SUMARIO EDITORIAL Jóvenes alzan la voz -...

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$1.500 AÑO 106 N° 36.379 ISSN 0122-0802 LUNES MEDELLÍN 12.11.2018 TEMA DEL DÍA Narcos y violencia dejan su rastro en el lenguaje de Medellín. PÁG. 2 Nuevos sonidos pusieron a vibrar a los amantes del rap, reggae, ska y rock en los 15 años del Altavoz Fest. PÁG. 28 FOTO CARLOS VELÁSQUEZ SUMARIO Tema del día 2 I Actualidad 4 I Metro 11 I Economía 17 I Opinión 22 I Tendencias 26 I Juegos y Retos 34 I Deportes 40 Ataques del Eln alejan posibilidad de diálogo El presidente Iván Duque re- chazó los ataques perpetrados el fin de semana y sostuvo que mientras persistan estas accio- nes no habrá conversación. So- licitó que se haga efectiva la captura contra alias Gabino. PÁG. 7 CONTRAPORTADA Bucaramanga será primer escollo del DIM en finales. PÁG. 48 Gobierno contabiliza trabajadores extranjeros A septiembre, 68.105 personas de otros países figuraban como aportantes al sistema de seguridad social colombiano. ¿Qué busca el gobierno al im- plementar el Registro Único de Trabajadores Extranjeros? PÁG. 18 El precio de la gasolina seguirá echando chispas Con aumentos superiores a los que ha tenido la inflación, el valor de los combustibles ha impulsado los costos de los hi- drocarburos, así como los del transporte. La explicación ra- dica en el comportamiento que ha observado el precio del crudo en los mercados inter- nacionales. Se anticipa que esa dinámica se mantendrá hasta marzo de 2019. ¿Qué plantean los transportadores? PÁG. 17 Fuente: MinMinas . DINÁMICA DE LOS COMBUSTIBLES (Cifras en $ por galón) 8.839 8.238 9.501 8.923 Enero Noviembre Gasolina ACPM Rosalba, la guardiana de los presos Una mujer ha dedicado gran parte de su vida a interceder por los encarcelados de Co- lombia, para que nadie olvide que son seres humanos. Ellos le dicen “la madre”. Conózcala. PÁG. 14 Terrazas de mucho arte y resistencia Para muchas familias, las planchas representaron el pa- trimonio de las generaciones venideras. En algún tiempo fueron estigmatizadas por la violencia, hoy son alternativa. PÁG. 12 Vivir con el peso de un nombre raro Los sin tocayo son incompren- didos, algunas veces padecen matoneo y muchos optan por cambiarse el nombre. Aquí, tres historias de quienes se lla- man como ningún otro. PÁG. 26 EDITORIAL “Nefasto para los ecosistemas marinos y de agua dulce resulta el uso irracional de plásticos. Es tarea de todos revertir esta situación. Hay que ecologizar la vida y reducir el impacto ambiental propio”. PÁG. 23 Un sacerdote que apaga el dolor de la guerra en Alepo. PÁG. 9 ACTUALIDAD DEPORTES Juliana Gaviria brilló en la Copa Nacional de pista en Cali. PÁG. 40 SUSCRÍBASE 339 33 33 www.suscripciones.elcolombiano.com Jóvenes alzan la voz

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$1.500 AÑO 106 N° 36.379 ISSN 0122-0802

LUNES MEDELLÍN 12.11.2018

TEMA DEL DÍANarcos y violencia dejan su rastro en el lenguaje de Medellín.PÁG. 2

Nuevos sonidos pusieron a vibrar a los amantes del rap, reggae, ska y rock en los 15 años del Altavoz Fest. PÁG. 28 FOTO CARLOS VELÁSQUEZ

SUMARIO Tema del día 2 I Actualidad 4 I Metro 11 I Economía 17 I Opinión 22 I Tendencias 26 I Juegos y Retos 34 I Deportes 40

Ataques del Eln alejan posibilidad de diálogoEl presidente Iván Duque re-chazó los ataques perpetrados el fin de semana y sostuvo que mientras persistan estas accio-

nes no habrá conversación. So-licitó que se haga efectiva la captura contra alias Gabino.PÁG. 7

CONTRAPORTADABucaramanga será primer escollo del DIM en finales.PÁG. 48

Gobierno contabiliza trabajadores extranjerosA septiembre, 68.105 personas de otros países figuraban como aportantes al sistema de seguridad social colombiano.

¿Qué busca el gobierno al im-plementar el Registro Único de Trabajadores Extranjeros?PÁG. 18

El precio de la gasolina seguirá echando chispasCon aumentos superiores a los que ha tenido la inflación, el valor de los combustibles ha impulsado los costos de los hi-drocarburos, así como los del transporte. La explicación ra-dica en el comportamiento

que ha observado el precio del crudo en los mercados inter-nacionales. Se anticipa que esa dinámica se mantendrá hasta marzo de 2019. ¿Qué plantean los transportadores?PÁG. 17 Fuente: MinMinas .

DINÁMICA DE LOSCOMBUSTIBLES(Cifras en $ por galón)

8.839

8.238

9.501

8.923

Enero

Noviembre

Gasolina ACPM

Rosalba, la guardiana de los presosUna mujer ha dedicado gran parte de su vida a interceder por los encarcelados de Co-lombia, para que nadie olvide que son seres humanos. Ellos le dicen “la madre”. Conózcala.PÁG. 14

Terrazas de mucho arte y resistenciaPara muchas familias, las planchas representaron el pa-trimonio de las generaciones venideras. En algún tiempo fueron estigmatizadas por la violencia, hoy son alternativa.PÁG. 12

Vivir con el peso de un nombre raroLos sin tocayo son incompren-didos, algunas veces padecen matoneo y muchos optan por cambiarse el nombre. Aquí, tres historias de quienes se lla-man como ningún otro.PÁG. 26

EDITORIAL“Nefasto para los ecosistemas marinos y de agua dulce resulta el uso irracional de plásticos. Es tarea de todos revertir esta situación. Hay que ecologizar la vida y reducir el impacto ambiental propio”. PÁG. 23

Un sacerdote que apaga el dolor de la guerra en Alepo.PÁG. 9

ACTUALIDAD

DEPORTES

Juliana Gaviria brilló en la Copa Nacional de pista en Cali.PÁG. 40

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Jóvenes alzan la voz

2 TEMA DEL DÍA LUNES, 12 DE NOVIEMBRE DE 2018

CIUDAD ANÁLISIS

El lenguaje de la violencia se nos volvió cotidiano

En Medellín usamos expresiones que denotan una alerta constante y fueron aprendidas en décadas de conflicto.

Dicen aquellos con el oído aguzado que el so-nido de la pólvora se di-

ferencia de un disparo porque retumba, que al contrario, los balazos se caracterizan por generan un ruido seco cuan-do salen escupidos de un arma. A veces, en la distancia, puede ser imperceptible, y en-tre la confusión, el miedo, la impotencia o la resignación, a una persona quizás solo se le ocurra lanzar una pregunta, que fácil y tristemente está asociada con Medellín: ¿eso es pólvora o bala?

Aun así, esa no es la única expresión de una ciudad azo-tada por la violencia desde hace por lo menos cuatro dé-cadas, que también, a pesar del combate frontal y la cam-paña educativa de la Alcaldía, se caracteriza porque cada medianoche entre el 30 de no-viembre y el 1 de diciembre es infaltable el estallido de pape-letas, voladores y pirotecnia en general, en una práctica de origen paramilitar que fue normalizada por el común y desde el 2003 es conocida como alborada.

Suena pólvora cuando jue-gan clubes de fútbol como Na-cional y Medellín, pero tam-bién en fiestas familiares, en celebraciones religiosas, y es bien sabido por la comunidad que la estallan los narcotrafi-cantes cuando logran sacar un cargamento de droga del país. Es en esa ocasión cuando sur-ge otra frase que al igual que la anterior se volvió cotidiana entre la ciudadanía: “eso fue que coronaron”.

Pueden ser palabras suel-tas o compuestas. Indagando entre los lectores de EL CO-LOMBIANO en redes sociales, identificamos otras que se colaron dentro del lenguaje común. Entre ellas, “capo” deja de ser el líder de una banda criminal y se vuelve el calificativo para alguien ta-lentoso en lo que hace; “le mando a los de la moto” pasa de una amenaza real a una burla en una conversación;

Expresiones normalizadas El poder del lenguaje es demo-ledor. Dice un proverbio árabe que si la herida de la lanza puede sanar, la de la lengua es incurable. Por eso Mosquera advirtió sobre la consciencia que debe tener la gente sobre las palabras que usa.

“Estas expresiones tienen una carga negativa y triste-mente fueron automatizadas. Aunque la violencia no es la misma de hace 30 años, son códigos que siguen vigentes en Medellín y hoy en día, con el aumento de homicidios, aunque se digan coloquial-mente vuelven a ser la denun-cia de una realidad palpable”.

En la capital antioqueña los indicadores de muertes violentas estuvieron en caída libre hasta 2015, con 496 asesi-natos, pero desde entonces han ido creciendo, con 580 en 2017 y 535 en lo corrido de este año, según la Alcaldía local.

Esta situación le recuerda a Mosquera su primera expe-riencia, a los siete años, con

la violencia, que puede ser una escena que vivan las nuevas generaciones. Cuan-do estaba sentado en una acera, en el cruce de la carre-ra 80 con la calle Colombia, fue testigo de una balacera, pero eso se lo tuvieron que explicar luego porque él ju-raba que se trataba del esta-llido de pólvora.

Mauricio Builes indicó que este lenguaje pasa de genera-ción en generación. “En los años 80 es donde salen a relu-

cir todas estas frases, que aho-ra pueden tener caja de reso-nancia en charlas entre estu-diantes universitarios o aprendidas de películas y se-ries de TV, y en muchas oca-siones terminan lanzándose con total inocencia del con-texto en el que surgieron”.

Más que una queja o una resignación, al expresarlas hay un sentido de alerta en una ciudad que vive con miedo, indicó el profesor Ju-lio César Orozco, coordina-dor del Observatorio de la Juventud de la Alcaldía de Medellín, que trabajó en la creación del texto Dicciona-rio Mutante de lenguajes e ideas juveniles.

“Creo que la ficción tam-bién juega un papel en este tema, pero a veces podemos ser más moralistas de la cuen-ta. ¿Son las series las que crean el lenguaje, o solo repro-ducen lo que está vigente en la sociedad?”, cuestionó.

En el debate que se originó en redes sociales cuando EL COLOMBIANO preguntó por el tema, a la vez que hubo críti-cas por poner el asunto sobre la mesa, otros usuarios publi-caron reflexiones que vale la pena traer a colación.

Por DIEGO ZAMBRANO BENAVIDES

“A veces las expresiones se dicen desprovistas del significado violento. Se originaron por eso, pero terminan siendo cotidianas”. JULIO CÉSAR OROZCO Coordinador del Observatorio de la Ju-ventud de la Alcaldía de Medellín.

“se va de costal y pal’ río” ya no siempre significa asesinar y es expresada por un juga-dor al enviar a la cárcel una ficha en parqués.

No es patrimonio paisa Juan Mosquera Restrepo, guio-nista y director de televisión que ha trabajado en diversos proyectos sociales, el mes pa-sado abrió la discusión en Twitter con una publica-ción que llegó a tener más de 1.600 interacciones.

“Me acaba de atacar una tristeza que se llama Me-dellín. Fue así: suenan detona-ciones a la distancia y me pre-gunto, en voz alta; “¿eso es pólvora o bala?”. Luego me digo, en voz baja: “dita sea, esa frase es de nosotros aquí”. Hay frases que duele haber apren-dido en tu ciudad”, dijo.

No obstante, reconoció que esto no es patrimonio exclusivo de la capital antio-queña y sus municipios ale-daños, sino que puede mani-festarse en ciudades afecta-das por el narcotráfico y el conflicto urbano.

Lo mismo opinó Mauri-cio Builes, asesor en el Cen-tro Nacional de Memoria Histórica, para quien las ex-presiones pueden extender-se a lugares con influencia de la cultura paisa como el Eje Cafetero, o zonas con si-milares problemáticas de violencia como Cali o la Cos-ta Pacífica colombiana.

Incluso, el fenómeno se presenta en otras latitudes del mundo como en Italia, donde el escritor Roberto Saviano desnudó palabras y frases de la mafia napolitana que fue-ron normalizadas por la gente, que nacieron como códigos usados por los criminales y terminaron siendo cotidianos.

Entonces “tío” hace alu-sión a los jefes de las organi-zaciones delictivas, o “llevarse la salsa de tomate” significa que alguien con mucha infor-mación guardará silencio y que si hablara, por ejemplo en Colombia, sería un “sapo”.

TEMA DEL DÍA 3LUNES, 12 DE NOVIEMBRE DE 2018

“Cómo nos duele mirar pa adentro. Qué tal si real-mente vemos cuáles expre-siones tienen un origen vio-lento y vale la pena dejar de usarlas”, fue la invitación de Juan José Franco, y agregó que la violencia también se manifiesta a la hora de ha-blar o escribir.

Andrés Palacio contó que ha escuchado frases como, “que el paisa no repite sino bala” o, cuando prenden pól-vora, “¿quién sabe a quién le darían?”, y ponerlas en evi-dencia no es estigmatizar sino denunciar un lenguaje que se ha ido naturalizado.

Julián David Ospina Herrón observó que el lenguaje solo es una consecuencia del en-torno, pero no es el que perpe-túa la violencia.

desconocimiento de la reali-dad es latente. Por eso invitó a reforzar el modelo cultural, para que estas expresiones no dejen de ser coloquiales sino que se vuelvan de verdad, ma-nifestaciones a través del len-guaje de episodios violentos que están volviendo a ocurrir.

El texto titulado “El refrán y la frase hecha en la jerga de la mafia siciliana”, escrito por Yolanda Romano Martín, de la Universidad de Salamanca, menciona que las expresio-nes se recogen del pensa-miento de un pueblo, de aquello que se aprueba, cen-sura, o sobre cómo reaccionar ante determinados fenóme-nos físicos y morales.

No está demás que la gente en Medellín se cuestione si de verdad avala el uso de estas ex-presiones que, aunque se digan con inocencia frente a su ori-gen, tampoco dejan de ser una denuncia, como señaló Mos-quera, de una violencia que, con algunos años más pacíficos, nunca ha dejado de existir ■

Según escritores y docentes, las expresiones muchas veces son usadas con desconocimiento de su origen violento, pero hay que concientizar a la gente sobre la carga negativa que tienen.

EN DEFINITIVA

EN TWITTER

Cuando estamos afuera sí que pesan esas frases. En el centro de Santiago de Chile, por tradición, suena un cañonazo al medio día. Llevo dos meses aquí y aún no logro acostumbrarme, en la mente de este paisa aparece la misma pregunta.

ALEJANDRO CASTILLO E. @AlejoCastilloE

Fui a Valencia, España, du-rante la celebración de “las fallas”. También me hacía la misma pregunta cada vez que sonaban las detonacio-nes. Sin darnos cuenta, a quienes crecimos en Mede-llín en los años 80 y 90, nos dejaron un trauma.

JUAN D @xruizuribe

Una vez pronuncié esa fra-se en Italia, muy alterada, y la gente me miró como a un bicho raro. Entendí enton-ces que la expresión siem-bra profundo el miedo y el trauma, y se evidencia cuando esta se repite por largo tiempo.

ANDREA R. @Rolineston

RESPUESTA A UNA PREGUNTA: ¿ES BALA O ES PÓLVORA?

día, propuso, se podría conver-sar sobre las formas cómo se habla en la ciudad y qué ex-presiones van en contravía de vivir mejor en sociedad.

La administración munici-pal lidera una lucha por demo-ler los vestigios de la violencia, como el edificio Mónaco de Pablo Escobar, pero eso no es incompatible, explicó Mos-quera, con un trabajo simultá-neo para construir una narra-tiva de Medellín que permita que el guión no lo asuman desde afuera.

“Faltamos nosotros dicien-do qué pasó, cuándo pasó, cómo pasó y por qué nos ex-presamos así, para no dejar que eso quede solo en manos de Hollywood, Netflix, o los narcotoures de la ciudad”, dijo.

Builes coincidió en que el

REFLEXIÓN

“La semana pasada otra chica atribulada se tiró a las vías del metro alre-dedor de las 6:00 a.m., lo que conllevó al inme-diato desalojo de los pasajeros. No podía cre-er que en la gente la molestia mayor respon-día a razones como las de la señora a mi lado que dijo: “que se mate, pero no en hora pico”. ¿A qué obedece tanto desprecio por el dolor ajeno? Luego pensé que tanta insolencia no es de extrañar en una sociedad que ha do-mesticado el horror con frases tan brutales como, “eso que está so-nando será pólvora o plomo?”, o que ha he-cho del insulto un salu-do. En la lengua popular se esconde la verdad más profunda de un pueblo, y esta ciudad ha demostrado que con el primero devela y mantiene un ancestral acervo de violencia, pero disfrazando su atrocidad en el eufemis-mo. Un muerto es ape-nas un simple “muñe-co”, o cuando más el simpático “chulo”, y su acción en vez de horro-rizar invita a cometerla: “fritar”, “tostar” o “vol-tear”, despojándola de su capacidad de terror y haciéndola parte de las actividades diarias, y con las celebraciones lo ilustra y pregona como la estruendosa albora-da, que intenta rememo-rar las desparpajadas fiestas atribuidas a los narcos y que se mantie-ne como el mayor deseo escondido en el incons-ciente colectivo. Tanta vecindad con la des-trucción han terminado por volver folclor una amenaza, entonces una persona “huele a formol” y un asesinato es “hacer la vuelta”. Tal vez sea una manera de prote-gernos del horror o una forma de profilaxis gra-mática que nos ayude a olvidar, pero que esta-mos obligados a revisar si queremos mayor em-patía y humanidad en esta sociedad en donde hijueputa, que en otro lado sería un agravio, es nuestra mayor muletilla”.

GILMER MESA

Escritor y do-cente de Cien-

cias Políticas en la UPB.

Muletillas domesticadas del horror en

la ciudad

ILUSTRACIÓN MORPHART

¿Cómo cambiarlas? Para el profesor Orozco la clave está en cambiar esa es-pecie de “chip” del miedo con el cual creció gran parte de la población en Medellín, pues las expresiones son, en resumen, la exteriorización de un temor, funcionan como muestra del miedo en una ciudad en la que la vio-lencia dejó, además de las víctimas, un afán por el en-cierro en unidades residen-ciales, casas enrejadas, y có-digos de prevención en el comportamiento y la lengua.

En ese sentido, quizás al campo de la filología y a sus expertos locales les hace falta poner más el tema en discu-sión, opinó Juan Mosquera Restrepo. A través del canal de Cultura Ciudadana, de la Alcal-

OPINIÓN

FRUTOS DE UNA COSTUMBRE

“La violencia siempre genera caos y el caos distorsiona la realidad, así que la percepción de la realidad es diferente en cualquier lugar donde predomine la violencia, y la violencia constante hace que nos habituemos no solo a la demostración continua de esa violencia sino a las formas para combatirla. Nos hemos acostumbrado a ver retenes militares o de la Policía en las carreteras, a las requisas, a suministrar información y documentos cada vez que las autoridades los requieran, nos acostumbramos a que nos husmeen los perros antiexplosivos en los aeropuertos y en los centros comerciales. Y hemos llegado a tal grado de costumbre a estas requisas que casi las extrañamos cuando no nos las hacen, y hasta nos sentimos desprotegidos ante la ausencia de autoridades y perros”.

JORGE FRANCO Escritor