SUPLEMENTO CULTURAL - HP 350

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Comunicante Comunicante VIERNES 27 DE FEBRERO DE 2015 SUPLEMENTO CULTURAL 18 Escriba; no publique El golpe de Borges a la imprenta es lapidario: publica demasiados libros, se abre a escritores con grandes fallas en el lenguaje; es uno de los grandes males de nuestro tiempo Por: Juan L. Simental Págs: 7 Por Daniel Azdar Pág.8 Antonieta, el lado oscuro de Vasconcelos Misoginia, despotismo, indiferencia, trato cruel y abusivo, fueron características habituales en la vida común que hicieron Antonieta y Vasconcelos Por: Ricardo Bonilla Esparza Págs. 4, 5 y 6 “Vístase con Escalante y desvístase con la mujer de sus sueños”, reflejaban esa creatividad obstinada y experimental de don Evodio Escalante Vargas, padre de una familia de artistas –entre escritores, músicos, cineastas, críticos literarios– que se ha convertido en un referente en la vida cultural de Durango, México y Europa Los Escalante, entre la antipoesía y el jazz

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Los Escalante, entre la antipoesía y el jazz

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ComunicanteComunicanteVIERNES 27 DE FEBRERO DE 2015 SUPLEMENTO CULTURAL 18

Escriba; no publiqueEl golpe de Borges a la imprenta es lapidario: publica demasiados libros, se abre a escritores con grandes fallas en el lenguaje; es uno de los grandes males de nuestro tiempo

Por: Juan L. Simental Págs: 7 Por Daniel Azdar Pág.8

Antonieta, el lado oscurode VasconcelosMisoginia, despotismo, indiferencia, trato cruel y abusivo, fueron características habituales en la vida común que hicieron Antonieta y Vasconcelos

Por: Ricardo Bonilla Esparza Págs. 4, 5 y 6

“Vístase con Escalante y desvístase con la mujer de sus sueños”, reflejaban esa creatividad obstinada y experimental de don Evodio Escalante Vargas, padre de una familia de artistas –entre escritores, músicos, cineastas, críticos literarios– que se ha convertido en un referente en la vida cultural de Durango, México y Europa

Los Escalante, entre la antipoesía y el jazz

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Editor / Ricardo Bonilla Editor / Daniel Azdar Diseño / Grupo Editorial HADEC

Nomás por hablar de algo…

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(Foto: Laura Alemán)

La Efeméride

El 27 de febrero es Día Nacional del Trasplante

Según el Centro Nacional de Trasplantes en México, hasta el 25 de septiembre de 2014, en su lista

de espera tiene registradas a 18 mil 925 personas que requieren con urgencia un órgano. En Europa,

once personas mueren cada día por falta de un donante.

El 26 de febrero de 1908 nació en Durango el tenor Néstor Mesta Chayres, quien

adquirió fama en Latinoamérica y Europa por su potente voz. Fue estrella de XEB.

Lastimosamente, por lo que el hecho significa, su nombre se encuentra en un blog llamado

“Música olvidada”. De él se dice: “este gran tenor mexicano, quien

con su potente voz llenó toda una época, conocido como El

Gitano de México. (…) Cuando escuchen esta voz, por favor

cierren los ojos…”.

VIERNES 27 DE FEBRERO DE 2015

Steinbeck, el fantasma de Tom Joad

(nació el 27 de febrero de 1932).

“Algunos de mis mejores coprotagonistas masculinos han sido perros y caballos”, Elizabeth Taylor

Si “Las uvas de la ira” (escrita en 1939) es la obra de John

Steinbeck que mejor encarna su preocupación social, “Los vagabundos de la cosecha” se puede considerar su versión en miniatura. Estos reportajes (…) ponen en evidencia que Stein-beck bebió directamente, no tan solo de su propia experiencia (fue recolector de fruta en su ju-ventud), sino de los personajes y los casos reales que conoció para escribir estos textos.

El Tom Joad protagonista de “Las uvas…” (por siempre aso-ciado al rostro atormentado de Henry Fonda en la película de John Ford de 1940) pudo ser cualquiera (o una mezcla de varios) de aquellos miles de in-migrantes de Oklahoma, Kan-sas o Texas, conocidos como “okies”, que perdieron sus granjas. (…) Los “okies” eran considerados como sucias e ignorantes bestias de carga de las que no se podía prescindir,

pero a las que se despreciaba y maltrataba impunemente…Los “okies” tuvieron que soportar salarios de miseria, condiciones infrahumanas de vida, odio y marginación. Eso fue lo que Steinbeck puso por escrito, en reportaje y nove-la, y lo que Woody Guthrie cantó, después de subirse con su guitarra al techo de un tren rumbo a California.Como señala Eduardo Jordá al final de su prólogo, al leer los

reportajes de “Los vagabun-dos de la cosecha”: “una cara flaca y oscura se apodera de nosotros. El fantasma de Tom Joad no ha abandonado esta tierra”. (John Steinbeck, Nobel de Literatura en 1962, nació el 27 de febrero de 1902. Tomado de “El origen de Las uvas de la ira”, de Luis Matías López; El País, 2 de junio de 2007).

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Nadia Bracho

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Madre, amiga, compañera…y chofer

-¿Adónde vas? -estas dos palabras son la única frase que va a utilizar para comunicarse con su hija adolescente; las otras son: “recoge tu cuarto” y “¿de quién es hijo tu amigo que vino ayer?”. De ahí en más, no se desgaste, nadie la va a escuchar.

Con una actitud que afloraba mortifica-ción, la jovencita abrió la puerta del clóset (una puerta mágica que cuando se abre ellas exclaman como salidas de ultratumba: “¡no tengo qué ponerme!”, y cuando la cierran, con mucha dificultad por cierto, dicen: “ya está arreglada la recámara”).

-Voy al “antro” con mis amigas –contesta. Si existiera la tía Cleo, hubiera llamado al caballerango y ama-rraría de un grueso árbol a to-dos aquellos que osaran ir por esos lugares, conocidos como “establecimiento”, “local, etcé-tera, “de mala reputación” o, en su caso, sinónimo de “caverna”, “madriguera”…

Pero, afortunadamente, el llamado “antro” es conocido en estos tiempos como un lugar donde se escucha música moderna, se habla a gritos y “convulsio-nan” todo el tiempo (un lugar realmente ma-ravilloso) y qué mejor para mí porque sería un problema, ya que no tengo caballerango que me amarre a mis hijos a la cabecera.

-¿Podrías recogernos? -prosigue la “profun-da e intensa” charla entre madre e hija.

-¿Quién los va a llevar? -me tengo que dar mi lugar, porque hasta ahorita, si ha estado leyendo con cuidado, no está escrito un “¿me das permiso?” o “¿me dejas ir?”, por lo que hay que dar por sentado que los permisos a partir de los quince años van implícitos en el

acta de nacimiento.-Tú -me contesta sin mirarme, ya

que está concentrada en escoger el co-llar que va a llevar. ¿Ven qué fácil se

Satín y Seda

Eso de “ir al antro”, una de las evidencias de las barreras de la comunicación generacional

VIERNES 27 DE FEBRERO DE 2015

tiende la comunicación entre padre e hijos? No quepo de orgullo.

-A las doce en punto, estoy ahí -asumo el control de la situación con seguridad.

-Bien, a la una estamos en la puerta... -fin de la charla y de mi supuesto control.

Qué dice la psicología en estos casos: “bus-que un diálogo con su hija, trate de conocer su mundo”. Qué dice la práctica: “conviértase en chofer del adolescente, por lo menos sabe adón-de va y de dónde sale”.

A la una en punto, reloj en mano, estoy a la salida del “antro”, tratando de calentarme en el coche, mientras, ante mis ojos, hay todo un es-

pectáculo de cabellos de colores, peinados “planchados”, “pelos parados” y todos deambulando con un aire de “qué onda con tu vida” (¿ya ven cómo sí se pue-den aplicar estos términos al lenguaje de los adultos?).

Intento por octava vez al celular de mi hija, pero este me manda de inmediato al buzón, por lo que entro en pánico, re-

cordando un caso en Luxemburgo donde una niña no contestó su teléfono y tuvieron que rescatarla en el Tibet, ya que había sufrido un secuestro por un supuesto grupo de desertores talibanes.

Con el casi grito de “¡no se la lleven al Tibet! ¡No!”, entro al lugar donde mi hija y sus amigas se están divirtiendo. Mi figura pasa por com-pleto desapercibida (se han fijado que los jóve-nes de hoy caminan jorobados y con la mirada perdida en el celular, por lo que reconocer sus rostros es una misión imposible).

Comienzo mi frenética búsqueda, si es que el sonido de la música me permite concentrar-me, ya que no escucho ni mis pensamientos. Pantalones negros y blusa blanca, ubico su ves-timenta y, de pronto, ante mí observo que hay 453 niñas de pantalón negro y blusa blanca (esto

es lo que nunca entiendo: quieren ser originales, pero siempre y cuando vayan idénticas a la ami-ga). Preguntar es una osadía, ¡quién era yo en ese sitio! Por fin mi olfato periodístico me indica que la entrada del baño podría ser un punto ex-celente para estar platicando (no sé qué tienen los azulejos que causan una atracción fascinante entre los jóvenes. Observe usted y todos ellos se sienten seguros a dos pasos del baño). ¡Excelen-te!, ahí estaba ella junto a sus compañeras, por lo que encamino hacia el lugar.

-¿Qué haces aquí? -me mira de arriba abajo tratando de recordar en algún punto de su cere-belo que soy su madre.

¡Pueden creerlo!, por si acaso lo olvidaron, fui “obligada” a recogerla porque ella no tiene la menor idea de por qué estoy en su “guarida”, con pantuflas de peluche, una camiseta de la pa-sada carrera nocturna de la ciudad y el abrigo para la sierra en plena nevada, sobresaliendo la bufanda tejida por la tía Amadita, donde se dio cuenta que su vocación estaba en la música y no en las manualidades.

-¡Ya viste tu pelo, mamá! -me dice. ¿Que si ya vi mi pelo? Y no se ha fijado en mis “patas de gallo”, mi cintura de “Bob Esponja”, las rodillas que me rechinan, las ojeras que traigo, la piel marchita y un sueño que me gustaría acurru-carme en ese momento arriba de una mesa “con servicio”.

-Pues, ¿dónde estabas? -prosigue el monólo-go la joven contra mi persona. ¿Dónde estaba?, reflexiono para mis adentros; creo que estaba en mi casa tratando de no caer dormida, sentada en el sillón, observando documentales en el cable de la fauna silvestre y verificando la hora cada cinco minutos.

Después de una revisión minuciosa por parte de mi heredera, cuatro amigas, siete “acoplados” y como 267 que iban pasando, se convencieron que ya era hora de partir y sali-mos a la noche.

En el auto reinaba el silencio, por lo que qui-se romper ese momento (error garrafal: aprenda que cuando hay silencio en un adolescente hay tranquilidad en la familia, estados de espirituali-dad y paz en el mundo).

-¿Cómo les fue?…Las niñas se miraron entre sí y casi a coro

contestaron: “¡del asco!”.¿Alguna duda? Ya lo creo. Busque ayuda

especializada, ya que mi persona se declara in-competente para estos casos.

Conviértase en chofer

del adolescente, por lo menos sabe adónde va y de dónde sale

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convirtieron su morada en lugar de encuentro de artistas y creadores, incluso a José Revueltas.

En la calle De Olmos #78, de la colonia Real del Prado, con su fa-chada adornada con piedra volcánica, fluía el arte con Don Evodio, su esposa María de la Luz, hasta sus hijos Evodio, Oscar Alfonso, Gloria, Norma Emilia, Amor de la Luz, Laura Griselda, Arturo, Miguel, Yuri Alex y Diana Patricia.

Centrópolis. “Vístase con Escalante y desvístase con la mujer de sus sueños”, reflejaban esa creatividad obstinada de Don Evodio; aque-lla que también se plasmó en libros como Poema sin respeto al dollar ni al metro (1968); Variaciones sobre un mismo tema (1970); Opus rojos (1971); Opus Eros (1973); Opus Pithecanthropus; Versos bojes a mi tierra (1987); Jazz en rojo sostenido menor. Libro antipoetiso (1988); Huazamo-toscora, Rezos ateos (1996), entre otros.

En el saber y no en el creer, a sus hijos heredó el amor y pasión por el arte y la cultura, esa inspiración resonante como su tololoache rupestre.

Hoy su hijo Evodio es escritor, poeta y uno de los mejores críticos literarios de México. Oscar Alfonso con el jazz experimental y la pin-tura trasciende en Europa, al igual Arturo en Holanda.

El antropólogo Yuri Alex; el nieto Amat como director, productor y guionista cinematográfico, ganador en 2013 del premio como Mejor Director del Festival de Cine de Cannes, por su película “Heli”.

Jazzista y pintor En el Encuentro Internacional de Escritores 2014 de Durango, Evo-dio Escalante fue homenajeado por su trayectoria literaria. Ahí, Oscar Alfonso tocó jazz con su grupo YouDrone y al lado de su hermano galardonado.

Oscar no usa un “tololoache rupestre” pero sí un saxofón “alterado” –como él lo nombra- hecho con tubería hidráulica de cobre y objetos rudimentarios, que resalta en su andar por el patio de los arcos en el Museo Gral. Francisco Villa, tras la ejecución de su jazz experimental.

Recuerda aquella atmósfera hogareña llena de jazz, literatura y poesía; “mi papá tenía música siempre, era un fanático jazzista; de for-ma autodidacta hacía música para su poesía. Hoy la música es mi vida, como una gran influencia de mi papá”.

Admite que le gusta experimentar, buscar cosas nuevas, trabajar otros instrumentos en madera, como marimbas y teponaxtles.

Con su silueta reflejada entre los arcos a causa de los rayos del sol, sin embargo, no puede dejar de observar al Durango actual, tras varias

El hogar de don Evodio Escalante fue punto de encuentro de artistas y creadores, entre ellos José Revueltas

Ricardo Bonilla Esparza

VIERNES 27 DE FEBRERO DE 2015

Los Escalante, entrela antipoesía y el jazz

El Mesón de la Revuelta ya estaba listo para la tocada, como cada fin de sema-na. La calle de Zaragoza en el Centro

Histórico recibía a los artistas locales. Octu-bre de 1996, las notas del Tololoache Rupes-tre se mezclaban con el vino y la medialuz y un público ansioso por el “free jazz”.

Traje azul, bigote pronunciado y una gra-cia atrayente formaban la escenografía de un Evodio Escalante Vargas, mientras hacía llo-rar a su “tololoache”. Poemas y hasta el Caba-llo Blanco, canción de José Alfredo Jiménez, entonaba con su instrumento cuasi rupestre.

Entre el público, el cineasta Juan Anto-nio de la Riva y el músico Pedro de la Garza saboreaban el “jam session”, y entre los mú-sicos, instrumentos y la algarabía dio lugar al “palomazo”.

Pedro y el Condicato creaban “Sácate la barra, pinche mantenido”. Unos subían otros bajaban y el tololoache no dejaba de tocar. Algunos sorprendidos y otros extasiados por su improvisada manera de hacer jazz.

Aquel Evodio “huazamoteco”, subversivo y franco, jazzista experimental, sastre corta-dor de la burguesía duranguense, comercian-te y escritor autodidacta, también creador en el “mexican free jazz”, antipoético y percu-sionista rupestre.

Esa atmósfera que Evodio emanaba en el Mesón también la transportaba a las calles, a la poesía, a su sastrería Centrópolis, a su hogar. La música, la creación, la literatura,

-SCHERZO-“Si Dios es sabio, es ateo…

Si es justo, es rojo…y si es de buen gusto, es jazzista”.

Evodio Escalante Vargas

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convirtieron su morada en lugar de encuentro de artistas y creadores, incluso a José Revueltas.

En la calle De Olmos #78, de la colonia Real del Prado, con su fa-chada adornada con piedra volcánica, fluía el arte con Don Evodio, su esposa María de la Luz, hasta sus hijos Evodio, Oscar Alfonso, Gloria, Norma Emilia, Amor de la Luz, Laura Griselda, Arturo, Miguel, Yuri Alex y Diana Patricia.

Centrópolis. “Vístase con Escalante y desvístase con la mujer de sus sueños”, reflejaban esa creatividad obstinada de Don Evodio; aque-lla que también se plasmó en libros como Poema sin respeto al dollar ni al metro (1968); Variaciones sobre un mismo tema (1970); Opus rojos (1971); Opus Eros (1973); Opus Pithecanthropus; Versos bojes a mi tierra (1987); Jazz en rojo sostenido menor. Libro antipoetiso (1988); Huazamo-toscora, Rezos ateos (1996), entre otros.

En el saber y no en el creer, a sus hijos heredó el amor y pasión por el arte y la cultura, esa inspiración resonante como su tololoache rupestre.

Hoy su hijo Evodio es escritor, poeta y uno de los mejores críticos literarios de México. Oscar Alfonso con el jazz experimental y la pin-tura trasciende en Europa, al igual Arturo en Holanda.

El antropólogo Yuri Alex; el nieto Amat como director, productor y guionista cinematográfico, ganador en 2013 del premio como Mejor Director del Festival de Cine de Cannes, por su película “Heli”.

Jazzista y pintor En el Encuentro Internacional de Escritores 2014 de Durango, Evo-dio Escalante fue homenajeado por su trayectoria literaria. Ahí, Oscar Alfonso tocó jazz con su grupo YouDrone y al lado de su hermano galardonado.

Oscar no usa un “tololoache rupestre” pero sí un saxofón “alterado” –como él lo nombra- hecho con tubería hidráulica de cobre y objetos rudimentarios, que resalta en su andar por el patio de los arcos en el Museo Gral. Francisco Villa, tras la ejecución de su jazz experimental.

Recuerda aquella atmósfera hogareña llena de jazz, literatura y poesía; “mi papá tenía música siempre, era un fanático jazzista; de for-ma autodidacta hacía música para su poesía. Hoy la música es mi vida, como una gran influencia de mi papá”.

Admite que le gusta experimentar, buscar cosas nuevas, trabajar otros instrumentos en madera, como marimbas y teponaxtles.

Con su silueta reflejada entre los arcos a causa de los rayos del sol, sin embargo, no puede dejar de observar al Durango actual, tras varias

El hogar de don Evodio Escalante fue punto de encuentro de artistas y creadores, entre ellos José Revueltas

Los Escalante, entrela antipoesía y el jazz

décadas de ausencia. Su mirada titubeante presagia es-cenarios poco halagüeños.

“Esta tierra trae recuerdos, añoranzas, pero tam-bién lamentos, desgraciadamente no ha permeado esa revolución de las ideas, es muy difícil que el arte sea fuerte en una sociedad orientada a mantener un esta-tus de riqueza”, reclama.

“El arte es revolución, transgredir lo establecido y transformarlo, siempre abre ventanas y visiona posi-bilidades de mejorar y superar cualquier cosa; cura, libera frustraciones. La música es parte de esa pasión”.

De abogado a crítico literario Con esa revolución, Evodio aprovechó el “jam session” al lado de Óscar, tocando los teclados y el sax soprano, con una experimentación que fluía en cada una de las notas. Él también acepta esa admiración hacia la fami-lia Escalante. Su participación demostró esa influencia literaria y artística heredada de su padre.

“Mi hermano Óscar en la pintura y en la música, y mi sobrino Amat en la cinematografía son resultado de esa atmosfera cultural que vivimos con mi papá y mi mamá, ante sus gustos por los libros, de arte, filosofía;

Mi hermano Óscar en la pintura y en

la música, y mi sobrino Amat en la cinematografía, son

resultado de esa atmósfera cultural que vivimos con mi

papá y mi mamá Evodio Escalante

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Esta tierra trae recuerdos,

añoranzas, pero también lamentos; desgraciadamente no ha permeado esa revolución de las ideas

Oscar Escalante

revistas de la época, cuadros y fotos de personajes históricos en casa”.

“En casa oíamos música clásica; el gusto por el jazz viene de esas expe-riencias infantiles”, expresa.

Y recuerda alguna vez que Don Evodio regaló un piano a su mamá en su cumpleaños. “En ese instrumento tuve mis primeras experiencias mu-sicales”.

Esa atmósfera produjo una pasión por la literatura, hasta cambiar su vida; de abogado, inició su búsqueda en la Ciudad de México, que lo llevó a la crítica literaria y al magisterio.

Recuerda que un Encuentro de críticos literarios en 1972, en Xalapa, Veracruz, marcó su comienzo. Cono-ció al escritor Carlos Monsiváis y a José Revueltas, a quien ya había de-dicado un texto en su ensayo de Fran-cisco Montoya de la Cruz.

“No sé si lo recibió, pero él sí me recibió como si me conociera de toda la vida; inmediatamente me identificó ‘ah, tú eres Evodio’, y me dio un abra-zo”, afirma.

Dos años después, en la Ciudad de México Monsiváis lo invita a escribir reseñas literarias para la revista Siem-pre, el mejor suplemento de la época.

La literatura es toda una discipli-na, como la música misma, “si tocas un instrumento y dejas 15 días de hacerlo olvidas lo que sabías; requie-re una constancia, si no te oxidas, es igual con la escritura, hay que leer y escribir”.

También expresa con desánimo esa poca identificación del arte y la cultura en México, en especial esa poca lectura, que llega a ser incluso desesperante para un crítico literario, poeta y escritor.

La deseducación y carencias eco-nómicas, señala como posibles cau-sas; “y también a un sesgo político, al gobierno le conviene que la gente no lea, y que se guíe por la televisión, que a su vez está muy controlada”.

Destaca que los tirajes de los li-bros son pequeños, porque hay pocos lectores, además, se van a la novela, cuento o crónica; la crítica es un sec-tor más reducido.

VIERNES 27 DE FEBRERO DE 2015

Mientras intercambia palabras con otros escritores, no escatima esfuerzos en admitir lo complicado que resulta para un crítico lite-rario publicar libros de poesía.

“¿Cómo puedes tú criticar a los demás y luego publicar un libro de poemas malo?; hay

una mayor exigencia, el cerebro se va orientando más al trabajo intelectual

y no al trabajo creativo, a eso atribuyo las po-cas publicaciones de poesía”.

“Por mi ocupación académica, he dedica-do más tiempo y espacio a la crítica, y escribo poco poesía, aunque he publicado varios li-bros de poesía”.

Su más reciente libro de poesía “Crápula”, publicado en 2013 por José Ángel Leyva, lo

llena de satisfacción, como un logro más.Su aprecio y acoso amigable de muchas

personas se observa en cada lugar que lle-ga; nadie quisiera dejar de cruzar palabras a uno de los críticos más reconocidos del país, a uno de los herederos de Don Evodio Esca-lante Vargas, fallecido en el 2003, a la edad de 81 años.

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Cuando se acabóla fortuna de Antonieta,se acabó el amor de José

11 de febrero de 1931 enla catedral de Notre-Dame,

el último de sus días

Misoginia, despotismo, indiferencia, trato cruely abusivo, características de la vida en común

Juan L. Simental

Antonieta,el lado oscurode Vasconcelos

“París, 11 de febrero de 1931. Por la entrada principal de la catedral de Notre-Dame pe-netró una ráfaga de aire invernal agitando

el velo negro de una mujer alta que en ese mo-mento entraba y avanzaba por el pasillo lateral hacia la sacristía. (…) Detrás de la reja entrea-bierta del altar, los miembros del coro comen-zaban a abandonar sus asientos mientras aún vibraban las últimas notas del Te Deum (…), al día siguiente el himno sacro exaltaría el ánimo de la multitud de fieles que acudirían a celebrar la coronación del papa Pío XI…

“La mujer seguía de rodillas, inmóvil, con la mirada fija, velada y constante, en el crucifijo. Después, con toda calma, sacó una pistola de la bolsa negra que había dejado en el banco y se la llevó al corazón. La detonación quebrantó aquel momento hasta la eternidad”.

Aquella mujer alta, distinguida, era Anto-nieta Rivas Mercado, hija del más prominente de los arquitectos del Porfiriato, Antonio Rivas Mercado. De ella se dice que inspiró la victoria alada a la que hoy se conoce como el Ángel de la Independencia y que construyó su padre en la avenida Reforma de la Ciudad de México. La escena es el comienzo del libro “A la sombra del ángel”, de Kathryn Blair, obra en la que narra no solo la historia de los dos protagonistas cen-trales, sino que revela el lado oscuro de aquel del que los historiógrafos oficialistas solo han resaltado virtudes como intelectual y hombre preocupado por la educación: José Vasconcelos.

Antonieta Rivas Mercado, afirma la enci-clopedia, fue “literata, periodista, pensadora, dramaturga y bailarina. Perteneció al círculo de artistas e intelectuales que renovaron la cultura mexicana al concluir la Revolución”. Pero fue también más que eso: fue la amante del llama-do “apóstol de la educación” y “constructor de instituciones”; y fue aún más: ella financió la aventura política de Vasconcelos cuando quiso llegar a presidente de la república.

Antonieta venía de una familia no solo cer-cana al poder, sino aristócrata, que se des-

envolvía con toda naturalidad en los cír-culos del arte, de la cultura, la ciencia, el pensamiento, la Academia y la política.

Se suicidó con la propia pistola del autor de “Ulises criollo”

VIERNES 27 DE FEBRERO DE 2015

Sin ser poseedora de una gran belleza, Antonie-ta se destacaba por su amplio acervo y su gracia y distinción naturales. Así fue como conoció al autor de “Ulises criollo”, uno de los intentos filosóficos de Vasconcelos, aunque nunca se le otorgó tal categoría por carecer de un pensa-miento verdaderamente original.

Aunque la gente hablaba, el romance entre José y Antonieta (divorciada del inglés Albert Edward Blair) siempre se mantuvo en el secreto posible y fue allí, en el secreto, donde el exrector de la Universidad Nacional exhibió que el genio no exime al hombre de los peores pecados.

De acuerdo con la autora de “A la sombra del ángel”, Antonieta fue la “gran mujer” (siem-pre) detrás del “gran hombre”, y le entregó no solo su tiempo y su cuerpo, sino que incluso puso a su entera disposición su fortuna perso-nal, y cuando esta se extinguía en la exigencia lógica de una carrera presidencial, vendió sus joyas y el capital lo entregó completo al preten-cioso autor de “Todología”.

Misoginia, despotismo, indiferencia, trato cruel y abusivo, fueron características habitua-les en la vida común que hicieron Antonieta y Vasconcelos. De acuerdo con las evidencias que presenta Kathryn Blair, el amor de él hacia ello duró lo que aguantó su caudal económico; una vez que terminó, la frialdad y la distancia fueron la resultante.

Como han coincidido José Antonio Cres-po y Enrique Krauze, al “héroe” no se le puede exigir que tenga cualidades de santo, pues “has-ta el más santo peca siete veces al día”. A los personajes de la historia, para contemplarlos en toda su extensión, hay que mirarlos a través del ojo humano que lo mismo ve cualidades que defectos, virtudes y pecados, todos ingredientes fundamentales para forjar la personalidad com-pleta del hombre.

Sin embargo, en el caso de Vasconcelos ha recibido solo halagos y palabras de glorificación con las que se ha condenado al secreto esa parte de su vida a la que él mismo se refirió cuando aseguró: “no significó nada para mí”.

Antes de aquel 11 de febrero de 1931, cuan-do ya la fortuna de Antonieta se había extingui-do, Vasconcelos la abandonó en París, “ya no le

gustaban ni la ropa que vestía ni sus cabellos”, le parecía incluso fea. Cuando ella (la que le en-tregó su fortuna completa) le confesó su falta de recursos, el autonombrado seguidor de Bergson, Pitágoras y Nietzsche la ignoró y, literalmente, le olvidó. Al conocerse la noticia del suicidio en Notre-Dame, Vasconcelos aseguró que México no había perdido gran cosa y reafirmó: no fue realmente importante en su vida.

La historia, ya se sabe, no es de ángeles ni demonios, sino de hombres y mujeres suscep-tibles de dar la vida o pecar, como lo hace cual-quiera. Que la historia, pues, sea la juzgue.

“El órgano vibró de nuevo al tocar trinos discordantes como preludio a la práctica formal. La mujer permanecía inmóvil. Finalmente se acercó a un reclinatorio, se arrodilló y se llevó la mano derecha a la frente para iniciar la señal de la cruz”… la última de su existencia.

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El golpe que Borges dio en su momento, claro está, a la imprenta, es lapidario: uno

de los grandes males de nuestro tiempo, un mal que publica demasiados libros, una puerta que se abre a escritores con grandes fallas en el lenguaje.

En una famosa entrevista a Borges, a Salvador Elizondo, Juan José Arreola, Germán Bleiberg y Adriano González Leon, y dirigida por Álvaro Gálvez y Fuentes, el mismo Arreola prologó, por decirlo de alguna forma, la intervención de Borges sobre la imprenta: “Se escribe para saber qué somos y qué hacemos en el mundo. Yo no leo una página que no me agregue conocimiento. Yo creo que el poeta es el gran esclarecedor. Se escribe por una necesidad natural auténtica –cuando se es un escritor auténtico, aunque se sea pequeño–, por una necesidad de confesar, de aportar datos que ayuden a saber quiénes somos y qué hacemos. Por lo tanto, todo lo que no nos lleve a una adquisición real de conocimiento, o a una aproximación al misterio, es diversión, es literatura de consumo.

“Padecemos una literatura de consumo, enlatada (…)

a mí me abruman las farmacias llenas de libros, los puestos de las esquinas, porque es una literatura que no modifica a la persona”.

Borges, enseguida, con esa maestría, característica suya, dijo: “… lo que Arreola dijo”.

Ahora que está tan en boca de todas las señoras y uno que otro adolecente esa tontería de ‘Las 50 sombras de Grey’, estaría bien recordar qué es la literatura de consumo: “sigue diversos géneros dependiendo de las modas. Sitúa tramas más o menos verosímiles que acerquen al lector historias bien compuestas y que le hagan pasar un rato agradable”, asegura el diario El País.

La construcción de un best-seller no es una obra de autor, es una obra en la que entran factores como el jefe de marketing, los estudios de encuestas que hacen las grandes editoriales. Son moles enormes que ponen en marcha para hacer un libro en un tiempo récord, que puede ser dos meses, un grandísimo tomo que reuna tendencias.

¿Qué pensaría Borges? No sé, tal vez sólo nos recordaría que John Donne nunca publicó nada.

Escribir es una necesidad íntima; ¿publicar?

Escriba; no publique

Daniel Azdar

El best-seller no es una obra de autor, es una obra en la que entran factores como el jefe de marketing

o estudios de encuestas

La imprenta:uno de los

grandes males de nuestro tiempo

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Me abruman las farmacias llenas de libros Juan José Arreola

VIERNES 27 DE FEBRERO DE 2015

¿De dónde viene la palabra ‘Teporocho’?

Cuenta la historia que en el centro de la Ciudad de México se vendían tés con piquete para la cruda, normalmente con aguardiente. Inicialmente se vendían en 10 centavos, pero conforme surgió

la competencia una señora puso un puesto en que los ofrecía a 8 centavos, atrayendo a los borrachines con mayores problemas de

alcoholismo. Al llegar pedían un “Té por ocho”, lo cual, dicen, dio origen a esta expresión.

En el cine se ha utilizado para dar nombre a películas como “Chin Chin el Teporocho” y “El

Vampiro Teporocho”.