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" Había una vez un principito que habitaba un planeta apenas más grande que él y que tenía necesidad de un amigo.." El principito , de Antoine de Saint-Exupéry º

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" Había una vez un principito que habitaba un planeta apenas más grande que él y que tenía necesidad de un amigo.."

El principito, de Antoine de Saint-Exupéry

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Otro beso. Luego Babi se incorpora apoyándose en

los brazos. Lo mira, está bajo ella. Sus ojos ahora en

calma la miran fijamente. Su piel es de color ébano,

lisa y suave. Su pelo corto no teme ensuciarse. Parece

pertenecer a aquella playa, tumbado en ella, con los

brazos extendidos, dueño de la arena, de todo. Step,

sonriendo, la atrae hacia él, dueño también de ella,

acogiéndola con un beso más largo y profundo. La

abraza estrechamente, respirando su dulce saber. Ella

se abandona, transportada por aquella fuerza, y, en

ese momento, comprende que hasta entonces no había

besado a nadie de verdad.

Tres metros sobre el cielo de Federico Moccia .

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Lo mismo que la generosidad de este pueblo

hacia los extranjeros no tiene límites, su venganza

es terrible cuando se le traiciona.

Un día de cólera, de Arturo Pérez Reverte

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…Cuanto estás mal, cuando lo ves todo negro, cuando no tienes futuro, cuando no tienes nada que perder, cuando... cada instante es un peso enorme, insostenible. Y resoplas todo el tiempo. Y querrías liberarte como sea. De cualquier forma. De la más simple, de la más cobarde, sin dejar de nuevo para mañana este pensamiento: "Ella no está." Ya no está. Y entonces, simplemente querrías no estar tampoco tú. Desaparecer… Tengo ganas de ti de Federico Moccia

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Una semana antes de cumplir los catorce, noté algo raro que me bajaba desde la entrepierna. Me sentí tonta. No tenía la menor idea de que era la regla. Después el innombrable inauguró cien pantanos y otros cien, y siguió pasando el tiempo. Me acosté por primera vez con un señor el 1 de Mayo de 1971. Yo con casi veinte años estaba muerta de miedo. "No vamos a hacer el amor -me dijo-, vamos a juntar los pelos". Desde aquella tarde que junté los pelo por primera vez, la regla me falló solo tres veces. Más respeto que soy tu madre, de Hernán Casciari.

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Cada vez que las fuerzas parecían abandonarlo, Ulises se aferraba al velo y

se dejaba arrastrar por la corriente. Al alba del tercer día, cuando la isla de Esqueria ya estaba a la vista el héroe

estaba a punto de ceder a la fuerza de las olas... pero la diosa Atenea, que velaba por él, decidió guiar la corriente hacía la

isla de los feacios. El mar, que con su furia lo había

atormentado, ahora lo estaba salvando: Las aguas lo levantaron y lo empujaron adelante, hasta que Ulises sintió bajo él

la superficie rugosa de un escollo.

Las Aventuras de Ulises, de Rosemary Sutcliff

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Mi padre es el mejor jardinero de la localidad. El mundo de la jardinería le apasiona, le vuelve loco. Aunque yo también creo que trabajar en el jardín tiene su gracia. Pero no se lo digo añadí, porque mis amigos consideran que la jardinería es cosa de tontos. Papá siempre compite por ganar el concurso anual de jardinería. Nuestro vecino suele conseguir el primer puesto, pero el año pasado papá y yo obtuvimos el lazo azul por nuestro tomate. Eso no le hizo ninguna gracia pero...

La venganza de los gnomos, de R. L. Stine

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… Tienden a ser gruesos de vientre; visten de colores

brillantes (sobre todo verde y amarillo); no usan zapatos,

porque en los pies tienen suelas naturales de piel y un

pelo espeso y tibio de color castaño, como el que les crece

en las cabezas (que es rizado); los dedos son largos,

mañosos y morenos, los rostros afables, y se ríen con

profundas jugosas risas (especialmente después de

cenar, lo que hacen dos veces al día, cuando pueden).

Ahora sabéis lo suficiente como para continuar el

relato…

El Hobbit J.R.R Tolkien

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…-¡Miren! -dijo Anderson, señalándolo. A la luz de la vela ahora se podía ver un desvaído grafiti: siete letras mayúsculas garabateadas en el muro del fondo. VITRIOL -Extraña palabra -dijo Sato mientras la luz de la vela proyectaba la silueta de la calavera sobre las letras. -En realidad se trata de un acrónimo -dijo Langdon-. Está escrito en la pared trasera de muchas cámaras de reflexión a modo de abreviación del mantra meditativo de los masones: "Visita interiora terrae, rectificando invenies occultum lapidem." Sato se lo quedó mirando, casi impresionada. .¿Y eso qué quiere decir? -"Visita el interior de la Tierra y, al rectificar, encontrarás la piedra oculta."… El símbolo perdido de Dan Brown

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El Quijote de Miguel de Cervantes

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- Podías haber significado

un millón de dólares

diarios -añadió-. Pero, en

el fondo, creo que no

hubieras servido... ¡ Salta!

-ordenó. Y Nadia saltó.

Ébano, de Alberto Vázquez Figueroa

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..." No esperan nada, no cambian nada, no aconsejan, no pueden mentir ni destrozarte la vida, pero a veces su figura ya olvidada se vuelve poderosa. Aquella tarde tú, Ramón Fortuna, a quien no conocía, me devolviste unos cuantos recuerdos borrados, ahora son brillantes y nítidos como esta misma tarde. Los muertos nos acompañan, nos ven andar ahora al mismo paso, te ven a ti, cómo te recuperas del que pudo ser tu destino, me ven a mí, adivinando a tientas el mío, ¿es que no los oyes? Son los ecos que nos llegan desde el otro barrio." El otro barrio, de Elvira Lindo

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Y sin darle tiempo al pánico se liberó de la materia turbia que le impedía vivir. Le confesó que no tenía un instante sin pensar en ella, que cuanto comía y bebía tenía el sabor de ella, que la vida era ella a toda hora y en todas partes, como sólo Dios tenía el derecho y el poder de serlo, y que el gozo supremo de su corazón sería morirse con ella. Siguió hablándole sin mirarla, con la misma fluidez y el calor con que recitaba, hasta que tuvo la impresión de que Sierva María se había dormido. Pero estaba despierta, fijos en él sus ojos de cierva azorada. Apenas se atrevió a preguntar: “¿Y ahora? “ “Ahora nada”, dijo él. “Me basta con que lo sepas” Del amor y otros demonios , de Gabriel García Márquez

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-Dejadme concluir –repuso

tranquilamente-. He examinado la

cuestión bajo todos sus aspectos, la he

abordado resueltamente, y de mis cálculos

indiscutibles resulta que todo proyectil

dotado de una velocidad inicial de doce

mil yardas por segundo, y dirigido hacia

la Luna, llegará necesariamente a ella.

Tengo, pues distinguidos y bravos

colegas, el honor de proponeros que

intentemos este pequeño experimento.

De la Tierra a la Luna, de Julio Verne

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Los largos mechones de pelo de

Mallory estaban atados a la

cabecera de latón y ella tenía

la cara muy roja pero lo

extraño era el dibujo que

formaban los moratones que

presentaba el brazo de

Mallory.

Crónicas de Spiderwick 1: El libro mágico, de Tony Di Terlizzi y

Holly Black .

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- ¿Me quieres? - No lo sé...

- Tita, respóndame. - Le he dicho que no lo sé,

déjeme pensarlo... - ¿Cómo va a pensarlo? El

amor no se piensa, se siente o no se siente.

Como agua para chocolate de Laura Esquivel

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¡No! Cleopatra no es que fuera una gran cosa- era un poco bajita y gorda- pero era muy espabilada. Hablaba nueve idiomas y escribió libros e hizo a su país rico. Pero sobre todo se las arregló para sobrevivir a su familia, pues ¡eran terriblemente famosos por la manera en que se mataban entre ellos! Cleopatra y su serpiente de Margaret Simpson.

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… Bombardear o no bombardear... ¡He aquí la cuestión! Un avión cargado de bombas se aproxima al Palacio Real de Madrid. Lo pilota uno de los mejores aviadores del mundo, y su objetivo es matar al rey de España. El piloto, al soltar su carga mortal, gritará simbólicamente: “¡Muera la monarquía! ¡Viva la república española!”, aunque sepa que nadie lo oirá, aparte de su fiel copiloto. El avión pica el morro al divisar el objetivo. La mano junto al disparador se inquieta, restriega por instinto la palma contra la tela de la pernera. Diez segundos, nueve... Blanco fijado... Ocho, siete, seis... Sin el rey, todo será más fácil... Cinco, cuatro...

Cielo abajo de Fernando Marías

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-No tengas miedo-le susurré-.Somos como una sola persona. De pronto me abrumó la realidad de mis palabras.Ese momento era tan perfecto, tan auténtico. No dejaba lugar a dudas. Me rodeó con los brazos, me estrechó contra él y hasta la última de mis terminaciones nerviosas cobró vida propia. -Para siempre- concluyo él. Amanecer, de Stephenie Meyer

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