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Maracay, Sábado 7 de julio de 2012 -ALBERTO HERNÁNDEZ- Crónicas del Olvido La antología presunta de Eduardo Llanos 1.- U na palabra se afilia a la conversación con el poe- ta chileno Eduardo Llanos Melussa: ironía, la que hace más evidente una inteligencia sutil. Podríamos afirmar que se trata de una ironía expresamente pe- dagógica cuando se entabla re- lación directa con el poeta. Es un poeta casi inédito para los lectores del resto del continen- te, "descubierto" a través de An- tología presunta (1976-2002), publicada en 2003 por el Fondo de Cultura Económica, en la Co- lección Poetas chilenos/ Tierra fir- me. Libro donde aparece el poe- mario Contradiccionario (1983), muy celebrado por los poetas Gon- zalo Rojas y Enrique Lihn. El lector se preguntará por qué una antología "presunta". La res- puesta nos la ofrece Niall Binns, quien abre el tomo con un prólo- go enjundioso donde destaca el carácter de inéditos de los poema- rios, excepto, precisamente, el ya mencionado Contradiccionario. Por supuesto, el trabajo de armar el libro fue labor del mismo au- tor, lo que hace más presunta la antología, toda vez que los libros permanecían guardados en un secreto tránsito de acomodo al mundo. Pero también porque se trata, como señala en un texto ini- cial, del fondo contradictorio de su autor. De allí la inteligencia sutil (la sutileza es fina revelación en muy pocos autores) de Llanos Melussa que, gracias al X Encuen- tro Internacional de Poesía de la Universidad de Carabobo 2012, nos permitió conocerlo personal- mente. Y también nos dotara de un ejemplar de su trabajo. En efecto, Binns ha afirmado: "La contradicción aquí es clara- mente una dicción en contra, un rechazo racional, barbado de iro- nía, a determinados comporta- mientos sociales de los poetas". Para demostrar esta tesis aborda el poe- ma "Aclaración preliminar", pri- mer texto del libro en el que deja sentada una poética que se advier- te en toda su obra: "Si ser poeta sig- nifica poner cara de ensueño,/per- petrar recitales a vista y paciencia del público/ indefenso,/ infligirle poemas al crepúsculo y a los ojos de una amiga/ de quien deseamos no precisamente sus ojos;/ si ser poeta significa allegarse a mecenas de conducta/ sexual dudosa,/ tomar té con galletas junto a señoras re- lativamente/ deseables todavía/ y pontificar ante ellas sobre el amor y la paz (…) / entonces, en- tonces, no quisiera ser poeta". 2.- Los libros que contiene este peri- plo, mencionado ya Contradiccio- nario (1976-1983), son Disiden- cia en la tierra (1976-1988), La brasa y la brisa (1986-2000), Paisaje histórico (1984-1989), Prohibido estacionar (1992) y Cofre de Haikus (1988-2002). La tradición poética chilena es de largo trayecto. Versos que con- versan entre ellos, hacen de Lla- no Melussa un representante que no deja dudas sobre su agilidad y esmero por asentar que las pala- bras deben usarse para decir, para encantar, para doler y hasta para desechar. Llano Melussa es un poeta cercano a Nicanor Pa- rra. Heredero de una cultura don- de la irreverencia asoma siempre su cuerpo, nuestro autor destaca porque, como afirma el prologuis- ta, "la esencia de la humanidad son las contradicciones". Valga el ejemplo de "Clausura": "Bueno, bueno, lo reconozco: / como tantísimos adolescentes,/ yo también incurrí en imperdonables poemas/ para que la amada de tur- no suspirara en sus tardes/ de gri- pe/ (amada que era apenas un ros- tro ardiendo al fondo/ de un sue- ño). // Pero hoy que mis horizontes van ampliándose/ -limpiándose di- ría si hubiera suficientes micrófo- nos/ en torno-, / quisiera rehabili- tarme como un hombre de buena/ voluntad/ y hacerme digno de mi propio lenguaje, / dignidad en cuyo honor clausuro este poema". Tono en el que el autor se somete al escrutinio del tiempo. Desdice y dice: va al pasado y retorna al pre- sente con la carga de una humora- da que se convierte luego en oficio. He allí el carácter indoblegable de quien no teme arrancarse los ver- bos de la piel y hacerlos parte de un texto donde viven y sobreviven la "gripe" y el poema. Porque el res- friado de una novia de la adoles- cencia jamás se olvida y hasta se convierte en leyenda urbana coti- diana, como todos los textos que en esta antología presuntamente exis- ten. Y vuelvo a lo de presunta por- que, en efecto, somos lectores pre- suntos dado el grado de peligrosi- dad de estos trabajos en los que Lla- nos Melussa provoca, conspira y se hace el loco a la hora de los car- gos de conciencia. Es decir, el au- tor nos crea, nos inventa en la me- dida de su recreación (y re-crea- ción): una suerte de mirada a un paisaje que se instala en el ima- ginario de quien abre estas pági- nas. Sí, es un libro donde el ser so- cial y el ser político se confunden con el ser poético, con el gracejo de quien siempre se tropieza con el mundo y lo analiza con cabeza fría y muchas veces ahogada con una risita de medio lado. Existe una éti- ca del decir. Existe una ética/ poé- tica a la que somos sometidos, vo- luntaria o involuntariamente, los que osamos acercarnos a él, al poe- mario, a su presunción. 3.- Digamos de Disidencia en la tierra, juego donde Llanos Melus- sa contradice el título de Pablo Neruda, lo revisa y le da otra di- mensión. La residencia se extravía y se confirma exilio, tortura, voz contraria, destierro, pérdida y has- ta extravío. Muerte. En este espa- cio verbal el poeta habla desde el adentro y el afuera de una reali- dad que conmovió al mundo ente- ro. La dictadura chilena sigue sien- do un largo poema donde el dolor, el reclamo y la ironía produjeron textos como "Aviso clasificado": "Centro de inteligencia y prisión preventiva/ en vías de expansión a todo el territorio/ necesita contra- tar personal de apoyo/ en jornadas nocturnas, diurnas o vespertinas./ / Se exige dinamismo, reserva, san- gre fría, / olfato, patriotismo, buen oído y buen ojo./ Deseable posesión de vehículo propio,/ estudios de ká- rate y buena puntería.// Se ofrece buen sueldo, comisiones y viático. / Labor no rutinaria -con viajes de confianza/ dentro y fuera del país-. Carrera funcionaria.// Postular so- lamente los más interesados. / En- viar nombre completo, sin datos ni currículo: / de eso ya tenemos un registro exhaustivo". Queda en la lengua -y allá en el fondo de la me- moria- una carga tan humana que deshace el oficio del soneto. El poe- ma es -precisamente- el oficiante, el que advierte de todo lo que podría ocurrir y no ocurrir. El dolor es un largo y afilado poema como el mapa de Chile. Y así como es largo el terri- torio austral, así este poemario que deja un extraño sabor en la boca. Con estas palabras cierra el libro el poeta santiaguino: "Pero es cierto también que ahora, al balbucear/ y bucear en mis propias lagunas mentales,/ me sorprendo in fragan- ti a mí mismo proclamando/ idea- les libertarios en un tono impositi- vo, igual/ que un almirante jubi- lado que se desgañita/ arengando a una tripulación inexistente,/ po- niéndome y sacándome y ponién- dome de nuevo/ la máscara del des- enmascarador./ Así que ya no sé quién soy ni quien no soy/ y prefie- ro interrumpir aquí este verdade- ro-falso/ testimonio". He aquí en- tonces una forma de desdecir o afir- mar una sociedad que aún navega en la incertidumbre, que una vez hizo decir a Neruda: "Cadáveres dor- midos que a menudo/ danzan asi- dos al peso de mi corazón…". 4.- Entramos en el paisaje nacional con el primer texto de La brasa y la brisa. Justificación para volver a sus andanzas: el poeta reflexiona y juega. Al derecho y al revés. Dice: "Serenidad del cielo/ al atardecer, / como si Dios meditara/ bajando los párpados", luego de esta hermo- sa tarjeta de presentación ("Chiloé"), en la que no cabe ironía alguna, Llanos Melussa nos revuelve el agua verbal con "Pantano noctur- no": "Cierto: aquel pantano hedía/ insoportablemente. / Pero, suspen- diendo un instante la respiración, / uno descubría que en su superfi- cie/ también se reflejaban las es- trellas" (y coloca el próximo verso al revés, como si lo viésemos en un espejo). ¿Cabe este pantano en Chi- loé? Podría ser en la superficie. En el fondo, donde no caben todas las cosas, la belleza: la contradicción, elegante y provocadora, desnuda a quien se maquilla y por dentro está lleno de espinas. Para burlarse de él mismo (como debe ser), dispa- ra: "Una larga experiencia/ me ha mostrado/ que una larga experien- cia/ no sirve para nada". O: "Luego de intentar/ una atenta reflexión/ veo que jamás he hecho/ una aten- ta reflexión". Estas paradojas, esta suerte de trote aforístico, confir- man la búsqueda de quien se cree perdido, extraviado en medio de un desierto. Para redondear, se larga con éste: "Después de observarme detenidamente/ sé que no puedo observarme detenidamente, / me- nos observar si me observo o no me observo/ y mucho menos hacerlo detenidamente". Tesis, una vez más, puesta en evidencia: el poeta usa la contracción como una ma- nera de deshacerse de la abulia rei- nante, de la oquedad de ciertas re- flexiones. Para hacernos más fácil el atajo, el poeta chileno nos hace entrar en la poesía dibujada que en México Juan José Tablada prac- ticó a su antojo, y que hoy Llano usa para enmarcar su talento poé- tico y su ocio existencial, que en fondo son lo mismo. Palíndromo y caligramas, haikus y demás expe- rimentos se pasean felizmente por estas páginas que, para casi clau- surarlas, terminan así: "Siempre y en cualquier parte/ escribir ha sido nadar/ contra la corriente. / Sólo que aquí se incluía/ la corrien- te eléctrica". Si hacer poesía es lo más contradictorio del mundo, también -como decía Hölderlin- es el oficio más peligroso, tanto que la picana es una metáfora. 5.- Paisaje histórico: cruces de pala- bras: "Miré lo muertos de la patria mía". Cruces y más cruces. Caligra- mas. Cruces, muertos, agonía, tor- tura. Cruces, hasta llegar a Prohi- bido estacionar, donde la descar- ga es la de un sujeto que habla de la poesía, de la ciudad, de las mucha- chas, de una taza de café y muchas miradas. Textos donde el país sigue siendo una borradura, un paisaje fresco, una cálida estación de voces. Y luego, Cofre de haikus donde el poeta muestra su capacidad lúdica. Poemas donde un niño juega con las palabras. Donde un adulto se hace esas mismas palabras. Así, al cierre, me atrevo a afir- mar que este libro es un inmenso ars poética donde la misma poesía (¿y su más allá?), los afectos y la gente constituyen una atmósfera cuya densidad se condensa en un silencio que nos ahoga al leer el último verso.

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Maracay, Sábado 7de julio de 2012

-ALBERTO HERNÁNDEZ-

Crónicas del OlvidoLa antología presunta de Eduardo Llanos

1.-

Una palabra se afilia a laconversación con el poe-ta chileno Eduardo Llanos

Melussa: ironía, la que hace másevidente una inteligencia sutil.Podríamos afirmar que se tratade una ironía expresamente pe-dagógica cuando se entabla re-lación directa con el poeta.

Es un poeta casi inédito paralos lectores del resto del continen-te, "descubierto" a través de An-tología presunta (1976-2002),publicada en 2003 por el Fondode Cultura Económica, en la Co-lección Poetas chilenos/ Tierra fir-me. Libro donde aparece el poe-mario Contradiccionario (1983),muy celebrado por los poetas Gon-zalo Rojas y Enrique Lihn.

El lector se preguntará por quéuna antología "presunta". La res-puesta nos la ofrece Niall Binns,quien abre el tomo con un prólo-go enjundioso donde destaca elcarácter de inéditos de los poema-rios, excepto, precisamente, el yamencionado Contradiccionario.Por supuesto, el trabajo de armarel libro fue labor del mismo au-tor, lo que hace más presunta laantología, toda vez que los librospermanecían guardados en unsecreto tránsito de acomodo almundo. Pero también porque setrata, como señala en un texto ini-cial, del fondo contradictorio desu autor. De allí la inteligenciasutil (la sutileza es fina revelaciónen muy pocos autores) de LlanosMelussa que, gracias al X Encuen-tro Internacional de Poesía de laUniversidad de Carabobo 2012,nos permitió conocerlo personal-mente. Y también nos dotara deun ejemplar de su trabajo.

En efecto, Binns ha afirmado:"La contradicción aquí es clara-mente una dicción en contra, unrechazo racional, barbado de iro-nía, a determinados comporta-mientos sociales de los poetas". Parademostrar esta tesis aborda el poe-ma "Aclaración preliminar", pri-mer texto del libro en el que dejasentada una poética que se advier-te en toda su obra: "Si ser poeta sig-nifica poner cara de ensueño,/per-petrar recitales a vista y pacienciadel público/ indefenso,/ infligirlepoemas al crepúsculo y a los ojos deuna amiga/ de quien deseamos noprecisamente sus ojos;/ si ser poetasignifica allegarse a mecenas de

conducta/ sexual dudosa,/ tomarté con galletas junto a señoras re-lativamente/ deseables todavía/y pontificar ante ellas sobre elamor y la paz (…) / entonces, en-tonces, no quisiera ser poeta".

2.-Los libros que contiene este peri-

plo, mencionado ya Contradiccio-nario (1976-1983), son Disiden-cia en la tierra (1976-1988), Labrasa y la brisa (1986-2000),Paisaje histórico (1984-1989),Prohibido estacionar (1992) yCofre de Haikus (1988-2002).

La tradición poética chilena esde largo trayecto. Versos que con-versan entre ellos, hacen de Lla-no Melussa un representante queno deja dudas sobre su agilidad yesmero por asentar que las pala-bras deben usarse para decir, paraencantar, para doler y hastapara desechar. Llano Melussa esun poeta cercano a Nicanor Pa-rra. Heredero de una cultura don-de la irreverencia asoma siempresu cuerpo, nuestro autor destacaporque, como afirma el prologuis-ta, "la esencia de la humanidadson las contradicciones". Valga elejemplo de "Clausura":

"Bueno, bueno, lo reconozco: /como tantísimos adolescentes,/ yotambién incurrí en imperdonablespoemas/ para que la amada de tur-no suspirara en sus tardes/ de gri-pe/ (amada que era apenas un ros-tro ardiendo al fondo/ de un sue-ño). // Pero hoy que mis horizontesvan ampliándose/ -limpiándose di-ría si hubiera suficientes micrófo-nos/ en torno-, / quisiera rehabili-tarme como un hombre de buena/

voluntad/ y hacerme digno de mipropio lenguaje, / dignidad en cuyohonor clausuro este poema".

Tono en el que el autor se someteal escrutinio del tiempo. Desdice ydice: va al pasado y retorna al pre-sente con la carga de una humora-da que se convierte luego en oficio.He allí el carácter indoblegable dequien no teme arrancarse los ver-bos de la piel y hacerlos parte de untexto donde viven y sobreviven la"gripe" y el poema. Porque el res-friado de una novia de la adoles-cencia jamás se olvida y hasta seconvierte en leyenda urbana coti-diana, como todos los textos que enesta antología presuntamente exis-ten. Y vuelvo a lo de presunta por-que, en efecto, somos lectores pre-suntos dado el grado de peligrosi-dad de estos trabajos en los que Lla-nos Melussa provoca, conspira yse hace el loco a la hora de los car-gos de conciencia. Es decir, el au-tor nos crea, nos inventa en la me-dida de su recreación (y re-crea-ción): una suerte de mirada a unpaisaje que se instala en el ima-ginario de quien abre estas pági-nas. Sí, es un libro donde el ser so-cial y el ser político se confundencon el ser poético, con el gracejo dequien siempre se tropieza con elmundo y lo analiza con cabeza fríay muchas veces ahogada con unarisita de medio lado. Existe una éti-ca del decir. Existe una ética/ poé-tica a la que somos sometidos, vo-luntaria o involuntariamente, losque osamos acercarnos a él, al poe-mario, a su presunción.

3.-Digamos de Disidencia en la

tierra, juego donde Llanos Melus-sa contradice el título de PabloNeruda, lo revisa y le da otra di-mensión. La residencia se extravíay se confirma exilio, tortura, vozcontraria, destierro, pérdida y has-ta extravío. Muerte. En este espa-cio verbal el poeta habla desde eladentro y el afuera de una reali-dad que conmovió al mundo ente-ro. La dictadura chilena sigue sien-do un largo poema donde el dolor,el reclamo y la ironía produjerontextos como "Aviso clasificado":

"Centro de inteligencia y prisiónpreventiva/ en vías de expansión atodo el territorio/ necesita contra-tar personal de apoyo/ en jornadasnocturnas, diurnas o vespertinas.// Se exige dinamismo, reserva, san-gre fría, / olfato, patriotismo, buenoído y buen ojo./ Deseable posesiónde vehículo propio,/ estudios de ká-

rate y buena puntería.// Se ofrecebuen sueldo, comisiones y viático. /Labor no rutinaria -con viajes deconfianza/ dentro y fuera del país-.Carrera funcionaria.// Postular so-lamente los más interesados. / En-viar nombre completo, sin datos nicurrículo: / de eso ya tenemos unregistro exhaustivo". Queda en lalengua -y allá en el fondo de la me-moria- una carga tan humana quedeshace el oficio del soneto. El poe-ma es -precisamente- el oficiante, elque advierte de todo lo que podríaocurrir y no ocurrir. El dolor es unlargo y afilado poema como el mapade Chile. Y así como es largo el terri-torio austral, así este poemario quedeja un extraño sabor en la boca.Con estas palabras cierra el libro elpoeta santiaguino: "Pero es ciertotambién que ahora, al balbucear/y bucear en mis propias lagunasmentales,/ me sorprendo in fragan-ti a mí mismo proclamando/ idea-les libertarios en un tono impositi-vo, igual/ que un almirante jubi-lado que se desgañita/ arengando auna tripulación inexistente,/ po-niéndome y sacándome y ponién-dome de nuevo/ la máscara del des-enmascarador./ Así que ya no séquién soy ni quien no soy/ y prefie-ro interrumpir aquí este verdade-ro-falso/ testimonio". He aquí en-tonces una forma de desdecir o afir-mar una sociedad que aún navegaen la incertidumbre, que una vezhizo decir a Neruda: "Cadáveres dor-midos que a menudo/ danzan asi-dos al peso de mi corazón…".

4.-Entramos en el paisaje nacional

con el primer texto de La brasa yla brisa. Justificación para volvera sus andanzas: el poeta reflexionay juega. Al derecho y al revés. Dice:"Serenidad del cielo/ al atardecer,/ como si Dios meditara/ bajandolos párpados", luego de esta hermo-sa tarjeta de presentación ("Chiloé"),en la que no cabe ironía alguna,Llanos Melussa nos revuelve elagua verbal con "Pantano noctur-no": "Cierto: aquel pantano hedía/insoportablemente. / Pero, suspen-diendo un instante la respiración,/ uno descubría que en su superfi-cie/ también se reflejaban las es-trellas" (y coloca el próximo versoal revés, como si lo viésemos en unespejo). ¿Cabe este pantano en Chi-loé? Podría ser en la superficie. Enel fondo, donde no caben todas lascosas, la belleza: la contradicción,elegante y provocadora, desnudaa quien se maquilla y por dentro

está lleno de espinas. Para burlarsede él mismo (como debe ser), dispa-ra: "Una larga experiencia/ me hamostrado/ que una larga experien-cia/ no sirve para nada". O: "Luegode intentar/ una atenta reflexión/veo que jamás he hecho/ una aten-ta reflexión". Estas paradojas, estasuerte de trote aforístico, confir-man la búsqueda de quien se creeperdido, extraviado en medio de undesierto. Para redondear, se largacon éste: "Después de observarmedetenidamente/ sé que no puedoobservarme detenidamente, / me-nos observar si me observo o no meobservo/ y mucho menos hacerlodetenidamente". Tesis, una vezmás, puesta en evidencia: el poetausa la contracción como una ma-nera de deshacerse de la abulia rei-nante, de la oquedad de ciertas re-flexiones. Para hacernos más fácilel atajo, el poeta chileno nos haceentrar en la poesía dibujada queen México Juan José Tablada prac-ticó a su antojo, y que hoy Llanousa para enmarcar su talento poé-tico y su ocio existencial, que enfondo son lo mismo. Palíndromo ycaligramas, haikus y demás expe-rimentos se pasean felizmente porestas páginas que, para casi clau-surarlas, terminan así: "Siemprey en cualquier parte/ escribir hasido nadar/ contra la corriente. /Sólo que aquí se incluía/ la corrien-te eléctrica". Si hacer poesía es lomás contradictorio del mundo,también -como decía Hölderlin- esel oficio más peligroso, tanto quela picana es una metáfora.

5.-Paisaje histórico: cruces de pala-

bras: "Miré lo muertos de la patriamía". Cruces y más cruces. Caligra-mas. Cruces, muertos, agonía, tor-tura. Cruces, hasta llegar a Prohi-bido estacionar, donde la descar-ga es la de un sujeto que habla de lapoesía, de la ciudad, de las mucha-chas, de una taza de café y muchasmiradas. Textos donde el país siguesiendo una borradura, un paisajefresco, una cálida estación de voces.Y luego, Cofre de haikus donde elpoeta muestra su capacidad lúdica.Poemas donde un niño juega con laspalabras. Donde un adulto se haceesas mismas palabras.

Así, al cierre, me atrevo a afir-mar que este libro es un inmenso arspoética donde la misma poesía (¿ysu más allá?), los afectos y la genteconstituyen una atmósfera cuyadensidad se condensa en un silencioque nos ahoga al leer el último verso.

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Relatos fascistas

ROSANA HERNÁNDEZ PASQUIERILUSTRAC: GEORGE GROSZ

Hay quienes afirman queel Stalinismo es quizásla forma más retrógra-

da del mal llamado socialismoen la vieja Unión Soviética. Nopor casualidad el primer cuen-to "El cielo seguía arriba", dela más reciente publicación deAlberto Hernández, "Relatosfascistas", comienza con unepígrafe de Stalin, cito: Unaúnica muerte es una tragedia,un millón de muertes es unaestadística. Y la rosa púrpurade la nómina, la lista enroje-cida en la que se ha converti-do a la gente, a los habitantesde este país, aflora. Tal vez laherida había comenzado an-tes, pero no nos habíamosdado cuenta, el once de abrilmarcó sin distinción algunaun antes y un después. Alber-to Hernández recuerda lo su-cedido de esta manera: Acos-tado en el suelo, pude ver conclaridad cuando una mujercaía de espaldas con un dis-paro en la cara. Cerré los ojosfuertemente y lloré. La manoherida de un muchacho heri-do de muerte buscaba una delas manos mías. La tomó conla fuerza que le quedaba: -Hoy es once, once de abril…,sonó la poca voz que emergíade su carne muerta. El eco dela fecha se repite dentro una yotra vez mientras engarza su-cesiones de imagen y peque-ñas historias personales teñi-das por la tragedia.

En esta oportunidad el au-tor nos trae un libro duro, dedifícil lectura, equivalente a larudeza que ha sido vivir estosúltimos años en este país. Unpaís dividido aparentementeen dos pueblos. Uno que vivefeliz porque siendo adepto algobierno no es objeto de per-secuciones, y otro acosado yperseguido. Uno que vive con-forme con las migajas y otroque sobrevive, que se lanza aesta selva para obtener lo ne-cesario. Un pueblo que puededelinquir con la anuencia delgobierno y otro que no puedeexpresar sus diferencias por-que es convertido en reo, so-metido a escarnio público y atodo tipo de maltrato. Un pue-blo que puede "vivir viviendo"

Y otro que puede vivir mu-riendo. En esta rara y larga lis-ta de divisiones la atmósferaes irrespirable. El miedo, la iray la venganza abundan, a ve-ces se escuchan carcajadas,muchas veces jaculatorias.Pasan cosas inexplicablescomo de ficción y hemos pues-to el énfasis en como de fic-ción. Es así como la ficción deAlberto Hernández se parececada vez más a la realidad, cito:

Los gendarmes se apiñaronentre maldiciones - ¿Quién esel muerto?-, preguntaron. -¡Yo! - dijo el hombre con unhilito de voz. El silencio vol-vió a invadir la escena. Losauniformados se acercaron ysujetaron al tipo por las mu-ñecas: La mujer, que no ha-bía hablado, profirió:-¡Losueltan! -, ordenó. Y los poli-cías lo soltaron. Dos días des-pués de ese evento apareció

muerta la mujer en un ba-rranco Quien había sido "sal-vado" miraba el cuerpo des-gonzado con los brazos ha-cia el vacío, el cuello roto ylos ojos desmesuradamenteabiertos. Todo ocurre en larealidad como si se tratara delos personajes de un libro deterror, como lo sugiere elpoeta unas cuantas líneas másadelante, se lee: El hombreque estaba cerca es el mismo

que había muerto en el capí-tulo anterior.

El libro contiene entre suspáginas relatos breves, otrosbrevísimos entretejidos conepígrafes que dan cuanta delcúmulo de lecturas anterio-res. Pero están allí para guiaral lector, éstos son un hilo quenos lleva por el tránsito de laagonía y la muerte. Ese hiloque es al mismo tiempo el hilode voz que le queda a los per-sonajes de estos relatos y elfino hilo de una división o"sensación de división" en laque todos permanecemossuspendidos.

Más no debemos equivo-carnos como lectores. "Relatosfascistas" no es solo la reuniónde unos acontecimientos terri-bles, la suma de diferencias, ladenuncia de quienes han sidoatravesados por balas, puña-les y palabras cargadas de odioy segregación. Sí es esto. Perode toda la lectura surge unaenorme interrogante ¿Quiénpudo, que conducta perversanos llevó a esta tragedia? Lalectura invita a una honda re-flexión sobre este y otros asun-tos en los que nosotros, todos,estamos convocados sin excu-sas para indagar en esta mise-ria interior, en el paso de no-sotros por esta oscurana. Sóloasí, llenos de esperanza, podre-mos lograr victoria sobre lacerrazón.

El poeta Alberto Hernándezcon este libro nos entrega ellegado de los que bregan sincansancio, que somos la in-mensa mayoría en este país yseguramente que en el mun-do. El libro nos deja una enor-me convicción: No se puedeamarrar al río como tampocose puede acallar la voz aunqueesta sea un hilito. Por eso siem-pre, siempre hay una manerade burlar, de fregar la reali-dad, de escabullirse. En talsentido, el poeta nos provocay con humor nos propone enuna de sus narraciones, cito:

A PASO ASORDINADOLa decepción fue muy

grande para el coronel: Labanda marcial se desató conMick Jagger. Al leer este bre-vísimo relato la poeta MiriamMireles acotó:- "Estamos sal-vados". Nosotros decimos,gloria a Dios, amén.

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Maracay, Sábado 7 de julio de 2012 Contenido 31

ALFONSO SOLANO

Lucienne Silberg: El discreto y fugaz encanto de lo Innombrable

En una noche calurosa ycircular, como suelenser aquellas lunas en

donde la memoria se insertaen su laberinto, me dispuse aleer uno de los números de lacuriosa e interesante revistade poesía "El Salmón", esfuer-zo editorial de dos sagaces einteligentes jóvenes de la nue-va generación de poetasemergentes: Santiago Acostay Willy McKey. El número 6de esta revista que en estaoportunidad está dedicada altema del Desvarío, contiene,entre otras joyas, un curiosoy brillante análisis escrito porel desaparecido y recordadopoeta y ensayista venezolanoJuan Liscano sobre una mu-jer desconocida por la mayo-ría: Luciene Silberg. Venezo-lana, caraqueña nacida en elaño de 1947, para mejores se-ñas, a pesar de su afrancesadoapellido, esta mujer misterio-sa que poseía el antiguo y rarodon de los genios en la pala-bra trasmutada, había viajadoa mediados de los años seten-tas, específicamente en losprimeros meses del año 1976a la ciudad luz para estudiarLiteratura, luego, al parecer,lo hizo también en Inglaterra.En la ciudad de Bretón se alis-tó en la conocida Universidadde La Sorbona para realizar sumaestría de literatura angloa-mericana y Francesa, cuandode repente, como quien veuna estrella fugaz en el firma-mento, falleció en septiembrede ese mismo año, tras pade-cer de una rara enfermedadque según el propio Liscanonunca fue diagnosticada deforma acertada. Liscano man-tuvo cercana corresponden-cia con la poeta y en una oca-sión ésta le había comentadoque deseaba "penetrar en sucaja craneana para saber loque recubre todos los ruidosde fondo y tratar de escribirredistribuyendo las palabrasque no deben ser pronuncia-das" (dixit). Esta extraña vi-sión de la escritura daría en subreve "canto de cisne" unospoemas (7 en total) que se hanconvertido en el transcurrir

del tiempo en una especie de"cáliz sagrado" para todo aquelque tenga el privilegio de na-vegar en sus laberintos infini-tos donde todo lo soñado, todolo imaginado, todo lo no pen-sado y lo que aún ni siquiera seha pronunciado, se encuentraen su más pura forma de arteen la expresión poética. Suspoemas los escribió todos enla lengua de Flaubert, y por loque describe Liscano en su in-tenso y brillante ensayo, am-plió y expandió en su brevísi-ma obra, las posibilidades in-sospechadas de este idioma.Como bien lo indica Liscano "enesa tarea de ampliar las fronte-ras del lenguaje francés hantrabajado incansablementegeneraciones de escritores,pero con Lucienne dicha tareaadquirió una premura de últi-ma voluntad". Tan sorprendi-do y encandilado estaba el au-tor de "Myesis" y "Domicilios"que se sintió en la necesidadde escribir, a petición del pre-ocupado padre de la poeta,una misiva en donde no sóloelogia la escritura de Lucien-ne, sino que describe con unaasombrosa capacidad de sín-tesis, los antecedentes de estaescritura y su valoración en lostiempos contemporáneos.

EL NOMBRE DEL NOMBREDE LO IMPRONUNCIABLE

La poesía, como lo he dicho

en reiteradas oportunidades,es el lugar de lo misterioso, delo no-asido, de lo otro advi-niendo en el yo, y en el río delas imágenes -muchas vecesrío intenso- que arrastra no-ciones y recuerdos, ese alterego desvariado comienza a"hablar" a través del lenguaje.No sólo se trata de una explo-ración consciente y dirigida dela morfología y la genealogíadel lenguaje. No es sólo unmero "discurso proliferante"como lo dijo una vez el poetaMario campaña. Es más bienla expresión alucinada de laexperiencia en el hacer poéti-co, el "liminar sin reglamento"para descubrir una voz, unapersona que habla a través delos otros sentidos, a través dela otra intimidad, que tras-ciende su lenguaje y lo colocaen el lugar de su mundo parti-cular, en el lugar de su lenguahomónima. Por que en los es-tados en que el alma se en-cuentra comprimida por losavatares del vivir, la lenguadel poeta calla. Su otra "len-gua" inicia el caótico viaje. "Lapoesía ya no representa nin-gún objeto; la poesía presentaun objeto único: el poema."Nos confiesa el bardo SilvaEstrada en uno de sus revela-dores ensayos. Lucienne Sil-berg lo supo, lo sufrió en car-ne propia y lo trajo a la super-ficie en forma de inusitadas

prosas y frases de un conteni-do tan mágico como deliran-te. La escritura de Lucienneestá dotada de todo aquelloque resulta de llevar a los ex-tremos la experiencia del ver-bo y su resonancia interna.Lucienne quemó- como bienlo dice Liscano- en un soloverso, en una sola línea, todaposible influencia de un autor.Ella se entregó, como ningu-na, "a ese apocalipsis verbalsobrepasando modelos". Y lologró en un tiempo inusitada-mente breve.

TENGO UNA LENGUALa producción literaria de

Lucienne Silberg es de una as-cetada y brillante brevedad.Sólo se conocen 7 poemas*,algunos de ellos escritos enforma de prosa poética. Lospoemas, como ya lo mencio-namos, están escritos en fran-cés. La traducción al españolse debe a la diligente e ingentelabor de Juan Liscano, quien losrevisó y estudió a profundidad.Se sabe, en todas las esferas, queesta labor resulta comprome-tedora y reviste al quien lo hacede una especie de "paria en elcalambur" lo cual no resulta deltodo satisfactorio. No obstan-te, los problemas del trasladode los giros idiomáticos y lossentidos de una lengua a otra,tenemos en nuestras manos elresultado del trabajo hecho porLiscano. Y vaya que tendremosque agradecerlo para toda lavida!

El primer poema se Titula:"tengo una lengua" y se iniciade esta forma: "tengo una len-gua de víbora exactamente allídonde pienso (…)" Acá el pen-samiento es visto desde unatribuna de contemplación de-jando ir en vuelo rasante, to-das las lenguas con sus azaresy desventuras, hurgando elotro lado de los objetos y lascosas que se expresan con áni-mo desvariado:

"lengua de vuelo ahorquilla-do que alcanza los cubiertos yaglutina la vajilla, una lenguatenedor, cuchara o cuchillo decarne o de pescado"

Luego, el lugar desde don-de habla esta lengua; el de lamemoria, blanca memoriaque discurre los velámenesiníciales y coloca el nombre

de lo innombrable:"Tengo una lengua tradicio-

nal de padre en hijos, de árbolen genealogía, de escaque enedificio, y soy el nombre nue-vo de un linaje muy antiguo"

El viaje en el espiral eternodel pensamiento que es uno,aquí y ahora, como otrora enla antigüedad de la memoriaviajera desde lo inicial hastalo propio, en un solo magmaverbal. Lucienne no se con-forma con el simple "decir" ensu poética, quiere desinte-grar y reintegrar una y otravez, la lengua. Desea remo-vernos en nuestro fuero in-terior; es la palabra que hur-ga el alma, de lo inasible, delo inesperado, de lo cognos-cible y de lo desconocido:

"Cato manjar tras manjar,sobre un mantel de desastres,sirviéndome de cada instru-mento en orden exterior pro-gresivo hacía el interior"

Si, el descenso hacía la pro-fundidad del alma es inevita-ble, y así atraviesa los desier-tos pantanosos del lenguaje,soñando un nombre, evocan-do una imagen, escrutando lossilencios:

"Trago una masa conformis-ta blanda y edulcorante, resis-tencia, fuera del medio, entreel medio, salida y gran final"

Todo esto lo logra la poe-ta, evocando y transmutandoel sentido de la luz primariade una certidumbre de la pa-labra que en momentos sevuelve sobre sí misma; cabal-ga, cesa, prosigue, da saltosmortales, para, finalmente,regresar revelada y totalmen-te renovada.

Y ciertamente, esta palabrade Lucienne Silberg, esta vozen el desierto de las sombras,nunca es ajena al sentido de lapalabra trasmutada. Todo locontrario; Lucienne lo desen-cadena con otros significados,unos que están más allá de lapalabra, el lugar del resplan-dor, el lugar de la revelación.

* Los poemas de LucienneSilberg traducidos por JuanLiscano, al igual que el ensa-yo de este último, se puedenleer en su totalidad en el nú-mero 6 de la revista "El Sal-món" tanto en su edición im-presa como en la digital, dis-ponible en la web.

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Contenido Maracay, Sábado 7 de julio de 201232

GlosasNÉSTOR MENDOZA

Terminar un libro, o aban-donarlo, luego de mesesde escritura y reescritu-

ra. Creer realmente que eltexto cumplirá una función -social o estética-, que podemosestar satisfechos por el resulta-do. Recibir algún reconoci-miento público. ¿Qué hay des-pués de eso? Una quietud, unvacío que aparece cada tanto,y luego desaparece. Y vuelve aaparecer. Mientras más leo,más detalles emergen: el len-guaje se hace tosco y, aquel bri-llo que antes mostraba, se va.

Se me ha hecho difícil me-morizar un poema entero:solo llegan versos sueltos, ais-lados, casi por respeto a unvacío mayor. Intento retener-los en su fugacidad, para quedejen parte de esa escrituraque, desde ahora, es pasadodetenido.

Prefiero esa lejanía, prefie-ro que lleguen fragmentados,dispersos. El poema es esedolor que persiste cuandosiento su partida.

I IEl poema pertenece a una

determinada tradición cultu-ral, posee el peso de una histo-ria colectiva e íntima que semanifiesta naturalmente en eltexto. El poema no es, enton-ces, una excusa para demos-trar que se tiene un vasto co-nocimiento teórico de la cul-tura. No interesa la erudiciónexplícita: ese caudal debe fluirinternamente, como un ríoque se desborda y solo dejarsentir un lejano eco, lo sufi-cientemente fuerte para ha-cerse notar desde las entrañas.Así, como una metástasis queno da lugar al engaño. Desdeadentro hervirá de experien-cias, pero saldrá limpio, pre-ciso y ponderado. Si Heráclitose bañó dos veces en el mismorío no nos debe importar.

I I I¿Cómo juzgar el poema?

¿Qué decir sobre él? ¿Juzgar ydecir son los verbos adecua-dos? No lo sé: a la hora de es-cribir en torno al poema, so-bre sus valores y cualidades,siempre aparece un criteriocaprichoso, llevado por gus-tos particulares. La teoría dis-ponible son visiones indivi-

duales que han logrado impo-ner su fuerza. O como dijo al-guien en una oportunidad:cada quien se forja sus propiosantecedentes. Solo me limitoa segmentar cada verso, a de-cir que la imagen que saco conpinzas está estrechamente re-lacionada con un determina-do autor o tendencia.

El poema (nuevamente lainfructuosa definición), es unlargo viaje a contracorrientepara morir reventados río arri-ba, como los salmones. La no-vedad, en los momentos ac-tuales, es la tradición, el sone-to y el zéjel. ¿Para qué hablarsi no podemos sujetarnos?

I VEl poema posee una identi-

dad. Exhala un aliento carac-terístico: no tiene la necesidadde reafirmar su condición. Unamujer no exagera sus movi-mientos al caminar: lo hace na-turalmente, con instinto y ele-

gancia. Más allá de los taconesy el rímel. Más allá de los cos-méticos y los sostenes. Si cor-tamos su cabello, si la despo-jamos de toda la decoración,si quitamos todo eso, allí debequedar la feminidad, intacta yplena. Los senos, con su caídanatural; los muslos, con su tex-tura (firme o ligeramente flác-cida). El poema puede ser unamujer de baja estatura, de pielmorena, robusta o delgada. Laextravagancia, el exceso demaquillaje, los exageradosmovimientos de cadera (sin-taxis), son artificios. El poemaes mujer, no travesti.

VAlejarse del poema. Alejar-

se lo más posible de su dialec-to común, de sus movimien-tos predecibles. Hacerlo unelemento externo a nosotros,no otro miembro y prolonga-ción. Verlo desde lejos y entodas sus dimensiones. ¿Quéganamos con todo esto? Un

criterio menos susceptible. Lovisceral pasa, entonces, poruna malla: se convierte enarena cernida. Parafraseandoa Fernando Pessoa: escribir enel momento de recordar laemoción, no en el momento enque la hemos vivido.

V IRepito en silencio: un poe-

ma es una suma de dudas, deinterrogantes. Un poema es loque espero conseguir, un pe-queño hallazgo, una frase en-suciada de realidad, lo quecada verso, sin arrogancias,deja. ¿Qué hay de mí en esepoema que leo y qué dejo yoen cada lectura? Pérdida y re-cibimiento.

Tengo poemas favoritos másque autores. A veces, no sonpoemas sino versos sueltos (unverso de Juan Ramón Jiménez:"no somos más que un débilsaco de sangre y huesos"; unverso de Lezama Lima: "Lamano o el labio o el pájaro ne-

vaban"; otro de Blanca Varela:"Hasta la desesperación requie-re cierto orden"; otro de Euge-nio de Andrade: "Solo en lamuerte no somos extranje-ros"). Repito, en definitiva: sonfavoritos porque los recuerdo.

V I IAtender a los sonidos del

poema: ¿Son frases que seunen prosódicamente, solopor el goce de la musicalidad?Se trata de unir oraciones lar-gas que, sin hacer caso al es-pacio de la hoja, desbordan elperímetro del verso y se pro-yectan, lejos. O se trata de serbreve. Nada más.

Nietzsche escribió sobre elpoder ancestral del ritmo, enel canto y en el verso: se can-taba para no olvidar -gran po-der mnemotécnico- e invocara los dioses. Se cantaba paraseducir. Cantar, cantar, de esose trataba. Pero el canto va-cío, algunas veces, nunca lo-gra madurar un buen poema.