en ager publicus populi romani, que, generalmente, se restitua en partea sus antiguos propietarios, pero con la particularidad de que el dominium corres-ponda a Roma, con lo que slo se les ceda el derecho de disfrute a cambio del pago deun canon o vectigal, que se satisfaca cada cinco aos, siendo susceptible de revisin.

    Otro tipo de ciudad indgena era la estipendiaria que habiendo reconocido el mayorpoder de Roma acordaba una tregua y se someta a su maiestas. Como dice Garca deValdeavellano el antecedente de esta ciudad es una dediticia que se organizaba comociudad sometida (no todas las ciudades vencidas quedaron en pie luego de ser derrotaspor Roma, algunas fueron destruidas totalmente). Estaba obligada a pagar un tributoanual llamado stipendium. Era una ciudad libre pero no tena asegurado el respeto de sulibertad ya que el gobernador provincial tena facultad para intervenir en su organiza-cin.

    Dice Escudero (1995, pg. 132) que, segn Plinio, de 175 ciudades que haba en laBtica a mediados del siglo I d. de C. 120 eran estipendiarias.

    Se llam ciudades libres, civitates liberae, a aquellas ciudades que mantuvieronbuenas relaciones con los romanos, o como dice Garca de Valdeavellano, relacionesamistosas. Disfrutaron de un alto grado de autonoma con respecto a la intervencin delgobernador provincial en sus asuntos internos, sin embargo, deban pagar tambin tri-butos, salvo excepcin. Las ciudades libres que estaban exentas de pagar tributo se lla-maban civitates inmunes.

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    Si la condicin de libre o libre e inmune era el resultado de un pacto entre la comu-nidad indgena y Roma se denominaba a la ciudad civitates liberae foederatae. No esta-ba obligada a recibir a las legiones romanas y los jefes militares no podan ingresar a laciudad portando sus insignias. Podan acuar moneda propia. Carecan en todo caso dela facultad de celebrar tratados con otras potencias y estaban obligadas a auxiliar al ejr-cito romano.

    Seala Escudero (1995, pg. 111) que los pactos o acuerdos tuvieron dos modalida-des: el foedus aequum que se daba en un marco de amistad y de reconocimiento porparte de Roma de cierta igualdad a la ciudad: y el foedus iniquum por el cual la ciudad sesometa completamente a la soberana romana.

    La ciudad libre tambin poda serlo por una decisin unilateral del senado de Roma,civitate sine foedere liberae. Su situacin es idntica a la de una ciudad federada peroest expuesta a cambios en su estatuto como resultado de decisiones unilaterales delsenado romano.

    Este tipo de ciudades libres es excepcional y segn Plinio a mediados del siglo I ha-ba en la Btica 9 ciudades libres de las cuales slo 3 eran federadas.

    Ya tendremos ocasin de poner de relieve los efectos que este fenmeno, unido a laexistencia de las tribus, tuvo sobre el proceso de romanizacin jurdica.

    En relacin con las ciudades de tipo romano se distinguen segn Montanos y Sn-chez-Arcilla la colonia romana (coloniae civium Romanorum), la colonia latina (colo-niae Latinorum) y el municipio romano.

    Para la fundacin de una colonia se requera una deliberacin del senado y la apro-bacin posterior por plebiscito. La ley que regulaba el establecimiento fijaba el territoriootorgado y el nmero de colonos. Nombraba adems una comisin de tres ciudadanospara que llevara adelante la fundacin (triumviri coloniae deducendae). El colono reci-ba tierra ya sea en propiedad o bien en disfrute a cambio del vectigal o impuesto por eluso.

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    La colonia romana es el resultado de la fundacin de una ciudad a partir de un n-mero pequeo de ciudadanos romanos (alrededor de 300). Desde el punto de vista admi-nistrativo la ciudad se caracterizaba porque tena sus propios magistrados y asambleas.No se realizaba en ella el censo pues los ciudadanos romanos que la habitaban estabaninscritos en las tribus de Roma para efectos electorales.

    La colonia latina es una fundacin que descansa en latinos o bien en ciudadanos ro-manos que renuncian voluntaria o forzosamente a su ciudadana plena. La latinidad sur-gi en la pennsula Itlica al verse forzada Roma a otorgar a sus vecinos, los llamadoslatinos antiguos o latini vetere, el ius comercii, ius connubi y el ius migrandi. La histo-riografa cree que en las provincias la latinidad probablemente solo implic gozar del iuscomercii, por lo que existieron diferencias entre el latino antiguo y el que vivi en lapennsula Ibrica.

    Afirman Montanos y Snchez- Arcilla que en la segunda mitad del siglo II a. de C.Roma intensific su poltica colonizadora enviando agricultores itlicos a suelo hispano.Se calcula que a mediados del siglo I haba 26 colonias latinas distribuidas en las 3 pro-vincias espaolas.

    Desde el punto de vista poltico administrativo las colonias latinas se caracterizabanpor su autonoma que se expresa en que los latinos se regan por sus propias leyes; esta-blecan su organizacin poltico-administrativa; acuaban moneda y elaboraban su pro-pio censo.

    El establecimiento del municipio romano en Italia tiene todava una dbil caracteri-zacin en la historiografa. Se cree que eran ciudades de la pennsula itlica a las queRoma les otorg la ciudadana romana. Perdieron por este hecho su soberana pero con-servaron un grado de autonoma para organizar sus asuntos locales.

    Para el caso concreto de las provincias Roma otorg a ciertas ciudades indgenas elrgimen municipal surgiendo lo que se llama municipio de Derecho latino. Se les otorgel ius latii lo que las habilit para organizarse desde el punto de vista poltico-administrativo como la ciudad de Roma.

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    A veces ocurri que se atendi para otorgar el ius latii no slo a la lealtad de la ciu-dad indgena respecto de Roma, sino tambin, a la circunstancia de que en ella vivieraun nmero significativo de latinos o de ciudadanos romanos.

    Se calcula que a mediados del siglo I haba en Hispania 48 municipios de Derecholatino 27 en la Btica, 18 en la Tarraconense, 3 en la Lusitania-.

    Los municipios de ciudadanos romanos eran escasos (10 en la Btica, 13 en la Ta-rraconense, 1 en la Lusitania).

    Es posible describir la organizacin de estas ciudades de tipo romano gracias a lasfuentes histrico-jurdicas directas que proporciona la arqueologa. Se han encontradoleyes destinadas a organizar ya sea colonias o municipios. Son leyes del tipo datae, estoes, dadas por los magistrados por autorizacin de ley comicial.

    Se conocen las siguientes leyes: de tipo colonial la Ley de Urso (Lex coloniae Ge-nitivae Iuliae 44 a. de C); y municipal: la Lex Flavia Municipalis (90 d.C.) que sirvicomo modelo para la ley de Salpensa, de Mlaga y de Irni.

    El aparato poltico administrativo de las ciudades de tipo romano se organizaba aligual que en Roma sobre la base de tres pilares: Magistraturas, curia y comicios.

    Los magistrados ms relevantes eran los duoviri iure dicundo o los quattuorviri iuredicundo. Caracterizados por la temporalidad duran un ao en su cargo y no pueden vol-ver a desempearlo sino despus de cinco aos. Existe, al igual que en Roma, un cursushonorum (edil, cuestor y duoviri o quattuorviri). Eran elegidos por la asamblea local. Elcargo no era remunerado y exista la obligacin de prestarlo. Gozaban de la intercessio.

    Dentro de las facultades de los dunviros estaba la de convocar al senado local; presi-dir dicha asamblea y ejecutar sus acuerdos; proponer al senado materias a debatir. Enmateria econmica tenan la facultad de arrendar los agri vectigales y la de cobrar todoslos tributos que se deban pagar en la ciudad. Podan convocar a la curia (senado local)para que recibiera la cuenta sobre la administracin de fondos pblicos encargada a unapersona; decida sobre los trabajos que deban prestar los esclavos de propiedad de laciudad; etc., etc.

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    Para casos extraordinarios en que faltaban los dunviros ejerca el cargo un prefectomunicipal.

    Los aediles estaban encargados de la vigilancia de los mercados, edificios pblicos,lugares sagrados; mantenimiento de vas y canales; cuidado del orden en la ciudad y enlos juegos, etc., etc. Podan tomar medidas para proteger a los consumidores respecto dela calidad de las mercaderas as como del aumento desmedido de los precios. Segn laexplicacin de Francisco Andrs Santos los aediles potestatis no seran magistrados desegundo orden sino autnticos collegae minores de los magistrados superiores de laciudad, en una especie de colegialidad imperfecta que se aproxima ms a la de los pre-tores respecto a los cnsules en Roma.

    Francisco Andrs Santos afirma tambin que el edil ibrico tena algunas diferenciascon el modelo romano, principalmente en el plano jurisdiccional, pues no gozaba del iusedicendi, sin embargo, tena una jurisdiccin mayor en comparacin con su homlogoromano.

    Los quaestores fueron establecidos probablemente en el siglo I y vinieron a desem-pear las tareas financieras vinculadas con la ciudad.

    Los quaestores estaban expuestos a la intercessio de los aediles y de los duoviri oquattorviri.

    Existan tambin los apparitores: conjunto de funcionarios que permitan el normalfuncionamiento del aparato administrativo de la ciudad.

    La curia municipal (senatus, ordo decurionum, curia) tuvo en una primera poca lafacultad de ratificar lo obrado por la asamblea ciudadana pero luego subrog a la asam-blea y se transform, por lo mismo, en el ente ms importante de la ciudad. SealanMontanos y Snchez-Arcilla que los decuriones tambin podan convocar a la curia.

    Sus miembros eran elegidos cada cinco aos de entre las personas ms ricas de laciudad. El cargo era vitalicio y se requera tener 30 aos para acceder a l. Estaban exi-midos de la aplicacin de penas infamantes.

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    La curia tuvo facultades judiciales, militares, fiscales, polticas y legales. Se pronun-ciaba respecto de todo asunto que un magistrado sometiera a su consideracin. Losacuerdos se adoptaban por mayora simple y de ellos, segn Escudero, se levantaba unacta. Nombraba, a propuesta de los magistrados salientes, a los nuevos magistrados.Aprobaba el nombramiento del patrono del municipio. Ostentaba la representacin de laciudad y como tal designaba las legaciones que eran enviadas a Roma para tratar delos asuntos concernientes a la ciudad...intervena en la fijacin de las fiestas religiosas,la ordenacin del calendario y, segn la ley de Urso, en la designacin de los sacerdo-tes...sus facultades se extendan a la aprobacin...de la equitativa distribucin entretodos los ciudadanos de las cargas municipales (Montanos y Snchez-Arcilla, 1991,pg. 109).

    Las resoluciones adoptadas por la curia se denominan decreta y cuentan, segn seael caso, con mrito ejecutivo (ex auctoritate decurionum).

    Respecto de los comicios municipales podemos indicar que en las colonias la asam-blea popular se dividi en tribus mientras que en el municipio en curias.

    Hasta fines del siglo I intervinieron en la eleccin de las magistraturas para cuyoefecto eran convocados por el dunviro ms antiguo.

    2.2. La organizacin poltico-administrativa en el Alto ImperioEl trmino de la Repblica romana est asociado a la victoria militar de Octavio so-

    bre Marco Antonio y posteriormente (42 a. de C) sobre Bruto y Casio, los asesinos deCsar, identificados con los ideales republicanos.

    El triunvirato formado por Marco Antonio, Lpido y Octavio (Csar Octavio) se re-parti el Imperio correspondiendo a Lpido el territorio africano, a Marco Antonio lazona de oriente (donde conocer en Egipto a la mtica Cleopatra) y a Csar Octavio lazona occidental.

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    Conflictos entre los triunviros implicaron que Csar Octavio, el ao 31 a. de C., sealzara con el poder total luego de que sus tropas derrotaran en la batalla de Actium alejrcito de Marco Antonio y de Cleopatra.

    Gracias a las victorias militares de sus soldados el ao 27 a. de C. Csar Octavio(Caius Iulius Caesar Octavianus) recibi de parte del senado romano la denominacinde Augusto, palabra que pretenda expresar cierta dimensin divina de su persona. Estefenmeno es sealado como el hito que marca la aparicin del regimen imperial.

    El gobierno que se inicia el ao 27 es conocido como principado debido a que Au-gusto era en el senado el princeps, es decir, el primero entre sus pares. Adems se usa ladenominacin de rgimen imperial porque Csar Octavio era imperator, esto es, generalvictorioso.

    Augusto contaba adems con el poder propio de un cnsul, censor y tribuno y con lajefatura de la religin al ostentar el ttulo de pontifex maximus.

    Se ha dicho que el principado no fue una negacin absoluta del rgimen republicanoen la medida que sigui existiendo el senado y ejerciendo funciones polticas relevantes.El gobierno de Augusto habra innovado en la concentracin de cargos as como en laduracin de los mismos: El ttulo de emperador duraba diez aos renovables y el de tri-buno un ao siendo tambin renovable.

    El perodo que se abre con la muerte de Octavio se denomina tambin Alto Imperio(27. a de C. al 235 d. C.) y a su rgimen poltico principado.

    Segn Roldn Hervs (2001) el nuevo rgimen de gobierno... a duras penas podaesconder su autntico carcter de dictadura militar, sin embargo, Augusto, trato demantener la ficcin de las instituciones republicanas y, sobre todo, el prestigio econmi-co y social de la vieja clase dirigente, el Senado.

    De las reflexiones del propio Roldn Hervs podemos desprender que respecto detodo el rgimen del principado se puede sostener que hubo prcticas absolutistas. Aspor ejemplo en el gobierno de Trajano (98-117) a pesar de que los senadores ocuparonlos puestos ms relevantes del aparato militar y administrativo, las decisiones de gobier-

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    no fueron dictadas por la voluntad del prncipe, asesorado por un restringido nmero deconsejeros, los amici principis, libremente elegidos por el emperador. Bajo su gestinse concili un gobierno absoluto con la tradicional idea de la libertas republicana,defendida por los crculos senatoriales, cuya premisa se basaba en el mantenimiento ydesarrollo de las funciones y privilegios de las clases dirigentes...Su reinado constituyun gran avance en la transformacin del rgimen imperial en una monarqua adminis-trativa. Desaparecieron viejas instituciones de origen republicano, como las asambleaspopulares, los comicios, donde, aunque slo fuera formalmente, el pueblo desarrollabauna funcin poltica y legislativa.

    En relacin con el sistema provincial la gran novedad que trajo el nuevo rgimenpoltico fue la divisin de las provincias en senatorial e imperial. La primera, por sucondicin de pacificada, estaba bajo el control directo del senado e indirecto del impe-rator. La segunda fue puesta bajo el control directo del imperator.

    Respecto de Espaa Escudero sostiene que la divisin entre provincias senatoriales eimperiales tuvo lugar el ao 13 a. de C.: en esta fecha el nmero de legiones romanaspresentes en la pennsula Ibrica se reduce de siete a cuatro. Por su carcter de pacficala provincia senatorial no requera de legiones romanas.

    Augusto dividi la provincia Ulterior en dos: la Btica que comprendi bsicamentela zona de Andaluca y la provincia de Lusitania que abarcaba principalmente el territo-rio lusitano. La provincia Citerior mantuvo su extensin establecindose su capital enTarraco, de ah la denominacin de Hispania Citerior Tarraconensis. Slo la Btica fueconsiderada provincia senatorial.

    Escudero ensea que entre los aos 7 al 2 a. de C. se aument el territorio de la His-pania Citerior con territorio de la Lusitania (norte del Duero) y tambin con parte de laBtica, separndose de sta la zona del distrito minero de Cstulo, ubicado en la provin-cia de Linares.

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    En la provincia senatorial gobierna segn sea el caso un pretor, propretor, cnsul oprocnsul. En la Btica la mxima autoridad era un pretor. En la provincia imperial go-bierna un legatario del imperator (legatus Augusti pro praetore).

    Va a surgir en sta poca la llamada Asamblea Provincial (Concilia provinciae), r-gano de carcter religioso que reuna a los sacerdotes del culto imperial de las distintasciudades, as como a delegados de las ciudades. Se ocupaba de la organizacin del cultoal Emperador. A su cabeza haba un sumo sacerdote, flamen provinciae, que era elegidocada ao por los delegados de las ciudades.

    Esta institucin inicialmente religiosa adquiri relevancia poltica cuando, al trminode la gestin del gobernador provincial, comenz a pronunciarse sobre la misma recha-zndola o aceptndola.

    Vinculada a la asamblea provincial estaba la magistratura religiosa de las ciudades:haba una designacin anual para el culto imperial de flmines, pontfices y augures.

    A nivel de la ciudad tenemos noticias del inters de Csar Octavio por transformarciudades indgenas de la zona de Tarraco en municipios. Mucho ms relevante result laconcesin de la latinidad que hizo Vespasiano el ao 73 a. de C. y que Adriano hizo msextensiva al otorgar la latinidad mayor.

    Se hizo por algunas ciudades nombramiento del propio emperador como primer ma-gistrado de la ciudad por lo que ste nombr, para que ejerciera el cargo, a un prefectoque actuaba como autoridad unipersonal.

    Mientras en Roma en esta poca hubo una progresiva disminucin de las competen-cias de loa aediles en Hispania no hubo tal disminucin.

    Hay casos de abusos por partes de los gobernadores provinciales algunos de loscuales fueron reprimidos por el prncipe.

    2.2.1. El Papel de los espaoles en el periodo del Alto ImperioEn esta poca, segn la historiografa espaola, se hizo relevante la influencia de los

    hispanos romanizados en el Imperio, por ejemplo, en el terreno poltico tenemos que el

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    btico Lucio Cornelio Balbo el Mayor fue cnsul en el ao 40 a. de C., su sobrino, LucioCornelio Balbo el Menor ejerci la propretura en Hispania alrededor del ao 40 y en el32 a. de C. asumi el consulado. En el ao 20 a. de C. ocup el cargo de gobernadorprovincial en frica. Lleg tambin a ocupar el cargo de Pontifex Maximus.

    La familia de los Balbo es citada por la historiografa como ejemplo de un enrique-cido grupo familiar capitalista dedicado a las actividades mercantiles, agrcolas y mine-ras. Instalado en Roma Balbo el Mayor prest a Csar una especie de asesora financie-ra.

    Ms relevante an, para esta historiografa, es el hecho de que el primer emperadorprovincial, Marco Ulpiano Trajano, que gobern entre el 98 y el ao 117 d.C., fueseoriginario de la Btica. Su familia era de origen romano pero l naci en Itlica (cerca deSevilla) el ao 53. Su sucesor, Adriano, que gobern entre los aos 117 y 138 d. C ,tambin era natural de la ciudad hispana de Itlica. Aurelio, emperador entre los aos161-180, fue criado en Espaa. La dinasta Antonina era en una buena medida espaolapor sus orgenes.

    En el terreno cultural destacan muchsimos personajes. Existe testimonio de grancantidad de poetas, artistas y gegrafos que denotan la gran importancia cultural de loshispanos, entre ellos: Pomponio Mela (gegrafo), Marco Favio Quintiliano (retrico),Mario Valerio Marcial, Marco Antonio Sneca, Lucio Anneo Sneca (filsofo estoico),Marco Anneo Lucano (historiador).

    En la poca se afirmaba que Hispania era la zona ms romanizada del Imperio.Segn sealan Tovar y Blzquez en el siglo I desaparece en Roma la antigua aristo-

    cracia patricia y plebeya que vino a ser sustituida por familias de la pennsula Itlica ascomo Ibrica. Tratndose de Hispania tenemos que Itlica aporta 9 senadores a Roma;Gades, cuatro; Ilberris, tres; Crdoba, uno; Ucubi, uno; Salpensa, uno; Tarraco, tres;Barcelona, cuatro; Valencia, uno; Sagunto, uno. Se cree que en la eleccin que asoci aTrajano al trono tuvo influencia un grupo de senadores de origen hispano.

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    Respecto del gobierno de Trajano se ha dicho (Roldn Hervs, 2001) que con el em-perador hispano, lleg Roma al cnit de su esplendor y el Imperio a su mxima exten-sin.

    La toma del poder por parte de Trajano se explica por el devenir del rgimen delprincipado: El papel del senado como conductor de la poltica romana choc con losintereses de la guardia pretoriana y de los militares. El emperador Nerva, un viejo sena-dor aristcrata, que lleg al poder luego del asesinato de Domiciano, el que pag con suvida su poltica absolutista contraria a los intereses del senado, se vi obligado por laspresiones del ejrcito a asociar al trono al general de la Germania Superior, Marco UlpioTrajano. A la muerte de Nerva Trajano asumi el poder.

    2.3. La organizacin poltico-administrativa del Bajo ImperioEn el ao 282 los soldados proclamaron emperador a Caro quien encarg a sus hijos

    el gobierno de oriente y occidente respectivamente nombrando a cada uno Augusto. Elao 284 los soldados nombraron emperador a Diocleciano quien repeti la frmula perocon innovaciones. Nombr Csar y luego Augusto a un militar llamado Maximiano aquin encomend el cuidado de la zona occidental del Imperio. El propio Dioclecianoasumi la tuicin de oriente y nombr a Galerio como Csar. Lo mismo hizo Maximianoquien design a Constancio Cloro. A este rgimen se le denomina tetrarqua y tena porobjeto impedir una sucesin traumtica del poder imperial. Dur muy poco tiempo puesel hijo de Constancio, Constantino, lo suprimi proclamndose augusto.

    La salida de la anarqua militar experimentada entre los aos 235 y 284 (parte de lahistoriografa slo la extiende hasta el ao 268) implic la aparicin de un nuevo rgi-men poltico caracterizado por el absolutismo. Inspirado en la concepcin del poderexistente en oriente, los mximos jefes de gobierno son de la zona de Iliria, la autoridadimperial se consider asimisma como sagrada y depositaria del mximo poder en el Im-perio (Sacratisimus Dominus) por lo que ejerci un poder desptico, es decir, un poderno sometido a ningn control.

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    En el nuevo rgimen poltico se perdi el status de ciudadano y apareci la figuradel sbdito (subiecti).

    En este nuevo orden el senado perdi toda relevancia, principalmente en lo tocanteal gobierno de las provincias, y se transform en un mero rgano decorativo.

    En materia poltico-administrativa tenemos que Diocleciano dividi el Imperio enOriente y Occidente. Cada zona del Imperio fue dividida en dicesis y stas en provin-cias. En el caso concreto de Espaa aumenta el nmero de provincias desapareciendo ladistincin entre imperiales y senatoriales: Btica; Lusitania; Tarraconense; Galletia;Cartaginense; Nova Hispania Ulterior Tingitana (que en realidad est en Africa); Balea-res.

    En poca de Constantino (306-337) se crean las prefecturas. Espaa depende de laprefectura de las Galias. Al frente de la prefectura se nombra un prefecto; para el gobier-no de la dicesis un Vicario y para el de la provincia un Rector o Praesides Provinciae.

    2.3.1. El ingreso de pueblos germanos en EspaaLa anarqua militar de los aos 235-284 tuvo repercusiones negativas sobre la capa-

    cidad del Imperio para defender las fronteras. Los germanos que llevaban aos convi-viendo con los romanos en el limes se transformaron en una amenaza que a veces escapal control de los contingentes militares romanos.

    Las primeras oleadas de germanos aparecieron por la pennsula Ibrica en los aos260-264, eran principalmente alamanes (confederacin de tribus germnicas habitantesde la zona del ro Main y Danubio). Saquearon las costas del Mediterrneo y destruyeronciudades como Ampurias, Barcelona, Tarragona y Lrida. En el ao 276 el fenmeno serepiti asolando esta vez el valle del Ebro y la Meseta. Hasta ahora se ha podido esta-blecer por los historiadores espaoles que dieciocho ciudades espaolas debieron serabandonadas por la invasin de los germanos.

    De estas primeras incursiones no deriv ningn asentamiento germano puesto quelas tropas romanas lograron expulsarlos.

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    A fines del siglo IV un nuevo pueblo germano, los visigodos, se desplazaron de suzona de origen a causa de las presiones ejercidas por los hunos quienes atacaban porestos aos el imperio romano de oriente logrando llegar al ro Danubio.

    Sirvieron entonces los visigodos en el gobierno del emperador Teodosio I el Grande(379-395) como mercenarios. A su muerte, el lder de los visigodos, el rey Alarico I,atac Grecia saqueando Corinto, Esparta, etc. Fueron derrotados por los romanos, sinembargo, consiguieron que el emperador de oriente, Arcadio, les permitiera establecerseen la zona de Iliria donde Alarico actu como prefecto.

    En el ao 402 los visigodos se dirigieron a Roma comandados por Alarico I perofueron rechazados por los romanos.

    Luego de estos hechos hubo negociaciones entre el emperador romano de occidente,Flavio Honorio, y Alarico para atacar juntos al imperio romano de oriente las que endefinitiva fracasaron.

    Los visigodos volvieron a intentar el saqueo de Roma y el ao 410 vencieron la re-sistencia de la ciudad.

    Atalfo, sucesor de Alarico I, se dirigi a las Galias.Entretanto ocurran estos hechos otros pueblos germanos, los suevos y vndalos

    (silingos y asdingos), as como una poblacin de origen ilirio, los alanos, que conforma-ban una poblacin aproximada de 200.000 personas, atravesaron las fronteras (406) yllegaron hasta Hispania (409) saquendola. Los vndalos silingos se instalaron en laBtica. Los alanos en la Lusitania y en la Cartaginense. Los suevos y vndalos asdingosse instalaron en la Gallaecia.

    El emperador romano de occidente, Flavio Honorio (395-423), negoci con los visi-godos un pact por el cual los transform en aliados para combatir a los dems invaso-res. A cambio Roma entregara tierras para su asentamiento. En los aos 416-418 guerre-ros visigodos combatieron en suelo hispnico logrando expulsar a los alanos y debilitar alos vndalos silingos. Los suevos y los asdingos lograron mantener el control del no-roeste.

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    El ao 429 los vndalos asdingos y silingos decidieron cruzar Gibraltar e instalarseen frica.

    Bajo el gobierno del emperador romano de occidente Valentiniano III (425-455), loshunos, grupo nmada de origen asitico, conducidos por Atila, saquearon la zona deIliria y apoyados militarmente por los pueblos conquistados derrotaron al emperador deoriente, Teodosio II, el que se vio obligado a pagar un tributo as como a ceder territoriosen el sur del Danubio.

    En el 451 poblacin huna, ostrogoda conquistada, as como tropas del rey vndaloGeserico, aliado de Atila en esta empresa, asolaron las Galias, donde se enfrentaron a losvisigodos. Un contingente militar dirigido por el romano Flavio Aecio y compuesto deromanos y visigodos derrot a las huestes hunas. En el 452 tila invadi Lombarda yfalleci en el ao 453 desapareciendo con su muerte la amenaza asitica.

    Neutralizada la amenaza de los hunos el emperador pact con el rey visigodo Teodo-rico II una nueva incursin en Hispania de la que result la derrota de los suevos quequedaron arrinconados en la zona de Gallaecia.En esta ocasin se asentaron en Hispaniaalgunos visigodos como campesinos.

    En el ao 470 penetr las fronteras una tribu germana, los hrulos, a la que pertene-ca Odoacro quien enfrent las pretensiones del general romano Orestes, oriundo de lazona de Panonia, de que fuera su hijo, Rmulo Augstulo, el emperador de occidente. Eljoven emperador fue depuesto por el jefe de los hrulos el ao 476 poniendo fin al impe-rio romano de occidente. Odoacro gobern hasta el ao 493 como rey de Italia.

  • 53

    3.- Estructura social y econmica de Espaa entre el 218 a. de C. y el 507 d. De C.Roma organiz los territorios conquistados de manera de tal de extraer r