Soy un niño indigena
Transcript of Soy un niño indigena
Cuando yo crecía en el rancho con mis padres, a escasos
seis o siete años, día con día me preguntaba:
¿por qué mis papás son morenos?
¿Por qué visten calzón de manta y
cotón también?
¿Por qué a mí me visten igual que
ellos, si mis compañeros de
escuela visten pantalón, camisa y
hasta zapatos?
¿Por qué yo hablo feo si quiero
hablar como ellos?
¿Por qué si también son niños, ellos son blancos y yo soy moreno?
Recuerdo que insistía y lastimaba a mis viejos, ¡quiero vestir
como ellos! ¡Quiero ser como ellos!, y que por darme poco
más de lo que podían ellos trabajaban con más esfuerzo.
¡pa´ que quieres ser como ellos, si
así
tamos bien, así te queremos! Tú crees que por vestir como
ellos te volverás blanco de
pies a cabellos?
¿Crees que hablando como ellos vas a
ser diferente de como nosotros semos?
¡Y tu pa’ que quieres vestir como
ellos!
¡Hijo que tiene de malo ser
como semos!
Me preguntaba con
tristeza.
Al ir creciendo más y más estudie y luche con ahínco por
lograr ser y tener lo que tenían mis amigos,
salí del pueblo despreciando a mis viejos por ser solo
campesinos,
volví mi vida adorando el dinero, para tener buena ropa y
pareciendo todo menos un hijo de campesino.
Logré con el paso del tiempo hacerme de una carrera,
trabajo y dinero; mas también de mi tierra y casa me
sentía ajeno, ya era hombre de ciudad, de vida y de
ropa elegante, ya del calzón de manta y el cotón muy
distante, a tal grado que cuando de mi origen
preguntaban, ¡de comunidad, yo no! contestaba
tajante.
Hoy que ya ha pasado el tiempo, miro atrás y con
tristeza recuerdo aquellos hermosos días con su
atardecer en el pueblo, en los que sin ser nada, de
todos tenía un abrazo o un saludo sincero, ¡oh cuánta
razón tenías viejo! ¡Por mucho que de ropa y de vida
cambie jamás seré como ellos!
Viví y conocí mucho pero jamás deje de extrañar
aquellos tiempos, en los que costumbres y tradiciones,
volvían una sola familia a toda la gente del pueblo; y
que viviendo como citadino, por más que quise no me
acostumbre a la vida sin raíces de ellos.
Comí y probé todo lo propio de ellos, la pizza, la
hamburguesa y todo eso, mas no sabes cuánto
extrañaba los sabores del rancho, esa comida cálida
con exquisito sabor hogareño.
Visité lugares que jamás imaginé y me alejé con todo
esto de mis padres y mi pueblo, más en este andar de
lugar en lugar, por mucho que hice en esos sitios
siempre me sentí ajeno, sentía y añoraba sin querer
aceptarlo en ningún momento, que en esta vida que no
era la mía, vacío me estaba sintiendo, pero más me
dolía por orgullo la tremenda ansiedad de regresar a mi
pueblo.
Cuando lo decidí sin querer queriendo poco a poco me
regrese a mi pueblo, y lo extraño fue que de alegría
enorme me llenaba de nuevo, esa sensación de pisar
tierra fértil donde fue mi nacimiento.
Hoy todo lo vivido observo y pregunto:
¿Qué fui a buscar con
tanto empeño?
si mi verdadera identidad está aquí, que sin
despreciarla y amándola pude lograr todo lo que tengo,
que lo demás es solo vestuario, es solo reflejo ajeno,
que lo que somos y de donde somos es la identidad
que tenemos, que valorarla, respetarla y amarla
debemos.
¿A dónde fui?
Que siempre fueron ciertas las
palabras del viejo:
“crees tú que hablando y vistiendo como ellos dejaras
de ser de los nuestros”…
Autores:
Bautista Ramírez
Manuel
Cruz Hernández Sergio
Hernández Hernández
José
Osorio Rubio Ramiro
Curso:
Identidad Étnica y Educación
Indígena
Asesor:
Prof. Eduardo Hernández Lara