Técnicas para argumentar
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Las Barreras de la Comunicación
Son aquellos elementos que afectan
negativamente a su eficacia. Existen
diversos elementos que debemos tener en
cuenta para evitar estos aspectos negativos:
Lugar y Momento escogidos:
El Contexto en el cual se realiza la Comunicación es de una gran
importancia. Si queremos comunicar un mensaje a un
determinado grupo de personas en una habitación pobremente
iluminada, es muy fácil que ellas pierdan una parte importante de los detalles del mismo. Lo mismo
sucede si el ambiente es muy ruidoso o no permite concentrarse
fácilmente.
Perturbaciones o Interferencias en la
Comunicación:
Un ejemplo de estas interferencias son las
frecuentemente usadas "muletillas". A menudo
utilizamos sin apenas darnos cuenta coletillas como "eh.."
"sabes.." "entiendes..." Aunque no suele llegar a ser un
trastorno para la comunicación, a menudo resultan molestas y
perturban el proceso comunicativo.
Falta de Empatía:
Un aspecto muy importante en la Comunicación es la
Empatía, es decir, la capacidad de ponerse en el lugar del
otro con objeto de comprender mejor cuales son
sus necesidades, preocupaciones y
motivaciones.
Ausencia de Feedback:
El feedback es aquella información de vuelta que
nos llega del receptor y que nos ayuda a
comprender si este ha entendido el mensaje
correctamente.
Prejuicios y Estereotipos:
Estos elementos negativos provocan una predisposición a interpretar los mensajes de una manera predeterminada, según condicionantes como pueden ser el sexo, raza, edad, nivel socio-cultural, estatus, etc. Son muy peligrosos ya que regulan nuestra conducta y forma de actuar.
Efecto Halo:
Existe una tendencia natural a juzgar a las personas en función de la primera impresión que nos causan. El gran problema que nos causa es la falta de Objetividad.
No Escuchar:
Una de las habilidades principales que tiene que aprender un buen comunicador es la escucha activa, es decir, necesitamos conocer las condiciones de la persona con que nos estamos comunicando.
Trabajando la argumentación
La mejor técnica para argumentar bien en cualquier ámbito social es prepararse bien. Picasso decía que la inspiración existe pero tiene que sorprenderte trabajando.
No se puede argumentar bien jurídicamente sin un buen conocimiento del Derecho, de los materiales jurídicos, y de la teoría del Derecho, de los instrumentos adecuados para manejar aquellos materiales.
Objetivo: persuadir
Es la exposición de una tesis. Lo importante aquí no es efectuar una exposición completa, exhaustiva, sino más bien clara, razonablemente informativa, que estimule la discusión y prepare de alguna forma para, al final, persuadir al auditorio y que la dé como válida y aceptarla.
SencillezNo se argumenta mejor por decir muchas veces lo mismo, ni por expresar con muchas palabras lo que podría decirse con muchas menos.
La amplitud excesiva del discurso aumenta las probabilidades de cometer errores y corre el grave riesgo de provocar hastío en el oyente.
Expansión de vías argumentales
Cuando se argumenta con otro, uno puede tener la impresión de que los argumentos de la parte contraria funcionan como una muralla contra la que chocan una y otra vez nuestras razones. Por eso lo más aconsejable es ver si uno puede tomar la fortaleza intentando otra vía. Esa maniobra debe hacerse sin desviar la cuestión. O sea, no se trata de tirar torcido, ni de tirar otra cosa, sino de intentarlo desde otro lado, cambiando la posición.
Amenidad
Hay ocasiones en que no es apropiado hablar en broma (por ejemplo, del holocausto, del genocidio de un régimen militar...) y en otras si. Para distinguir unas de otras, el mecanismo más simple y efectivo consiste en ponerse en el lugar del que tiene que soportar la broma.
Calidad de la argumentación
No se argumenta bien por hacer muchas referencias a palabras prestigiosas, autores de moda, etc. Lo que cuenta es lo que se dice y las razones que lo avalan: la calidad y fortaleza de esas razones son responsabilidad exclusiva del que argumenta.
No desviarse de la cuestión principal
Frente a la tendencia, natural quizás en algunas culturas, a irse por las ramas no cabe otro remedio que insistir una y otra vez en ir al punto, en fijar cuidadosamente la cuestión.
El Estilo
Como ocurre con los autores literarios, cada persona que argumenta tiene su estilo propio y es él el que ha de esforzarse, primero, por encontrarlo, y luego, por elaborarlo.