Texto conferencia. ¿Cómo mejorar el diálogo con nuestros hijos?
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Texto conferencia. Madrid Mayo 2014
¿Cómo mejorar el diálogo con nuestros hijos?
El diálogo es el principal cimiento sobre el que los padres construimos la
educación de nuestros hijos. Un diálogo que a lo largo de la vida adoptará
distintas formas y pasará por distintos momentos. Momentos de cercanía y de
lejanía, de armonía y de discusión…..
Lo que nunca debe cambiar, es pensar que siempre hay una posibilidad de
mejorar y crecer en el diálogo con nuestros hijos. Y que como ocurre con el
resto de las competencias emocionales, también se puede aprender a
dialogar mejor.
Algunas de estas claves para dialogar son:
1. Empezar a dialogar cuanto antes. En el diálogo con nuestros hijos no solo
es importante la calidad sino también la cantidad y por eso y desde que
son muy pequeños, tenemos que empezar a dialogar con ellos
adaptando el modo y los temas del diálogo a sus edad y a su
capacidad de comprensión, para evitar hablarles de cosas que todavía
no pueden entender.
2. Escuchar para entender y ser entendidos. Solamente entendiendo
primero lo que nuestros hijos quieren decirnos, es posible que ellos
entiendan lo que nosotros queremos decirles. Cuando focalizamos todo
nuestro diálogo en aquello que queremos decirles y que ellos tienen que
escuchar si o si…… lo más normal es que terminen por “desconectarse”.
3. Respetar sus tiempos. No siempre es un buen momento para dialogar y si
no estamos ante una situación “urgente”, es muy importante saber ver en
qué momentos suyos o nuestros (por cansancio, un mal día…..) es mejor
aplazar el diálogo para mejor acasión. Preguntarle a un niño pequeño
que llega agotado de una excursión….. ¿cómo te lo has pasado? puede
resultar frustrante y el inicio de una discusión…..
4. Todo diálogo aporta valor. No todo el diálogo que tenemos que
mantener con nuestros hijos tiene que ser sobre temas “importantes”. La
conversación sobre cosas superficiales, cotidianas…. También ayuda a
potenciar los lazos de unión que se generan en el diálogo.
5. Señales no verbales. No todo lo que nuestros hijos quieren decirnos lo
tramsmiten a través de la palabra. Sus gestos, emociones…. Son parte
de un diálogo que tenemos que aprender a interpretar. Y del que
también forman parte los silencios.
6. Empatía. Cuando diálogamos lo hacemos desde una situación personal y
un modo de entender la vida que solamente cda uno somos capaces de
entender en su totalidad. Cuando respondemos a lo que nuestros hijos
nos están diciendo desde nuestra realidad personal y no desde la
comprensión de la suya, lo más normal es que se levante un muro difícil
de superar.
7. Autenticidad. Detrás de nuestras palabras hay un proyecto vital con el
que nos hemos comprometido y que nunca debemos ocultar. Nuestro
diálogo siempre educa y más cuando lo hace desde la autenticidad de
unos valores que estamos obligados a transmitir y que nuestros hijos
decidirán en qué medida quieren interiorizar.
8. Saber dónde están los límites de un modo de diálogo entre “colegas”
que nos ofrece un modelo de cercanía y felicidad a corto plazo, muy
difícil de mantener cuando sea necesario incorporar los necesarios límites
que forman parte de la educación de nuestros hijos. Se puede dialogar
desde la cercanía y el afecto sin caer en el error de tratar de sustituir o
imitar un diálogo entre amigos.
9. Ser parte de un equipo. En el diálogo con nuestros hijos no estamos
solos… Madre – padre – escuela forman parte de un “equipo educativo”
cuyo discurso pierde fuerza cada vez que a través del diálogo transmiten
divergencias en aspectos claves de la educación como la formación en
valores.
10. Optimismo y confianza. Solamente desde un diálogo optimista es posible
educar a nuestros hijos en un sentido positivo de la vida que, sin
renunciar al realismo, les capacite para superar con éxito sus proyectos
vitales personales y profesionales. Un diálogo que les transmita
confianza en sus posibilidades y que genere un deposito emocional
conjunto al que aferrarnos en los momentos difíciles.
Cada etapa e la vida, niñez, adolescencia, juventud…. Nos exige un modo de
diálogo, lo que nunca cambia es la necesidad e importancia de dialogar con
nuestros hijos.
Jerónimo García Ugarte.