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LA CRITICA DE HERBERT MARCUSE A LA RACIONALIDAD INSTRUMENTALlSTA y SU RECEPCION POR CORRIENTES IZQUIERDISTAS Resumen: La relevancia de Herbert Marcuse reside en su visión globalizante de los problemas contemporáneos, incluido una crítica de la socie- dad altamente tndustrtaltzada y de los presupues- tos científico y comportamiento social es uno de los pilares centrales del corpus teórico de Marcuse, el análisis a los países del bloque socialista lleva a Marcuse a concluir que su configuración no es cualitativamente diferente de la del mundo capita- lista en Occidente. Marcase ha cuestionado igual- mente la validez de progresos centrales como progreso histórico y desarrollo hacia la industriali- zación como meta normativa, lo que hace impor- tante su crítica vista desde el Tercer Mundo. La critica izquierdista a Marcuse tiende necesariamen- te a pasar por alto sus puntos más originales (como su debate con la racionalidad instrumental) y a insistir en que Marcuse se habrta alejado del marxismo. La crítica que desde posiciones de la izquierda se ha hecho a Herbert Marcuse tiene, con algunas excepciones muy notables, una significación ente- ramente diferente de la que se propusieron origi- nalmente sus jueces: no contribuye a un mejor conocimiento o a un análisis más profundo de la obra incriminada, sino a sacar a luz los esquemas, prejuicios y métodos de trabajo de los autores de tales juicios. Un análisis somero de estos esfuerzos resulta necesario por dos motivos: 1. La obra teórica de Marcuse ha tenido una enorme resonancia precisamente porque ofrece una visión de los problemas contemporáneos fun- damentalmente diferente de la brindada por los representantes del marxismo-leninismo ortodoxo, del existencialismo y de otras corrientes en boga. Además de esclarecer las aporías del capitalismo tardío contemporáneo, Marcuse ha extendido su análisis también a los regímenes socialistas existen- Rev. Fil. Umv. Costa Rica, xxn (IUí y 1i6),63-71, 1983. H. C. F. Monsi/la tes, demostrando que no son, en sentido cuali- tativo y humanístico, mejores que los infiernos capitalistas. La crítica a Marcuse cubre, por lo tanto, una gama muy amplia de problemas, y sus censores izquierdistas se ven obligados a defender tanto un sistema socio-económico real como un corpus teórico, en torno a los cuales existen bien fundadas dudas referentes a su capacidad de brindar libertad y bienestar a sus súbditos o de aprehender adecuadamente la problemática de nuestra época. La impugnación de Marcuse se convierte, en el fondo, en la apología de las condiciones imperantes en aquellos países y en el intento de "salvar" a toda costa un conjunto de teorías simplificado y superado por el desarrollo histórico. 2. La teoria critica expuesta por la Escuela de Frankfurt en general y por Herbert Marcuse en particular ha llamado enfáticamente la atención sobre dos problemas descuidados o tratados super- ficialmente por los representantes más conspicuos del pensamiento izquierdista, descuido que no fue de ninguna manera casual: a. la relación muy compleja entre conocimiento científico y comportamiento social, que ha cobrado especial importancia en nuestro actual universo tecnológico, y b. el cuestionamiento crítico de los conceptos omnipotentes de progreso y desarrollo, lo que adquiere una especial significación para la pro- blemática del Tercer Mundo, donde estos con- ceptos tienen entre tanto un carácter casi mági- co. El conjunto de la obra de Marcuse (1) ha sido revalorizado a partir de la publicación de El hombre unidimensional en 1964, ya que este

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LA CRITICA DE HERBERT MARCUSE A LARACIONALIDAD INSTRUMENTALlSTA

y SU RECEPCION POR CORRIENTES IZQUIERDISTAS

Resumen: La relevancia de Herbert Marcusereside en su visión globalizante de los problemascontemporáneos, incluido una crítica de la socie-dad altamente tndustrtaltzada y de los presupues-tos científico y comportamiento social es uno delos pilares centrales del corpus teórico de Marcuse,el análisis a los países del bloque socialista lleva aMarcuse a concluir que su configuración no escualitativamente diferente de la del mundo capita-lista en Occidente. Marcase ha cuestionado igual-mente la validez de progresos centrales comoprogreso histórico y desarrollo hacia la industriali-zación como meta normativa, lo que hace impor-tante su crítica vista desde el Tercer Mundo. Lacritica izquierdista a Marcuse tiende necesariamen-te a pasar por alto sus puntos más originales (comosu debate con la racionalidad instrumental) y ainsistir en que Marcuse se habrta alejado delmarxismo.

La crítica que desde posiciones de la izquierdase ha hecho a Herbert Marcuse tiene, con algunasexcepciones muy notables, una significación ente-ramente diferente de la que se propusieron origi-nalmente sus jueces: no contribuye a un mejorconocimiento o a un análisis más profundo de laobra incriminada, sino a sacar a luz los esquemas,prejuicios y métodos de trabajo de los autores detales juicios. Un análisis somero de estos esfuerzosresulta necesario por dos motivos:

1. La obra teórica de Marcuse ha tenido unaenorme resonancia precisamente porque ofreceuna visión de los problemas contemporáneos fun-damentalmente diferente de la brindada por losrepresentantes del marxismo-leninismo ortodoxo,del existencialismo y de otras corrientes en boga.Además de esclarecer las aporías del capitalismotardío contemporáneo, Marcuse ha extendido suanálisis también a los regímenes socialistas existen-

Rev. Fil. Umv. Costa Rica, xxn (IUí y 1i6), 63-71, 1983.

H.C. F. Monsi/la

tes, demostrando que no son, en sentido cuali-tativo y humanístico, mejores que los infiernoscapitalistas. La crítica a Marcuse cubre, por lotanto, una gama muy amplia de problemas, y suscensores izquierdistas se ven obligados a defendertanto un sistema socio-económico real como uncorpus teórico, en torno a los cuales existen bienfundadas dudas referentes a su capacidad debrindar libertad y bienestar a sus súbditos o deaprehender adecuadamente la problemática denuestra época. La impugnación de Marcuse seconvierte, en el fondo, en la apología de lascondiciones imperantes en aquellos países y en elintento de "salvar" a toda costa un conjunto deteorías simplificado y superado por el desarrollohistórico.

2. La teoria critica expuesta por la Escuela deFrankfurt en general y por Herbert Marcuse enparticular ha llamado enfáticamente la atenciónsobre dos problemas descuidados o tratados super-ficialmente por los representantes más conspicuosdel pensamiento izquierdista, descuido que no fuede ninguna manera casual:

a. la relación muy compleja entre conocimientocientífico y comportamiento social, que hacobrado especial importancia en nuestro actualuniverso tecnológico, y

b. el cuestionamiento crítico de los conceptosomnipotentes de progreso y desarrollo, lo queadquiere una especial significación para la pro-blemática del Tercer Mundo, donde estos con-ceptos tienen entre tanto un carácter casi mági-co.

El conjunto de la obra de Marcuse (1) ha sidorevalorizado a partir de la publicación de Elhombre unidimensional en 1964, ya que este

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estudio es el intento de esbozar una teoría globalde la época presente, un estudio en el cualconfluyen las hipótesis, apreciaciones y teoremasde todas sus obras anteriores (2). Una crítica alconjunto de esta obra es ciertamente imprescindi-ble y ha tenido ya lugar desde posiciones conserva-doras (3). social democráticas (4) y marxistas; par-ticularmente relevante ha sido la critica seria, librede obligaciones hacia líneas partidistas y dedicadaal análisis desapasionado de problemas concre-tos (5).

En el mismo grado en que se hace necesaria unacrítica objetiva y profunda del corpus teórico deMarcuse, aparece como improductivo y superficial(pero en ediciones muy elevadas) el enjuiciamientoproveniente de la ortodoxia marxista, que parte deuna compresión tradicionalista y superada hacemucho tiempo en torno al marxismo y quereprocha a Marcuse principalmente el abandono deimportantes posiciones marxistas, es decir infideli-dad con respecto a la ortodoxia. Marcuse mismo,sin embargo, nunca ha pretendido ser un marxistaortodoxo, y esta acusación de herejía se dirije,entonces, a un destinatario equivocado. De paso sedebe recordar que el marxismo, de acuerdo a supropia concepción estrictamente histórica, deberíasufrir una serie de transformaciones y ampliacionesteóricas según la evolución histórica; resulta neciala actitud de tratar al marxismo como si en losúltimos cien años no hubiese sucedido nadaimportante que no estuviese contenida en loslibros sagrados del dogma.

Según sus críticos marxistas ortodoxos, el errorprincipal de Marcuse consiste en haber elaboradoun diagnóstico equivocado del capitalismo tardío.Marcuse habr ía sobrevalorado la facul tad estabi-Iizadora del capitalismo contemporáneo y adopta-do acríticamente las teorías económicas actualesde proveniencia "burguesa" y de índole "apologé-tica". Esto se refiere a la tesis marcusiana de que elsistema del capitalismo tardío ha logrado desarro-llar técnicas que posibilitan un cierto dominio delas crisis económicas cíclicas y que regulan elcrecimiento de la economía, eliminando en gradoconsiderable las antinomias tradicionales del capi-talismo liberal. Mediante la extensión de un ciertobienestar material a las llamadas clases explotadas,el "sistema" tuvo éxito en integrar al proletariado,que originalmente era la negación de la sociedadburguesa y portador del fermento revolucionario,integración que hace obsoleto el concepto decontradicción principal dentro del "sistema" y que

convierte al proletariado en uno de sus pilares.Los censores ortodoxos niegan todo aspecto de

verdad a este análisis de Marcuse y lo acusan, a suvez, de creer en el poder mágico de teorías yrecetas de política económica derivadas de Keynesy de descuidar todas las tendencias divergentes, elmaterial empírico concreto y las antinomias queperduran en el "sistema capitalista" (6). El teore-ma de la sociedad unidimensional se reduce, segúnel pensamiento ortodoxo, a tomar en serio lasideas apologéticas que el capitalismo tard ío haelaborado sobre su propio sistema, adornándolascon una fraseología dialéctica y con un barniz depesimismo cultural; la obra de Marcuse sería, en elfondo, una "dialéctica de la acomodación" y una"reconciliación con las relaciones imperialistas dedominación" (7).

Más adecuada al pensamiento de Marcuse es lapresunción de que su teoría se basa, en ciertamedida, sobre una apreciación sobria de la evolu-ción socio-económica de los centros metropolita-nos en los últimos decenios y que ha sacado de ellalas consecuencias que se impon ían, pero que elmarxismo ortodoxo no lo ha hecho hasta hoyencandilado por imágenes como "la crisis definiti-va del capitalismo" y otras ideas catastrofistas quellenan en todas partes literalmente millones detoneladas de papel y el cerebro de muchísimagente. A pesar de lo que pueda decirse en contra,es un hecho que el capitalismo contemporáneo escualitativamente diferente de aquel existente haciala mitad del siglo XIX y que los análisis marxistas,referidos teóricamente a este último, no puedenser aplicados sin más a los fenómenos actuales. Elmérito de Marcuse reside en haber expresado contoda decisión las conclusiones que resultan de loscambios cualitativos sufridos por el "sistema" enlos últimos cien años y en haber usado estasconsecuencias heurísticamente para una refor-mulación de la teoría dialéctico-crítica de lasociedad. El ámbito limitado de El hombre unidi-mensional y el enfoque primordialmente filosóficode los escritos marcusianos conllevan un ciertoesquematismo en el tratamiento de problemassociológicos y políticos, de modo que no es fácilsacar deducciones inequívocas de carácter prácti-co-poi ítico a partir de la obra de este pensador.Una ambivalencia fundamental atraviesa, además,su libro más importante, que él mismo la describióasí: "El hombre unidimensional oscilará continua-mente entre dos hipótesis contradictorias: 1. quela sociead industrial avanzada es capaz de detener

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la posibilidad de un cambio cualitativo para elfuturo previsible; 2. que existen fuerzas y tenden-cias que pueden romper esta contención y hacerestallar la sociedad. Yo no creo que pueda darseuna respuesta clara (8).

Los marxistas ortodoxos, sin embargo, argu-mentan con la suposición confesa o, a veces,implícita, de que el análisis original de Marx acercadel capitalismo es aún completamente válido y quedebe ser modificado sólo ligeramente de situaciónen situación. [oachim Bergmann, por ejemplo,concede meramente que las contradicciones so-cio-económicas dentro de la sociedad capitalistahan quedado "suspendidas" desde el fin de laSegunda Guerra Mundial (9). H.H. Holz va aúnmás allá y considera el grado alcanzado de estabili-dad como una guantité négligeable, de la cualbrotaría un margen muy limitado para las posibili-dades de manipulación de conciencia y de integra-ción de la clase trabajadora. En un estilo argumen-tativo muy difundido entre los intelectuales deesta tendencia y que revela algo de la cientificidadde los marxistas ortodoxos, Holz fundamenta susposiciones en testimonios muy pobres, como sernotas de prensa de periódicos oficiales de lospartidos comunistas o en artículos de colegas suyosde la misma línea, quienes a su vez se apoyan encitas suyas (10). Holz reprocha a Marcuse credul i-dad con respecto a las teorías "burguesas" de laestabilidad, pero con mucho mayor derecho se lepuede reconvenir por adoptar como propia la muydifundida tesis sobre el carácter profundamentedescompuesto del capitalismo occidental y elhundimiento inminente del "sistema" (siemprepostergado por un pequeño plazo más), tesissurgida de la central moscovita y de los otroslugares sagrados de la revelación marxista.

A pesar del tenor resignativo de la obra deMarcuse, ésta posee la facultad de brindar unaporte heurístico al conocimiento de la sociedadindustrial avanzada, de lo que es incapaz eloptimismo decretado desde arriba que caracterizaa todos los matices del marxismo-leninismo orto-doxo; esta contribución atañe a temas como laintegración de las capas subprivilegiadas, la mani-pulación masiva de las conciencias, la nuevafunción de la ciencia y la tecnología y la indeter-minación del sujeto revolucionario en las socieda-des metropolitanas, es decir, a problemas socialpsi-cológicos, sociológicos y crítico-ideológicos, quehan sido totalmente ignorados por la ortodoxia oque han sido tratados de manera mecanicista según

el sencillo esquema basis/super-estructura (y ya sesabe con qué éxito).

La cuestión no diluciada del todo en torno a laintegración de las capas inferiores en la sociedadmoderna no es, evidentemente, un fenómeno deequiparación de clases que se refiere únicamente ala esfera de consumo (11), sino un asunto muycomplejo y estrechamente relacionado con lafunción de la ciencia y la tecnología en la sociedadindustrial avanzada. Marcuse ha mostrado que elprogreso técnico, como elemento constitutivo delas fuerzas productivas, no está más en contradic-ción con las relaciones de producción (como en elmodelo clásico de Marx), sino que se ha convertidoen un punto afirmativo de apoyo a las relacionesexistentes de producción. Marx había supuestoque el desarrollo de las fuerzas productivas, sobretodo el de la ciencia y la técnica, adoptarían elcarácter de fuerzas "encadenadas" bajo relacionesde producción invariables y que estas fuerzasproductivas maniatadas, como motor del desarro-llo social, representarían simultáneamente un po-tencial de liberación y la condición posibilitante deuna superación del orden social existente. Encontraposición a ésto, empero, se puede afirmarque el incremento continuado de las fuerzasproductivas ha dependido del progreso científi-co-técnico, el cual toma a su cargo también lafunción de legitimizar la dominación políti-ca (12).Lo cualitativamente nuevo que ha surgidodel capitalismo tardío es, según Marcuse, el hechode que "el método científico que lleva a ladominación cada vez más efectiva de la naturalezallega a proveer así los conceptos puros tanto comolos instrumentos para la dominación cada vez másefectiva del hombre por el hombre a través de ladominación de la naturaleza. (... ) La racionalidadtecnológica protege así, antes que negarla, lalegitimidad de la dominación, y el horizonteinstrumentalista de la razón se abre a una sociedadracionalmente totalitaria" (13).

Habermas, en coincidencia con Marcuse, indicaque el teorema del potencial tecnológica excedenteque no es agotado dentro de un marco institucio-nal mantenido represivamente (Marx habla de lasfuerzas productivas "encadenadas"), no está ade-cuado al capitalismo actual regulado estatalmen-te (14). Aun cuando la problemática de la cienciay la tecnología como factores de integración yconsolidación del orden capitalista no esté deltodo clarificada por Marcuse y Habermas (15), sepuede constatar el absoluto desinterés del marxis-

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mente superados, y teoréticos progresistas quecritican los mismos fenómenos, pero en vista desus posibilidades trascendentes. Aquellas concor-dancias parciales atañen a los aspectos caractensti-cos del orden social actual, pero que no se encontra-ban (o en grado menor) o no se deber ian hallar enlos modelos paradigmáticos del pasado o en losproyectos anhelados del futuro respectivamente.No han faltado ejemplos de este tipo en la historiade la filosofía.

Dos ideólogos de la Restauración, los católicosreaccionarios joseph de Maistre y el vizconde deBonald , anticiparon en su crítica de la RevoluciónFrancesa y del liberalismo algunos aspectos de lacritica de Marx al carácter de mercancia de lasrelaciones humanas y la alienación bajo el capitalis-mo. Esto no habla en contra de los crrticossocialistas del capitalismo, sino a favor de laclarividencia de Maistre y Bonald.

Por otra parte, hay que señalar que Marcuse nosostiene que la estructura dominacional de lamoderna sociedad industrial puede ser estudiadaexclusivamente en términos de la racionalidadtécnico-administrativa; según él, esta problemáti-ca debe ser analizada también mediante el empleode una teorra sociológica sobre clases y capassociales. Tanto Marcuse como otros representantesde la Escuela de Frankfurt se han manifestado encontra de una hipostazación de la omnipotenciatecnológica, reconociendo la dependencia de latécnica con respecto a metas ulteriores no técnicas.Subrayando a veces la neutralidad poi (tica de latécnica, es decir, su carácter primordial de medio,Marcuse retorna a la determinación clásica delnexo entre fuerzas productivas y relaciones deproducción. Ha confirmado en otros escri tos (20)que la moderna sociedad industrial de los EstadosUnidos es una sociedad clasista, en la que predomi-na un alto grado de concentración de podereconómico y político en las manos de pocospropietarios de medios de producción.

Esta determinación de la función de la tecnolo-gfa en la obra de Marcuse no es constante, o dichomás precisamente, la complejidad de la sociedadindustrial izada actual no permite una comproba-ción simple y definitiva de la relación existenteentre racionalidad técnica y estructura dominacio-nal en las circunstancias presentes. El teorema dela tecnologra en Marcuse ha sido desarrollado másespecrficamente por jürgen Habermas y conformauno de los temas más intensamente discutidos enlas ciencias sociales hoy en día. Según el pensa-

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mo ortodoxo por esta cuestión; el rol de la cienciaen la manipulación de las masas y, en vista de lacrisis ecológica, la necesidad de una redefinición delas relaciones entre el quehacer cientffico=tecnoló-gico y la naturaleza representan dos temas deimportancia central para la construcción del socia-lismo, pero que, paradójicamente, no son tratadospor los marxistas ortodoxos ni reconocidos en surelevancia a largo plazo.

Ciertamente, las ideas de Marcuse sobre lasrepercusiones prácticas de la civilización tecnológi-ca no son del todo claras ni satisfactorias, pero lecorresponde el mérito (y la originalidad) de haberplanteado esta cuestión en forma más o menossistemática y de indicar, aunque de manera some-ra, la posibilidad de una concepción diferente deracionalidad, cuyo marco trascendental no senamás el nivel de la actuación instrumental y de ladisposición técnica, sino el de una reconciliaciónentre /ogos y eros y del apaciguamiento de laproductividad represiva de la razón (16). No esinútil el reiterar que los marxistas ortodoxos, losgrandes adalides de la racionalidad instrumentalis-ta, del principio de rendimiento y eficacia y delrealismo más prosaico, no han tenido más califica-tivo que el de "utópico" y "místico" con respectoal teorema de una nueva racionalidad no instru-mentalista (17).

De acuerdo a algunos textos de Marcuse, laburocracia y la tecnologra no toman a su cargo yala salvaguardia de los intereses particulares enforma parcial, sino que se convierten directamenteen instancias dominacionales. "En lugar de ser sóloun potencial de poder 'neutral', la racionalidadabstracta se ampl (a hasta llegar a ser un aspectoconstitutivo de la totalidad social; la constitucióntecnológica dominante no puede ser atribuidaconcluyentemente a los intereses de determinadosgrupos o clases sociales" (18). Por lo tanto, latecnologra misma se convierte en dominación y, almismo tiempo, en control de esta dominación.

Los cr íticos izquierdistas de Marcuse le hanreprochado una identificación de tecnologia conpoder proveniente de un espfritu esencialmenteconservador. Clous Otte, por ejemplo, censura un"determinismo tecnológico" en Marcuse y unacercanía inquietante y sorprendente con pensado-res conservadores como Hans Freyer, ArnoldGehlen und Helmut Schelsky 19). Empero, esposible y hasta probable que aparezcan concordan-cias fragmentarias entre pensadores de tendenciaregresiva, que se orientan por modelos histórica-

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miento de la Escuela de Frankfurt, paulatinamentese ha establecido una interdependencia crecienteentre investigación científica y aplicación econó-~ico-:-práctica de la tecnología, lo que hace de laciencia la primera fuerza productiva. Esta tenden-cia, juntamente con la actividad intervencionistadel .Es~do, h~n destruido la constelación típica delcapitalismo liberal, en la cual el marco institucio-nal (las funciones estatales) estaba separado de lossubsistemas de actuación racional-instrumentalis-ta (los procesos económicos autónomos). Estaevolución implica que las condiciones de aplica-ción más importantes de la teoría marxista clásicaen economía política quedan fuera de lugar y quelas categorías fundamentales del marxismo -gana-das a lo largo de un laborioso examen de unsistema socio-económico básicamente distinto delactual- no corresponden más a la conformaciónde los hechos sociales en la sociedad de nuestrosdías. Aparece, entonces, la necesidad de crear unmarco teórico nuevo capaz de aprehender unasituación, en la cual la ciencia y la técnica hantomado a su cargo también la función de justificarla dominación poi ítica (21). La ciencia y la técnicatoman el rol de una ideología, para llenar lanecesidad de legitimación de la moderna sociedadindustrial; esta necesidad deja abierta la formaespecífica del poder poi ítico, ya que el ordenpolítico se basa en la suspensión de la praxis ensentido tradicional, en la despolitización de lasmasas y en pautas de consumo y gratificación quehacen llevadera esa despolitización.

La tesis de que la ciencia y la técnica se hayanconvertido en la primera fuerza productiva hacesencillamente obsoleta la posibilidad de aplicarhoy en día la teoría del valor del trabajo de Marx.Desarrollando un teorema de Marcuse, Habermasllega a la conclusión de que hoy ya no tiene mássentido el calcular los montos de capital requeridospara inversiones en investigación y apl icacióntecnológica tomando como base el valor de lafuerza sencilla y no cualificada de trabajo; elporqué de ésto residiría en el hecho de que elprogreso científico-técnico se ha convertido enuna fuente independiente de la plusval ía, encomparación con la cual la fuerza de trabajo de losproducentes inmediatos (la única fuente de plusva-lía considerada por Marx) pierde cada vez más enimportancia (22).

Tomando el conjunto de su voluminosa obra sepuede afi.rmar que Ma~~use deja hasta cierto pu~toindeterminada la relación entre racionalidad técni-ca y antagonismos estructurales de la sociedad

industrial izada. Uno de sus jueces izquierdistasjoachim Bergmann, sostiene que la idea de unaintegración de ciencia y técnica como primerafuerza productiva en el sistema capitalista tardío esinsostenible, porque las indagaciones contemporá-neas conllevarían la prueba empírica y teórica deque un aprovechamiento óptimo de las fuerzasproductivas disponibles sería imposible bajo lascircunstancias actuales en la sociedad capitalis-ta (23). Otro crítico, Claus Offe, ha señalado queel sistema de las necesidades, el punto obligatoriode partida de toda teoría crítica, incluyendo la deMarcuse, cambia de óptica desde el recinto de laeconomía poi ítica al del psicoanálisis, y que estamudanza tiene lugar porque Marcuse ya no puedelocalizar socio=estructuralrnente el lugar de losantagonismos objetivos existentes como conse-cuencia de la tesis de la integración del proletaria-do mediante manipulación y extensión del consu-mo masivo. La teoría crítica se vería entoncesobligada a asegurar la objetividad de sus enuncia-dos en los terrenos psicológico y antropológico;este cambio de la perspectiva sería el resultadoineludible de un pensamiento que concibe suobjeto como "sociedad industrial o tecnológica" yno como sistema capitalista (tardío). El conflictofundamental no tendría lugar en el antagonismo declases, sino en la contradicción entre la racionali-dad enajenada y las necesidades humanas latentes.Las consecuencias prácticas de una teoría que nopuede señalar los intereses sociales y la estrategiapoi ítica de la sociedad actual serían o la contem-plación resigna tiva o el llamado a la violenciaanómica, la guerra civil permanente y la anarquíainstitucionalizada (24).

Las nuevas posibilidades de la manipulación delas conciencias basadas en las técnicas de persua-ción, en el consumo masivo y en la utilización delos medios de comunicación han conformado unimportante aporte a la estabilidad del "sistemacapitalista tardío", problema al cual Marcuse leatribuye una relevancia decisiva. Sus críticos mar-xistas le han reprochado estereotipadamente una"sobrevaloración" de fenómenos "superestructura-les" por investigar las consecuencias derivadas deaquella manipulación, ya que, según ellos, "el"proletariado, fiel a su heroica misión histórica nopuede ser víctima de un tal manejo; además losfenómenos de la superestructura tienen, obviamen-te, una dignidad ontológica muy inferior, y lapreocupación por ellos testimonia una mentalidad"revisionista" o "burguesa". La posición de Marcu-

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se denota, empero, una cierta diferenciación: noha postulado la probabilidad de una manipulacióntotal, sino ha indicado la dependencia de ésta de lamantención de un elevado bienestar económicopara las masas, que suministre a la lucha por laexistencia la apariencia de una cierta satisfacción yque haga aparecer como superflua la acción revolu-cionaria. Por otra parte, Marcuse ha resaltado laimportancia de estratos y grupos inmunes a lamanipulación de conciencia, como ser los intelec-tuales, los subprivilegiados en los centros metropo-litanos y las masas explotadas en las periferiasmundiales, entre los cuales permanece vigente unsentimiento de repulsa a la sociedad de consumo.

La crítica a Marcuse se basa en una redefinicióndel concepto de pauperización (25). Esta nuevaversión sostiene que la pauperización en la socie-dad industrial moderna no es idéntica con miseriaeconómica creciente, sino que engloba tanto elaspecto económico como la evolución espiritualdel hombre. Se admite que en los centros rnetropo-litanos no ha ocurrido un empeoramiento absolutodel nivel salarial de las masas dependientes; lapauperización consistiría, en cambio, en que lacuota del proletariado en el crecimiento general dela sociedad se habría reducido relativamente,manifestándose en el deterioro gradual de lapersonalidad proletaria. Evidentemente, este con-cepto de una pauperización relativo, medida conrespecto a las posibilidades intrínsecas de laevolución social, corresponde más adecudamente ala realidad que las letanías de los marxistasortodoxos acerca de la explotación salarial de laclase obrera en el régimen capitalista. Marcuse,empero, se ha mostrado escéptico ante la introduc-ción del concepto de la pauperización relativa,señalando que la idea de pauperización (y, porende, la de proletariado en sentido estricto) nopuede separarse de un cierto grado de miseriafísica inmediata (26). La no existencia de unapauperización absoluta y material trae consigo laformación de nuevas capas, de necesidades diferen-tes y de otras imágenes poi íticas, que no puedenser asimiladas sin más a la concepción clásica de"proletariado" o explicadas por medio del recursode la pauperización relativa. Justamente este pro-ceso ha sido, según Marcuse, el que ha generado lasnuevas capas sociales de la sociedad de consumo, alno haberse dado la polarización de clases previstapor Marx, y no haber tenido incidencia la pauperi-zación pronosticada por los clásicos del socialismocientífico. La posible existencia de una pauperiza-

ción relativa -muy difícil de probar empíricamen-te- no puede fundamentar, de todas maneras, larefutación de la tesis marcusiana de la manipula-ción de conciencias; el deterioro de la personalidadpuede, en muchos casos, conducir a una negacióndel orden social existente, pero queda en pie laprobabilidad de que la sociedad industrialavanzada integre a estos "casos rebeldes" y losaparte de la revolución por medio de una elevacióndel consumo masivo, de la gratificación bienaplicada y de doctrinas conservadoras puestas aldía.

Uno de los puntos centrales de toda la teoríacrítica de la Escuela de Franskfurt reside entematizar las repercusiones sociales derivables delhecho de que no han tenido lugar ni la pauperiza-ción absoluta ni la polarización de clases, y queésto ha posibilitado tanto la conformación de unaestructura social diferente de la prevista por losclásicos marxistas como el surgimiento de lastécnicas modernas de manipulación masiva. No esmera casualidad que estos cuestionamientos nohayan sido tratado por el marxismo ortodoxo, yque los marxistas críticos del Occidente europeolos hayan descubierto en parte gracias a losplanteamientos de la Escuela de Frankfurt. Loscríticos marxistas de Marcuse repiten argumentospara salvar la imagen heroica del proletariado y laconcepción del desarrollo tecnológico como unfactor exclusivamente progresivo en la evoluciónhistórica. H.H. Holz, por ejemplo, cree que elmodo de producción de la sociedad industrialexige un nivel creciente en la formación profesio-nal de los trabajadores, nivel que eleva los valorespersonales y las expectativas por el contenido de lavida y que representa, por ende, un contrapeso a lamanipulación de la conciencia (27). La sociologíacrítica y numerosos estudios empíricos, sin ernbar-go, han demostrado que la formación especializaday tecnificada del mundo industrial da comoresultado más bien una destreza técnica muycompetente en un campo de acción estrictamentedelimitado, pero no lleva a desarrollar talentoscríticos, humanistas e interdisciplinarios, los úni-cos que servirían efectivamente para contrarrestarlas posibilidades modernas de manipulación men-tal.

Estas cuestiones, que pertenecen al repertoriode la sociología y psicología social críticas, no son,evidentemente, desconocidas en el mundo socia-lista, pero la visión apologética de los marxistasortodoxos les impide reconocer que también allí

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existen manipulación de conciencia y formaciónprofesional alienante. Una posición crítica, comola de la Escuela de Frankfurt, produciría un(necesario) desencanto en torno al pretendidocarácter positivo y promisorio del progreso mate-rial y a la realidad del campo socialista, por lo quese explica la dureza con que es combatido todoaporte crítico que ponga en duda las verdades yaestablecidas, las que, después de todo, brindan unagran tranquilidad intelectual. Consecuentemente, ya pesar de los esfuerzos teóricos de los últimos cienaños y de la praxis histórica, un representante delmarxismo ortodoxo, en su refutación de Marcuse,sostiene que el sujeto del progreso social sólopuede ser la clase trabajadora que llega a laconciencia de sí misma, es decir, a la conciencia declase, porque únicamente ella se halla en la basedel poder económico y porque exclusivamenteella, como masa organizada en sindicatos y parti-dos, puede adquirir conciencia, opinión y voluntadcríticas (28), =una idea en la que, ciertamente, nocreen los que la proclaman cada día, los dirigentesde los partidos consagrados al marxismo oficialista.

La dureza de estos ataques a Marcuse y a laEscuela de Frankfurt queda algo más esclarecidaen la discusión del marxismo soviético. Se le haimputado a Marcuse el abandono de la exigenciamarxista de la propiedad social en los medios deproducción como criterio decisivo de un sistemasocialista y el haber adoptado el criterio "abstrac-to" del control de dichos medios. Según estaopinión, Marcuse habría postulado una convergen-cia fundamental entre el capitalismo tardío y elsocialismo soviético. Sin menoscabar la importan-cia de la estatización de los medios de producción,Marcuse ha tratado de demostrar que la meraestatización de la propiedad privada representa unmedio para alcanzar un orden social en el cual nosubsista ya la explotación del hombre por elhombre, en el que la autodeterminación de cadaindividuo no sea una frase vacía, en la que hayadesaparecido la predominancia de la ética delprincipio de rendimiento y en la cual los derechoshumanos no resulten letra muerta de las constitu-ciones. Por lo tanto, el control de los mediosestatizados de producción adquiere la categoría deun criterio ineludible para juzgar la calidad de losregímenes socialistas. Es por esta causa que algu-nos pensamientos marcusianos aparecen a los ojosde los marxistas ortodoxos como la quintaesenciade la herejía: "La estatización, la abolición de lapropiedad privada de los medios de producción nosignifica en sí misma una diferencia fundamental sila producción es centralizada y controlada por

encima de la cabeza de la población" (29). En estecaso, Marcuse ha medido la praxis soviética segúnlos parámetros de la teoría marxista original yconstatado el déficit emancipatorio existente.

Sus censores, empero, se atreven a afirmar quela autogestión de los producentes inmediatos y laparticipación generalizada en los asuntos políticosson logros ya alcanzados en el mundo socialista."El desplazamiento de las competencias haciaabajo representa uno de los aspectos elementalesdel desarrollo soviético en los últimos quince años.(...) Este camino largo y penoso ha recorrido laUnión Soviética consecuentemente y sin desviarseun palmo" (30). Aquí es inútil buscar una palabracrítica acerca del conformismo político propagadopor los medios de comunicación, o sobre lasituación en el ámbito del arte y la cultura, o sobrela ética oficialista, esa prédica interminable devalores edificantes y tradicionales. En las obras deestos críticos se reproduce una visión apologética ysin ningún aspecto negativo de la realidad soviéti-ca. Holz, por ejemplo, menciona una sola vez elstalinismo (un así llamado stalinismo, naturalmen-te), para afirmar cínicamente que en ese períodose fomentó la educación completa del ciudadano,la actividad de la iniciativa individual y la transi-ción a la democracia efectiva (31).

En lo que tienen razón sus censores es enmostrar la debilidad y las contradicciones delconcepto de la "gran negación", que Marcuseesboza como alternativa a la sociedad unidimensio-nal. "Una teoría crítica tiene que ofrecer algo másque una negación total y abstracta en el horizontede una alternativa igualmente total, abstracta yutópica; ella debería indicar la dirección de lospróximos pasos. Sólo el camino es concreto ehistórico, aunque sea importante e indispensableque la meta, la alternativa total, no quede olvidadadurante la marcha; para recordarnos ésto Marcuseseguirá siendo significativo y de gran ayuda,aunque no sepa el camino. La Gran Negación tieneun objetivo, sin conocer la ruta" (32). La obra deMarcuse es pobre en pasos intermedios, en media-ciones entre la situación actual y la meta lejana deuna sociedad emancipada. En lugar de proyectaruna estrategia terrenal, Marcuse concibe la nega-ción total, que se pierde en lo utópico e indefini-do. "En lugar de disputar el mundo a sus señoresactuales, Marcuse esboza un segundo mun-do" (33). La discrepancia entre la facticidad nega-tiva del presente y "lo totalmente otro" del reinode la libertad es llenada con desesperanza, la que

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La contribución más seria de Marcuse reside,seguramente, en llamar la atención sobre losaspectos regresivos e inhumanos de la sociedadindustrial avanzada, que en una u otra forma, siguesiendo el paradigma de progreso tanto para capita-listas, socialistas como para tercermundistas (36) yen haber descrito lo intolerable en medio de lasociedad de la abundancia: un mérito no desprecia-ble en una época, que casi ha logrado eliminar laconciencia de la verdadera felicidad. Sus esquema-tisrnos, sus ataques infundados a la democraciarepresentativa (37) y sus alternativas maniqueístas(socialismo o fascismo) se deben, en último térmi-no, a que permanece obligado hacia la teoríamarxista, a pesar de haber criticado con granlucidez la debilidad teórica de algunas de suspresunciones centrales (38).

H.C.F. MANSILLA

puede convertirse en una falsa praxis existencialista oanarquista. Habermas ha señalado que la intenciónde Marcuse es, en realidad, la articulación de loinsoportable en la sociedad actual, y que suscríticos han confundido la articulación de esaexperiencia humana con el análisis concreto delfenómeno que está detrás de ella (34). Marcusemismo ha precisado algo la imagen de la "grannegación", indicando que no se trata de la revueltaahistórica de los fracasados y miserables margina-dos por la sociedad de consumo, y ni siquiera dellevantamiento del Tercer Mundo contra la socie-dad opulenta (aunque todos estos grupos personifi-quen una preparación necesaria para la negación delo existente), sino de la abolición de todas lasformas de alienación por parte de todos los sujetosconscientes (35).

(1) Bibliografías de los escritos de Marcuse y de laliteratura secundaria en torno a su obra se encuentran en:Stefan Breuer, Die Krise der Revolutionstheorie. NegativeVergesellschaftung und Arbeitsmetaphysik bei HerbertMarcuse (La crisis de la teorra de la revolución. Lasocialización negativa y la metaffsica del trabajo enHerbert Marcuse), Frankfurt: Syndikat 1977, pp.294-308; Heinz [ansohn, Herbert Marcuse. Phitoso-phische Grundlagen seiner Gesellschaftskritik (HerbertMarcuse. Fundamentos filosóficos de su critica social),Bonn: Bouvier 1974, pp. 243-251; Martin Iav, TheDialectical Imagination. A History of the FrankfurtSchool and the Institute of Social Research 7923-7950,Boston/Toronto: Little Brown 1973, pp. 355-370; Ro-bert Steigerwald, Herbert Marcuses Dritter Weg (Latercera vla de Herbert Marcuse), Colonia: Pahl-Rugens-tein 1969, pp. 357-362; [urt H. Wolff/Barrington Moore(comps.), The Critical Spirit. Essays in Honour of HerbertMarcuse, Boston: Beacon 1967, pp. 427-433.

(2) Han salido a luz varias exposiciones de la obraconjunta de Herbert Marcuse, que hacen especial referen-cia a su teorra de la unidimensionalidad. Cf. Heinz[ansohn, op cít., pp. 25-89; Jean-Michel Palmier,Présentation d'Herbert Marcuse (Sur Marcuse), Paris:Union général d'éditions 1968, pp. 103-136; Gian EnricoRusconi, La teoría critica delta societá, Bologna: Mulino1968, p. 370 ss; André Vergez , Marcuse , Buenos Aireas:Paidós 1973.

(3) Günter Rohrmoser, Das Elend der kristischenTheorie (La miseria de la teoría critica). Freiburg:Rombach 1970, pp. 64-88; Gerd Klaus Kaltenbrun-ner/Manfred Riedel, Der Denker Herbert Marcuse (Elpensador Herbert Marcuse). en: MERKUR, vol. XXI(1967), Nr. 236, pp. 1078-1090; Lothar Zahn, HerbertMarcuses Apotheose der Negation (La apoteosis de lanegación por Herbert Marcuse). en: PHILOSOPHISCHERUNOSCHAU, vol. 16,Nr.3/4,pp. 167-184.

(4) Michael Hereth, Die totale Befreiung. Bemerkun-

NOTAS

gen zur Spekulation H. Marcuses, (La liberación total.Anotaciones a la especulación de H. Marcuse), en: DIENEUE GESELLSCHAFT, vol. 15 (1968), Nr. 1, pp.3-10; Franz Marek, Perspektiven der Industriegesellschaft.H. Marcuses politisches Weltbild (Perspectivas de lasociedad industrial. La visión polúíca de H. Marcuse), en:WEG UNO ZIEL, vol. 24 (1967), pp. 464-473.

(5) Wolfgang Lipp, Apparat und Gewalt. Uber dasDenken H. Marcuses (Aparato y violencia. Sobre elpensamiento de H. Marcuse), en: SOZIALE WELT, vol.20 (1970). Nr. 3, pp, 274-303; Helmut Holzhev,Psychoonalyse una Gesellschaft. Der Beitrag von H.Marcuse (Psicoanálisis y sociedad. El aporte de H.Marcuse),en: PSYCHE,vol. 1970,Nr.3,pp. 188-206.

(6) Hans Heinz Holz, Utopie und Anarchismus. ZurKritik der Kritischen Theorie Herbert Marcuses (Utopla yanarquismo. Critica de la teoría crítica de H. Marcuse),Colonia: Pahl-Rugenstein 1968, p. 17; Wolfgang FritzHaug, Das Ganze und das ganz Andere. Zur Kritik derreinen revolutioniiren Transzendenz (El todo y lo total-mente diferente. Critica de la pura trascendencia revolu-cionaria), en: Jürgen Habermas (comp.), Antworten aufHerbert Morcuse (respuestas a Herbert Marcuse). Frank-furt: Suhrkamp 1968, p. 53.

(7) Rolf Bauermann/Hans- [ochen Rótescher,Dialektik der Anpassung. Die Aussiihnunq der "KritischenTheorie " mit den imperialistischen Herrschottsverbiiltnis-sen (La dialéctica del acomodo. La reconciliación de la"teorla crítica" con las relaciones imperialistas de domi-nación), Berlin/ROA: Akademie 1972, p. 18 ss.

(8) Herbert Marcuse, El hombre unidimensional. En-sayo sobre la ideología de la sociedad industrial avanzada,México: Mortiz 1970, p. 17.

(9) Joachim Bergmann, Technologische Rationalitiitund spiitkapitalistiche Okonomle (Racionalidad tecnológi-ca y econom ía capitalista tard ía), en: J. Habermas(comp.), op. cit., p. 91.

(10) Holz , op. cit., p. 17 s.

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(11) Cf. Paul Mattick, Kritik on Herbert Morcuse. Derelndimensionole Mensch in der Klossengesellschoft (Críti-ca a Herbert Marcuse. El hombre unidimensional en lasociedad de clases), Frankfurt: EVA 1969, passim; RobertSteigerwald, op. clt., p. 302 ss.

(12) [ürgen Haberrnas, Technik und Wissenschoft als"tdeoloqte" (Técnica y ciencia como "ideología"), Frank-furt: Suhrkamp 1968, p. 92.

(13) H. Marcuse, op. clt., p. 175.(14) Habermas, ibid., p. 99.(15) La racionalidad técnica en cuanto dominante en

los sistemas sociales conforma un teorema propuestoprimeramente por Mox Weber. Cf. la crítica a Marcuse acausa de una dependencia del pensamiento weberiano:András Gedo, Diolektik der Negotion oder Negotion derDiolektik (Dialéctica de la negación o negación de ladialéctica), en: Die "Franskturter Schule " im Lichte desMorxismus (La "Escuela de Frankfurt" a la luz delmarxismo), Frankfurt: VMB 1970, pp. 12-17; GertraudKorf, Ausbruch ous dem "Gehduse der Horiqkelt"? Kritikder Kutturtheorlen Mox webers und Herbert Morcuses(¿ Escape del "recinto de la servidumbre"? Crítica a lasteorías culturales de Max Weber y Herbert Marcuse),Berlin/ROA: Akademie 1971, passim

(16) Marcuse, op. cit., p. 183. Sobre la reconciliaciónentre logos y «ros of. Helmut Holzhev , op. cit.; LucienGoldmann, Dos Denken Herbert Morcuses (El pensamien-to de H. Marcuse), en: SOZIALE WELT, vol. 20 (1970),Nr. 3, pp. 257-273.

(17) N. Motrosilova/I. SamoSkin, Morcuses Utopieder Antigesellcshoft (La utopía marcusiana de laantisociedad), Berlin/ROA 1971. Cf. críticas no ortodo-xas: S. Breuer, op. clt., 203-239; Michael Hereth, op.cit., p. 3 ss; F. Marek, op. clt., p. 464 ss.

(18) Claus Offe, Technlk und Eindtmenstonatttat. EineVersion der Technohratiethese ? (Técnica y unidlmensio-nalidad. ¿ Una versión de tesis tecnocrática?), en: J.Habermas (comp.), op. cit., p. 74.

(19) Ibid., p. 81. Sobre el origen de la teoría "tecnicis-ta" de la sociedad y la influencia de Max Weber, Freyer ySchelsky cf. Wolfgang Lipp, op, cit., p. 281 s.

(20) H. Marcuse, Befreiung van der Uberflussge-sellschoft (Liberación de la sociedad de la abundancia),en: KURSBUCH nr.16 (marzo 1969),p.189.

(21) J.Habermas, Technik ... ,op.cit.,pp. 74-79.(22) Ibid., p. 79. Sobre el complejo tecnología/fuerza

de trabajo/fuerza productiva cf. Hans-Oieter Bahr, Kritikder "politischen Technotoqie". Eine Auseinondersetzungmit Herbert Morcuse und jürgen Hobermos (Crítica de la"tecnología poi ítica". Una disputa con Herbert Marcuse yJürgen Habermas), Frankfurt: EVA 1970; JürgenRitsert/Claus Rolshausen, Der Konservatlvtsmus derkrltischen Theorie (El conservatismo de la teoría crítica),Frankfurt: EVA 1971; S. Breuer, op. cit., p. 174 ss;Hans-Georg Backhaus, Moteriolien zur Rekonstruktionder Morxschen Werttheorie (Materiales para la reconstruc-ción de la teoría marxista del valor), en GESELL-

ISCHAFT, vol. 1 (1974), pp. 52-78, Y vol. 1 (1975),pp. 122-160.

(231 J. Bergmann, op. cit., p. 95 s.(24 C. Offe, op. cit., p. 78. Sobre las consecuencias

praetícas de la teoría marcusiana cf. W. Lipp, op. cit.,pp. 293-303; M. Hereth, op. cit., p. 8; L. Zahn, op.cit., pp. 180-184; Eliseo Vivas, Contra Morcuse, Buenos Ai-res: Paidós 1973, passim.

(25) La elaboración marxista más sofisticada del con-cepto se debe a Werner Hofmann, Verelendung (Pauperi-zación), en: Folgen einer Theorie. Essoys uber "DosKopi-tal" von Korl Morx (Consecuencias de una teoría. Ensayossobre "El Capital" de Karl Marx), Frankfurt: Suhrkamp1967, p. 27 ss.

(26) H. Marcuse, Orgonisotionsfroge un revotutiondresSubjekt (Cuestiones de organización y sujeto revoluciona-rio), en: Marcuse, Zeit-Messungen (Mediciones del tiem-po), Frankfurt: Suhrkamp, 1975, p.57.

(27) H.H. Holz , op. cit., p. 88.(28) Ibid., p. 121.(29) H. Marcuse, Die Gesetlschattslehre des

sowjetischen Morxismus (La teoría social del marxismosoviético); Neuwied: Luchterhand 1964, p. 89 s.

(30) Holz, op. cit., p. 108, 110. En la misma direc-ción: R. Steigerwald, op. cit. p. 252 ss.

(31) Holz, ibid., p. 110.(32) Ibid., p. 68.(33) W.F. Haug, op. cit., p. 63. Este aspecto ha sido

destacado también por: Jindrich Filepeo, Die Sockgosseund der Wegder Theorle zur Wirklichkeit (El callejón sinsalida y el camino de la teoría a la realidad), en: Die"Frankfurter Schule••..., op, cit., p. 112 ss; H. Jansohn,op. clt., p. 169 ss.

(34) J. Habermas, Zum Geleit [Introduccíón}, en:Habermas (comp.), Antworten ouf Herbert Morcuse, op,cit., p. 14.

(35) H. Marcuse, Ziele, Formen und Aussichten derStudentenopposition (Metas, formas y perspectivas de laoposición estudiantil), en: DAS ARGUMENT, vol. 1967,Nr. 5/6, c. 45, p.406.

(36) Cf. W.R. Beyer, Die Sünden der FronkfurterSchule (Los pecados de la Escuela de Frankfurt),Berlin/ROA: Akademie 1971.

(37) H. Marcuse, Die Linke ongesíchts der Konterrevo-lution (Las izquierdas frente a la contrarrevolución, en:Marcuse, Konterrevolution und Revolte (Contrarrevolu-ción y revuelta), Frankfurt: Suhrkamp 1973, p. 67.

(38) Marcuse, Natur und Revolution (Naturaleza yrevoluclén}, en: ibid., p. 76; su profesión de fe marxista apesar de todo, en: Marcuse, Orgonisotionsfroge ... , op. cit.,p.59.