Julio Leon Corrupcion,Politica y Trafico de Armas en Nombre de Chavez. Pag.1-32
Sociología de la Corrupcion Politica
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Opinión pública y Corrupción política: algunos apuntes sobre sociología de la corrupcióni.
Ruben Aroca, Soc.
Profesor de la Carrera de Comunicación Social – Facultad de Filosofía –
UCSG.
1. Introducción
Con fines estrictos de delimitación, partiré de circunscribir la corrupción al
sector estatal y a la sociedad política; en otras palabras, lo que se revisará en
lo posterior es la corrupción política. No obstante, es preciso insistir en que este
es un fenómeno inserto en el marco general de la cultura y que, por tanto, su
naturaleza no lo define como hecho estrictamente político. Por otro lado, como
tema de investigación, es difícil de abordaje.
Es evidente que resulta complicado recoger datos fiables y de manera
sistemática sobre actividades ilegales o producto de corrupción. Lo que
conocemos de estos procesos suele provenir de los escándalos más o menos
publicitados por los medios de comunicación, de la experiencia personal y de
inferencias más o menos sustentadas en los dos primeros aspectos
mencionados. Como sostiene Steven Reedii, “un escándalo nos permite lanzar
una breve mirada bajo la superficie de la política a través de un incidente
determinado que se convierte en público por su tinte “corrupto”, pero no existe
motivo para pensar que los datos proporcionados por los escándalos sean
imparciales o estadísticamente representativos”.
Este ensayo se escribe algunos años después que el Ecuador fuera
estremecido por los casos de corrupción que ligara al sector bancario con la
clase política gobernante del momento y que enfrentó a facciones de la elite
nacional, cuya expresión más sensible fue en el plano de los medios y su
tratamiento de la noticia; no hace falta decirlo, pero algunas de las
interpretaciones planteadas aquí tienen muy presente los pormenores o
entretelones de aquellos hechos; no obstante, se cita poca información directa
respecto al caso.
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2. Aspectos conceptuales y observacionales
Gibbonsiii define corrupción política de manera indirecta al identificar como
corrupto todo comportamiento que, de convertirse en conocimiento público,
conduciría a un escándalo. Esta definición tiene en cuenta las actitudes, e
implica que un acto pudiera ser corrupto en algunas ocasiones y lugares, pero
no en otros. A menudo, la variación cultural entorpece los estudios
comparativos sobre la corrupción: el comportamiento escandaloso en un país
podría considerarse normal en otro.
Respecto a criterios de observación, Heidenheimeriv proporciona un interesante
marco para analizar la corrupción desde una perspectiva comparativa. Se
muestra a continuación un cuadro de síntesis, parte de su análisis de
indicadores de conducta externa que pueden ser definidos o considerados
“corruptos”.
Cuadro # 1: Observación de la corrupción políticav
Cuadro de Indicadores
Las autoridades se desvían de la ley en aspectos menores para beneficiar a los amigos
Las autoridades aceptan obsequios como muestra generalizada de buena voluntad
Nepotismo en designaciones oficiales y adjudicación de contratos
Las autoridades se benefician de decisiones públicas a través de negocios complementarios (sobornos políticos directos)
Los clientes comprometen el voto de acuerdo con las directrices del patrocinador
Los clientes necesitan la intervención de un patrocinador para conseguir la «vía de derecho» administrativo
Las autoridades esperan recibir obsequios (comisiones ilegales) como requisito para respetar «vía de derecho»
Las autoridades toleran el crimen organizado a cambio de compensaciones
Los militantes cambian repentinamente su fidelidad al partido por razones pecuniarias
Las autoridades y los ciudadanos ignoran pruebas claras de corrupción
Obviamente, la definición de la frecuencia no tiene base estadística; es más
bien un conjunto de hipótesis de trabajo que podrían medirse de manera
directa o indirecta, si es que fuera el propósito. La validez del esquema de
Heidenheimer consiste en evidenciar ciertos comportamientos típicos no
legítimos susceptibles de ser considerados como “corruptos” y, de esa forma,
proporcionarnos un marco de comprehensiónvi.
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Por otro lado, es necesario considerar las relaciones entre algunos de nuestros
términos y conceptos claves, especialmente los de "corrupción" y "escándalo".
Se sostiene que dado que la "corrupción" es una etiqueta definida social y a
veces legalmente, y empleada para evaluar modelos reales de conducta, la
corrupción no tiene una existencia independiente del proceso social de
etiquetación. ¿Cuándo la “corrupción” genera “escándalo”? Cuando, puesta a la
luz pública por los medios, compromete un valor y una ética; es decir, cuando
conmueve la opinión colectiva. No obstante, puede sostenerse que esta es la
última etapa del proceso por el cual la sociedad civil emite un criterio con cierto
grado de trascendencia evidenciado en la aplicación o no de penas para los
sujetos observados.
Para poder abarcar las manifestaciones no evidentes de la corrupción puede
ser productivo recurrir a la categoría Anomiavii, pero comprendiéndola como un
comportamiento regular y no legítimo que afecta en grado sumo a la
consecución de las metas sociales.
Como ya se ha indicado, uno de los elementos comunes en las sociedades
está representado por el planteamiento de metas, finalidades e intereses que
se definen culturalmente y que se presentan como legítimos para todos los
miembros de la sociedad; esos proyectos existenciales de grupo se presentan
más o menos integrados y juntos constituyen la jerarquía de los valores que
ordenan los distintos elementos de las estructuras, y a las estructuras entre sí,
en el conjunto del sistema; junto a ese elemento aparece otro: los modos
aceptables por los cuales pueden alcanzarse las metas vinculadas a la
estructura, es decir, las finalidades políticas del sistemaviii. Aquí aparecen los
“modos de adaptación” al sistema político. La aceptación del sistema exige un
comportamiento de identificación a determinado nivel; este grado de
identificación puede ser de dos tipos: a) conformidad; y, b) innovación.
Un individuo se adapta en “conformidad” cuando aborda la acción social como
una aceptación total de finalidades y medios; esto incluye una conformidad con
el status quo, y la sola idea de cambiar se presenta como una tensión
inaceptable.
En cuando al modo de adaptación por “innovación”, Merton lo abordó con
referencia exclusiva a la actividad económica, colocándolo en la esfera de los
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comportamientos desviantes; por tanto, se cumple mediante el uso de recursos
institucionalmente prohibidos, pero que suelen ser eficaces para lograr
apariencia de éxito, riqueza y poder. Todas la direcciones apuntan, entonces,
al hurto, al delito, al vicio organizado, etc. Según Merton “solo cuando un
sistema de valores exalta, prácticamente sobre cualquier otra meta, ciertos
objetivos de éxito comunes a la población en general, en tanto que la estructura
social bloquea de modo riguroso las vías aceptables para alcanzar esas metas
a una parte considerable de la población, se desarrolla a gran escala el
comportamiento desviante”.
3. Análisis
El análisis del problema debe tener en cuenta la comparación realizada por
Alkerix respecto a los aportes de varios comentaristas, en especial de Harold
Lasswell. Estos elementos pueden ser resumidos de la siguiente manera:
1. Qué valores perseguidos como metas (sucesos preferidos) deben
indagarse?.
2. Qué tendencias histórica muestra la acumulación y usufructo de
valores?.
3. Qué factores explican o condicionan el desarrollo histórico real?.
4. Qué proyecciones caracterizan el curso probable de los acontecimientos
políticos?.
5. Qué líneas de acción alternativas puede producir la mayor realización
neta de los valores?x.
Un informe de la fiscalía relacionada al “Caso Filanbanco”xi determinó que
dicha institución bancaria, previo a su traspaso al poder estatal, en el período
comprendido entre el 21 de septiembre y el 2 de diciembre de 1998, recabó de
sus fuentes de financiamiento 30 mil millones de sucres, pero desembolsó
cerca de 3 billones de sucresxii. Todas las estimaciones iniciales sobre dicho
caso establecen que esos desembolsos formaron parte de un conjunto de
créditos especiales denominados “vinculados”. Si se tiene presente la relación
de estos grupos con el fugaz gobierno de Abdalá Bucarám o si se recuerdan
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las donaciones del Dr. Fernando Aspiazu a la campaña presidencial del Dr.
Jamil Mahuad inmediatamente saltan sus características escandalosas,
recibidas con indignación por la sociedad. No es casualidad que dichos
períodos hayan sido breves.
Procesos como los señalados, configuran un comportamiento continuo no
legítimo que afecta en grado sumo al sistema total, es decir configuran un
escenario de anomia en un plano que traspasa la sociedad política. Por otro
lado, el escenario sería esencialmente incompleto si es que no se considera
una variable de contexto: el grado de desarrollo. El relacionamiento de estas
variables configura un cuadro de alta inestabilidad social que descubre la
existencia de un sistema paralelo que también juega un papel “integrador”.
Uno de los efectos indirectos de esta interpretación consiste en la exculpación
del Estado. El supuesto del proceso, entonces, es la Anomia Estructural que se
verifica en la construcción y funcionamiento de un sistema paralelo al Estatal o
legítimo, históricamente determinado, no concebido pero si sostenido por elites
políticas. Es obvio que la decrepitud, su falta de capacidad y un desmedido
alcance del Estado contribuyen definitivamente al sostenimiento de varios tipos
de corrupción. Pero este mismo Estado ha sido mantenido durante largo tiempo
por grupos de poder como medio para impulsar planes de propio interés: “por
otra parte, a diferencia de la situación que prevalece en la mayoría de los
Estados – por lo menos en el plano jurídico – el intercambio corrupto
internacional se desarrolla en un universo en el que el Estado de Derecho es
más una loable aspiración que una realidad. Sólo se puede reprimir la
corrupción por medio de las legislaciones nacionales. Aparte de que siempre es
difícil probar el delito, es iluso esperar una gran eficacia de la represión cuando
a veces los dirigentes de más alto nivel están ellos mismos en la primera fila de
los actores de la corrupción”xiii.
La Declaración de Lima de 1997xiv, surgida de la Octava Conferencia Anti -
corrupción que se llevó a cabo en Lima, Perú, señala que este fenómeno
erosiona la base moral de toda sociedad. Sobre esta consideración, partimos
de una pregunta de tipo comprehensivo: ¿qué actitud adoptan los ciudadanos
comunes con respecto a la corrupción?
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En un esfuerzo interpretativo, es posible indicar que las personas no damos
demasiada importancia al “sencillo” acto de corrupción de un pequeño
burócrata u oficial de tránsito; pero nos escandalizamos por los malos manejos
de fondos públicos, “donativos” a campañas electorales o sobornos a un
funcionario de alto cargo o de un político. La opinión pública tolerará una
corrupción anecdótica pero reacciona con indignación al descubrir el carácter
sistemático y planificado de la corrupciónxv.
La financiación ilegal de los
partidos políticos, por ejemplo,
es un secreto a voces para la
mayor parte de la población;
para muestra, basta el intento
fallido de juicio político al Ing.
Lucio Gutiérrez por supuestos
aportes de partidos extranjeros
a la campaña presidencial que
finalmente ganó en noviembre
de 2002. Pero sólo se ha
convertido en un gran
escándalo debido a ciertas
condiciones, como la
revelación al gran público de
unos hechos que no sospechabaxvi, ya sea por jueces que raramente escapan
a la trama o por elementos de la misma elite venidos a menos por maniobras
de sus ex socios. La corrupción en los líderes escandaliza; pero a su vez, le da
al fenómeno una trascendencia distinta: los modelos de socialización se
replantean.
La reacción de la opinión pública frente a hechos de corrupción depende de
elementos totalmente disímiles:
a) los actores de la trama, por lo general son líderes o personas públicos, ya
sea políticos o grandes empresarios.
b) la naturaleza de los hechos incriminados, por lo general uso indebido de
dineros públicos o fraude de algún tipo. y,
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c) la función de la prensaxvii: que varía de acuerdo a la postura del medio
frente a los actores de la noticia.
¿Qué implicaciones puede tener el hecho que un líder social (un presidente o
ex presidente de la república, como en el caso ecuatoriano o argentino o
peruano o etc.) esté implicado en un escándalo de corrupción? Obviamente
varias, empezando por el hecho del cómo el asunto fue a dar a la “luz” pública
generalmente implica, también, “intereses” nada claros o definitivamente muy
oscuros.
Cuadro # 2:
Quién cree Usted que tiene más poder en este país?xviii
La “consciencia” colectiva, y, dentro de esta, la ética pública son productos
históricos. Los actos de corrupción protagonizados por los líderes políticos o
funcionarios de gobierno han promovido la deslegitimación de estos valores, lo
que ha tenido la consecuencia de aumentar de alguna forma el "coste moral"
de la corrupción. Es decir, no sólo es el perjuicio generalmente económico al
estado o a cualquier otra institución; es también el nivel de afectación a la
valoración social de las características morales de los líderes, lo que se
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reproduce en la socialización. No es posible aproximar el tamaño de la
afectación, pero baste ver la reacción de la colectividad o de los ciudadanos en
términos temporales: ningún caso tiene continuidad sino existe entidad que lo
asuma; la disponibilidad ciudadana frente al seguimiento de los casos de
corrupción es frágil.
Los medios masivos tienen mucho que ver en el problema: ellos denuncian el
escándalo y explotan la noticia pero no evalúan los efectos negativos de ésta y
rara vez sostienen y promueven el interés colectivo en el caso si es que en el
mismo no aparece el medio como fiscal o juez. Luego de un tiempo en el aire,
la noticia pierde interés y el tema se desecha.
Por otro lado, en una sociedad con capital social escaso ¿cómo se puede exigir
a los individuos proceder de acuerdo a una ética institucional y de principios?
Otro talón de Aquiles es sistema educativo y las condiciones en la que éste se
desarrolla. Los servicios educativos de tipo público, obsoletos y con maestros
mal pagados, constituyen un campo en donde se produce un amplio espectro
de comportamientos desviantes. El problema se incrementa una vez que el
asunto es manejado desde los políticos profesionales, lo cual dificulta su
comprensión por los ciudadanos. Cuando la ética pública no es observada,
cuando la opinión pública tiene en general un concepto negativo de la política,
la corrupción se tolera porque se considera una consecuencia inevitable del
ejercicio del poder.
4. Notas finales
En la época del reinado de la cultura de masas, los medios de comunicación
son indispensables para la formación de una opinión colectiva, especialmente
sobre una cuestión tan secreta y clandestina por definición. Sin embargo, su
accionar está en función de la “actualidad de la noticia”; una vez que dicha
actualidad se pierde, pasa al olvido contribuyendo a que los ciudadanos
desvíen su mirada hacia otros temas.
Como es sabido, el estudio de la participación en la política conduce a la
observación de los procesos de integración del individuo o ciudadano a los
sistemas políticos, y todas aquellas acciones que lo anterior presupone: el
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comportamiento político socialmente: a) irregular; y, b) regular,
controlado/controlablexix. Tomasetta, citando a F. Barbanoxx, establece que
dicho objeto puede ser examinado en tres contextos ubicados en el centro de la
sociedad política:
1. Referido a una situación de pertenencia de un individuo a un grupo
(formar parte);
2. Referido a la posibilidad reconocida o reclamada de cumplir una función
en la vida de un grupo o de una comunidad (tener parte);
3. Referido a una extensa gama de acciones posibles ininterrumpidas y
coherentes (tomar parte).
Con relación a estas tres esferas interdependientes, acota Barbano: el
problema no consiste en la cantidad del tomar parte sino en la calidad del tener
partexxidentro de la sociedad política. Se debe tener en cuenta que las
condiciones por las cuales los ciudadanos desarrollan una determinada
participación en la vida política dependen de factores tales como niveles de
industrialización, partidos de masas, presión de los órganos de prensa, culto a
los jefes políticos carismáticos, comunicaciones de masas, opinion leaders,
valores, esquemas ideológicos, etc.
Por ello, aunque es correcto afirmar que la ineficiencia de los servicios públicos
incide en la generación de corrupción, también es cierto que nuestra política no
promueva un apropiado nivel de integración social y que la percepción sobre la
vinculación que los ciudadanos tenemos con las metas sociales es,
francamente, baja.
No se puede pretender una óptima relación del ciudadano común con las
reglas institucionales si aquel se encuentra (o se siente) fuera de los propósitos
de la sociedad.
5. Referencias i Este artículo, en su mayor parte, es un resumen de un ensayo escrito, como apuntes de clases, a fines del año 2000. Se han agregado unas cuantas notas y datos en la parte final. R. A. ii REED, STEVEN R., La Corrupción Política en Japón. 1989 iii Citado por: HEIDENHEIMER, ARNOLD, Topología de la Corrupción.1989 iv Citado por STEVEN R. REED, op. cit.
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v HEIDENHEIMER, ARNOLD, op. cit. vi Para los fines del presente ensayo, he modificado ciertas construcciones de Heidenheimer, tanto en lo que se refiere al cuadro anotado como con relación las tipologias con el único fin de hacerlas coincidir, hasta cierto punto, con el caso ecuatoriano; no obstante, en lo substancial, estimo que permanecen intactas. vii DURKHEIM, EMILLE, El Suicidio. viiiibid ix ALKER, HAYWARD, El uso de la matemática en el análisis político, pags. 32 en adelante. Amorrortu Editores, Buenos Aires, 1969. x ALKER, op. cit. pag. 35. xi Uno de los casos que desató la crisis bancaria ecuatoriano bajo la presidencia del Dr. Jamil Mahuad. xii El Universo, Domingo, 11 de Junio del 2000. xiii HEIDENHEIMER, Topología de la Corrupción.1989 xiv DECLARACIÓN DE LIMA: Octava Conferencia Anti-corrupción, 1997. xv Infografía tomada de: Diario Expreso, Guayaquil, 28 de noviembre de 2005. xvi Como en el caso de la financiación de la campaña presidencial de J. Mahuad xvii MÉNY, YVES, Corrupción y "fin de siglo": Cambio, crisis y transformación de los valores. xviii PROGRAMA DE LAS NACIONES UNIDAS PARA EL DESARROLLO. La democracia en América Latina : hacia una democracia de ciudadanas y ciudadanos: Contribuciones para el debate. – Pag. 272 1ª. ed., Alfaguara, Buenos Aires, 2004. xix TOMASETTA, LEONARDO, Participación y Autogestión, Amorrortu Editores, Buenos Aires, 1972. xx BARBANO, F. Condizioni e forma della partecipazione, citado por Tomasetta, Op. Cit. xxi BARBANO, F. Op. cit.