Somnia Memoria

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Cuento basado en la canción "Somnia memoria" interpretada por Shani Rigsbee y escrita por Raúl Ferrando, la cual hace parte de la banda sonora de "Parasite Eve", los invito a que lo califiquen y hagan comentarios, gracias por la lectura.

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SOMNIA MEMORIA

espués de despedirse del planeta Gaia y de sus habitantes. Haruka fue envuelta por una columna de luz que la llevó a la tierra:D

Siento que estuve en un viajeY que vine de lejos,Tanto esperé este momento y no séSi fue obra de Dios o de mi voluntad...

La columna de luz hizo presencia en el planeta azul, exactamente en Japón llevando consigo a la chica y dejándola inconsciente en el patio de la escuela. Cuando ella recobró la conciencia se encontraba en la tierra.Deseó por largo tiempo regresar a su hogar y ahora se preguntaba si su regreso se debía a su voluntad propia o ya estaba escrito en el destino. Comenzó a caminar en dirección a su casa; tenia grandes deseos de ver a sus padres Hiroshi y Amakusa, incluso al endiablado de su hermanito Motokatsu. ¿Cuánto tiempo habrá transcurrido en la tierra?Al llegar a casa se dio cuenta que el tiempo realmente había transcurrido de igual manera que en Gaia. Sus padres y hermano la recibieron de buena manera... extrañamente un tanto disgustados. ¿Qué diablos ha pasado aquí? Cinco minutos después le dieron un sermón sobre responsabilidad y la castigaron. Al menos ellos no estaban tan extrañados a fin de cuentas.- ¡Qué gracioso! - pensó la chica- arriesgué mi vida en un planeta extraño, di lo mejor de mí misma, sólo para llegar aquí y ser castigada por malcriada en la tierra... Quién lo creería.Resignada, Haruka no dijo nada más y se fue a dormir. Era algo raro... extrañaba dormir al aire libre, con el suelo como cama, el cielo como techo y sus sueños cobijados por una fogata que se extinguía lentamente al llegar al amanecer.

Juro que pude escuchar como en sueñosAquella voz que me dijo: ¡Despierta!Y sentí la fraganciaDe un sueño perdido.

Despertó sobresaltada tal y como se lo pidió la persona que cantaba en su mente. En sus sueños una voz entonaba una canción. Haruka creía reconocer la voz pero no sabía a quién pertenecía, mientras que la letra nunca la había escuchado antes, esperaba que no fuera parte de otra visión.

En el colegio al día siguiente esperaba a encontrarse con Reiko, contrario a sus expectativas su amiga desde la infancia, casi se le abalanza con los ojos lavados en llanto y articulando palabras a una velocidad difícil de superar, un momento único de empalagosa felicidad.

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Las cosas que hubo por montón fueron preguntas, muchas que obviamente Haruka no respondió. Contestar ese interrogatorio mostraría la existencia de otro planeta, aunque si ella lo hiciera, nadie le iba a creer sus épicas hazañas. Como sea, ese y otros días transcurrieron de una forma que nuestra heroína los hubiera llamado "normales". Un día a día común y corriente sin mencionar que la mayoría de las noches tenía el mismo sueño: una voz femenina cantando la misma canción y de vez en cuando agregando un nuevo párrafo. Aunque ya se había aprendido tanto la tonada como el sueño de memoria, aún no descifraba a quién pertenecía aquella voz.

De cualquier forma tenía muchos detalles del mundo por los cuales preocuparse, por ejemplo: Desde su regreso a la tierra su familia se estaba alejando, no sólo de ella sino de todos los demás, aunque ya estaba comenzando un poco antes de ser transportada en contra de su voluntad.Lo mismo pasaba con los compañeros de su clase, el distanciamiento entre sus compañeros no era normal, sobre todo con Reiko, parecía como si un muro de hielo se levantara sobre las dos "inseparables" amigas... en fin, todos los seres humanos a su alrededor se portaban de la misma manera. Haruka se preguntaba si ella era la que no actuaba de forma "normal".

Parecía como si todos se hubiesen olvidado de lo que significa ser humano... estar vivo gracias a los sentimientos. ¿Acaso Haruka era la única persona que se daba cuenta que poco a poco la humanidad se estaba muriendo? Sin sueños, sin deseos, sin amor... ¿O es que acaso su viaje a Gaia la salvó de comportarse como las demás personas?

A la deriva entre olasQue vienen y van como sueños mil,Puedo traer de regreso a mí,Las memorias que tengoGuardadas muy dentro.

-Qué lejanos aquellos días- se dijo a sí misma. Se encontraba frente al mar sentada en la playa mirando hacia el atardecer... recordando sus días en Gaia, preguntándose por sus compañeros de combate. ¿Qué sucedía en este mundo? ¿En qué cosa estaban pensando sus habitantes?Poco más de trescientos sesenta días habían transcurrido desde su retorno y desde entonces fue testigo de cómo los seres humanos olvidaron lo más valioso que poseían: ese amor y compasión que los llegó a caracterizar moría lentamente. Guerras arrasaron países enteros; armas de destrucción masiva acabaron ciudades y aniquilaron habitantes.

-¿Acaso regresé a la tierra sólo para verla morir?- se preguntó. Ella vivió una guerra con devastadoras consecuencias en Gaia, por la ambición de unos cuantos

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poderosos. Se puso de pie y sus ojos se posaron sobre el agonizante ocaso en la lejanía. Era increíble ver que aún quedaban cosas que admirar en la tierra, cerró los ojos y se fue de aquel lugar. Regresaría a su casa, aunque lo que fuera una otrora ciudad poderosa como Tokio se convirtiese en ruinas al ser alcanzada por una de las incontables guerras. Muchos murieron: sus padres, su hermano, Reiko... además de millones que ni siquiera ella conocía, pero igual Haruka lloró por sus muertes.

Esa noche durmió profundamente, y como hacia muchas noches antes. Aquel extraño sueño regresó, aunque de una forma más real...

Veía la figura de una mujer entonando la profética canción, Haruka corrió para alcanzarla, corrió como nunca había corrido, pero por más que intentaba alcanzarla no podía, aquella figura femenina envuelta en un manto se alejaba más y más. Hasta que dejó a Haruka en una profunda oscuridad, mientras la canción seguía escuchándose...

Ultra Somnia, Ultra Memoria (Más allá de los sueños, Más allá de la memoria)Arbor Sacra, Mala Dulcem maturum ferens (Árbol sagrado, Mala dulzura, casi maduro)Ultra Somnia, Ultra Memoria (Más allá de los sueños, Más allá de la memoria)Arbor Sacra, Mala Dulcem maturum ferens (Árbol sagrado, Mala dulzura, casi maduro)Maturum ferens (casi maduro)

Cada palabra, cada estrofa, emanaba sus tristes tonos Haruka se cubría sus oídos para no escuchar lo que ella ya sabía. Había entendido que estaba escuchando el destino de la tierra: la destrucción total, la que había comenzado desde que el mundo es mundo y que nadie podía evitar. Las sombras se despejaron de su mente y la dejaron ver una atmósfera diferente. Como un macabro espectáculo de diapositivas, se mostraban una a una, las escenas del actual estado del planeta.

Grandes ciudades convertidas en ruinas, muertos por doquier, ríos de sangre. Aquellos que sobrevivieron se peleaban entre ellos por las pocas cosas que quedaban, el llanto de los niños fue callado... para siempre. El olor a muerte se percibía por todo lugar... este planeta ya era historia.

Despertó sobresaltada de aquel horrible sueño, lloró inconsolablemente por horas al saberse todo lo que al mundo le esperaba. Cuando se cansó de llorar, salió de casa para distraerse un poco, eso provocó que las cosas empeoraran. Sin ninguna duda los sueños eran horribles, pero la realidad lo era aun más, no le hizo ningún beneficio caminar sobre los escombros de lo que hasta hace muy poco era una imponente ciudad.

Si no hay más nada que hacer,

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Sólo ver la tristeza.Si no hay más nada que hacer,Si no sólo esperar lo que vengaY nos llegue a pasar.

Tan sólo esperar que termine la fiesta,Y nuestra historia se vaya borrandoY nos deje sin nada poder esperar.

Había perdido toda esperanza. No era como las visiones de Gaia y su destrucción porque en ese planeta hubo quienes lucharon para que la salvación llegara. Pero no aquí en la tierra. Las guerras acarrearon más guerras y la paz se perdió por completo. Sin darse cuenta, los humanos se estaban venciendo a sí mismos.

Ahora, ya no había otra cosa que hacer más que mirar la autodestrucción y esperar el final como única solución al dolor que invadía el planeta. Pronto el astro azul, caracterizado por ser el único en el sistema solar por tener el milagro de la vida estaba escribiendo las últimas páginas de su historia.

Historia donde sus habitantes tuvieron bastante culpa, fueron los creadores de su propio fin, no tuvieron cuidado con lo que deseaban. Miles de años de evolución para convertirse en los seres vivos más capaces y dejar de llamarse a sí mismos animales. Al descubrir el fuego y labrar sus herramientas comenzó un infinito proceso de modernización a través de los siglos. Pero tanta modernización trajo el caos. Con el cerebro más grande pudieron pensar. Pero no entender lo que significaba razonar, de cambiar su medio ambiente. Por no ser responsables, destruir sus hogares, no respetar la naturaleza. Y por darse cuenta de todo eso muy tarde, la humanidad estaba destinada a desaparecer. Y sólo por su ambición de poder, se condenó a extinguirse por su cuenta.

Al planeta, mejor dicho, a sus habitantes, no les quedaba más de dos meses de vida. Como su destrucción arrasó con todo, la salvación se aproximaba: una dulce muerte que muchos anhelaban con esperanza.

Entre sus sueños tétricos y realidad aun más tétrica, Haruka tenía una duda: Millones de personas murieron. ¿Por qué ella no? ¿Cómo pudo sobrevivir? Su experiencia en Gaia no se comparaba en nada al horror que estaba viviendo aquí

A la deriva entre olasQue vienen y van como sueños mil,Puedo traer de regreso a mí,Las memorias que tengoGuardadas muy dentro.

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Sus palabras parecían un suspiro, miró al cielo y comenzó a recordar el lugar donde vivió sus últimos momentos de felicidad. Tanto tiempo y tantas cosas desde aquellos días cuando sólo era una adolescente común y corriente cuya única preocupación en la vida era terminar sus deberes escolares. Y salir los sábados a divertirse con Reiko y sus amigas paseando por centros comerciales. Ponerse, probar, escuchar, ver e ir a todo lo que estaba "de moda". Hasta que por accidente o casualidad una luz se la llevó a un planeta extraño, donde aprendió lo duro de la vida y nunca más fue la misma. Al igual que otros jóvenes "invitados" venidos de todo el mundo, Haruka maduró en combate. Aunque por fuera se veía la misma chica dulce de siempre, su alma estaba llena de cicatrices...

De pronto sus ojos se abrieron. El sonido de la artillería la traía al presente, nuevos ataques sobre lo que quedaba de pie. En sólo un segundo Haruka estaba en medio del fuego cruzado de una batalla de quién sabe cual guerra... con tantas que se habían declarado en el mundo. Ella comenzó a caminar de forma distraída como si no estuviera en medio del fuego, el desastre y la muerte. Andaba lentamente, como si contara sus pasos mientras proyectiles le rozaban a centímetros de su cuerpo, Incluso un disparo rompió su moño y soltó su cabello, ella no lo notó y siguió andando entre la confusión. Oyó a lo lejos un sonido de esperanza, era el llanto de una niña pequeña acurrucada en las ruinas de una casa de muñecas. Un joven soldado corrió para sacarla de tan extraño refugio y ponerla a salvo, la tomó en sus brazos, y en un abrazo de protección y cariño espontáneo salió con ella, se acercó para salvar a Haruka también, pero un solo disparo bastó para acabar con este acto de heroísmo. Al entrar la bala por la espalda del joven militar, salir por su pecho, atravesar la cabeza de la niña y rozar el Hombro de haruka lo suficiente para rasgar su traje... Ambos cayeron al suelo lentamente mientras Haruka estaba consternada al ver sus manos, rostro y ropa salpicada por la sangre de ambos.

Fue demasiado para ella, ni en los campos de batalla en Gaia había estado tan cerca de la muerte. Todo tenía un halo de fantasía, misticismo, criaturas mágicas y hechiceros. Acá sólo era autodestrucción, el último rastro de bondad e inocencia habían muerto con aquellos desconocidos que buscaron la esperanza en vano. Haruka se llevó las manos a la cabeza y se dejó caer al suelo. Sus lágrimas lavaron la sangre que quedaba en su rostro. En un grito desesperado que sonó más fuerte que todo el ruido bélico a su alrededor, maldijo a todo ser vivo en la tierra y se maldijo a sí misma por no entenderlo y por no haber hecho nada para evitarlo, por dejar a Gaia y regresar a lo que hasta hace poco pensaba que era su casa.

-¡Quiero irme de este maldito infierno! - gritó y como atendiendo su llamado, un halo de luz se impulsó desde el suelo y la desintegró en brillantes partículas que se elevaron por los cielos para sacarla del lugar.

La columna de luz apareció tras las montañas que rodeaban y protegían el reino de Apotegma, el más importante de los siete reinos del planeta Gaia, la noche cubría el lugar y la brillante visión fue fácilmente identificada por muchos ciudadanos, entre

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ellos, el hechicero Gamul quien sabía quien era la que regresaba de tan esplendorosa manera. Nada más y nada menos que Haruka Shiriashi.

Al llegar al lugar del aterrizaje, Gamul fijó la mirada sobre la débil figura femenina que flotaba en la ribera del pantano en donde la dejó la luz, se apresuró a alcanzarla, la llevó a un lugar seco y la agitó para que recuperara la conciencia. Ella aun sin volver en sí misma, giró su rostro cubierto por cabellos enmarañados y cuerpo untado de lodo. Gamul dudó al verla. Su peinado era diferente, su cabellera era más larga que cuando se fue, su cara cubierta de rasguños y sus labios cubiertos de un ligero color Rosado perla. ¿Acaso esa chica empantanada, semidesnuda y de rostro horriblemente manchado (Gamul no conocía el maquillaje y la pobre Haruka lo extrañó en su estadía en este planeta) era ella? Un par de enormes ojos castaños que se abrieron de repente disiparon sus dudas.-¡Ga... Gamul! - dijo ella poco antes de lanzarse a los brazos del sorprendido hechicero y llorar desconsoladamente. La consoló como pudo y en una forma calmada la muchacha dijo:

Alicubi apud, memorias longincuasAliquid intra me espergiesit,Amorem indulgentiam,Maerorem dolorem, Conguscebit.Omnia terminabit.

Al decir esto la chica se desmayó en sus brazos, soltando un pedazo de papel que apretaba en su mano izquierda... Gamul lo leyó, era la traducción de aquella frase que ella dijo y que él no entendió al no conocer el idioma latín:"En alguna parte, en lejanas memorias / Algo dentro de mí despierta, / Amor indulgente, / Dolor unido a la tristeza, / Todo ha terminado."

Se apresuró al llevarla al castillo de Apotegma donde podría descansar y recibir atención médica, al despertar, lo primero que sus ojos vieron fue a un joven de cabello oscuro y mirada serena que reconoció al instante. Era su gran compañero y amigo a distancia: Nelson, otro muchacho que al igual que Haruka y cientos más fueron elegidos de la tierra para apoyar al reino, ella se sentó en la cama algo aturdida, saludó al joven y comenzó a abrazarlo y a besarlo de una forma tierna y desesperada.

-¿A que se debe eso?- preguntó Nelson después de separar sus labios de los labios de la chica.- No quiero cometer el mismo error de todos ellos -respondió- olvidar lo que es el amor...-¿De qué estás hablando?- Sólo... sólo abrázame

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El chico obedeció y se abrazaron en silencio, algo le decía que no estaba bien y que por lo pronto no debía de molestarla.

Eras Semper prope me (Siempre estuviste cerca de mí)Luro ut esses prope me (Juro que estabas cerca de mí)Puedo jurar que estuviste asíCerca de mí

- Nunca me dejaste sola, ¿verdad?- el joven no contestó pero su rostro lo afirmaba vehementemente. Nelson era diferente a la joven Shiriashi, antes que se reunieran en Gaia, eran amigos que se conocieron por casualidad en un Chat y que, a pesar de la distancia -Nelson provenía de Bogotá, Colombia- siempre estuvieron uno cerca del otro. Se fue por su voluntad, sabiendo que su amiga había viajado y porque desde que murió Doña Cándida su madre, pensó que no tenía sentido el seguir en un lugar que le parecía ajeno y distante al quedarse completamente solo. Sus días en Gaia le ayudaron a aclarar sus pensamientos, aunque su alma se sentía doblegada, los campos de batalla no son los sitios más indicados para un retiro espiritual.

Después de volver de una batalla victoriosa, -si así se le puede llamar a librar una pelea sangrienta con resultados que a la larga se desconocen - Haruka y Nelson quienes habían estado juntos, perdieron contacto uno del otro al ser asignados a diferentes lugares de Apotegma. Creyendo que había muerto y pensando en su familia, Haruka regresó mientras que Nelson siguió combatiendo y cada vez que se dejaba llevar por el miedo o la soledad, recurría a idealizarla como su "Ángel del Oriente" y de la esperanza de volver a encontrarse con ella, para levantarse, seguir adelante y tener una razón para seguir con vida.

La chica cerró los ojos mientras disminuía la fuerza de su abrazo, explicó todo lo sucedido en su visita a la tierra y de cuantas veces miraba al cielo y preguntaba a las estrellas si lo volvería a ver. Nelson se sintió halagado y en agradecimiento, buscó los labios de la joven para depositar varios besos pequeños y seguidos, el encanto de aquel momento fue breve, ambos estaban gravemente heridos, tanto del cuerpo como del alma.

Hay que entender y comprenderCuando el pecado nos cubra con su canciónLa tierra sufrirá, sufrirá de verdad.Hay que entender, entender.

Haruka tuvo una gran revelación cuando despertó al día siguiente, en su mano derecha tenia una imagen: una estampa de la Virgen Maria (llamada "Kamisama Mary" por los japoneses) la cual dejó Nelson antes de retirarse. La imagen era la silueta femenina de sus sueños. Quería buscar a Nelson, al salir de su cuarto lo encontró triste, su torso lleno de vendajes mostraba que si él no murió, estuvo muy

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cerca de la muerte. Puso su mano en el hombro del joven mientras con palabras pausadas dijo:- Conque malas noticias de la tierra... aquí tampoco hay noticias alegres... no ha quedado ninguno de los nuestros- tomó la mano de su hombro y la besó con reverencia -... el reducido grupo de terrícolas fue diezmado horriblemente – dice tratando de contener el llanto – los que no fallecieron en la guerra fueron atacados en una expedición de paz para ayudar a victimas del enemigo, dicen que fue una emboscada por confusión, que las “inofensivas víctimas” estaban asustadas por tanto horror sufrido y no podían distinguir. Eso dirían si pasara allá en la tierra. La verdad es que fue una maldita masacre. Chicos y chicas que deberían estar gozando la vida, no perdiéndola en un campo de batalla en mitad de la nada.-Te entiendo, -dijo Haruka sentándose a su lado -- , pero ellos dieron su vida para la paz de este planeta, vi morir a miles de millones en vano. ¿Por qué me das la imagen?- Es una costumbre -dijo Nelson- las damos a las personas que queremos, mi madre me la regaló para protegerme "de todo mal" y ahora te la entrego. Es la santa patrona de nuestro país en cuyas manos encomendamos nuestro destino, sea la Virgen Morena, la de la Sal, la del Agua, la de Chiquinquirá, Fátima o la de la conchinchina. Es la madre de nuestro Señor Jesucristo y... todo parece indicar que por más rezos y plegarias que se alzaron al cielo, no nos salvaron de ésta.-dice con una amarga sonrisa. (A pesar de su tristeza, hacía lo posible para que no se perdiera el humor, como cuando en una charla teológica él dijo que el colombiano promedio se encomendaba al Sagrado Corazón de Jesús y ella en un comentario inocente dijo: ¿y que hay de los órganos restantes? ¿Quiénes confiaban en el sagrado cerebro o en sus sagrados pulmones?...) A pesar de venir de un lugar donde la violencia es el pan de cada día y se ha librado una guerra desde hace mas de cuarenta años, producto de otra guerra, desencadenada por otra guerra, -un claro ejemplo de que si la historia se escribe con sangre, nunca dejará de escribirse-, nada preparó a Nelson para Gaia, pero no perdió ni la alegría ni la fe, pierdes eso y lo pierdes todo.

Haruka sonrió levemente, se le sentó al frente y le dijo acariciando el rostro con la mano:-¿Cómo que no salvaron a nadie?, ella nos salvó a nosotros -- Nelson levantó la mirada y vio en los ojos brillantes de la chica una extraña pero cálida luz que le indicaba que había un largo camino por delante y que ya no lo cruzaría solo. ¿Acaso eso es el amor? , ¿O quizás todos esos momentos apasionados de antes sólo fueron un impulso dado por la desesperación y la circunstancia?... fuera lo que fuese la luz iluminó su corazón y mente, su destino no sería la soledad. Pero esa increíble sensación se interrumpió cuando un niño de Gaia los llamó para que vinieran y vieran lo que reflejaba un espejo líquido colocado por Gamul. La pareja corrió a ver lo que pasaba, primero parecía una imagen multicolor como la agitación en la superficie de un estanque, luego se fue calmando y comenzó a mostrarse al planeta tierra vista como un pequeño balón azul que emanaba destellos en diferentes partes de su circunferencia. Los terrícolas lo veían tomándose fuerte de la mano y evitando

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llorar, mientras que Gamul, el niño y muchos Apotegmenses que se acercaron a curiosear la proyección, miraban extasiados y perplejos aquel bello espectáculo... Todas las guerras son hermosas cuando son ajenas y vistas desde lejos.

- ¿La tierra destruida? -preguntó el nuevo rey de Apotegma quien siendo príncipe, había peleado al lado de los terrícolas para defender su reino -¿cómo que ellos dos son los únicos sobrevivientes?, Es decir, la tierra es un lugar enorme, hay muchas posibilidades, ¿y que se sabe de los terrestres aliados?...Uno de los oficiales sacó una bolsa de cuero la cual vació en presencia del rey. Cayeron en la mesa varias placas doradas de identificación, muchas deformadas y otras teñidas de sangre, -los terrícolas son los únicos de sangre roja- todos guardaron silencio al ver entrar a Haruka y Nelson con el mensajero real, quién anunciaba de una nueva guerra: los enemigos supervivientes se habían aliado con quien sabe que reino, ya que no se habían dado por vencidos y no se iban a rendir tan fácilmente.

Con sus heridas sanadas y a pesar de que el rey se opuso, ambos aceptaron el cargo de altos oficiales varios días después, pelearían otra vez para que no volvieran a someter a tan hermoso reino y no le pasara lo que a la tierra, solo que no pisarían el campo de batalla. Ante Dios y ante la proyección de su planeta, el cual ahora estaba bastante callado y oscuro. Nelson Rincón y Haruka Shiriashi unieron sus vidas en una ceremonia sin altar, sin sacerdote, sin testigos, sin invitados, sin pomposidades y sin hipocresías.

No olvides no,Nunca jamásQue cielo y tierra el mar y el sol, vida nos danCuando el color, de la maldadLlene esta tierra, veras el Dies Irae, (Ira de Dios)Y todo acabará

Dijo Haruka al cantarle toda la canción a su esposo, el cual la oyó con toda atención. y mirando a haruka con reverencia. “¿cómo podías saber que oías el mensaje de que el mundo se iba a acabar día tras día de una manera tan aterradora y no perder la razón?”-- pensó Nelson -- Ambos se sumieron en la tristeza. Pero la chica sonrió de pronto, recordó de donde provenía aquella voz tan extraña, esa era la voz de su madre Amakusa, nunca la escuchó hablar en español, pero antes de que naciera, ella le cantaba canciones de cuna como "Duérmete Niño". Sólo por complacer a su esposo Hiroshi quien enseñaba este lenguaje a los empresarios y su hija fue la única persona en la familia que se preocupó por aprender a hablar español perfectamente. No es que su madre le hubiese cantado tan macabra profecía cuando estaba en el vientre, pero esa voz guardada en su subconsciente fue el medio para recibir el mensaje. De quién había venido el mensaje no importaba ahora, la palabra se ha dicho y la acción se ha realizado. Con cosas que hacer en su nuevo hogar, la pareja sólo tuvo tiempo para escribir la canción en un papel, Haruka la puso en un pedestal y Nelson le prendió fuego. Dolía

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en el alma saber que la tierra había llegado por fin a su salvación de semejante forma, el papel se consumió lentamente y sus cenizas fueron esparcidas como si se trataran las de un cadáver, el viento las regó por toda Apotegma...

La nueva guerra terminó y los Apotegmenses consiguieron la victoria, si así se le puede llamar después de cientos de miles de vidas perdidas, una rendición que levanta muchas sospechas, un impacto violento e irreversible al medio ambiente y un reinante clima de tensión que hace que la paz penda de un delgado hilo. Entre tal desorden, Haruka y Nelson se sentían regocijados al saber que una nueva oportunidad se ha dado en la tierra, y como habitantes del astro azul, regresarían a buscar un espacio en el nuevo mundo. Sin saber si encontrarían un mundo mejor o una pesadilla post-apocalíptica como las que pintan en Hollywood, Haruka y Nelson dijeron adiós otra vez a Gaia esperando que para ellos y para el pequeño e inofensivo ser, cuyo corazón comenzó a latir en el vientre de la joven, hayan sueños hermosos y nunca saber que si vuelven a olvidar lo fundamental de la vida, los seres vivos, sean terrícolas o Gaienses verán la Ira de Dios.

Ha estado cantado desde siempre.

FIN