Temas_Sejuve_2011[3]

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INTRODUCCINQueridos amigos: Hay que recordar que uno de los compromisos fundamentales de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y Caribeo fue la realizacin de una Misin Continental que ponga a la Iglesia en estado permanente de misin. El tiempo ha llegado, el m omento ya est aqu, es hora de vivir y testificar la fe. Es una aventura para todos aquellos que desean remar mar adentro, con el soplo potente del Espritu Santo, sin miedo a las tormentas, seguros de que la Providencia de Dios nos deparar grandes sorpr esas (DA 551). En un dialogo de la obra de Tolkien, no en su versin de cinematografa sino en sus libros, Gardalf dice a Bilbo en el Hobbit: Busco a alguien con quien compartir una aventura que estoy planeando, y es difcil dar con l. Es con Frodo con quien inicia esta aventura en esta historia. Suscitndose entre ellos un dialogo interesante para trasladar a nuestros tiempos: -Siempre despus de una derrota y una tregua, la Sombra torna una nueva forma y crese otra vez, espero que no suceda en mi po ca dijo Frodo. Tambin yo lo espero dijo Grandalf- lo mismo que todos los que viven en ese tiempo. Pero no depende de nosotros. Todo lo que podemos decidir es qu haremos con el tiempo que nos dieron. Y ya nuestro tiempo ha comenzado a oscurecerse El Seor de los anillos , presenta la metfora de la sombra para identificar el mal. En la actualidad, el enfoque de la realidad que excluye a Dios del horizonte, sera la nueva forma que asume la sombra. Esta forma afecta especialmente a los jvenes. La decisin qu ha de tomarse es: qu haremos con el tiempo que nos dieron. Ser posible encontrar, aqu y ahora, con quien compartir la aventura de la vida? La respuesta la puedes dar t, que ests leyendo estas lneas. T que has hecho o quieres hacer una opcin por la vida eclesial porque sabes que ah puedes hallar a Jesucristo, camino, verdad y vida (Jn 14,6). Conocer a Jesucristo por la fe es nuestro gozo; seguirlo es una gracia, y transmitir este tesoro a los dems es un encargo que el Seor, al llama rnos y elegirnos, nos ha confiado (DA 18). El Papa Benedicto XVI nos dice : En la era de la globalizacin, sed testigos de la esperanza cristiana en el mundo entero: son muchos los que desean recibir esta esperanza. Ante la tumba del amigo Lzaro, muerto desde haca cuatro das, Jess, antes de volver a llamarlo a la vida, le dice a su hermana Marta: Si crees, vers la gloria de Dios (Jn 11, 40). Tambin vosotros, si creis, si sabis vivir y dar cada da testimonio de vuestra fe, seris un instrumento q ue ayudar a otros jvenes. Adems, quisiera que todos los jvenes, tanto los que comparten nuestra fe, como los que vacilan, dudan o no creen, puedan vivir esta experiencia, que puede ser decisiva para la vida: la experiencia del Seor Jess resucitado y vivo, y de su amor por cada uno de nosotros. Es necesario que los jvenes bien formados en la fe y arraigados en la oracin, se conviertan cada vez ms en los apstoles de la juventud. Que salgan a las calles con un espritu misionero capaz de derribar los obstculos que el mundo ha creado. Continuando con la invitacin de su Santidad Benedicto XVI a dar testimonio de nuestra fe para ser instrumentos que ayuden a otros jvenes a encontrarse con Jesucristo; con gozo y esperanza les anunciamos que se inicia la Misin Continental con y para jvenes en nuestra Dicesis con la celebracin de la Semana de la Juventud (SEJUVE) y la Jornada Mundial de la Juventud 2011. Para todo esto, les ofrecemos un programa de animacin, formacin y acompaamiento, que ayude a todas las parroquias en la apremiante tarea de evangelizar a los jvenes, con especial atencin a los ms alejados e indiferentes. OBJETIVO MISIN JUVENIL: Iniciar la misin con y para jvenes en la Dicesis que nos motive a seguir evangelizndolos en los ambientes donde se encuentren, mediante la Semana de la Juventud y en sintona con la Jornada Mundial para que arraigados y edificados en Cristo, estemos siempre prontos a dar testimonio de nuestra fe a todos. PROGRAMA DE ANIMACIN: y Capacitacin SEJUVE 2011. Junio 25 y 26. y Sensibilizacin a la Romera 2011. Julio 02. y Eucarista en Catedral, Julio 17, 18:00 horas. y Vigilia de adoracin parroquial. Agosto 11. y Semana de la juventud en parroquias del 15 al 19 de agosto.

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Clausura Provincial de la SEJUVE y de la SEMAD 2011 en el Santuarios de los Mrtires Mexicanos, agosto 20. Cruz e imagen peregrina por nuestra Dicesis. Visiteo por decanatos y parroquias. Motivacin, creacin y acompaamiento de nuevos grupos de jvenes y de adolescentes en las parroquias.

Viviremos nuestra Semana de la Juventud, como lo hemos sealado, en sintona con la XXVI Jornada Mundial de la Juventud a celebrarse en Madrid, Espaa con el Santo Padre Benedicto XVI: "Arraigados y edificados en Cristo, firmes en la fe" (Cfr. Col 2, 7). Son las palabras que San Pablo dice a los Colosenses y ahora a nosotros. Palabras que cada joven debe interiorizar y hacer vida. Es el tema de la Semana de la Juventud 2011, que ser un paso importante en nuestro caminar formativo, de renovacin y de compromiso de los jvenes de nuestra Iglesia Particular en este ao, a travs de los tres momentos ms significativos de evangelizacin y vivencia comunitaria de la fe a nivel diocesano: En los EJERCICIOS ESPIRITUALES de cuaresma hemos reflexionado sobre el Proyecto que Dios tiene para la humanidad: EL REINO que nos pide una actitud de Fe y Conversin pa ra poder entrar en l. DIOS PADRE tiene un Proyecto de vida nueva para todos. En la PASCUA JUVENIL se reflexion sobre el Proyecto del Padre EN M VIDA PERSONAL: hacia un proyecto de vida en una vocacin especfica. Contemplando y viviendo el Misterio Pascual de JESUCRISTO. Y ahora en esta SEMANA DE LA JUVENTUD reflexionaremos sobre el compromiso que tenemos para testimoniar y construir el REINO EN EL MUNDO: a partir del fortalecimiento de la fe y arraigados en Jesucristo, siempre impulsados por el ESPRITU SANTO.

SEMANA DE LA JUVENTUD 2011 Joven es tu tiempo: Vive y testifica tu fe!El Papa Benedicto nos invita al Encuentro Mundial de la Juventud: Pienso con frecuencia en la Jornada Mundial de la Juventud de Sydney, en el 2008. All vivimos una gran fiesta de la fe, en la que el Espritu de Dios actu con fuerza, creando una intensa comunin entre los participantes, venidos de todas las partes del mundo. Aquel encuen tro, como los precedentes, ha dado frutos abundantes en la vida de muchos jvenes y de toda la Iglesia. Nuestra mirada se dirige ahor a a la prxima Jornada Mundial de la Juventud, que tendr lugar en Madrid, en el mes de agosto de 2011. Ya en 1989, algunos meses antes de la histrica cada del Muro de Berln, la peregrinacin de los jvenes hizo un alto en Espaa, en Santiago de Compost ela. Ahora, en un momento en que Europa tiene que volver a encontrar sus races cristianas, hemos fijado nuestro encuentro en Madrid, con el lema: Arraigados y edificados en Cristo, firmes en la fe (cf. Col 2, 7). Os invito a este evento tan importante p ara la Iglesia en Europa y para la Iglesia universal . Y nosotros queremos unirnos, desde nuestras comunidades, a tan signific ativo acontecimiento de la Iglesia Universal, dando un espritu muy especial a n uestra Semana de la J uventud de este ao . Toda la propuesta de catequesis, dinmicas y reflexiones estn inspiradas en el Mensaje que su Santidad ha enviado a todos los jvenes del mundo. Tambin queremos celebrarla en sintona con las Dicesis vecinas que conforman la Provincia Eclesistica de Guadalaja ra.

El objetivo de esta Semana de la Juventud es: Vivir con renovado impulso misionero la SEJUVE impulsados por la Misin Continental y en sintona con la JMJ, para iniciar la Misin en nuestra Arquidicesis y llevar a todos los

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jvenes, en especial a los alejados, la Buena Noticia de Jesucristo, para que todos en l tengamos vida plena. Los

temas son cinco:

Tema 1: En las fuentes de vuestras aspiraciones ms grandes. Se pretende que los jvenes tomen conciencia y abran su interior a Dios, a quien buscan, aun sin saberlo, a travs de sus ms grandes aspiraciones de felicidad y plenitud. Tema 2: Arraigados y edificados en Cristo. Esperamos que los jvenes descubran que slo en Jesucristo se alcanza la felicidad y la plenitud que tanto anhelan, a condicin de que edifiquen y arraiguen su vida slo en l, con todas las exigencias que conlleva. Tema 3: Firmes en la fe. Reflexionar juntamente con los jvenes sobre el centro y fundamento de nuestra fe cristiana: Cristo muerto y resucitado, para que fortalezcan y vivan su identidad cristiana con alegra y valenta. Tema 4: Creer en Jesucristo sin verlo. Esta catequesis quiere llevar a los jvenes a renovar su fe en Jesucristo a quien no ven, pero que sin embargo, saben que camina junto a ellos, y lo sienten, escuchan y aman de muchas maneras. Tema 5: Sostenidos por la fe de la I glesia, para ser testigos. Se desea que los jvenes conozcan ms y valoren mejor a la Iglesia de la que son parte importante, para que vivan en comunidad la salvacin y se comprometan en la misin que Jesucristo le ha confiado.

Seguimos la

metodologa ya habitual en nuestros te mas de reflexin para jvenes:

Es importante equilibrar el tiempo e intensidad dedicado a cada paso, no anclarse en uno. Asegurar una participacin activa que estimule la interiorizacin, lleve al compromiso personal y comunitario, propicie la comunin y el dialogo enriquecedor.y

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OBJETIVO: Es la propuesta en s del tema a reflexionar. Se explcita el ttulo o bajo que aspecto y dimensin se abordar el tema. En l se plantea de manera concisa los logros que se pretenden alcanzar. No perderlo de vista pues los dems momentos del encuentro se orientan en la consecucin de dicho objetivo, sin olvidar que Dios siempre puede intervenir de manera imprevista. ORACIN INICIAL: Es el primer momento donde se busca ayudar al joven para que se encuentre de manera personal y comunitaria con Dios. Es un tiempo de silencio, de escucha, de alabanza, de dilogo con el Seor. Dedicar el tiempo necesario, ten er una esmerada preparacin y acondicionar lo mejor posible el lugar. MOTIVACIN: Este momento es breve y pretende despertar el inters de los jvenes hacia el tema que se desea reflexionar. Se trata de sensibilizar y disponer a los jvenes a una atenta escucha sobre el querer de Dios. ILUMINACIN: Es la parte central del tema. En este momento escuchamos el querer de Dios que se nos manifiesta en su Palabra y en el Magisterio de la Iglesia. Es el espacio de anlisis y reflexin ms profundo que nos ayuda d iscernir sobre nuestra vida. SITUACIN EN QUE VIVIMOS: Teniendo presente el designio de Dios nos acercamos a nuestra realidad con sus carencias, sus dificultades y sus problemas ms sentidos. Se ha de implicar a los jvenes. Descubrir las luces y las sombras de nuestro vivir cotidiano como jvenes catlicos. COMPROMISO: Es el aterrizaje del tema mediante un compromiso personal y comunitario, que vaya transformando al joven en hombre nuevo. Se trata de buscar los cmo llevar a la vida diaria lo reflexionado.

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CELEBRACIN: Es la culminacin del tema. Poner en las manos de Dios toda nuestra vida. En un ambiente de oracin -celebracin asumir un compromiso y pedir la Gracia de lo Alto para hacerlo vida. Es celebrar en la oracin todo lo que somos y tenemos.

Les compartimos algunas indicaciones que creemos de suma importancia para la utilizacin del material, pero sobre todo para la vivencia de la Semana de la Juventud:y

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Este material es slo de apoyo, lo que supone la acentuacin de algunos elementos, la complementacin y la adaptacin a las situaciones concretas de los jvenes; un material que busca unificar en lo fundamental, pero que estimula la profundizacin y adaptacin a la diversidad de situaciones. No perder de vista que la Semana de la Juventud es una oportunidad muy favorable para dejarnos encontrar por Dios. Procurar que cada da el joven logre ese encuentro, pero tambin nosotros. Involucrar a toda la comunidad parroquial. Que sepan de la misma y oren por los jvenes. Recomendamos que el domin go anterior se presente a los jvenes que organizaran la SEJUVE, a modo de envo en alguna de las Eucaristas. Y que al trmino de la SEJUVE, de igual forma, se d las gracias por las oraciones y se comparta la experiencia. En lo posible involucrar a los a dultos en la organizacin y realizacin de esta Semana. De modo valioso ser la presencia del Sacerdote de la comunidad. Al inicio de cada encuentro tomar conciencia de que es el Seor quien nos convoca y en su nombre nos reunimos. Pedir la luz del Esprit u Santo y docilidad para dejarnos conducir por l. Que cada da sea siempre una vivencia de fe y una experiencia que lleve al joven a encontrase con Dios. Favorecer momentos significativos de silencio interior para escuchar la voz de Dios, escuchar su Voluntad. Quienes compartan la reflexin lo hagan desde lo que Dios ha realizado en ellos. No sermn, no clase escolar, no charla sino testimonio de vida. Y sobre todo un testimonio gozoso. No es necesario que se sigan todos los momentos de cada tema a refle xionar. No limitemos la Gracia de lo Alto en aras del orden y del horario. Promover en los jvenes una actitud de atenta escucha, respeto y de seriedad, como condicin primera para dejarnos conducir por el Espritu Santo durante esta SEJUVE. No habr compromiso en cada tema o da de encuentro, solo se sugiere una pequea actividad para el da siguiente. Procurar retomar la tarea encomendada. El compromiso se har en el ltimo da, a fin de asumirlo como conclusin de la Semana. Poner mucha atencin y cuida do hacia los jvenes alejados: siempre con un trato fraternal, alegre y acogedor. Y que lo reflexionado sea buena noticia y significativo para su vida. No est por dems recordar que preparemos a conciencia cada da de la SEJUVE, previendo los recursos materiales necesarios, pero sobre todo con la mente y el corazn vueltos a Dios mediante el estado de gracia y la oracin. Antes de hablarle a los jvenes de Dios, hablemos con Dios de los jvenes.

Que el Espritu Santo, Seor y dador de Vida, los asista c on su Luz y renueve el corazn de todos los jvenes que vivirn esta SEJUVE, y sea para todos una invitacin a ser discpulos misioneros de Jesucristo prontos a dar testimonio de nuestra fe a todo el que lo pida. Sus hermanos y amigos: rea de Formacin SECCIN DIOCESANA DE PASTORAL JUVENIL

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TEMA 1 EN LAS FUENTES DE VUESTRAS ASPIRACIONES MS GRANDES ObjetivoQue el joven se d cuenta de la huella qu e lleva de Dios en lo ms profundo de su ser, reflexionando sobre la mayor de las aspiraciones de todo hombre: el deseo de felicidad. Para que tome conciencia y se abra desde su interior a Dios, fuente de la felicidad autntica, a quien sin haberse imaginado siquiera ha buscado durante su vida.

Oracin Inicial

En un clima de silencio y oracin, invi tar a los jvenes a tomar conciencia de que hemos sido convocados, llamados, reunidos por Jesucristo, esta noche. l est en medio de nosotros. Abramos nuestros odos y nuestro corazn para escucharle; y abramos nuestra mente y nuestros labios para hablarl e.

Oh mi Buen Jess! los jvenes estamos llenos de deseos, buscamos la felicidad en distintas partes. En el andar de nuestras vidas, desesperadamente corremos tras lo que nos parece ser la felicidad, pero una vez que alcanzamos aquello descubrimos que no es as, que la felicidad no era eso. Nuestra sed de felicidad no se sacia con lo que el mundo nos ofrece. Nuestros corazones inquietos no descansan, no alcanzan satisfaccin en los placeres mundanos. Ahora, Seor, volteamos nuestras miradas hacia Ti, queremos que nos muestres tus caminos, que nos gues hacia la verdadera felicidad; s T quien sacie la sed hiriente de nuestros corazones inquietos. Amn. Se puede cantar , escuchar o ver el video de la cancin: Sumrgeme (Jes s Adrin Romero). Padre Nuestro y Ave Mara.

MotivacinEl hombre de todos los tiempos siempre ha aspirado a ms de lo que aparentemente puede lograr o puede llegar a ser. Siempre se ha fijado metas y la s ha superado con extraordinario valor. Basta con ver los adelantos tecnolgicos que ha alcanzado. Cosa de las imaginaciones ms locas el que el hombre pudiera volar, o llegar sumergirse en las profundidades del ocano, llegar al espacio. En la actualidad eso es una realidad: aviones, submarinos, cohetes espaciales, etc. La longevidad del hombre ha aumentado gracias a los adelantos mdicos. La rapidez como se transmite la informacin es impresionante. El hombre siempre va en bsqueda de ms. Veamos en la realidad personal de cada uno de nosotros. Durante las distintas etapas de nuestra vida los grandes anhelos se han hecho manifiestos en nuestro ser. Desde los sencillos juegos de nios, cuando jugbamos a ser sper hroes, pasando por las grandes fantasas de ser padres modelos o el querer hacer del mundo un lugar mejor, esperando que las amistades sean sinceras y ejemplares, hasta la donacin de nuestro ser por una noble causa. Tenemos dentro de nosotros un profundo deseo de ser ms, de trascendernos, de ir ms all de los lmites que tenemos trazados, lamentablemente en muchas de las ocasiones, por la sociedad y en otras, de manera an ms lamentable, por murallas que nuestra propia mente se ha levantado. O quin de nosotros ha deseado ser mediocre? Para quin su ms grande aspiracin ha sido llevar una vida marcada por la tibiez a? No, dentro de nuestro interior est el anhelo de superar la mediocridad, de dar siempre lo mejor de nosotros y superarnos. Este gran anhelo es el de encontrarnos con la felicidad. 5

Y es que todo hombre busca la felicidad, pero, qu es la felicidad? Muchas son las definiciones que los grandes pensadores han dado de la felicidad, muchos han hablado sobre su existencia, sobre su duracin, sobre sus efectos. Posiblemente cada uno de nosotros tendr una definicin, su propio concepto de felicidad. Tal vez, salud sea sinnimo de felicidad, tal vez la felicidad es ausencia de dolor. Para otros, la felicidad sern los bienes materiales que poseen. Para otros el pasarla bien con los amigos. Otros consideraran que la felicidad son los distintos vicios que abundan en la sociedad actual. Todo hombre a spira a la felicidad, es su gran aspiracin, es su trascenderse. Y sin embargo, aunque todos deseamos ser felices, por qu no todos lo somos: ser vana ilusin? Dnde estn las resistencias? La felicidad que tanto anhelamos dnde est? Estamos en el ca mino correcto para alcanzarla? Invitar a los jvenes a dialogar sobre estas u otras preguntas al respecto: o Los jvenes, hoy son felices? En qu se manifiesta? o Qu es lo que ms anhelan los jvenes? Qu sueas y qu esperan? o Qu significa una vida feliz y qu significa una vida infeliz? o Se puede ser feliz en esta vida? o De dnde nos viene ese anhelo tan profundo de ser felices, dichosos, plenos, alegres?

IluminacinEl Papa Benedicto XVI en su mensaje para la Jornada Mundial de la Juventud 2011, nos dice sobre esta realidad de que el hombre siempre aspira a ms: " El deseo de la vida ms grande es un signo de que l nos ha creado, de que llevamos su huella. Dios es vida, y cada criatura tiende a la vida; en un modo nico y especial, la persona h umana, hecha a imagen de Dios, aspira al amor, a la alegra y a la paz". El hombre contemporneo errneamente quiere hacer a un lado a Dios, no desea ms vivir en un mundo donde Dios est presente. Se pretende mandar a Dios al mbito privado, no tiene lugar en la sociedad y no significa nada para el buen funcionamiento de sta. Se concibe a Dios como un opresor para el hombre, una limitante, como enemigo de la vida del hombre, de la plenitud del mismo. Acaso es correcta esta concepcin de Dios? Realment e Dios trunca al ser humano? Nada ms equivocado, el Papa continua diciendo en su mensaje a los jvenes: "Entonces comprendemos que es un contrasentido pretender eliminar a Dios para que el hombre viva. Dios es la fuente de la vida; eliminarlo equivale a s epararse de esta fuente e, inevitablemente, privarse de la plenitud y la alegra". Slo en Dios el hombre encuentra el sentido de su vida, el porqu de su existir. El encuentro de Jess con la mujer de Samaria es muy revelador para el hombre que busca en el mundo la felicidad. El mundo satisface la sed de felicidad en el ser humano por un breve momento, pero rpidamente se ve sediento nuevamente: Respondi Jess y le dijo: todo el que bebe de esta agua volver a tener sed (Jn 4,13). Jess nos ofrece un agua de felicidad muy distinta a la que bebemos en el mundo, l nos ofrece agua viva: "Cualquiera que beba del agua que yo le dar, nunca ms tendr sed, sino que el agua que yo le dar ser en l una fuente de agua que salte para vida eterna. La mujer le dijo: Seor, dame de esa agua, para que no tenga sed, ni venga ms ac a sacarla" (Cfr. Jn 4,14-15). Jess nos ofrece la autntica felicidad, la plena felicidad y no una pura ilusin, no un fantasma de lo que es la felicidad. Y es que en el mundo podemos encontrarnos con muchas cosas que nos prometen la felicidad, que efectivamente nos proporcionan felicidad, pero de manera efmera. La sed hiriente de felicidad, rpidamente se hace presente nuevamente en el corazn del hombre. Es entonces que descubrimo s el porqu de la conducta materialista del hombre contemporneo; se hace propietario de una cosa, le proporciona felicidad, pero le dura poco, as que es necesario apropiarse de otra cosa, y as consecutivamente. Es lo mismo que sucede con las personas alcohlicas, drogadictas, etc. 6

Nos dice el compendio de la Doctrina Social de la Iglesia Catlica en el tercer captulo: La persona humana, en s misma y en su vocacin, trasciende el horizonte del universo creado, de la sociedad y de la historia: su fin ltimo es Di os mismo, que se ha revelado a los hombres para invitarlos y admitirlos a la comunin con l: el hombre no puede darse a un proyecto solamente humano de la realidad, a un ideal abstracto, ni a falsas utopas. En cuanto persona, puede darse a otra persona o a otras personas y, por ltimo, a Dios, que es el autor de su ser y el nico que puede acoger plenamente su donacin. Solo Dios nos ofrece la felicidad verdadera, aquella que no termina, que trasciende hasta la eternidad. La verdadera limitante del ser humano se encuentra en s mismo cuando se conforma con lo que le ofrece la realidad presente de lo terreno. Cuando se encierra en s mismo, sin abrirse a los dems. Dios nos hace trascender, nos eleva por encima de nuestra realidad terrena y nos lleva a la cspide de lo divino. Nos lleva a la entrega generosa de nuestro ser a los dems. El documento de Aparecida en el nmero 355 nos dice: Jesucristo es plenitud de vida que eleva la condicin humana a condicin divina para su gloria. Yo he venido para dar vida a los hombres y para que la tengan en plenitud (Jn 10,10). Su amistad no nos exige que renunciemos a nuestros anhelos de plenitud vital, porque l ama nuestra felicidad tambin en esta tierra. Dice el Seor que l cre todo para que lo disfrutemos (1Tim 6,17). Entonces nos damos cuenta de la falsedad que la sociedad contempornea ha querido implantar en nuestras conciencias sobre Dios, sobre la supuesta alienacin que l implica, la esclavitud que Dios ejerce sobre el hombre que muchos pregonan. Je sucristo es quien nos libera, porque l es la verdad : Yo soy el camino, la verdad y la vida (Jn 14,6) y la verdad los har libres (Jn 8,32). La autntica esclavitud es la del pecado: Jess les respondi: en verdad, en verdad os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado (Jn 8,34). Y conforme nos dice la Instruccin de la Congregacin para la Doc trina de la Fe, Libertatis Conscientia en su introduccin: Cristo, por medio de su cruz y resurreccin, ha realizado nuestra redencin que es la liberacin en su sentido ms profundo, ya que sta nos ha liberado del mal ms radical, es decir, del pecado y del poder de la muerte. Ya Santo Toms de Aquino lo dijo: La felicidad del hombre se encuentra en la contemplacin de la verdad. As podemos concluir que verdaderamente, la felicidad del hombre se encuentra en la contemplacin de Dios; slo en Dios radica la felicidad del ser humano. Slo quien nos ha creado, sabe y qu iere hacernos felices. Si el ser humano desea encontrar la felicidad, debe orientar sus pasos hacia Cristo. (Beato Juan Pablo II).

Situacin en que vivimos

Elaborar en cartulinas por equipos, las principales cosas, personas, situaciones en las que los jvenes buscan hoy la felicidad . Presentar los trabajos pasando un equipo a la vez. De manera grupal, conforme a lo presentado por cada equipo, anotar en una cartulina aquellas cosas que descubrimos van de acuerdo al Mensaje y la Voluntad de Jesucristo , desechando las que van en contra.

CompromisoEl Papa nos pregunta, sobre la felicidad y nuestros anhelos de una vida nueva, de un mundo mejor, de una sociedad ms justa y fraterna : Se trata slo de un sueo vaco que se desvanece cuando uno se hace adult o? No, el hombre en verdad est creado para lo que es grande, para el infinito. Cualquier otra cosa es insuficiente. San Agustn tena razn: nuestro corazn est inquieto, hasta que no descansa en Ti. El deseo de la vida ms grande es un signo de que l nos ha creado. La felicidad no significa slo recibir, un esperar pasivo a que sta nos llegue, no, la felicidad se busca, se va tras de ella. Y se encuentra, y se posee y se comparte, en la medida que seamos, en la Verdad, lo que realmente somos y estamos llamados a alcanzar. Para ello, como ya habamos dicho, nuestra felicidad est en Dios, es Dios mismo. As que es momento 7

de salir al encuentro de Jesucristo, dejarnos encontrar por l, quien con todo poder y amor nos dice: Yo soy el camino, la verdad y la vida (Jn 14,6) Sin m nada podrn hacer ( Jn 15,6). Dnde podemos encontrar, escuchar, sentir, hablar, compartir a Jesucristo? Los lugares de ese encuentro con Dios son diversos: en la Oracin, las Sagradas Escrituras, la Santa Eucarista, la comunidad cristiana, los pobres, los ms necesitados, lo profundo de tu corazn, etc. Es momento de que te decidas y te pongas en camino hacia felicidad autntica. Cules sern, a partir de hoy, tus primeros pasos hacia Dios? El Papa nos alienta e invita a: intensificar vuestro camino de fe en Dios, Padre de nuestro Seor Jesucristo. Vosotros sois el futuro de la sociedad y de la Iglesia. Actividad para esta noche: Dar a cada joven una papeleta con las siguientes indicaciones.

Un momento a solas con DiosAntes de descansar, en el silencio de tu habitaci n, habla con Dios unos momentos. Dios que te ama y est en lo profundo de tu corazn joven, te escucha :

- Dile lo que te alegra y lo que te entristece. - Cuntale tus sueos y anhelos ms grandes. - Platica de tus sufrimientos y de lo mucho que los necesitas.Ahora, t, slo escucha a Dios

Celebracin Como al inicio del encuentro, tomar conciencia de la presencia de Dios entre nosotros. Y en silencio y recogimiento invitar a los jvenes a orar por unos momentos con Dios. Pueden servir de gua las siguiente preguntas: o Qu es lo que me pone de pie cada maana al despertar? Qu me mueve a seguir caminando en la vida? o Quin es Dios para m? Qu lugar ocupa en mi vida? o Qu significa para m la felicidad? Actualmente soy feliz? o Soy motivo, razn, palabra, aliento, esperanza de felicidad para quienes m e rodean? Dejar unos minutos para que los jvenes reflexionen las preguntas en silencio. Terminar con el Padre Nuestro cantado.

TEMA 2 ARRAIGADOS Y EDIFICADOS EN CRISTO ObjetivoQue el joven profundice en la persona de Jesucristo y descubra que slo en l podr alcanzar la felicidad y la vida plena que tanto anhela, para que renueve su fe, su esperanza y su caridad y as edifique su vida y a quienes le rodean con un testimonio veraz y alegre de vida nueva que Jesucristo nos ofrece. 8

Oracin inicial

Leer de pie y con voz clara: Juan 15 1-17. (Yo soy la vid verdadera ). Hacer una breve meditacin sobre el texto. En seguida se da lectura en voz fuerte y firme a la siguiente plegaria.

Has venido a visitarme como Dios y como amigo. Jess, no me dejes solo. Qudate Seor conmigo! Por el mundo envuelto en sombras soy errante peregrino. Dame tu luz y tu gracia. Qudate Seor conmigo! En este precioso instante abrazado estoy contigo. Que esta unin nunca me falte. Qudate Seor conmigo! Acompame en la vida tu presencia necesito. Sin ti desfallezco y caigo. Qudate Seor conmigo! Declinando est la tarde voy corriendo como ro Al hondo mar de la muerte. Qudate Seor conmigo! En la pena y en el gozo s mi aliento mientras vivo. Hasta que muera en tus brazos. Qudate Seor conmigo! Amn. Entonar un canto sobre Jess.

Motivacin Recontar la siguiente historia. En lo posible que no sea leda.

El rbol frutal y la rama respondona Haba una vez un rbol frutal con un enorme tronco y dos grandes ramas que brotaban de l. Con sus fuertes races, se hunda en el suelo y se agarraba fuertemen te a las entraas de la tierra. Cuando soplaba el viento, el rbol se inclinaba y las ramas se torcan. El viento chocaba con sus sacudidas contra el rbol y pareca que iba a arrancar las ramas y que stas iban a volar tras l Hasta se podan or, si se escuchaba bien, los gemidos y suspiros de las hojas, al ser abofeteadas por el viento. Pasado el temporal, todo volva a la calma. El rbol se levantaba otra vez como si nada hubiera sucedido y se mostraba feliz y contento, orgulloso de sus ramas, del follaje y d e sus frutos grandes y maduros. Todo iba muy bien hasta que un da una de las ramas, muy presumid a y harta de ser sacudida continuamente por el viento grit: No hay derecho! A m siempre me toca recibir todas las bofetadas del viento. Siempre me toca perder las hojas de mi vestido cuando sopla fuerte. Adems, siempre es el tronco quien recibe las ala banzas y los saludos cariosos de las personas. Claro!, l se agarra fuertemente al suelo con sus races y, como si nada . En cambio, yo Hace fro yo le abrigo con mis hojas y ramitas, hace calor y yo cubro su cuerpo con mis hojas, hace viento ., Yo ten go que inclinarme y casi muero constipada. Adems a m siempre me cortan mis ramas cada otoo, me podan y me dejan medio desnuda. Qu vergenza paso en el invierno! Y que fro cuando cae la nieve! Luego llegan la primavera y el verano Y, cuando tengo los frutos, vienen los hombres y me arrancan mis hijos. Me los quitan y me los arrancan sin cuidado alguno. Si al menos pidieran permiso! Pero, Ya! Siempre hablan del tronco y con el tronco Que si es un tronco muy alto, muy grande, muy resistente Hasta los enamorados escriben sus nombres dentro de un corazn en su corteza Ah!, Esto se acab. Me divorcio de ste rbol Se acab! Y, un da de fuerte ventolera, aprovech un bullido del viento para darse un estironcito y Zas!, se desgaj del rbol. Ay, que feliz se senta! Al fin era libre. Era ella, slo ella. Cmo

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rea, al notar triste al rbol y verle llorar! Porque el rbol lloraba. De la herida producida al desgajarse la rama, caan unas lgrimas silenciosas Y como se rea la rama ! Hasta que, de repente, se dio cuenta de que la faltaba la respiracin. Quera respirar y no poda Se dio cuenta que las hojas se volvan amarillas, se arrugaban y caan muertas y podridas. Tambin sus frutos se estaban secando y pudriendo Y not cmo, sin estar unida al tronco, no vala para nada, no tena vida. Entonces, quiso llorar, pero no pudo, no le quedaba ninguna lgrima. Se haba secado y ya no era ni una rama. Si aplicamos el relato a cada uno de nosotr os mediante una lectura (ver qu sentimientos nos sugiere y adnde nos lleva, qu nos hace pensar, etc.) descubriremos muchas de nuestras actitudes personales que a la vez son colectivas, a todos nos pas un poco lo mismo. A veces quisiramos ser como el rbol, estar en la vida seguros, contentos, felic es saber resistir a las dificultades y volver a vivir serenos. Pero somos como la rama, queremos ser nosotros mismos y realizar todo como si no necesitramos de nadie, creemos que siempre nos toca la peor parte, nos quejamos de lo que nos ha tocado en sue rte, nos gustara vivir sin contrapesos, prescindimos de los dems, rompemos con aquello que nos da sustento. Lo malo es que lo hacemos sin darnos cuenta de las consecuencias y no notamos que nos hemos desgajado hasta que sin saber por qu, pero ya no es posible el injerto ni el trasplante y perdemos la identidad. Hay una clave, no podemos dar fruto sin entroncarnos en el ncleo comn que nos hace humanos. De otra forma, no podemos ser nosotros mismos -ni podemos ser cristianos-, si no contamos con los dems. Y ese tronco comn nos viene de quien nos ha creado y nos ama desde la eternidad: Dios. El mismo Jess nos lo ha dicho en la oracin inicial, con esa imagen tan bella y tan sencilla de la vid: Slo unidos a Jess podemos dar frutos, podemos ser lo que somos, y ah est el sentido y la felicidad que tanto buscamos y tanto anhelamos. Pero volvamos de nuevo a la historia que hemos compartido. Invitar a los jvenes a dialogar sobre la historia contada: - Una de las ramas grit: No hay derecho! o A qu podra gritar cada uno de nosotros lo mismo? Referirse a uno mismo y a situaciones colectivas (Iglesia, barrio, sociedad). - Siempre es el tronco quien recibe las alabanzas y los saludos o A quin alabamos nosotros? o Cmo recibimos las alabanzas de l os dems? A m me podan y me dejan medio desnuda o Qu tendra que podar cada u no, para que diera ms fruto? - Cundo tengo los frutos, vienen los hombres y me los arra ncan o Qu frutos ha dado cada uno? o Los ha guardado para s o las ha dado? - La rama se desgaj del rbol. Ay, que feliz se senta! Al final era libre o Nos ha pasado lo mismo como cristianos? nos hemos alejado de Dios o lo estamos ahora? Cmo nos s entimos? - De repente, se dio cuenta de que le faltaba la respiracin, Y not cmo sin estar un ida al tronco, no vala para nada

o Si no estamos unidos a Dios, podemos sobrellevar las dif icultades que se nos presentan?

IluminacinRespuesta de Dios a la espera de los hombres

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Ayer compartamos cmo todos llevamos un gran anhelo de felicidad, de plenitud, de un algo ms que nos lanza a buscar, a luchar, a construir, a soar son las huellas de Dios en nuestro interior. Vamos ahora a profundizar un poco ms al respecto, para descubrir con renovada admiracin que slo en Cristo, podremos alcanzar la felicidad. A medida que vamos creciendo y madurando, nos damos cuenta de que hay algo en lo ms hondo de nosotros mismos, que es lo que nos motiva para vivir, trabajar, hacer proyectos, levantarse cada da para comenzar con las actividades. Nadie puede v ivir sin ese "algo" que tira de su vida. Aunque no sepamos explicarlo bien, el sentirnos a salvo, la satisfaccin y la felicidad que no dejamos de perseguir en la vida tienen que ver con esa realidad, ms o menos identificada, que nos impulsa y nos gustara que toda nuestra vida quedara unificada en torno a esa fuerza. Somos contradictorios. Ponemos todo nuestro inters en conseguir unas metas en las que esperamos encontrar la felicidad, pero, conseguidas las metas, sentimos que lo que buscbamos era mucho ms que lo que hemos logrado. Somos ms felices por lo que deseamos que por lo que poseamos. Sentimos una sed imperiosa de ms, una sed insaciable; soamos lo infinito, pero los logros son siempre finitos. Hay que buscar otra vez, comenzar siempre de nuevo. Pero qu esperamos? O mejor an, a quin esperamos? El hombre no resiste en la espera de la respuesta que colme la sed infinita de su corazn, y cede a la tentacin de pensar que puede da rse esa respuesta por s mismo. El problema es que decir "soy capaz por m mismo" o, por el contrario, afirmar "no es posible", son dos formas de abandonar la espera. En efecto, la espera se mantiene y crece porque la respuesta sale a nuestro encuentro. Es una respuesta que no viene de nosotros, que no es limitada como nosotros, porque tiene las dimensiones de lo infinito. No es una respuesta que me ofrece simplemente otro hombre, radicalmente sediento como yo. No es simplemente la ayuda de un "genio humano", capaz de expresar mejor que yo cuanto vive en mi corazn sedie nto. Es una respuesta capaz de responder a mi sed de infinito porque proviene del infinito mismo que sale a mi encuentro. La respuesta, en efecto, es la expresin de la piedad de Dios por el hombre. Dios, no abandona al hombre a la pretensin de dar respue sta por s mismo a la sed que lo constituye o a una desesperacin escptica, sino que inicia con los hom bres una historia de salvacin. Ensea el Concilio Vaticano II que Dios despus de su cada alent en ellos la esperanza de la salvacin con la promesa de la redencin, y tuvo incesante cuidado del gnero humano, para dar vida eterna a todos los que buscan la salvacin con la perseverancia en las buenas obras (Dei verbum 3). Dios sale al encuentro del hombre all donde el joven vive, ama, trabaja, sufre , goza Dios envo a su Hijo, la respuesta de Dios es una Persona y tiene nombre: Jess. Dios envi a su Hijo: esta es la respuesta de Dios a la espera del hombre. Aunque podamos tener muchas imgenes o ideas de lo que es el cristianismo y la fe, fruto de la educacin que hemos recibido en nuestra familia o en el colegio, o fruto de lo que afirman los medios de comunicacin o los diversos agentes culturales, lo cierto es que, sintetizando al mximo, el cristianismo dice de s mismo esto: Dios envo a su Hij o. Todo lo dems expresa y est en funcin de este hecho que constituye el centro y el fundamento de la historia y del cosmos. Es importante que confrontemos la idea que tenemos de la fe, con este anuncio, sencillo y radical al mismo tiempo. Radical porque si Dios ha enviado su Hijo, entonces mi sed de infinito puede encontrar quin la sacie. Sencillo porque se trata simplemente de encontrar, o mejor, de ser encontrado por Aquel que Dios ha enviado: el Hijo de Dios ha sido enviado por el Padre para salir a mi encuentro. Por eso la tarea de la vida es la amistad con Jess, conocerle y amarle. Convivir con Jess es el modo para que nuestro corazn sacie permanentemente su sed. Es impresionante que el Evangelio describa la primera intencin de Jess al elegir a sus amigos ms directos, los doce, con estas palabras: instituy doce para que estuvieran con l (Mc 3, 14). Estar con Cristo: esta es la respuesta, este es el camino, esto es ser cristiano. Y esto, atencin, es 11

el contenido de la vida: porque la vida se nos ha dado para que nuestro corazn se sacie, para que seamos felices. Los Evangelios nos narran los encuentros de Jess con los hombres y mujeres de su tiempo. Encuentros que acontecen en las circunstancias normales de la vida, las circunstancias que todos vivimos: la boda de unos amigos (Cfr. Jn 2,1-10), la muerte de un hijo (Cfr. Lc 7,11-17), la enfermedad (Cfr. Mt 8,1-17), un paseo con los amigos (Cfr. Mc 2,23s). Normalmente cuando nos hacemos amigos de alguien, vamos conociendo, poco a poco, su vida: quines son sus padres, dnde ha nacido y crecido, qu es lo que le gusta y lo que prefiere evitar. Tambin la amistad con Jesucristo implica conocerle ms y ms, para poder seguirlo. El camino que Dios ha elegido para comunicarse a los hombres - hacerse uno de ellos, hacerse hombre para que as pueda identificarse con l adquiere toda su densidad a travs del mtodo normal y cotidiano con el que se conocen los hombres entre s: el mtodo del encuentro.Quin es Jess? Enviando a su Hijo, Dios ha querido responder personalmente a nuestra espera. El Hijo no es un simple enviado, no es un mero profeta. El Hijo es, c omo recitamos en el Credo cada domingo, Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre. Esto significa que el Hijo puede responder a nuestra espera: es el Infinito que sale al encuentro de nuestro corazn que desea todo. Jess es verdadero Dios Esta es una verdad fundamental que la Iglesia ha anunciado siempre, apoyada en los testimonios de los profetas y de los apstoles; sobre todo, porque desde el principio de la fe cristiana comenzaron a aparecer dudas y errores sobre la humanidad o sobre la divinidad de Jess. Jess es el Mesas que anunciaron los profetas, existen ms de 250 profecas que hablan de Jess en el Antiguo Testamento . Una Virgen dar a luz al Emmanuel (Isaas 7,14; Miqueas 5,1). Jess es el Hijo de Dios reconocido por los apstoles. Simn confes su fe en Jesucristo: T eres Cristo el Hijo de Dios (Mt 16,16); y los apstoles en la barca exclaman: Verdaderamente, t eres el Hijo de Dios! (Mt 14,33). Jess es el Hijo de Dios reconocido por los paganos. El capitn de los soldados al ver morir a Jess en la cruz deca: verdaderamente este hombre era Hijo de Dios (Mt 27,54). Jess realiza acciones propias de Dios: perdona los pecados (Mt 9,6); resucita a los muertos (Lc 7,13-15). Pero Dios no slo ha querido responder personalmente a la sed del hombre. Ha querido responder humanamente al hombre. Y as, en el Credo, tras haber confesado que el Hijo es Dios, continuamos nuestra profesin de fe afirmando: que por nosotros los hombres, y por nuestra salvacin baj del cielo, y por obra del Espritu Santo se encarn de Mara la Virgen, y se hizo hombre. El Hijo de Dios se ha hecho hombre para responder humanamente a nuestra sed, para establecer un dilogo con el hombre, pues en Jesucristo Dios invisible habla a los hombres como amigos, movido por su gran amor y mora con ellos, para invitarlos a la comunicacin consigo y recibirlos en su compaa (Dei verbum 2). De este modo no hay otro camino para recibir la respuesta que Dios mismo es y que nos ofrece gratuitamente, que la humanidad de Jesucristo. Jess es verdadero hombre La vida de Jess fue sencilla, comn, aprendi a trabajar, observar la ley, etc. Se hizo verdaderamente uno de nosotros, semejante en todo menos en el pecado (H eb 4,15). Creci, jug, aprendi, obedeci y rez como lo puede hacer cualquier otra persona (Mt 2,13 -23; Lc 2,51). Tambin tuvo tentaciones (Mt 16,22 -23) las cuales venci permaneciendo fiel a su Padre.

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Como todos nosotros experiment nuestras mismas necesidades, sinti hambre, sueo, calor, sed, miedo. Necesit de los dems, sufri, llor, am. Jess quiso compartir en todo con sus hermanos los hombres. Sinti afecto y simpata (Mc 10,21); mostr especial cario hacia los nios (Mc 10,13 16), en compaa de su madre, acept la invitacin a compartir la alegra de unos novios qu e se casaban en Can (Jn 2,13). Sufri dolor y angustia como nosotros: Se conmovi al ver llorar a Marta y Mara por la muerte de su hermano Lzaro (Jn 11,42-37). En el huerto de los Olivos padeci angustia y tristeza; pide a sus amigos que velen ju nto a l (Mt 26,38). Sufre el dolor en carne propia, co n todo lo que fue su pasin y crucifixin; como todo hombre tambin experimenta y muere realmente y es sepultado. Jess encuentra sus primeros discpulos, Juan y Andrs, mientras stos escuchaban predicar al Bautista. Llenos de curiosidad por las palabras que el profeta del Jordn dice sobre Jess, le siguen y reciben una respuesta humansima a su pregunta: Jess se volvi y al ver que le seguan les dice: "Qu buscis?". Ellos le respondieron: "Rabb - que quiere decir 'Maestro' - dnde vives?". Les respondi: "Venid y lo veris" (Jn 1,35-39). El Evangelio contina narrando que le siguieron y estuvieron con l: pasaron juntos la tarde. Y a travs de esa convivencia entre amigos, se revela el misterio de la persona de Cristo: Hemos encontrado al Mesas (Jn 1, 41), dir Andrs a su hermano Simn Pedro. Este es el camino que la Trinidad ha querido recorrer para salir al encuentro d el hombre: se llama Encarnacin.Arraigados y edificados en Cristo Su Santidad Benedicto XVI, en su mensaje para esta Jornada Mundial que estamos celebrando, nos y les dirige a todos los jvenes del mundo, la importancia de arraigar y edificar la vida joven en Cristo, escuchemos sus palabras: Para poner de relieve la importancia de la fe en la vida de los jvenes creyentes, hay tres trminos que san Pablo utiliza en: Arraigados y edificados en Cristo, firmes en la fe (Cfr. Col 2, 7). Aqu podemos distinguir tres imgenes: arraigado evoca el rbol y las races que lo alimentan; edificado se refiere a la construccin; firme alude al crecimiento de la fuerza fsica o moral. Se trata de imgenes muy elocuentes. Antes de comentarlas, hay que sealar que en el texto original las tres expresiones, desde el punto de vista gramatical, estn en pasivo: quiere decir, que es Cristo mismo quien toma la iniciativa de arraigar, edificar y hacer firmes a los creyentes. La primera imagen es la del rbol, firmemente plantado en el suelo por medio de las races, que le dan estabilidad y alimento. Sin las races, sera llevado por el viento, y morira. Cules son nuestras races? Naturalmente, los padres, la familia y la cultura de nuestro pas son un componente muy importante de nuestra identidad. La Biblia nos muestra otra ms. El profeta Jeremas escribe: Bendito quien confa en el Seor y pone en el Seor su confianza: ser un rbol plantado junto al agua, que junto a la corriente echa races; cuando llegue el esto no lo sentir, su hoja estar verde; en ao de sequa no se inquieta, no deja de dar fruto (Jer 17, 7-8). Echar races, para el profeta, significa volver a poner su confianza en Dios. De l viene nuestra vida; sin l no podramos vivir de verdad. Dios nos ha dado vida eterna y esta vida est en su Hijo (1 Jn 5,11). Jess mismo se presenta como nuestra vida (Cfr. Jn 14, 6). Por ello, la fe cristiana no es slo creer en la verdad, sino sobre todo una relacin personal con Jesucristo. El encuentro con el Hijo de Dios proporciona un dinamismo nuevo a toda la existencia. Cuando comenzamos a tener una relacin personal co n l, Cristo nos revela nuestra identidad y, con su amistad, la vida c rece y se realiza en plenitud. Hoy en da los jvenes nos encontramos ante una situacin difcil, en la bsqueda de su identidad que los hace ser nicos, la sociedad le ha presentado mu chos modelos a seguir ocasionando que adopten varias de estas personalidades que solo atraen condu ctas violentas como lo muestra Marcos (5, 1-20), el gran conflicto es que la mayora piensa que aquello que nos va a hacer diferentes no est en nosotros mism os y por eso tendemos a buscar algo que haga destacar a otros y a aplicrnoslo, este hecho se encuentra ntimamente conectado con

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el afn de pertenecer a un grupo y no nos damos cuenta que Dios que est en nosotros, es el nico que nos puede dar nuestra verdadera identidad y liberarnos de todo lo fa lso que la sociedad nos ofrece. Existe un momento en la juventud en que cada uno se pregunta: qu sentido tiene mi vida, qu finalidad, qu rumbo debo darle? Es una fase fundamental que puede turbar el nimo, a veces durante mucho tiempo. Se piensa cul ser nuestro trabajo, las relaciones sociales que hay que establecer, qu afectos hay que desarrollar escuchndole, estando con l, llego a ser yo mismo. No cuenta la realizacin de mis propios deseos, sino su voluntad. As, la vida se vuelve autntica. Como las races del rbol lo mantienen plantado firmemente en la tierra, as los cimientos dan a la casa una estabilidad perdurable. Mediante la fe, estamos arraigados en Cristo (cf. Col 2, 7), as como una casa est construida sobre los cimientos. En la historia sagrada tenemos numerosos ejemplos de santos que han edificado su vida sobre la Palabra de Dios. El primero Abrahn. Nuestro padre en la fe obedeci a Dios, que le peda dejar la casa paterna para encamina rse a un pas desconocido. Abrahn crey a Dios y se le cont en su haber. Y en otro pasaje se le llama amigo de Dios ( St 2, 23). Estar arraigados en Cristo significa responder concretamente a la llamada de Dios, findose de l y poniendo en prctica su Palabra. Jess mismo reprende a sus discpulos: Por qu me llamis: Seor, Seor!, y no hacis lo que digo? ( Lc 6, 46). Y recurriendo a la imagen de la construccin de la casa, aade: El que se acerca a m, escucha mis palabras y las pone por obra se parece a uno que edificaba una casa: cav, ahond y puso los cimientos sobre roca; vino una crecida, arremeti el ro contra aquella casa, y no pudo tambalearla, porque estaba slidamente construida (Lc 6, 47-48). Construyamos nuestra casa sobre roca, como el hombre que cav y ahond. Intentemos tambin nosotros acoger cada da la Palabra de Cristo. Escucharlo como al verdadero Amigo con quien compartir el camino de vuestra vida. Con l a nuestro lado seremos capaces de afrontar con valenta y e speranza las dificultades, los problemas, tambin las desilusiones y los fracasos. Continuamente se nos presentarn propuestas ms fciles, pero nosotros mismos nos daremos cuenta de que se revelan como engaosas, no dan serenidad ni alegra. Slo la Palab ra de Dios nos muestra la autntica senda, slo la fe que nos ha sido transmitida es la luz que ilumina el camino. Tomemos con gratitud este don espiritual que hemos recibido de nuestras familias y esforcmonos por responder con responsabilidad a la llamad a de Dios, convirtindonos en adultos en la fe. No creamos a los que nos digan que no necesitamos a los dems para construir nuestra vida. Apoymonos, en cambio, en la fe de nuestros seres queridos, en la fe de la Iglesia, y agradezcamos al Seor el haberla recibido y haberla hecho nuestra.

Situacin en que vivimosQu est pasando con nuestra espiritualidad? La espiritualidad es tener una intimidad con Dios, una relacin con Dios, al hacer oracin constantemente, conocerle cada vez ms, confiar en l, esta relacin se hace cada vez ms ntima y fuerte pero hay circunstancias que nos hacen distorsionar la comunicacin con l como son: Tener una mente entorpecida no puede amar a Dios, no puede encontrarlo, no puede perdonar, ni comprender, no sabe a dnde va y porque la mente? Porque ah se da la batalla entre el bien y el mal, por eso san Pablo dice que todos nuestros pensamientos estn sujetos en Cristo y empecemos a ser hombres nuevos renovando nuestra mente, teniendo una forma diferente de ver la vida . Hoy en da los jvenes no ven ni piensan ms all de sus sentidos, del placer, de las adicciones, del momento excitante, de la apariencia, de la frivolidad como jvenes hemos puesto, con frecuencia, nuestro corazn y nuestra felicidad; y por consecuencia donde no est, como lo es la sexualidad sin responsabilidad , la televisin, la msica, el internet, el mismo trabajo, el celular, el goce del fin de semana, el vestido de marca y la moda del da tesoros tan frgiles y superficiales, como lo es tambin la alegra que de ellos obtenemos. 14

Las preocupaciones son otro factor que no nos permite amar en plenitud nos alejan de Dios llegan a ser el centro de nosotros pensamos todo el da en nuestras preocupaciones que se nos olvida escuchar y no nos deja vivir en plenitud porque estn encima d e Dios, estn primero que Dios. El joven que se preocupa no tiene confianza en Dios por eso nos dice no entorpezcan su mente y mi preocupacin debe ser realizar lo que debo hacer, la misin que Dios me dio y amar a quien debo amar, quiten todo lo que les preocupa y sean mis amigos esto es lo importante; preocuparnos por ser nosotros mismos desde lo que somos, es decir, desde lo que Jesucristo nos ha dicho y nos ha alcanzado con su vida, pasin, muerte y resurreccin. Proyectar el video fe y confianza.

Celebracin Se ambientara el lugar con una cruz (r epresentando la Vid veradera ), dos velas, iluminacin tenue y un cofre o caja adornada que contenga papeles en donde se escribirn regalos que Dios nos da para poder hacer su voluntad, como el amor, la fortaleza, la inteligencia, la bondad, la escuela, la salud, la creatividad, la fe, la biblia, la confesin, los amigos, nuestros padres, la iglesia, cada da, la eucarista, la juventud, etc. Reproducir la cancin Esp erar en Ti. Se repartirn varios cuadros de papel roca (como smbolo de piedras que estamos cargando). Y en cada cuadro se escribir aquello que nos impide unirnos a Dios, por ejemplo: las preocupaciones, ambiciones, vicios, cosas, amistades, pecados, des eos insensatos, todo lo que no les permita tener una relac in con Dios y los colocaran a los pies de la cruz como smbolo de dejar todo lo que no nos permite arraigarnos en Cristo y edificar nuestra vida en l. Invitar a que cada joven pase y tome del cof re una papeleta. Reflexionando un momento sobre el regalo que se le dio, en seguida se les preguntara Cmo van a dar fruto co n el regalo que han recibido? Cmo ese regalo lo van a llevar a su vida diaria ? Indicar las actitudes y acciones concretas escribindolas sobre la figura de hoja o fruto que se les proporcionar. Leer nuevamente: Juan 15 1-17. (Yo soy la vid verdadera). En seguida pasar n a colocarlas alrededor de la cruz como smbolo de

compromiso,

que a partir de este momento comienzo a vivir; y que unidos a Cristo, podremos dar frutos que durarn para la vida eterna. Finalizar el encuentro con la siguiente plegaria:

Oracin de confianza Concdeme la paz que nace de una perfecta confianza en Ti, Dios de amor! Fe inquebrantable que nunca duda que lo que T eliges es lo mejor para m; Lo mejor aun cuando todos mis planes se derrumban; lo mejor aun cuando mi vida se hace difcil; lo mejor aun cuando los recursos humanos son escasos: En Ti tengo cua nto necesito! Lo mejor aunque mi salud y mis fuerzas flaqueen, aunque los das sean nublados y me falte lo mucho que otros pueden tener: hgase Tu voluntad, Seor, y no la ma. Cuando lleguen las contrariedades, tambin ellas sern lo mejor para m, para d esapegarme de este mundo mutable y para arraigarme ms en Ti. Concdeme la paz de una perfecta confianza, que me haga desprender de todo, que me haga ver Tu mano en todos los acontecimientos, pequeos y grandes! Haz que escuche tu voz, tu voz de Padre, qu e sabiamente me gua. Concdeme la paz de una perfecta confianza y un corazn que goce y descanse en Ti! AMEN

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TEMA 3 FIRMES EN LA FE ObjetivoQue el joven reflexione sobre el Misterio de Cristo muerto y resucitado, fundamento de su vida y centro de su fe cristiana, para que viva su identidad cristiana de modo seguro y la comparta con conviccin y entusiasmo a quienes le rodean.

Oracin inicial Prever en un lugar visible una mesa en donde est un cirio, la biblia y la cruz. Leer, dos veces, de forma pausada, sin prisa la siguiente cita bblica: Marcos 15,33-37. Enseguida dejar unos instantes para reflexionar sobre el pasaje evanglico, ayudados por las siguientes preguntas: o Qu frases te llaman ms la atencin? o Cul crees que fue lo ltimo que pas por la mente de Cristo antes de morir? o Si hubieses estado al pie de la cruz, qu le habras dicho a Cristo en ese momento? Escuchar o entonar el canto: Nadie te ama como yo (Martn Valverde)

Motivacin Repartir a cada joven una papeleta con las siguientes frases sobre la fe. De ellas escoger dos, que ms les agraden o les llamen la atencin. Compartir con el joven de al lado, cules escogieron y por qu. Un breve comentario de algunos sobre lo compartido con el compaero de al lado.

La fe es el eje La fe no es ciega, el corazn la ve. La fe no es fra, el espritu la calienta La fe no es tan ilgica, el alma la entiende. La fe no es un misterio tan impenetrable, si por donde quiera entramos en ella. La fe no es tan absurda, si la necesitamos para todo. La fe no es interrogacin, es una respuesta que da sentido a la vida del hombre. La fe no est muerta, es palabra viva y se enlaza a todo. La fe no es un mito, palpita en la vida y se enlaza a todo. La fe no es secundaria, es esencial; no es superficial, es profunda. La fe no es accidental, es necesaria La fe no es un complemento, es una sustentacin, una base, un todo: rige la vida del hombre. Al que le falta, anda trunco, deforme, insatisfecho, errante; como si algo dentro anunciara que estamos, incompletos, desprendidos, flojos... vacilantes... Porque la fe es el amarre, el faro... el sentido y el sostn de la vida.

IluminacinHoy en da los jvenes est en medio de una lucha, en la cual estn por un lado sus gustos, intereses y aficiones personales y por otro lado se encuentran en lo que cree y le han inculcado sus padres, valores morales y ticos. 16

El cuestin es que cuando se llega a un punt o intermedio y se enfrentan las dos posturas, es donde nos sentimos flaquear, debemos de inclinarnos por una u otra, sabemos que debemos hacerlo por alguna de la s dos. Aun as es contradictorio, pues nos dicen que la Iglesia dice tal o cual cosa pero en la vida ordinaria no se puede hacer, que es mejor seguir nuestros instintos y que la Iglesia se ocupe de sus cosas. Sabemos por un lado que debemos optar por Cristo , pero por otra parte el mundo nos grita que optemos por una vida sencilla, sin compromisos, s in Dios. Es curioso que incluso en la escuela o el trabajo nos presenten las contradicciones de la vida. Toda la vida es contradictoria, al menos eso piensan algunos; pero de todas las instituciones que ms contradicciones tiene es la Iglesia Catlica, po rque adoran la cruz que mat a su Dios, etc., etc. Y lamentablemente nos dejamos llevar por estas opiniones mal fundamentadas o simplemente no defendemos lo que se supone creemos firmemente. Hemos dado con un punto importante. En el prrafo anterior con cluamos con la frase: se supone que creemos firmemente porque la cuestin es si creemos o no cre emos, como dice en el libro del Apocalipsis: Conozco tu conducta, no eres ni frio ni caliente. Ojal fueras frio o caliente! Ahora bien, puesto que eres ti bio y no caliente ni frio, voy a vomitarte de mi boca (Ap 3,15-16.). Entonces la pregunta obligada es: creemos o no? Y si creemos, en qu creemos, en qu o quin hemos puesto nuestra fe? Sin duda alguna la fe no es algo irracional como lo argumentan m uchos, de hecho la fe supone la racionalidad de la persona porque cuando la razn no puede entender o comprender algo es cuando entra la fe, es la fe la que da el paso en acercarnos a Dios. El aceptar la fe sin duda alguna es una gracia que hay que pedir a Dios por medio de la oracin, pero por otro lado es una aceptacin por parte de la voluntad. Esto es porque Dios no nos obliga a creer en lo l nos revela y la Iglesia nos propone, sino que es algo que por mi voluntad yo acepto. Toda persona est constitu ida por alma y cuerpo, el alma por su parte tiene dos facultades espirituales, la voluntad y la inteligencia, la voluntad siempre tendera al bien, y la inteligencia a la verdad. Las dos se conjugan en la fe para buscar a Dios que es el Sumo Bien y la Verdad Eterna. La fe es una decisin. La decisin de creer en Cristo muerto y resucitado. Este es el centro de nuestra fe, pues si Cristo no hubiera resucitado, vana sera nuestra fe ( Cfr. 1 Cor 15,14). Al hablar de Cristo muerto y resucitado hay muchas cuestiones. Lo primero es por qu morir en la cruz; sabemos que es para el perdn de nuestros pecados , para reconciliarnos con Dios; Cristo abraza nuestras miserias y desobediencia y las transforma en amor y obediencia al Padre. Pero por qu no de otra forma? Al fin de cuentas es Dios. Es cierto al ser Dios seguramente pudo haber salvado al hombre de las garras del pecado de otra forma, pero esta le pareci la ms adecuada. Dios que desea abrazarnos desde lo que menos queremos como lo es el dolor, el sufrimient o, la misma muerte; que sin duda siempre estn presente en nuestro ser de creaturas, de seres imperfectos y finitos. La cruz es pues el medio por el cual somos salvados, no es la cruz un tormento, algo que se nos impone y debemos soportar. Cristo no soporta la cruz, la ama, no le es impuesta, l la toma por su propia cuenta, en obediencia a la Voluntad del Padre, obediencia hasta la muerte y una muerte de cruz. Es el medio para santificarnos, para manifestar hasta dnde nos ama, pensemos si mi cruz la amo, la acepto y me sirve para santificarme a m y a los dems. Jess toma por este medio nuestros pecados y los carga consigo en la cruz, Jess fue entregado por nuestros pecados y resucit para nuestra salvacin (Rom. 4,25.), es as como damos el paso de la muerte a la vida. Esto pongmoslo muy en claro, muerte y vida estn ntimamente ligados, no son dos realidades separadas, y la preparacin para la muerte es a travs de toda la vida. Cristo vivi de tal manera que no se prepar a la muerte la noche en el monte de los Olivos, sino que lo hizo a lo largo de su vida con una vida coherente. Con la resurreccin Cristo autentifica y plenifica su vida y muerte. La muerte de Cristo no fue una muerte natural, fue condenado, sacrificado en aras de unos intereses polticos y religiosos por la justicia romana. Fue asesinado en una cruz. 17

Ante esta situacin siente miedo, llora, incluso suda sangre. Pide al Padre que pase de l ese cliz, pero si es posible, pero concluye su peticin diciendo que se cumpla la volunta d del Padre, y su voluntad es que todos seamos rescatados de las garras del pecado. Pone su fe en el Padre a pesar de que a la hora de su muerte par ezca lo contrario, pues exclama: Dios mo, Dios mo, por qu me has abandonado? Parece ser que Dios calla, Cristo atraviesa el silencio de Dios ante la experiencia de la muerte. Ahora experimenta en su verdadera humanidad la miseria y la soledad de los hombres separados de Dios por el pecado, Dios no lo asiste, nadie le ha salvado. Cristo ha muerto! Ya no hay esperanza alguna? Claro que la hay. Ha resucitado, esto provoca un cambio de actitud en la vida de sus discpulos. Ms que la sangre de Cristo, lo que le agrada a Dios es su obediencia, por lo que estamos ms unidos a Cristo por la obediencia que a Adn en su desobediencia. Su muertes la realizacin del Reino de Dios en medio de la impotencia humana. Nos ha rescatado del pecado, la prueba est en su resurreccin.Est vivo!!!! Los apstoles de Jess comenzaron su predicacin anunciando este hecho indiscutible: Jess de Nazaret, quien fue clavado en una cruz y sepultado RESUCIT. Todo su mensaje gir en torno de esta noticia; hoy la Iglesia tambin centra todo su trabajo apostlico en JESS RESUCITADO. A partir de esta VERDAD, se realiza la evangelizacin, hace dos mil aos y hasta nuestros das. La resurreccin de Jess es el hecho ms importante de toda la Historia de la Salvacin. - Es un asunto fundante: En l est fundada nu estra fe. - Y fundamental: Sin Resurreccin sera absurda, y no tendra razn de ser nuestra fe. Si Cristo no hubiera resucitado, la Iglesia no podra anunciar ninguna Buena Noticia de salvacin para nadie. San Pablo lo afirma claramente: "Si Cristo no fue resucitado, nuestra predicacin ya no contiene nada ni queda nada de lo que creen ustedes . Y ustedes no pueden esperar nada de su fe . Pero no, Cristo resucit de entre los muertos " (1Co 15, 14; 17; 20). La Resurreccin de Jess es una VERDAD, a la que de ninguna manera debemos renunciar si nos llamamos cristianos. Pruebas de la Resurreccin. La mxima obra de Dios, la Resurreccin de su Hijo, no tuvo testigos. Sin embargo s se puede comprobar; hay "evidencias": a) El sepulcro vaco.- Los cuatro evangelistas lo mencionan. Lo reconocen incluso los soldados, los sacerdotes y las autoridades romanas. Aunque no es una prueba directa, es un signo especial, es el primer paso para el reconocimiento de la Resurreccin. Juan dice: "vio y crey (20,8). b) Las apariciones del Resucitado. - En ellas se basa el argumento definitivo para afirmar la Resurreccin. NO FUERON VISIONES subjetivas, sino HECHOS OBJETIVOS, HISTRICOS. Se describen (en los ltimos captulos de los evangelios), como presencia real y hasta carnal de Jess; come, camina, deja que lo toquen, platica con ellos. Son una base slida de la fe en la Resurreccin. c) El testimonio de los que creemos.- Aunque no hubo testigos de la resurreccin, s los hay del Resucitado. Quienes lo vieron comenzaron a decir que el "Crucificado estaba vivo" y as es como surge la Iglesia. Nuestra fe procede de los primeros que creyeron y continuamos hoy transmitiendo esa misma fe en Jess de Nazaret que muri por nosotros, y que RESUCIT como primicia de lo que ser nuestra propia resurreccin. desde hace dos mil aos, hombres y mujeres han dado testimonio de la fe en la Resurreccin y as seguir ocurriendo hasta el fin de los tiempos! Qu se entiende por Resurreccin de Jess?

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La Resurreccin de Jess es un HECHO REAL, HISTRICO -como todo lo que dicen los Evangelios sobre Jess de Nazaret- y META HISTRICO, -va ms all, pues anticipa NUESTRA PROPIA RESURRECCIN-. Cuando pienses en esta VERDAD DE FE, toma en cuenta estas cuatro afirmaciones: 1. La resurreccin de Jess no es una vuelta a su vida anterior, para volver a morir de nuevo. Jess entra en la vida definitiva de Dios; es "exaltado" por Dios ( Cfr. Hch 2,23); es una vida diferente a la nuestra (Cfr. Rom 6, 9-10). 2. Jess resucitado no es una "alma inmortal", ni un fantasma. Es un hombre completo, con cuerpo, vivo, concreto, que ha sido liberado de la muerte, del dolor, de las limitaciones materiales, con todo lo que constituye su personalidad. 3. Dios interviene, no para volver a unir el cuerpo y el alma de Jess, sino que ocurre un nuevo prodigio, una intervencin creadora de Dios. El Padre acta con su fuerza creadora y poderosa, levantando al muerto Jess a la vida definitiva y plena. 4. No se trata de que Jess resucit "en la fe" de sus discpulos, o "en su recuerdo". Es algo que aconteci verdaderamente en el muerto Jess y no en la mente o en la imaginacin. Jess realmente ha sido liberado de la muerte y ha alcanzado la vida definitiva de Dios.Significado de la Resurreccin Con la Resurreccin de Jess, Dios afirma cosas muy importantes: Dios estaba de parte de Jess, le da la razn en todo lo que hizo y dijo y se la quita a quienes estaban en su contra. Rehabilita su causa y su persona: Jess es su Hijo, el Cristo, el Mesas esperado. Dice a la Iglesia naciente que su misin est fundada no solamente en el hecho histrico, sino en la experiencia pascual, en el encuentro de cada cristiano con Jess Resucitado. Es la anticipacin de la meta de la historia; hace surgir una fuerza dinmica e invita a un programa de vida para cada hombre. Hay un nuevo horizonte para la vida y nuevo sentido para la muerte. La vida es un camino que se puede andar con esperanza, pues la muerte no es el fin del hombre, sino el medio para volver a su destino final: Dios Padre. Se buscan testigos del Resucitado Jess dijo a Tomas: "T crees porque has visto. Felices los que creen sin haber visto" (Jn 20, 29). Estas palabras de Jess: "Felices los que creen sin haber visto", se refieren a nosotros, a los cristianos de hoy que seguimos encontrando a Cristo Resucitado, aunque "no lo veamos" con los ojos del cuerpo, los efectos que se producen son exactamente los mismos: somos "felices", porque tenemos la certeza de que creemos en algo real; porque tenemos una esperanza diferente a quienes no creen; porque vamos por la vida luchando por hacer realidad el sueo de Jess: vivir el Reino de Dios entre los hombres. Piensa, a quin le debes tu fe: a tus padres?, a un sacerdote?, a un catequista?, a algn amigo? La fe es un don de Dios que recibimos en el bautismo, pero tambin es consecuencia del testimonio de alguien que ya se encontr con Jess Resucitado. Quiz t has sido la causa de la fe de alguna persona. Felicidades!, esa es la tarea de todos los cristianos. Pero. si t eres alguien que siente que su fe no es firme, es probablemente porque no has hallado a alguien que te de testimonio de su encuentro con Jess Resucitado, o no lo has querido ver? No te desanimes! Vale la pena que busques entre las personas que conoces; busca a alguien que ya lo haya encontrado, desde luego tienes que entrar en el "ambiente" donde estn estas personas: es gente comn, pero se d istingue en que vive los valores cristianos: la verdad, la justicia, el amor y la paz; seguramente estn entre tus compaeros de trabajo o de escuela; quiz entre tus vecinos; ven a Misa los domingos, o acrcate a algn grupo parroquial; puedes encontrar a qu a esos testigos de la Resurreccin que viven inmersos en el mundo transmitiendo el amor de Jess de Nazaret.

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Cada vez que veas a alguien que vive esos valores del Reino de Dios, es porque es un Testigo del Resucitado; obsrvalo, pregntale por qu cre e y por qu vive de tal manera. Con toda seguridad su testimonio de contagiar y t tambin sers un testigo ms, ayudando a Jess a transformar al mundo.Todo es muestra eficaz de su Amor La resurreccin es el sentido de la cruz, por ella entramos de nu evo en comunin con Dios, la amistad entre Dios y la humanidad, el cumplimiento de la esperanza humana de la trascendencia e inmortalidad. Dios nos ha perdonado por amor. Pero nos encontramos que aun as la humanidad se resiste al amor de Dios, hay obstcu los en la fe, murallas que nos impiden aceptar esta realidad. y La primera: Quiero ser feliz, pero quiero que no me cueste nada. Para ser feliz como quiere Dios tengo que cambiar mi forma de vida, pero no quiero dejar aquello que me ata a la felicidad terr ena y no me deja elevar a la que es eterna. y La segunda: Quiero ser salvado, pero no desde lo profundo. No quiero dejar mi soberbia, mi orgullo, pensndolo mejor as estoy bien. y La tercera: Quiero un Dios salvador pero a mi manera. Que no me exija demasiado, que lo haga todo l, para que me esfuerzo, total l es Dios si quiere salvarme l puede slo. Si no dejo de lado estas tres actitudes nunca podre profundizar en mi fe, estas posturas son errneas. En fin, se trata de aceptar a Dios que me ama y me invita a amarle; amor que pasa por la Cruz, al dar la vida por lo que es importante, a renunciar a lo secundario, a dar muerte a mi egosmo, vanidades y caprichos, que irnicamente ellos son lo que acabaran por matarme para siempre. Cristo nos llama a seguirlo, a imitarlo, a morir a cada da a esas cosas que nos siguen esclavizando al pecado, Cristo quiere que moramos al pecado y resucitemos en una vida nueva, que sea una pascua como la de l, pascua significa paso, es decir no seguir en el mismo lado, pasar de la muerte a la vida, de las tinieblas a la luz, esta es nuestra fe, es lo que Dios nos revela por su Hijo. El Papa Benedicto nos habla al respecto y dice a todos los jvenes: El poder de Cristo muerto y resucitado es el fundamento de nuestra vida, el centro de la fe cristiana. Todas las filosofas que lo ignoran, considerndolo "necedad" (1 Co 1, 23), muestran sus lmites ante las grandes preguntas presentes en el corazn del hombre. Por ello, tambin yo, como Sucesor del apstol Pedro, deseo confirmaros en la fe (cf. Lc 22, 32). Creemos firmemente que Jesucristo se entreg en la Cruz para ofrecernos su amor; en su pasin, soport nuestros sufrimientos, carg con nuestros pecados, nos consigui el perdn y nos reconcili con Dios Padre, abrindonos el camino de la vida eterna. De este modo, hemos sido liberados de lo que ms atenaza nuestra vida: la esclavitud del pecado, y podemos amar a todos, incluso a los enemigos, y compartir este amor con los hermanos ms pobres y en dificultad. Queridos amigos, la cruz a menudo nos da miedo, porque parece ser la negacin de la vida. En realidad, es lo contrario. Es el "s" de Dios al hombre, la expresin mxima de su amor y la fuente de donde mana la vida eterna. De hecho, del corazn de Jess abierto en la cruz ha brotado la vida divina, siempre disponible para quien acepta mirar al Crucificado. Por eso, quiero invitaros a acoger la cruz de Jess, signo del amor de Dios, como fuente de vida nueva. Sin Cristo, muerto y resucitado, no hay salvacin. Slo l puede liberar al mundo del mal y hacer crecer el Reino de la justicia, la paz y el amor, al que todos aspiramos (Mensaje Jornada Mundial de laJuventud 2011).

Situacin en que vivimos Organizar pequeos equipos de 6 a 8 integrantes. Repartir a cada equipo una cartulina y un marcador. Que las cartulinas lleven ya escritas las preguntas. Considerar el tiempo prudente para el trabajo y el plenario. o Crees que hoy en da tiene algn sentido seguir creyendo en Cristo en una sociedad que no quiere creer en un Cri sto que sufri y muri en la cruz, pero que ha resucitado? o Qu significado puede tener todava hoy la cruz de Cristo en nuestra sociedad?

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o o

Cul te parece la actitud ms humana ante el sufrimiento y la muerte? Por qu? Qu puede significar hoy concretamente para el joven: tomar la cruz de Cristo cada da?

Compromiso con la vidaSin duda alguna, es necesario que los cristianos, pero de manera especial los jvenes, busquemos la manera concreta de manife star nuestra fe en el nico Dios verdadero, que vive y me ama con un amor personal. Hemos de testificar que es l quien da sentido a nuestra existencia y creer en l s tiene un sentido, el Sentido que da sentido a todo . Debes de encontrar la forma de alejar de tu vida esas barreras que te impiden crecer en tu fe. Hemos sido liberados por Cristo de la esclavitud del pecado, es un deber nuestro compartir este amor que ha tenido por nosotros, transmitirlo, probablemente hoy no morirs en la cruz por otro pero puedes darle un abrazo a tus padres, ser ms tolerante con tus amigos, ser honesto, compartir tu pan con el pobre, en fin, existen tantas formas de demostrar tu fe, no es algo abstracta sino concreta, algo que se puede manifestar en tu vida diaria. Entregar a cada joven una papeleta en la que pueda responder: o Qu he de hacer para conocer, fortalecer, enriquecer, purificar mi fe? o Qu acciones, actitudes, palabras quiero comenzar a adquirir y compartir para demostrar con alegra mi fe ?

Celebracin

Todos de pie, y mirando hacia la cruz. Invitar a que en silencio le digamos a Jesucristo, lo que deseamos y queremos comenzar a realizar para que nuestra fe se fortalezca y nuestra fe la manifestemos con valenta. (Hacer un a oracin desde lo que han escri to en las papeletas). Pedirles a los jvenes que est noche antes de dormir, le deben un beso a la cruz o el crucifijo que tienen en su habitacin. Y si no lo tienen, pues sea el motivo para poner en nuestro cuarto un crucifijo, como expresin de fe en Cri sto. Finalizar con la siguiente oracin:

Te damos gracias, Seor, por mostrarnos que la plenitud de la Verdad la encontramos en nuestra Fe Catlica. Te damos gracias por las semillas de Verdad que tu Espritu Santo esparce donde quiere. Te pedimos que muchos puedan llegar a la plenitud de la Verdad y te damos gracias por la salvacin que T nos has regalado como un don para todos, porque tu deseo es que todos nos salvemos. No merecemos tus gracias, Seor, pero ya que nos las das sin mrito de nuestra parte, queremos aprovecharlas para dar buenos frutos de salvacin para nosotros mismos y para otros. Que siempre recordemos que la aceptacin que hacemos de tus gracias es tambin gracia tuya, 21

pues nada podemos sin T. Amn.

TEMA 4 CREER EN JESUCRISTO SIN VERLO Objetivo:Que el joven renueve su fe en Jesucristo, a quien no ve, pero que siente, escucha y ama de muchas maneras, para que se empee en vivir conforme a su fe y sepa dar razones a quienes se lo pidan.

Oracin Inicial: Prever en un lugar visibl e una mesa en donde es t dos cirio, una imagen de Cristo resucitado y un arreglo floral. Leer, dos veces, de forma pausada, sin prisa la siguiente cita bblica: Juan 20, 24 -29. Enseguida recontar juntos lo que hemos escuchado en el evangelio. Hacer la siguiente oracin.

Seor Jess: S que tu estas presente en cada momento de mi vida, aun en contra de lo que mis sentidos me digan, y de lo que yo pueda creer o de la fe que tenga. Hoy en este da, logro ver y valorar tu existencia por el hecho de tener la vida, del anhelo de ser feliz, de la bondad que nace en mi interior, de tu Palabra que ilumina mis dudas y temores. T dices que no debo preocuparme por qu vestir, qu comer, qu lo que ms vale es vivir. Perdn por ser tan incrdulo y quere r siempre tener evidencia de tu existencia, cuando en realidad lo ms valioso es sentirte presente en mi corazn y en mi hermano. Presencia que no depende de m, pues existes y me amas, aunque no creyera en Ti. Seor, aumenta mi fe! Amn

Motivacin:Hemos iniciado nuestro encuentro escuchando la experiencia de uno de los apstoles, llamado Toms. Aunque a Toms se le anuncia la resurreccin de Jess, se niega a admitirla: "Si no veo en sus manos la seal de los clavos y meto mi dedo en el lugar de los clavos, y meto mi mano en su costado, no creer". Ocho das despus, Toms toca con sus propias manos las heridas de Jess en las manos y en su costado. Jess le amonesta haber necesitado ver para creer. Muchas veces y de distintas maneras se nos ha anunciado, dicho, explicado, testimoniado sobre Jesucristo, y la pregunta inevitable es: Creo en Jesucristo? Creer es sencillo y nosotros lo hemos convertido en algo muy complicado. Dios est muy cerca de cada uno de nosotros, y casi siempre lo imaginamos en un mundo extrao y lejano. Queremos comprobar su existencia con argumentos y no saboreamos su presencia dentro de nosotros. Discutimos de religin, pero no escuchamos sus llamadas. En pequeos grupos o en dialogo abierto con todos, compartir las siguientes preguntas: Es importante creer en Jesucristo? Por qu? Cules son las principales objeciones , entre los jvenes, para no creer?

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Tomar nota de todo lo que se comparta, pues retomaremos ms adelante las aportaciones compartidas por los jvenes. Mientras se hace la iluminacin, un joven del equipo organizador vaya ordenando todas las aportaciones: o Para algunos jvenes las razones de su fe en Jesucristo son. o Para muchos jvenes las razones de su increencia en Jesucristo son.

Iluminacin:El Papa Benedicto XVI nos dice: En el Evangelio se nos describe la experiencia de fe del apstol Toms cuando acoge el misterio de la cruz y resurreccin de Cristo. Toms, uno de los doce apstoles, sigui a Jess, fue testigo directo de sus curaciones y milagros, escuch sus palabras, vivi el desconcierto ante su muerte. En la tarde de Pascua, el Seor se aparece a los discpulos, pero Toms no est presente, y cuando le cuentan que Jess est vivo y se les ha aparecido, dice: Si no veo en sus manos la seal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo (Jn 20, 25). Tambin nosotros quisiramos poder ver a Jess, poder hablar con l, sentir ms intensamente an su presencia. A muchos se les hace hoy difcil el acceso a Jess. Muchas de las imgenes que circulan de Jess, y que se hacen pasar por cientficas, le quitan su grandeza y la singularidad de su persona. Por ello, a lo largo de mis aos de estudio y meditacin, fui madurando la idea de transmitir en un libro algo de mi encuentro personal con Jess, para ayudar de alguna forma a ver, escuchar y tocar al Seor, en quien Dios nos ha salido al encuentro para darse a conocer. De hecho, Jess mismo, aparecindose nuevamente a los di cpulos despus de ocho das, s dice a Toms: Trae tu dedo, aqu tienes mis manos; trae tu mano y mtela en mi costado, y no seas incrdulo, sino creyente (Jn 20, 27).Quieres creer? La fe no es una cosa obligada. El mismo Jesucristo nunca oblig a nadie. El dio testimonio de la Verdad, pero no quiso imponerla por la fuerza . Ahora bien, la fe es una necesidad, pues Dios puso en el ser humano el anhelo por la verdad. Y Dios es la Verdad misma. Y para qu es la Fe? Veamos... Dios se da a conocer a los seres humanos, nosotros sus criaturas, y nos invita a una comunicacin con El. La respuesta adecuada a esa invitacin de amistad, de amor, es la Fe. Es as como, por medio de la Fe nosotros reconoc emos a Dios que se nos ha revelado. (Cfr. Catecismo de la Iglesia Catlica , 142 y 143) Nunca, en efecto, podr haber desacuerdo entre la Fe y la razn. Lo verdadero nunca podr contradecir lo que tambin es verdadero. De all que la investigacin en cualqu ier disciplina, si se hace en honestidad, cientficamente, nunca podr estar en contradiccin con la Fe, porque las realidades materiales y las de la Fe t ienen el mismo origen: Dios. (Cfr. Catecismo de la Iglesia Catlica , 159). Cmo funciona la Fe? La Fe es un regalo de Dios y es tambin un acto humano. Slo es posible creer por la gracia divina, que se manifiesta sobre todo en las inspiraciones que nos vienen de Dios mismo, del Espritu Santo. Pero esas inspiraciones tienen que ser secundadas por un acto de cada persona, por medio del cual esa persona decide creer. Es as como, en libertad, el ser humano pone su confianza en Dios y cree en las verdades que l nos ha revelado. El acto de Fe podra desglosarse en cuatro movimientos: 1) La gracia divina inspira nuestro entendimiento. 2) Nuestro entendimiento reconoce y se adhiere a la Verdad. 3) La gracia divina ilumina nuestra voluntad. 4) Nuestra voluntad decide creer. Este proceso lo resume magistralmente Santo Toms de Aquino, dicindonos que creer es un acto del entendimiento, el cual se adhiere a la verdad divina por medio de una decisin de la voluntad, movida por la gracia de Dios (Cfr. Catecismo de la Iglesia Catlica, 155). La Fe tambin requiere humildad, la humildad del ciego que le pidi a Jess: Que yo vea, Seor (Mc. 10, 51). La Fe que requiere comprobaciones es como la de ese otro Toms, Santo Toms Apstol, quien para creer dijo que necesitara ver y meter sus dedos en las 23

marcas que los clavos haban dejado en las manos de Jess resucitado , y tambin tocar la herida de su costado, a lo que el Seor respondi mostrndole y dejndole tocar lo requerido, pero con un fuerte reclamo: No seas incrdulo, sino hombre de fe... T crees porque has visto. Felices los que creen sin haber visto (Jn 20,27-28). Sin embargo, muchas verdades de Fe s son comprobables. Otras, como los misterios, realmente no lo son, porque estn muy por encima de nuestra capacidad de razonamiento, pero nunca son contrarias a la razn. Como hemos dicho, son verdades supra-racionales, ms no irracionales. Hurgar en las verdades de la Fe para oponerse a ellas no es bueno, ni conveniente. Es preferible creer sin demasiado razonar, aunque no se nos proh be ese ejercicio de nuestro entendimiento. Sin embargo para ese ejercicio intelectual es bueno tener en cu enta un adagio de San Agustn: creo para comprender y comprendo para creer mejor. Sin embargo, vindolo bien, no creemos nosotros muchas cosas por fe meramente humana y sin necesidad de comprobaciones ni de mucho razonamiento? Qu diramos de una persona que se negara a creer que tuvo un abuelo o un bisabuelo porque no lo conoci? Si creemos en nuestros antepasados y en muchas otras cosas ms que n os son comunicadas por seres humanos que pueden errar, cmo no vamos a creer en las cosas que Dios, que no puede equivocarse, nos ha comunicado a travs de su Palabra contenida en la Biblia y a travs de su Iglesia, a la cual -por cierto-, para comunicar a la humanidad las verdades de Fe, le dio tambin el poder de no equivocarse? (C fr. Catecismo de la Iglesia Catlica , 888 - 892) Hay verdades que son evidentes, hay otras a las que llegamos por razonamientos, hay otras que conocemos por nuestros sentidos, hay otras que nos son comunicadas por seres humanos. Y hay otras, en fin, que nos son comunicadas por Dios y/o por su Iglesia. Estas verdades divinas no son todas tan evidentes y requieren un acto de nuestra voluntad. Es decir que, para creer hay que quere r creer. Creemos? Nuestro querido Benedicto XVI, muchos aos antes de ser Papa escribi: El creyente slo puede realizar su fe en el ocano de la nada, de la tentacin y de lo problemtico: el ocano de la inseguridad es el nico lugar que se le ha asig nado para vivir su fe; pero el no-creyente tambin se encuentra en el mismo ocano salado de la duda. El que no cree puede sentirse seguro en su incredulidad, pero siempre le atormenta la sospecha de que quiz sea verdad. El quiz es siempre una tentacin ineludible a la que nadie puede sustraerse. La fe siempre ha sido, ms o menos veladamente, un salto sobre el abismo infinito desde el mundo visible que tanto agobia al hombre. La fe siempre tiene algo de ruptura arriesgada y de salto, porque en todo tiempo implica osada de ver en lo que no se ve lo autnticamente real, lo autnticamente bsico. La fe siempre fue una decisin que afectaba a la profundidad de la existencia, un cambio continuo del ser humano al que slo se puede llegar mediante una resol ucin firme. La fe es como sujetarse a Dios, en quien el hombre tiene un forme apoyo para toda su vida. La fe se describe, pues, como un agarrarse firmemente, como un permanecer en pie confiadamente sobre el suelo de la palabra de Dios. La fe no es creer e n algo, sino en alguien, en una persona, en Jesucristo (Joseph Ratzinger). . Y no podemos olvidar, para concluir, que la Fe es necesaria, es necesaria para nuestra salvacin. Jess mismo lo afirma: El que crea y sea bautizado, se salvar; el que no crea se condenar (Mc. 16, 16).

Situacin en que vivimos: Retomar las aportaciones de los jvenes, haciendo dos columnas , y presentarlas a todos : o Para algunos jvenes las razones de su fe en Jesucrist o son. o Para muchos jvenes las razones de su increencia en Jesucristo son.

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Enseguida invitar a la asamblea (lluvia de ideas) para opinar sobre las consecuencias del creer en Jesucristo y las consecuencias de no creer en Jesucristo.

Nos encontramos ante una juventud tiene una frgil identidad, en bsqueda de llenar su vaco y soledad, y las opciones que se les muestran no son ms que simples oasis que en lugar de sanar sus heridas las acrecienta, una bsqueda constante de ser socialmente aceptados dando seguimiento a modas o grupos sociales emergentes que implican toda su existencia. Una vida superficial, fra, camuflada por estasis momentneos de espejismos que ostentan de ofrecer el sentido y la felicidad. Jvenes incautos a todo lo que ve, siente, escucha, piensa pero no crdulos a lo que Jesucristo nos ofrece. A qu se debe que muchos jvenes crean en los astros, en la santa muerte, en teoras humanas, en extraterrestres, en tantas tonteras; y no en Jesucristo? Dnde estn la resistencias, cules son las causas? El Cardenal Giacomo Biff nos responde: Cuando les informamos, a los jvenes, que existe un Dios creador que es nuestro Padre; que nuestra existencia es una decisin entre una salvacin definitiva y una perdicin sin regreso; que la verdad es una sola y es aquella que se nos ha dado en el Hijo de Dios, no les cuesta mucho en entender lo que les decimos, sino que despus se hace difcil en aceptarlo por las exigencias que implican . Si no queremos creer, no creamos, pero al menos debera ser evidente que la fe no puede echar races en un individuo para quien la televisin es su profeta, el estadio su templo, el dinero su dios, el sexo su pasatiempo, la opinin pblica su nica verdad. Pero tambin, existe una juventud que lucha por encontrar sentido a su vida, que logra ir en contra de la corriente, con una confianza plena en el Seor de la vida y de la historia; jvenes autnticos que empean su vida a favor de un proyecto que supera toda expectativa y que los hace grandes para la eternidad.

CompromisoEl Papa Benedicto XVI nos ofrece algunas sugerencia s para fortalecer nuestra fe, para pedirla, para acrecentarla: As como Toms pudo palpar a Jess Resucitado, tambin para nosotros es posible tener un contacto sensible con Jess, meter, por as decir, la mano en las seales de su Pasin, las seales de su amor. En los Sacramentos, l se nos acerca en modo particular , se nos entrega. Queridos jvenes, aprended a "ver", a "encontrar" a Jess en la Eucarista, donde est presente y cercano hasta entregarse como alimento para nuestro camino; en el Sacramento de la Penitencia, donde el Seor manifiesta su misericordia ofr ecindonos siempre su perdn. Reconoced y servid a Jess tambin en los pobres y enfermos, en los hermanos que estn en dificultad y necesitan ayuda. Entablad y cultivad un dilogo personal con Jesucristo, en la fe. Conocedle mediante la lectura de los Evangelios y del Catecismo de la Iglesia Catlica; hablad con l en la oracin, confiad en l. Nunca os traicionar. La fe es ante todo una adhesin personal del hombre a Dios; es al mismo tiempo e inseparablemente el asentimiento libre a toda la verdad que Dios ha revelado (Catecismo de la Iglesia Catlica, 150). As podris adquirir una fe madura, slida, que no se funda nicamente en un sentimiento religioso o en un vago recuerdo del catecismo de vuestra infancia. Podris conocer a Dios y vivir autnticam ente de l, como el apstol Toms, cuando profes abiertamente su fe en Jess: Seor mo y Dios mo!. (Mensaje para el Jornada Mundial de la Juventud 2011). Como hemos escuchado, su Santidad, nos recomienda: - La oracin. - Lectura de los Evangelios. - Estudio del Catecismo de la Iglesia Catlica. Cules de estas actividades, deseas comenzar desde hoy. Escribe el modo, el lugar y el tiempo en que lo hars. 25

Celebracin En un ambiente de silencio, que cada joven haga una oracin personal sobre lo que en esta noche ha descubierto, aprendido, reflexionado: Seor, creo en ti! Aumenta mi fe!

Padre bueno: Gracias por las personas que me han hablado de ti, aydame a hacer lo mismo con mis amigos y compaeros. Gracias por participar activamente en nuestra vi da, aydame a encontrarte en mi jornada diaria. Gracias por la oportunidad de escuchar tu palabra, aydame a entender su mensaje y responder a l. Gracias por despertar en m el deseo de platicar contigo de mis cosas. Aydame a conversar de todo lo que es importante para ti y para m. Gracias por invitarme a orar y reflexionar en comunidad, aydame a aprovechar bien esas oportunidades. Pero sobre todo gracias por darme la oportunidad de conocerte y de creer en ti aun sin haberte visto, aydame a descubrir tu presencia en mi corazn para poder dar mensaje de que existes, dando testimonio de vida. Amn

TEMA 5 SOSTENIDOS POR LA FE DE LA IGLESIA, PARA SER TESTIGOS ObjetivoQue lo joven reflexione y reconozca en la comunidad cristiana a la nica Iglesia fundada por Jesucristo, para que ah viva la salvacin y el llamado que Jess le hace a participar en su misin. .

Oracin Inicialy y y y y

Colocar un Cirio grande y la Biblia al frente. Propiciar un ambiente que favorezca a la oracin. Prever las copias suficientes para los asistentes. Hacer la siguiente oracin a dos coros. Canto: Alma misionera.