TesorosYasuni

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17 No. 1105 • Septiembre 5 / 2013 www.vistazo.com Mónica Gordón Descubra los tesoros ENCIMA y NO debajo de la tierra YASUNÍ ¿ SIEMPRE CANSADO? Siria • Más allá del infierno El informante de WikiLeaks SALUD: Lo que puede haber detrás El asesinat o de la dirigente del Aucas Él se volvió ella

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No. 1105 • Septiembre 5 / 2013 www.vistazo.com

MónicaGordón

Descubra los tesoros encima y nO

debajo de la tierra

Yasuní¿SiemprecanSado?

Siria • Más allá del infierno

El informante de WikiLeaks

Salud:

Lo que puede haber detrás

El asesinatode la dirigente del Aucas

él se volvió ella

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Cinco tesoros que están sobre (y no bajo) el suelo del Yasuní

La cura contra el cáncer puede estar en el organismo de un sapo origi-nario del Yasuní. Un hongo asociado a un árbol de este bosque tiene propiedades que degradan el plástico. Cada hectárea de árboles capta del aire 150 toneladas de carbono: esto ayuda a mitigar el cambio cli-mático. Son las riquezas del Parque Yasuní.María Belén Arroyo • [email protected] / Fotos: Segundo Espín / Desde el Parque Yasuní, Estación Científica de la PUCE y Quito.

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Para la investigadora Miryam Rivera es un reto personal. Perdió a dos familia-

res cercanos por un cáncer y ella misma sufrió la enfermedad pocos años atrás. Su sueño es encontrar una cura: busca la respuesta en el organismo de anfibios. Ecuador tiene registradas entre 535 y 550 especies de anfibios, 135 viven en el Parque Nacional Yasuní.

Los primeros resulta-dos son concluyentes: la piel de ciertos sapos segre-ga sustancias (péptidos o cadenas cortas de aminoá-cidos) que tienen propieda-des antibióticas: destruyen bacterias y microbios.

Hay una explicación: los anfibios están prepa-

Anfibios y la cura contra el cáncer1

Anfibios. La piel de los an-fibios segrega sustancias (péptidos) que han probado en laboratorio combatir a mi-croorganismos, bacterias y eliminar células cancerígenas.

De la riqueza del Parque Nacional Yasuní se conoce menos del 10 por ciento. Esta fracción de especies investigadas encierra

un potencial incuantificable, en ámbitos tan diversos como la biomedicina, la reme-diación ambiental, el ecoturismo.

Ecuador tiene una pequeña porción de la cuenca amazónica del planeta, pero es una zona con características únicas: la cercanía con la cordillera de los Andes le otorga una configuración especial, explica Renato Valencia, director del proyecto Dinámica del Bosque del Yasuní.

El parque abarca 900 mil hectáreas en la cuenca amazónica. El proyecto Dinámica del Bosque estudia las especies vegetales (tallos desde 10 centímetros hasta tron-cos de dos metros de diámetro) en un cuadrante de 50 hectáreas. Con resultados sorprendentes. Hay 1.150 especies de árbo-les y arbustos, más que todas las especies de árboles de Norteamérica. Desde 1995, inicio del proyecto, los investigadores iden-tificaron 30 nuevas especies y dos géneros nuevos de árboles.

Yasuní, la porción de bosque más grande del Ecuador, actúa como reser-va de carbono, cada hectárea de selva capta 150 toneladas de carbono. Los

árboles lo receptan, y evitan que sea liberado a la atmósfera. Eso mitiga el calentamiento global.

¿Cuánto valdría el Parque? La economía actual busca la manera de expresar en ci-fras los servicios que presta un ecosistema al planeta. La selva es un ecosistema de provisión, explica Mauricio Vallejo, del Centro de Investigaciones de Citogenética y Biomoléculas de Anfibios de la PUCE. La deforestación podría causar pérdidas de servicios ecosistémicos que varían entre cinco mil y 15 mil millones de dólares, según Natalia Greene, de la coalición de la sociedad civil CEDENMA.

La Estación Científica Yasuní investiga desde 1994 la diversidad del parque. Fue adecuada sobre antiguas instalaciones pe-troleras, que el Estado entregó en comoda-to a la Pontificia Universidad Católica con fines científicos. Miguel Rodríguez y David Lasso, responsables de la estación, expli-can que los estudios demandan tiempo, paciencia y sacrificio. Trabajar en el campo en temperaturas que superan los 45 grados es extenuante. Pero la ciencia es un árbol de frutos dulces. Los estudios realizados a partir de especies colectadas en esta zona muestran que los principales tesoros del Yasuní están sobre, y no bajo, el suelo.

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rados para vivir en la tierra y en el agua. Su piel es húmeda y actúa como un órgano de respiración. Segrega sustancias para proteger el organismo y blindarlo frente al ataque de microorganismos.

Estas propiedades fueron aisladas en laboratorio. Desde el Centro de Investigaciones de Citogenética y Biomoléculas de Anfibios de la Pontificia Uni-versidad Católica, y junto con el Laboratorio de Microbiología de esa universidad, la experta estudió la efectividad de los péptidos, al compararla con la acción de 20 antibióticos con-vencionales de uso comercial. Los péptidos eliminaron bac-terias multiresistentes, capaces de sobrevivir al efecto de 17 de esos medicamentos.

Un efecto similar se obtiene al poner en contacto el péptido con células cancerígenas. La carga negativa del péptido se traslada a la célula maligna y la destruye. La investigación se centró en leucemias linfocíticas y mielocíticas, aguda y crónica. Según los primeros resultados, los péptidos destruyeron la membrana de las células malig-nas, dejando intactas las células

normales, algo impensable en un tratamiento de quimiote-rapia, que destruye por igual células buenas y malas. Los datos más esperanzadores se obtuvieron en cuadros de leu-cemia linfocítica.

Quizás no esté lejano el día en que el cáncer pueda ser curado con medicamentos sin-tetizados a partir de sustancias extraídas del cuerpo de anfi-bios. Podría ser un sapito del Yasuní el que defina la curación de millones de personas. “El potencial biomédico del Parque Yasuní es incuantificable, no hemos logrado estudiar todas las especies”.

Hongos que degradan el plástico2

Para los científicos no es nuevo que los hongos

tengan propiedades antio-bióticas, antimaláricas, an-titumorales. Pero, ¿hongos que degradan plástico? El hallazgo dejó perpleja a la comunidad científica inter-nacional, porque abre la posi-bilidad de reducir el impacto de los desechos sólidos de origen plástico en el planeta, que son contaminantes y lentos para degradarse.

El hongo en cuestión salió del Parque Nacional Yasuní, es parte de la colec-ción de 1.600 hongos crio-conservados que estudia el laboratorio de la Universidad Católica. El 40 por ciento de este grupo fue colectado en el Parque Nacional Yasuní.

Se trata de hongos en-dófitos, que se asocian y crecen en tejidos vivos, como troncos de árboles, explica la investigadora Alexandra Narváez.

El trabajo de los exper-tos consiste en aislar los hongos, identificar especies y cepas y descubrir sus po-tenciales. Ciertas especies degradan celulosa y pueden tener aplicación a nivel de biocombustibles.

“La cantidad de especies de árboles en Yasuní es muy grande, ahora pensemos que un hongo puede estar asocia-do con cada especie de árbol, conocemos muy poco sobre los endófitos, tenemos un universo por explorar”.

La experta explica que este tipo de investigaciones es de largo alcance. Identi-ficar una molécula nueva demora años y cuesta miles de dólares. La fase de inves-tigación y desarrollo de un medicamento sintetizado a partir de una molécula ve-getal puede tomar entre 10 y 15 años. Es un trabajo de paciencia y dedicación. Los resultados valen la pena.

LA inVes-tiGADorA Alexandra narváez con una muestra del hongo endófito y microscó-pico que destruye el plástico y que crece en un árbol que vive en el parque Yasuní.

Ecuador tiene entre 535 y

550 especies de anfibios. Solo en Yasuní viven 135,

la posibilidad de encontrar la cura definitiva al cáncer puede

estar en el Parque.

en LAborAtorio. mauricio Vallejo y miryam rivera son dos de los investi-gadores especializados en anfibios y sus alternativas a la biomedicina.

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Una cámara trampa hábil-mente camuflada en el

tronco de un árbol capta las imágenes de todos los anima-les que atraviesan el sendero, en el día y en la noche. La investigadora Julia Salva-dor, junto con David Auz y Francisco Naranjo, monito-rean la variedad de especies animales en el Yasuní. Sus hallazgos sorprenden, pero también preocupan. Hay es-pecies tan extrañas como un oso hormiguero gigante. Hay especies en peligro, como el jaguar que trata de sobrevi-vir en un medio amenazado

por la deforestación, la co-lonización y la competencia de indígenas que cazan las mismas presas que el felino emblemático del Yasuní.

En el parque están identi-ficadas cinco especies de feli-nos y un sinnúmero de ma-míferos, tan extraños como la guanta, el tapir o el pecarí. Pero cada especie cumple un papel en el ecosistema. El pecarí, que anda en manadas, se parece a un puerquito y es el alimento predilecto del jaguar. También es cazado por los waoranis. Cuando corre por la selva, en busca de

Una increíble botica en la selva

Animales que no conocemos4

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Yero Caiga Omaka es una anciana waorani del bos-

que. Vive en el Yasuní, y recuer-da que su esposo Tiwa era un guerrero que cuidaba su lanza de chonta. La usó algunas ve-ces, pero fue para defender la tierra de los extraños.

A la anciana le basta con caminar por los senderos para identificar cada especie de árbol y de planta. “Aquí está la ‘lengua de sapo’”, explica en su idioma materno wao-terero. “Con esta palma hacemos te-chos a nuestras casas”.

Un árbol con hojas abul-tadas y rugosas llama su atención. “Mi abuela tenía dientes hermosos y blancos hasta la vejez, ahora nues-tros hijos se lavan con pasta y tienen caries”.

Otro árbol tiene hojas que, en infusión, les curaban de las fiebres producidas por las

picaduras de insectos. Otro esconde bajo el frondoso follaje un nido de comejenes. Cada árbol es un or-ganismo vivo, pero alberga en su interior otros organismos.

El tronco de un árbol grande en Ya-suní puede alcanzar un diámetro de hasta dos metros. “Esto sig-nifica que le tomó al árbol varios siglos en crecer, a nosotros nos puede tomar pocas horas derribarlo y no reparamos en todas las es-pecies asociadas a él”, explica Renato Valencia, del proyecto Dinámica del Bosque Yasuní. El experto cita estudios de la cuenca amazónica brasileña, donde se hallaron árboles tan viejos que alcanzaron en promedio 700 años de edad.

No es descabellado pensar que los de Yasuní sean así de centenarios.

Hay una botica natural por descubrir en el Parque Nacio-nal Yasuní. Si la aspirina se produce a partir de la molécula de un sauce, tiene sentido pen-sar que en esta reserva natural hay cientos de medicamentos en potencia.

en LA seLVA. Yero Caiga explora los árboles del parque y reconoce a simple vista las distin-tas especies y sus propiedades medicinales. es un conocimiento ancestral que se extingue con los ancianos waoranis.

CoLoriDAs. Las mariposas son conocidas como tegantai por los waoranis del bosque húmedo tropical. Abajo, un ave en medio del follaje.

botániCo. renato Valencia dirige el proyecto Dinámica del bosque Yasuní, que desde 1995 identificó 30 especies y dos familias nuevas de árboles para la ciencia.

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lugares con concentraciones de minerales (saladeros), este ani-mal actúa como dispersor de semillas. Igual papel cumplen los monos. Al saltar de un ár-bol al otro, llevan semillas a lo largo de la selva. En la selva las especies no viven solas, están relacionadas unas con otras. La desaparición de una pone en peligro inminente a otras.

Julia Salvador se vinculó al proyecto de monitoreo de animales (cuyas siglas en inglés son TEAM), porque no tenía

idea de la variedad faunística en el Yasuní. “Nos enseñan en la escuela sobre leones, tigres, hipopótamos, esos son anima-les de la selva africana. Aquí tenemos especies propias, dis-tintas, lo primero que debe-mos hacer es conocerlas”. En una sola hectárea de Yasuní hay cien mil insectos. En el parque viven 28 vertebrados en peligro, según la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Natura-leza, UICN.

CámArAs-trAmpA. Julia salvador revisa las cámaras instaladas para monitorear a los animales del Yasuní.

eCoturistAs. Deborah Kahn y su hijo ornitólogo recorren el río tiputini, para avistar especies de pájaros únicas. Vinieron de ee.uu. para conocer esta reserva.

estuDios De CeDenmA. perder un ecosistema de selva podría costarle al país entre 5 y 15 mil millones de dólares.

tortuGAs ChArApAs. son importantes en la dieta de los waoranis y en deter-minado momento estuvieron a punto de extinguirse. Viven cerca de los ríos.

Hablar de la selva es una cosa. Vivirla es otra. El tu-

rismo hacia zonas ricas en diver-sidad es una fuente de ingresos. Costa Rica tenía un ingreso por habitante menor que Ecuador en 1950. Su economía se basa-ba, igual que la ecuatoriana, en exportaciones agrícolas de ba-nano, café y cacao. Desde 1952 inició un proceso de inversión en educación y salud, refiere el estudio “Yasuní-ITT, desde una perspectiva multicriterial”. Al promover la conservación de las áreas protegidas y el ecotu-

rismo, alcanzó un ingreso por habitante superior al ecuato-riano. Está entre los países con mejores condiciones sociales en América Latina. Según el docu-mento, el turismo genera el 5,7 por ciento del PIB y el 5,9 por ciento del empleo en Costa Rica. Esto equivale a 117 mil puestos de trabajo en un país con una población tres veces menor que la ecuatoriana. (En contraste en Ecuador el turismo genera 1,7 por ciento del PIB y 1,5 por ciento de empleo y representa 84 mil puestos de trabajo).

Deborah Kahn es una pro-fesora en el Colegio de Artes y Ciencias de la U. de Boston, en EE.UU. A inicios de agosto visi-tó la Estación Científica con su único hijo, especialista en aves (ornitólogo). “Nos vemos cada verano y vacacionamos en el lugar que él escoja. Es la tercera vez que viene al Ecuador, ahora busca especies de aves que so-brevivieron del Pleistoceno”, explica la norteamericana, en la embarcación que los lleva por el serpenteante río Tiputini. V

Industria sin chimeneas5

Este reportaje fue posible gracias al apoyo del proyecto "Capacitación de periodistas sobre temas del cambio climático", por convenio entre el Instituto Prensa y Sociedad (IPYS) y la Alianza Clima y Desarrollo (CDKN).