Sócrates, el padre de la filosofía

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Una guía de contenidos sobre la figura de Sócrates en la filosofía occidental.

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Sócrates,¿El padre de la filosofía?

1. ¿Qué sabemos de Sócrates?1

Vale la pena comenzar diciendo que Sócrates no escribió nada por sí mismo, lo que sabemos de él es gracias a Platón, su discípulo; Sócrates es el gran protagonista de la obra escrita de Platón. Pero también Sócrates es ridiculizado en la comedia Las Nubes de Aristófanes, donde se lo muestra como un defensor de lo indefendible y poseedor de características sobrenaturales. Por otra parte, varios escritores griegos relataron el juicio que condenó a Sócrates a morir bebiendo la cicuta, como Jenofonte, quien escribió una apología de Sócrates al igual que Platón.

Autores contemporáneos afirman que no poseemos ningún documento que nos permita reconstruir precisamente el pensamiento de Sócrates, y algunos hablan de la leyenda de Sócrates, mientras otros optan por hablar de "el Sócrates de Platón" o el de Aristófanes, el de Jenofonte. Lo que sí es cierto es que Sócrates es un enigma fundamental de la filosofía: por un lado, numerosos filósofos e historiadores de la filosofía se han ocupado del problema socrático y, por otro, no se puede desconocer que la figura de Sócrates influyó decisivamente en el origen de lo que conocemos como filosofía griega y posteriormente como filosofía occidental.

2. Una biografía

En los prólogos a los textos platónicos y en muchos sitios de Internet es posible encontrar una biografía más o menos similar de Sócrates2:

Nació en Atenas en el año 470 a.C., de padre escultor y madre partera (mayeuta). Dedicó su vida a filosofar, dialogando con la gente en lugares públicos. A diferencia de los sofistas, Sócrates no cobraba por sus clases. No escribió ninguna obra: su pensamiento ha llegado hasta nosotros por el testimonio de quienes lo conocieron, en especial de su discípulo Platón. Convencido de que la verdad se encuentra en el interior de cada hombre, se había propuesto la tarea de ayudar a sus interlocutores a "darla a luz" la verdad. Por eso decía que su oficio se parecía al de su madre: mientras ella ayudaba a las mujeres a parir niños, él ayudaba a los hombres 1 Véase: Jean Brun, Sócrates, Publicaciones Cruz, México, 2001. 2 http://www.luventicus.org/articulos/02A034/socrates.html

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a parir verdades. Para eso se valía de la ironía, método por el que hacía tomar conciencia a su interlocutor de que en verdad no sabía tanto como creía. Una vez que la persona reconocía su ignorancia, mediante preguntas la guiaba hacia la verdad. La ironía y el diálogo eran así las dos partes de su método, la "mayéutica".

Consultado el oráculo de Delfos acerca de quién era el hombre más sabio de Grecia, éste respondió: «Sócrates». Y Sócrates sostenía que efectivamente él era el más sabio porque, mientras los considerados sabios creían que lo sabían todo, él sabía que no sabía nada («Sólo sé que no sé nada»).

Su amistad con Alcibíades (uno de los Treinta Tiranos de Grecia) le valió la enemistad de muchos y, cuando éstos dejaron el gobierno, se vio envuelto en un juicio en el que se lo acusaba de corromper a la juventud introduciendo nuevos dioses. Corría el año 399 a.C. Fue condenado a muerte. Pasó los últimos días en la celda recibiendo a sus discípulos y conversando con ellos de Filosofía (así lo relata Platón en sus diálogos Critón y Fedón). Se rehusó a escapar, siendo que algunos de sus amigos habían arreglado su huida. Llegado el día, bebió la cicuta que le alcanzó el verdugo y murió apaciblemente.

Contra los sofistas, sostenía que, además de opiniones, el hombre es capaz de dar conceptos. Los "conceptos universales" no son para unos de un modo y para otros de otro, no dependen del estado de ánimo de quien los conoce, su contenido es siempre igual, no son inventados sino encontrados en la realidad a través de la experiencia.

En el campo de la Ética se oponía al hedonismo defendido por los sofistas. Distinguió entre un placer bueno y uno malo. Sostuvo que quien sabe, quien entiende, obra bien. «Nadie hace el mal voluntariamente.»

2. ¿El padre de la filosofía?

¿Por qué se dice que Sócrates es el padre de la filosofía? Para responder esta pregunta es necesario comprender el ambiente de pensamiento en la época de Sócrates. Es posible reconocer con claridad tres corrientes de pensamiento: en primer lugar, la filosofía naturalista, que se ocupaba del origen del universo, en ella encontramos a los llamados filósofos pre-socráticos como Tales de Miletos, Anaximandro, Anaxímenes, entre otros. Los pre-socráticos buscaron despojar la mitología de la

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naturaleza, dándole especial importancia a la materia y a las preguntas por el origen del todo.

En segundo lugar, encontramos una tradición mística de la filosofía, de la que surgirán pensadores como Pitágoras, Heráclito, Parménides y el mismo Platón. Esta tradición tiene su arraigo en la religión órfica, cuya deidad principal era Dionisios; es considerada una secta que creía en la inmortalidad del alma humana y la trasmigración de las almas. Según los órficos, el alma humana era arrojada al mundo para purificarse de sus culpas y debía trabajarse a sí misma mediante el conocimiento. Estas ideas estarán presentes en el pensamiento de Sócrates.

Y por último, están los sofistas. En la historia de la filosofía, los sofistas gozan de una mala imagen puesto que se les acusa de acarrear a la filosofía al descrédito público y propagar el escepticismo. En un antiguo Curso de filosofía elemental se lee lo siguiente sobre ellos: "Lo que antes era investigación seria, acompañada del amor a la verdad, se fue convirtiendo en vanidad pueril y en objeto de especulación. Aparecieron entonces los sofistas, que se preciaban de discutir improvisadamente sobre todas las materias, sosteniendo el pro y el contra en todas las cuestiones"3. Lo que sí es interesante destacar es que muchos de los pensadores llamados sofistas, como Protágoras, pusieron de relieve el problema de "lo humano" en el centro de la discusión pública. Anteriormente, los filósofos se ocuparon del problema del origen de la naturaleza, mientras la mitología, la religión y las tragedias se ocupaban de "los asuntos humanos". Sin embargo, en el siglo V a. C. hay un despertar político luego de la Guerra del Peloponeso, y la explicaciones de "los físicos" no hacen mucho sentido a los ciudadanos comunes y corrientes; la vida no está en las escuelas ni en las sectas, sino en la polis.

El sofista Protágoras afirmará: "El hombre es la medida de todas las cosas". Es común en los sofistas la relatividad de los valores y las virtudes.

3. ¿Un mártir de la sabiduría?

Se dice que Sócrates vivió apartado de la vida política, pero que aceptó con dignidad los cargos públicos que estuvo obligado a asumir además de participar de una guerra. No ejerció ningún oficio, puesto que no ambicionaba riquezas, solo la sabiduría. No fundó escuelas ni eligió un lugar para enseñar. Se le veía pobremente vestido. Su oficio era dialogar e interrogar.

3 Balmes J., Curso de filosofía elemental, 1881, p. 490.

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Platón narra los últimos momentos de la vida de Sócrates, quien fuera condenado a morir bebiendo la cicuta, en el diálogo Fedón. El maestro de Platón pasó sus últimas horas dialogando amenamente con sus amados discípulos y amigos, quienes lo escuchaban asombrados de su temple. Varios rasgos de Sócrates inquietaban a sus interlocutores: se le veía un hombre feliz tanto por su comportamiento como por sus palabras. En aquel momento, ¿qué pensarían de este hombre, que era un loco, un insensato? Todo lo contrario, Sócrates era, para Platón, el mejor hombre el más inteligente y el más justo. Su muerte significó una gran pérdida para sus amigos, pero él se mostró sereno hasta el final. Sócrates había llevado una vida filosófica, por consiguiente, estaba seguro que alcanzaría la sabiduría que había amado durante toda su existencia.

Sócrates, ante las preguntas de sus amigos por la injusticia de su muerte, afirmó: “Los que de verdad filosofan se ejercitan en morir”. La muerte es entendida como la separación del alma respecto del cuerpo. Según las ideas de Sócrates y Platón, el alma humana es inmortal, por tanto, la muerte representa el momento cúlmine de la liberación. Ciertamente, esta idea podría hacernos pensar en que el lícito quitarnos la vida para liberarnos del peso del cuerpo, pero Sócrates insiste que el hombre no es dueño de sí, sino que es pertenencia de los dioses.

Los últimos pasajes del Fedón relatan lo siguiente:

-Venga, amigo mío, ya que tú eres entendido en esto, ¿qué hay que hacer?-Nada más que beberlo y pasear -dijo- hasta que notes un peso en las piernas, y acostarte luego. Y así eso actuará.Al tiempo le tendió la copa a Sócrates.Y él la cogió, y con cuánta serenidad, sin ningún estremecimiento y sin inmutarse en su color ni en su cara...Alzo la copa, y muy diestra y serenamente la apuró de un trago... con violencia y en tromba se me salían las lágrimas, de manera que cubriéndome comencé a sollozar...El dijo:-¿Qué haceis, sorprendentes amigos? ... Porque he oído que hay que morir en un silencio ritual. Con que tened valor y mantened la calma.Él paseó, y cuando dijo que le pesaban las piernas, se tendió boca arriba. Y al mismo tiempo, el que le había dado el veneno lo examinaba cogiéndole de rato en rato los pies.. Y después de esto hizo lo mismo con las pantorrillas, y ascendiendo de este modo nos dijo que se iba quedando frío y rígido. Mientras lo tanteaba nos dijo que, cuando eso le llegara al corazón, entonces se extinguiría. Al poco rato tuvo un estremecimiento, y el hombre lo descubrió, y él tenía rígida la mirada. Al verlo, Critón le cerró la boca y los ojos. Éste fue el fin que tuvo nuestro amigo, el mejor hombre, podemos decir nosotros, de los que entonces conocimos, y, en modo muy destacado, el más inteligente y justo.(Diálogo Fedón, 117a-118c)