TEMA 4 PAU Otra vuelta de tuerca

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TEMA 4 Henry James, Otra vuelta de tuerca 4.1. HENRY JAMES. Henry James nació en Nueva York el 15 de abril de 1843 y murió en Londres el 28 de febrero de 1916. Escritor y crítico literario americano de finales del XIX y principios del XX conocido por sus novelas y relatos basados en la técnica del punto de vista, que le permite el análisis psicológico de los personajes desde su interior. Su padre fue uno de los más conocidos intelectuales estadounidenses de mitad del siglo XIX. Hermano menor del filósofo y psicólogo William James, cuya teoría del fluir de la conciencia influyó en Henry James y en un grupo de escritores de principios del siglo XX entre los que destacan Virginia Woolf, James Joyce, Faulkner, etc. El estallido de la Primera Guerra Mundial fue una conmoción para James y el 26 se julio de 1915 consiguió la nacionalidad británica como una declaración de lealtad al país de adopción y en protesta contra la negativa estadounidense a entrar en la guerra. Fue apreciado como una de las figuras claves del realismo literario del siglo XIX. Es conocido en primer lugar por una serie de novelas en las que retrata el encuentro entre los americanos con Europa y los europeos. Su método de escritura desde el punto de vista de un personaje le permite explorar los temas relacionados con la conciencia y la percepción. Antes de la época de James, la mayor parte de la ficción estaba escrita desde el punto de vista del autor, que describía las acciones de los personajes y decía al lector su significado y sentido (ej. la ficción de Dickens o de las hermanas Brontë). La gran contribución de James incluyó su aportación del punto de vista. Muchos de sus trabajos están caracterizados por una inteligencia central (que es un personaje a través de cuyos ojos el lector ve la historia). El lector, por el contrario, responde no como un espectador objetivo sino como un participante de la historia. Leyendo Otra vuelta de tuerca desde el punto de vista de la Institutriz, el lector tiene un conocimiento limitado y una percepción de los hechos que ocurren en Bly y debe confiar en el juicio de la Institutriz. Aunque nunca perteneció a las clases ricas, se codeaba con ellos y pudo observarlos de cerca, comprender sus problemas y obtener ideas para sus novelas. Sus gustos e intereses se consideraban femeninos dentro de esa sociedad victoriana. Ese sentirse ajeno a la sociedad en que vivía le ayudó en el detallado análisis psicológico de las situaciones, una de las características más destacables de su obra literaria. OBRA Distinguimos tres etapas en la producción de Henry James Primera etapa: encuentro entre América y Europa Henry James quedó fascinado por el Viejo Continente y lo demuestra en una primera entrega novelesca titulada Roderick Hudson (1876). En ella intenta reflejar el violento contraste entre la mentalidad, la cultura y las formas de vida de sus compatriotas, y los usos y costumbres tan opuestos que observaba y apreciaba en la Europa más civilizada: ingenua identificación maniquea entre el ciudadano americano y la inocente simplicidad que parece corresponder al Nuevo Mundo, por una parte, y el hombre europeo y la dilatada experiencia de refinamiento y elegancia de elevadas culturas seculares, por la otra. 1

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TEMA 4Henry James, Otra vuelta de tuerca

4.1. HENRY JAMES.Henry James nació en Nueva York el 15 de abril de 1843 y murió en Londres el 28 de febrero de

1916. Escritor y crítico literario americano de finales del XIX y principios del XX conocido por sus novelas y relatos basados en la técnica del punto de vista, que le permite el análisis psicológico de los personajes desde su interior. Su padre fue uno de los más conocidos intelectuales estadounidenses de mitad del siglo XIX. Hermano menor del filósofo y psicólogo William James, cuya teoría del fluir de la conciencia influyó en Henry James y en un grupo de escritores de principios del siglo XX entre los que destacan Virginia Woolf, James Joyce, Faulkner, etc.

El estallido de la Primera Guerra Mundial fue una conmoción para James y el 26 se julio de 1915 consiguió la nacionalidad británica como una declaración de lealtad al país de adopción y en protesta contra la negativa estadounidense a entrar en la guerra.

Fue apreciado como una de las figuras claves del realismo literario del siglo XIX. Es conocido en primer lugar por una serie de novelas en las que retrata el encuentro entre los americanos con Europa y los europeos. Su método de escritura desde el punto de vista de un personaje le permite explorar los temas relacionados con la conciencia y la percepción. Antes de la época de James, la mayor parte de la ficción estaba escrita desde el punto de vista del autor, que describía las acciones de los personajes y decía al lector su significado y sentido (ej. la ficción de Dickens o de las hermanas Brontë). La gran contribución de James incluyó su aportación del punto de vista. Muchos de sus trabajos están caracterizados por una inteligencia central (que es un personaje a través de cuyos ojos el lector ve la historia). El lector, por el contrario, responde no como un espectador objetivo sino como un participante de la historia. Leyendo Otra vuelta de tuerca desde el punto de vista de la Institutriz, el lector tiene un conocimiento limitado y una percepción de los hechos que ocurren en Bly y debe confiar en el juicio de la Institutriz.

Aunque nunca perteneció a las clases ricas, se codeaba con ellos y pudo observarlos de cerca, comprender sus problemas y obtener ideas para sus novelas. Sus gustos e intereses se consideraban femeninos dentro de esa sociedad victoriana. Ese sentirse ajeno a la sociedad en que vivía le ayudó en el detallado análisis psicológico de las situaciones, una de las características más destacables de su obra literaria.

OBRADistinguimos tres etapas en la producción de Henry James Primera etapa: encuentro entre América y EuropaHenry James quedó fascinado por el Viejo Continente y lo demuestra en una primera entrega

novelesca titulada Roderick Hudson (1876). En ella intenta reflejar el violento contraste entre la mentalidad, la cultura y las formas de vida de sus compatriotas, y los usos y costumbres tan opuestos que observaba y apreciaba en la Europa más civilizada: ingenua identificación maniquea entre el ciudadano americano y la inocente simplicidad que parece corresponder al Nuevo Mundo, por una parte, y el hombre europeo y la dilatada experiencia de refinamiento y elegancia de elevadas culturas seculares, por la otra.

James pasó revista a la sociedad europea en El americano (1877) y volvió luego los ojos hacia su propia tierra en Los europeos (1878).

De esa síntesis entre lo principal de ambas civilizaciones había de forzar, en sucesivas reflexiones cada vez más profundas, nuevos enfoques en los que el contraste entre las dos culturas ya no resultaba tan positivo. Henry James pronto advirtió que esa enajenación o extrañamiento respecto a la propia tradición, sean o no voluntarios, podían acarrear también consecuencias desastrosas para los personajes, incapaces de asimilar la brusquedad del cambio. Eso es lo que le sucede a la protagonista de su novela breve titulada Daisy Miller (1879), cuyo proceso de adaptación a la vida en Europa queda violentamente truncado por una especie de designio fatal. Y es lo que le sucede también a la protagonista de su siguiente novela, Retrato de una dama (1879), cuya aventura europea desemboca en el encuentro con su propia conciencia y degenera en un angustioso proceso de degradación en el que el personaje queda apresado.

Segunda etapa: narrativa breve y novela experimental.La mayor parte de los narradores de finales del siglo XIX y comienzos del XX asumen los

postulados naturalistas y se interesan por la situación real de los grupos humanos menos favorecidos y, partiendo de las teorías científico-especulativas de la época, por el determinismo social. Henry James atiende preferentemente a los conflictos morales del ser humano, dejando en un segundo plano los sociales. No le interesa la acción, lo que ocurra o deje de ocurrir a sus personajes, sino que se obsesiona por lo que alguien llega a sentir a raíz de lo ocurrido, y por el modo más adecuado de relatarlo, que en su caso concreto coincide, casi siempre, con la técnica del "punto de vista". Hay un cambio en el papel del

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narrador: un personaje perteneciente a la historia relatada, que solo puede contar los hechos desde su reducido alcance de conocimiento.

En Las bostonianas (1886), se sirve de la ironía para enfrentarse con una de las cuestiones sociales más debatidas de su tiempo: el auge del feminismo. En La princesa Casamassima (1888) trata otro de los fenómenos sociopolíticos más controvertidos: la difusión y asentamiento en numerosos países occidentales del ideario anarquista. Entre estas novelas compuso varias narraciones breves: Los papeles de Aspern (1888), en la que reflexionas sobre el propio hecho literario, El reflector (1888) y Una vida londinense (1888).

James siempre mantuvo la esperanza de triunfar como dramaturgo. Escribió una docena de obras de teatro, aunque la mayor parte no llegaron a representarse. El estrepitoso fracaso de Guy Domville el día de su estreno hizo que abandonara su labor teatral y regresara a la ficción narrativa: Los despojos de Poynton (1897), Lo que Maisie sabía ( 1897), La edad ingrata (1899) y La fuente sagrada (1901), la novela corta Otra vuelta de tuerca (1898), cuyo eje temático central -el mal que se apodera del alma de dos niños- adquiere resonancias freudianas para quienes la leen pensando en la infancia del propio Henry James y su hermano William. Otras obras suyas pertenecientes a esta etapa de su producción son La musa trágica (1890), El alumno (1891), Terminaciones (1895), La otra casa (1896), Los dos magos (1898), La cara suave (1900).

Tercera etapa: grandes novelas de madurezA principios del siglo XX, profundiza en el enfoque moral y el análisis simbólico de los movimientos

de la conciencia. Trata de captar con precisión y detalle todos los matices psicológicos de unos personajes que protagonizaban historias cada vez con menos trama argumental, reducida a su mínima expresión en beneficio de esa honda exploración de la conciencia. De esta época son las novelas: Las alas de la paloma (1902), Los embajadores (1903) y La copa dorada (1904).

El retorno de James a su país natal en 1904 lo desconcertó: el descubrimiento del ruido, el trasiego, la velocidad, etc. le llevaron a verse a sí mismo como un hombre de otro tiempo, totalmente desfasado en un país que, en el fondo, seguía siendo el suyo. El desarrollo político y económico de los Estados Unidos, así como sus formas más inhumanas del capitalismo salvaje, inspiraron a James la redacción de un largo reportaje publicado bajo el título de La escena americana (1907). Se marchó definitivamente de EE.UU. en 1911. Dejó sin concluir La torre de marfil y El sentido del pasado.

También se publicaron póstumamente sus reflexiones críticas acerca de sus técnicas narrativas en El arte de la novela (1917), y su incompleta Autobiografía.

James mantuvo una interesante correspondencia con coetáneos suyos como Robert Louis Stevenson y Joseph Conrad, entre otros. El contenido de dichas cartas va desde simples tonterías hasta discusiones sobre asuntos artísticos, sociales y personales.

El estilo de James cambia a lo largo de la vida y, de ser sencillo y claro, pasa a ser más complejo, con oraciones y divagaciones largas, y pasajes descriptivos. Sus relatos más breves, entre los que está Otra vuelta de tuerca, son más accesibles que sus novelas más largas.

Muchas de sus historias pueden ser consideradas experimentos psicológicos. Retrato de una dama puede interpretarse como un experimento para comprobar qué pasa cuando una joven idealista se hace rica de repente. Otra vuelta de tuerca es una historia de fantasmas, pero se puede hacer una interpretación psicológica de ella.

4.2. LA NOVELA DE TERROR DEL XIX (TAMBIÉN DENOMINADA “NOVELA GÓTICA MODERNA”).

Otra vuelta de tuerca es una obra clave dentro de la historia de la literatura fantástica. La obra podría clasificarse entre la novela y el relato de terror fantástico, psicológico, etc., muy vigente en la época victoriana (2ª mitad del s. XIX).

4.2.1. NOVELA GÓTICASurgida a finales del siglo XVIII, la novela gótica es un género contemporáneo del Romanticismo

que sienta las bases de la literatura de terror. Elementos arquetípicos del género de terror que tienen su origen en una forma de narrar característica de la transición entre la Ilustración y el Romanticismo son: castillos encantados, cementerios, fantasmas, vampiros, monstruos, etc.

Los diccionarios definen el término gótico como «perteneciente o relativo a los godos», aunque en el contexto de este subgénero literario remite a que gran parte de estas historias trascurren en castillos y monasterios medievales. Los críticos del dieciocho lo emplearán de forma despectiva como sinónimo de tosco, grosero, exagerado, para referirse a aquellas obras literarias de final de siglo en las que predomina el barroquismo y lo decadente.

El origen de la literatura de terror está en las antiguas leyendas. El hombre trataba de encontrar una explicación ante las leyes físicas de un mundo que resultaba hostil y terrorífico. Estas leyendas eran el espejo de pesadillas, historias surgidas del inconsciente, de los impulsos de destrucción y deseo que allí

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se encuentran. De esta manera, el germen del terror se encuentra en la misma naturaleza humana. Las historias de terror también necesitan la complicidad de aquel que las lee o las escucha. El receptor de estas historias debe dejar de lado su incredulidad para provocar su miedo.

Las primeras manifestaciones literarias de terror las encontramos ya en los clásicos. El enfrentamiento de Ulises con Polifemo en La Odisea de Homero es una escena que puede calificarse como precursora del género. Pero será a finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX, durante el Romanticismo, cuando se produce el nacimiento de la novela de terror.

La novela gótica tiene su origen en Inglaterra y luego se extiende por Europa y Estados Unidos. Supone una clara reacción contra los principios de la Ilustración, oponiendo lo pagano a lo cristiano, el caos al orden, lo irracional a lo racional, de forma tanto estética como conceptual. Se busca conmover al lector, invitándolo a que deje atrás la carga racionalista. La oscuridad o el miedo pasan a ser recursos tan válidos como el orden o la armonía clásicos.

Las ruinas serán otro de los elementos claves utilizados por la novela gótica, que tienen relación directa con un interés por la antigüedad, el medievalismo y las épocas históricas pasadas frente al progreso ilustrado. Esto también enlaza con un culto a la decadencia, a lo pasajero y a la muerte. Por lo tanto, alcanza especial dimensión lo arquitectónico, con lo que castillos, catedrales o cementerios servirán para dotar a las obras de una especial relevancia atmosférica y psicológica.

Los elementos sobrenaturales e irracionales adquieren importancia como elementos para transmitir una sensación de terror hacia lo inexplicable. Vampiros, fantasmas y demonios buscan el extrañamiento del lector, pero también los personajes exóticos o los criminales por la dimensión terrorífica que aporta lo desconocido. Hay que señalar también el fuerte maniqueísmo: la lucha entre el bien y el mal que simbolizan la lucha interna del hombre contra sus miedos más ancestrales.

El paisaje y el elemento psicológico serán otro factor decisivo, sobre todo en las novelas más recientes, enlazando con la estética depresiva y autodestructiva de algunos románticos.

4.2.2. CARACTERÍSTICAS DE LA NOVELA DE TERROR O GÓTICA Fantasía. Elementos propios de la ciencia ficción o de la novela fantástica, el mundo de lo

paranormal, la mitología y todo lo que promueve estímulos emocionales insólitos, intensos, más allá de la rutina cotidiana. Se altera el ritmo cardíaco y respiratorio del lector para terminar con un sosiego final.

Ambientación romántica: paisajes sombríos, tenebrosos, misteriosos; ruinas medievales y viejos castillos poblados de fantasmas; lugares recónditos, tormentas, tempestades, pasadizos, sótanos lúgubres, ruidos nocturnos, cadenas, esqueletos, demonios, vampiros, hombres-lobo.

Misterio y suspense: escenario de intrigas, sobrenatural, que va suscitando sentimientos de miedo, precaución, sobresaltos, terror.... Se suceden escenas inexplicables por la razón.

El miedo como búsqueda incesante: miedo a la muerte, al más allá, al porvenir del espíritu. Así se busca la estética de lo prohibido, lo innombrable, el tabú social, la ruptura del sosiego, de la tranquilidad establecida, sacando a la luz instintos ocultos en la mente, lejos del decoro usual.

Figura del fantasma: real o imaginado, el fantasma en lo gótico es un componente más de la tortura, el castigo, la enfermedad, el suspense angustioso, los asesinatos, los crímenes, etc.

Personajes: siempre extraños, asustadizos, en peligro constante, en apuros..., con sentimientos angustiosos, morbosos, en un inconsciente siempre a flote y en actividad desmesurada. A veces con un erotismo enfermizo, amor por lo decadente y ruinoso, deprimidos, solitarios... Pesa sobre ellos desde el principio una especie de profecía o maldición que los va convirtiendo en víctimas anunciadas. Se comportan agitados, con escenas de pánico, paranoias, conflictos amorosos oscuros, sin resolver, desmayos, llantos.

La figura masculina: siempre tiránica, un padre, un rey, marido..., que exige a la mujer sacrificios denigrantes, violentos, etc.

Tiempo y espacio: ambientes medievales, orientalismo, exotismo, etc. Carácter edificante: se busca representar el instinto más vil del ser humano, tal vez para purificar

las pasiones, impresionar al lector, de forma que tenga un efecto aleccionador y lo haga cambiar de conducta.

4.2.3. PRINCIPALES NOVELAS GÓTICASHistóricamente, la primera novela propiamente gótica sería El castillo de Otranto (1764), de Horace

Walpole, porque aglutina todos los clichés que luego definirán el género. Considerando sobre todo los aspectos temáticos, las principales obras se agruparían en torno a los siguientes subgéneros:

"Gótico negro". Contiene los elementos paradigmáticos del gótico, como son los castillos gobernados por tiranos, las doncellas inocentes, el héroe caballero y elementos sobrenaturales como los fantasmas. En este estilo encontraríamos novelas como la obra de Walpole o The Recess (1785), de Sophia Lee.

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"Gótico explicado o ilusorio", da una explicación racional a los hechos asombrosos a la manera de los relatos de Arsenio Dupin o Sherlock Holmes, muy propio de obras como Los misterios de Udolfo (1794), de Ann Radcliffe.

"Gótico satánico". Representado sobre todo por El monje (1796), de Mathew G.Lewis, novela muy apreciada por los surrealistas. Aquí los elementos sobrenaturales conviven con los personajes sin ningún tipo de racionalización. Introduce fantasmas verdaderos y la aparición del diablo envuelto en la piel de una tentadora mujer disfrazada de fraile con la intención de seducir al ególatra protagonista. Es una obra repleta de aventuras, intrigas, incesto, asesinatos y demás crímenes que se desarrollan en conventos, catacumbas y otros sitios oscuros, la maldad amparada por las sombras.

El "Realismo negro" introduce ya el terror procedente del propio hombre, con sus miedos internos y sus desviaciones, años antes de la obra de autores como Poe, Maupassant o E.T.A. Hoffmann. Wieland, o la transformación (1789), de Charles Brockden Brown será una obra interesante en esta línea introspectiva. De terroríficas pueden clasificarse las novelas del Marqués de Sade en donde se detallan los más horrendos suplicios y vejaciones de los verdugos a sus víctimas.

De la novela gótica al terror modernoYa en el siglo XIX, la literatura romántica retoma los retorcidos elementos del gótico y los incorpora

en la creación de nuevas obras terroríficas.La influencia posterior de la novela gótica será crucial para el desarrollo de la novela de terror

hasta la actualidad con una línea de autores y obras que se podrían definir como "góticos", aunque todos ellos con un desarrollo personal y original. Es el caso de la mítica novela de Mary W. Shelley Frankenstein o el moderno Prometeo (1818), que, aunque cuenta con elementos góticos, sería más correcto considerarla como la primera novela de ciencia-ficción. La obra es casi un tratado filosófico y moral sobre la imposibilidad de que el hombre sea Dios y cree vida a través de un ser monstruoso compuesto por trozos de cadáveres cosidos que se rebela contra su médico creador. En Frankenstein se combinan el género de terror con el fantástico en una narración de extraordinaria calidad literaria.

Algunas novelas del inglés Walter Scott recrean el oscurantismo de la Edad Media. En 1820 publica Escritos de demonios y brujas, uno de los más completos compendios de la actividad brujeril en Europa. De 1820 también es La leyenda del jinete sin cabeza, de Washington Irving y Melmoth el errabundo (1820), de Charles Robert Maturin. Melmoth, personaje romántico por excelencia, lleva a cabo un pacto con el diablo. Llega a vivir doscientos años y, cansado de su existencia desarraigada, busca a otro pobre infeliz a quien traspasarle esa cruel carga de eternidad a cambio de su alma.

El norteamericano Edgar Alan Poe incluye en sus relatos el gusto por lo macabro, por el mundo de la muerte y de la corrupción, por la simbología de ciertos animales, por la tortura, envuelto en una prosa truculenta y efectiva. En La narración de Arthur Gordon Pym (1838), el protagonista, Arthur Gordon Pym, se embarca clandestinamente en un barco ballenero. Tras muchas experiencias y desgracias (motines, naufragios, canibalismo, guerras con nativos) que ponen en riesgo su vida, se interna en parajes prodigiosos de los mares antárticos, hasta que sufre una sobrecogedora revelación con la que culmina la historia. La historia de El corazón delator (1843) presenta a un narrador anónimo obsesionado con el ojo enfermo (que llama "ojo de buitre") de un anciano con el cual convive. Finalmente decide asesinarlo. El cadáver es despedazado y escondido bajo las tablas del suelo de la casa. La policía acude a la misma y el asesino acaba delatándose a sí mismo, imaginando alucinadamente que el corazón del viejo se ha puesto a latir bajo la tarima.

En cuanto a la novela de terror, esta partirá de los hallazgos góticos para crear poco a poco sus propias premisas, con ejemplos fundacionales como Drácula (1897), del irlandés Bram Stoker. Ese nosferatu, no muerto, que cada noche sale de su tumba para morder cuellos y sorber la sangre desde su castillo de los Cárpatos, se mueve por una escenografía gótica por excelencia, principalmente de doncellas, de las que obtiene su sustento y su pasaporte a la eternidad, una historia en donde se funde el terror, lo fantástico y un erotismo que coquetea con la muerte.

La guerra de los mundos (1898), de Herbert George Wells, es una novela de ciencia ficción en la que describe una invasión alienígena de la Tierra.

Desde un prisma humorístico, Oscar Wilde escribió una parodia del género en El fantasma de Canterville (1887), dando lugar al terror humorístico. El retrato de Dorian Gray (1890) se considera una de las últimas obras clásicas de la novela de terror gótica. Dorian Gray es un joven inglés tímido e ingenuo dueño de una magnífica belleza, envidia y deseo tanto de hombres como de mujeres. El pintor Basil, contagiado por una obsesión insana por el físico y la personalidad de Dorian plasmará esa belleza efímera del cuerpo en un retrato, convirtiéndola en algo que el tiempo no podrá ocasionar daño alguno. Es decir, el retrato de Dorian Gray es mucho mejor que el propio Dorian Gray porque éste no puede envejecer. Su búsqueda del placer lo lleva a una serie de actos de libertinaje y perversión, pero el retrato sirve como recordatorio de los efectos de cada uno de los actos cometidos sobre su alma, con cada pecado se va

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desfigurando y envejeciendo. Tras apuñalar su retrato en el corazón se libera de su maleficio y Dorian se derrumba y muere. Encuentran el cuerpo de Dorian, pero ahora es la criatura monstruosa de la pintura. Su retrato se muestra una vez más como un hombre joven e inocente.

El escocés Robert Louis Stevenson, conocido por novelas de aventuras como La isla del Tesoro, escribió una extraordinaria novela de terror El extraño caso del Dr. Jekyll y mr. Hyde, considerada también como precursora de la novela negra, en donde analiza un caso de esquizofrenia criminal. El Dr.Jekyll inventa un brebaje que le permite alterar su personalidad y extraer la parte más vil de su naturaleza, transformándose, mental y físicamente, en otra persona. Ese nuevo ser asume la identidad de Mr.Hyde, al que nadie conoce y que disfruta llevando una vida depravada y violenta. Las cosas se tuercen cuando ese lado diabólico de Jekyll comienza a tomar el control y el doctor, horrorizado, se encuentra incapaz de volver a su estado inicial.

Janet, cuello torcido es un relato fantástico de Stevenson en el que, tras un incidente violento en el que un párroco impide que una muchedumbre cometa lo que él considera un crimen contra Janet, una mujer de mala reputación que carga con terribles fechorías. La mujer queda sin habla y con un aspecto torcido que hace pensar a la población que la mujer es una especie de muerto viviente.

La novedad de Otra vuelta de tuerca, de Henry James, reside en que ahora se trata de dos niños los que protagonizan esa relación con los fantasmas, acompañados por una institutriz que intenta protegerlos de esa influencia de los muertos. La relación posible entre los muertos y los vivos es un tema muy antiguo en la historia de la humanidad y frecuente en leyendas orales y relatos escritos: se suponía que el mundo está plagado espíritus y fantasmas, seres de otro tiempo y otro mundo que, de vez en cuando, se ponen en contacto con algunos de los vivos.

En El castillo de los Cárpatos (1892), Julio Verne se aleja de las obras de temática científica para introducirse en una de las mejores y más románticas historias vampíricas de la literatura. Pueblos atemorizados por la presencia de un castillo maldito habitado por el Diablo; rivalidades por amores pasados, apariciones; muertos resucitados. Todo ello en Transilvania, Rumania. Sin embargo, fiel a su tradición, usa todos esos elementos para adelantarse al desarrollo tecnológico de su época e imaginar máquinas que hoy estamos usando o que quizá en un futuro cercano podremos disfrutar.

En el siglo XX la literatura gótica acabó de perder su pureza de castillos medievales y noches tormentosas. Howard Phillips Lovecraft sitúa el horror en monstruos que provienen del espacio, Arthur Machen lo habita en bosques diurnos, William Hope Hodgson en el mar, Horacio Quiroga en un almohadón de plumas, Amparo Dávila en un abrigo de pieles, Julio Cortázar en la mente humana anidada de culpas.

Lo cierto es que actualmente ya no se escribe el terror al estilo gótico. Persiste la necesidad de causar temor, pero las pesadillas habitan en la psique, en los miedos internos inherentes a cada ser humano, en la moderna depresión y la soledad de multitudes, en la esquizofrenia, la fobia y la paranoia, en lo desconocido de lo conocido, etc. El género cuenta con un buen número de cultivadores en Estados Unidos. Es el caso de Ira Levin, con La semilla del diablo y Anna Rice, una superventas norteamericana que ha resucitado el género vampírico con éxito con sus Crónicas vampíricas. Stephen King es el gran maestro del género y el que ha marcado sus claves actuales: Carrie, La danza de la muerte, Misery o El resplandor. Coloca a personajes ordinarios enfrentados a experiencias extraordinarias, lo cual consigue una fácil identificación con el público. Por su parte, Stephen Meyer ha logrado un éxito sin precedentes con su novela Crepúsculo.

La literatura española también ha aportado títulos al género terrorífico: Gustavo Adolfo Bécquer, José Antonio Zorrilla, Pedro Antonio de Alarcón, quienes con sus relatos o poesías se adscribieron, desde el Romanticismo. De Gustavo Adolfo Bécquer destacamos Maese Pérez, el Organista; El Miserere y El Monte de las Ánimas, etc.

El protagonista de Maese Pérez, el Organista un organista que vuelve, un año después de muerto, a tocar el órgano de su convento produciendo una música celestial.

En El Miserere (1862), en un antiguo monasterio —saqueado y asesinados sus monjes por el hijo de un señor que les había legado su fortuna—, los espíritus de los monjes cantan un Miserere maravilloso conocido como el “Miserere de la montaña” para obtener el perdón de Dios.

El Monte de las Ánimas es una leyenda que cuenta lo que le ocurrió a un joven llamado Alonso al intentar complacer a su prima durante la noche de difuntos adentrándose en el Monte de las Ánimas.

4.3. EL NACIMIENTO DE LA NOVELA POLICÍACA (EDGAR ALLAN POE: LOS CRÍMENES DE LA CALLE MORGUE (1841), EL MISTERIO DE MARIE ROGÊT (1842-1843), LA CARTA ROBADA (1844); SIR ARTHUR CONAN DOYLE Y SHERLOCK HOLMES. EVOLUCIÓN DEL GÉNERO: AGATHA CHRISTIE; LA NOVELA NEGRA).

La novela policíaca es un género narrativo en el que la trama consiste generalmente en la resolución de un misterio de tipo criminal. El protagonista en la novela policíaca es normalmente un policía

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o un detective, habitualmente recurrente a lo largo de varias novelas del mismo autor, que, mediante la observación, el análisis y el razonamiento deductivo (y, en la novela negra, más bien por la intuición), consigue finalmente averiguar cómo, dónde, por qué se produjo el crimen y quién lo perpetró (un hecho que ha quebrantado la ley: robo, crimen, etc.).

Las acciones tienen lugar en medios sociales con graves problemas de convivencia, con muy escasas normas entre los ciudadanos (ambientes conflictivos). La vida es algo impredecible, por lo que necesitamos el orden social y la justicia, a lo que puede conducir la investigación racional, gracias a la inteligencia. El misterio lo resuelve el detective.

Se retratan problemas comunes a toda una sociedad, lo que se hace con una fuerte capacidad crítica (problemas colectivos).

El desarrollo de la prensa sensacionalista plagada de escándalos, crímenes e historias truculentas y el nacimiento de las novelas por entregas o por episodios, acrecentó el interés del público por la novela policíaca.

La novela policíaca tiene un carácter marcadamente cerebral y lógico. Tiene por objetivo demostrar, no solo mostrar. Su esencia son los hechos y evita todo elemento narrativo inútil o que retarde el ritmo de la acción que debe ser trepidante.

Los antecedentes de la novela policíaca son antiguos. Pero fue a mediados del siglo XIX, con el nacimiento de la policía científica (desarrollo de nuevas técnicas en el análisis de huellas y fisonomías), el desarrollo de la prensa (periódicos) en medio de las grandes ciudades y aglomeraciones urbanas (aumento de la criminalidad), cuando este género narrativo comenzó a adquirir rasgos definidos.

En el XIX se consideraba más bien subliteratura -de poca calidad literaria-, porque el crimen se suponía de naturaleza antiestética, sin fondo moral ni artístico. Adgar Allan Poe, escritor norteamericano, puso las bases de la novela policíaca (Los crímenes de la calle Morgue) al introducir en el argumento la figura de un detective protagonista: Auguste Dupin, que fue el primer detective de ficción, el cual sirvió de modelo a Arthur Conan Doyle para dar vida al “más famoso detective de todos los tiempos”: Sherlock Holmes (Estudio en escarlata), que constituye por excelencia el protagonista arquetípico de las novelas policíacas. Doyle, junto a Agatha Christie, fundó la escuela británica de novela policíaca.

Hay que recordar también a G. K. Chesterton, creador del personaje del sacerdote investigador Padre Brown.

En 1844 el filósofo Soren Kierkegaard publica El concepto de angustia, que marcó una etapa en autores como Edgar Allan Poe y otros. Se trata de la filosofía del miedo, de la angustia, de la inseguridad, que reina en el alma de la gente. Es una época marcada por el comienzo de la industrialización, que lleva a la neurosis de la sociedad de la época, y luego al enfoque marxista.

A. EDGAR ALLAN POELos crímenes de la calle Morgue (1841), El misterio de Marie Rogêt (1842-1843), La carta robada

(1844)Los crímenes de la calle Morgue (1841) es un cuento del género policiaco y de terror del escritor

estadounidense Edgar Allan Poe. Se trata del primer relato sobre detectives que tiene todos los elementos que más tarde se van a retomar como característicos de las novelas policiales.

Argumento. En un apartamento de una populosa calle de París se produce un bárbaro asesinato de dos mujeres. Las primeras pesquisas que lleva a cabo la brigada de investigaciones no dan resultado alguno, evidenciándose la impotencia de la policía para esclarecer los hechos. Finalmente se hace cargo del asunto un detective aficionado, C. Auguste Dupin, quien tras intensa y brillante investigación, ofrece una explicación extraordinaria.

Es el primer misterio de "habitación cerrada", en el que se reta al lector a resolver un enigma aparentemente insoluble y planteado en un ámbito muy concreto y delimitado. Los temas del cuento son dos esencialmente: la brutalidad ciega y su oponente dialéctico, el raciocinio, o, en un nivel metafórico, las tinieblas y la luz; y, como en todo relato detectivesco, ésta al final saldrá triunfante.

El autor se inspiró libremente en un caso real. El detective Auguste Dupin será el modelo de Sherlock Holmes, de Arthur Conan Doyle.

Este relato, junto a El misterio de Marie Rogêt, La carta robada y El escarabajo de oro, evidencian una tendencia muy acusada en su autor: la investigación lógica y analógica. El propio Poe abrió su obra con «El analista halla su placer en esa actividad del espíritu consistente en desenredar»

En Los crímenes de la calle Morgue no aparece el componente imaginario y fantasmagórico, tan característico de Poe.

El misterio de Marie Rogêt (1842-43).Está basado en el asesinato real de Mary Cecilia Rogers, un crimen que paralizó a Nueva York

debido a la violencia excepcional del asesino con la joven. Aparece por segunda vez el extravagante detective Auguste Dupin, pero ambientó la historia en París.

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Mary Rogers era una atractiva vendedora de cigarrillos y su crimen nunca fue resuelto del todo; en el caso de Marie Roget, el personaje "ficticio", se sugiere que el asesino era un marinero desechándose asimismo la especulación de la policía respecto de que Marie fuera víctima de una pandilla; sin embargo, el mismo Poe evita anunciar que acaso haya resuelto el caso de la vida real aunque algunos contemporáneos suyos vieron en el relato precisamente un intento de mayor notoriedad por parte del escritor norteamericano al buscar dar solución al crimen de Mary Rogers.

Se trata de la joven Marie Roget que una mañana sale de casa diciéndole a su madre que va a casa de su tía y que no volverá hasta el anochecer, y que la irá a recoger el pretendiente. Éste, al ir al la residencia de la tía de Marie, se entera de que ella jamás estuvo allí y que no volvió a casa. Aun así nadie se alarmó porque tres años antes también se había escapado, pero al cuarto día, se encontró su cadáver flotando en el río. Empezó, por parte de la policía, una minuciosa investigación con recompensa para encontrar al culpable o culpables. Todo apuntaba a una pandilla de malhechores, que habían violado y matado a una chica joven Mary Cecilia Rogers, poco tiempo antes, pero Allan Poe, no creía en esa teoría. Él mismo descubre que el asesinato lo llevó a cabo un enamorado de la víctima, que era marinero. La mata, la tira al río desde una barca, y después intenta simular que han sido la pandilla de chicos.

La carta robada (1844).Es la última de las tres historias protagonizadas por el detective Auguste Dupin. La trama consiste en que se ha perdido una carta que puede perjudicar a su dueño, a quien iba dirigida, si cae en malas manos. El prefecto de la policía parisiense, al ver que no puede resolver el misterio, decide pedir ayuda a Dupin, pues sabe quién la ha robado pero no dónde la ha escondido el audaz ladrón.

B. SIR ARTHUR CONAN DOYLE Y SHERLOCK HOLMES.Doyle fue el creador del detective más famoso de todos los tiempos y uno de sus detractores: mató

a Sherlock Holmes cuando se cansó de él, lo resucitó cuando se lo reclamaron y jamás consideró que este personaje ni su muy lógica inteligencia fueran lo más destacado de su producción.

Holmes inaugura una tradición de brillantes detectives privados, todos con curiosas excentricidades, que se creen superiores a la policía y que tendrán su propio código de justicia. Con él culmina una manera de entender el género, caracterizada por un equilibrio entre aventura y enigma.

Sherlock Holmes es un detective privado de una personalidad compleja y controvertida (egocéntrico, vanidoso, ambiguamente misógino, irónico, frío), alto, delgado, ingenioso e intelectualmente inquieto, inmune frente a debilidades y pasiones del hombre corriente. Su compañero, amigo y cronista es Dr. Watson, con quien nunca llega a tutearse (se llaman por el apellido).

En ocasiones resulta un tanto brusco, pero es cortés con las mujeres a pesar de que desconfía de ellas. El Dr Watson resalta en uno de sus casos la presencia de una bella dama llamada Irene Adler. A sus ojos, ella rivaliza con él mismo en inteligencia, como demuestra en una de sus aventuras.

No es muy ordenado en la rutina cotidiana, es muy habilidoso disfrazándose, fuma en pipa, le gustan las galletas, toca el violín con maestría, es un experto apicultor, excelente boxeador, tiene un gran conocimiento científico, en especial en química, y, cuando se aburre por falta de los retos intelectuales que suponen sus casos, consume cocaína

Sherlock Holmes tiene un hermano siete años mayor, que posee una capacidad de observación y de deducción mayor que las suyas, pero es incapaz de aplicar sus habilidades a una actividad detectivesca, ya que no tiene ni ambición ni energía.

El primer caso en el que Sherlock interviene de joven, según le cuenta a Watson, es en la aventura de La corbeta Gloria Scott (1893), en la cual ayuda a un amigo a descifrar un mensaje codificado.

Sherlock Holmes es un personaje ficticio creado en 1887 por Sir Arthur Conan Doyle, es un detective inglés de finales del siglo XIX, que destaca por su inteligencia, su hábil uso de la observación y el razonamiento deductivo para resolver casos difíciles. Es protagonista de una serie de cuatro novelas y cincuenta y seis relatos de ficción

Sherlock Holmes es el arquetipo de investigador cerebral por excelencia e influyó en mucho en la ficción detectivesca posterior a su aparición. Aunque podemos considerar a Auguste Dupin, creado por Edgar Allan Poe, como un personaje predecesor muy similar, la genialidad excéntrica de éste no alcanzó la enorme popularidad que Holmes y su autor alcanzaron en vida de éste.

Holmes siempre usó métodos científicos (o supuestamente científicos) y se centra en los métodos de la lógica y los poderes de observación y deducción. Sólo nos revela las cosas poco a poco.

Conan Doyle impulsa el género hacia dos tendencias: La de aventuras criminales (protagonizadas por superdetectives o genios del mal). La que considera el crimen como algo que hay que estudiar con técnica de laboratorio (la

novela criminal científica).Réplicas de Holmes son los superdetectives Edgar Wallace, Gaston Leroux, etc.

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En los años veinte aparece la novela problema o novela enigma. La novela policiaca se aburguesa: autores, personajes y lectores pertenecen cada vez más a esa clase social. Potencian el fair play, el juego limpio, entre autor y lector, para que este último y el investigador cuenten con la misma información. El detective deducirá conclusiones lógicas e inevitables de las pistas que van apareciendo a lo largo del relato. El crimen será forzosamente un asesinato y el criminal una persona de clase social elevada, al igual que el rseto de sospechosos.

C. AGATHA CHRISTIEEscritora inglesa especializada en los géneros policial y romántico. Creadora de dos personajes

clásicos, Hércules Poirot, el meticuloso detective belga, y Miss Marple.Aunque le agradaba variar la forma establecida del relato de detectives, ponía énfasis en «jugar

limpio con el lector» al asegurarse de ofrecer en sus relatos toda la información para resolver el enigma. La estructura de la trama, basada en la tradición del enigma por descubrir, es siempre similar, y su desarrollo está en función de la observación psicológica. Una de las características principales de la prosa detectivesca de Christie es que sus relatos se desarrollan en lo que se denomina el whodunit (de Who done it?, ¿Quién lo hizo?), lo que permite al lector ensayar hipótesis y en suma, intentar descifrar la identidad del culpable antes de acabar con la lectura del relato.

Christie fue una gran lectora de Arthur Conan Doyle, porque sabía que ello sería eficaz para olvidar los “horrores de la guerra”.

Su primera novela es El misterioso caso de Styles (1920) en la que presentó a Hércules Poirot, que apareció en 33 novelas y 54 relatos cortos. Nunca aparecieron juntos Poirot y Marple (Poirot no admite que le digan cómo hacer las cosas o que una vieja solterona le haga sugerencias).

Coincidiendo con el apogeo de la novela enigma, surge en EE.UU. la novela negra, principalmente de la mano de Dashiell Hammett y su investigador Continental Op, paradigma de un nuevo tipo de detective privado, el hard-boiled (“duro de pelar”, “duro de roer”), casi tan violento, cínico y marginado como pueda serlo un delincuente. Su ascensión va a ir ligada a la miseria y a la creciente violencia de la sociedad norteamericana de los años 20 y 30.

Esta reconversión del género policiaco en una literatura de alcance social que desdeña el universo burgués, el divertimento mental, coincide con la promulgación de la “ley seca”. Se entrada en vigor supone, de inmediato, la aparición de los distribuidores que suministran alcohol de contrabando tanto a los bares y restaurantes como a las salas de espectáculos y prostíbulos. El fabuloso negocio que se origina gracias a este comercio clandestino trae consigo la aparición de los gángsteres, cuyas fechorías y asesinatos van a ocupar la portada de todos los periódicos. Envalentados por el terror que imponen en la vía pública, inician una imparable ascensión hacia el control del poder, ayudados por políticos y funcionarios corruptos.

Algunos escritores de relatos policíacos abordan esta cotidiana realidad criminal con temas como el gangsterismo, el crimen político, el canibalismo económico y la piratería financiera. Incorporan un tratamiento realista.

En el nacimiento de la novela negra tiene gran importancia el auge espectacular de la cultura de masas (cine, radio, prensa, jazz, cómic, etc.), fruto del bienestar económico de los años 20, los espectaculares avances económicos y la liberación de la mujer.

D. LA NOVELA NEGRACon el paso de los años, la novela policíaca fue evolucionando hacia formas narrativas más

complejas, la resolución del misterio planteado como un juego de lógica dejó de ser el objetivo principal de la obra, quedando en primer plano la denuncia social y un intento de comprender los conflictos del alma humana; hay una fuerte crítica a los valores materialistas y capitalistas, al consumismo en definitiva. Fue así como nació un subgénero dentro de la novela policíaca: la novela negra. La novela negra nació en EE.UU y los padres del género fueron Raymond Chandler y Dashiel Hammett, en cuyas obras se basaron algunas de las películas más representativas del cine negro como El halcón maltés o El sueño eterno.

El apelativo de “negra” se debió por un lado a los ambientes oscuros que reflejaban, pero sobre todo a que aquellos relatos se publicaron por primera vez en la revista Black Mask, creada en 1920 por H. L. Mencken y George Jean Nathan y en la Série Noire de la editorial francesa Gallimard nacida en 1945. Aquellas novelas marcaron un antes y un después en la forma de narrar el crimen.

A diferencia de los relatos británicos donde intervenían las clases sociales altas, los crímenes eran generalmente “refinados” y donde el culpable casi siempre era descubierto y castigado por la ley, en la novela negra americana se reflejan sobre todo los ambientes sórdidos de los bajos fondos y el héroe es un personaje cínico y desencantado que habitualmente está sin trabajo, no tiene un dólar en el bolsillo y debe hacer frente él solo, no solo al criminal, sino también a un poder establecido generalmente corrupto.

La novela policíaca de serie negra nace tras la terrible crisis económica de 1929. En este tipo de novelas los elementos brutales y sórdidos cobran tanta o más importancia que la propia intriga.

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En esta línea están los escritores Dashiel Hammet y Raymond Chandler, creador del personaje del criminalista Philip Marlowe que se mueve entre la legalidad y la ilegalidad en medio de una sociedad hipócrita y corrupta.

Aunque el detective o el policía siguen siendo el tipo de protagonista principal, aparecen novelas de crímenes narrados desde otros puntos de vista: a mediados de los años 50 Patricia Highsmith publica El talento de Mr. Ripley, la primera de una magnífica serie de novelas que narran las peripecias de Tom Ripley, un estafador que suplanta a las personas a las que asesina.

Aunque la novela negra sufrió una época de crisis en los años 60, desde los 80 hasta nuestros días han seguido apareciendo grandes figuras que han mantenido vivo el género: Julian Symons, PD. James, Ruth Rendell y más recientemente Henning Mankell, Fred Vargas, Andrea Camilleri o Donna Leon entre otros. En España también merecen especial mención Manuel Vázquez Montalbán, Francisco García Pavón, Juan Madrid y Andreu Martín y más recientemente Lorenzo Silva o Alicia Giménez Bartlett.

Hoy puede decirse que el género está más vivo que nunca, debido sobre todo al boom de la novela policíaca nórdica y al éxito de la saga Millenium.

Otros géneros narrativos que le son muy próximos como la novela de espionaje o la de terror.Los personajes: El investigador-detective. En estas novelas de “serie negra”, el detective es un nuevo tipo

de “héroe” que se aleja del tópico del investigador perfecto del tipo de Holmes, En las novelas de serie negra pasa a convertirse en un tipo medio, oscuro, que, a veces, no es demasiado diferente de los delincuentes contra los que lucha. Es un personaje complejo, capaz de actitudes nobles y de actitudes miserables, mitad héroe y mitad bellaco.

La chica. En estas novelas suele aparecer un tipo de mujer enigmática, con rasgos de mujer fatal que se mueve entre el mundo de los delincuentes y corruptos y el mundo del detective. Este, a veces, se enamora de ella, que puede aparecer como víctima de los corruptos o como cebo. Siempre destaca por su belleza, misterio y por un pasado difícil o complejo.

Contexto social.En las novelas policíacas de serie negra, interesa tanto o más la realidad social que el

planteamiento de enigmas complicados. Todas las clases sociales están presentes desde la clase alta hasta las clases más humildes, pasando por los sectores sociales más marginales. Muchas veces, no es lo que se aparenta. Así, se comprueba en la aparición de policías corruptos junto con otros honrados o en la aparición de respetados ciudadanos de clase alta que gestionan negocios turbios e ilegales.En conclusión: miseria y lujo; corrupción y honradez; legalidad e ilegalidad se mezclan en medio de ciudades deshumanizadas, violentas y sin esperanza para los personajes que intervienen.

REPERCUSIONES DE LA NOVELA POLICIACA Inicio desprestigiado. El género policiaco fue al principio visto como de poca calidad, pues

se consideraba literatura barata, hasta que llegó la segunda guerra mundial, y la sociedad empezó a descubrir críticamente lo que estaba pasando, a través de la literatura y el cine. Los escritores y cineastas incluían escenas en sus obras, de forma que las personas iban tomando conciencia directa o metafórica de la realidad social de la época

Escuela inglesa. Se centraba más bien en la resolución intelectual del crimen, sin más, al margen de los aspectos sociales y morales; se ambienta en los sectores más altos de la sociedad, caso de Agatha Cristie.

Escuela norteamericana. Se centra más bien en la novela negra, pero considera el crimen en su verdadero contexto social y moral: las clases bajas, los ambientes más denigrantes, marginales, desheredados, sin diferencias por el color de la piel... Ambientes de crisis y corrupción: los crímenes ya no se dan en clases elitistas, sino de pobreza absoluta. El público es así más proletario, clase baja, escaso poder adquisitivo, que pide un lenguaje poco floreado, directo, en revistas divulgativas, con papel de mala calidad...

Influencia en el cine y televisión. En realidad, las diversas tendencias se fueron unificando hasta llegar a una novela policíaca típica de la televisión y estilo americano, llamada novela negra a veces, sin más. El género policíaco entró en el cine entre los años 1910 y 1930, con el cine sonoro. Así, muchas noveles de los escritores famosos fueron llevadas al cine, aunque era caro y sólo al alcance de unos pocos, por lo que fue decayendo allá por los años 50.

Influencia en el cómic. La novela policíaca dio lugar a dibujos, caricaturas, historietas de superhéroes, sátiras dibujadas...

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OBRAS Y AUTORES MÁS REPRESENTATIVOSDesde sus inicios hasta nuestros días los géneros policíaco y negro han sido extraordinariamente

prolíficos y han evolucionado mucho hasta no parecerse en absoluto a lo que fueron en sus inicios. Han sufrido varias transformaciones y se han fundido y refundido con otros géneros narrativos que los han enriquecido y les han dado nuevas perspectivas. Destacamos los siguientes autores y obras:

Novela policíaca angloamericanaTruman Capote (1924-1984): A sangre fría; Rauymond Chandler (1888-1959): El largo adiós, El

sueño eterno; G. K. Chesterton (1874-1936): El candor del Padre Brown; Agatha Christie (1890-1976): El asesinato de Roger Ackroyd, Asesinato en el Orient Express, Diez negritos; Arthur Conan Doyle, (1859-1930): Las aventuras de Sherlock Holmes, El regreso de Sherlock Holmes, El sabueso de los Baskerville, El último saludo de Sherlock Holmes; Dashiell Hammett (1894-1961): La llave de cristal, La maldición de los Dain; Patricia Highsmith (1921-1995): El amigo americano: (el juego de Ripley), Extraños en un tren, El talento de Mr. Ripley; Edgar Allan Poe (1809-1849): El escarabajo de oro y otros cuentos, Los casos de monsieur Dupin, “Los crímenes de la Rue Morgue” en: Cuentos.

Novela negra europeaUmberto Eco (1932-): El nombre de la rosa: seguido por la traducción de los textos latinos y por

las Apostillas a "El nombre de la rosa; Stieg Larsson (1954-2004): Los hombres que no amaban a las mujeres.

Novela negra española y latinoamericanaEduardo Mendoza (1943- ): El laberinto de las aceitunas, La verdad sobre el caso Savolta;

Lorenzo Silva, (1966- ): El alquimista impaciente; Manuel Vázquez Montalbán (1939-2003): Los pájaros de Bangkok: novela;

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