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STALIN, por Armando Hart Estas reflexiones constituyen un homenaje a todos los revolucionarios sin excepción que sufrieron el gran drama histórico de ver frustradas las ideas socialistas de octubre de 1917. Lo hacemos con admiración y respeto hacia el pueblo ruso que supo llevar a cabo la primera revolución socialista de la historia y derrotar al fascismo décadas más tarde bajo la dirección de Stalin. Ese mismo pueblo ruso que 130 años antes derrotó también la ofensiva militar de Napoleón Bonaparte. Tengo como fundamento la experiencia de cerca de 50 años de brega a favor de las ideas socialistas en la hermosa trinchera de la Revolución cubana, fidelista y martiana, es decir, la primera revolución de orientación marxista que ha triunfado en lo que se ha llamado occidente. Precisamente, en el primer punto de la crítica a Feuerbach, Marx y Engels le reprochan que no tiene en cuenta el factor subjetivo. Dicen: El defecto fundamental de todo el materialismo anterior —incluido el de Feuerbach— es que sólo concibe las cosas, la realidad, la sensoriedad, bajo la forma de objeto o de contemplación , pero no como actividad sensorial humana, no como práctica , no de un modo subjetivo. Desde los años iniciales de la Revolución, Fidel y el Che nos hablaron de la importancia del factor subjetivo. La vida ha mostrado su valor en favor de la causa del progreso humano, también ha puesto en evidencia que el mismo influye, a la vez, en el estancamiento y retroceso históricos. Se puede hacer una larga relación que lo muestra en la práctica tanto en lo positivo como en lo negativo. Stalin es uno de los grandes ejemplos de esto último, quizás sea la más importante muestra en el siglo XX de cómo la subjetividad puede influir negativamente en la historia. Téngase en cuenta, como aquí expreso, que lo subjetivo se revela en la cultura. La lección esencial que se puede extraer de toda esta historia está en el entretejido humano, es decir, el factor subjetivo desempeñó una influencia decisiva en el trágico desenlace del llamado “socialismo real” que, por serlo de manera tan simplista, perdió toda realidad.

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  • STALIN, por Armando Hart

    Estas reflexiones constituyen un homenaje a todos los revolucionariossin excepcin que sufrieron el gran drama histrico de ver frustradaslas ideas socialistas de octubre de 1917. Lo hacemos con admiraciny respeto hacia el pueblo ruso que supo llevar a cabo la primerarevolucin socialista de la historia y derrotar al fascismo dcadas mstarde bajo la direccin de Stalin. Ese mismo pueblo ruso que 130 aosantes derrot tambin la ofensiva militar de Napolen Bonaparte.

    Tengo como fundamento la experiencia de cerca de 50 aos debrega a favor de las ideas socialistas en la hermosa trinchera de laRevolucin cubana, fidelista y martiana, es decir, la primera revolucinde orientacin marxista que ha triunfado en lo que se ha llamadooccidente.

    Precisamente, en el primer punto de la crtica a Feuerbach, Marxy Engels le reprochan que no tiene en cuenta el factor subjetivo.Dicen:

    El defecto fundamental de todo el materialismo anteriorincluido el de Feuerbach es que slo concibe las cosas, larealidad, la sensoriedad, bajo la forma de objeto o decontemplacin, pero no como actividad sensorial humana, nocomo prctica, no de un modo subjetivo.

    Desde los aos iniciales de la Revolucin, Fidel y el Che noshablaron de la importancia del factor subjetivo. La vida ha mostradosu valor en favor de la causa del progreso humano, tambin ha puestoen evidencia que el mismo influye, a la vez, en el estancamiento yretroceso histricos. Se puede hacer una larga relacin que lomuestra en la prctica tanto en lo positivo como en lo negativo. Stalines uno de los grandes ejemplos de esto ltimo, quizs sea la msimportante muestra en el siglo XX de cmo la subjetividad puedeinfluir negativamente en la historia. Tngase en cuenta, como aquexpreso, que lo subjetivo se revela en la cultura.

    La leccin esencial que se puede extraer de toda esta historiaest en el entretejido humano, es decir, el factor subjetivo desempeuna influencia decisiva en el trgico desenlace del llamado socialismoreal que, por serlo de manera tan simplista, perdi toda realidad.

  • Un aspecto clave que nos revela la experiencia del siglo XXconsiste en que no se aprendieron en la URSS las enseanzas deEngels, quien con su inmenso talento y modestia expres crticamenteque tanto l como Marx, al destacar el contenido econmico comodeterminante, haban olvidado la forma y, por tanto, el proceso degnesis de las ideas. Textualmente expres:

    Falta, adems, un solo punto, en el que, por lo general, ni Marxni yo hemos hecho bastante hincapi en nuestros escritos, por loque la culpa nos corresponde a todos por igual. En lo quenosotros ms insistamos y no podamos por menos dehacerlo as era en derivar de los hechos econmicos bsicoslas ideas polticas, jurdicas, etc., y los actos condicionados porellas. Y al proceder de esta manera, el contenido nos hacaolvidar la forma, es decir, el proceso de gnesis de estas ideas,etc. Con ello proporcionamos a nuestros adversarios un buenpretexto para sus errores y tergiversaciones.1

    En la prctica poltica que represent Stalin se pasaron por altoesenciales aspectos formales de carcter tico, jurdico y poltico loque result particularmente grave porque a travs de ellos semanifiesta la vida real de millones y millones de personas que inciden,desde luego, en el curso de la historia. Al subestimarlos no se le dio ladebida atencin o quedaron relegadas dos categoras fundamentalessituadas en el corazn de la cultura y de las luchas revolucionarias: latica y la jurdica.

    En la antigua Petrogrado y, en general, en Rusia, secombinaron, en 1917, el pensamiento poltico y social ms avanzadode la intelectualidad europea y las condiciones de explotacin ymiseria del campesinado y la clase obrera rusos, donde se unan lanecesidad de luchar contra la dominacin extranjera, es decir, elimperialismo, y a la vez contra lo que representaban el feudalismo y elzarismo. En la antigua Rusia no se haba producido hasta febrero de1917, una revolucin burguesa triunfante, que en Europa habacomenzado ms de dos siglos antes. El feudalismo, la dominacinimperialista y el rgimen monrquico de los zares fue el escenario quenutri la formacin poltica de Stalin, desde luego, influido tambin por1 C. Marx, F. Engels, Obras Escogidas, t. 3, p, 523, Editorial Progreso Mosc.

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  • el leninismo, lo recepcion con las limitaciones culturales antesaludidas. Stalin era un revolucionario, pero no pudo alcanzar ladimensin de un dirigente socialista cabal.

    A diferencia de Lenin y de otros bolcheviques, Stalin nunca vivini viaj por otros pases del viejo continente ni se nutri de la sabidurarevolucionaria de otras regiones del mundo. Desde luego, recibi lainfluencia de Lenin, no debemos negarlo porque es parte componentedel drama, pero lo hizo sobre el fundamento de la vieja cultura rusa ala cual, an oponindosele, nunca pudo extraer consecuenciassocialistas vlidas para el mundo de su poca.

    Objetivamente, Europa por s sola tampoco pudo llevar a cabola revolucin socialista, las razones seran objeto de un anlisis querebasa los objetivos del presente texto. Pero para entender la culturade Marx y Engels en su profundidad, sobre todo para aplicarlacreadoramente, haba que asumir la tradicin intelectual del viejocontinente porque los forjadores del socialismo fueron sus msconsecuentes exponentes en el siglo XIX. Ellos resultaron loslegtimos sucesores de las ideas revolucionarias de los siglosanteriores expresadas en la ilustracin y los enciclopedistas. De estehecho cultural, Stalin no extrajo las debidas consecuencias, por lo quese limit su alcance universal.

    Fidel Castro, al comparecer en la televisin en ocasin de lavisita a Cuba de Juan Pablo II, en enero de 1998, aludiendo a loserrores de la poltica aplicada en tiempos de Stalin subray que:

    Como polaco al Papa le toca vivir el cruce de las tropassoviticas y la creacin de un Estado socialista bajo losprincipios del marxismo leninismo, aplicados de una maneradogmtica, sin tomar para nada en cuenta las condicionesconcretas de aquel pas, y sin ese sentido poltico y dialcticoextraordinario que tena Lenin, capaz de una paz de Brest-Litovsk, capaz de una N. E. P. y capaz de cruzar antes en untren sellado por el territorio de un pas que estaba en guerracontra Rusia, hechos demostrativos de una inteligencia, unacapacidad, un valor y un verdadero genio poltico, que no dejde ser jams marxista.2

    2 Castro, Fidel. Comparecencia ante la televisin cubana, 16 de enero de 1998, peridico Granma,20 de enero de 1998.

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  • Lenin fue educado en los trajines revolucionarios de la Europade su poca y al estudiar la vida del fundador del estado sovitico sever que enriqueci su saber con la inmensa cultura y la activaparticipacin en los escenarios de diversos pases europeos, entreellos, los que precisamente dieron nacimiento al pensamiento de Marxy Engels. Sucedi de igual forma con otros ejemplos paradigmticoscomo Ho Chi Minh. El ilustre vietnamita fue fundador del PartidoComunista Francs, vivi y trabaj en Estados Unidos, viaj a muchaspartes del mundo y recibi en su patria natal la influencia de la culturafrancesa que haba llegado imponiendo el colonialismo y la supoasumir desde su autoctona asitica tercermundista y universal.

    Las concepciones leninistas de la revolucin rusa planteaban lastesis de que ese pas era el eslabn ms dbil de la cadenaimperialista europea. Se aspiraba a que el proceso iniciado en octubrede 1917 en Petrogrado acabara repercutiendo en un estallidorevolucionario en el occidente de Europa, comenzando por Alemania.No ocurri as, surgi la idea de la construccin del socialismo en unsolo pas. Por otro lado, Rusia como pas euroasitico formaba partedel inmenso mundo asitico. Esta consigna pudo tener un valorcoyuntural para un momento posterior de la revolucin de octubre,pero lo que nadie podr admitir es que fuera una estrategiarevolucionaria correcta para todo un siglo.

    La genialidad de Lenin para abordar estos temas fueextraordinaria, pero Stalin no extrajo de sus textos las conclusionesacerca de la posibilidad y necesidad de articular los intereses delsocialismo con la situacin que se estaba generando desde entoncesen los pases asiticos y en general en lo que posteriormente hemosllamado Tercer Mundo.

    Vayamos a la caracterizacin de Stalin hecha por Lenin, y seobservar que fue un verdadero profeta. Dijo en 1922.

    Yo creo que lo fundamental en el problema de la estabilidad,desde este punto de vista, son tales membros del C. C. comoStalin y Trotski. Las relaciones entre ellos, a mi modo de ver,encierran una buena mitad del peligro de esa escisin que sepodra evitar, y a cuyo objeto debe servir entre otras cosas,segn mi criterio, la ampliacin del C. C. hasta 50 o hasta 100miembros.

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  • El camarada Stalin, llegado a ser Secretario General, haconcentrado en sus manos un poder inmenso, y no estoy seguroque siempre sepa utilizarlo con la suficiente prudencia. Por otraparte, el camarada Trotski segn demuestra su lucha contra elC. C. con motivo del problema del Comisariado del Pueblo deVas de Comunicacin, no se distingue nicamente por su grancapacidad. Personalmente, quiz sea el hombre ms capaz delC.C., pero est demasiado ensoberbecido y demasiado atradopor el aspecto puramente administrativo de los asuntos.

    Estas dos cualidades de dos destacados jefes del C.C. actualpueden llevar sin quererlo a la escisin, y si nuestro Partido notoma medidas para impedirlo, la escisin puede venir sin quenadie lo espere.3

    La poltica seguida por Stalin durante la gestacin de la II GuerraMundial y su pacto con Hitler es uno de los procesos ms turbios desu larga carrera. El nazismo era rechazado por los pueblos y enparticular por las fuerzas progresistas y socialistas, coloc a estasltimas en una posicin bien difcil, incluso en Alemania.

    El propio Fidel seala, en la ya mencionada comparecencia, que...al conversar con visitantes soviticos, yo les haca trespreguntas: Por qu el Pacto Molotov-Ribbentrop?, eso ocurrien 1939, y yo tendra 13 aos (...) Por qu haban invadidoPolonia para ganar unos cuantos kilmetros de terreno?, terrenoque se perdi despus de una manera desastrosa en cuestinde das (...) Por qu la guerra con Finlandia?, tercera cosa queles preguntaba. (...) Bien, aquello le cost muy caro almovimiento comunista internacional, a los comunistas de todaspartes del mundo, tan disciplinados y tan fieles a la UninSovitica y a la Internacional Comunista, que cuando deca:

    Hay que hacer esto, era eso. Entonces, todos los partidoscomunistas del mundo explicando y justificando el Pacto MolotovRibbentrop, se aislaban de las masas. 4

    3 V. I. Lenin, Carta al Congreso, Mosc. Ediciones en Lenguas Extranjeras, /S.A./4 Castro, Fidel. Comparecencia citada.

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  • La historia revel despus, como agravante, que oper de estaforma no obstante los informes de la inteligencia de su pas en cuantoa que Hitler preparaba la ofensiva contra la Unin Sovitica. Sinembargo, ha de reconocerse que luego de la agresin nazi, Stalindirigi exitosamente la contraofensiva. El pueblo sovitico luchheroicamente, el Ejrcito Rojo lleg hasta Berln en un esfuerzosobrehumano en el cual murieron millones de personas. La guerraconcluy con la victoria sobre el fascismo, pero, a su vez, sesuscribieron los acuerdos de Yalta y Potsdam y se crearon as lascondiciones para la divisin del mundo en dos grandes esferas deinfluencia. Ello no result positivo para el socialismo.

    En los aos subsiguientes en que se desencadena la guerra fra,ni Stalin ni sus sucesores pudieron comprender las formas yposibilidades que le hubiera brindado la alianza entre las sociedadesdel Tercer Mundo y el socialismo porque para ello se necesitaba unaconcepcin universal de fundamentos culturales de los que elloscarecan.

    En 1959, triunfa la revolucin cubana cimentada en la tradicinhistrica nacional y con una proyeccin de alcance latinoamericano,caribeo y universal. Las tesis tercermundistas de Fidel y el Chesignificaron, a partir de entonces, un intento de cambiar el mundobipolar desde el socialismo.

    El asalto al cielo representaba para los revolucionariosverdaderos del siglo XX superar definitivamente la bipolaridadestablecida desde posiciones de izquierda y no de derecha, comoocurri ms tarde en los aos 80. El examen de algunos de los msimportantes acontecimientos de la dcada del 60, muestra que conindependencia de sus diversos matices polticos, vienencaracterizados por la necesidad de superar el mundo bipolar.

    Veamos algunos de ellos: el triunfo de la Revolucin Cubana en1959; la Crisis de Octubre de 1962; la trgica escisin del movimientocomunista internacional que desencaden la ruptura entre China y laURSS; el surgimiento y desarrollo de la guerra de liberacin deVietnam, la guerra de liberacin de Angola; el desplome de! sistemacolonial en Asia y frica; el nacimiento y auge del Movimiento dePases no Alineados; el crecimiento de los movimientos de liberacinen Amrica Latina; el Movimiento Revolucionario Sandinista; los

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  • movimientos militares progresistas de Amrica Latina, en especialPer y Panam; el Mayo francs; la crisis checoslovaca y previamentelas situaciones creadas en Hungra y Polonia.

    Los herederos de la obra de Stalin no podan responder a estedesafo porque estaban encerrados en la poltica derivada de losacuerdos de Yalta y Potsdam y en la idea de la construccin delsocialismo en un solo pas que tras la Segunda Guerra Mundial sehaba extendido a varias naciones. No podan los sucesores de Stalinenfrentar el dilema porque en 1956, tras su muerte, cuando sedenunci al estalinismo por sus crmenes, no se hizo un anlisisprofundo, radical y consecuente de la naturaleza y carcter de surgimen. Se podra decir que entonces no era posible hacerlo y menosan por quienes haban nacido de aquella poltica, pues bien, eso fuelo que pas. Hoy, 80 aos despus, no solo es posible, sinoindispensable, porque mientras esto no se haga, las ideas de Marx yEngels no podrn emerger triunfantes del caos en que las introdujeronen el siglo XX.

    Se acus ms tarde a quienes deseaban cambiar el mundobipolar desde el socialismo, como lo hicieron Fidel y el Che enAmrica Latina, de violar las leyes econmicas, y en realidad los queno las tuvieron en cuenta fueron los que ignoraron que el desarrollo delas fuerzas productivas y el progreso cientfico llevaba a rebasar labipolaridad. El curso posterior de los acontecimientos vino a subrayardramticamente que, por el contrario, quienes desconocieron las leyeseconmicas o trataron de acomodarlas a su posicin conservadorafueron, precisamente, los que con las banderas del socialismorechazaban las tesis revolucionarias cubanas.

    Hay tres conclusiones importantes sobre las cuales reflexionardesde este siglo recin comenzado: La primera, que este cambio erauna necesidad de la creciente internacionalizacin de las fuerzasproductivas y, por consiguiente, de la evolucin econmica y polticadel mundo. La segunda, que como no se hizo desde la izquierdaocurri desde la derecha; y la tercera, que dicho cambio desde laizquierda solamente podra hacerse promoviendo la lucha deliberacin nacional en Asia, frica y Amrica Latina y tratando devincularla con las ideas del socialismo. Ese era el reto que elsocialismo tena ante s.

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  • Isaac Deutscher su biografa sobre Stalin, que ya es un clsico,seala que el dirigente sovitico sustituy la idea de Marx acerca deque la violencia era la partera de la historia, por la que era la madre dela historia. El refinamiento intelectual para entender la sutileza de ladefinicin de Marx estaba, en mi opinin, ms all de las posibilidadesculturales de Stalin.

    Precisamente, el error fundamental de la poltica revolucionaria enel siglo XX, en ltima instancia condicionada por Stalin, estuvo en quemarch divorciada, separada de la cultura, incluso en el caso de laURSS, como se sabe, lleg a los extremos ms dramticos. En Cubacomo sealbamos tuvimos la inmensa suerte de contar con lasabidura del ms grande poltico revolucionario y el ms grandeintelectual del siglo XIX, que fue Jos Mart. La enseanza singular dela revolucin cubana en estos dos siglos y en la actualidad consiste,precisamente, en haber planteado y enriquecido esta relacin. En ellaest la singularidad de Mart y de Fidel Castro.

    La radicalidad del pensamiento revolucionario de Mart ibaacompaado de un intenso y consecuente humanismo en eltratamiento a los hombres y los pueblos de las metrpolis opresoras:Estados Unidos y Espaa. Sobre este fundamento hizo unacontribucin singular al convocar a la guerra necesaria, humanitaria ybreve contra el dominio espaol y, a la vez, no generar odio contra losque se oponan a este altsimo propsito. Esta es una contribucinque debiera estudiarse en el mundo por aquellos que lanzancalumnias contra quienes aspiran a transformaciones radicales ytambin para los que se proponen alcanzarlas con procedimientosextremistas. La nica manera de hacerlos triunfar est en promover lacooperacin entre los humanos y garantizar su plena libertad ydignidad. Esta es la forma de ser consecuentemente radical.

    En Cuba se entendi la idea marxista sobre la violencia en laforma en que la concibi y llev a cabo Jos Mart y la mejor tradicinrevolucionaria de nuestro pas. Ella nos ense que junto con lafirmeza de principios y la lucha por obtener objetivos sociales ypolticos, debamos incorporar a los espaoles y a losnorteamericanos, a nuestros objetivos o, al menos, a la comprensinde nuestro propsito. En Cuba se super radicalmente la idea deldivide y vencers y se estableci el principio de unir para vencer. Esa

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  • es una poltica mucho ms radical y consecuente que la de losextremistas.

    Sobre el socialismo, tenemos juicios de Mart muy reveladoresque muestran dnde estuvieron las debilidades de la poltica llevada acabo por Stalin.

    Fermn Valds Domnguez, su amigo ntimo desde la infancia, leescribi desde Cuba acerca de las labores que realizaba a favor delsocialismo. El Apstol le respondi a su hermano del alma de estaforma:

    (...) Una cosa te tengo que celebrar mucho, y es el cario conque tratas; y tu respeto de hombre, a los cubanos que por ahbuscan sinceramente, con este nombre o aqul, un poco ms deorden cordial, y de equilibrio indispensable, en la administracinde las cosas de este mundo: Por lo noble se ha de juzgar unaaspiracin: y no por esta o aquella verruga que le ponga lapasin humana. Dos peligros tiene la idea socialista, comotantas otras el de las lecturas extranjerizas, confusas eincompletas y el de la soberbia y rabia disimulada de los ambiciosos, quepara ir levantndose en el mundo empiezan por fingirse, paratener hombros en que alzarse, frenticos defensores de losdesamparados. Unos van, de pedigeos de la reina, (...) Otrospasan de energmenos a chambelanes, como aquellos de quecuenta Chateaubriand en sus Memorias. Pero en nuestropueblo no es tanto el riesgo, como en sociedades msiracundas, y de menos claridad natural: explicar ser nuestrotrabajo, y liso y hondo, como t lo sabrs hacer: el caso es nocomprometer la excelsa justicia por los modos equivocados oexcesivos de pedirla. Y siempre con la justicia, t y yo, porquelos errores de su forma no autorizan a las almas de buena cunaa desertar de su defensa (...)5

    Desde 1884, Jos Mart, escribi, en ocasin de la muerte deCarlos Marx, una crnica que puede ayudarnos a esclarecer lo quesucedi con el socialismo en el siglo XX. Dijo el Apstol lo siguiente:

    5 Mart, Jos, O. C., t. 3, p. 168

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  • Ved esta gran sala. Karl Marx ha muerto. Como se puso del ladode los dbiles, merece honor. Pero no hace bien el que seala eldao, y arde en ansias generosas de ponerle remedio, sino elque ensea remedio blando al dao. (...)6

    Ms adelante seala:

    Karl Marx estudi los modos de asentar al mundo sobre nuevasbases, y despert a los dormidos, y les ense el modo de echara tierra los puntales rotos. Pero anduvo de prisa, y un tanto en lasombra, sin ver que no nacen viables, ni de seno de pueblo en lahistoria, ni de seno de mujer en el hogar, los hijos que no hantenido gestacin natural y laboriosa. Aqu estn buenos amigosde Karl Marx, que no fue slo movedor titnico de las cleras delos trabajadores europeos, sino veedor profundo en la razn delas miserias humanas, y en los destinos de los hombres, yhombre comido del ansia de hacer bien. El vea en todo lo queen s propio llevaba: rebelda, camino a lo alto, lucha.7

    Se apreciarn la estimacin y profundidad que para Mart tenael pensamiento de Marx. Sobre la crtica que formula en cuanto alextremismo, es necesario tener en cuenta que entonces en NuevaYork las ideas anarquistas estaban muy confundidas con lasmarxistas. Engels, desde Europa, sealaba que en Norteamrica nose estaban aplicando las ideas de Marx. Es aceptado que ambosalertaron siempre contra los extremismos y las formulaciones de losanarquistas. Sobre la idea de que se estaban lanzando unos hombrescontra otros, hay que tomar en cuenta que en esa fecha Martpreparaba una guerra que aunque aspiraba fuera necesaria,humanitaria y breve implicara obligadamente el enfrentamientoarmado.

    En unas lneas posteriores a la descripcin hermosa, humana yprofunda que Jos Mart hizo de Carlos Marx se seala:

    Aqu est un Lecovitch, hombre de diarios: vedlo cmo habla:llegan a l reflejos de aquel tierno y radioso Bakunin: comienza ahablar en ingls; se vuelve a otros en alemn: da! da!

    6 Mart, Jos, O. C. t. 9, p. 3887 Ibdem

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  • responden entusiasmados desde sus asientos sus compatriotascuando les habla en ruso.

    Son los rusos el ltigo de la reforma: mas no, no son an estoshombres impacientes y generosos, manchados de ira, los quehan de poner cimiento al mundo nuevo: ellos son la espuela, yvienen a punto, como la voz de la conciencia, que pudieradormirse: pero el acero del acicate no sirve bien para martillofundador.8

    Todo esto fue lo que le falt a Stalin. No comprendi que elacero del acicate no resulta suficiente para edificar una nuevasociedad.

    Deutscher en su clebre biografa sobre Stalin apunta:

    Aqu suspendemos la historia de la vida y la obra de Stalin. Noabrigamos ilusin alguna de que podamos extraer de ellaconclusiones finales o formar, sobre su base, un juicio digno deconfianza sobre el hombre, sus logros y sus fracasos. Despusde tanto clmax y anticlmax, el drama de Stalin apenas ahoraparece aproximarse a su culminacin; y no sabemos en qunueva perspectiva podra colocar su ltimo acto a los anteriores.Lo que parece definitivamente establecido es que Stalinpertenece a la estirpe de los grandes dspotas revolucionarios,la misma a que pertenecieron Cromwell, Robespierre yNapolon.9

    Podemos estar de acuerdo con la comparacin de Cromwell,Robespierre y Napolen aunque apuntando la siguiente reflexin:

    Robespierre muri de manera trgica defendiendo un ideal queresult imposible en su poca, las ms puras ideas de los forjadoresdel pensamiento revolucionario francs del siglo XVIII. El ascenso dela burguesa se lo impidi. Napolen sent las bases jurdicas ypolticas de la burguesa francesa y paradjicamente le abri camino ala alianza burgus-feudal que conform la poltica capitalista en el

    8 Ibdem

    9 Deutscher, Isaac. Stalin biografa poltica, Polmica, Instituto del Libro, La Habana, 1968.

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  • siglo XIX. Cromwell tambin logr forjar un camino positivo para laburguesa inglesa y dej abiertas las posibilidades para un ascensoulterior.

    Stalin no alcanz estos objetivos con relacin al socialismo. Nipudo alentar la revolucin socialista en Europa y en el mundo nitampoco consolidarla en la URSS. En Rusia se volvi al capitalismosiete dcadas despus de la Revolucin de Octubre en condicionesnuevas y radicalmente diferentes, y ese retroceso est marcado, entreotros factores, por los graves errores de Stalin a quien falt la estaturay la visin histrica necesarias.

    Podemos llegar a la conclusin de que la hora de Stalin estdefinitivamente concluida y que las perspectivas de una nueva pocaestn a nuestra vista. Si Stalin pertenece a la categora de losdspotas revolucionarios, habr que extraer la leccin de que conellos no es posible abrirle camino de forma perdurable a una sociedadsocialista que necesita del amor y de la cultura para edificarse.

    Es evidente que si los dspotas revolucionarios pudieron abrirlepaso al capitalismo, la construccin del socialismo no puede hacersebajo la direccin de un dspota. Se le acus de culto a lapersonalidad, pienso que lo que falt fue una gran personalidadsocialista, falt lo que s tiene la revolucin cubana, la revolucin deMart, retomada por Fidel, que se afinca en lo mejor de la tradicinpatritica de nuestro pueblo con un sentido verdaderamente universal.

    Como una conclusin final derivada de lo expuesto, y enespecial de lo que decamos al principio, la experiencia nos ensea laimportancia de las llamadas categoras de la superestructura. Ah estuna de las claves indispensables para descubrir lo que pas yencontrar caminos para el socialismo en el siglo XXI.

    La economa opera a travs de ellas, entre una y otra hay unarelacin dialctica. Si la evolucin natural y social viene marcada porla relacin inseparable entre forma y contenido como dijo Engelsse comprender que el rigor, seriedad y pasin con que se traten lasformas estn en el centro de nuestros deberes revolucionarios. Lamoral est ntimamente relacionada con la cuestin social y con lossistemas de derecho. Estas categoras: moral, cuestin social ysistema de derecho constituyen el ncleo central a partir del cual se

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  • pueden realizar las investigaciones filosficas y establecer la prcticapoltica y jurdica vlida para encontrar caminos nuevos delsocialismo. En fin, el tema de la cultura y en especial del papel de losfactores subjetivos adquiere una significacin prctica porque seproyecta en las necesidades de principios ticos, jurdicos y en lasformas de hacer poltica.

    Para el xito de cualquier empeo transformador resultaimprescindible articular la prctica poltica y la cultura. La victoria ycontinuidad de la revolucin cubana confirman la validez de esterazonamiento. Se impone en nuestros das una reflexin profunda entorno a esta cuestin.

    La ruptura de los vnculos entre cultura y poltica estuvo, sinduda en la raz de los graves reveses sufridos. En Amrica Latina, latradicin de nuestras patrias sustent la aspiracin a una cultura deemancipacin y de integracin multinacional a la que se refiri ellibertador Simn Bolvar y Jos Mart llam repblica moral deAmrica. La tendencia fundamental de esa cultura era antimperialistay sus races principales estn en la poblacin trabajadora y explotada.Lo mas inmediatamente importante para la poltica revolucionaria eray es alentar esa tendencia. Y esto se puede y debe hacer procurandola incorporacin de la intelectualidad al empeo emancipador que sehalla presente en lo ms revolucionario de nuestra evolucinespiritual.

    Obviamente, esto hay que realizarlo con cultura e informacinacerca de la gnesis e historia de las ideas latinoamericanas. Paraello se requiere sabidura y clara comprensin del papel de losfactores subjetivos en la historia de las civilizaciones, que fueprecisamente lo que se ignor en la prctica poltica socialista. Comose trasluce de la prctica histrica tras la muerte de Lenin y a partir deStalin se impuso un materialismo vulgar, tosco, que paraliz elenriquecimiento y actualizacin de las ideas de Marx y Engels. Ellorequera, como s hizo Maritegui, desde su visin indoamericana, unestudio del papel de la cultura desde el punto de vista materialistahistrico, pero quien se introdujera en esto era combatido porrevisionista. As se paralizaron las posibilidades de arribar a unaescala ms profunda de las ideas de los clsicos.

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  • El abordaje de una concepcin como la que estamos planteandotraa dificultades propias al intentar incursionar sobre complejosproblemas ideolgicos, pero que resultan infinitamente menores a losque conlleva ignorar la necesidad de alcanzar la relacin de confianzaentre la poltica revolucionaria y la inmensa y creciente masa detrabajadores intelectuales.

    En conclusin, si no se establecen relaciones fluidas entre lasrevoluciones y el movimiento cultural nunca triunfarn los procesos decambios. Se trata no slo de una cuestin cultural, sino de algoesencial para la prctica poltica. Para saber hacer polticarevolucionaria hay que asumir la importancia movilizativa del arte y lacultura, y comprender que en ella se hallan los fundamentos denuestras ideas redentoras.

    Deutscher lo haba dicho en su libro en una forma muy elocuentey creo que es la principal conclusin a que en el orden tericopodemos llegar con relacin a Stalin: En este desdn por los factoresinmateriales en los grandes procesos polticos resida la debilidadprincipal de su vigoroso pero limitado realismo.10 Enseanzaejemplar para los que se proclaman realistas.

    Sin tener en cuenta lo que llaman factores inmateriales, es decir,los de carcter subjetivo no podremos hallar las rutas nuevas porquelos mismos influyen objetiva y materialmente en la historia. Relacioneel lector estas palabras con lo que deca Engels autocrticamente yque mencionamos al principio. No olvidemos nunca que el hombrey su sociedad forman parte tambin de la realidad material del mundo para decirlo en el lenguaje que tanto se emple por los socialistas es decir, de la naturaleza, para expresarlo en forma martiana,recurdese aquel verso de Mart: Todo es hermoso y constante,/Todoes msica y razn,/Y todo, como el diamante,/Antes que luz escarbn.11

    En el 2005, cualquier poltico revolucionario ha de examinar lahistoria del siglo XX a partir de la inmensa cultura acumulada sinsectarismo alguno y buscando la esencia de las ideas revolucionariasen lo mejor de la historia milenaria del hombre. 10 Deutscher, Isaac, obra ciada, p. 42011 Mart, J. O. C. Versos sencillos, t. 16, p. 65.

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  • Alguien, en tiempos de la perestroika, afirm que Marx quedaracomo una cuestin cultural. Yo pens: y le parece poco? Paraencontrar nuevos caminos hay que hallar el de la cultura, no hay otraalternativa poltica prctica, y quien no crea en eso, no podr contribuira hacer revoluciones en el siglo XXI.

    Quiero subrayar que dedico estas palabras a todos loscomunistas y revolucionarios que lucharon a favor del socialismo, semantuvieron fieles y presenciaron con dolor el desenlace trgico delsocialismo, en especial a los de los pueblos de nuestra Amrica.Quienes sientan en el corazn la causa de la justicia humana de unaforma radical y universal y tienen mirada en profundidad, han dereconocer como subray Mart que Marx merece honor porque sepuso del lado de los dbiles, y han de tomar cada vez ms concienciade que l y su leal compaero Federico Engels constituyen laexpresin ms elevada del pensamiento social y filosfico de Europaen el siglo XIX. Los fanticos negadores del marxismo no sonpostmodernos, sino premodernos, y no han podido analizar las racesprofundas de lo que pas con Stalin.

    La sabidura romana, en el marco de una sociedad esclavista,desde luego, sealaba que lo dejado como herencia por alguien almorir poda ser aceptado a beneficio de inventario, es decir despusde determinar que no sera afectado por el pago de las deudas deldifunto. En el siglo XXI, los hombres perfeccionarn la prcticasocialista, y sobre los errores cometidos tendrn que emplear lasherramientas necesarias para transformar el mundo, y no podrnhacerlo echando en saco roto la herencia socialista. Por eso, herecomendado a los jvenes asumir conscientemente la prcticasocialista del siglo XX a beneficio de inventario. No renunciamos a laherencia de Marx, Engels y Lenin y al ideal socialista de los siglos XIXy XX, pero asummosla a partir de una profunda evaluacin de loocurrido. Solo con el pensamiento de Marx, Engels y Lenin podremosrealizar esta tarea. Pero no solo de ellos.

    En la dcada de 1920, Julio Antonio Mella y los fundadores delprimer Partido Comunista de Cuba, rescataron del olvido omenosprecio en que haba cado el programa de Mart durante losprimeros aos de la repblica neocolonial. Hoy, en el 2005, con elpensamiento del Apstol cubano y su programa ultrademocrtico

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  • podemos los cubanos fortalecer las fibras socialistas en nuestro pas ycontribuir a rescatarlas del descrdito y el aislamiento a que lascondujo la prctica poltica que se gener a partir de Stalin.

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