Sociología de la Corrupcion Politica

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1 Opinión pública y Corrupción política: algunos apuntes sobre sociología de la corrupción i . Ruben Aroca, Soc. Profesor de la Carrera de Comunicación Social Facultad de Filosofía UCSG. 1. Introducción Con fines estrictos de delimitación, partiré de circunscribir la corrupción al sector estatal y a la sociedad política; en otras palabras, lo que se revisará en lo posterior es la corrupción política. No obstante, es preciso insistir en que este es un fenómeno inserto en el marco general de la cultura y que, por tanto, su naturaleza no lo define como hecho estrictamente político. Por otro lado, como tema de investigación, es difícil de abordaje. Es evidente que resulta complicado recoger datos fiables y de manera sistemática sobre actividades ilegales o producto de corrupción. Lo que conocemos de estos procesos suele provenir de los escándalos más o menos publicitados por los medios de comunicación, de la experiencia personal y de inferencias más o menos sustentadas en los dos primeros aspectos mencionados. Como sostiene Steven Reed ii , “un escándalo nos permite lanzar una breve mirada bajo la superficie de la política a través de un incidente determinado que se convierte en público por su tinte “corrupto”, pero no existe motivo para pensar que los datos proporcionados por los escándalos sean imparciales o estadísticamente representativos”. Este ensayo se escribe algunos años después que el Ecuador fuera estremecido por los casos de corrupción que ligara al sector bancario con la clase política gobernante del momento y que enfrentó a facciones de la elite nacional, cuya expresión más sensible fue en el plano de los medios y su tratamiento de la noticia; no hace falta decirlo, pero algunas de las interpretaciones planteadas aquí tienen muy presente los pormenores o entretelones de aquellos hechos; no obstante, se cita poca información directa respecto al caso.

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Sociología de la Política

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Opinión pública y Corrupción política: algunos apuntes sobre sociología de la corrupcióni.

Ruben Aroca, Soc.

Profesor de la Carrera de Comunicación Social – Facultad de Filosofía –

UCSG.

1. Introducción

Con fines estrictos de delimitación, partiré de circunscribir la corrupción al

sector estatal y a la sociedad política; en otras palabras, lo que se revisará en

lo posterior es la corrupción política. No obstante, es preciso insistir en que este

es un fenómeno inserto en el marco general de la cultura y que, por tanto, su

naturaleza no lo define como hecho estrictamente político. Por otro lado, como

tema de investigación, es difícil de abordaje.

Es evidente que resulta complicado recoger datos fiables y de manera

sistemática sobre actividades ilegales o producto de corrupción. Lo que

conocemos de estos procesos suele provenir de los escándalos más o menos

publicitados por los medios de comunicación, de la experiencia personal y de

inferencias más o menos sustentadas en los dos primeros aspectos

mencionados. Como sostiene Steven Reedii, “un escándalo nos permite lanzar

una breve mirada bajo la superficie de la política a través de un incidente

determinado que se convierte en público por su tinte “corrupto”, pero no existe

motivo para pensar que los datos proporcionados por los escándalos sean

imparciales o estadísticamente representativos”.

Este ensayo se escribe algunos años después que el Ecuador fuera

estremecido por los casos de corrupción que ligara al sector bancario con la

clase política gobernante del momento y que enfrentó a facciones de la elite

nacional, cuya expresión más sensible fue en el plano de los medios y su

tratamiento de la noticia; no hace falta decirlo, pero algunas de las

interpretaciones planteadas aquí tienen muy presente los pormenores o

entretelones de aquellos hechos; no obstante, se cita poca información directa

respecto al caso.

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2. Aspectos conceptuales y observacionales

Gibbonsiii define corrupción política de manera indirecta al identificar como

corrupto todo comportamiento que, de convertirse en conocimiento público,

conduciría a un escándalo. Esta definición tiene en cuenta las actitudes, e

implica que un acto pudiera ser corrupto en algunas ocasiones y lugares, pero

no en otros. A menudo, la variación cultural entorpece los estudios

comparativos sobre la corrupción: el comportamiento escandaloso en un país

podría considerarse normal en otro.

Respecto a criterios de observación, Heidenheimeriv proporciona un interesante

marco para analizar la corrupción desde una perspectiva comparativa. Se

muestra a continuación un cuadro de síntesis, parte de su análisis de

indicadores de conducta externa que pueden ser definidos o considerados

“corruptos”.

Cuadro # 1: Observación de la corrupción políticav

Cuadro de Indicadores

Las autoridades se desvían de la ley en aspectos menores para beneficiar a los amigos

Las autoridades aceptan obsequios como muestra generalizada de buena voluntad

Nepotismo en designaciones oficiales y adjudicación de contratos

Las autoridades se benefician de decisiones públicas a través de negocios complementarios (sobornos políticos directos)

Los clientes comprometen el voto de acuerdo con las directrices del patrocinador

Los clientes necesitan la intervención de un patrocinador para conseguir la «vía de derecho» administrativo

Las autoridades esperan recibir obsequios (comisiones ilegales) como requisito para respetar «vía de derecho»

Las autoridades toleran el crimen organizado a cambio de compensaciones

Los militantes cambian repentinamente su fidelidad al partido por razones pecuniarias

Las autoridades y los ciudadanos ignoran pruebas claras de corrupción

Obviamente, la definición de la frecuencia no tiene base estadística; es más

bien un conjunto de hipótesis de trabajo que podrían medirse de manera

directa o indirecta, si es que fuera el propósito. La validez del esquema de

Heidenheimer consiste en evidenciar ciertos comportamientos típicos no

legítimos susceptibles de ser considerados como “corruptos” y, de esa forma,

proporcionarnos un marco de comprehensiónvi.

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Por otro lado, es necesario considerar las relaciones entre algunos de nuestros

términos y conceptos claves, especialmente los de "corrupción" y "escándalo".

Se sostiene que dado que la "corrupción" es una etiqueta definida social y a

veces legalmente, y empleada para evaluar modelos reales de conducta, la

corrupción no tiene una existencia independiente del proceso social de

etiquetación. ¿Cuándo la “corrupción” genera “escándalo”? Cuando, puesta a la

luz pública por los medios, compromete un valor y una ética; es decir, cuando

conmueve la opinión colectiva. No obstante, puede sostenerse que esta es la

última etapa del proceso por el cual la sociedad civil emite un criterio con cierto

grado de trascendencia evidenciado en la aplicación o no de penas para los

sujetos observados.

Para poder abarcar las manifestaciones no evidentes de la corrupción puede

ser productivo recurrir a la categoría Anomiavii, pero comprendiéndola como un

comportamiento regular y no legítimo que afecta en grado sumo a la

consecución de las metas sociales.

Como ya se ha indicado, uno de los elementos comunes en las sociedades

está representado por el planteamiento de metas, finalidades e intereses que

se definen culturalmente y que se presentan como legítimos para todos los

miembros de la sociedad; esos proyectos existenciales de grupo se presentan

más o menos integrados y juntos constituyen la jerarquía de los valores que

ordenan los distintos elementos de las estructuras, y a las estructuras entre sí,

en el conjunto del sistema; junto a ese elemento aparece otro: los modos

aceptables por los cuales pueden alcanzarse las metas vinculadas a la

estructura, es decir, las finalidades políticas del sistemaviii. Aquí aparecen los

“modos de adaptación” al sistema político. La aceptación del sistema exige un

comportamiento de identificación a determinado nivel; este grado de

identificación puede ser de dos tipos: a) conformidad; y, b) innovación.

Un individuo se adapta en “conformidad” cuando aborda la acción social como

una aceptación total de finalidades y medios; esto incluye una conformidad con

el status quo, y la sola idea de cambiar se presenta como una tensión

inaceptable.

En cuando al modo de adaptación por “innovación”, Merton lo abordó con

referencia exclusiva a la actividad económica, colocándolo en la esfera de los

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comportamientos desviantes; por tanto, se cumple mediante el uso de recursos

institucionalmente prohibidos, pero que suelen ser eficaces para lograr

apariencia de éxito, riqueza y poder. Todas la direcciones apuntan, entonces,

al hurto, al delito, al vicio organizado, etc. Según Merton “solo cuando un

sistema de valores exalta, prácticamente sobre cualquier otra meta, ciertos

objetivos de éxito comunes a la población en general, en tanto que la estructura

social bloquea de modo riguroso las vías aceptables para alcanzar esas metas

a una parte considerable de la población, se desarrolla a gran escala el

comportamiento desviante”.

3. Análisis

El análisis del problema debe tener en cuenta la comparación realizada por

Alkerix respecto a los aportes de varios comentaristas, en especial de Harold

Lasswell. Estos elementos pueden ser resumidos de la siguiente manera:

1. Qué valores perseguidos como metas (sucesos preferidos) deben

indagarse?.

2. Qué tendencias histórica muestra la acumulación y usufructo de

valores?.

3. Qué factores explican o condicionan el desarrollo histórico real?.

4. Qué proyecciones caracterizan el curso probable de los acontecimientos

políticos?.

5. Qué líneas de acción alternativas puede producir la mayor realización

neta de los valores?x.

Un informe de la fiscalía relacionada al “Caso Filanbanco”xi determinó que

dicha institución bancaria, previo a su traspaso al poder estatal, en el período

comprendido entre el 21 de septiembre y el 2 de diciembre de 1998, recabó de

sus fuentes de financiamiento 30 mil millones de sucres, pero desembolsó

cerca de 3 billones de sucresxii. Todas las estimaciones iniciales sobre dicho

caso establecen que esos desembolsos formaron parte de un conjunto de

créditos especiales denominados “vinculados”. Si se tiene presente la relación

de estos grupos con el fugaz gobierno de Abdalá Bucarám o si se recuerdan

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las donaciones del Dr. Fernando Aspiazu a la campaña presidencial del Dr.

Jamil Mahuad inmediatamente saltan sus características escandalosas,

recibidas con indignación por la sociedad. No es casualidad que dichos

períodos hayan sido breves.

Procesos como los señalados, configuran un comportamiento continuo no

legítimo que afecta en grado sumo al sistema total, es decir configuran un

escenario de anomia en un plano que traspasa la sociedad política. Por otro

lado, el escenario sería esencialmente incompleto si es que no se considera

una variable de contexto: el grado de desarrollo. El relacionamiento de estas

variables configura un cuadro de alta inestabilidad social que descubre la

existencia de un sistema paralelo que también juega un papel “integrador”.

Uno de los efectos indirectos de esta interpretación consiste en la exculpación

del Estado. El supuesto del proceso, entonces, es la Anomia Estructural que se

verifica en la construcción y funcionamiento de un sistema paralelo al Estatal o

legítimo, históricamente determinado, no concebido pero si sostenido por elites

políticas. Es obvio que la decrepitud, su falta de capacidad y un desmedido

alcance del Estado contribuyen definitivamente al sostenimiento de varios tipos

de corrupción. Pero este mismo Estado ha sido mantenido durante largo tiempo

por grupos de poder como medio para impulsar planes de propio interés: “por

otra parte, a diferencia de la situación que prevalece en la mayoría de los

Estados – por lo menos en el plano jurídico – el intercambio corrupto

internacional se desarrolla en un universo en el que el Estado de Derecho es

más una loable aspiración que una realidad. Sólo se puede reprimir la

corrupción por medio de las legislaciones nacionales. Aparte de que siempre es

difícil probar el delito, es iluso esperar una gran eficacia de la represión cuando

a veces los dirigentes de más alto nivel están ellos mismos en la primera fila de

los actores de la corrupción”xiii.

La Declaración de Lima de 1997xiv, surgida de la Octava Conferencia Anti -

corrupción que se llevó a cabo en Lima, Perú, señala que este fenómeno

erosiona la base moral de toda sociedad. Sobre esta consideración, partimos

de una pregunta de tipo comprehensivo: ¿qué actitud adoptan los ciudadanos

comunes con respecto a la corrupción?

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En un esfuerzo interpretativo, es posible indicar que las personas no damos

demasiada importancia al “sencillo” acto de corrupción de un pequeño

burócrata u oficial de tránsito; pero nos escandalizamos por los malos manejos

de fondos públicos, “donativos” a campañas electorales o sobornos a un

funcionario de alto cargo o de un político. La opinión pública tolerará una

corrupción anecdótica pero reacciona con indignación al descubrir el carácter

sistemático y planificado de la corrupciónxv.

La financiación ilegal de los

partidos políticos, por ejemplo,

es un secreto a voces para la

mayor parte de la población;

para muestra, basta el intento

fallido de juicio político al Ing.

Lucio Gutiérrez por supuestos

aportes de partidos extranjeros

a la campaña presidencial que

finalmente ganó en noviembre

de 2002. Pero sólo se ha

convertido en un gran

escándalo debido a ciertas

condiciones, como la

revelación al gran público de

unos hechos que no sospechabaxvi, ya sea por jueces que raramente escapan

a la trama o por elementos de la misma elite venidos a menos por maniobras

de sus ex socios. La corrupción en los líderes escandaliza; pero a su vez, le da

al fenómeno una trascendencia distinta: los modelos de socialización se

replantean.

La reacción de la opinión pública frente a hechos de corrupción depende de

elementos totalmente disímiles:

a) los actores de la trama, por lo general son líderes o personas públicos, ya

sea políticos o grandes empresarios.

b) la naturaleza de los hechos incriminados, por lo general uso indebido de

dineros públicos o fraude de algún tipo. y,

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c) la función de la prensaxvii: que varía de acuerdo a la postura del medio

frente a los actores de la noticia.

¿Qué implicaciones puede tener el hecho que un líder social (un presidente o

ex presidente de la república, como en el caso ecuatoriano o argentino o

peruano o etc.) esté implicado en un escándalo de corrupción? Obviamente

varias, empezando por el hecho del cómo el asunto fue a dar a la “luz” pública

generalmente implica, también, “intereses” nada claros o definitivamente muy

oscuros.

Cuadro # 2:

Quién cree Usted que tiene más poder en este país?xviii

La “consciencia” colectiva, y, dentro de esta, la ética pública son productos

históricos. Los actos de corrupción protagonizados por los líderes políticos o

funcionarios de gobierno han promovido la deslegitimación de estos valores, lo

que ha tenido la consecuencia de aumentar de alguna forma el "coste moral"

de la corrupción. Es decir, no sólo es el perjuicio generalmente económico al

estado o a cualquier otra institución; es también el nivel de afectación a la

valoración social de las características morales de los líderes, lo que se

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reproduce en la socialización. No es posible aproximar el tamaño de la

afectación, pero baste ver la reacción de la colectividad o de los ciudadanos en

términos temporales: ningún caso tiene continuidad sino existe entidad que lo

asuma; la disponibilidad ciudadana frente al seguimiento de los casos de

corrupción es frágil.

Los medios masivos tienen mucho que ver en el problema: ellos denuncian el

escándalo y explotan la noticia pero no evalúan los efectos negativos de ésta y

rara vez sostienen y promueven el interés colectivo en el caso si es que en el

mismo no aparece el medio como fiscal o juez. Luego de un tiempo en el aire,

la noticia pierde interés y el tema se desecha.

Por otro lado, en una sociedad con capital social escaso ¿cómo se puede exigir

a los individuos proceder de acuerdo a una ética institucional y de principios?

Otro talón de Aquiles es sistema educativo y las condiciones en la que éste se

desarrolla. Los servicios educativos de tipo público, obsoletos y con maestros

mal pagados, constituyen un campo en donde se produce un amplio espectro

de comportamientos desviantes. El problema se incrementa una vez que el

asunto es manejado desde los políticos profesionales, lo cual dificulta su

comprensión por los ciudadanos. Cuando la ética pública no es observada,

cuando la opinión pública tiene en general un concepto negativo de la política,

la corrupción se tolera porque se considera una consecuencia inevitable del

ejercicio del poder.

4. Notas finales

En la época del reinado de la cultura de masas, los medios de comunicación

son indispensables para la formación de una opinión colectiva, especialmente

sobre una cuestión tan secreta y clandestina por definición. Sin embargo, su

accionar está en función de la “actualidad de la noticia”; una vez que dicha

actualidad se pierde, pasa al olvido contribuyendo a que los ciudadanos

desvíen su mirada hacia otros temas.

Como es sabido, el estudio de la participación en la política conduce a la

observación de los procesos de integración del individuo o ciudadano a los

sistemas políticos, y todas aquellas acciones que lo anterior presupone: el

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comportamiento político socialmente: a) irregular; y, b) regular,

controlado/controlablexix. Tomasetta, citando a F. Barbanoxx, establece que

dicho objeto puede ser examinado en tres contextos ubicados en el centro de la

sociedad política:

1. Referido a una situación de pertenencia de un individuo a un grupo

(formar parte);

2. Referido a la posibilidad reconocida o reclamada de cumplir una función

en la vida de un grupo o de una comunidad (tener parte);

3. Referido a una extensa gama de acciones posibles ininterrumpidas y

coherentes (tomar parte).

Con relación a estas tres esferas interdependientes, acota Barbano: el

problema no consiste en la cantidad del tomar parte sino en la calidad del tener

partexxidentro de la sociedad política. Se debe tener en cuenta que las

condiciones por las cuales los ciudadanos desarrollan una determinada

participación en la vida política dependen de factores tales como niveles de

industrialización, partidos de masas, presión de los órganos de prensa, culto a

los jefes políticos carismáticos, comunicaciones de masas, opinion leaders,

valores, esquemas ideológicos, etc.

Por ello, aunque es correcto afirmar que la ineficiencia de los servicios públicos

incide en la generación de corrupción, también es cierto que nuestra política no

promueva un apropiado nivel de integración social y que la percepción sobre la

vinculación que los ciudadanos tenemos con las metas sociales es,

francamente, baja.

No se puede pretender una óptima relación del ciudadano común con las

reglas institucionales si aquel se encuentra (o se siente) fuera de los propósitos

de la sociedad.

5. Referencias i Este artículo, en su mayor parte, es un resumen de un ensayo escrito, como apuntes de clases, a fines del año 2000. Se han agregado unas cuantas notas y datos en la parte final. R. A. ii REED, STEVEN R., La Corrupción Política en Japón. 1989 iii Citado por: HEIDENHEIMER, ARNOLD, Topología de la Corrupción.1989 iv Citado por STEVEN R. REED, op. cit.

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v HEIDENHEIMER, ARNOLD, op. cit. vi Para los fines del presente ensayo, he modificado ciertas construcciones de Heidenheimer, tanto en lo que se refiere al cuadro anotado como con relación las tipologias con el único fin de hacerlas coincidir, hasta cierto punto, con el caso ecuatoriano; no obstante, en lo substancial, estimo que permanecen intactas. vii DURKHEIM, EMILLE, El Suicidio. viiiibid ix ALKER, HAYWARD, El uso de la matemática en el análisis político, pags. 32 en adelante. Amorrortu Editores, Buenos Aires, 1969. x ALKER, op. cit. pag. 35. xi Uno de los casos que desató la crisis bancaria ecuatoriano bajo la presidencia del Dr. Jamil Mahuad. xii El Universo, Domingo, 11 de Junio del 2000. xiii HEIDENHEIMER, Topología de la Corrupción.1989 xiv DECLARACIÓN DE LIMA: Octava Conferencia Anti-corrupción, 1997. xv Infografía tomada de: Diario Expreso, Guayaquil, 28 de noviembre de 2005. xvi Como en el caso de la financiación de la campaña presidencial de J. Mahuad xvii MÉNY, YVES, Corrupción y "fin de siglo": Cambio, crisis y transformación de los valores. xviii PROGRAMA DE LAS NACIONES UNIDAS PARA EL DESARROLLO. La democracia en América Latina : hacia una democracia de ciudadanas y ciudadanos: Contribuciones para el debate. – Pag. 272 1ª. ed., Alfaguara, Buenos Aires, 2004. xix TOMASETTA, LEONARDO, Participación y Autogestión, Amorrortu Editores, Buenos Aires, 1972. xx BARBANO, F. Condizioni e forma della partecipazione, citado por Tomasetta, Op. Cit. xxi BARBANO, F. Op. cit.