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ACTOS DE PIEDAD PARA REALIZAR EN LA FAMILIA, VIERNES SANTO (Opción 1)

En esta ocasión debido a la pandemia causada por el Covid 19, que tenemos en el mundo y en nuestro

país, invito a todas las familias católicas de nuestra Diócesis de Texcoco, que podamos unirnos desde

nuestros hogares y ofrecer estos actos de piedad popular: Vía crucis, siete palabras y Rosario del

Pésame a la Virgen María, con devoción y respeto para que Dios nos escuche y pueda compadecerse

de sus hijos e hijas y nos libre de todo peligro y de toda enfermedad. Para mejor organización y

coordinación distribuir estos actos de piedad a lo largo del día con la ayuda de los subsidios que se

presentan en este archivo.

Tradiciones unidas al viernes santo

Curiosamente, siendo el Viernes Santo un día muy solemne y sobrio en la Liturgia, los fieles cristianos

se han ocupado de hacerlo un día por excelencia devocional: Por la mañana se reza o se vive el Vía

crucis. Al medio día, en la iglesia los fieles se reúnen para el Sermón de las Siete Palabras. Después de

la celebración litúrgica de la Pasión del Señor, se encargan de "bajar" materialmente hablando el cristo

de la cruz y lo colocan en un féretro para su velación. Por la noche, escenifican el regreso de la

santísima Virgen María del sepulcro con la conocida Procesión del Silencio y, los oficios concluyen en

el templo con el Pésame a la Virgen.

Sugerencias indicativas para el rezo del Vía crucis en familia.

• Se sugiere realizar este Vía crucis por la mañana y al terminar las Siete Palabras.

• Elegir un coordinador o guía.

• Distribuir con los miembros de la familia, las estaciones.

• Después de cada estación realizar un canto, dirigido por alguien o bien utilizar un canto grabado

en el teléfono, tablet o Ipad.

• Pueden realizarlo caminando, sentados o de rodillas, como mejor convenga.

• Preparar una cruz o crucifijo ya sea para cargarlo o ponerlo en un altar.

• Dos veladoras que acompañen a la cruz o crucifijo.

• Escribir en una hoja tamaño carta u otro material el título de cada estación.

VÍA CRUCIS, VIERNES SANTO

SALUDO

En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo.

R. Amén.

ACTO PENITENCIAL

Para celebrar activa y conscientemente en este Vía crucis arrepintámonos de corazón de nuestros

pecados y egoísmos, y pidamos con humildad perdón y gracia para seguir al Señor.

Guía: Apiádate, Señor de nosotros.

R. Porque hemos pecado contra ti.

Guía: Muéstranos, Señor, tu misericordia.

R. Y danos tu salvación.

Guía: Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la

vida eterna.

R. Amén.

PRIMERA ESTACIÓN: JESÚS CONDENADO A MUERTE. (Mc 15, 15)

Te adoramos, oh Cristo y te bendecimos,

R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí pecador. Amén.

Yo te adoro, mi sufriente Jesús... no solo Caifás y Pilato te condenaron… cuántos de nosotros, con

nuestras actitudes, con nuestras tibiezas, con nuestras acciones, que te endosamos para que aparezcas

como el culpable, también te condenamos. Cuántos de nosotros hemos fabricado nuestras perversas

leyes que ignoran tu santa voluntad, sobre las personas, sobre las cosas, sobre las ideas. Cuántos de

nosotros disfrazadamente aparecemos como reyes, señores y jueces de los pobres, de los humildes, de

los abatidos y en ellos, Señor, en ellos te volvemos a condenar.

Padre, permite que no me cierre a la gracia redentora de la Pasión de tu Hijo, que no obstaculice su luz

en mí para que pueda convertirme de todo corazón a ti y caminar siempre por tus sendas.

Padre nuestro… Alégrate María… Gloria al Padre …

Canto.

SEGUNDA ESTACIÓN: JESÚS LLEVA LA CRUZ A CUESTAS (Jn 19, 17)



Yo te adoro, mi atormentado Jesús, abismo inmenso de misericordia. Llevas tu cruz por amor a mí y al

mundo entero. No fue suficiente para nosotros tus palabras, tus milagros, quisimos tus humillaciones,

tu dolor, tus llagas, tu cruz… yo te alabo, mi Salvador y mi Dios… tu Cruz debía ser mía, no tuya, mis

pecados, mis cobardías, mi necedad… te pusieron en ella.

Yo deseo ser tu discípulo, mi dulce Jesús, ser evangelizador, ayudar a mis familiares y amigos a

construir el cielo aquí en la tierra para poder merecerlo en el cielo… permíteme, te lo pido, cargar

ahora yo con la cruz de mis hermanos, sobre todo aquellos que ya no pueden con su vida, con la cruz

de los ancianos abandonados, con la cruz de los niños enfermos de sida, con la terrible cruz del

desempleo.

Padre nuestro… Alégrate María… Gloria al Padre.

Canto.

TERCERA ESTACIÓN: JESÚS CAE POR PRIMERA VEZ.



Yo te veo, mi amigo, tu Cruz es pesada, mis pecados y los pecados del mundo entero se descargan

contra Ti. Yo te adoro, Señor Dios mío… por esta tu primera caída, dame la gracia de no quedarme

tirado bajo el peso de mis pecados, no sucumbir ante el pecado de los demás, no arrastrarme en la

suciedad que hemos hecho de este mundo.

No deseo, Señor, permanecer inmóvil ante tanto dolor y tanto sufrimiento. No deseo, Señor que los

gritos y los llantos de tantos hermanos y hermanas que sufren en silencio sean ahogados por el peso de

su cruz. Señor, dame fuerza, dame confianza, dame valor para salir al encuentro del que sufre solo

cargando su cruz.


Canto.

CUARTA ESTACIÓN: JESÚS ENCUENTRA A SU MADRE SANTÍSIMA.



Cuánta razón tenía el justo Simeón al profetizar que a tu Madre santísima una espada de dolor le habría

de atravesar el alma. Y es que a quién no se le partiría el alma al ver tu dolor, al ver tu rostro, al sentir

tu alma… cargando solo el peso de nuestros pecados. Cuánta razón tenías Tú mismo al decir que los

que cumplen y ponen en práctica tu Palabra esos son tu Madre, tus hermanos y tus hermanas. Sí Jesús

mío, María santísima no solo es tu madre por llevarte en su seno, lo es también por cargar junto a Ti, su

cruz también dolorosísima pues tanto como Madre y como discípula sangraba su corazón de

impotencia, de querer arrancarte tan infame cruz y llevarla ella misma. Sí Señor, cuántas madres hoy en

día lloran la ausencia de sus hijos, algunos muertos en las guerras, otros confinados injustamente en las

cárceles, otros derrotados por el alcohol y las drogas… Cuántas madres son torturadas, violadas,

golpeadas por nuestros viles pecados… Cuántas mujeres, Señor, con profundísimo dolor caminan con

su cruz de tras de Ti en el amargo camino en el que hemos convertido su vida.


Canto.

QUINTA ESTACIÓN: EL CIRENEO AYUDA A CRISTO A LLEVAR SU CRUZ (Mt 27, 32;

Mc 15, 21; Lc .23, 26)



Volteo, Señor a todos lados, trato de encontrar, de buscar, me esfuerzo y no encuentro a los jóvenes

sanos y valientes, fuertes y varoniles que deseen ayudarte a cargar tu cruz. Siento tu soledad, Señor y

tengo miedo… miedo a que te quedes solo con tu cruz… solo con tu intención de salvarnos.

¿Dónde están los nuevos Cirineos? ¿Dónde las vocaciones sacerdotales y religiosas? ¿Dónde los que

quieren imitarte? Señor… ya no le interesas a los jóvenes… no te quieren porque estás herido, sucio,

sangrante… Ellos, Señor no quieren ese modelo… quieren un Cristo que no sufra, un Cristo vigoroso,

alegre, amigo… no al fracasado que lleva su cruz.


Canto.

SEXTA ESTACIÓN: LA VERÓNICA LIMPIA EL ROSTRO DE JESÚS.



El amor es atrevido. Solo una mujer tuvo el valor de meterse entre la multitud y limpiar el rostro de

Jesús con su velo, y tú, mi Jesús, imprimiste en él tu Rostro Divino. ¡Qué heroica mujer! ¡Qué digna de

ser recordada! Tú lo sabes, Señor, son muy pocos los que están dispuestos a exponerse, a declararse, a

enfrentarse a la multitud. La mayoría de nosotros nos escondemos, nos damos golpes de pecho, nos

horrorizamos y bajamos nuestras cabezas para no ver tu suplicio diario en miles y miles que gime el

peso del pecado de los demás. Sí Señor tenemos instituciones para que hablen por ellos, para que

gestionen por ellos… pero pocas veces salen a su encuentro, pocas veces dan la cara… pocas veces

alivian su rostro marcado por la pena, por el sol, por el trabajo.

Señor ¿Dónde están las Verónicas de hoy? ¿Quién alivia el rostro perdido de los enfermos? ¿Quién sale

hoy a tu encuentro?


Canto.

SÉPTIMA ESTACIÓN: JESÚS CAE POR SEGUNDA VEZ



Mi Jesús sufriente: El peso de la Cruz se hace más pesado. Ahora somos los cristianos, tus

amigos, los que te hacemos caer por Segunda Vez: Nuestras ingratitudes, desprecios en la

Eucaristía, sacrilegios, blasfemias, injusticias, herejías, impurezas, abortos, adulterios, drogas…

Mi pobre Jesús, la misericordia infinita, te amo… ayúdame a entender y vivir el Sacramento de

la Reconciliación… gracias, mi querido amigo Jesús: Por tu humildad en la Eucaristía, tienes

misericordia de mí y del mundo entero. Gloria a Dios.


Canto.

OCTAVA ESTACIÓN: JESÚS HABLA A LAS MUJERES DE JERUSALÉN Lc 23, 27-31



Estas son las únicas palabras que pronunció mi amado Jesús en el Viacrucis: "Le seguía una gran

muchedumbre del pueblo y de mujeres, que lloraban y lamentaban por Él. Vuelto a ellos les dijo Jesús:

Hijas de Jerusalén, no lloren por mí; lloren más bien por ustedes mismas y por sus hijos, porque días

vendrán en que se dirá: Dichosas las estériles, y los vientres que no engendraron, y los pechos que no

amamantaron. Entonces dirán a los montes: Caed sobre nosotros; y a los collados: Ocultadnos, porque

si esto se hace en el leño verde, ¿qué se hará? En el seco".

Ya estamos en el Tercer Milenio, "el leño ya está seco"… Mi cariñoso Jesús, dulzura del corazón: Por

tus grandes sufrimientos diarios en el Tabernáculo, tú tienes misericordia de mí y del mundo entero.

Gracias, mi amor y mi todo.


Canto.

NOVENA ESTACIÓN: JESÚS CAE POR TERCERA VEZ:



La Cruz se hace todavía más pesada: El justo cae siete veces y se levanta otra vez, pero el malvado se

arruina" (Prov 24, 16) … sí, mí Jesús, aun tus sacerdotes y religiosas pecan… ¡y esta es la caída que

más daño te produce!

Te amo, mi sacerdote Jesús, y te alabo por tu Sacramento de la Confesión. El buen Papa Juan XXIII se

confesaba a diario… el Espíritu Santo nos anima a ello, "acerquémonos confiadamente al trono de la

gracia, a fin de recibir misericordia y hallar gracia en el auxilio oportuno" (Heb 4,16) … gracias, mi

queridísimo amigo Jesús: Por tu paciencia en la Eucaristía, tienes misericordia de mí y del mundo

entero.


Canto.

DÉCIMA ESTACIÓN: JESÚS DESPOJADO DE SUS VESTIDURAS (Jn.19,23-24; Mt 27,35;

Mc 15,24)



Yo te adoro, mi Jesús, resplandor del Padre. Los soldados "dividieron mis vestidos y echaron suerte

sobre mi túnica", cumpliéndose así 2 de las 13 profecías del Salmo 22, que se cumplieron a la letra en

el Calvario.

Una nueva indignidad, avergonzado ante los ojos de los hombres… y una nueva lección: Para

complacerte, Jesús, tengo que despojar mi corazón de todo egoísmo e impureza, y desear nada más que

a Dios… gracias, mi Jesús: Por tu humildad y despojo total en la Eucaristía, tienes misericordia de mí y

del mundo entero.


Canto.

DÉCIMO PRIMERA ESTACIÓN: JESÚS CLAVADO EN LA CRUZ (Mc.15:25; Mt.27:35;

Lc.23:33; Jn.19:18)



Cuando llegaron al Calvario, que en hebreo se dice Gólgota, lo crucificaron allí, y a los dos

malhechores, uno a su derecha y otro a su izquierda… esto es lo más sublime del amor de Dios, sin

ninguna queja, ¡esta es la hora grande de la humanidad!… el Cordero de Dios pagando por mis pecados

y por los pecados del mundo entero… gracias mil veces, mi crucificado Jesús.

Y ahí, al pie de la Cruz, estaba también Mamá María, recibiendo en su corazón mil clavos por cada uno

que clavaban en su Hijo… Jesús, el Varón de Dolores… María, la Madre de los Dolores…

Gracias, Jesús, porque en la Cruz redimiste mi cuerpo, mi alma y mi espíritu, como había profetizado

Isaías (53, 4-5) … pagaste por mis pecados y vicios, por mis dolores y enfermedades, y ganaste la paz

para mí y para el mundo entero.

Gracias, mi Dios: Por tus sufrimientos en el Sagrario, tienes misericordia de mí y del mundo entero.


Canto.

DÉCIMO SEGUNDA ESTACIÓN: JESÚS MUERE EN LA CRUZ (Mc.15:34,37; Mt.27:50-56;

Lc.23:44-49; Jn.19:30)



Te adoro y te bendigo, mi Jesús, mi Dios, mi Salvador… silencio… Jesús ha muerto… después de seis

horas en la Cruz… ahora la tierra tiembla con un terremoto, las tumbas se abren, la cortina del Templo

se desgarra… es la gloriosa hora de la Redención y la fundación de Tu Iglesia, para continuar tu

Redención por los siglos…

Mi Jesús: Tu podías haber escogido otra forma de Redención, pero elegiste la Cruz, por amor, en

amor… Usa ahora mis manos y mi cuerpo, Jesús, para alimentar al hambriento, y vestir al desnudo, y

enseñar al que no sabe, y corregir al que hierra… ¡usa tu Iglesia!

Yo quiero acompañarte, mi amado Jesús, hoy y cada día, en el Santo Sacrificio de la Misa… y no

aburriéndome, como los soldados en el Calvario, sino con la emoción e intensidad de María y San Juan

y el buen ladrón…

Gracias, mi Jesús, la vida del universo. Yo quiero morir a todo que no seas Tu. Ayúdame a vivir como

Mamá María:

Gracias, mi Dios: Por tu paciente prisión de amor en el Sagrario, tienes misericordia de mí y del mundo

entero.


Canto.

DÉCIMO TERCERA ESTACIÓN: JESÚS ES DESCENDIDO DE LA CRUZ (Mc.15:46;

Lc.23:53)



Ahora Jesús está otra vez en tus brazos, María, como en Belén, pero, ¡qué diferencia!, y es que ha

pasado por otras manos, las mías, Mamá María… la lanza de muerte de tu único Hijo atraviesa tu

corazón, Virgen María… pero tú no mueres, sigues viva muriendo mil veces… es la espada profetizada

por el buen Simeón (Lc 2, 35).

Recíbeme en tus brazos también a mí, mi Madre Dolorosa, con el mismo amor con el que recibiste a

Jesús, y ruega por mi para que nunca vuelva a pecar, para que nunca jamás vuelva a crucificar a tu Hijo

Jesús, porque cada vez que peco reproduzco su Pasión entera en mi carne (Heb.6:6).

¡Aquí me tienes, Jesús!, úsame para que sea tu apóstol, para que ayude a cumplir en lo que falta a tu

redención, mi Dios vivo, mi Rey invencible e inmortal (Col 1, 24).

Un millón de gracias, mi querida madre María. Un millón de gracias, mi queridísimo amigo Jesús: Por

tu amor y gozo en la Eucaristía, tienes misericordia de mí y del mundo entero.


Canto.

DÉCIMO CUARTA ESTACIÓN: JESÚS ES SEPULTADO (Mt.27:57-61; Mc.15:42-47; Lc.23:50-

56; Jn.19:28-41)



Jesús es enterrado, la tumba sellada por Pilatos… y sus enemigos pensaron que con ello habían

acabado con Jesús definitivamente… ¡Pero Jesús resucitó!… y la oscuridad del sepulcro se convirtió en

la luz del universo… y la sombra de la Cruz llena el mundo entero… con su muerte real, Jesús nos da

vida real… ¡y eterna!, alabado sea Dios.

Un millón de gracias, mi querido amigo Jesús, Rey de Reyes y Señor de Señores: Límpiame, para que

cuando te reciba en la Sagrada Comunión, mi cuerpo sea morada digna de recibir tu Cuerpo, Sangre,

Alma y Divinidad…

Por tu gran amor en la Santa misa, tienes misericordia de mí y del mundo entero… y día a día, estás

conquistando el universo con tu espada de dos filos: La "espada" del amor… con sus dos filos: El del

dolor del Calvario y la humildad de la Eucaristía…


Canto.

CONCLUSIÓN

Señor, hemos llegado al final de este camino doloroso que tu recorriste. No sabemos, Señor, si admirar

más tus dolores o el grande amor que has tenido con nosotros. Tú nos conoces, sabes como somos, tú

conoces el camino que llevas recorrido tú ves nuestros esfuerzos por querer hacer el bien a pesar de

nuestras debilidades, sólo queremos decirte una cosa: En nuestro viacrucis diario necesitamos contar

contigo, queremos ser fieles a la voluntad de Dios sobre cada uno de nosotros. Acéptanos las alegrías y

las cruces que nos ofreces, pero bien sabes que solos nada podemos. Señor, queremos que tu cuentes

con nosotros, pero sobre todas las cosas queremos contar contigo. Ayúdanos a recordar siempre las

palabras de tu Evangelio: “No busquen entre los muertos al que esta vivo”., no busquemos en el pasado

lo que debemos construir para el futuro.

Todo esto te lo pedimos por la intersección de la Virgen María. Amén

Guía: Nos retiramos en paz, a servir a Dios y a nuestros hermanos.

R. Demos gracias a Dios.

LAS SIETE PALABRAS (Opción 1)

Las siete palabras de Jesús son el testamento que nos deja al morir y emprender su partida al Padre

Meditémosla con todo recogimiento.

Sugerencias indicativas

• Sobre la mesa se coloca una cruz y siete velas encendidas, o bien cada quien toma una vela en sus manos

y sigue las indicaciones después de cada palabra.

• Se distribuye entre los miembros de la familia las siete palabras

PRIMERA PALABRA:

PADRE, PERDÓNALOS, PORQUE NO SABEN LO QUE HACEN. (Lc. 23,34)

Jesús amado, que por mi amor agonizaste en la cruz, a fin de pagar con tus penas la deuda de mis

pecados, y abriste tu divina boca para obtenerme el perdón de la justicia eterna:

Ten piedad de todos los fieles agonizantes y de mí en aquella hora postrera;

y por los méritos de tu preciosísima Sangre derramada por nuestra salvación,

concédenos un dolor tan vivo de nuestras culpas que nos haga morir en el seno de tu

infinita misericordia.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre y por los

siglos de los siglos. Amén

Se apaga la primera vela.

SEGUNDA PALABRA:

EN VERDAD, EN VERDAD TE DIGO: HOY ESTARÁS CONMIGO EN EL PARAÍSO. (Lc. 23,43)

Jesús amado, que por mi amor agonizaste en la cruz y que con tanta prontitud y liberalidad

correspondiste a la fe del buen ladrón que te reconoció por Hijo de Dios en medio de tus humillaciones,

y le aseguraste el Paraíso:

Ten piedad de todos los fieles agonizantes y de mi en aquella hora postrera;

y por los méritos de tu preciosísima Sangre, has que revive en nuestro espíritu una fe tan firme y

constante que no se incline a sugestión alguna del demonio,

para que también nosotros alcancemos el premio del santo Paraíso.


siglos de los siglos. Amén.

Se apaga la segunda vela.

TERCERA PALABRA:

MUJER, HE AHÍ A TU HIJO; HIJO HE AHÍ A TU MADRE. (Jn. 19, 26-27)

Jesús amado, que por mi amor agonizaste en la cruz y olvidando tus sufrimientos nos dejaste en prenda

de tu amor a tu misma Madre Santísima para que por su medio podamos recurrir confiadamente a ti en

nuestras mayores necesidades:


y por el interior martirio de una tan amada Madre, reavive en nuestro corazón la firme esperanza en los

infinitos méritos de tu preciosísima Sangre,

a fin de que podamos evitar la eterna condenación que tenemos merecida por nuestros pecados.



Se apaga la tercera vela.

CUARTA PALABRA:

¡DIOS MÍO, DIOS MÍO!, ¿POR QUÉ ME HAS ABANDONADO? (Mc. 15, 34; Mt. 27, 46).

Jesús amado, que por mi amor agonizaste en la cruz y que, añadiendo sufrimiento a sufrimiento,

además de tantos dolores en el cuerpo, sufriste con infinita paciencia la más penosa aflicción de espíritu

a causa del abandono de tu eterno Padre:


y por los méritos de tu preciosísima Sangre, concédenos la gracia de sufrir con verdadera paciencia

todos los dolores y congojas de nuestra agonía, a fin de que, unidas a las tuyas nuestras penas, podamos

después participar de tu gloria en el Paraíso.



Se apaga la cuarta vela.

QUINTA PALABRA:

TENGO SED (Jn. 19,28)

Jesús amado, que por mi amor agonizaste en la cruz y que, no saciado aún con tantos vituperios

y sufrimientos, hubieras querido sufrir todavía mayores para la salvación de todos los hombres,

demostrando así que todo el torrente de tu Pasión no es bastante para apagar la sed de tu amoroso

Corazón: ten piedad de todos los fieles agonizantes y de mí en aquella hora postrera; y por los

méritos de tu preciosísima Sangre, enciende tan vivo fuego de caridad en nuestro corazón que lo

haga desfallecer con el deseo de unirse a ti por toda la eternidad.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre y

por los siglos de los siglos. Amén.

Se apaga la quinta vela.

SEXTA PALABRA:

TODO ESTÁ CUMPLIDO (Jn. 19, 30) Jesús amado, que por mi amor agonizaste en la cruz y desde esta cátedra de verdad anunciaste el

cumplimiento de la obra de nuestra Redención, por la que, de hijos de ira y perdición, fuimos hechos

hijos de Dios y herederos del cielo; ten piedad de todos los fieles agonizantes y de mí en aquella hora

postrera; y por los méritos de tu preciosísima Sangre.

Despréndenos por completo así del mundo como de nosotros mismos; y en el momento de

nuestra agonía, danos gracia para ofrecer de corazón el sacrificio de la vida en expiación de

nuestros pecados.


por los siglos de los siglos. Amén

Se apaga la sexta vela.

SÉPTIMA PALABRA:

PADRE, EN TUS MANOS ENCOMIENDO MI ESPÍRITU (Lc. 23, 46)

Jesús amado, que por mi amor agonizaste en la cruz, y que en cumplimiento de tan grande

sacrificio aceptaste la voluntad del Eterno Padre al encomendar en sus manos tu espíritu para

enseguida inclinar la cabeza y morir: ten piedad de todos los fieles agonizantes y de mí en

aquella hora postrera; y por los méritos de tu preciosísima Sangre, otórganos en nuestra agonía

una perfecta conformidad a tu divina voluntad y que no suspiremos para nada más que por el

perfecto cumplimiento en nosotros de tu adorable voluntad.


por los siglos de los siglos. Amén

Se apaga la última vela.

Opción 2

ACTOS DE PIEDAD VIERNES SANTO (Opción 2)

En esta ocasión debido a la pandemia causada por el Covid 19, que tenemos en el mundo y en

nuestro país, invito a todas las familias católicas de nuestra Diócesis de Texcoco, que podamos

unirnos desde nuestros hogares y ofrecer estos actos de piedad popular: Vía crucis, siete

palabras y Rosario del Pésame a la Virgen María, con devoción y respeto para que Dios nos

escuche y pueda compadecerse de sus hijos e hijas y nos libre de todo peligro y de toda

enfermedad. Para mejor organización y coordinación distribuir estos actos de piedad a lo largo

del día con la ayuda de los subsidios que presentan en este archivo.

VÍA CRUCIS: “CAMINO DE ENTREGA”

Sugerencias indicativas para el rezo del Vía crucis en familia.

• Se sugiere realizar este Vía crucis por la mañana y al terminar las Siete Palabras.

• Elegir un coordinador o guía.

• Distribuir con los miembros de la familia, las estaciones.

• Después de cada estación realizar un canto, dirigido por alguien o bien utilizar un canto

grabado en el teléfono, tablet o Ipad.

• Pueden realizarlo caminando, sentados o de rodillas, como mejor convenga.

• Preparar una cruz o crucifijo ya sea para cargarlo o ponerlo en un altar.

• Dos veladoras que acompañen a la cruz o crucifijo.

• Escribir en una hoja tamaño carta u otro material el título de cada estación.

El Via crucis es el camino de la cruz. Recorramos el camino más difícil e incomprensible, de la

vida de Jesús. Con la práctica del Via crucis, seguiremos a Jesús llevando nuestra cruz marcada

con su sangre y con su amor.

En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Acto de Contrición: Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, me pesa de todo corazón

haber pecado, porque he merecido el infierno y he perdido el cielo, sobre todo porque te ofendí

a Ti, que eres bondad infinita, a quien amo sobre todas las cosas. Propongo firmemente, con tu

gracia, enmendarme y evitar las ocasiones de pecado, confesarme y cumplir la penitencia.

Confío me perdonarás por tu infinita misericordia. Amén.

PRIMERA ESTACIÓN: JESÚS ES CONDENADO A MUERTE.

Texto Bíblico: Pilato les preguntó: “¿Y qué hago con Jesús, llamado el Mesías?”. Contestaron

todos: “¡Crucifícalo!”. Pilato insistió: “Pues, ¿Qué mal ha hecho?”. Pero ellos gritaban más

fuerte: “¡Crucifícalo!”. Entonces les soltó a Barrabas; y a Jesús, después de azotarlo, lo entregó

para que lo crucificaran (Mt 27, 22-23, 26)

Reflexión: Los judíos entregaron en las manos de Pilato a Jesús, judío como ellos y pidieron su

muerte, sometiéndolo a un juicio injusto, olvidando que era su hermano. ¿Cuántas veces

olvidamos que los otros son nuestros hermanos? Señor, perdónanos porque muchas veces con

gran ligereza nos atrevemos a juzgar, condenar y publicar nuestros juicios hacia personas que

no conocemos.

Guía: Oremos:

Señor, perdónanos porque muchas veces con gran ligereza nos atrevemos a juzgar, condenar y

publicar nuestros juicios hacia personas que no conocemos.

Guía: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.

Todos: Que por tu Santa cruz redimiste al mundo y a mí pecador

Guía: Por su dolorosa Pasión.

Todos: Ten misericordia de nosotros y del mundo entero.

Padre Nuestro, Alégrate María y Gloria.

Canto.

SEGUNDA ESTACIÓN: JESÚS CARGA CON LA CRUZ.

Texto Bíblico: “Los soldados del gobernador se llevaron a Jesús al pretorio y reunieron

alrededor de él a todo el batallón: lo desnudaron y le pusieron un manto de color púrpura y,

trenzando una corona de espinas, se la ciñeron a la cabeza y le pusieron una caña en la mano

derecha. Y doblando ante él la rodilla, se burlaban de él diciendo: “¡Salve, Rey de los judíos!”.

Luego le escupían, le quitaban la caña y le golpeaban con ella en la cabeza. Y terminada la

burla, le quitaron el manto, le pusieron su ropa y lo llevaron a crucificar”. (Mt 27, 27-31)

Reflexión: Jesús es el siervo de Yahvé, cargó con las culpas de todos nosotros, hizo suyos

nuestros pecados y sufrimientos. Nosotros, ¿hacemos nuestras las preocupaciones, dolencias de

nuestros padres, abuelos, hermanos o familiares? ¿somos ajenos a sus sufrimientos?

Guía: Oremos.

Jesús mío, te amo y deseo amarte. Te pedimos, perdones toda actitud

de indiferencia ante el sufrimiento físico, psíquico o espiritual de nuestros

familiares y seres queridos.






Canto.

TERCERA ESTACIÓN: JESÚS CAE POR PRIMERA VEZ.

Texto Bíblico: "Y con todo eran nuestras dolencias las que él llevaba y nuestros dolores los que

soportaba! Nosotros le tuvimos por azotado, herido de Dios y humillado. Él ha sido herido por

nuestras rebeldías, molido por nuestras culpas. El soportó el castigo que nos trae la paz, y con

sus cardenales hemos sido curados." Todos nosotros como ovejas erramos, cada uno marchó

por su camino, y Yahveh descargó sobre él la culpa de todos nosotros."

Reflexión

Jesús cae, cuando alguien cae necesita mayor fortaleza y esperanza para poder levantarse.

Cuántas veces en nuestras familias hemos visto caer a nuestros hermanos, primos, tíos, padres,

hijos, abuelos y sobrinos y no tenemos palabras de aliento para animarlos a seguir adelante sino

por el contrario nos hemos quedado callados.

Guía: Oremos.

Jesús, te amo y deseo amarte, ayúdanos a ser compasivos y misericordiosos ante los

sufrimientos de nuestros hermanos, que nuestras familias sean el primer espacio de compasión,

fraternidad y reconciliación.




Todos: Ten misericordia de nosotros y del mundo entero


Canto.

CUARTA ESTACIÓN: JESÚS SE ENCUENTRA CON SU MADRE.

Texto Bíblico:

"Simeón les bendijo y dijo a María, su madre: «Este está puesto para caída y elevación de

muchos en Israel, y para ser señal de contradicción ¡y a ti misma una espada te atravesará el

alma! - a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones. Bajó con ellos

y vino a Nazaret, y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba cuidadosamente todas las cosas en

Su corazón" (Lc2,34-35.51).

Reflexión: María es la madre del encuentro cálido y amoroso, es la madre del acompañamiento

en el camino de vida de su Hijo Jesús, desde la encarnación a la resurrección, Jesús agradece

esta presencia amorosa de su madre. En casa ¿agradecemos los cuidados y preocupaciones que

mamá tiene para con nosotros? o somos indiferentes a sus cuidados y consejos. ¿Cuántas veces

hemos sido groseros o indiferentes con nuestra mamá?

Guía: Oremos.

Te amo y deseo amarte, líbranos de la indiferencia ante el sufrimiento, enfermedades y senectud

de nuestra mamá; que podamos ser siempre agradecidos por su sí a la vida.





Canto.

QUINTA ESTACIÓN: SIMÓN DE CIRENE AYUDA A JESÚS A LLEVAR LA CRUZ.

Texto Bíblico: “Al salir, encontraron a un hombre de Cirene llamado Simón, y le obligaron a

llevar su cruz". "Entonces dijo Jesús a sus discípulos: «Si alguno quiere venir en pos de mí,

niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá,

pero quien pierda su vida por mí, la encontrará." (Mt 27, 32; 16, 24-25)

Reflexión: Simón fue el elegido por Dios para ayudar a cargar la cruz de su Hijo Jesús, como

bautizados somos también los llamados, los elegidos, los ungidos para ser servidores de los que

necesitan de ayuda: los ancianos y los enfermos, que viven en nuestros hogares, en nuestro

sector y parroquia.

Guía: Oremos.

Te amo y deseo amarte, despierta en nosotros el gusto por el servicio a los más necesitados, a

los enfermos, cansados y agobiados de nuestros hogares, sectores y parroquia; libéranos de todo

egoísmo, crueldad e indiferencia para con ellos.


Todos: Que por tu Santa cruz redimiste al mundo y a mí pecador.




Canto.

SEXTA ESTACIÓN: LA VERÓNICA LIMPIA EL ROSTRO DE JESÚS.

Texto Bíblico: "Creció como un retoño delante de él, como raíz de tierra árida. No tenía

apariencia ni presencia; (le vimos) y no tenía aspecto que pudiésemos estimar. Despreciable y

desecho de hombres, varón de dolores y sabedor de dolencias, como uno ante quien se oculta el

rostro, despreciable, y no le tuvimos en cuenta."(Is 53, 2-3).

"Como anhela la cierva, los arroyos, así te anhela mi ser Dios mío. Mi ser tiene sed de Dios, del

Dios vivo; ¿cuándo podre ir a ver el rostro de Dios? (Sal 42, 2-3).

Reflexión: La Verónica, sale de sí misma, sale al encuentro, enfrenta el miedo a los soldados

para asistir a Jesús y Él, recibe la muestra de amor y cariño de esta mujer valiente. Las mujeres

bautizadas están llamadas a salir de sí mismas, asistir a Jesús en sus hermanos, desde sus

actividades cotidianas de madre, maestra, doctora, enfermera, catequista, obrera, etc., para

construir una sociedad fraterna.

Guía:Oremos.

Señor, te amo y deseo amarte. Te pedimos por las mujeres comprometidas con el cambio

social, desde la ama de casa, hasta las que ocupan puestos principales en la sociedad, que sean

fieles a su naturaleza maternal, física y espiritual, dales la valentía de hacer frente a sus

dificultades para encontrarse contigo y construir así una Iglesia de comunión.






Canto.

SÉPTIMA ESTACIÓN: JESÚS CAE POR SEGUNDA VEZ.

Texto Bíblico: "Tu llevas la razón, Yahveh, cuando discuto contigo, no obstante, voy a tratar

contigo un punto de justicia. ¿Por qué tienen suerte los malos, y son felices todos los felones?"

(Jr 12, 1)

“No te acalores por causa de los malos, no envidies a los que hacen "Pues aridecen presto como

el heno, como la hierba tierna se marchitan." "Un poco más, y no hay impío, buscas su lugar y

ya no está; más poseerán la tierra los humildes, y gozarán de inmensa paz." (Sal 37, 1-2, 10-11)

Reflexión. Jesús cae por segunda vez, cuando una persona queda herida y lastimada; necesita

que corramos a atenderla, a levantarla, a tenderle la mano, incluso cargarla; cuántas veces

vemos a nuestros familiares, vecinos y amigos, caer en una enfermedad, desalentados, sin

trabajo, hundidos y no les tendemos la mano, por el contrario, somos indiferentes.

Guía: Oremos.

Jesús, te amo y te quiero amar, ayúdanos a confiar en tu poder, tú puedes transformar la tristeza

en alegría, la violencia en paz, la muerte en vida eterna y el fatalismo en esperanza a través de

nuestro servicio a los demás.






Canto.

OCTAVA ESTACIÓN: JESÚS HABLA A LAS MUJERES DE JERUSALÉN.

Texto Bíblico: “Le seguía una gran multitud del pueblo y mujeres que se dolían y lamentaban

por él. Jesús se volvió hacia ellas y les dijo: “Hijas de Jerusalén, no lloren por mí, lloren más

bien por ustedes mismas y por sus hijos, porque miren que llegará el día en que dirán: dichosas

las estériles y los vientres que no han dado a luz y los pechos que no han criado. Porque si así

tratan al leño verde, ¿Qué no harán con el seco?”. (Lc 23, 27-29, 31)

Reflexión: Las mujeres conmovidas por el dolor de Jesús lo acompañaban en su camino, son

capaces de compadecerse, y el Señor les pide que lloren por sus hijos. ¿Cuántos hijos han

arrancado lágrimas de los ojos de su madre por las faltas de respeto, pereza y desobediencias?

Guia: Oremos.

Te amo y deseo amarte, te pedimos Señor, nos ayudes a tener un corazón compasivo, capaz de

amar, respetar y cuidar a nuestros padres.






Canto.

NOVENA ESTACIÓN: JESÚS CAE POR TERCERA VEZ

Texto Bíblico: "_Ustedes son los que han perseverado conmigo en mis pruebas; yo, por mi

parte, dispongo un Reino para ustedes, como mi Padre lo dispuso para mí, para que coman y

beban a mi mesa en mi Reino (Lc. 22, 28-30ª)

Reflexión: Jesús está cansado, lleva en sus hombros el sufrimiento físico y moral de la sociedad

de todos los tiempos; cae, sin embargo, se levanta, es fiel a su vocación, no se desanima, no

deja de caminar a pesar de las caídas, quiere ser eternamente fiel a la voluntad de su Padre, Él

no le fallará pues se ha responsabilizado de la culpa de otros. Cuántas veces desfallecemos y

queremos tirar la toalla ante las propias dificultades, pensamos incluso en el suicidio; peor aún

no somos capaces de responsabilizarnos de nosotros mismos, menos de nuestros hermanos

necesitados, aun siendo de nuestra propia familia.

Guía: Oremos.

Te amo y quiero amarte, líbranos Señor del desánimo personal, líbranos de creer que ya no

tiene sentido vivir desde lo sencillo de cada día, del desaliento, del fastidio, danos tu Santo

Espíritu para ser fieles a nuestro compromiso bautismal y a nuestro compromiso con los

hermanos que nos has confiado.






Canto.

DÉCIMA ESTACIÓN: JESÚS ES DESPOJADO DE SUS VESTIDURAS.

Texto Bíblico: “Los soldados, cuando crucificaron a Jesús, tomaron su ropa, haciendo cuatro

partes, una para cada soldado. Y apartaron la túnica. Era una túnica sin costura, tejida toda de

una pieza de arriba abajo. Y se dijeron: No la rasguemos, sino echémosla a suertes a ver a quien

le toca. Así se cumplió la escritura: Se repartieron mis ropas y echaron a suertes mi túnica” (Jn

19, 23-24).

Reflexión: Jesús fue despojado de todo hasta de su túnica, actualmente los medios de

comunicación nos ponen en la posibilidad de despojar a nuestros hermanos de su buena fama,

incluso de sus bienes; cuántas veces hemos caído en esas vilezas de difundir noticias falsas que

no nos constan y que atentan con la dignidad de las personas.

Guía: Oremos.

Jesús, te amo y te quiero amar, perdona nuestras faltas de respeto a nuestros hermanos, perdona

las veces que hayamos cooperado en la difusión de noticias falsas y descalificadoras, perdona

las veces que nos hemos apropiado de lo ajeno.






Canto.

DÉCIMA PRIMERA ESTACIÓN: JESÚS ES CLAVADO EN LA CRUZ.

Texto Bíblico: “Después de crucificarlo, se repartieron su ropa echándola a suertes y luego se

sentaron a custodiarlo. Encima de la cabeza colocaron un letrero con la acusación: “este es

Jesús el Rey de los judíos”. Crucificaron con él a dos bandidos, uno a la derecha y otro a la

izquierda. Los que pasaban, lo injuriaban y decían meneando la cabeza: Tú que destruías el

templo y lo reconstruías en tres días, sálvate a ti mismo; si eres Hijo de Dios, baja de la cruz.

Los sumos sacerdotes con los letrados se burlaban también diciendo: A otros ha salvado y él no

se puede salvar a sí mismo. ¿No es el rey de Israel? Que baje ahora de la cruz y creeremos en

él”. (Mt 27, 35-42)

Reflexión: Jesús, te hemos venido acompañando en este camino de sufrimiento, reflexionando

en nuestras faltas en contra de la fraternidad, reconocemos avergonzados que no hemos

cumplido el mandamiento del amor, no hemos amado como tú; nuestro amor ha sido muy

mezquino, egoísta y ventajoso en nuestras relaciones interpersonales.

Guía: Oremos. Jesús,

te amo y deseo amarte, ayúdanos a entender el misterio y sabiduría de la cruz, para que nuestras

relaciones interpersonales puedan ser sanas, auténticas y sin fingimiento.






Canto.

DÉCIMA SEGUNDA ESTACIÓN: JESÚS MUERE EN LA CRUZ.

Texto Bíblico: Jesús dijo: “todo está cumplido”. E inclinando la cabeza entregó el espíritu. Los

soldados al llegar a Jesús, como lo vieron ya muerto no le quebraron las piernas, sino que uno

de los soldados le atravesó el costado con la lanza, y al instante salió sangre y agua. El que lo

vio atestigua, y su testimonio es válido, y él sabe que dice la verdad, para que también ustedes

crean. (Jn 19, 30. 33-35)

Reflexión: Jesús entregó su vida al Padre, después de decir “todo está cumplido”. Nosotros aún,

no podemos decir todo está cumplido porque nuestro amor por los demás está aún incompleto.

Tenemos entre nosotros hermanos a los que hemos descuidado, niños que sufren maltrato

intrafamiliar, jóvenes en depresión sin oportunidad de estudio, familias desunidas, ancianos sin

atención, enfermos sin medicamento, etc. ¿Cómo me hago responsable de estos hermanos

necesitados para poder decir junto con Jesús: “todo está cumplido”?

Guía:Oremos.

Jesús, te amo y te quiero amar, ayúdanos a crecer en amor fraterno y servicial, capaz de

entregar la vida por los demás.






Canto.

DÉCIMA TERCERA ESTACIÓN: JESÚS ES BAJADO DE LA CRUZ.

Texto Bíblico: “Había allí muchas mujeres que miraban desde lejos, las cuales habían seguido

a Jesús desde Galilea para atenderle. Al anochecer llegó un hombre rico de Arimatea, llamado

José, que era también discípulo de Jesús. Este acudió a Pilato a pedirle el cuerpo de Jesús. Y

Pilato mandó que se lo entregaran. Mientras Jesús y los discípulos recorrían juntos Galilea, les

dijo Jesús: “Al Hijo del hombre lo van a entregar en manos de los hombres y lo matarán, pero

resucitará al tercer día”. Ellos se pusieron muy tristes. (Mt 27, 55. 57- 58; 17, 22-23).

Reflexión: José de Arimatea fue discípulo de Jesús y fiel amigo que no lo abandonó, sino que

lo acompañó hasta el último momento ¿Cuántas veces nosotros nos ausentamos cuando

nuestros amigos nos necesitan? ¿A cuántos hemos dejado de llamarles por teléfono?

Guía: Oremos.

Jesús, te amo y deseo amarte, ayúdanos a perdonar las ofensas de nuestros amigos, a restablecer

siempre la amistad cuando hay malos entendidos






Canto.

DÉCIMA CUARTA ESTACIÓN: JESÚS ES SEPULTADO.

Texto Bíblico: "José tomó el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia y lo puso en su sepulcro

nuevo que había hecho excavar en la roca; luego, hizo rodar una gran piedra hasta la entrada del

sepulcro y se fue. Estaban allí María Magdalena y la otra María, sentadas frente al sepulcro”.

(Mt, 27, 59-61)

“Por eso se me alegra el corazón, se gozan mis entrañas, y mi carne descansa serena. Porque no

me entregarás a la muerte, ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción. Me enseñarás el sendero de

la vida, me saciarás de gozo en tu presencia, de alegría perpetua a tu derecha”. (Salmo 16, 9-11)

Reflexión: Muchas veces no hemos confiado en Dios, y no hemos aceptado la muerte de

nuestros seres queridos. Incluso lo hemos culpado por nuestras pérdidas, porque no hemos

tenido la plena confianza de que la muerte es solo el requisito para la resurrección.

Guía:Oremos.

Jesús, te amo y deseo amarte, ayúdanos aceptar con amor la muerte de nuestros seres queridos,

para entregarlos en tus manos y aceptar con amor nuestra propia muerte, viviendo todos los días

con amor a ti, perdonando y pidiendo perdón hasta llegar al encuentro eterno contigo.






Canto.

CONCLUSIÓN

Guía: Una gran paz tú concedes, Señor Jesús, a quienes saben confiar sólo en tu misericordia.

Una gran paz tú concedes a quienes reconocen su propia nada y no se desaniman por las propias

faltas.

No podemos apoyarnos en nada, en ninguna obra nuestra, para tener confianza. Tú santa Paz es

toda nuestra fuerza, porque Ella nos dice con ternura que tú no nos darás según nuestras obras

sino según tu obra, gracias a la cual ninguno se pierde.

Todos: Amén

LAS SIETE PALABRAS (Opción 2)

Las siete palabras de Jesús son el testamento que nos deja al morir y emprender su partida al

Padre Meditémosla con todo recogimiento.

Sugerencias indicativas

• Sobre la mesa se coloca una cruz y siete velas encendidas, o bien cada quien toma una vela en

sus manos y sigue las indicaciones después de cada palabra.

• Se distribuye entre los miembros de la familia las siete palabras

PRIMERA PALABRA: “PADRE, PERDÓNALOS PORQUE NO SABEN LO QUE

HACEN” (Lc 23, 34)

Reflexión

La primera palabra nos enseña, cómo Jesús, quién a pesar de recibir ofensas, es capaz de

perdonar e implorar al Padre, misericordia para todos sus hermanos.

Así también invita a todos los hijos de Dios a perdonar a aquel que les ha fallado, ofendido,

lastimado y herido; a suavizar nuestro egoísmo e impulsos agresivos, transformándolos en amor

y a vivir en fraternidad con los demás. Aprender a ver con los ojos del corazón a nuestros

semejantes, como verdaderos hermanos y amigos; a vivir en comunión, unidad,

respeto, comprensión y aceptación del otro.

Oración

Señor, te pido me enseñes a perdonar como tú lo hiciste, toma mi vida, toma el desierto de mi

vida. Te pido perdón por mis pecados, te entrego mis sentimientos de enojo, rencor, venganza,

envidia, orgullo, remordimientos que están en mi corazón, me tienen atado y no me permiten

florecer.

Reconozco las faltas que he cometido contra mis hermanos. Perdóname por todo aquello que no

he hecho bien. Mi miseria es mucha, pero mi confianza está puesta en ti, deseo sentir tu

presencia en mi corazón, tu amor, y paz.

Se apaga la primera vela.

SEGUNDA PALABRA: “EN VERDAD, EN VERDAD TE DIGO: HOY ESTARÁS

CONMIGO EN EL PARAÍSO” (Lc 23, 43)

Reflexión

En esta palabra Jesús nos expresa el amor infinito e incondicional que nos tiene a cada uno.

Nosotros al igual que aquel ladrón, tenemos pecados y debilidades, y nos hemos alejado del

camino de Dios, dejándonos llevar por frivolidades. A pesar de todas esas imperfecciones que

tenemos, Jesús nos acepta, ama y es fiel a su Palabra, pues conoce el arrepentimiento que hay

en nuestros corazones.

Cada día de nuestra existencia nos repite: “hoy estarás conmigo en el paraíso”, invitándonos a

buscarle y dejarnos acompañar por Él, nos invita a disfrutar de su presencia en nuestra vida, en

la familia, amigos, comunidades y pastorales para fortalecernos en la fe.

Oración

Dios Padre, gracias por amarme, aceptarme y perdonarme. Aunque no te vea, puedo sentir tu

presencia cerca de mí, tengo la certeza de que me acompañas en todo momento de mi vida, eres

la luz que me ilumina en las tinieblas. Te pido que cada día inundes mi ser, pues mi corazón

está ansioso de ti.

Gracias por el tesoro de la familia, amigos, grupos y comunidades pastorales que me has

regalado, por permitirme sentir a través de ellos tu amor, cuidado, y comprensión.

Se apaga al segunda vela.

TERCERA PALABRA: “MUJER, HE AHÍ A TU HIJO; HIJO, HE AHÍ A TU MADRE”

(Jn 19, 26-27)

Reflexión

Con esta palabra Jesús nos entrega a su madre santísima como nuestra, nos deja bajo su

protección y cuidado, para que nos llene con su amor, ternura y calidez. Al entregarnos a la

Virgen María, nos hace el más bello regalo, pues ese lazo que une a una madre con su hijo es

inseparable.

Todos, o la mayoría, hemos tenido la dicha de experimentar ese amor perseverante, delicado y

paciente de nuestras madres. Sabemos que mamá siempre está ahí para nosotros,

acompañándonos en nuestras alegrías, tristezas, éxitos, fracasos, llenándonos de cariño,

cuidados y protección; y cuando no es así, María nuestra Madre querida no nos abandona y

siempre nos provee del amor y las providencias necesarias.

Al realizar esa entrega mutua de madre a hijo y de hijo a madre, toda la humanidad se convierte

en una sola familia, convirtiéndonos en hermanos, unidos por el amor de Dios Hijo.

La Virgen María, es ejemplo de fraternidad, es salvadora y embajadora de nuestra patria,

tengamos plena confianza en acércanos a ella, en dejarnos amar y consolar, pues ella nos lleva a

Jesús.

Oración

María madre nuestra, acudimos a ti todos tus hijos, enséñanos a mirar con los ojos de Jesús,

intercede ante tu Hijo por cada uno de nosotros, tú, abogada de los pecadores, mantén viva la fe

y esperanza en nuestra vida, es mucho nuestro cansancio, desolación, dureza, impaciencia ante

las adversidades. María míranos con ojos de misericordia, consuela nuestras penas y llévanos

cerca de Jesús.

Se apaga la tercera vela.

CUARTA PALABRA: “¡DIOS MÍO, DIOS MÍO! ¿POR QUÉ ME HAS

ABANDONADO? (Mc 15, 34; Mt 27, 46)

Reflexión

Cuánto dolor hay en la humanidad, que ante las adversidades de su vida ha llegado a exclamar

“Dios mío, Dios mío ¿Por qué me has abandonado? Clamando a Dios Piedad ante el suplicio

vivido.

Es momento de detenerse y reflexionar sobre nuestra historia de vida, sobre nuestras situaciones

y acciones ¿A cuántas personas, familiares, amigos, conocidos hemos ignorado, mostrado

indiferencia, abandono ante su situación? ¿Cuánto cuesta apoyarnos los unos a los otros, ser

generosos, estar atentos a las necesidades de nuestros hermanos, ponerse al servicio de los

demás? Este abandono también lo hemos sentido nosotros y se lo hemos demostrado a Dios,

alejándonos de él, mostrando indiferencia y mediocridad con los demás.

Jesús con esta palabra desea que nos acompañemos, ayudemos y levantemos los unos a los

otros para aligerar nuestras penas, sufrimientos, y cargas. Que aprendamos a compartir, darnos

a los demás, mantener viva la fe, la esperanza y alegría en nosotros y en el otro.

Oración

Jesús te necesitamos, ayúdanos a ser “sal de la tierra” en la vida de nuestros hermanos,

enséñanos a ser amigos y compañeros de vida. Aumenta nuestra fe, aunque sintamos la

presencia del dolor en nuestra vida, no nos abandones cuando estemos agitados, regálanos un

corazón amoroso, compasivo, misericordioso y bondadoso para poder reconocerte en los

demás.

Se apaga la cuarta vela.

QUINTA PALABRA: “TENGO SED” (Jn 19, 28)

Reflexión

Jesús tenía sed del amor de su Padre, porque llevaba horas de sufrimiento por sus heridas, y

sabía que era lo único que podía saciarlo. Nosotros al igual que Jesús tenemos muchas heridas

en nuestro corazón, que producen dolor en nuestra alma, que nos quitan la paz, nos llenan de

ira, angustia, miedos, ansiedades, inseguridades, resentimientos, y no nos

permiten avanzar, y vivir en comunión con nuestros hermanos.

Sigamos el ejemplo de Jesús, calmemos esa sed como Él, vayamos al encuentro personal con

Dios, dejémonos llenar de su amor y confiemos en él, Jesús es el mejor médico, maestro y

amigo para poder sanar, y transformar nuestra vida.

Oración

Señor, estamos sedientos de tu amor, de ese manantial de vida. Queremos beber de esa agua que

solo tú das, pues sabemos que al beber esa agua jamás tendremos sed, llena mi interior y

corazón. Envíame tu Espíritu, Señor, tú me conoces y renueva mi ser.

Se apaga la quinta vela.

SEXTA PALABRA: “TODO ESTÁ CUMPLIDO” (Jn 19, 30)

Reflexión

Todo lo que el Padre le había pedido lo hizo, y lo hizo bien. Está cumplida la obra del Hijo de

Dios hecho hombre. Todo lo hizo por amor a la humanidad y para su salvación.

Nosotros, tu Iglesia, no podemos decir que ya terminamos, aún nos falta mucho, aún no te

conocen todos. Nosotros tus seguidores somos pasivos, nos falta espíritu aguerrido para

proclamar y vivir el evangelio. Somos desobedientes, nos decimos discípulos tuyos, pero no; a

veces queremos hacer nuestra voluntad, no te permitimos tomar el control de nuestra

vida.

Hemos desviado nuestra mirada de ti, hay cosas que nos rebasan, el mundo nos bombardea con

tanto que nos hemos enfocados en las faltas de nuestros hermanos, ocasionando división,

criticas, chismes, insultos. Por consiguiente, nos cuesta mucho dar testimonio de vida, y

alcanzar la fraternidad entre la humanidad.

Oración

Jesús enséñanos a ser obediente como tú, a permitir que Dios tome el control de nuestras vidas,

a ser un instrumento y medio para nuestros hermanos los hombres, alimenta nuestra alma,

ayúdanos a ser generosos, solidarios y ponernos al servicio de los demás para poder alcanzar la

fraternidad.

Se apaga la sexta vela.

SÉPTIMA PALABRA: “PADRE, EN TUS MANOS ENCOMIENDO MI ESPÍRITU” (Lc

23, 46)

Reflexión

Y dichas estas palabras, Jesús expiró entregándose en total confianza al Padre. Así como Jesús,

abandonémonos en las manos de Dios Padre, pongamos nuestros proyectos, sueños,

sentimientos, estudios, familia, hijos, amigos; Dios obrará para bien en nuestra historia de vida,

confiemos en Él.

Oración

Dios Padre, te entregamos nuestra vida, todo lo que somos, lo que tenemos, nuestros sueños,

metas, anhelos; sabemos que tú tienes un plan de vida para cada uno de nosotros, ayúdanos a

aceptarlo.


Se apaga la ultima vela.

CANTOS

PERDÓN OH DIOS MÍO

Perdón Oh Dios Mío

Perdón e indulgencia

Perdón y clemencia

Perdón y piedad (2)

Pequé ya mi alma, su culpa confiesa

mil veces me pesa de tanta maldad

Mil veces me pesa de haber obstinado

tu pecho rasgado ¡Oh Suma Bondad!

Perdón Oh Dios Mío

Perdón e indulgencia

Perdón y clemencia

Perdón y piedad (2)

Yo fui quien del duro madero inclemente

SI, ME LEVANTARÉ

Sí, me levantaré.

Volveré junto a mi Padre.

A Ti, Señor, elevo mi alma, Tú eres

mi Dios y mi Salvador.

Sana mi alma y mi corazón

porque pequé, Señor, contra Ti.

Sí, me levantaré.


Vuelve Señor, vuelve a nosotros.

Somos tus hijos, ¡tennos piedad!.

Mi corazón busca tu rostro;

te puso pendiente con vil impiedad

Por mi en el tormento tu sangre vertiste

y prensa me diste de amor y humildad

Perdón Oh Dios Mio

Perdón . . . . . . . . . (2)

Y yo en recompensa pecado a pecado

la copa he llenado de iniquidad.

Oye mi voz; Señor, ten piedad.

Sí, me levantaré.


Aunque mis padres me abandonaran,

me acogería siempre mi Dios.

Mi corazón te canta y se alegra;

te alabaré por la eternidad.

Sí, me levantaré.


VICTORIA, TU REINARAS

Victoria, Tú reinarás.

Oh cruz, Tú nos salvarás.

El verbo en Ti clavado,

Muriendo, nos rescató.

De Ti, madero santo,

Nos viene la redención.

Extiende por el mundo

Tu Reino de salvación.

Oh cruz, fecunda fuente

De vida y bendición.

Impere sobre el odio

PERDONA A TU PUEBLO

Perdona a tu pueblo, Señor, perdona a tu

pueblo; perdónale, Señor.

Por tu poder y amor inefable

por tu misericordia entrañable

Perdónanos, Señor.



Somos el pueblo que has elegido

y con tu sangre has redimido




Reconocemos nuestro pecado

que tantas veces has perdonado




Dios de la fiel y eterna alianza

Tu Reino de caridad.

Alcancen las naciones

El gozo de la unidad.

Aumenta en nuestras almas

Tu Reino de santidad.

El río de la gracia

Apague la iniquidad.

Brilla sobre este mundo,

Que busca hoy la verdad.

Oh cruz, fuente…

en ti ponemos nuestra esperanza




Desde la cruz nos diste a tu madre

vuélvenos al abrazo del padre




Perdónanos...



¡OH, DULCE JESÚS MÍO!

Oh dulce Jesús mío perdón, perdón.

Perdóname Dios mío, perdón, perdón.

1- Olvida mi extravío, oh Dios de amor;

olvida ya mis culpas, perdón, perdón.

Oh dulce Jesús mío...

2- Ha tiempo que escuchaba tu dulce voz,

que tierno me llamaba, oh buen pastor.


3- Muy insensato y necio vil pecador,

con bárbaro desprecio pague tu amor.


4- Contrito arrepentido, vengo Señor,

SALVE CRUZ BENDITA MADERO

SAGRADO

SALVE CRUZ BENDITA MADERO

SAGRADO

QUE CARGÓ EN SUS HOMBROS MI

JESÚS AMADO (2)

Bajó de la Cruz, bajó a padecer,

Los primeros pasos a Jerusalén (2)

Bajaste Tú al mundo con crecido amor,

Moriste en la Cruz por el pecador (2)

En un arrabal rodeado de penas,

Prisionero te hayas con crueles cadenas (2)

Con crueles cadenas te van estirando,

Con crueles cordeles lo van azotando (2)

de haber ingrato herido, tu corazón.


5- Postrado ante tus plantas, con gran

dolor.

de ver mis culpas tantas, llorando estoy.


6- Jamás nunca ofenderte, propongo yo;

Primero si la muerte, pecar no, no.


Con hiel y vinagre lo fortalecieron,

Con crueles espinas a Jesús prendieron (2)

Miradle el cabello lo tiene mezclado,

Y por eso dicen que está agraviado (2)

Miradle las sienes, las tiene quebradas,

Con crueles espinas las tiene pasadas (2)

Miradle los ojos, los tiene empañados,

Lágrimas que vierte por nuestros pecados

(2)

A una hora considerada por la tarde o por la noche, reunidos en familia, realizar el Santo

Rosario.

Sugerencias indicativas:

✓ Colocar una imagen de la Virgen María sobre el altar.

✓ Colocar junto a ella una vela, veladora o cirio.

✓ Elegir a alguien para que coordine el Rosario.

✓ Después de cada misterio realizar un canto de los que se sugieren o bien de los que

conozcan y puede ser a través del celular.

Rosario de Pésame a la Virgen María

Viernes Santo

Acompañemos a María, que, al pie de la cruz, ha sufrido junto a su Hijo la Pasión y la Muerte.

Acudamos a la Santísima Virgen María que en medio del sufrimiento nos ha sido entregada

como nuestra piadosa y tierna madre.

Que, a través de este Santo Rosario, en el que meditaremos acerca de cada uno de los

instrumentos de la pasión, oremos con ella junto al cuerpo yaciente de Jesús, y acompañemos a

María en su prolongada noche de dolor y de pena.

La señal de la cruz.

G: Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos Señor, Dios nuestro. En el

nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén».

Acto de Contrición

T: Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, me pesa de todo corazón haber pecado,

porque he merecido el infierno y he perdido el cielo, sobre todo porque te ofendí a Ti, que eres

bondad infinita, a quien amo sobre todas las cosas. Propongo firmemente, con tu gracia,

enmendarme y evitar las ocasiones de pecado, confesarme y cumplir la penitencia. Confío me

perdonarás por tu infinita misericordia. Amén.

G: hoy vamos a considerar los misterios Dolorosos

Ofrecimiento del Santo Rosario: la familia puede pedir por la salud en el país, por los enfermos

que están en los hospitales, por el trabajo, por los médicos, por las enfermeras, por los niños,

adolescentes, jóvenes, matrimonios, adultos mayores, etc.

Misterios Dolorosos

1º La oración y agonía de Jesús en el huerto de Getsemaní.

• Padre Nuestro, Ave María, Gloria,

• G: María, Madre de Gracia, Madre de Misericordia, R: en la vida y en la muerte

ampáranos gran Señora.

• G: Sagrado Corazón de Jesús, R: en ti confió.

• Canto

2° La Flagelación de Nuestro Señor Jesucristo


• G: Dulce Corazón de María, R: sed la salvación del alma mía.


• Canto

3° La Coronación de Espinas


• G: Santa María de Guadalupe, R: Salva a nuestra patria y conserva nuestra fe.


• Canto

4° Jesucristo con la cruz a cuestas y camino al Calvario.


• G: Por tu limpia concepción, ¡oh Soberana Princesa! R: una muy grande pureza te

pedimos de corazón.


• Canto

5° La Crucifixión y Muerte de Nuestro Señor


• G: María, Madre de Gracia, Madre de Misericordia, R: en la vida y en la muerte

ampáranos gran Señora.

• G: Sagrado corazón de Jesús, R: en ti confió.

• Canto

Al terminar el 5° Misterio

G: Por las intenciones del Santo Padre, rezaremos un Padre Nuestro.

R: Padre Nuestro, que estás en el cielo.

G: Dios te salve María Santísima, Hija de Dios Padre, Virgen purísima antes del parto, en tus

manos encomendamos nuestra fe para que la ilumines, llena eres de gracia.

G. Dios te salve María Santísima, Madre de Dios Hijo, Virgen purísima en el parto, en tus

manos encomendamos nuestra esperanza para que la alientes, llena eres de gracia.

G. Dios te salve María Santísima, Esposa de Dios Espíritu Santo, Virgen purísima después del

parto, en tus manos encomendamos nuestra caridad para que la inflames, llena eres de gracia...

G. Dios te salve María Santísima, Templo trono y Sagrario de la Santísima Trinidad, Virgen

concebida sin la culpa original

Dios te salve Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra; Dios te salve. A

ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de

lágrimas. ¡Ea pues!, Señora y abogada nuestra: vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos, y

después de este destierro, muéstranos a Jesús: fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clemente, oh

piadosa, oh dulce Virgen María! Ruega por nosotros Santa Madre de Dios, para que seamos

dignos de alcanzar las divinas gracias y promesas de nuestro Señor Jesucristo. Amén

LETANÍAS DE LA VIRGEN

Señor ten piedad de nosotros

Cristo, ten piedad de nosotros

Señor, ten piedad de nosotros

Cristo, óyenos.

Cristo, escúchanos.

Dios, Padre celestial,

Dios, Hijo, Redentor del mundo,

Dios, Espíritu Santo,

Santísima Trinidad, que eres un solo Dios,

R: Cristo, ten piedad de nosotros

R: Cristo, ten piedad de nosotros

R: Señor, ten piedad de nosotros

R: Cristo, óyenos.

R: Cristo, escúchanos.

R: Ten piedad de nosotros




Santa María,

ruega por nosotros.

Santa Madre de Dios,

Santa Virgen de las Vírgenes,

Madre de Cristo,

Madre de la Iglesia,

Madre de la divina gracia,

Madre purísima,

Madre castísima,

Madre siempre virgen,

Madre inmaculada,

Madre amable,

Madre admirable,

Madre del buen consejo,

Madre del Creador,

Madre del Salvador,

Vaso espiritual,

Vaso digno de honor,

Vaso de insigne devoción,

Rosa mística,

Torre de David,

Torre de marfil,

Casa de oro,

Arca de la Alianza,

Puerta del cielo,

Estrella de la mañana,

Salud de los enfermos,

Refugio de los pecadores,

Consoladora de los afligidos,

Auxilio de los cristianos,

Reina de los Ángeles,

Reina de los Patriarcas,

Madre de misericordia,

Virgen prudentísima,

Virgen digna de veneración,

Virgen digna de alabanza,

Virgen poderosa,

Virgen clemente,

Virgen fiel,

Espejo de justicia,

Trono de la sabiduría,

Causa de nuestra alegría,

Reina de los Profetas,

Reina de los Apóstoles,

Reina de los Mártires,

Reina de los Confesores,

Reina de las Vírgenes,

Reina de todos los Santos,

Reina concebida sin pecado original,

Reina asunta a los Cielos,

Reina del Santísimo Rosario,

Reina de la familia,

Reina de la paz

G: Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,

R: Perdónanos, Señor.


R: Escúchanos, Señor.


R: Ten piedad de nosotros.

Bajo tu amparo nos acogemos Santa Madre de Dios…

G: Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.

Para que seamos dignos de alcanzar las divinas gracias y promesas de nuestro Señor Jesucristo.

Oremos:

Te rogamos, Señor que concedas a nosotros, tus siervos, gozar de perpetua, salud de alma y

cuerpo, y que, por la gloriosa intercesión de la bienaventurada siempre Virgen María, seamos

libres de las tristezas de la vida presente y gocemos de las alegrías de la vida eterna. Por

Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Oración de pésame a la Virgen

María:

Venimos a hacerte compañía

con la pena de no saber decirte

una palabra de consuelo

que no suene vacía,

porque somos causantes de tu duelo.

Por nosotros tu Hijo soportó

las injurias, el flagelo, la crucifixión.

De nosotros recibió

el abandono, las negaciones, la traición.

Perdónanos, Madre.

Tú que conoces nuestra debilidad,

acepta nuestro pesar y contrición,

cólmanos de tu amor y ternura,

enséñanos a compartir tu dolor

y permítenos caminar contigo el viacrucis

y reemprender el camino hacia el Señor.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amen

Cantos

Oh María, Madre mía

Oh María, madre mía,

Oh consuelo del mortal,

/ amparadme y guiadme

A la patria celestial. / (2)

Con el ángel de María

las grandezas celebrad;

/ transportados de alegría

sus finezas publicad. / (2)

Quien a ti ferviente clama

halla alivio en el pesar;

/ pues tu nombre luz derrama,

gozo y bálsamo sin par. / (2)

De sus gracias tesorera

la nombró tu Redentor;

/ con tal Madre y medianera,

nada temas, pecador. / (2)

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Madre, eres ternura

Madre, eres ternura,

eres una flor,

blanca y preciosa,

llena de amor. (2)

Si, Señora ven a mí,

ven, ven a mí,

cúbreme con tu manto,

lleno de amor. (2)

Santa María del Camino

Mientras recorres la vida tú nunca solo estás,

contigo por el camino, Santa María va.

/ Ven con nosotros al caminar,

Santa María, ven. / (2)

Aunque te digan algunos que nada puede cambiar,

lucha por un mundo nuevo, lucha por la verdad.

Si por el mundo los hombres sin conocerse van,

no niegues nunca tu mano al que contigo está.

Aunque parezcan tus pasos inútil caminar,

tú vas haciendo caminos, otros los seguirán.

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Madre

Junto a ti María como un niño quiero estar,

tómame en tus brazos guíame en tu caminar.

Quiero que me eduques, que me enseñes a rezar,

hazme transparente, lléname de paz.

/ MADRE, MADRE, MADRE, MADRE. / (2)

Gracias Madre mía, por llevarnos a Jesús,

haznos más humildes tan sencillos como Tú.

Gracias Madre mía, por abrir tu corazón,

porque nos congregas y nos das tu amor.

_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _

,

.

María, mírame

María, mírame, María, mírame

Si tú me miras, él también me mirará.

Madre mía, mírame, de la mano llévame,

Muy cerca de él, que ahí me quiero quedar.

María, cúbreme con tu manto

que tengo miedo, no sé rezar.

que, por tus ojos misericordiosos,

tendré la fuerza, tendré la paz.

Madre, consuélame de mis penas,

es que no quiero, ofenderle más.

que por tus ojos misericordiosos,

quiero ir al cielo, y verlos ya

Sugerencias indicativas para el rezo del Vía crucis en ...€¦ · En el nombre del Padre, y del...

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