Strawson

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Strawson en su ensayo libertad y resentimiento nos muestra las dos posturas teóricas en torno al determinismo: 1. Tesis pesimista: Niega que la tesis del determinismo sea verdadera; si lo fuese, conceptos de carácter moral, como obligación, culpa, responsabilidad, castigo, aprobación, etc. carecerían de razón de ser y por tanto, no tendrían aplicación. 2. Tesis optimista: Plantea que la justificación de estos conceptos es totalmente compatible con la verdad de la teoría, podría haber incluso una relación de necesidad. 3. Una tercera, la del escéptico moral durante el resto del artículo la descarta del análisis. Para desarrollar las ideas vertidas en ambas posturas se reconduce de la teoría a la práctica, a nuestras prácticas morales (humanas). En la práctica nos da cuenta que es incompatible la manera en que actuamos en la vida cotidiana frente a un sujeto que consideramos libre (capaz de obligarse, en término kantianos, autónomo), con una tesis determinista de la conducta humana, pues con tales sujetos podemos tener reacciones como resentimiento, ira, odio, compasión, en lo que viene a llamar actitudes reactivas interpersonales (intersubjetivas). Estas actitudes reactivas interpersonales son las que en definitiva nos revelan que una tesis determinista de la conducta humana, no da cuenta de lo que en realidad ocurre en nuestras prácticas morales: la capacidad de imputar a un sujeto los efectos de sus actos por libertad. Si estuviera determinado su actuar, no se entiende que adoptemos respecto de él, reacciones tales como odio, resentimiento. Desarrollo del concepto actitudes reactivas : El punto central, y la razón de la importancia de tales prácticas y actitudes, radica en la gran consideración que le damos a cómo actúan los demás respecto a nosotros, y cómo esto define nuestras reacciones y sentimientos. Por ejemplo, valoramos las actitudes de buena voluntad hacia nosotros, y reaccionamos con un sentimiento de gratitud, mientras que despreciamos las actitudes de malevolencia, generándonos resentimiento. Las reacciones o

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Strawson en su ensayo libertad y resentimiento nos muestra las dos posturas teóricas en torno al determinismo:

1. Tesis pesimista: Niega que la tesis del determinismo sea verdadera; si lo fuese, conceptos de carácter moral, como obligación, culpa, responsabilidad, castigo, aprobación, etc. carecerían de razón de ser y por tanto, no tendrían aplicación.

2. Tesis optimista: Plantea que la justificación de estos conceptos es totalmente compatible con la verdad de la teoría, podría haber incluso una relación de necesidad.

3. Una tercera, la del escéptico moral durante el resto del artículo la descarta del análisis.

Para desarrollar las ideas vertidas en ambas posturas se reconduce de la teoría a la práctica, a nuestras prácticas morales (humanas). En la práctica nos da cuenta que es incompatible la manera en que actuamos en la vida cotidiana frente a un sujeto que consideramos libre (capaz de obligarse, en término kantianos, autónomo), con una tesis determinista de la conducta humana, pues con tales sujetos podemos tener reacciones como resentimiento, ira, odio, compasión, en lo que viene a llamar actitudes reactivas interpersonales (intersubjetivas). Estas actitudes reactivas interpersonales son las que en definitiva nos revelan que una tesis determinista de la conducta humana, no da cuenta de lo que en realidad ocurre en nuestras prácticas morales: la capacidad de imputar a un sujeto los efectos de sus actos por libertad. Si estuviera determinado su actuar, no se entiende que adoptemos respecto de él, reacciones tales como odio, resentimiento.

Desarrollo del concepto actitudes reactivas:

El punto central, y la razón de la importancia de tales prácticas y actitudes, radica en la gran consideración que le damos a cómo actúan los demás respecto a nosotros, y cómo esto define nuestras reacciones y sentimientos. Por ejemplo, valoramos las actitudes de buena voluntad hacia nosotros, y reaccionamos con un sentimiento de gratitud, mientras que despreciamos las actitudes de malevolencia, generándonos resentimiento. Las reacciones o actitudes reactivas que adoptamos y su grado de intensidad dependen de las creencias que tenemos acerca de las actitudes que toman los demás con nosotros (así, en el evento de que alguien me pise la mano, si creo que lo hizo deliberadamente reaccionaré con un grado mayor de resentimiento que si creo que lo hizo de forma accidental).

Además de la gratitud y el resentimiento, el perdón constituye otra actitud reactiva. Pedir perdón implica tanto reconocer que la acción propia es digna de resentimiento como repudiar dicha acción para el futuro. Perdonar consiste en aceptar el repudio y renunciar al resentimiento.

Existe una gran gama de relaciones interpersonales, las cuales varían atendiendo a los involucrados y al grado de intimidad en la relación.

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Dependiendo de ello demandamos distintas actitudes y adoptamos variadas actitudes reactivas.

Tomemos los siguientes ejemplos: enunciados (de menor importancia) como “Se encontraba bajo una gran presión” o “No era él mismo”, y otros como “Sólo es un niño” o “Es un esquizofrénico”. Ambos tipos de ejemplos se dan en relación al agente. Los primeros invitan a suspender el resentimiento dirigiendo nuestra atención al estado temporal de tensión del agente, mientras que los segundos y más importantes nos presentan a un agente psicológicamente anormal, trastornado o inmaduro (dementes, niños, etc). Con esta clase de agentes adoptamos actitudes reactivas objetivas, que constan en tratar a la persona anormal como un objeto de táctica social, y que por lo mismo no pueden consistir en sentimientos de compromiso, participación, resentimiento, gratitud, perdón, ira, etc. que usualmente se presentan en relaciones interpersonales comunes (entre personas normales, en que se adoptan actitudes reactivas participativas). El agente queda privado de ser sujeto de actitudes reactivas de participación normal y es tratado de una forma completamente objetiva. Las actitudes objetivas se dirigen normalmente a estas personas trastornadas o inmaduras, pero también pueden dirigirse, en algunas ocasiones, a sujetos normales.

En resumen, y respecto a las actitudes reactivas, podemos hacer una distinción entre actitud participativa, propia de relaciones interpersonales corrientes con seres humanos normales y maduros, y actitud objetiva, generalmente utilizada en relaciones con sujetos con ciertas anormalidades psicológicas. Surge la pregunta acerca de cuál sería el efecto sobre estas actitudes de la aceptación de la verdad del determinismo. ¿Perderían su razón de ser, como objetan los pesimistas, llevando al fin de las reacciones de gratitud, resentimiento y perdón, entre otras?

Se dijo anteriormente que las llamadas actitudes objetivas, aunque usualmente se usan en casos anormales, pueden dirigirse también a personas maduras y normales. Podría decirse que la aceptación de la verdad del determinismo nos llevaría a ver siempre a todo el mundo exclusivamente de esta forma -lo que sin duda podría conducir al debilitamiento de las actitudes reactivas-, lo que en teoría es posible, pero en la práctica inconcebible, debido al profundo compromiso humano de participación que se presenta y fortalece con las relaciones interpersonales ordinarias. Asumir actitudes objetivas en todas nuestras relaciones implicaría un aislamiento humano que es incompatible con nuestro carácter social.

Existe, además de las actitudes objetivas y participativas, otro tipo de actitudes, que son análogas comprensivas o vicarias de las actitudes reactivas anteriores.

Las actitudes vicarias o generalizadas consisten en las reacciones que adoptan personas que no son los ofendidos y beneficiados directos de la

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actitud a la que se dirige, y cuyo interés no resulta implicado. Por ejemplo, una ofensa genera resentimiento por parte del ofendido hacia el ofensor (salvo que éste sea anormal, en tal caso existe distanciamiento entre los participantes, causado por la falta de compromiso personal). Pero además de eso, pueden surgir reacciones de personas no involucradas, actitudes vicarias consistentes en indignación o desaprobación moral frente a la ofensa. Estas actitudes también se llaman generalizadas debido a que nacen de la existencia de una demanda o expectativa de carácter generalizado, es decir, no sólo en relación a uno mismo sino que a todas las personas.

También hay actitudes autorreactivas que se asocian a demandas que hacen los demás a uno mismo, o sea, son las actitudes que adoptan los propios agentes. Estas actitudes y las vicarias configuran lo que es la moral.Lo normal es que tengamos parcialmente desarrolladas estas 3 actitudes (reactivas personales, que pueden ser participativas u objetivas, vicarias y autorreactivas).

He aquí una tabla con ejemplos de reacciones que podemos tener a partir de la actitud de alguien (recordar que ese alguien tiene que ser una persona sin anormalidades psicológicas):

A. reactiva personal (participativa)

Actitud/análogo vicario

A. autorreactiva

Ofensa Resentimiento, ira

Desaprobación Culpa, indiferencia

Beneficio Gratitud, afecto Aprobación Satisfacción, orgullo

Las conclusiones de su incursión en las prácticas morales para verificar o refutar el determinismo son las siguientes:

--Refuta la teoría del determinismo por la vía de inmiscuirse en nuestras prácticas sociales-Actitudes reactivas participativas (no objetivas), que refieren a las expectativas que cernimos –como persona- sobre los demás sujetos (en contraposición a un objeto).

-Al llevar la teoría a la práctica, se constata que los postulados deterministas son incompatibles con el lenguaje y las prácticas que adoptamos en nuestras prácticas morales, que dependen de las expectativas que cernimos sobre sujetos partícipes de éstas (por eso excluimos de tales expectativas a los agentes/sujetos anormales).

- ES UNA REFUTACIÓN A LA CONCEPCIÓN CIENTIFICISTA Y SU PRETENSIÓN DETERMINISTA DE TODAS LO QUE HAY EN EL MUNDO.

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-Lo que presupone la praxis humana es libertad, pues de otro modo la imputación a alguien de conceptos como culpa, resentimiento, ira, odio, amor, condescendencia, serían incomprensibles bajo una teoría determinista

-“Lo que el DETERMINISMO invita a imaginar haría perder sentido a cómo vivimos el mundo en que vivimos”. Cita del profesor.