Sortzen: boletin de enero

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1 SORTZEN SORTZEN SORT EN A finales de 2013 conocimos dos iniciativas: por un lado, el paso dado por el Colectivo de presos y presas políticas vascas; por otro, el de los y las presas excar- celadas tras la sentencia de Estrasburgo. A continua- ción llegó la respuesta del Estado español, un nuevo ataque, en esta ocasión deteniendo a personas que trabajaban como mediadoras de EPPK y posterior- mente prohibiendo la manifestación del 11 de enero por los derechos de las presas y presos. Este pueblo le hizo frente a ese nuevo intento del Estado por frustrar el proceso aunando fuerzas para dar una respuesta enormemente amplia y de mucho calado. El 11 de enero las calles de Bilbo fueron testi- go de ello. La manifestación convocada por PNV, Sor- tu, ELA, LAB, EA, Geroa Bai, Aralar y Alternatiba fue la más multitudinaria de las últimas décadas. LA FOTO DEL 11 DE ENERO La manifestación ha dejado la línea de Madrid más tocada de lo que ya estaba. Atrincherado con todas sus fuerzas en el terreno de las conse- cuencias del conflicto, a día de hoy el Estado tiene como principales batallas la situación de los y las presas políticas vascas y el relato del pasado. Dado que la vertiente armada del conflicto político no ha terminado como esperaba, se ve en la necesidad de imponer el relato de vencedores y vencidos. Y no puede. Esa estrategia sigue en vigor, y seguirá ade- lante, causando dolor, mucho dolor, pero cada vez más debilitada ante nuestro pueblo. La manifesta- ción ha demostrado muy claramente que la grieta entre España y Euskal Herria es cada vez mayor. Sortzen Enero de 2014 Confrontar con el Estado como pueblo

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A finales de 2013 conocimos dos iniciativas: por un lado, el paso dado por el Colectivo de presos y presas políticas vascas; por otro, el de los y las presas excar-celadas tras la sentencia de Estrasburgo. A continua-ción llegó la respuesta del Estado español, un nuevo ataque, en esta ocasión deteniendo a personas que trabajaban como mediadoras de EPPK y posterior-mente prohibiendo la manifestación del 11 de enero por los derechos de las presas y presos.

Este pueblo le hizo frente a ese nuevo intento del Estado por frustrar el proceso aunando fuerzas para dar una respuesta enormemente amplia y de mucho calado. El 11 de enero las calles de Bilbo fueron testi-go de ello. La manifestación convocada por PNV, Sor-tu, ELA, LAB, EA, Geroa Bai, Aralar y Alternatiba fue la más multitudinaria de las últimas décadas.

LA FOTO DEL 11 DE ENERO La manifestación ha dejado la línea de Madrid más tocada de lo que ya estaba. Atrincherado con todas sus fuerzas en el terreno de las conse-cuencias del conflicto, a día de hoy el Estado tiene como principales batallas la situación de los y las presas políticas vascas y el relato del pasado. Dado que la vertiente armada del conflicto político no ha terminado como esperaba, se ve en la necesidad de imponer el relato de vencedores y vencidos. Y no puede. Esa estrategia sigue en vigor, y seguirá ade-lante, causando dolor, mucho dolor, pero cada vez más debilitada ante nuestro pueblo. La manifesta-ción ha demostrado muy claramente que la grieta entre España y Euskal Herria es cada vez mayor.

Sortzen Enero de 2014

Confrontar con el Estado como pueblo

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La convocatoria de la manifestación consiguió con-gregar e ilusionar a gentes muy diversas, más allá de los partidos y sindicatos convocantes. Por encima de ideologías, la ciudadanía respaldó de manera masiva la nueva convocatoria hecha tras la prohibición, supe-rando todas las previsiones.

Como hacía mucho tiempo que no ocurría, en Bilbo salieron a la superficie corrientes profundas, mos-trando claramente que tenemos grandes posibili-dades y mucha fuerza para impulsar el proceso en su integridad y enfrentarnos al Estado como pueblo, mediante la confrontación democrática.

Esa profunda corriente popular nos ha dejado un mensaje muy claro a todas y todos: la única manera de poder superar la cruel política del Estado y obli-garle a moverse es demandar a la mayoría de este pueblo que dé pasos unitarios, reivindicar de manera unitaria la resolución definitiva del conflicto.

CONSECUENCIAS DE LA MANIFESTACIÓN Sin ninguna duda, la manifestación ha dejado con-secuencias a largo plazo, y una situación nueva, para todos y todas nosotras.

Ha sido un importante paso para profundizar en el cambio que necesita este pueblo: respondiendo a una situación muy grave provocada por las detencio-nes y la prohibición de la manifestación, activando a personas de todo tipo, dándole la vuelta a la situación en las peores condiciones, abriendo la puerta a nuevas oportunidades, generando ilusión… ¡ha resultado ver-daderamente emocionante ver aflorar esas profundas corrientes populares!

El mar de Bilbo ha demostrado que si aunamos fuer-zas es imposible frenar la decisión de este pueblo. Una

lección y un ejercicio que deberemos tener muy pre-sentes también en el futuro, pues, sabiendo qué es lo que puede venir del Estado español y sin permanecer a la expectativa, tenemos que desarrollar nuestro pro-pio camino, la vía vasca, con la vista puesta en nuestro pueblo y trabajando en común. La Izquierda Abertzale está plenamente dispuesta a trabajar en esa dirección.

La manifestación ha supuesto el fortalecimiento de todos los sectores que están por la solución y por la defensa de todos los derechos, además de darle alien-to al nuevo tiempo que se ha abierto en Euskal Herria en estos dos años.

Por el contrario, el espacio PP/PSOE (incluidas sus sucursales) ha salido debilitado, en la medida en que sigue haciendo oídos sordos a este pueblo. En el caso del PSE, Patxi López solamente mira a su futuro en Madrid y el partido está puesto a su servicio, habién-dose situado a sí mismo fuera del nuevo tiempo abier-to en Euskal Herria, sin ninguna iniciativa o aportación más allá de algunas declaraciones aisladas. El PP, por su parte, se aferra a la línea de Madrid, apareciendo cada vez más aislado ante la sociedad vasca. Tanto el uno como el otro están intentando frustrar los pasos que se puedan dar en el terreno de la resolución del conflicto, sin ninguna oferta democrática.

¿Qué nos reclama la profunda corriente que afloró en Bilbo? Que la mayoría de este pueblo dé pasos unitarios, pues solamente así podremos superar la cruel política del Estado y obligarle a

moverse.

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Madrid pretendía silenciar todas las voces en torno a la situación de las presas y presos, pero ha conseguido lo contrario: se ha hablado más alto que nunca sobre la política penitenciaria, se ha visto una vez más que la postura favorable a los derechos que se les conculcan a presas, presos y familiares es aplastante. Y ha queda-do patente la necesidad y urgencia de dar el salto de la reivindicación a la práctica en la defensa de esos dere-chos, de acabar con la dispersión y las legislaciones de excepción. Todas las fuerzas que actuamos de manera unitaria el 11 de enero estamos obligadas a marcar en 2014 un punto de inflexión en todo lo relativo a esas cuestiones.

LA ELECCIÓN DEL PNV Con su participación en la manifestación el PNV no ha cambiado de estrategia. El partido jeltzale se siente incómodo, con grandes dificultades a la hora de reco-rrer el camino que se ha marcado: quiere ser la pieza central en la ecuación vasca, busca la centralidad; jugando el papel de puente entre el PP y la Izquierda Abertzale, quiere asegurarse el protagonismo en la resolución del conflicto. En esa lógica, pretende lograr algún movimiento político de la Izquierda Abertzale para ofrecérselo al gobierno de Madrid, pensando que así podría conseguir que empiece a moverse. Esa es su ecuación.

Pero tiene graves problemas: Madrid no le ha dado juego, y no muestra ninguna intención de dárselo en el futuro. Un ejemplo de ello es la reunión solicitada por Urkullu a Rajoy: quería que se celebrase con urgencia, pero quienes gobiernan en Madrid todavía no le han puesto fecha. Así trata al PNV el gobierno de Madrid.

Además, como hemos visto en las últimas sema-nas, Madrid ha pisado el acelerador en su intento de frustrar el proceso, provocando la indignación y oposición de la mayoría de la sociedad vasca. Así pues, sumándose en la manifestación a la mayoría vasca, el PNV ha querido pasar aviso a Madrid, te-niendo además en cuenta que no hacer nada ante semejante ataque resultaría incomprensible para la mayoría social. Por eso vino a la manifestación.

El PNV se ha movido, le hemos hecho moverse: como consecuencia de la gravísima actitud de Ma-drid, se ha visto en la necesidad de resituarse, y le hemos aplaudido por ello. Recordemos que hace un año, o hace dos, se gritaba “¿Dónde está el PNV?”. Pues bien, este año el PNV estaba con nosotros en la manifestación, a favor de todos los derechos, ha-ciéndole frente a Madrid.

La Izquierda Abertzale le ha exigido al PNV que le haga frente a la actitud involucionista del Estado español, así como voluntad para la confrontación democrática, y se ha mostrado dispuesta compartir camino en esa dirección. Antes de la manifestación ya habíamos trabajado en esa línea con el PNV, y el hecho de que viniese a la manifestación también ha sido fruto de las relaciones que tenemos abiertas con él.

El PNV se ha dado cuenta, y muy claramente ade-más, del enorme nivel de adhesión que recabó esa actitud unitaria desde el mismo momento en que se convocó la manifestación, de la enorme ilusión que ese paso generó incluso entre su propia militancia. Por lo tanto, en el futuro tendrá que saber medir bien ese hecho.

Por su parte, el ejercicio que tiene que hacer la Iz-quierda Abertzale es analizar cómo darle conti-nuidad al magnífico resultado de la manifestación, cómo responder a las necesidades existentes en el terreno de la resolución del conflicto, teniendo en

La Izquierda Abertzale le ha exigido al PNV

que le haga frente a la actitud involucionista

del Estado español, así como voluntad

para la confrontación democrática, y se ha

mostrado dispuesta a compartir camino en esa

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cuenta los grandes beneficios que reporta el ejer-cicio de aunar fuerzas, tal y como se está viendo una y otra vez. La Izquierda Abertzale tiene seguir intentando compartir camino y compromisos con el PNV, al igual que con todos los demás agentes que están dispuestos a reconocer a este pueblo. Eso es, muy claramente, lo que nos exige esa profunda corriente que afloró en Bilbo.

LA urgENCIA DE ACtuAr Como PuEBLo Seguramente, todas y todos esperábamos que en el apartado de las consecuencias el proceso de resolución del conflicto se iba a desarrollar a mayor velocidad, pues pensábamos que en lo re-lativo a la raíz del conflicto encontraríamos innu-merables dificultades, pero que una vez finaliza-da la actividad armada de ETA se podría avanzar más rápido en el terreno de las consecuencias del conflicto.

No ha sido así, y al mencionar la actitud de blo-queo del Estado español tenemos que subrayar que en un escenario político sin lucha armada el Estado ha mantenido toda la legislación y ac-tuaciones de excepción. Por lo que respecta a las libertades democráticas, en estos dos años no se ha producido ningún avance. Además, el Estado ha endurecido aún más la política penitenciaria, extendiendo el dolor y la rabia alrededor de las y los presos políticos vascos.

Así pues, y siendo conscientes de la nula volun-tad de Madrid y de que en el futuro tampoco dará

ningún paso, somos nosotras y nosotros mismos los únicos dueños de nuestras decisiones, tanto en el camino de la paz como en la construcción de Euskal Herria. Por medio de la unilateralidad tenemos que quitarle a los Estados la llave de la solución y, de la misma manera, construir aquí nuestra alternativa, sin esperar nada de los Esta-dos.

La unilateralidad entendida de una doble manera: por una parte, los pasos de la Izquierda Abertzale para crear nuevas situaciones y oportunidades en el proceso y, a la vez, trabajar sinergias con nues-tro pueblo y profundizar en las complicidades. Por otra parte, el accionar permanente de la ciu-dadanía y los agentes vascos mediante decisio-nes compartidas. Si avanzamos por ese camino, no habrá Estado que pueda frenar a este pueblo.

Tras los pasos dados en 2013 al servicio del pro-ceso, la Izquierda Abertzale preveía cuál podía ser la respuesta del Estado, y sí, recibimos el golpe, pero habiendo situado correctamente el paso si-guiente: ir como pueblo a la confrontación con el Estado. Ese es el camino, y la manifestación se ha convertido en un ejemplo de ello.

Con la decisión y la manera de actuar del 11 de enero salen ganando la sociedad vasca y los de-rechos humanos. Esa es la valoración, ese es el mensaje, y es evidente que, además de haber te-nido muy buena acogida, también ha traído con-secuencias.

Podemos decir que las cosas se están viendo de una manera cada vez más diferente en el estado y en Euskal Herria. Gracias a la línea marcada, hemos salido fortalecidos ante amplios sectores. Tenemos que aprovechar esa circunstancia para fortalecer nuestra posición. Tenemos mejores condiciones para el trabajo a favor de las presas y presos, y debemos ser capaces de darle un nuevo impulso al proceso en su conjunto.

Por medio de la unilateralidad tenemos

que quitarle a los Estados la llave de la

solución y, de la misma manera, construir aquí

nuestra alternativa, sin esperar nada de los Estados. Es tan fácil y,

a la vez, tan potente como eso