Tesoros bajo tierra. El encanto de las cuevas

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28 | ÉPOCA | [[[STRING1]]] [[[STRING2]]] [[[STRING1]]] [[[STRING2]]] | ÉPOCA | 29 ARTE NATURAL Tesoros bajo tierra ntroducirse en una cueva no es algo que se haga todos los días. Es una aventura que merece la pena aprovechar al máximo porque se da en un entorno completamen- te distinto al habitual. España tie- ne con la inmensa suerte de contar con una gran cantidad de grutas turísticas, muchas de las cuales se completan con centros de interpretación y museos que España cuenta con un inmenso patrimonio subterráneo, compuesto por más de 30.000 cavernas, una amplia representación de la variada geología de la Península y las islas. Cinco millones de visitantes de adentran cada año en ellas para disfrutar de sus enigmáticos rincones. María Cristina Martín incrementan los conocimientos de los visi- tantes. Cinco millones de personas se aden- tran en ellas cada año. Pero, además, exis- te otra gran cantidad de cavidades, que no son turísticas para garantizar su conser- vación o por su difícil accesibilidad. Las de este último caso se convierten en el paraíso de los amantes de la espeleología. Los visitantes están preparados en la en- trada de la caverna, dispuestos a vivir una experiencia emocionante que dejará hue- lla en su memoria. Con pasos lentos, sin prisas, para disfrutar al máximo del paseo subterráneo, van entrando en la cueva. De- jan atrás la luz exterior y se van adentran- do en un lugar de cierta oscuridad, a la que los ojos deben ir acostumbrándose poco a poco. Al comienzo de la excursión se puede notar cierta dificultad para respirar, ya que, debido a la profundidad de la cueva los nive- I EL ENCANTO DE LAS CUEVAS Sala de los lagos en el interior de la gruta de origen marino del Tesoro (Rincón de la Victoria, Málaga). ACTE

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España cuenta con un inmenso patrimonio subterráneo, compuesto por más de 30.000 cavernas, una amplia representación de la variada geología de la Península y las islas. Cinco millones de visitantes de adentran cada año en ellas para disfrutar de sus enigmáticos rincones.

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ARTE NATURAL

Tesoros bajo tierra

ntroducirse en una cueva no es algo que se haga todos los días. Es una aventura que merece la pena aprovechar al máximo porque se da en un entorno completamen-te distinto al habitual. España tie-

ne con la inmensa suerte de contar con una gran cantidad de grutas turísticas, muchas de las cuales se completan con centros de interpretación y museos que

España cuenta con un inmenso patrimonio subterráneo, compuesto por más de 30.000 cavernas, una amplia representación de la variada geología de la Península y las islas. Cinco millones de visitantes de adentran cada año en ellas para disfrutar

de sus enigmáticos rincones. María Cristina Martín

incrementan los conocimientos de los visi-tantes. Cinco millones de personas se aden-tran en ellas cada año. Pero, además, exis-te otra gran cantidad de cavidades, que no son turísticas para garantizar su conser-vación o por su difícil accesibilidad. Las de este último caso se convierten en el paraíso de los amantes de la espeleología.

Los visitantes están preparados en la en-trada de la caverna, dispuestos a vivir una

experiencia emocionante que dejará hue-lla en su memoria. Con pasos lentos, sin prisas, para disfrutar al máximo del paseo subterráneo, van entrando en la cueva. De-jan atrás la luz exterior y se van adentran-do en un lugar de cierta oscuridad, a la que los ojos deben ir acostumbrándose poco a poco. Al comienzo de la excursión se puede notar cierta dificultad para respirar, ya que, debido a la profundidad de la cueva los nive-

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EL ENCANTO DE LAS CUEVAS

Sala de los lagos en el interior de la gruta de origen marino del Tesoro (Rincón de la Victoria, Málaga).

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Esta disciplina es una gran descono-cida para el público en general pues se realiza bajo tierra, “una actividad deportiva con matices científi cos que se practica en plena naturaleza”, se-gún comenta Roberto F. García, es-peleólogo desde hace 31 años. Gra-cias a la gran riqueza en cuevas y a que no todas son turísticas, cabe considerar a España como un paraíso para la espeleología, “un deporte en el cual tenemos en España el autén-tico Himalaya”, dice Luis Jordá, que lleva 18 años practicando esta disci-plina. La espeleología como todos los de-portes de riesgo comporta una serie de peligros, por lo que es primordial que quienes se atrevan a practicarla hayan recibido formación técnica, va-yan acompañados y sigan unas nor-mas básicas de seguridad. Para las personas que todavía no han tenido la oportunidad de realizar espeleolo-gía los expertos recomiendan dirigir-se a un club y empezar a familiarizar-se con ella, pues está al alcance de cualquiera que esté interesado y se puede llevar a cabo en diferentes ni-veles de difi cultad. Entre los mayores atractivos se en-cuentra el hecho de explorar y des-

cubrir lugares donde nadie ha pisado antes. “Conocer lugares nuevos va in-trínseco con la naturaleza humana, y la espeleología me ofrece poder des-cubrir lugares diferentes de gran be-lleza muy cercanos a nosotros, pero a su vez tan distantes”, declara Rober-

to F. García. Esta disciplina posibili-ta que el que la practica se convier-ta a la vez en deportista y explorador, y disfrute de “una vivencia que no se puede plasmar en un papel. Tienes que experimentar ese conjunto de

sensaciones, ver con una tenue luz los espelotemas, los ríos, los pozos y las galerías de las cuevas que el pla-neta te ofrece”, afi rma Juan Carlos

López Casas, presidente de la Fe-deración Española de Espeleología (FEE) desde 1998. Provistos de casco, mono, arne-ses y demás equipamiento necesa-rio, adentrarse en una cavidad pro-voca toda una serie de sensaciones. Roberto F. García relata que supone “adentrarse en un lugar donde no lle-ga la luz y el silencio hace que el lati-do del corazón y la respiración sean los únicos sonidos”. Para Luis Jordá, la espeleología “es una actividad de cierto riesgo en la que te concentras en lo que estás haciendo, una mane-ra fantástica de relajarse y de evadir-se de tu vida cotidiana. Desconectas absolutamente de todo y luego está la convivencia, ya que te permite co-nocer a todo tipo de gente”. Por su parte, Juan Carlos López afi rma que le gusta la aventura y el desafío por lo desconocido que le ofrece la espe-leología, que sigue siendo una pasión para él. La invitación a descubrir esta fascinante actividad queda hecha. Acercarse a ella puede ser una expe-riencia asombrosa.

Espeleología: otra forma de hacer turismo subterráneo

TESOROS BAJO TIERRA

les de oxígeno son distintos de los de la su-perficie. Conviene no pasar por alto la reco-mendación de llevar ropa de abrigo, pues a medida que uno se va adentrando en el in-terior de la cueva empieza a sentir un frío húmedo que le recorre el cuerpo.

Caminando por la galería, el entorno sor-prende al visitante, que se convierte en un extraño dentro de ese hábitat tan distinto del que frecuenta en su día a día. Con cui-dado de no tropezar ni resbalar por las ro-cas humedecidas, el paseo sigue su curso. Una vez adaptados al ambiente de la cueva y grabadas en la memoria las primeras sensa-ciones, el visitante empieza a sentir se cómo-do. Las maravillas comienzan a presentarse ante sus ojos, estalactitas que cuelgan del te-cho y estalagmitas que surgen del suelo se-rán las vecinas constantes en su excursión a las entrañas de la Tierra. Estas formaciones

rocosas se producen gracias al depósito de minerales transportados por el agua que se filtra en la cavidad. Mirar hacia el techo cu-bierto de estalactitas puede deparar alguna sorpresa, como que le caiga alguna gota de agua, pues se encuentran en un proceso de formación continuo que no se detiene ante la presencia de desconocidos. España es un auténtico paraíso para el tu-rismo subterráneo, un país prolífico en cue-vas que cuenta con más de 30.000, aunque de ellas sólo se pueda acceder a una pequeña parte. Este es el resultado de la amplia histo-

ria geológica de la Península y las islas. Algu-nas grutas se abren al público por su interés arqueológico, ya que presentan muestras de arte rupestre, o bien geológico, pues poseen extrañas formaciones rocosas de gran belle-za. El territorio nacional es geológicamente favorable a la formación de cavernas natu-rales. Especialmente en Cantabria, Asturias, Levante y Andalucía encontramos infini-dad de paisajes denominados kársticos, tér-mino eslavo que significa “terreno pedrego-so”, en el que la acción del agua sobre rocas solubles como las calizas, dolomías y yesos

Las maravillas, esculpidas gota a gota »durante millones de años, se presentan ante los ojos de los paseantes

La impresionante Sala del Cataclismo en el interior de la cueva de Nerja.

Espeleólogos en el interior de la cueva de Pozalagua.

Hermosas estalactitas y estalagmitas en Mendukilo y formando un órgano en la sala romántica de Campanet.

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TESOROS BAJO TIERRA

ha dado origen a importantes redes sub-terráneas. Las cuevas kársticas son las más comunes, pero también hay cavida-des en rocas volcánicas destacables en el archipiélago canario, por ejemplo, la cue-va del Viento en Icod de los Vinos (Teneri-fe), o alguna originada por el mar, como la del Tesoro en Rincón de la Victoria (Má-laga), la única de este tipo en continente europeo y una de las tres que hay en todo el mundo.

Una inmensa riqueza“Las cuevas tienen un gran interés y una atracción sobre el público en general, en parte influenciado por esos millones de años en los que el hombre las ha estado uti-lizando como hábitat, para refugiarse a lo largo de la evolución humana”, afirma En-rique Díaz Martínez, responsable de la es-pecialidad en Patrimonio Geológico y Mi-nero del Instituto Geológico y Minero de España (IGME). Una gran riqueza que merece la pena conservar, pues los cambios climáticos quedan registrados en los espeleotemas, nombre científico con el que se denomina a los depósitos minerales que se forman en las cuevas y de los que las estalactitas y las estalagmitas son los más conocidos. De ellos se obtiene muchísima informa-ción que ayuda a los científicos a com-prender, entre otros aspectos, el cambio climático actual. “Si eso se pierde, es como si perdiéramos una biblioteca”, sentencia Díaz Martínez.

“El patrimonio subterráneo existente en España es enorme, relativamente bien conocido y aún poco valorado”, comenta Juan José Durán Valsero, presidente de la Asociación de Cuevas Turísticas de Espa-ña (ACTE). Precisamente para incrementar el aprecio de la sociedad por estos tesoros, muchas cuevas se convierten en turísti-cas. Esto puede llegar a ser un peligro para la propia cavidad si no se realiza de mane-ra sostenible porque “el patrimonio geoló-gico no es renovable”, como declara Díaz Martínez. Pero el turismo subterráneo no se convertirá en un problema para la salud de las cuevas si se realiza un estudio previo, se conoce bien su funcionamiento y se ges-tiona de manera eficiente, equilibrando la sostenibilidad socioeconómica con la ne-cesaria garantía de preservación.

Dentro de esta riqueza subterránea, además de las cuevas naturales en las que las estalactitas y estalagmitas consti-tuyen obras de arte que hacen las delicias de los visitantes, también existen otras que cuentan con el añadido de tener ma-nifestaciones artísticas de la Prehistoria. Entre ellas destaca la cueva de Altamira,

Patrimonio Mundial de la Unesco des-de 1985, declaración que se extendió en 2008 a otras 17 grutas de Asturias, Can-tabria y País Vasco, algo que no implica que sean turísticas.

La de Altamira es la cueva con pinturas prehistóricas por excelencia de la Penín-sula y sus bisontes son archiconocidos, auténticas muestras de arte rupestre con más de 15.000 años de antigüedad. Crea-ciones del Homo sapiens, anatómicamen-te idéntico al hombre moderno y con ca-pacidad simbólica, una cualidad de la que carecían sus antecesores los nean-derthales.

Convertir en turística una gruta no »supone un peligro para su conservación si se hace de manera adecuada

Arte rupestre, espectaculares »estalactitas y estalagmitas, ríos y lagos subterráneos son los tesoros a descubrir

El aislamiento que se da en la cueva es lo que ha permitido que las pinturas sigan ahí después de tanto tiempo, pero abrir-la al público no supone su deterioro, siem-pre y cuando se haga adecuadamente. El ejemplo de cómo no se debe hacer está pre-cisamente en Altamira, que se abrió a los vi-sitantes sin ningún tipo de control. Se pu-sieron en peligro las pinturas y tuvo que cerrarse al público para evitar su deterioro. La solución ha sido crear una réplica exac-ta, llamada Neocueva, para evitar destruir una manifestación de incalculable valor arqueológico, cultural y artístico. “Si hay que dar prioridad a algo, se da a la conser-vación; se hacen estudios de todo el medio ambiente de las grutas para conocer en de-talle el sistema subterráneo, porque cada una es distinta, y se ve cómo les afectaría la entrada de personas” declara Roberto On-tañón, director de las Cuevas Prehistóricas de Cantabria.

Cada una es únicaLa diversidad del patrimonio geológico es-pañol permite a los visitantes tener más de una opción a la hora de planificar su esca-pada subterránea. En el turismo bajo tierra cabe diferenciar las grutas que son turísti-

cas al uso “en las que prácticamente se pue-de entrar con mocasines”, como comenta el doctor ingeniero de Minas Luis Jordá, de aquellas en las que se puede practicar el lla-mado turismo-aventura, una actividad a ca-ballo entre la espeleología y el turismo que últimamente está bastante de moda. Así, unos se decantarán por recorrer algunas cavernas del norte de la Penín-sula, donde poder admirar las manifes-taciones artísticas de sus antepasados, como las ciervas rojas de la cueva de Co-valanas en Ramales de la Victoria (Can-tabria) o los conjuntos de grabados de la de Hornos de la Peña en San Felices de Buelna, además de las que son Patrimo-nio Mundial. Otros optarán por recorrer las Grutas de San José en el Vall de Uxó (Castellón) para navegar por el río subte-rráneo más largo de Europa, admirar las estalactitas y estalagmitas de la Gruta de las Maravillas en Aracena (Huelva), que hace honor a su nombre, o la Morada del Dragón en la cueva de Mendukilo (Nava-rra). Otra oportunidad será descubrir el espectacular lago Martel, que debe su nombre al padre de la espeleología mo-derna, Édouard Alfred Martel, en las cuevas del Drach (Mallorca), las más visi-

tadas de España, pero en las que “si te pa-ras un momento y te abstraes de la can-tidad de turistas que hay, se percibe una sensación fabulosa” afirma Jordá. Más de 100 kilómetros de cuevaEl visitante también puede visitar el au-téntico museo de espeleotemas de la ma-lagueña cueva de Nerja, o contemplar uno de los complejos kársticos más gran-des de España en la de Ojo Guareña en Me-rindad de Sotoscueva (Burgos), con 110 km de galerías, sólo superado por el Sistema de Mortillano en Soba (Cantabria), que al-canza los 115 km, equivalente a la distan-cia que separa Madrid y Ávila. En la cueva de los Enebralejos en Prádena (Segovia) se admira la Pared de los Colores donde los diferentes minerales han originado una singular gama cromática. La de El Soplao, uno de los principales focos de atracción turística en Cantabria, se permite practi-car los dos tipos de turismo antes señala-dos. Y en Carranza (Vizcaya) sorprende la cueva de Pozalagua, que posee la mayor concentración de excéntricas del mundo, un tipo de estalactitas que en vez de cre-cer hacia abajo, como las demás, lo hacen en varios sentidos.

Cada cueva tiene su particular tesoro que los visitantes pueden ir descubrien-do poco a poco. La lista es larga, pero la ex-periencia de adentrarse en este lugar os-curo, silencioso y repleto de maravillas para los sentidos merece la pena. Toda una aventura digna de disfrutar. n

Un rayo de luz en las

profundidades de Ojo Guareña,

en la provincia de Burgos.

Panorámica de las barcas

en el lago Martel de las cuevas

del Drach (Mallorca).

AC

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