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T I P S P A R A S E G U I R L E Y E N D O

Octavio Paz, “El arco y la lira”, Fondo de cultura económica, Buenos Aires, 1972.

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Las reflexiones de Octavio Pazsobre el fenómeno poético, sulugar en la historia y, singular-mente, en nuestra época y ennuestra vida personal son enbuena parte el testimonio queel poeta da acerca de una cues-tión nunca dilucidada del todo.

Al preguntarse ¿qué es la poesía?, Octavio Paz res-ponde refiriendo la pregunta a otro ser, no menosenigmático: el poema. En la primera parte de estelibro, el autor examina la naturaleza del poema yhace un análisis de sus componentes: lenguaje, ritmoe imagen. El estudio del poema lleva a Octavio Paz a inclinarsesobre un nuevo problema: ¿En qué consiste la crea-ción poética, esto es, la creación de poemas? En lasegunda parte de su libro, Paz examina las diferenciasy semejanzas entre la experiencia poética y la religio-sa, dedica un capítulo al espinoso problema de la"inspiración" y concluye afirmando que la experien-

cia poética es irreductible a cualquiera otra. Tras estudiar el "decir poético" y su significación, elautor se plantea un nuevo problema: ¿cómo secomunica este decir poético? Paz afirma que elpoema es de naturaleza histórica; pero esta manerade ser histórica es paradójica, pues si bien el poemaconstituye un producto social, expresión de unaépoca determinada, también es una condición previaa la existencia de toda sociedad.La poesía consagra el instante y convierte el transcu-rrir histórico en arquetipo. A continuación, Paz exa-mina algunos ejemplos de "consagración" de la histo-ria por la poesía: el teatro griego -cuyo tema centrales el "sacrilegio"-, la novela y la poesía lírica de laedad moderna. Particular importancia dentro de lasideas del autor reviste esta última, pues constituye"una tentativa del verbo por encarnar en la vida".Luego de analizar la aventura de la poesía moderna ylas causas de su fracaso histórico, Octavio Paz ofrecesu idea sobre la función de la poesía en nuestraépoca.

Aldo Pellegrini, “Antología de la poesía surrealista” EditorialArgonauta, Buenos Aires, 2006.

La Antología de la poesía surre-alista de Aldo Pellegrini consti-tuye una obra imprescindiblepara el conocimiento del surre-alismo. La amplia selección, queincluye casi setenta poetas delas distintas épocas del surrea-

lismo, desde 1922 hasta 1961, es precedida por unestudio de las bases, orígenes y evolución del movi-miento, así como de sus diversas manifestacionescreadoras.

Sergio Andricaín y Antonio Orlando Rodríguez, “Escuela y poesía. ¿Yqué hago con el poema?”, Buenos Aires, Lugar Editorial, 2003.Colección Relecturas.

"En Escuela y poesía. ¿Y quéhago con el poema?, SergioAndricaín y Antonio OrlandoRodríguez se proponen desmiti-ficar el temor de los docentespara acercar la poesía a losniños. Como ellos mismos afir-

man, la poesía debe tener un espacio privilegiado en laescuela, porque ‘nos hace crecer espiritualmente, nosfertiliza, nos dimensiona como seres humanos, huma-

niza nuestros sentidos’.El libro aborda el tratamiento del género en la escuelay los caminos alternativos. La poesía oral y los textos deautor; las distintas formas de mediatizar la poesía en elaula, sin ’recetas’, sino con sugerencias acerca de eseencuentro entre obra y lector. Complementa el áreateórica una breve antología de referentes latinoameri-canos y un ‘menú’ de libros para niños, con recomen-daciones de títulos y autores de circulación enArgentina y Latinoamérica."

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E D I T O R I A L L

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S T A F Fgetruria

Revista independiente de literatura juvenil

Año 1 Número 3 Poesía, la presencia infinita

Primavera - Septiembre 2006

Ilustración de tapa:Séptuplo (1924) Autor: Xul Solar

DirecciónLic. Alicia Dieguez MaldonadoProf. Ángela Gentile

Colaboran en este númeroProf. Luis MaggioriProf. Mónica ClausProf. Guillermo PilíaLic. Laura KitzisProf. Gerardo BalverdeDra. Graciela PuenteProf. Héctor GhidiniMg. María Dolores DuarteProf.Vanessa DovilePaula Ansaldo Eleonora Sucharczuk

Invitado especialHoracio Castillo

AgradecimientosDiana BellesiAna Emilia LahitteMuseo Xul Solar

DiseñoGisel Helouani

Composición, armado e impresiónGráfica Segarot, Humberto 1º 2357,Buenos Aires. La tirada de la presente edición es de1.500 ejemplares.

Etruria recibe toda su correspondenciaen Uruguay 252 4º 16 (C1015ABF)Teléfono: 4963-4683e-mail: [email protected]

Suscripción anual (4 números)Individual: $20Institucional: $30

Propietaria: Alicia Dieguez MaldonadoRegistro de la propiedad intelectualNº498413

Etruria no se hace responsable de losartículos firmados. Queda totalmenteprohibida la reproducción total o parcialde los textos de esta revista sin mencio-nar su origen.

S U M A R I O4 La poesía en un mundo líquido

6 Odysseas Elytis, corresponsal del Egeo

8 Seducción de la angustia

9 Poesía sin red

10 La patria en la palabra. La poesía y los judíos

12 “Solo soy una poeta” Entrevista a Diana Bellessi

18 La poesía es un arma cargada de futuro

20 Qué hacer con la poesía en el aula

23 A quienes cuentan las sílabas con los dedos

25 Dos modos de la verdad: poesía y filosofía

26 A mi generación le robaron un poeta

27 Ana Emilia Lahitte, esa oscura parábola encendida

Ella canta en las alturas. Su tiempo se cuenta por instan-

tes en la sublime mirada de lo eterno. La poesía transita las

bocas, rueda entre los párpados cerrados del último silencio y

asciende por las venas erráticas de los desterrados celebrando

cada invocación.

Entrar a su reino es morir tantas veces como la palabra

lo crea. Ser herido por sus garras de cuarzo es intentar el abis-

mo por única vez y suspenderse en la red de los que sostienen la

extrema belleza de lo terrible.

Etruria decide caminar junto a los trashumantes, ence-

rrarse en las noches con lentitud de estrella y dejar que el verbo

nos convierta en astros.

La palabra se aloja y desaparece, crece en paladares y

navega a mar abierto, sin rumbo, descarnada, vital y desmem-

brada de los aduladores.

La poesía se instala única y perdurable y nos multiplica en

todas las noches donde el silencio nos invade de ausencias.

Alicia Dieguez y Ángela Gentile

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O P I N I Ó N

“Un apretón de manos vale más que cualquier poema.Y, sin embargo, la poesía es un absurdo tan indispensable comoel aire que respiramos, como la redención que probablementenunca llegará.”

George Steiner

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La poesía en un “mundo líquido”

1. Imágenes cotidianasViajamos en subte y observamos a los jóvenes enviar

mensajes de textos. ¡Qué rapidez tienen en sus dedos!Cómo se comunican, todo el día, en la inmediatez.

Miramos con atención una pantalla donde dos o máschicos están chateando: el lenguaje que manejan, mez-cla de signos y símbolos, los colores en la pantalla, lascanciones o fragmentos de poesías o de frases queadjuntan al nickname expresan, generalmente, sus esta-dos de ánimo.

Fotolog de un grupo de egresados de séptimo grado,la imagen podría repetirse en un grupo de egresados dela escuela media: mensajes de despedida, fotos de losprofes, fotos de ellos, “posteos” derivado de “post”, brevemensaje que se deja en la foto emitiendo alguna opinión,recuerdo, pero sobre todo, sentimientos.

Abrimos nuestras casillas de correo electrónico a dia-rio: algunas veces por motivos laborales, otras, por cues-tiones personales. A veces padecemos “el síndrome de labandeja vacía”: no nos han respondido.

2. Vivir en un mundo líquidoTodas estas imágenes las vivimos a diario. Todos

corriendo, unos más rápido en las grandes urbes, otrosun poco más despacio porque la vida en algunas ciuda-des de interior es aun un poco más tranquila, pero más omenos, todos tenemos un ritmo parecido.

El mundo que nos ha tocado transitar es así; talcomo dice Zygmunt Bauman(1) la modernidad líquida,como los fluidos, ocupa espacios permanentemente,cambia de forma. En tanto los sólidos tienen una claradimensión espacial, neutralizan el impacto y disminu-yen la significación del tiempo, los fluidos no conser-van su forma por mucho tiempo y están dispuestos acambiarla.

En este mundo la tecnología ocupa un importantelugar. Los jóvenes están mucho más cerca de la escritu-ra- aunque sea acotada y plagada de símbolos -de loque, seguramente, estuvo nuestra generación. Los jóve-nes expresan por escrito, todo el tiempo, sus estados deánimo y sus sentimientos. En el tiempo de la liquidez,¿queda espacio para la poesía?

3. Leer poesía en un mundo líquido“La poesía revela este mundo, crea otro.Pan de elegidos, alimento maldito.Aisla. Une.” Octavio Paz

La poesía forma parte de la estructura humana ycomenzamos a conocerla desde el vientre materno. Elritmo de los pasos de nuestra madre al caminar ya formaparte de nuestro sentir poético. Y esto seguirá siendo asíen tanto el mundo fue sólido o sea líquido.

Nuestras primeras canciones de cuna y las primerasrimas que cualquier madre crea o re-crea para jugar consu niño o niña son la primera aproximación a la poesía.Después, a medida que vayamos creciendo, apareceránotras como las canciones, los juegos en el patio de laescuela, las rimas que hacen los chicos para jugar y hacerpalmas, entre muchas otras.

¿Qué ocurre luego? El placer por la poesía se pierde.Si es así, la escuela tendrá que asumir su responsabilidad.Y más que la escuela que es un ente demasiado abstrac-to, los docentes que la habitamos.

La poesía perturba. De eso no cabe duda. Y todo loque perturba a veces no tiene espacio en la escuela. ¿Quése puede hacer con el poema? Lo mismo que uno hacecon un rayo de sol en un día frío: disfrutarlo.(2) Y conrespecto al disfrutar, en una sociedad líquida, dondetodo pasa de moda rápidamente, porque mañana saldráotro modelo de cámara digital superior al que nos com-pramos ayer, cómo permitirnos disfrutar.

¿Qué dimensión queda para ese espacio único que seda entre el texto poético y el lector en un topos o lugarde encuentro que es una realidad compartida? Ese even-to que ocurre a la comprensión del lector dentro delámbito de la apropiación del texto. (3)

Dejarlo fluir como una pulsión. Como dice Octavio Pazla poesía es conocimiento, salvación, poder, abandono.

4. Los espacios de la poesía¿Por dónde circula hoy la poesía? Por la vida misma.

Pero si de circulación editada se trata, circula entreproductores de poesía, ignotos o conocidos, por genteque asiste a talleres de poesía y quiere leer qué sale, qué se edita, y por lectores refinados. No sólo circula en

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O P I N I Ó N Lsoporte libro sino también en CD. Consultados doslibreros(*), de esos que conocen el tema acerca del cualle estamos preguntando y también conocen los libros ysu lugar en las librerías, ambos nos hablaron de muchapublicación, ediciones pequeñas pero variadas, y de unconsumo que no es masivo, sino más bien de un sectorpequeño de lectores.

No obstante si bien el número de lectores es peque-ño, lo es en comparación con la literatura masiva, estedato no es menor, ya que el número final no es “tanpequeño”.

Entonces, en el mundo líquido, la poesía circula, fluye,es una posibilidad abierta a todos. Habrá, indudablemen-te, “comunidades de ocasión” que son aquellas que, segúnBauman (4) se originan en torno a eventos, ídolos, pánicosy modas. Pero como la poesía nos trasciende, más allá delautor de moda o más vendido, quien se acerca al espaciode la poesía, lo habita para siempre. Sobre todo si los invi-tados a habitar ese espacio son adolescentes y jóvenes. Porsupuesto, que el primer acercamiento de éstos a la poesíaes mediante el rock o la música en general, pero cuandoun profesor que ama la poesía se las aproxima, los chicos

gustan de ella. Sólo debemos animarnos a correr los velosy los prejuicios, y a vivir la experiencia poética como unarevelación de la condición humana, esa que aún el mundomás líquido no va a poder quitarnos.

Alicia Dieguez

CITAS BIBLIOGRÁFICAS:

(1) Bauman, Zigmunt: “La modernidad líquida”, Fondo CulturaEconómica, Buenos Aires, 2003.

(2) Andricán Sergio y Rodríguez, Antonio Orlando: “Poesía y escuela.¿Y qué hago con el poema?”, Lugar Editorial, Buenos Aires, 2003.

(3) Barroso, José “Sobre la comprensión poética”, Antonio MachadoLibros, Madrid, 2000.

(4) Bauman, Zygmunt: “Amor líquido”, Fondo de Cultura Ecónomica,Buenos Aires, 2005.

(*) Las librerías consultadas fueron “Librería Paidós del Fondo”,Santa Fe 1685, Capital y Librería Gandhi, Corrientes 1743.

Dedico este número de Etruria a Adriana Rendónde López Mato quien nos dejó el pasado 12 de agosto.

Queda con nosotros su recuerdo, su amor por laliteratura y la pasión que transmitía en cada una desus clases.

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A P R E C I A C I O N E S D E U N A L E C T O R A L

Adolescencia y poesía- ¿incompatibles? Sólo a simplevista. Quién sino la poesía para acompañar esta etapa detransición. Quién sino un género que tiene un poco decada género.

En un mundo de limitaciones y exigencias, la poesía sepresenta como una puerta abierta sin más condicionesque el deseo de entrar a un mundo diferente.

Elijo este género en donde los versos son más quepalabras agrupadas, y los poemas no son sólo estrofasordenadas. Cada lector rescribe lo que lee, cada unoprotagoniza el poema y revive los sentimientos que allídescansan.

En la poesía no existe ficción o realidad, sólo hay unatotalidad, un conjunto que no se puede separar. Cadapoema guarda en su corazón miles de significados, quevamos descifrando con el correr de los años; es por eso queno hay fecha de vencimiento, no importan las modas o elmomento del año ya que siempre es tiempo de poesía.

Prefiero esta manera de escribir y de concebir la vida;este universo en donde la primavera convive con el invier-no y la nostalgia se ríe de la melancolía, y la melancoliarecuerda el olvido. Opto por sus fronteras invisibles levan-tadas por metáforas e imágenes, colores, olores y sonidosformados tan sólo por palabras. Es imposible no asombrar-se al encontrarse frente a un mundo tan frágil y sinembargo tan indestructible como la poesía. Su lucha con-tra la fugacidad es eterna, sus representantes son los más

fieles defensores de una vida hecha de todas las otras. Creo que la poesía es el mejor ejemplo del sentido de

continuidad, de construcción constante : un lugar sin espa-cio para la competencia; eso es algo que me motiva a norenunciar, a no perder la esperanza, a despertarme cada díarecordando el anterior.

La llegada de la poesía a mi vida es difícil de describir.Creo que a todos a los que se les presenta les sucede lomismo. Sin darnos cuenta, sin entender cuándo o cómo ledamos la bienvenida a esta manera de percibir nuestroalrededor.

Los diferentes autores nos deleitan con su lluvia demetáforas al ritmo de una métrica libre y melodiosa. Sinquerer nos vemos envueltos en un viaje que atraviesatodos los sentimientos, todas las etapas y los miedos delhombre.

Es tanta la libertad que vive en la poesía, tan amplia lagama de sensaciones, de escritores y de recursos que se des-pliegan y se alejan pero no dejan de coincidir en lo funda-mental: la esperanza y la trascendencia. Esperanza paracreer, para continuar, trascendencia para crear, para marcarlas huellas en las que mañana alguien mas pueda caminar.

La poesía vive en un eterno presente, en la inmortalidadde cada persona que al leerla la revive y la vuelve a crear.

Eleonora Sucharczuk - 17 añosAlumna de 4to año

Escuela Superior en Lenguas Vivas Sofia B. de Spangember.

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C R Í T I C A

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Descubrí la poesía de Odysseas Elytis, a mediados dela década del sesenta, en el libro La literatura griegamedieval y moderna de José Alsina y Carlos Miralles. Enel capítulo XVI los autores se preguntaban: “¿Qué pano-rama literario se nos ofrece en 1966?” Y, al hablar de lapoesía, citaban entre otros a Ritsos, Engonópulos,Vretakos, Varvitsiotis y Elytis, a quien calificaban como“el mayor representante de la generación posterior aSeferis”(1). En la antología que cierra la obra se incluíaun fragmento del poema “Imagen de Beocia”:

Aquí donde la mirada sopla sobre las piedras y los áloes,aquí donde se sienten los pasos profundos del tiempoy donde grandes nubes extienden estandartes de orosobre la metopa del cielo,dime de dónde partió la eternidad,

dime cuál es el signo de tu dolory cuál es el destino de la eleminta.

Este acento, excepcional en la poesía griega, mesedujo, y a través de un librero de la isla de Quíos-queme surtía en la materia-pude proveerme de los grandespoemas de “Orientaciones”, “Sol el Primero”, “Dignumest”. Cada libro era una revelación. Elytis, al fundir la tra-dición griega con el surrealismo, había potenciado ellirismo a extremos no vistos. Es verdad que otros poetasgriegos, como Nikos Engonópulos o Nikos Gatsos, tam-bién experimentaron la influencia surrealista y lograroninteresantes resultados. Pero en el caso de Elytis no setrató de una adhesión ortodoxa, de una liberación esté-tica del inconsciente, sino de la adopción de recursosdestinados a ensanchar la conciencia, su capacidad parapercibir lo bello. En 1969 yo había hecho mi primer viajea Grecia y ahora, en los versos de Elytis, podía revivir elmisterio de la luz, la transparencia, lo que el poeta lla-maría “metafísica solar”:

Ahora tendré a mi lado un cántaro de agua inmortalLa forma del viento que sopla librementeY tus manos aquellas donde será torturado el Amor,Y aquel caracol donde resonará el Egeo.

Elytis era, fuera de su lengua, desconocido, o por lomenos un poeta secreto, de manera que en 1979, cuan-do le otorgaron el premio Nobel de Literatura, unospocos conocíamos-aquí, en la Argentina-su magnitudlírica. Precisamente, para contribuir a ese conocimiento,publiqué en el suplemento literario de La Prensa un artí-culo que incluía, además de una vieja foto, dos poemastraducidos por Constantino Courouniotis. Poco después,como en el copyright de uno de sus libros tenía una direc-ción ( que supuse era la dirección del autor), plegué lapágina con mi nota, escribí en una tarjeta “Muchos salu-dos” y puse el sobre en el correo. Por supuesto, desconta-ba que mi envío se perdería en el fárrago de correspon-dencia de un flamante premio Nobel. Pero también pen-saba que, si por casualidad llegaba a sus manos, le alegra-ría saber que en un país lejano alguien amaba su poesía yse había preocupado por celebrar el galardón. Por eso misorpresa fue mayúscula cuando, unas semanas después,recibía la siguiente esquela manuscrita del poeta:

Odysseas Elytis,corresponsal del Egeo

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Atenas, 5 de marzo de 1980Querido amigo:Dos palabras solamente-cuanto me permite el

tiempo-para agradecerle que haya escrito el hermosoartículo sobre mí y haya tenido la bondad de enviár-melo. Me ha emocionado mucho. Y le estaría reco-nocido si me informa acerca de alguna otra publica-ción en la Argentina.

Con mi sentimiento más cordialO. Elytis

Esta misiva, que a pesar de su brevedad trasciende lamera cortesía, revela el espíritu del poeta. Su gesto, alcontestar de su puño y letra el envío de un lejano lector,exhibe, además de auténtica humildad, una generosagrandeza. Tales rasgos, que me conmovieron profunda-mente, se repitieron por distintas circunstancias en elcurso de los años. Así, ya en trámite mi traducción devarios de sus poemas, le pedí autorización para publicar-los, aclarándole que la edición no tenía carácter comer-cial y era a mis expensas. El 6 de octubre de 1980, encarta esta vez mecanografiada, me informaba que yahabía cedido los derechos para otra traducción y, denuevo en el colmo de la gentileza, agregaba:

Lo lamento pero no sabía con exactitud sobre susproyectos. Desearía que salieran los dos libros si los edi-tores no tienen inconveniente. ¿Tal vez pueda encontraruna solución?. De todos modos, le agradezco su esfuer-zo y su interés. Y espero sus noticias”.

El libro, casi una plaquette, se publicó en 1982 (2) y,no sin cierta inquietud, se lo envié a Elytis. La respuestano se hizo esperar:

23. I. 83Amigo H. Castillo:Me deparó una sorpresa muy grata, y no sé como

expresarle mi reconocimiento. Estimo especialmentelos actos desinteresados que muestran sólo amor.Amor a la poesía-a la poesía griega-, algo tan raroen nuestros días. Si hubiera hombres como usted entodos los países-la suerte de las letras neohelénicassería distinta. Hágame el favor de enviarme 4-5ejemplares para mi Archivo y para las bibliotecas.

Y permítame darle las gracias y estrecharle lamano.

Con afectoO. Elytis

Unos años después, en 1987, volví a escribirle, ahorapara pedirle-porque desde aquí me resultaba difícilobtenerla-su versión de Safo (3). He aquí la respuesta :

18.6.87.Querido Sr. Castillo :Muchas gracias por su gentil carta como también

por la crítica que me envió, una de las más i nteresan-tes y justas, estimo, que se han escrito. En cuanto aSafo, me emociona su interés. Me ocuparé para queIkaros le envíe un ejemplar. Si quiere sumergirse enmi presentación, puede hacerlo. Pero tenga en cuentaque en el reordenamiento de los fragmentos que se hansalvado, no sigo la (científicamente correcta) de losfilólogos, sino mi propia composición. Y esto para qui-tarles (hasta donde es posible) su estilo fragmentario,y llevarlos más cerca de la sensibilidad contemporána.Le agradaceré mucho tener noticias suyas.

Con mucho afectoO. Elytis

Lamentablemente, en ocasión de mis viajes a Grecia,no me fue posible encontrarlo, de modo que tuve queconformarme con pasear cerca de su casa, en el elegan-te barrio de Kolonaki. A veces, sentado en una de lasconfiterías que colman las anchas aceras, o de pasohacia el monte Licabeto, me parecía que iba a verlo apa-recer en cualquier momento por la calle Skufás. Pero, deuna manera u otra, a través de los años, Elytis siemprefue para mí una presencia (en su sentido etimológico: depraesum, estar delante).Y un día, cuando Nina Anghelidisme trajo de parte del poeta un ejemplar dedicado de lasElegías de Oxópetra, sentí como si al fin nos hubiéramosencontrado, como si tendiéndome la mano me hubieradicho: ¡Mi querido amigo! Y yo, con un dejo de inmorta-lidad en el corazón, hubiera respondido: ¡Señor Elytis,mucho gusto!.

Horacio Castillo

Horacio Castillo (Ensenada, Buenos Aires, 1934) Su obra poé-tica comprende los siguientes libros: “Descripción” (1971), “Materiaacre” (1974), “Tuerto rey” (1982),”Alaska” (1993); “Los gatos de laAcrópolis” (1998); “La casa del ahorcado/Obra poética” (1974-1999); “Cendra” (2000); “Antología poética” (2000), “Música de lavíctima y otros poemas” (2003) y “Mandala” 2005. También ha rea-lizado las siguientes traducciones del griego: “Epigramas deCalímaco” (1979); “Poemas” de Odiseas Elytis (1982); “Seis poetasgriegos: Kavafis, Seferis, Ritsos, Elytis, Vretakos, Varvitsiotis (2000)entre muchos otros. Asimismo, ha publicado los siguientes traba-jos: “Estudio preliminar de Páginas de Alberto Girri seleccionadaspor el autor (1983); prólogo de “Aldea millonaria, de EnriqueRoncan (1994); Ricardo Rojas/Biografía (1999); “Darío y Rojas/Unarelación fraternal” (2002); “La luz cicládica y otros temas griegos”(2004). Es miembro de número de la Academia Argentina de Letrasy correspondiente de la Real Academia Española.

Odysseas Elytis, nació en Heraclion, Creta, en 1911 y murió enAtenas en 1996. Ganador del Premio Nobel en 1979. Entre su vastaobra poética pueden citarse: Orientaciones, 1940; Sol Primero,1943; To axion estí (Dignum est), 1959; El monograma, 1972; Las Rde Eros, 1972; Elegías de Oxópetra, 1991.

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Leer la poesía de AlejandraPizarnik tiene de aventura en la tra-vesía por los caminos de su magia.

Si bien todas sus creaciones lle-van el sello de sus rasgos de estilo,concentraré mi cometario en uno desus libros, ”Árbol de Diana”(1962)que me sedujo desde el asombroante una voz, que, desde entonces,se hizo mi compañera.

En ocasiones el título de unaobra es la instancia donde el signifi-cado se concentra. En esta textuali-dad, “Árbol” ofrece su polifonía parala interpretación simbólica: es ori-gen, centro del microcosmos lírico;une lo subyacente con lo evidente ycon el sendero que el yo transitapara superar los límites terrenales.

En cuanto a las modulacionesderivadas del mito de Diana, elegire-mos la valencia interpretativa de “laque alcanza lejos”, poder que seobserva en Alejandra. Ella es un per-sonaje de la noche; su esencia es lacontradicción; es posible asociarlacon la luna, en cuanto a la situaciónde solitaria hechicera; es la niña, laextranjera, la sonámbula. Escribe

pero oculta; es la que se aterrorizade ser la otra, ese doble extraño quetambién puede ser su mismidad:

“El poema que no digoel que no merezco.Miedo de ser doscamino del espejoalguien en mí dormidome come y me bebe.”

Alejandra emerge desde la breve-dad intensa de sus poemas, donde seplasman ámbitos de conjeturas;donde las reiteraciones subrayan lavolubilidad del tiempo y la impoten-cia humana. Va enlazando paradojas,funda nombres para designar lo queaún no existe, acomete con precisosdesvíos gramaticales y substantivizalas partículas lingüísticas. Se adjudi-ca una errabundia entre estrellas ysombras.

Alterna las afirmaciones con eldesamparo vital de una criatura, ellamisma, en duermevela, alucinada,que experimenta con sus deseos yfrustraciones, para pulsar la palabraque se vuelve metáfora del abando-no y los vacíos:

“ explicar con palabras de este mundoque partió de mí un barco llevándome”

Imposibilidad insuperable en estaextranjera de un oficio, que según suapreciación no acaba de lograr, sinoentre espacios de la nada.

Ella contempla el avatar de lascrisis, se lamenta ante funerales deanticipo, en los cuales el espejo, lahoguera son refugios crueles que sevuelcan en la escritura de la ausencia.

Alejandra se adhiere al poemaque manipula los absurdos sin solu-ción. Inventa regresos a lo mágico, al

paraíso perdido de la transparencia,para que, como rescate, las palabrassean, rediman.

Pero nos entrega su noción deirredenta pérdida, el advenimiento delcaos de la contingencia. Sus pregun-tas no tienen respuesta, como lanoción de ajenidad, extrañamientoque se despliegan en el páramo delsilencio, donde reina la plenitud de laangustia. Angustia que nos envuelve,irresistible, sin que podamos resolversus agonías, su orfandad, padecimien-tos que nos transfiere, que son nues-tros, en el acontecer de su lectura, quenos puebla

Graciela Susana Puente

Graciela Susana Puente. Doctora en Letras.Profesora en diversas universidades ha sidoinvitada a desarrollar cursos y participar encongresos en España, U.S.A., Suecia, México,Uruguay, Paraguay, Venezuela, Puerto Rico.

Su obra ha sido premiada por SADE, Gentede Letras, Corona de Eistedfood, Pcia.deChubut, Pcia. de San Luis, Instituto “Tozai”,Municipalidad de Morón.

En poesía ha editado dieciséis libro; enprosa ensayística quince títulos y cuatro obrasteatrales.

Su tesis doctoral abordó la obra de MiguelHernández.

C R Í T I C A

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Seducción de la angustia

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D I D Á C T I C A L

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Se pueden buscar metáforas y nohablar de poesía. Se pueden contarsílabas y no hablar de poesía. Sepuede desventrar un verso y nohablar de poesía. Se puede leer: luna,pájaro, hombre, vida, árbol, maripo-sa… y no hablar de poesía.

A veces, en las aulas, descubrir lapoesía en otros lugares hace que larespiremos fuera de los versos.

Si el lenguaje es la gran metáfo-ra, si es la constante y gran repre-sentación a través de la cual deci-mos, nos dicen y somos dichos ¿nohablamos de poesía? Cuando los per-sonajes de un cuento, de una novelao las voces narradoras respiran entrerenglón y renglón eso que no pro-nuncian ¿no es poesía?

Creo (con toda mi posibilidad deerror) que no debemos dar por sen-tado que porque no hay un verso nohay poesía (y viceversa). Optar por lacostumbre de dar poesía sólo en elpoema y enclaustrarlo en un género,la reduce. Una pecera no puedehablarnos del mar. Acaso ¿no es lapoesía la que nos conmueve en cual-quier tipo de discurso?

A veces la didáctica se vuelveindecente cuando exclusivamentecon recursos literarios, pretendeexplicar aquello, que es lo más pri-mitivo y puro del hombre. Si nues-tros sentidos están fuera de lugar lapoesía no se verá, pero será justa-

mente ella la que quite el anestési-co a nuestra percepción. Y allí en lalectura o en la escritura, manos yojos podrán detenerse a sentir elsilencio de nuestros propios senti-dos para que resuene la palabracomo una soberana en su imagen.

La poesía sucede. Nos sucede.No cuenta ni narra. Es verdad, apa-rente o no. Acaso, la verdad ¿no seenmascara? Está en cada ojo verle elrostro. Cuando la respiración de unpoema deambula un aula, y pueblalas soledades de los que estamosallí, sucede algo que nunca se lleva-rá a examen. Cuando luego de unalectura los adolescentes aplauden ose empieza a llenar de significadosel silencio, hay una bienvenidaimplícita que no responde, porquealgo empieza a transformarse enpregunta.

El amor, la vida y la muerte sonlos tres temas básicos en la creación,dicen los grandes poetas. Creo quetodo lo que no hay escrito alrededores lo mismo y allí estamos los lecto-res, ocupando entrelíneas, puntos yaparte, paréntesis. Sólo por temor ypor temblor, sugiero, no ocupemos elpunto final.

Mariposa de Noche es un poemadel libro Cortar por lo sano de JuanOctavio Prenz, poeta argentino.Desde hace años, leo este poema enlas aulas:

Mariposa de noche.La miro girar solitaria y alocada en torno a mi lámparaMe distrae y me impide tomar la pluma.

Hoy ha nacido y hoy moriráajena a cuanto me sucede

Soy el único testigo de su vida

Cada tanto hace una pausa como si quisieraposarse sobre mis papelespero desconfíaTengo medios eficaces para abreviar su única jornada

Nada y todo nos une en esta triste noche mía

Renuncio a la pluma para contarle cuantocontaría en el poemapero ella no se distrae y sigue girandoajena y alegre

en esta triste noche suya en que estoy soloy quisiera volar en torno a mi lámpara.

Juan Octavio Prenz

Los adolescentes saben, qué sabeel poeta y qué ignora la mariposa, suúnica jornada. La otra tarde le contéa Juan Octavio, que es la mariposade noche que más ha vivido, porquecada año, grupos de chicos la venvolar en torno a su lámpara.

Es en la poesía donde encuentroel sentido perdido de las palabras.

Prof. Mónica Claus.

Poesía sin red“Sí, el lenguaje es poesía y cada palabra esconde una cierta

carga metafórica dispuesta a estallar apenas se toca el resorte secreto,pero la fuerza creadora de la palabra reside en el hombre que la pronuncia.

El hombre pone en marcha el lenguaje.”

Octavio Paz.

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T E O R Í A

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Sucedió que el rey de Moabtemió a los hijos de Israel, y allegán-dose a Balaam, quien fuera un adivi-no de los márgenes del Éufrates, lepidió: “maldíceme a este pueblo” yabrió sus labios Balaam y exclamó:

“De la cumbre de las peñas lo veréY desde los cerros lo miraréHe aquí un pueblo que habitará soloY no será contado entre las naciones…”Números, 9:23

¿Bendición o maldición la delprofeta Balaam? Curiosa sabiduría ladel Rey de Moab, asesinar con lapalabra al que sería el pueblo de laPalabra…

Exiliado de su Tierra, perdido parasiempre su Templo, el pueblo judíoalzó los ojos y descubrió que si bienno tenía ningún suelo bajo sus pies,tenía todo el cielo sobre sus cabe-zas… y edificó otro Templo. Un tem-plo de palabras, un puente de poesíaque lo llevaría por los caminos delensueño hacia su Jerusalén añorada,idealizada, y como todo gran amor,perdida irremediablemente:

“Mi corazón está en Oriente,Y yo en los confines de Occidente¿Cómo encontrar gusto en los manjaresy disfrutarlos?¿Cómo cumplir mis votos y mis promesas,Si sigue Sión bajo el poder cristiano y yosometido a los árabes?Sería fácil para mí abandonar todo elbien de SefaradY precioso contemplar las ruinas delTemplo destruido.”

“Poema de Sión”, Yehuda Haleví

Un pueblo que no será contadoentre las naciones pero será contado

por las naciones…“Un hombre encarcelado y hechizado,un hombre condenado a ser serpienteque guarda un oro infame,un hombre condenado a ser Shylock,un hombre que se inclina sobre la tierray que sabe que estuvo en el paraíso.”“Israel”, J.L.Borges

Pueblo paria, pueblo errante,conminado a vagar desentrañandolos caprichosos dibujos de las estre-llas, buscando el nombre oculto deDios entre las hojas amarillas de loslibros sagrados. Y a lo largo de lasgeneraciones un mandato irreversi-ble; “Le contarás a tus hijos”. La pala-bra, garante del Pacto. La palabra,promesa de libertad y de consuelo:“A lo largo de todas las generaciones,está obligado el hombre a sentirse a sí

mismocomo si él hubiera salido de Egipto…Este es el pan de la pobrezaque comieron nuestros antepasados en

Egipto,quien tenga hambre que venga y coma,quien esté solo, que venga y celebre las

Pascuas.Este año somos esclavos.El año que viene seremos libres.”Relato de la Pascua

La palabra transmite la ley, peroque también une a los amantes, lapalabra sensual, erótica, palpitante.La palabra que tiene que disfrazarsede canto de amor al Libro. En vano,los rabinos dirán que es una metáfo-ra de la unión entre el pueblo y suDios. Es la palabra que libera a losesclavos pero también es la palabraque libera el cuerpo del deseo. Dicenque lo escribió el Rey Salomón, el reyque hablaba con los pájaros, el rey

que sabía impartir justicia, pero tam-bién conocía los secretos del amor:“Que bella eres amada mía,qué bella eres!¡Palomas son tus ojos!¡Qué hermoso eres amado mío, Qué delicioso!Puro verdor es nuestro lecho.Yo os conjuro,hijas de Jerusalén,por las gacelas, por las ciervas delcampo,no despertéis, no desveléis al amor,hasta que quiera”

“Cantar de los cantares”

La palabra une a los viajeros quese fatigan por los senderos del exi-lio… y todos aquellos que siguen “elcamino del pueblo hebreo” y “buscanotra luna” cantan mirando hacia elponiente:

Oye, Israel, escucha:Hoy por ti desempaña sus ojosun poeta desterrado de España.Destierra de su voz los crespones,destierra de sus amargos pozosel grito de la guerra.De su profunda nochesaca a la luz del díay de sus duras arpas un salmo de alegría.“Salmo de Alegría en honor al pueblo deIsrael”, Rafael Alberti

Así cantaba el poeta republicano,desterrado de España, vuelto unhebreo, un “ivri”, voz que deriva de“meever” y que quiere decir el queestá “del otro lado”, del otro lado delJordán, en los márgenes del texto, enlos márgenes de la lengua.

¿Qué fue la poesía judía sino unextenso comentario del terrible einefable nombre de Dios? ¿Qué fue

La patria en la palabra. La poesía y los judíos.

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la poesía judía sino un intento desalvaguardar a lo largo de los fatigo-sos exilios, la historia de un pueblo ysu lengua materna? Las palabras sonligeras como el viento, y al igual queel viento, pueden viajar de país enpaís:

“Sobre el brasero arde un fueguito,la casa está caldeadaY el rebe les enseña a los niños pequeñosel alef bet.

Repitan chicos, recuerden mis queridoslo que aprenden aquí…digan una y otra vezkamatz, alef; O

Estudien chicos, con muchas ganasy yo les prometo voy a regalarles unabanderitaCuando ustedes crezcan chicoscomprenderán por sí mismoscuántas lágrimas y cuanto lamentoyacen en estas letras…”“Oifn Pripechik”,”Sobre el brasero”, can-ción popular judía

Letras, palabras, poesía, habitan-tes eternos de la patria de la memo-ria judía.

Laura Kitzis

GlosarioMeever (hebreo): del otro ladoRebe (idish): rabino, en este caso, tambiénmaestroAlef bet (hebreo): primeras letras del alfabetohebreoKamatz, alef (idish): Kamatz y alef son dosletras que unidas forman la vocal oIdish: idioma de los judíos centroeuropeos.Sefarad: zona de la península ibérica habita-da por el pueblo judío, hasta el decreto deexpulsión dictado por los Reyes Católicos en1492.

A P R E C I A C I O N E S D E U N A L E C T O R A L

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Como para muchos, mi primer contacto con la poesía fue el famoso poema 20de Neruda. Me aprendí de memoria ese “puedo escribir los versos más tristes estanoche” para después aprender a recitar perfecto que “setenta balcones hay en estacasa, setenta balcones y ninguna flor”, “los suspiros son aire y van al aire”, y tantosotros. Tardé años en encontrar el verdadero sentido de la poesía, en descubrirla másallá de su valor estético, de su función representadora de la belleza, como dice en eldiccionario.

Hoy, para mi, es en la poesía – poesía como manifestación del sentir yno como medio de plasmar una idea, una imagen, una historia- dondeencuentro una forma de asimilación. Es el poder de la palabra en su máxi-ma potencia, cuando logra reducir (abarcar, contener) un sentimiento.Explicar con palabras de este mundo la emoción que en poema se vuelveflujo de letras, letras conectadas por la sustancia más básica, más elemen-tal del ser humano. Sólo la poesía me dice en el oído sus historias; direc-to, sin puentes, sin conectores, que

una mirada desde la alcantarillapuede ser una visión del mundo

la rebelión consiste en mirar una rosahasta pulverizarse los ojos

Alejandra Pizarnik

Leo poesía porque la poesía no responde a las preguntas, las invalida.Porque el fenómeno de la identificación (que quizás sea un 50% delmotus de mis lecturas) fluye sin impedimentos cuando “Salvo elCrepúsculo” y Oliverio Girondo. Y si me obligan a pensar, a forzar la pre-gunta “¿Por qué lees poesía?” la respuesta me surge en el sentimiento, enque la fuerza que tiene la palabra cuando la dejás suelta es imbatible.

Creo que vivimos en un régimen demasiado intelectual. Mi gusto por lapoesía tiene que ver con su humanidad, con que poemas como el dePizarnik recuperan esa pulsión elemental que se está perdiendo, que seestá diluyendo en todos estos esquemas intelectualoides de lo que DEBEser la literatura, de lo que TIENE que ser la vida, que nos condicionan, noslimitan y estructuran. Y al final las cosas se disuelven tanto, tanto, que aveces me da miedo estar olvidándome de lo fundamental. Ahí es cuandoagarro un libro de poesía.

La poesía tiene un potencial enorme de ser auténtica.

Paula Ansaldo- 17 añosAlumna de 5to año

Escuela Superior de Comercio “Carlos Pellegrini”

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N O T A D E T A P A

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"Sólo soy una poeta"Santafesina, conviven con ella la niña del campo con la mujer que ha recorrido mundo. Dueñade una cosmovisión singular, su poesía se detiene en lo imperceptible, mira hacia la naturalezay le da voz a quienes no la tienen.

¿Cómo empieza Diana Bellessi en lapoesía?Yo empecé a escribir muy temprano,muy niña; mi entrada a la poesíahabrá sido a los once, doce años. Asíque la poesía ha vivido conmigo.

Estuvimos leyendo tu biografía y nospareció apasionante la etapa de tusviajes. ¿Cómo influyó en tu poesía,cómo apareció reflejado?Es difícil en pocas palabras, y no megustaría que la entrevista se fuera enanécdotas. Yo me crié en el campopobre de la pampa húmeda de SantaFe y uno de los recuerdos más pun-zantes de mi niñez era que a ciertahora del día salía para ver y escucharel tren que pasaba por el medio delcampo. Entonces me decía a mímisma “Algún día tomaré ese tren, yotros trenes”. Muy temprano, en laadolescencia, la pasión por viajar sehizo presente. Creo que quien hapasado la infancia en sitios muycerrados, muy aislados, tiene un grandeseo de ver mundo y después tiene

un gran deseo de volver a casa. En laadolescencia la mochila fue parte demi vida; primero, en viajes más cor-tos y después, un día agarré lamochila y no volví en seis años.Anduve por América Latina, sobretodo. En esa época teníamos unafuerte concepción de la “patriagrande”, y significó ampliar el marcode pertenencia. Significó tambiénrehacer una concepción de clase enel contexto de América Latina, y desu insurgencia. Significó reconocerla literatura latinoamericana que,salvo por los efectos del “boom”, nosalía de las fronteras nacionales; osea una nueva educación a través denuevas lecturas. Después pasé untiempo en Estados Unidos. Tenía unacierta yankofobia, pero tambiéntenía el rocanrol prendido en micorazón. Trabajé en fábricas comoobrera ilegal, y tuve mucha relacióncon el movimiento chicano que esta-ba en su punto más alto de emer-gencia, también con los portorrique-ños, y la gran enseñanza transmitida

por la comunidad negra. Esto com-pletaba el panorama de las coloniasadentro del imperio. Y por otro lado,también, el estallido del feminismo, lasegunda ola del feminismo que fuemuy fuerte en los ’70 en EstadosUnidos, y abrió otra puerta de inter-sección, de lectura. Después fui a dar una vueltita porEuropa, y finalmente regresé a casaen el peor momento histórico de laArgentina: un año antes del golpe deestado.Fue el recorrido de una joven vaga-bunda mochilera que había crecidocon el rocanrol en una mano y laguerra de guerrillas del Che Guevarade la otra.

Volviste y te instalaste en el Tigre.No, volví y me instalé en BuenosAires. Viví un tiempo en FuerteApache que en esemomento recién seestaba ocupando.Había una movi-da muy grande

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para que la gente de las pensiones ylas villas ocupara departamentos.Luego Fuerte Apache fue cercado porel ejército, la cosa se puso muy pesa-da, y volví a un cuarto de pensión enConstitución. Primero Constitución,después Fuerte Apache, despuésConstitución nuevamente, y reciénentonces una isla del Delta dondepasé los años de la dictadura.

Y estas experiencias dentro de tupoesía, ¿están presentes, cómoestán presentes?Yo no te lo puedo contar, vos tenésque leer los libros y pensar si estánpresentes.

Leí en una entrevista que escribísde un tirón lo que sentís. Y despuésempezás a revisar lo que has escri-to. Cuando vos revisás tus poemas,cuando te relées, volvés a pensaren algún viaje, alguna experienciapersonal?Uno piensa mientras siente. No soncosas separadas. Y la música es sen-tido también. La manera del aliento,el ritmo en el cual se va estructuran-do un poema dice tanto como el sig-nificado al que la sintaxis apela.Entonces la forma es sentido tam-bién. Y esto suele nacer de maneraconjunta: sentimiento, pensamiento,

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percepción y música. Lo que yo debohaber dicho en alguna oportunidades que si bien soy una persona queobsesivamente corrige y trabaja sustextos, lo que podríamos llamar lamacroestructura del poema, naceentera y permanece casi sin tocar. Esdecir, yo me siento y sale un poemaescrito de un saque, empieza y ter-mina, y básicamente es lo que es.Después hay un trabajo de orfebreque uno va haciendo por dentro,muy grande, que a veces lleva bas-tante tiempo, porque hay que dejar-lo estacionase, tomar distancia yvolver a él.Así, aparecen cosas muy inmediatas,las que están viendo o las que aca-ban de suceder, y al mismo tiempovuelven cosas muy antiguas que lamemoria recoge y junta con el pre-sente. Entonces, buena parte de lavida de uno, el mundo que se haatravesado y las cosas que se hanconocido, regresan. Nunca se sabecómo van a regresar pero regresanalgún día.

En “Mate Cocido” veíamos estostemas, por un lado, una vuelta a lainfancia, el campo y todo lo quepasó en la Argentina en el 2001.Creo que había iniciado una recupe-ración de la sintaxis de la infancia:la de mis parientes, la de mi clasesocial -recuperación o reinvención-en libros previos pero que se volvie-ron concientes en “Mate Cocido”, ycoincidieron con el escándalo visibledel hambre y la desocupación.Entonces, se junta la historia de mipropia familia con el hambre de losnuevos tiempos, por decirlo de algu-na forma, de esa manera extraña enque se mueve la poesía, sin progra-ma consciente. Cada libro abre unterritorio nuevo de sentidos, demanera que esos sentidos se escri-ben y uno sabe que está dentro deuna casa específica, y parte de lospoemas que uno escribe es ya concierta conciencia de que eso está

ahí, pero en muchos otros -sobretodo al principio- uno no sabe muybien adónde entró; la intención noestá demasiado revelada.

Es un programa que recuperasiempre lo anterior, no lo descarta.La sensación que produce “MateCocido”, es de que hay algo inti-mista, de volver a la infancia, peroal mismo tiempo no descarta a losque están fuera de la ley, o a laspersonas que no tienen voz, comoen “La rebelión del instante”. En tupoesía los que no tienen voz apa-recen con claridad. Sí, como la rotunda mayoría de lagente yo vengo de aquellos que notienen voz; pero lo que vos recordáses que la poesía es siempre lírica,que pega saltos en el tiempo. Estosignifica que los pasados más remo-

tos e inmediatos se juntan, se cruzande algún modo entre sí, y aunquetoques lo más candentementesocial, es a través de una pirueta, unsalto al vacío en el seno de la intimi-dad. La poesía camina por la cornisa,te hace decir eso que uno casi no seanima a decir, desde lo íntimo ydesde lo civil, intersectándose, va yviene por una zona de frontera, a lamanera de la poesía.El título de ese libro, “Mate Cocido”,proviene de una canción de la MonaGiménez donde se dice que los quepoco o nada tienen toman mate conpan y mortadela. Cuando yo era chi-quita, parte de las tareas de las niñasdel campo era llevarle el mate coci-do a la gente que estaba trabajandoen los potreros, a media mañana y amedia tarde. Iba con el tachito demate cocido y el pan, atravesandolos potreros, y me quedaba a escu-char las conversaciones de los

mayores. De niña tuve un arsenalliterario de oreja, porque habíamucho cuento y canto familiar, enparte traído de Italia y en parte deaquí, porque en las cosechas traba-jaba toda la familia con los peonesgolondrinas que venían de las pro-vincias más pobres del noreste y elnoroeste, comíamos juntos, en lacasa y en los galpones; el copleríoanónimo fue mi escuela, y los cuen-tos y adivinanzas que, descubríluego a través de Italo Calvino, eranfragmentos que los inmigrantes lle-vaban consigo. Una cultura literariamestiza y de oreja atravesó miinfancia.Y entre los héroes de leyenda, MateCosido era muy importante en lazona en la que me crié. Tiene esenombre porque tenía la cabeza rota,y cosida. Fue un bandolero que le

robaba a “La Forestal” y se decía queera anarquista, que repartía partedel botín con los más necesitados.Entonces, los dos Mate se juntaron.

Leímos en algún lugar que dictas-te talleres de poesía en las cárce-les. Contanos un poquito de estaexperiencia. ¿Para jóvenes dictastetalleres de poesía?Bueno, he trabajado con gente jovenla vida entera; algunos llegaron a micasa cuando tenían catorce años.Pero en las cárceles yo hacía talleresde escritura, no sólo de poesía. Ytambién fui a las de menores, enDevoto y en Marcos Paz. Me mantu-ve yendo a las cárceles en un proyec-to del Centro Cultural San Martíndurante tres años. Fui a todas laspeninteciarías: Caseros, Devoto,Ezeiza, Marcos Paz, etc. Había unapoblación estable y otros que entra-ban y salían. Fue extraordinario ese

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La manera del aliento, el ritmo en el cual se va estructurando unpoema dice tanto como el significado al que la sintaxis apela.

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diálogo que encontré en las cárceles.Foucault se quedó chico.

¿Había resistencia?Había resistencia al principio.Curiosidad y resistencia, lo cual eracorrecto. ¿Por qué me dan ahora elmicrófono?, se preguntaban algu-nos. ¿Por qué al rehén social le danahora el micrófono? O sea que alprincipio había duda y sospecha,pero luego fue creciendo un espaciode afectividad, de compromiso.Hicimos un libro juntos que se llama“Paloma de contrabando”, una reco-pilación de textos producidos enesos talleres. Cuando el libro estuvolisto le pedí a la Secretaría deCultura de la Ciudad de BuenosAires que lo publicara, para que vol-viera así a las bibliotecas de las cár-celes; no lo hicieron. Lo publicó un

editor independiente. Hay muchodiscurso, pero casi nunca se sostienelo que se dice.

Por lo que nos contás y demás, sosuna persona de acción, evidente-mente.Trato, en algunas cosas. Pero sólosoy una poeta.

Vuelvo a “Mate Cocido”. Me llamóla atención que, cuando te con-tactamos, nos recomendaste quelo leyéramos.Debe ser porque es un libro quequiero mucho, y hay una enseñanzaen él que me gustaría transmitir: enla vida de un poeta, sobre todo siviene de una clase humilde, debehacer un proceso de migración muygrande para poder adquirir la cultu-ra letrada; y no se pueden hacer lascosas sin adquirirla. Quiero decir, losgrandes grupos de rocanrol por

ejemplo, también adquirieron la cul-tura letrada, en el conocimiento dela música y en la efectividad de susletras. El poeta, entonces, debehacerlo y va a encontrar muchosgoces en ello, pero también es cier-to que puede quedar encerrado parasiempre dentro de esa apropiación;si logra mandarla para atrás mien-tras la retiene, entrará a un espaciode libertad, donde pueda recogertoda la historia de su vida y todo loque su oreja oyó además de todo loque su ojo leyó. A mí me parece queen “Mate Cocido” , si bien lo veníanpreparando libros previos, fue cuan-do más consciente y más feliz estu-ve frente a esto. Aprender es buení-simo, pero no para quedar prisione-ro de lo que aprendés, sino parahacerlo estallar en el aire y encon-trar el sitio emocional de tu voz.

También porque “Mate Cocido” esun libro lleno de gente.Y fue escrito en el momento de lacrisis. Este libro fue escrito entre 1998 y el2000, más o menos; ya llegaban losecos de las señales de resistencia deCutralcó. Luego, cuando BuenosAires fue atravesada por los cortesde ruta, las tomas de fábricas cerra-das puestas a producir, los acampesy asambleas, escribí “La rebelión delinstante”.

En el 2002 hay como un auge cul-tural muy importante, algo quetenemos los argentinos: resurgiren los peores momentos, ¿quépensás de todo esto? Movimientosculturales, teatro “under”, apari-ción de editoriales chiquitas inde-pendientes, se empezó a editar, secomenzó a editar más poesía. Hayun renacer en el 2002.

Pienso en el extraordinario reservo-rio que tenemos. Podemos dormir lasiesta y papar moscas liberalesdurante un decenio pero finalmentedespertamos; y al hacerlo demostra-mos una tremenda energía. Quedana la vista, quizás, las migajas de loque resta de aquella educación laicay gratuita que tuvimos durante tan-tos años, y que dio a la Argentina supoder cultural y productivo. A pesarde los campos de exterminio queempezaron con Martínez de Hoz y seextendieron durante varias décadas,en un abanico que incluyó la des-aparición de personas durante ladictadura hasta el exterminio porhambre en nuestros días. Había ganas acumuladas durantemucho tiempo que estallaron enesos días, y varias generaciones semezclaron y tomaron la calle. En lapoesía esto fue preparado por losjóvenes del noventa. La industriaeditorial argentina llegó al borde dedesaparecer completamente y sólolos pequeños emprendimientos lasostuvieron.

Vos nos comentabas el otro díaacerca de una experiencia nortea-mericana de una amiga tuya con elrap y los jóvenes. Me gustaría quenos la cuentes.Escucho constantemente a profeso-res universitarios y secundarios decirque no se meten con la poesía, queno la leen, porque es un género muycomplicado y nadie sabe cómohacerlo. Esto me parece una menti-ra descomunal, porque la genteexperimenta la poesía desde muytemprana edad y de manera cons-tante el resto de su vida; ¿quién note canta una canción por ejemplo?;¿quién no fue acunado por el mur-mullo de un verso o no formó partede una ronda infantil? Todo elmundo ha pasado por la experienciade la poesía, en los cantitos de lasmurgas y de las canchas de fútbol,en los recitales y en bailantas; es el

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La poesía camina por la cornisa, te hace decir eso que uno casi nose anima a decir, desde lo íntimo y desde lo civil, intersectándose.

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género más popular que existe. Loque ha sucedido es que las editoria-les quitaron a la poesía de sus catá-logos; en consecuencia no llega a laslibrerías ni al público, no tiene rese-ñas de los diarios, no se enseña en lasuniversidades; así es lógico que ellector se vaya apartando cada vezmás de la experiencia de leer poesía.De la misma manera podríamos decirque si la radio pasa pura porqueríamusical, la gente deja de cultivar suoreja, aunque se siga produciendootra música popular que no llega alos medios, no se le acerca a la gente. En ese contexto te contaba estaanécdota de una profesora nortea-mericana que me decía que en losúltimos años los jóvenes demanda-ban la lectura de poesía porque sehabían entrenado en el rap, el raplos había cultivado para la poesía. Enla historia larga del rocanrol, si a voste gustó Pink Floyd cuando erasjoven por ejemplo, no me vengas acontar que no podés leer poesía. Osea, que es una especie de engañoen el cual entran todos y los adultosson los más responsables: los profe-sores universitarios, los profesoressecundarios. Así se cierra esta men-tira con el moño que dice que lapoesía es difícil y no se puede com-partir, no se puede enseñar.

Trabajando para este número nosdimos cuenta de las falencias quetenemos los docentes en nuestraformación. En las escuelas se tra-baja con la versificación , la rima,que es lo que se hizo durante añosy es lo que sigue apareciendo enlos manuales.Y no está mal eso, porque son recur-sos y hay que mostrarles a los chicoscuáles son los recursos de la poesía.Pero el maestro debe pasar por ladicha de leer, debe experimentareste goce para poder transmitirlo.

Lo que pasa es que la mayoría de lasveces queda ahí. Y esto hace que loschicos no quieran seguir leyendo,para marcar y separar las sílabas…Ustedes tienen dificultades formati-vas: nadie les enseñó a experimentarel goce de leer poesía, de salir a bai-lar en la pista. Yo di clases de letrís-tica durante veinte años en la escue-la de autores y de intérpretes enSADAIC; venía gente de los cienbarrios porteños, o sea, venía el bai-lantero, el rockero, el tanguero, elque amaba el folklore. Primero tenésque explicar lo básico: para que laletra de una canción suene se tieneque pegar con la música, para que sepegue con la música tiene que tenerla extensión de la música. Ahí vienelos asuntos silábicos, vienen losacentos externos e internos, vienenlas rimas que cierran las cadencias. Osea que la prima hermana de la poe-sía, la canción popular, es dificilísi-ma. Es tremendamente exigente.Todos los recursos que, en realidadparecerían aburridos, están presen-tes en la letra de una canción y cual-quier músico orejero lo sabe, cual-quier compositor empírico lo sabe.Entonces, esas son las fuentes a lasque hay que volver, pero sin dejarafuera el corazón. Escuchás con elcuerpo, con la cabeza, con el cora-zón. Y ahí le decís al otro: ¿te gustó?,ahora fijate, mirá cómo lo logra. .

¿Y nosotros aquí en la Argentina,tendríamos algún género que nossirva de entrada para incentivar,para entrar a la poesía?No tenemos que inventar nada,tenemos de todo. Mirá la cumbia loque hizo. La cumbia y el cuarteto lohan hecho de manera extraordina-ria. Yo vengo del rocanrol, esa es micasa y mi fuente; o escuchá la poé-tica del tango; escuchá a AtahualpaYupanqui.

La cumbia y el cuarteto son en laArgentina lo que el rap es enEstados Unidos.Sí. Con más ritmo, con más goce,con más ganas de poner el cuerpo.Bailar, beber, fornicar, sobrevivir apesar de todo. Es la fiesta del instan-te. Es aquello que dice “no meborrarán, viviré lo que viva pero eltiempo que viva lo voy a sentir conla mayor intensidad posible.”

Vos escribiste con Ursula K. LeGuin, un libro de poemas. Es decir,aparecía un poema de ella traduci-do por vos al español y uno tuyotraducido al inglés por ella.¿Cómo fue esa experiencia?Nos leímos y tradujimos mutuamen-te. Y con eso hicimos un libro delcual hay dos ediciones: una hechaen Estados Unidos y otra publicadaaquí, por Editorial Norma.

¿Y cómo conociste a Ursula? En una oportunidad compré muchoslibros en Estados Unidos, entre ellosuno publicado por una pequeña edi-torial californiana. Lo leí y me gustómucho. Luego vi en las librerías deBuenos Aires otros libros de estaautora, pero de ficción, novelas ycuentos de Ursula Le Guin, y empe-cé a leerla. Morí por ella. Entoncesun día le mandé una esquelita míni-ma a aquella editorial pequeña deCalifornia, con unos capullitos dehojas del delta del Paraná, dondevivía en esos años. Y para mi totalsorpresa me contestó de inmediato,me mandó unas hierbitas del desier-to de Oregon, y a partir de allí nosescribimos semanalmente. En unode los viajes que hice a EstadosUnidos nos conocimos personal-mente. Es la historia de una amistadque nació desde la admiración deuna lectora, y que después creció enel diálogo de dos autoras.

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Los pasados más remotos e inmediatos se juntan en la poesía, se cruzan de algún modo entre sí

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Leer a Diana Bellessi, releerla ysumergirse en su poesía, es franca-mente una experiencia conmovedo-ra, muy difícil de describir, pero muyfácil de percibir. Sus tres últimoslibros, Mate cocido (2002), La edaddorada (2003) y La rebelión del ins-tante (2005), provocan lo que pro-vocan pues son precisamente bellos,“bellissimos”.

En quienes la disfrutamos, gene-ra explosiones de sentido, un pro-fundo goce que cala hondo, emocio-nes, sentimientos, pensamientos, unfluir y dejarse llevar...

La operación presente en su poé-tica no es la simplificación, sino unasumatoria. Su poesía suma porque esprofundamente lírica ¿Cómo expli-carlo? Lo intentaré, pero sobre todotrataré de transmitirles mi sentir (ocomo Diana dice, desde el corazón),esa magia/ del engranaje simple ycertero que nadie/ puede explicarpero todo el mundo entiende. No serérigurosa -ya me anticipo- y le pidopermiso a Diana para que me prestesus palabras. Me resulta inevitable,porque sus metáforas ya fluyen en mí.

Esta sumatoria es de una cohe-rencia perfecta, desde la “forma”hasta el “contenido”. El encabalga-miento de los versos, las junturas, lascomas y los puntos suspensivos,nunca/ punto final, implican jamásdar un corte, puesto que eso hubierasido restar.

Y la resta, la diferencia, es incom-patible en este universo. Sumar, enestos poemas, no es una mera opera-ción matemática: lo temático y supuesta en palabras significan con-fluir, unir, reconciliar, fusionar, inte-grar, armonizar, coexistir. Abrir yampliar, aunque sea por un instante.

Apertura de todos los sentidos.Proliferación de imágenes y metoni-mias. Se trata de expandir la mirada,ver aquello que, por estar a la vista,

se ha vuelto invisible, contemplarhasta el más mínimo detalle. Bellezade la extensión que halla en la sim-pleza/ una gracilidad de formas máspequeñas. Es además estar atentos alescuchar, todas las voces -superpues-tas y yuxtapuestas-los ecos, los susu-rros, las conversaciones mientras elmate va y viene, los cantos, las melo-días. Canciones de cuna y música delas orillas: tango, milonga, rocanrol,cuarteto y cumbia. Los tonos sontiernos, afectivos y amorosos; ínti-mos, introspectivos y retrospectivos.

No se juzga, no se evalúa, no semoraliza. Hacer esto hubiera signifi-cado una asimetría y, por ende, colo-carse en una posición de soberbia,por encima de los demás. Esto es unacto que no tiene lugar en Diana. Elyo poético no pretende “recuperar”las voces de los vencidos, las que hansido acalladas, dado que erigirse ensemejante rol hubiese sido adoptaruna postura arrogante. No renuncia-ré, no,/ a nombrar esta belleza (...) Losingular de mi conciencia no mearroga privilegios de saber / dicta-men sobre el otro (...) Estar atenta,ser más fina cuando el rostro/ deotro humano en su/ belleza y sudesdicha/ se perfila aquí, en desam-paro, es ese/ su poder, como lo es/ latrémula voz que en verso/ teje labienvenida, entre vos y yo.

Aquí es el lugar donde todospueden hablar. Todos son mirados ytodos son escuchados. Los parientesmás cercanos, los otros parientes, losvecinos y amigos, tanto del pueblocomo de Fuerte Apache o la isla delTigre. La gran familia se sigue ensan-chando, puesto que también se tien-den lazos hacia los desocupados, losque sufren hambre, los pobres, losnegros, los militantes políticos, lasmujeres, los “drag queen”, los pique-teros, los inmigrantes, los que asistena las asambleas populares, las prosti-

tutas, los que duermen en la calle ysin techo, los “desobedientes civiles”que se rebelan y se revelan. A favorde otros será/ a favor de mí.

Sumar no equivale a pasividad nia una actitud complaciente. La poetano está en la torre de Babel, sinodeambulando y luchando contracualquier poder que represente laopresión. Sustraer, borrar, descartar,negar, eliminar, recordemos, no tie-nen cabida. Es trampa el orden, suingenua/ intención de encerrar/ enun vaso el océano.

En esta lógica de adiciones, sevagabundea por todos los espacios ytodos los tiempos. Se anda por la ciu-dad y por el campo. Como astronautase evoca el pasado y el presente. Secruza lo individual y lo colectivo. Lainfancia y la madurez. La pesca en elrío del idioma. Lo letrado y lo colo-quial. Nunca sabemos/ muy bien cuáles el clásico,/ si lo es la letra escrita/ ola frase dicha por gente// de antes.Naturaleza y humanidad. Rememora-ciones y actualidad. Dulzura y dolor.Las “dualidades” quedan “abolidas” yen esta travesía no se sabe/ bien delatrás/ y menos del porvenir,/ tampo-co// se está en otra/ parte sino deltodo/ allí en el instante. Errancia sinuna pretendida sabiduría, pues nada esaprendido para siempre.

Imposible elegir o seleccionarpoemas. Recortarlos es una herejía.Zambúllanse en este mar de versos ypiérdanse en ellos sin timón. Buceenen este océano, a veces calmo, otras,turbulento. Sigamos sumando.Lectores y más lectores.

Vanessa Dovile

Diana, un canto a la bellessi

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Hablar de didáctica de la poesíaen la escuela implica transitar unterreno de alto riesgo ya que ni elarte ni la literatura admitirían–prima facie- ser objeto de enseñan-za. Aún así, los docentes tenemos laresponsabilidad de facilitar el acer-camiento de las nuevas generacionesal vasto mundo de la cultura y de lasexpresiones estéticas del hombre.Ese “acercamiento” será ocasional odefinitivo, superficial o profundo,intrascendente o determinantesegún sea la capacidad y conviccio-nes puestas en el acto de mediaciónpor parte de quien la ejerce. Quienenseña poesía, entonces, no sólodelimita propósitos u objetivos curri-culares sino metas deseables y ambi-ciosas que declaradas o no son lasque guían en definitiva su accionarcotidiano y para lo cual no existencondicionantes ni excusas. Mientenquienes sostienen que la literaturano gusta y mienten más los que con-sideran que los chicos son incapacesde disfrutar de un poema. Mienten,porque desconocen que existe uninstinto poético innato en el niño yporque descreen de la sensibilidadestética del adolescente confundien-do crisis etaria con mediocridad.Mienten fundamentalmente porqueal descalificar las potencialidadesreceptivas de los otros ocultan supropia insatisfacción, su desagrado osu impotencia ante el desafío queplantea la lírica.

He tenido oportunidad de cono-cer innumerables proyectos escola-res de lectura literaria y puedo dar fe

de cuán gratamente reciben los chi-cos los contenidos ficcionales de loslibros y de cómo reclaman la conti-nuación de esos momentos en losque reina la Palabra. Demandancuentos, historias interesantes yatractivas de los autores que vanconociendo, pero también textospoéticos... Recientemente presenciéuna clase dedicada al conceptismobarroco en un cuarto año de escuelatécnica durante la cual los alumnosfueron maravillados con poemas deQuevedo y reclamaron sus obraspara seguir leyéndolo. ¿Podría ima-ginar esa postura mentirosa e incré-dula a la que aludimos que Amorconstante más allá de la muertemovilizaría tan profundamente a ungrupo adolescente? Este jovendocente no descreyó de sus alumnosy apostó a versos estupendos deprobadas potencialidades significati-vas para deslumbrar a su público.

Porque cuando se aborda el tra-tamiento de la poesía de eso se trata:de deslumbrar, de conmover, de gol-pear la sensibilidad del otro. Solo elverso perturbador modifica y unpoema inquietante suele dejar hue-llas indelebles en quien lo recibe.

María Elena Walsh ha dicho quela escuela primaria libra “denodada-mente” una guerra contra la poesía;en parte es cierto aunque no esbueno adherir a generalizaciones:hay maestros que no pelean paranegarla, sino que, por el contrario,aciertan en su selección y tratamien-to, que deciden llevar al aula lo mejora partir de sus propias preferencias,

que confían en el poder de sugeren-cia y seducción del verso y apuestana su tratamiento.

Es cierto que en la escuela pervi-ve la creencia de que lo que se ense-ña debe brindar alguna utilidad; talpragmatismo proviene de una fuertetradición institucional y mantienevigencia en los manuales más“actualizados” que encuentran lapoesía altamente aprovechable: ensus versos pueden reconocerse loselementos retóricos que el currículoprescribe y también los adjetivoscalificativos o las oraciones uni-membres incluidas en el programade Lengua. Igual error cometen lasconsignas de “productividad” quemanifiestan adherir a marcos cons-tructivistas –completa los versos quefaltan, rellena los espacios con pala-bras divertidas, agrega una estrofamodificando la rima... - pero que enrealidad son portadoras de un acti-vismo estéril. Mal comienzo parafavorecer complicidades y fecundasrelaciones entre los chicos y los poe-tas, entre los lectores y las obras.

A la poesía se ingresa desde laescucha, a partir de “oír” la melodíaque la habita, desde la “percepción”de cierto ritmo o determinada musi-calidad que le son esenciales. Elpoema conlleva una carga sonora quele es propia desde sus remotos oríge-nes porque el texto poético naciópariente de la música con la que aúnmantiene estrechos lazos. La lecturaen voz alta, entonces, el recitado queda cuenta del sentido del poema, queirradia a posibilidades interpretativas,

La poesía es un arma cargada de futuro

“Maldigo la poesía concebida como un lujocultural por los neutrales

que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.”

Gabriel Celaya

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sería el paso fundante de la media-ción. El texto impreso, para “ver” ven-drá después en una nueva y diferenteinstancia para que lector y versosestrechen vínculos: la poesía se exhi-be con caprichosas formas en la pági-na, juega con el espacio y a veceshasta se permite “dibujar” temáticaso significados.

Leer mucha y variada poesía,cuantitativamente importante ennúmero y cualitativamente signifi-cativa puede ser un buen comienzopara instalar esa codicia por el textode la que hablan quienes teorizan alrespecto.

Y si cabe formular una didácticade la literatura o específicamente dela poesía, la misma debe ser genera-da por el mismo que la acercamediándola, no hay fórmulas nirecetas que puedan promocionarsecomo exitosas, no hay consignasfecundas o improductivas que losdocentes puedan “comprar” en loscursos o reproducir de manuales.

Si la transmisión oral de esteparticular discurso no implicainconveniente alguno para eldocente, solo le resta resolver suselección. ¿Qué textos conformaránsu corpus? ¿Poemas canonizados porla crítica y la historia de la literatu-ra o voces contemporáneas que aúndesconocen a biógrafos y reseñan-tes? ¿Poesía fácilmente traducible ala lengua prosaica o imposibilitadade travestirse a la expresión referen-cial o al sentido denotado? ¿Versosque apelan a la identificación o queinterpelan profundamente a laaudiencia? ¿Textos para “sentir /sufrir con” o para conmocionar,conmover, provocar...? Dado que loscriterios son individuales e intrans-feribles tampoco tiene sentido opi-nar al respecto: quien se apasionacon Quevedo –como el profesor delcomienzo- seguro estará de no omi-tirlo, en cambio los que descreen dela “actualidad” estética e ideológicadel mismo evitarán su lectura y tra-

tamiento. La vigencia del poemano se mide por el momento de crea-ción sino por su potencialidad signi-ficante; por esa perpetua provoca-ción a la que el lector es convidado...

Optar por acercar la poesía a laescuela, por enseñarla, es favorecer elensanchamiento de fronteras cultu-rales, es colaborar con la posibilidadde resurgimiento de nuevas y vitalesgeneraciones de militantes de lapalabra, es ofrecer el lenguaje en sumanifestación más exquisita al servi-cio de las mayorías. Los docentes biensabemos que la poesía aún puede serun arma cargada de futuro.

Mg. María Dolores Duarte

María Dolores Duarte es MaestraNormal Nacional, Profesora en Letras yMáster en Escritura para Cine y TV (UAB).

Actualmente es Codirectora delCe.Pro.Pa.L.I.J. , investigadora y profesoraAdjunta Regular de Lengua, Literatura y suDidáctica (Facultad de Ciencias de laEducación) y de Didáctica Especial yResidencia Docente (Fac. Humanidades)ambas en la Universidad Nacional delComahue. Es coautora de Entre Libros yLectores I y II.

Recién editado: “Rincón del Diablo” de Víctor Heredia

Del territorio de la poesía al territorio de la ficción

La nueva novela de Víctor Heredia celebra elcuento, la oralidad, la literatura y la palabra. Rincóndel Diablo es un pueblo inventado de Santa Fe endonde transcurre esta historia llena de acción, dehumor, de injusticias y crímenes pero, también, de

cuentos contados por su protagonista Cipriano Airala, lector autodidac-ta e impecable narrador, a tal punto que quienes frecuentaban el boli-che de lugar -que funcionaba también como el prostíbulo del pueblo-preferían los cuentos de don Cipriano a las mujeres que allí trabajaban.

Por supuesto que en la novela se entrecruza la historia de nuestropaís, con la política y la justicia pero “Rincón del Diablo” es una noveladistinta, digna de ser leída y disfrutada. Está narrada con solvencia y suautor, a quien todos conocemos como cantor y poeta popular- se vaganando un espacio propio dentro de la narrativa, espacio que comenzócon “Alguien aquí conmigo”, su primera novela, y que ha superado deuna forma maravillosa con este último trabajo.

Estamos convencidos que la escritura de Heredia, poco a poco, y amedida que cantor y escritor puedan ocupar cada quien su lugar, aun-que sean el mismo, va a continuar creciendo y va a dar mucho quehablar. Creemos que Víctor sólo le presta en esta novela a su protago-nista su buen gusto por la literatura y eso no es poco. Celebramos estenuevo trabajo y esperamos ¡Otro!, como el bis en sus recitales, con abso-luto entusiasmo. Finalmente el territorio de la poesía y el de la ficcióntienen en común la magia de las palabras que son de alguna manera lamagia que nos hace humanos.

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“Porque la poesía es mi explicación del universo, miconvivencia con las cosas, mi participación en lo real,mi encuentro con las voces y las imágenes. Por eso elpoema no habla de una vida ideal sino de una vidaconcreta…”

Sophia de Mello Breyner Andresen.

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El título de esta nota no debe ser tomado como laintroducción a un recetario infalible, sino más bien comouna pregunta que perdió sus signos, que no tiene unarespuesta efectiva para todos, y que es más una preocu-pación que terreno seguro. Los profesores de lengua yliteratura nos sentimos mucho más cómodos con lanarrativa, ya que la misma nos abre infinitas puertas deentrada y los adolescentes están siempre abiertos a bue-nas tramas y buenas historias. En cambio el género líricoprovoca cierta resistencia que, al menos en mi experien-cia particular – compartida con otros colegas- es doble:resistencia del docente, resistencia de los alumnos.Vayamos por partes.

En primer lugar, a los profesores se nos plantea lacuestión del modo en que nos conviene incorporar lapoesía en el aula para que dicha incorporación sea unainvitación a seguir leyendo y no un frontón de rebote enlos intereses de los jóvenes o un contenido más.

En mi recuerdo, el camino de entrada de nuestrasexperiencias como alumnos era una manera algo rígidade abordarla, cargada de nociones métricas, tipos estró-ficos y listas de recursos retóricos que había que verifi-car en los poemas presentados: sinécdoques, metonimias,anacolutos, quiasmos, epanadiplosis, y tantos otros queaun hoy debemos buscarlos en el diccionario y ver qué

son en realidad. Métrica, rima y recursos, si no eran biendosificados, desarmaban el poema y lo dejaban ahí comoun juguete desarticulado al que le quitábamos de esemodo algo de su encanto o su secreto impacto sensible,si el profesor no tenía la habilidad suficiente para rear-marlo y devolvérnoslo entero otra vez. Y los alumnos deahora tienen la tendencia a creer que la poesía es elreino de lo cursi, lo románticamente edulcorado, el pala-brerío inútil y excesivo. Sin embargo hay otros modos deentrada posibles algo menos rígidos y –en mi experien-cia- efectivos.

Hace más de una década, cuando me inicié, tuve lasuerte de trabajar en el ciclo básico del Bachillerato deBellas Artes de la UNLP. Allí la gente que lo organizabahabía instituido un cuaderno sin renglones en que losalumnos copiaban una poesía por semana y, al final delciclo, les quedaba como un pequeño libro hecho porellos con una selección importante de poesías recorda-bles. Años después tomé esa idea y la adapté al novenoaño de la Escuela Italiana, indicando que tendríamos uncuaderno de poesía, con renglones, espiralado, al quedebían diseñarle la portada. Yo copiaba un poema en elpizarrón y ellos los copiaban en sus cuadernos con lamejor letra posible, empezando en hoja impar. Luego losrevisaba y si había muchos errores de copia, debíanarrancar la hoja y volver a copiarlo, y si estaba bien,numeraban la hoja y lo ponían en el índice al final delcuaderno- libro. Después lo leíamos, lo explicábamos ycomentábamos, y ahí quedaba, formando parte de unaAntología, que debían traer un día indicado, una vez porsemana.

La experiencia resultó y sigue funcionando desdehace unos cuatro años con variantes curiosas. Por ejem-plo si el programa exigía apurar ciertos temas y suspen-día la poesía semanal, en general los alumnos reclama-ban, algo decepcionados de no tener el momento depoesía. O cuando los volvía a tener en el polimodal pre-guntaban por qué no seguíamos con el cuaderno de poe-sía. O pasaba que entre los distintos novenos compara-ban lo que unos y otros habían copiado y reclamabanque les faltaba tal o cual poesía.

Qué hacer con la poesía en el aula

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En general he elegido autores de todas las épocas,consagrados e ignotos, universales o locales, jóvenes oancianos, cerebrales o expansivos, todos salidos de esecanon multiforme que todo docente arma a lo largo desu vida, hecho de sus experiencias escolares, familiares,académicas, de gustos y lecturas, que en cada caso esdiverso amplio y, en cierta medida, caprichoso.

También en la experiencia, a partir de la segundamitad del año, pueden ellos traer y proponer autores opoemas que se pueden incorporar a sus cuadernos.Liberados de las constricciones de los programas, elespacio y el momento de la poesía es el lugar en el queel docente puede tal vez presentar esos pequeños textosque siente propios de algún modo.

Una actividad de este tipo no se evalúa con notas,pero a todos les queda al final del año, un pequeño libroartesanal con una antología que pueden guardar o tirar,pero que, de seguro les ha dejado en la memoria algunosversos, algunas estrofas que se han quedado en ellos afuerza de identificarlos, de conmoverlos o de interrogarlos.

Hace poco les hice preguntas para responder porescrito sobre nuestra experiencia, las cuales fueron:

a- ¿Para qué sirve leer poesía?, b- ¿Cuál de laspoesías copiadas le gusta más y por qué?, c- ¿A quéletras de canciones considera como buenas poesías?, yd- ¿Qué otros autores conoce?

Voy a transcribir algunas respuestas de mis alumnosa las dos primeras, que, me parece, son relevantes encuanto a la pregunta escondida en el título de la nota.

“Leer poesía ayuda a pensar, a prestarle más aten-ción a cosas que en lo cotidiano ignoramos. Hay poesí-as que nos ayudan en momentos de tristeza y deangustia, hay otras que nos hacen reflexionar. Hay poe-sías para cada momento y leerlas nos ayuda.”

María Sol.

“La que más me gusta es ‘Buenos Aires’ de Borges,por su forma de expresar y explicar en pocos renglonesel amor que le tiene a la ciudad. Y me gusta el final conesa rima que tiene.”

Bruno V.

“Si bien creo que constituye más que una utilidad unplacer, leer poesía enriquece interiormente.”

Francisco H.

“A mí me gustó la de Machado, la II, porque hablade los dos tipos de personas que existen en el mundo.Me gusta sobre todo la frase: ‘mala gente que camina/y va apestando la tierra’…”

Esteban R.

“Sirve para expandir la fantasía y al mismo tiempopara coquetear.”

Ivan P.“Para mí, leer poesía sirve para definir o explicar

aquellos sentimientos que no sabemos cómo hacerlo,que se sienten pero no se encuentran las palabras jus-tas para explicarlos.”

Juan Ignacio A.

“Algunas poesías brindan contención, evocan anti-guas emociones, hacen pensar a la gente sobre su situa-ción tanto social como laboral o amorosa o familiar.”

Esteban R.

“Sirve para conquistar a alguien en forma romántica.”Bruno F.

“La poesía que más me gusta es ‘Romance’ de F. L.Bernárdez, por la rima y la letra (además le puse música).”

Hugo D.

“Para abrir la mente de uno, conocer cómo experi-mentan algunos sentimientos otras personas, razonar ypensar qué significa lo que otro escribe, comparar loque quiere decir el autor con la vida propia…”

Florentina S.

“Leer una buena poesía es como ver un cuadro o unaescultura, es un sentimiento representado en el arte.”

Sofía P“La que más me gusta es ‘Romance’ de Bernárdez

porque están muy bien explicadas las sensaciones queuno siente al llegar al fenómeno del amor. Nuestrasvidas se transforman totalmente cuando el amor llegay esa poesía lo explica perfecto.”

Lucía T.

“La que más me gusta es ‘Me sobra corazón’ deHernández. Me encanta el lenguaje que usa, tiene lahabilidad de que las palabras bailen, la rima, cada pala-bra parece cantada al leerlo.”

Clara M.

“Sirve para reflexionar sobre los problemas personales,para valorar muchas cosas, para respetar, para recordar…”

Agustín T.

“Me gusta ‘La calumnia’ de Darío porque me hacepensar en la cuestión de verse mal frente a otros, y quesu nombre esté manchado tan solo por un rumor…”

Marcia A.

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“La que más me gusta es ‘Táctica y estrategia’ deBenedetti. El problema es que no sé explicar por qué megusta.”

Gabina C.

"Leer poesía sirve para descubrir nuevas formas deexpresar los sentimientos y sensaciones que uno teníapero no sabía, o que tal vez jamás sintió ni imaginó suexistencia. Sirve también para descubrir lo artístico quepuede ser algo muy simple."

Julieta M.

“La que más me gusta es la que tiene título en latín,‘Odi et amo’ de Catulo, porque en esos dos renglonesexpresa todo.”

Mariana D.“La que más me gusta es ‘Me sobra corazón’ porque

muchos experimentan ese deseo de quitarse la vida, yque finalmente y por suerte, siempre se encuentranrazones para seguir con vida.”

Florentina S.

“ ‘Me sobra corazón’ es muy buena para coquetearcon alguna chica.”

Ivan P.

"La XXX de Bécquer porque a todos nos ha sucedidoeso de arrepentirnos al segundo de algo que hemoshecho."

Gaspar R.

“La que más me ha gustado es el soneto LXVI deNeruda porque algunas oraciones son cosas que mepasan a mí.”

Martín S.

“Ninguna.”Guido C.

“Otra que me gustaes la 18 de Lope deVega porque es verda-deramente lo que sesiente cuando se estáenamorado y se va másallá de la amistad.”

Jimena S.

“Me gusta ‘A plenollanto’ de Girondo, poralgo que me pasó…Me

gusta porque me siento reflejada, porque dice que nohay que reprimir el llanto.”

Lucía P.

Como se puede ver en estas respuestas diversas, lasrazones son múltiples pero todas remiten a ese núcleo aveces intangible del género lírico que son los sentimientosy las emociones y la posibilidad de identificarse, y el valorde las palabras para iluminar zonas que en lo cotidianopasan desapercibidas. A pesar de haber transitado pormuchos autores, hay una recurrencia de ciertos nombres(Borges, Girondo, Neruda, Benedetti, Bernárdez, MiguelHernández) en las elecciones de los chicos que no sorpren-de, es más, gratifica y corrobora que su permanencia no esgratuita.

Con respecto a la pregunta c, ellos han encontradopoesía en la música que escuchan, han traído o propues-to letras de autores y bandas, y saben diferenciar entreletras poéticas y otras que no lo son. Algunos a veces mesorprenden porque han incorporado algunos versos a sumemoria, y se han acercado a un género difícil de hacerentrar en el aula sin que sea un contenido más, cuandotiene tanto para decirnos, para interpelarnos, para que-darse en nosotros. A veces surgen preguntas sobre rima,sobre recursos, sobre métrica, y entonces se explican apartir del interés y sin sobresaturar las cuestiones técni-cas que pueden siempre aprender más adelante. Si selogra que consideren al género lírico como algo que cir-cula, que está vivo y que los representa, entonces todolo demás puede luego aprenderse a su tiempo y conmayor profundidad.

Rescato entonces la frase del epígrafe, de esa mara-villosa y casi secreta poeta portuguesa, Sophia de MelloBreyner Andresen, cuando en su arte poética sostieneque la poesía habla, en definitiva, del mundo real y tan-gible y las palabras son el puente para ese obstinadointento del poeta de asirlo y revelarlo, entenderlo yreconocerlo. Si los alumnos advierten esa capacidad delpoema de hablar de realidades concretas, externas ointernas, entonces tal vez nuevos lectores comiencen abuscar otras poesías y otros autores, haciendo eleccioneslibres, más allá de las imposiciones o propuestas que elaula les depara.

Prof. Gerardo J. Balverde.

Esta nota está dedicada a todos los alumnos de los novenos añosde la Escuela Italiana Leonardo da Vinci, porque sin ellos y su valiosacolaboración, hubiera sido imposible encontrar este camino para quela poesía entre todos los jueves del año en el aula. (A los de los nove-nos actuales, pero también a los de todos los novenos anteriores quehicieron su Cuaderno de poesía)

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Decía Borges que existen espíri-tus poco permeables a la emociónpoética, y que éstos son general-mente los que se dedican a enseñarpoesía. Sin embargo, la situación talvez sea mucho peor: quizás nisiquiera se dediquen a enseñarla losque no han tenido talento para lacreación. Los poetas están bien reco-nocidos por los escritores de narrati-va o de teatro, eso es verdad. Peroese reconocimiento poco tiene quever con el lugar que ocupan suslibros en el mundo de la cultura y dela literatura juvenil. Un autor deensayos de divulgación histórica, ode libros de autoayuda, siempre ten-drá mayor incentivo económico ymayor posibilidad de promocionarseen los medios; mientras que los poe-tas, por lo común, se financian suspropios libros y sólo son leídos yconocidos por sus pares.

Este fenómeno, como no podríaser de otra forma, transita al ámbitode las lecturas juveniles. Quien leshabla descubrió el entusiasmo por lapoesía en su niñez y a partir de labiblioteca de su padre. Pero lo con-solidó con el trabajo de sus maestrosy profesores; y con los libros de estu-dio —aquellos viejos “manuales”— enlos que descubrió diferentes autores,nuevos temas, otros ritmos que con-tribuyeron a formar su “oído” litera-rio. Hoy parecería que ya no ocurretal cosa.

Desde hace años, la presencia dela lírica en los libros de texto queusan los adolescentes y preadoles-centes viene decreciendo. En unaoportunidad, llegó a manos de esteopinólogo un manual que sólo inclu-ía, como ejemplo poético, el “Himnode Boca Junior”. Por otra parte,basta con revisar los catálogos de

algunas editoriales dedicadas a niñosy jóvenes para comprobar la despro-porción que existe entre los volúme-nes de narrativa y los de lírica o tea-tro. No debería resultar tan extraño,entonces, que muchos chicos consi-deren como “cuentos” textos que nolo son: “¿Cuándo vamos a hacer elcuento de La zapatera prodigiosa?”.“¿Cuántos párrafos tiene el cuentode Neruda que hay que recitar?”.“Viejo, ¿Tenemos en la biblioteca uncuento que se llama Macbeth?”.

Por otra parte, en la selección detextos que realizan muchos docentesse observa con frecuencia la mismadesproporción. Hay maestros y pro-fesores que tratan de reducir la lec-tura de poesía a la mínima expresión.Además de la poca oferta de algunaseditoriales, consideran que es difícilde analizar, y que los alumnos pre-fieren los cuentos escritos en un len-guaje similar al que ellos hablan enla calle. De ahí que, sin el acicateverbal de la poesía o de la buenaprosa, los jóvenes se manejen conregistros cada vez más pobres y pre-carios, desconozcan el lenguaje con-notativo, ignoren la forma de expre-sar sus emociones.

¿No es verdad que un adolescen-te al que no se le enseña a paladearel delicado sabor de la poesía, al quese lo alimenta durante los años deformación con el pan duro de lamala prosa comercial, tendrá segu-ramente problemas para reeducarsus gustos literarios en la edad adul-ta?. Por eso resulta cada vez másimperioso que la poesía retorne a lasmanos de los chicos, no sólo por losvalores que tiene en sí, sino tambiénpara no lanzar al mundo jóvenes —futuros adultos, electores, formado-res de opinión, dirigentes, etc.— dis-

capacitados en su sensibilidad y suexpresión.

Quien esto escribe es, porsupuesto, un docente, pero no de losque enseñan literatura por incapaci-dad de producirla. Quien esto escribees, antes que docente, poeta; y enesta doble condición comprende lasdificultades que tiene la líricamoderna para los maestros y losalumnos bisoños. Pero para poderentender mañana la versificaciónlibre hay que acceder primero a laregular; para entrar a la poesía abs-tracta hay que frecuentar antes laconcreta o descriptiva. Y este traba-jo conviene que se lo comiencecuanto antes, y mejor aún si es de lamano de algún maestro.

A diferencia de lo que algunoscolegas y editores creen, los jóvenesno están divorciados de la poesía.Entre los textos que este quijotescoprofesor ha utilizado con éxito ensus cursos de preadolescentes, estánlos romances tradicionales; perotambién han tenido aceptación losde García Lorca, que pareceríaninabordables por su complejidadmetafórica. Antonio Machado tam-bién es bien recibido, con o sinSerrat de ladero. Y entre los argenti-nos, Conrado Nalé Roxlo, BaldomeroFernández Moreno, Alfonsina Storni,Almafuerte. Neruda y Benedetti tie-nen mejor éxito entre los chicos unpoco más grandes. Pero a veces, deli-beradamente, suele incluir a los máschicos algún poema de Borges, autorsobre el que pesa fama de “difícil” yque, una vez analizado, no lo resultatanto.

La audición de poemas recitadoso musicalizados siempre es unaexperiencia grata para romper larutina escolar. Además, de esa

A quienes cuentan sílabas con los dedos

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forma, los jóvenes van compren-diendo por la vía de la emoción quela poesía es “música verbal”; JoanManuel Serrat, Paco Ibáñez, AlbertoCortés o María Elena Walsh ofrecennumerosas versiones acompañadasde buenas notas. Pero los chicostambién disfrutan, según propiaexperiencia, memorizando algunostextos breves y recitándolos enclase: vieja estrategia de maestros yprofesores de antaño que permitió atantas madres de familia y hombresde pelo en pecho convertirse en unpequeño libro andante de poesía,por si llegan los tiempos profetiza-dos por Bradbury.

La última batalla quizá sea la dela escritura. ¿Por qué no pueden lospropios chicos escribir un puñado deversos? Quien esto firma, recuerdatodavía el placer que sintió las pri-meras veces en que se puso a rimar,porque aunque lo que hacía era muymalo, tenía la sensación de queestaba accediendo a un ámbitosagrado. Por lo general les proponea sus chicos escribir tres o cuatrocoplas, y la primera reacción essiempre de escepticismo. Pero amedida que se les va infundiendoconfianza, que se les va haciendover lo naturales que son los octosíla-bos a nuestra lengua, lo fácil que esel juego de buscar asonancias,entonces las protestas comienzan aacallarse y toda el aula empieza acontar sílabas con los dedos.Entonces el profesor piensa enMarechal —ese magnífico poeta quetambién, desde pequeño, alimenta-ba esa “peligrosa costumbre”— y seilusiona con que tal vez alguno deestos adolescentes componga,mañana, su propio canto a Sofía.

Guillermo Pilía

Palabras ante una ausenciaRaúl Zeleniuk descubrió lo abierto. Casi equivale a decir que descubrió la

poesía. Lo abierto en la vida, en las cosas, pero además en el lenguaje. Y encon-tró también algo que tampoco es fácil de hallar; esa alegría que se cubre a menu-do con el silencio y con las mareas de lo oscuro.

Tomó lo sencillo, lo elemental, lo próximo y encontró la forma limpia de con-vertirlo en único, “honrando misterios”, sabiendo con Saint- Exupéry que “loesencial es invisible a los ojos”.

Raúl Zeleniuk comprendió que “este siglo vive artificialmente” y que la vidade la mayoría de los hombres es un proceso impuesto y mecánico. Le quedabaentonces una opción (que confesó estremecidamente en una de sus cartas )“Asumo en un todo al poeta que hay en mí”. Es natural, entonces, que llegara aquerer sus poemas con “un amor descabellado”. No podemos dejar de sentir quela vida o lo que sea debió darle más tiempo para vivir su “pasión por la poesía”.

No sé si a Raúl Zeleniuk le es aplicable aquel viejo decir que afirma que losamados de los dioses mueren jóvenes, pues creo que la vida nunca pasa de ser uncomienzo y entonces todos los hombres mueren jóvenes. Además, la poesía notiene edad y los dioses tampoco. Pero pienso que sí le es aplicable aquello que élmismo dijo en uno de sus poemas, aunque en otro contexto: “Nunca tantamuerte absurda como ahora”.

Y tal vez resulte oportuno repetir con él y referirle aquellos versos donde,luego de negar la posibilidad de olvidar a un amigo, trazó estas líneas de verda-dera poesía

Y hasta dicen que el recuerdo puede,llegado el caso,hacer girar los adustos mapamundisy las taciturnas maletasy rescatarnos íntegrosen aromadas diagonalesde presencia y asombro recurrentes.

Sólo la poesía abre la visión y permite vislumbrar estas cosas. La vida de RaúlZeleniuk, no sabemos si corta o larga en la escala de la realidad abierta, fue ilu-minada por la poesía. Que la poesía ilumine también su ausencia.

Roberto Juarroz

Orfebre del silencioAlguien desde algún mundo nos está mirando, nos incluye en su red de sali-

nas, en sus sabores infinitos. Roberto Juarroz llega en un vagón y se instala enhombre. Deja los desperdicios de las sepulturas y celebra la Palabra.

Necesidad de decir lo preciso, desesperación del instante. Por debajo, pade-cen los soberbios el abordaje de lo propio; mientras el poeta construye su inge-niería de ritos.

Hemos estado allí, sus lectores, amenazados, próximos, devorados y consa-grados.

Nos convoca un poeta único, nos lleva a los vértices de tantas lenguas en lasque fue traducido y se piensa en la sonoridad de estas líneas “(…) Si tu nombrees tu nombre/o es ya el mío (…)” en lengua tamal o en polinesio.

Roberto Juarroz fue bien amado por la palabra y merece ser simplementeleído para no interrumpir el signo, para seguir buscando la espalda de un dios, elcontorno de una sombra o como solía citar el poeta “sino también para callar”.

Ángela Gentile

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Considerar a la poesía como una búsqueda apasiona-da de representación del mundo que se vive, es comodecir que en la poesía se sintetizan todos los problemasdel arte y su lenguaje.

A través del tiempo se han ido tomando posicionesdiversas, cada vez que se trató de poner en relación a lapoesía con la filosofía.

Es que ésta última aparece como mucho más fácil dedefinir en cuanto a su objetivo. Es la disciplina racional porexcelencia. Madre de las ciencias y apoyada permanente-mente en la lógica, nacida de su propio desarrollo teórico.

Para la filosofía, su tarea fundamental es la búsque-da de la verdad según un método, el cual permita obte-ner juicios capaces de resistir esas leyes de la lógica quecitábamos en el párrafo anterior.

Como dice J. Pfeiffer, tratando el lenguaje de ambasdisciplinas : “la gran tarea de la filosofía es determinar yafilar las palabras para convertirlas en conceptos de lamayor energía y precisión posibles. En la poesía, por elcontrario, lo esencial es vivir las palabras en toda su vir-ginal plenitud de sentido y plasticidad; la intuición seeleva sobre la comprensión, la imagen sobre el concep-to”. (La Poesía, F.C.E. pág. 27 ).

No es de extrañar, entonces, que sea la filosofía ellugar del inicio de esta vieja confrontación de ella con lapoesía. Un filósofo como Platón se hace ineludible paracomenzar el tema desde la antigüedad. Hay algunasobras suyas, como Ión o de la poesía y La República o delo justo, donde ha dejado plasmado sus conceptos sobreeste asunto.

Encontramos así, en el Libro X de La República: “ y(debemos) concederles que Homero es el más grande delos poetas y el primero de los trágicos; pero al mismotiempo recuerda que no debemos admitir en nuestroEstado otras obras de poesía que los himnos en honor delos dioses y los elogios de los grandes hombres. Masdesde el punto en que des cabida a la musa voluptuosa,sea épica, sea lírica, el placer y el dolor reinarán en nues-tro Estado en lugar de las leyes, en lugar de esa razóncuya excelencia han reconocido en todo tiempo loshombres todos “ . “Por lo demás, por temor a que la pro-pia poesía nos acuse de dureza y rusticidad en esto ,bueno es que le digamos que no es cosa de hoy el estarreñida ella con la filosofía “. pág. 610, Ed. Porrúa, 1998.

No obstante el texto citado, digamos que se tenía enconsideración al poeta inspirado, ya que éste hablabapor las musas, es decir, era la voz de los dioses y, por lotanto, lo más cercano a la verdad. Recordemos que, ya en

nuestra era contemporánea, Ortega y Gasset considera-ba a la metáfora como “un mito en pequeño”.

La gran diferencia parece estar dada por la relaciónracional/irracional ya que el filósofo intenta la verdaddesde un determinado método de razonamiento, mien-tras el poeta lo hace a través de la palabra como vehícu-lo de sentimientos, experiencias y sueños.

En la edad moderna esta discusión va a tener a losmás grandes representantes de la época como intérpre-tes. Así Kant nos va a plantear los dos modos diferencia-dos de ver y de pensar que existen entre el filósofo y elpoeta. De ese modo de ver el poeta tendrá como materiasus perceptos, las imágenes, y si éstas tienen la fuerza y lavalidez poética necesaria, a su vez, motivarán el pensar.

Así como en la ética Kant nos habla de un “imperati-vo categórico”, en el cual los mandamientos de la razónllevan la acción a realizarse por sí misma, y como bien ensí misma ; desde lo estético, el hombre tiene la facultadde producir “juicios estéticos”, sobre lo que le resultaagradable por sí mismo. Ahora bien, ¿quÉ es lo quecaracteriza a la poesía para Kant? Las “representaciones”,que abren las puertas de la imaginación, siendo ésta elpuente hacia las ideas. Es por Esta razón que Kant consi-dera a la poesía como el arte superior al resto.

Para Hegel la diferencia entre filosofía y poesía estri-ba en que la primera piensa en conceptos, mientras lasegunda se apoya en intuiciones.

Dentro del pensamiento contemporáneo, hallamosen Heidegger definiciones que iluminan su particularmodo de ver la poesía desde una ontología fundamental.“Todo arte es como dejar acontecer el advenimiento dela verdad del ente en cuanto tal, y por lo mismo es enesencia Poesía. La esencia del arte, en la que especial-mente descansan la obra de arte y el artista, es el poner-se en operación la verdad”. “ La esencia del arte es laPoesía. Pero la esencia de la Poesía es la instauración dela verdad”. “ El arte es histórico y como tal es la contem-plación creadora de la verdad en la obra. El arte aconte-ce como Poesía. Esta es instauración en el triple sentidode ofrenda, fundación y comienzo”. M. Heidegger, Arte yPoesía, F.C.E., págs. 86, 89 y 92.

En definitiva, las dos disciplinas a la vez, la poesía yla filosofía, se nos presentan como caminos de libertadabiertos a lo largo del tiempo. Desde los contemporáne-os, el tema del lenguaje y la incumbencia propia de cadauna de ellas es un desafío al que nos referiremos en unapróxima oportunidad.

Prof. Héctor Ghidini

Dos modos de la verdad:poesía y filosofía

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T E O R Í A L

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C R Í T I C A

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Cuando comencé a estudiar en lafacultad Paco Urondo, como FelipeVallese, como la Mariátegui eran sólonombres relacionados con listas ypropuestas de centros de estudiantes.

Con el tiempo, el estudio, losaños y las búsquedas nos vamosinformando y los rumbos cambian.

Cuando quise conocer la poesíade Francisco Paco Urondo, sóloencontraba alguna que otra, enalguna antología medio oculta queandaba por allí, pero su obra estabaagotada. Más adelante, pudimosacceder a Internet, en donde tam-bién encontramos de manera ecléc-tica, como todo lo que anda en laweb, alguna que otra poesía. En el‘99 Adriana Hidalgo Editora reeditó“Los pasos previos”, novela que dacuenta del primer desaparecido denuestra historia Felipe Vallese y quede alguna manera ilumina sobre loque ocurriría después.

A mi generación, los que tene-mos casi cuarenta, no sólo nos llena-ron de miedo durante nuestra infan-cia, nos desilusionaron las promesasde una democracia con la que secomía, se educaba y se vivía, nosofendieron con el indulto final, noshicieron creer luego que vivíamos enel primer mundo, nos devaluaronnuevamente, sino que también nosmataron un poeta (entre muchosotros). Pero lo que más duele es quecallaron su poesía y no nos permitie-ron acceder a ella. Por eso esta nuevaedición de la obra poética de

Francisco Urondo es simplemente unamaravilla: para conocerla mejor ypoder transmitirla a nuestros alum-nos. Podríamos preguntarnos por quése esperó tanto tiempo pero estetema sería un largo objeto de estudio.

La poesía de Urondo excede, y enmucho, al Urondo militante y revo-lucionario. Ya sus primeros poemas,los de los años cincuenta nos hablande otra sensibilidad, de una miradadistinta que une su Santa fe natalcon la vida en la Buenos Aires turbu-lenta de los cincuenta.

Si bien, como todos sabemos, elUrondo de los cincuenta le cede alpaso al Urondo militante, que visita-ba Cuba, que fue mención PremioCasa de las Américas, el poeta habi-ta en todos los “Urondo”, un poetasagaz, irónico, consciente de sutiempo, deseoso de grandes cambiosy enamorado, por sobre todas lascosas, de la vida.

Soneto (fragmento)Es el sol amigos, cavilandopor la lucidez y la desenvoltura, el solacostumbrado, que no puededeslumbrarnos;es el sol de todas maneras.

Dame un poco de buenaventura, ohsol; dame la alegríaque prematuramente moveremosen este tiempo de rencores.

Imaginarse esa época de reunio-nes de grandes poetas, músicos yartistas en general, esa época de lec-turas, de discusiones, de dar la vidapor un ideal, se nos hace un poco difí-cil en la Argentina de hoy- no fuehace tanto tiempo y sin embargoparece tan lejano. Vivir con el alma en

vilo, siendo consciente que la vida eramaravillosa pero se podía perder encualquier momento. La poesía deUrondo transmite el amor por la vidapero también el escepticismo dequien debe jugársela en cualquiermomento. El poeta sabía de su final yel de todos sus compañeros y tambiénlo transmite sus últimos poemas:

AutocríticaLa partida que vino abuscarme tenía mucho miedo pero no dio tiempoa nada, a manotear una sola arma.Lástima que entre ellos nohabía un solo Sargento Cruzsino más bien cobardes,torturadores, violadores,cada uno empuñaba unabuena arma larga.Lástima de Cruz y lástima dedon Martín que tampocoestaba.No hay de qué quejarse,entonces.

La voz de Urondo no puede callarse.La voz de Urondo no debe callarse.Reflejo de toda una época, una épocadolorosa de nuestra historia pero quees imprescindible mostrar a nuestrosjóvenes. Como tan bellamente afirmaDiana Bellessi, la lírica siempre mues-tra desde otro lugar, con un salto queva hacia atrás y también hacia delan-te. Urondo es imprescendible en lasaulas. La voz de este poeta no debecallarse, debe ser, simplemente, unapresencia infinita.

Alicia Dieguez

A mi generación le robaron un poetaDicen- o lo dan a entender- que soy el mejor poeta nacional, cinturón

negro, cámara juniors de todos los pesos, consumidorde gloria election, salvado

de los ciertos, pero diminutos heroísmos, comovivir todos los días, dejar el granito explosivo y anónimo.

Medalla de oro, fragmento, en “Son memorias”

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E N T R E V I S T A L

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Ana Emilia Lahitte, existe en partede su obra un cierto paganismo, unfondo inspirador donde se edificany multiplican espacios.¿Con cuálesy con qué mundos se identifica?Mi voz aparece rozando los años 50.Lo señalo, porque mi lenguaje y,sobre todo, mi problemática socio-cultural cambian en cada uno de loslibros sucesivos aparecidos desdeentonces. “Sueño sin Eco” (1947)ganado por concurso, con un juradoinolvidable: María de Villarino,Arturo Marasso y Rafael AlbertoArrieta. El premio fue la edición dellibro y se editó en los talleres deGadea, un personaje fuera de serieque merece recuerdo especialísimo.Desde entonces, siempre hago refe-rencia expresa a la gravitación delnombre de los jurados que liderancada concurso, y que de acuerdo a surepresentación y prestigio valorizano desdicen una distinción. Creoindispensable y ético que al llamar aconcurso se dé a conocer cómo esta-rá constituido ese jurado. Saberquienes nos juzgan es un tácitoderecho adquirido por los concur-santes. Incluso, frecuentemente, se

da el caso de que algunos de esosmiembros carezca de una obra propiao una trayectoria específica que acre-dite su voto y dé autoridad a su juicio.Mencioné mi obra anterior a los ‘70,porque en ellas aparece el lirismointacto de los años ‘40. El tema delhijo, de la ternura, de Dios, abarcanuna religiosidad que abría de estre-llarse dramáticamente con el murosocio-cultural del existencialismo sar-treano y la era supertecnológica encierne, que no tardaría en estallar(Hiroshima).En “Madero y Transparencia” -inte-gramente dedicado a mi hijo-convi-ve el mensaje en celebración de loinefable con el pulso al acecho delcambio, que culminarían en los años‘50 y su dramática proyección a “ElLado Oscuro del Abismo” como lasllamas.

Es marcado el desafío continuo desu poesía.¿Se podría hablar de unestado de alerta permanente que la

impulsa a buscar ese “lado oscuro”del abismo?Es el límite exacto entre la despedidade una Belle Epòque que alcancé avislumbrar, y la actual tiniebla socio-cultural que aún nos cuesta deslin-dar en todo su innegable esplendor.El aniquilamiento también suele serun punto de partida. A partir de losaños ‘50, la involución humanísticacompite con la desmesurada evolu-ción tecnológica.

¿Se elige una lengua para la poe-sía?¿ Un modo? ¿O es ella la quepropone?No creo que un poeta cabal, puedaelegir su propia lengua, tampocopodrá elegirse a sí mismo. Si, encambio, el lenguaje-en nuestro casoel del caos habitable-que habrá decrearse más allá de las palabras deldiccionario, sin desarraigarnos de losvalores exhaustivos.Concientemente o no, el poeta sedeja elegir por esa selección, ética yestética, que generacionalmente lenace como una propuesta testimo-nial, no siempre compartida. Allí,justamente la belleza herida, sueleser la que mejor traduzca cuantosólo el silencio puede proyectar enpoesía y los poetas se atreven arries-gadamente a traducir.

Los poetas han tenido y tiene zonasde encuentro, un continuum dondelo posible desenreda consideracio-nes, opiniones e intercambios.

¿Cómo ha sido y cómo es estacomunicación con sus pares?Jamás desaparecen las zonas deencuentros y desencuentros quegeneran horizontes y abismos.Agotados los vanos intentos docu-mentales ensayados en todo terreno,quizá el más allá de la poesía mismasea el único gesto recuperable sobreel vacío del continuum al que tereferís. Claro que para esa lectura-noya subjetiva sino creadora-de las

Ana Emilia Lahitte, esa oscura parábola encendida

La poeta ha realizado un intenso recorrido por la poesía de nuestro país y del mundo. Suobra encierra el milagro de la síntesis y una mirada que se renueva en forma constante.

"A partir de los años '50 la involución humanística compitecon la desmesurada evolución tecnológica"

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dimensiones prioritarias que cadaépoca legitiman-resulta indispensa-ble que el lector evolucione y seintegre no ya al nuevo ritmo que lasbatallas y los desencuentros propon-gan sino también el testimoniohumanístico dentro del cual la poe-sía reclama prioridades. Sin embar-go, actualmente, en poesía y aúnentre los poetas más encumbrados,suele carecerse de informaciónexhaustiva, específica, acerca de locreado por cada circunstancia. Deahí, el clásico “no se entiende”, refe-rido actualmente a poetas que amenos de medio siglo de continui-dad pasan al pasatismo y aún en sumomento fueron virtualmente igno-rados. En verdad, no creo que hayansido demasiado accesibles o almenos conocidos en profundidad unEnrique Molina, una Olga Orozco, oAmelia Biagioni, o un Girri,Madariaga, Bayley, Juarroz o aún elmismísimo Gelman que hoy nos

representa ante el mundo o pornuestro inolvidable JoaquínGiannuzzi. Creo que las únicas excep-ciones que confirman la regla sonMaría Elena Walsh y la intocableAlejandra Pizarnik.

¿Cuáles son las autores medularesque continúan rondando?¿Cómo seacercan a su mundo?Virtualmente toda mi generación hadesaparecido y ahora, traspuesto elTercer Milenio en actos culturalesque, lamentablemente, pareciera serque tienen que resultar indefectible-mente “divertidos”, para que resul-ten “concurribles” aparece la reali-dad compensatoria de una genera-ción de poetas jóvenes de real valía,que es de esperar trasciendan, másallá de la comodidad heredada de noser leídos ni leerse entre si.En los años 40 Machado, Neruda,Rilke, presidían nuestras preferenciasa nivel universal; pero aquí en La

Plata, a nivel creadores en cierne,siempre existió en una total indepen-dencia de elección, una especie dezona neutral donde privó la creativi-dad individual que caracteriza a labien llamada Escuela de La Plata.Nuestra generación agregó nombresque trascendieron como poesía pro-pia, marcadamente diferentes entre sí,tales cómo los de los platenses Poncede León-Alberto y Horacio- GustavoGarcía Yaraví, Silvetti Paz, AuroraVenturini, Matilde Alba Swan, HoracioNuñez West, Alfredo Casey, por solonombrar algunos que in extenso, figu-ran en mi antología “20 PoetasPlatenses Contemporáneos” publicadapor el Ministerio de la Provincia deBuenos AiresA partir de los años 50, se rompentodos los esquemas tradicionales y elalarde de rupturas y cambios se abreluego a través de Internet y sumemorable trascendencia interna-cional, que nos permite ahora el

Ulises Petit de Murat, Ana Emilia Lahitte, Marta Lynch y Abelardo Arias, Congreso SADE.

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La poesía de Ana Emilia Lahittellegó a mi vida hace poco tiempo.Quienes nos dedicamos a la literatu-ra, se sabe, tenemos muchos conos desombra; finalmente, no se puedeabarcar todo porque es demasiado.Apenas la leí, porque uno lee la obradel poeta y lee al poeta, quedé fasci-nada. Poeta de larga trayectoria, granlectora, el peso de su palabra, de sufortaleza metafórica es asombroso.

En sus libros la “poeiesis”, términogriego que significa hacer y “hacerpoesía” es contundente. En la entradaléxica “poesía” del Diccionario de teo-ría y crítica literarias (1) encontramosla siguiente definición que me pareceapropiada: “... En última instancia, loque hace que un poema sea diferentede cualquier otra clase de composi-ción es una especie de magia, cuyosecreto radica en el modo en que laspalabras se apoyan entre sí, se unen,se vinculan en sentido y ritmo y, así,suscitan una especie de tono cuyopulso y melodía varían sutilmente

para diferenciarse de la prosa: laotra armonía”.

Cuando leemos poesía, se esta-blece una especie de pacto, deespacio que re-crea el poema concada lector, ese topos único que, dealguna manera, acaba el poema. Lapoesía de Ana Emilia, llena de con-tundencias, se completa con nues-tra lectura y nos completa en nues-tra condición humana. La persua-sión de todo poema, su pretensiónde que lo leamos repetidamente,implica la presencia latente, la pre-sión cercana del poema que no estodavía, hasta que nuestra lecturalo completa:

XXLos trasfondos humanos.Sus verdadestemerosas, altivas, expectantes.

Una identidad no reveladanos rebasa la sangre.

Allí instaura el hombresu ambición,su deseo no confeso, de ser involucrado en un festínde buitres y palomas.

Y Dioses un trofeo misterioso,un halcón enjoyado,un ícono de humo.

Hasta que se rebelay nos masacravolviéndonos al polvo original.

En “Gironsiglos”, Los abismos.

En la poesía de Lahitte siempreencontramos opuestos, dualidades quele imprimen un vigor extraordinario a

la palabra, palabra trabajada, pala-bra con versiones previas que larefinan y la llenan de una fuerzasugerente:

XXXILas palabrasse han ido transformandoen fieles, extendidos territoriossalvajes.

No nombro ya el adiós, ni la espe-ranza.No nombro el amor. Ni la nostalgia.Tampoco la amistad.Tampoco el alba.

Han sido en mí.Yo soy su idioma, ahora.Yo soy su libertady su palabra.

“En Gironsiglos, Los abismos”

En cuanto a sus poemas breves,llamados "Jirones" por su autora, sonuna verdadera serie que abarca másde doscientos. Comenzaron a publi-carse en "El tiempo, ese desiertodemasiado extendido", continuaronen "Insurrecciones" y pronto nos sor-prenderemos con nuevos jirones en"Aún no", su último libro aún inédito.

Estos poemas que tanto difierendel resto de su obra, nos remiten a"memoranda" inmediatas, magistra-les, como una jugada de ajedrez queacaba en jaque mate:

“Vivirás/tantas veces/ como hayaconsentido tu sombra/ ser vaciada.

“Suelo ignorarme/ con la naturali-dad/ con que los pájaros/ descono-cen el riesgo/ de sus alas.”

La fortaleza de la metáfora

“Llamamos vida/ a esta encrucijada/ entre la soledad y el universo.”

(Continua de la página siguiente)

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hecho casi inimaginable de, en éstemismo instante, ser leídos en cual-quier lugar del mundo, y, lo que esmás, de incorporarnos a un inter-cambio virtual que supera, con cre-ces, nuestra dimensión original.

En algunos poetas existe el riesgode fosilización ¿Para habitar lapoesía, es necesaria la autocrítica?De ahí que mi “apasionamiento” res-ponda quizá a un pulso único eintransferible, que me ha permitidoy obligado a gozar y compartir,durante casi un siglo, toda poesía queno provenga de los clásicos grupos depresión o el show de turno, en pos del“éxito” y no de una perdurable jerar-quía natural. En fin, son temas gene-racionales por excelencia y felizmen-te existe la libre elección para quecada cual elija, se elija, y resuelvalibremente su propia ubicación.

Desde su libro “Al sur de marzo”hasta “El cuerpo” y pasando por“Los dioses oscuros” hay una per-manente pasionalidad que sostiene

la obra ¿Cómo se constituye, seencarna en Ana Emilia Lahitte estapermanencia?Mi permanencia en una pasionali-dad que, según subrayás aparece en“Al Sur de Marzo” hasta “ElCuerpo”, pasando por “Los DiosesOscuros” y en la brevedad en quemis jirones intentan ahora expre-sarse. Todos ellos sostienen, sin alti-bajos, mi fe en el equilibrio huma-nístico que me ha guiado hasta“Insurrecciones” y “Gironsiglos”, dereciente aparición y se traslada a miúltimo poemario “Aún No”, casi enprensa.

¿Un poeta se reconoce por primeravez en un estado adámico, en unprimer contacto con el no-lengua-je?El no-lenguaje, es precisamente eltema que domina en “Aún No”. Creoque en este tipo de elección o selec-ción de problemáticas sublimadaspredomina prioritariamente el fac-tor generacional. Mis inminentes 85años vividos de punta a punta en

poesía, alcanzan a valorar y agrade-cer el indudable privilegio de aúnpoder seguir leyendo (con apasio-nada devoción) no ya sólo la poesía“de los demás”, sino toda aquellaatemporalmente nuestra y digna deser. Cerrando “Insurrecciones” dije:“A la poesía y a la muerte hay quemerecerlas”.¿La mayoría de sus libros han reci-bido distinciones, desde la Faja deHonor de la SADE hasta el Kónex?Sí. Y tanto “Madero y Transparencia”,“La Noche”, “El Muro de Cristal”, “AlSur de Marzo”, registran hasta losaños 80, muy diversas problemáti-cas. Doy testimonio allí, de mi cons-tante adhesión al proceso del vérti-go generacional que me ha tocadoatravesar, sin olvidar los líricoscomienzos de mi problemática.

Subyace en su poesía algo esencial,algo originario. ¿ Cómo alimenta elpoeta esa sensibilidad herida?¿Cómo la preserva?Me tranquiliza poder ofrecerte ahorami propia obra, como testimonio de

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“Rezan/ Qué maravilla/ sus infiernoscantan.”“POR favor/ quédate ahí/ Si te mue-ves puede regresar/ el mundo.”

En “Gironsiglos”, Jirones.

Pero la poesía, también posee den-tro de sí, la capacidad insólita y nece-saria, de literaturizar cualquier aconte-cimiento sin que medie el tiempo nece-sario para la elaboración del duelo. Así,este presente se transmite más rápido,sin tantas mediaciones ni distancias -las que sí requiere la ficción-:

Los chicos de la calleOh, niños asesinos, oh salvajesantorchas.CortázarRagazzi di vita

los llamó Pasolinicon su piedad adversadesollada.

Y nos los deja asísin otra identidad que la mugreY la llaga.

Debajodel abrigo de su costra de escaras-cristos breves-los chicos de la calleno saben todavía que su sombraatrapadacrecepara la historia de la infamia*(*) Jorge Luis Borges

En “Gironsiglos”No voy a contar aquí por qué

Lahitte para jóvenes: el amor, el

dolor, la muerte, la pasión, la vida ynuestra Argentina se definen, nosdefinen en su poesía. La poesía esuniversal y reitero: completa nuestrovacío, nos hace humanos. Y si no locreemos, pensemos en Paul Celan, supoesía, su lucha contra la lenguaalemana y su necesidad de escribiren esa lengua a pesar de todo.

La poesía nos acompaña, noscompleta en su “todavía por ser” yen el nuestro. Es una buena compa-ñera en este viaje inacabado denuestra existencia.

Alicia Dieguez

Citas bibliográficas:(1) J.A. Cuddon: “Diccionario de Teoría y

Crítica Literarias, Editorial Docencia, BuenosAires, 2001.

(Continua de la página anterior)

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cada época vivida, de cada transiciónaparecida. De cada instante. Sinsaberlo, sin proponérmelo, por cierto,con ese mismo tono apasionado queatribuyes a mi pulso testimonial, encada uno de mis 27 libros ha quedadoexpuesto-no sólo con metáforas-algoque, en su momento sencillamentefue mi límite como ser humano. En “Los Abismos y Los Dioses

Oscuros”, hallarás la denuncia quegeneracionalmente da testimonio decuanto queda asentado allí. El totalde mi obra del siglo XX consta en“Summa” de poesía, editada enHomenaje a mis 80 años y reeditadados años más tarde.Al cabo de las décadas pienso que enmis “Jirones” (1998-2006) , doy tes-timonio actual de la esencia de lovivido. Allí, dos o tres líneas suelenbastarme para sintetizar tanta oscu-ra densidad evolutiva vivida enaquél histórico siglo XX, que empie-za ya a parecernos remoto y casimítico, en cuanto a las probabilida-des de haber conservado hastaentonces un pulso propio.Actualmente-salvo excepciones queconfirman la regla-muy pocos habi-tantes de lo que queda del mundo,tienen el privilegio de ser “buenoslectores” y, en verdad nadie lee anadie. Se ha creado una urgenciaaniquilante, un vacío interior quehabrá seguramente de estudiarse afondo alguna vez, si es que existeese futuro por momentos inimagi-nable. Sin dramatizar, sencillamentedando testimonio, pisamos sobre elcaos con la naturalidad de lo coti-diano. Nos hemos y nos han integra-do a él con lo que la gente suele lla-mar poesía que no se entiende. “¿Esqué algo puede entenderse”?

¿Cuáles son los mundos del poeta?

Por eso cuando en la primera pre-gunta te referís a “cierto paganismo”en el fondo inspirador donde se edi-fican y multiplican espacios y mepreguntas con qué mundos me iden-tifico, solo puedo contestarte quecon los míos propios por supuestosegún registra la crítica de aquellosaños, los anteriores o los que ahoraatravesamos, nuestra voz se desdo-

bla en una interioridad abierta a laruptura generacional. No en vano, apartir de “Los Abismos y Los DiosesOscuros” en mi obra desaparecerá elsoneto y su equilibrio memorable,para dar lugar a la apertura de untestimonio de inédita desnudez quesin duda responde al desafío a quealudes en mi poesía actual y simple-mente es una versión de lo cotidiano.El Tercer Milenio, en su absoluta

disolución ética y estética, tal vezserá en mí “El Lado Oscuro delAbismo” que supones elijo, perodonde soy irremediablemente elegi-da. Valga el panorama de cada unode los instantes que estamos atrave-sando y atraviesa la humanidadentera. No hemos padecido. Tal vez,la hemos construido entre todos, sinpredecir su dramática evidenciaactual. En la actual reedición de miensayo sobre la poética de RobertoThemis Speroni, es un acontecimien-to relevante , fuera de serie hecha enSanta Fe ; y así en “El Tiempo, eselugar demasiado extendido”, en “ElCuerpo” (2001), en “Insurrecciones”(2005), en “Aún No” he intentadotestimoniarlo.

Ana Emilia Lahitte nació y vive en la ciudad deLa Plata, Buenos Aires, Argentina.Ha publicado23 libros (poesía, narrativa, ensayo, teatro yperiodismo). Su actividad sociocultural es ince-sante, proyectada prioritariamente al interior desu país o auspiciada por países extranjeros.Colabora en las principales publicaciones espe-cíficas. Su obra ha sido recogida en numerosasantologías y traducida a varios idiomas

"Sin dramatizar, sencillamente dando testimonio, pisamossobre el caos con la naturalidad de lo cotidiano"

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