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TÍTULO: “AVATARES DEL CAMPO
MEXICANO: ECONOMÍA Y POLÍTICA”
Víctor H. Palacio Muñoz
(Coordinador)
Noviembre de 2011
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1. CAMBIO CLIMÁTICO: LA TRAGEDIA DE LOS COMUNES A
ESCALA PLANETARIA
José Luis Montesillo-Cedillo1
En este ensayo se pretende analizar la problemática del cambio climático desde la
perspectiva de la teoría económica y proponer una solución para detener y revertir la
contaminación atmosférica al amparo de los principios del mercado con un sentido de
responsabilidad compartida o social. Para evitar la tragedia de los comunes a escala
planetaria, se propone la asignación de derechos de propiedad atmosféricos, de acuerdo
con la extensión territorial de cada país, de modo que sus emisiones de gases de efecto
invernadero no sobrepasen cierta capacidad de absorción, acordada previamente, así, el
país que sobrepase su cuota de emisión pagará a los países que no la utilizan en su
totalidad, pero si son afectados, dicho pago se haría bajo el principio de
"Responsabilidad…que es el producto de arreglos sociales definidos" (Hardin, 1968).
Introducción
En la actualidad se considera que el cambio climático constituye una amenaza contra los
elementos básicos de la vida humana en todo el mundo: acceso a suministro de agua,
producción de alimentos, salud, uso de las tierras, migración, guerras y medio ambiente,
entre otros.
El cambio climático, independientemente de que sea antropogénico o no, está en
la palestra de la discusión internacional, incluso se han realizado propuestas para tratar
de mitigarlo, propuestas tales como: “La Convención Marco de las Naciones Unidas
sobre Cambio Climático (CMCC)” y el Protocolo de Kioto en 1997. Sin embargo,
dichos acuerdos no son cumplidos o no han sido firmados por los países que más gases
de efecto invernadero emiten a la atmósfera.
El reconocimiento de los posibles efectos negativos a la humanidad derivados
del cambio climático no ha tenido el efecto deseado en el comportamiento de la
humanidad, y sobre todo por parte de los gobiernos de los países más desarrollados. No
obstante, sí se puede lograr el cambio deseado mediante la aplicación de los incentivos
económicos adecuados. El presente trabajo está encaminado en ese sentido. Por tanto, el
1 Profesor-investigador de tiempo completo del Instituto de Estudios sobre la Universidad
(IESU) de la Universidad Autónoma del Estado de México. E-Mail: [email protected]
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objetivo es proporcionar una explicación económica de la degradación atmosférica y
proponer una solución en un contexto de responsabilidad común.
El problema
El cambio climático (CC) se asume como dado, independientemente de sus causas, si es
antropogénico o natural, toda vez que no hay ninguna demostración científica de éste. Sí
hay, en cambio, mucha evidencia fenomenológica de ello, pero de muy bajo nivel
científico, mucha de la cual raya en el sentido común y, en el mejor de los casos, están
en una etapa protocientífica (Bunge, 2001).
La tesis central de los estudios del CC es la inexorable elevación de la
temperatura global causada por la emisión de gases de efecto invernadero (GEI) a la
atmósfera y su continua emisión elevará más la temperatura –aunque existen datos en
sentido contrario (Steve McIntyre, 2007)– y traerá consecuencia económicas, casi
apocalípticas (Stern, 2005).
En el CC existe la siguiente paradoja: los Estados Unidos de América, la Unión
Europea y China son los mayores emisores de GEI y los efectos catastróficos del CC los
sufrirán, en el corto plazo, los países que menos emisiones realizan, es decir, los más
pobres, debido a su incapacidad de prepararse para enfrentar el CC (Stern, 2005).
En un contexto económico, la emisión de GEI a la atmósfera se interpreta como
un consumo creciente de servicios atmosféricos a un precio de cero, lo cual no implica
la inexistencia de costos, los cuales pagan y pagarán, en un principio, los países más
pobres, pero en el largo plazo alcanzará a todos los países, a toda la humanidad, he aquí
la tragedia de los (bienes) comunes, como la atmósfera, a escala planetaria.
Así pues, los países con mayor ingreso y mayor riqueza están consumiendo la
atmósfera, que es un bien común de la humanidad, de los países más pobres, lo cual, a
todas luces, no es eficiente y nos aleja del equilibrio general de la economía global –
debido a la presencia de externalidades negativas–. Esto debido a que todos los bienes
que no tienen precio, como los servicios atmosféricos, se consumen por encima del
nivel de eficiencia (Hardin, 1968), con lo cual está de acuerdo la teoría económica
(Mankiw, 1998; Stiglitz, 2002a).
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Propuestas de solución al CC
Las propuestas, por parte de los científicos de los países desarrollados, para solucionar
el CC son: “asignación de precio al carbono, política tecnológica, eliminación de
barreras al cambio de comportamiento” (Stern, 2005), investigación, educación,
regulación y cambio institucional (EEA, 2007).
Nueva propuesta de solución al CC
Si bien los precios son las mejores señales para asignar eficientemente los recursos, y
mediante dichas señales se propicia el cambio tecnológico, podríamos decir casi de
manera automática, al igual que el cambio de comportamiento, en el marco de las leyes
del mercado y al amparo de la responsabilidad común, es preciso establecer, antes que
cualquier otro cosa, los derechos de propiedad mediante la coerción –en el sentido del
acuerdo mutuo (Hardin, 1968)–, a fin de que la asignación de precios las lleve a cabo el
mercado, así se logrará la eficiencia siempre deseada y se evitará la tragedia de los
bienes comunes, en este caso de la atmósfera, a escala planetaria.
El resumen más sencillo del CC es el siguiente: la atmósfera es un recurso
común, y los recursos comunes, si acaso justificables, son justificables solamente bajo
condiciones de baja densidad poblacional y reducida actividad económica (como se da
hoy día en países menos desarrollados). Conforme han aumentado las actividades
económicas han tenido que ser abandonados en un aspecto tras otro (Hardin, 1968), y
ahora le toca a la atmósfera.
De modo que la pregunta relevante es: ¿cómo asignar derechos de propiedad a la
atmósfera? Como se ha hecho con la tierra del planeta, el espacio aéreo y con las aguas
de los mares, entre otros, es decir, por país, con base en su extensión territorial.
De acuerdo con la magnitud mundial del CC, se propone iniciar la asignación de
derechos de propiedad atmosféricos, en un principio, por continente, para después pasar
a la asignación por país. Con base en la extensión de cada uno de los seis continentes,
en el cuadro siguiente se propone el ponderador para el reparto de la atmósfera a escala
continental.
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Datos de los seis continentes
Continentes Superficie Km2 Ponderador para
asignar derechos de
propiedad atmosféricos
Proporción atmosférica
por continente
América 40 004 000 0.27103348 (0.27103348) * X
Europa 10 404 000 0.07048876 (0.07048876) * X
Asia 43 750 000 0.29641323 (0.29641323) * X
África 30 300 000 0.20528733 (0.20528733) * X
Oceanía 8 940 000 0.06056993 (0.06056993) * X
Antartida 14 200 000 0.09620727 (0.09620727) * X
Nota: X es el total de atmósfera del planeta.
Fuente: Elaboración propia con base en información de : www.portalplanetasedna.com.ar/continentes.htm
Al instrumentar esta propuesta, bajo el marco del mercado y de responsabilidad
común, se generarán las condiciones para acordar mutuamente medidas internacionales
colectivas (Stiglitz, 2002b), con base en los principios de efectividad, eficiencia y
equidad, que han propiciado ya los cimientos del marco multilateral en existencia.
Al proponer y aceptar el reparto alícuota de la atmósfera entre los países del
mundo debemos tener presente que: “Cada nueva restricción en el uso de los recursos
comunes, implica restringir la libertad personal de alguien. Las restricciones impuestas
en un pasado distante son aceptadas porque ningún contemporáneo se queja por su
pérdida. Es a las recientemente propuestas a las que nos oponemos vigorosamente; los
gritos de "derechos" y de "libertad" llenan el aire. ¿Pero qué significa libertad? Cuando
los hombres mutuamente acordaron instaurar leyes contra los robos, la humanidad se
volvió más libre, no menos. Los individuos encerrados en la lógica de los recursos
comunes son libres únicamente para traer la ruina universal; una vez que ven la
necesidad de la coerción mutua, quedan libres para perseguir nuevas metas” (Hardin,
1968), y ahora debemos acordar limitar el uso de la atmósfera a la extensión territorial
de cada país para evitar la ruina universal, causada solo por unos cuantos países.
Propuesta para asignar derechos de propiedad atmosféricos por país
1.- Repartir la atmósfera según la extensión territorial de cada país, tal y como se ha
hecho con los mares o el espacio aéreo, entre otros, como ya se indicó, de forma que
cada país tendrá una cantidad “x” de atmósfera, en correspondencia directa con su
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extensión territorial, de manera que ∑xi = X, donde X es el total de atmósfera del
planeta.
2.- El país que consuma más atmósfera de la que le corresponde (asignación por
acuerdo mutuo), pagará a los países más cercanos que no hayan usado todos sus
derechos de propiedad, con ello los países más pobres podrán financiar su adaptación al
cambio climático e iniciar acciones para revertirlo.
Con esta propuesta los países desarrollados, que son los que más atmósfera
consumen, tendrán el incentivo económico para reducir la emisión de GEI. Además, se
facilitará instrumentar medidas encaminadas a revertir el calentamiento global, tales
como:
1.- Puesto que X tiene una capacidad limitada de absorber GEI, de acuerdo con la
situación actual, y nuestras pretensiones de no permitir que siga en aumento la
temperatura global, podemos fijar la cantidad de atmósfera, susceptible de utilizar por
país, en xj < xi, tal que la temperatura ya no aumente, sino, por el contrario, se reduzca
en al menos 0.5° C, claro, los efectos se verán dentro de cuarenta o cincuenta años
(Stern, 2005).
2.- Al igual que la propuesta anterior, el país que sobrepase la emisión de GEI tal que su
consumo de atmósfera sea mayor a xj pagará a los países vecinos cuyo consumo sea
menor a xj.
Al interior de cada país la asignación de derechos de propiedad atmosféricos se
debe hacer a toda la población, si bien ello no es relevante para la eficiencia económica
(Pearce, 1985), para que el sentido de los pagos vayan del contaminador al
contaminado. Adicionalmente, cada país, independientemente de lo que haga el resto de
la comunidad internacional, debe reducir la emisión de GEI, y de acuerdo con los
resultados de los estudios de expertos (UN Headquarters, New York, 24 September
2007), la mejor manera de hacerlo es mediante la reducción de la despoblación forestal.
En consecuencia, el Estado de cada nación del mundo debe pagar por “criar árboles” u
otros países pagar a otros por ello. “Criar árboles” implica plantar, alimentar, cuidar y
mantener vivo al árbol, además podría ser el símbolo de la vida en nuestro planeta.
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Conclusiones
El cambio climático, independientemente de su causa, pone de manifiesto que los países
desarrollados están consumiendo un bien común de la humanidad: la atmósfera.
Las propuestas realizadas hasta la fecha para revertir el cambio climático dejan
fuera los derechos de propiedad atmosféricos, sin embargo, insisten en el
establecimiento del precio del carbono, modificar el comportamiento, investigación,
educación, regulación, cambio institucional y desarrollo tecnológico.
Los efectos del consumo de la atmósfera por parte de los países desarrollados los
sentirán los países menos desarrollados. ¿Cómo evitar está externalidad negativa?
Mediante la asignación de derechos de propiedad atmosféricos.
Si se reparte la atmósfera de acuerdo con la extensión territorial de cada país, los
países que consuman más de lo que les corresponde pagarán a quienes no utilizan todos
sus derechos, los países más pobres, y con esos recursos podrán sufragar los gastos que
implica la adaptación al cambio climático.
La asignación de derechos de propiedad atmosféricos generará los incentivos
adecuados, sobre todo en los países desarrollados, para estimular el cambio de
comportamiento, la investigación, desarrollo tecnológico, educación, regulación e
institucional. En suma, la atmósfera, al ya no ser un recurso común, se podrá conservar.
Referencias bibliográfica
Bunge, M. (2000), La investigación científica, Trad. Manuel Sacristán, Siglo veintiuno
de España editores, s.a., 805 pp.
European Environment Agency. (No 2/2007), Climate change and water adaptation
issues, 114 p.
Hardin, G. (1968), The Tragedy of Commons, en Science, v. 162 pp. 1243-1248.
Llamas, M. (06/09/2007), Los datos ‘ocultos’ del cambio climático remueven los
cimientos de Kyoto, publicado el, en:
http://www.expansion.com/edicion/exp/economia_y_politica/entorno/es/desarrollo/103
2590.html.
Mankiw, N. (1998), Principios de economía, Mc Graw Hill, pp.191-243.
Pearce, D. (1985), Economía ambiental, FCE, Av. de la Universidad, 1975, México, D.
F., 258 p.
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Stern Review on the economics of climate change, en: http://www.hm-
treasury.gov.uk/independent_reviews/stern_review_economics_climate_change/sternre
view_index.cfm
Steve McIntyre, (2007), Climate audit, en: http://climateaudit.org/
Stiglitz, J. (2002a), La economía del sector público, tercera edición, Antoni Bosch
editores, pp. 247-281.
Stiglitz, J. (2002b), El malestar en la globalización, Taurus, México, 314 p.
UN Headquarters, New York, 24 September 2007, The Future in our Hands:
Addressing the Leadership Challenge of Climate Change. En:
www.portalplanetasedna.com.ar/continentes.htm
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1. LA POLITICA AGRICOLA EN MEXICO (1988-2009)
Minerva Paz Gracía
Víctor H. Palacio Muñoz
La política implementada en México desde los años ochenta ha experimentado reformas
significativas guiadas principalmente por el proceso de apertura comercial que se inició
con la incorporación de México al GATT en 1986 y la firma del TLCAN en 1993.
El proceso de apertura comercial ha provocado importantes cambios en el sector
agrícola, debido a que su estructura y funcionamiento estaba estrechamente vinculado al
modelo de desarrollo anterior -la sustitución de importaciones-, en el que era una
actividad protegida de la competencia externa, gozaba de fuertes subsidios y
transferencias públicas y de una amplia regulación e intervención del Estado.
La nueva estrategia de política se orientó hacia la competitividad, las ventajas
comparativas y la inserción de México en el proceso de internacionalización de la
agricultura; dicha estrategia enfatizó de manera importante la expansión del sector de
frutas y hortalizas, productos de gran demanda en Estados Unidos, sin embargo se
descuidó el sector de básicos compuesto por granos, oleaginosas, cárnicos y sus
derivados.
En la implementación de la política agrícola los gobiernos han realizado grandes
esfuerzos para reducir la ayuda y alejarse de las formas de apoyo a los precios de
mercado que introducen más distorsiones y que además son financiadas por los
consumidores, así como para eliminar las barreras comerciales. En México la política
agrícola se ha dirigido hacia el apoyo al ingreso agrícola, basada en la superficie
cultivada y no directamente ligada a la producción.
Desde 1994, con la entrada en vigor del TLCAN, se permitió a los grandes
productores con capacidad comercial de exportación, vender su producción a Estados
Unidos; pero, los pequeños productores, que representan aproximadamente el 80% de
los campesinos del país, al no tener capacidad para incrustarse al marco del TLCAN,
comenzaron a migrar del campo y sobre todo a los EUA, a consecuencia de la falta o
poca rentabilidad de los cultivos tradicionales.
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2.1 Situación económica general
La demanda agregada (DA) es la cantidad total de producción que se compra a un
determinado nivel de precios. La DA está integrada de cuatro componentes: el consumo
privado, las compras del Estado, la inversión (FBCF) y las exportaciones netas
(exportaciones – importaciones).
La economía nacional se ha reestructurado en contra de la esfera productiva y de la
llamada economía real (formal), dando paso a una gran expansión del sector financiero
y de la economía informal. Tal transformación de la economía atenta sobre el
crecimiento económico en el corto, mediano y largo plazo dado que coloca al país en un
contexto de menor competitividad frente al exterior y de mayor vulnerabilidad frente a
las variables externas.
En 2009 la actividad económica de México se vio afectada por una fuerte reducción de
la demanda externa, un deterioro en los términos de intercambio y una marcada
contracción en los mercados financieros internacionales. Como consecuencia, el PIB
registró una contracción de 6.5%2 anual, magnitud similar a la observada durante la
crisis de 1995.
Ante este panorama el gobierno implementó medidas con el objeto de atenuar las
consecuencias del entorno internacional sobre los niveles de actividad económica. En
primer lugar, contar con finanzas públicas sanas permitió que la política fiscal, a través
de un mayor gasto público, adoptase un papel activo para equilibrar la caída en la
demanda agregada. En segundo lugar, se implementó un ciclo de relajamiento en su
postura monetaria, en un contexto en que las expectativas de inflación de mediano y
largo plazo se mantuvieron ancladas.
3.1.1 La demanda agregada
En la siguiente gráfica se puede observar el comportamiento de los cuatro componentes
de la DA desde 1989; las mayores desviaciones las ha tenido la variación de existencias
ya que en el año de 1996 mostró un crecimiento de 186% lo que indica que el consumo
de bienes disminuyó en relación con 1995, otra variación importante se presentó en
2 Los datos mostrados en este capítulo fueron deflactados a pesos de 1993.
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2006 en donde disminuyó 200%, a lo cual ayudó que en 2005 el PIB creció 2.8%, y el
consumo privado en casi 5%3.
El consumo es la variable más importante de la demanda agregada debido a su
cercana relación con el ahorro. A lo largo del periodo analizado la proporción
que destinan los consumidores para satisfacer sus necesidades no ha variado.
El rubro que absorbe la mayor parte del consumo es el de “alimentos, bebidas
y tabaco” que representa alrededor del 30% del total, seguido en orden de
importancia por los gastos de “vivienda y electricidad” (14%) y en tercer lugar
por “transporte” al cual destinan el 13%.
Otro componente de la demanda agregada es el gasto de gobierno, el cual no ha tenido
un crecimiento muy grande en todo el periodo, el mayor crecimiento lo tuvo en 1991,
2000, 2004 y 2009 (alrededor de 5% en los cuatro años), es el componente que presenta
un menor crecimiento lo que, según la teoría de la demanda efectiva, afecta de manera
negativa el nivel del empleo.
En el incremento de la demanda agregada influyen diferentes factores que hacen que
ésta se desplace hacia fuera. La curva de demanda relaciona el gasto total con el nivel
de precios. Empero, existen otros factores que pueden afectar la demanda, algunos son
variables de política y otros son factores exógenos.
Figura 1 Variación anual de los componentes de la Demanda Agregada de México
1989-2010
(Millones de pesos de 1993)
3 A menos que se indique lo contrario, los datos usados en este capítulo fueron tomados de los
anexos estadísticos del sexto informe de gobierno de Fox (2000), segundo informe (2008) y
cuarto informe de gobierno de Calderón (2010).
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Fuente: Sexto informe de gobierno (2000), Segundo informe de gobierno
(2008) y Cuarto informe de Gobierno (2010).
Las exportaciones han sido uno de los componentes más dinámicos, sin embargo esto
no se ha transformado en mayor producción manufacturera, ni en mayor empleo y
tampoco en mayor dinámica económica, dado que las importaciones han crecido más
(excepto en 1989 y 1995-1997), lo que evidencia las filtraciones de demanda hacia el
exterior; esto es porque al presentar un crecimiento mayor las importaciones que las
exportaciones, el coeficiente de importaciones (relación importaciones a producción)
crece más que el coeficiente de exportaciones. Las exportaciones netas han sido
negativas en la mayoría de los años, cuestión que implica la existencia de un déficit
externo y, por tanto, la transferencia de recursos al exterior debido al déficit comercial
(Ver figura 1).
En el 2009 las exportaciones netas y el gasto gubernamental contribuyeron
positivamente al crecimiento y aminoraron la caída del PIB. En la segunda mitad del
año la actividad económica repuntó, debido a una gradual expansión del consumo
privado, la inversión en equipo y software y la inversión residencial, así como por una
menor desacumulación de inventarios.
Con relación a la formación bruta de capital fijo, en 1989 ésta creció 5.9%. Sin
embargo, el nivel de inversión fue bajo, ya que sólo representó el 17% de la oferta
interna. Por componentes, el rubro de maquinaria y equipo mostró un incremento
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cercano al 11%, mientras que el renglón de construcción registró una tasa más
conservadora de 2.9%. El repunte en las ventas internas de camiones, autobuses,
tractores, maquinaria e implementos agrícolas, fue un hecho relevante en el proceso de
acumulación de capital.
Entre los factores que impulsaron la formación de capital estuvieron la disponibilidad
de crédito, mayor optimismo en la reactivación económica, política de estímulos
fiscales a la inversión productiva, una mejoría en los términos de intercambio y, de
manera relevante, el descenso en los precios relativos de todos los bienes de inversión
(12% en la construcción, 14% en maquinaria y equipo de producción nacional, y 6% en
los productos importados).
A lo largo del periodo de gobierno de Salinas la inversión mostró una tendencia
creciente, que se interrumpió en 1993 (-3%). Durante estos años el crecimiento de los
distintos indicadores de formación bruta de capital fue muy superior al de la producción
nacional. La inversión en capital humano, representada por el gasto en educación y en
salud también adquirió un especial dinamismo en este periodo en particular, tal
inversión efectuada por el sector público y el privado aumentó en más de 2.5% del PIB.
El incremento de la inversión correspondiente sólo a educación fue de casi 2%.
En 1995, la formación bruta de capital se redujo 30% como resultado de descensos de
33.9% en la inversión privada y 18.9% en la pública. Al debilitamiento del gasto de
inversión concurrieron varios factores: la restricción de recursos totales que enfrentó la
economía ante el corte del financiamiento externo; tasas de interés nominales y reales
más altas, como resultado del punto precedente, de los ajustes cambiarios y de las
expectativas inflacionarias; la mayor incertidumbre que afloró hacia finales de 1994 y
que en buena medida perduró prácticamente durante todo 1995.
Ante la ausencia de ahorro externo, la formación bruta de capital se financió
prácticamente en su totalidad con ahorro interno bruto. El incremento de la tasa de
ahorro interno tuvo como contrapartida una disminución de la participación del
consumo en el producto. Por estas razones, la contracción que sufrió el consumo en
1995 fue muy superior a la registrada por el PIB, tanto en magnitud absoluta como en
variación porcentual anual. La formación bruta de capital (inclusive la variación de
existencias) cayó cuatro puntos del PIB, al descender de 23.5% en 1994 a 19.4% en
1995.
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A partir de 1996 y hasta terminar Zedillo su periodo de gobierno, la inversión mostró
una tendencia creciente, en respuesta a crecimientos de la inversión del sector privado y
del público. La expansión de la inversión se derivó tanto del aumento de los gastos en
maquinaria y equipo como en construcción. Dentro del primero de dichos rubros
destacó el crecimiento del gasto en maquinaria y equipo de origen importado, el cual
subió 23% en promedio de 1996 a 2000.
En los dos primeros años del gobierno de Fox la inversión mostró crecimiento negativo,
nulo crecimiento en 2003, y a partir de 2004 comenzó una recuperación alcanzando casi
10% en 2006. En este periodo la inversión del sector privado siempre fue mayor que la
del sector público. Tuvieron importante participación la inversión nacional en
construcción que representó más 47% en promedio y la importación de maquinaria y
equipo con el 34% en promedio.
A partir de 2007 la formación bruta de capital fijo, continuó creciendo aunque cada vez
a tasas menores hasta que en 2009, decreció en casi 10% reflejando la persistente
tendencia negativa que presentó la inversión privada durante el año, toda vez que los
gastos en formación de capital efectuados por el sector público mantuvieron una
trayectoria creciente a lo largo de 2009, situación que se revirtió para 2010, en el cual
nuevamente se presentó un crecimiento positivo.
3.1.2 La relación entre PIB y PIB agropecuario
A principio de la década de los noventa, México gozaba de los beneficios de reformas
anteriores realizadas en los años ochenta, con un crecimiento del PIB de cerca de 4% al
año, el cual arrancó con ímpetu en 1989 después de siete años de estancamiento. Sin
embargo, esto no se vio reflejado en el PIB per cápita ya que debido a un alto
crecimiento de la población implicó que éste permaneciera por debajo de 2%.
Después de la crisis monetaria y la recesión de 1995, el PIB presentó un crecimiento
mayor, ya que en 1996 fue de 5%, ayudado por un repunte en la inversión, de empresas
orientadas a la exportación, así como en proyectos del sector público.
Al interior del PIB agropecuario la actividad preponderante ha sido y sigue siendo la
agricultura, lo que significa más del 50%; seguida por la ganadería, que representó poco
más del 30%; y por la silvicultura, pesca y caza, que aportaron aproximadamente el
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10% del PIB primario. Por su parte, los principales rubros agrícolas en el 2010 fueron:
granos, frutales, forrajes y hortalizas, que juntos representaron casi el 82% del valor
total de la producción
A lo largo de los casi cuatro periodos de gobierno, el PIB nacional registró un
crecimiento continuo (con excepción 1995, 2001 y 2009) y mayor que el PIB
agropecuario; el cual tuvo un crecimiento negativo en 1995, 2001-2003, y 2009 (Ver
Figura 2).
Figura 2 Relación entre el crecimiento del PIB agropecuario y el PIB nacional
(Millones de pesos de 1993)
Fuente: Sexto informe, op. cit., Segundo informe op. cit. y Cuarto informe
op. cit.
En 1995, debido a la crisis de la economía nacional, el sector agropecuario se vio
fuertemente afectado por los criterios implementados en materia de política económica
y esto trajo consigo un aumento considerable en los precios (la inflación llegó a 52%),
sobre todo en los del sector agropecuario, en el que la inflación fue mayor a la nacional,
en este año el PIB nacional tuvo una caída de poco más del 6%. Para el 2001 el PIB
registró una segunda caída como consecuencia de la desaceleración de la economía
estadounidense aunque ésta fue menor que la de 1995. En el 2009 la inflación
subyacente alcanzó un nivel de 5.3%, lo que implicó un incremento de 0.4% respecto a
la cifra que se observó al cierre de 2008, para el 2010 la inflación se mantuvo baja
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aunque hacia finales del año repuntó como consecuencia primordialmente de las alzas
en los precios internacionales de las materias primas
Como se puede apreciar el crecimiento del PIB ha sido menor al de la inflación, lo que
es un indicador de que en los últimos 21 años en el país no ha habido desarrollo o que
éste ha sido muy pequeño.
Figura 3 Evolución anual del PIB e inflación.
1993=100
Fuente: Sexto informe, op. cit, Segundo informe op. cit, Cuarto informe op.
cit, y BANXICO, Informe anual 2009 y 2010.
3.1.3 Empleo
Al comienzo de la década de los noventa, durante el sexenio de Salinas, el empleo en
México representaba alrededor del 54% de la población en edad de trabajar, es decir, la
población económicamente activa (PEA) de 14 años o más. La tasa de desempleo
abierto se incrementó de 2.8% en 1990 a 3.7% en 1994, y para 1995, se registró un
aumento llegando al 5.5%, éste se debió a la crisis financiera por lo que las condiciones
del mercado laboral empeoraron, con una baja significativa en el empleo asegurado en
el sector privado y un aumento en la tasa de desempleo abierto. Además, los niveles de
empleo informal y de pobreza se elevaron. Durante el sexenio de Salinas el salario
mínimo real cayó 19.5% y el desempleo aumentó a casi 10 millones de mexicanos.
La tasa de desempleo disminuyó en los años siguientes de manera que en el periodo
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1994-2000, fue de 2.8% en promedio; y para el siguiente sexenio, ésta se mantuvo
prácticamente en el mismo nivel (2.9%). Para el año de 2009, se alcanzó el máximo
nivel de desempleo en todo el periodo que fue de 5.3% (en el 2008 más de 541 mil
personas perdieron su empleo en zonas urbanas).
La expansión de la economía en 2010, provocó que se presentara una generación
importante del empleo formal de la economía, ya que este creció 1.4%, de tal forma que
éste logró superar los niveles observados antes del inicio de la crisis mundial. No
obstante, diversos indicadores sugieren que persistieron condiciones de holgura en el
mercado laboral. En particular, las tasas de desocupación y subocupación
permanecieron en niveles superiores a los prevalecientes durante 2008.De manera
congruente, las empresas que constituyen al sector manufacturero no enfrentaron
dificultades para contratar mano de obra calificada
3.1.4 Comercio exterior
De 1989 a 1994 la economía mexicana incrementó sus exportaciones en 8.3% y las
importaciones crecieron 15.5% en promedio, teniendo una importante participación los
bienes intermedios y de capital, lo cual trajo consigo una balanza comercial deficitaria.
Durante los años 1990 a 1995 el margen de valuación del peso con el dólar fue positivo,
por lo que la sobrevaluación4 del peso fue de 35% en el último año
5. A lo largo de estos
años, las exportaciones crecieron la mitad (6% anual), en relación con las importaciones
que aumentaron ampliamente (12%), excepto en 1993 donde apenas crecieron 1.8%.
La crisis de diciembre de 1994, forzó un reajuste repentino de la economía, y como
resultado, el déficit de la cuenta corriente disminuyó de 7% en 1994 a 0.6% en 1995. Al
mismo tiempo, el desplome del tipo de cambio (que fue negativo de 1996 y 1997)
aunado a las anteriores reformas de política para abrir la economía, incluyendo el
TLCAN, permitieron a los productores mexicanos cambiar el destino de sus ventas, de
los mercados internos a los extranjeros, lo que provocó grandes aumentos de las
4 Sobre o subvaluación.- Es la diferencia porcentual entre el tipo de cambio nominal y el tipo de cambio
teórico. Año base 1996. El signo negativo (-) indica subvaluación del peso mexicano, respecto al dólar
americano y el signo positivo (+) indica sobrevaluación del peso con respecto al dólar americano.
5 Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados (CEFP, 2010).
18
exportaciones. En 1995, se observó que la devaluación del peso con respecto al dólar y
la caída en la demanda interna actuaron como el mejor arancel a las importaciones y
ello creó incentivos de corto plazo a las exportaciones.
A partir de 1998 la sobrevaluación del peso con respecto al dólar ha sido positiva, lo
que ha provocado que las importaciones aumenten continuamente (con excepción de
2001 en que también las exportaciones decrecieron).
La crisis reciente por la que atravesó la economía mundial resultó inédita en cuanto a la
rapidez con la que se propagó a todas las regiones del mundo. El alto grado de
integración comercial y financiera de la economía mexicana con la economía global,
imposibilitó que México permaneciera al margen de los efectos negativos de la crisis.
Las consecuencias de dicha crisis se trasladaron a la economía de México, ya que para
2009 se presentó una disminución importante en la demanda por exportaciones, un
deterioro en los términos de intercambio, y condiciones más astringentes de acceso al
financiamiento proveniente del exterior.
A lo largo de los años se puede apreciar que cuando existe un aumento del tipo de
cambio del dólar en relación con el peso, provoca que los productos nacionales sean
relativamente más baratos en comparación con los extranjeros, razón por la cual los
productores se ven motivados a incrementar su producción a través de un aumento de la
superficie sembrada e introduciendo mejoras en los procesos productivos. Cuando se
incrementa la producción en el sector agrícola, el PIB de este sector también aumenta,
como se observó en 1995, cuando aumentó el tipo de cambio y el PIB nacional
disminuyó 6.2%.
En la siguiente figura se observa que las exportaciones han sido menores a las
importaciones en prácticamente todos los años lo que ha provocado que la balanza
comercial haya presentado un déficit continuo a excepción del periodo 1995-1997 en el
que las importaciones crecieron en 10.2%, mientras que las exportaciones lo hicieron en
19.7% en promedio.
En los años de 2001 a 20106, se presentaron tasas muy lentas de crecimiento de las
exportaciones: en promedio anual fue de 5%, mientras que las importaciones crecieron
5.6%. Estos dos rubros mostraron una tendencia descendente en comparación con el
sexenio anterior.
6 Para 2010 se utilizaron cifras preliminares
19
La recuperación de los niveles de producción para el 2010 fue consecuencia del
crecimiento que presentó la economía mundial, en particular, por el de la actividad
industrial en Estados Unidos. Este último impulsó de manera importante a las
exportaciones mexicanas, lo cual fue transmitiéndose gradualmente a los componentes
del gasto interno
Figura 4 Variación anual de la balanza comercial
(Millones de pesos de 1993)
Fuente: Sexto informe, op. cit., Segundo informe op. cit, y Cuarto informe op. cit.
3.2 Situación del sector agrícola.
3.2.1 Producción y superficie agrícola.
En México existen 30 millones de hectáreas cultivables que representan alrededor del
16% del territorio nacional; del total del área dedicada a la producción agrícola, cerca
del 70% es de temporal y el restante es irrigado. Si bien la cantidad de tierra irrigada es
relativamente pequeña, durante los últimos 20 años la productividad de esta tierra ha
aumentado hasta el punto de que el 55% de la producción agropecuaria total y 70% de
las exportaciones agropecuarias se producen en estas tierras (OECD, 2006).
El maíz y el fríjol, han sido históricamente los principales alimentos básicos de México,
y siguen siendo los principales cultivos plantados y consumidos.
El maíz es el más importante en términos de producción, valor y superficie cultivada, a
pesar de que la superficie cosechada ha mostrado aumentos y disminuciones desde 1989
20
hasta el 2010. En todos los años siempre se ha destinado mayor superficie a la
producción del maíz que al total de granos básicos. La siguiente figura es ilustrativa en
este sentido.
Figura 5 Superficie cosechada de los principales granos.
(Porcentaje de hectáreas)
Fuente. Elaboración propia con datos de FAOSTAT. Consultado el 15 de
octubre 2010.
Analizando los cultivos por grupos, los cereales representaron el grupo de cultivos más
grande en términos de superficie, ya que su participación porcentual es mayor al 40%, y
dentro de este grupo el maíz continua dominando ya que ocupa la mayoría de la
superficie, cuya participación ha sido mayor al 87% de la superficie destinada a los
cereales, llegando a un máximo de 91% en el 2006.
El crecimiento de la superficie agrícola en México se debe en gran medida a un
aumento en la superficie de cultivos forrajeros, y en el número de hectáreas plantadas
con frutas, hortalizas, cultivos industriales y medicinales. En contraste, los productores
han cambiado a otros cultivos, como leguminosas secas, (incluyendo el fríjol) y
oleaginosas, durante los 15 años recientes (OECD, 2006).
El grupo de los cereales ha representado la proporción más alta del valor real de la
producción agrícola, y aunque el área dedicada a los cereales ha cambiado poco, el valor
real de la producción de cereales ha bajado, ya que en el sexenio de Salinas éste
representó el 27% del valor total, para el siguiente disminuyó a 23%, y por último con
Fox el valor representó apenas el 16% del total de la producción agrícola, lo que
significa una disminución en la participación de aproximadamente el 10%.
21
Al interior del rubro de granos destaca la participación del maíz grano, que en 2010
representó alrededor del 87% del valor total; mientras que en el caso de los forrajes
destaca el sorgo, con un aporte al valor del 55%. En cuanto al rubro de hortalizas, los
cultivos relevantes son el tomate, que representa el 24%, y el chile verde con 21% del
valor de la producción de este rubro. Finalmente, en el caso de los frutales sobresale el
valor aportado por el aguacate, 24%, y la naranja con el 9%.
Ahora bien, aunque los granos continuaron siendo en 2010 el rubro principal al interior
de la producción agrícola, éstos han cedido, al menos desde 1994, parte de su
participación a otros rubros como el forraje, los frutales y las hortalizas.
El valor de la producción de frutas (básicamente papaya, piña, sandía, fresa, guayaba,
aguacate, mango y naranja); y hortalizas (principalmente tomate, chile verde, brócoli,
espárrago y pepino) ha contribuido de manera importante al incremento del valor total
de la producción agrícola, ya que durante este periodo sobrepasaron a los cereales, y en
los años de 1993 y 2005, el grupo de las frutas por sí sola superó en valor a los cereales
ya que éstas se vieron favorecidas por un creciente acceso al mercado de Estados
Unidos, así como por las innovaciones tecnológicas introducidas (CEPAL, 2005).
Aunque el crecimiento de estos grupos presentó un estancamiento durante la crisis
financiera, logró recuperarse y continuó su crecimiento hasta el 2006. El valor de la
producción de frutas creció a un ritmo de 3.4% anual y el de las hortalizas, en 5.2%.
Para el 2010 el valor de las primeras representó poco más del 30% del valor total de la
producción de cultivos.
3.2.2 Empleo agrícola
La población que vive en el campo mexicano observa un deterioro en su bienestar
debido a las reformas económicas que iniciaron en los ochenta, lo que provocó mayor
desempleo y pobreza en el medio rural.
En los ochenta, la mano de obra empleada en actividades agropecuarias aumentó de 8.1
a 10.9 millones de personas, lo que significó 35% más en una década. Este aumento se
debió en gran medida a la mano de obra no remunerada, la cual se amplió en poco más
de 3.5 millones de personas (López, 2005).
La población empleada en actividades agropecuarias ha continuado su descenso a lo
largo de los tres sexenios: en 1994 era el 24.7% de la población total ocupada en el país,
para el 2000 sólo representaba el 17.5% lo que significó una disminución de 20.3% de
22
la población ocupada en el sector rural, llegando al 14% en 2006 y disminuyendo a 13%
para el 2009. Es importante señalar que mientras en los últimos tres años la población
ocupada a nivel nacional muestra crecimiento positivo (excepto en 2009) en el sector
agropecuario no sucede lo mismo.
En 1988, la agricultura generaba 7% del PIB total, pero ha continuado disminuyendo su
participación hasta llegar a representar sólo el 5% en 2006, y en el periodo 2007-2009 el
valor fue de apenas 4%, por lo que se advierte que el desempeño del sector agropecuario
se ha visto acompañado de una constante reducción de la mano de obra ocupada.
Además, a lo largo del periodo se aprecia una dinámica de mayor contracción del PIB
agropecuario que del empleo, lo que significa que menos del 10% de la riqueza nacional
se produce en un sector donde se encuentra la cuarta parte de la población del país.
Estos indicadores parecen mostrar que las políticas agrícolas y el entorno económico
nacional e internacional han sido poco favorables para la mayoría de los productores
agrícolas, al provocar una disminución de la fuerza de trabajo en las actividades del
campo y un aumento en las migraciones hacia las zonas urbanas del país o hacia los
Estados Unidos en busca de empleo.
3.2.3 Comercio agrícola
Desde los años ochenta, el comercio agrícola de México ha crecido considerablemente,
sin embargo los intercambios agrícolas mexicanos han sido deficitarios a partir de 1989
debido principalmente a la apreciación del peso pero también a la reducción de barreras
comerciales sobre los productos agrícolas que estaban muy protegidos, lo que provocó
que las importaciones se incrementaran en mayor medida que las exportaciones y lleva
a la profundización del intercambio desigual.
En los años de análisis las exportaciones agrícolas han crecido de manera sostenida con
excepción de 19907, pero las importaciones lo han hecho de manera más dinámica. Así,
la balanza comercial agropecuaria ha sido negativa en casi todos los años del periodo
estudiado. El valor de las exportaciones agrícolas ha ido perdiendo importancia en las
cuentas nacionales a pesar del subsidio en agua y energía, mientras que su volumen
7 De 1,638 millones de dólares en 1988 a 2,220.9 en 1994 y al terminar el sexenio en 2006 a
6,852.8 MMD.
23
aumenta y demanda una cantidad mayor de insumos como tierra, agua y trabajo barato
(Trápaga, 2006).
En 1995 se redujeron drásticamente las importaciones alimentarias en 28.2%
(disminuyendo de 7,274.4 millones de dólares a 5,221.7 MDD); y, simultáneamente,
aumentaron 42.4% las exportaciones agroalimentarias, de manera que se pasó de un
déficit comercial agroalimentario de 3,158.1 millones de dólares en 1994 a un superávit
agroalimentario de 639.4 MDD en 1995. A esto abonó la crisis de este año, lo que
provocó que las importaciones bajaran.
Las exportaciones de productos como legumbres, hortalizas y frutas muestran un
importante dinamismo, antes de la entrada en vigor del TLCAN este grupo representó el
22.6% en promedio del valor total de los productos alimenticios, a partir de 1994 ha
continuado incrementándose el valor, hasta que en 2009 constituyó el 50%, sin embargo
la participación porcentual del grupo de legumbres y hortalizas disminuyó con respecto
a 2008, esto debido en gran medida a que la demanda de pepinos del exterior disminuyó
en 37%. El grupo de las frutas mantuvo su tendencia a la alza y aumentó en 9% para
2009.
Cabe resaltar que dentro de las hortalizas el tomate mexicano (jitomate) es uno de los
productos de mayor volumen exportado especialmente al mercado estadounidense, en el
lapso de 1994 a 2000 se presentó una tasa de crecimiento global de en volumen de 50%,
y aún cuando su participación disminuyó para el sexenio de Fox (30%), sigue siendo
uno de los productos agrícolas de mayor exportación tanto en volumen como en valor,
de 2007 a 2009 representó el 30% del valor de las exportaciones del grupo de las
hortalizas, y es el único que muestra un crecimiento constante. La lechuga es otro
producto que ha mostrado una participación importante: de 1993 a 2000 tuvo una tasa
de 46.6%, y para el periodo de 2000 a 2006 su crecimiento promedio fue de más de
100%. Es importante mencionar que en México la producción de hortalizas se concentra
en cuatro productos que muestran un apresurado crecimiento a partir de la entrada en
vigor del TLCAN: cebolla, pimiento, tomate, y pepino8 . El valor total de este subgrupo
representó el 46%.
En lo que a frutas se refiere la producción orientada a la exportación que ha mostrado un
mayor crecimiento son: papaya, piña, sandía, jícama, fresa, guayaba, aguacate, mango y
8 Incluye también pepinillos.
24
naranja, ésta ultima tuvo incrementos extraordinarios en cuanto a volumen
comercializado, en 1991 fue de 667%, en 1995 de 391%, y en 1999 de 419%; sin
embargo a lo largo de los 21 años del análisis fueron los mangos9, papayas y piñas las
que han tenido mayores incrementos porcentuales (1,657%, 1,470% y 2,262.5%,
respectivamente, FAOSTAT). En cuanto al valor se refiere, para 2009 el mango, la
sandia, el melón y la papaya, son los únicos dentro del grupo de las frutas que
presentaron crecimiento (23%), los demás presentaron importantes disminuciones en
especial las fresas cuyo valor disminuyó en 28% con respecto al 2008.
En el caso del maíz, el principal grano de consumo en México, las importaciones
disminuyeron de 3.3 a 2.7 millones de toneladas lo que significó un descenso de 17%
entre 1988 y 1994; no obstante, de 1994 a 2000 hubo una tendencia creciente ya que las
importaciones de este grano se incrementaron en 100%; para el siguiente sexenio se
presentó un acrecentamiento de 23%. Y a partir del 2005 las importaciones han
mostrado un crecimiento positivo, excepto para el 201010
, en el que se presentó una
disminución del 40% del valor total del grupo de cereales. Es importante señalar que en
este año las importaciones de fríjol registraron un crecimiento de 86%, situación que no
se presentaba desde 2001.
Las exportaciones e importaciones alimentarias han mostrado una tendencia creciente
en cuanto a valor se refiere, con excepción de 2009 en el que las primeras decrecieron
en 10% y las segundas en 23%.
El panorama en relación al comercio exterior muestra que las actuales importaciones no
sólo están creciendo para completar la producción descendiente, sino que en ciertos
casos tienen un carácter especulativo y provocan la imposibilidad de vender la
producción nacional debido al diferencial de precios, lo que implica que
aproximadamente el 30% del consumo alimentario del país sea cubierto con alimentos
provenientes del exterior, principalmente de Estados Unidos.
Las exportaciones agroalimentarias mexicanas han crecido a una tasa promedio anual
del 8.1%, mientras que las importaciones agroalimentarias crecieron a una tasa
9 Aquí se incluyen también las guayabas y mangostanes
10 Para las exportaciones e importaciones se usan valores preliminares de 2010.
25
promedio anual de 6.4%11
entre 1989 y 2010. La balanza comercial agroalimentaria del
país comenzó a ser deficitaria desde 1995.
3.3 Los objetivos de la política agrícola en México
Al iniciar el gobierno de Salinas comenzó un programa de reformas de la política
agrícola existente hasta ese momento, buscándose una mayor orientación hacia el
mercado, una disminución de la regulación interna con mayor liberalización comercial y
un mejor enfoque de las políticas. Todas estas reformas se insertaban en el proceso
general de estabilización de la economía, liberalización del comercio, la reducción del
papel del Estado en el sector agropecuario y la disminución y reorientación de los
subsidios, particularmente el crédito y la asistencia técnica.
Ante este panorama, en mayo de 1990 se presentó el Programa Nacional de la
Modernización para el Campo, para los años 1990-1994. Este programa se orientó
fundamentalmente a incrementar el bienestar de la población rural, eficientar el uso de
los recursos, mejorar la balanza comercial agrícola, mayor orientación al mercado,
menores regulaciones y una mejor dirección de las políticas públicas.
Para el sexenio 1994-2000, se implementó el Programa Nacional de Agricultura y
Desarrollo Rural, definiendo los siguientes objetivos de la política agropecuaria:
aumentar los ingresos de los productores, incrementar la producción agropecuaria más
aprisa que el crecimiento de la población, balancear el comercio agropecuario, lograr
autosuficiencia en alimentos básicos, disminuir las diferencias regionales en
productividad, empleo e ingreso y contribuir a la reducción de la pobreza rural, la
conservación de los recursos naturales y el mejor uso del suelo.
Por último, con Fox se elaboró el Programa Sectorial de Agricultura, Ganadería,
Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación 2001-2006, estableciéndose las siguientes
normas:
Alinear los programas de desarrollo de productividad con las oportunidades de
comercialización y la necesidad de los mercados internos y de exportación.
Asegurar la cohesión entre los incentivos para incrementar la producción
agropecuaria, por un lado, y, por otro, la sostenibilidad de los recursos y el medio
ambiente.
11 INEGI, 2010.
26
Fomentar las políticas públicas que crean un escenario nivelado para competir
con otros miembros del TLCAN.
Mejorar los esfuerzos para la lucha contra la pobreza con miras a eliminarla y no
sólo reducirla.
Ajustar y modificar programas existentes para asegurar que se llegue a los
objetivos mencionados.
3.4 Las medidas de la política agrícola
El Plan Nacional de Desarrollo que elabora cada administración federal proporciona los
objetivos de la política agroalimentaria que han de implementarse en el país. Así, el
Programa Nacional de Modernización para el Campo 1990-1994 estuvo enfocado a
acrecentar el bienestar de la población rural y la eficiencia del uso de recursos, así como
mejorar el balance del comercio agropecuario por medio de una mayor orientación al
mercado, desregulación y una mejor dirección de la política.
En el periodo 1995-2000, el Programa Nacional de Agricultura y Desarrollo Rural
definió los objetivos de la política agropecuaria como: “Aumentar los ingresos de los
productores, incrementar la producción agropecuaria más rápido que el crecimiento de
la población, balancear el comercio agropecuario, lograr autosuficiencia en alimentos
básicos, reducir las diferencias regionales en productividad, empleo e ingreso y
contribuir a la reducción de la pobreza rural, la conservación de los recursos naturales y
el mejor uso del suelo” (OECD, 2007).
En el gobierno de Salinas se reformó el artículo 27 constitucional y su ley
reglamentaria, aprobada en 1991, que formalmente ponía término al proceso de reforma
agraria en México. Esta reforma disponía de un proceso legal, el Programa de
Certificación de Ejidos (Procede), por medio del cual se delimitan derechos territoriales
dentro del ejido y se emiten títulos de dominio y propiedad plena, de modo que los
ejidos pueden privatizar las parcelas y, con el tiempo, alquilarlas o venderlas para
favorecer la certidumbre en la tenencia de la tierra, asociada con el fin del reparto
agrario.
Por lo que respecta a las instituciones públicas que servían al campo, éstas fueron
paulatinamente desapareciendo, acompañadas de la disminución del gasto público
federal que se destinaba al sector en su conjunto. Asimismo, el régimen de comercio
27
exterior al que se sometió al campo, estaba ligado a la incorporación de México al
Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio (GATT por sus siglas en inglés), al
incluirlo en un sistema multilateral.
A partir de 1989 se eliminaron los precios de garantía de doce cultivos básicos que
operaban desde la década de los cincuenta, excluyéndose sólo el maíz y el frijol, los
cuales continuaron bajo este esquema hasta 1994.
Con Zedillo se dio a conocer la Alianza para el Campo que consistía en un conjunto de
programas específicos orientados a mejorar las habilidades de los agricultores y a
promover el desarrollo tecnológico con el objetivo de incrementar la competitividad del
sector agrícola. PRODUCE fue el principal componente de la Alianza Para el Campo,
consistiendo en pagos destinados a la compra de bienes de capital y al suministro de
asistencia técnica por parte de fundaciones privadas.
Finalmente, Fox promulgó la Ley de Desarrollo Rural Sustentable (LDRS), mediante la
cual se buscaba crear una estructura unificadora y armoniosa, en las que se conjuntaran
las políticas orientadas hacia el desarrollo productivo. El propósito general de la LDRS
es coordinar las acciones de las distintas dependencias en las zonas rurales y evitar la
duplicación del esfuerzo, eliminar posibles contradicciones y crear sinergias entre los
sectores privado y público. Para lograr esto, la Comisión Intersecretarial para el
Desarrollo Rural Sustentable desarrolló el Programa Especial Concurrente para el
Desarrollo Rural Sustentable (PEC). Este programa reúne, a partir de 2005, en un sólo
capítulo presupuestal los recursos que ocho secretarías12
y el ramo 33 ejercen en el
sector rural. En él se registra todo tipo de gasto que se realiza en ese ámbito, lo que
genera la impresión de que el mismo se ha recuperado; sin embargo, la gran cantidad de
programas y subprogramas que lo integran exige un gran esfuerzo y tiempo para
conocer cuántos de esos recursos se destinan efectivamente a promover la producción y
12 Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP ), Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo
Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat),
Secretaría de Comunicaciones y Transporte (SCT ), Secretaría de Educación Pública (SEP ), Secretaría de
Salud (SSA), Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) y Secretaría de la Reforma Agraria (SRA ).
28
la productividad, factores determinantes para cambiar el curso de la situación rural
(Cabrera y López, 2007).
3.5 Los principales instrumentos de la política de apoyo al sector agrícola
La política que se ha implementado en México para incrementar la competitividad del
sector agrícola a partir de 1995, se agrupó en tres programas: PROCAMPO, Alianza
para el Campo y el Programa de Apoyos a la Comercialización.
3.5.1 PROCAMPO
Al implementarse el Programa de Apoyos Directos al Campo se inicia uno de los
cambios más característicos en la política agrícola, al introducir por primera vez un
subsidio directo, esto es un subsidio al ingreso del productor.
En el gobierno de Fox se dio continuidad a este programa como mecanismo para
mantener los subsidios a productores y ayudar a la capitalización y reconversión del
sector, pero se introdujeron algunos cambios. La administración del programa se
fortaleció para garantizar el registro correcto de los beneficiarios, reduciendo las normas
de operación.
Se modificó el sistema de pago ampliando la posibilidad de cobro de los cheques vía el
sistema bancario comercial. La cobertura se amplió mediante el redondeo de superficies
a una hectárea para apoyar a productores que poseen menos de una hectárea de
superficie. Se busca dar trato preferencial a productores de menores ingresos que
cultiven predios cuya superficie elegible esté dentro del límite de hectáreas que se
establezca como máximo a través de la entrega de apoyo antes de la siembra del ciclo.
Esto requirió la publicación de una nueva ley denominada Ley de Capitalización de
PROCAMPO, que se dio a conocer el 31 de diciembre de 2001 y en la que se establece
el Sistema de Garantías y Acceso Anticipado a Pagos Futuros de PROCAMPO. Su
propósito es posibilitar a los beneficiarios del programa el acceso por anticipado a
dichos recursos vía financiamiento, con el objetivo de capitalizar y renovar sus unidades
de producción.
Inicialmente, el subsidio de PROCAMPO era equivalente a 100 dólares por hectárea
sembrada con nueve cultivos que anteriormente habían sido apoyados con precios de
garantía: maíz, fríjol, trigo, arroz, sorgo, soya, cártamo, cebada y algodón.
29
En términos nominales el subsidio pasó de $350 por hectárea en 1994 a $1,216 en 2006.
En términos reales el monto se ha reducido en 24%13
. Al inicio de PROCAMPO se
benefició a 2.9 millones de productores de los cuales el 83.3% eran ejidatarios, y la
superficie total apoyada fue de 13.2 millones de hectáreas, de las cuales 80.5% eran
tierras de temporal; la cantidad de hectáreas y productores ha disminuido a lo largo de
los años ya que para 2006 los productores apoyados fueron 2.3 millones y la superficie
disminuyó a 12.3 millones de hectáreas14
. En 2008 y 2009 la cantidad de productores
así como de hectáreas apoyadas ha aumentado hasta llegar a más de 13 millones de
hectáreas y 2.7 millones de productores, pero estos datos aún son menores a los del
primer año de la implementación del Programa. Para el 2010, la cantidad de productores
así como de hectáreas apoyadas nuevamente volvió a disminuir.
En los últimos años los apoyos del PROCAMPO se han concentrado de tal forma que
un 17% de productores que poseen superficies mayores de 10 hectáreas, reciben hasta
un 32% del total de los apoyos otorgados por el Programa. De tal manera que resulta
importante identificar grupos de productores que lleven a otorgar diferentes tipos de
apoyos a cada grupo resultante.
3.5.2 Alianza para el campo.
El programa de Alianza para el Campo tiene como finalidad impulsar la capitalización e
incrementar la producción y la productividad del sector. Alianza, que absorbe
aproximadamente el 30% del presupuesto federal destinado al campo, representa un
gran esfuerzo de gobierno por descentralizar las decisiones en materia de programas y
proyectos agrícolas.
Este programa involucra la participación de los estados y de los productores y es
necesaria la organización de los productores para acceder a sus beneficios. Se crea en
1995 con un número de subprogramas que se ha ido ampliando conforme su operación
se agiliza. Sus objetivos centrales son aumentar progresivamente el ingreso de los
productores, incrementar la producción agropecuaria a una tasa superior a la del
crecimiento demográfico, producir suficientes alimentos básicos para la población y
fomentar las exportaciones. Con este programa se busca impulsar la capitalización del
sector, así como elevar su producción y productividad.
13
Valores deflactados con base 1993=100. 14
Segundo informe de gobierno Felipe Calderón Anexo estadístico.
30
Alianza para el Campo constituye el agrupamiento de diversos programas: Fomento
Agrícola, Fomento Ganadero, Desarrollo Rural, Transferencia de tecnología15
, Sanidad
Agropecuaria, Sistemas de Información Agropecuaria y Promoción de Exportaciones
Agropecuarias.
En la administración de Fox se realizaron algunos cambios al programa que entraron en
vigor hasta el 2002, cuando se aprobó la Ley de Desarrollo Rural Sustentable. Al
respecto se planteó como aspectos sustantivos la revisión y reestructuración de los
programas específicos de Alianza para el Campo, Apoyos Directos, Fondo de Apoyo a
la Inversión y la capitalización y la formulación de otros programas. Se propuso la
articulación de los recursos y acciones de los tres órdenes de gobierno y de los propios
productores.
Las características y operación de Alianza tienen peculiaridades diferentes en cada
estado. En algunos ha funcionado mejor que en otros, pero en todos son los
productores más modernos, con organizaciones más sólidas y los más cercanos a
los aparatos burocráticos estatales, los mayores beneficiados de este programa
(Álvarez, 2006).
El monto destinado para la Alianza inicialmente fue del 6.1% del presupuesto total de
SAGARPA, a lo largo de los años el monto ha ido incrementándose de manera que para
2006 representó casi el 13% del presupuesto. En términos reales el presupuesto se
incrementó en poco más del 100%, aunado a esto el número de productores
beneficiados se extendió de 1.8 a 4.6 millones para el 2006, lo que implicó un
incremento de 146% de beneficiarios.
En el 2007 el programa de Alianza para el Campo cambió el nombre por el de Programa
de Activos Productivos, así como algunas modalidades, ya que se jerarquiza de manera
diferente las zonas de actividad económica, una por necesidad y otra por bienes con los
que cuenten los productores, de manera que el apoyo depende de la zona en donde estén
y de su capacidad económica.
El apoyo prácticamente es el mismo que se ha otorgado, ya que se apoya desde la
compra de un tractor, equipo de aspersión, maya, adquisición de animales, pero no se
apoya pasivos, insumos y semillas. Además se introdujo un apoyo más para productores
15
Este programa desaparece en el 2001.
31
de pescado, con infraestructura, crías y asesoría técnica. El presupuesto otorgado para el
2010, fue de más de 12,000.00millones de pesos.
3.5.3 Programa de comercialización (ASERCA)
Al retirarse el Estado de la comercialización de productos agrícolas, la privatización de
ANDSA y BORUCONSA y el desmantelamiento de la CONASUPO, provocaron
grandes problemas en el almacenamiento, transporte y venta de granos, por lo que en
1991 se creó una entidad denominada Apoyos y Servicios a la Comercialización
Agropecuaria (ASERCA), como órgano desconcentrado, con el propósito de contar con
un instrumento para el impulso a la comercialización de la producción agropecuaria.
El programa de ASERCA se creó originalmente para reducir conflictos en la
comercialización del sorgo en Tamaulipas y se extendió al maíz en Sinaloa y trigo en
Sonora, posteriormente se hizo extensivo a otras regiones del país.
El Programa consiste en entregarle al comprador un precio al que le sea indiferente
comprar el producto nacional o importado, e incluso estimular a que prefiera el
producto nacional si el precio es menor. Sin embargo, es posible que cuando el precio
de indiferencia sea igual al del producto importado, exista un sesgo hacia el producto
importado si éste es de mejor calidad. Es por eso que los productos incluidos en el
programa de apoyos deben cumplir con algunos requisitos de calidad.
El esquema de apoyos a la comercialización fue diseñado para apoyar únicamente la
comercialización y no directamente el ingreso de los productores, en teoría ASERCA no
fija el precio pagado al productor. A diferencia de los esquemas de subsidio directo a
la producción, este esquema no compensa la ineficiencia sino la producción hasta que
ya ha sido comercializada. Los apoyos que canaliza ASERCA, resultantes del modelo
de precios de indiferencia, se otorgan al comprador al final de la cosecha.
A partir de 1996 se suspendió el apoyo para soya, cártamo y fertilizantes y comenzó el
apoyo a maíz, el presupuesto otorgado representó el 13.2% del total. En términos
reales el presupuesto de este programa se incrementó 163%, considerando hasta 2006.
En la administración de Fox se planteó aumentar el presupuesto asignado al programa
de Apoyo a la Comercialización esto implicó que el presupuesto creciera 97.4% en
términos reales y que pasará de representar 12.3% a 14.6% del presupuesto total de la
SAGARPA.
32
Los recursos se entregan directamente a los productores, aumentando la cobertura de
productos. Para tal efecto se creó un programa adicional denominado Programa de
Desarrollo de Mercados Regionales, que incluye los siguientes subprogramas:
Agricultura por Contrato, Cobertura de Precios de Productos Agrícolas, Pignoración de
Cosechas, Desarrollo de Mercados Regionales, Fomento a las Exportaciones y
Conversión de Cultivos.
En el 2007 se instrumentó el Subprograma a la Agricultura por Contrato. En este año se
otorgaron apoyos por 887.2 millones de pesos para 5,333.2 miles de toneladas. En este
año también se implementa un apoyo para fríjol por 772.1 millones de pesos, cubriendo
206,000 toneladas. En el 2010 estos programas aún continúan apoyando a los
productores.
Tendencia de la producción de los cultivos básicos, forrajes,
hortofrutícolas e industriales en México
Ariadna
En la década de los cuarenta la discusión sobre la política económica en México se
centraba en la eficiencia comparada de los instrumentos presupuestarios y monetarios
para elevar las tasas de crecimiento económico manteniendo la estabilidad de los
precios y el resto de los indicadores macroeconómicos. Bajo este contexto entre 1940 y
1970 en México y América Latina se desarrolló el modelo de sustitución de
importaciones (MSI), mediante el cual se impulsó la industrialización de la economía
pivoteando sobre la base productiva del sector agrícola, a través de transferencia de
recursos tales como mano de obra, insumos primarios para la transformación, divisas
generadas por las exportaciones de los productos agrícolas, mismas que permitían
importar bienes de capital que la industria requería.
Durante el desarrollo del MSI el sector agrícola cumplió con cuatro funciones
principales: 1) abastecer la totalidad de la demanda interna, dado que las importaciones
de los productos agropecuarios nunca rebasaron el 2 % de la oferta total; 2) los
alimentos e insumos industriales dirigidos al sector urbano mostraron, no solo
estabilidad en los precios, sino un decremento de los mismos en relación con los
productos industriales lo cual permitió impulsar el consumo industrial; 3) transferir el
33
incremento de la población del campo a la ciudad, trastocando la estructura de la
población, además de que se experimentó una incremento demográfico considerables
cerca del 150%; y 4) el agro constituyó una fuente de acumulación para el sector
industrial, y para el régimen de acumulación, las exportaciones agrícolas fueron el
componente más importante de financiamiento de las importaciones industriales
(Aboites, 1989).
Cabe destacar que el impuso del modelo de desarrollo hacia dentro, fue posible
gracias al crecimiento de la frontera agrícola que inició con el reparto agrario
cardenista, la construcción de infraestructura de transporte y de obras de irrigación. Sin
embargo, este modelo de desarrollo llega a su agotamiento a finales de la década de los
sesenta, cuando de acuerdo con Rubio (2001) se gestó un cambio fundamental en la
trayectoria de la agricultura mexicana. Así da inicio la fase intensiva basada en el
incremento de la productividad del trabajo agrícola mediante la mecanización. Situación
que se refleja en el periodo de 1970 a 1981 donde se da un incremento de la producción
de dos grupos de cultivos (granos básicos e industriales), mientras que la producción de
ciertos cultivos industriales debido al giro que dan las políticas económica respecto al
sector agrícola, al preparar el terreno para la instrumentación del modelo de producción
agro-exportador.
Este nuevo modelo intensificó la polarización del campo mexicano en la medida en
que impulsó la producción de cultivos más rentables en términos de comercio
internacional tales como las hortalizas, los frutales y los forrajes, estos últimos debido al
despegue del sector pecuario en el país, el cual demandaba alimentos destinados al
ganado. Así tenemos que en el periodo 1981 a 1991, la producción de granos básicos
registró una TCMA de -1.7%, industriales 0.3%, mientras que la producción de
forrajes, frutales y hortalizas se incrementó en 3.9 %, 1.1%, y 7% respectivamente
(Figura 1).
Cabe mencionar que la producción de cultivos industriales registraron, en el periodo
1970 a 1981, una TCMA de 6%; ligeramente aumentó entre 1981 a 1991, a una TCMA
de 0.3%; descendiendo para el periodo de 1991 a 2007, en 1.4%.
Contrariamente para el periodo 1991 a 2007, la producción de granos básicos
experimentó un incremento (Figura 1), de 4.2 %, al igual que la producción de forrajes,
frutas, y hortalizas aunque estos últimos en menor medida, con una TCMA de 6.9%, 4%
y 3.9%, respectivamente.
34
Figura 1
Tendencia de la producción agrícola por grupo de cultivos, 1970-2007
Fuente: Elaboración propia con datos de los Censos agrícolas 1970, 1981, 1991, y 2007.
Cabe destacar que un factor importante –en el periodo 1940 a 1970– fue el
crecimiento de la frontera agrícola, dado que fue el motor del modelo de desarrollo
extensivo. Sin embargo, a partir de la década de los ochenta tanto la ampliación de la
superficie como el crecimiento de la irrigación llegaron a su fin.
Hasta 1991 la superficie de labor destinada a la producción de granos básicos
experimentó un incremento con una TCMA de 0.5%, disminuyendo para el periodo
1991 a 2007 a una TCMA de -0.3%. En el mismo periodo la superficie destinada a
forrajes aumentó considerablemente en un 5.2%, particularmente por el impulso del
sector pecuario (Figura 2) que demandó una mayor producción de granos para la
alimentación del ganado.
Por otro lado, la superficie de los cultivos industriales registró una disminución en
el periodo de 1991 a 2007, con una TCMA de -0.02%, lo cual explica en parte la caída
de la producción de los mismos (Figura 2).
Figura 2
Tendencia de la superficie agrícola por grupo de cultivos, 1970-2007
0
20
40
60
80
100
120
140
1970 1981 1991 2007
Pro
du
cc
ión
(m
illo
ne
s d
e t
on
ela
da
s)
Granos básicos Forrajes Frutales
Hortalizas Industriales
35
Fuente: Ibid.
Es importante destacar la tendencia de la superficie de labor destinada a cada grupo
de cultivos a lo largo del periodo 1970 a 2007. En 1970 el cultivo de granos básicos
ocupó 44.4% de la superficie de labor, incrementándose para 1981, y disminuyendo para
el periodo de 1991 a 2007. Por otro lado, la superficie de los cultivos industriales se ha
mantenido constante, principalmente por la producción de caña de azúcar que compensa
la disminución en la superficie de cártamo y tabaco (Cuadro 1).
Existen dos posibles explicaciones del incremento de la producción de granos
básicos. La primera es que una gran parte de la oferta de granos básicos (sobre todo
maíz y frijol) es generada por pequeños productores. Estos productores enfrentan altos
costos de transacción en algunos mercados, lo que explica, al menos parcialmente, que
produzcan para el autoconsumo. Por esta razón, fueron menos afectados por la
liberalización de las políticas de precios y de comercio exterior.
La segunda explicación es que las demandas de los productores de autoconsumo se
basan en características específicas (ej., gusto, color, facilidad de cocción, etc.), que no
pueden encontrarse fácilmente en los mercados. Asimismo, las familias de estos
productores tienen estrategias de ingresos diversificadas, entre ellas, la producción para
el autoconsumo, producción para el mercado e ingresos no agropecuarios, entre éstos,
especialmente transferencias de emigrantes (Yúnez-Naude et al., 2000).
Cuadro 1
Evolución de la superficie cosechada de los grupos de cultivos
en la superficie total
Grupo de
cultivos
1970 1981 1991 2007
0
2
4
6
8
10
12
1970 1981 1991 2007
Su
pe
rfi
cie
co
se
ch
ad
a
(millo
ne
s d
e h
ec
táre
as
)
Granos básicos Forrajes Frutales Hortalizas Industriales
36
Superficie de
labor total
23 138
405
23 152 000 31 104 451 31 512 323
Básicos 10 282
371
10 747 412 11 298 206 10 715 063
% 44.4 46.4 36.3 34.0
Forrajes n.d 5 685 898 2 713 808 5 836
734.62
% 24.6 8.7 18.5
Frutales n.d 816 142 751 702 1 290
428.98
% 3.5 2.4 4.1
Hortalizas n.d 275 244 421 756 567 855.88
% 1.1 1.4 1.8
Industriales 2 963
536
2 546 518 3 655 491 3 645 790
% 12.8 11.0 11.8 11.6
Fuente: Elaboración propia con base en datos de los Censos Agrícolas 1970, 1981, 1991
y 2007, y datos de SIACON- SAGARPA.
Cabe destacar que si comparamos el incremento de la producción de granos básicos
tenemos que en el periodo de 1980 a 1991 se dio una tendencia negativa del PIB per
cápita de granos básicos, situación que el efecto de las políticas de desmantelamiento de
las instituciones de gobierno de apoyo al sector agrícola, se eliminó la Banca de
desarrollo (Figura 3). Esta tendencia se revierte para el periodo de 1991 a 2007, en
donde la relación se vuelve positiva.
Por el contrario la relación de superficie destinada al cultivo de granos básicos
respecto a la población ha experimentado una tendencia negativa desde la década de los
setenta hasta el 2007 (Figura 3). Situación que se explica en parte por el freno de la
expansión de la frontera agrícola, el deterioro productivo de la tierra de labor, la
ocupación de tierra cultivable por pastizales, frente al avance del incremento
demográfico.
Desde la teoría keynesiana, la oferta agregada de productos agrícolas está dada por
la producción interna de los cultivos, y el volumen de importaciones. En este primer
37
apartado analizaremos la tendencia de la producción doméstica de los cultivos básicos e
industriales.
38
Figura 3
Tendencia de las relaciones PIB per cápita de granos básicos
y la superficie de granos básicos en función de la población
Fuente: ibid.
En los años ochenta, la producción de granos básicos aumentó considerablemente
(Figura 4). Este aumento se debió a los avances en la investigación agrícola derivados
de la Revolución Verde16
(Lechuga, 2006) que permitieron alcanzar la producción de
granos básicos requeridos por la población mexicana, generando además un excedente
exportable.
Figura 4
Tendencia de la producción de granos básicos, 1970-2007
Por otro lado, la producción de cultivos industriales ha registrado una tendencia
positiva (Figura 5), particularmente por un incremento de la producción de caña de
azúcar, cuyo principal demandante eran los ingenios.
16
Consistió en la obtención de variedades agrícolas (semillas mejoradas) muy productivas, pero con el uso de tecnología altamente dependientes y costosas; la aplicación de fertilizantes químicos, pesticidas, herbicidas, y riego.
0.00
0.05
0.10
0.15
0.20
0.25
0.00
0.05
0.10
0.15
0.20
0.25
0.30
0.35
0.40
1970 1980 1991 2007
Ha/p
ob
lació
n
PIB
perc
áp
ita (
gra
no
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os)
Pro/Pob Sup/Pob
0
5
10
15
20
25
30
35
40
Mil
lon
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on
ela
das
1970 1981* 1991 2007
39
Figura 5
Tendencia de la producción de cultivos industriales, 1970-2007
Por el contrario, otros cultivos industriales como el algodón, el henequén y el café,
han registrado un decremento en producción y superficie (Figura 6). Particularmente el
henequén ha experimentado un desplome, debido a la caída de los precios de algunos
productos industriales (caña de azúcar, café y algodón) y a su sustitución por fibras
sintéticas, que afectaron también la producción de algodón.
Figura 6
Tendencia de la producción de cultivos industriales, 1970-2007
En el periodo comprendido entre 1970 y 1991, la producción de soya, frijol y sorgo
presentaron un crecimiento de tipo extensivo dado un incremento de la superficie
cosechada, la misma situación presentó la caña de azúcar. Caso contrario experimentó la
producción de maíz, cebada y trigo cuyo crecimiento fue de tipo intensivo en la medida
en que se incrementaron los rendimientos (Figura 7).
0
10
20
30
40
50
60
CEBADA SORGO SOYA CAÑA DE AZÚCAR
CÁRTAMO TABACO TOTAL
Mil
lon
es d
e t
on
ela
das
1970 1981* 1991 2007
0
1
2
3
4
5
6
ALGODÓN CAFÉ HENEQUÉN TOTAL
Mil
lon
es d
e to
nel
adas
1970 1981* 1991 2007
40
Figura 7
Factores que explican el incremento de la producción de los cultivos,
1970-1991
Solo la producción de arroz registró entre 1970 y 1991 un decremento originado por
la reducción de la superficie que no fue compensado por el aumento del rendimiento.
Mismo comportamiento presentaron el cártamo, el henequén, el algodón y el tabaco; los
dos primeros cultivos tuvieron una caída de los rendimientos, mientras que la caída de
la producción de los dos últimos se debió a una disminución de la superficie (Figura 8).
Sin embargo, para el periodo 1991-2007, el arroz experimentó un incremento de
tipo intensivo, y los cultivos como maíz, trigo, cebada, sorgo y caña de azúcar
mantuvieron una tendencia positiva. Comportamiento contrario experimentaron café,
soya y frijol, cuya cuota de producción disminuyó (Figura 9).
-100 -50 0 50 100 150 200 250
%
Interacción Rendimiento Superficie
41
Figura 8
Factores que explican el decremento de la producción
de los cultivos, 1970-1991
Figura 9
Factores que explican el decremento de la producción
de los cultivos, 1991-2007
En el caso del café se debió a una disminución de los rendimientos, mientras que la
caída de la producción de soya y de frijol fue resultado de una reducción de la superficie
cosechada. En cuanto a la producción de cártamo, tabaco, algodón y henequén
continuaron cayendo para ese mismo periodo.
Entre 1970 y 1991 la producción de soya, cebada y frijol se incrementó a un ritmo
de (TCMA) 4.8%, 4.6% y 4.1%, respectivamente; seguida de la producción de sorgo y
trigo, a una TCMA de 3.5% y 2.5%, y maíz, al 0.6%, finalmente el arroz fue la
excepción, ya que registró una TCMA de -1.04%.
-250 -200 -150 -100 -50 0 50 100 150 200 250
%
Interacción Rendimiento Superficie
-100
-80
-60
-40
-20
0
20
40
Frijol Soya Café
%
Superficie Rendimiento Interacción
42
Durante la década de los ochenta, a raíz de la implementación de las políticas
neoliberales (liberalización comercial y económica), al inicio de la fase agroexportadora
excluyente (Rubio, 2001) y por la operación del modelo de acumulación intensiva, se
han incrementado las importaciones de granos básicos desestimulando su producción
interna, en particular debido a la redefinición de la política de precios de garantía,
dándose inicio a una política de sustitución por cultivos forrajeros y oleaginosas. Los
principales cultivos perdedores han sido arroz, henequén, algodón, frijol y soya. En el
caso del arroz se pasó de la autosuficiencia en los años setenta a la importación de cerca
de las tres cuartas partes del consumo aparente en la primera década del siglo veintiuno.
La crisis del sector agrícola no se debe exclusivamente a la apertura comercial,
iniciada en 1986 con la adhesión al GATT, o por el TLCAN, puesto en marcha en 1994.
La baja competitividad de la agricultura mexicana se empezó a gestar desde finales de la
década de los años sesenta a causa del debilitamiento del modelo de sustitución de
importaciones y de las reformas a las políticas públicas en el ámbito agrícola que
fracturaron los esquemas de apoyo, financiamiento y aseguramiento de los pequeños
productores particularmente de granos básicos, dejándolo en un estado de
vulnerabilidad ante la competencia de los productores estadounidenses y canadienses.
A partir de la década de los sesenta ocurrieron dos procesos, un crecimiento de la
población elevado y un mejoramiento del ingreso, que propició un mayor consumo de
alimentos de origen animal, cuya producción requiere una gran cantidad de granos. A
este fenómeno se atribuye el impulso de la producción de granos para destinarlos a
forrajes. Entre 1991 y 2007, la producción de arroz registró un estancamiento de 295
mil toneladas, producto de la disminución de la superficie de 97 a 71 miles de hectáreas,
a pesar de haber experimentado un incremento en el rendimiento de 3.05 a 4.1 t ha-1
.
En el caso del frijol se experimentó una caída de la producción debido a la
reducción de la superficie cosechada, mientras que en el periodo comprendido entre
1991 y 2007, los rendimientos registraron un TCMA de 20.3%. La soya es otro de los
cultivos perdedores dentro del marco de apertura comercial, dado que la producción
entre 1991 y 2007 cayó de 676 a 88 mil toneladas a nivel nacional, y la superficie
disminuyó de 355 a 73 mil hectáreas, y los rendimientos de 1.9 a 1.2 t ha-1
.
Aunque en México se desarrollaron las variedades de trigo de alto rendimiento que
ayudaron a lograr la autosuficiencia en la década de los sesenta, y contribuyeron a
alimentar al mundo, en la última década más de la mitad del trigo consumido es
43
importado. Entre 1991 y 2007 el trigo registró un incremento de la producción de 3.4 a
3.6 millones de toneladas, dado por un incremento en el rendimiento de 3.6 a 5.7 t ha-1
,
mientras que la superficie cosechada disminuyó de 959 a 635 mil hectáreas.
La producción de cebada registró un incremento entre 1991 y 2007 de 394 a 725
mil toneladas, debido a un incremento en los rendimientos de 1.5 a 2.9 t ha-1
, y la
superficie disminuyó de 256 a 249 mil hectáreas.
Por tanto, la ineficiencia generada en la estructura productiva agrícola resultado de
la aplicación del modelo de sustitución de importaciones, y posteriormente, de las
reformas de política agrícola, producto de la liberalización económica y comercial han
afectado de manera adversa la producción de granos básicos, reorientando su consumo e
impulsando la producción de hortalizas y flores que generan mayor valor agregado. Sin
embargo, frente a esta adversidad la producción de granos básicos a excepción de soya
y frijol ha aumentado desde de 1991 a 2007, pero la superficie destinada a dichos
cultivos ha experimentado una disminución, lo implica un incremento de los
rendimientos de dichos cultivos.
Las políticas agrícolas implementadas a partir de la década de los ochenta no han
afectado de forma homogénea la producción de granos básicos. Los datos nos indican
que algunos cultivos han experimentado un crecimiento intensivo como son los casos de
la cebada, maíz, sorgo, trigo y arroz, debido a que registraron un incremento entre 1991-
2007 de su producción en función de un incremento de los rendimientos en tanto que
experimentaron una reducción de la superficie cosechada.
Si bien en el caso del maíz se observa un incremento tanto en superficie como en
rendimiento, el mayor peso recae en el último factor. Y este rendimiento responde al
uso de sistemas de riego y al nivel tecnificado de las unidades de producción ubicadas
en el norte del país.
La producción de trigo experimento al igual que la cebada un crecimiento intensivo
determinado por un incremento en los rendimientos. El incremento de la producción de
trigo se debe, a una conjunción de factores: condiciones climáticas favorables, una
abundancia de tierras de buena calidad, con riego y mecanizadas, a un gran apoyo
gubernamental y a productores que han aprovechado estos factores.
El principal productor de cebada grano en el país es el estado de Guanajuato con
218 000 t en 2007, que representan 30.5% de la producción total (725 348 t). El
segundo estado productor de cebada grano es Hidalgo con 194 000 t (27.2 %). Le sigue
44
el estado de Tlaxcala con 104 000 t (14.5 %), y después el Estado de México, con 57
000 t (7.9 %). Aproximadamente el 70% de la cebada que se produce es específica para
uso de la industria maltera, y el 30% restante corresponde a variedades que se utilizan
fundamentalmente para alimentación de ganado. La industria maltera ha desarrollado
sus propias comercializadoras de grano de cebada, las que celebran contratos con los
productores agrícolas para la producción de las variedades malteras demandadas por la
industria.
Por otro lado, el cultivo de la soya en 1994 ocupaba el 84.3% de la superficie en el
ciclo primavera-verano en Sonora, específicamente en el Valle del Yaqui, a partir del
año 1996 había desaparecido por completo. Dicha situación implicó un aumento de los
costos de producción en aproximadamente 25% porque ya no cuentan con el fijador de
nitrógeno y mejorador de las condiciones físicas del suelo que es la soya. No obstante,
la desaparición de la soya y la prohibición de su siembra no han resuelto el problema de
la mosquita blanca, que en el año 2005 devastó también las siembras del algodón.
La producción de soya disminuyó en el periodo de 1991 a 2007 a una TCMA de -
49.3%, debido a una disminución de la superficie y de rendimientos.
El maíz es la principal fuente de alimentación de los mexicanos, especialmente de la
población de bajos ingresos y es una actividad vital para la supervivencia de la familia
campesina. Sin embargo, su uso pecuario ha crecido más velozmente y ha sobrepasado
el consumo humano. Se proyecta que en la siguiente década el uso pecuario seguirá
aumentando más rápidamente que aquel para consumo humano (Zahniser, 2009).
Esta utilización es responsable de las cuantiosas importaciones mexicanas de maíz.
En el ciclo 2007-2008 el país fue el tercer importador más grande (10% de las
importaciones mundiales). Pero las proyecciones indican que la producción de este
cereal crecerá un poco más rápido que las importaciones en los siguientes diez años
(Zahniser, 2009). Los principales estados productores de maíz son Sinaloa, cuya
producción representa el 35% de la producción nacional (14.1 millones de toneladas);
seguido de Jalisco, con 20%, y Michoacán, con 10%.
A pesar de que Sonora registró en 2007 un rendimiento de 5.4 t/ha, contribuye con
una producción muy reducida (Figura 10), que se explica en parte por la superficie
cosechada (32 000 ha).
45
Figura 10
Tendencia de los rendimientos de maíz, 1970-2007
La productividad del maíz sembrado en temporal ha permanecido casi estancada ya
que entre 1980 y 2007 aumentó en solo un 36%, o sea un poco más de 1% anual. Un
caso opuesto ocurre en las zonas de riego, donde el incremento en los rendimientos
entre 1980 y 2007 ha sido un espectacular 162%, lo que equivale a un incremento anual
del 3.6% (Márquez et al., 2007).
El incremento de los rendimientos responde a los apoyos destinados a la
comercialización que fomentaron la siembra en el estado de Sinaloa, situación que
aunado a las condiciones favorables tales como superficies planas, irrigación, buenas
variedades, paquetes tecnológicos adecuados, y sobre todo productores comerciales con
gran experiencia y capacidad han logrado niveles de productividad similares a los
productores en Estados Unidos (9.8 toneladas por hectárea en 2007 bajo condiciones de
riego [SIACON, 2007, citado por Márquez et al. (2007)].
Por otro lado, la producción de frijol se concentra en los estados de Zacatecas,
Sinaloa, Durango, San Luis Potosí, Chiapas y Chihuahua. Cabe destacar que 88% de la
producción de frijol se realiza bajo temporal. 85% se obtiene en el ciclo primavera-
verano, del cual 79% se encuentra bajo temporal y registra un rendimiento de 0.73 t/ha
(Ayala et al., 2008).
Sin embargo, el mayor rendimiento se registra en el ciclo otoño-invierno con 1.05
ton/ha. La producción se concentra en la zona centro-norte en donde el cultivo tiene un
alto grado de adaptabilidad al clima seco. Cabe destacar que Zacatecas y Sinaloa
0
2
4
6
8
10
12
14
16R
en
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/ha
2007 3.18 3.66 1.78 2.9 4.42 5.83 2.19 3.3 1.61 1.67 10.6 5.38 2.91 2.03 1.9
1991 1.33 1.33 1.54 0.97 1.13 1.94 1.31 1.36 0.84 1.02 2.73 3.41 1.67 1.16 1.22
1970 1.06 1.52 1.08 1.12 0.93 1.72 0.89 0.89 0.89 0.88 1.45 1.76 1.31 0.89 1.17
Nacional Ags Chis Dgo Gto Jal Mex Mich Oax Pue Sin Son Tamp Tlax Ver
46
presentan diferencias en la estructura productiva, ya que en el primer estado, de cada 10
t, 7.5 se obtienen de temporal, y en Sinaloa, 9.6 t corresponden a zonas de riego.
Por tanto, la productividad del frijol depende básicamente de las condiciones
climatológicas prevalecientes, en particular de los niveles de precipitación fluvial, del
nivel tecnológico, mejoras técnicas que se emplean. La producción de frijol tiende a
disminuir debido a una disminución de la superficie, independientemente de que el
rendimiento registre una tendencia positiva.
Cabe destacar que se registró una disminución de la superficie destinada al cultivo
en todos los estados productores, a excepción de Zacatecas en donde la superficie de
1991 a 2007 se incrementó de 551 000 a 642 000 hectáreas, sin embargo en 2007 tuvo
un rendimiento de 0.60 ton/ha. Otro factor que desalienta la producción de frijol es la
caída del consumo per cápita de frijol en el país debido al cambio en el patrón
alimenticio de la sociedad, sin considerar el consumo industrial el cual no se ha sido
aprovechado (Ayala et al., 2008).
En el caso del trigo de acuerdo con el Censo Agropecuario de 2007 se tiene un
registro de 53 575 unidades productivas. Su superficie promedio es cuatro veces
superior a la del maíz (12.07 ha). Casi las dos terceras partes de la producción se efectúa
en el ciclo Otoño-Invierno.
En el periodo de 1980 a 2007 han ocurrido grandes variaciones en la superficie
sembrada de este grano, explicadas principalmente por los cambios en el área bajo
riego, ligados a la disponibilidad de agua en las presas y a la rentabilidad del cultivo
(Márquez et al., 2007). Los principales productores de trigo en 2007 fueron Sonora,
Baja California, Guanajuato y Michoacán, la producción nacional registrada en 2007
fue de 3.6 millones de toneladas.
Sin embargo, en el mismo periodo los rendimientos bajo condiciones de temporal
han aumentado un 51%, lo que implica solo un 1.6% anual. Los rendimientos con
irrigación son aproximadamente tres veces mayores a los anteriores, se han
incrementado en el mismo lapso un 40%, equivalente a 1.3% anual.
Hasta 2005, los bajos precios del trigo, junto con el incremento en los costos de
producción habían originado que varios productores abandonaran su siembra y que
muchos otros solo la continuaran gracias a que los apoyos gubernamentales les
permitían cubrir sus costos de operación, y junto con los créditos, mantener un flujo de
efectivo. Al no alcanzarse a pagar la totalidad de los gastos de cultivo durante un largo
47
período, sufrieron una gran descapitalización, en la que el deterioro de su maquinaria
contribuyó a disminuir su rentabilidad y con ello su competitividad frente a sus
contrapartes norteamericanas, que han hecho de México uno de sus destinos más
importantes de exportación.
Efectos de la polarización del sector agrícola: concentración
de la superficie y producción en las Unidades de Producción
La reconfiguración de la estructura productiva agrícola en el país producto del modelo
agroexportador ha generado una concentración de la producción de ciertos granos
básicos de consumo humano y uso industrial en pocas unidades de producción de mayor
superficie en el norte del país. De igual forma, las políticas agrícolas generaron no solo
cambios cuantitativos en las unidades de producción (UP), al registrarse una
disminución de las UP de los cultivos básicos (Figura 11), también se generó un cambio
en cuanto a las características de las unidades, debido a que incrementaron en
superficie, y por ende aumentaron su producción.
Figura 11
Tendencia de las unidades de producción (UP) de los cultivos
básicos e industriales
Entre 1991 y 2007 las unidades de producción de maíz experimentaron una
disminución al registrar una TCMA de -11.3%, y las unidades de producción de trigo -
53.3%. Las unidades de producción de los estados de Sinaloa y Sonora concentran la
mayor superficie destinada al cultivo de maíz, y registran los rendimientos más altos
(Figura 12), sin embargo en términos de producción el primero participó con el 37% de la
0.00
0.50
1.00
1.50
2.00
2.50
3.00
3.50
CEBADA MAÍZ FRIJOL SORGO TRIGO
UP
(M
illo
nes)
1981 1991 2007
48
producción nacional y el segundo aportó 1%. En el caso de Aguascalientes se tienen
unidades de producción muy extensas en superficie y con rendimientos bajos.
Figura 12
Superficie y rendimiento de las unidades de producción de maíz, 2007
En el caso del trigo también se presenta una concentración de la superficie y de la
producción en las unidades de producción de los estados de Baja California y Sonora en
donde las UP tienen una superficie promedio de 45 y 50 ha. Por otro lado, las unidades
de producción con menor superficie se ubican en Guanajuato, Jalisco y Michoacán con
una superficie promedio de 6, 9 y 5 ha con rendimiento de 42, 55 y 33 ton ha-1
.
En el ámbito nacional, Sonora produce más de la mitad del trigo de la República
Mexicana y su rendimiento por hectárea ha sido o está dentro de los más altos, solo
superado en ocasiones por Baja California y por Guanajuato, por lo que se puede
concluir que la conjunción de las condiciones agroclimáticas y tecnológicas
prevalecientes en las regiones donde se siembra trigo en Sonora son favorables tanto en
el entorno nacional, como en el mundial.
La producción se concentra específicamente en el Valle del Yaqui, en donde el
cultivo del trigo es uno de los que representan mayor seguridad para el productor, por
las razones siguientes: el conocimiento que posee del mismo debido a la tecnología
generada por los centros de investigación y la difusión que ésta ha recibido; la diversidad
de variedades disponibles, los rendimientos obtenidos, por contar con un mercado
relativamente seguro, los apoyos gubernamentales recibidos y la tolerancia a las
enfermedades, en especial de los trigos duros, entre otras consideraciones.
0
20
40
60
80
100
120
140
160
Ren
dim
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P
0
2
4
6
8
10
12
14
16
Su
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cie
UP
Rendimiento UP 20.6 5.5 17.1 16.5 39.1 3.2 12.2 2.7 2.8 146.4 79.4 19.1 3.6 3.5
Superficie UP 5.6 2.6 5.9 3.7 6.7 1.5 3.7 1.7 1.7 13.8 14.7 6.6 1.8 1.9
Ags Chis Dgo Gto Jal Mex Mich Oax Pue Sin Son Tamp Tlax Ver
49
Impacto de la caída de los precios de los cultivos básicos en la rentabilidad
Una importante consecuencia de la volatilidad de los precios internacionales de
commodities tiene lugar en el nivel microeconómico, en especial en las decisiones de
inversión de los productores agropecuarios y de otros agentes que operan en la cadena
de producción agroalimentaria. La volatilidad aumenta la incertidumbre en los
mercados internacionales y el riesgo de la actividad agropecuaria, hecho que, asociado a
los cambios estructurales que están siendo promovidos en las instituciones financieras,
hace aún más caro y restringido el acceso al crédito.
Las agroindustrias, que también operan como importantes fuentes de financiamiento
de la producción agropecuaria, se enfrentan muchas veces a condiciones igualmente
desfavorables para su propio financiamiento, transmitiendo al menos parte de esa
presión a los productores primarios.
La crisis agrícola generó una caída de los precios de los cultivos básicos frente a la
restructuración de la política de precios de garantía, de las cuales se vieron favorecidos
solo los grandes y medianos productores tecnificados.
Los precios de garantía se establecieron desde 1953, a raíz de una crisis severa del
sector por una sequía prolongada que obligó a establecer un plan emergente que implicó
entre otras cosas, importaciones masivas de trigo, frijol y maíz. El objetivo de los
precios de garantía consistía en asegurar un ingreso mínimo a los productores rurales.
Los precios para los distintos cultivos eran fijados por el gobierno y éste adquiría toda la
producción que los productores quisieran venderle, cubriendo ciertos requisitos de
inocuidad, cuyo incumplimiento significaban castigos en los precios de referencia.
Constituía un amplio esquema de intervención del Estado.
Aunado a esta situación, las condiciones del mercado mundial cambiaron, dado que
los países antes compradores de materias primas (Estados Unidos y la Comunidad
Económica Europea) se convirtieron en productores, por lo que comenzaron a buscar
mercado para sus excedentes, de tal manera que generaron una sobreoferta a nivel
mundial que presionó los precios a la baja, caída de precios que no pudo ser sostenida
por una política compensatoria en México, esto significó pérdidas para los productores,
dado que vendían a precios por debajo de los costos de producción con el objetivo de
mantener la competitividad de sus productos en el mercado (Eicher y Staatz, 1990). Esta
caída de precios y la eliminación de la política de precios de garantía tuvo una incidencia
50
directa en la rentabilidad de los cultivos, principalmente granos básicos, y desestimuló la
producción doméstica (Cuadro 2).
Cuadro 2
Tendencia de la rentabilidad de los cultivos básicos e industriales, 1970-2007
(pesos por hectárea cosechada)
Año Maí
z
Frijo
l
Trig
o
Arro
z
Ceba
da
Sorg
o
Cañ
a de
azúc
ar
Cárta
mo
Taba
co
Algod
ón Café
Heneq
uén
1970 1
080 978
2
545
3
216 888
1
926
4
305
2
543
9
814 5 341
5
313 1 095
1981 9
907
10
880
17
197
25
470
6
700
14
306
39
462
7
409
58
857
26
580
28
364
10
245
1991 1
451
1
421
2
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2
500
1
296
1
341
5
005 662
4
795 Nd 0 998
2007 7
944
4
662
10
539
8
624
5
198
6
838
2
877
2
460
37
694 Nd 630 4 134
TC
MA 5.7 4.4 4.0 2.8 5.0 3.6 -1.1 -0.1 3.8 Nd -5.7 3.8
Fuente: Compendio estadístico del sector agroalimentario 1981-1989, 1990-1994 y
1994-2004.
Existen otros factores que reducen la rentabilidad de la producción de granos
básicos de México, destacando el deterioro de los términos de intercambio entre los
productos agrícolas, los insumos y servicios utilizados, y otros bienes y servicios que
consumen los agricultores.
A diferencia de los precios de los productos agrícolas, que en términos reales han
disminuido, los insumos utilizados para su producción han aumentado
considerablemente. Si los precios de los productos bajan y los insumos aumentan, el
resultado es la reducción de la rentabilidad de la producción agropecuaria
51
Dependencia alimentaria como efecto de la crisis agrícola
de la década de los ochenta
El análisis de la demanda agregada (Keynes) de los cultivos básicos nos remite a
analizar la cuestión de la dependencia alimentaria, el consumo aparente, la propensión
marginal a consumir y el efecto del gasto gubernamental y la tasa de interés en la
inversión en el sector agropecuario (Vargas, 2006).
La dependencia alimentaria en México significa básicamente la insuficiencia para
producir granos básicos, cuya demanda ha aumentado de manera constante desde la
década de los setenta, como resultado de un gran crecimiento demográfico total y
particularmente urbano. La demanda alimentaria es de carácter urbano en gran parte
(Lechuga, 2006). No obstante, la pérdida de competitividad de los granos básicos
producto de la caída de los precios domésticos y con ello la disminución de la rentabilidad
de los mismos, justificó la masiva importación de granos básicos (Cuadro 3).
Cuadro 3
Grado de dependencia alimentaria de México, 1970-2007 (%)
Cultivo 1970 1981 1991 2007
Maíz* 8.0 106.5 34.2 76.9
Frijol 1.2 36.8 27.0 8.4
Trigo 5.4 130.0 56.4 96.7
Arroz 9.5 82.6 115.5 189.5
Tabaco 0.8 0.0 52.2 210.1
Algodón 0.1 0.1 7.7 106.3
Café 0.0 0.0 0.1 0.1
* Maíz amarillo.
Fuente: Elaboración propia con datos de Estadísticas básicas del sector agropecuario
del Consejo Nacional Agropecuario.
La dependencia alimentaria reside en el déficit de la balanza comercial de granos
básicos (Maíz amarillo, frijol, arroz y trigo), el cual difícilmente puede superarse
cuando la política agrícola en este rubro descansa en el principio de soberanía
alimentaria que pugna por el abasto de granos básicos vía importación, bajo el
planteamiento de que los precios de los bienes importados son más baratos que los
52
producidos internamente, y que no se cuenta con la capacidad productiva para abastecer
la demanda interna (Figura 13).
Figura 13
Saldo de la balanza comercial de granos básicos, 1970-2007
Cabe destacar que la liberalización de las economías de los países subdesarrollados,
particularmente de América Latina, se desarrolla bajo un contexto en el que las grandes
potencias, como Estados Unidos y la Comunidad Económica Europea, buscaron colocar
sus excedentes de producción de cultivos básicos en los mercados de los países
latinoamericanos a precios bajos, lo que generó una caída de los precios medio rurales de
los cultivos en dichos países por debajo de los costos de producción desalentando la
producción y nulificando la política de precios de garantía a la producción y
comercialización de dichos productos (Lechuga, 2006).
Dentro del grupo de los cultivos industriales, el tabaco y el algodón como cultivos
industriales de exportación, presentaron una balanza comercial negativa (Figura 14),
comportamiento contrario mostró la balanza comercial del café, la cual presentó una
tendencia positiva.
Figura 14
Saldo de la balanza comercial, 1970-2007
-1.8
-1.6
-1.4
-1.2
-1
-0.8
-0.6
-0.4
-0.2
0
1970
1981
1982
1983
1984
1985
1986
1987
1988
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1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
Millo
nes d
e d
ólares
53
Lo cierto es que la dependencia alimentaria y el déficit en granos básicos aumentará
por la rigidez del sector agrícola, al haber llegado a los límites en el uso de los recursos
de tierra y agua, y por el crecimiento en la demanda atribuible al crecimiento
demográfico, pero particularmente por el incremento de la demanda de forrajes del
sector pecuario (García, 1993).
Con la operación del TLCAN se acentuó el dualismo productivo que tuvo como
característica principal una baja productividad en cultivos tradicionales en el centro y
sur del país, y una alta productividad en productos comerciales en el norte. Se consolidó
el desarrollo de una agricultura moderna y tecnificada vinculada a la agroindustria y a
los mercados externos y, por otro lado, una agricultura de producción de autoconsumo
con la venta de excedentes en el mercado.
En el caso de los granos básicos como el maíz amarillo, dado que somos
autosuficientes en la producción de maíz blanco para consumo humano, con un
volumen en 1970 de 8.9 t. Se registró un grado de dependencia de 8 %, lo cual
representa las importaciones del total de la producción de ese cultivo. Para 1991 el
coeficiente ascendió, es decir, que México importaba volúmenes equivalentes a más del
100% de su producción interna de maíz amarillo.
En el caso del frijol, el coeficiente de importación disminuye para 1991, lo cual
refleja un decremento de las importaciones, paralelo a la disminución de la producción
doméstica de frijol, pues los productores se desalientan, no solo por la caída de los
precios, sino también por una disminución del consumo interno, resultado de cambios
en el patrón alimenticio de la sociedad.
Respecto al tabaco resulta interesante destacar, que a partir de 1991 se incrementan
las importaciones después de que en el periodo de sustitución de importaciones
-800
-600
-400
-200
0
200
400
600
800
1000
1970
1982
1984
1986
1988
1990
1992
1994
1996
1998
2000
2002
2004
2006
Mil
es d
e d
óla
res
TABACO ALGODÓN CAFÉ
54
representó uno de los principales cultivos de exportación generador de divisas, junto
con el café y el henequén.
Por tanto, la crisis agrícola de la década de los ochenta no afectó solamente el
funcionamiento interno del sector agropecuario, ya que la agricultura tenía un peso
fundamental en el desarrollo industrial. Por un lado, la reducción de las exportaciones
tuvo un efecto negativo sobre la captación de ingresos provenientes de los impuestos a
las exportaciones. Mientras que en 1965 las exportaciones agrícolas equivalían al 43 %
del valor total de las exportaciones nacionales, en 1970, solo representaban el 32.9 %.
Particularmente, los cultivos industriales como el algodón (Cuadro 4) y el henequén
descendieron drásticamente (García, 1993).
Cuadro 4
Coeficiente de exportación de cultivos básicos e industriales
Cultivo 1970 1981 1991 2007
Maíz 0.00 0.01 0.16 1.27
Frijol 2.03 0.15 0.00 0.03
Trigo 2.04 0.16 0.00 13.81
Arroz 0.00 0.00 0.03 4.83
Tabaco 283.57 36.07 0.28 11.67
Algodón 20.72 35.98 7.68 16.34
Café 18.36 45.08 10.70 11.67
* Maíz blanco.
Fuente: Elaboración propia con datos de Estadísticas básicas del sector agropecuario
del Consejo Nacional Agropecuario.
En 1960, el algodón, el tabaco, la caña de azúcar y el café contribuían con el 79.5%
del valor de las exportaciones agrícolas. En 1981, el coeficiente de exportación del tabaco
disminuyó drásticamente, a diferencia del algodón y del café; sin embargo, para 1991
estos cultivos registraron una caída de las exportaciones (ver Cuadro 4).
Por el contrario, los coeficientes de exportación (calculados dividiendo las
exportaciones entre la producción de los productos) de los cultivos básicos son menores
dado que no son cultivos que dado el consumo interno su producción doméstica es
deficitaria.
55
Otro elemento dentro de la demanda agregada de los cultivos agrícolas, lo
constituye el consumo aparente, el cual se obtiene sumando la producción interna de un
cultivo en particular más las importaciones, y al total se le restan las exportaciones. Así
tenemos que en el periodo de 1970 a 2007, el consumo de maíz blanco se ha incrementado
con un ritmo de 2.3% (TCMA), mientras que la TCMA del consumo aparente del maíz
amarillo es 9.2%, lo cual se explica por la demanda del sector pecuario, y en el caso del
maíz blanco, la oferta se dirige a la industria harinera y tortillerías.
El consumo aparente de frijol muestra una TCMA de 2.3%; sin embargo, como se
explicó anteriormente, existe una caída de las exportaciones como se observa en el
Cuadro 4, y presenta un coeficiente de importación descendiente lo cual indica que
también disminuyen las importaciones, y paralelamente la producción, pero a un ritmo
menor particularmente en 2007.
De igual forma, los consumos aparentes del tabaco y algodón presentan una TCMA
de -1.9%y -0.8% en el periodo comprendido entre 1970 y 2007, aunque el de algodón,
en el año de 1991, tuvo un incremento considerable. El consumo aparente del café
registró en el mismo periodo una TCMA de 2.9%, aunque como podemos observar en
el Cuadro 5, de 1981 a 1991 se incrementa el consumo.
El consumo de maíz blanco es relativamente estable, manteniéndose en 10.5
toneladas anuales. La industria de la masa y la tortilla requiere de tres millones de
toneladas al año; la industria harinera consume tres millones; el mismo volumen la de
tradición rural, y el resto, al consumo animal. Por otro lado, el consumo de maíz amarillo
se incrementó de 2001 a 2004, pasando de 12.6 millones de toneladas, a 17.9 millones
anuales. Este despunte se debe principalmente al dinamismo de la industria pecuaria que
pasó de un consumo de 10 millones de toneladas, a 15.3 millones, en el mismo período,
presentando una crecimiento anual de 11.21% (Márquez et al., 2007).
Cuadro 5
Tendencia del consumo aparente de los cultivos básicos e industriales
Cultivo 1970 1981 1991 2007
Maíz blanco 8 997 055 14 549 252 10 212 077 20 531 532
Maíz amarillo 761 791 5 944 820 5 582 060 18 303 485
Frijol 540 726 1 819 481 1 624 556 1 229 537
Trigo 2 051 928 4 315 879 4 016 636 6 620 013
56
Arroz 383 484 731 787 406 186 838 817
Tabaco 65 250 37 077 32 607 32 489
Algodón 818 754 325 647 521 183 619 463
Café 359 759 144 386 1 739 707 1 020 989
Fuente: Elaboración propia con datos de Estadísticas básicas del sector agropecuario
del Consejo Nacional Agropecuario.
El problema es el desabasto del maíz amarillo, cuya demanda por la industria
almidonera y pecuaria es creciente, y no se tiene la producción doméstica necesaria, ni
aun empleando el maíz blanco. Si a ello se agrega los planes de expansión de la
generación de etanol, los productores se verán rebasados por el volumen requerido, y
con ello se justificará aún más allá de las ventajas comparativas las importaciones de
granos básicos, específicamente de maíz (Reyes, 2007).
Respecto a la propensión marginal a consumir, de acuerdo con Keynes, representa
el cambio de una variable frente al cambio de cualquier otra. De tal forma, que la teoría
keynesiana plantea que el consumo está determinado por un cambio en el ingreso
(Figura 15).
Figura 15
Tendencia del consumo aparente de granos básicos y el PIB
agropecuario
El consumo aparente muestra una tendencia positiva en el periodo de 1991 a 2007,
al igual que el PIB agropecuario, lo cual significa que el consumo aparente de grano
básicos (maíz blanco, trigo, frijol y arroz) tiene un comportamiento igual al PIB
agropecuario, lo cual significa que el consumo responde a un incremento en la
0
20
40
60
80
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1981 1991 2007
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100
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Miles d
e m
illo
nes d
e p
eso
s
Consumo aparente PIB agropecuario
57
producción de dichos cultivos que se complementa con un aumento de las
importaciones, dado que las exportaciones han experimentado una caída.
En cuanto a la inversión extranjera directa después de una caída pronunciada en
1990-1994, en el periodo 1995-2000 aumentó de manera sostenida al pasar de 10.6 a 87.8
millones de dólares (Figura 15). La inversión extranjera directa se orienta particularmente
al sector pecuario, y dentro del sector agrícola a los cultivos de frutales y hortalizas. De
acuerdo con Díaz (2006), la inversión en la producción de frutales y hortalizas presenta un
mayor riesgo respecto a la realizada en granos básicos, a pesar de la mayor rentabilidad
que tienen los primeros; sin embargo, la conversión de cultivos de granos básicos a
frutales y hortalizas puede ser no conveniente en la medida en que un mayor riesgo
implica una caída en el nivel de la utilidad esperada.
De acuerdo con Keynes, la tasa de interés no afecta en gran medida a la inversión,
es el gasto de gobierno el que tiene mayor incidencia (Figura 16). Sin embargo, en el
periodo comprendido de 1980 a 2008, la inversión extranjera directa en el sector
agropecuario ha crecido a una TCMA de 14.2 %. No obstante, en la Figura 15 se puede
apreciar que una tasa de interés baja fomenta la inversión, en tanto que una tasa de
interés alta desestimula la inversión.
Figura 16
Relación de la tasa de interés con la inversión extranjera directa
en el sector agropecuario, 1988-2004
En relación al gasto público, se puede apreciar en la Figura 17 que no existe un
patrón de comportamiento común entre la inversión extranjera directa en el sector
agropecuario y el gasto público orientado al mismo sector. Dado que el presupuesto
58
público asignado al sector ha mostrado una tendencia negativa, mientras que la
inversión extranjera directa ha mostrado un comportamiento de altibajos.
Cabe destacar que las causas principales de las crisis agrícola nacional en la década
de los ochenta estriban en: la caída de la demanda interna de alimentos determinada por
una contracción de los salarios reales; una disminución de la rentabilidad de las
inversiones agrícolas y de la acumulación de capital en ciertas ramas de la producción
rural (cuya composición orgánica de capital es relativamente alta) y en aquéllos estratos
campesinos que producen fundamentalmente con mano de obra familiar, también al
incremento de los precios de los insumos agropecuarios, y por las políticas económicas
que generaron una caída de las inversión pública, principalmente en irrigación, fomento
agrícola y crédito rural (Calva, 1998).
Figura 17
Tendencia de la inversión extranjera directa en el sector agropecuario
con el gasto público agropecuario
No obstante en el periodo comprendido entre 1988 a 2004, el gasto público en el
sector agropecuario se incrementó a una TCMA de 1.6%, lo cual se explica por los
programas de asistencia (Sistema Alimentario Mexicano, el Programa Nacional de
Alimentación, Programa Nacional de Solidaridad, etc.) que instrumentó el gobierno a
fin de ofrecer paliativos por los efectos sociales y económicos negativos que generó el
modelo neoliberal, implementado en México a partir de la década de los ochenta.
-20.0
0.0
20.0
40.0
60.0
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100.0
1988
1989
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
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co
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(mil
lon
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óla
res)
IED_agropecuaria Gasto público agropecuario
59
Conclusión
La crisis económica y agrícola en México ha tenido un impacto heterogéneo en el sector
agropecuario debido –entre otros factores– a diferentes elasticidades-ingreso de la
demanda de los productos, a los distintos efectos del alza del precio del petróleo y sus
derivados, y de también de los commodities (cultivos básicos) agrícolas sobre los
productores, así como al impacto diferenciado de las políticas específicas para el sector
según el tipo de producto, las localidades y las formas específicas de producción.
En el periodo 1961-2007, la producción de granos básicos en México creció a una
tasa anual de 3.1%, superior al crecimiento poblacional (2.3% anual), lo cual indica que
las políticas agrícolas dentro del contexto del modelo neoliberal han tenido un efecto
negativo parcial en la producción de los cultivos básicos, sin embargo el problema de la
dependencia alimentaria es una cuestión de disponibilidad y accesibilidad de los
alimentos, más que de un problema de existencias.
La tendencia de la producción nacional es ascendente a excepción de cultivos como
la soya y el frijol cuya caída en la producción se debe a factores técnico-productivos,
económicos y socio-culturales, mientras que en el caso del arroz se ha experimentado un
estancamiento por la disminución de la superficie, que es compensada por un
incremento en el rendimiento.
Respecto de los cultivos industriales tenemos la disminución de la participación de
cultivos como el tabaco, y el auge de otros como la cebada y la caña de azúcar. Por el
contrario, los cultivos industriales como el algodón y el henequén, fueron sustituidos en
la fase agroindustrial exportadora por forrajes, frutales y hortalizas. El café es el cultivo
que aún se conserva, siendo México actualmente el primer productor mundial de café
orgánico.
Los problemas asociados con la comercialización del maíz responden a cuestiones
de mercado, en donde transnacionales como Cargill o Maseca controlan los canales de
comercialización logrando incidir en la fijación de precios del producto, esto en
detrimento del bienestar de las familias campesinas que se dedican al cultivo de
autoconsumo.
La problemática respecto a la producción de los granos básicos responde a la
desprotección que experimentaron los productores mexicanos respecto a sus
contrapartes estadounidenses quienes reciben altos subsidios que les permiten producir
a costos muy por debajo de los que incurren los productores en México. Por el
60
contrario, el gobierno mexicano eliminó todos los apoyos vía subvenciones y subsidios
al productor; asimismo, permitió la desgravación de los cultivos como el maíz y frijol.
El desmantelamiento de las dependencias de apoyo al sector primario, particularmente
las de crédito, ha desmotivado la producción de algunos cultivos debido a la baja
rentabilidad que implica su producción.
Asimismo, existe un escenario de altos costos de producción derivados del
incremento de los precios de los insumos y una caída de los precios de los granos
básicos, lo cual exige revisar el esquema de apoyos, por parte de las entidades
gubernamentales o no gubernamentales, y promover la participación innovadora y
organizada de los agricultores, para que conjuntamente desarrollen estrategias que les
permitan optimizar sus egresos y estabilizar sus ingresos.
El campo mexicano requiere de aumentos considerables de inversión pública y
privada en servicios de apoyo que promuevan el avance técnico, la intensificación del
proceso productivo y el incremento de productividad, acompañado de una reforma
profunda de las instituciones del Estado relacionadas con el sector, para que ejerzan
esos recursos con eficiencia y con mayor compromiso social.
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63
EL MERCADO MEXICANO DE PRODUCTOS AGROPECUARIOS
Daniela Cruz Delgado17
I. INTRODUCCIÓN
El sector agropecuario, como en toda economía, tiene un papel fundamental en el
desarrollo económico de México al ser proveedor de las materias primas necesarias para
fortalecer los demás sectores económicos. Si bien es cierto que la base de este sector es
la producción agropecuaria, el eslabón que representa mayores problemas para los
productores es la comercialización de los productos.
Encontrar los mecanismos adecuados de comercialización es tarea difícil por los
múltiples factores que intervienen, pero analizar el destino de la producción
agropecuaria puede ayudar a mejorar los canales de distribución. En este este estudio se
analiza el destino de los principales productos agropecuarios y los eslabones de la
cadena agroalimentaria en las que se concentra su comercialización. También se
analizan los principales países a los que se envía la producción agropecuaria.
Es un estudio descriptivo, en el que se emplean tanto datos transversales como
longitudinales. Se analizan los datos proporcionados por el Censo Agropecuario 2007,
especialmente el componente del VIII Censo Agrícola, Ganadero y Forestal (INEGI,
2011) y series históricas de importaciones y exportaciones agropecuarias.
Las variables analizadas fueron venta local de la producción agrícola por estados,
destino de los productos pecuarios por tipo de comprador, destino de los productos
forestales por tipo de comprador, origen por países de las importaciones totales
mexicanas, destino por países de las exportaciones totales mexicanas, balanza
agropecuaria, grado de apertura de la economía mexicana global, grado de apertura del
sector agropecuario mexicano y las importaciones y exportaciones totales y
agropecuarias.
II. CARACTERIZACIÓN DEL SECTOR AGROPECUARIO MEXICANO
17
Doctoranda en Problemas Económico Agroindustriales. Área de Investigación: políticas agrícolas y comercio agropecuario.
64
México tiene más de 5.5 millones de unidades de producción, que abarcan más de 112.7
millones de hectáreas, de las cuales 3.7 millones cuentan con superficie agrícola, vivero
o invernadero. La actividad agrícola, ya sea a cielo abierto o en invernadero, es la más
importante por la cantidad de superficie ocupada (3.7 millones de hectáreas), le siguen
en orden de importancia las unidades producción pecuaria de bovinos y las de
producción forestal (Cuadro 1).
Cuadro 1. Principales indicadores del sector agropecuario mexicano
Rubro Cantidad
Unidades de producción 5 548 845
Superficie total (hectáreas) 112 743
247.63
Con actividad agropecuaria
o forestal
Total 4 069 957
Superficie (hectáreas) 68 829
752.46
Sin actividad
agropecuaria o forestal
Total 1 478 888
Superficie (hectáreas) 43 913
494.17
U. Prod. Agric., Vivero,
invernadero
3 700 059
U. Prod. Pecuaria bovinos 1 131 272
U. Prod. Forestal 46 603
Fuente: Elaboración propia con datos del CA,GyF (INEGI, 2011)
La superficie bajo cultivo asciende a casi 22 millones de hectáreas (SIAP, 2011). El
crecimiento de la superficie sembrada en México ha sido mayor en temporal. En riego,
después de 1994 la tendencia es a la baja pasando de 5.6 millones bajo riego en ese año
a 4.8 en 2000, pero recuperando nuevamente los 5.6 millones de hectáreas sembrada
bajo esa modalidad en 2008 (Figura 1).
65
Figura 1. Evolución de la superficie sembrada en México por modalidad hídrica
(1980-2008)
Fuente: Elaboración propia con datos de SIAP (2009)
En la modalidad de temporal, la superficie sembrada tiende a incrementarse después de
la entrada en vigor del TLCAN. En 1994 se sembraron 15.3 millones de hectáreas en
temporal y para 2008 el incremento ascendió a 1 millón llegando así a 16.3 millones de
hectáreas sembradas bajo esta modalidad.
Un análisis por grupos de cultivos permite identificar su tendencia a través del tiempo.
La superficie sembrada por grupos de cultivos no muestra diferencia importante entre
ellos de 1980 a 1985, pero a partir de 1986 las diferencias son importantes. La
evolución de los cereales, que representa más del 40% de la superficie sembrada, no se
modifica sustancialmente, mientras los forrajes, los frutales y las hortalizas son los tres
grupos que presentan mayor tendencia al alza en la superficie sembrada y los grupos
restantes disminuyen.
0.80
0.90
1.00
1.10
1.20
1.30
1.40
1.50
1.60
1.70
Índ
ice
19
80
=1
Riego Temporal Total
66
Figura 2. Evolución de la superficie sembrada en México por grupos de cultivo
(1980-2009)
Fuente: Elaboración propia con datos de SIAP, 2009
Los cereales han reducido la participación en la superficie sembrada, de ocupar el
45.7% durante 1980-1985 llegaron a 41.2% en 2001-2008. Forrajes, industriales y
hortalizas aumentaron su participación en los mismos periodos. Cabe destacar que la
participación porcentual de la superficie ocupada con hortalizas se incrementó de 1.6%
a 2.7% (Cuadro 2).
Cuadro 2. Participación relativa en la superficie sembrada por grupo de cultivo
(Porcentaje).
Grupo de
cultivo
1980-
1985
1990-
1994
1995-
2000
2001-
2008
Cereales 45.7 47.5 44.8 41.2
Forrajes 20.5 17.4 21.8 27.1
Frutales 4.6 4.6 4.6 5.9
Hortalizas 1.6 2.4 2.5 2.7
Industriales 10.2 11.8 11.5 11.2
Legumbres
secas
11.2 11.7 11.3 9.3
0.00
0.50
1.00
1.50
2.00
2.50
3.00
3.50
19
80
1
98
1
19
82
1
98
3
19
84
1
98
5
19
86
1
98
7
19
88
1
98
9
19
90
1
99
1
19
92
1
99
3
19
94
1
99
5
19
96
1
99
7
19
98
1
99
9
20
00
2
00
1
20
02
2
00
3
20
04
2
00
5
20
06
2
00
7
20
08
2
00
9
Índ
ice
= 1
CEREALES
FORRAJES
FRUTALES
HORTALIZAS
INDUSTRIALES
LEGUMBRES SECAS OLEAGINOSAS
OTROS
67
Oleaginosas 4.9 2.9 1.8 1.5
Otros 1.3 1.7 1.7 1.0
Superficie
total
(Millones
de
hectáreas)
20.91 19.69 21.62 21.70
Fuente: Elaboración propia con datos de SIAP (2009)
FACTORES QUE FACILITAN LA INSERCIÓN DE LOS PRODUCTOS
AGROPECUARIOS AL MERCADO
Los productores además de preocuparse por proveerse de los insumos necesarios para la
producción, se ocupan de buscar el mercado en el que colocarán sus productos. Existen
diversos factores que influyen en que la producción alcance niveles que le permiten
ingresar a los mercados. La existencia de estos factores depende del sistema de
producción de que se trate, es decir si son explotaciones agropecuarias intensivas o
extensivas, si el objetivo del productor es el autoconsumo o la comercialización, si son
productos para la venta local, nacional o internacional, entre otros.
La infraestructura de riego es uno de los factores determinantes en el dinamismo de la
producción agrícola, pero al llegar a sus límites antes de la década de 1980, tal
dinamismo pasó a depender más de los nuevos cultivos y de la demás tecnología
asociada a ellos (Lechuga, 2006). Así es como la producción agropecuaria actualmente
sigue la vía intensiva caracterizada por la utilización de maquinaria e insumos químicos
para lograr incrementos en rendimiento.
Respecto a la infraestructura de riego, se beneficiaron con obras de irrigación 88 mil
686 hectáreas de 1976 a 1977 y 101 mil 823 hectáreas de 1983 a 1984 (INEGI, 2010).
Para 1970 existían 80 presas construidas en México y los tres estados del país que
destacan como principales productores bajo riego durante 1980-1984 fueron Sinaloa,
Sonora y Tamaulipas. Sin embargo para los periodos 2000-2004 y 2005-2008, Sonora y
Tamaulipas pierden participación relativa y aumenta la de Guanajuato (Cuadro 3).
68
Cuadro 3. Participación porcentual de los principales estados productores de riego
en la superficie sembrada irrigada (Porcentaje).
1980-1984 1885-1989 1990-1994 1995-1999 2000-2004 2005-2008
Superficie riego (ha) 5,364,934.8 5,437,725.2 5,377,783.4 5,129,315.1 4,947,147.6 5,454,427.1
Sinaloa 16.0 15.8 15.3 15.7 15.3 15.2
Sonora 13.8 13.7 12.2 11.7 9.9 9.2
Tamaulipas 10.7 8.9 9.1 6.0 5.1 9.1
Guanajuato 7.2 8.9 9.8 9.5 10.0 9.5
Michoacán 6.1 6.2 6.6 7.7 7.8 7.4
Chihuahua 5.7 6.0 6.7 6.9 7.1 7.7
Resto 40.4 40.5 40.3 42.5 44.8 41.9
Fuente: Elaboración propia con datos de SIAP (2009)
La infraestructura de riego es uno de los factores que más ha influido en la polarización
de la producción agrícola porque marca diferencias significativas en rendimientos. La
participación de la superficie de riego estuvo incrementándose hasta principio de la
década de los 90, a partir de entonces decrece (Cuadro 4).
Cuadro 4. Superficie sembrada en México por modalidad hídrica.
Valores absolutos (hectáreas) Porcentaje
Riego Temporal Total Riego Temporal
1970-1974 2,649,064.2 12,677,597.8 15,326,662.0 17.3 82.7
1975-1978 3,817,823.0 12,265,523.3 16,083,346.3 23.7 76.3
1980-1984 5,364,934.8 15,707,657.6 21,072,592.4 25.5 74.5
1985-1989 5,437,725.2 14,597,156.0 20,034,881.2 27.1 72.9
69
1990-1994 5,377,783.4 14,316,708.0 19,694,491.4 27.3 72.7
1995-1999 5,129,315.1 16,459,802.1 21,589,117.2 23.8 76.2
2000-2004 4,947,147.6 16,788,948.0 21,736,095.7 22.8 77.2
2005-2008 5,454,427.1 16,223,584.4 21,678,011.6 25.2 74.8
Fuente: Elaboración propia con datos de SIAP (2009) e INEGI (2010)
La tendencia de la superficie sembrada de riego se mantuvo estable entre 1980 y 1994
debido a que para este periodo el Estado había limitado la inversión en infraestructura
hidráulica a diferencia de lo acontecido en la década de los 70, probablemente porque
llegó al límite la capacidad hídrica del país.
La producción bajo invernadero cobra cada vez mayor importancia. El SIAP (2010)
señala que en 2007 había 18 mil 127 unidades de producción con invernadero habilitado
y 13 mil 258 tenían contratados seguros agrícolas de un total de 3 millones 895 mil 33
unidades de producción. A la vez menciona que para 2009 se produjeron 46 mil 741
toneladas de insecticidas, herbicidas y defoliantes y 652 mil de fertilizantes. Todos ellos
insumos necesarios para incrementar la producción, por tanto el mercado de los insumos
es importante además de la colocación al consumidor final de los productos cosechados.
La producción de fertilizantes en México decae a partir de 1995, mientras el consumo
sigue una tendencia al alza hasta 2001. Esos cambios en el mercado interno modifican a
la vez la estructura del mercado externo de fertilizantes ocasionando que a partir de
1995 la importación se incremente y las exportaciones, que aunque en los años
anteriores fueron precarias, disminuyan (Figuras 3 y 4).
70
Figura 3. Producción y consumo de fertilizante Figura 4. Importación y
exportación de (millones de toneladas)
fertilizante (millones de toneladas)
Fuente: Elaboradas con datos de Faostat Fuente: Elaboradas con datos
de Faostat
El incremento de las importaciones de fertilizantes, insumos necesarios para la
producción agrícola, ha ocasionado que muchos agricultores limiten sus posibilidades
de producir, viéndose especialmente afectados los campesinos especializados en
productos tradicionales, dado que los grandes productores empresariales cuentan con
algunos mecanismos que les permiten acceder al mercado de fertilizantes a través de
recursos propios, financiamiento de la banca privada o estableciendo acuerdos con los
proveedores para realizar el pago al colocar la cosecha en el mercado o ante la espera de
algún apoyo gubernamental.
0.50
1.00
1.50
2.00
Producción Consumo
0.00
0.20
0.40
0.60
0.80
1.00
1.20
1.40
Importación Exportación
71
La tecnificación de la producción es un factor determinante en la oferta de productos
agropecuarios, de ahí que ocurra cierta especialización regional para determinados
productos. La superficie agrícola total en México ascendía a 27.3 millones de ha en
2003 (FAO, 2003 citado por Sagarpa, 2006), de las cuales la superficie potencial
mecanizable representaba 18.6 millones de ha. El índice de mecanización en México es
de 50 ha/tractor, pero por regiones se tienen diferencias muy marcadas (Cuadro 5)
(Sagarpa, 2006). En el campo mexicano había 760 mil 401 tractores en 2007 (SIAP,
2010).
Cuadro 5. Índice de Mecanización por Regiones en México
Fuente: FAO, 2003 citado por SAGARPA, 2006
72
Las condiciones climáticas son un factor determinante de la producción agrícola. La
agricultura se encuentra supeditada a las condiciones climáticas y edáficas. Los
requerimientos de los cultivos de agua, luz, suelo y otros factores determinan su
siembra. Estados del país cuya superficie cultivada es predominantemente de temporal
se ven afectados durante las sequías o las inundaciones. La precipitación pluvial afecta
no sólo a los cultivos de temporal, sino a las superficies de riego, ya que proporciona los
niveles óptimos o no de agua en las presas y otros depósitos utilizados en la irrigación.
LA POLÍTICA AGRÍCOLA Y SUS IMPLICACIONES PARA LA
COMERCIALIZACIÓN AGROPECUARIA
Los precios de los productos y contar con un mercado en el cual colocar los productos
son los primeros elementos con los que el productor determina qué producir. El sector
agropecuario mexicano en el periodo analizado se caracteriza porque en un primer
momento el mercado estuvo intervenido por el Estado, quien implementó una serie de
políticas dirigidas a regular la oferta de productos agropecuarios. Entre los elementos
socorridos por el Estado para conformar la política agropecuaria mexicana ha jugado un
papel destacado la política de precios para los productos agrícolas, ya que es el camino
más socorrido para regular la oferta y garantizar un precio mínimo a los productores
agrícolas.
La CONASUPO fue el principal organismo encargado de implementar la política de
precios desde 1950 hasta 1987, año en que, como parte de una serie de políticas
encaminadas a la liberalización comercial del país, desaparece dejando al libre juego de
la oferta y la demanda la producción agropecuaria.
En el caso de las oleaginosas, la evolución de los precios de garantía a precios
constantes se muestra en la Figura 5. El precio de garantía destinado al ajonjolí
despareció en 1989, mientras que el del cártamo disminuyó desde 1975 a 1990 cuando
se da fin a esta política de precios.
73
Figura 5. Evolución de los precios de garantía de oleaginosas a precios constantes
(1970-1990)
Fuente: Elaboración propia con datos de SARH, 1992
Por el lado de los granos básicos, la tendencia en los precios de garantía es similar a la
que presentan las oleaginosas. A partir de 1975 disminuyen los precios de garantía en
términos reales Figura 6. Se mantienen los de maíz, frijol y trigo hasta 1991,
privilegiándose a estos productos dado que para otros se terminó esta política un año
antes, 1990.
Figura 6. Evolución de los precios de garantía de granos básicos a precios
constantes (1970-1991)
0.70
0.90
1.10
1.30
1.50
1.70
19
70
19
71
19
72
19
73
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77
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19
89
19
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Índ
ice
19
70
=1
Ajonjolí Cártamo Soya
0.70
0.90
1.10
1.30
1.50
1.70
1.90
2.10
2.30
19
70
19
71
19
72
19
73
19
74
19
75
19
76
19
77
19
78
19
79
19
80
19
81
19
82
19
83
19
84
19
85
19
86
19
87
19
88
19
89
19
90
19
91
Índ
ice
19
70
=1
Arroz Frijol Maíz Trigo Sorgo
74
Fuente: Elaboración propia con datos de SARH, 1992
La política de precios de garantía a pesar de haber prevalecido hasta inicio de la década
de los noventa, disminuyó desde su implantación, en términos reales, para la mayoría de
los granos apoyados. Su desaparición ocurrió una vez que el estado puso en marcha
nuevas políticas de apoyo al productor como PROCAMPO y alianza para el campo,
cuya función básica fue preparar a los agricultores para la inserción de la economía
mexicana al ámbito global a través de la firma del Tratado de Libre Comercio de
América del Norte, que representa un parteaguas no sólo en el sector agropecuario sino
en la economía mexicana en general por la importancia de los socios comerciales con
los que se firmó, especialmente Estados Unidos de América, primer potencia
económica mundial.
La agricultura por contrato es un esquema que de alguna manera brinda seguridad al
productor porque al realizarse implica que éste tendrá un comprador para su producto.
Las unidades de producción totales reportadas en el país en el censo agrícola y ganadero
de 2007 asciende a más de 5.5, de las cuales sólo 1.3% manejan agricultura por
contrato, correspondiente a 73 336 unidades de producción, en las que la agroindustria
es la empresa contratante en 73.2% de los casos. Los cultivos que manejan el esquema
de agricultura por contrato en el censo agropecuario de 2007 son café, cacao, caña de
azúcar y agave.
Debido a que los censos de 1970, 1981 y 1991 no permiten observar las tendencias
comparables de la evolución en la agricultura por contrato, se apoyó el presente trabajo
con las estadísticas de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y
Alimentación (SAGARPA), comparando la superficie cultivada de los tres principales
cultivos (café, caña de azúcar y cacao), así como del valor de la producción. La
tendencia explicativa es que se ha incrementado la superficie cultivada y el valor de la
producción en un 27.5% en café y azúcar. No así para el cultivo de cacao, que se ha
mantenido desde el periodo analizado de 1980 y 2008 al valor de la producción y la
superficie sembrada que proporciona la SAGARPA (2009).
75
EVOLUCIÓN DE LA INSERCIÓN DE LA PRODUCCIÓN AGROPECUARIA A
LOS MERCADOS
En México predominó antes de 1970 el desarrollo estabilizador caracterizado por la
expansión y protección del mercado interno a través de aranceles y cuotas de
importación y una intensa participación del sector público en la actividad económica
que privilegio al sector industrial y a la agricultura comercial mediante infraestructura
de comunicación, irrigación, subsidios a la producción y energéticos, entre otros.
Hasta los primeros años de 1970 la agricultura contribuyó proporcionando una oferta
interna de alimentos y productos para la agroindustria, además de mano de obra para los
otros sectores de la economía. Sin embargo, desde 1950 el saldo de la balanza comercial
agropecuaria mexicana ha sido negativo, pero se acentúo en las últimas décadas. El
déficit de la balanza comercial agropecuaria aumentó de -1,038 en 1970 a -3,385 en
1980.
Una vez que los productores deciden que producir, la superficie sembrada establece la
disposición para producir un producto específico, por lo que en conjunto con el
volumen producido determina la cantidad ofrecida en el mercado nacional.
La producción agropecuaria de 1970 a 1992 estuvo asociada, por una parte, al
crecimiento de la frontera agrícola, la cual empezó a extenderse desde la década de los
años 40. La superficie sembrada nacional presenta tasas medias de crecimiento anual
decrecientes de los primeros periodos analizados a los últimos. La TMCA de 1980-1985
fue de 2.23% mientras para 2001-2008 fue 0.19% (Cuadro 6), lo que obedece a las
políticas implementadas por el Estado, ya que después de la reforma al artículo 27
Constitucional, con la que se da fin al reparto agrario, se limita la incorporación de
nuevas tierras al cultivo.
Cuadro 6. Tasas medias de crecimiento anual de la superficie sembrada en México
(%).
1980-1985 1990-1994 1995-2000 2001-2008
Total 2.23 1.71 0.83 0.19
Temporal 2.56 1.65 1.53 -0.40
76
Fuente: Elaboración propia con datos de SIAP (2009)
Al estancarse la incorporación de nuevas tierras de cultivo para la producción
agropecuaria y crecer la demanda de determinados productos tanto nacional como
extranjera, la superficie cultivable se reestructura y ocurre la sustitución de cultivos
(Figura 1). Al respecto, el Sistema de Información Agropecuaria (SIAP, 2009) señala
que la evolución de la composición de la superficie sembrada por grupo de cultivo
permite identificar las ventajas comparativas de cada grupo así como los cambios en la
estructura de la demanda de alimentos de origen agrícola, tanto interna como externa.
La frontera agrícola llegó a su límite principalmente con el fin del reparto agrario en
1992, por lo que la disminución y el aumento de la superficie sembrada sólo pueden
explicarse por la sustitución de cultivos, lo que a la vez conduce a tener por un lado una
balanza comercial deficitaria en granos y una superavitaria en frutales y hortalizas. La
mayoría de los productos básicos de la dieta mexicana se encuentran en los grupos de
los que se ha reducido la superficie sembrada, cómo el arroz, el maíz y el frijol.
El patrón extensivo de producción que predominó de 1950 a 1970 llega a sus límites a
partir de esa última década por las dificultades para la incorporación de más tierras a la
infraestructura de riego. La transición de la producción extensiva a la intensiva se
expresó en un contexto de fuerte concentración de la inversión y dotación de
infraestructura de riego. Los productores se polarizaron en un amplio campesinado de
temporal con predominante uso de la fuerza familiar y un reducido número de
agricultores comerciales con amplios recursos en capital (Lechuga, 2006).
4.1. La vinculación al mercado interno
Los productores deciden que producir y que no en función del precio que recibirán por
su cosecha. Mientras mayor sea el valor de un producto en el mercado mayor será la
cantidad que los productores estén dispuestos a ofrecer. En el trienio 2006-2008, los
cereales ocuparon el 41% de la superficie sembrada en el país, pero sólo aportaron el
Riego 1.41 1.85 -1.43 2.09
77
25% del valor de la producción, mientras que las hortalizas y los frutales con apenas 9%
de la superficie sembrada participaron con 36% del valor de la producción nacional
(Figuras 7 y 8), lo que explica porque éstos cultivos tienden a incrementarse en las
últimas décadas.
Figura 7. Participación porcentual en la Figura 8. Participación
porcentual en el
superficie sembrada por grupos de cultivos valor de la producción por
grupos de cultivos
Fuente: Elaboración propia con datos de SIAP, 2009 Fuente:Elaboración propia con datos
de SIAP, 2009
En consecuencia, se puede señalar, a diferencia de los datos señalados por Lechuga
(2006), que los productos en los que México tiene ventajas comparativas (hortalizas y
frutales) abarcan sólo 9% de la superficie sembrada, mientras que en los que no se es
competitivo asciende al 91% de la superficie sembrada nacional, de la cual 28% se
0
10
20
30
40
50 Superficie sembrada
1980-1982 2006-2008
0
5
10
15
20
25
30
35 Valor de la producción
1980-1982 2006-2008
78
ocupa con cultivos forrajeros utilizados principalmente para la alimentación del ganado,
lo que daría como resultado que 61% de la superficie se ocupa en cultivos no
competitivos.
Por otra parte, la producción destinada a satisfacer las necesidades del mercado interno
llegó a casi 80% en 2007, por consiguiente sólo se exporta alrededor del 20% de la
producción agropecuaria mexicana (Figura 9). En 2008 el porcentaje de producción
destinada al mercado interno fue de 84%. Por tanto, a pesar de la apertura comercial, el
porcentaje de la producción agropecuaria que se queda en el país sigue siendo
significativo.
Figura 9. PIB no exportable por habitante (2000-2007)
Fuente: SIAP con datos de CONAPO e INEGI
4.1.2. Destino de la producción
Por otra parte, en un primer análisis transversal correspondiente al censo Agropecuario
2007, la información que se concentra en el Cuadro 7, corresponde a los estados más
representativos que destinan su producción a la venta local, de tal manera que de un
total de 3 millones 700 mil 059 unidades de producción encuestadas, 2 millones 181 mil
578 unidades destinan su producción a la venta local. Esto representa un 59%.
Los estados con mayor proporción de venta local son Baja California, Veracruz,
mientras que Querétaro solo comercializa el 33% de su producción agrícola a nivel
local.
79
Cuadro 7. Proporción de los estados que dedican su producción Agrícola a la
venta local.
ESTADOS VENTA
LOCAL (%)
OTROS
LUGARES (%)
BAJA
CALIFORNIA
85.4 14.6
BAJA
CALIFORNIA SUR
77.9 22.1
VERACRUZ 69.6 30.4
CHIHUAHUA 54.8 45.2
OAXACA 48.9 51.1
TLAXCALA 42.2 57.9
QUERETARO 33.7 66.3
NACIONAL 59 41
Fuente: Elaboración propia con datos del CAyG 2007
En este mismo sentido el destino pecuario que reporta ventas está integrado en un 41%,
de los cuales la mayor proporción está integrada por la venta al mayorista (Cuadro 8).
Cuadro 8. Destino de las ventas pecuarias, 2007.
TIPO DE
COMPRADOR
UNIDADES DE
PRODUCCIÓN
(%
)
INTERMEDIARIO 638,349.00 17.
3
MAYORISTA 1,365,930.0000 36.
9
CAD. COMERC. 23,680.00 0.6
EMPAC. O
AGROIND.
89,635.00 2.4
OTRO COMPRADOR 92,301.00 2.5
REPORTAN VENTAS 1,518,590.00 41.
0
80
TOTAL 3,700,059.00 10
0
Fuente: Elaboración propia con datos del CAyG 2007
Los estados que mayormente destinan sus ventas entre planta procesadora y cadena
comercial, son Veracruz, Chiapas y Jalisco, como se aprecia en la figura 10.
Figura 10. Unidades de producción con cría y explotación de animales que
comercializan su producción según tipo de comprador por entidad
Fuente: Elaboración propia con datos del CAyG 2007
La proporción del destino de las ventas forestales está conformada en mayor proporción
en el intermediario con casi el 50%, una cuarta parte se destina al aserradero y otra más
a otros compradores (Cuadro 9).
Cuadro 9. Destino de las ventas forestales, 2007.
TIPO DE COMPRADOR UNIDADES DE
PRODUCCIÓN
FORESTAL
(%)
INTERMEDIARIO 1078 48.0
ASERRADERO 511 23.0
0
2
4
6
8
10
12
Ver
.
Ch
is.
Jal.
Pu
e.
Zac.
Gto
.
Ch
ih.
Oax
.
Son
.
Hgo
.
Yuc.
Mic
h.
Gro
.
S.L.
P.
Dgo
.
Tam
.
Méx
ico
Cam
p.
Sin
.
Co
ah.
Nay
.
%
PLANTA PROCESADORA CADENA COMERC.
81
OTRO COMPRADOR 550 25.0
OTRA AI 44 2.0
NACIONAL 2183 100.0
Fuente: Elaboración propia con datos del CAyG 2007
Los recursos forestales como ya se mencionó se destinan en una mayor proporción al
intermediario. De los cuales destacan los estados de Chihuahua y Veracruz (Figura 11).
Figura 11. Estados que destinan la producción a intermediarios
Fuente: Elaboración propia con datos del CAyG 2007
4.2. La vinculación al mercado externo
En 1980 las exportaciones agropecuarias representaban el 9.8% del valor de las
exportaciones totales de México, para 2009 sólo representaban el 3.4%. Por el lado de
las importaciones, las agropecuarias representaban el 10.8% en 1980 y para 2009 sólo
eran el 3.3% del total de importaciones totales. En ambos rubros, representaron 3.7% de
enero a mayo de 2010. En consecuencia, el sector agropecuario ha perdido participación
relativa en el mercado mundial.
Las características geográficas de México lo han colocado como uno de los principales
socios comerciales de Estados Unidos de América, que prevalece desde la década de
Nacional 50%
CHIAPAS 2%
JALISCO 3% PUEBLA
4%
MICHOACAN 4%
Oaxaca 5%
Chihuahua 10%
VERACRUZ 11%
OTROS 11%
Otros 32%
82
1970 como el principal socio comercial del país. En 1975 el 62.8% de la importación
total de mercancías provenía de ese país (de 82131 millones de pesos a que ascendieron
las importaciones totales), en 1980 el 67.9, en 1985 el 64% y en 1990 el 65.5. Respecto
a las exportaciones, en 1975 el 60.5% fueron a Estados Unidos (de 35763 millones de
pesos por exportaciones totales), en 1980 el 64.8%, en 1985 el 61.2% y en 1990 68.6%
(INEGI, 1980).
Aunque la relación comercial de México es principalmente con Estados Unidos de
América, es importante destacar la reducción en la participación porcentual de las
importaciones en los quinquenios seleccionados (Figura 12) provenientes del vecino
país del norte, lo que indica que en ese rubro la relación comercial con EE.UU. se ha
diversificado fundamentalmente con países Asiáticos que presentan un crecimiento
sostenido de sus economías. Aunque por el lado de las exportaciones totales, éstas se
han concentrado más con Estados Unidos de América (Figura 13).
83
Figura 12. Evolución de la participación relativa por origen de las importaciones
mexicanas totales (promedios quinquenales).
Fuente: Elaboración propia con datos de INEGI, 2010
EE.UU 61%
Resto de América
9%
Europa 24%
Asia 5%
África 0%
Oceanía 1% 1970-1974
EUA 51%
Resto de América
9%
Europa 13%
Asia 26%
África 0%
Oceanía 1%
Otros 0%
2004-2008
84
Figura 13. Evolución de la participación relativa por destino de las exportaciones
mexicanas totales (promedios quinquenales).
Fuente: Elaboración propia con datos de INEGI, 2010
En lo que respecta al ámbito agropecuario, el saldo de la balanza comercial
agropecuaria fue superavitario sólo en 6 años durante el periodo comprendido entre
1980 y 2009. Generalmente ha sido deficitario. Sin embargo, hay que mencionar que a
pesar de que la balanza comercial agropecuaria históricamente ha sido deficitaria, es a
partir de la integración de México al GAAT, en 1985, que las exportaciones tienden a
incrementarse más que las importaciones (Figura 14).
EE.UU. 65%
Resto de América
15%
Europa 12%
Asia 8%
África 0%
Oceanía 0%
1970-1974
EUA 84%
Resto de América
8%
Europa 5%
Asia 3%
África 0%
Oceanía 0%
Otros 0%
2004-2008
85
Figura 14. Evolución de la balanza comercial agropecuaria, millones de dólares
(índice 1980=1)
Fuente: Elaboración propia con datos de Banxico e INEGI, 2010
Así mismo, hay que destacar que una característica esencial de la teoría neoclásica es la
apertura comercial que involucra las variables de importaciones y exportaciones, por lo
que en la Figura 15 se muestra el nivel de articulación al mercado externo alcanzado por
el país en los últimos diecisiete años. El nivel de articulación total fue 24.6% en 1994,
menor al registrado por el sector agropecuario que ascendió a 27.9%, pero para 2009 la
situación se invierte y el sector agropecuario registra un nivel de articulación menor a la
economía total, 55.1% frente a 60%.
0.00
1.00
2.00
3.00
4.00
5.00
6.00
7.00
8.00
Importación Exportación
0.0
10.0
20.0
30.0
40.0
50.0
60.0
70.0
80.0
19
93
19
94
19
95
19
96
19
97
19
98
19
99
20
00
20
01
20
02
20
03
20
04
20
05
20
06
20
07
20
08
20
09
Total Agropecuario
86
Figura 15. México. Evolución del grado de apertura de la economía mexicana al
mercado externo (Porcentaje)
Fuente: Elaboración propia con datos de Banxico e INEGI 2010.
La comparación entre la evolución de las importaciones y exportaciones agropecuarias
respecto de las totales, muestra que las totales tienden a crecer más que las
agropecuarias y la tendencia al alza es mayor en las exportaciones que en las
importaciones (Figura 16).
Figura 16. Evolución de las exportaciones e importaciones totales y agropecuarias
(índice 1980=1)
Fuente: Elaboración propia con datos de INEGI, 2010
0
5
10
15
20
19
80
1
98
1
19
82
1
98
3
19
84
1
98
5
19
86
1
98
7
19
88
1
98
9
19
90
1
99
1
19
92
1
99
3
19
94
1
99
5
19
96
1
99
7
19
98
1
99
9
20
00
2
00
1
20
02
2
00
3
20
04
2
00
5
20
06
2
00
7
20
08
2
00
9
Índ
ice
19
80
=1
Importaciones
Totales Agropecuarias
0
5
10
15
20
19
80
1
98
1
19
82
1
98
3
19
84
1
98
5
19
86
1
98
7
19
88
1
98
9
19
90
1
99
1
19
92
1
99
3
19
94
1
99
5
19
96
1
99
7
19
98
1
99
9
20
00
2
00
1
20
02
2
00
3
20
04
2
00
5
20
06
2
00
7
20
08
2
00
9
Índ
ice
19
80
=1
Exportaciones
Totales Agropecuarias
87
Respecto al destino de la producción pecuaria, de las 175,605 unidades de producción,
solo el 1% (1, 710 unidades) destina la venta hacia Estados Unidos, destacando los
estados de Chihuahua y Sonora (Figura 17).
Figura 17. Participación porcentual de las ventas de becerros por Estado.
Fuente: Elaboración propia con datos del CAyG 2007
Así mismo, como puede notarse en el Cuadro 10, el destino de los productos
agropecuarios y forestales en más del 99% se destina al mercado nacional.
Cuadro 10.- Destino de productos agropecuarios y forestales.
Destino Forestales no maderables Forestales
Productos
agrícolas
Mercado nacional 99.67 99.0 0 97.8
Exportación 0.33 .1 0 2.2
Fuente: Elaboración propia con datos del CAyG 2007
V. CONCLUSIONES
Los problemas de articulación al mercado por parte de los productores agropecuarios
son uno de los principales problemas que aquejan al sector. La orientación de la política
Nacional 51%
Chih. 20%
Son. 11%
Coah. 6%
N. L. 4%
Tam. 4%
Dgo. 2%
Ver. 1%
Gro. 1%
Sin. 0%
Otros 4%
88
agropecuaria determina la competitividad de los productores. Los apoyos destinados al
campo mexicano deben orientarse a desarrollar la capacidad de los productores para
incursionar en el último eslabón de la cadena agroalimentaria para apropiarse del mayor
margen de comercialización posible.
Las políticas orientadas a apoyar a los productores de granos básicos ha sido benéfica ya
que ha impulsado su producción y comercialización, permitiendo de esta manera
satisfacer, sino en su totalidad, la demanda del mercado interno y aminorar las
importaciones, aunque dada la insuficiencia de algunos productos es necesaria su
importación, lo que ha generado un saldo en la balanza comercial agropecuaria
negativa.
Los productores de frutas y hortalizas están mayormente orientados al mercado,
principalmente de exportación. La apertura comercial, acentuada fundamentalmente con
el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, y la infraestructura de riego son de
los principales factores que han permitido el desarrollo y competitividad de este grupo
de cultivos.
Las exportaciones expresan la necesidad de los productores de buscar nuevos mercados
y formas de comercializar sus productos. Las importaciones se diversificaron (en 1970-
1974 el 61% de las importaciones provenían de Estados Unidos y las exportaciones se
concentraron más con Estados Unidos de América (de 65% en 1970-1974, para 2005-
2009 se destinaron 83% de las exportaciones a Estados Unidos. La integración
comercial de México sigue siendo más estrecha con Estados Unidos de América.
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1980 a 2004. http://dgcnesyp.inegi.org.mx/cgi-win/ehm.exe/CI160120 consultada el 22,
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92
FLUCTUACIONES CÍCLICAS EN MÉXICO: CRISIS ECONÓMICAS Y
CRISIS AGRÍCOLAS DE 1895 A 2009
Víctor H. Palacio Muñoz*
Introducción
En este ensayo se establece la forma en que opera la economía mexicana en el largo
plazo, las crisis económicas que se presentan en ella y la articulación con el sector
agrícola a lo largo de un siglo.
1. Fluctuaciones cíclicas en México: 1895-2009
En este periodo se establecen 3 ciclos de largo plazo que fueron determinados por el
comportamiento del producto interno bruto (PIB) nacional, inversión, productividad,
empleo, salario, deuda externa y exportaciones. Estos indicadores son los analizados por
algunos autores en lo que a ciclos de largo plazo se refiere (Haberler, 1942; Estey, 1960;
Padilla Aragón, 1967; Mandel, 1986).
En el siguiente cuadro se observan estos ciclos y la actuación de dichas
variables.
Cuadro 1. Fluctuaciones económicas: 1895-2009 (tasas medias de crecimiento
anual)
Ciclo
Productivi
dad del
trabajo
Inversi
ón
Empl
eo
Salari
o
Deuda
externa
(c)
X
PIB
nacio
nal
M
1895-
1933 0.6 (a)
-1.9
(b) 0.2 -0.1 2
4.
3 0.6 3.2
1934-
1981 2.6 6.5 2.5 1.4 4.9
5.
9 5.9 7.1
1982- -0.6 -5.9 2.4 -3.5 1.7 6. 2.0 6.6
* Profesor-investigador del Centro de Investigaciones Económicas, Sociales y Tecnológicas de la
Agroindustria y la Agricultura Mundial de la Universidad Autónoma Chapingo. Investigador Nacional. [email protected] Con la colaboración del Dr. Eugenio Santacruz de León y la Dra. © Minerva Paz García.
93
2009 3
Nota: X = exportaciones; M = importaciones.
Fuentes: a) Al no contar con datos de la PEA de 1922 y de 1933, se hizo una
interpolación de 0.5% de TMCA en el periodo 1921-1930, para 1922, y de 1.2% a partir
de 1930, para el año 1933; los datos de la PEA provienen de Nafinsa y los de PIB de
Bortz. b) Como la estadística nacional no registra información sobre inversión sino a
partir de 1939, se hizo lo siguiente: el dato disponible de inversión del siglo XIX es de
100 millones de pesos (MP) para 1884 (Cosío Villegas); la cifra de 1910, incluye
1052.1 MP de IED en minería, petróleo e industria y 83.5 MP de inversión nacional
(Cosío Villegas y Alonso Aguilar); 1920 se obtuvo con los 570.1 MP calculados por
Ernesto Galarza (en López Rosado), a estos se le añadieron 500 MP, según la
aproximación de Mejía Zúñiga; 1933 y 1934 fueron calculados con la TMCA del 4.6%
calculada por Reynolds. c) Los datos hasta 1922 fueron tomados de Bazant; de 1922 en
adelante se tomó la información de Ramírez Brum y José Luis Ceceña; 1970 y 1980 se
obtuvieron de Quijano; los demás datos son de EHM. d) En donde no hay señalamientos
la información es de EHM.
Obsérvese cómo de 1895 hasta la crisis del 29-33 la productividad del trabajo
sirvió de soporte para que la economía no cayera aún más, pese a que la inversión se
desplomó; en el cardenismo y hasta 1981 el crecimiento de la inversión y del PIB
fueron de la mano con una productividad que fluctuó a la mitad del crecimiento de
dichos indicadores pero que siempre se mantuvo en un rango positivo; en pleno
neoliberalismo todas las variables tienden a la baja, a excepción de las exportaciones y
las importaciones
Por su parte, los indicadores vinculados directamente con la fuerza de trabajo,
empleo, productividad y salario, han posibilitado la evolución del PIB. El incremento de
éste último ha sido posible a costa de una exigua creación de empleos y de salarios
bajos, con lo que los mecanismos de explotación de los trabajadores se exacerban.
Durante el ciclo 34-53, los salarios disminuyeron, repuntando en el 54-81, para caer
estrepitosamente en el periodo neoliberal.
La economía ha sostenido su crecimiento por medio del sector externo,
particularmente el comercio exterior. Así, se posibilita la entrada de divisas al país. El
94
otro mecanismo, dicho de manera muy gruesa, ha sido la deuda externa. Así, puede
observarse la manera en que las importaciones y la deuda externa han jugado un papel
preponderante en el desarrollo económico, creciendo por arriba del PIB nacional.
Importaciones y exportaciones han crecido en promedio anual entre el 3% y el 7%,
mientras que el PIB lo ha hecho de manera demasiado fluctuante, yendo del -1% en
promedio en la crisis de los treintas a 6% entre 1934 y 1981.
Concluyendo, de 1895 a 2009 se tienen 3 ciclos con un total de 33 crisis
económicas en el periodo. Nótese lo afirmado en el siguiente cuadro.
Cuadro 2. Años de crisis económica: 1895-2010
Ciclo Carácter Años de crisis económicas
Tota
l de
años
de
crisi
s
Porcentaj
e de años
de crisis
en el total
del
periodo
1895
-
1933
Contracció
n
1899,1900,1902,1906,1908,1909,1910,1911,19
12, 1913, 1914, 1915, 1921, 1924, 1927, 1929,
1930, 1931, 1932
19 48.71%
1934
-
1981
Expansión 1938, 1953, 1976 3 6.25%
95
1982
-
2009
Contracció
n
1982, 1983, 1986, 1987, 1993, 1995, 2001,
2002, 2003, 2008, 2009 11 39.28%
Fuente: De la Peña (2006); Solís (2000); Gracida (2002); Cárdenas (1996, 2003 y
2005); EHM (2009).
Resulta aleccionador constatar, en el largo plazo, cómo las crisis se han
presentado con más recurrencia en el periodo neoliberal, cuestión que evidencia la
inviabilidad del modelo.
1.1 Algunas características del periodo analizado
En este inciso se resaltan los elementos constitutivos de cada ciclo, poniendo énfasis en
el comportamiento del sector externo, dada la importancia del mismo por los lazos de
dependencia con los Estados Unidos y por la relativa determinación de este sector en las
fases de acumulación vividas por el país.
De 1895 a 1933 puede hablarse de un “desarrollo hacia fuera” basado en la
exportación de productos primarios (95% eran productos agrícolas y minerales) y la
importación de productos manufacturados (el 37% de lo importado pertenecía a este
rubro). El sector agrícola estaba compuesto por una estructura hacendaria, latifundista,
con profundas diferencias sociales y desequilibrios importantes en materia de
distribución del ingreso. Mantener esta situación era difícil ya que se dependía de los
vaivenes del comercio internacional. Así, si los precios de los productos
manufacturados que se importaban subían, ello traía consecuencias negativas a la
economía; y si el mercado internacional de materias primas bajaba sus precios, entonces
los resultados en términos de balanza comercial no eran halagüeños (De la Peña, 2006).
La crisis del 29-33 y los conflictos políticos al interior del país, favorecen un
cambio que posibilita una mayor regulación estatal, instrumentación de una reforma
agraria, creación de infraestructura y de industrias básicas, particularmente la eléctrica.
Esto, acompañado con un creciente gasto público, incentivos a la inversión privada y
una política monetaria expansionista, generó las bases para el desarrollo industrial del
país. Así, en los años cincuenta se observa que la industria manufacturera se convierte
en el eje de la acumulación de la economía (ibid.).
96
Al finalizar los años sesenta se presentan problemas en el sector externo, en la
estructura productiva, problemas en el financiamiento de los déficit público, comercial y
financiero, lo que incrementa la deuda externa y se traduce en dificultades para la
balanza de pagos (Gracida, 2002).
Entre 1970 y 1981 se agota este patrón de acumulación, se agudizan las
desproporciones productivas, hay desajustes externos, financieros, crisis mundial en los
energéticos, todo ello en un ámbito internacional en crisis y desfavorable para el país
(ibid.).
A partir de 1982 se pone en marcha de manera más clara el funcionamiento de la
política neoliberal. Desde entonces, se privatizaron empresas públicas, fue liberado el
comercio exterior y el sector financiero, la inversión pública se redujo, lo mismo que el
gasto social, se desreguló la economía, la inversión extranjera aumentó (sobre todo la de
cartera) y se creó un sector de manufacturas de exportación teniendo como base a las
maquiladoras, el capital financiero y la especulación se enseñorearon en el país (Avila,
2006). Todo el modelo hizo crisis en sus distintos sectores y se complicó aún más con la
crisis económica y financiera mundial de 2008-2009.
Dada la importancia del sector externo en la economía por los lazos cada vez
más fuertes con la economía norteamericana, demos algunos datos: en 1932 y 1933 las
exportaciones agrícolas se mantienen en 20%, las petroleras y de minerales en 60%, las
exportaciones manufactureras apenas aparecen con un 4% y las importaciones de este
mismo género andaban en el 82% (De la Peña, 2006).
La Segunda Guerra Mundial dio condiciones para aumentar la exportación de
productos manufactureros y el desarrollo limitado de una industria que dependía de la
importación de bienes de capital. Todo este proceso hasta fines de los años setenta e
inicios de los ochenta se sustentó en la política de sustitución de importaciones: en
1981-82 las exportaciones agrícolas eran del 6%, las petroleras y de minerales llegaron
al 78%, en tanto que las importaciones manufactureras representaron el 90% del total
comprado en el exterior (ibid.).
Para el 2009, en plena crisis económica, el patrón de acumulación neoliberal ya
dio de sí. Las exportaciones agrícolas representan el 3% del total; las petroleras el 13%
97
y las manufacturas el 82%; en tanto que las importaciones manufactureras llegaron al
87% del total de lo importado (Banxico, 2009).
2. Breve acotación sobre el sector agrícola
La producción en el ámbito rural, así como el proceso de trabajo que se lleva a cabo en
dicho ámbito, está en función de lo natural y, por tanto, tiene un comportamiento que
sale relativamente del ciclo económico nacional. Este desenvolverse de manera distinta
tiene que ver con la renovación lenta de los capitales fijos y, por ende, con un avance
tecnológico que no corresponde al tenido en la industria. Además, no debe soslayarse
que las innovaciones tecnológicas buscan incrementar la productividad de la tierra y del
trabajo sin afectar, en lo posible, el equilibrio del ecosistema (Pucciarelli, 1984).
Otros aspectos que fundamentan la manera peculiar de operar en el agro son: no
se produce en serie; discontinuidad del proceso de trabajo; mano de obra temporal y con
poca especialización; oferta de trabajo inestable, cíclica y heterogénea; relaciones
sociales de producción heterogéneas y, por tanto, estructuración heterogénea de clases y
grupos sociales; dispersión en la localización del proceso productivo e imposición de la
naturaleza en lo que a organización territorial de la producción se refiere (ibid.).
Hablar de autonomía en el sector agrícola ayuda a la comprensión del
comportamiento cíclico del mismo. Entonces, puede considerarse que las crisis
agrícolas son cíclicas y que se manifiestan en decrementos en la producción, inversión,
empleo y utilidades. También, las crisis agrícolas se caracterizan por decrementos en el
valor y volumen de la producción, rendimientos, superficie cosechada, rentabilidad y
precios.
Antes de analizar las crisis agrícolas veamos en qué patrón de acumulación se
desenvuelven.
3. Los patrones de acumulación en la agricultura
De 1895 a 1933 la agricultura estuvo inmersa en el modelo “primario-exportador”,
donde el monocultivo era fundamental: la producción de henequén, café y algodón eran
98
los productos más importantes, llevándose a cabo la actividad productiva en las
haciendas del norte y centro y en las plantaciones del sur-sureste. Esta agricultura
exportadora se extendió a cultivos como cacao, vainilla, caucho y azúcar;
manteniéndose el maíz como un artículo de primera necesidad y que satisfacía
necesidades del mercado interno. Con la crisis de 1907 y el proceso revolucionario de
1910-1917, comienza a resquebrajarse la estructura agroexportadora, dando paso a los
años de crisis del 29-33 (De la Peña, 2006 y Cárdenas, 2003).
A partir de 1934 y hasta 1981, las características de la agricultura mexicana
intentan un crecimiento hacia adentro con autonomía nacional, fuertemente protegido,
que posibilitaría una industrialización acelerada (De la Peña, 1992). Estos años,
conocidos como el modelo de acumulación de sustitución de importaciones, cuyo eje
fue la industria, se caracterizaron por ser un régimen de acumulación orientado hacia
adentro, lo que implicó que el mercado interno constituía el espacio central para la
valorización del capital (Rubio, 2001). En el sector agropecuario, el crecimiento estuvo
asociado a la expansión continua de la frontera agrícola y al aumento del capital físico
hidráulico y carretero. La agricultura sirvió de soporte al proceso de acumulación
compensando el déficit no agropecuario.
La agroindustria tradicional procesadora de materias primas de exportación
prevaleció debido al auge de los cultivos tradicionales e impulsó una fase de desarrollo
de carácter extensivo, pero durante los años sesenta emergió una nueva agroindustria
encabezada por empresas transnacionales provenientes en su mayoría de Estados
Unidos, cuya orientación productiva era la generación de lácteos, cereales para
desayuno, carnes frías y embutidos, entre otros. Los cultivos también requerían grandes
superficies, por lo que se logró una fuerte integración del proceso agrícola al industrial
(ibid.).
Además, la protección arancelaria obligaba a las agroindustrias a abastecerse de
la producción nacional, lo que permitió la inclusión de los productores agropecuarios y
la nueva estructura productiva sustentada en una nueva base tecnológica, lo que trajo
consigo el ascenso de la fase intensiva de la producción.
De 1970 a 1980 se dio la transición del modelo de sustitución de importaciones
al neoliberal. Al estabilizarse la frontera agrícola y la superficie de riego en los años
setenta, la dinamización de la agricultura pasó a depender cada vez más de la
99
intensificación de los procesos productivos en la agricultura comercial pero esto no fue
suficiente para satisfacer la demanda en aumento de productos agropecuarios debido al
incremento de la población (Lechuga, 2006).
Por ello, la demanda de productos agropecuarios se satisfizo con la importación,
especialmente de granos básicos, lo que provocó la dependencia alimentaria. En
consecuencia, la agricultura en los años setenta fue deficitaria y representó una fase de
transición hacia una necesaria modernización acorde con la transformación y expansión
de la economía en su conjunto. La población en aumento, principalmente la urbana,
implicó la diversificación del consumo hacia alimentos industrializados y, por tanto, la
diversificación de la producción alimentaria.
Los cultivos industriales aumentaron su participación en la superficie cosechada
durante 1955-1980 de 6.4% a 21.3% y los de exportación disminuyeron a la mitad. Los
precios de garantía fijos ocasionaron el cambio en el uso del suelo, de forma tal que los
productores comerciales se desplazaron hacia cultivos más rentables en términos de
costos y precios. Como resultado, en la década de los setenta, al acelerarse la inflación y
permanecer rígidos los precios de garantía, los productores de riego sustituyeron
cultivos y se desplazaron a los más rentables, pasando del maíz a los cultivos forrajeros
(sorgo) y oleaginosas (soya) y a los hortofrutícolas (Lechuga, 2006).
Esto trajo como resultado que la agricultura de temporal quedara en desventaja,
ya que los cultivos en los que el país es competitivo son demandantes de tecnología
como semillas mejoradas, agroquímicos y mecanización asociados a la infraestructura
de riego. Además, la inversión en el sector agrícola se redujo a partir de los años 70,
canalizándose el grueso de la que se realizó a la infraestructura de riego beneficiando así
al sector agrícola empresarial.
Además de la fijación de los precios de garantía, se emprendieron una serie de
políticas neoliberales, como la desaparición de la CONASUPO para limitar la
participación del Estado en el sector, dejándose al libre juego de la oferta y la demanda
la producción agropecuaria. A partir de la década de los ochenta, México no escapa al
contexto internacional, tendiente a la apertura de los mercados. Sobreviene entonces la
liberalización comercial y el país ingresa al Acuerdo General sobre Aranceles y
Comercio (GATT) en 1986.
100
Las políticas neoliberales aplicadas al sector agropecuario buscaron la
desregulación económica, privatizar el sector paraestatal y el control riguroso del gasto
para lograr un equilibrio presupuestal, priorizando el papel del mercado. Su aplicación
se profundiza en el periodo 1990-2000. Suceden hechos relevantes en el sector: el fin
del programa de precios de garantía y del reparto agrario, la firma del TLCAN y la
difusión de productos transgénicos. Continúa la dependencia alimentaria, el saldo en la
balanza agroalimentaria fue -1493 millones de dólares para 1990 y -3473 para 2000
(Lechuga, 2006).
El proceso gradual de desregulación acordado en el TLCAN originó nuevamente
una reestructuración de la producción agrícola. Se observó una sustitución de cultivos
inversa a la de los años setenta. El maíz y otros cultivos básicos se convirtieron en una
opción atractiva para un gran número de productores mexicanos gracias a las políticas
gubernamentales aplicadas como el Programa de apoyos directos al campo y los apoyos
a las comercialización que permitieron que productores hortofrutícolas de Sinaloa, por
ejemplo, dieran un giro drástico hacia la producción de maíz blanco.
Sin embargo, no todos los productores pudieron responder a las exigencias del
mercado, lo que acentúo aún más la polarización de la producción entre aquellos
grandes productores agropecuarios con acceso a tecnología e infraestructura de riego y
cuyo destino de la producción es el mercado tanto nacional como extranjero y los
productores de autoconsumo que siguen produciendo lo mismo (generalmente maíz y
frijol) como forma de garantizar su autoconsumo. Asimismo, el sector exportador
superavitario continuó siendo el de frutas y hortalizas y el sector importador deficitario
el de granos básicos.
4. Crisis económica y crisis agrícola
4.1 Antecedentes
El fenómeno de la crisis agrícola en nuestro país es algo tan antiguo como nuestra
historia. Se sabe que, por lo menos, desde la época de la colonia se presentaba este
problema cuya expresión inicial consistió en la pérdida de siembras del maíz. Esta
provocaba una crisis agrícola y, dependiendo de la crudeza con que se manifestara, se
extendía a una crisis económica general, tal como lo plantea Enrique Florescano.
La crisis agrícola se objetivaba de manera diferente en el campo y en la ciudad:
101
En el campo su significado era el siguiente: se daba una catástrofe total en virtud
de que se carecía de depósitos o alhóndigas, los cuales operaban en las ciudades
y concentraban el grano dándolo a bajos precios, no existían instituciones
caritativas (como las de las ciudades) que socorrieran a los desamparados ni
autoridades que vigilaran el incremento en los precios que en el agro se daba de
manera abrumadora.
La crisis agrícola novohispana significaba para la ciudad escasez, carestía,
hambre, desocupación y tensiones sociales. Esquematizando, podría decirse que
los efectos eran como sigue: la disminución de cosechas llevada a un incremento
en los precios de los artículos de subsistencia, generaba hambre y, ésta,
epidemias.
Los salarios, por su parte, permanecían inmóviles ante el alza de los precios. En
los obrajes disminuía la producción a consecuencia del incremento en los
precios de las materias primas.
El esquema, pues, de la crisis agrícola en la colonia sería: crisis---escasez de
granos---muerte de ganado---fuerte carestía---suspensión total o parcial del trabajo---
epidemias---desempleo---emigración.
La crisis agrícola traía una especie de efecto multiplicador con el aumento en los
precios del maíz. Este afectaba a los comerciantes (no había demanda), fabricantes de
artículos manufactureros, especuladores, regatones, tocineros, a los grandes propietarios
que no cultivaban maíz pero que lo necesitaban para sus trabajadores.
Ahora bien, en cuanto se sabía que se avecinaban malas cosechas, los
funcionarios de la colonia compraban el grano en los centros más importantes para
llevarla a las grandes ciudades. Al mismo tiempo, los grandes hacendados lo guardaban
para así subir los precios. Entonces se acudía a pequeños propietarios e indígenas y les
compraban el grano, lo que quedaba era comprado por especuladores y trajineros que
terminaban por vaciar las trojes de los campesinos más pobres.
Sin que la crisis alcanzara su grado máximo, se observaba un agotamiento en las
reservas y un aumento significativo en los precios. Esto obligaba a que los campesinos
con menos recursos vendieran sus “haberes” (burros, gallinas, arados), cuestión que era
la base material para que emigraran a las ciudades en busca de alimento.
102
En las crisis más severas, v. gr., 1749-50, la carestía fue tan grave en la zona
minera (occidente y centro del país) que la población abandonó minas y pueblos,
huyendo a los lugares menos afectados. Los indígenas de los pueblos más alejados,
expulsados por el hambre, se unieron a los desocupados de las minas y juntos desolaron
los campos, comieron frutas y hierbas silvestres, propagaron epidemias, invadieron las
principales ciudades de occidente y algunos llegaron a la capital (Florescano, 1980).
Un factor que sin lugar a dudas hacía más intensas las crisis fue el relacionado
con el clima: sequías prolongadas o heladas prematuras.
En relación a los efectos sociales y demográficos, se sabe que en el periodo
colonial aumentó el desempleo en el campo, en las zonas mineras, comercio, obrajes y
manufacturas. Toda esta mano de obra, aunada a los indígenas expulsados de sus
pueblos, crearon grandes contingentes de vagos y mendigos en las zonas mineras y
urbanas, formando grandes caravanas que recorrían el país en tiempos de crisis,
incrementando la escasez, el hambre, las epidemias, el pánico y la tensión social a
donde llegaban (capitales administrativas y religiosas, centros mineros y las ciudades
más importantes: Guadalajara, Morelia, Querétaro, León, San Miguel, Irapuato,
Guanajuato, Puebla, etc.) (ibid.).
En la ciudad de México, las puertas del Palacio Virreinal, de las alhóndigas,
conventos e iglesias, eran asediadas por una multitud que demandaba a gritos dinero y
alimentos. La manera de enfrentar esta situación consistió en prohibir la limosna,
creación de hospitales de pobres, construcción de obras públicas en las que se dio
empleo a las multitudes amenazantes (Castillo de Chapultepec, Acueducto de Morelia,
Hospital de Belén, en Guadalajara), reconstrucción de calzadas, caminos y casas de
cabildos.
Junto a la carestía y el hambre aparecían las epidemias: pestes, fiebres,
matlazáhuatl, tabardillo, viruelas y sarampiones. Además, se agudizaron las pésimas
condiciones de salubridad, higiene y vivienda. Por si esto no fuera suficiente, se acentuó
el bandolerismo.
Finalmente, digamos algo en relación a la periodización de las crisis agrícolas
del siglo XVI al siglo XVIII. Durante el siglo XVI destacan las crisis de los años 1538,
1543-44, 1563-64, 1573-79, 1579-81; en el siglo XVII las crisis más relevantes,
103
asociadas a motines y alborotos populares, fueron las de 1624 y 1692; por último, las
crisis más estudiadas son las del siglo XVIII (por Florescano), ellas son las siguientes:
1724-25, 1730-31, 1740-41, 1749-50, 1759-60, 1771-72, 1780-81, 1785-86, 1801-02,
1809-10. Debe señalarse que la mayoría de ellas están asociadas a sequías o heladas,
las cuales destruyeron siembras y generaron escasez, carestía y hambre (ibid.).
4.2 Algunas concepciones sobre la crisis agrícola
En este apartado pasaremos revista, suscintamente, a algunas concepciones que sobre la
crisis agrícola se han elaborado.
a) Para Martín Luis Guzmán Ferrer el “receso agrícola nacional” se observa en la caída
del producto agrícola por habitante, el bajo nivel nutricional de la población, la
pérdida de autosuficiencia en productos básicos, el aumento en las importaciones del
grano, la inflación en el sector agrícola y el déficit comercial de este mismo sector
(Guzmán Ferrer, 1975).
b) Según A. B. Leiner, las explicaciones de la crisis en la agricultura son economicistas
y dejan de lado el análisis de la acumulación de capital en el campo. Este autor, al
igual que Guzmán Ferrer, considera que la crisis en la agricultura inicia entre 1965 y
1966. Las crisis se perciben en la pérdida de la autosuficiencia, presiones
inflacionarias a consecuencia de los efectos negativos en la balanza de pagos,
abaratamiento relativo del valor de la fuerza de trabajo industrial a consecuencia del
movimiento en los precios de los alimentos agrícolas vis a vis de los productos
industriales, baja en la formación de capital en el sector, imposibilidad de abrir
nuevas tierras al cultivo, orientación de la inversión pública al sector industrial en
detrimento del agrícola (Leiner, 1977).
c) Rubén Mújica explica la crisis agraria a partir de la concentración de la tierra y de
los cambios en el patrón de cultivos, cuestiones que se reflejan en la restricción del
empleo rural (Mújica, 1977).
d) Warman señala que a partir de 1965 la dinámica del crecimiento se tradujo en
polarización creciente y neolatifundismo, enmarcados en una crisis internacional.
Para el campesinado, la crisis significa disminución de sus jornales, contracción del
empleo fuera de sus parcelas, baja en los salarios reales y en la productividad. En
104
todo este proceso los latifundios se expandieron, modificaron sus cultivos y algunos
se organizaron alrededor de la ganadería (Warman, 1978).
e) Para el Gobierno Federal, el sector agropecuario contribuyó al desequilibrio externo
y al déficit del sector público como resultado de la pérdida de dinamismo de la
producción agropecuaria. A partir de mediados de los sesenta, el fuerte crecimiento
de la demanda llevó a un deterioro de la autosuficiencia alimentaria y a una
disminución de la contribución del sector agropecuario al financiamiento del déficit
externo global, que devino en déficit externo agrícola. La crisis agrícola es producto
del deterioro de las relaciones de intercambio entre el sector agropecuario y el resto
de la economía; la política de precios de garantía se tradujo en deterioro de los
precios del sector (Rodríguez, 1984).
f) Según Brailovsky, la crisis agrícola impidió la profundización en el proceso de
sustitución de importaciones en virtud de que la agricultura dejó de contribuir con
sus excedentes externos y financiamiento del déficit industrial (Rodríguez, 1984).
g) Para los estudiosos del CIDE, la pérdida de dinamismo del sector agropecuario
contribuyó con algunas tensiones, especialmente en el sector externo, a los
desequilibrios estructurales de la economía, producto de una incapacidad del sector
manufacturero para crecer autofinancieramente y de una política que soslayó la
integración y el desarrollo industrial y agrícola en aras de la actividad petrolera
(Rodríguez, 1984).
h) El enfoque de la CEPAL considera que la crisis agrícola se explica por problemas
estructurales, tales como: baja rentabilidad, dificultades en materia de precios
(ibid.).
i) Por su parte, Blanca Rubio sostiene que la crisis agrícola 40-65 “es producto del
agotamiento de una forma de subordinación mediada e indirecta del capital
comercial”, la crisis social “se explica por la embestida del capital agrícola durante
el periodo 1960-1980. La crisis agrícola marca el tránsito de una fase que podemos
denominar “extensiva” a una fase “intensiva” de la explotación del capital en dos
105
sectores de la agricultura: el sector dinámico capitalista y el sector no capitalista de
producción” (Rubio, 1983).
j) Luis Gómez Oliver plantea cuatro elementos que sirven para caracterizar la crisis
agrícola iniciada en 1966: caída en el ritmo de crecimiento del producto agrícola,
aumento acelerado de las importaciones agrícolas, crecimiento del índice de precios
agrícolas y una mayor participación del sector agrícola en el gasto público. En suma,
para este autor la crisis agrícola es “la crisis de los campesinos productores del
maíz” (Gómez Oliver, 1978).
k) Armando Bartra coincide en que la crisis agrícola inicia en 1965 con el crecimiento
del producto agrícola, resultado de un agotamiento del sector sometido a
descapitalización; también habla de crisis de la economía campesina (Bartra, 1985).
l) Fernando Rello elabora una noción globalizadora de la crisis agrícola que abarca no
sólo lo agrícola sino también el aspecto alimentario. Para Rello, además de la caída
en la producción agrícola deben considerarse la “ganaderización” de la agricultura,
la caída en los precios agrícolas, el estancamiento en la superficie sembrada, los
bajos niveles de productividad y la organización social, conforme a la cual se
producen y distribuyen los alimentos, es decir, estamos ante “el modelo alimentario
de transnacionalización” (Rello, 1985).
m) Gustavo Esteva reseña tres concepciones, esbozando la propia: por una parte, se
tiene, con todas las variaciones que se requiera, la visión “dualista”: existe una
agricultura moderna que ha perdido dinamismo con el pasar de los años. Junto a
ella, se desarrolla una estructura atrasada a la que faltan capital, tecnología, etc.
Estas carencias impiden un desarrollo cabal de este tipo de agricultura.
Una versión aparentemente diferente sostiene que la crisis agrícola está en función
de la crisis del “modelo” de desarrollo que hasta la fecha hemos seguido y que la
única manera de solucionarla estriba en el cambio del mismo.
La posición de Esteva consistiría en que la crisis agrícola se debe a la prioridad que
se ha otorgado al desarrollo de la agricultura capitalista en detrimento de la
106
economía campesina, planteando que la única salida a esta situación radica en la
canalización del grueso de los recursos a la ayuda de la mayoría del campesinado
(Esteva, 1979).
4.3 Nuestra noción sobre la crisis agrícola
De los autores reseñados existe un consenso en el sentido de que la crisis agrícola es
una crisis de largo plazo, con disminuciones en los niveles de producción agrícola,
pérdida de autosuficiencia alimentaria y el consecuente aumento en las importaciones
agrícolas, incremento en los precios, cambio en el patrón de cultivos, aparición de los
fenómenos de ganaderización y transnacionalización del proceso productivo
agropecuario, repercusiones de la situación internacional, baja en el salario real y en la
productividad de los trabajadores del campo, agotamiento de un modelo de acumulación
de capital, desempleo, migraciones, etc.
Algunos de estos estudiosos señalan otros elementos que no se encuentran en el
consenso: se deja de lado el proceso global de acumulación de capital (Leiner), baja en
la rentabilidad (Gonzalo Rodríguez), la crisis es crisis de los campesinos productores de
maíz (Luis Gómez Oliver), agotamiento de la subordinación mediata e indirecta hacia el
capital comercial (Blanca Rubio), crisis agroalimentaria en función del tipo de
organización social de la producción (Fernando Rello).
Creemos que todos los autores aciertan, en unos casos más, en otros menos, en la
explicación que le dan a la crisis agrícola. Nuestra propuesta, en todo caso, pretende dar
una visión más integral de la crisis en el corto y largo plazo, así como la vinculación de
una serie de variables al fenómeno de la crisis.
El primer elemento a tomar en consideración se refiere a la existencia del sector
agropecuario como una rama de la economía capitalista, cuestión que la hace vulnerable
a los vaivenes cíclicos que funcionan acorde al comportamiento del capital. Es decir,
para nosotros la crisis agrícola puede concebirse, en primera instancia, como una crisis
en la que la producción, inversión, empleo y utilidades tienen decrecimiento. Si bien la
información disponible (en el periodo estudiado) sólo permite saber con precisión lo
que ocurre con el PIB agrícola, es evidente que las alteraciones en la producción son
causa y efecto de lo que pueda ocurrir en la inversión, empleo y ganancias del sector.
107
Así, es posible hablar de una periodicidad cíclica en el comportamiento del
sector agrícola. Mientras que las crisis económicas del conjunto de la economía tienen
una periodización de 3.5 años en promedio (no olvidar que de 1954 a 1981 sólo se
dieron 3 crisis), las crisis agrícolas se presentan cada 2.1 años. Véase el cuadro a
continuación. Nótese también que las crisis agrícolas, en la mayoría de los casos, se dan
a la par o anteceden a las crisis económicas, lo cual indica una relación importante entre
ambas crisis.
Cuadro 3. Fluctuaciones económicas: 1895-2009. Crisis económicas y crisis
agrícolas (TMCA)
Años de
Crisis
Agrícolas
Años de
Crisis
Económicas
Años de
Crisis
Agrícolas
Años de
Crisis
Económicas
Años de
Crisis
Agrícolas
Años de
Crisis
Económicas
1899 1937 1983
1900 1938 1985
1902 1902 1940 1986 1986
1904 1943 1987 1987
1906 1906 1945 1988
108
1908 1908 1949 1989
1909 1909 1950 1991
1910 1910 1952 1992
1911 1911 1953 1993 1993
1912 1912 1956 1994
1913 1913 1959 1995
1914 1961 1996
1915 1915 1965 1997
1917 1966 1999
1921 1921 1967 2000
1924 1924 1969 2001
1927 1927 1971 2002 2002
1929 1929 1972 2003
1930 1930 1976 1976 2004
1931 1979 2005
1932 1932 1981 2008 2008
1934 1982 1982 2009
Fuente: Cuadro 2; EHM.
Si quiere verse por periodo, se tiene:
109
Cuadro 4. Crisis económicas y agrícolas: su periodicidad: 1895-2009
Ciclo Crisis
económicas
Periodicidad
de las crisis
económicas
Crisis
agrícolas
Periodicidad
de las crisis
agrícolas
1895-1933 19 2 18 2.2
1934-1981 3 16.3 20 2.6
1982-2009 11 2.5 18 1.6
Fuente: Ibid.
5. Las crisis agrícolas de 1895 a 2009
Reparemos en el desarrollo tenido por el sector agrícola en los ciclos largos de la
economía nacional. En primer lugar obsérvese la forma en que se desplazaron las curvas
del PIB nacional y la del agrícola. Es interesante destacar cierta simetría entre ambas; al
mismo tiempo, el sector agrícola crece menos rápido que el resto de la economía.
Gráfica 1. PIB nacional y agrícola: 1895-2009 (TMCA por periodo)
Fuente: EHM, 2009.
Si bien en términos promediales la tendencia demuestra que el crecimiento del
PIB nacional es mayor que el agrícola, éste siempre ha fungido como soporte para el
desarrollo del conjunto de las actividades económicas.
Nótese cómo, si los cálculos se realizan anualmente, la situación varía un poco,
destacando el papel de soporte que tiene el sector agrícola para el resto de la economía.
-2
-1
0
1
2
3
4
5
6
7
1895-1910 1911-1921 1922-1932 1933-1953 1954-1981 1982-2009
pib nacional pib agrícola
110
Gráfica 2. PIB nacional y PIB agrícola: 1895- 2009 (TMCA)
Fuente: EHM, 2009.
De alguna manera, el sector agrícola ha contribuido a que la economía pueda
paliar algunos de los efectos de las crisis económicas. Esto es importante ya que ubica al
sector en un papel significativo que, pese al poco apoyo federal, continúa ayudando al
crecimiento del país.
Ya se vio como se comporta el sector, ahora vislúmbrese la especificidad del
mismo. La agricultura, como se dijo, no opera como las actividades secundarias o
terciarias, depende del factor naturaleza, y de lo que ello abarca: clima, lluvia, sequías,
elementos químicos para hacerla más productiva, etc.
En ese sentido, los indicadores que mostrarán de forma fehaciente lo que ocurre
en el sector son: superficie cosechada, rendimientos, producción en toneladas, precios
medios rurales y valor de la producción (en pesos). Se encontraron 11 productos que
abarcan de manera completa la serie 1900-2008, los cuales representan más del 75% de
la producción agrícola. Estos productos son: ajonjolí, arroz, caña de azúcar, café,
cebada, chile verde, frijol, henequén, jitomate, maíz y trigo. No obstante, en el trayecto
del texto, saldrá información de otros productos que con el paso de los años han venido
sustituyendo a los primeros en su importancia.
Préstese atención a los años de crisis agrícolas que se manifestaron en el periodo
de estudio. Los criterios fundamentales para definir la existencia de una crisis agrícola
-30
-20
-10
0
10
20
30
40
1899
1906
1909
1911
1913
1915
1924
1929
1931
1938
1976
1983
1995
2002
2008
pib nacional pib agrícola
111
fueron: caída en el PIB agrícola, baja en el volumen de la producción, disminución en
los rendimientos y reducción en la superficie cosechada.
Cuadro 4. Crisis agrícolas: 1895-2009
Ciclo Años de crisis agrícolas Total de años de
crisis agrícolas
Porcentaje de años
de crisis agrícolas
en el total del
periodo
1895-
1933
1902, 1904, 1906, 1908, 1909,
1910, 1911, 1912, 1913, 1915,
1917, 1921, 1924, 1925, 1927,
1929, 1930, 1932 18 47.37%
1934-
1981
1934, 1937, 1940, 1943, 1945,
1949, 1950, 1952, 1956, 1959,
1961, 1965, 1966, 1967, 1969,
1971, 1972, 1976, 1979, 1981, 20
40.82%
1982-
2009
1982, 1985, 1986, 1987, 1988,
1989, 1991, 1992, 1993, 1994,
1996, 1997, 1999, 2000, 2002,
2004, 2005, 2008
18 64.28%
Fuente: EHM, 2009.
Ahora bien, véase el comportamiento de la superficie cosechada, el volumen de
la producción y los rendimientos. El valor de la producción nunca llega a tasas anuales
de 1%, siendo todo el periodo neoliberal de cero por ciento de crecimiento; la superficie
cosechada tiene un repunte interesante al inicio del cardenismo, para estancarse y
terminar con una TMCA de 0.6% de 1982 al 2008; por su parte, el volumen de
producción tiene sus tasa altas en el porfiriato, el cardenismo hasta la guerra de Corea
en 1953 y en los años del llamado “desarrollo estabilizador”, para finalmente estancarse
112
en 1.7% de TMCA en los años del neoliberalismo. La gráfica a continuación es bastante
ilustrativa.
Gráfica 3. Tendencias de la superficie, valor y volumen de la producción: 1895-
2009 (TMCA)
Fuente: EHM, 2009.
Por su parte, los rendimientos y los precios medios rurales también se hallan en
una situación de estancamiento con pocas posibilidades de revertir este proceso. Resulta
categórico que en los últimos tres lustros del Porfiriato los rendimientos eran altos,
seguramente debido al funcionamiento de las haciendas y a la explotación de los
campesinos. Después de la Revolución los rendimientos se vienen abajo, estancándose
en tasas anuales que fluctúan entre el 1 y el 1.6%.
Los precios medios rurales, en términos reales, se mantienen en tasas de 0.5%
anual o en coeficientes negativos del -0.6%, como viene ocurriendo en los últimos años.
La siguiente gráfica evidencia la magnitud de las tendencias.
Gráfica 4. Comportamiento de los rendimientos y de los precios rurales: 1895-2009
(TMCA)
Fuente: EHM, 2009.
-4
-2
0
2
4
6
1895-1910 1910-1921 1922-1933 1934-1953 1954-1981 1982-2009
valor de la producción superficie cosechada
producción (tons.)
-1
0
1
2
3
4
5
6
7
8
1895-1910 1910-1921 1922-1933 1934-1953 1954-1981 1982-2009
rendimientos precio medio rural
113
5.1 Crisis agrícola y sustitución de cultivos
Hemos dicho que la agricultura tiene su propia especificidad y que los indicadores para
su análisis han sido señalados. Ahora bien, los cultivos utilizados para la reflexión en
torno al periodo 1895-2009, sufrieron modificaciones con la introducción de nuevos
productos en función de las necesidades del desarrollo del capital, de las transnacionales
y del nuevo patrón de acumulación.
Para realizar esta parte del estudio, se trabajó con una serie histórica que va de
1900 a 2008. Se han dividido los productos en: productos básicos, industriales y de
exportación.
Superficie cosechada
Entre 1895 y 1933 la producción de básicos y de cultivos industriales tuvieron
una TMCA negativa en superficie cosechada, en tanto que los productos de exportación
tuvieron una importancia mayor, enmarcados en el patrón de acumulación primario-
exportador (Beato, 2004; De la Peña, 2006).
En los años donde el modelo de sustitución de importaciones comandó el
desarrollo económico, la superficie en básicos y en productos demandados por la
industria, se incrementó; disminuyendo la superficie dedicada a cultivos de exportación
(De la Peña, 2006; Solís, 2000).
La producción agropecuaria de 1970 a 1992 estuvo asociada, por una parte, al
crecimiento de la frontera agrícola, la cual empezó a extenderse desde la década de los
años 40. Por ejemplo, la TMCA de 1980-1985 anduvo en 2.2%, mientras para los años
2001-2008 fue de 0.2% (SIAP, 2009), lo que obedece a las políticas implementadas por
el Estado, ya que después de la reforma al artículo 27 Constitucional, con lo que se da
fin al reparto agrario y se limita la incorporación de nuevas tierras al cultivo.
Al estancarse la incorporación de nuevas tierras de cultivo para la producción
agropecuaria y crecer la demanda de determinados productos tanto nacional como
extranjera, la superficie cultivable se reestructura y se da la sustitución de cultivos. De
esta manera, la evolución de la composición de la superficie sembrada por grupo de
cultivo permite identificar las ventajas comparativas de cada grupo así como los
114
cambios en la estructura de la demanda de alimentos de origen agrícola, tanto interna
como externa.
De 1980 a 1985 los cereales redujeron su participación en la superficie
sembrada, de ocupar el 45.7% durante 1980-1985 llegaron a 41.2% en 2001-2008.
Forrajes subió de 20.5% a 27.1% en el mismo periodo, los frutales lo hicieron de 4.6% a
5.9%, industriales de 10.2 a 11.2% y hortalizas de 1.6% a 2.7%, con lo que se dio un
cambio de cultivos (SIAP, 2009).
La transición de la producción extensiva a la intensiva se expresó en un contexto
de fuerte concentración de la inversión y dotación de infraestructura de riego. Los
productores se polarizaron en un amplio campesinado de temporal con predominante
uso de la fuerza familiar y un reducido número de agricultores comerciales con amplios
recursos en capital (Lechuga, 2006).
La infraestructura de riego es un factor que ha influido en la polarización de la
producción agrícola porque marca diferencias significativas en los rendimientos. La
participación de la superficie de riego en 1970 fue de 17.3%, la de temporal llegó al
82.7%; en 2008 las cifras son de 25.2% y 74.8%, respectivamente (SIAP, 2009).
Véase la gráfica a continuación en donde se sintetiza todo este proceso.
Gráfica 5. Superficie cosechada: 1895-2009 (TMCA)
Fuente: EHM, 2009.
Volumen de producción
En el primer ciclo la producción crece a tasas muy bajas, destacando el aumento en los
productos de exportación; el crecimiento durante el patrón de sustitución de
-3
-2
-1
0
1
2
3
1895-1933 1934-1981 1982-2009
productos básicos industriales exportación
115
importaciones fue importante en los tres grupos de productos; para caer el crecimiento
durante el periodo neoliberal. Obsérvese en la siguiente gráfica el comportamiento en
cada ciclo.
Gráfica 6. Volumen de producción: 1895-2009
Fuente: Elaboración propia con base en EHM, 2009.
La producción agrícola creció entre 1911 y 1921 a una TMCA de -5.2%; para
1930, la prioridad seguían siendo los cultivos exportadores: algodón café, garbanzo y
caña de azúcar, en tanto que los alimentos básicos bajaron 40% el maíz y 31% el frijol
entre 1907 y 1929 (Fujigaki, 2004). El PIB agrícola se mantiene estancado en los años
veinte, llegando a los niveles de 1921 hasta 1933 (ibid.).
Entre 1940 y 1965 la agricultura fue base del desarrollo económico produciendo
alimentos para la población rural y urbana y materias primas para la industria, además
de que transfirió vía precios, impuestos, préstamos, etc., muchos excedentes al conjunto
de la economía. Entre 1949 y 1960 el PIB de la agricultura creció alrededor del 8%
anual; y comenzó a disminuir para ubicarse en 6.1% al año entre 1960 y 1965 (ibid.).
En 1965 comenzó la crisis del sector, siendo la TMCA de 1.2% entre 1965 y
1970, para pasar a 0.7% de 1970 a 1975. Esto se explica por una estructura agraria
desigual, agotamiento del modelo de sustitución de importaciones, pérdida de
autosuficiencia alimentaria, crisis alimentaria en el mundo, entre otros factores.
Este modelo de desarrollo llega a su agotamiento a finales de la década de los
sesenta, cuando se gestó un cambio fundamental en la trayectoria de la agricultura
mexicana. Así da inicio la fase intensiva basada en el incremento de la productividad
del trabajo agrícola mediante la mecanización.
0
0.5
1
1.5
2
2.5
3
3.5
4
4.5
5
1895-1933 1934-1981 1982-2009
productos básicos industriales exportación
116
Ahora bien, durante los años ochenta y noventa se implementaron políticas
neoliberales como el desmantelamiento de la estructura productiva y el retiro del
Estado, lo que trajo como resultado que el sector agropecuario tuviera tasas negativas de
crecimiento: de 1990 a 1999 la tasa promedio fue de -3.7% (EHM, 2009). En tanto, de
2000 a 2009, el PIB nacional creció anualmente 1.04%, y el sector agropecuario lo hizo
en 1.72%% (Banxico, 2009).
El patrón neoliberal de acumulación intensificó la polarización del campo
mexicano en la medida en que impulsó la producción de cultivos más rentables en
términos de comercio internacional tales como hortalizas, frutales y forrajes, estos
últimos debido al proceso de ganaderización de los años ochenta que demandaba
alimentos para el ganado. Así, tenemos que en el periodo 1981-1991, la producción de
granos básicos registró una TMCA de -1.7%, industriales 0.3%, mientras que la
producción de forrajes, frutales y hortalizas se incrementó en 3.9%, 1.1%, y 7%,
respectivamente.
Cabe mencionar que la producción de cultivos industriales registró en el periodo
de 1970-1981 una TMCA de 6%, 3% entre 1981 y 1991 y 1.4% para el período de
1991 a 2007 en 1.4 % (EHM, 2009).
Por su parte, entre 1991 y 2007, la producción de granos básicos experimentó un
incremento de 4.2 % anual, al igual que la producción de forrajes, frutas, y hortalizas
aunque éstos últimos en menor medida, con una TMCA de 6.9%, 4% y 3.9%
respectivamente (ibid.).
Durante la década de los ochenta, a raíz de la implementación de las políticas
neoliberales (liberalización comercial y económica), el inicio de la fase agroexportadora
excluyente (Rubio, 2001) y el modelo de acumulación intensiva, se han incrementado
las importaciones de granos básicos desestimulando su producción interna, debido a la
redefinición de la política de precios de garantía, dando inicio a una política de
sustitución por cultivos forrajeros y oleaginosas. Los principales cultivos perdedores
han sido los productores de arroz, henequén, algodón, frijol y soya. En el caso del arroz
se pasó de la autosuficiencia de los setenta a la importación de cerca de las tres cuartas
partes del consumo aparente en la primera década del siglo XXI.
117
La crisis del sector agrícola no se debe exclusivamente a la apertura comercial,
iniciada en 1986 con la adhesión al GATT, o por el TLCAN, puesto en marcha en 1994.
La baja competitividad de la agricultura mexicana se empezó a gestar desde finales de la
década de los sesenta a causa del debilitamiento del modelo de sustitución de
importaciones y de las reformas a las políticas públicas en el ámbito agrícola que
fracturaron los esquemas de apoyo, financiamiento y aseguramiento de los pequeños
productores particularmente de granos básicos, dejándolo en un estado de
vulnerabilidad ante la competencia con los productores estadounidenses y canadienses.
Conclusiones
De 1895 hasta la crisis del 29-33 la productividad del trabajo sirvió de soporte a
la economía, la inversión se desplomó; en el cardenismo y hasta 1981 el
crecimiento de la inversión y del PIB fueron sostenidas por la productividad
En pleno neoliberalismo todas las variables tienden a la baja, a excepción de las
exportaciones e importaciones.
La exigua creación de empleos y de salarios bajos aseguraron la explotación de
los trabajadores lo que permitió el crecimiento del PIB.
De 1895 a 2009 se tienen 3 ciclos con un total de 33 crisis económicas en el
periodo, presentándose con más recurrencia en el periodo neoliberal. Mientras
que las crisis agrícolas fueron 56.
La producción en el ámbito rural, así como el proceso de trabajo que se lleva a
cabo en dicho ámbito, está en función de lo natural y, por tanto, tiene un
comportamiento que sale relativamente del ciclo económico nacional.
De 1895 a 1933 la agricultura estuvo inmersa en el modelo “primario-
exportador”, donde el monocultivo era fundamental; a partir de 1934 y hasta
1981, las características de la agricultura mexicana intentan un crecimiento hacia
adentro con autonomía nacional, fuertemente protegido, que posibilitaría una
industrialización acelerada; entre 1970 y 1980 se dio la transición del modelo de
sustitución de importaciones al neoliberal, estabilizándose la frontera agrícola y
la superficie de riego en los años setenta, con lo que la agricultura pasó a
depender cada vez más de la intensificación de los procesos productivos en la
118
agricultura comercial; el patrón neoliberal aplica políticas que buscaron la
desregulación económica, privatizar el sector paraestatal y el control riguroso
del gasto para lograr un equilibrio presupuestal, priorizando el papel del
mercado.
El esquema de la crisis agrícola en la época de la colonia era: crisis---escasez de
granos---muerte de ganado---fuerte carestía---suspensión total o parcial del
trabajo---epidemias---desempleo---emigración.
Mientras que las crisis económicas del conjunto de la economía tienen una
periodización de 3.5 años en promedio (no olvidar que de 1954 a 1981 sólo se
dieron 3 crisis), las crisis agrícolas se presentan cada 2.1 años.
La crisis agrícola puede concebirse como una crisis en la que la producción,
inversión, empleo y utilidades disminuyen.
El sector agrícola ha contribuido a que la economía pueda paliar algunos de los
efectos de las crisis económicas.
En el periodo de estudio el valor de la producción agrícola nunca llega a tasas
anuales de 1%, siendo todo el periodo neoliberal de cero por ciento de
crecimiento; la superficie cosechada tiene un repunte interesante al inicio del
cardenismo, para estancarse y terminar con una TMCA de 0.6% de 1982 al
2008; por su parte, el volumen de producción tiene sus tasa altas en el porfiriato,
el cardenismo hasta la guerra de Corea en 1953 y en los años del llamado
“desarrollo estabilizador”, para finalmente estancarse en 1.7% de TMCA en los
años del neoliberalismo; los rendimientos y los precios medios rurales también
se hallan en una situación de estancamiento con pocas posibilidades de revertir
este proceso.
En el periodo 1981-1991, la producción de granos básicos registró una TMCA
de -1.7%, industriales 0.3%, mientras que la producción de forrajes, frutales y
hortalizas se incrementó en 3.9%, 1.1%, y 7%, respectivamente. Con esto se
inició un cambio en el patrón de cultivos; entre 1991 y 2007, la producción de
granos básicos experimentó un incremento de 4.2% anual, al igual que la
producción de forrajes, frutas, y hortalizas aunque éstos últimos en menor
medida, con una TMCA de 6.9%, 4% y 3.9%, respectivamente.
119
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latinoamericanos en la fase agroexportadora neoliberal. Plaza y Valdés,
México.
41) SIAP, http://w6.siap.gob.mx/comercio/con_producto.php, consultada en
septiembre de 2010.
42) Solís, Leopoldo. (2000). La realidad económica mexicana: retrovisión y
perspectivas, FCE-El Colegio Nacional, México.
43) Warman, Arturo. (1978). “Frente a la crisis, ¿política agraria o política
agrícola?”, Comercio Exterior, junio, México.
123
UNA TRAYECTORIA INELUDIBLE: LA MOVILIZACIÓN RURAL EN MÉXICO
(1940-2011)
Jorge Ocampo Ledesma, María Isabel Palacios Rangel,
Rosaura Reyes Canchola18.
…cada movimiento social sirve no sólo para luchar en contra de la privación, sino que al hacerlo también reafirma
la identidad de las personas activas en el movimiento, y tal vez también la de aquellos 'nosotros'
por los cuales el movimiento actúa. Gunder Frank y Fuentes, 1990.
Introducción
La movilización rural se caracteriza por inscribirse dentro de un amplio proceso
de defensa de los trabajadores rurales, de recuperación de sus condiciones de
vida, de construir sus organizaciones, de enfrentar las políticas, represiones y
acciones del gobierno, de los latifundistas y de las grandes empresas.
En el centro de las movilizaciones rurales que se han hecho presentes en la
historia agraria nacional se encuentra, como su sello característico, la situación
de marginación y pobreza en la que sobreviven estos grupos rurales, un buen
número integrados por indígenas. De ahí que la persistencia de las
movilizaciones que organizan se advierten con una constante a lo largo de la
historia del país.
Las demandas campesinas y rurales son diversas. Se corresponden con la
situación que enfrentan, el periodo en que se expresan y la madurez política de
sus organizaciones. Estas banderas rurales se han transformado en una
tendencia donde, al mismo tiempo que se amplían los sectores movilizados, las
acciones se radicalizan y tienden a unirse en búsqueda de alternativas
comunes.
A lo largo de su historia los movimientos rurales han mostrado la multiplicidad
de expresiones que caracterizan su hacer político y organizativo, en su
dinámica de acción los diferentes sectores sociales del campo han orientado su
demanda central en torno a un punto de su identidad básica: la tierra, y sobre
18
Académicos de Preparatoria Agrícola, División de Ciencias Forestales y CIESTAAM, respectivamente, investigadores de Historia Agraria del CIESTAAM.
124
esta han articulado sus otras demandas, las económicas y agrarias, las
políticas y organizativas.
La pauta de actitudes defensivas y ofensivas que han adoptado los distintos
grupos que integran el movimiento rural, son una muestra directa de la manera
que enfrenta la política agraria instrumentada por los gobiernos centrales en
turno. En cada etapa los participantes en la movilización pueden variar o seguir
una constante grupal de movilización y enfrentamiento, ya que como actores
heterogéneos no solamente instalan la movilización por sus demandas locales,
sino que también enfrentan la crisis de la economía en general. Su diversidad
resulta, al mismo tiempo, de su capacidad de revertirse en expresiones locales,
regionales y pluriterritoriales, la cual gira en torno a la problemática de reparar
en algo su precaria situación económica y social.
Al hacer la cuantificación de las revueltas agrarias en demanda de la tierra
encabezadas por los distintos sectores rurales (con el campesinado como actor
político relevante) resulta que la fisonomía política del país, enmarcada por las
luchas agrarias, se ha definido en torno a los diversos conflictos de intereses
que han emergido entre las distintas relaciones de poder institucionalizadas. En
ese sentido es que los procesos de cambio en las estrategias de lucha
instrumentadas por las distintas fuerzas de la movilización rural, en el ámbito
nacional y regional, se han entrelazado al desarrollo de la modernización
económica y política y la centralización del poder a partir de la constitución de
un Estado nacional fuerte.
El objetivo de este ensayo es comprender las causas, las situaciones, las
tendencias y las formas en que se ha expresado la movilización campesina y
rural.
De esta forma se aborda el tema de las movilizaciones rurales desde una visión
de larga duración, enfoque que nos sitúa en una perspectiva donde se aprecia
la trayectoria de una movilización creciente, frente a un panorama cada vez
más conflictivo, con escenarios complejos y con grandes desafíos derivados de
la situación económica y de las acciones gubernamentales desastrosas y en
complicidad con las trasnacionales.
Al destacar a los actores sociales en este proceso de movilizaciones nos
permitimos advertir donde se encuentran las tensiones rurales, así como los
programas de lucha y las formas de expresión de diferentes sectores sociales
125
movilizados en el ámbito rural nacional. Los ubicamos entonces a partir de
construir un escenario explicativo que enmarca la confluencia de diversos
agentes en su acción colectiva. Por una parte, los productores rurales sin duda
tienen una serie de expresiones importantes. En otra, el Estado, en una fuerte
tensión de fuerzas derivado de las confrontaciones propias de la substitución
de políticas, en una aparente renovación de orientaciones, cuando se han
agotado propuestas y tendencias sostenidas por decenios.
Ubicamos entonces un escenario con diversos agentes. Por una parte, los
productores rurales sin duda tienen una serie de expresiones importantes. En
otra, el Estado, en una fuerte tensión de fuerzas derivado de las
confrontaciones propias de la substitución de políticas, en una aparente
renovación de orientaciones, cuando se han agotado propuestas y tendencias
sostenidas por decenios.
Se incluyen también en estos escenarios las empresas trasnacionales, en el
momento en que se expresan nuevos ciclos de acumulación de capital, en esa
fase de mundialización que se reconoce como globalización y se confunde
constantemente con el neoliberalismo, cuando ésta es una política económica y
social adecuada para la situación actual, ante el quiebre de las ofertas de
política económica sostenidas en el keynesianismo.
Desde donde comprender los procesos rurales: el marco explicativo
En este espacio debemos precisar nuestras propuestas metodológicas y
teóricas elaboradas en nuestro colectivo de investigación19. Los aportes de
Fernando Braudel y de Immanuel Wallerstein, alrededor de la Larga Duración,
nos permiten apreciar claramente las perspectivas y tendencias sociales, en
nuestro caso destacar la trayectoria de las movilizaciones y de las
confrontaciones20.
19
La Línea de Investigaciones Historia Agraria, antes Programa de Investigaciones Históricas (PIHAAA), dentro del CIESTAAM. Los integrantes son: Jorge Ocampo, Guillermo Ortiz, María Isabel Palacios, Rosaura Reyes y José Manuel Teodoro. 20
Braudel y Wallerstein son parte de los exponentes de la escuela de historia de los Annales, fundada por Marc Bloch y Lucien Fevbre, en la Francia de poco antes de la II Guerra Mundial. Sus aportes, además de esta visión de Larga Duración, son los conceptos de economía-mundo y de sistema-mundo.
126
Junto a esta propuesta tenemos la de apreciar los procesos, es decir
comprender las continuidades y las rupturas, lo que permanece y lo cambia en
las trayectorias rurales. Esto nos conduce necesariamente a destacar las
dinámicas sociales, donde se descubren en este caso las fuerzas rurales en
tensión, las propuestas y acciones, las demandas y los programas, las políticas
y las respuestas de diferentes sectores. No es posible entender los procesos si
los simplificamos. No sólo se trata de realizar las explicaciones sencillas,
entendibles, didácticas, sino de eludir las simplezas que abandonan las
explicaciones complejas, las únicas válidas para entender las dinámicas
sociales, desde donde se permite ubicar las orientaciones.
Finalmente, incorporamos los conflictos. Un proceso donde no se explican
éstos, carece de actores y de acciones. Se comprende en el vacío. El conflicto
es parte ineludible de la vida social y no atenderlo nos coloca en explicaciones
asépticas inexistentes.
Los ejes explicativos
Generalmente, en una comprensión moderna de la realidad, separamos las
partes para entender su composición, situación y perspectivas. Eso acontece
tanto en las ciencias naturales como en las sociales, que ya incluyen esa
propia separación analítica. Al mismo tiempo esa separación divide a la
naturaleza de la sociedad, la propia clasificación de las ciencias ya lo anticipa.
Sin embargo, el proceso complementario, de síntesis pocas veces se realiza.
De esa manera, entendemos el mundo por fragmentos, por áreas, por sectores
de la realidad, sea natural, social o de otro tipo.
En el caso de los estudios rurales, generalmente los asumimos desde la
economía, o como estudios políticos, o definitivamente los enmarcamos en la
visión de lo social, donde podemos incluir de todo: economía, política,
organización, leyes, cultura, etc.
Pero rara vez integramos. Establecer ejes explicativos es caminar con la
previsión de que debemos recuperar la capacidad de enlace de los diferentes
sectores o aspectos rurales, incluido el histórico, en tanto proceso complejo,
dinámico y con los conflictos presentes, en una visión de larga duración, como
hemos explicado antes. Si establecemos los ejes explicativos en diferentes
127
dimensiones, lo hacemos como un ejercicio, donde incluimos la perspectiva
histórica y enlazamos con diferentes elementos. Finalmente tratamos de
integrar mediante la superposición de esquemas y con las conclusiones.
Seguramente habrá más cuestiones que enlazar y más conclusiones que
obtener.
Nuestros ejes son tres: el económico, el de las políticas de gobierno y las leyes,
y el de las respuestas rurales de los diferentes sectores sociales. Los hemos
elaborado como esquemas que explicamos enseguida. Cada uno se ha
construido con una línea de tiempo, mediante la cual se pueden superponer. La
otra coincidencia en su diseño en la manera de abordar la crisis, económica
pero también de políticas y de leyes, así como de control sobre los sectores
sociales y por tanto de respuestas rurales. No es una crisis por aspectos ni sólo
de coyunturas. Veámoslos.
El eje económico
Partimos de la economía sin perder de vista que es un aspecto importante en el
contexto, pero sin que tenga un peso decisivo exclusivo. Ingresamos en el
estudio mediante el Esquema 1: Eje Económico, donde la línea fundamental es
la de color rojo, la línea del tiempo, que nos permite ubicar el proceso21. Éste lo
situamos de manera importante entre 1940 y 2011, donde establecemos una
situación de crisis económica alrededor de 1965-1973. Como toda crisis es un
quiebre, pero ésta tiene características muy importantes.
Para nuestro caso, la situación del campo mexicano, se expresa antes que
nada como crisis general del sistema capitalista, que modifica sus términos de
acumulación y evidencia una profunda inestabilidad desde donde intenta
recuperar sus espacios reconstruyendo el sistema en una nueva manera de
mundialización. Pero también se entiende como una crisis agrícola (de
desplome en los precios de los productos, de aumento de los precios de los
insumos, de deterioro de las formas de producción, de abandono de los
campos, de cambios en el patrón de cultivos -maíz y trigo por sorgo y soya-,
21
Los tres esquemas mantienen esta línea del tiempo y la línea de la crisis. Están elaborados para que puedan ser encimados, como veremos en el Esquema 4: Tres ejes explicativos.
128
etc.), como una crisis rural (es decir, derivada del abandono de los cultivos, de
migración, de pérdida de fuerza de trabajo de los jóvenes y de los adultos
experimentados, de pérdida de cultura rural, de técnicas y de conocimientos
productivos, de semillas, animales, instrumentos, organizaciones, de
tradiciones y costumbres, etc.). Es también, una crisis de hegemonía en el
sentido de que el dominio indiscutible de Estados Unidos se ha perdido
después de décadas de expresarse como potencia única (Wallerstein, 1996:
28-48), a pesar de las formas de la guerra fría. Establecida esta forma de crisis,
emergieron nuevamente los competidores, Europa por una parte encabezada
por Alemania en el terreno económico y por Francia en el campo militar, y por
otra, Japón con su intento de reorganizar el centro mundial desde la Cuenca
del Pacífico, incluida la costa oeste del continente americano.
Esta situación de crisis, si bien se expresa con toda claridad hacia 1965-73, es
parte del propio sistema, que la produce y reproduce como parte esencial de su
existir. En este sentido es una crisis permanente. Es una condición ineludible
del capitalismo, pero la que apreciamos ahora, además de las cualidades
señaladas, tiene otras expresiones: es una crisis de larga duración, que si bien
se inició en el periodo señalado, no tiene sólo las características de ser sólo
económica de tipo Juglar, es decir con ciclos de 7-10 años. No se corresponde
tampoco solamente con la de tipo Kondratiev, la económica de ciclo largo de
entre 40 y 60 años. Se expresa desde la larga duración, que se comprende
mejor como una crisis de sistema. Sus formas de resolución se observarán de
manera más evidente hacia el 2025-2060. Sin embargo, las soluciones se
desarrollarán conforme lo que hagamos ahora y durante este periodo. Si bien
es cierto que el sistema capitalista se prepara para renovarse en un nuevo ciclo
de acumulación, del cual podemos advertir las nuevas tecnologías, los nuevos
materiales, las nuevas formas de organización, las nuevas formas de
comunicación. En este proceso se presentan sus propias competencias, entre
países por una nueva hegemonía, y entre empresas trasnacionales realizando
acuerdos y asociaciones supermonopólicas, cuestiones que obstaculizan una
recuperación pronta y mantienen en incertidumbre mercados, sociedades y al
propio planeta.
Esta situación se reviste de la presencia dominante del sector parasitario e
improductivo del capital, el capital financiero, mismo que medra recursos y
129
obtiene ganancias muy a la segura, sin riesgos y con las subordinaciones de
los gobiernos nacionales, tanto de los países centrales como de casi todos los
periféricos (Rubio, 2001). Pero en las periferias se desarrollan fuertes
movimientos, mismos que se incrementarán de manera constante, no sólo por
el nuevo reparto del mundo entre las potencias y las empresas -ver los casos
de Irak y de Libia, como emblemáticos- sino por la emergencia de movimientos
nacionales y sociales que demandan otras soluciones. Es el caso de países
agrupados en el llamado BRIC (Brasil, Rusia, India y China), que reclaman
como países intermedios otras configuraciones del orden mundial establecido
desde la posguerra, bajo el dominio de Estados Unidos.
Pero también se expresan como países que reclaman una identidad
nacionalista y por tanto anti-imperialista, como es el caso de los países
latinoamericanos fundamentalmente del sur, como Venezuela, Bolivia,
Ecuador, sin duda Cuba, Nicaragua, Argentina, ahora Perú. O los países
árabes con otras tradiciones y con una clara diferencia con Occidente,
expresada en una visión conservadora, religiosa y distintiva de una propuesta
regional mundial.
Junto a esta situación tenemos la fuerte presencia de movimientos que
agrupados bajo distintas siglas y orientaciones -destaca por ejemplo la Vía
Campesina22- se incorporan con amplias soluciones y propuestas de inicio, en
una alternativa importante como es el Foro Social Mundial, al que tenemos que
atender de manera muy precisa23.
Si bien estas son las expresiones de la crisis y algunos de sus contextos, en
nuestro esquema tenemos la línea verde que nos marca el ciclo Kondratiev, el
ciclo económico largo, que se expresa en su Fase A hacia 1938-1945,
coincidentemente con el momento de la guerra mundial, y que expresó su
22
Vía Campesina es un movimiento planetario muy novedoso que reclama la permanencia de esta forma de producir y de vivir, como alternativa frente al capitalismo. Fundada desde 1992 en Managua, Nicaragua, ha realizado encuentros en Mons, Bélgica, Tlaxcala, México, Bangalors, India, Sao Paulo, Brasil y Maputo, Mozambique, además de multitud de encuentros regionales continentales y nacionales. Sus acciones enérgicas denuncian los atropellos del capital financiero, la depredación del ambiente y reclaman el apoyo para la forma campesina. Ver su página web. 23
El Foro Social Mundial surgió frente a las iniciativas económicas de los países centrales, sus organismos mundiales y las empresas trasnacionales. Ha realizado 9 grandes Foros, con miles de participantes, desde 2001, donde se prepararon programas mundiales de lucha, se ampliaron las redes de acción, se hicieron denuncias sobre el hambre y las desigualdades sociales, los químicos y transgénicos, las deudas y ganancias de trasnacionales, etc. Su opción de que Otro Mundo es Posible representa la mejor esperanza para la humanidad.
130
declive en el periodo de 1965-73 que hemos mencionado antes. Este ciclo
Kondratiev, marcado con una regularidad muy importante, inició su declive de
la llamada Fase B en estas fechas, pero han transcurrido los 20-30 años que le
correspondían y no se aprecian elementos de recuperación, antes al contrario.
Lo que se nos intenta explicar como un fenómeno de crisis coyunturales (la
energética, la del dólar, la del petróleo, la ambiental, la de los bancos, la de la
deuda, la devaluación, la recesión, entre otras más) no son en este caso sino
expresiones parciales de la gran crisis general, estructural y de larga duración
que hemos estado viviendo, y cuya solución no se aprecia en el corto plazo,
como explicamos. Una tendencia importante es la puesta en marcha de la
política económica keynesiana, establecida hacia 1930 frente a la gran crisis
general del sistema capitalista, que paralizó todas las actividades productivas.
La solución establecida por J. M. Keynes se orientó hacia fortalecer la
demanda, al promover el Estado de Bienestar con las propuestas de
ampliación de empleos, salarios y prestaciones sociales, fortalecer el mercado
interno y garantizar un proceso de mejoramiento de las condiciones de vida de
amplios sectores sociales.
Esta propuesta rompió con la versión de la economía clásica que se había
desarrollado durante siglo y medio por lo menos, y que habían entrado en ese
proceso amplio de crisis. Las soluciones establecidas en nuestro país
permitieron generar formas de Estado benefactor que se han señalado como
populistas, pero que permitieron reconstruir gobiernos y políticas, con nuevas
formas nacionales.
Esta política económica, al asociarse con la Fase A del ciclo Kondratiev,
permitió apoyar la reorganización productiva, fortalecer salarios, generar
infraestructura productiva -caminos, bodegas, sistemas hidráulicos, etc.-
promover apoyos a las organizaciones promovidas y sostenidas por el Estado.
En fin, se estableció un periodo de desarrollo. Sin embargo, como se aprecia
en el esquema, la crisis del sistema y de la hegemonía norteamericana, la
agrícola y rural y la del ciclo Kondratiev, incluyó la de esta política económica
que se colapsó hacia mediados de la década de 1960, con expresiones cada
vez más pronunciadas. A los elementos iniciales de la crisis de
sobreproducción, de desplome de salarios y de los precios agrícolas, se
131
incorporó la financiera, expresada como inflación insostenible y recesión
generalizada.
La solución keynesiana se convirtió, como otras soluciones propuestas desde
la lógica del capital, en un elemento de inestabilidad y de rompimiento de la
estructura productiva. La solución propuesta se transformó, de nuevo, en un
problema más. Agotada esta política económica, el sistema ha intentado
reanimar su control mediante otras opciones. Antes de establecer en nuestro
país las propuestas enfrentadas y luego consensadas de los organismos
internacionales, como el FMI y el Banco Mundial, contempladas primero como
Política de Austeridad encabezada por Milton Friedman y la Escuela de
Economía de Chicago para luego pasar a los dictados del neoliberalismo, se
impulsó una fuerte estatización, amparada en la petrolización de la economía.
El Estado intervino de manera fuerte en todos los aspectos de la vida
económica, entre 1960 y 1982, como un mecanismo más allá de la sola
propuesta de desarrollo. En el fondo se trataba también de reorganizar la
estructura productiva y las fuerzas sociales que sostenían y se amparaban en
la versión anterior. Una vez logrado lo anterior, la mesa estaría servida para los
nuevos protagonistas del ciclo de acumulación del capital, sobre todo el sector
financiero-parasitario improductivo del capital. El Estado intervino de manera
fuerte entre 1960 y 1982. Su retiro no fue paulatino sino abrupto, radical. En un
periodo de 10 años el Estado se retiró y desmanteló la estructura reorganizada.
Esto implicó el abandono del campo, de la educación, de las inversiones
sociales, en el los años de 1980 a 1991 conocido como la década perdida. Sin
embargo, el ingreso de las esperadas inversiones trasnacionales no se produjo
de manera amplia, sino solo en sectores y aspectos donde se aseguró amplias
ganancias, sin riesgos y al amparo de la protección cómplice del gobierno, que
mediante políticas y leyes blindó el rumbo neoliberal y la entrega de la
soberanía y de los recursos naturales y sociales a las trasnacionales y sus
proyectos de mundialización. Sumada a esta línea de políticas económicas,
presentamos la sucesión de las vías de dominio en el campo mexicano. De
manera general, en el país se expresó de manera fuerte la presencia de la vía
usuraria-comercial de dominio, caracterizada por los controles regionales de la
132
red de dominio establecida comercialmente por caciques y coyotes (Rubio,
1987)24.
Establecidos como latifundistas herederos de los hacendados coloniales, los
caciques controlaban bodegas, transportes de personas y cosas, producción
agrícola, ganadera, forestal, de recursos mineros, etc., de beneficios de café,
ingenios azucareros, rastros ganaderos, comercios, servicios, puestos públicos
y de gobiernos municipales, regionales y estatales, políticas y leyes con sus
beneficios, organizaciones productivas, sindicales, agrarias y sociales, etc. Un
poder regional sostenido por fuerzas de represión especiales y fuera de la ley,
verdaderos señores de horca y cuchillo. Su complemento en ese control
comercial es la red de coyotes, que compran barato y venden caro, que saben
dónde y cómo comprar, y saben dónde y con quién vender. Esa red de coyotes
se presentaba de manera necesaria como un complemento ineludible del
control caciquil25.
Hacia el mismo periodo, 1965-1973, este modelo de dominio expresó grandes
tropiezos por su agotamiento de control económico, político y social. Evidenció
su atraso e incapacidad para instalarse en los nuevos requerimientos del
capital. De ahí que la substitución fue urgente, y la acción estatal
imprescindible. Ante la red de intermediación comercial impuesta por caciques
y coyotes, el gobierno estableció otra red de intermediación que enfrentó y
substituyó en corto tiempo la estructura caciquil.
Amparado en la petrolización de la economía mexicana, lograda por el
supuesto descubrimiento de grandes yacimientos del mineral, que colocó a
nuestro país como el cuarto productor mundial, y generó una derrama
económica importante, que permitió levantar empresas rápidamente para luego
entregar la mesa servida a las trasnacionales.
Hacia 1982 el gobierno estableció la política Friedman o de Austeridad, para
luego impulsar de manera decidida el neoliberalismo, vendiendo empresas,
regalando industrias, estimulando la presencia de trasnacionales y ajustando
24
Una excelente caracterización de este proceso la podemos encontrar en lo expuesto por Blanca Rubio cuando analiza el desarrollo de la resistencia campesina y la explotación rural en México. 25
A estas características de la vía usurario-comercial de dominio, podemos mencionar la transferencia de valor por la vía del precio y las compras baratas y las ventas caras de la economía campesina al las formas del capital, los préstamos usurarios, el aumento de impuestos, etc. Estos elementos intentan romper la autosuficiencia de la unidad de producción campesina familiar y comunitaria.
133
políticas y leyes en una orientación entreguista de la soberanía, y de reducción
amplia de los beneficios y prestaciones sociales. De esa manera impulsó el
establecimiento de la vía agroindustrial de dominio en el campo, en substitución
de la anterior vía caciquil. El control de las trasnacionales se orientó hacia la
renta de las mejores tierras, o la compra permitida ahora por los cambios
legales al Artículo 27 Constitucional, que afectaron la protección del ejido y de
la comunidad (Ocampo, 1992)26.
Esta vía agroindustrial se articuló con la reducción de apoyos para el campo, el
abandono de tierras, la migración. Se instaló preferentemente en regiones y
sectores productivos integrados a los circuitos agroexportadores, y se ampliado
constantemente hacia nuevas áreas y productos. Una característica de este
modelo es la proletarización del productor en su propia tierra, con varios
mecanismos. El más importante sin embargo, y que lo diferencia
definitivamente de la vía usurario-comercial, es que el productor directo ya no
controla el proceso técnico de producción. Este proceso ha sido asumido por la
industria mediante el control por medio de créditos, con lo que subordina al
productor directo mediante la supervisión técnica que impone los tiempos,
actividades y manejos, y los obliga a mantener una norma de calidad impuesta
por las empresas y el mercado. Con ello, la agricultura se convierte en una
parte de la industria y el productor rural en un trabajador asalariado en su
propia tierra. Sin embargo, al igual que el neoliberalismo que impone otras
consecuencias desastrosas a la sociedad y al mundo, la vía agroindustrial no
logra consolidarse y se mantiene como un espacio en entredicho.
El neoliberalismo amplió la desigualdad social, con unos cuantos beneficiados
y millones obligados a la infrasubsistencia -¡que eufemismo para decir que se
están muriendo poco a poco!-, obligados a abandonar sus regiones y países y
migrar en cantidades y distancias no vistas antes. El abandono de los
programas sociales, pese a la careta de que se mantienen nuevas formas, se
enlaza con los negocios privados al amparo gubernamental.
La carencia cada vez mayor de servicios elementales, la privatización de
actividades y prestaciones que antes eran obligación del gobierno, y la
supresión de derechos obtenidos por las organizaciones populares, junto con la
26
También ver los dos textos de Blanca Rubio citados al final del artículo.
134
entrega de soberanía, la ampliación de la corrupción y la violencia, anuncian
panoramas explosivos en el campo mexicano.
135
CRISIS
FASE A
LARGA DURACIÓN: 2025/2050
1940
1930 MODELO KEYNES
CICLO K-W
PERMANENTE 2004
FORMACIÓN DE BLOQUES: EUA/JAPON/UE NUEVAS OPCIONES
136
137
El eje de las políticas y las leyes
Este eje intenta explicar el proceso desde una perspectiva diferente. No se
trata de realizar un análisis político -cualquier cosa que signifique esto- sino de
analizar cómo y porqué se han modificado las leyes, y precisar cuáles son las
tendencias y orientaciones de las políticas gubernamentales. Efectivamente,
detrás de estas tendencias y acciones se encuentra la tensión y correlación de
fuerzas sociales.
De ahí entendemos que las leyes son, en efecto, la expresión jurídica de la
voluntad de la clase dominante. Pero más aun, expresan también uno de los
escenarios de disputa y confrontación entre las fuerzas sociales. Nuestra
explicación parte del Eje 2: Políticas y leyes rurales.
Con ello partimos del sexenio de 1936 a 1940, cuando fue presidente el
general Lázaro Cárdenas, en un pacto social establecido mediante el llamado
Plan Sexenal. Ese acuerdo entre las diferentes fuerzas y grupos de poder llevó
a la presidencia y a otros puestos de importancia -gobernadores, diputados,
senadores, ministros, etc.- a personajes de las corrientes políticas populares,
entre las que destacaron para nuestro caso los agraristas. Un ejemplo de ello
fueron los gobernadores de los estados de la costa del golfo -Tamaulipas,
Veracruz, Tabasco, Campeche e incluso en parte, Yucatán- con diferentes
expresiones, pero con una base agrarista.
A pesar de insistir en que los procesos sociales no pueden ser explicados
mediante las etapas sexenales marcadas por los periodos presidenciales, es
importante destacar el periodo del Gral. Cárdenas por las acciones y los
resultados.
Producto de un inestable equilibrio de fuerzas sociales, los programas de
gobierno en ese sexenio se establecieron con una definitiva orientación
nacionalista, popular, anti-imperialista, progresista. Algunos autores incluso lo
presentan como un gobierno de izquierda, otros como un periodo que permitió
consolidar una nueva fase del capitalismo en nuestro país.
Más allá de estas polémicas, una de las orientaciones indudables fue la
posición agrarista de este gobierno. Pero no cualquier agrarismo, sino una
posición cercana a la propuesta radical.
138
En efecto, el periodo cardenista impulsó un amplio y acelerado reparto de
tierras, donde los campesinos solicitantes, una vez iniciado el trámite, estaban
en posibilidad de trabajar las tierras, defendiéndolas con el apoyo del gobierno,
incluso de manera armada frente a las guardias blancas sostenidas por los
latifundistas. Para ello, los agraristas recibían instrucción militar, armas y
organización directa por oficiales del ejército mexicano. De esa manera se
posesionaron de tierras y las defendieron, con las guardias agraristas armadas.
El procedimiento de dotación de tierras -y conste que no fueron las tierras de
peor calidad, sino de riego o planas y de buen temporal, como en La Laguna,
Lombardía y Nueva Italia, etc.- se aceleró, de tal manera que en este sexenio
se entregaron más tierras que en los periodos precedentes (Eckstein, 1978)27.
Junto a estas características se promovió la organización colectiva de ejidos y
comunidades, tanto en los trabajos agrícolas, la adquisición y uso de
maquinaria y equipo, la compra de insumos, manejo de las bodegas, así como
expresiones culturales y cotidianas. Un símbolo de esta colectivización fueron
las Centrales Regionales de Maquinaria Agrícola.
El reclamo de capacitación fue atendido mediante la instalación de las llamadas
escuelas campesinas, que junto con las normales rurales, se ocupó de una
parte de este reclamo, que fue atendido de manera complementaria por medio
de una amplia intervención de ingenieros agrónomos comprometidos con el
agrarismo -incluso con el socialismo, como fue el caso de la Liga de
Agrónomos Socialistas, con influencia en regiones rurales y con una presencia
dentro de las instancias del gobierno revolucionario-, así como de la
reorientación de la Escuela Nacional de Agricultura, que enfrentó una serie de
confrontaciones durante este sexenio que, entre otras cosas, obligó a tener
seis directores designados en el periodo (Palacios, 1999).
La promoción y otorgamiento de créditos fue amplio, generoso y con
disposición para apoyar los esfuerzos colectivistas, cobijándose en leyes de
corte agrarista. Lo que estaba detrás de estas acciones era, sin duda, el
proyecto que sostiene a la soberanía nacional y alimentaria, basada en la
movilización social y en la independencia frente a las potencias y sus
empresas.
27
Lo anterior es abordado por Salomón Eckstein en su libro citado, en especial en el Capítulo II de la primera parte, pp. 30-80.
139
Podemos afirmar que el general Cárdenas hizo suyo el programa agrarista
radical y lo cumplió de manera decidida en todas sus partes, excepto en un
elemento: la autonomía organizativa de los campesinos y productores rurales
del gobierno y de los partidos.
La demanda de autonomía organizativa no era nueva ni improvisada. Se
sostenía en una larga tradición militante de los agraristas y de los sindicalistas,
cercanos al socialismo y al anarquismo, que demostraban cómo la cooptación
de las organizaciones que perdían la independencia acababa subordinándolas
a agentes externos, las más de las veces perniciosos y con intereses alejados
de los trabajadores urbanos y rurales.
La conformación de las organizaciones locales, desde los ejidos y las
comunidades agrarias, se había estructurado en organizaciones agraristas
locales y estatales, e incluso se había formado una incipiente organización
nacional, la Liga Nacional Agraria, con liderazgos reconocidos y amparados en
una amplia movilización rural.
Sin embargo cuando el gobierno solicitó que los campesinos se integraran en
el sector rural del partido -el partido de la Revolución Mexicana (PRM)28- los
agraristas cedieron y conformaron la Confederación Nacional Campesina
(CNC), uno de los puntales del gobierno revolucionario junto con el sector
popular, el ejército y los obreros.
De esa manera entregaron su naciente organización nacional. Era el general
Cárdenas, el Tata Lázaro, que tanto se había identificado con ellos y apoyado
de mil maneras. No podía ser de otra forma. Con Cárdenas no había problema,
o casi. Pero cuando se establecieron los gobiernos antiagraristas la situación
fue funesta: no hubo organización independiente con la cual responder.
El cambio de orientación se inició poco antes de que Cárdenas concluyera su
mandato. Se expresó primero con los certificados de inafectabilidad sobre
latifundios, que bajo la justificación de que estaban produciendo y generando
empleos, riqueza e ingresos de divisas, fueron protegidos de las acciones de
los agraristas y campesinos.
28
La formación inicial del Partido Nacional Revolucionario, congregando a múltiples fuerzas políticas y expresiones partidarias bajo el dominio del Gral. Calles, permitió transformar a este partido en el PRM, al amparo de una nueva correlación de fuerzas en las esferas del poder. Hacia 1946, en una nueva situación política, se cambió la orientación y se creó el Partido Revolucionario Institucional, el PRI.
140
Desde 1940, con el General Ávila Camacho, se empezó a modificar la política
agraria, en una cada vez más protección hacia las inversiones extranjeras y los
latifundios, en apoyo al modelo agroexportador heredado desde la colonia, y
contra los agraristas. Entre las acciones legales estuvieron las modificaciones a
las leyes de crédito, de manejo de maquinaria, de apoyos, etc. que se volvieron
contra las acciones colectivas, y privilegiaron las acciones individuales, no sin
reclamos de los agraristas y colectivistas.
Pero hacia 1946 la tendencia se hizo evidente. A unos días de ingresado como
presidente, Miguel Alemán impulsó la iniciativa para modificar el Artículo 27
Constitucional, cuestión que se aprobó el 15 de diciembre de ese año. En esa
modificación se establecieron los límites a la pequeña propiedad (100 hs. de
riego, 200 de buen temporal, 400 de temporal, 800 de tierras semiáridas o
áridas, y el terreno para que se establecieran explotaciones ganaderas hasta
de 500 cabezas de ganado mayor).
El establecer los límites de la propiedad ganadera en cabezas de ganado
mayor o su equivalente en ganado menor y no en cantidad de hectáreas,
amparó a lo más atrasado de los ganaderos, los que prefieren los métodos con
menores inversiones29. Fue el cobijo que mejor pudieron tener a la mano para
proteger a los latifundistas. Y en el caso de los ganaderos representaron
durante un largo periodo de tiempo a los latifundistas sucesores de los
hacendados, que derivaron en lo que durante los siglos XIX y buena parte del
XX conocimos como caciques, actores regionales que apreciamos en la vía
usurario-comercial de dominio que presentamos antes.
Por si fuera poco, se les proporcionó un estatuto especial a los cultivos de
exportación heredados del modelo colonial de plantaciones. El algodón con 150
29
Apoyar las 500 cabezas nos coloca de inmediato en atender las inversiones y mejorías a los sistemas productivos ganaderos. El indicador es la relación entre cabezas y cantidad de terreno para alimentación, en un manejo extensivo, lo que se conoce como índice de agostadero. Si este indicador es de una cabeza por hectárea como en algunas regiones tropicales, se pueden tener 500 hectáreas legalmente y no se considera latifundio. En algunas regiones el índice es de 2, 3, 10 o 15 hectáreas por cabeza, como en zonas semiáridas. Entonces se pueden tener 1000, 2000, 5000 o 10000 hectáreas y no se es latifundista, sino pequeño propietario ganadero. La apuesta entonces fue para que el ganadero no invierta en su terreno, para que se mantenga el índice de agostadero o, más aun, se amplié. No hay rotación de potreros, ni mejoramiento y fertilización de pastos, ni vacunas, alimentación complementaria. Prevaleció lo más rústico del manejo ganadero amparando el encubrimiento legal del latifundio.
141
hs., y el café, cacao, tabaco, frutales, henequén, agave, nopal, etc. con 300 hs.
fueron reconocidos constitucionalmente como legales y por tanto inafectables.
Adicionalmente, se promovieron de manera decidida los certificados de
inafectabilidad agrícola y ganadera, para terrenos que excedieran estos límites
legales, en una clara protección al latifundio, y se estableció el amparo agrario,
instrumento de defensa de los latifundistas cuando habían perdido el proceso
jurídico de reparto de sus tierras.
Estas acciones incluyeron la burocratización de este reparto, haciéndolo lento y
tortuoso, hasta casi paralizarlo en comparación con las formas ágiles
cardenistas.
Las movilizaciones agraristas y campesinas obligadas fueron tratadas por una
parte, con mano dura y represión, no solo sobre los dirigentes sino sobre
grupos y regiones. Por otra, con la cooptación de las organizaciones y
dirigentes dentro de la estructura partidaria-gubernamental, aprovechando los
recursos derivados de la política económica.
El haber ingresado en la Fase A del ciclo Kondratiev que hemos explicado, y al
cobijo de la política inflacionaria keynesiana de bienestar social permitió
ampliar los apoyos en insumos, en precios agrícolas, en asesoría y
capacitación mediante el llamado extensionismo, en equipos, maquinaria y en
infraestructura, expresada en carreteras, caminos, bodegas, centrales y, por
supuesto, las grandes obras de riego. Fue el momento de despegue de la
llamada etapa de la revolución verde, o revolución científica-tecnológica
agrícola y ganadera y forestal (Ocampo, 2004)30.
En este punto debemos detenernos un momento y explicar un proceso
especial. Las aspiraciones de los latifundistas y élite rural insertados en los
circuitos agroexportadores, era no sólo detener el reparto sino recuperar las
tierras que perdieron mediante la reforma agraria. Requerían que el ejido y las
30
El llamado rifle sanitario impulsado por el gobierno en la llamada campaña contra la fiebre aftosa significó la pérdida no de ganado, sino de animales mejorados en decenios de selección. La revolución ganadera incluyó, al término de esta campaña feroz y agresiva contra los ganaderos grandes y pequeños, el ingreso de nuevas razas y ejemplares traídos sobre todo de Estados Unidos, de ganado vacuno, caballos y mulas, junto con el ingreso masivo de puercos, aves y otros. La manera de substituir a los animales de tiro fue la mecanización de los trabajos con la promoción de tractores, comprados y promovidos por el gobierno. El tema se aborda de manera más amplia en la obra citada de Jorge Ocampo Ledesma, en especial el Capítulo 2, pp. 67-119.
142
tierras comunales perdieran su condición especial de inalienables e
inafectables, es decir que estaban fuera de las posibilidades de mercado,
mediante la característica de que los ejidatarios no eran propietarios de tierras
sino del derecho agrario. De las parcelas y otras tierras ejidales solo eran
posesionarios, con respaldo en sus derechos. Pero éstas no se podían
legalmente vender, rentar o enajenar en cualquiera de sus formas. Ni siquiera
podían los capitalistas asociarse con los campesinos y pequeños productores,
en organizaciones mercantiles.
Las fuerzas latifundistas y agroexportadoras insistieron en revertir esta
situación, y lo lograron 46 años después, con las reformas propuestas por
Carlos Salinas de Gortari como presidente, en 1992. Uno podría pensar que
perseveraron y lograron su objetivo, pero lo podemos entender más allá de una
acción tozuda, en que la clase dominante, la burguesía y sus representantes,
tiene un proyecto de nación a construir y eso se expresa en el largo plazo en
programas y acciones desde su gobierno. Este proyecto es capaz de atravesar
decenios y se mantiene vivo y en acción, armando correlaciones de fuerzas y
en espera del momento oportuno para intentarlo y reintentarlo, hasta lograr su
propósito. Ello nos indica que poseer un proyecto nacional brinda una
formidable fortaleza histórica y política a las fuerzas sociales, y que no es
posible derrotar un proyecto de ese tamaño con demandas inmediatas y
cotidianas, con una organización local y limitada, que es necesario dotarnos de
un proyecto nacional y de organizaciones capaces de revertir el proceso y
establecer nuestros programas y acciones: proyecto contra proyecto. Sólo así.
En el intermedio entre 1946 y 1992, las fuerzas latifundistas y agroexportadoras
intentaron desde sus gobiernos modificar las leyes. Si no tuvieron fuerza para
modificar antes el Artículo 27, se ampararon en leyes secundarias y programas.
Dentro de estas leyes tenemos la Ley Federal de Reforma Agraria establecida
en 1971, que en uno de sus artículos escondidos permitía la asociación de los
inversionistas privados con los productores rurales.
Esta Ley, establecida por Echeverría, fue ampliada mediante el decreto de Ley
de Fomento Agropecuario con López Portillo en 1980, que ahora de manera
descarada y en contraposición a lo establecido en el Artículo 27, permitió esta
asociación. Desde las leyes secundarias se atentaba contra la ley fundamental,
y se intentaban socavar los resultados agraristas.
143
El cambio fundamental, acunado en estas iniciativas parciales, se produjo con
el cambio de 1992: se concluyó el reparto de tierras, se despojó a las tierras del
ejido y de la comunidad de su condición de estar fuera del mercado, se permitió
la asociación de inversionistas y productores, se creó la pequeña propiedad
forestal con hasta 800 hs., y se mantuvo la excepción sobre los cultivos de
exportación, con capacidad para exceder los límites legales. Ahora también,
mediante la asociación de inversionistas con productores, se pueden
establecer unidades productivas que multipliquen por 25 los límites (ver,
Cuadro 1).
La continuidad del proyecto latifundista se mantuvo durante 46 años, y dio
resultado. En el escenario social, para 1992 la mayoría de las organizaciones
campesinas y rurales agrupadas en el Consejo Agrario Permanente (CAP)
habían sido controladas, al tiempo que se había desplegado una amplia
represión31.
Con las modificaciones Constitucionales, se corroboró que en México no hay
latifundios legalmente, sólo pequeñas propiedades. Sin embargo, como en el
Esquema 1: Eje Económico, la crisis económica en sus diferentes expresiones
se presentó también como crisis de políticas y leyes. Como señalamos antes,
desde la década de 1960 la intervención directa del gobierno fue cada vez
mayor, hasta abarcar los diferentes cultivos que cubrió de manera casi
completa.
Cuadro 1.
Relación entre tipos de propiedad y límites en hectáreas
Tipo de Propiedad Límites En Asociación Mercantil
De riego 100 hs. 2,500 hs.
Temporal 200 hs. 5,000 hs.
Agostadero 400 hs. 10,000 hs.
Semiáridas 800 hs. 20,000 hs.
Forestal 800 hs. 20,000 hs.
Ganadera 500 cabezas de GM Ver npp 14.
Fuente: Artículo 27 Constitucional.
31
El Congreso Agrario Permanente (CAP) se estableció por acuerdo de una docena de organizaciones rurales, las más incorporadas al PRI durante el gobierno de Carlos Salinas. Las organizaciones fueron: CNC, CIOAC, CNPA, CODUC, CAM, UNORCA, CCI, UGOCM, UGOCP, CCC, UNTA, entre otras. Si bien esta estructura ha permitido coordinar esfuerzos e iniciativas rurales y campesinas, también funcionó como mecanismo de control y subordinación de las organizaciones por el gobierno, sobre todo para preparar los escenarios de modificación al Artículo 27 Constitucional en 1992. Destacamos que algunas organizaciones, la CIOAC y la CNPA, no avalaron esos cambios.
144
Lo que llamamos fuerte estatización atravesó todos los sectores rurales,
regiones y sistemas productivos. Fue una acción amplia y vista en perspectiva,
concertada. Se trataba de crear frente al poder regional de los caciques y
coyotes, un poder suprarregional, por decirlo así nacional. Y sólo el gobierno
podría hacerlo. De esa manera se crearon empresas que atravesaron
horizontal y verticalmente los procesos productivos rurales (Jauregui, 1980). El
gobierno se constituyó en promotor de una reestructuración productiva,
comercial y organizativa del campo mexicano. Para cada cultivo o sistema
agrícola creó una empresa estatal, cualquiera que fuera su denominación.
Para granos, comercialización, bodegas y leche industrializada, creó la
CONASUPO en varias de sus acepciones: BORUCONSA, LICONSA,
TIENDAS CONASUPO, etc. Tabaco, azúcar, café, barbasco, henequén, palma,
agave, todos los cultivos y procesos agropecuarios fueron controlados y
reorganizados. El caso del café es emblemático, no sólo por la importancia
económica como principal cultivo de exportación, sino también por la
generación de empleos y derrama de riqueza en regiones de 14 estados. La
creación y fortalecimiento del Instituto Mexicano del Café (INMECAFÉ) abarcó
poco a poco todas las expresiones del amplio sistema productivo: precios
manejados por el gobierno, bodegas, beneficios, transportes, organización de
cafetaleros por localidades y regiones, subsidios, apoyos, investigación y
experimentación agrícola, cuotas regionales, nacionales y mundiales, normas
de calidad, control de plagas y enfermedades, marca, expendios y cafeterías
de Café Mexicano, incluidos los recetarios, dotación de plántulas para ampliar y
reemplazar fincas, representación nacional del cultivo en las organizaciones
internacionales. No había un aspecto fuera de su control: hasta los costales
eran de INMECAFÉ. Sin embargo, hacia inicios de la década de 1980 el Estado
empezó a retirar esa fuerte presencia en el campo, abandonando todos los
programas y vendiendo o desbaratando empresas. En el lapso de unos años -
la llamada década perdida- se desmantelaron todas las empresas, al grado que
después del proceso de vender o desmantelar a las paraestatales, solo
quedaron tres o cuatro en la Secretaría de Agricultura. La anterior Secretaría
de Energía, Minas e Industria Paraestatal -SEMIP- redujo sus acciones y
adecuó su nombre: ahora sólo es Secretaría de Energía. No hay paraestatales.
145
El abandono del campo tuvo varias expresiones: por una parte fue tan amplio y
acelerado que desconcertó a los diferentes sectores productivos rurales, con
sus organizaciones locales, regionales y nacionales acostumbradas por
generaciones a depender del gobierno en casi todo y secuestradas en su
mayoría por la cooptación de sus dirigencias, por la incapacidad para
movilizarse y por una amplia represión que se centró en líderes y
organizaciones con capacidad de respuesta y de crítica. Decenas de dirigentes
regionales y locales fueron asesinados en este periodo, otro tanto fue
encarcelado sin justificación legal32.
La aceptación incondicional y puesta en marcha de las indicaciones del Fondo
Monetario Internacional y del Banco Mundial, establecidas por eso que le
llaman Consenso de Washington obligó a imponer el programa de austeridad,
primero, para dar paso enseguida al neoliberalismo en todas sus expresiones.
Se atendió de manera puntual cada una de sus indicaciones, subordinando
toda acción de gobierno a lo señalado desde esas instancias con esa política
económica. El retiro del Estado, después del amplio control, desmanteló la
estructura productiva. Se consideró que las trasnacionales ingresarían
rápidamente y se harían cargo de todo. Finalmente se les había tendido la
mesa y se les había preparado el escenario. Pero no fue así: las mismas
trasnacionales, metidas en la crisis general y de sistema, actuaron cautelosas y
bajo la dirección del capital financiero parasitario que hemos descrito antes. No
llegaron las inversiones ni los empleos. Fue necesario rediseñar las políticas.
Estas se expresaron en los programas de gobierno. De ellos destacamos el de
Alianza para el campo, o solamente Alianza, que dura ya varios decenios,
donde encontramos varios programas destacados (PAPIR, PROFEMOR,
PRODESCA, etc.) que permitieron al gobierno invertir sumas millonarias en
apoyo a los grandes productores situados en los circuitos agroexportadores,
por ejemplo en los valles en Sinaloa. De esa manera el gobierno rescató a
grandes empresas y a regiones consideradas estratégicas. Para amplios
sectores de la producción rural se estableció el PROCAMPO, con apoyos
32
¿Cómo se forma un dirigente campesino? ¿Cuáles son sus atributos? La distinción entre dirigente campesino y de dirigente de los campesinos no sobra: explica el origen de los líderes y en ocasiones su consecuencia. Un dirigente requiere entrenamiento de años, manejo de leyes y procedimientos, carisma, reconocimiento regional por lo menos, capacidad para expresarse en público, responsabilidad, destreza para elaborar escritos, capacidad de gestión, formación de diferentes equipos, etc. Un dirigente campesino no se improvisa.
146
limitados para varios cultivos, frente a la inminente puesta en marcha del
Tratado de Libre Comercio y con una competencia desleal de los productos de
Estados Unidos y Europa subsidiados generosamente por sus gobiernos. Otros
programas también se establecieron: kilo por kilo, huertos familiares, ganadería
de solar, etc. con desafortunados resultados. Uno de los dichos campesinos,
por ejemplo en los programas de apoyo ganadero con ovinos, es que la mejor
barbacoa es la de alianza. Vale más comerse el borrego apenas llega a que se
muera por su condición delicada frente a las enfermedades, además de los
altos costos de alimentación y cuidado.
Si comparamos los apoyos para un reducido sector rural vinculado a los
circuitos agroexportadores, con los obtenidos por millones de productores
pobres y medios, resalta una profunda diferencia, misma que impulsa la
migración y el abandono del campo mexicano, con las consecuencias que
señalamos (Gómez y Shwentesius, 1999)33.
La brecha social se ha ampliado al grado de que frente a alrededor de 12,000
grandes empresarios rurales (Bartra, 1979) -la gran burguesía agraria,
vinculada a las trasnacionales y a expresiones de la gran burguesía nacional-
tenemos más de 50 millones de pobres en el país, de los que una gran mayoría
permanecen en el campo, con su amplio porcentaje de extremadamente
pobres. La situación explosiva que detallamos antes parece ser abonada por
las políticas y los programas de gobierno.
El eje de las respuestas rurales
Hasta ahora hemos visto el escenario rural sin protagonistas. Los actores
sociales no se han incluido. Sin su presencia parece que tenemos una
situación desafortunada y sin solución. Pero cuando incorporamos a los
sectores sociales las cosas se aprecian de manera diferente, como en el
Esquema 3: Movimientos Rurales. Veámoslas.
33
En este trabajo los autores comparan los programas dentro de Alianza: mientras que el programa de apoyo a indígenas otorga $135.00 a cada beneficiario, el programa de tecnificación de riego por bombeo otorga $43,229.00 a cada beneficiario. Una cantidad mayor reciben por el apoyo para compra de tractores. Estos apoyos diferenciados se expresan con mayor intensidad en las regiones integradas a los circuitos agroexportadores.
147
Durante el periodo cardenista y posteriormente, en los gobiernos de la
contrarreforma agraria entre 1940 y 1965/73, se desarrolló un fuerte
corporativismo de las organizaciones rurales desde el gobierno. Ese dominio se
estableció sostenido por la política keynesiana que permitió abrir la asignación
amplia de recursos estatales hacia el campo. El corporativismo se correspondió
con esta política y con la Fase A que hemos descrito antes.
Las formas corporativas en acción, sin embargo, tienen muchas fisuras. No
logran controlar todos y cada uno de los aspectos de la vida y de la producción
rurales, ni todas las regiones. Los descontentos persistieron y se ampliaron
rápidamente cuando se evidenció que el corporativismo iba de la mano del
dominio y la subordinación de amplios sectores, del saqueo de recursos
colectivos y de la corrupción de funcionarios. Entonces aparecieron los
reclamos, primero moderados, pero ante la cerrazón y la represión, se
radicalizaron con movilizaciones y descontentos regionales.
De esta forma, pese a la dominación sobre las organizaciones, aparecieron en
el periodo entre 1940 y 1965/73 una serie de expresiones rurales, radicales
hasta incluso realizarse armadas, pero con una presencia regional e
incapacitadas para transformarse en movimientos nacionales, pese a diferentes
intentos.
Machi López en los valles del Yaqui y del Mayo, en Sonora, reclamando tierras,
apoyos y respeto a las decisiones colectivas, muy vinculado con las tradiciones
de los pueblos indígenas. Su asesinato en mayo de 1962 no impidió que la
lucha continuara.
Rubén Jaramillo, excapitán del Ejército Libertador del Sur del Gral. Emiliano
Zapata, que dirigió las gestiones en el periodo cardenista para construir el
ingenio y crear el distrito cañero de Zacatepec, en Morelos y el Banco Ejidal.
Ante la corrupción, la explotación y la cerrazón y represión del gobierno se
armó como guerrilla en varias ocasiones, encabezando
148
VIA USUARIO-COMERCIAL
FASE B
1982 MODELO FRIEDMAN-NEOLIBERAL
Esquema1: EJE
ECONÓMICO
149
además una propuesta estatal e incluso con expresiones nacionales, como fue
el Partido Obrero Campesino Mexicano. Fue necesaria la traición para asesinar
por el ejército nacional, junto a casi toda su familia, a este luchador agrarista34.
Expresiones de resistencia campesina, radical y armada, se impulsaron por la
represión y la incapacidad gubernamental para establecer diálogos y cumplir
acuerdos. En diferentes estados se produjeron, en la década de 1960,
movimientos guerrilleros. Uno de ellos fue en Chihuahua, con la acción del
profesor Arturo Gámiz, quien en 1965 intentó junto a sus compañeros tomar el
cuartel militar de Madera, Chihuahua. No solo fueron derrotados sino
rematados. No hubo prisioneros ni heridos, todos muertos. Esta acción luego
se recuperaría para inspirar un movimiento armado urbano de origen
estudiantil, la Liga Comunista 23 de septiembre.
CORRIDO DE RUBÉN JARAMILLO -canción de José de Molina-
Está gritando la tierra, herida por un cuchillo,
lo que le duele en el vientre, la muerte de Jaramillo.
Iban muy bien disfrazados,
los malditos asesinos, eran soldados de línea, vestidos de campesinos.
Campesino Zapatista, obrero de la Labranza,
ya está sonando el clarín, pa´ que tomes tu venganza.
Cayó abatido a balazos,
ese lider campesino, en el Palacio Central, se burlaba el asesino.
Usaba su paliacate,
como Gabino Barrera, quería como Zapata,
para los pobres la tierra.
Tres jinetes en el cielo, cabalgan con mucho brío,
esos tres jinetes son: Dios, Zapata y Jaramillo.
Como él estaba durmiendo,
no se pudo defender, le mataron a sus hijos, y también a su mujer.
Este corrido señores,
se puede cantar gritando, pero mejor que cantarle,
hay que vengarlo peleando.
Campesino Zapatista, obrero de la Labranza,
ya está sonando el clarín, pa´ que tomes tu venganza.
Tres jinetes en el cielo,
cabalgan con mucho brío, esos tres jinetes son:
Che, Zapata y Jaramillo.
34
Ver, entre otros textos alrededor de este zapatista, Rubén Jaramillo, vida y luchas de un dirigente campesino, publicado en 1980 y reproducido por la Unión de Pueblos de Morelos, Equipo Pueblo e Instituto Maya.
150
Otros estados donde se produjeron acciones armadas rurales fueron Oaxaca,
en varias de sus regiones, y en Veracruz, en la Cuenca del Papaloapan.
Seguramente se realizaron algunas no registradas por la prensa en distintas
zonas. Pero por su amplitud y acciones no pudieron eludir reconocer que en el
estado de Guerrero se mantuvieron dos de los movimientos armados más
importantes de ese periodo: la lucha hacia 1967 de la Asociación Cívica
Guerrerense, luego Asociación Cívica Nacional Revolucionaria, con el profesor
Genaro Vázquez Rojas a la cabeza, y la lucha del Partido de los Pobres y su
Brigada de Ajusticiamiento, dirigida por el profesor Lucio Cabañas Barrientos.
Estos movimientos trascendieron de manera amplia los espacios regionales y
se convirtieron en referencias ineludibles para las acciones políticas y militares
que más adelante se realizarían en el país (Ibarra, 2006; Oikon y García,
2006)35. Ya lo veremos.
Hacia 1965/73 la crisis que hemos analizado en sus aspectos económicos y
político-legales se expresó también como de control corporativo de las
organizaciones rurales. El gobierno, sin la capacidad para mantener las
prebendas derivadas de la política keynesiana y ante sus acciones de retiro
abrupto de las empresas y dirección del proceso productivo rural, perdió poco a
poco el dominio de la sociedad del campo.
Los movimientos y formas de resistencia campesina se expresaron en distintas
organizaciones y regiones: copreros, cañeros, cafetaleros, maiceros, entre
otros. Poco a poco se fueron sumando sectores, grupos y áreas.
La crisis, en este sentido, también fue una crisis del control social. Sin
embargo, fue necesario que se expresara, entre 1970 y 1976, una movilización
diaria campesina y rural para que pudiéramos hablar nuevamente de
movimiento campesino nacional (Bartra, 1979).
En este periodo se desarrollaron en todo el país multitud de acciones y
movilizaciones rurales. Cada una de ellas, de acuerdo con su dimensión,
expresó la organización retomada para la resistencia, sostenida en las
tradiciones y formas comunitarias cotidianas de vida.
35
Resulta interesante la manera aborda este aspecto Héctor Ibarra Chávez en la compilación que edita acerca de los movimientos armados, así como el editado por Verónica Oikión Solano y Marta Eugenia García Ugarte, ambos citados en este trabajo.
151
Una toma de tierras, un bloqueo de carretera, una toma de oficinas, un
secuestro de funcionarios en sus propias oficinas, un mitin en la plaza del
pueblo, una marcha hacia la capital del estado o la ciudad importante a nivel
regional, entre otras, fueron la presencia recuperada de los campesinos, que
abandonaron rápidamente la supuesta sumisión y se enlazaron con
expresiones similares a nivel nacional, e incluso mundial36.
De estas acciones la más importante por varias razones fue la toma de tierras.
Esta acción obligó a los grupos campesinos a disponer de una estructura
organizativa amplia, más allá de lo local y lo inmediato, con disposición para
superar temores y enfrentar organizados la represión y el amedrentamiento de
las guardias blancas de los latifundistas y del gobierno, incluso con formas de
autodefensa armada.
Las tomas de tierras fueron decisivas para conformar al movimiento
campesino. Se rompió la estructura legal conformada por las relaciones de
propiedad con acciones directas y masivas, y lo que fue muy importante se
produjo un ejemplo explosivo, sobre todo cuando los campesinos ganaron las
tierras, obligando al gobierno a expropiarlas a sus dueños espurios para
entregarla a los trabajadores del campo.
La consigna de los campesinos fue la tierra es de quien la trabaja, volviendo a
poner en acción el lema del Gral. Zapata. Pero, si la tierra es de quien la
trabaja, entonces ¿de quién es la fábrica? ¿Y de quién, pues, la casa? ¿Y de
quién o quiénes la escuela?
Retomando el ejemplo campesino y bajo sus propias condiciones, se
sucedieron las huelgas obreras en casi todos los centros industriales del país,
se desarrollaron las acciones urbano-populares en demanda de vivienda y
servicios, se impulsaron las experiencias en diferentes centros de educación
media y superior de autogobierno y autonomía, con las experiencias de las
llamadas universidades-pueblo.
Como se aprecia, las iniciativas campesinas dieron múltiples y diversos
resultados. Hacia principios de la década de 1960, la organización corporativa
36
En Asia -China, India, Indonesia, entre otros- y en África –con Argelia, Egipto, Congo, Guinea-Bissau, Senegal, etc.- se desarrollaron movimientos de liberación nacional, con una base fuerte campesina. En Latinoamérica no fue la excepción: el ejemplo histórico de Cuba, las rebeliones en Brasil, Uruguay, Bolivia, Perú, Centro América, fueron muestras de esta tendencia mundial. Surgieron expresiones teóricas importantes como Mao, Guevara, Fanon, Gandhi, Senghor, Freire, Amílcar Cabral, etc.
152
más importante, la Confederación Nacional Campesina (CNC) del Partido
Revolucionario Institucional (PRI)37, se resquebrajó para perder cada vez más
su capacidad de aglutinar y controlar a los grupos campesinos. Surgió
entonces la Central Campesina Independiente, la CCI, que no vio pasar mucho
tiempo para dividirse en dos: la CCI blanca y la roja. De ésta se derivó
enseguida la Central Independiente de Obreros Agrícolas y Campesinos, la
CIOAC, quien tuvo al frente al líder comunista, el profesor rural Ramón Danzós
Palomino, quien fue substituido en la dirección operativa desde fines de la
década de 1990 por Federico Ovalle Vaquera (Peláez, 2002).
Esta organización, vinculada primero al Partido Comunista Mexicano y ahora
cercana al Partido de la Revolución Democrática, ha encabezado buena parte
de las acciones rurales en sus alrededor de 50 años de existencia.
Derivado del rompimiento masivo del control gubernamental y las expresiones
que señalamos hacia la década de 1970, en 1973-74 se produjeron en Sonora
las tomas de tierras en los valles del Yaqui y del Mayo. Lo interesante de este
proceso es que rebasó los marcos locales y estatales, y se convirtió en un
ejemplo nacional. Diferentes movimientos siguieron de cerca la experiencia.
Se organizó la recuperación de tierras, más que justificada frente a latifundistas
nacionales y extranjeros, instalados en los centros de los circuitos
agroexportadores. Esta acción incluyó la formación de brigadas de autodefensa
que enfrentaron diferentes asonadas. Los sectores fundamentales que
participaron fueron los obreros agrícolas, tanto los de origen regional como los
llamados golondrinos, es decir un sector de asalariados agrícolas que
procedían de otros estados. Pese a las diferencias internas, la unidad
prevaleció. El movimiento triunfó, se expropiaron las tierras y se entregaron a
los productores. El ejemplo fue explosivo. A partir de ahí las tomas de tierras se
generalizaron.
37
El gobierno revolucionario organizó su estructura partidaria integrando diferentes organizaciones hacia fines de la década de 1920, y creó el partido nacional Revolucionario (PNR). Con el ingreso del cardenismo en la presidencia, éste se reorganizó, reorientó y cambió de nombre, denominándose Partido de la revolución Mexicana, incorporando a cuatro sectores: el obrero con la Confederación de Trabajadores de México (CTM), la Confederación Nacional de Organizaciones Populares (CNOP), la CNC y el ejército. Con el gobierno de Miguel Alemán y con el viraje dado a la política del gobierno, se formó el PRI manteniéndose tres sectores. El ejército salió del partido del gobierno.
153
Otro elemento importante fue que el sector más pobre del campo, los
asalariados rurales, se enfrentaron al sector capitalista del campo, a los
inversionistas de punta. Y ganaron.
Las organizaciones rurales se habían multiplicado en todo el país, de costa a
costa y de sur a norte. Veamos una rápida exposición al respecto: en
Chihuahua, el Comité de Defensa Popular, en Durango, también otra expresión
del Comité de Defensa Popular, en Zacatecas, el Frente Popular de Zacatecas,
en San Luis Potosí, el Campamento Tierra y Libertad, en Sonora, las
organizaciones que luego conformaron la Coalición de Ejidos y Comunidades
de los Valles del Yaqui y del Mayo, en Sinaloa, diferentes organizaciones de los
valles de Culiacán y otros, en Jalisco, varias organizaciones de productores
maiceros, en Nayarit, la presencia de las organizaciones de tabacaleros, en
Veracruz, diversas organizaciones regionales entre las que mencionamos a la
Organización Independiente de Pueblos Unidos de la Huasteca Veracruzana
(OIPUHV), en Hidalgo, la organización independiente de ejidos, en Morelos, la
Unión de Pueblos de Morelos (UPM), en Michoacán la Unión de Comuneros
Emiliano Zapata (UCEZ) con la fuerte presencia de Don Efrén Capiz,
destacado luchador agrarista, en el oriente del Estado de México se sucedieron
varias organizaciones, la Vanguardia Agrarista Popular Mexicana (VAPM) con
don Leonardo Santamaría, otro gran líder campesino, hacia el distrito de
Chalco-Amecameca, el Comité de Defensa de Recursos Naturales en el área
de Texcoco, el Frente de Lucha Agua, Tierra y Libertad (FLATyL) en la región
de Teotihuacán, en Guerrero la presencia de los Cívicos y de otras
organizaciones, en Oaxaca, varias organizaciones regionales entre las que
destacaron la Coalición Obrero, Campesina, Estudiantil del Istmo (COCEI), la
Obrero, Campesina, Estudiantil de Oaxaca (COCEO), el Movimiento de
Unificación y Lucha Triqui (MULT), la Unidad Popular Mixteca (UPM), en
Chiapas, la Organización Campesina Emiliano Zapata (OCEZ), etc.
Ciertamente, las organizaciones regionales se extendieron en todos los
estados y mantuvieron una amplia presencia, con acciones y movilizaciones.
Con la presencia de estas organizaciones, sobre todo de campesinos pobres e
indígenas, la necesidad fue coordinarlas mediante una estructura operativa
que, pese a las divergencias y formas diferentes de lucha, pudieron ponerse de
acuerdo. Con una reunión inicial en Chapingo en 1979, y posteriormente con la
154
hospitalidad de los Comuneros Organizados de Milpa Alta (COMI), y ante la
pretensión del gobierno de trasladar los restos del Gral. Zapata al Monumento
a la Revolución -junto a sus asesinos, al decir de los campesinos- y la
subordinación de los familiares, se creó la Coordinadora Nacional Plan de
Ayala (CNPA) en ese año (Muñoz, 1994)38.
Con el lema Hoy luchamos por la tierra, y también por el poder, sus acciones
sostenidas en la movilización campesina regional y en procesos y
negociaciones nacionales, se prolongaron durante varios años. Los encuentros
regionales en las localidades más asediadas por la represión -Juchitán, San
Juan Copala, Venustiano Carranza, Santa Fe de La Laguna, entre otros- y los
congresos nacionales lograron levantar un programa único de lucha, con dos
demandas fundamentales –por la tierra y contra la represión- junto a las
demandas de precios justos, apoyos directos, caminos, bodegas, asesoría
técnica, subsidios, entre otros más.
En 1984 la Marcha Campesina convocada para el 10 de abril resultó,
nuevamente, monumental: de todo el país arribaron a la capital nacional miles
de campesinos por su programa de lucha y por negociaciones abiertas y
públicas con el gobierno. La ciudad de México se desquició durante días por el
ingreso multitudinario de productores rurales que recibieron la solidaridad y el
apoyo en comidas, baños, alojamiento, acompañamiento, de decenas de
organizaciones e instituciones educativas de la ciudad y del área metropolitana.
La ciudad de México se vistió de campesino, en una movilización
independiente nunca antes vista. Sin embargo, esta acción marcó el declive de
la CNPA, que derivó hacia su separación. La presencia de esta gran CNPA se
quiere mantener en vinculación con el Movimiento Campesino Revolucionario
Independiente (MOCRI), con influencia regional en Oaxaca y Chiapas. Otra
expresión, sólo de nombre, se ha asociado durante años al Partido del Trabajo.
Hacia 1984 el empuje del movimiento campesino expresado en la cantidad de
organizaciones regionales, logró conjuntar otra experiencia nacional, ahora con
la UNORCA, Unión Nacional de Organizaciones Regionales Campesinas
38
Muñoz fue una de las recopiladoras de la trayectoria de la CNPA. Su trabajo se refleja en la revista textual, primera época, donde se publicaron reseñas, crónicas y documentos de esta organización.
155
Autónomas, que con los anfitriones de la Tosepan Titataniske (Bartra, Cobo y
Paz, 2004)39 se reunieron en Cuetzalan, Puebla en 1985.
Si bien se incorporaron campesinos pobres e indígenas en la Unión, las
demandas se corresponden con los sectores de campesinos medios y ricos.
Sus demandas de lucha ya no incluyeron la tierra y contra la represión. Su
programa destacó los precios justos, la asistencia técnica, la infraestructura,
caminos, bodegas. El objetivo se centró en la lucha contra los poderes
caciquiles regionales y por la apropiación de proceso de trabajo por los
productores directos. Su forma de lucha fue en primer lugar la concertación que
la movilización. Con acuerdos cupulares se convirtieron en interlocutores
razonables con el gobierno y buena parte de sus personeros ocuparon
diferentes cargos, por ejemplos, Héctor Hugo Andrés Araujo, en la dirección de
la CNC del PRI, Gustavo Gordillo en la flamante Subsecretaría de Concertación
y Política de la Secretaría de Agricultura. Era el sexenio del inicio del
neoliberalismo, con Salinas de Gortari en la presidencia nacional.
De esta manera se mantuvieron hasta 1994, cuando las diferencias entre las
posiciones generaron finalmente un cambio en estas posiciones conciliadoras,
y adoptaron propuestas cada vez más radicales e independientes, incluso con
un papel muy destacado en las movilizaciones en defensa del campo, por la
renegociación del TLCAN, contra el neoliberalismo y por la soberanía
alimentaria y nacional. Ahora son una parte destacada de la Vía Campesina,
asociada al Foro Social Mundial. Enseguida veremos otras de sus actividades
recientes (Costa, 1989)40.
Hacia 1988 la crisis enfrentó un dilema enorme. La parálisis general del
sistema expresó en México características profundas. La salida del gobierno
fue apoyar aun más al capital financiero parasitario, representado en los
39
La Tosepan Titataniske, Unidos Venceremos en lengua náhuatl, nació de la necesidad de organizarse en la Sierra Norte de Puebla, teniendo como sede a Cuetzalan. La forma de organización inicial en 1977, fue la cooperativa, primero de consumo, ahora mixta, peleando por alimentos básicos. Integra a cerca de 5,800 productores de café, maíz, pimienta, etc. que bajo la producción campesina desarrollan una experiencia importante. Después de más de 30 años de trabajo, mantienen una serie de iniciativas sobre el dinero común, la organización de mujeres, de jóvenes, por la vivienda, por el ambiente, etc. además de la producción. Construyeron el Kaltaixpetaniloyan, la Casa Donde se Abre el Espíritu, verdadero espacio de formación integral y solidaria de las comunidades. 40
Nuria Costa analiza en el libro citado en esta obra el primer periodo de esta red de organizaciones. Las expresiones posteriores donde se aparta la organización de las conductas conciliadoras y de concertación se pueden documentar en La Jornada del Campo y en Cuadernos Agrarios.
156
bancos cada vez más controlados por la gran banca mundial. Se le permitieron
no solo excesos en créditos y cobros indebidos, sino que se les subsidió con
exenciones de impuestos y otros apoyos.
La debacle fue enorme, recayendo sobre los usuarios de la banca que de la
noche a la mañana se convirtieron en deudores imposibilitados para pagar una
deuda creciente, con intereses sobre intereses. Miles de productores fueron a
la quiebra. Entonces se levantó un movimiento original, no sólo por sus
expresiones de clase, sino por formas de lucha.
Apareció El Barzón, en recuerdo de aquella canción de la revolución, dando
forma al movimiento nacional de deudores. Los estados desde donde se inició
la lucha fueron Zacatecas, Chihuahua, Jalisco, estado de México, sobre todo
en sectores acomodados de la producción rural, campesinos ricos y burguesía
agraria. Con su lema Debo, no niego, pago lo justo realizaron movilizaciones
espectaculares, como la cabalgata desde Ciudad Juárez al Distrito Federal,
para acabar entrando con los caballos al recinto del palacio legislativo, cerrado
por granaderos y policías ante los reclamos populares.
O la movilización en tractores desde el norte hacia la ciudad de México. Con
algunos cientos de tractores se bloqueó la ciudad de Zacatecas, con algunos
miles se desquició Guadalajara. Cuando 5,000 tractores se congregaron en
Querétaro para arribar a la capital del país fueron detenidos, y se desarrollaron
las primeras negociaciones públicas de la deuda.
Hacia 1994 el movimiento se amplió con los sectores urbanos defraudados por
la banca y el gobierno por los llamados errores de diciembre, cuando se
devaluó el peso frente al dólar hasta llegar a extremos de 200% en sus índices.
De la misma manera que a los rurales, ahora los usuarios urbanos de la banca
amanecieron como deudores sin capacidad de pago. El movimiento se amplió
con miles.
Con la aparición del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), El
Barzón acordó con ellos que cualquier cosa que le hicieran a El Barzón, el
EZLN la sentiría como suya, de la misma manera a la inversa. Una alianza sin
duda inédita, solo posible desde la movilización frente a un enemigo común.
Una forma de lucha frente a las acciones desleales del gobierno, sumiso ante
las importaciones agrícolas subsidiadas de los países centrales, es
denunciarlas. Por ejemplo, quemando tractores o toneladas de manzana o
157
toneladas de algodón en el puente internacional de Ciudad Juárez, o tirando
miles de litros de leche en las calles de Pachuca, Hidalgo o de Celaya,
Guanajuato, y regalando otros miles a la población que acudió con sus cubetas
y botes.
El Barzón se expresa en diferentes planos: con la movilización, con la asesoría
jurídica, con la asistencia incluso sicológica a los deudores, etc. Sin embargo,
de manera reciente ha cumplido un ciclo y se ha reorganizado su presencia41.
En 1994, el pueblo mexicano y el mundo se despertaron con la insurrección
zapatista, con acciones armadas que se detuvieron por la fuerte presión
mundial y con las movilizaciones ininterrumpidas diariamente en enero de ese
año en todo el país, obligando al gobierno a establecer una amplia amnistía e
iniciar negociaciones. En la ciudad de México fueron grandes movilizaciones de
cerca de un millón de personas durante 4 días seguidos.
Esa movilización despertó una nueva esperanza social y ha sido atendida
durante años, donde se han incluido movilizaciones nacionales inusitadas,
como la presencia de los 1,111 delegados zapatistas, o la llegada de
representantes del EZLN en los más de 5,000 municipios, o la llamada otra
campaña. Se han producido seis declaraciones de la selva, junto con multitud
de pronunciamientos y escritos a nivel mundial.
Es necesario destacar dos elementos: por una parte, ante el incumplimiento de
los Acuerdos de San Andrés Sakamche´en de los Pobres por parte del
gobierno, el EZLN promovió primero los municipios autónomos para luego
estructurar los Caracoles, como parte de la autonomía comunitaria y regional
con que construyen su alternativa. En algunos otros municipios del país se han
promovido acciones autonómicas con diferente intensidad, tomando como
referencia el ejemplo zapatista42.
Por otra parte, desde 1994 se intentó integrar un solo frente de lucha con las
diferentes organizaciones armadas, que sin embargo no pudieron ponerse de
acuerdo con los zapatistas. Se evidenciaron alternativas de acción diferente,
41
Ver, su página WEB. 42
Mucho se ha escrito sobre el movimiento zapatista y el propio EZLN. La revista Rebeldía es un referente importante. Ver, su página WEB.
158
desde las propuestas insurreccionales clásicas de los marxismos, hasta las
propuestas diversas de la acción novedosa zapatista.
El resultado fue que 14 organizaciones armadas, primero, se integraron en el
Ejército Popular Revolucionario (EPR), donde confluyeron principalmente el
Partido de los Pobres y el Partido Revolucionario Obrero Clandestino Unión del
Pueblo. Hacia 1995 esta nueva organización presentó acciones armadas. Con
todo, pronto aparecieron separaciones, como
EL BARZÓN -canción popular-
Estas tierras del rincón
las sembré con un buey pando. Se me reventó el barzón
Y sigue la yunta andando.
Cuando llegué a media tierra el arado iba enterrado,
se enterró hasta la telera, el timón se le zafó,
el yugo se iba pandeando, el barzón iba rozando,
el sembrador me iba hablando, yo le dije al sembrador:
“no me hable cuando ande arando”.
Se me reventó el barzón y sigue la yunta andando.
Cuando acabé de pizcar,
vino el rico y lo partió. Todo mi maíz se llevó, ni pa’ comer me dejó.
Me presenta aquí la cuenta: “aquí debes 20 pesos
de la renta de unos bueyes, 5 pesos de magueyes,
una fanega tres cuartillas del frijol que te prestamos, una fanega tres cuartillas
del maíz que te dimos, 5 pesos de unas fundas,
7 pesos de cigarros, 6 pesos no sé de qué,
pero todo está en la cuenta, a más de los 20 reales
que sacaste de la tienda. Cuanto del maíz que te toca no le pagas a la hacienda, pero cuentas con mi tierra para seguirla sembrando.
Ora vete a trabajar, Pa’ que sigas abonando”.
Cuando llegué a mi casita me decía mi prenda amada: “¿ontá el maíz que te tocó?”.
Le contesté yo muy triste: “el patrón se lo llevó
por lo que debía en la hacienda, pero me dijo el patrón
que contara con la tierra para seguirla sembrando.
Ora voy a trabajar para seguirle abonando 20 pesos 10 centavos
más lo que salgo restando.
Me decía mi prenda amada: “no trabajes con ese hombre,
nomás nostá robando, anda al salón de sesiones, que te lleve mi compadre,
ya no le hagas caso al padre, él y sus excomuniones, qué no ves a tu familia
que ya no tiene calzones, ni yo tengo ya faldilla,
ni tú tienes pantalones”. Nomás me quedé pensando
pue’que deje a mi patrón. Me decía mi prenda amada:
“que vaya el patrón al cuerno, cómo estuviéramos de hambre
si te has de seguir creyendo lo que dicen en los medios,
pura manipulación y mentiras del gobierno”.
En el campo está el patrón, los finqueros y asociados,
guardias blancas y matones, nomás explotando pueblos, van secando nuestra tierra.
Y allá en las ciudades los policías corruptos,
los mañosos y banqueros,
159
Nomás me quedé pensando, sacudiendo mi cobija,
haciendo mi cigarro de hoja: “que patrón tan sinvergüenza
todo mi maíz se llevó para su maldita troje”.
Se me reventó el barzón y sigue la yunta andando.
nomás chupando la sangre a la gente, a los obreros. Es por eso que Zapata
ahora cabalga de nuevo: la revolución civil,
viva el autogobierno”.
Se me reventó el barzón y sigue la yunta andando.
Letra añadida por Ageetys Binun. Versión de La Maldita Vecindad y los Hijos del Quinto Patio.
la del Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI), que emprendió un
camino propio.
A la fecha podemos reconocer poco más de 20 organizaciones armadas en el
país, en diferentes regiones, pero todas incluso el EZLN, enfrentando al
gobierno, por una nueva sociedad y con demandas precisas y acciones
directas.
Estas organizaciones tienen su base de apoyo principalmente en el campo, con
sectores campesinos pobres e indígenas, sobre todo en zonas de producción
para la agroexportación, con el café como distintivo, que han visto
desplomados sus precios y destruidos sus sistemas. El abandono y la miseria
de estas regiones y la falta de atención por parte de encargados del desarrollo
rural, los coloca en situaciones desesperadas que los diferentes gobiernos no
acaban de entender ni tratan de atender.
De nuevo son los campesinos pobres y los indígenas que vimos con la CNPA,
solo que ahora están armados y dispuestos a todo. Si las cosas no han
derivado en situaciones explosivas regionales y nacionales, es porque el
movimiento se ha contenido por la esperanza electoral, pacífica. Dependerá de
cómo se desenvuelvan estos escenarios para decidir las formas de
organización, los programas de demandas y las acciones a seguir43.
En este proceso se han desplegado nuevas opciones, señalamos tres de ellas
que nos permiten entender mejor el escenario nacional. Por una parte, para los
sectores medios y ricos de productores, incorporados a mercado, desde 1996
se han desplegado las iniciativas de las llamadas Fundaciones Produce, que
tratan de promover nuevas formas de organización y de manejo de los recursos
43
Para las organizaciones armadas en México, consultar la revista Proceso, que documenta ampliamente estas organizaciones.
160
gubernamentales y propios para enderezar propuestas productivas, de
innovación y de desarrollo rural (Ekboir y Dutrénit, ) 44.
A estas acciones de las Fundaciones Produce se suman otras con manejo
clientelar vinculado a los partidos políticos, desde donde se manejan recursos
gubernamentales y se trata de impulsar empresas rurales de carácter social, a
veces sin resultados económicos pero con manejos políticos discrecionales y,
en ocasiones no muy claros.
Una de las grandes iniciativas de organización nacional se produjo en 2002,
con la propuesta frentista El Campo No Aguanta Más (ECNAM). En ella se
integraron diferentes organizaciones rurales: la Asociación Mexicana de
Uniones de Crédito del Sector Social (AMUCSS), la CIOAC, la UNORCA, El
Barzón, la Coalición de Organizaciones Democráticas Urbanas y Campesinas
(CODUC), la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras
Campesinas (ANEC), la Coordinadora Nacional de Organizaciones Cafetaleras
(CNOC), la Coordinadora Estatal de Productores de Café de Oaxaca (CEPCO),
la Red del Movimiento Campesino Forestal (Red MOCAF), la Unión Nacional
de Organizaciones en Forestería Comunitaria (UNOFOC), la Coordinadora
Nacional Plan de Ayala (CNPA), el Frente Democrático Campesino de
Chihuahua (FDCCh), y el Frente Nacional en Defensa del Campo Mexicano
(FNDCM) (Sánchez, 2003)45.
Las demandas fueron seis: 1. Moratoria al apartado agropecuario del TLCAN,
2. Un programa emergente 2003 y otro de largo plazo para el 2020, 3. Una
verdadera reforma financiera rural, 4. Asignación presupuestal de 1.5 % con
respecto al PIB para el desarrollo social y ambiental del sector rural en 2003, 5.
Inocuidad y calidad agroalimentaria para los consumidores mexicanos, y 6.
Reconocimiento a los derechos y la cultura de los pueblos indios, acordado en
San Andrés. Chiapas (Sánchez, 2003)46.
En enero de 2003 se promovió una marcha, a la que tuvieron que sumarse las
cúpulas de la CNC del PRI47 porque sus bases habían decidido marchar. En
44
Las FP tienen establecido un amplio número de páginas WEB. 45
Armando Sánchez Albarrán en el libro citado presenta una serie de artículos y crónicas sobre el movimiento ECNAM. 46
Ver, los diferentes artículos elaborados por Armando Sánchez Albarrán, citados al final de este artículo. 47
La CNC, de organización rural dominante con los gobiernos priístas, pasó a la oposición en 2000, al perder ese partido la presidencia nacional. Del pasmo inicial y la incapacidad para
161
esa movilización se integraron universitarios, maestros, obreros, ciudadanos
junto con otros sectores en la marcha más numerosa de campesinos y
productores rurales nunca vista en México.
Ello obligó al gobierno del presidente Fox a sentarse a dialogar y a organizar
una serie de foros, dentro del Acuerdo Nacional para el Campo. Los acuerdos
se tomaron después de amplias deliberaciones, públicas y abiertas. Pero el
gobierno no las respetó, como ya habían previsto algunas organizaciones que
se negaron a firmar el pacto, como la UNORCA y la CIOAC.
Hacia 2006 se impulsó una nueva movilización frentista, ahora sumando la
defensa del maíz y contra el TLCAN, que entró en plena vigencia en 2008. Ese
nuevo frente, ampliando a ECNAM, se denominó Sin Maíz No Hay País y Sin
Frijol Tampoco (SMNHP), que mantuvo la atención sobre la situación del
campo, reclamó el cambio de políticas económicas, se pronunció por la
soberanía nacional y alimentaria, en defensa de nuestra cultura y contra el
TLCAN. Las movilizaciones volvieron a cimbrar a la nación sin que el gobierno
atendiera las propuestas48.
Mientras tanto, en diferentes regiones y estados se desarrolla un movimiento
inadvertido, la coordinación entre organizaciones, municipios e instancias para
enfrentar la desigualdad de oportunidades, demandar atención y servicios,
recuperar formas tradicionales de organización y promover acciones conjuntas,
no necesariamente movilizaciones políticas. Es una presencia que aflora, a
veces de manera amplia, radical y movilizándose, como con la Asamblea
Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), en ocasiones de manera cotidiana
como las policías comunitarias de la Montaña en Guerrero, en otras reclamado
la defensa del territorio como en Atenco, pero es una presencia constante,
movilizarse -no marchaban sino para agradecer a sus gobiernos y como electores cautivos-, fueron obligados a tomar posiciones de resistencia y acercarse, siempre conciliadores, siempre entreguistas, a las acciones independientes. Por otra parte, abrieron una amplia disposición para que organizaciones agresivas y golpeadoras, como los antorchistas, se incluyeran en sus filas, con demandas (educación, vivienda, servicios, etc.) para atender con recursos públicos. Lo paradójico es que apoyan los candidatos y programas neoliberales que generan pobreza y desigualdad, y luego medran con los recursos para atender algunas de sus consecuencias. Generan pobres y demandan atender la pobreza, creando su propio mercado político. 48
Un par de textos de Armando Bartra documentan esta emergencia de movimientos rurales regionales, para lo cual se pueden revisar, Los apocalípticos y los integrados. Indios y campesinos en la encrucijada, Memoria No. 190, diciembre de 2004, CEMOS, México, pp. 5-13, y Plataforma Campesina Mesoamericana del Encuentro Campesino Mesoamericano (Panamá, Costa Rica, Nicaragua, El Salvador, Guatemala, Belice y México), mayo y julio de 2002, reproducido por Circo Maya. Para documentar más las diferentes iniciativas, consultar las páginas WEB de las diferentes organizaciones.
162
• CARDENAS 1934-40 • AVILA C. 1940-46 • ALEMAN 1946-52 • RUIZ C. 1952-58 • LÓPEZ M. 1958-64 • DIAZ ORDAZ 1964-70 • ECHEVERRIA 1970-73 • LOPEZ P. 1976-82 • DE LA MADRID 1982-88 • SALINAS 1988-94 • ZEDILLO 1994-00 • FOX 2000-06 • CALDERÓN 2006-
• CONASUPO: GRANOS/BODEGAS/LECHE/TIENDAS • INMECAFE • AZÚCAR • BANRURAL • TABAMEX • CORDEMEX • FIDEPAL, • ETC.
FUENTE
ESTATIZACIÓN
1981/82 NEOLIBERALISMO
REFORMA AGRARISTA
RADICAL
VIA U-C
1934 1940 1946
L. CARDENAS
1965/73
1976 1981/82 1992
CRISIS
•
cada vez más decidida, con elementos emblemáticos, nacional. Es la
resistencia rural.
163
164
Conclusiones
Trabajamos con una propuesta teórica-metodológica, con cinco elementos
señalados antes, que nos permite comprender los procesos complejos,
cargados de conflictos, dinámicos y de larga duración.
Con ello hemos presentado en una exposición apretada tres ejes explicativos
de la situación rural en nuestro país, en un periodo que nos permite sobre todo
vislumbrar panoramas y perspectivas a partir de las trayectorias. Sin embargo,
los ejes los tenemos que apreciar integrados, pues un análisis que deje
separadas las partes, dejándolas aisladas no nos sirve. Si por lo menos las
sumamos, algo más le podemos entender (ver, Esquema 4: Tres Ejes
Explicativos).
Lo primero que comprendemos es que los escenarios económico y político-
legal, sin los protagonistas, son campos vacíos, que no presentan la riqueza
que se observa en aquellos donde los actores están incorporados. La
explicación que hemos dado no contempla todas las movilizaciones y todas las
expresiones, pues hubiera sido necesaria otra dimensión de investigación.
Una característica destaca en este proceso, y sólo lo podemos observar en una
perspectiva histórica, y es que los actores han sido, sucesivamente, todos los
sectores rurales, y que en alrededor de 40 años se han movilizado todos.
Jornaleros agrícolas o asalariados rurales, campesinos pobres e indígenas,
campesinos medios y ricos, burguesía agraria sobre todo en sus estratos
menos fuertes, todos se han movilizado de acuerdo a sus demandas, sus
programas, sus organizaciones y sus formas de lucha (ver, Cuadro 2. Los
movimientos rurales).
Otra característica es que las movilizaciones son cada vez más radicales, cada
vez más generalizadas. Si bien las expresiones frentistas recientes (ECNAM,
SMNHP) fueron obligadas para sumar fuerzas frente a un gran enemigo, y lo
más importante se le obligó a negociar públicamente y a llegar a propuestas
como el Acuerdo Nacional para el Campo, ello logró identificar demandas,
programas, diferencias y semejanzas, es decir elementos distintivos para
establecer una identidad múltiple.
La ruptura de estos frentes, las salidas partidario-electorales, la indisposición
para entenderse, son elementos que retrasan y dificultan las acciones
165
PROGRAMA
AGRARISTA
RADICAL
1984
1988
1994
1965/73
1940
conjuntas a nivel nacional, por lo que un destacado dirigente de los
campesinos, Víctor Suárez (2011) de la Asociación Nacional de Empresas
Comercializadoras de Producción Campesina (ANEC), ha señalado
recientemente que tenemos un campesinado sin cabeza.
Pero lo cierto es también que la resistencia rural y campesina posee múltiples
cabezas, que se expresan de manera cotidiana, constante, en diferentes
regiones. Reuniones de ayuntamientos, encuentros de productores, demandas
de leyes apropiadas, lucha por defensas territoriales, experiencias de trabajo y
de organización compartidas, donde afloran los ejemplos, las iniciativas y se
plantean nuevos acuerdos, nuevas solidaridades.
De lo visto se desprende que nos encontramos en el umbral de una
movilización rural generalizada, en correspondencia con los periodos
electorales y con las opciones derivadas de la situación de crisis que hemos
explicado en sus diferentes facetas. Es una obligación estar preparados para
ello. Fortalecer nuestras organizaciones, consolidar nuestras instituciones
universitarias en su compromiso y pertinencia social, desarrollar nuestra
capacidad crítica, es parte.
166
CRISIS
EL BARZON
1976
1984
1994
2004
• SONORA: MACHI LÓPEZ
• MORELOS: JARAMILLO
• CHIHUAHUA: GÁMIS
• GUERRERO: G. VÁQUEZ
L. CABAÑAS
OBREROS
AGRICOLAS
SONORA/
SINALOA
VS KISMO DE PUNTA:
TOMA DE TIERRAS
UNORCA
-CAMPESINOS
MEDIOS Y RICOS
CONCERTACIÓN
PRECIOS
SUBSIDIOS
ASESORÍA
INSUMOS
VS INTERMEDIARIOS
EL BARZÓN • CAMPESINOS RICOS Y
BURGUESIA AGRARIA • CARTERA VENCIDA
OBREROS
AGRICOLAS
Esquema 4: TRES EJES
EXPLICATIVOS
1940
2004
CORPORATIVISMO
CRISIS
PROGRAMA
AGRARISTA
RADICAL
1970
1976
1979
1984
1988
1994
• SONORA: MACHI LÓPEZ
• MORELOS: JARAMILLO
• CHIHUAHUA: GÁMIS
• G
OBREROS
AGRICOLAS
SONORA/
SINALOA
VS KISMO DE PUNTA:
TOMA DE TIERRAS
UNORCA
-CAMPESINOS
MEDIOS Y RICOS
CONCERTACIÓN
PRECIOS
SUBSIDIOS
ASESORÍA
INSUMOS
VS INTERMEDIARIOS
EL BARZÓN • CAMPESINOS RICOS Y
BURGUESIA AGRARIA • CARTERA VENCIDA
167
Cuadro 2. Movilizaciones rurales, 1970-2011
Años Organización Demandas Formas de lucha Lema Sectores sociales
1970/ 76
Tierra Tomas de Tierras
Obreros agrícolas
1979/ 1984
CNPA
Tierra, contra la represión, apoyos
Movilización general,
negociación abierta, tomas de
tierras
Hoy luchamos
por la tierra, y también
por el poder
Campesinos pobres
e indígenas
1985- 1994/ 2011
UNORCA
Precios, subsidios, asesorías,
infraestructura
Contra el neoliberalismo, por
soberanía alimentaria
Concertación Movilización social
Campesinos medios y
ricos
168
Fuente: (2011), Elaboración propia.
Referencias Bibliográficas Libros
Bartra, Armando, (1979), Polémica sobre las clases sociales en el campo mexicano, editorial Macehual, México. Bartra, Armando, (1979), Notas sobre la cuestión campesina (México 1970-1976), Editorial Macehual, México. Bartra, Armando, (2002), “Plataforma Campesina Mesoamericana”, en Circo Maya, (2002), Encuentro Campesino Mesoamericano (Panamá, Costa Rica, Nicaragua, El Salvador, Guatemala, Belice y México), mayo y julio. Bartra, Armando, Rosario Cobo y Lorena Paz Paredes, (2004), Tosepan Titataniske: abriendo horizontes. 27 años de historia, Kaltaixpetaniloyan/Circo Maya, México. Buve, Raymond, (1988), Del rifle al burócrata: Un estudio comparativo de las pautas de movilización campesina en dos Estados céntricos de México: Morelos y Tlaxcala (1880-1940), en, Actas de las VIII Jornadas de Andalucía y América, España. Costa, Nuria, (1989), UNORCA, documentos para su historia, Costa-Amic Editores, México. Eckstein, Salomón, (1978), El ejido colectivo en México, Fondo de Cultura Económica, México. Gunder Frank, André y Martha Fuentes, "Diez tesis acerca de los movimientos sociales", en Wallerstein, Immanuel, El juicio del sujeto, FLACSO/Porrúa, México, 1990. Gómez Cruz, Manuel Ángel y Rita Schwentesius R.(1999), “La Alianza para el Campo. Propuesta de nueva política agrícola”, en Memoria del Seminario Nacional Análisis de la Alianza para el Campo, CIESTAAM, UACh, México. Ibarra Chávez, Héctor (Comp.), (2006), La guerrilla del 70 y la transición a la democracia, Ce-Acatl, AC, México. Equipo Pueblo e Instituto Maya, (1980), Rubén Jaramillo, vida y luchas de un dirigente campesino, reproducido por la Unión de Pueblos de Morelos, México. Jauregui, Jesús et al.(1980), Tabamex. Un caso de integración vertical de la agricultura, Editorial Nueva imagen, México.
1988-94/ 2011
El Barzón
Contra el capitalismo
bancario especulador
Movilización general,
negociación pública
Debo no niego, pago
lo justo
Campesinos ricos y
burguesía agraria
1994/ 2011
Movimientos guerrilleros
Contra el gobierno y el sistema
Lucha armada, movilizaciones
sociales, negociaciones
pública
Campesinos pobres e Indígenas
2003/ 2006-2011
El campo no aguanta más,
Sin maíz no hay país
Renegociar el TLCAN, apoyos, nuevas políticas,
soberanía nacional y alimentaria
Movilización general,
negociación pública
Frente
interclasista
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