Territorios de lectura (diseño de la experiencia)

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TERRITORIOS DE LECTURA El diseño de territorios de lectura constituye una oportunidad para integrar algunas líneas que interesan a la pedagogía de la lectura. Nos referimos, en este caso, a la conformación del canon escolar, al itinerario de lectura, a la historia personal de la lectura y a la integración de la lectura con otras disciplinas, a favor de algunas propuestas vinculadas con la vulnerabilidad, la necesidad de comunicación y a la urgencia de que el sujeto lector sea también un sujeto capaz de construir subjetividad desde la lectura. Llamamos territorios de lectura a los espacios que cada lector diseña, en un marco ficcional, para ubicar allí su historia lectora, las escenas de lectura vividas y las por vivir, las deseadas y las posibles de ser recorridas. Es una experiencia de integración de la palabra con el diseño, donde se necesita atención y concentración para recuperar la memoria, revisar el presente lector y proyectar el itinerario de lecturas personales y sociales. El desarrollo de la propuesta propone: -promover experiencias de producción de territorios de lectura, -establecer instancias de búsqueda y de reflexión, -acompañar la inserción de esta experiencia en ámbitos escolares y comunitarios. 1-Punto de partida: la memoria lectora/ la resolución de las consignas Tradicionalmente desde la pedagogía de la lectura, en las distintas prácticas de mediación se han incorporado algunos ítems para la formación del mediador. Uno de ellos es el de la historia lectora, la recuperación de la propia historia,

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TERRITORIOS DE LECTURA

El diseño de territorios de lectura constituye una oportunidad para integrar algunas líneas que interesan a la pedagogía de la lectura. Nos referimos, en este caso, a la conformación del canon escolar, al itinerario de lectura, a la historia personal de la lectura y a la integración de la lectura con otras disciplinas, a favor de algunas propuestas vinculadas con la vulnerabilidad, la necesidad de comunicación y a la urgencia de que el sujeto lector sea también un sujeto capaz de construir subjetividad desde la lectura.

Llamamos territorios de lectura a los espacios que cada lector diseña, en un marco ficcional, para ubicar allí su historia lectora, las escenas de lectura vividas y las por vivir, las deseadas y las posibles de ser recorridas.

Es una experiencia de integración de la palabra con el diseño, donde se necesita atención y concentración para recuperar la memoria, revisar el presente lector y proyectar el itinerario de lecturas personales y sociales.

El desarrollo de la propuesta propone:

-promover experiencias de producción de territorios de lectura,

-establecer instancias de búsqueda y de reflexión,

-acompañar la inserción de esta experiencia en ámbitos escolares y comunitarios.

1-Punto de partida: la memoria lectora/ la resolución de las consignas

Tradicionalmente desde la pedagogía de la lectura, en las distintas prácticas de mediación se han incorporado algunos ítems para la formación del mediador. Uno de ellos es el de la historia lectora, la recuperación de la propia historia, hecha de presencias y de ausencias, de libros leídos y de libros no leídos, de libros perdidos, otros hallados y otros, deseados.

La pedagogía de la lectura incluye también una pedagogía del deseo. En ese sentido el diseño de territorios de lectura permite generar un tiempo de concentración donde el lector irá anotando en un paisaje imaginario los libros leídos, los espacios de lectura de la propia historia.

Escribir sobre un plano ideal la propia historia lectora lo habilitará para traerla al presente todas las veces que necesita.

Generar un estado de concentración, para activar la memoria, será fundamental para poder luego diseñar el territorio.

(…) La memoria de largo plazo contiene todos los conocimientos, experiencias y saberes que almacenamos a lo largo de nuestra vida y resulta fundamental al momento de comprender. Sólo comprendemos aquello que podemos relacionar

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coherentemente con lo que ya conocemos, es decir, con aquel que tenemos en nuestra memoria de largo plazo.1

Se presenta entonces la siguiente consigna:

Te invitamos a que diseñes sobre el papel afiche un territorio imaginado donde puedas ubicar espacios de lectura recorridos en tu vida, nuevos espacios de tu presente lector y otros, de tu deseo.

Te invitamos también a que, a partir de los conceptos que tenés, puedas inventar un territorio donde, desde un pacto ficcional, solo esté habitado por lectores.

Sobre el papel que se le ha entregado al lector irán las huellas de la memoria, del recorrido personal donde estará también lo canónico escolar. Aparecerán los colores inundando calles, atajos, puentes, ríos que suben y bajan arbitrariamente, mares con y sin playa, ciudades imaginarias.

En ese sentido, a medida que avanza la experiencia se contribuirá al modelo de producción y se aportarán algunas imágenes de distintos pintores:

1 Magdalena Viramonte de Ävalos (COMP.) , COMPRENSIÓN LECTORA /Dificultades estratégicas en resolución de preguntas inferenciales, Ediciones Colihue, 2006

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Se leerán también algunos fragmentos de LAS CIUDADES INVISIBLES2 de Ítalo Calvino, recuperando el sentido de la creación, el modelo de escritura y la relación entre el viaje, la invención, los recordatorios y el final integrador.

Así, en LAS CIUDADES Y LA MEMORIA, leemos por ejemplo:

Partiendo de allá y andando tres jornadas hacia levante, el hombre se encuentra en Diomira, ciudad con sesenta cúpulas de plata, estatuas de bronce de todos los dioses, calles pavimentadas de estaño, un teatro de cristal, un gallo de oro que canta todas las mañanas en lo alto de una torre. Todas estas bellezas el viajero ya las conoce por haberlas visto también en otras ciudades. Pero es propio de ésta que quien llega una noche de septiembre, cuando los días se acortan y las lámparas multicolores se encienden todas a la vez sobre las puertas de las freidurías, y desde una terraza una voz de mujer grita: ¡uh!, siente envidia de los que ahora creen haber vivido ya una noche igual a ésta y haber sido aquella vez felices.

Cuántos permisos se ha tomado el autor, cuántos podrá tomarse el lector para diseñar su propia ciudad. ¿A quién mostrará esta ciudad? ¿Al gran Can? ¿A sus compañeros de viaje? ¿A su familia?

Siguiendo con la propuesta se les pedirá que incorporen algunos espacios sugeridos. Se enunciará así la segunda consigna:

Te proponemos que incorpores algunos de estos espacios y que se vayan integrando a tu territorio:

-Casas/-Almacén de palabras/Museo de la Lectura/-Galería de autores/Café literario/Sala de Lectores/Librería/Congreso /Recova/Plaza Mayor /Confiterías/Laboratorios/Sala de tejedoras de historias/Salón de recopilaciones/Campus/Clubes/Ministerios/Zonas de bibliotecas/Galpón de atriles/Predio de poemas inolvidables/Cenáculos/Espacios de memoria/Feria de la lectura/Muelle de los poetas/Embarcadero de cuentos/Gran teatro/Hospital de lecturas heridas/Torre de libros/Mundo digital/Galería de cuentos de terror/Gobierno de los clásicos/Zona de duendes y hadas/Campus de cuentos clásicos/Laberinto de palabras inconclusas/Península de finales/Acantilado de historias de amor/Colina de las tragedias/Formación de arrecifes de cuentos breves/-El huerto de relatos de tradición.

2 CALVINO, ÍTALO, LAS CIUDADES INVISIBLES, Siruela, 2012

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Se invitará luego a una muestra parcial de las experiencias. Los participantes van exponiendo, compartiendo lo realizado.

Se escucharán frases como “no sé dibujar”, “no me salió”, “acá quise poner…”, etc. Se reflexionará sobre esta primera parte del trabajo y se dará tranquilidad con el diseño. Estamos diseñando con los elementos que tenemos y se sostiene la consigna con la búsqueda de claridad.

Territorio de lectura: Librolandia

En el último tramo de producción diremos que cada uno aporte los elementos que considera que otorgan mayor claridad para que cualquier otro lector pueda conocer ese espacio y recorrerlo si lo considera necesario.

Se cerrará la consigna con la entrega de una instancia de reflexión antes de la muestra definitiva.

Te proponemos ahora que revises tu producción teniendo en cuenta las siguientes preguntas:

¿Cómo se llama esta ciudad?

¿Tiene un nombre que fácilmente permite reconocer que allí viven lectores?

¿Por dónde se entra?

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¿Hay recorridos internos? ¿Se comunican los espacios?

¿Hay organizaciones internas, horarios, admisiones, etc.?

¿Solamente hay libros?

¿Los lectores necesitan, además de libros, otros elementos?

¿Se incorporaron los espacios solicitados?

¿Se observa allí mi historia lectora, mi presente y mis deseos como lector?

Finalmente se colgarán todos los posters y se invitará a una reflexión integrando, a este espacio de creatividad, el campo teórico.

Cada autora explica el territorio que ha creado, y cómo recorrerlo

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Ciudad de Lectores

Ciudad de las palabras

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Ciudad de lectores

Ciudad pérdida de lectores

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2-Algunos ítems para la reflexión

La propuesta, que puede realizarse en distintos momentos, es decir, a lo largo de varias jornadas o como experiencia intensiva, permite algunas reflexiones.

2.1. La historia lectora: Es necesario acudir a ella y conocerla. Esa historia

constituye el punto de partida para que el lector/mediador se conozca. Revisar, por

ejemplo, el primer encuentro con un libro, las lecturas en voz alta que nos han

hecho, las narraciones, el ambiente de lectura o de ausencia de lectura en el que

vivíamos. Conocer los mediadores/facilitadores que tuvimos a lo largo de nuestra

vida, las decisiones que fuimos tomando. Asimismo, reflexionar acerca de la

lectura reparadora, saber si la lectura nos “sirvió” para aliviar penas, para dar

placer, para compartir, etc. Todos serán elementos que recogeremos para este

campo teórico. La reflexión se centrará en el ambiente de lectura, tal como señala

Aidan Chambers3:

La lectura siempre tiene que ocurrir en algún lado.

Y todo lector sabe que en dónde leemos afecta el cómo leemos: con qué placer,

disposición y concentración. (…) Pero no es sólo una cuestión de lugar, de

circunstancia. También es una cuestión de tener los libros que queremos, de qué

humor estamos, con cuánto tiempo contamos y si somos o no interrumpidos (…)

Estas son algunas de las cosas que nos influyen. Todas juntas forman el contexto

social de la lectura. Tomadas en su conjunto constituyen lo que yo llamo el

“ambiente de la lectura.

2.2 El itinerario lector y la intervención de lo canónico:

Hay un recorrido que se impone y que ya se ha fijado: alguien nos ha invitado a

leer en un orden determinado, primero un cuento, una canción, una poesía.

Después, ya en mundo escolar, fuimos atravesados por lo canónico, tal o cual libro

de tal generación, de tal grado cuando el contenido. Nuestra primaria, nuestra

secundaria, los “libros obligados” han dejado también huellas en nosotros. Los

mediadores escolares, ¿quiénes fueron? Preguntas tales como por qué leo, por

qué escribo, por qué me gusta un determinado autor incluyen esta reflexión, en

este campo. Dentro de este itinerario el autor del territorio de lectura anuncia

3 Chambers, Aidan, EL AMBIENTE DE LECTURA, FCE, Espacios para la lectura, 2007

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también lo que no leyó, aquello de lo que “zafó”. Compartimos con Pierre Bayar al

hablar de la biblioteca personal como Una biblioteca en que figuran desde luego

algunos títulos precisos pero que, sobre todo, está constituida, como la de

Montaigne, por fragmentos de libros olvidados y por libros imaginarios a través de

los cuales aprehendemos el mundo.4

Este itinerario nos llevará sin duda a la reflexión acerca de la lectura de los

clásicos. Así leemos a Gustavo Roldán5:

¿Por qué leer los clásicos?, pregunta y se pregunta Calvino en un brillante

análisis de los motivos que puedan justificar su lectura, y después de dar múltiples

argumentos termina con un argumento irrebatible donde se sintetiza todo lo que

no se puede decir pero que vale la pena:"Porque es mejor leerlos que no leerlos".

“Si los cuentos del mundo comenzaron con el Gilgameth, con un arca

repleta de animales, con Ulises por mares poblados de sirenas, y siguieron con

caballos voladores y alfombras voladoras y monstruos indescriptibles,

bienaventurados los chicos y los jóvenes que heredaron tanta hermosura.

Lástima para los hombres grandes que no la supieron guardar. Lástima

para el que perdió esa riqueza que nos abre un permiso y que nos incita a viajar

hasta los lugares más secretos del mundo, y de uno mismo, porque los ritos de

iniciación nunca se terminan. Y se olvidaron —ocupados en esas cosas llamadas

importantes—, de seguir buscando la felicidad.

Y de paso, también, se olvidaron de querer imponer la justicia y cambiar el

mundo. Se olvidaron de los deseos de "ser un bandido, estrangular corregidores

libidinosos, proteger viudas y ser amados por singulares doncellas".

De la misma manera en ese itinerario llegaremos a las lecturas para jóvenes, su

apropiación, lo que se debe leer, lo que no. En todos los casos, la lectura nunca

será inocente en tanto ha dejado huellas en nuestra historia, en nuestros días.

4 Bayard, Pierre, op.cit, pág. 895 Roldán, Gustavo, EL DÍA DE LA AVENTURA, http://www.imaginaria.com.ar/11/0/roldan.htm

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2.3. El presente de lectura y su futuro

Hacernos cargo del pasado y del presente son herramientas importantes para

quienes interesa la lectura; la toma de conciencia del origen, del punto de partida

permite analizar la proyección. Nunca como hoy ha sido tan necesaria la

habilitación de instancias de reflexión de la lectura para poder integrar y discernir

acerca de qué hacer con el estado actual de nuestros textos, palabras y voces.

En función de ese itinerario, de ese deseo y de las necesidades es posible

diagramar “territorios de lectura” a recorrer, a pensar. Interrogarnos sobre la

disciplina de la que hablamos y participamos es una esperanza posible de

proyección hacia un mundo donde la palabra esté más habilitada cada vez.

En el presente además se proponen los territorios como una experiencia de

socialización entre lectores. A propósito, Teresa Colomer6 señala:

Compartir las obras con las demás personas es importante porque hace posible

beneficiarse de la competencia de los otros para construir el sentido y obtener el

placer de entender más y mejor los libros. También porque hace experimentar la

literatura en su dimensión socializadora, permitiendo que uno se sienta parte de

una comunidad de lectores con referentes y complicidades mutuas.

Y agrega:

Posiblemente una de las causas de la resistencia a la lectura provenga de la

pérdida de las formas de lectura colectiva en las sociedades actuales.

Afirmamos que el territorio de lectura, desarrolla y contribuye a la formación de un

ambiente de lectura donde se pueden compartir experiencias paradójicas tales

como hablar de lo que no se ha leído.

Auspiciamos y valoramos el compartir historias que se han leído y aquellas que no

se han leído. Todas contribuyen al aumento de nuestro capital cultural:

6 Colomer, Teresa, ANDAR ENTRE LIBROS/La lectura literaria en la escuela, FCE, 2005

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Pierre Bayard (2008) en CÓMO HABLAR DE LOS LIBROS QUE NO SE HAN

LEÍDO7 avala de una manera contundente esa voz colectiva que circula y que

refiere a los considerados grandes libros. Es como si una constelación, utilizando

la metáfora que nos ocupa, de voces colectivas se propusiera sostener la memoria

de los grandes libros. Así dice:

Con todo, la mayor parte de las veces es así como accedemos a los libros.

Muchos de los libros acerca de los cuales hemos tenido que pronunciarnos, y que

han desempeñado, para algunos de nosotros, un papel importante en nuestras

vidas, no han pasado nunca por nuestras manos (aunque a menudo estemos

convencidos de lo contrario). Pero la manera en que los demás nos hablan de

ellos o hablan entre sí, en sus textos y en sus conversaciones, nos permiten

formarnos una idea de lo que contienen, e incluso formular un juicio argumentado

a su propósito.

3. La trasferencia de los territorios de lectura

Los territorios de lectura pueden transferirse. ¿A quiénes? En principio, si el

mediador docente vive la experiencia de producción podrá luego replicarla con los

estudiantes. Eso le permitirá saber qué huellas de lectura tienen, qué

combinatorias realizan para crear, cuál es su territorio de deseo y cuál es la

asistencia que puede brindar la lectura en espacios de vulnerabilidad.

Podrá tomar la experiencia para realizarla en una instancia personal, donde cada

uno tenga tiempo de mostrar su mapa, podrá ser un mapa compartido por la

familia y también podrá acceder a la formación de un territorio de lectura grupal.

¿Qué territorio desea este grado, este grupo de alumnos para sus lecturas? ¿Qué

espacio puede recorrer? ¿Es posible?

7 Bayard, Pierre, CÓMO HABLAR DE LOS LIBROS QUE NO SE HAN LEÍDO, Anagrama, Colección Argumentos, 2008

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Tomar el desafío sin duda nos hará entrar en una historia, como tantas otras que

hay en nuestro país, de respeto por el tiempo, la individualidad, la necesidad y la

fortaleza de cada lector.

Abramos las puertas, un espacio nuevo nos espera.

Lic. Prof. Silvia Paglieta

Coord. Región 2/ Plan Nacional de Lectura

Ministerio de Educación de la Nación