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Samuel Amutio Hernán
Julián Tomás Bravo Vega
Facultad de Letras y de la Educación
Grado en Lengua y Literatura Hispánica
2014-2015
Título
Director/es
Facultad
Titulación
Departamento
TRABAJO FIN DE GRADO
Curso Académico
Temas de las Novelas Ejemplares
Autor/es
© El autor© Universidad de La Rioja, Servicio de Publicaciones, 2016
publicaciones.unirioja.esE-mail: [email protected]
Temas de las Novelas Ejemplares, trabajo fin de gradode Samuel Amutio Hernán, dirigido por Julián Tomás Bravo Vega (publicado por la
Universidad de La Rioja), se difunde bajo una LicenciaCreative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported.
Permisos que vayan más allá de lo cubierto por esta licencia pueden solicitarse a los titulares del copyright.
RESUMEN
A lo largo de las Novelas Ejemplares (NE) nos encontramos con múltiples e interesantes
temas, pero hay dos que se repiten con fuerza en la mayoría de las doce novelas y que
serán el objetivo de análisis de este trabajo. Estos son el tema de la amistad y el tema
del amor. Para el primero, Cervantes utiliza el tópico literario de “los dos amigos” con
distintos fines: dar verosimilitud a la historia, crear conflicto entre ambos, posibilitar los
encuentros amorosos entre el amigo y la amada, darnos dos perspectivas distintas de lo
ocurrido, etc. Con respecto al tema del amor, Cervantes plasma diferentes grados del
enamoramiento que conducen a distintos fines. Así, el amor erótico y sexual va
encaminado a satisfacer únicamente las pasiones más básicas del hombre, mientras que
el amor completo, el verdaderamente ejemplar para Cervantes, es el que conduce al
matrimonio cristinao. Casi todo en las Novelas Ejemplares va encauzado hacia el
matrimonio, son novelas morales y cristianas.
Palabras clave: Novelas ejemplares, Cervantes, amistad, amor.
ABSTRACT
Throughout Exemplary Novels (EN), we can find multiple and interesting topics, but
there are two that are repeated strongly in the majority of the twelve novels. These two
will be the basis of this project. The ones mentioned above are frienship and love. For
friendship, Cervantes uses the literary procedure called “the two friends” with different
aims: give verisimilitude to the story, create a conflict between them, enable the
amorous encounters between the friend and the loved one, give two different
perspectives of what happened… Regarding love, Cervantes write about different levels
in love that lead to different purposes. This way, erotic love is only oriented solely to
satisfy men's passions, while “complete love”, the really exemplary one for Cervantes,
is the one that drives to marriage. All most all the Exemplary Novels are directed to
marriage, all of them are moral and christian novels.
Keywords: Exemplary novels, Cervantes, friendship, love.
ÍNDICE
0. INTRODUCCIÓN…………………………………………………………………..PÁG. 1
1. EL TEMA DE LA AMISTAD EN LAS NE………………………………………...…..PÁG. 3
1.1. LA AMISTAD DE ANDRÉS Y CLEMENTE EN “LA GITANILLA”…………….PÁG. 3
1.2. LA AMISTAD DE RICARDO Y MAHAMUT EN “EL AMANTE LIBERAL”…....PÁG. 4
1.3. LA AMISTAD DE RINCÓN Y CORTADO EN “RINCONETE Y CORTADILLO"...PÁG. 5
1.4. LA AMISTAD DE TOMÁS Y VALDIVIA EN “EL LICENCIADO VIDRIERA"….PÁG. 6
1.5. LA AMISTAD DE CARRIAZO Y AVENDAÑO EN "LA ILUSTRE FREGONA”…PÁG. 7
1.6. LA AMISTAD DE JUAN DE GAMBOA Y ANTONIO DE ISUNZA EN
“LA SEÑORA CORNELIA”…………………………………………….………..PÁG. 9
1.7. LA AMISTAD DE CAMPUZANO Y PERALTA EN “EL
CASAMIENTO ENGAÑOSO”…………….…………………….……….………PÁG. 10
1.8. LA AMISTAD ENTRE CIPIÓN Y BERGANZA EN EL
“COLOQUIO DE LOS PERROS”………………….……………….………..…..PÁG. 11
2. EL TEMA DEL AMOR EN LAS NE……………………………………………………….PÁG. 13
2.1. EL AMOR COMO ENFERMEDAD…………………………………………….....PÁG. 13
2.1.1. EL CASO DE RICAREDO EN “LA ESPAÑOLA INGLESA”……………...PÁG. 13
2.1.2. EL CASO DE RICARDO EN “EL AMANTE LIBERAL”………...……….PÁG. 13
2.1.3. EL CASO DE ARNESTO EN “LA
ESPAÑOLA INGLESA”…………………………………………………..….PÁG. 14
2.2 LOS CELOS EN LAS NE…………………………………………………………. PÁG. 15
2.2.1 LOS CELOS DE ANDRÉS Y LA CARDUCHA EN “LA GITANILLA”……..PÁG. 15
2.2.2 LOS CELOS DE AVENDAÑO EN “LA ILUSTRE FREGONA”…………….PÁG. 16
2.2.3 LOS CELOS DEL TRIÁNGULO TEODOSIA - MARCO ANTONIO -
LEOCADIA EN “LAS DOS DONCELLAS”…………………………………….PÁG 16
2.2.4 LOS CELOS PATOLÓGICOS DE FILIPO EN “EL
CELOSO EXTREMEÑO”……………………………………………………..PÁG. 17
2.3 EL AMOR MATRIMONIAL……………………………………………….…PÁG. 19
2.3.1 EL MATRIMONIO COMPRADO DE FILIPO Y LEONORA……..…….…...PÁG. 20
2.3.2 BURLA AL SACRAMENTO MATRIMONIAL EN LAS NE……………….….PÁG. 21
2.4 EL AMOR COMO PASIÓN…………………………………………..……...PÁG. 22
2.4.1 EL AMOR PASIONAL Y EL CONCEPTO DEL HONOR……………….......PÁG. 23
2.4.2 BURLA SEXUAL DE LA NINFA COLINDRES…………………………..PÁG. 25
2.4.3 EL AMOR PROSTIBULARIO…………………………………...………PÁG. 26
3. CONCLUSIONES………………………………………………………………....PÁG. 29
4. BIBLIOGRAFÍA………………………………………………………….……….PÁG. 33
0. Introducción
Miguel de Cervantes Saavedra escribió las Novelas Ejemplares, en adelante NE en un
periodo en torno a 1590 y 1612 (año en que fueron firmadas las primeras aprobaciones
de la censura), para publicarse definitivamente un año más tarde, en 1613. El autor, que
todavía hoy es considerado como la máxima figura de la literatura española, ya tenía
fama por grandes obras como La Galatea (1585) o El ingenioso hidalgo don Quijote de
la Mancha (1605), pero estas obras aportaban una novedad no sólo en su producción,
sino en toda España, puesto que, a diferencia de sus contemporáneos, él no traducía de
obras extranjeras o copiaba variando algún detalle, sino que las creaba enteramente de
principio a fin. De esta innovación se vanagloria el propio Cervantes en el prólogo de la
obra1:
A esto se aplicó mi ingenio, por aquí me lleva mi inclinación, y más que
me doy a entender, y es así, que yo soy el primero que he novelado en
lengua castellana, que las muchas novelas que en ella andan impresas,
todas son traducidas de lenguas extranjeras, y éstas son mías propias, no
imitadas ni hurtadas; mi ingenio las engendró, y las parió mi pluma, y van
creciendo en los brazos de la estampa. (NE, I, 52).
Cervantes alude a lo que en la época se denominaba como “novela”, una narración de
otra lengua que era traducida al castellano, generalmente obras italianas de autores
como Boccaccio, Bandello y otros (Cervantes, 1988, págs. 14-15). Las suyas no sólo
son nuevas, originales, sino que, además, son “ejemplares”, porque ejemplarizan. El
propio Cervantes dice que “no hay ninguna de quien no se pueda sacar algún ejemplo
provechoso”. Se trata de doce novelitas cortas en las que siempre se incluye en cierta
medida un afán didáctico y moralizante. Estas son: “La gitanilla”, “El amante liberal”,
“Rinconete y Cortadillo”, “La española inglesa”, “El licenciado Vidriera”, “La fuerza de
la sangre”, “El celoso extremeño”, “La ilustre fregona”, “Las dos doncellas”, “La señora
Cornelia”, “El casamiento engañoso” y “El coloquio de los perros”.
Las NE abordan numerosos temas de gran interés literario y social. Podríamos abordar
1 Citaré siempre por la edición de las Novelas ejemplares de Harry Sieber en Cátedra, 2000, Madrid.
1
el tema de la libertad, presente en varias de las NE, en contraste con el tema del
cautiverio, presente en otras tantas. Vemos una antítesis entre la vida libre de los gitanos
o de Rinconete y Cortadillo, frente al cautiverio de Ricardo en “El amante liberal” o el
de Leonora en su propia casa en “El celoso extremeño”, por ejemplo.
También podríamos abordar el tema de la locura, ejemplificada en el sabio loco
Vidriera, y sus similitudes con el gran personaje de Cervantes, don Quijote de la
Mancha. Podríamos analizar asimismo el tema de la picaresca, presente en novelas
como “El coloquio de los perros” (narración en primera persona, crítica social, paso por
diferentes amos, ausencia del tema amoroso…), si bien hay muchos elementos
picarescos a lo largo de las NE, como, por ejemplo, en el inicio de “La gitanilla” o en
las inclinaciones de Carriazo, aunque luego estas dos novelas sean puramente amorosas.
Incluso podríamos tratar un tema metaliterario en las NE, con la curiosa mención al
Guzmán de Alfarache de Mateo Alemán al comienzo de “La ilustre fregona” o,
especialmente, en “El coloquio de los perros”, donde, además de mencionar la Poética
de Horacio, aparecen nociones de cómo ha de ser la narración, la importancia de que
ésta sea lo más concisa posible, de contar los sucesos en orden cronológico, etc.
Sin embargo, a pesar de la pluralidad de temas que ofrecen las NE y del enorme interés
que despiertan, me veo obligado a descartar por razones de espacio aspectos tan
interesantes como estos, para centrarme en los dos temas capitales de la obra, la amistad
y el amor.
2
1. La amistad en las NE .
Dos son los temas principales a lo largo de estas doce novelas, por los que se suceden
los demás, el amor y la amistad. El objetivo de este primer punto se centrará en analizar
las distintas relaciones de amistad que se observan en las NE.
La amistad dual masculina en las NE queda generalizada dentro del tópico de “los dos
amigos” (Muñoz Sánchez, 2001: 142). Este motivo literario no es sólo un tema
recurrente en las NE, sino en mucha de la narrativa cervantina (don Quijote y Sancho,
Silerio y Timbrio en La Galatea, Periandro y Antonio en Los trabajos de Persiles y
Sigismunda, Morandro y Leoncio en La Numancia, entre otros).
1.1. La amistad de Andrés y Clemente en “La gitanilla”.
En la primera novela, “La gitanilla”, nos encontramos con una historia de amistad entre
Juan-Andrés y Sancho-Clemente. Se trata de una relación que comienza en la propia
novela y que es curiosa porque parte de la enemistad, de la rivalidad entre los dos
personajes, ya que ambos están enamorados de la misma mujer, Preciosa.
Juan de Cárcamo es un joven de clase noble muy enamorado de Preciosa. Para
demostrarle a ésta que su amor es verdadero, acepta la condición que le impone de vivir
en su compañía como un gitano más durante dos años. Juan va a vivir con ellos
encubriendo su identidad bajo el nombre de Andrés Caballero, adopta una máscara.
La historia de amor se enreda con la llegada a la compañía de Sancho, que viene
huyendo de la justicia tras haberse confirmado en la Corte que él y su pariente eran los
asesinos “de dos caballeros muy principales”. Sancho pide ayuda a los gitanos para que
le encubran hasta llegar a Sevilla y estos, sabiendo de su dinero, se la otorgan y le
acogen en su compañía, cambiándole el nombre por el de Clemente, otra máscara. Sin
embargo, Andrés, sin saber esto, cree que ha llegado a la compañía por los mismos
motivos que él, para enamorar a Preciosa. Ésta le confiesa que Clemente resulta ser el
paje-poeta autor del soneto que a Preciosa se le había caído días antes en casa de
Andrés, cuando bailaba con sus compañeras. Andrés, desconfiado, va a interrogar a
Clemente y éste le cuenta su desgracia, que nada tiene que ver con querer conquistar a
Preciosa, “que hermosas tiene Madrid que pueden y saben robar los corazones y rendir
las almas tan bien y mejor que las más hermosas gitanas”. Finalmente, tras conocer las
buenas intenciones de Clemente y viendo el recato y la prudencia de Preciosa, Andrés
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confía y los dos se convierten en grandes amigos:
“Finalmente, por traelle más ante los ojos y mirar sus acciones y
escudriñar sus pensamientos, quiso Andrés que fuese Clemente su
camarada, y Clemente tuvo esta amistad por gran favor que se le hacía.
Andaban siempre juntos, gastaban largo, llovían escudos, corrían,
saltaban, bailaban y tiraban la barra mejor que ninguno de los gitanos, y
eran de las gitanas más que medianamente queridos, y de los gitanos en
todo extremo respectados”. (NE, I, 117).
Andrés y Clemente son dos amigos portadores de “máscaras”, lo que permite anticipar
al lector que haya otras máscaras y que la anagnórisis sea el elemento fundamental en la
construcción del relato. Al final, la gitanilla Preciosa será doña Constanza de Azevedo y
de Meneses.
La amistad entre estos dos personajes, se termina también en la propia novela, cuando
Clemente huye temiendo ser cogido y descubierto cuando van a por los gitanos por la
venganza de La Carducha. A pesar de esto, Juan, cuando sale de la cárcel, no se olvida
de su camarada y lo manda buscar, sin éxito, pues ya ha partido a Génova.
1.2. La amistad de Ricardo y Mahamut en “El amante liberal”.
Aquí, la historia comienza con Ricardo contando su desdicha a su amigo Mahamut. Al
contrario que en “La gitanilla”, sabemos que la amistad de estos dos personajes ya está
fraguada desde mucho antes, puesto que Mahamut dice que se conocen de la niñez y
que se han criado juntos en la misma patria siciliana.
Ricardo le cuenta a Mahamut el motivo de su pena, su reyerta con Cornelio, tras la que
él y su amada Leonisa son capturados por los turcos. El enamorado no quiere vivir,
debido al sufrimiento que le produce la pérdida de su amada, pues cree que ha muerto, y
le pide a su amigo consejo para acabar con su vida. Mahamut, como buen amigo, le dice
que él está para aconsejarle y ayudarle para su bien y que no dejará de hacerlo aunque él
pida lo contrario, “como se hace con el enfermo que pide lo que no le dan y le dan lo
que le conviene”. Cuando más tarde ven que Leonisa está viva y en manos del cadí, amo
de Mahamut, es éste quien intercede para que Ricardo vaya a poder de su amo y es él
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quien posibilita los encuentros entre Ricardo y Leonisa. Así pues, la amistad de
Mahamut es imprescindible para que pueda desarrollarse con éxito la historia de amor
entre los dos protagonistas. Vemos también otra diferencia con “La gitanilla”, pues los
amigos no están interesados en la misma mujer, como sí lo estaban, en un principio,
Andrés y Clemente. De hecho, Mahamut es el único personaje masculino de toda la
novela que no se queda prendado con la hermosura de Leonisa. Así, siempre hay una
confianza mutua entre los dos, una amistad incondicional, no existe la desconfianza
inicial entre los amigos, como ocurre entre Andrés y Clemente. Otra diferencia es que
los amigos mantienen su amistad al terminar la novela, cuando ambos vuelven libres a
su patria.
1.3. La amistad de Rincón y Cortado en “Rinconete y Cortadillo”.
La amistad de estos dos personajes, que dan título a la novela, es la única de todas las
NE, junto a la de Andrés y Clemente, que se inicia en la propia narración, cuando ambos
se encuentran en la venta del Molinillo al inicio de la obra. Al igual que en “La
Gitanilla”, observamos un primer recelo de los dos protagonistas, aunque éste dura esta
vez tan sólo unos minutos. Los dos, están sentados frente a frente en un cobertizo que
hay para sestear, y el mayor, Rincón, le pregunta al pequeño por su vida. Cortado no se
fía y no le quiere contar nada sobre su vida y, para que éste confíe, Rincón le cuenta la
suya primero, para así animar a su compañero a que haga lo propio:
“y, para obligar a vuesa merced que descubra su pecho y descanse
conmigo, le quiero obligar con descubrirle el mío primero; porque
imagino que no sin misterio nos ha juntado aquí la suerte, y pienso que
habemos de ser, déste hasta el último día de nuestra vida, verdaderos
amigos.” (NE, I, 194)
Rincón le cuenta quién es en primera persona, por medio de la estructura autobiográfica
típica de la narrativa picaresca (Navarro Durán, 2010: 66). “Yo, señor hidalgo, soy
natural de la Fuenfrida, lugar conocido y famoso por los ilustres pasajeros que por él de
contino pasan; mi nombre es Pedro del Rincón; mi padre es persona de calidad, porque
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es ministro de la Santa Cruzada (...)”. Tras esto, Cortado se ve obligado a hacer lo
propio y le cuenta acerca de su vida mediante la misma fórmula autobiográfica.
Cortado, para justificar su apariencia pobre y descuidada, pues lleva la ropa descosida y
los zapatos rotos, le dice que ha salido con tanta prisa que no ha tenido tiempo de coger
mejores prendas, pero Rincón astutamente le interrumpe y le dice que, puesto que ya se
conocen y hay confianza, pueden dejar esas altiveces de lado y confesar que ninguno de
los dos tiene un duro. Cortado acepta y, para comenzar la amistad perpetua que le acaba
de ofrecer su amigo, pide sellarla como la ocasión lo merece, con un abrazo. Así, los dos
amigos emprenden su viaje hasta llegar al patio de Monipodio, centro del hampa
sevillana. Se trata de un lugar lleno de ladrones, tahúres, prostitutas y otros pícaros,
quienes pagan un impuesto a Monipodio a cambio de su amparo. A partir de este
momento Rincón y Cortado pasan a ser más observadores que otra cosa. Los dos
amigos son parte del ambiente que le interesaba reflejar a Cervantes, el ambiente
marginal y de la picaresca en estado puro, y cuando llegan a ese marco, ellos se
convierten en personajes pasivos que se limitan a ver lo que allí sucede. El autor del
Quijote se ha servido de estos dos amigos para dar verosimilitud a la historia, pues los
pícaros se adentran en un mundo que sería oculto e innaccesible para el resto. Además,
el tema de la amistad es muy importante en esta novela, ya que es la amistad la que
salva a los dos pícaros de esta vida “tan perdida y tan mala, tan inquieta, y tan libre y
disoluta”, de la que finalmente se apartan.
1.4. La amistad de Tomás y Valdivia en “El licenciado Vidriera”.
Tomás Rodaja es el único personaje de todas las NE que está casi aislado durante toda la
obra. En esta novela podemos ver ligeramente el tema de la amistad, pero no tanto
desde el tópico de los dos amigos. La amistad entre Tomás y don Diego de Valdivia es
una amistad pasajera, un compañero de viaje más bien. Al inicio de la obra, Tomás es
encontrado debajo de un árbol en las riberas del Tormes por dos caballeros estudiantes.
Éste les dice que quiere ir a Salamanca a buscar un amo que servir, a cambio de que le
dé estudios, y estos aceptan y se lo llevan. Cuando los caballeros terminan sus estudios,
regresan a Málaga, su tierra, y Tomás va con ellos, pero a los días les pide permiso para
poder volver a Salamanca y seguir estudiando. Durante su camino de vuelta se topa con
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don Diego de Valdivia, un capitán de infantería que le ruega que se fuese con él a Italia,
si tenía curiosidad por verla. Tomás acepta y se hacen amigos.
“Conciencia tan escrupulosa -dijo don Diego-, más es de religioso que de
soldado; pero, comoquiera que sea, ya somos camaradas.” (NE, II, 46)
Allí recorre todo el país y va de ciudad en ciudad, a veces con la compañía de Valdivia y
otras, solo. Hay gran parte de autobiografismo, Cervantes viajó a Italia y conocía el
país, como queda plasmado en la obra. Cuando ya ha cumplido su deseo, Tomás
determina regresar a Salamanca para terminar sus estudios. Allí es envenenado con un
membrillo, que lo conduce a “la más extraña locura que entre las locuras hasta entonces
se había visto, imaginóse el desdichado que era todo hecho de vidrio”. Tomás cambia su
nombre por el de Licenciado Vidriera y no permite que nadie le toque, ni siquiera que se
acerque, pues piensa que le romperían. Sin embargo, no es un loco común, es un loco-
cuerdo, como don Quijote y, de no ser por los gritos que da cuando se le acercan y de
todas sus rarezas cotidianas, “ninguno puede creer sino que era uno de los más cuerdos
del mundo”, por cómo resuelve todas las preguntas que sus vecinos le formulan. Al cabo
de dos años, un religioso de la Orden de San Jerónimo consigue curarle y volverle en su
sano juicio y entendimiento. Sin embargo, al volver a la Corte todos le persiguen día
tras día, como cuando estaba enfermo. Al ver que nadie le va a contratar de abogado y
que se va a morir de hambre, decide regresar a Flandes como soldado, con su buen
amigo el capitán don Diego de Valdivia.
Como vemos, la amistad Tomás-Diego comienza la novela y también la termina, pero
no es un tema fundamental durante el transcurso de la misma, donde predomina el tema
autobiográfico y sapiencial. Cervantes conjuga el motivo literario de las armas y las
letras, tan recurrente en su obra.
1.5. La amistad de Carriazo y Avendaño en “La ilustre fregona”.
No encontramos aquí con la amistad entre Diego de Carriazo y Tomás de Avendaño, una
amistad que se remonta a una generación anterior, según nos indica el narrador nada
más comenzar la obra. Si bien, la amistad anterior al texto es la de sus padres, la que se
da entre los protagonistas nace durante el mismo. Diego de Carriazo, hijo de caballero
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principal de Burgos, “llevado de una inclinación picaresca, sin forzarle a ello algún mal
tratamiento que sus padres le hiciesen, sólo por su gusto y antojo, se desgarró, como
dicen los muchachos, de casa de sus padres, y se fue por ese mundo adelante, tan
contento de la vida libre”. En esta vida aventurera está tres años, hasta que regresa a
casa tras graduarse de maestro en las almadrabas de Zahara, donde se realiza la pesca
del atún y se lleva una vida libre y licensiosa, es el “finibusterre de la picaresca”. A su
regreso traba una gran amistad con Tomás, otro muchacho de su edad, vecino e hijo
también de un caballero principal de Burgos. Éste nota muchas veces triste y
melancólico a su amigo Carriazo y decide preguntarle la causa, en una declaración de
amistad incondicional, puesto que se ofrece a remediar sus males con su sangre si hace
falta:
“Avendaño, su amigo, viéndole muchas veces melancólico e imaginativo,
fiado en su amistad, se atrevió a preguntarle la causa, y se obligó a
remediarla, si pudiese y fuese menester, con su sangre misma. No quiso
Carriazo tenérsela encubierta, por no hacer agravio a la grande amistad
que profesaban”. (NE, II, 143).
Carriazo le cuenta a Avendaño que su tristeza se debe a los deseos que tiene de regresar
a la vida picaresca. Le alaba tanto esta vida y se la pinta tan bien que éste queda
convencido y determina irse con él a gozar un verano de esta felicísima vida que le
acaba de describir. Sin embargo, camino de las almadrabas, escuchan a dos mozos de
mulas hablar de una fregona, la más hermosa vista, que trabaja en la posada del
Sevillano, en Toledo. Cervantes introduce un nuevo concepto, Avendaño se enamora de
Costanza de oídas, por lo bien que hablan todos de ella. Movido por la curiosidad de
verla, Avendaño convence a su amigo para desviarse de su rumbo y, una vez llegan a la
posada, éste se enamora perdidamente de ella, lo que cambia por completo los planes de
los dos amigos, que comienzan discutiendo:
“-¡Gallardo encarecimiento -dijo Carriazo- y determinación digna de un
tan generoso pecho como el vuestro! ¡Bien cuadra un don Tomás de
Avendaño, hijo de don Juan de Avendaño, caballero lo que es bueno, rico
lo que basta, mozo lo que alegra;, discreto lo que admira, con enamorado y
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perdido por una fregona que sirve en el mesón del Sevillano!
-Lo mismo me parece a mí que es -respondió Avendaño- considerar un
don Diego de Carriazo, hijo del mismo, caballero del hábito de Alcántara
el padre, y el hijo a pique de heredarle con su mayorazgo, no menos gentil
en el cuerpo que en el ánimo, y con todos estos generosos atributos, verle
enamorado, ¿de quién, si pensáis? ¿De la reina Ginebra? No, por cierto,
sino de la almadraba de Zahara, que es más fea, a lo que creo, que un
miedo de santo Antón.
-¡Pata es la traviesa, amigo! -respondió Carriazo-; por los filos que te herí
me has muerto; quédese aquí nuestra pendencia, y vámonos a dormir, y
amanecerá Dios y medraremos.” (NE, II, 152-153).
Así pues, ésta es la primera y única vez que en las NE la amistad queda en entredicho,
aunque sólo momentáneamente, puesto que Carriazo, acepta finalmente el deseo de su
amigo y le ayuda a conseguirlo. Además, el tema picaresco y el personaje de Carriazo se
van apagando, y cobra importancia el tema del amor entre Avendaño y Costanza, su
amada, que acapara el resto de la obra. Como bien apunta Muñoz Sánchez, Cervantes
utiliza esta vez el tópico de los dos amigos para dar verosimilitud a la historia:
“Carriazo es necesario para dar verosimilitud a la historia de su amigo
Avendaño, un noble enamorado de una fregona de mesón (…) Avendaño
lo es también, pues es el encargado de verosimilizar el hecho de que un
noble abandone la comodidad de su vida noble por la libertad que supone
la vida picaresca en la que se adentra Carriazo”. (Muñoz Sánchez 2001:
153).
1.6. La amistad entre Juan de Gamboa y Antonio de Isunza en “La señora
Cornelia”.
En “La señora Cornelia”, los dos amigos son los personajes de Juan de Gamboa y
Antonio de Isunza, dos jóvenes hidalgos vascos de ricas familias, que estudian derecho
en la Universidad de Bolonia, en Italia. Una noche, a los dos les sucede mientras pasean
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por separado sendos extraños sucesos. A Juan le entregan en una puerta un niño recién
nacido, al que lleva a casa, y cuando vuelve a salir para investigar sobre él, se topa con
una reyerta en la que sin darse cuenta cambia su sombrero, al caérsele, por el de su
defendido, que vale más de doce mil ducados. Por otro lado, a Antonio se le acerca una
mujer hermosísima llorando y nerviosa, y le pide auxilio y alojo en su posada. Esa
mujer es Cornelia Bentibolli, hermana de Lorenzo Bentibolli, una mujer de gran linaje y
belleza. El recién nacido resulta ser un hijo suyo que acaba de parir y que había tenido
fuera del matrimonio con el duque de Ferrara. La causa de la huida de Cornelia es el
temor a su hermano. Su vida corre peligro porque ha sido deshonrada, pues ha
alumbrado siendo soltera. A partir de este punto, el papel de los dos amigos es
secundario en la novela, que gira en torno a resolver el problema de Cornelia. Los dos
caballeros ayudan a Cornelia a conseguir sus objetivos, pero, a diferencia de “La ilustre
fregona” u otras de las NE, en este caso la historia de amor es ajena a los dos amigos.
De hecho, ninguno de los dos se queda prendado con la extrema belleza de la
protagonista, como sí pasa en las anteriores, que surge un amor a primera vista. En “La
ilustre fregona” nos anticipan a una mujer bellísima y, cuando por fin la ven, uno de los
dos amigos queda enamorado. En esta novela pasa lo mismo, la fama de Cornelia y su
belleza se extiende por todo el reino, pero, sin embargo, cuando la ven, ninguno de los
dos se queda enamorado. El objetivo de ambos es sólo el de ayudarla a restaurar su
honra, ambos actúan como defensores de la “doncella”. Es el socorro a la doncella
menesterosa de los libros de caballerías.
1.7. La amistad entre Campuzano y Peralta en “El casamiento engañoso”.
El motivo de los dos amigos se desarrolla esta vez con la amistad entre el alférez
Campuzano y el licenciado Peralta. Los dos personajes se encuentran al inicio de la
obra. Campuzano, recién salido del hospital por una enfermedad de sífilis, entra por la
ciudad, y el licenciado se le acerca. Ambos se conocen también antes de la narración,
puesto que, cuando se aproxima el uno al otro, ya comenta Campuzano que hace más de
seis meses que no ha visto a su amigo. Peralta le pregunta que qué le ha pasado y le
invita a comer a su posada. El alférez acepta el convite y le relata lo ocurrido, la argucia
a la que ha sido sometido por su falsa esposa Estefanía, que le ha engañado y estafado, y
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dejado una enfermedad venérea de propina. Así pues, el motivo de los dos amigos sirve
en esta novela como hilo conductor de la trama, los dos amigos se encuentran en la
entrada de la ciudad como excusa para presentarnos la historia del matrimonio entre
Campuzano y Estefania de Caicedo. Además, sirve también para que tengamos una
perspectiva distinta, puesto que, al comentar el licenciado la jugada de Estefanía, éste
acaba confesando que, en realidad, el engaño había sido mutuo, puesto que sus joyas no
eran de oro, y que se trataba de un burlador burlado (Sáez 2011). El amigo Peralta nos
sirve para darnos cuenta de que, como acaba diciendo, “pata es la traviesa” entre
Campuzano y Estefanía. Los dos han sido engañadores-engañados e igual de interesados
y, como le aconseja el licenciado, "el que tiene costumbre y gusto de engañar a otro no
se debe quejar cuando es engañado". O, como dice el alférez: ''Pensóse don Simueque
que me engañaba con su hija la tuerta, y por el Dío, contrecho soy de un lado”, refrán
que se refiere a un supuesto trato matrimonial de una hija tuerta con un judío
contrahecho, en el que había burla por los dos lados. Vemos, pues, el motivo folclórico
de la reversibilidad en el engaño.
Finalmente, la amistad entre Campuzano y Peralta sirve para introducir la siguiente
novela, “El coloquio de los perros”, una conversación entre dos perros que dice
Campuzano haber escuchado durante su estancia en el hospital y que toma por escrito
en un cuaderno. El licenciado cree que el alférez se está burlando de él, pero, ante tanta
insistencia, decide leerlo “que por ser escrito y notado del buen ingenio del señor
alférez, ya le juzgo por bueno”. Además, los dos amigos reflexionan acerca del concepto
de verosimilitud al final de “El Casamiento engañoso” y al final también del
“Coloquio”, donde vuelven a aparecer. A pesar de que Campuzano mantiene que los
perros hablaron, el licenciado dice que acepta que es un “artificio” inventado por el
autor, pues la brujería es materia peligrosa para superar la censura de la Inquisición.
1.8. La amistad entre Cipión y Berganza en el “Coloquio de los perros”.
En esta novela la amistad se da entre los dos protagonistas que son dos perros, Cipión y
Berganza. Como en la mayoría de las anteriores, esta amistad también es anterior a la
novela. De hecho, si atendemos a la historia que narra Berganza, antes de convertirse en
perros-amigos, son hermanos, pues habían sido hechizados tras el parto por una bruja, la
Camacha, debido a un enfado que tuvo con la Montiela, la madre de éstos. Podemos
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hablar, pues, de un precedente temprano de realismo mágico.
Cipión y Berganza son dos perros que están en el Hospital de la Resurrección de
Valladolid, donde se encuentra el alférez Campuzano convaleciente de su sífilis, que los
escucha. Ambos están al comienzo de la obra asombrados, porque ven que pueden
hablar y entenderse el uno al otro. Para más inverosimilitud, no sólo poseen el don del
habla, sino que además lo hacen con agudeza y juiciosamente (Mañero Lozano 2011:
550). La conversación entre los dos perros trata acerca de los recuerdos biográficos de
Berganza. Éste va contando a su amigo Cipión las experiencias que recuerda haber
vivido con los diferentes amos que ha tenido a lo largo de su vida. Si en “El casamiento
engañoso” Cervantes utiliza el tópico de los dos amigos para que tengamos otro punto
de vista, en este caso el autor lo utiliza para incorporar sus aportes metanovelescos de
cómo ha de ser la narración. Cuando Berganza cuenta su vida, vemos claramente los
rasgos típicos de la novela picaresca (autobiografía, relato en primera persona, paso por
diferentes amos…), pero Cipión interrumpe frecuentemente para introducir sus críticas
o juicios, muchas veces relacionados con la propia narración. Cipión le va aconsejando
cómo tiene que ser su relato: que no dé rodeos, que lo alargue, que lo acorte, que lo
cuente en orden cronológico… (Alcalá Galán 2001):
“CIPIÓN.-Sé breve, y cuenta lo que quisieres y como quisieres” (NE, II,
310)
“CIPIÓN. -Ése es el error que tuvo el que dijo que no era torpedad ni vicio
nombrar las cosas por sus propios nombres, como si no fuese mejor, ya
que sea forzoso nombrarlas, decirlas por circunloquios y rodeos que
templen la asquerosidad que causa el oírlas por sus mismos nombres. Las
honestas palabras dan indicio de la honestidad del que las pronuncia o las
escribe”. (NE, II, 319)
“CIPIÓN.- Por menor daño tengo ése que el que hacen los que
verdaderamente saben latín, de los cuales hay algunos tan imprudentes
que, hablando con un zapatero o con un sastre, arrojan latines como agua.”
(NE, II, 318).
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2. EL TEMA DEL AMOR EN LAS NE
2.1. El amor como enfermedad.
2.1.1. El caso de Ricaredo en “La española inglesa”.
Clotaldo rapta a Isabela en el asalto a Cádiz que perpetra la armada inglesa y se la lleva
a su casa a Londres. Su hijo Ricaredo, viendo sus infinitas virtudes y su gran belleza,
empieza a sentir un amor hacia ella, pero la ama como si fuera su hermana. Sin
embargo, a medida que Isabela va creciendo, ese primer amor fraternal que siente se
transforma en “ardentísimos deseos de gozarla y de poseerla”, pero con la intención
también de tomarla como esposa. Por ello, Ricaredo comunica a sus padres la intención
de casarse con la hija adoptiva. Se lo pide una y mil veces, pero sus padres una y mil
veces rechazan darle la aprobación, puesto que ya le tienen concertado su casamiento
con una doncella escocesa muy adinerada. Así pues, ante la desautorización de sus
padres, Ricaredo comienza a enfermar cada vez más hasta casi perder la vida.
Este episodio es el que mejor muestra a lo largo de las NE esa concepción medieval del
amor como una enfermedad y que tan bien se había plasmado en la literatura unos años
antes con De amore: libri III de Andreas Capellanus. Ricaredo, viendo que no va a
poder cumplir su deseo, comienza un proceso psicosomático: sus penas en el alma por
su amor frustrado generan en él un efecto físico, con consecuencias en su organismo.
Ricaredo permanece en la cama durante mucho tiempo, sin poder levantarse. Los
médicos no acaban de saber qué es lo que le está sucediendo y él, que sí lo sabe,
tampoco quiere confesarlo. Hasta que un día entra Isabela a servirle y éste se le declara,
consiguiendo su aceptación. En ese mismo momento, Ricaredo comienza a mejorar y su
salud vuelve a ser la que era. Así, por fin, consigue convencer a sus padres para que le
casen con Isabela, puesto que, de no darle el consentimiento, les dice que volvería a
enfermar y a morir.
2.1.2. El caso de Ricardo en “El amante liberal”.
Otro episodio en el podemos observar esta concepción del amor como una enfermedad
ocurre al comienzo de “El amante liberal”. En la novela nos encontramos con un
triángulo amoroso, el de Ricardo-Leonisa-Cornelio. Ricardo está enamorado de Leonisa
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desde que tiene uso de razón pero Leonisa tiene puestos los ojos en otro hombre,
Cornelio, un mancebo muy galán y más rico que él. Los dos hombres son totalmente
distintos. Cornelio se nos presenta como un muchacho afeminado y el lector sabe que
nunca sera el galán prototípico. Un día Ricardo se entera de que la pareja, familia y
allegados están todos juntos disfrutando del día en el jardín de Ascanio, padre de
Cornelio. La rabia y los celos llevan a Ricardo a presentarse allí mismo, fuera de sí. Su
ataque de locura comienza injuriando a su amada, tras lo cual va a donde Cornelio y
comienza a dar espadazos, no sólo a su enemigo amoroso, sino a todos los presentes
(criados, parientes, allegados, etc.). Como vemos, el amor hace perder la razón a
Ricardo, que termina padeciendo una locura pasajera. Y tampoco es algo raro o
inverosímil. De hecho, en muchos tratados de medicina de la época medieval el
enamoramiento, cuando no era correspondido, estaba incluido como una de las
variedades de la locura.
2.1.3. El caso de Arnesto en “La española inglesa”.
Esta variedad de la locura no es sufrida únicamente por Ricardo. También Arnesto, en
“La española inglesa”, la padece por su enamoramiento frustrado. Ricaredo, recuperado
ya de su enfermedad amorosa anterior, e Isabela están muy enamorados y van a casarse,
pues ya tienen para ello el consentimiento de la reina. Arnesto, también enamorado de
Isabela, arde en celos y pide a su madre, camarera de la reina, que interceda para evitar
la boda. Mientras tanto, él también hace lo posible para evitarla y va donde Ricaredo, al
que reta a muerte. Cuando la reina se entera, ordena que lo encierren y la madre de
Arnesto, viendo la locura amorosa de su hijo y que todo iba a acabar en un trágico
desenlace, decide “remediar” esta enfermedad de su hijo envenenando a Isabela con una
conserva, que, aunque no consigue matarla, le desfigura todo el rostro, dejándola como
un “monstruo de fealdad”. Esta novela, en mi opinión, es la que nos muestra con más
fuerza una visión idealizada del amor y es curioso que, a pesar de ello, sea también esta
novela, de todas las NE, la que nos muestre con mayor fuerza las peores consecuencias
del amor cuando éste no es correspondido por ambas partes. Los dos personajes
masculinos, Ricardo y Arnesto, sufren la enfermedad del amor y son capaces de llegar
hasta las últimas consecuencias, incluso a morir y a matar por amor.
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2.2. Los celos en las NE.
2.2.1. Los celos de Andrés y La Carducha en “La gitanilla”.
Sin llegar al punto de enfermedad de los casos anteriores, el tema de los celos es uno de
los más presentes en las NE. Los celos son un síntoma en el proceso de la enfermedad
amorosa. En “La Gitanilla”, al principio, Andrés siente celos del paje-poeta cuando a
Preciosa se le cae el soneto y un caballero lo lee en alto. Preciosa dice que el autor no es
un poeta, sino un paje muy galán y a Andrés, al escuchar estas alabanzas le sobresaltan
mil celosas imaginaciones y pierde el color llegando casi a desmayarse, pues “no son
alabanzas sino lanzas que traspasan el corazón”. Más adelante, cuando el paje llega a la
compañía para quedarse, a Andrés le “penetra el alma la dura espada de los celos”,
porque cree que ha llegado para quedarse con Preciosa y piensa también que ésta quiere
tener más de un enamorado. Preciosa le responde que le pesa verle tan celoso y
desconfiado, pero más aún el verle tan poco cuerdo y discreto:
“-Nunca los celos, a lo que imagino -dijo Preciosa-, dejan el
entendimiento libre para que pueda juzgar las cosas como ellas son:
siempre miran los celosos con antojos de allende, que hacen las cosas
pequeñas, grandes; los enanos, gigantes, y las sospechas, verdades.” (NE,
I, 111)
Sin embargo, Clemente no ha llegado a la compañía por Preciosa, como vemos cuando
es interrogado por Andrés, sino por otro motivo, que también tiene que ver con los
celos, en este caso los de su señor, que había asesinado de dos estocadas a dos hombres
que estaban arrimados a la puerta de su enamorada.
Pero Andrés no es el único personaje de “La Gitanilla” en sufrir el mal de los celos.
Cuando llegan al mesón de La Carducha, ésta se queda enamorada de él y le pide
matrimonio, pero, ante la negativa de éste, pues le dice que su boda ya está apalabrada
con otra gitana, y viendo que se iba por ese motivo del mesón y no lo volvería a ver, La
Carducha le esconde unas joyas suyas entre las de él y le acusa de que se las ha robado
para que lo detengan. Como vemos, Cervantes recoge el motivo de la “falsa acusación”,
tomado del folclore, aquí de la colección de milagros de Santo Domingo de la Calzada.
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2.2.2. Los celos de Avendaño en “La ilustre fregona”.
En “La Ilustre Fregona”, el corazón de Avendaño es traspasado también por “la rigurosa
lanza de los celos” cuando escucha músicas en alabanza de la hermosa Costanza. Él ni
siquiera ha visto en persona a Costanza, está “enamorado de oídas” y, sin embargo, ya
siente celos de que otro hombre la galantee. Además, dice que los celos que tiene son
los peores porque “no sabe de quién debía o podía tenerlos”. Poco después se entera de
que el hombre que solicita con músicas a Costanza noche tras noche es el hijo del
corregidor y, aunque sabe que ella no las escucha porque está durmiendo en el aposento
de su ama, eso no le impide “que le pase el corazón la dura saeta de los celos”. Vemos
cómo Cervantes relaciona los celos con la muerte, asociándolos a imágenes agudas:
lanzas, espadas, saetas...
2.2.3. Los celos del triángulo Teodosia - Marco Antonio - Leocadia en “Las dos
doncellas”.
En “Las dos doncellas” aparece también “la fría y temida lanza de los celos”, que
padecen las dos enamoradas, al igual que Andrés en “La gitanilla”. Nos encontramos
con otro triángulo amoroso, el de Teodosia - Marco Antonio - Leocadia. Marco Antonio,
tras gozar a Teodosia después de prometerle que se va a casar con ella y entregarle un
anillo de desposados, desaparece sin que nadie sepa dónde ha ido. Teodosia huye de
casa para encontrar a Marco Antonio, a “este segundo engañador Eneas”. En su
búsqueda, se topa con Leocadia, una hermosísima joven que, casualmente, también ha
sido burlada por Marco Antonio, pues también le ha prometido casamiento y ha
desaparecido sin dejar rastro. Mientras Teodosia, disfrazada de Teodoro, escucha la
desdicha de Leocadia, el autor dice que a ésta “la rabiosa pestilencia de los celos le
entran por los huesos y médulas para tomar entera posesión de su paciencia”. Cuando su
rival amorosa confiesa que su amado ha huido sin llegar a gozarla, ésta se tranquiliza
por un instante. Leocadia también es víctima de los celos desde que llega sus oídos que
Marco Antonio había huido llevándose consigo a Teodosia:
“¡Ay de mí, desdichada!, que luego se me figuró en la imaginación
Teodosia más hermosa que el sol y más discreta que la discreción misma,
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y, sobre todo, más venturosa que yo, sin ventura. Leí luego las razones de
la cédula, vilas firmes y valederas y que no podían faltar en la fe que
publicaban; y, aunque a ellas, como a cosa sagrada, se acogiera mi
esperanza, en cayendo en la cuenta de la sospechosa compañía que Marco
Antonio llevaba consigo, daba con todas ellas en el suelo. Maltraté mi
rostro, arranqué mis cabellos, maldije mi suerte; y lo que más sentía era no
poder hacer estos sacrificios a todas horas, por la forzosa presencia de mi
padre.” (NE, II, 218)
Además, el propio narrador, al finalizar felizmente la novela, concluye que la fuerza del
amor, de las flechas de Cupido, deja muchas veces sin poder razonar.
2.2.4. Los celos patológicos de Filipo en “El celoso extremeño”.
Sin duda, la novela en la que el tema de los celos está más presente, título incluido, es
en la de “El celoso extremeño”. Allí se narra la historia del matrimonio entre el viejo y
la niña, entre Felipo de Carrizales y Leonora. Felipo se nos presenta como el hombre
más celoso del mundo:
“Porque de su natural condición era el más celoso hombre del mundo aun
sin estar casado, pues con sólo la imaginación de serlo le comenzaban a
ofender los celos, a fatigar las sospechas, y a sobresaltar las
imaginaciones; y esto con tanta eficacia y vehemencia que de todo en todo
propuso de no casarse.” (NE, II, 102)
Sin embargo, un día ve a una hermosa muchacha de tan sólo trece años, Leonora, de la
cual queda enamorado y decide tomarla por esposa. Sin embargo, nada más
comprometerse con ella, a Felipo “le embistió un tropel de rabiosos celos, y comenzó
sin causa alguna a temblar y a tener mayores cuidados que jamás había tenido”. Para
que el sastre que hace el vestido de novia no pueda tocar a Leonora, escoge a otra mujer
de cuerpo parecido para que le tome las medidas. También decide tapiar la casa y todas
las ventanas que dan a la calle, pone de vigilante a un negro viejo y eunuco, contrata
cuatro esclavas para que no permitan la entrada de absolutamente nadie más allá del
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patio, entre otras muchas locuras. Hasta tal punto llegan los celos de Filipo que prohíbe
que dentro de su casa haya algún animal macho.
Sin embargo, de poco sirve al vegestorio de Filipo todos sus esfuerzos en crear una
casa-prisión cuando aparece Loaysa, que tiene la curiosidad de conocer a la hermosa
muchacha que habita en ella. Loaysa consigue ganarse al negro, a la dueña Marialonso y
a las criadas, con su música y sus clases de guitarra. Finalmente, también a Leonora. Así
pues, Loaysa simboliza a Orfeo, que con su música seduce a Cerbero y penetra en el
Hades. Leonora, puesto que el viejo celoso tiene un sueño muy ligero (“la ligereza de
su sueño no nacía de sus muchos años sino de sus muchos celos”), acepta la treta de
Marialonso y unta con un ungüento hipnótico a Filipo para poder ver a Loaysa tocar y
cantar una noche con tranquilidad. La dueña está enamorada del virote y quiere
quedarse con él, pero éste le pone como condición previa la entrega de Leonora que,
persuadida por la dueña, acepta. A pesar del sedante de opio, el viejo se despierta
despavorido y atónito al no encontrar a su amada en la cama. Sale corriendo en su busca
hasta que la encuentra en el aposento de Marialonso durmiendo en brazos de Loaysa.
Leonora, en realidad no se ha dejado engañar por Loaysa y no ha hecho más que dormir,
pero igualmente Filipo ya ha sido deshonrado. Sin embargo, el final de la obra es
totalmente inesperado, pues el viejo dota a su mujer para que busque un galán de su
edad. Parece que la realidad devuelve a Filipo la cordura justo antes de morir.
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2.3. El amor matrimonial.
Las NE se caracterizan especialmente porque son morales y matrimoniales. A lo largo
de las doce novelas vemos con fuerza la idea del matrimonio como fin último del amor.
El amor matrimonial, que conduce al matrimonio cristiano, está presente en casi todas
las novelas, pero de un modo diferente en cada una de ellas. Para llegar a este fin último
del amor, el matrimonio cristiano, y que éste sea provechoso, no basta con sólo el
enamoramiento. Había en la época medieval una teoría que se puede denominar como
“los cinco grados del amor”. En síntesis, la teoría dice que hay cinco pasos para llegar al
amor: ver, hablar, tocar, besar y copular. Esta teoría tiene su base en tratados de autores
clásicos como Horacio, Ovidio, Terencio… “gradus amoris sunt hii: visus et alloquium,
contactus, basia, factum” y se observa en numerosos autores medievales que lo
recogieron y utilizaron. Esto podemos leer en Las fortunas de Diana de Lope de Vega:
“Algunas noches duró en estos amantes la conversación referida
secretamente, porque Diana no daba lugar a lo que Celio con eficaces
ruegos pretendía y con juramentos exquisitos le aseguraba. Aquí se me
acuerdan las líneas del amor escritas de Terencio en su Andria: ya Celio de
las cinco tenía las cuatro”. (http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor-
din/las-fortunas-de-diana —0/html/).
Sin embargo, en las NE de Cervantes podríamos hablar de una reescritura de esta teoría
de los cinco grados del amor. Para Cervantes, los grados del proceso amoroso serían
estos otros cinco: ver, hablar, convertirse en amigos, enamorarse y casarse. Los pasos
tres y cuatro, amistad y enamoramiento, pueden alternar, ya que a veces viene primero
el amor súbito en uno de los miembros de la pareja, como ocurre, por ejemplo, con
Ricardo en “El amante liberal” o Ricaredo en “La española inglesa”; y el otro miembro
pasa de la amistad al amor, como vemos, por ejemplo, en el personaje de Leonisa, que
primero desprecia a Ricardo y luego se hace amigo de él para, finalmente, contraer
matrimonio. Otro ejemplo más claro es el de “La gitanilla”. Andrés se enamora de
Preciosa, pero ésta le dice que antes tiene que ser su “amigo” durante dos años:
“Si quisiéredes ser mi esposo, yo lo seré vuestra; pero han de preceder
muchas condiciones y averiguaciones primero. Primero tengo que saber si
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sois el que decís; luego, hallando esta verdad, habéis de dejar la casa de
vuestros padres y la habéis de trocar con nuestros ranchos; y, tomando el
traje de gitano, habéis de cursar dos años en nuestras escuelas, en el cual
tiempo me satisfaré yo de vuestra condición, y vos de la mía; al cabo del
cual, si vos os contentáredes de mí, y yo de vos, me entregaré por vuestra
esposa; pero hasta entonces tengo de ser vuestra hermana en el trato, y
vuestra humilde en serviros.” (NE, I, 86)
Cervantes es muy tradicional, muy “ejemplar”. En ninguna de las novelas se da el caso
raro de la mujer libre, como la pastora Marcela del Quijote, que no quiere atarse a
ningún hombre: «tengo libre condición, y no gusto de sujetarme; ni quiero ni aborrezco
a nadie; no engaño a este ni solicito aquel, ni burlo con uno ni me entretengo con el
otro» (Quijote, 1605, XIV). Pero, como vemos en “La gitanilla”, Cervantes otorga al
personaje femenino la libertad de decidir. Es la mujer quien elige cuándo y cómo
casarse; es Preciosa quien impone las condiciones para el matrimonio.
Todo en las NE va encaminado al matrimonio cristiano y a la procreación. Por ello, la
mayoría de las novelas acaban con una boda y un final feliz entre los protagonistas. Así,
tenemos la boda de Andrés y Preciosa en La Gitanilla, la de Ricaredo e Isabela en La
española inglesa, la de Cornelia y el duque de Ferrara en La señora Cornelia, etc. Pero
no sólo eso, ya que en las NE encontramos también numerosos matrimonios múltiples,
como los habidos al final de “La ilustre fregona”, que termina con los enlaces de
Avendaño con Costanza y Carriazo con la hija del corregidor de Toledo, o en “Las dos
doncellas” con las bodas de Marco Antonio y Teodosia y su hermano Rafael con
Leocadia. Los matrimonios múltiples, que parten de las dobles parejas, son asunto del
final de la comedia y aquí son deuda de ese género. Así como se casaban el galán y la
dama más el criado-gracioso y la criada de la dama, aquí se casan, por ejemplo, el
amigo del amigo, Mahamut en “El amante liberal”, con la señora de la dama, en lugar
de criada, Halima.
2.3.1. El matrimonio comprado de Filipo y Leonora.
“El celoso extremeño” nos cuenta la historia del matrimonio entre el viejo y la niña,
entre Felipo de Carrizales y Leonora. Él se acerca a los ochenta años, mientras que ella
siquiera llega a los quince, cuando éste la ve en una ventana (primero de “los cinco
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grados del amor”) y se queda enamorado de ella. A pesar de ser el hombre más celoso
del mundo y a pesar también de que la niña es de familia pobre, Felipo decide casarse
con ella, puesto que, como dice, “los ricos no han de buscar en sus matrimonios
hacienda, sino gusto, que el gusto alarga la vida y los disgustos entre los casados la
acortan”. Así pues, decide ir a hablar con los padres de Leonora y finalmente el viejo
Carrizales consigue tomar a la niña por esposa, dotándola antes en veinte mil ducados.
En el mismo momento en que Filipo se casa con Leonora empiezan a aflorar en él sus
celos patológicos, cuyas consecuencias terminan por encerrar a la niña en su propio
hogar, que tiene más de cárcel que de casa y del que sólo puede salir los días de fiesta
para ir a misa muy temprano:
“Los días que iba a misa, que como está dicho, era entre dos luces, venían
sus padres, y en la iglesia hablaban a su hija, delante de su marido, el cual
les daba tantas dádivas que aunque tenían lástima a su hija por la
estrecheza en que vivía, la templaban con las muchas dádivas que
Carrizales, su liberal yerno, les daba.” (NE, II, 105)
Como vemos, los padres de Leonora no están de acuerdo en cómo trata Filipo a su hija,
pero no dicen nada, porque el viejo les compra con su dinero, les hace regalos
constantemente que acallan su penas. Los padres han realizado una especie de venta
encubierta para asegurarse su futuro y Leonora es su mercancía. Cervantes ejemplifica
una costumbre que llega hasta Moratín con El sí de las niñas, que es el matrimonio
como esclavitud. Se trata, pues, de un matrimonio comprado, un matrimonio impuesto
en el que no se han ido dando los cinco pasos del amor de los que he hablado en el
anterior epígrafe, no ha habido una amistad antes del enlace matrimonial. Por ello, el
amor se trunca y fracasa y el matrimonio acaba en tragedia: Filipo muere al poco de ver
a su Leonora durmiendo con Loaysa en la misma cama y ésta acaba metiéndose a monja
en uno de los monasterios de la ciudad.
2.3.2. Burla al sacramento matrimonial en las NE
A pesar de la ejemplaridad de todas las NE, que son morales y matrimoniales, hay
también momentos en el que el matrimonio cristiano, y lo que éste conlleva, es burlado.
Por ejemplo, en “El celoso extremeño”, Marialonso intenta convencer a Leonora para
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que engañe a su esposo con Loaysa. La dueña está enamorada del joven, pero éste le
pide que antes le deje a solas con la niña-esposa. Marialonso, para convencerla, le dice
que los abrazos del joven le gustarán más que los del viejo Filipo y que ella le guardaría
el secreto.
Más adelante, en “El casamiento engañoso” la burla no se queda en un episodio puntual
en la narración, ya que es el motivo de toda la novela. Se trata de un matrimonio falso e
interesado. Estefanía de Caicedo quiere casarse con el alférez Campuzano para robarle y
huir con su novio con todo. Asimismo, el alférez Campuzano quiere casarse porque su
falsa amada le engaña y cree que tiene grandes riquezas. Ninguno de los dos está
enamorado, se trata de un matrimonio por interés. Los dos burlan este sacramento por
dinero y, ¿qué es lo que pasa de nuevo? Que la burla acaba mal para los dos interesados.
Ella no consigue el dinero éste, pues las joyas son falsas, y él no consigue sus tierras y
su riqueza, pues son de su amiga Clementa, que le ha dejado la casa durante su
ausencia. Es decir, aunque hay espacio para la burla al sacramento matrimonial,
Cervantes no se desvía de la “ejemplaridad” cristiana que muestra en las demás novelas,
puesto que los dos protagonistas del engaño no consiguen sus objetivos. No sólo no
consiguen sus propósitos, sino que, además, el alférez Campuzano, al haber mantenido
relaciones sexuales con Estefanía durante su matrimonio fingido, es contagiado por ésta,
que le transmite la sífilis, motivo por el que tiene que ser ingresado en el hospital. En
“El casamiento engañoso” la burla, aunque no llega a consumarse, pues Leonora no
mantiene relaciones sexuales con Loaysa, también acaba en tragedia, como ya hemos
comentado en el apartado anterior.
2.4. El amor como pasión.
Aunque todo en las NE va encaminado al matrimonio cristiano y tradicional, también
vemos en varias novelas cómo Cervantes nos muestra a personajes que se dejan llevar
por la fuerza de la pasión, de lo erótico, por sus instintos más básicos. Así, en las NE
también tienen cabida las relaciones puramente sexuales y extramatrimoniales. En
ocasiones, muy pocas, Cervantes nos muestra a personajes que únicamente quieren
mantener relaciones sexuales con una bella muchacha. Un ejemplo es el de “El amante
liberal”, novela en la que todos los personajes masculinos, a excepción de Mahamut,
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quieren gozar a Leonisa, si bien es cierto que ninguno consigue su propósito,
inverosímilmente. No es creíble que ninguno consiga su propósito, teniendo en cuenta
que Leonisa es una esclava, pero sucede así por la ejemplaridad que Cervantes quiere
otorgar a sus novelas. Por otro lado, la mayoría de las veces el autor utiliza las
relaciones sexuales para generar un conflicto que siempre acaba resolviéndose con el
matrimonio (Smerdou 1978): la violación se repara con el matrimonio, las relaciones
sexuales extramatrimoniales se solucionan con la boda de los enamorados, los hijos
ilegítimos hay que reconocerlos y para ellos es necesario el matrimonio de los padres…
Todo lo erótico tiene en las NE una visión negativa, mientras que lo amoroso, que
conduce al matrimonio, tiene otra positiva, aunque haya en las intenciones amorosas
también una parte erótica y sexual (Clamurro 1998: 433-434). Así pues, en “La española
inglesa” vemos cómo el amor fraternal que siente Ricaredo se transforma cuando crece
en “en ardentísimos deseos de gozarla y de poseerla”, pero, como es con intención de
casarse con ella, está bien puesto que hay una intención honrada. Cuando hay un fin
“honesto y virtuoso”, el matrimonio, las relaciones siempre acaban con un final feliz,
mientras que si las relaciones son únicamente sexuales generan un conflicto que hay que
resolver con ese fin honesto y virtuoso que repara todo el daño causado por el impulso
sexual. Esta distinción entre el amor sexual - amor matrimonial es clara en un
comentario de Avendaño en “La ilustre fregona”:
“yo la quiero bien; y no con aquel amor vulgar con que a otras he querido,
sino con amor tan limpio, que no se estiende a más que a servir y a
procurar que ella me quiera, pagándome con honesta voluntad lo que a la
mía, también honesta, se debe.” (NE, II, 165)
2.4.1. El amor pasional y el concepto del honor.
Como hemos dicho, todo lo puramente erótico genera un problema que se repara
con el matrimonio. Un ejemplo claro lo vemos en “La fuerza de la sangre”, que
comienza con una violación de Leocadia a manos de Rodolfo, al que “la mucha
hermosura de su rostro despierta en él un deseo de gozarla”. Rodolfo viola a
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Leocadia y le “roba la mejor prenda”, es decir, su honra. A pesar de ser
deshonrada, su padre le perdona, con un discurso con el que se cuestiona ese
concepto del honor tan arraigado en la sociedad:
“Y advierte, hija, que más lastima una onza de deshonra pública que una
arroba de infamia secreta. Y, pues puedes vivir honrada con Dios en
público, no te pene de estar deshonrada contigo en secreto: la verdadera
deshonra está en el pecado, y la verdadera honra en la virtud; con el dicho,
con el deseo y con la obra se ofende a Dios; y, pues tú, ni en dicho, ni en
pensamiento, ni en hecho le has ofendido, tente por honrada, que yo por
tal te tendré, sin que jamás te mire sino como verdadero padre tuyo.” (NE,
II, 84)
Es decir, vemos la distinción entre honra pública y honra privada, una que se basa
en las apariencias y otra en la virtud, en las buenas acciones. Para el padre, la
honra de su hija sigue intacta, porque no ha cometido ningún mal acto y su honra
pública también, ya que la violación ha sido en secreto y nadie se ha enterado. A
pesar de esta original propuesta cervantina, que plasma la artificialidad del
concepto del honor que tan enraizado estaba en la sociedad (Walker 2009: 74),
Leocadia acaba finalmente al modo tradicional, y restaura su honra casándose con
su violador. Así, con este fin honesto y virtuoso se pone fin al conflicto que se
había iniciado con el ímpetu sexual de Rodolfo, que, además de deshonrada, le
había dejado embarazada.
Algo similar pasa en “La ilustre fregona”. Diego de Carriazo padre viola a una
mujer a la que deja embarazada, dando fruto a Costanza. Cuando Carriazo cuenta
la historia de cómo ocurrió, vemos cómo éste le dice a la mujer que no grite, que
así no perdería su honra.
“Vuesa merced, señora mía, no grite, que las voces que diere serán
pregoneras de su deshonra: nadie me ha visto entrar en este aposento”.
(NE, II, 194).
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2.4.2. Burla sexual de la ninfa Colindres.
Si antes hemos hablado de una burla al matrimonio, en las NE también podemos
encontrar una burla sexual. Me refiero al caso de La Colindres en el “Coloquio de
los perros”. Berganza, mientras le cuenta su vida y su paso por los diferentes amos
a Cipión, llega a la historia de La Colindres, una mujer de vida alegre con “mucho
de desenfado y de taimería putesca”, una especie de prostituta encubierta. La
Colindres está amancebada con un alguacil, que, a su vez es amigo de un
escribano. Los tres juntos, idean un plan para ganar dinero mediante una “estafa
sexual” a jóvenes extranjeros:
“Éstas les servían de red y de anzuelo para pescar en seco, en esta forma:
vestíanse de suerte que por la pinta descubrían la figura, y a tiro de
arcabuz mostraban ser damas de la vida libre; andaban siempre a caza de
estranjeros, y, cuando llegaba la vendeja a Cáliz y a Sevilla, llegaba la
huella de su ganancia, no quedando bretón con quien no embistiesen; y, en
cayendo el grasiento con alguna destas limpias, avisaban al alguacil y al
escribano adónde y a qué posada iban, y, en estando juntos, les daban
asalto y los prendían por amancebados; pero nunca los llevaban a la
cárcel, a causa que los estranjeros siempre redimían la vejación con
dineros.” (NE, II, 324)
Berganza le cuenta a Cipión cómo un día el plan se malogra por su culpa. La
Colindres cautiva a un bretón, con el que concierta una noche en una posada y,
apenas se han desnudado, entra el alguacil con el escribano y dice que los va a
llevar a la cárcel para asustarlo y después le pide que pague cien reales como
rebaja de la pena. Pero, esta vez, el plan no les sale bien, porque cuando el bretón
pide su ropa, “donde tiene dineros para pagar su libertad”, no aparece. El alguacil
y el escribano creen que lo ha robado La Colindres, que no ha cumplido su parte
del plan. Sin embargo, es el perro Berganza quien ha sacado los pantalones a la
calle, porque ha visto en la faldriquera de estos un pedazo de jamón, del cual
quiere disfrutar. Como el alguacil ve que el bretón no tiene dinero para el
cohecho, se desespera y decide recuperar el dinero que iba a sacarle a éste
asustando a la dueña de la posada, por permitir en su alojamiento mujeres de mal
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vivir. Sin embargo, la avaricia rompe el saco de los tres, porque ante los gritos de
la discusión llega el teniente y la dueña le descubre el plan de estos tres: le dice
quién es la ninfa Colindres y el modo de robar que tiene, pactado con la justicia,
ya que el alguacil, con quien mantiene una amistad, es su encubridor. Así, al igual
que en “Rinconete y Cortadillo” con el alguacil y Monipodio, Cervantes plasma
en este pasaje protagonizado por la Colindres la corrupción de la justicia.
2.4.3. El amor prostibulario.
En las NE, Cervantes también nos presenta en ocasiones los sectores más
marginales de la sociedad. Así, en el hampa sevillana de Rinconete y Cortadillo
nos encontramos con la historia de amor entre la Cariharta y Repolido, entre la
puta y el rufián. La concepción del amor plasmada en este episodio es totalmente
diferente a la reflejada en otros, cuando se trata de personajes nobles. Podemos
hablar de diferentes tipos de amor en la obra, según la clase social. Por ejemplo,
en “La española inglesa” nos encontramos con constantes alabanzas de Ricardo a
su amada, a la que ofrece un amor ideal e incondicional en todo momento, incluso
cuando ésta pierde toda su belleza. Sin embargo, en “Rinconete y Cortadillo”
vemos una historia de amor muy distinta, que sería impensable en el ambiente
anterior. Repolido maltrata a Cariharta y parece que, entre estas gentes, es
aceptado el maltrato e incluso parece que cuanto más le pega un hombre a su
mujer más le quiere. Como dice la amiga de la Cariharta, la Gananciosa (también
prostituta), “a lo que se quiere bien se castiga”, que recuerda al proverbio
medieval “quien bien te quiere te hará llorar”:
-Porque quiero -dijo- que sepas, hermana Cariharta, si no lo sabes, que a lo
que se quiere bien se castiga; y cuando estos bellacones nos dan, y azotan
y acocean, entonces nos adoran; si no, confiésame una verdad, por tu vida:
después que te hubo Repolido castigado y brumado, ¿no te hizo alguna
caricia?
-¿Cómo una? -respondió la llorosa-. Cien mil me hizo, y diera él un dedo
de la mano porque me fuera con él a su posada; y aun me parece que casi
se le saltaron las lágrimas de los ojos después de haberme molido.
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-No hay dudar en eso -replicó la Gananciosa-. Y lloraría de pena de ver
cuál te había puesto; que en estos tales hombres, y en tales casos, no han
cometido la culpa cuando les viene el arrepentimiento; y tú verás,
hermana, si no viene a buscarte antes que de aquí nos vamos, y a pedirte
perdón de todo lo pasado, rindiéndosete como un cordero. (NE, I, 225)
Cuando se reconcilian Repolido y la Cariharta, también vemos esta visión del
amor en las seguidillas populares que ambos cantan:
Riñen dos amantes, hácese la paz:
si el enojo es grande, es el gusto más.
Detente, enojado, no me azotes más;
que si bien lo miras, a tus carnes das.
(NE, I, 232)
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3. Conclusiones
Las NE aportaron una novedad en la producción literaria de Cervantes, el primer autor
en novelar en lengua castellana, pero también en todo el país, puesto que hasta entonces
sólo se traducían de lenguas extranjeras. Sin embargo, como hemos visto a lo largo de
este estudio, la novela cervantina no nace con el carácter exclusivo de la “novella”
italiana, es decir, un relato breve de ficción. Las novelas de Cervantes no sólo presentan
la ficción, sino que, además, incluyen el carácter didáctico y moralizante que ya existía
en el cuento. Así, observamos en ellas personajes virtuosos o lo contrario, cuyos finales
son felices o trágicos según sus propias acciones o por cómo resuelven las dificultades
que se les presentan. Además, Cervantes propone un género que fusiona los tres
anteriores, poesía teatro y narrativa, porque para él la novela es un género total. Así, en
sus NE vemos varios poemas, por ejemplo, o también muchos elementos de la comedia
como los finales felices, los enredos y las máscaras.
Los dos temas más importantes en las NE son la amistad y el amor. En el tema de la
amistad, Cervantes utiliza el tópico literario de “los dos amigos”. La amistad aparece en
dos de los personajes principales en ocho de las doce novelas. La utilización del autor
del motivo literario de “los dos amigos” tiene distintos objetivos: a veces, Cervantes lo
utiliza como mero desarrollo del tema; otras, para aportarnos dos visiones del mismo
tema; otras, para dar verosimilitud al relato… La amistad de la pareja nunca es
cuestionada, salvo en “La ilustre fregona”, y por poco tiempo. También podemos
observar muchas similitudes entre las doce novelas referentes a este tema de la amistad.
Las NE se relacionan unas con otras, pero no siempre de la misma manera, pues cada
una aporta sus diferencias. Por ejemplo, en “Rinconete y Cortadillo” los dos amigos se
conocen por primera vez durante la narración misma para luego ir juntos a vivir de la
vida picaresca, hasta el hampa sevillana. Mientras tanto, en “La ilustre fregona” sucede
lo mismo con Diego de Carriazo y Tomás de Avendaño. Ambos se conocen por primera
vez durante el relato y el primero convence al segundo para ir a las almadrabas de
Zahara y vivir la vida libre picaresca. Sin embargo, mientras Rincón y Cortado son dos
jóvenes en el límite de la marginalidad, Carriazo y Avendaño son presentados como dos
pícaros virtuosos, ya que son de familia noble y rica, y su historia no tendrá nada que
ver con la de la pareja, puesto que no necesitan medrar a una vida mejor, sino que su
viaje es por el aburrimiento de su vida hidalga y por la sed de aventuras que el despertar
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juvenil de ambos les ha suscitado. Carriazo y Avendaño, a su vez, presentan similitudes
con los personajes de Juan de Gamboa y Antonio de Isunza de “La señora Cornelia”. En
las dos novelas se habla de una muchacha cuya belleza tiene fama por todo el reino. En
“La ilustre fregona” los dos sienten curiosidad por conocerla y Avendaño hasta se
enamora “de oídas”. En “La señora Cornelia” parece que va a ocurrir lo mismo, pero, al
final, ninguno se enamora de la hermosura de Cornelia, y el papel de los dos amigos con
ella es simplemente el de ayudarle.
El tema del amor es el tema pilar de las NE. Mientras que la amistad se trata con
distintos fines, más referentes a la narración que a otra cosa, el amor lo utiliza para dar
esa “ejemplaridad”, ese ejemplo provechoso del que habla el autor en el prólogo. El
carácter didáctico y moralizante en las novelas se desprende únicamente de este tema, el
del amor. Se observa en las NE diferentes grados del amor y diferentes tratamientos del
amor según la clase social a la que pertenezcan los enamorados. Así pues, nada tiene
que ver la visión del amor de Ricardo e Isabel en “La española inglesa” con la de
Repolido y la Cariharta en “Rinconete y Cortadillo”.
El amor ejemplar para el autor es el que conduce al matrimonio. Mientras las relaciones
sexuales se presentan como una desviación, que generan muchos inconvenientes, las
relaciones matrimoniales se presentan como la solución a todos esos problemas. El
amor matrimonial, que conduce al matrimonio cristiano, está presente en casi todas las
novelas, pero de un modo diferente en cada una de ellas: las promesas matrimoniales
hay que cumplirlas (“La señora Cornelia”, “Las dos doncellas”); las violaciones se
reparan con el matrimonio cristiano (“La fuerza de la sangre”, “La ilustre fregona”), el
matrimonio por interés (“El casamiento engañoso”) o sin amor por las dos partes (“El
celoso extremeño”) acaba en tragedia, entre otros casos.
Otro aspecto importante muy presente en las NE y que está relacionado con el amor es
el tema de los celos. En todas las ocasiones los celos se nos presentan de forma muy
negativa, pues los personajes que los padecen pierden por momentos la cordura o el
razonamiento. En el caso de “El celoso extremeño”, cuando los celos son patológicos, la
historia incluso termina en tragedia, con la muerte de Filipo y la clausura de Leonora
como monja. Esto contrasta fuertemente con “El amante liberal”, que acaba con la feliz
boda cristiana de los dos enamorados cuando Ricardo, en la escena final, le reconoce la
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libertad a Leonisa de irse con quien quiera, puesto que no es propiedad suya.
Además de la innovación de Cervantes al introducir la “novella” italiana en España,
también muestra originalidad en otros aspectos, como, por ejemplo, en el concepto del
honor. Mientras que en otros autores del Siglo de Oro este concepto es reforzado,
Cervantes entiende la condición humana y muestra lo artificioso del concepto. Esto
queda reflejado en el discurso que el padre de Leocadia le da a ésta en “La fuerza de la
sangre” tras enterarse de su violación, o cuando Rafael perdona a su hermana las
relaciones extramatrimoniales en “Las dos doncellas”, o cuando Lorenzo perdona a su
hermana y al duque de Ferrara su embarazo fuera del matrimonio. Si hasta hoy en día
puede ser escandaloso para muchos que una muchacha joven como Cornelia se quede
embarazada, qué decir hace cuatrocientos años y, además, sin estar casada. Sin embargo,
el hermano perdona a ambos, y el concepto del honor tan arraigado en la sociedad se ve
debilitado. Aún así, lo cierto es que los personajes recuperan su honra al modo
convencional: Cornelia y el duque de Ferrara contraen matrimonio, Teodosia y Marco
Antonio también, Leocadia se casa con su violador...
Otro concepto innovador que muestra Cervantes es el papel que otorga a la mujer.
Cervantes plasma su admiración por las mujeres en las NE, donde siempre salen
victoriosas, a excepción de Estefanía de Caicedo, que es perversa y queda finalmente
burlada (Nebot Calpe 2003: 33). No es de extrañar que haya estudios de las NE desde
una perspectiva feminista, puesto que el autor reconoce, ya en su época, la libertad de
las mujeres, sobre todo en la elección matrimonial. Así pues, esto queda claro en la
actitud de Ricardo con Leonisa al final de “El amante liberal” o con el personaje de
Preciosa, que impone a Andrés sus condiciones matrimoniales, pues para que éste le
tome por esposa le obliga a permanecer en su compañía durante dos años como un
gitano más. Sin embargo, al final, Cervantes siempre es conservador, puesto que
mantiene el sistema de valores de la época. En cuanto a la recepción de la obra en los
lectores de la época, las NE parece que están dirigidas especialmente a las mujeres.
Podemos concluir que el autor de esta obra alecciona a un público femenino. Las NE
instruyen a las jóvenes de la época en los valores tradicionales, como pueden ser el
mantenimiento de la virginidad o la orientación al matrimonio.
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